Vous êtes sur la page 1sur 30

REVELADOR E IMPONENTE

REPORTE GRAFICO, SOBRE LAS


CONSECUENCIAS DE LOS
AGROQUIMICOS, EN LA SALUD
HUMANA, EN EL NORTE
ARGENTINO.
La organización especialista en contenidos gráficos,
Reportage by Getty Images, publicó recientemente un
reporte fotográfico del fotógrafo español Álvaro Ybarra
Zavala, con textos de la periodista argentina Silvina Heguy,
donde se documenta la problemática de los agroquímicos,
en la salud en el norte de la Argentina.

El trabajo se titula:

"Historias de una tierra herida.

El impacto sobre la salud de los agroquímicos en


Argentina."

Durante casi 10 días Ybarra Zavala y Heguy


convivieron con varias familias, víctimas de las aplicaciones
descontroladas de los agroquímicos, en el norte Argentino.

Y a través de la recopilación de testimonios


escalofriantes, e imágenes desgarradoras, dan cuenta de la
gravedad de una situación insoslayable. 

Álvaro Ybarra Zavala, es un fotógrafo reportero


nacido en Bilbao en el año 1979, con una larga trayectoria
de trabajo en zonas de conflicto.

Además de trabajar en sus propios proyectos


personales, ha trabajado para TIME, Newsweek, New York
Times, Sunday Times magazine, Le Monde, Liberation,
Vanity Fair, XLsemanal & ABC, L'Espresso, Stern, GEO,
EPS, EIGHT, etc.
Ha expuesto su trabajo internacionalmente en
Inglaterra, Francia, China, Colombia, en las Naciones
Unidas en Nueva York y Ginebra y en otras ciudades de
EEUU y de España.

Comenzó su carrera en la fotografía mientras estaba


en la universidad, con 19 años, centrándose en temas de
conflicto social.

Inicialmente trabajó como freelance. De 2005 a 2009


trabajó en la Agencia VU. Actualmente trabaja para
Reportage by Getty Images.

Silvina Heguy, nació en La Plata en el año 1970.

Estudió Relaciones Internacionales y ejerce el


periodismo desde 1993.

Por su trabajo en la sección El Mundo de Clarín


recibió el Premio Italia de Periodismo Joven 2005.

Junto con Julio Rodríguez y Alejandra Dandan,


escribió el libro Los Juárez. Terror, corrupción y caudillos
en la política argentina.

En coautoría con Dandan, publicó también Joe Baxter.


Del nazismo a la extrema izquierda.

Y con la reportera gráfica María Eugenia Cerutti,


"132.000 volts. El caso Ezpeleta".

En el 2007 Heguy recibio el premio Rey de España en


la categoría Prensa Escrita, por una investigación sobre
tráfico de bebés.
Gran parte del material de Historias de una tierra
herida, sorpresiva y casi inesperadamente fue publicado en
el Diario Clarín en Enero de 2013.

Clarín no podía decirle no al informe presentado por la


prestigiosa periodista Silvina Heguy.

Pero busco la forma de limitar el alcance del informe


publicándolo solamente en el Clarín zonal del Norte y no en
la edición nacional.

Ninguno de los medios del multimedios Clarín (radio


Mitre, Canal 13, TN) se hicieron eco del revelador informe,
menos aún el resto de los grandes medios nacionales que
persisten en ignorar una realidad irrefutable.

http://www.clarin.com/zona/Mal-uso-falta-
control_0_842315859.html

El único medio internacional que hizo alusión al


informe fue el diario español ABC.

http://www.abc.es/internacional/20130120/abci-
argentina-oculta-201301192358.html

En argentina dieron cuenta del informe la ONG


ambientalista CEPRONAT de Santa Fe (Centro de
Protección a la Naturaleza)

http://www.cepronat-
santafe.com.ar/ver_noticia/noti/230/ver_noticia.html
Y el portal digital de noticias del Grupo de Reflexión
Rural "Para el Mundo"

http://www.pararelmundo.com/noticias/historias-tierra-
herida-ninos-contaminados/

