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FLACSO PLIS D393 c7 DOCUMENTO DE TRABAJO PROGRAMA FLACSO-CHILE NUMERO 383, Septiembre 1988, BIBLIOTECA FLACSO SANTIAGO: 179 LA CONSTRUCCION DEL "SI MISMO" EN EL RELATO AUTOBIOGRAFICO* Carlos Pifia Una versién bastante m&s breve de este texto fue presentada co- mo ponencia al Seminario "Autobiograffa, testimonio y literatu- va documental", organizado por el Instituto Francés de Cultura de Santiago, septiembre-noviembre 1987. Agradezco los comenta- rios y sugerencias del profesor Guy Mercadier, que me permitie- ron ampliar y redefinir algunas de las cuestiones: aqu{ plantea- das. También agradezco la generosa colaboracién de Marisa Weins- tein y Hernan Pozo. . Esta serie de Documentos es editada por cl Programa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago de Chile, Las opiniones que en los documentos se presentan, asi como los andlisis e interpretaciones que en ellos se contienen, son de la responsabilidad exclusiva de sus autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Facultad. “ RESUMEN La hipétesis central que se argumenta en estas p4ginas sostiene que la naturaleza del llamado relato autobiogr&fico es la de un discurso especifico de cara4cter interpretativo, que se define por construir y sostener una figura particular de “si mismo, y tal construccién es realizada en términos de un “personaje?. ic esta forma, el relato autobiografico alude m4s al caudal interpretativo del sujeto y a la imagen que construye -para ser proyectada y consumida por su interlocutor y por 61 mismo-, que a una descripcién de hechos histéricos La pregunte, entonces, desde un punto de vista metodolégito, no puede estar referida a qué tan “verdadero? o “fiel» a los hechos es tal o cual relato, sino |qué estructuras de atribucién de sentido operan en é1. ‘En consecuencia, el estudio de los relatos de vida debe basarse en la existencia de un modelo consistente de andlisis textual que desglose, describa y explique los procedimientos de generacién y articulacién de la categorfa nuclear que compone ese tipo de narracién: el personaje,] En la primera parte se define y caracteriza la naturaleza del discurso autobiogréfico en el contexto de las ciencias sociales. En la segunda y tercera se describen dos factores principales que influyen en el perfil final que asume cada relato de vida particular: la situacién biogréfica del narrador y 1as condiciones materiales y simbélicas en que tal narracién es producida. En cuarto lugar, se propone una serie de categorias distintivas para analizar la estructura del relato autoblogréfico y los principales mecanismos con los que e] hablante construye su personaje. INDICE Introduccién..... 1. Carécter interpretativo del discurso autobiogréfico......... oe 2. Construccién del relato: la situacién biogréfica....... 3. Construccién del relato: las condiciones materiales y simbélicas de su generacién........... 4, Elaboracién del personaje-narrador: estructura y mecanismos. A) El personaje-narrador.. B) La estructura del texto.......seseeeeeeeeeeeeeee C) La €etiqueta sem4ntica® del personaje........... Notas. Bibliografia............seseee ee 24 37 52 53 61 ez 91 95 2 / "yLa vida noes m4s que una sombra que pasa, wn pobre cémico que se vaponea...; se sep vont una historia narrada por un idiota, 4 gran ruido y furia, pero vacia Bh te ie s -significacién. ere ° : mee : > .* (Macbeth) Lo usual envlos textos m4s o menos -especializados de estos dltimos affios, es postular que la riqueza-del material documental que reside en el actual uso de las historias de vida; testimonios y relatos autobiograficos, se fundamenta en su capacidad para dar cuenta de la «subjetividad» de los . protagonistas de la historia -los sujetos anénimos que. son despreciados por los enfoques exclusivamente macrosociales-, permitiendo asi..el rescate de la “verdad? contenida en su punto de vista, ‘en-su éptica socialmente delimitada. En otra parte (Pifia, ©1986) he analizado-las causas y caracteristicas c de este proceso, mediante el cual.los sujetos anénimos y la cvida cotidiana se han convertido progresivamente en un objeto - fde conocimiento relevante para las ciencias. sociales. (y para la industria editorial),:. lo que ha contribuido a redescubir, revitalizar y difundir el -en palabras de Bertaux . (1980)- “enfoque autobiogr4fico®, por lonque no .volveré aqui sobre tal cuestién,. El objetivo centgal. de estas paginas en cambio, es presentar y defender la siguiente hipétesis: /la naturaleza del llamado relato autobiogr4fico es la de un Giscurso especifico, de cardcter interpretative, que se define por construir y sostener una imagen particular del “s{ mismo>, y tal construccién es realizada en términos de un ‘¢personaje®.f! En consecuencia, Jel estudio de los relatos de vida debe basarse en un modelo consistente de andlisis textual que desglose, describa y explique los procedimientos de generacién y articulacién de la categoria nuclear que compone ese tipo de narracién: el personaje_| Para avanzar en la hipétesis mencionada se aborda, en primer lugar, la naturaleza del discurso autobiogréfico en el contexto de las ciencias sociales. Es decir, se especifica el tipo de donocimiento: particular que tal género puede otorgar + y Se hacen algunas consideraciones respecto al tipo de validacién metodolégica de que deberfa ser objeto. En segundo y ‘tercer lugar, se‘tratan dos de los: principales factores que influyen en el perfil final que asume cada relato de vida particular, visto” como proceso y como producto. A saber: 1) la situacién biografica del hablante’y ii) las condiciones materiales y simbélicas en que tal narracién es producida. En cuarto lugar, se define el perfil del’ personaje-narrador, se propone una serie de catégor{as distintivas para analizar la estructura del relato “autobiogréfico y se definen'y caracterizan los principales mecanismos con los que, segén m{ opinién, el hablante construye su “s{ mismo> en términos de un personaje. ehiba: E8’nécesario destacar que, en lo medular, este trabajo est& feferido exclusivamente al género denominado ‘relato autobiograéfico®, “¢relato de vida®, «discurso autobiogré fico» © autobiografia> (sinénimos, para los efectos de lo aqui planteado). Aan m4s: al interior de® tal %énero las’ afirmaciones. aqui hechas son ‘especialmente aplicables al discurso autcbiogréfico tal y como es usado actualmente en las ciencias sociales, es decir, aquel cuya preocupacién preponderante son los sujetos “anénimos>,-y donde los relatos son obtenidos generalmente mediante el procedimiento de la entrevista o la escritura solicitada. No obstante, acepto y percibo que muchas “de las*°dfgumentaciones aqui Vertidas pueden ser también aplicadas al texto autobiogr4fico de corte ms tradicional, realizados' por figuras péblicas o sujetos de élite que voluntariamente escriben su vida o sus memorias Del mismo modo, algunas de 'de'las cuestiones aqui planteadas podrian -discutirse, “pero no aplicarse ‘ autométicamente, en relacién a las historias de vida, testimonios y otros géneros “menores® (biogr&ficos oautobiogr4ficos);” talés comé 188° cartas “de “log condenados a muerte, los epitafios,® 1as~“% conversacionés *de reencuentro,’ las presentacfofies de “°Yos“” autores en las solapas de los libros, los curriculum vitae y lag, necrologias,) entre otros. - Estoy asumiendo asi las distinciones, ya muy extendidas (pero, lamentablemente, no universalizadas ain) entre el “relato autobiogréfico», por una parte, la “historia de vida> © “biografia®, por otra, y, por dltimo, el «relato testimonial» 0 €testimonio» 1/. A pesar de tratarse de tres géneros intensamente relacionados y que empiricamente suelen sobreponerse y fundirse, me parece de vital importancia resaltar sus diferencias, pues de ellas se deducen criterios metodolsgicos importantes. [La historia de vida, en priner lugar, .se caracteriza por investigar en profundiéad y extensién el recorrido biogréfico de uno o varios sujetos paralo cual utiliza una gran cantidad y diversidad de materiales] (archivos, relatos, indirectos, _cartas. reconstrucciones histéricas, contratos, etc.). En segundo lugar, el relato de vida, es un concepto reservado sélo para la versién (oral o escrita, .en sus diferentes. modalidades y grados de estructuracién) que un individuo da de su propia vida. De este modo, una historia de vida puede tener, o no, entre sus materiales el relato que hace el propio sujeto sobre si mismo, En tercer lugar, e1 testimonio, segin. mi punto de vista, seré un nombre reservado al relato en el cual una persona se refiere, a través de sus vivencias personales. a alotir cuccy, ‘fethetne = media coctal del cual fue testigo. sin que el eje de su narracién sea necesariamente su propia evolucién a través del tiempo. ° ee 4 Como se argumentaré en el préximo capitulo, son relevantes las consecuencias metodolégicas implicadas en tales distinciones, pues tienen que ver con las diferentes potencialidades de cada género y los mecanismos de validacién interna o externa al cual deben ser sometidos‘en su recopilacién y anélisis. En las préximas péginas no se harén mayores “considerdciones respecto a las miltiples modalidades concretas que pueden adoptar las investigaciones que utilizan un enfoque biogréfico. Es as{ que en cada uno de los capitulos se habla como si se estuviese frente a los problemas de anélisis de una investigacién basada en sélo un relato de vida. Esta opcién de redaccién no debe hacer olvidar que, en general, las investigaciones definen un @isefo de acuerdo a interfogantes particulares; y*én’ é1 pueden combinar el uso de diversos tipos de materiales Adem&s, por lo comén se abarcan muestras m&s o menos homogéneas de grupos humanos especificos (campesinos; indigenas, mujeres, migrantes, etc.). Estas’ alternativas * las poseen complejidadés adicionales a las aqui enfrentadas, que se refieren, bisicamente, a la representatividad y a los criterios pertinentes en los procedimientos tombarativos” 2/ l.- Cardcter interpretativo del discurso autobiogréfico Como proposicién inicial quiero afirmar que el relato autobiogréfico no se destaca especialmente por 1a calidad o cantidad espec{fica de informacién histérica o etnogréfica que proporciona. El relato autobiogréfico -a diferencia de una historia de vida o de un testimonio- puede (sin ninguna duda) aportar material de este tipo y, eventualmente, ser itil en un estudio de reconstruccién de cierto periodo o suceso histérico,.