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El Evangelio según Pablo: Abrazando las Buenas Nuevas en el corazón de las enseñanzas de Pablo
El Evangelio según Pablo: Abrazando las Buenas Nuevas en el corazón de las enseñanzas de Pablo
El Evangelio según Pablo: Abrazando las Buenas Nuevas en el corazón de las enseñanzas de Pablo
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El Evangelio según Pablo: Abrazando las Buenas Nuevas en el corazón de las enseñanzas de Pablo

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About this ebook

De la pluma de John MacArthur, notable expositor y maestro de Biblia, una exploración reveladora sobre lo que el apóstol Pablo pensaba realmente acerca de las Buenas Nuevas de Jesús.

El apóstol Pablo escribió una serie de pasajes breves centrados en sus cartas a la Iglesia primitiva, que resumen el mensaje del Evangelio en pocas palabras muy bien escogidas. Cada uno de estos textos clave tiene un énfasis único que destaca aspectos esenciales de las Buenas Nuevas. Los capítulos de este nuevo libro revelador examinan vitales textos de sus epístolas, versículo a versículo.

John MacArthur, anfitrión del popular ministerio Gracia a Vosotros, Presidente del The Master’s College and Seminary y pastor en la Iglesia Comunitaria Grace, responde a las siguientes preguntas: ¿qué es el Evangelio? ¿Cuáles son los elementos esenciales de su mensaje? ¿Cómo podemos estar seguros de haberlo entendido correctamente?, y ¿cómo debemos los cristianos proclamar al mundo esas Buenas Nuevas?

Como siempre, las respuestas que John MacArthur presenta son claras, persuasivas, bien razonadas, fáciles de comprender y, sobre todo, totalmente bíblicas. Este libro está escrito en un estilo de fácil acceso para personas laicas, incluyendo aquellas con poco conocimiento acerca de la Biblia, al mismo tiempo tiene un gran valor para pastores veteranos y ministros con experiencia.

LanguageEspañol
PublisherThomas Nelson
Release dateApr 4, 2017
ISBN9780718086503
El Evangelio según Pablo: Abrazando las Buenas Nuevas en el corazón de las enseñanzas de Pablo
Author

John F. MacArthur

Dr. John MacArthur es un reconocido líder cristiano a nivel internacional. Es pastor y maestro de Grace Community Church en Sun Valley, California. Siguiendo los pasos de su padre, el doctor Jack MacArthur, John representa cinco generaciones consecutivas de pastores en su familia. El doctor MacArthur también es presidente de The Master’s College and Seminary y se le escucha diariamente en «Gracia a Vosotros», una transmisión radial distribuida a nivel internacional. Él ha escrito y editado muchos libros, incluyendo el ganador del premio Medallón de Oro, La Biblia de Estudio MacArthur. Una de sus obras recientes es Jesús al descubierto.

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    El Evangelio según Pablo - John F. MacArthur

    ELOGIOS PARA EL EVANGELIO SEGÚN PABLO

    «Hace veinte años, el doctor John MacArthur hizo sonar una alarma advirtiendo de que nada menos que la pérdida del evangelio estaba en juego. En El evangelio según Jesucristo, MacArthur llamó proféticamente a la iglesia a la afirmación del evangelio tal como fue predicado por Cristo. En la actualidad, al enfrentarnos a una nueva crisis en el cristianismo evangélico, MacArthur deja las cosas claras de nuevo con El evangelio según Pablo. Este es el libro adecuado escrito por el autor adecuado y para el tiempo adecuado. Insto a todo cristiano evangélico a leer este libro».

