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BIBLIOTECA DEL PENSAMIEN’ of SOCIALISTA Libro segundo EF] proceso de circulaci6n del capital [Friedrich Engels] sigl XX P ve tuo editores ( edicién a cargo de pedro scaron traduccién, advertencia y notas de pedro scaron KARL|EL CAPITAL MARXICRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA el proceso libro|de circulacién segundo |del capital IV WX x siglo xxi editores, s.a. de c.v. CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MEXICO, DF. siglo xxi edltores, s.a. TUCUMAN 1621, 7° N, C1OS0AAG, BUENOS AIRES, ARGENTINE siglo xxi de espafia editores, s.a. MENENDEZ PIDAL 3 BIS, 28038, MADRID, ESPANA vigésima reimpresion en espaiiol, 2008 © siglo xxi editores, s.a. dec.v. isbn 978-968-23-0084-4 (obra completa) isbn 978-968-23-0085-1 (volumen 4) €n coedicién con siglo xxi de espafia editores, s.a. titulo original: das capital, kritik der politischen dkonomie derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico impreso en impresora grafica hernandez capuchinas nim. 378 col. evolucién, cp. 57700 edo. de méxico octubre de 2008 ADVERTENCIA A LA PRESENTE EDICION Si la publicacién en castellano de una edicién critica del tomo 1 de El capital presenta, en el estado actual de la investigacién, dificultades ingentes y parcialmente insupe- rables, las mismas se multiplican y acrecientan cuando se trata de editar, segtin criterios cientificos, los tomos 1 y 1 de la obra. Cuando Engels, a la muerte de Marx, acomete la fmproba y sacrificada tarea de publicar esos tomos de El capital, se encuentra con una cantidad impresionante de manuscritos y frente a un dilema: o bien otorgar la prioridad a la conveniencia de que los militantes socialistas pudieran manejar como una herramienta tedrica esa parte sumergida de la obra de Marx, y manejarla como “obra coherente, trabada, que constituyese en lo posible una unidad en si misma”, o inclinarse por una edicién cientifica Util ms bien a los especialistas y, en particular, a los historiadores de las ideas. En el primer caso se imponia la necesidad de seleccionar, compaginar, redactar de nuevo partes oscuras o elaboradas sélo a medias, introducir titulos y nexos explicativos; en el segundo, habia que publicar los manuscritos en su totalidad y sin retoques. Engels opt6 por la primera de esas soluciones, y si tenemos en cuenta el momento y las circunstancias, su decisién, en esencia, nos parece perfectamente defendible.' + Lo cual no significa que la manera en que la llevé a cabo no merezca algunas reservas. Si alguien se habia ganado el derecho a tratar casi como propios los manuscritos de Marx, ése, sin duda, era Engels. Pero nos parece que incluso en su caso hubiera sido VI Pero al optar por una edicién mAs accesible y popular, Engels dio pie a dos errores bastante difundidos. Por un lado, el de quienes consideran que estos tomos no son meros materiales preparatorios de una exposicién definitiva que Marx, por desgracia, no lleg6 a elaborar, sino precisa- mente dicha exposicién terminada.? Por otro lado, en su modestia y abnegacién, Engels procura convencernos de que la obra que nos presenta, tal como él nos la presenta, sigue siendo “la obra exclusiva del autor, no del editor”. Pero el enorme trabajo cjecutado por Engels para dar forma a los tomos 1 y 11 de El capital y precisar o completar su contenido —es necesario recordar aqui que el libro 1 le insume no los pocos meses previstos en el prdlogo al tomo n, sino nueve afios?—, ese enorme trabajo de Engels, decfamos, permite asegurar que dichos tomos, en su forma actual, son hasta cierto punto una obra comin de Marx y Engels. “Todos los marxistas rusos que se han ocupado deseable que distinguiera més rigurosamente entre los textos originales de su compaiiero de investigacién cientifica y sus propias aclaraciones y desarrollos. Basta cotejar el texto auténtico, mar- xiano, de las Tesis sobre Feuerbach con Ja version publicada por Engels en 1888, justamente entre la aparicién del tomo 1 de El capital y 1a del tomo m, para advertir hasta qué punto algunas correcciones y agregados de Engels a manuscritos de Marx alte- raban, en cierta medida, no s6lo la forma sino en ocasiones el contenido de éstos. Compérese, por ejemplo, la dltima frase de la cuarta tesis en ambas versiones: mientras que Marx, en 1845, proponia que la familia fuera “aniquilada [vernichtet] en la teoria y en la practica”, Engels habla en 1888 de que esa institucién debe ser “criticada en la teorfa y trastocada [umgewlzt] en la prdctica”, (Cfr. Marx-Engels Werke —en adelante MEW—, t. 1, p. 6, 0 Die deutsche Ideologie, Berlin, 1953, p. 594, y el apéndice al Ludwig Feuerbach de Engels en Karl Marx/Friedrich Engels, Ausgewahlte Schriften, t. 1, Berlin 1953, p. 377.) 