-pero su potenciliadad especifica no reside en ser reflejo fiel de lo que fue esa vida, nunca seré la reconstruccién de los hechos y sucesos que la caracterizaron. a. Supongo que definir qué es “la vida» de una persona constituye una labor especialmente ardua. Para evadirla utilizaré el cémodo expediente de proponer que ella consiste en la sucesién discontinua de acontecimientos, hecho. actitudes y sentimientos, referidos a una individualidad delimitada -a un nombre propio-, desde el momento de su nacimiento hasta el de su muerte. Esta definicién debiera resaltar e1 que tal sucesién no es necesaria ni usualmente coherente, en el sentido que su desenvolvimiento no corresponde a un plan? trazado previamente por el mismo sujeto o por otro, o por algo externo ni anterior al individuo. También defiendo 1a posicién segén la cual se trata de emociones, relaciones y acciones entrelazadas, a través del tiempo, con las de otros individuos, en el contexto de una totalidad social y cultural que no determina absolutamente, ni .entrega, tampoco, un campo de libertad absoluto. Esto ltimo implica que hablar de la vida de una persona obliga a situarse al interior de una ambigiedad que fluctéa entre la representacién de una individualidad consistente y, simulténeamente, el reconocimiento de un fenémeno supraindividual. ox. En cualquier caso, aunque restringiésemos més aén la definicién de lo que es una vida, siempre ella aludiré a un contenido demasiado amplio y difuso como para suponer que se pueda recuperar 0 reproducir. No existe ningén archivo ni mecanismo lo suficientemente poderoso -ni siquiera el cerebro humano,. con todas las mentadas potencialidades del inconsciente- que sea capaz de retener, para después reproducir, la casi infinita procesién de dimensiones y detalles que componen una vida. > eam ea Tales consideraciones no dejan de tener ;.cierta importancia, pues llevan a reconocer que..el-. relato autoblogréfico -como método y como producto- no es, no puede ser, el reflejo fiel de algo exterior a 61. Es mas, ni siquiera representa de modo necesario (estadistica 0 simbélicamente) la vida de alguien. De lo que se trata es de un material relativamente auténomo, que posee un cuerpo propio y que se constituye en algo “nuevo, en el sentido que no es la consecuencia directa, verbal y discursiva del acontecer histérico de un sujeto "Esté bien -podré exclamar algén fervoroso defensor de los relatos de vida, irritado al ver que se cuestiona su legitimidad como herramienta de reconstruccién histéri¢a-, es verdad que las autobiograf{as no nos proporcionan la totalidad de lo que ha sido 1a vida de alguien, pero se debe admitir que s{ nos pueden entregar lo m&s importante de ella". No podrfa estar m&s dispuesto a aprobar esta afirmacién. No obstante, queda el incémodo problema de detectar qué es lo que se entiende por lo «ms importante». Si nos arriesgéramos a’citar @ un foro-panel a dignatarios religiosos de diferentes confesiones, un sicoanalista, un trabajador social, un ex-presidiario, un vegetariano y un reportero gréfico, para que entre todos debatieran el punto sin duda no se llegar{a a ninguna conclusién, pero s{ seria altamente ilustrativo acerca de lo dificil que es proponer un eriterio unénime respecto a lo que constituye lo “importante? y lo {secundario® en la vida de alguien. ©! Aun historiador que busca reconstruir la vida cotidiana de. principios de siglo en Santiago, le parecer&é de vita: importaneia presionar a su anciano entrevistado para que haga esfuerzos por recordar qué tipo de sistema de evacuacién de excretas exist(a en su casa de infancia; mientras;. es probable, éste se empefa porfiadamente en hablar de su fallecida madre. A riesgo de ser repetitivo, puedo aprovechar este ejemplo para insistir en la importante diferencia metodolégica -no siempre apreciada- entre el testimonio y el relato autobiogréfico. Quien recurre a antecedentes orales de tipo autobiogréfico con el objetivo primordial de conocer cuestiones relativas a un éntorno, a un suceso o a una época; est estrictamente generando testimonios, es decir, buscando y haciendo hablar a testigos calificados,’ quienes pueden hacer un relato sobre cuestiones externas a ellos, pero en las que se vieron involucrados de un modo m&s o menos. personal. Segin- Bertaux (Op. Cit., 206), la riqueza de los testimonios se define por su potencial capacidad informativa, la cual "ést4 en directa proporcién a la ignorancia previa que el investigador o lector tenga sobre el tema. Lo “informativo» es la esencia del testimonio; en él la versién acerca de 1a propia vida queda subordinada a su, funcién de ser “ventana? a un universo cultural o histérico: 10 desconocido para el destinatario del relato: el testigo cuenta lo que su piblico no vio. Ello implica que muchos textos denominados usualmente relatos autobiogréficos . o historias de vida, pueden. ser enfocados o rescatados realmente (o simulténeamente) como testimonios, en la medida en que el interés investigativo y el contenido mismo del texto est& més referido a lo. que rodeé al sujeto que a la dimensién estrictamente autobiogréfica, centrada en su versién de lo que fue su propia trayectoria temporal. En definitiva, esta clasificacién tiene tanto que ver con la naturaleza del relato y con los intereses especificos de cada estudio, como con el papel que se le asigna a la narracién en un proceso de investigacién. Consecuentemente, los criterios de validez y confiabilidad que operanenel uso .de tal herramienta son diferentes a los que corresponden a. los relatos autobiograficos, sobre los que trata este trabajo. El problema de decidir qué importa ms y qué menos en la vida de alguien no se simplifica demasiado al plantear que lo relevante ser aquello que el mismo sujeto destaque en su relato. Aunque pueda parecer. é6ticamente apropiado no imponer un criterio externo y metodolégicamente acertado el concebir el relato como fluyendo sin ajustarse a expectativas externas previas, en. la practica (como se ver4 mis adelante) tal presupuesto.no pasa de ser un buen, pero variable, criterio a. operativo ‘que no'soluciona gran cosa, Su pertinencia choca con que una narracién autobiogréfica-esté muy distante de parecerse a un monélogo desinteresado que realiza una persona frente a sf. [foaa narracién cuya motivacién inicial es una supuesta reconstruccién de la propia vida, es en realidad una construcciéi“discursiva de tipo interpretativo, confeccionada para un-pablico particular{ Volveré sobre .este punto e Es. frecuente, sin embargo, el que numerosos y destacados autores definan, utilicen y analicen este tipo de material enfocéndolo de un modo absolutamente distante al- aqui sostenido. En ocasiones se argumenta en torno a cuestiones absolutamente irrelevantes, como si se estuviese frente a una indagacién .sicolégica o juridica, como si el relato de esa persona fuese un camino para llegar a conocer y desentrafar su historia pasada, como si se estuviera realmente frente una vida y no a palabras: gqué motivaciones tuvo: X para actuar de tal - manera?, gvisualizé. Y la =posibilidad de opciones diferentes?, zqué circunstancia 0 factores influyeron en.tal descenlace?, ¢qué rolidugé su relacién con 2?, zpor.qué no se -segin:la expresién de-Bourdieu (1986)~ ese apoya. en cierta filoseffayde'sla existencia: de corte cw historicista que .est&.uertemente.arraigada en el sentido sieomén, segén la cual’la:vidaspuede. :ser-comprendida, -y. en 12 consecuencia relatada, en tanto sucesién articulada de acontecimientos con sentido. "Bsa vida organizada como una historia se desarrolla. segin un orden cronolégico que es también un orden légico, desde un comienzo, un origen, en el doble sentido de punto de partida, de principio, pero también de razén de ser, de causa primera, hasta su término, que es también un fin. La narracién, sea ella biogréfica o autobiogréfica.... propone acontecimientos que, sin ser todos y siempre desarrollados segin una estricta sucesién cronolégica,... tienden o pretenden organizarse en secuencias ordenadas segin relaciones inteligibles El sujeto y el objeto de la biografia,... tienen de alguna manera el mismo interés en aceptar el postulado del sentido de la existencia contada e, implicitamente de toda.existencia. ...la narracién autobiogréfica se inspira siempre, al menos en parte, en el deseo de dar sentido, de hacer sineligible, de expresar una légica a la vez retrospectiva y prospectiva, una consistencia y una constancia, estableciendo relaciones inteligibles, como aquella gue tiene el efecto en relacién a la causa eficiente o final, entre los estados sucesivos, as constituidos en etapas de un desarrollo necesario (Bourdieu, Op. Cit., 69. Destacados en el original) El postulado central que resume mi punto de vista es que e1 objeto de estudio llamado [relato autobiogréfico, en rigor esté constituido por ese discurso especifico ya no existen; residuos: de ellos’ ‘sobrévivéh en la meméPia propia y en-la de‘los. otros, sus sombras se‘pfoyectan en‘ratinarios papeles yidescoloridas fotogra#ias," la materialidad’ ‘*ée los : episédios +« mas cafacteristicos de sus vidas toy se: plasman séloia-través de 18 articulacién de sighos graficés o fonéticos.+.Pory; otra parte, quieh”habia’ se torna narrador, cede ‘a la~tentacién de ser portavoz de la° histofiat -relata; y a través de su relato cree Yevivir, repréducir,* recrear,:: reflejar;+. aspira a la veracidad.’ Pero, mientras narra, se’ difumina’ascada instante, “y cuando termina una frase para’ tomar aliento ya no existe, 14 es parte de la historia, del pasado irrecuperable; luego, sus huellas son recogidas, recorridas y rehechas constantemente por su heredero: nuevamente el narrador. Lo medular, entonces, en relacién al enfrentamiento metodolégico de un texto autobiogréfico, noes preguntarse cémo transcurrié efectivamente la vida de alguien (validez externa que se obsesionar4 y frustraré en la corroboracién de lo “narrado, Cuestién nada de accesoria, a veces factible a veces no, pero que no “opera® para una gran proporcién del contenido del relato); sino[cémo ese alguien se representa cante s{ y ante otros-\el transcurrir de su vida y 10 reiatal Cuando se cuenta 1a vida, nunca tenemos entre manos la versién verbal de lo que ella fue, sino un “discurso nterpretativo? | -retazos de hechos dibujados. por. una perspectiva peculiar, selecciones, montajes, .omisiones encadenamientos, atribuciones de causalidad, etc.- cuya particularidad es’ estar estructurado en torno a 1a construccién de una figura que aqui denomino personaje 4/. En otras’ palabras, el relato construye una vida -recurriendo a ‘una divérsidad ‘de materiales y mecanismos- y sélo..en @eterminado sentido es esa vida: se.ha extingido -y se diluye * cada Thstante- cualquier otra existencia que 1a del texto -Para’Wecirlo de una forma poco rigurosa: si es, interesante la dimerisién autobiogréfica que posee toda novela, lo que aqui 15 interesa es la dimensiér n “novelistica® de toda autobiografia, En consecuencia, 1a preocupacién metodolégica : debe centrarse en generar un modelo’ de anélisis del relato autobiografico 5/, que permita precisar_ los presupuestos, _Mecanismos y condiciones que regulan la elaboracién_de_la__ propia biografia. La posibilidad de gestar un modelo de anélisis tal, se basa en el supuesto de que las formas de narrar una vida (y, por tanto, sus contenidos), no son ilimitadas ni azarosas,. sino al contrario, . corresponden’a estructuras de relato relativamente acotadas y compartidas socialmente. Se trata de procesos de semantificacién> ‘del pasado 0, mejor dicho, de los recuerdos del pasado que afloran en una situacién especifica. [El producto final indudablemente posee un sello personal, pero cada sujeto lo elabora y desarrolla a base de atribuciones de significado preexistentes en su universo cultural.) De alli que hablar hoy de relatos de vida -posea una connotacién muy diferente ala de hace algunas décadag, cuando su potencialidad generalmente se aceptaba sélo. ‘en el marco de las orientaciones sicolégicas 0, a lo ms, como un recurso narrativo ejemplificador del efecto de las estructuras , sobre los sujetos: representacién gréfica (en carne y huesos») de aquellas cuestiones ya probadas por los 16 estudios de corte macrosocial. En la actualidad, en gran parte de los ambientes académicos se reconoce la validez relativa (como lo es toda validez) del enfoque autobiogrsfico para las ciencias sociales, aceptando que través del conocimiento y anélisis de la versién que da una persona acerca de s{ misma, es posible aprehender ciertos procesos colectivos y compartidos de atribucién