    —R. Albert Mohler, Jr., presidente del Southern Baptist Theological Seminary

    «En este tiempo actual de oscuridad espiritual, el evangelio de Jesucristo está bajo ataque desde todos los flancos. John MacArthur, tras haber hecho en su propio púlpito una exégesis y una exposición de las trece Epístolas del apóstol Pablo con profundidad y precisión, es el hombre adecuado para documentar y defender el mensaje salvador de Jesucristo. Este libro teológicamente abundante, El evangelio según Pablo, se necesita desesperadamente y es entregado ahora a la iglesia con sumo cuidado. Aquí tenemos una obra que toda persona debe leer, sea cristiana o no».

    —Steven J. Lawson, OnePassion Ministries, Dallas, Texas

    «Tras la estela de voces alarmistas que dicen que fundamentalmente hemos entendido mal a Pablo, la iglesia necesita desesperadamente material nuevo sobre el apóstol y la comprensión que él tenía del evangelio. No puedo pensar en nadie mejor para proporcionar este material que John MacArthur. Edificante y ciertamente lleno de temas cruciales del evangelio que todo cristiano debería conocer. Me emociona que, una vez más, el doctor MacArthur nos haya dado un libro oportuno y muy necesario».

    —Derek W. H. Thomas, ministro principal, First Presbyterian Church, Columbia, Carolina del Sur; profesor Robert String de Teología sistemática y pastoral; miembro del Ministerio Ligonier de Atlanta

    «No necesitamos una nueva perspectiva sobre Pablo; necesitamos una nueva perspectiva bíblica. El doctor MacArthur, como siempre, la proporciona».

    —Todd Friel, presentador de radio

    «Nada es más importante que nuestra comprensión del evangelio. Debe ser entendido correctamente y comunicado con claridad. John MacArthur ha hecho de eso la pasión de su vida. Tras haber ayudado a una generación a alejarse de diversos ataques heréticos al evangelio, ahora aporta una expresión clara y vibrante de la doctrina de la salvación desarrollando de modo penetrante las palabras inspiradas del apóstol Pablo. El evangelio según Pablo es una expresión bienvenida y necesaria de las verdades atemporales reunidas en el evangelio de la gracia. Estas perspectivas de la vida y la enseñanza del apóstol Pablo sin duda enriquecerán su fe y fortalecerán su comprensión de esta doctrina fundamental del Nuevo Testamento».

    —El doctor Mike Fabarez, pastor de Compass Bible Church, Aliso Viejo, California; presentador de Focal Point Radio

    © 2017 por Grupo Nelson

    Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.

    Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson.

    www.gruponelson.com

    Título en inglés: The Gospel According to Paul

    © 2017 por John MacArthur

    Publicado por Thomas Nelson

    Editado por Phillip R. Johnson

    Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro—, excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.

    Los sitios web, números telefónicos y datos de compañías y productos mencionados en este libro se ofrecen solo como un recurso para el lector. De ninguna manera representan ni implican aprobación ni respaldo de parte de Grupo Nelson, ni responde la editorial por la existencia, el contenido o los servicios de estos sitios, números, compañías o productos más allá de la vida de este libro.

    A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.

    Las citas bíblicas marcadas «NTV» son de la Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © 2010 por Tyndale House Foundation. Usada con permiso.

    Las citas bíblicas marcadas «RVA» son de la Santa Biblia, Reina-Valera Antigua, 1569 por Casiodoro de Reina, revisada 1602 por Cipriano de Valera.

    Las citas bíblicas marcadas «LBLA» son de La Biblia de las Americas®, © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usada con permiso.

    Se han añadido los cursivos en las citas bíblicas para énfasis.

    Editora en Jefe: Graciela Lelli

    Traducción: Belmonte Traductores

    Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno Inc.

