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Ciudad suicida de las noches muertas

Jesús Rodríguez

Las gotas de lluvia


golpean el techo impregnado en el silencio,
que cubre los jardines desolados girando en el vacío,
mis sábanas muertas, las lápidas de cristal sepultadas bajo lágrimas,
bajo ellas reflejando nuestro rostro muerto
oculto mi mirada quebrada,
donde habita el reflejo
de fantasmas
que anoche fueron sueños
y hoy llantos apagados;
en la calle
el frío hiela las hojas
de los árboles
y una suave neblina
hiere la luz
de la ciudad;
en mí,
la oscuridad teje
sus hilos de muerte
y me precipita
hacia mi depravado hogar

Tengo un recuerdo
Vagando por los recuerdos con el que rasgar el aliento de mi soledad,
caminamos entre las brumas del ayer, tantos castillos construidos con el polvo
donde aún queda el susurro de la vida de este sueño: la vida.
Ya no queda nada de aquel pianista
perdido bajo la tormenta,
ni de sus sones,
desvaneciendo la oscuridad
de la noche anhelada

Una ventana que se abre de golpe, Lágrimas que reflejan días grises,
una vela que se apaga, llantos que ahogan sueños podridos,
una noche que duerme, lamentos para no olvidar soles muertos,
una mañana abortada. sonrisas en las que enterrarme vivo
me cobijo en la tristeza de mi ánimo maldito
y fantaseo con las sonrisas,
con los besos, las caricias...
Todo lo que mi mente herida anhela
son desgarraduras,
deshacer los pensamientos
y nacer de nuevo.

caricias hipócritas que no borran


el dolor, la amargura,
Parece que me estuviera prohibido el día,
de pertenecer a una mañana absurda
me asomo a la ventana y veo el mundo
amaneciendo
lejos de mí, a miles de años luz de distancia,
el cielo cada vez más azul,
las montañas cada vez más resplandecientes,
la vida cada segundo más misteriosa;
derrotado, vuelvo a mi cama de hospital,
a mi mundo enfermo,
una lágrima en el abismo del pasado,
un sueño roto de negros cristales,
sólo soy el llanto apagado,
la luz rota,
tan sólo soy una música quebrada,
una herida infinita, un eco muerto

Quisiera morir de tantas formas...


no hay espacio para tantas vidas acabadas,
Sólo soy polvo y olvido, ni cenizas para tantos sueños muertos,
una hoja seca entre la niebla, no hay nubes que cubran el horror de mis
¡písala, písala! lápidas,
tardes de silencio, ni fosas donde ocultar mis errores,
agonía de recuerdos, no hay tiempo, ni hay mundo,
soy sólo el reflejo de una mirada ni olas que acaricien el olvido,
perdida en desencantos y oscuridad, sólo éste infinito balbucear desesperante.
un río de años y de senderos
que se bifurcan hasta la nada,
unos ojos tristes,
Nacen pensamientos en la hoguera del dolor,
el viento arrastra tus sueños muertos
Mi anhelo lo tejen el abismo y el vértigo, que ahora, materializados en cenizas,
las espirales del vacío abarcan el mundo y el cielo,
que te pierden y quiebran a través de la muerte toca el violín
los días intemporales, mientras las llamas abrasan tu alma
el dolor que fluye en la mirada y tus huesos tiemblan bajo la carne quemada
y discurre por los laberintos oscuros
de la noche silenciosa,
mi anhelo es el atardecer lejano, suave y claro,
el horizonte desvanecido,
mi anhelo es el olvido de la agonía,
la muerte de la memoria, o mejor incluso,
la mía
que refleja flores y sonrisas
en su superficie,
mientras tú desciendes más y más
en la podredumbre
del día apagado
y te ahogas en silencio
en el veneno dorado
de tus melancólicas ensoñanciones
¿Dónde están esas exhalaciones
de vida de antaño?
Hoy sólo quedan
Con qué rapidez envejeces sueños desvanecidos en la lejanía,
cuando te roban tus sueños, cadáveres mecidos por el viento
con cuánto dolor torturador de la monotonía,
ves marchitarse tu vida ojos vueltos al pasado,
en plena juventud, pies enterrados en el fango de los recuerdos,
desde el oscuro refugio el corazón sepultado bajo pútridos atardeceres
de tu inutilidad y la esperanza muerta para siempre
imaginas rayos de Sol iluminando, en aquella mirada que la derrota exilió,
tras la niebla espesa, ¿dónde están los rayos de sol, el mar?
la fría ciudad, sólo resta abrasar el alma hundida
y piensas que todo es mentira, en días oscuros y lluviosos, secos y tristes,
y sientes que todo es verdad, y así, incinerar el amor que me suicidó.
cierras los ojos y caes
en un lago helado,
en una monotonía temblorosa
Quisiera morir de tantas formas... ¡Oh, la tragedia de mi vida!
no hay espacio para tantas vidas acabadas, ¡Oh, polvo de desamor!
ni cenizas para tantos sueños muertos, La sangre y las cenizas de esta vil
no hay nubes que cubran el horror de mis desesperación
pasos, danzan confundidas en la caricia de un leve
ni fosas donde ocultar mis pútridos cadáveres, resplandor,
no hay tiempo, ni hay mundo, torbellino ciego de luces apagadas,
ni olas que acaricien el olvido, de rostros pálidos, de brisas heladas,
sólo éste infinito atardecer podrido. el silencio vigila la llama
podrida de tu desgracia, tus recuerdos,
los pensamientos marchitos enraizados en el
alma,
un suave rumor a rosas destiñe la
podredumbre
de vacío y carcajadas con aliento a derrota,
¡mi mísera enfermedad y sus desbandadas!
¡mis tórridas aspiraciones y sus fracasos!
Una sonrisa moribunda oscurece la tarde
plagada de nubes grises, lluvia y soledad,
el dulce sabor de la melancolía,
el presagio de mundos infinitos y eternos
en la alegre profundidad de su mirada,
dolor, el destello ennegrecido
del único camino hacia aquel diván,
donde el letargo y los aromas muertos,
la tristeza, los sollozos quebradizos,
el llanto, la hojarasca y los gusanos.
Se me pasa la juventud entre nieblas
y no hay sol que aclare esta oscuridad ROCAS
ni río por el que fluyan las aguas de la
melancolía En las noches se desprenden rocas sobre las
flores de mi jardín,
rocas que caen del cielo de mis sueños rotos
y ahogan la fragancia de mis días de rosas ya
abrasadas,
rocas que marchitan mis ilusiones ocultando
los amaneceres;
la luna refleja su soledad en la tristeza de mi
mirada,
en el vacío de mi vida enterrada en lágrimas de
amor y desesperación,
en la infinitud del parpadeo en que mueren
cada atardecer el mar y el sol.
Hace tiempo que sueño
El hombre y su sueño, con silencios y con rayos,
condenados en el tiempo, con acordes y con horcas,
tejen tristemente el alba hace años que me pierdo
y su inmensa levedad con la lluvia suave del otoño
y que vago por las colinas llanas
de la melancolía,
hace horas que me embriago
con las fantasías de mi muerte
y que sangro sobre las ramas
del roble al que até mi llanto,
hace segundos que no soy
y ahora, entre risas,
recuerdo y me arrepiento

