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Resumen libro “La vida secreta del niño antes de nacer” Thomas Verny y John

Kelly

Prefacio:

La idea de este libro surgió en invierno de 1975, durante un fin de semana que pasé
en la casa de campo de unos amigos, Helen, mi anfitriona estaba embarazada de
siete meses y resplandecía. Por las tardes con frecuencia la encontraba sentada a
solas delante de la chimenea, cantándole suavemente una bellísima nana a su hijo
no nacido. Esta conmovedora escena dejó profunda impresión en mí, de modo que
después del nacimiento de su hijo al contarme Helen que esa misma nana ejercía un
efecto mágico en él, mi curiosidad se despertó, me pregunté si su experiencia sería
la única o si los actos de una mujer, tal vez incluso sus pensamientos y sentimientos
influían en el hijo no nacido.
Ahora sabemos que el niño intrauterino es un ser humano consciente que reacciona
y que a partir del sexto mes, es incluso antes, lleva una activa vida emocional,
además de este hallazgo hemos realizado los siguientes descubrimientos:
- El feto puede ver, oír, experimentar, degustar y de manera primitiva incluso
aprender in útero, es decir antes de nacer. Lo más importante es que puede sentir,
no con la complejidad de un adulto, sin embargo de todos modos siente
- lo que un niño siente y percibe comienza a modelar sus actitudes y las expectativas
que tiene con respecto a sí mismo, si finalmente se ve a si mismo, y por ende actúa
como una persona dócil o agresiva, feliz o triste, segura o cargada de ansiedad,
depende parcialmente de los mensajes que recibe acerca de sí mismo mientras está
en el útero.
- la principal fuente de estos mensajes es la madre del niño, esto no significa que
toda preocupación, duda o ansiedad fugaces que una mujer experimente repercuta
obre su hijo, lo importante son los patrones constantes de sentimientos.

Capítulo 1.-
“La vida secreta del niño intrauterino”

Este libro se basa en el descubrimiento de que el niño no nacido es un ser


consciente que siente y recuerda y puesto que existe, lo que le ocurre en los nueve
meses desde la concepción al nacimiento moldea y forma la personalidad, los
impulsos y las ambiciones de manera significativa.
El aspecto más significante de nuestros nuevos conocimientos son sobre el papel
que la gestante desempeña formando y guiando la personalidad de su hijo no
nacido, sus herramientas son los pensamientos y sentimientos, con ellos tiene la
posibilidad de crear un ser humano favorecido; no se puede afirmar que los
pensamientos de la madre sean lo único que influye, pero son un elemento
importante, una mujer puede transformarlos en una fuerza tan positiva como desee.
En lo que respecta al niño, lo que se conoce con verdadera autoridad, ya que ha
sido confirmado por estudios fisiológicos, neurológicos, bioquímicos y psicológicos
se refiere al periodo desde el sexto mes de embarazo hacia delante, a esa altura es
prácticamente un ser humano fascinante, ya puede recordar, oír e incluso aprender.
Esto ha sido demostrado por un grupo de investigadores, quienes enseñaron a un
grupo de 16 niños intrauterinos a responder a una sensación de vibración mediante
el pataleo, normalmente el niño no reaccionaría asía ante tal estímulo, es esta caso
los investigadores pudieron crear en los bebes una respuesta condicionada,
exponiéndolos varias veces primero a algo que los haría patalear, un sonido fuerte a
poca distancia de la madre, las reacciones se controlaban a través de sensores;
luego los investigadores incluyen la vibración asociada a este ruido, luego de varias
exposiciones los bebes reaccionaban con pataleo ante el estímulo de la vibración.
Además el estudio muestra una de las formas en que las características y los rasgos
de personalidad comienzan a formarse desde el útero.

