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Kelly
Prefacio:
La idea de este libro surgió en invierno de 1975, durante un fin de semana que pasé
en la casa de campo de unos amigos, Helen, mi anfitriona estaba embarazada de
siete meses y resplandecía. Por las tardes con frecuencia la encontraba sentada a
solas delante de la chimenea, cantándole suavemente una bellísima nana a su hijo
no nacido. Esta conmovedora escena dejó profunda impresión en mí, de modo que
después del nacimiento de su hijo al contarme Helen que esa misma nana ejercía un
efecto mágico en él, mi curiosidad se despertó, me pregunté si su experiencia sería
la única o si los actos de una mujer, tal vez incluso sus pensamientos y sentimientos
influían en el hijo no nacido.
Ahora sabemos que el niño intrauterino es un ser humano consciente que reacciona
y que a partir del sexto mes, es incluso antes, lleva una activa vida emocional,
además de este hallazgo hemos realizado los siguientes descubrimientos:
- El feto puede ver, oír, experimentar, degustar y de manera primitiva incluso
aprender in útero, es decir antes de nacer. Lo más importante es que puede sentir,
no con la complejidad de un adulto, sin embargo de todos modos siente
- lo que un niño siente y percibe comienza a modelar sus actitudes y las expectativas
que tiene con respecto a sí mismo, si finalmente se ve a si mismo, y por ende actúa
como una persona dócil o agresiva, feliz o triste, segura o cargada de ansiedad,
depende parcialmente de los mensajes que recibe acerca de sí mismo mientras está
en el útero.
- la principal fuente de estos mensajes es la madre del niño, esto no significa que
toda preocupación, duda o ansiedad fugaces que una mujer experimente repercuta
obre su hijo, lo importante son los patrones constantes de sentimientos.
Capítulo 1.-
“La vida secreta del niño intrauterino”
Otro ejemplo es el estudio realizado por el DR. Michael Lieberman, quien demostró
que el niño intrauterino se agita emocionalmente, medido por la aceleración de los
latidos, cada vez que su madre piensa en fumar un cigarrillo, no necesita llevárselo a
los labios ni encender un fósforo, basta con pensar en el cigarrillo para que el niño
se agite en el útero, el bebe no puede saber que su madre esta fumando o quiere
fumas y las repercusiones que le traerán para su desarrollo, sin embargo puede
asociar la experiencia de fumar de su madre con su experiencia, la desagradable
sensación que provoca en él, debido a la disminución del aporte de oxigeno.
Como se ha mencionado el niño intrauterino puede tener la capacidad de aprender
de forma simple, un ejemplo de esto es la historia que escuche en una conferencia,
se trata de una joven madre norteamericana que había vivido su embarazo en
Toronto, una tarde encontró a su hija de dos años sentada en el suelo de la sala
repitiendo “aspira, exhala, aspira, exhala”, la mujer afirmó que había reconocido
estas palabras ya que correspondían a un ejercicio de Lamaze, pero cómo lo había
escuchado y recordado su hija, solo existía la explicación de que su hija lo había
oído y memorizado desde el útero antes de nacer.
Hace algún tiempo historias como estas habrían tenido suerte de aparecer en el pie
de página, sin embargo con el desarrollo de una nueva medicina, la psicología
prenatal, estas experiencias reciben la consideración que merecen. Tampoco
podemos decir que estamos frente a una panacea mundial, ni tampoco que todo
trastorno emocional que nos afecte se remonta al útero, la vida no es estática, pero
es importante recalcar que los acontecimientos nos afectan de una manera muy
distinta en las primera etapas de nuestra vida, ya que el niño intrauterino no puede
suavizar el impacto de una experiencia como un adulto.
Debemos mencionar que el niño intrauterino tiene necesidades emocionales, más
primitivas que las de un adulto, pero las tiene, necesita sentirse amado y deseado,
por lo que es necesario hablarle y pensar en el. Estudios con madre esquizofrenicas
y psicoticas proporcionan pruebas elocuentes de los efectos del abandono
emocional, en estos casos las mujeres no pueden evitarlo, las consecuencias de la
enfermedad mental impiden la comunicación con sus hijos, al nacer los niños suelen
tener problemas físicos y emocionales. Entonces cómo el bebe no puede estar
afectado por su madre, si vive con ella y escucha sus latidos del corazón, su tic-tac
constante llega a expresar tranquilidad, la seguridad y amor hacia el. Esto se
demostró mediante un estudio en el cual se hacía sonar una cinta con la grabación
de los latidos de un corazón humano en la sección de recién nacidos, los
investigadores observaron que prácticamente en todos los sentidos los bebes
sometidos a la grabación se encontraron mejor y en la mayoría de los casos mucho
mejor que los que no escucharon la cinta, comían más pesaban más y respiraban
mejor; lloraban y enfermaban menos.
Durante la gestación la mujer es el nexo entre el bebe y el mundo, todo lo que le
afecte va a incidir en él, pero no hay nada que le afecte más como las
preocupaciones con respecto a su pareja, por esto es que no hay cosa mas
peligrosa para un niño intrauterino como un padre que maltrata o deja sola a su
esposa.