Despiertan los rayos a quien dormía y soñaba


con ser,
a mí, que cansado y hastiado me dispuse a
perecer

Una gota de lluvia


La noche se retuerce apaga la vela
bajo las huellas de mi mirada, que ardía
la luz de las velas en el silencio de la noche,
se quiebra ante los cristales rotos del espejo, de la oscuridad
la noche vacía brotaba la sangre
invade la mañana gris sobre lienzos de cristal,
y la tarde, de la luz
desván de melancolía, surgía el último aliento
perdida entre hojas secas, de vida
la arrebata una triste locura antes del vertiginoso despertar,
y se suicida una muerte dulce
que mece el alma entre la niebla,
bajo el infinito abrazo ficticio del cielo azul
Se han muerto la luna y el cielo,
ya no hay donde mirar
VIVIR Y MORIR en las noches de vacío y silencio.

Me siento morir, Atravesaré este túnel largo y negro,


o acaso sea esto vivir, lleno del moho de sueños perdidos,
morir lentamente colmado de fragancias podridas,
mientras vivo una mentira, como mis ilusiones, como mis días
andar encorvado
soportando mis pasos,
mi silencio y mi agonía,
contemplar de lejos el mundo,
eternizar la efímera alegría,
y acabar abatido
por la insuficiencia
de mi alma perdida.

Atravesemos la tarde muerta...


olvidemos la mañana eterna por las infinitas realidades de su irrealidad.
y sus cenizas
acariciando las flores melancólicas
de la noche silenciosa,
dejémonos embriagar
por el perfume de esas
ensoñaciones nocturnas,
reflejos del cristal
de una realidad ficticia,
oscuridad, tristeza, una mirada rota
difuminada en las sombras del horizonte
otoñal,
hojas secas, ciudades,
días y sueños, amores,
polvo de una vida efímera
discurrida y apagada a través
de amaneceres derrotados;
el río de los años
y su pesadumbrado fluctuar hacia
la muerte y el silencio Forastero que te asomas a mi mirada:
¿quién eres?, ¿qué haces?
Nadie te conoce,
Aquel que abría sus ojos al comienzo ni los que te ven, ni el que te rige,
de la tarde veraniega con el hervir de su surges como una sombra del abismo de tu ser,
corazón, y te pierdes como una estrella fugaz
yace hoy petrificado de frío y envuelto
por los caminos extraños del infinito, por la mente vuelan
ten cuidado, ese paso te sumirá en tu destino, espejismos de felicidad pasada
ese gesto quedará petrificado en el pasado, en que lloran ahora las horas desaprovechadas,
la eternidad, la niña que se fue, cansada de esperar...
mañana todo será irrevocable y fatal aquellos amaneceres esculpidos en las rosas,
aquellas flores talladas en el hielo,
lágrimas que recorren mis mejillas
de camino hacia mis labios ensangrentados
durante las noches insomnes de pesadilla,
mi alma, ahogada entre versos que sollozan
vida,
vida que me fue relegada,
muerte en la que sucumbo por necesidad,
entre imágenes de dulces miradas,
ansias de existir,
en el mundo, en el error, en un poema,
y no en el recuerdo que ya no consuela.
EL RECUERDO

