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EL TESTAMENTO Se cuenta que un seor, por ignorancia o malicia, dej, al morir, el siguiente testamento sin signos de puntuacin: Dejo

mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jams se pagar la cuenta al sastre nunca de ningn modo para los Jesuitas todo lo dicho es mi deseo. El juez encargado de resolver el testamento reuni a los posibles herederos, es decir, al sobrino Juan, al hermano Luis, al sastre y a los jesuitas y les entreg una copia del confuso testamento con el objetivo de que le ayudaran a resolver el dilema. Al da siguiente cada heredero aport al juez una copia del testamento con signos de puntuacin. Juan, el sobrino: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan. No a mi hermano Luis. Tampoco, jams, se pagar la cuenta al sastre. Nunca, de ningn modo, para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. Luis, el hermano: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. A mi hermano Luis! Tampoco, jams, se pagar la cuenta al sastre. Nunca, de ningn modo, para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. El sastre: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. A mi hermano Luis? Tampoco, jams. Se pagar la cuenta al sastre. Nunca, de ningn modo, para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. Los Jesuitas: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. A mi hermano Luis? Tampoco, jams. Se pagar la cuenta al sastre? Nunca, de ningn modo. Para los Jesuitas todo. Lo dicho es mi deseo. El juez todava pudo aadir otra interpretacin: Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? No. A mi hermano Luis? Tampoco. Jams se pagar la cuenta al sastre. Nunca, de ningn modo, para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo. As que el seor juez, ante la imposibilidad de nombrar heredero, tom la siguiente decisin: por lo que no resultando herederos para esta herencia, yo, el juez, me incauto de ella en nombre del Estado y, sin ms que tratar, queda terminado el asunto.

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