Otro ejemplo es el estudio realizado por el DR. Michael Lieberman, quien demostró
que el niño intrauterino se agita emocionalmente, medido por la aceleración de los
latidos, cada vez que su madre piensa en fumar un cigarrillo, no necesita llevárselo a
los labios ni encender un fósforo, basta con pensar en el cigarrillo para que el niño
se agite en el útero, el bebe no puede saber que su madre esta fumando o quiere
fumas y las repercusiones que le traerán para su desarrollo, sin embargo puede
asociar la experiencia de fumar de su madre con su experiencia, la desagradable
sensación que provoca en él, debido a la disminución del aporte de oxigeno.
Como se ha mencionado el niño intrauterino puede tener la capacidad de aprender
de forma simple, un ejemplo de esto es la historia que escuche en una conferencia,
se trata de una joven madre norteamericana que había vivido su embarazo en
Toronto, una tarde encontró a su hija de dos años sentada en el suelo de la sala
repitiendo “aspira, exhala, aspira, exhala”, la mujer afirmó que había reconocido
estas palabras ya que correspondían a un ejercicio de Lamaze, pero cómo lo había
escuchado y recordado su hija, solo existía la explicación de que su hija lo había
oído y memorizado desde el útero antes de nacer.
Hace algún tiempo historias como estas habrían tenido suerte de aparecer en el pie
de página, sin embargo con el desarrollo de una nueva medicina, la psicología
prenatal, estas experiencias reciben la consideración que merecen. Tampoco
podemos decir que estamos frente a una panacea mundial, ni tampoco que todo
trastorno emocional que nos afecte se remonta al útero, la vida no es estática, pero
es importante recalcar que los acontecimientos nos afectan de una manera muy
distinta en las primera etapas de nuestra vida, ya que el niño intrauterino no puede
suavizar el impacto de una experiencia como un adulto.
Debemos mencionar que el niño intrauterino tiene necesidades emocionales, más
primitivas que las de un adulto, pero las tiene, necesita sentirse amado y deseado,
por lo que es necesario hablarle y pensar en el. Estudios con madre esquizofrenicas
y psicoticas proporcionan pruebas elocuentes de los efectos del abandono
emocional, en estos casos las mujeres no pueden evitarlo, las consecuencias de la
enfermedad mental impiden la comunicación con sus hijos, al nacer los niños suelen
tener problemas físicos y emocionales. Entonces cómo el bebe no puede estar
afectado por su madre, si vive con ella y escucha sus latidos del corazón, su tic-tac
constante llega a expresar tranquilidad, la seguridad y amor hacia el. Esto se
demostró mediante un estudio en el cual se hacía sonar una cinta con la grabación
de los latidos de un corazón humano en la sección de recién nacidos, los
investigadores observaron que prácticamente en todos los sentidos los bebes
sometidos a la grabación se encontraron mejor y en la mayoría de los casos mucho
mejor que los que no escucharon la cinta, comían más pesaban más y respiraban
mejor; lloraban y enfermaban menos.
Durante la gestación la mujer es el nexo entre el bebe y el mundo, todo lo que le
afecte va a incidir en él, pero no hay nada que le afecte más como las
preocupaciones con respecto a su pareja, por esto es que no hay cosa mas
peligrosa para un niño intrauterino como un padre que maltrata o deja sola a su
esposa.

Capítulo II.-
“Los nuevos conocimientos”.

Dr Alfred Tomatis ilustra el poder fundador de las experiencias prenatales con la