El recuerdo ya no consuela,
mis labios saben a sueños rotos
bañados en lágrimas extinguidas,
mi corazón llora la huida del amor,
mi alma perdida grita,
en mis ojos vacíos: desolación,
en mi oscura mirada: locura,
proyectada hacia manjares ficticios,
recorriendo el vacío existencial,
lanzada ensangrentada a la locura abismal,
asesinada por la desilusión, por la nada,
por la voluntad desanimada.

Me ahoga el dolor, la desesperación,


todo muere, la realidad, mi yo,
y no por pura casualidad,
sino por propia decisión.

Se abren nuevas puertas en mi interior,


AGAZAPADO puertas oscuras, misteriosas, desconocidas,
me fundo en el corazón
Agazapado en un rincón, de almas malditas y sus locuras,
tras los pasos perdidos camino a un nuevo plano en el que existir,
de mi errante caminar, en el que aceptar el destino, el devenir,
en el laberinto de la vida. al que succionar hasta cristalizar,
y, como no, más tarde, lejos empujad.
Las manos cubriendo el rostro,
ese rostro, mío o no,
en el que me reconozco,
la cabeza apoyada en mis rodillas,
esa cabeza enferma,
que, a las lágrimas, da cabida,
la mente, en la cual fluyo, enloquecida,
Eres un cadáver, no disimules tu olor,
¿para qué hacerlo si luego piensas y hablas?
Tu envenenas la luz,
HALLOWEEN quiebras el silencio,
ahogas los soles,
Andes o vueles, sólo en los campos de rosas
camines o corras, al caer el rocío
te arrastres o naufragues, y despertar la luna
existe la belleza
perdido estás en un mar y calla el encanto de estar muerto.
de niebla y soledad,
todos los caminos
te vomitan al mismo lugar,

la muerte: dulce sueño


que se desliza entre la amargura,
llama que renace por ti
de la penumbra,
vela de medianoche,
luz del finito día,
tan falsa mientras sigas despierto.
tras el horizonte apagado
la tristeza cubre y un velo de tristeza y cenizas
la tarde melancólica, cubre la tarde silenciosa

los pájaros revolotean perdidos


sobre las ramas del bosque muerto,

el llanto apagado de un niño


cruje bajo el horizonte desvanecido,

En un país de nieblas,
sueños grises
y hojas secas,
la noche quebrada
se refleja en tu mirada,
el frío latir de tu corazón
en el triste parpadeo
del mediodía ennegrecido,
la luz de la luna
en el suave rumor
del bosque muerto,
un río fluye
entre el anochecer
Hojas de hielo, flores de escarcha,
bajo ramas y estrellas
el dolor cristalizado en el silencio,
que nadie quiere ver,
el polvo de los años,
el cielo claro se demora
del alma y de la vida,
la lenta muchedumbre
de espectros y cenizas,
el lento precipitarse en el vacío,
el leve transcurrir del tiempo difuminado en el
horizonte,
la noche oculta bajo atardeceres muertos,
la oscuridad y la agonía,
el apagado amanecer y la tristeza,
es hora de volver, de no despertar,
de abrir tu sueño y dormir en él

Lo irremediable acude a nuestra mirada


Los días se demoran en cada parpadeo,
sobre el horizonte, la fatalidad asoma sus garras negras
los sueños desvanecidos entre las desgarraduras del corazón,
dejan entrever la nada la mueca terrorífica de nuestros labios
se incrusta en el alma quebrada,
una enredadera de sueños podridos
cubre la carne muerta,
los huesos serán pasto de líquenes y húmedad,
las cenizas de la vida desvanecida
envenvenarán el viento,
todo lo que nazca será muerte,
cada respiro destruirá la comisura de la Tierra,
del mar, de los árboles,
las flores se marchitarán
ante el aliento de las nubes,
el Sol ahogará el vuelo de las mariposas,
con el último soplo del viento
el mar sepultará el mundo
y una tenebrosa oscuridad sumergirá el
tiempo,
los años, los días, las horas,
las ilusiones, los estremecimientos, las pobladores noctámbulos de mi mente
caricias, absurda e inquieta,
serán vaho del recuerdo que el vacío soñó. provocadores de burla, de tristeza,
Lo irremediable acude a nosotros azar que me quiebras ensangrentado,
en cada pensamiento, aunque llore y me retuerza
el terror se apodera de nuestra soledad, el sufrimiento imperecedero,
y caemos... aunque agonize y estalle
Insondable abismo que nos hiere, en lágrimas negras,
naturaleza enfermiza que nos mata. en ira y horror,
siempre contra mí mismo,
¡autodestrucción!
¡acercáos a mí
en esta tenebrosa madrugada!
¡acompañad y sumergir
en una cálida melodía
a esta alma vacía!
¡no, fuera, lejos!
¡asquerosos deseos!