    Epub Edition February 2017 ISBN 9780718086503

    ISBN: 978-0-71808-648-0

    Impreso en Estados Unidos de América

    17  18  19  20  21  DCI  9  8  7  6  5  4  3  2  1

    Tengo la bendición de tener el apoyo incondicional de un fuerte equipo de voluntarios que dedican su tiempo y trabajo cada semana al ministerio de Gracia a Vosotros. Trabajan sin recibir ningún salario terrenal (y poco reconocimiento); pero el Señor a quien sirven tiene un historial de su fidelidad y sé que Él los recompensará abundantemente (Colosenses 3.23, 24). Mientras tanto, estos queridos amigos aportan una firme energía y entusiasmo a nuestro ministerio, y son una fuente de aliento perpetuo y profundo gozo para mí personalmente. Su amor obvio por mí y por el ministerio que compartimos lo iguala su notable productividad. A ellos, incluidos muchos exmiembros del equipo que ya han partido a la gloria, dedico este libro.

    CONTENIDO

    Introducción

    Capítulo 1: Cosas de primera importancia

    Ningún otro evangelio

    Una biografía abreviada de Pablo

    Asuntos de primera importancia

    «El evangelio que os he predicado»

    El problema en Corinto

    Expiación

    Sepultura

    Resurrección

    Prueba

    Capítulo 2: Primero, las malas noticias

    El veredicto de culpa universal

    Pruebas del Antiguo Testamento

    La lectura de cargos

    Formulación de cargos

    El veredicto

    Capítulo 3: ¿Cómo se justifica una persona delante de Dios?

    La perplejidad de Job

    El dilema humano

    Entonces ¿quién podrá ser salvo?

    Ningún mérito propio

    Capítulo 4: Sola fide

    «No por obras de justicia»

    Justos por la fe

    La justificación demuestra la justicia de Dios

    La justificación magnifica la gracia de Dios

    La justificación reivindica la justicia de Dios

    La justificación sostiene la ley de Dios

    Capítulo 5: El gran intercambio

    La ofensa de la cruz

    Un pasaje clave sobre la sustitución penal

    La voluntad de Dios

    La palabra de la reconciliación

    La obra de Cristo

    El camino de salvación

    Capítulo 6: Vivos con Cristo

    Hemos sido resucitados de la muerte

    Hemos sido resucitados por gracia

    Hemos sido resucitados por fe

    Hemos sido resucitados con un propósito

    Hemos sido resucitados para buenas obras

    Capítulo 7: Las lecciones de la gracia

    Legalismo: La estupidez del fariseísmo

    Antinomianismo: El error dominante del presente siglo

    La gracia y la ley no son adversarias

    Gracia y buenas obras

    Una lección del pasado: La salvación vino mediante la gracia, no mediante la ley

    Una lección del presente: La gracia suscita celo, no apatía

    Una lección sobre el futuro: Podemos vivir con esperanza, no en temor

    Epílogo: El testimonio de Pablo

    Reconocimientos

    Apéndice 1: En defensa de la expiación sustitutoria

    La búsqueda de una divinidad manejable

    Redefinición de la expiación

    Reempaquetado del socinianismo

    La doctrina bíblica de la expiación sustitutoria

    La batalla por la expiación

    ¿Evangelicalismo? Difícilmente

    Apéndice 2: Cristo murió por Dios

    La muerte de Cristo fue un sacrificio para Dios

    La muerte de Cristo fue una sumisión a Dios

    La muerte de Cristo fue una sustitución ofrecida a Dios

    La muerte de Cristo satisfizo a Dios

    La muerte de Cristo fue nuestra salvación para Dios

    La muerte de Cristo fue el medio de nuestra condición de hijos ante Dios

    Apéndice 3: La razón de todo

    Apéndice 4: El glorioso evangelio de Pablo; adaptado de sermones de C. H. Spurgeon

    El Salvador

    El pecador

    La salvación

    La palabra

    Glosario

    Notas

    Índice

    Índice de Escrituras

    Acerca del autor

    INTRODUCCIÓN

    Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! [...] la comisión me ha sido encomendada.

