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AL BAB Y LOS 40 LADRONES

Al bab era honesto y humilde; tena una buena mujer: Luz de la noche. Su hermano Kassim era deshonesto y malvado. Un da que estaba en el bosque oy un ruido atronador. Asustado trep a un rbol, viendo 40 jinetes cabalgando, cada uno con una bolsa llena de oro. Eran ladrones! Y al llegar frente a una gran roca, el jefe grit: brete ssamo!. Se oy un trueno y la roca se abri como por encanto. Increble! Los ladrones entraron y ya dentro, el jefe grit: Cirrate ssamo!. Y la roca se cerr. Era su guarida. Al rato salieron, la roca se cerr y los ladrones se alejaron a todo galope. Al 8ab baj del rbol y, frente a la roca, grit: brete ssamo!, Y se abri. Raudo entr, hallando un fabuloso tesoro. Cirrate ssamo!Dijo, recogiendo una gran cantidad de monedas y rubes; asegurando su vida por mucho tiempo. Ya en casa su mujer salt de alegra, acordando guardar el peligroso secreto. Iban a pesar el oro, teniendo la mala idea de pedir la balanza a Kassim. La mujer de ste sospech y se lo dijo a su marido, quien oblig a Al 8ab a contrselo todo. Kassim corri a la cueva y, luego de gritar los ssamos ingres a ella, estando muchas horas recolectando su propio tesoro. Pero, al querer salir, olvid las palabras mgicas; siendo sorprendido por los ladrones, que no dudaron en matarlo. Al Bab llor al ver a Kassim muerto. Lo llev al pueblo para sepultarlo, pagndole al enterrador para que no dijera nada. Al volver, los ladrones repararon que el cadver ya no estaba, por lo que decidieron buscar a Al Bab. Uno de ellos amenaz al enterrador, quien prometi llevarlo a la casa de este. Para ubicar el lugar marc la puerta con ceniza. Pero Luz de la noche, que lo haba visto, pint todas las casas del vecindario. Burlado, el jefe mont en clera, matando al torpe ladrn. El mismo jefe hall la casa y traz su plan. Entrara como falso vendedor de aceite, con 38 tinajas: all iran sus ladrones. La noche fijada lleg a casa de Al Bab pidiendo posada. Al acept. Cuando todos dorman Luz de la noche despert: - Necesito aceite para tres lmparas, -pens- ver en las tinajas. Tom un pesado cucharn, abri la primera tinaja y un ladrn asom. Ella le dio un cucharonazo. As pas con los otros. Furiosa despert al jefe, a quien tambin le hizo lo mismo. Al Bab lleg asustado. Se haba salvado gracias a Luz de la noche. A partir de entonces, fueron felices toda la vida. Fin

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