Otro invierno desolador


presa de la fatiga,
abatimiento y soledad,
VIVIENDO CON ¿dónde queda el verano
LOS RECUERDOS que nunca debí dejar escapar...?

No puedo continuar viviendo


con los recuerdos
pesando sobre mi conciencia,
aquellos olores, aquellos besos,
aquellos lugares...
un dulce olvido,
una serena inconsciencia
para seguir vivo.
DOMINGO. 10:00 AM. La soledad y el frío
duelen.
Me siento frente al espejo. Mirada de horror.
Qué tiempo tan vano Mis labios tiemblan. Mi cabeza dando vueltas
tu vivir gracioso y dormido, y, ella, dentro, sonriendo.
cuánta tristeza invade la tarde y el olvido, Todo gira, su rostro, la música,
sólo silencio, las lágrimas que correrán
un leve suspiro quebraría el mundo cuando muera ésta absurda sonrisa.
Todo se marea,
la vida, la ilusión, los deseos, el alma...

Estaba bien así, muerto, sobre la cama, sin


nada que hacer, nadie en quien pensar, pero
alguien me resucitó, me despertó de tan
aterradorra convalecencia, consiguió que
abandonara mi tumba para volver al mundo, al
día a día, me encontraba vacío y me dio
cobijo, hogar, me regaló su retrato para que
pudiera recordar que existía el tiempo, aunque
yo lo hubiera olvidado, comenzé a vivir, en
apariencia todo era normal, pero en mi
cabeza, destrozada por el pasado, quizás
también por el futuro y por el presente, los
murciélagos descansaban entre tan
monstruosas y ocultas tinieblas, así soy yo, Sé que hay sueños
negro como la muerte, fúnebre como una de los que no apetece despertar,
atronadora y relampagueante tormenta, sé que hay noches silenciosas
resbaladizo como la niebla, que mueren en el vacío eterno,
aunque tengas mi mano, siempre volaré hacia y amaneceres que quiebran
otros cementerios y desapareceré durante el efímero atardecer
algún tiempo, del alma helada
hasta el siguiente invierno.

he necesitado huir, dejarlo todo por nada,


aunque ese todo me producía más asco que la
nada que yo ansiaba y anhelaba,

no remováis mi vida vacía,


cada noche, parece ser la misma que la
anterior.

El baile ha finalizado, la luz se ha apagado.


Vago perdido Condenado a existir
por las calles oscuras sobre un cómodo colchón
de una ciudad muerta, de esponjosas nubes blancas,
sepultada bajo el frío bajo un oscuro cielo despoblado
y la neblina de dioses y estrellas,
de un invierno desolador, sin luces que iluminen
las luces amarillas ni soles que me guíen,
de las farolas en la más angustiosa soledad,
iluminan mi rostro decrépito, con miedo a asfixiarme
y la húmeda soledad y caer sobre rocas de cristal
me acompaña, entre lágrimas, entre desiertos de vida humana.
al desván donde lloran mis sueños Tal vez esa techumbre celestial
de animal triste y confundido,
caiga quebrada en mis ensueños
atrapando mi corazón enmohecido,
o una brisa fresca me desaparezca
tras lejanos horizontes otoñales,
perdiéndome entre tinieblas,
de la mano de mi alma
vaga, soñadora, cansada.
O se abran mis ojos
ardientes llenos de espanto
y llamen agonizando
CONDENADO a los fantasmas del silencio
para que con sus gritos ensordezcan
el firmamento y envuelvan sueños y deseos
entre nieblas de horror éste ínfimo universo. abruman mi mente,
O quizás, mis labios decidan oscura soledad
cerrarse y no despertar jamás, a mi alrededor,
hablar al interior desconocido noche de insomnio
sin palabras, sin mentiras, como otras muchas,
con el corazón desnudo de las que brotan
y los oídos atentos versos vagos e inútiles
a las llamas de la sabiduría. como éstos que lees,
Existo por siempre la realidad del día a día
tras mi sangre caliente, me deprime profundamente,
mi mente enferma pero, recostado en mi desolado
y mi ánimo durmiente. ataúd, vuelo, con ojos cerrados
y alma vacía, hacia cielos
infinitamente acogedores y bellos.
Duermo.