A continuación, transcribimos el reporte del cual


recomendamos su lectura. Se puede leer en ingles en este
link

http://www.reportagebygettyimages.com/features/stori
es-of-a-wounded-land/#

O bien descargarlo a través de este link

http://www.reportagebygettyimages.com/content/pdf/c
ustom-pdf/13289.pdf

El reporte será agregado oportunamente como prueba


documental en la causa judicial iniciada por el CELMA
contra Monsanto Argentina SAIC en la justicia federal, en la
cual se solicita la suspensión de la comercialización de sus
semillas con la última modificación genética aprobada por
el Estado Argentino.
HISTORIAS DE UNA TIERRA HERIDA
El impacto sobre la salud de los
agroquímicos en Argentina
Fotografías: Alvaro Ybarra Zavala
Texto: Silvina Heguy
Reportage by Getty Images
Las fumigaciones en los campos agrícolas de
Argentina están siendo denunciados como la causa del
creciente número de niños nacidos con malformaciones,
como así también del aumento en el número de casos de
cáncer en los vecinas poblaciones rurales.

En los últimos diez años, la frontera agrícola se ha


extendido prácticamente hasta las puertas de los hogares,
y pueblos enteros están siendo expuestos a los
agroquímicos, cuyos suministros se presentan como
necesarios para el cultivo intensivo con el fin de producir
altos rendimientos, aunque se utilizan sin el control del
Estado.

Estas son las historias de familias que sobreviven


como pueden, bajo los efectos de lo que ellos llaman
"Venenos".

Pedro Mores reside en las afueras del establecimiento


urbano de Gancedo, localidad que se encuentra en la
frontera de las provincias de Chaco y Santiago del Estero.

"Los aviones constantemente sobrevuelan rociando


las cosechas. Ellos sobrevuelan las casas. En la ciudad
hay más casos como el de Gonzalo, y esto es una pequeña
ciudad de solamente 7000 personas. El envenenamiento
comenzó en los años 1990 y esto sigue aumentando. No sé
con qué rocían. Solamente sé que tenemos los árboles
frutales completamente secos y la fruta no crece más."

Un informe del Ministerio de la salud Nacional de


mayo de 2012, bajo el mando de la provincia Chaco,
confirma las sospechas de Pedro More.
En poblaciones expuestas a fumigaciones con
productos agroquímicos, del aire o la tierra, hay 30 % más
casos de cáncer en comparación con familias
inspeccionadas en tierras donde no hay fumigaciones,
donde el cáncer típicamente afectaría alrededor solamente
el 5 % de la población. Las tasas de nacimiento con
malformaciones en áreas fumigadas son también más
altas, y se han cuadruplicado durante los últimos diez años.
Las quejas contra el uso de fumigación agroquímica,
que es fundamental para el actual modelo agrícola con el
objeto de generar altas prestaciones, se pierden en el
debate con las grandes corporaciones agrícolas. Ellas
niegan los efectos tóxicos de las fumigaciones que se
aplican para matar a los parásitos, aunque las semillas
genéticamente modificadas sean en gran parte resistentes
a estos parásitos de todos modos. Las corporaciones
niegan la toxicidad peligrosa de sus pesticidas, mientras al
mismo tiempo solicitan 'el empleo responsable ' de lo que
es familiarmente denominado “veneno”.

En este debate tenso hay una abundancia de


argumentos y contraargumentos de cada lado, una falta de
control por el Estado, así como una falta de estudios serios
para determinar si hay o no relación directa entre la
exposición a los productos agroquímicos y los problemas
de salud. La visita a casas en las áreas afectadas revela
vidas en sufrimiento. Esta es una tierra herida y su gente
ha sido olvidada.

Argentina es una de los centros agrícolas del mundo.


Después de los Estados Unidos y Brasil es el tercer
productor líder mundial más grande de soja. Este año
producirá 55 millones de toneladas. Para hacerlo, grupos
locales ambientalistas estiman que 300 millones de litros de
productos agroquímicos están siendo rociados sobre los
campos de soja. Esto afecta a 12 millones de personas de
la población total de Argentina de 40 millones, que están en
contacto con este veneno en sus casas, escuelas, fuentes
de agua, trabajos o lugares de recreación en sus vidas
diarias.
Según críticos, el origen de este problema es la
extensión de tierras agrícolas, que se ha estado acelerando
durante los últimos diez años. Las consecuencias sobre la
salud comenzaron a ser denunciadas públicamente
alrededor de 2005 en provincias como Córdoba, Entre
Ríos, Chaco, Santa Fe, Misiones y Buenos Aires.