de significado} En esta perspectiva es vélido aceptar que al investigador no le interesa el relato sélo en cuanto relato, sino como manifestacién de otra cosa. En otras palabras; asi como el historiador oral utiliza el testimonio para conocer sucesos relativos: al entorno del testigo, cada texto autobiogréfico particular puede concebirse como un camino, un material para el conocimiento de las estructuras narrativas con que el hablante construye el «s{ mismo» y sus procesos especificos de atribucién de sentido. El discurso autobiogréfico esté compuesto -para usar la terminologia de Schutz (1974, Cap. 2)- por «construcciones de primer nivel: elaboraciones propias del sentido comén, plagadas de elementos subjetivos que reflejan el punto de vista del actor. El problema y el desafio del modelo ya mencionado (pero ciertamente no sélo de é1), es que el andlisis cientifico debe necesariamente incorporar y dar cuenta de esa dimensién subjetiva propia del discurso, pues 17 en ella cristaliza la perspectiva del hablante y el fundamento de su accién. Sin embargo, simulténeamente se espera que el tratamiento analitico de tal relato satisfaga los requerimientos de objetividad, en el sentido de que sus procedimientos y aseveraciones estén expuestos a la verigicacién intersubjetiva. En palabras de Schutz (Ibid, 82- 3): oe > eCémo es posible reconciliar estos principios aparente- mente contradictorios? La pregunta mss seria a la que debe responder la metodologia de las ciencias sociales es, sin duda, la siguiente: cémo es posible elaborar conceptos objetivos y una teor{a objetivamente verifica- ble de las estructuras subjetivas de sentido? La respuesta se halla en la idea segin la cual los concep~ tos elaborados por el cientifico social son construccio- nes de las construcciones elaboradas en el pensamiento de sentido comén por los actores de la escena social. Las construcciones cient{ficas elaboradas en el segundo nivel, de acuerdo con las reglas de procedimiento véli- das para todas las ciencias empiricas, son construccio- nes objetivas de tipos ideales y, como tales, pertenecen a- una especie diferente de las elaboradas en el primer nivel, el del pensamiento de sentido comin, que deben superar. Son sistemas teéricos que contienen hipétesis generalmente susceptibles de ser puestas a prueba...". Las afirmaciones propias del anélisis cient{fico no son sinénimo de verdad absoluta, eterna e inmodificable, sino “construcciones de segundo nivel»: verdades relativas atribuciones de sentido histéricas y en permanente autodestruccién, cuya validez se sustenta en el método, es decir, en ser una experiencia controlada, y no una mera 18 expresién del punto de vista momentaneo, intimo e itreproducible del observador.%& Esta plena potencialidad del relato autobiogréfico se revela cuando se asume su naturaleza discursiva, esto’ es. como una estructura narrativa de tipo lingiistico en la cual el contenido importa tanto y al mismo tiempo que su forma Dicho de otro modo, y otra vez en contraste con el testimonio, la cantidad de informacién empirica que el relato ‘contiene no es tan importante como el caudal interpretativo que en 61 se asoma. Para concebir de este modo el género autobiogr4fico ‘es preciso romper con aquella tradicién del pensamiento analitico que tiende a separar radicalmente la interpretacién de la descripcién, como si no fuese una clasificacién confeccionada sobre la basé de caracter{sticas atribuidas a un texto, sino propiedades inherentes y tipicas de diferentes tipos de enunciados. Ai hablar de discurso interpretativo> no estoy haciendo referencia a un cuerpo lingifstico hoc de tipo calificativo o valorativo, que por definicién se opone a lo «descriptivo>, a la enumeracién de las caracter{sticas fenomenolégicas con que un hablante da cuenta del mundo «objetivo». Lo interpretativo no hace alusién, en este caso al menos, a una parte? del texto, en la cual el sujeto recapitula sobre lo que ha narrado y agrega sus opiniones en 19 torno a ellé (aun cuando eso suele ocurrir), revelando de esta forma -para la culminacién maxima del placer antropolégico- lo m&s {ntimo de su €visién de mundo». Al contrario, el relato de vida constituye en si mismo -como totalidad inseparable- una interpretacién, 0, mejor dicho, es un proceso en el cual fluye un conjunto organizado (aunque no necesariamente coherente) de interpretaciones, que se sobreponen, complementan, contradicen y oponen mutuamente. Para aclarar lo anterior tomeios como ejemplo un enunciado aparentemente que critica Todorov (1987, 9) el cientista social que trabaja con discursos tiene la posibilidad, y en ocasiones el imperativo, de hacer referencia a lo extra discursivo, pues el texto se relaciona en su generacién misma con un exterior explicativo y un antecedente causal a 61: "La tésis de que el mundo es inaccesible resulta igual- mente forzada. Desde Kant es lugar comén de la epistemo— logia el reconocer el cardcter construido del conoci~ miento, el no creer en una percepcién transparente de los objetos; se puede por tanto criticar a los empiris~ tas o a los positivistas. Pero de ahi a negarle todo contenido a la percepcién hay un trecho que no conviene franquear sin haber meditado antes.” 21 Volviendo al ejemplo anterior, alli no sélo se éntréga un ‘tipo de informacién (nivel socio-econémico de la familia de origen, ocupacién de los padres), sino que cristaliza ya una construccién interpretativa, pues entre todas las posibi- lidades de distincién de origen se eligié esas palabras y no otras, fueron ordenadas de tal forma y no de otra, se esco- gieron ciertos criterios y no otros, etc. Todo ello otorga una connotacién especial a’la autodefinicién del origen so- cial que se opone a otras (En el Capitulo N@ 4 se volver& sobre esto). Es verdad que ese tipo de frase es factible de ser contrastada en alguna medida: tal vez se podria saber si la madre del sujeto efectivamente trabajaba en el oficio de costurera y de qué modo lo ejercia, si su padre era obrero, en qué perfodo y en qué rama de actividad, etc. Si tenemos tal posibilidad no es porque las costureras, los obreros y los hogares modestos sean realidades en s{ universalmente evidentes, monosemsnticas y tangibles, sino porquée‘entendemos (compartimos) e¢1 sentido con que el hablante ha clasificado a sus progenitores y a su familia de origen. Ello se debe no a que podamos tonocer y evaluar su experiencia sensible, sino en primer lugar, a que compartimos su lenguaje, es decir, sus ¢ategorias y procesos de interpretacién. En otras palabras comprensién e interpretacién son un solo acto, inherente a toda comunicacién. Segin Gadamer (1977, 461 y ss. Destacados en el original): 22 "...la comprensién no se basa en un desplazarse al interior del otro, a una participacién inmediata de é1 Comprender 10 que alguien dice es (...) ponerse de acuerdo en la cosa, no ponerse en el lugar del otro y reproducir sus vivencias. ...la experiencia de sentido que tiene lugar en la comprensién encierra siempre un momento de aplicacién. Ahora consideremos que todo este proceso es lingifstico. No en vano la verdadera problemética de la comprensién y el intento de dominarla por arte -el tema de la hermenéutica- pertenece tradicionalmente al 4mbito de la gramatica y de la retérica. El lenguaje es el medio en el que se realiza el acuerdo de los interlocutores y el consenso sobre la cosa. (...) El problema hermenéutico no es pues un problema de correcto dominio de una lengua, ‘sino del correcto acuerdo sobre un asunto, que tiene lugar en el medio del lenguaje." Al ser la narracién autobiogréfica un suceso esencialmente lingiistico, una interpretacién que gira alrededor de la propia vida, es, a la vez, un texto que al comprender se interpreta. El comprender y el interpretar. segéh se ha visto, son un mismo proceso. Estamos frente a dos fenémenos que se viven como simulténeos: la interpretacién del hablante (al hablar de su vida) y la interpretacién de quien escucha o lee. Eneste punto es importante también establecer distancia con quienes sostienen Stanley Fisch y sus tesis, por ejemplo- que el texto nada significa, sino que es el lector quien le otorga un significado, 0, segin una posterior versién algo atenuada del mismo Fisch (citado por Todorov; Ibid, 10) el grupo cultural e histérico al cual 61 pertenece: 23 "antes que el texto o el lector son las comunidades interpretativas las que producen las significaciones." Todorov (Ibid.) ha refutado sélidamente tales conceptos, por 10 que agui sélo resta recordar que es efectivo que quien lee participa de la creacién de sentido, ‘pefo de un modo circunstancial e histérico. El lector participa del texto desde una postura determinada, m&s o menos cerdana al universo cultural y lingiistico del hablante. Que ambos interlocutores se comprendan no se refiere a una «comprensién histérica>: el punto de comprensién no se sitéa en los sucesos ni en las vivencias, sino en el texto. Nuevamente en palabras de Gadamer (op. cit., 467. Destacados en el original): esde el romanticismo ya no cabe pensar como si los conceptos de la interpretacién acudiesen a la comprensién, atraidos segin las necesidades desde un reservorio lingiistico en el que se encontrarfan ya dispuestos, en el caso de que la comprensién no sea inmediata. Por el contrario, el lenguaje es el medio universal en el que se realiza la comprensién misma. La forma de realizacién de la comprensién es la interpretacién. Esta constatacién no quiere decir que no. « exista el problema particular de la expresién. (...) Todo comprender es interpretar, y toda interpretacién se desarrolla en el medio de un lenguaje que pretende dejar hablar al objeto y es al mismo tiempo el lenguaje propio de su intérprete”. Es inadecuado, en consecuencia, referirse al relato autobiogréfico sin considerar su naturaleza discursiva, sin 24 tomar ‘en cuenta el que sa contenido no describe una historia particular, no se refiere directamente a hechos, sino que es un proceso comprensivo e interpretativo que se estructura lingaisticamente en torno a la construccién de una imagen que protagoniza la propia biografia. Como se ha anticipado, dos factores decisivos influyen en el perfil final del relato autobiogréfico y del personaje que es modelado en é1: la situacién biogréfica concreta desde la cual es construido, y las condiciones materiales y simbélicas de generacién de ese discurso. Hablar de “factores que inciden? lleva a considerarlos como aspectos exteriores al texto; si bien desde un punto de vista analitico ello es factible, en verdad “estén en el texto, forman parte constituyente de 61. 2.