PAPA FRANCISCO ¿OCULISTA?
En 1999, Jorge Mario Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires (Argentina), entraba a formar parte del The Rotary Club, organización internacional, fundada en 1905 por el abogado estadounidense Paul Percy Harris. Esta está formada por grandes personalidades de diversos y muy diferentes campos (empresarios, artistas, políticos…), y cuya función sería la de mejorar la calidad de las comunidades mediante servicios humanitarios, con la intención de potenciar los actos de buena voluntad y paz.
Pero este club no había sido visto con buenos ojos allá por 1928. No en vano, fue acusada de ser un grupo satánico por un obispo y, un año más tarde, otros miembros de la Iglesia católica opinaron que no era correcto su metodología de servicio a la sociedad sin una base religiosa cristiana. Esto llevó a que, ya en 1929, se considerara, a través de un primer decreto, poco beneficioso que los sacerdotes formasen parte del club, ya fuera como invitado o miembro.
Con un período de tranquilidad que se inició en 1933 en el que miembros de la Iglesia participaban, bajo permiso del Vaticano, en las reuniones de The Rotary, en 1951, Pío XII creó un decreto que prohibía rotundamente toda implicación con este. Pero todo quedó en el pasado.
Alrededor de nueve mil miembros de se concentraron el treinta de abril de 2016 en la Plaza de San Pedro para la Audiencia del Jubileo, invitados por el Papa, y, aprovechando la ocasión, la organización
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