    —1 CORINTIOS 9.16, 17

    Pablo era único entre los apóstoles. A diferencia del resto de ellos, él nunca pasó tiempo con Cristo durante el ministerio terrenal de nuestro Señor. De hecho, no habría encajado bien en el círculo de los doce discípulos, pues ellos eran en su mayoría galileos corrientes y provincianos y carecían de cualquier credencial espiritual o habilidades académicas. Entre los más conocidos e influyentes de los Doce se incluían pescadores (Pedro, Andrés, Jacobo y Juan); un recaudador de impuestos (Mateo); y un exzelote (Simón): una mezcla de hombres trabajadores y marginados.

    Como contraste, Pablo (o más precisamente Saulo de Tarso, como era conocido en aquellos tiempos) era un rabino muy respetado, con buena educación formal, nacido en el seno de una familia de fariseos y con una amplia y detallada formación en las tradiciones ultraortodoxas de los fariseos. Era increíblemente cosmopolita: ciudadano romano, experimentado viajero, distinguido erudito legal que nació en Tarso; fue educado en Jerusalén a los pies de Gamaliel (Hechos 22.3) y estaba lleno de celo; era un hebreo de hebreos. Él escribió: «Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más» (Filipenses 3.4). Su currículum vitae siempre sobresalía por encima del de cualquier otra persona. Saulo de Tarso nunca perdía en ninguna competición de logros intelectuales o académicos. A este respecto, él destaca en marcado contraste con todos los demás apóstoles.

    El mentor de Saulo, Gamaliel, era sin lugar a dudas el rabino más prestigioso e influyente en la Jerusalén de principios del primer siglo. Gamaliel era nieto del legendario Hillel el Anciano, uno de los rabinos más doctos y citados que hubo jamás. Hechos 5.34 nos dice que Gamaliel era «venerado de todo el pueblo». Claramente, él tenía una influencia tremenda entre el Sanedrín (vv. 34–30). Ese Consejo, formado por setenta y un sacerdotes y eruditos de élite, era el tribunal de asuntos religiosos más elevado y más dominante del judaísmo. Como grupo, el Sanedrín de la época de Pablo y Jesús era notoriamente corrupto y con frecuencia estaba motivado por mero interés político, pero Gamaliel destaca, incluso en la narrativa del Nuevo Testamento, como un hombre docto, pacífico, cauto y básicamente honorable. La Mishná, un registro de la tradición oral hebrea escrito a principios del tercer siglo, se refiere a él como «Gamaliel el Anciano» y lo cita numerosas veces. Así es como lo conmemora la Mishná: «Cuando Rabban Gamaliel el Anciano murió, la gloria de la Ley cesó y murieron la pureza y la abstinencia».¹ En todo el mundo no había un erudito hebreo más venerado, y Saulo de Tarso recibió formación a sus pies; por lo tanto, las credenciales académicas del apóstol eran impresionantes en todos los aspectos.

    Antes de su famoso encuentro con el Jesús resucitado en el camino de Damasco, Saulo de Tarso despreciaba cualquier desafío a las tradiciones de los fariseos. Cuando lo encontramos por primera vez en las Escrituras, él es «un joven» (Hechos 7.58) profundamente reacio a Cristo y tan hostil a la fe de los seguidores de Jesús, que preside el apedreamiento del primer mártir cristiano: Esteban. Al dar su testimonio años después, Pablo confesó:

    Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. (Hechos 26.10, 11)

    El hecho de que él tuviera voto en tales asuntos sugiere que era un miembro del Sanedrín o era parte de un tribunal designado por ellos para juzgar a los disidentes religiosos. En raras ocasiones se designaba a hombres jóvenes para tales posiciones, pero Pablo era claramente un erudito precoz que destacaba en su generación como celoso activista, trabajador preparado, dotado administrador y duro esbirro. (Probablemente él era también un hábil político).

