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superioridad y dignidad masculinas, tratando de eliminar a las nias recin nacidas para mantener con vida a los bebes de sexo masculino. El tema sobre la aceptacin a las mujeres al sacerdocio da pie a un debate continuo. Existe para m una posibilidad remota a largo plazo. La mujer sigue estando presente en su mayora en los contextos parroquiales. Son ellas las que con su fe, sacrificio y entrega mantienen viva la comunidad eclesial. Incluso, cada vez la presencia femenina en el mbito acadmico y laboral se hace con mayor fuerza.
pretende prohibir ciertos tipos de luto de origen probablemente pagano (texto 21, 5), debe traducirse como no harn tonsura en la cabeza ni se afeitarn los bordes de la cabeza de la barba, ni se harn incisiones en la carne y Ezequiel hace referencia a esa misma norma, determinando argumento que se habla de acuerdo con los usos de su tiempo o para sealar una condicin permanente del pueblo de Dios. En lo que se refiere a nuestro tema, los exgetas que han buscado en la Biblia argumentos positivos para el sacerdocio de la mujer se han topado con grandes dificultades. La teologa no es la ciencia de los posibles o de lo que hubiera podido suceder, no puede hacer otra cosa ms que partir de los datos positivos e histricos de la Revelacin e intentar comprender; Jesucristo escogi a los doce Apstoles. Este debe ser el punto de partida para determinar cualquier otra forma de apostolado en la iglesia. No se trata de buscar razones a priori, sino de aceptar que Dios se ha comunicado de una cierta manera y en una cierta historia que en su singularidad nos sigue condicionando todava hasta el da de hoy. Se trata de no ser infiel los actos salvficos que la han generado y que no se derivan de pensamientos humanos sino de la propia actuacin de Dios, y genera dos cuestiones que son: Se trata de valorizar el papel y la presencia de la mujer en todos los aspectos de la vida de la sociedad y de la iglesia. Se trata de penetrar en la comprensin de la naturaleza del sacerdocio y de los ministerios ordenados con mucha mayor profundidad que en los siglos precedentes.
La iglesia reconoce que no ha llegado todava a la plena comprensin de los misterios que vive y celebra, pero con confianza hacia un futuro que permita vivir la realizacin no simples expectativas o deseos humanos, sino de las promesas mismas de Dios.