La tierra usada para la agricultura se expandió,


circundando ciudades y escuelas, apenas separadas por
alambrados y caminos de tierra estrechos. Casos de
pacientes críticos del interior del país comenzaron a llegar
al Hospital de Niños Juan Garrahan, en Buenos Aires.
Según los padres de los niños afectados, los doctores
dijeron que este tipo de patología era recurrente en sitios
donde los productos agroquímicos eran usados. Sin
embargo, en sus informes formales estas opiniones no
fueron registradas y por lo tanto siempre hay ambigüedad
desde el punto de vista oficial.
La oficina de Hugo Gómez Demaio está en el segundo
piso del Hospital Provincial Quirúrgico de Niños en
Posadas, la capital de provincia de Misiones en el noreste
de Argentina. Se trata de un pequeño espacio que mira a
un pequeño patio. Cuando uno llega a su oficina después
de pasar por un espacio donde los doctores dejan sus
trajes y guantes después de la cirugía, Demaio siempre da
la bienvenida a sus visitantes con una bebida llamada
mate, infusión típica de la region.
Demaio es responsable del hospital, y en los diez
últimos años ha notado un aumento en el número de
pacientes con malformaciones. Primero, él comenzó a
marcar el origen de los casos de mielomeningocela, un
defecto de nacimiento en el cual la espina dorsal y el canal
espinal no se cierran antes del nacimiento. La condición es
un tipo de Espina Bífida. En la mayoría de los casos es
irreversible.
"Vimos que la mayoría de casos fue concebida en
áreas donde hay un empleo masivo de productos
agroquímicos. Es cuando decidimos comenzar a estudiar el
fenómeno.
Lo que vimos era que aún en la población no
expuesta, como en Posadas, hay al menos 15 productos
agroquímicos que circulan en la sangre de la población
local, cuyo efecto combinado no sabemos. Y añadió,
"podemos saber cómo actúa el glifosato, pero no sabemos
cómo actúa en la combinación con el herbicida 2.4D. Lo
que realmente sabemos es que es uno de los componentes
del Agente Naranja que Estados Unidos usó en Vietnam, y
que hay más pacientes con defectos de nacimiento en este
área. "

En Argentina, no hay ninguna ley nacional que regule


herbicidas. Hay un estándar general que protege el
entorno, y en la mayoría de las 24 provincias hay leyes
locales que intentan legislar el empleo de herbicidas e
insecticidas. En 2009, en respuesta a quejas reiteradas
sobre sus peligros para la salud, el presidente de
Argentina, Cristina Fernández de Kirchner creó la Comisión
Nacional para Investigar Productos agroquímicos. La
comisión está conformada por varias organizaciones de
salud pública, y es conducida por el Ministerio de Salud.
Después de una investigación la comisión denunció "un
empleo inadecuado de productos fitosanitarios, en parte
debido al incumplimiento por la legislación actual. "Según el
gobierno, allí existe una falta de chequeos y controles. Para
ese fin se creó el Programa Federal para Reforzar los
Sistemas de Control Locales, cuya falta de resultados
puede ser observada visitando las áreas afectadas.
Nadia Leguizamón, 12, no ha sido capaz de andar
durante dos años. "Ellos nunca me dijeron cuál era el
diagnóstico, ella siempre tenía problemas para caminar",
explica Viviana Pérez mientras ayuda a su hija a sentarse
en una silla de ruedas para ir de paseo. Ramón, el padre
de Nadia, todavía trabaja en sus campos durante la
semana, mientras su esposa intenta asegurar una cita con
el traumatólogo. Su hija, explica, "se pone cada vez peor.
¿Qué se puede hacer con la empresa encargada de la
cosecha directamente aquí al lado de nosotros? ", pregunta
Ramón.
Según la Red de Salud Popular de Chaco Ramón
Carrillo, "la falta de control del Estado en la ejecución de
prácticas agroquímicas se extiende al hecho que después
de que la población es afectada no hay ningún apoyo a
ellos, al tratamiento y la mejora de su situación”. 

Según aquella misma organización, hay registros del


empleo de herbicidas como glifosato y 2.4D, uno de los
componentes del Agente Naranja. Su empleo
aerotransportado en el área está prohibido, tal como su
empleo terrestre entre marzo y agosto. "Sin embargo la
gente reconoce que son usados en cocteles", protesta la
organización. Además en el empleo se encuentra un
compuesto de endosulfan, un insecticida prohibido en más
de 50 países; metamidofos, otro insecticida que solamente
ha sido prohibido en Brasil; clorpirifos, un insecticida
prohibido para uso doméstico desde 2008 por la ANMAT en
los Estados Unidos; y atrazina, un herbicida.

