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Vehículos eléctricos:
La búsqueda de una motorización eléctrica ha sido perseguida con insistencia
desde principios del
siglo pasado. De hecho
los primeros coches
eran eléctricos, pero
con la llegada de los
motores de combustión
interna éstos quedaron
aparcados sine die. Los
intentos recientes por
volver a ponerlos en el
mercado han fracasado,
y eso a pesar de ser más
silenciosos, no conta-
minantes y de mecánica
mucho más barata y
sencilla. El problema
de la electricidad es
que no se puede almacenar en grandes cantidades. Pese a la constante evolución de
las baterías no han logrado mejorar suficientemente, su baja capacidad de carga, su alto
peso y el elevado precio. Esto ha hecho poco competitivos a los vehículos eléctricos.
Uno de los más recientes es un depor-
tivo biplaza de la marca Venturi, con
245 CV de potencia, es capaz de acele-
rar más rápido que un Porsche, sin
embargo de los 1100 Kg. que pesa el
coche 350 Kg. corresponden a las ba-
terías de última generación (33% del
peso total) y su autonomía oscila entre
los 200 y los 350 Km, con un tiempo
de “repostaje” de las baterías de 3,5
horas. Un simple viaje de Madrid a
Barcelona se haría interminable.
Dentro de los vehículos eléctricos, podemos citar los movidos por células fotovoltaicas,
pero su competitividad es infinitamente peor que los de baterías. Es decir, ¡terriblemente
mala!
Los únicos vehículos eléctricos que son competitivos y con un gran futuro, son los tre-
nes de alta velocidad, los trenes de cercanías y el metro. Es previsible, que en un
futuro todos los trenes utilicen redes eléctricas de alta tensión para su funcionamiento.
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Vehículos nucleares:
Tan solo los barcos de mayor tamaño podrían llevar pequeños reactores nuclea-
res para su movimiento. Esto no es nuevo, diversos barcos de guerra y barcos rompehie-
los ya utilizan este tipo de tecnología, pero los riesgos de contaminación son evidentes y
su coste es tan alto que sólo es válido para los grandes buques.
En cualquier caso estas últimas alternativas tienen una incidencia escasa en el consumo
de carburantes y no son una alternativa seria para la substitución del petróleo.
Vehículos de Hidrógeno:
La utilización masiva del hidrógeno, parece ser el único tratamiento integral al
problema de la movilidad. Realmente el hidrógeno no sería más que la forma de alma-
cenar la energía (es un vector del transporte de energía), que en la práctica se con-
vierte en energía eléctrica mediante la célula de
combustible. Esta energía eléctrica va a parar fi-
nalmente al tan deseado motor eléctrico, que se en-
cargaría de mover nuestros coches, autobuses,
camiones, barcos, trenes y aviones.
pero la utilización del hidrógeno tiene numerosos problemas prácticos que tendrán una
lenta resolución mediante la investigación y el desarrollo. Sin ir más lejos, en el planeta
Tierra no hay hidrógeno libre sino que se encuentra combinado formando compuestos
tan estables como el agua, o algo menos estables como los hidrocarburos. Para obtener
hidrógeno hay que descomponer estas moléculas, lo que requiere un enorme gasto ener-
gético. Nosotros podemos romper las moléculas de agua para obtenerlo gastando enor-
mes cantidades de energía y, posteriormente, recuperamos esas cantidades de energía (o
algo menos) quemándolo, combinándolo con el oxígeno y formando agua. El hidróge-
no no es una fuente de energía, sino un modo de almacenarla. El hidrógeno sólo
sirve para sustituir a las pilas y baterías eléctricas.
El hidrógeno puede ser considerado como el mejor aliado para el definitivo despegue de
las energías renovables, que en la actualidad sólo representan una mínima porción de
la tarta energética global.
c
a
l
entando el metano en presencia de un catalizador y vapor de agua. El problema
del gas natural es que sus reservas no son ilimitadas pero permitirá que se inicie
la producción masiva de hidrógeno en sus etapas iniciales.