2 Cfr. lo que afirma a este respecto Maximilien Rubel en Karl Marx, Euvres, Economie, t. 1, Paris, 1968, pp. x1, CxxIl y XI: “{Engels} da la apariencia de obras terminadas a pginas a menudo informes y mal redactadas, materiales de un trabajo del que el propio Marx decia que era necesario completarlo, y aun escribirlo”. Los tomos 1 y 1m son “bosquejos, tanteos a veces desesperados”, “materiales para los «libros», y nada més”. Ante esta realidad objetiva, resulta curioso que algunos criticos hayan descalificado a los incémodos Grundrisse por su caracter de borradores, contra- poniéndolos no al tomo 1 de El capital (lo que seria mas bien gratuito, pero tendria algtin sentido), sino a El capital en su conjunto, esto es, a una obra que, en la medida en que consideremos a Marx como su autor exclusivo, esté constituida en su mayor parte por borradores. VII del libro 1 de El capital”, explicaba a principios del decenio de 1920 el fundador del Instituto Marx-Engels de Mosci, David Riazénov, “no han podido desembarazarse de esta idea: no seria posible conseguir ese libro 11 bajo su forma original, tal como Marx la habia establecido? En tal caso, se utilizaria a modo de comentario la versién dada por Engels. Todos, en efecto, tenfamos la sensacién de que Engels hu- biera podido actuar de manera un tanto subjetiva. Y bien, esa sensacion se reforz6 cuando conocimos el contenido de los manuscritos que hemos descubierto [Riazénov se refiere aqui, precisamente, a los manuscritos de Marx correspondientes al tomo 11]. Lo mismo es valido para el libro mi de El capital. [...] Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que el libro m1 de El capital enfoca, sin duda, temas proyectados y elaborados por Marx, pero que no constituye mas que una variante de Engels.” * Ahora bien, si a unos 90 afios de la primera publicacién del tomo 1 y a mas de 80 de la del 11 es absolutamente legitimo seguir editando esos tomos “a la Engels” —de la misma manera que seria absolutamente legitimo elaborar y editar antologias depuradas de otras obras que Marx nos leg6 también bajo la forma de borradores, como por ejemplo los Grundrisse, y hacerlas accesibles asi a un piblico mas amplio—, no sdlo es legitimo sino ademas urgente poner en conocimiento de los estudiosos el texto integro de los manuscritos de Marx correspondientes a dichos tomos. Hasta el presente, sin embargo, todo lo que conocemos de los manuscritos originales, en el caso del libro m, es lo siguiente: a) Lo publicado por Engels, aproximadamente la mitad del material escrito por Marx. En las ediciones a su cargo, empero, Engels sdlo en ciertos casos puso entre corchetes (remplazados por Ilaves en nuestra edicién) las frases interpoladas por él en el original: puede ocurrir, entonces, que el lector que emplee esas ediciones o las 2 David Riaz4nov, “Communication sur lhéritage littéraire de Marx et Engels” [1921], en L'Homme et la Société - Revue Inter- nationale de Recherches et de Syntheses Sociologiques, Paris, n° 7, enero-marzo de 1968, pp. 262-263. Entre los “marxistas rusos” de que nos habla Riazénov se encuentra uno sumamente conocido: “{...] Dichos tomos de El capital son Ja obra de ambos, de Marx y de Engels” (V. I. Lenin, “Friedrich Engels", en Lenin, Obras completas, 24 ed., Buenos Aires, t. 11, 1958, p. 20). Ix basadas en las mismas tome por textos de Marx lo que en realidad son opiniones, tcsis o anélisis de su amigo y albacea. A la inversa, en esas ediciones aparecen a veces entre corchetes, dentro de cltas de otros autores, comen- tarios breves que muy posiblemente se deban a la pluma de Marx y no a la de Engels, lo que tiende a acentuar la confusién.