    Sin embargo, después de su dramática conversión en el camino de Damasco, Pablo fue un tipo de hombre completamente distinto. Rechazaba cualquier pretensión de superioridad; abominaba la idea de que la sabiduría humana pudiera añadir algo de valor a la predicación del evangelio. Se oponía enfáticamente a cualquier sugerencia de que la elocuencia y la erudición pudieran mejorar el poder inherente del evangelio; por tanto, se esforzó mucho por no subrayar sus propios logros intelectuales y académicos, y menos aún minar inconscientemente la simplicidad del mensaje evangelístico. A la iglesia en Corinto escribió:

    Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. (1 Corintios 2.1–5)

    En Filipenses 3.5, 6, a fin de refutar las afirmaciones de algunos falsos maestros, se hizo necesario para Pablo enumerar algunos de sus logros religiosos y académicos más impresionantes; pero rápidamente añadió: «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura [literalmente, estiércol], para ganar a Cristo» (vv. 7, 8).

    Aun así, el sobresaliente intelecto de Pablo es obvio en el modo en que trabajaba y en lo que escribía. Podía recitar con el mismo entusiasmo líneas en griego de poetas mediterráneos antiguos o citar de memoria cualquier número de pasajes de las escrituras hebreas. Habló con una valiente confianza a los filósofos de la más alta élite en Atenas y también se mantuvo firme sin temor en tribunales de la realeza donde su vida estaba en juego. No había nadie que lo intimidara; por el contrario, la ambición que lo impulsaba era estar en la sala del trono del Capitolio Romano, dar su testimonio en presencia de César y así predicar el evangelio al gobernador más poderoso del mundo, en el foco del imperio más grande y de mayor alcance que el mundo había visto jamás.

    DESIGNADO PARA LA DEFENSA DEL EVANGELIO

    De todos los apóstoles, Pablo era el más decidido en guardar la pureza, la precisión y la claridad del mensaje del evangelio. Cristo lo designó de modo único para ese propósito: «la defensa y confirmación del evangelio» (Filipenses 1.7), y él aceptó ese papel como una tarea personal otorgada desde lo alto. Escribió: «estoy puesto para la defensa del evangelio» (v. 17). Esto estaba grabado tan profundamente en la conciencia de Pablo que cuando hablaba del evangelio se refería con frecuencia a él como «mi evangelio» (Romanos 2.16; 16.25; 2 Timoteo 2.8).

    No hay duda de que Pablo de ninguna manera se estaba apropiando de ningún mérito por el evangelio ni declarando una posesión privada de él; nunca se le ocurrió cuestionar el origen divino del evangelio. Con la misma frecuencia se refería a ello como «el evangelio de Dios» (Romanos 1.1; 15.16; 2 Corintios 11.7; 1 Tesalonicenses 2.2, 8, 9), o «el glorioso evangelio del Dios bendito» (1 Timoteo 1.11). Con más frecuencia aún lo llamaba «el evangelio de Cristo» (Romanos 1.16; 15.19; 1 Corintios 9.12, 18; 2 Corintios. 9.13; 10.14; Gálatas 1.7; Filipenses 1.27; 1 Tesalonicenses 3.2) o «el evangelio de la gloria de Cristo» (2 Corintios 4.4). A veces era «el evangelio de la paz» (Efesios 6.15) o «el evangelio de vuestra salvación» (Efesios 1.13).

    Estos no eran evangelios discrepantes, sino el conjunto de títulos de Pablo para el único evangelio verdadero. La sugerencia de que haya más de un evangelio habría sido confrontada con una feroz oposición por parte del apóstol Pablo. Él instruyó con firmeza a las iglesias en Galacia: «Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema» (Gálatas 1.8); y para dar todo el énfasis posible a su punto, volvió a repetir la maldición en la siguiente frase: «Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema» (v. 9).