-- Construccién del relato: la situacién biogréfica El primer factor que se debe considerar al enfrentar un @iscurso' autobiogréfico lo llamaré -basndome en” una expresién de Schutz- la “situacién biogréfica® del hablante y se refiere a “desde dénde® cuenta la vida, desde qué ubicacién temporal, social, espacial, etc., la relata. En definitiva, la situacién biogréfica esté constituida por la suma y combinacién de todo aquello que en un instante en el tiempo posee (es) sélo ese individuo, lo que lo hace 25 inasimilable a otro cualquiera. La perspettiva desde la “individualidad es algo que ningén recurso comunicacional ni representacién colectiva pueden suplantar. En palabras del mismo Schutz (Op. Cit., 93): & "En cualquier momento dé mi situacién biogréficamente * determinada, yo sélo me intereso por algunos elementos © algunos aspectos, de ambos sectores del mundo presupuesto, el que esta dentro de mi control y el gue esté fuera de él. Mi interés prevaleciente -o, con _ mayor precisién, el sistema prevaleciente de mis intereses, puesto que no existe un interés aislado- determina la naturaleza de tal seleccién. Esta afirmacién es vélida, con indiferencia del significado preciso que se atribuya al término “interés» y también con independencia de lo que se presuponga con respecto al origen del sistema de intereses. Sea como fuere existe una seleccién de cosas y aspectos de las cosas que son significativos para m{ en cualquier momento dado, mientras que otras cosas y otros aspectos por ahora no me interesan o estan fuera de mi vista. Todo esto se halla biogréficamente determinado; es decir, la situacién actual del actor tiene su historia; es la sedimentaci6n de todas sus experiencias subjetivas anteriores. No son experimentadas por el actor como anénimas, sino como Gnicas y dadas subjetivamente a é1, y sélo a él", La situacién biogréfica es un concepto que ubica sincrénicamente al individuo y, a la vez, hace referencia al proceso acumulativo precedente. La identidad del «si mismo» esté vinculada a una situacién biogr4fica, no queda fijada de una vez y para. siempre: es un torrente en constante redefinicién., Cada persona no incorpora elementos, a través del tiempo, .a la lectura que hace de la historia de su vida, 26 como quien construye una torre mediante el afladido de sucesivos bloques, conociendo de antemano los planos de su construccién. En cualquier momento 1a visién acerca del pasado y el disefio futuro de la vida de cada cual, mediato e inmediato, se est4 haciendo y destruyendo constantemente pero nunca a partir de cero, sino sobre la base de, entre otras cosas, el significado que se le otorga al tiempo transcurrido y a los sucesos que conforman el presente. fe medida que transcurren los diversos episodios que componen la vida de alguien, e1 sujeto va modificando permanentemente 1a identidad del «s{ mismo», pero no sélo en lo que respecta a su ubicacién en relacién al futuro, sino también al pasado] Ello,.alude a un proceso continuo mediante e1 cual [éada persona reinterpreta la totalidad de su existencia, reconstruye el €s{ mismo? a partir de su actualidad,| [Poco existir no tiene otra residencia que la actualidad®, y el sentido comin impulsa a suponer el devenir como un puro y natural desenvolvimiento del presente} Es desde la actualidad que se mira hacia atrés y hacia adelante; cada uno de nosotros se autovisualiza a medio camino entre aquello que ya se fue y lo que aan no ha venido; preferimos definirnos m&s por 1a sé1ida acumulacién del pasado o por las generosas potencialidades del futuro, tendiendo a evitar la consideracién sobre el origen de nuestra mirada: el presente 27 Pero, ‘a pesar de no reconocerlo fécilmente, es el presente Va‘actualidad, el lugar desde donde se explican.dos fracasos vy! fandamentan los “proyectos, la posicién desde donde se eonstruye el punto de vista legitimo que modela el “si mismo»;[@l relato nace en el presente, lo afirma y justifical El presente es la categoria de sentido comin.que opera como’ un ‘sistema b&sico de referencia. Segin Heller (1977 385. Destacados en el original): aioe os "El presente separa? el pasado del futuro: en la conciencia cotidiana las dimensiones temporales sirven también para la orientacién préctica. En este sentido lo finito (lo que ya no actéa sobre el presente) se distingue del pasado (que actia sobre el presente) siguen luego el presente, por tanto lo incierto (hacia el que se mueven nuestros objetivos) y finalmente lo imprevisible". a > ober = El presente de hoy es el futuro de ayer y el pasado de mafana, es una “posicién volatil» desde la cual miramos hacia nuestro alrededor temporal (adelante, atraés) y social (ellos, nosotros). Desde alli opera la memoria: traemos al presente los recuerdos y as{ ordenamos el pasado. En tal tarea, el evitar severas frustraciones y poder experimentar la sensacién de que el camino» de nuestra vida est& bajo control, son dos buenos motivos que explican el que todo relato sobre el propio pasado tienda a estilizarlo,: lo 28 simplifique y describa siempre a partir de un cédigo que tiene pleno sentido sélo en la actualidad. [En e1 relato autoblogréfico el pasado suele aparecer como articulado por una linea homogénea y comprensible, lejos de toda perturbacién, desde el presente el pasado abandona ese estatuto de simultaneidad desconcertadora y polisémica que tuvo cuando ain no era pasado, y se convierte en algo inteligible, su sentido brota como evidente, la actualidad lo 5 ordena, tornandolo tolerable y at. En rigor, lo inenarrable que son los momentos de la propia muerte, ilustra no sélo lo incompleto de toda autobiograf{a, sino también evidencia que una retrospeccién de los hechos acontecidos (mis hechos), siempre version desde el presente circunstancial, que nunca puede ser superado, no existiendo otra posicién temporal m&s sélida una (inmodificable, no intercambiable, insoslayable) y, al mismo tiempo, més efimera, que 1a actualidad,) La memoria, y sus productos esenciales (el recuerdo y el elvido), no opera como una simple capacidad emocional, no s una caracter{stica sicolégica uniforme: "Retener, olvidar y recordar pertenecen a la constitucién histérica del hombre y forman parte de su historia y de su formacién. (...) La memoria tiene que 29 ser formada; pues memoria no es memoria en general” y para todo, Se tiene memoria para unas cosas, para otras no, y se quiere guardar en la memoria una cosas, mientras se prefiere excluir otras. Serfa ya tiempo de liberar al fenémeno de la'memoria de su nivelacién dentro de la psicologia de tas capacidades reconociéndolo como un rasgo esencial del ser histérico y limitado del hombre. Ala relacién de retener y acordarse pertenece también de una manera largo tiempo desatendida el olvido, que no es s6lo omisién y defecto sino, como ha destacado sobre todo F. Nietzsche, una condicién de la vida del esp{ritu." (Gadamer, Op. Cit 45). Cuando alguien habla de su vida trae hasta la actualidad, de un modo conciente d“Ho, fragmentos® de su pasado, tal y como los reconstruye desde el tiempo presente recordar, el hablante selecciona recuerdos que desde é1 presente adquieren un sentido y una funcién al interior de la situacién generadora de la narracién y del relato mismo] Lo que se recuerda es recordado desde el presente y esté compuesto por aquello que para el hablante, o para su interrogador, hoy merece Str impérecedera,” Lo qué ‘se olvida no sélo se niega, sino que también, en la préctica, se anula como vivencia especifica previa. Los 4mbitos del olvido son ~equé falta hace decirlo?- més densos y numerosos que los ‘del recuerdo: me acuerdo que de nifo ibaa tal colegio, pero no recuerdo cada ‘una de los cientos’ de oportunidades en que crucé esa calle, todas las despedidas y saludos, no recuerdo cada una de las veces en que caminé frente a ese edificio que hoy ya no existe. Pero s{ recuerdo con claridad el dia en que BIBLIOTE: FLACSO SANTIAGO 30 presencié su incendic. "Pensar _-dice el narrador del cuento de Borges Funes el memorioso (1981, 65)- es olvidar diferencias, es generalizar, abstraer." El pasado més rutinario es nombrado con facilidad, casi con indiferencia; lo recurrente es «tipificado® en torno a figuras de sentido comin previamente estereotipadas; al generalizar a través de esos estereotipos se olvida, se anula la existencia experiencial anica y miltiple. La repeticién conduce a la generalizacién, la abstraccién implica sepultar los detalles diferenciadores que reflejan la unicidad. Pero, aquello que se sale de lo comdn, lo extraordinario dentro de una rutuina particular (ese accidente, esa frase) puede asumir inmediatamente en la memoria el rango de imperecedero, vale la pena conservar su unicidad y, en consecuencia, adguiere la forma de un recuerdo perspicuo. Pero no por ello ese recuerdo de 1o extraordinario es menos objeto de tipificacién -aunque de otro tipo- que aquellos que se generalizan més rdpidamente. [A través del recuerdo el pasado es lingi{sticamente reproducide, es «revivido®, con todo. lo artificial e inexacto que pueda haber en tales conceptos (ms adelante -en el capitulo Ne 4- volveré sobre algunos de estos puntos 31 "Entre todos los signos e1 que posee m&s cantidad de realidad propia es el objeto del recuerdo. E1 recuerdo se refiere a lo pasado y es en esto un verdadero signo, pero para nosotros es valioso por si mismo, porque nos hace presente lo pasado como un fragmento que no pasé ~ del todo. Al mismo tiempo es claro que esto no se funda en el ser mismo del objeto en cuestién. Un recuerdo sélo tiene valor como tal para aquél que de todos modos esté pendiente del pasado, todavia. Los recuerdos pierden su valor en cuanto deja de tener significado el pasado que nos recuerdan, Ya la inversa, cuando alguien no sélo cultiva estos recuerdos sino que incluso los hace objeto de un verdadero culto y vive con el pasado como si éste fuera el presente, entendemos que su relacién con la realidad esta de algin modo distorsionada." (Ibid, 204~ 5). El trabajo de la memoria cambia segin sea la situacién biogr4fica desde donde se recuerde y se olvide. Es comin que a medida que pasa el tiempo, el campo de las opciones posibles de interpretacién del pasado no sélo cambie, sino también se vaya limitando 0, en otras palabras, el disefio se torne cada vez més rigido y las tipificaciones mss recurrentes. Paulatinamente los recuerdos ge congelan y su revisién se vuelve cada vez més selectiva y esporédica, el campo de posibles proyectos futuros se restringe y “especializa; en suma, |g través de los afios y del cumplimiento de los “ciclos de vida” tipicos, en general, la situacién biogréfica -y por ende la versién autobiogréfica~ va variando en menor medida] Sin embargo, existen circunstancias muy especiales -que 32 aquf, he denominado[«momentos biogrésicos>-,] que actéan como estimulos poderosos para recuperar (rehacer) recuerdos incluso algunos insospechados por el propio sujeto. Un interrogatorio policial, una terapia sicolégica, una enferemedad mortal, una confesién religiosa, el ser objeto de una investigacién cientifica del tipo que aqui se habla, etc., son todas experiencias que operan, de diferente manera, a modo de gatillo detonador y seleccionador de recuerdos. Una mencién especial merece la «conversacién de reencuentro®, en la cual dos personas que no se han visto en muchos afios se relatan mutuamente sus vidas desde el momento de su separacién, buscando reconstruir aspectos caracteristicos del periodo de tiempo en que su relacién era més o menos estrecha. Se habla, entonces, de “evocar el pasado», de “recuerdos que afloran>, etc. Es interesante notar cémo desde un comienzo, las mutuas preguntas suelen ir desde lo més tipico y externo a lo més personal y nico; en las conversaciones de este tipo cada episodio relatado, ms o menos formal o intimo, es retribuido y estimulado por uno semejante o equivalente de parte del interlocutor, en un espiral que, eventualmente, puede terminar en la renovacién y redefinicién del vinculo. Tal proceso se desarrolla hasta que alguno de los interlocutores -mediante recursos lingi{sticos tipicos 72/- inevitablemente opta por detener y fijar esa evolucién progresiva en punto determinado. Se esta asi 33 acotando el (nuevo) 4mbito legftimo de confidencialidad marcando un umbral may especifico, més alla del cual, por una parte, toda confesién excesiva se aprecia como de mal gusto; © m&s acé del cual, pot otra, toda reserva aparece como un signo de frialdad o de «mala