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LOS DE ABAJO
(NOVELA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA)
MARIANO AZUELA
Ensayo elaborado por el profesor JOEL NEGRETE HERNÁNDEZ
Personajes principales.
Venancio. El Meco.
Crispín Robles.
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PRIMERA PARTE
La obra de Mariano Azuela, Los de Abajo, inicia cuando una pareja se encuentra platicando
acerca de un ruido que oyeron, palomo, el perro de ellos ladra sin parar. La mujer le dice a
su marido Demetrio Macías que se esconda, él la obedece pero pronto se oye un balazo y
palomo sólo da un gemido y deja de ladrar. Eran los federales que llegaban a ese jacalito,
los cuales entran y piden agua y algo de comer, bebida y comida. Ellos se dan cuenta que
solo hay una mujer, el sargento pregunta a la mujer cómo se llama ese ranchito, y ella
contesta, Limón. Al escuchar ese nombre los oficiales le dice al teniente que es la tierra de
Demetrio Macías y el teniente decide quedarse y pide al sargento le traigan una botella de
tequila porque ha decidido pasar la noche en compañía de esa mujer. Sale Demetrio del
escondite y los federales se acobardan diciendo que ellos respetaban a los valientes.
Aunque la mujer le dice que los mate, Demetrio Macías los deja ir. Demetrio le dice a la
mujer que se vaya a casa de su padre para que ahí esté segura. Cuando los dos salen,
Demetrio mira su casa ardiendo en llamas, y decide ir a buscar a sus compañeros
revolucionarios.
Pancracio, Anastasio Montañés y la Codorniz, son los mejores amigos de Demetrio,
junto con otros veinte hombres más, deciden ir por los federales puesto que Demetrio les
dijo sobre lo ocurrido. Poco después tienen un enfrentamiento emboscándolos en una
vereda. Al día siguiente se dan cuenta que les faltaban dos hombres que eran Serapio y
Antonio. Los encuentran ahorcados, siguen su camino. Cuando llegan a un ranchito piden
algo de beber y de comer porque Demetrio resultó herido en una pierna. La gente del lugar
les ayuda porque tienen la convicción que luchan por una justa y buen causa.
En una ocasión, la Codorniz despertó a Anastasio, en esos momentos los dos
dormían como fieles perros al lado de su jefe, le dijo que escuchó un balazo, le pidió ayuda
por si pudieran ser federales, cuando se asomaron fuera del jacal vieron a Pancracio y un
hombre llamado Luis Cervantes el cual pidió hablar con el jefe Demetrio para ver si éste lo
aceptaba en sus filas revolucionarias. Logró que lo llevaran con Demetrio Macías, le
expuso sus argumentos, el porqué del interés en unírseles y de donde había salido, al
escucharlo Demetrio mandó que lo encerraran y que lo vigilara Pancracio y el Manteca, al
día siguiente le resolvería. Mientras estaba encerrado Luis Cervantes se ganó la confianza
de algunos de los que lo cuidaban.
Camila era la muchacha que estaba al cuidado de Demetrio Macías. Anastasio
Montañés, preguntó al jefe sobre el destino de Luis Cervantes el curro. A Demetrio se le
ocurrió mandar robar una sotana de una iglesia cercana, para que así la Codorniz se
hiciera pasar por sacerdote. Le dijeron a Luis cervantes que lo fusilarían y si éste quería
confesarse ahí estaba un padre para que lo hiciera. Con esto pensaron que el curro diría
para qué había venido. Se confesó con el fingido padre y no descubrieron malas
intenciones.
En el transcurso de ochos meses sanó la herida de Demetrio, puesto que Luis
Cervantes lo curaba cuando era necesario, de esta manera se ganó su confianza y
asimismo la joven Camila se enamoró de él. En aquel lugarcito no les faltaba nada;
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comida, bebida, descanso y otras pequeñas cosas, todo lo necesario era satisfecho por los
lugareños, hasta llegar la recuperación de Demetrio Macías.
Luis Cervantes le dijo al jefe Demetrio Macías que lo admira por su gran labor
revolucionaria y que siguiera luchando así. Demetrio le preguntó sobre si era de verdad
que se quería unir a sus filas, puesto que él, Luis Cervantes, era una gente fina, de otro
ambiente. El contestóen forma afirmativa. Y fue bien aceptado.
Demetrio le dijo a Crispín Robles que su idea era hacer acciones como aquellas de
llegar a los pueblos llevándose caballos y armas, cuantas encontraran, liberar presos y así
armarse de más hombres y en poco tiempo ser una cantidad mayor. En eso entraron Luis y
otros hombres. Así se enteraron de la partida al día siguiente, entonces la Codorniz
propuso una fiesta de despedida y todos aceptaron. Después, Luis Cervantes caminando
por una vereda se encontró con Camila y le dijo que ya se iba a ir. Luis le empezó a hablar
del jefe Demetrio Macías y el dinero que pronto tendrían. Ésta cuando escuchó a Luis,
mejor se puso a llorar. Demetrio vio esta escena y se retiró de ellos.