• El carbón puede ser considerado como la opción de más interés por parte de los
norteamericanos, que como vimos anteriormente, son la primera potencia del
Carbón. Para obtener el hidrógeno en este caso hay que gasificar el carbón, es
decir, transformarlo en metano mediante el tratamiento del mismo con vapor de
agua (carbón + agua = metano). Finalmente con el metano se sigue el mismo
procedimiento de reformado visto en el caso anterior (metano = carbón + hidró-
geno). Lo que se logra en definitiva es obtener hidrógeno rompiendo moléculas
de agua, y la energía consumida en el proceso la aporta el propio carbón al que-
marse con el oxígeno que sale de esta agua (carbón + oxígeno = CO2 + energía).
La ventaja del carbón estriba en que sus reservas son mucho mayores que las del
gas natural por lo que se cree que su pico de producción no se alcanzaría antes
del 2035. Un periodo suficientemente amplio de tiempo para encontrar otros mé-
todos de producción de hidrógeno menos contaminantes. Por otra parte científi-
cos estadounidenses han descubierto un sistema de producir hidrógeno a partir
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del carbón en laboratorio que tiene la ventaja de no emitir ningún tipo de conta-
minación ya que los residuos del carbono pasan a formar parte de unas estructu-
ras microscópicas “los nanotubos de carbono” de una utilidad extraordinaria-
mente alta para la industria electrónica y de materiales (podrían llegar a sustituir
los plásticos y el acero en muchas aplicaciones). De conseguir reproducir este
método a escala industrial podría producirse una doble revolución en la socie-
dad pasando de forma simultanea de la era de los hidrocarburos (Oleoceno) a la
del hidrógeno y los nanomateriales.
• Nucleares: Fu-
sión y Fisión. De
estas dos formas
de producir elec-
tricidad, la Fusión
sigue siendo sólo
una promesa. Has-
ta el momento los
intentos técnicos
por reproducir y
dominar las reac-
ciones nucleares
que se producen
en el interior del
Sol han resultado un fracaso y dados los escasos avances obtenidos en esta mate-
ria, no se puede fijar todavía ninguna fecha futura en la que la fusión nuclear sea
una alternativa viable.
ciona con ningún otro elemento. Estos nuevos reactores presentan importantes
ventajas: son más seguros porque no pueden en ningún caso llegar a la tempera-
tura de fusión (1600ºC), tienen un rendimiento un 25% superior a los actuales, se
construyen en menos tiempo porque son modulares y de reducido tamaño. Pero
su mayor ventaja es que son excelentes en la producción de H2 a partir agua gra-
cias a las elevadas temperaturas de funcionamiento.
Estos reactores tienen por consiguiente una doble función, producir electricidad
para nuestras ciudades (durante el día) e hidrógeno para nuestros vehículos (por
la noche). Hay que tener en cuenta que en la actualidad la electricidad que gene-
ran las centrales por la noche (no puede variarse el ritmo de producción eléctrica
de una central nuclear) se almacena bombeando agua de embalses bajos a otros a
mayor altura. De día se deja caer el agua de nuevo al pantano inferior para recu-
perar la energía. A pesar de ello, el precio del Mw de electricidad producido me-
diante nucleares es ya hoy muy competitivo y sólo es algo inferior el de las cen-
trales de gas de ciclo combinado. Todos los demás métodos de producción de
energía eléctrica son más caros.
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Las nucleares tienen muchos menos problemas de los que la gente imagi-
na. El mayor es el de su desmantelamiento (peligroso y costoso) También lo es
el almacenamiento y tratamiento de los residuos (plazos de tiempo enormes),
aunque sólo hay verdaderos problemas cuando aparecen residuos gaseosos, lo
que ocurre en mínimas cantidades. Un problema para la valoración de esta fuen-
te de energía es el desconocimiento de la cantidad de Uranio que queda en la
Tierra por explotar, es posible que se trate de datos protegidos por los estados y
por esto no son accesibles. Si sólo fuera el que conocemos a día de hoy, las po-
sibilidad de construir las 3.500 centrales nucleares (440 actualmente) necesa-
rias para sustituir la producción de petróleo actual, seria un sueño imposible.