educacién». Este tipo de conversaciones, por supuesto, posee un rango de variabilidad muy alto, en donde ser& de vital importancia el tipo de relacién que anteriormente mantenfan los dos sujetos, la situacién social al interior de la cual tiene lugar el reencuentro, la imagen con que cada uno percibe al otro en la actualidad, los deseos que se tengan de identificarse con ese Pasado comin (lo cual es percibido com un signo de querer identificarse con el otro), etc. sosne aes Por otra parte, ‘es ‘notable de qué modo en algunos relatos autobiogréficos que mencionan un pasado a primera vista no correspondiente con la imagen que de si proyecta el sujeto en el presente, o en contradiccién abierta con ella. entran en operacién una serie de mecanismos que incorporan esa experiencia a la ofganizacién general del relato. Es decir, la hacen coherente con el «s{ mismo» actual, presentando o convirtiendo tal episodio, por ejemplo, en un requisite necesario, en una prueba o desafio, en una sefal Premonitora del posible y dafiino desvio del camino correcto ©, en fin, en un atisbo de esperanza y realizacién que fue 34 finalmente abortado. En definitiva, el destino -que narrativamente en todo discurso autobiogréfico (real o literario) se vislumbra en un comienzo- es siempre una construccién posterior a los hechos, un ropaje que sirve para que los sucesos histéricos no aparezcan en toda su crudeza con su caracter de inutilidad o sinsentido. Tpdas estas afirmaciones son independientes del hecho ~que analizaremos m&s adelante- que 1a mayorfa de las personas efectivamente _interpretan su experiencia existencial como si estuviesen constantemente materializando un plan trazado con anterioridad, y ven el conjunto de su vida como 1a consecucién de algin tipo de objetivos fijados desde un comienzo. En esto también se puede apreciar cierta variabilidad, en donde se combinan cuestiones de personalidad con las posibilidades concretas que tiene un individuo de optar y otorgar un significado legitimo a sus actos. En relacién al futuro, habria que decir que éste aparece como el légico desenlace de una trayectoria unilineal. Desde esa “posicién volétil, desde el presente fugaz suponemos planificar el porvenir, . y.ambos procesos -nuestra mirada ordenando el ayer y sofiando el mafiana- se entienden sélo en reciproca funcién. Segén palabras de Ramoneda (1987, 15): 35 "El futuro es el camino que conduce al orden: el érden de 1a utopia. Yel orden, por definicién, es simple Alcanzar esta simplicidad, que desde la filosofia mas remota, y con bien pocas excepciones, es sinénimo de belleza, armonia y verdad, es el destino que la cultura historicista ha atribuido a la civilizacién. Sélo en el presente la complejidad se hace patente en toda su desnudez." eS t Lab obia 3 En este proceso en,e] cual los recuerdos son “leidos” y e1 futuro disefiado, la subjetividad no opera como una interferencia exterior, sino que es la naturaleza misma de 61. La subjetividad es el privilegio de todo narrador, mas aén si el objeto de la narracién soy yo mismo. La situacién biogréfica resume y torna operativa la subjetividad del presente. Nuevamente en palabras de Heller (Qp. Cit., 393 Destacados en el original): "El, tiempo de la memoria es la més subjetiva de las experiencias interiores temporales. Lo que yo revivo, en efecto es irreversible; el recuerdo es simplemente un momento de esa irreversibilidad, y objetivamente no es nada m&s. El tiempo vivido es por tanto, subjetivo porque es mi tiempo; cada persona tiene un tiempo vivido distinto". Esta subjetividad no debe entenderse como el pleno dominio de la fantas{a individual: el relato autobiogréfico no es la imaginacién desbocada que inventa quimeras gratuitas para deleite propio o ajeno; no es un género literario mas. Este criterio es importante, porque, a pesar de que el 36 enfoque analitico aqui sustentado hace frecuentes referencias a conceptos teéricos y metodolégicos propios de la critica literaria, estoy lejos de asimilar sin mss el discurso autobiogr4fico a la novela. En primer lugar, no es un proceso donde aflore una subjetividad exclusivamente individual (en el sentido de incomparable y nica), porque, como se ha dicho,” a peSar de que es un hablante individual quien narra desde una situacién biogr4fica irreproducible, las formas de contar la propia vida corresponden a estructuras narfativas y procesos de atribucién de sentido que poseen existencia previa a la experiencia individual, que estén a disposicién del sujeto en su contexto cultural y seméntico, y han sido objeto de su aprendizaje. En segundo lugar, no es un proceso exclusivamente fantasioso, porque (como se veré'en"el siguiente capitulo) suele desarrollarse al interior de una relacién social, de una interlocucién en 1a cual el narrador no pretende erigirse en un individuo diferente al autor (aunque termina siéndolo) sus expresiones -como se ha dicho- tienen la ambicién de la veracidad inmediata (no simbélica) y la relacién generadora del relato presupone un hablante en condiciones de proporcionar algan tipo de evidencia acerca de lo narrado Tal como es expresado en este largo, pero esclarecedor pasaje de de Martinez Bonati (1972, "152 y ss. Paréntesis y 37 destacados én el original): Hast #t ‘ rIa ‘propia “comunicdcf6n' Iingifstica no ‘puede ser concebida adecuadamente como efusién inmediata de lo individual, como expresién directa’de la interioridad concreta. Median las esferas seménticas generales Ellas, “precisamente, posibilitan toda clase de insinceridad, pues el hablante tiene conciencia de ellas, al utilizarlas para objetivar sus estados, y puede, en consecuencia, utilizarlas para objetivar estados que no existen en 61 (o como suyos), es decir para fingir. Lo que la verdad es en la dimensién senéntica répresentativa, es la sinceridad en la dimensién semantica expresiva: una adecuacién de estructuras generales inmanentes del signo a estructuras generales de la cosa (de diverso modo) significada “Se desprende de lo dicho, que también en el habla corriente hay algo asi como un hablante ficticio inmanente ‘al signo, que objetiva el caracter de nuestra intransferible mismedad (...) El hablante efectivo (real o ficticio), al comunicarse (en la realidad de nuestro mundo o en el mundo literafio de los personajes) se compromete a este hablante inmanente. Lo dicho por alguien es, pues sincero 0 no, documento de su ser y actuar en cuanto que acto realizado como acto lingifstico, como manifestacién comunicativo-lingifstica de su ser. G..) Nuestra distincién sefala que la visién de la estructura y naturaleza de 1a obra poética, no permite establecer relaciones lingiisticas entre la obra y la ‘persona del autor en aspecto alguno“de su ser; poesia no @5 discurso del poeta en cuanto hablante, ni en funcién praéctica ni en funcién teérica." wos s - erupelb fsacis r . Ba; 972 HA sae pare: 3.- Constr lel_relato: cio ateriales simbélicas de su _generacién a ie @ ptAbeoanetng 2up % a El segundo factor -las condiciones materiales y simbélicas, de generacién, del discurso | autobiogréfico- 38 consiste en el conjunto de caracteristicas propias del momento en que surge el relato (como posibilidad y expectativa) y cuando se materializa. En esto el margen de variabilidad es muy amplio: entrevista dirigida (en una o muchas sesiones, con uno o varios entrevistadores, en uno u otro lugar, etc.), escritura solicitada o espontanea (orientada hacia un lector. especifico o indeterminado), didlogo con otro (con un objetivo biogréfico explicito o no), conversacién terapéutica, o confesional (m&s 0 menos ritualizada, eximiendo 0 no de culpas), etc. A ello habria que afiadir toda una serie de complementos tecnolégicos, que cada vez. con mayor frecuencia y poder rodean o inundan la situacién: méquinas fotogréficas, grabadoras, filmadoras etc. g/. Todas estas variables poseen un rol condicionador, y en conjunto se .amalgaman en lo que juega el rol decisivo: la relacién social al interior de la cual nace y se concreta el discurso autobiograéfico. Todo relato de este género, y con mayor razén aquel que posee una connotacién confesional, en donde sé~Juega ‘Ia propia identiaad,’ tiene ‘que ver con la construccién y mantencién de una imagen, mas o menos apropiada a las expectativas reciprocas a las que el sujeto se siente sometido en determinada situacién. As{, el relato autobiogréfico es el producto de una relacién especifica, y 39 todo indica que no se expresar{a de 1a misma manera si varia la relacién que lo genera. Una de las concepciones bésicas que caracterizaron el pensamiento de Mead, segin postula Becker (1986, 108), es que: 2194 = ...la realidad de la vida sociales una conversacién de simbolos significantes, en el curso de la cual las personas realizan operaciones de tanteo para luego ajustar y reorientar su actividad a la luz de las, respuestas (reales o imaginarias) que los demas dan a esas operaciones. La formacién del acto individual es un proceso .en el cual la conducta es continuamente remodelada a fin de tener en cuenta las expectativas de los otros, conforme éstas son expresadas." En, este ,momento fab: vez sea“ impoftante “introducir ciertas , definiciones, respactoia algunos dé “los principales conceptos . que, hasta. ahora. he « utilizado ‘sin™ precisar n. diferenciar,.. mayormente: osd@s nociones de imagen” y “personaje»,. La imagenx+de wn hablante cualquiera 9/, "se refiere al, perfil que asume el «sf mismo® en el~moménto de 1a interaccign, y con el cual se presenta en una’relacién social especifica, poseyendo, ‘exhibiendo 6 preteridiendo proyectar una serie de atributos quertienden a sostener y otorgar credibilidad a esa imagen. La imagen es la faz visible del ks ismo® en determinada circunstancia, es la representacién que. hace una persona a.base de los caracteres que supone debe encaymar en ese momento. La imagen nace y ‘muere en la relacién social, sélo existe en escena, tiene corporalidad y boauted 9 1 oe 40 existencia histérica, se consume en el momento mismo en que la relacién social se lleva a cabo, es un producto situacional. El personaje, en cambio (cuyas caracteristicas y recursos especificos trataré com ms profundidad més adelante) se refiere, desde esta perspectiva, al nombre propio que protagoniza el discurso autobiogréfico y que sélo vive en 61, es el producto linga{stico del relato. La éptica aqui asumida sostiene que el yo mismo tal cual es proyectado en el relato autobiogr4fico no posee una existencia previa al momento de su generacién, ni externa a é1: es una construccién verbal. No obstante, es evidente que es posible encontrar ciertas correspondencias entre el muchas autorepresiones y permite la expresién de dimensiones poco planificadas del «s{ mismo». i. _ a “ ase ae. Destacar 1a importancia de la situacién en la cual es generado el relato autobiografico obliga a reconocer que todo curioso que pregunta por relatos de vida (cualquiera sea la forma que adopte su indagacién), se convierte en un coautor: es un participante que posee un grado apreciable de responsabilidad en la generacién y la modalidad del relato Paradojalmente, esta apreciacién se revela en toda su pertinencia cuando el investigador social m&s busca bes, 44 ocultarse: en ocasiones sélo nos permite conocer el producto final del discurso autobiogréfico, ya sometido a determinado proceso de montaje, escondiendo o subexponiendo -para usar wna nocién fotogréfica~ su presencia, De esta forma, el investigador, inevitablemente, se convierte en un coautor en busca del anonimato, pero que suele dejar rastros evidentes