historia de Odile, una niña autista a la que trató hace años, ella era prácticamente
muda, la primera vez que el Dr Tomatis la examinó en su consulta ka niña no
hablaba ni parecía oir cuando le dirigían la palabra, de manera gradual el tratamiento
del Dr Tomatis la volvió menos callada, al cabo de un mes la niña prestaba atención
y hablaba, sin embargo sus padres notaron que la comprensión de su hija mejoraba
al hablarle en ingles, en vez de francés, lo que los desconcertaba, ya que ignoraban
dónde pudo haberlo aprendido. Un día la madre de Odile mencionó que durante la
mayor parte de su embarazo había trabajado en una fábrica de impostación
exportación en Paris, donde solo se hablaba ingles. La comprensión de esto hace
cuarenta años era una idea totalmente descartada, sin embargo hace cuatrocientos
años habría sido aceptada como una realidad. Nuestros antepasados eran
conscientes de que las experiencias de la madre se grababan en su hijo no nacido,
inclusive en la Biblia se pueden encontrar datos sobre este tema.
Con el avance tecnológico los médicos fueron cambiando la concepción de la
medicina, la enfermedad consistía en averiguar qué ocurría y dónde y por qué lo que
tenía que funcionar no iba bien, esto sitúa a la medicina en una posición más
poderosa y científica.
A principios de siglos estos elementos precisos que se habían dejado de lado, como
los sentimientos y pensamientos de las personas fueron reintroducidos por Sigmund
Freud, sin embargo el consideraba que el niño solo era lo suficientemente maduro
hacia el segundo o tercer año de vida, por lo que consideró que su personalidad solo
se comenzaba a formar en esa época.
En los años cuarenta y cincuenta una serie de investigadores estaban convencidos
que las emociones maternas influían sobre el feto pero no podían demostrarlo
empíricamente. Luego a mediados de los años sesenta, la tecnología los alcanzó,
pero por su hipótesis se responde por otra serie de investigadores, neurólogos como
Dominic Purpura, Albert Eintein, Salam y Richard D. Adams; audiologos como Erick
Wendenberg y Obstetras como Antonio J. Ferreira y la Dra Margaret Liley
proporcionaron sólidas e indiscutibles pruebas fisiológicas de que el feto es un ser
que oye, percibe y siente.
Por ejemplo los estudios demuestran que en la quinta semana el feto ya desarrolla
un repertorio de actos reflejos; en la octava semana no sólo mueve la cabeza, los
brazos y tronco sino que con esos movimientos ya ha labrado un lenguaje corporal,
expresa sus gustos y disgustos con sacudidas y patadas bien colocadas.
El dominio de las expresiones faciales se retrasa un poco más que los movimientos
corporales, al cuarto mes el niño es capaz de fruncir el ceño y hacer muecas. De
cuatro a ocho semanas después es tan sensible al tacto como un niño de un año, si
se le cosquillea el pericraneo durante un examen mueve rápidamente la cabeza.
El sentido del gusto se puede ver con un asombroso experimento, el cual al
adicionar sacarina a su dieta habitual de liquido amniótico y la tasa de ingestión de
duplica; basta adicionar un aceite de mal sabor llamado Lipidol para que la tasa
disminuya bruscamente y además el feto haga una mueca.
Investigaciones recientes demuestran que a partir de la semana veinticuatro el niño
intrauterino oye en todo momento, oye los retumbos estomacales de su madre, y
además los sonidos amortiguados del exterior como la voz de su madre y padre,
pero el sonido que domina su mundo es el ritmo del corazón de su madre.
En los años veinte un investigador Alemán recoge las experiencias relatadas por
mujeres embarazadas las cuales explicaron que habían dejados de asistir a
conciertos porque sus niños no nacidos reaccionaban tempestuosamente con la
música; casi medio siglo después el equipo del Dr Liley comprobó que a partir de la
semana veinticinco, el feto literalmente salta al ritmo de los golpes del tambor de una
orquesta,
En cuanto a la visión del niño, esta se desarrolla con mayor lentitud, aunque en el
útero no está totalmente a oscuras, no es el lugar ideal para practicar la visión. A
partir de la semana dieciséis el feto es muy sensible a la luz, sabe en que momento
su madre esta tomando un baño de sol. En general si una luz le apunta directamente
suele volver la cara, aunque no le molesta. Un investigador provoco espectaculares
fluctuaciones en los latidos del corazón del feto apuntando una luz intermitente en el
vientre de la embarazada.
Al nacer el niño solo tiene un 50/200 de visión.
El hecho de que el niño intrauterino tenga habilidades demostradas para reaccionar
ante su entorno a través de los sentidos, muestra que está en posesión de los
requisitos básicos para el aprendizaje. Sin embargo la formación de la personalidad
exige algo más, la formación de la consciencia; además para que los pensamiento y