Capítulo II.-
“Los nuevos conocimientos”.
Capitulo III.-
“El yo prenatal”.
A fines de 1944 surge una ponecia denominada “la guerra y la relación materno
fetal”, a partir de observaciones que el realiza acerca del modo en que determinadas
ansiedades maternas influyen en el bebe, en este caso ansiedades acerca de la vida
de sus parejas que se encontraban en la guerra. El plantea que estas ansiedades
acrecientan la susceptibilidad biológica del niño hacia la aflicción emocional, el niño
se torna emocionalmente más vulnerable, debido a que su mecanismo orgánico ha
sido alterado en el útero.
Este fenómeno lo denominó somatopsiquico y lo define como el modo en que los
procesos fisiológicos básicos afectan la estructura de la personalidad, la percepción
y el comportamiento de un individuo.
Físicamente madre e hijo no comparten un cerebro ni un sistema nervioso
autónomo, sin embargo hay enlaces neurohormonales que son vitalmente
importantes ya que constituyen unos de los pocos modos en que la madre y su hijo
pueden sostener un dialogo emocional. En general la madre comienza el dialogo, al
percibir una acción o pensamiento, su cerebro lo convierte en una emoción y orienta
a su organismo a que produzca un conjunto adecuado de respuestas. El proceso
tiene lugar en la corteza cerebral, el hipotálamo la percepción recibe un tono
emocional y un conjunto de emociones físicas. Todas las sensaciones asociadas con
ansiedad, depresion excitación se originan en el hipotálamo; sin embargo los
cambios reales se crean en dos centros controlados por el: el sistema endocrino y el
sistema nervioso autónomo (SNA). Si una gestante se asusta el hipotálamo ordena
al SNA que acelere el ritmo cardiaco, dilate las pupilas, haga sudar la palma de las
manos y eleve la tensión sanguínea; el sistema endocrino recibe la señal de
aumentar la producción de neurohormonas, al inundar estas el torrente sanguíneo
modifican la química corporal de la mujer y de su bebe no nacido, este ejemplo es
del miedo pero pueden ser otras emociones que si son intensas y constantes
pueden alterar los ritmos biológicos normales del niño intrauterino.
Un equipo de Columbia estudia el efecto del hambre in útero, en el historial físico de
mujeres Holandesas y sus hijos que habían estado sometidos al hambre, resulto que
en el grupo los problemas de peso eran comunes, el grado de susceptibilidad
dependía sobre todo del grado de desarrollo en que se encontraba el sujeto (niños
no nacidos) cuando los alcanzó el hambre; padecer hambre en los primeros cuatro o
cinco meses de la gestación parecía tener el mayor efecto, la obesidad era muy
frecuente. El equipo llegó a la conclusión que la privación nutritiva en este periodo
afecta la disposición de las zonas hipotalamicas que regulan la ingestión de
alimentos y el desarrollo. Sin embargo podemos decir que esto es un acción
extrema, el hambre no se da corrientemente.
Puedo decir, sin embargo, que la excesiva secreción neurohormonal materna crea
un SNA sobrecargado de conductas que conduce a poco peso al nacer, trastornos
digestivos, dificultades de lectura y problemas de conducta. Además se podría
agregar otro elemento, una producción excesiva de progesterona y/o estrógeno
maternos provoca desequilibrios en el sistema nervioso y en el cerebro del feto, lo
que a su vez conduce a trastornos de la personalidad. Hasta principios de los años
setenta se utilizaba para mujeres que tenían riego de aborto una dosis de estrógeno
con progesterona, el cual fue prohibido debido a los peligros físicos de estos
agentes, se descubrió que la embarazadas que tomaban alguna de estas hormonas
durante la gestación , los hijos tenían rasgos femeninos notoriamente
incrementados, tanto en mujeres como hombres. Estos descubrimientos demuestran
que la exposición a cantidades excesivas de hormonas maternas específicas
provoca en el niño no nacido específicos cambios de personalidad con base
orgánica.
Debemos que recordad que las mejores pruebas con las que contamos indican que
las primeras manifestaciones de consciencia fetal no se producen hasta bien entrado
el segundo trimestre. A los tres meses de vida el niño intrauterino prácticamente
pasa por alto los mensajes maternos complejos; al nacer el bebe esta lo bastante
maduro como para poder responder con gran exactitud a los sentimientos maternos
y para componer respuestas físicas, emocionales y cognoscitivas.
Otra forma definir este desarrollo es llamarlo la formación del ego, Freud creía que el
ego comienza a operar entre el segundo y cuarto año de vida del niño, ahora
sabemos que el ego del niño intrauterino comienza a funcionar en algún momento
del segundo trimestre, en dicho periodo el feto ha alcanzado la madurez necesaria,
su sistema nervioso esta en condiciones de transmitir sensaciones a los centro
cerebrales superiores.