en el texto: lo prologa, otorga y quita la palabra al narrador, explica con notas o paréntesis el significado de clertos conceptos o frases, titula, subtitula, formatea divide y ordena el texto de acuerdo a cortes temporales o teméticos, etc. No creo que esto deba ser enfocado como un simple problema técnico que pueda y deba ser solucionado: es ilusorio pensar que existe «un» relato o versiin «pura? que es preciso encontrar y dejar fluir sin presién ni contaminacién externa. Sin embargo, desde el punto de vista metodolégico es posible minimizar esta situacién y ponderar su influencia, aclarando lo més n{tidamente posible las condiciones en que el relato fue gestado. Lo anterior suele ser objeto de frecuentes discusiones entre los especialistas, quienes buscan determinar qué tipo de relacién con el entrevistado es la m&s conveniente, hasta qué punto es recomendable dirigir el relato, qué medio de expresién es el m&s adecuado, etc. Para terminar este punto plantearé algunos 45 criterios sobre estas cuestiones. * 2s Si se acepta la-proposicién anterior, esto es, que el relato autobiogréfico “puro no existe, sino una potencial -y personal- gama mis 0 menos diferenciada de im&genes suceptibles de materializarse, debe concluirse que es necesario considerar tales discursos en relacién a las circunstancias concretas en que fueron generados. Pero eso ya fue suficientemente planteado. Como principio general me parece que mientras més cerca se esté de’ la bisqueda de testimonios (modalidad que pretende recoger informacién especifica contextual al sujeto a través de su relato de vida. Por ejemplo: flujos migratorios, relaciones de trabajo, ciclos de reproductividad, etc.), m&s directiva seré.la "yelacién que convenga establecer con 61. En consecuencia < se haré un némero considerable de preguntas especificas. buscando datos previamente determinados sin. que importe mayormente cémo se hilvana el texto. Pero, si.el punto..de atencién es el relato de vida en si, porque interesa, por ejemplo, conocer las formas y — procedimientos de autorrepresentacién de la infancia, importar4 mucho dejar que el relato fluya lo m&s libremente posible. Segin Bertaux, qué tan directivo debe ser el proceso de elaboracién de un relato autobiogréfico, es algo que conviene ir solucionando en el transcurso de la investigacién. . En efecto, segin este autor, 46 cuando se considera conseguir varios relatos de vida para investigar un aspecto especifico de ellos, al enfrentar cada uno .se debe ir confeccionando preguntas de acuerdo a qué zonas teméticas o informativas han ido quedando més claras y més oscuras en los anteriores 11/. Que el investigador intente ser poco directivo con su sujeto de indagacién, no implica que la relacién entre ambos deba ser poco intensa, estrecha o personal. Por lo general los textos autobiogréficos ms ricos producidos en el contexto de una investigacién social, han sido elaborados al interior de una relacién tremendamente personal, en donde el investigador puede ser relativamente poco directivo. Precisamente porque ha establecido una relacién de ta profundidad que el discurso de su entrevistado surge, en una medida apreciable, bajo los c&nones de su propia estructuracién. Esta Gltima frase no deber{a llevarnos a suponer que es posible hablar con propiedad de relatos espontaneos’ cuando existe presencia o la simple solicitud de un investigador, sino sélo de un margen mayor o menor de libertad. Enveste'sentido, es posible pensar en un continuo de determinacién externa del discurso autobiogréfico, en uno de cuyos polos’ estaria la m4xima espontaneidad (posible) en su generacién y estructuracién. Por ejemplo, cuando el relato surge y se materializa’ por la propia motivacién del sujeto y « 47 no. en el. contexto..de..una relacién indagatoria. Esta alternativa no implicasque el relato resultante sea necesariamente m&s auténtico> que otro construido en: el contexto de una entrevista. Piénsese, por ejemplo, en las autobiografias de los ‘personajes de élite, verdaderas edificaciones de autojustificacién histérica, en donde la vida privada, las dudas y los temores casi no tienen lugar. En el polo opuesto est4 la. determinacién externa extrema, cuando la participacién del interlocutor (investigador) condiciona fuertemente, a través de sus preguntas o de la relacién misma, los temas” abordados, su enfoque, secuencia, etc. Tal vez el sacramento de la confesién y algin tipo de sesiones terapéuticas sean las conversaciones biogréficas mis ritualizadas, en las que el peso de la determinacién externa del relato se hace més evidente. Perm{taseme decir algo similar en relacién.a : les concursos de autobiografias®, reutilizados con frecuencia en nuestro medio 12/. Sin duda toda indagacién biogréfica crea una relacién donde las expectativas del entrevistado suelen ser subestimadas; sin embargo, en: un -concurso que explicitamente ofrece un premio para los “mejores? relatos es dable suponer que la imagen all{ ~vertida estard excesivamente elaborada en funcién del tipo de atributos que el sujeto suponga seraén m&s valorados por el convocante. Esto 48 queda reflejado de un modo casi excesivo en la siguiente expresién de un narrador de un concurso de autobiografias al ‘ terminar su relato (GIA, 1986, 128). 2 "Espero les haya gustado la historia qué ya conté." Este. continuo de determinacién externa no” implica repito, un juicio acerca de la ¢autenticidad» del relato. sino una apreciacién respecto a las diferentes circunstancias en que 61 se construye, de modo tal que la forma del discurso, por decirlo de alguna manera, obedece'en mayor o menor. medida a factores externos, En conseduencia, un relato producido en condiciones de extrema determinacién externa es igualmente apto de ser analizado, porque también en 61, en definitiva (aunque ‘de un modo particular), se construye un texto en cual el “s{ mismo» es elaborado en términos de un personaje. Por @ltimo, cabe recordar que, segan algunos autores, el relato autobiogréfico escrito supera con:creces al éral, ya que en el primero “se desarrollar{a coh més fuerza la “conciencia reflexiva® del narrador. La entrevista‘oral, en cambio, a pesar de ser ms f4cil de conseguir, por su ¥apidez y sociabilidad no permitir{a que el sujeto tome distanéia con los hechos narrados, limit&ndose “a exponerlos sin poder 49 reflexionar acabadamente sobre ellos. A estas alturas el lector comprenderé por’ qué estoy en desacuerdo con esta posicién: se trata de-estructuras narrativas diferentes formas de articulacién de lenguaje muy distintas, condiciones de generacién del relato ‘casi antagénicas, mérgenes. de determinacién externa del relato desiguales, etc. Pero, en definitiva, ambos procegimientos generan discursos que giran alrededgt “deP tiiznd°dse; ‘el personase. a Sin embargo, las diferencias resefiadas entre el relato oral y el escrito son relevante y pueden dar lugar a interesantes investigaciones. Desde el punto de vista de la “funcién social» del producto final, se trata evidentemente de dos cuerpos narrativos con muy variadas posibilidades de irradiacién. Por otra parte, el texto escrito adquiere una suerte de autonomia e inmortalidad que, para efectos del andlisis, incide en que aparece como desligado de. sus condiciones de generaciéne, incluso, de su autor. Segin Gadamer (Op. Cit., 468 y ss.): ' tne ¥ bao "En la-escritura se engendra la liberacién del lenguaje respecto a su realizacién. Bajo la forma de escritura todo lo trasmitido se da simultaéneamente para cualquier presente. En ella se da una coexistencia de pasado y presente (nica en su género, pues la conciencia presente tiene la posibilidad de un pootee libre a todo cuanto se ha trasmitido por escrito. :) Enla escritura el Bentide de do habiade ote ahi por s{ mismo, enteramente libre de todos los momentos’ emocionales de las. expresién Y comunicacién. Un texto no quiere ser entendido como manifestacién vital, sino: Gnicamente respecto a lo que dice. El caraécter escrito es la idealidad abstracta del slenguaje. Por eso. el sentido de ‘una. plasmacién por escrito es basicamente identificable y repetible. (...) La. ventaja metodoiégica del texto escrito es que en 61 el problema hermenéutico aparece en forma pura y libre de todo lo psicolégico. Pero naturalmente lo que a nuestro ojos y para nuestra atencién representa una ventaga metodolégica.es al mismo tiempo una expresién de una debilidad especifica que caracteriza mucho m4s a lo escrito que al lenguaje mismo.’ (...)°A la inversa de lo que ocurre con la palabra hablada, la interpretacién de lo escrito no dispone de otra ayuda. Por eso es aqui tan importante el “arte? de escribir. Es asombroso hasta qué punto la palabra hablada se interpreta a si misma, por el modo de hablar, el tono, la velocidad, etc., as{ como por las circunstancias en las que se habla.” Es efectivo que el narrador oral ‘no planifica ni reflexiona sobre su relato al igual que quien escribe sobre su vida; pero no reside alli el el principal obstéculo de ese tipo de discurso. El relato oral se da en el contexto de la entrevista, que no es m&s que una versién muy especial de una conversacién. En una situacién caraa cara la involucracién con el otro es mayor, su presencia es inolvidable, e2 predominio de su mirada y de su prégunta tiene un peso especifico ineludible. En 1a conversacién biogréfica el narrador suele buscar'mis explicitamente ta‘iaprobacién:"del otro, espera's"sus *sefiales de comprensién,*busca’ m&s inmediatamente gestos de aceptacién y su discurso se afirma all{ donde se le estimula més, 0 en donde cree ser més ? ta valorado. ‘La din&mica-propiasde ‘las conversaciones llevan el 51 didlogo. con m&s facilidad hacia. las. zonas tematicas o estil{sticas que se-suponen m4s .compartidas; se persigue superar lo incémodo-de tan-asimétrica situacién y para ello se atenian las posibles vetas de conflicto, o se subestiman aquellas expresiones que no parecen despertar , auténticamente la adhesién del otro. Puede decirse que la narracién oral es més frdgil que la escritayt'su peso y densidad son menores; la rigueza de su espontaneidad lingiistica, propia de la situacién social en que es generada, es también su principal debilidad. Por otra parte, el relato oral es visto con mayor desconfianza por los c&nones tradicionales del conocimiento cientifico, ya que lo escrito aparece -de por s{- revestido con un caracter de objetividad y universalidad que estd lejos de poseer. De hecho, los materiales, fuentes y procedimientos de legitimacién propios de las ciencias sociales operan a través de la palabra escrita. Ello explica que la mayor parte de los relatos orales sean transcritos para su anélsis y divulgacién, perdiendo con ello su peculiaridad que constituye, ala vez, su riqueza potencial. La palabra oral no se ve plenamente reflejada en la escritura, ya que muchos de sus rasgos particulares portadores de sentido, no tienen un equivalente gréfico. La entonacién, el ritmo, el volumen, s 4 tans i 2 las pausas, los énfasis, la desenvoltura y todos sus cambios 52 a través de la conversacién, no pueden ser simplemente trasladados al lenguaje escrito, perdiéndose asi no sélo informacién, sino también. alter4ndose notablemente © si significado 13/. En cualquier caso, no debe olvidarse’ que todas estas consideraciones poseen un cardcter muy genérico, ya que el grado de variabilidad del tipo y calidad ‘de las relaciones. sociales ‘en que se generan los relatos de vida -escritos u orales~ es muy grande. Elaboracién del personaje-narrador: estructura y mecanismos Como se ha sugerido antes, utilizando una jerga propia del an&lisis literario es posible recapitular sobre parte de lo planteado, diciendo que el hablante en un relato de vida es el equivalente al autor del texto, mientras que el narrador -quien realiza su funcién al interior de una relacién social especifica~ actéa, simulténeamente, como el propio personaje central que elabora el relato en primera Persona en torno a s{ mismo. En este Gltimo capitulo me etc en primer lugar, a definir este personaje-narrador, examinando las implicancias del enunciado anterior. En segundo lugar, propondré algunas categorias distintivas para el anélisis de la estructura de la narracién y de los wats: y mecanismos con que aquel es construido. En tercer lugar 53 trataré de las posibilidades del. andlisis sem4ntico del personaje 14/,7En.Jo,que sigue haré.escasas referencias a-los factores, .endégenos. al texto (1a situacién de la, entrevista, el, contexto social, las alternativas.de enfrentamiento de cada lector, etc.), centr4ndome preferentemente en el universo lingéistico del relato. A) El _personaje-narrador Segin Cérdoba (Op. Cit., 33) la definicién més breve, simple y posiblemente la m4s exacta del personaje es: "el referente real o ficticio de un nombre propio y/o de 4, Sus .sustitutos." 