"No hay ningún sistema de control del Estado que


garantiza saber qué está siendo aplicado, entonces esto
genera más enfermedad, " explica la abogada de la Red de
Salud Popular Alejandra Gómez. Esta protesta ha sido
repetida en varias provincias de Argentina por grupos como
la Red de Médicos de Pueblos Fumigados, y Paren de
Fumigarnos. "Hay médicos que nos advirtieron desde hace
veinte años que el abuso de estos productos químicos
traería consecuencias de salud horribles para las futuras
generaciones, " dice Gómez. " Lamentablemente viajamos
por el país y confirmamos estas advertencias. "
Las fumigaciones descontroladas han provocado que
las poblaciones locales protesten vía otros canales. En La
Leonesa y Las Palmas, a 70 kilómetros de la capital de
provincia del Chaco, los habitantes fueron a los tribunales
en una tentativa de parar las fumigaciones que envolvieron
sus casas de los campos de arroz vecinos. El juez estuvo
de acuerdo con sus quejas.
En agosto pasado, el Departamento de Justicia de la
provincia de Córdoba condenó, por primera vez, a un
agricultor y a un fumigador por haber rociado veneno sobre
la vecindad de Ituzaingó. Apelaron el juicio, y el Ministerio
de Justicia no ha determinado si existe relación entre el
empleo de productos agroquímicos y el aumento de
enfermedades. Este caso podría cambiar la historia
ambiental en América Latina, con respecto a las
fumigaciones.
Pero en las ciudades de Córdoba, el daño está hecho.
La contaminación agroquímica ha sido detectada en 114 de
142 niños examinados en un estudio oficial. En este caso
dos productos agroquímicos fueron identificados, que
también son usado en el Chaco y el resto del país:
endosulfan y glifosato. El Endosulfan es el insecticida más
usado en Argentina. En general, 5.5 millones de litros por
año son usados para la producción de algodón, grano y
soja, entre otras cosechas. Este insecticida ya ha sido
prohibido en 74 países, y en junio de 2011 fue incluido en
la Convención de Estocolmo sobre Agentes
Contaminadores Orgánicos Persistentes.

El glifosato es vendido bajo una docena de marcas


comerciales. Los productores sojeros reconocen la
utilización al menos diez litros de glifosato por hectárea. En
la temporada del año 2011, la producción de la soja abarcó
19 millones de hecteras. En sólo un año, Los campos
argentinos fueron pulverizados con 190 millones de litros
de herbicidas.
Fabián, 6, no puede caminar. Su diagnóstico al nacer fue
macrocefalia, y a pesar de la válvula que tiene en su
cabeza para prevenirlo, no deja de crecer.
Fabián es el segundo de los cinco niños que su madre
Candi cría en una casa de madera sin vidrios en las
ventanas. Los obturadores son útiles para aislar la luz y el
calor de Misiones.

Candi es el apodo para Cándida Rodríguez, 26, quien


recuerda los primeros días de Fabián con desesperación.
"Yo no tenía ninguna ayuda. Yo estaba sola, con hambre,
con frío en el hospital. No entendí nada, quise correr y
cuidar a mi bebé". Ella también dice que cuando ella estaba
embarazada su marido trabajó en la plantación de tabaco.
"El veneno era fuerte. Le ayudé. Algunos doctores le dicen
que está relacionado, y otros dicen que no saben. No sé si
fue el agroquímico, estoy en duda. Lo que sé, es lo que el
humo o el olor del veneno lo enferma. No puede si quiera
olerlo”.

La casa de Candi se encuentra en el kilómetro 1008


de la Ruta Nacional 14 que lleva a la frontera con Brasil. En
menos de 8 kilómetros, hay 4 niños con problemas, en las
pocas casas que hay a la vera del camino.

Algunos kilómetros más adelante, viven los Kosinskis.