Se llevo a cabo la fiesta, Camila no asistió por tener una jaqueca según su mamá
Agapita. Al terminar, Demetrio se despidió de la gente del pueblo con mucho
agradecimiento. Cuando Camila los vio, en la lejanía, se puso a llorar y María Antonia una
vecina se rió de ella. Por el camino Demetrio y su gente encontraron a un viejito y le
preguntaron cuantos federales había por el rumbo, él les respondió que había menos de
una docena. Siguieron su camino con la idea que por cada federal que mataran, sería una
carabina más para ellos. Secuestraron a un jornalero para que los llevara al cuartel, iban
llegando al pueblo, cuando los federales los recibieron a balazos y durante la balacera
mataron al Tecolote. Un señor les dio asilo en su casa.
Entonces apareció el general encargado del cuartel, un soplón le dijo donde estaban
los revolucionarios, éste mandó al teniente Campos indicándole que los matara y después
los colgara a todos en la plaza. La gente de Demetrio les hizo una emboscada. Después
de haber brincado muchas tapias y llegado al muro final del templo, encontraron a los
federales y los bombardearon con granadas, matando así a la mayoría. Todos los que
quedaron vivos fueron también asesinados junto con el general de tés blanca, quien dirigía
en ese momento al grupo de federales.
Demetrio llegó con 100 hombres a Zacatecas solicitando unirse a Pánfilo Natera, el
cual lo aceptó muy cordialmente. Celebran los logros obtenidos. Luis Cervantes se puso a
platicar con el señor Solís, quien le dijo que estaba desilusionado porque ya tenía 25 años
en la revolución y sólo veía hombres muy acabados, como resultado de tales movimientos
armados. Luis le dijo que no se desanimara, siempre debería tener presente los motivos
que lo llevaron a unirse a esa causa. Demetrio Macías se llevó de ahí a Luis y le dijo
felizmente que ya lo habían nombra coronel. A la mañana del día siguiente amanecieron
muertos dos hombres de Macías y una vieja prostituta. Les da la orden de enterrarlos
solamente.
El asalto a la ciudad de Fresnillo Zacatecas fue un fracaso revolucionario. Demetrio
al saberlo, les explicó a Anastasio y Pancracio lo fácil que era tomar esa plaza por la
noche. Demetrio se acordó de Camila y le dijo a Anastasio que volvieran al ranchito por
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ella, ya que se había enamorado profundamente de esa mujer. Anastasio le dijo a su jefe
que cuando lo deseara iban al ranchito por Camila.
Cuando estaba reunida la gente de Pánfilo Natera y del coronel Macías se empezó a
correr el rumor que Villa iba a ir para ese lugar, donde se encontraban ellos. Todos los
hombres de Natera empezaron a contar a la gente de Macías las hazañas de Villa, todo lo
que había logrado conseguir. Posteriormente la gente de ambos; Macías y de Natera,
sufrieron una emboscada y Luis Cervantes, sin darse cuenta apareció sólo con Solís entre
lluvia de balas, después de haber ido Macías y su gente por los federales hasta la cumbre
de una ladera, la cual sería la muerte si se daba un paso en falso. Llegaron y acabaron con
todos los federales de esa ladera, todo esto explicado por Solís a Cervantes, quién elogio
mucho al coronel Demetrio Macías por realizar dicha hazaña.
SEGUNDA PARTE
TERCERA PARTE
En esta tercera parte, Mariano Azuela, narra como Luis Cervantes le escribió a Venancio
desde el paso Texas el 16 de mayo de 1915. Para felicitarlo por el título médico que logró
obtener y para proponerle un negocio de un restaurante en Estados Unidos. Además se
lamentó de la muerte del manteca y de pancracio por una partida de baraja. Le dio gusto
por el suicidio del güero Margarito.
Durante el camino por Durango, se enteraron, por medio de cuatro desertores, que
Villa recibió una tremenda derrota en Celaya. Esta noticia hizo que reflexionarán sobre el
porqué estaban luchando, a favor de quién lo hacían, que papel jugaban dentro este
movimiento. Fue Demetrio Macías el hombre que se puso más triste, lo afloró en una
pequeña reunión que realizaron sus hombres.
El conjunto de hombres se encaminó a Juchipila. Estando ahí, los invadieron los
recuerdos de sus batallas como la de Zacatecas y se dieron cuenta que ya nadie se
acordaba de ellos. Al entrar por la calles de Juchipila, repicaban las campanas de la iglesia.
El pueblo tenía un festejo. Pero al igual que otros pueblos que habían recorrido, este
también estaba en ruinas, no encontraron comida, aunque mostraron montones de billetes,
no encontraron que comprar pues no había mucho que les vendieran.
La mujer de Demetrio, junto con su hijo salió al encuentro de éste. Hacia casi dos
años que no se veían. Juchipila se vio azotado por una fuerte lluvia. Presagio que algo iba
a ocurrir. La mujer de Demetrio Macías no quería que él se fuera nuevamente. Le dijo que
ahora sí presentía que algo ocurriría.
Cruzando la sierra, Demetrio rememoró que en ese mismo lugar con sólo veinticinco
hombres le había propinado más de quinientas bajas a los federales. Al decir esto
empezaron los disparos, los federales los habían emboscado. Muchos corrieron, otros
tantos murieron. Demetrio parapetado en un escondite de rocas disparó contra el enemigo.
Sin embargo, llegó su final, se quedó inmóvil con los ojos fijos y aún apuntando con su fusil
en mano.