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Para pedir cosas grandes a Dios

Leer | JUAN 14.9-14 21 de octubre de 2013 Jess habl muchas veces del papel de la oracin en favor del creyente y de la iglesia. l garantiz su presencia cuando dos o ms se reunieran para orar. Tambin prometi actuar cada vez que los creyentes se dirigieran a Dios con la autoridad del nombre de Cristo. Jess ense que Dios debe ser el centro de nuestras peticiones, y demostr con su ejemplo que la base para el ministerio es la comunin con el Padre. Si queremos que Dios derrame su poder en una situacin, es importante que hagamos dos cosas: Primero, debemos depender nicamente de los mritos y la mediacin de Jess. Nuestra vida como hijos de Dios comenz cuando reconocimos nuestro pecado y aceptamos la muerte expiatoria de Cristo por nosotros (Ro 5.6). l actu como nuestro mediador y nos reconcili con el Padre (1 Ti 2.5). Si queremos que Dios haga cosas poderosas en y a travs de nosotros, tenemos que seguir en ese mismo espritu de dependencia de Cristo (G 2.20). Segundo, debemos apartarnos de todo pecado. Cuando el Salvador pag en la cruz nuestro castigo, el poder del pecado sobre nosotros fue destruido. Sin embargo, su presencia sigue en este mundo, y tambin en nosotros. El chisme, la holgazanera, la gula y la egolatra siguen siendo comunes. El remedio para todo pecado es confesarlo a Dios, apartarse de esa actitud o conducta, y recibir el perdn y la limpieza del Seor (1 Jn 1.9). l utiliza vasos que estn limpios. Si queremos pedir cosas grandes a Dios, tenemos que venir a l con manos y corazones limpios; es decir, basndonos solamente en los mritos de su Hijo Jesucristo.

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