* b) Variantes breves de los manuscritos recogidas en el tomo xxiv de las Marx-Engels Werke (Berlin, 1963) y en diversas ediciones basadas en las del Instituto Marx- Engels-Lenin de Mosct (concretamente en las versiones del tomo 1 publicadas por Editions Sociales, Editori Riuniti y Progress Publishers). Sc trata, en la mayor parte de los casos, de frases o palabras sueltas que no cumplen otra funcién que la de Ilenar pequefias lagunas dejadas involun- tariamente por Engels al redactar el original para la imprenta. (Otras lagunas en las ediciones de 1885 y 1893 se debieron a descuidos de los tipégrafos, y en esos casos los editores se remiten no a los manuscritos de Marx sino al original de Engels.) Se tropieza aqui con varias dificul- tades: 1#) las variantes consignadas en las diversas edi- ciones no son siempre las mismas: en Werke se registran variantes que no aparecen en las ediciones basadas en las del IMEL y viceversa, y ni siquiera estas ultimas coinciden siempre entre sf; 2#) no conocemos el texto original, presumiblemente alemén, de las variantes que no figuran en las Werke, 0 sca que cs imposible en estos casos eludir su retraducci6n; 3#) la extremada avaricia, por asi decirlo, con que registran variantes esas ediciones, hace que el lector de é€stas se vea inducido a pensar que hay una coincidencia casi absoluta entre los manuscritos de Marx y la versién redactada y publicada por Engels. c) Las variantes recogidas por Maximilien Rubel en su ambiciosa edicién del tomo 1 de El capital (en Karl Marx, Euvres, Economie, ed. cit., t. 11). Rubel descifré manus- critos de Marx depositados en el Instituto de Historia Social de Amsterdam y publicé parte de los mismos, en Particular un extenso fragmento del manuscrito Iv. Sélo por eso, y a falta de una publicacién critica y completa « Véase, por ejemplo, la primera edicién de 1885, pp. 225, 337-358, etc., o el tomo xxiv de MEW, pp. 245, 365-366, eicétera, x de los manuscritos, su edicién del tomo Ii constituye un hito en el conocimiento de El capital y es, sin ninguna duda, la mds importante desde las preparadas por Engels. No se le puede reprochar a Rubel que haya publicado esas variantes en francés, y no en el © los idiomas originales, pero desgraciadamente esa circunstancia, como ocurre con parte de las variantes mencionadas en el parrafo anterior, impide que se las pueda verter de manera directa a un tercer idioma, en nuestro caso el castellano.® Sin tener acceso a la totalidad de los manuscritos es imposible preparar una edicién critica del tomo u de El capital. Lo mismo que en el caso del tomo I, pues, nuestra publicacién del libro’ no pretende ser mas que una primera aproximacién en castellano a esa edicién critica, Exponemos a continuacién los criterios a los que nos hemos ajustado: 1) El texto basico es el de la segunda edicién (1893), cuidada por Engels. Nuestra fuente han sido diversas re- impresiones modernas de la misma, y fundamentalmente la que figura en el tomo xxiv de las Marx-Engels Werke, ed. cit. Consultamos también KarlMarx, Das Kapital, Dietz Verlag, Berlin, t. u, 1959 y una reimpresién algo modificada de la edicién popular de Karl Kautsky (Karl Marx, Okonomische Schriften, t. 0, editados por Hans- Joachim Lieber y Benedikt Kautsky, Darmstadt, 1971, en el marco de Karl Marx, Werke,- Schriften, idem, t. v). 5 Lo que sf cabe objetar.a Rubel es que en lugar de publicar, ademds del texto establecido por Engels, el mayor ntimero posible de variantes recogidas de los manuscritos, haya optado por una nueva “seleccién de materiales”, por “abreviar él texto y eliminar las repeticiones” (véase op. cit. p.,502) y en algunos casos por reordenar el material de Marx. Esto es, por aplicar en 1968, pero de otra manera y con menos autoridad que su predecesor, algunos de los criterios que guiaron a Engels en 1885, en circunstancias completamente diferentes. Por este camino, en primer lugar, podemos llegar a tener tantos tomos m de El capital como investi- gadores estudien los manuscritos. Pero lo mds importante es que, indiscutiblemente, el texto establecido por Engels se ha gi un sitio por derecho propio aun en la futura edicién critica del tomo 1, Creemos que Io aconsejable no es modificar o suprimir ese texto o remplazarlo por otro elaborado de manera diferente, sino editar paralela o conjuntamente a dicho texto los manuscritos inéditos de Marx, 0 cuando menos el mayor nimero posible de variantes. XI

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