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EL ESPEJO CHINO Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidi que no se olvidase de traerle

un peine. Despus de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reuni con unos compaeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Despus, un poco confuso, en el momento de regresar, se acord de que su mujer le haba pedido algo, pero qu era? No lo poda recordar. Entonces compr en una tienda para mujeres lo primero que le llam la atencin: un espejo. Y regres al pueblo. Entreg el regalo a su mujer y se march a trabajar sus campos. La mujer se mir en el espejo y comenz a llorar desconsoladamente. La madre le pregunt la razn de aquellas lgrimas. La mujer le dio el espejo y le dijo: -Mi marido ha trado a otra mujer, joven y hermosa. La madre cogi el espejo, lo mir y le dijo a su hija: -No tienes de qu preocuparte, es una vieja.

FIN DE BAILE Miguel ngel Hurtado (Espaa) Acaban de bajar las luces del saln de baile. La banda comienza a tocar la ltima cancin: una balada. Siempre odi la msica lenta, pero sta significa te quiero, y hay poco ms que decir. Nunca unos ojos me haban mirado as. Nunca haba sentido mi cuerpo vibrar a cada nota, ni mis ojos mirar ms fijos a algo. Estas notas que envenenan el aire me han henchido el pecho, hiriendo mi alma de muerte. Me noto temblar cuando nuestras manos se unen, y sus enormes ojos azules se clavan como preciosas aristas de poliedros de amor en mi mente, en mi corazn, en mi recuerdo. Mientras, suavemente, el cantante me demuestra que todo lo que ocurre es real, y por ello, estrecho mi lazo, atenazando mis brazos a su espalda, acercando su pecho al mo. Noto su respirar entrecortado en mi entrecortado respirar, y entre medias nuestros pechos, golpeados por nuestro revolucionado corazn. Slo quiero que el pianista lea mi mente, y toque para siempre esta meloda, mientras hago de mis labios una extensin de sus labios. Cierro los ojos para soar que este momento es una poesa en nuestros odos o el sabor del azcar glas del dulce ms lindo del mundo. Cuando abro los ojos veo los suyos mirndome, pero tienen veinte aos ms. No existe el saln de baile, slo queda en nuestro recuerdo. Y la cancin suena en nuestras cabezas,

recordndonos cada da cunto nos queremos, y que lo que una vez fue sueo permanece siendo realidad.

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