15/. : rei Segén este autor, el sentido original con que fue utilizada la palabra en francés data de 1250 y se empleaba ‘ como sinénimo de “dignatario eclesidstico». De all{ que hoy se recurra a ella en el lenguaje cotidiano para referirse a una notabilidad cualquiera (todo un personaje>); es decir, . una caracter{stica..9 conjunto de. caracter{sticas que etorgan notoriedad, ., superioridad o poder de sobresalir. A partir del comienzo del siglo XV el concepto habria comenzado @ migrar hacia los terrenos que hoy le son propios: el teatro, luego 1a novela y, posteriormente, el cine. En estos 54 campos la nocién es equivalente a la antigua «m4scaraé*” Gel teatro ritual: una “apariencia o rol sobrepuesto al del aétér (el ser “real®), con el cual éste representa en escend”*ilfia serie de rasgos y’ funciones. El concepto también é& definiad frecuentemente'‘en oposicién al de persona, para hacer referencia a un producto estilizado que redne o sintetiza ciertas cualidades ideales. A pesar de las muy diferentes corrientes que coexisten en la critica literaria, es casi undnime hoy dia la visién segin la cual el personaje debe ser concebido sélo como un fenémeno lingif{stico 16/, que no posee existencia previa posterior o exterior al texto. Ya he afirmado que para.efecto del anélisis del relato autobiograéfico esta consideracién también es vélida y necesaria: el personaje que lo protagoniza no es imaginario en el mismo sentido que "los personajes literarios, pero tampoco es ‘equivalente ‘ al hablante y, sobre todo, su relato no es reflejo de la vida de aquél. El personaje esté constituido por unidades de sentido. palabras y frases dichas por 61, o por otros personajés a través de 61; no existe mis que en el texto, es un piiro ser de lenguaje. En éxpresién deCérdoba (Ibid, '35 Dvrated te: a Oe "En cudlguier relato, ‘Sea ficticio o no, los personajes se vuelven seres de lenguaje, una seguidilla de fonemas. o de letras, segin sies oral o escrito:.. He allf'e: 55 destino comin de toda cosa desde que ella entra, a cualquier titulo que sea, en un discurso." Ahora bien: zqué tipo de personaje es éste que surge en el discurso autobiogréfico?. Lo primero que habria que notar es que se trata’de un personaje que, ademés de protagonizar. muy centfalmente el relato, lo narra, imponiendo con ellos su «punto de vista». Es decir, cualquier lector-auditor conoce el universo desplegado en el texto a través de los ojos (palabras) del narrador; asume, queriéndolo o no, de un modo inmediato su perspectiva particular. Aqui entra en operacién el primer y~ b4sico mecanismo con el que se estructura un relato autobiogréfico: 1a «seleccién®.. Ella se refiere a la @special articulacién que realiza el hablante -de un modo inconsciente o no- entre el recuerdo y el olvido; aquello que hace que la narracién contenga tales sucesos o detalle, mientras’ “que’'otros son desplazados a la ignorancia , 0 relegados a la mortalidad. Sin embargo, la seleccién no debe entenderse sélo como el rescate y enumeracién de ciertos Fiveq de hechos a los que se le da importancia, en oposicién a otros CS ———————C—=—— punto de vista? a 1a perspectiva o enfoque con que funciona el recuerdo, a la forma como es articulado y presentado. E punto de vista se revela enel texto; all{ sus limites y orientaciones pueden ser dimensionados; pero,:. su origen se 56 remonta a “antes» y del texto, en el sentido que se ha querido explicitar en los capitulos anteriores. El punto de vista muestra una faceta y, al hacerlo, oculta otras; en 1a imposibilidad de ser intercambiable radican sus riquezas y limitaciones. "El punto de vista actda en el discurso autobiogr4fico -segin una imagen de Yourcenar (1985, 338)- de modo similar a la definitiva eleccién que hace el pintor de un Angulo especifico en el horizonte, después de haber estado incesantemente desplazando su caballete de un lado a otro. Por otra parte, més allé de la intervencién del investigador, 1o normal y predecible es que el texto entero gire en torno al propio personaje-narrador, apoy&ndose en su figura y siendo: "el soporte de transformaciones y conservaciones del relato” (Hamon, Op. Cit., 125). Esta . particularidad del discurso autobiogréfico, -que @l.snarrador hable .en primera persona y estructure el @esarrollo. del texto en torno a s{ mismo como-el *personaje sentral- presenta. una compleja situacién que tiene interesantes implicancias. La principal: el relato autobiogr4fico funda y sostiene 57 la exclusiva, perspectiva o punto. de vista del propio personaje-narrador mediante su posicién de hablante en primera persona, contando con los poderes de un narrador omnisciente: se desplaza. de un modo envidiable entre los acontecimientos, existe como tal simulténeamente a través de los tiempos y espacios en donde transcurre la narracién, con pleno conocimiento de su propia interioridad y, en la mayoria de los casos, de la de sus semejantes. Es un narrador que designa, adjetiva, nombra, interpreta y explica, da a conocer motivaciones y deseos, trae a nuestra presencia, califica y caracteriza a los dem&s protagonistas del texto. El lector se encuentra a merced de sus intereses y caprichos. En el ejemplo siguiente una mujer ya madura se refiere a su madre: sis "Ella sabia que a mi me tiraba la ciudad. Pero nunca aprobé mi vida ni mis gustos; tenfa envidia de lo que yo pudiera llegar a ser... nunca me tuvo confianza, y educé a mis hermanos haciéndoles creer que yo era una empleada suya. Cuando se dio cuenta que yo igual no mas iba a hacer mi vida, torcié todo para que yo me tuviera que ir y -ninguno dela casa me defendié porque les interesaban las tierras." Pero la posicién narrativa del personaje no es consistente, ni tiene obligacién de serlo, posee la flexibilidad necesaria para cambiar de estilo.y “alejarse” de los hechos que narra. La misma mujer del ejemplo anterior, conocedora de la interloridad de los otros personajes, , un poco més adelante habla como un narrador “objetivo» propio de 58 la mejor tradicién “naturalista>, el cual se limita a describir lo que ve, sin atribuir motivos ni sentimiento: "En ega @poca 1a gente andaba de un lado pata otro buscando trabajo, golpeaban cuanta puerta encontraban hablaban con quien conocfan, se las arreglaban como podian. Los cabros amanecian tirados en las veredas, y la gente bien vestida no se les acercaba; cuando tenian que pasar delante de un chiquillo, cruzaban antes la calle y era muy raro que alguien diera una limosna”. A pesar de ese potente’y artificioso efecto de identidad entre hablante, narrador y personaje; que confunde y tienta a concebirlo y tratarlo como un'solo «61», no hay que olvidar que no es quien vivié la Vida quien la cuenta, sino un narrador construido ad hoc y que tiene existencia sélo para efectos del relato y dentro de 41. Segan Todorov (19718 125): "El personaje-narrador no es un personaje como los otros; pero tampoco se parece al narrador desde afuera... Esto seria confundir el "yo" con el verdadero sujeto de la enunciacién... Desde el momento en que el sujeto de la enunciacién se convierte en sujeto del enunciado, ya no es el mismo sujeto quien enuncia Hablar de si mismo significa no ser ya el mismo ¢s mismo>," Sin embargo, el personaje central no sélo predomina sobre los dem4s, sino que también, al ser consistentemente el eje explicito u oculto de todos’ los episodios 59 constitutivos del texto, le da solidez a la ilusién de fidelidad e.integridad del relato. En efecto, el narrador der texto autobiogréfico aparece con una autoridad natural, puede permitirse no argumentar en exceso,, dar saltos cronolégicos espectaculares, no recurrir a demasiados detalles. "Después de todo -imagino que podria decir-, es de m{ de quien hablo, equién podria hacerlo mejor que yo, que estuve allf, que lo vf, que lo vivi?" Esta autoridad natural (frente a la cual el investigador se cuida mucho de expresar sospecha), esta presenein imponente y totalizante del personaje-narredor no ayuda por s{ misma a evidenciarlo. Al contrario, su imagen se diluye tras la aparente legitimidad de su posicién. También son aplicables aqui las consideraciones de Todorov (Ibid 126) en relacién a la identificacién entre narrador y personaje en la literatura: "El verdadero narrador, e1 sujeto de la enunciacién de un texto en el cual un personaje dice «yo», sélo resulta con esto adn ms disimulado. El relato en primera persona no explicita la imagen de su narrador, sino que por el contrario la hace adn mas implicita. Y todo intento de explicacién s6lo puede conducir a una disimulacién cada vez m&s perfecta del sujeto de la enunciacién; este discurso que se confiesa discurso no hace m&s que ocultar pudorosamente su propiedad de discurso." ove F org 7 La simple enunélacién del una-estructura, es un. tipo olde estructura. Se ha discutido demasiado acerca de si- la estructura es una propiedad de los objetos que se analizan cient{ficamente, 0 es exclusivamente un concepto,. una herramienta propia del anélisis 17/. Pouillon, (1971, 12 afirma qu a [La estructura] siendo subyacente a la organizacién, también la desborda, puesto que la convierte en una variante cuyas transformaciones explica, y éstaes la razén de que se haya comenzado por definir la estructura como una sintaxis. De hecho, la estructura es a la vez una realidad -esta configuracién que el andlisis descubre- y una herramienta intelectual -la ley de su variabilidad.” Se trata, por tanto, de una estructura que no e: equivalente estrictamente a la» forma, en oposicién al contenido, esto es, que su sigmtficado no es entendible sino en relacién al sentido que denotan sus elementos y sus relaciones. "En palabras de Lévi-Strauss (1972, 9. Destacados en el original.) al escribir su-célebre critica al anélisis En relatos fuertemente articulados y de una coherencia forzada, en donde se hace evidente cierta reflexién previa y la construccién de una imagen muy sélida‘'del «si'"’mismo», puede presentarse sélo un hito bdsico, desencadenante de la accién. Es el suceso de 1a «revelacién? en las biogratias 0 autobiografias de santos y martires, por ejemplo; oen las que se refieren a la infancia de genios, en donde un hecho particular habria revelado, orientado y legitimado su talento extraordinario. En otros casos, los hitos