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Las aventuras de un piojo en la cabeza de un calvo [Relatos] I

La nieve se ha ruborizado

Tarde soleada y normal, viento helado y normal, un caf amargo. Todo es normal. Para la abuelita Cancino todo es normal, nada le divierte o le asombra. Es una abuelita extraordinariamente enferma, sus das transcurren en bellos aburrimientos junto a una ventana que da a la calle del parque central del pueblo. La gente es la misma, todos con sus caras indistintas y, sin embargo, hay algo en ellas que incita a la reflexin, con todo son normales. La abuelita Cancino se ha cansado de sta vida y ha decidido abandonar su casa; bonita es aquella casa, toda de ladrillos pintados blancos, rsticos y con agujeros hechos por traviesos animalillos, tiene un manzano en su frente y un melocotonero en el patio trasero. La ha decidido vender porque quiere conocer la nieve, desde pequea so con blancos mantos extendidos sobre las ramas de los rboles, cubriendo con taciturno sueo los campos, siempre haba deseado estar sobre aquellos cristales, inerte en la oscuridad. Era lo nico que poda asombrarla, por todo lo dems, era slo un pedazo intil que deba estar all, normal, para otorgarle el estatus de magnfico a lo que ella anhelaba. Estatuas de hielo, lgrimas que caan en formas de copos de nieve, un cielo cubierto de estrellas, con agraciadas iluminaciones de diversos colores haladas como por caballos invisibles y, uvas, uvas por doquier, uvas en la nieve, uvas prpura de sangre. La nieve y las uvas, la sangre en la nieve. La nieve se ha ruborizado. Tales eran pues, las quimeras de la abuelita Cancino. Y vol, vol por sobre las nubes, atraves valles, riscos, ocanos, desiertos empleando toda clase subterfugios, estaba claro que deseaba ms que nunca la nieve y las uvas, inquietas apenas por la turbulencia del viaje, se movan en la cesta. Por fin, fue como si por alguna mano invisible todo lo dems se apartara, la abuelita Cancino pudo al fin cumplir su sueo, sus ojitos llenos de lgrimas que caan como copos de nieve, observ las estatuas bifurcadas cubiertas de nieve, al igual que todo el campo, las estrellas danzaban brillando brbaramente, las iluminaciones se acercaron para deleitarla con sus curvas experimentales, llegaron vaya si llegaron! La uvas prpura de sangre, el manto blanco se ti de un dulce carmn. La nieve y las uvas, la sangre en la nieve. El manto se ha ruborizado. La abuelita ha muerto.

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