sentimientos de la madre sean significativos, estos no pueden registrarse en el
vacío, el bebe debe ser consciente de lo que recibe.
El niño intrauterino recibe muchos mensajes y tiene que poder distinguir entre los
fundamentales y los que no lo son, sobre qué mensajes ha de obrar y cuales va a
descartar, si no puede hacerlo, éste no se registrara durante mas de unos
momentos. Todo esto es mucho pedir a un niño muy pequeño, motivo por el cual
algunos autores todavía rechazan la idea de que la personalidad comienza a
formarse en el útero.
Estas objeciones ignoran lo que se ha aprendido de manera experimental, los
recientes estudios neurológicos demuestran que la conciencia existe en el útero y
además indican el momento en que comienza, el Dr Dominick Purpura, jefe de la
sección de estudios sobre el cerebro de los Institutos Nacionales de Salud sitúa el
comienzo de la conciencia entre las semanas veintiocho y treinta y dos, señala que
en ese momento los circuitos neurales del cerebro están tan desarrolladas como en
el recién nacido. Durante la misma época la corteza cerebral madura lo suficiente
como para sustentar la conciencia, esto es importante ya que la conciencia es la
parte más elevada y compleja del cerebro, la cual utilizamos para pensar y recordar.
Pocas semanas después, las ondas cerebrales se vuelven definidas, lo que permite
distinguir los estados de vigilia y sueño, a partir de la semana treinta y dos las
pruebas sobre ondas cerebrales comienzan a registrar periodos de sueño REM, que
en los adultos significa estados de sueño oníricos, es decir el bebe intrauterino
sueña.
Otra posibilidad planteada por 3 investigadores del sueño, sostienen que el sueño
REM es como un levantamiento de pesas por parte del cerebro.
Al hablar en las conferencias el público la mayoría de las veces asiente al hablarle
de la posibilidad de recordar lo vivido en el útero, sin embargo lo que provoca
desconcierto que la capacidad del niño de reconocer los sentimientos y
pensamientos de la madre.
Los primeros indicios de este tema, surgen en 1952 cuando W. B.Canon, biólogo y
psicólogo demuestra que el miedo y la ansiedad pueden provocarse
bioquimicamente mediante la inyección de un grupo de sustancias químicas
llamadas catecolaminas, que aparecen naturalmente en la sangre de animales
asustados. En pocos segundos y sin provocación todos los animales serenos
también comenzaron a mostrarse aterrorizados. El echo de que corresponda a un
animal o a un niño no nacido no implica diferencia. En el caso del feto la fuente de
estas sustancias proviene de la madre cuando esta se perturba.
Una serie de investigaciones sustentadas por el Dr. Dennis Stott a principios de
1970trata de probar que el niño intrauterino es capaz de hacer discriminaciones
bastantes sutiles con relación a las actitudes y sentimientos de su madre; el planteas
que si el bebe es feliz va florecer físicamente, cuando es muy turbado, se vuelve
emocionalmente inestable, el doctor supuso que el estado físico y emocional del
niño al nacer permitiría hacerse una idea del tipo de mensajes maternos que recibió.
Los datos del Dr. Stott demostraron que contratiempos prolongados que no
afectaban directamente la seguridad de la mujer, tenían poco o ningún efecto en su
hijo no nacido, mientras que tensiones personales a largo plazo lo tenían con
frecuencia. No es menor que diez de las catorce mujeres del estudio sometidas a
tensión tuvieran hijos con algún problema físico o emocional, esto solo se puede
explicar por la percepción del niño in útero, los que percibieron que la aflicción no
era amenazadora para ellos y los que percibieron que la aflicción significaba una
amenaza. Sin embargo un elemento que no se analizo fue lo que sentían las madres
hacia sus hijos.
Si se hubiera estudiado esto quizás se llegaría a otra conclusión, como que la
intensidad de los sentimientos de la madre va a reducir el impacto de los
contratiempos.
La Dra Monika Lukesch, luego de seguir a dos mil mujeres llego a la conclusión de
que la actitud de la madre producía el efecto más importante en la forma de ser del
infante. Todas las madres tenían características similares. Los hijos de madres
aceptadoras eran emocional y físicamente mas sanos al nacer que los hijos de
madres rechazadoras.
El Dr. Gerhard Rottman llega la misma conclusión, el estudia ciento cuarenta y una
mujeres y las separa en cuatro grupos, basados en la actitud que tenían hacia el
embarazo.
Las clasificadas como “madres ideales” tuvieron los embarazos más fáciles los parto
menos problemáticos y los hijos mas sanos, las mujeres con actitud negativa
denominada las “catastróficas” tuvieron problemas médicos mas difíciles durante el
embarazo con una alta tasa de partos pretermino con hijos de poco peso y
emocionalmente perturbados.

