Cine de guerras, zombis, demonios y disparates
La primera película de mezcla de elementos fantásticos de terror y fábula bélica de la Segunda Guerra Mundial que me viene a la memoria es El rey de los zombis, dirigida por Jean Yarbrough en 1941. Se trata de una típica producción de serie B muy modesta de la compañía Monogram, instalada en lo que en el sistema de estudios de Hollywood se denominaba Calle Miseria. Un accidente aéreo lleva a los protagonistas a una remota isla del Caribe donde encuentran a un científico pirado empeñado en hacer de los zombis tratados con un rito vudú espías de las potencias del eje Berlín-Roma-Tokio.
Después han sido muchas las películas que han buscado darle otra vuelta de tuerca fantástica al género bélico, como Terror en las aguas, película de 1977 que costó solo 200 000 dólares bajo la dirección de Ken Wiederhorn, y protagonizada por Peter Cushing y John Carradine, en torno a un científico nazi que ha convertido a un puñado de soldados en zombis. Más misteriosa pretende ser Horrors of War, dirigida en 2006 por Peter John Ross y John Whitney con un presupuesto de 300 000 dólares en torno a la investigación que llevan a cabo unos agentes aliados de unas siniestras armas secretas desatadas por Hitler para atemorizar al enemigo. La película de animación Primer escuadrón, coproducción de Rusia, Canadá y Japón de 2009 que se localiza en los primeros años de la invasión alemana de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, donde un grupo de adolescentes soviéticos con poderes especiales son reclutados para parar a las hordas de Hitler, que pretenden lanzar una tropa de zombis compuesta por cruzados del siglo XII revividos contra los rusos. Bloodrayne: the Third Reich, rodada en Croacia en 2011 con un presupuesto de 10 000 dólares por el inefable Uwe Böll pone a la vampira protagonista del videojuego a luchar contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. War of the Dead, también de 2011, sigue los pasos de un grupo de soldados norteamericanos y finlandeses que descubren un secreto con sorpresa zombi en lo más profundo de un bosque ruso. Un millón de dólares de presupuesto les sobra para meternos en el lío. Zombi Massacre 2: Reich of the Dead, dirigida por Luca Boni y Marco Ristori en 2015 con tan solo un millón de dólares pone a un grupo de soldados norteamericanos a luchar contra zombis creados por los nazis utilizando prisioneros de campos de concentración.
Nazis más viajeros son los de Iron Sky, que Timo Vuorensola dirigió en 2012, y que sitúa a los nazis derrotados en la Segunda Guerra Mundial en la cara oculta de la Luna, desde donde planean lanzar un nuevo ataque contra la Tierra. Divertida gamberrada (la película, no el plan de los nazis). Y para no ser menos, Nazis en el centro de la Tierra, dirigida por Joseph J. Lawson en ese mismo año traslada el resurgir de las tropas de Hitler bajo la Antártida, donde habitan un continente subterráneo. El ejército de Frankenstein, dirigida en 2013 por Richard Raaphorst, se inclina más por el territorio argumental de Hellboy y la ciencia ficción steam punk retrofuturista con pinceladas muy gores, situando su argumento en el final de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que un grupo de soldados rusos del frente del Este tropiezan con un laboratorio de aberrantes experimentos secretos nazis para crear un ejército de monstruos capaz de frenar la caída de Hitler.
Las criaturas de la noche, vampiros y demás, están también del lado de los nazis, primero en la producción alemana Iron Nazi Vampyr, de 2008, que se desenvuelve aceptablemente como comedia de terror, sin duda mejor que la muy floja pero curiosa en su propuesta argumental Hombres lobo del Tercer Reich, dirigida por Andrew Jones en 2017, en la que el tristemente célebre doctor Mengele ha conseguido crear con sus experimentos una tropa de licántropos nazis.
Pero no todo es terror en esta galería de disparates. Importante no olvidar Zone Troopers, de 1985. El director era Danny Bilson, los protagonistas eran Tim Thomerson, Timothy Van Patten y Art LaFleur y la acción transcurría en Italia durante la Segunda Guerra Mundial donde se estrella una nave alienígena. Los alemanes capturan a uno de sus tripulantes, que es rescatado por un grupo de soldados americanos de los que se hace amiguete y a los que ayuda a combatir a los nazis.
¡Chúpate este encuentro en la tercera fase Spielberg…!
THE BUNKER
2001; Reino Unido; Color; Director: Rob Green; Guion: Clive Dawson; Música: Russell Currie; Fotografía: John Pardue; Intérpretes: Jason Flemyng, Andrew Tiernan, Christopher Fairbank, Simon Kunz, Andrew Lee Potts, John Carlisle, Eddie Marsan, Jack Davenport, Charley Boorman, Nicholas Hamnett, Peter McNeil O’Connor, Josh Cole, Iain McKee, Nicholas Rutherford, Simon D’Arcy, Kevin O’Donohoe, Douglas Blackwell, Julia Braams, Daniel Flynn, Stuart Mager, Susan Westerby; Duración: 95 minutos.
El mal sobrenatural espera a un grupo de granaderos Panzer alemanes que en 1944 son emboscados por tropas aliadas y acaban en un búnker donde un terror que supera los horrores de la Segunda Guerra Mundial se agazapa buscando nuevas víctimas. Los pasillos del búnker, lejos de ser un refugio, se convierten en una trampa, mientras una ominosa presencia empieza a insinuarse en las mentes de los soldados alemanes. Concebida como una especie de variante de la fórmula de equipo atrapado en un espacio cerrado, el búnker recuerda a la nave Nostromo de Alien, salvo que aquí el cruce de géneros es el de cine bélico con intriga y terror, que es el tema que nos ocupa en esta entrega de “Cartelmanía”. Ambas propuestas explotan la claustrofobia como clave esencial de su premisa, que es más interesante en su punto de partida y hasta la mitad de su desarrollo, pero no consigue ser fiel a su interesante arranque argumental cuando finalmente decide resolver el misterio de la amenaza. Con todo es una rareza curiosa, para coleccionistas de lo macabro, la hibridación de géneros y tiene su mejor baza en el reparto, integrándose en la tradición de