soy un pobre diablo perdido en los abatares


del mundo, destrozado por él, por sus
INSOMNIO macabros juegos, maldita bufonada,
desgraciado día en que nací, terrible día en
Son las tres de la madrugada, que no abandono tanto sufrimiento y dejo de
mis pensamientos matan respirar, las fuerzas comienzan a escasear en
el terrible silencio mí, mi corta vida es ya muy larga, amarga,
que asola mi habitación, aburrida, ¡no debiera ser... casi rendido!,
encarcelado en la tierra, ¡cuando llegará la
hora en que todo acabe por fin!, mientras para mí, la desesperación infinita,
tanto, lucho para alcanzar esas pequeñas el origen y alimento de mi desgracia,
bajezas de la vida que me humillan en ésta vida
constantemente y me producen desprecio no tengo nada que perder o ganar,
hacia mi mismo, y hacia todo, excepto hacia ti, todo está ya decidido,
tú que me entiendes, que un día me abriste la y no me refiero al suicidio, ¡no!,
puerta de tu alma, y que otro me tristeza, añoranza, desilusión e insatisfacción
abandonaste, lo comprendo... ¡no! ¡no lo llenarán mi vida para dejarla vacía
comprendo! Mientras siento y disfruto del
calor de la música, siento que siempre estará la
puerta abierta, cuando no lo soporte más,
cuando tanto golpe no me deje dormir, cuando
el frío de la soledad o el calor del desierto me
ahoguen aún más, la abriré y será el fin.

Caminaba yo, desvelado, por las aceras de la


noche,
¿Qué es la vida? una espesa niebla invadió el abismo, tinieblas,
Para mí, una terrible bufonada, horror;
una broma pesada
que atormenta mi alma, Qué es la vida,
un sin fin de recuerdos, yo no la pedí,
de anhelos, por qué, para qué
de sufrimientos y deseos, ésta corta larga vida.
corazón de alcohol, mirada ¡dónde estás!,
Qué soy yo, sino agua envenenada, vas y vienes, como mi cuerpo, del allá al acá,
brisa hacia a punto de estrellarte
el oscuro y extraño mundo de los que nada contra el techo de tus pisadas,
esperan, soy lo que no he sido
más que autodestruirse para llegar a ser y quizá vuelva a ser,
mucho más de era lo que no soy ni seré,
lo que fueron instantes antes de su mi alma vuela atormentada
arrepentido nacimiento, por la esclavitud,
qué soy yo, sino por la imposibilidad de abandonar
una conjunción de esperanzadora vida hacia la la botella vacía que la aprisiona,
muerte, por la necesidad de ahogarse en el vaso
un nombre sin más en la lápida de un sin fondo de la vida,
cementerio. mi alma muere
intentando beber de la soledad,
embargada por la tristeza, la desilusión
y las lágrimas de alcohol que mi boca llora,
maldita mi alma melancólica que entre las
brumas
del atardecer dejó su cuna caer,
¡ALCOHOH! mi alma soñadora sobre las hojas secas del
otoño,
Soy todo alcohol, durmiendo en la melodía del silencio al
todas mis risas están borrachas, quebrarlas
soy yo huesos de alcohol, el rocío y arrastrar sus pedazos el viento.
¡Ve con él, alma! ¡deja que te empuje el de derrumbar las montañas más elevadas,
viento! de quebrar los ventanales del silencio de mi
Abandona la rama de ese árbol solitario alma,
y vuela y canta como hacen los pájaros, sólo deseo gritar, gritar tan fuerte
pájaros en la cabeza del borracho. que mi grito despierte los sepulcros,
un grito que consiga levantar a los cadáveres,
derrumbar la soledad de sus tumbas,
profanar los altares de los dioses,
secar hasta la última lágrima y el más atroz
suspiro
de los dolores bañados en esperanzas
insoportables,
que mi grito arañe los resquicios de sus bocas
hasta pudrirlas
y abrase los huesos de sus mentes enfermas
hasta resquebrajarlas,
que mi grito ahuece sus ojos
y vacíe sus miradas de telarañas insanas,
que desparasite sus cabezas estallándolas
hacia el infinito,
GRITO despoblándolas de sueños dormidos,
que mi grito empuje sus labios al más profundo
Necesito gritar, abismo
siento la imperiosa necesidad de gritar, y los bañe con la sal del olvido,
de arrasar con mi grito llanuras desérticas, con la conciencia de la nada,
con la consistencia del océano que deja caer
sobre nuestras palabras toda su rabia,
ahogando en llanto cualquier alegre melodía hay visiones tan horribles
y asfixiando toda luz y color, que, si se apoderan de la mente,
que mi grito grite a las calaveras, inventan fantasmas de hielo y fuego
a los esqueletos, que danzando y riéndo
a la ilusión, entre escalofríos y ardores
al amor, nos sumergen en la nada
a los poemas del niño muerto, y morimos.
al fracaso,
a la desesperación,
a los fantasmas de la noche,
y que muera deshaciéndose en otro grito
más sincero y estremecedor,
el silencio.