Silvia y Juan son dos de los tres niños de Haydée y José.
Ambos están en sillas de rueda. Antes, ellos habían vivido
en el país, pero la vida allí era difícil. A veces, cuando
llovía, tuvieron que sacarlos en un carro tirado por bueyes.
Silvia tiene 24 años, y deseaba estudiar. Por eso, se
mudaron cerca de la ruta. Finalmente, se graduó como
secretaria.
Hizo una pasantía en una planta de almacenaje
agroquímica cerca de su casa, pero no quiso solicitar
trabajo allí, después. Ella sospecha, y a veces piensa que
la incapacidad para caminar está relacionada con haber
estado expuesta a productos químicos.
Solicitó un trabajo en Acción Social de San Vicente,
pero le dijeron que si le daban el trabajo, perdería la
pensión por invalidez que recibía. “Se nos dice que nos
integremos con los demás, pero finalmente, ellos nunca se
integran con nosotros”, se queja.
San Vicente, en el centro de provincia Misiones, es
una de las puntas del triángulo de industria de tabaco,
explica el Profesor Páez. Este es uno de los puntos donde
la mayor parte de casos son registrados, y un pleito sigue
adelante en los Tribunales de los Estados Unidos,
conducido por dos estudios de abogados que no dejan
hablar a las supuestas víctimas. El miedo trabaja como un
elemento silenciador. Un contrato, firmado con los
abogados, y que es solamente una serie de 17 artículos,
implica que en caso que ellos ganen el reclamo,
mantendrán el 45 % de los honorarios obtenidos, más otros
desembolsos por la dirección del caso. El reclamo comenzó
hace dos años.
Las llamadas de los abogados y el miedo de hablar
claro y perder la obra social son como una parte del castigo
que nubla la atmósfera de esta ciudad, que es al parecer
tranquila.

Los Texeiras viven en otra esquina del triángulo de


producción de tabaco, en la Colonia Alicia Baja, en el
noreste de Argentina, donde el Río de Uruguay hace una
curva. De la casa de madera, hay una vista del río, y a las
plantaciones de tabaco y de soja que han estado
extendiéndose sobre los suelos rojos del área, donde había
bosques, haciéndolo casi desaparecer.

Rosana Texeira anduvo durante casi una hora a lo


largo del camino de polvo estrecho que condujo a su casa.
Hace algunos días, ella se había quedado sin crema para
Lucas, y fue a pedirle al intendente comunal. Lucas es su
hijo más pequeño. Tiene 1 año y 10 meses, y no puede ser
expuesto a la luz del sol, menos de esta luz del sol, que se
pone a 36 grados antes del mediodía. Lucas sufre de
ichthyosis severa, lo que comúnmente llaman 'la
dermatosis de caimán'. De hecho, él es un bebé gracioso,
que le gusta refrescarse en el agua que inunda la perte
trasera de la casa, y que grita cuando le dicen que necesita
un baño. La piel de Lucas sufre un proceso acelerado; se le
producen rápidamente las escamas, la piel de las plantas
de sus pies se rajan y se dañan aún más rápido, y sus
párpados se llenan de costras dentro. Parece que Lucas
llora sangre. Pero esta es una de sus peores crisis. Esta
tarde él se sienta con el frasco de crema abierto y la
extiende sobre su piel, en un juego que lo tranquiliza.
Sentado en una silla plástica, bebe tereré, una infusión fría
de yerba mate, una cosecha tradicional de la región.
Tiene un nuevo pañal y come el arroz que Gabriel,
uno de sus hermanos, le da.

"Los doctores dicen es un caso extraño. Un día,


vinieron y nos dijeron que esto tuvo que ver con tantos
productos agroquímicos presentes en el entorno. Pero
nadie finalmente pudo confirmarlo. Dejé de cultivar el
tabaco debido a tanto veneno, " dice Arnoldo Texeira, el
padre de Lucas. Él sospecha que es el caso.
En La Leonesa y Las Palmas, después de 10 años de
protestas, la administración local ordenó un estudio de los
hospitales. En 2010, por primera vez la estadística oficial
fue creada y confirmó las sospechas de la población local.
Los casos de cáncer en niños se triplicaron, y los
defectos de nacimiento aumentaron el 400 % justamente
en una década. El informe habla "de múltiples causas " del
cáncer, pero indica que " Este aumento en caso de los
estudios coinciden con la extensión de la frontera agrícola
poniendo en peligro la salud de la población, debido a las
prácticas agrícolas, incluyendo las áreas rociadas con
herbicidas, cuyos agentes principales son glifosato y otros
agrotóxicos. "
El estudio fue criticado por el centro de epidemiología del
país; sin embargo nunca sometieron la explicación
alternativa o a estudio. Tampoco realizaron lo que el comité
habia sugerido al gobierno nacional. En marzo de 2009, el
comité visitó las diferentes regiones del país y recomendó
realizar estudios epidemiológicos. Todas las
recomendaciones parecen haber sido desatendidas,
mientras la frontera supuesta agrícola continúa
extendiéndose y ampliándose”.

Vous aimerez peut-être aussi