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El hombre y la muerte sufrida (y viceversa), del riesgo de m uerte al miedo a la m uerte (y viceversa).

Quien hoy tiene miedo, m aana se ha b r sobrepuesto a l, y pasado m aana lo habr olvidado; no hay hroes perm anentes... Porque el riesgo, que es lo m ejor del hombre, es tam bin lo ms difcil. Es incluso ms difcil exponerse a perder las comodidades del tiempo de paz que afrontar la m uerte en la barahnda de la participacin co lectiva. La valenta cvica es ms rara que la valenta militar. As pues, el riesgo a m orir implica siempre una participa cin del individuo, en la cual ste puede dom inar su horror a la muerte. Y aqu la contradiccin que opone el riesgo de m uerte al horror a la m uerte aparece en toda su am plitud al tiempo que en su unidad. Pues de una sola vez pode mos aprehender el carcter comn de esta dualidad parad jica: el desarrollo del individuo que ha abierto una fisura en el grillete de la especie. La especie pierde su eficacia cla rividente, cesa de envolver y de protegr la vida individual. Sobre esta decadencia de la especie el hombre se afirma como irreductible, de ah el horror a la muerte; se abre sobre el infinito de las participaciones, de ah el riesgo de muerte. H orror a la muerte, riesgo de m uerte, son los dos polos de nuestra antropologa de la muerte. Y subyacente a estos dos polos, est la ceguera animal, el olvido de la m uerte. La individualidad jam s es estable, est siempre en conflicto, y va sin cesar del olvido de la m uerte al horro r a la muerte, del h o rro r a la m uerte al riesgo de m uerte. Ningn honesto pa dre de familia, ningn cobarde, ningn hroe puede saber cul ser el rostro de su muerte. Galileo soport hasta el ltim o minuto el riesgo a m orir en la hoguera, pero enton ces prefiri ab ju rar antes de arriesgarse a m orir, y cuando m urm ura epur se muove lo hace slo para s.

Inadaptacin o adaptacin a la muerte? Todo esto explica que el hombre, el nico ser que tiene h o rro r a la m uerte, sea al mismo tiempo el nico ser que da m uerte a sus semejantes, el nico ser que busca la muerte. Pero si bien podemos aprehender el punto de partida
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