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Dogmas de la Virgen María

a) Su Virginidad:
SAN SIRICIO, 384-398 Can. 3. Si alguno no confiesa, de acuerdo con
Del primado del Romano Pontífice los Santos Padres, propiamente y según verdad por
De la virginidad de la B. V. M. madre de Dios a la santa y siempre Virgen María,
[De la Carta 9 Accepi litteras vestras a Anisio, como quiera que concibió en los últimos tiempos
obispo de Tesalónica, de 392] sin semen por obra del Espíritu Santo al mismo
Dios Verbo propia y verdaderamente, que antes de
(3) A la verdad, no podemos negar haber sido con todos los siglos nació de Dios Padre, e
justicia reprendido el que habla de los hijos de incorruptiblemente le engendró, permaneciendo
María, y con razón ha sentido horror vuestra ella, aun después del parto, en su virginidad
santidad de que del mismo vientre virginal del indisoluble, sea condenado [v. 218].
que nació, según la carne, Cristo, pudiera haber
salido otro parto. Porque no hubiera escogido el
Señor Jesús nacer de una virgen, si hubiera B) Su Inmaculada Concepción:
juzgado que ésta había de ser tan incontinente PIO XIX 1846-1878
que, con semen de unión humana, había de
manchar el seno donde se formó el cuerpo del Definición de la Inmaculada Concepción de la
Señor, aquel seno, palacio del Rey eterno. Porque Bienaventurada Virgen María
el que esto afirma, no otra cosa afirma que la [De la Bula Ineffabilis Deus, de 8 de
perfidia judaica de los que dicen que no pudo diciembre de 1854]
nacer de una virgen. Porque aceptando la
... Para honor de la santa e indivisa Trinidad, para
autoridad de los sacerdotes, pero sin dejar de
gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios,
opinar que María tuvo muchos partos, con más
para exaltación de la fe católica y acrecentamiento
empeño pretenden combatir la verdad de la fe.
de la religión cristiana, con la autoridad de nuestro
CONCILIO DE EFESO, 431 Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles
III ecuménico (contra los nestorianos) Pedro y Pablo y con la nuestra declaramos,
De la Encarnación l proclamamos y definimos que la doctrina que
[De la Carta II de San Cirilo Alejandrino a sostiene que la beatísima Virgen María fue
Nestorio, leída y aprobada en la sesión I] preservada inmune de toda mancha de la culpa
original en el primer instante de su concepción por
Pues, no decimos que la naturaleza del Verbo, singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en
transformada, se hizo carne; pero tampoco que atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del
se trasmutó en el hombre entero, compuesto de género humano, está revelada por Dios y debe ser
alma y cuerpo; sino, más bien, que habiendo por tanto firme y constantemente creída por todos
unido consigo el Verbo, según hipóstasis o los fieles. Por lo cual, si alguno, lo que Dios no
persona, la carne animada de alma racional, se permita, pretendiere en su corazón sentir de modo
hizo hombre de modo inefable e incomprensible y distinto a como por Nos ha sido definido, sepa y
fue llamado hijo del hombre, no por sola voluntad tenga por cierto que está condenado por su propio
o complacencia, pero tampoco por la asunción de juicio, que ha sufrido naufragio en la fe y se ha
la persona sola, y que las naturalezas que se apartado de la unidad de la Iglesia, y que además,
juntan en verdadera unidad son distintas, pero por el mismo hecho, se somete a si mismo a las
que de ambas resulta un solo Cristo e Hijo; no penas establecidas por el derecho, si, lo que en su
como si la diferencia de las naturalezas se corazón siente, se atreviere a manifestarlo de
destruyera por la unión, sino porque la divinidad y palabra o por escrito o de cualquiera otro modo
la humanidad constituyen más bien para nosotros externo.
un solo Señor y Cristo e Hijo por la concurrencia
inefable y misteriosa en la unidad... Porque no
nació primeramente un hombre vulgar, de la CONCILIO DE TRENTO, 1545-1563
santa Virgen, y luego descendió sobre Él el Verbo;
Canones sobre la justificación
sino que, unido desde el seno materno, se dice
que se sometió a nacimiento carnal, como quien Can. 23. Si alguno dijere que el hombre una vez
hace suyo el nacimiento de la propia carne... De justificado no puede pecar en adelante ni perder la
esta manera [los Santos Padres] no tuvieron gracia y, por ende, el que cae y peca, no fue nunca
inconveniente en llamar madre de Dios a la santa verdaderamente justificado; o, al contrario, que
Virgen. puede en su vida entera evitar todos los pecados,
aun los veniales; si no es ello por privilegio especial
de Dios, como de la bienaventurada Virgen lo
SAN MARTIN I, 649-653 (655)
enseña la Iglesia, sea anatema [cf. 805 Y 810].