    UN EXAMEN DE LAS EPÍSTOLAS DE PABLO

    Prácticamente cada una de las epístolas de Pablo en el Nuevo Testamento defiende y aclara algún punto crucial de doctrina pertinente al mensaje del evangelio. El libro de Romanos es una discusión cuidadosamente ordenada de las doctrinas que constituyen el corazón mismo de la verdad del evangelio y está presentado en un bosquejo cuidadoso, lógico y ordenado. Comenzando con la doctrina del pecado universal y la depravación humana, Pablo recorre sistemáticamente todo el catálogo de la verdad del evangelio, hablando de justificación, santificación, seguridad eterna, elección, reprobación, el injerto de los gentiles en el pueblo de Dios y la restauración final de Israel. Romanos es la exposición de Pablo más ordenada y global de doctrinas del evangelio.

    En 1 Corintios él defiende el evangelio contra diversas corrupciones que se estaban introduciendo bajo el disfraz de sabiduría humana o un manto de caos carnal. En 2 Corintios responde a ataques contra el evangelio provenientes de falsos maestros que evidentemente se identificaban a sí mismos como «grandes apóstoles» (2 Corintios 11.5; 12.11). Esos herejes parecían entender que a fin de trastocar el verdadero evangelio necesitaban desacreditar al apóstol Pablo, de modo que enfocaron su ataque personalmente en él en particular. Pablo se vio forzado, por tanto, a responder a esos ataques, pero en realidad estaba defendiendo la autoridad y pureza del evangelio y no meramente su propia reputación (2 Corintios 11.1–4).

    La Epístola de Pablo a los Gálatas es un argumento completo contra los falsos maestros (comúnmente conocidos como los judaizantes) que insistían en que los convertidos gentiles debían adherirse a la ley ceremonial del Antiguo Testamento para ser salvos. En particular, enseñaban que los hombres gentiles no podían convertirse en cristianos a menos que antes fueran circuncidados. Su doctrina era una negación implícita de que la fe es el único instrumento de justificación. Ese error era tan sutil que incluso Pedro y Bernabé parecían preparados para consentirlo (Gálatas 2.11–13); por tanto, Pablo escribió la Epístola a los Gálatas para demostrar por qué la doctrina de los judaizantes era una contaminación fatal del mensaje cristiano, un «evangelio [totalmente] diferente» (Gálatas 1.6). Por eso Gálatas comienza con esa famosa doble maldición contra «otro evangelio» (vv. 8, 9).

    Efesios es una sencilla repetición de los principios del evangelio, con énfasis en la verdad esencial que radica en el corazón del mensaje: la salvación es obra de Dios en su totalidad; no es algo que algún pecador pueda ampliar o embellecer con mérito humano, y mucho menos puede una persona caída lograr redención para sí misma. «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2.8–10).

    Aunque el tema de Filipenses es el gozo, y la epístola está principalmente llena de consejos prácticos y exhortaciones, el capítulo 3 incluye una dura advertencia acerca de «perros», «malos obreros» y «mutiladores del cuerpo» (v. 2). Claramente, estos eran el mismo tipo de contaminadores del evangelio a los que Pablo refutó tan detalladamente en su Epístola a los Gálatas. En Filipenses 3 pasa a dar un testimonio personal que resume de manera ingeniosa el corazón mismo del mensaje del evangelio.

    Había algunos en la iglesia primitiva que intentaban contaminar el evangelio con una rimbombante filosofía humana, formas ascéticas de abnegación, tradiciones hechas por los hombres y otros ardides religiosos comunes. La Epístola de Pablo a los Colosenses aborda esos intentos deliberados de hacer que el evangelio parezca complejo u ostentoso. De todos los apóstoles, el Espíritu Santo escogió a Pablo, el profundo erudito, para defender la simplicidad del evangelio contra cualquier indicación de elitismo académico o aburguesamiento filosófico.

    Pablo comienza 1 Tesalonicenses con un potente elogio para la iglesia en Tesalónica debido al modo en que ellos habían aceptado rápidamente el evangelio desde el principio. Él escribe: «Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre» (v. 5). Los dos últimos versículos de ese capítulo primero (vv. 9, 10) contienen este nítido resumen de la verdad del evangelio: «Y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera». Pablo pasa en 1 y 2 Tesalonicenses a enseñar y alentar a la iglesia a continuar su paciente espera del regreso de Cristo mientras viven de una manera que honra las trascendentales implicaciones del evangelio.