Con las reservas conocidas y a los ritmos actuales de extracción sólo queda ura-
nio para 50 años. Sin embargo eso es una simplificación del problema. En los úl-
timos 20 años no se han buscado nuevos yacimientos de uranio debido a la para-
lización generalizada de los proyectos de construcción de nuevas centrales nu-
cleares en todo el mundo. Pero si tenemos en cuenta que la proporción de uranio
en la corteza terrestre es de 2,8 ppm (partes por millón) debe haber importantes
yacimientos que todavía no han sido encontrados. Por ello una estimación con-
servadora pronostica que debe haber reservas para 200 años a los ritmos de ex-
tracción actuales. A esto hay que añadir el constante aumento del rendimiento de
las centrales nucleares, que cada vez obtienen más energía utilizable de cada to-
nelada de uranio. Las reservas conocidas actuales se reparten en los siguientes
países:
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Algunos países como USA, Francia, Inglaterra, Canadá, Corea del Sur , Sudáfri-
ca y Japón, han tomado las energía nuclear como alternativa más viable a largo
plazo.
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leo que importa Estados Unidos por energía eólica, necesitarían llenar de aero-
generadores gigantes la mitad del estado de California, lo cual muestra muy a las
claras los limites en las aplicaciones de esta fuente energética.
Finalmente la solar es una de las fuentes más prometedoras entre las renova-
bles. Tan duradera
como la misma vida
del Sol, utilizable de
forma local en la
mayoría de los paí-
ses de la Tierra, to-
dos los que se en-
cuentren por debajo
del paralelo
40(Madrid) (lo que
permite indepen-
dencia energética y
minimiza las tenso-
nes geopolíticas por
este tema). Es fácil
de captar, pero co-
mo pasa con la eóli-
ca la dificultad estriba en lo caprichoso que es el tiempo, que no permite que el
suministro se acompase a la demanda de energía. Pero considerando que puede
ser utilizado, como las modernas centrales nucleares o la eólica, indistintamente
para generar electricidad o para producir hidrógeno. Hay que tener en cuenta
que con una central térmica solar, que utiliza espejos para concentrar la radia-
ción solar, se pueden obtener 175 GWh/Km2 en un año, con un rendimiento de
entre el 20% y el 30%. Para producir toda la energía que se consume en la ac-
tualidad por la humanidad en una año se necesitaría una superficie de captación
del Sol de 581.542 km2, o lo que es lo mismo, una superficie equivalente a la de
la península Ibérica. Es mucho, pero debe entenderse que esa superficie estaría
repartida por numerosos países del mundo y que en un país rico en sol como
Australia caben 7 Españas, o en Argelia, 4 Españas. Esta última es especialmen-
te importante, pues a la abundancia de sol y de terreno se une el hecho de contar
ya con una importante red de gaseoductos que permitirían, aunque con bastantes
modificaciones, el transporte del H2 hasta España y el resto de Europa.
T
i
p
o
d
e
e
s
Espejos solares parabólicos que equipan las centrales Andasol I y II.
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Para sustituir toda la energía que necesita España en un año, necesitaríamos lle-
nar de espejos el 1,6% del territorio, la provincia de Almería, 8.251 Km2. Pero si
solamente sustituimos por hidrógeno solar el petróleo que importamos, entonces
hacen falta sólo
4.648 km2, que es
aproximadamente la
mitad de la provin-
cia (lo que ocupan
actualmente los in-
vernaderos) y me-
nos del 1% de la su-
perficie de España.
En la actualidad hay
dos plantas solares
de tamaño industrial
en construcción.
Una se encuentra en
Guadix (Granada)
con 100 Mw de po-
tencia, que es la se-
gunda mayor del mundo, y utiliza espejos parabólicos. La otra es de torre central
y 20 Mw de potencia, situada en la provincia de Sevilla. Esto puede ser solo el
primer paso hacia una economía basada en el hidrógeno solar.