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ORACIÓN

Buscar a Dios en la oración es


una gran manera de hallarle.
Hagamos silencio en nosotras
para oír a Dios.
Debemos ser almas de oración
para que todas nuestras obras
sean una oración continuada.
En las sequedades, el Señor nos
quiere enseñar que no podemos
nada.
Pongan toda el alma en las
oraciones, que no sean de rutina,
que ese hablar con Dios sea para
que sean conscientes de lo que
desean darle y lo que desean les dé.
Un alma que no tiene oración, no
es posible tenga vida espiritual,
ni pueda dar buen ejemplo, no
puede irradiar a Cristo.
La oración todo lo alcanza, y en
ella alcanzará todo lo que no se
puede aprender ni el libros ni
por mucho que se consulte.
La oración es el medio principal
para nuestra vida espiritual. En
ella cristo nos traza el camino
para seguirle y nos da la fortaleza
necesaria para serles fieles hasta
el fin.
Seamos almas de oración,
sepamos contemplar los misterios
de Dios, sepamos mirar siempre al
cielo.
Que yo reflexione siempre y
consulte ante Ti en el sagrario,
qué debo hacer para mayor gloria
tuya y bien de las almas.
Mi oración debe ser como la de
Jesús: adorar, amar, reverenciar
interior y exteriormente, confiar,
pedir, entregarme.
Una monja sin oración es un
cadáver de monja.
El mecanismo de la oración debe
consistir en el ejercicio de la
voluntad, ver si estamos queriendo
lo que EL quiere; pues la oración
es juntar nuestra voluntad a la suya.

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