SUEÑA

Sueña bajo la luz del amanecer,


sangre, melancolía, cenizas; respira los rayos del Sol de mediodía,
canta acunada por el crepúsculo del atardecer,
el cielo ennegrecido nos oprime mecida por la melodía de la brisa,
y no respiramos... que tus gritos resuenen
las hojas secas cubren el sendero entre las montañas del silencio,
y nos perdemos...
que tu eco grite al olvido, colmado de oportunidades,
déjate arrastrar suavemente hasta que te decepcioné
por los espejismos de la noche, y decidiste marcharte,
tras placeres infinitos, ahora, hundido en el recuerdo
vuela entre las ramas de la vida, de aquellos sueños que
quiebra los lazos de la desesperación, convierten en pesadillas
camina danzando hacia tu propio entierro, mis largas noches de desvelo,
acoge, abraza, te añoro, te huelo,
las palabras de los vivos ya muertos, acerco mis labios a tu siniestro velo,
mientras esperas, con lágrimas, ¡cúbreme con él, amor!
ahuecar la tristeza de tu corazón, ¡abandóname en la tristeza, en el dolor!
exiliar la soledad de tu alma, ¡para mí, una tumba sin dirección!
despertar en las madrugadas sonriendo,
mientras corremos hacia una tumba en un
cementerio. SÓLO UNA SALIDA

FUISTE TODO YO Tu sueño se esfuma,


la persona amada te abandona,
Maldito amor que me mataste, cambias el gesto de la cara,
me ahogas en la desesperación, la risa muere,
haces que exprima mis propios cánceres aparece en tu triste boca una mueca de dolor,
buscando un atisbo de vida el cielo azul se tiñe de negro,
entre entierros de ilusión. las estrellas se apagan,
el mar se seca,
Fuiste todo yo, el sol nunca más volverá a brillar
sobre tu cabeza;
has muerto, eres sólo un cadáver
empujado por el viento,
camina, vagabundo hacia ninguna parte,
hundido en el laberinto de la vida.
Imaginas una salida,
la sientes,
tu corazón grita,
cierras la puerta y continúas
consumiéndote día tras día.

Del oscuro cielo vacío se desprende una flor Quizás ahora seas sólo una sombra
buscando su reflejo en la tierra fatigada por mis recuerdos ficticios,
y al fin... te encuentra... materia desvanecida en el silencio,
años y polvo, tu rostro irreal
no envejecerá en mis ensueños,
perdidos en el atardecer flotaremos
junto a las cenizas de las ilusiones
y el suave oleaje de los sueños muertos,
quizás tú estés ahí..., y yo aquí...,
llorando
Si tus besos borraran el aroma del recuerdo,
Si tus labios me embriagaran y olvidara mi Ella habita mi corazón, ellas viajan por mi
tormento. rostro, mi alma descansa ensangrentada en un
zarzal.
Cuando todo pase, quizás todo vaya a
comenzar.
Loco silencio apagado por los gristos del amor,
monotonía interrumpida, desde aquí, el vacío
convierte mi fría alma en una cálida ola
soñadora
Interminables noches de verano,
La mía, la tuya, sólo, en la terraza,
Una única mirada, contemplando el sol
Amándonos segundo a segundo,
Como si éste momento fuera el último
Exhalaciones de flores, de caricias, de
El amanecer con su brisa borra el poema de mármoles,
amor derrotados allá en bosques, flores, laberintos,
que anoche escribí en el desierto de mi alma, doblados bajo las olas y el murmullo de las
más no borrará las huellas de la oscuridad llamas
ni el reflejo de la luna en los versos de mis como en un suave infierno;
lágrimas. ni los pájaros ni la brisa, nadie os recuerda
Caminando entre las brumas del ayer
aún queda el susurro impregnado en el
silencio,
Un suave aroma a muerte cubre la tarde, los jardines desolados girando en el vacío,
veo mis sueños difuminarse en el atardecer, las lápidas de cristal sepultadas bajo lágrimas,
reflejando nuestros sueños muertos
abres los ojos y el mundo parece apagado,

sólo silencio,
un leve suspiro quebraría el mundo
Perdido en algún día del pasado irrevocable
Nubes de hielo el gran error perdura,
lanzan rayos de escarcha a través del hoy y del mañana,
contra el pecho paralizándote
de los que tienen cabeza,
y te lo parten...
y quiebran el alma
poco a poco,
me voy consumiendo,
¡y no sé por qué
ni para qué hago esto!
ESPÍRITU ENFERMO
Sólo una cosa sé,
que no sé por qué
Se me ha infectado el ánimo,
no muero.
¡y no sé ni por qué
ni cuándo ha sido!
Sólo sé
que ha enfermado mi espíritu,
antes: reía, cantaba, bailaba,
ahora: llora, gime, ladra,
de repente cambió
ahogado por el dolor,
¡y no sé ni por qué
ni cuándo fue!
Sólo sé que la vida
insoportable me es,
que convalezco
día a día
sin motivos ni interés,
el tiempo camina lento
y yo lo esquivo veloz
empujado por el viento,
al abrigo de la soledad y del silencio,
LUNA Luna brillante que me ciegas,
Quiero lamer la luna que me ciega, alarga tus manos y
sentirla reposar sobre mi lengua, elévame a tus esferas,
y acariciar las estrellas tu infinita sonrisa
que la acompañan de cerca, habla mi lengua,
quiero que su brillo estalle esa que canta felicidad
iluminando el firmamento al son de las estrellas,
como si de un aluvión luna blanca y esbelta,
de fugaces meteoros se tratase, llámame en silencio
quiero que el azul celeste sin que te escuchen
se torne negro celestial las tinieblas,
para, de su mano, luna de nata,
adentrarme en la oscuridad, deja que bese tu melodía,
recorrer el mundo lanza tus gritos a mi
de norte a sur, corazón despoblado
de este a oeste, para que ensordezcan
viajando en delirios de eternidad, al horror, al espanto,
con el corazón aclara la triste luz negra
calmado de amor, que me aferra a mi condena,
henchido de ilusión. al sin sentido de ráfagas violetas
Ámame, luna, que marchitan la ilusión, la belleza,
en tu resplandor de un mundo sumido en la sinrazón,
sumérgeme. el odio, la desesperanza, la maldición,
LUNA acabemos juntos,
dulce luna,
con el vacío doloroso
que quiebra las entrañas
de éste que te habla,
besémonos,
lejos del caos y la desolación.
¡cuántas mentiras, luna sorda!
¡qué imaginación, la de un cadáver
moribundo vagando hacia el amor
propio, hacia la autodestrucción!

