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TARDES DE ESCUELA Miguel Snchez Robles Formados los deseos a menudo en el vicio miraba sin bondad por la ventana

la extensa confusin de tierra roja. oscilando profunda su lisura y todo era un elogio silencioso, un socavn de miel inexpresivo. Tardes exactas de sabor a metal. Un puntapi verbal rompa el silencio. El lpiz circulaba libremente en los ngulos y acechaban dibujos en los cronos. All estaban los nios de sonrisa impecable y gestos imprecisos por las bancas ms ltimas. Voces aglomeradas hilvanando la tarde. Mora el otoo a rfagas con aves elegantes ovillando bravura entre los aires dulces del cerezo. Tardes de olor a tiza, trajines vanidosos de gramtica, la pizarra encendida con los nmeros, la h intercalada, el adverbio de tiempo y un balbuceo de ojos sin destinos concretos. Tardes gemelas en mnimos sucesos tentando la discordia de ingenuo corazn embelesado para intuir historias de prembulos lentos o incmodos latidos de desidia pequea. Libros abiertos y alfileres de tinta, novenos menesteres de academia, el lbum salpicado de flores arrugadas, modesto caos de manos, soar sobre soado y una traviesa inclinacin al devaneo.

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