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Cuenta el relato de aquel viejo lugar que una bella reina hija del sol defenda al Norte la Marca

de la Cruz. Su nombre Vahna. Al sur un monarca hijo de la Luna, llamado Bedmiadal, gobernaba celosamente regido por su fe y su tradicin. Los padres de ambos haban luchado muchos aos antes por conquistar las tierras del otro. Nunca lo lograron. Un buen da nacieron los jvenes gobernantes, a quienes sus padres pusieron como signo de paz ante los dioses del cielo, el sol y la luna. Pero al morir el padre de la joven, el rey del sur decidi conquista el norte pero la Reina no lo permiti y entraron en batalla, el rey muri, dejando a su hijo a cargo. Con cada da que pasaba la tensin entre ambos credos creca sin pausa, creca y se alzaba sobre sus cabezas proyectando una fra sombra de inminente guerra y muerte. Ante tal riesgo ambos gobernantes idearon enfriar el nimo del pueblo concertando un encuentro pblico, intercambiando alguna ofrenda como signo de neutralidadms nunca de amistad. La accin produjo el fruto deseado, hablando el tenso y desastroso porvenir que pareca en aquel momento inevitable. El tiempo transcurra y la calma reinaba en toda parte. En todas las almas, excepto en dos dos almas que rompiendo toda barrera se abrazaban sin poder rozarse. Vahna y Bedmiadal en piel y alma se haban enamorado, un solo contacto visual basto para unir dos corazones distanciados por norma y religin, por ignorancia y temor, por siglos de guerra Cada da su amor creca, escriban cartas llenas de poesa que cada noche reconfortaban el alma herida de los dos jvenes, herida por la distancia y marcada por la historia. Juntos en vida nunca lograron estar, secreto silencio y clandestinidad nunca se aliaron por ellos. Sola la fra muerte consigui acunar su amor por la eternidad. Una carta, el deseo y el frio acero les unieron por siempre en el ms all, en la gloria de los tristes amantes.

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