¿Qué nos pasa alma amiga?


Impregnados del halo romántico, vagamos al
atardecer por calles vacías, al cobijo ficticio de
Una terrible agonía sepulta mi ser, la luna, de las estrellas que reflejan su luz
una tristeza diabólica lo hace enmudecer. pálida en los muros derruidos de la hiriente
ciudad, nuestra mirada se evade y huímos de
nosotros mismos, desiertos helados, hacia
castillos en los que príncipes azules y
Si esto es un sueño: despiértenme; princesas de cabellos dorados tocan con sus
Si no lo es: mátenme. flautas finas melodías que fluyen en la noche a
través de la brisa, confundidas con el
murmullo del río, con el sueño de los árboles y
las mariposas, y cuando el destello de una
sonrisa lejana nos despierta, caemos de nuevo
en la realidad desolada, en los laberintos de
nuestra perdición, en la eterna condena que
nos sangra y mata, en la efímera lucha contra
el día moribundo y la mañana ennegrecida, en
la amarga soledad desbordada de lágrimas
muertas, como la vida que ya no canta, como
las cenizas de mil ilusiones desvanecidas en
palabras; el vacío teje tu recuerdo en silencio y
la melancolía se desata tras el velo que cubre
las marchitas flores de mi corazón, abres los
ojos y el mundo continua apagado, apariencias
irreales, padecimiento insulso, la melancolía:
mortífero elixir dorado, espeso fluido que Roma se refleja en el espejo
envenena el alma; nos quebrará la tristeza... y el cielo se cubre de sangre,
¿cuánto se ha amado a los hombres
en esa ciudad colmada de represores
y demonios...?
nuestras bocas se llenan de asco
cuando sus palabras tiñen la naturaleza
de vómitos infernales
y las flores se marchitan ante
sus miradas podridas,
no más Romas hipócritas, ¡dónde yo! ¡dónde existir!
no más mentiras asesinas, Que no es interesante
vuestras almas enfermas mi actual persistir,
nunca escaparán de la carne, ¡quiero escapar! ¡quiero morir!
carne que me embriaga No deseo permanecer aquí,
en sus caricias celestiales. viviendo sin vivir,
escuchando los sin latidos
ROMA/AMOR de mi mecanizado corazón,
atropellando los pasos
del devenir, de la desolación.
Adivino una triste melodía
atravesar los campos desérticos,
cantar muerte y dolor,
sufrimiento y resurrección.
HASTÍO Y TEDIO Su fuerte voz,
cual rayo estruendoso,
El hastío y el tedio quiebra el cielo,
me hacen desesperar, hace estallar los candelabros
esta monotonía aburrida, que iluminan la tierra,
este transcurrir el tiempo sin más, golpeándolos contra el suelo,
llorar y agonizar. saltan cristales aquí y allá,
Atravieso el mundo llenan los ríos
con los ojos huecos, ensangrentados
observo la vida que manchan el mar.
con la mirada vacía. El universo se paraliza,
Nada para mí, los humanos, encadenados
a su mejor bien, se esclavizan, mi soledad,
yo huyo, corro, salto, mi espíritu cadavérico.
vuelo hacia lo más bajo.
¡Ven a mí, abismo invisible,
deja que en ti me precipite! VAPOR
No existo, no soy,
lentamente muero, Se quiebra la oscuridad, amanece,
vagabundeo por las montañas, los débiles rayos de sol calientan mi interior,
recorro el sendero, es una mañana fría,
camino hacia mi tumba, de los charcos de mi sangre surge vapor,
allí quiero ir, allí voy. se expande por mi cuerpo, por mi ser,
Descanso durante un momento, la luna se esconde tras el horizonte,
paseo por el laberinto del recuerdo, aumenta la temperatura en la tierra,
horas felices, horas pasadas, esnifo rayos más ardientes,
para esta mente podrida y malsana. cuecen mis intestinos,
No tengo futuro, los ojos se abren,
no tengo presente, la boca, llena de mucosidad, despierta,
no hay esperanza, la mente tiene hambre,
mi alegría calla, ausente. el corazón grita: ¡libertad, para esta alma
Se derrumba la techumbre enferma!
de mi lecho Un chirreante crujir de cadenas recuerda mi
aplastando mi alma, condena,
comprimiendo mi pecho. otro día más, entre estas montañas, se eleva,
Sólo lágrimas deslizadas y, de nuevo, los pútridos olores
del ayer, que humedecen del vapor de sangre y del vapor de mierda
mi vacío,
se mezclan a la altura de mi pecho
despoblado de estrellas, mi boca vomita mi yo, POETA DE LA VIDA
podrido, descompuesto.
Llamando a los fantasmas
Si fuera un cadáver... de las montañas
Me arrepiento de haber nacido vivo que cada día
al sol ocultan, raptan,
hablóme el eco sordo
de unos versos malditos
recitados en el tiempo,
vagaban perdidos
recorriendo la incertidumbre
del oscuro firmamento,
cantarónme al oído
músicas lapidadas en el olvido,
cantos que quebraban
el huidizo horizonte infinito
ahogado en tinieblas,
deslucido a mordiscos,
voces de ultratumba
de camino hacia
otras esferas,
desconocidas, ignoradas,
por la vida enferma, anciana,
infectada de cadáveres sonrientes
que crían y que matan y lo aborta antes de nacerlo al mundo.
a las nuevas mentes procreadas, Feto: humanos; madre: Tierra; aborta:
malnacidas, sanas, muerte.
arrancada, la vida, de sus raíces
para vencerla y malobrarla,
imperdonables humanos,
¡que griten las voces infernales!
¡que me guíen al fuego y a la luz!
¡oh, estruendosas risas celestiales!
¡poeta de la vida, tú, sólo tú!