Capitulo III.-
“El yo prenatal”.

A fines de 1944 surge una ponecia denominada “la guerra y la relación materno
fetal”, a partir de observaciones que el realiza acerca del modo en que determinadas
ansiedades maternas influyen en el bebe, en este caso ansiedades acerca de la vida
de sus parejas que se encontraban en la guerra. El plantea que estas ansiedades
acrecientan la susceptibilidad biológica del niño hacia la aflicción emocional, el niño
se torna emocionalmente más vulnerable, debido a que su mecanismo orgánico ha
sido alterado en el útero.
Este fenómeno lo denominó somatopsiquico y lo define como el modo en que los
procesos fisiológicos básicos afectan la estructura de la personalidad, la percepción
y el comportamiento de un individuo.
Físicamente madre e hijo no comparten un cerebro ni un sistema nervioso
autónomo, sin embargo hay enlaces neurohormonales que son vitalmente
importantes ya que constituyen unos de los pocos modos en que la madre y su hijo
pueden sostener un dialogo emocional. En general la madre comienza el dialogo, al
percibir una acción o pensamiento, su cerebro lo convierte en una emoción y orienta
a su organismo a que produzca un conjunto adecuado de respuestas. El proceso
tiene lugar en la corteza cerebral, el hipotálamo la percepción recibe un tono
emocional y un conjunto de emociones físicas. Todas las sensaciones asociadas con
ansiedad, depresion excitación se originan en el hipotálamo; sin embargo los
cambios reales se crean en dos centros controlados por el: el sistema endocrino y el
sistema nervioso autónomo (SNA). Si una gestante se asusta el hipotálamo ordena
al SNA que acelere el ritmo cardiaco, dilate las pupilas, haga sudar la palma de las
manos y eleve la tensión sanguínea; el sistema endocrino recibe la señal de
aumentar la producción de neurohormonas, al inundar estas el torrente sanguíneo
modifican la química corporal de la mujer y de su bebe no nacido, este ejemplo es
del miedo pero pueden ser otras emociones que si son intensas y constantes
pueden alterar los ritmos biológicos normales del niño intrauterino.
Un equipo de Columbia estudia el efecto del hambre in útero, en el historial físico de
mujeres Holandesas y sus hijos que habían estado sometidos al hambre, resulto que
en el grupo los problemas de peso eran comunes, el grado de susceptibilidad
dependía sobre todo del grado de desarrollo en que se encontraba el sujeto (niños
no nacidos) cuando los alcanzó el hambre; padecer hambre en los primeros cuatro o
cinco meses de la gestación parecía tener el mayor efecto, la obesidad era muy
frecuente. El equipo llegó a la conclusión que la privación nutritiva en este periodo
afecta la disposición de las zonas hipotalamicas que regulan la ingestión de
alimentos y el desarrollo. Sin embargo podemos decir que esto es un acción
extrema, el hambre no se da corrientemente.
Puedo decir, sin embargo, que la excesiva secreción neurohormonal materna crea
un SNA sobrecargado de conductas que conduce a poco peso al nacer, trastornos
digestivos, dificultades de lectura y problemas de conducta. Además se podría
agregar otro elemento, una producción excesiva de progesterona y/o estrógeno
maternos provoca desequilibrios en el sistema nervioso y en el cerebro del feto, lo
que a su vez conduce a trastornos de la personalidad. Hasta principios de los años
setenta se utilizaba para mujeres que tenían riego de aborto una dosis de estrógeno
con progesterona, el cual fue prohibido debido a los peligros físicos de estos
agentes, se descubrió que la embarazadas que tomaban alguna de estas hormonas
durante la gestación , los hijos tenían rasgos femeninos notoriamente
incrementados, tanto en mujeres como hombres. Estos descubrimientos demuestran
que la exposición a cantidades excesivas de hormonas maternas específicas
provoca en el niño no nacido específicos cambios de personalidad con base
orgánica.
Debemos que recordad que las mejores pruebas con las que contamos indican que
las primeras manifestaciones de consciencia fetal no se producen hasta bien entrado
el segundo trimestre. A los tres meses de vida el niño intrauterino prácticamente
pasa por alto los mensajes maternos complejos; al nacer el bebe esta lo bastante
maduro como para poder responder con gran exactitud a los sentimientos maternos
y para componer respuestas físicas, emocionales y cognoscitivas.
Otra forma definir este desarrollo es llamarlo la formación del ego, Freud creía que el
ego comienza a operar entre el segundo y cuarto año de vida del niño, ahora
sabemos que el ego del niño intrauterino comienza a funcionar en algún momento
del segundo trimestre, en dicho periodo el feto ha alcanzado la madurez necesaria,
su sistema nervioso esta en condiciones de transmitir sensaciones a los centro
cerebrales superiores.

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