CONClLlO DE LETRAN, 649
(Contra los monotelitas)
De la Trinidad, Encarnación, etc.
muerte, ser levantada en cuerpo y alma a la
suprema gloria del cielo, donde brillaría como Reina
a la derecha de su propio Hijo, Rey inmortal de los
siglos [1 Tim. 1, 17].
C) Su Asunción:
En consecuencia, como quiera que la Iglesia
universal, en la que muestra su fuerza el Espíritu de
Definición de la Asunción de la verdad, que la dirige infaliblemente a la
Bienaventurada Virgen María consecución del conocimiento de las verdades
[De la Constitución Apostólica reveladas, ha puesto de manifiesto de múltiples
Munificentissimus Deus, de 1º de noviembre de maneras su fe en el decurso de los siglos, y puesto
1950] que todos los obispos de la redondez de la tierra
piden con casi unánime consentimiento que sea
Todos estos argumentos y razones de los
definida como dogma de fe divina y católica la
Santos Padres y teólogos se apoyan, como en su
verdad de la Asunción corporal de la Beatísima
fundamento último; en las Sagradas Letras, las
Virgen María a los cielos —verdad que se funda en
cuales, ciertamente, nos presentan ante los ojos a
las Sagradas Letras, está grabada profundamente
la augusta Madre de Dios en estrechísima unión
en las almas de los fieles, confirmada por el culto
con su divino Hijo y participando siempre de su
eclesiástico desde los tiempos más antiguos,
suerte. Por ello parece como imposible imaginar a
acorde en grado sumo con las demás verdades
aquella que concibió a Cristo, le dio a luz, le
reveladas y espléndidamente explicada y declarada
alimentó con su leche, le tuvo entre sus brazos y
por el estudio, ciencia y sabiduría de los teólogos—,
le estrechó contra su pecho, separada de Él
creemos que ha llegado ya el momento
después de esta vida terrena, si no con el alma, si
preestablecido por el consejo de Dios providente en
al menos con el cuerpo. Siendo nuestro Redentor
que solemnemente proclamemos este singular
hijo de María, como observador fidelísimo de la
privilegio de la misma Virgen María...
ley divina, ciertamente no podía menos de
honrar, además de su Padre eterno, a su Madre Por eso, después que una y otra vez hemos
queridísima. Luego, pudiendo adornarla de tan elevado a Dios nuestras preces suplicantes e
grande honor como el de preservarla inmune de invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria
la corrupción del sepulcro, debe creerse que de Dios omnipotente que otorgó su particular
realmente lo hizo. benevolencia a la Virgen María, para honor de su
Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del
Pues debe sobre todo recordarse que, ya
pecado y de la muerte, para aumento de la gloria
desde el siglo II, la Virgen María es presentada
de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de
por los Santos Padres como la nueva Eva, aunque
toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor
sujeta, estrechísimamente unida al nuevo Adán
Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro
en aquella lucha contra el enemigo infernal; lucha
y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y
que, como de antemano se significa en el
definimos ser dogma divinamente revelado: Que la
protoevangelio [Gen. 3, 15], había de terminar en
Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María,
la más absoluta victoria sobre la muerte y el
cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta
pecado, que van siempre asociados entre sí en
en cuerpo y alma a la gloria celestial.
los escritos del Apóstol de las gentes [Rom. 5 y 6;
1 Cor. 15, 21-26; 54, 57]. Por eso, si alguno, lo que Dios no permita, se
atreviese a negar o voluntariamente poner en duda
Por eso, a la manera que la gloriosa
lo que por Nos ha sido definido, sepa que se ha
resurrección de Cristo fue parte esencial y último
apartado totalmente de la fe divina y católica.
trofeo de esta victoria; así la lucha de la
Bienaventurada Virgen común con su Hijo, había
de concluir con la glorificación de su cuerpo
virginal; pues, como dice el mismo Apóstol,
cuando este cuerpo mortal se revistiere de la
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra
que fue escrita: absorbida fue la muerte en la
victoria [1. Cor. 15, 54].
Por eso, la augusta Madre de Dios,
misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la
eternidad, “por un solo y mismo decreto” de
predestinación, inmaculada en su concepción,
virgen integérrima en su divina maternidad,
generosamente asociada al Redentor divino, que
alcanzó pleno triunfo sobre el pecado y sus
consecuencias, consiguió, al fin, como corona
suprema de sus privilegios, ser conservada
inmune de la corrupción del sepulcro y, del
mismo modo que antes su Hijo, vencida la

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