Piensa un feto: panspermia, la vida vino del UN DÍA MENOS...


exterior...; YA CASI ESTÁS MUERT@
crece y patalea; la madre ve que su hijo es un
ser enfermo y deforme,
los muertos descansan,
¡maldita sea!
¡que el mundo muera
un momento,
para que los cadáveres resuciten
y me lleven con ellos!

Día maldito, aquel en que un Dios estúpido


La vida continua su curso, quebró,
y yo, desilusionado, perdido, por accidente e incompetencia, los frascos de
convaleciente, cristal,
presiento quebrarse la nada del cielo. azar desafortunado, al mezclarse los polvos
El mundo vive, que contenían,
aquella desastrosa madrugada llena de ojos cielos más azules,
legañosos, nubes más blancas,
mente adormecida, manos cansadas, él lo creó brisas más frescas
todo, que no congelen mi alma
el error, su error, el universo, nuestro universo, como éstas que ahora acarician
un punto en el que perecemos rodeados de la mi ser y lo hacen
inmensidad desconocida de su hogar, enmudecer,
el hogar de un Dios estúpido y necio. yo, helado en el desierto
de mis pensamientos,
solitario,
paseo por grandes ciudades
colmadas de muchedumbres
y rebaños,

cada uno de nosotros


viviremos en nuestro
preciado mundo,
unos en el que ya conocemos,
otros en el que ansían
sin prisa llegar,
el mundo de la nada,
alma del que un día
un error nos hizo despertar,
Vivo a la espera el mundo del olvido,
de días más claros, de las cenizas
de soles más brillantes, producto de éstas llamas
que nos abrasan
día a día,

pero... revolquémonos en el fango,


en la inutilidad de nuestros actos.

Silencio y literatura soy yo, ¡oh, gran Nietzsche! ¡deja que lama tus
silencio entre la muchedumbre asfixiada, escupitajos!,
literatura en mi soledad anegada, ¿qué te doy asco? ¡no sabes cuán dulces me
un susurro hacia un corazón sordo, saben
un poema, para mi alma muerta. entre los mares salados del llanto!
¡háblame, yo te escucho! ¡envenéname, es mi
gusto!
¿Dónde quedan mis arrebatos suicidas de
antaño?

Encogido en la bañera, Ahora, más que nada, duele la muerte,


vierto agua caliente sobre mi nuca... el eco vacío de sus pasos acercándose hacia mí
aún respiro...
a hierba húmeda de los bosques muertos,
dejamos que los rayos del Sol
hiervan nuestros intestinos,
y sólo acertamos a ahuecar los ojos,
a desgarrar nuestros gritos,
enterramos la mirada bajo el fango de las
horas
y creemos despertar cuando nos invade la
oscuridad,
todo es mentira,
todo es una farsa,
incluso esta agonía que me sepulta.
Amance un nuevo día
EN UNA FOSA y todo está oscuro...
quisiera estar muerto...
Vivimos en una fosa quisiera estar vivo...
arrastrándonos entre miembros amputados, pero no aquí,
los sueños se desvanecen, triste, sólo, perdido...
las ilusiones se pudren,
desprendiendo un pestilente vapor
al que llaman vida,
día a día respiramos
la brisa que acaricia los mármoles
de los cementerios abandonados,
la fragancia de las rosas marchitas,
nos tragamos el asqueroso olor

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