    Las epístolas a Timoteo y Tito están llenas de ruegos para esos dos jóvenes pastores a continuar el legado de Pablo salvaguardando cuidadosamente la verdad del evangelio. En 1 Timoteo 6.20, por ejemplo, cuando Pablo escribe: «Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado», debería estar claro que estaba hablando acerca del evangelio. Anteriormente había descrito «el glorioso evangelio del Dios bendito» como el que «a mí me ha sido encomendado» (1.11). A Tito, Pablo escribe uno de sus resúmenes marca de la casa del mensaje del evangelio. Es sencillo, profundo y asombrosamente global:

    Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (Tito 2.11–14)

    Entonces añade esta exhortación: «Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie» (v. 15).

    La epístola más corta de Pablo, la carta a Filemón, es una nota intensamente personal y práctica escrita para ayudar a reconciliar a un esclavo huido (Onésimo) con su amo (Filemón). Pero, incluso aquí, Pablo se las arregla para dibujar una imagen totalmente clara de la verdad del evangelio a la vez que ejemplifica el espíritu de Cristo mediante sus propias acciones. Incluye este ruego, que engloba de manera perfecta lo que Cristo hizo por su pueblo: «Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta» (Filemón 17, 18). Así, Pablo ilustra de manera muy real y práctica los principios de imputación y expiación vicaria.

    NADA SINO EL EVANGELIO

    La verdad del evangelio impregna todo lo que Pablo escribió. El evangelio estaba en el centro de sus pensamientos en todo momento y eso era deliberado. Él escribió: «Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!» (1 Corintios 9.16). «Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado» (1 Corintios 2.2). «Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo» (Gálatas 6.14). «Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio» (Romanos 1.15).

    Todos los apóstoles tuvieron papeles importantes que desempeñar en la fundación y la extensión de la iglesia primitiva. Juan fue el único que vivió hasta la vejez y el resto de ellos fueron mártires, comenzando con Jacobo, a quien Herodes «mató a espada» (Hechos 12.2). Algunos de ellos llevaron el evangelio hasta los límites más lejanos del mundo conocido. La historia de la iglesia primitiva registra, por ejemplo, que Tomás llegó hasta la costa oriental del subcontinente indio. La leyenda dice que Natanael (llamado también Bartolomé) llevó el evangelio a Armenia y fue martirizado allí. Aunque las Escrituras no registran los paraderos finales de cada uno de los apóstoles, sabemos con seguridad que ellos difundieron rápidamente el evangelio por todo el mundo conocido. En Hechos 17.6 la turba enojada que agarró a Pablo y Silas en Tesalónica se refirió a ellos como «estos que trastornan el mundo entero».

    Nadie hizo más que Pablo para difundir el evangelio por todo el Imperio romano. Lucas hizo una crónica detallada de los tres viajes misioneros de Pablo en el libro de Hechos. Comenzando en Hechos 13 hasta el final de este libro, Pablo se convierte en la figura central, y el registro que hace Lucas del ministerio de Pablo es impresionante. La influencia de Pablo era profunda dondequiera que ponía sus pies. Predicó el evangelio, plantó iglesias y dejó nuevos creyentes tras su estela sin importar dónde fuera: desde la tierra de Israel, por todo el Asia Menor, en Grecia, pasando por Malta, Sicilia y finalmente Roma. Y a la vez que hacía todo eso escribió más epístolas del Nuevo Testamento que cualquier otro autor. En una época muy anterior a que las comodidades modernas hicieran que los viajes y las comunicaciones fueran relativamente fáciles, los logros de Pablo fueron extraordinarios.

    Más importante aún, nadie hizo más que Pablo para definir, delimitar y defender el evangelio.

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