més marcadores estén centrados en la infancia- 0 adolescencia’y,+ en ocasiones, corresponden a sucesos que no se presenciaron directamente 0. que acontecieron a nivel contextual (local, nacional, politico, etc.). bo yen "Los primeros: recuerdos que tengo son de ..ah{,;;de esas época en Valparaiso. (...) A m{ el puerto me gustaba y siempre he querido volver al mar. Yo estaba por entrar al colegio cuando vino el levantamiento de los marinos; ahi se supo lo. que era una ciudad casi en guerra,’ aunque no duré ni dos dias. Pero a algunos los colgaron en el mismo barco y de puro miedo mi.madre partié pa'Santiago y dejamos todo botado.” wes ee ft + ¥ 68 Por Gltimo, también es frecuenté que los hitos adquieran la connotacién de una ‘prueba o -desafio, cuya eventual obr v superacién confirmar4 algunos rasgos o el sentido general que el personaje busca para s{ mismo, 0 con‘el que se identifica actualmente y desea proyectarse. "Abi fue cuando --yo.me dije que no se podia™ seguir aguantando tanto. Si le dejo pasar esta, pensé pa'm{, le tengo que dejar pasar todas. As{ es que me le encaché y le dije: «a tu mam& le pod{s pegar si quer{s, pero lo (que-es.am{ éste es el. primer y dltimo charchazo que me dai». Entonces, agarré el cuchillo cocinero y me quedé Plantada- esperéndolo. De ahi se fue quedando mds tranquilo, y yo siempre cuento esto en las reuniones porque hay muchas mujeres que no se dan cuenta que haciéndose las tranquilas lo dnico que consiguen es que as humillen més". . iii) Las etapas. Si las secuencias son las gruesas @ivisiones propias del texto, las etapas corresponden a los fragmentos temporales con que es presentada la vida. En la edicién de los relatos de’ vida esta cuestién muchas veces ‘sé ha €solucionado» con anterioridad, y el lector puéde-dondcef’ el discurso autobiogréfico ya segmentado en temas, o en “edades» ti{picas: nacimiento (familia de origen), nifez. juventud, matrimonio, etc. Sin embargo,’ los relatos autobliogréficos no sélo raramente siguen un curso cronolégico estricto, . sino que ademas sus etapas no siempre corresponden al esquema de clasificacién cronolégica usualmente utilizado 69 - Lo importante es que la. vida de un. personaie inevitablenente es -relatada como si él: transitaray por’ un pasaje, recortiera -o realizara una linea con: sentida,4.com finalidad, una mis#én, un itinerario coherente entre umantes y'th ahora; se trata de un personaje que cumple algin tipo de destino. Parac: la-introduccién y finalizacién de las etapas también existeniérmulas gramaticales recurrentes, y al interior de un mismo relato las etapas generalmente son. variables en cuanto a su duracién. Esto Gltimo queda dicho en dos sentidos: es. variable 1a cantidad de afios que pueden quedar contenidos en una etapa, y es variable la cantidad de texto que se le dedica (tiempo narrado y tiempo narrativo). Cada etapa contiene o va asociada a un “referente histérico, © anclaje. Ello significa que por 1o comin est& més atada a la ubicacién geogr4fica del hablante, aun estado civil, trabajo, etc., que al estricto paso de los. afos... Las alusiones gramaticales para pasar de una etapa a otra tienen que ver con ese anclaje o referente. Frases como "ah{ empecé yo a ganar mi plata", "parti con ella...", “en la capital todo fue diferente", etc., pueden anunciar el, comienzo de una etapa crénolégica distinta. Por supuesto, una mismap: frase puede constituirse, a la vez, en la introduccién».de una secuencia, de un hito y de una etapa; pero ello es més propio de la narrativa dram&tica y de ficcién que,+ precisamente, basa gran parte de sus efectos en tales recursos 70 » iv) Losmotivos..Los motivesoson:afirmaciones, directas ©. indirectas, que tienden.a explicar conductas del propio personaje-narradon .e de votros personajes del““relato.° El narrador puede -reconccer que est& sélo suponiendo el -porqué de las conductas de otro, ”:0 puede simplemente designar “los motivos,. dando por hecho ique sus deducciones son ciertas.'En otros casos, se-suele dar argumentos detallados en los que se fundamenta algém tipo de informacién calificada' que justifica la explicacién aludida. Como en el ejemplo siguiente, en donde una - mujer explica.las-razones que tuvo su ‘hijo™ para casarse: "Leandro con la Marina no fueron nunca felices desde el dia que se casaron, porque Leandro nunca quiso a la Marina. Se casé puramente de verme que yo tanto sufria con mi marido, y entonces una vez me dijo: «mire mam ~ me dijo- por qué no se aparta de 61». Y pa'dénde me voy a ir, qué voy a hacer». . Entonces me- dijo: me voy a casar, me caso -dijo- pa'poder quedarme con mis hermanos, pa'que usted deje solo a mi pap&, jest& gieno ya!»" (De Leén, 1986, 104) Es evidente que la cantidad. de argumentos 0 »“informaci6: entregados no es prueba de. que los motivos atribuidos ‘sean: m&s cre{bles o certeros que otros. Por otra parte, @: frecuente que a-una misma accién se: le atribuyan, en diferentes partes:.del relato, motivos distintos: y hasta: opuestos. Adem&s, en ocasiones es diffcil separar la 72 natracién o reconstruccién teatral de la conducta de la atribucién de sus respectivos motives. Como en el ejemplo siguiente, en donde una mujer del sector forestal se refiere a su antiguo marido y a su actual conviviente: "Reconozco que fue malo lo que hice (al abandonar al marido], pero es que también tenia que buscar otro ambiente mejor. Era muy borracho, may tomador. No era un hombre que sab{a responder y adem4s me sacaba las cosas y las vendfa. Sobre todo a los nifios no los trataba bien, no los ten{a bien arreglados, a pata pel& y pobres. (... Me daba la vida muy mal. Con éste estoy como cuatro afios. Conmigo nunca se ha portado mal, siempre se ha portado bien." (De Leén, Op. Cit., 130). vtes En otros casos el narrador declara abiertamente no conocer los motivos de determinada accién de un personae, 0 de s{ mismo (aunque en ocasiones es previsible que a medida que 1a narracién se torna m4s desenvuelta, vuelva sobre hitos importantes y comience a atribuir motivos m&s o menos hipotéticos a los mismos cuya explicacién antes afirns desconocer). - (po fens =e sions "Nunca supe por qué me eché el patrén. Dicen que fue ‘porque andabamos formando un sindicato. Pero yo nunca me met{ en eso. Dicen que el patrén siempre cambiaba la genteipa'no tener que pagar vacaciones, pero yo no sé, porque otros habian durado afios ahi. La cuestién es que me cortaron y nunca supe por qué.” : ~ 72 - "Dé trece afios me fui'a trabajar a Santiago, sola. -Una amiga me fue a dejar y después me las arreglé sola. Sali dei” lado“de°mi mam4,¢hasta el dia de hoy, de pasadita iba a visitarla,porque ella nunca me quiso como hija. La sencilla razén nunca la supe, ‘ni hasta el dia de hoy la sé." (De Leén, Op. Cit., 129). "No tengo idea por qué lo hice. Hasta el dia de hoy me acuerdo y no le puedo jurar que ahora no harfa lo mismo Pero no“puedo decirle por qué." Schutz (Op. Cit., 88 y ss.) ha establecido una étil @iferenciacién entre los motivos para> y los motivos «porque, que puede ser’ aplicada con'fructiferos resultados al andlisis de los relatos autobiogréficos. Cuando el narrador se sitéa muy vividamente en el momento o 1a época en que sucedieron los hechos que est4 narrando, afloran los motivos «para, aquellos que desde su punto de vista se relacionaron,, en su momento, con su futuro previsible o deseable, con el proyecto que hoy dia supone haber tenido. En los motivos “porque®, en cambio, se hace una clara alusién a las experiencias pasadas, ortorgando una explicacién conscientemente desde la actualidad. Los motivos «porque” suelen ser de tipo reflexivo, en los que se toma distancia de la accién, evaluando un mayor ‘némero de antecedentes y buscando irradidr un rango de objetividad». En el comienzo de una narracién, por ejemplo, un sujeto dice haber abandonado los estudios escolares en su infancia para ganar 73 1dinerosm, sen consecuencia, independencia:! Stn°embargo, més ~adelante,. desde-una perspectiva més de conjunto,;sen la cual se expresan sus actuales juicios acerca de la cuestién expresa: "jLo que es no haber tenido educacién! Soh muchas las puertas que se le cierran a uno y todo porque ain siendo may cabro tuve que ayudar a mantener a mi familia. Usted sabe, yo era el mayor y ya de chiquillo tuve que ponerne en la casa porque si no, no se comia." Lo que primero era un motivo €para® (el ganar dinero e independencia, expresién que claramente formulada desde la accién misma casi posee una connotacién explicitamente positiva) se convierte -via actitud reflexiva desde el presente- en un motivo €porque> (1a escasez de recursos familiares). Lo que desde una enunciacién aparece casi como una opcién, en la otra deviene obligacién. Es importante aclarar que la enunciacién de motivos “para® no implica que se esté reviviendo 1a accién ni siendo necesariamente més Fiel a los motivos vélidos en el momento del suceso. Siendo consecuente con lo hasta aqu{ plateado, he hablado de revivir la accién en un sentido figurado, esto es, los motivos «para? también son atribuidos desde el presente, pero sin duda se trata de un recurso narrativo que corresponde a un estado afectivo diferente en la narracién. Por otra parte, la Giferenciacién entre ambos tipos de motivos no debe buscarse 74 textualmente en las afirmaciones del narrador, ya que suelen ser presentadas bajo otras denominaciones. Segin Schutz (Ibid) s, q a a oct "Con frecuencia, 1a distincién entre motivos «para? y motivos porque es omitida en el lenguaje comin, lo cual permite expresar la mayorfa de los motivos para» mediante oraciones del tipo “porque>, aunque no a la inversa. (...) El anélisis légico debe penetrar por debajo del manto del lenguaje e investigar. céma es posible esta curiosa traduccién de relaciones del tipo “para a oraciones del tipo “porque>.” o +1 anp 0 6 v) La causalidad. Intimamente ligado a los motivos aparecen las relaciones de causalidad que establece el narrador. Las atribuciones de causalidad son un importante encadenador que relaciona, une y explica (més o menos explicitamente) tanto las sucesos como las etapas y los hitos. La diferencia entre las relaciones de causalidad y 10s motivos radica en que éstos slo son aplicables a las conductas de personas y aquéllas son utilizadas para ‘establecer vinculos entre unidades de diferente categoria, como las mencionadas més arriba (sucesos, etapas, hitos). Es de primera importancia detectar el por qué se afirma que ecurrié lo que ocurrié, ya que el sentido general que se atribuye a la propia existencia se fundamenta en el encadenamiento necesario entre las diferentes etapas, y 1a wets bs y causalidad suele ser el principal modelo de relacién rr ad: i ba “09 75 invocada. La causalidad no queda expresada en sélo una frase; en general se trata de enunciados de variada naturaleza, que se encuentran intercalados a través de todo el discurso; ellos deben ser analizados en conjunto, observando los momentos de su aplicacién, sus semejanzas y diferencias. Existen diferentes érdenes de causalidad, y en el relato se sobreponen y enuncian sin mayores rupturas de continuidad No obstante, cada narrador, por lo general, utiliza preferentemente una mAs que otras. Se puede hablar, en tal caso, de la “predominancia® de un tipo de causalidad, tanto desde el punto de vista cuantitativo (1a frecuencia de esa clase de encadenamiento) como cualitativo (el peso,,o influencia privilegiada que se le otorga). Bo. Las causalidades m4s recurrentes -pero con seguridad no las Gnicas- son las de tipo ¢histérico®, «sicolégico>, «natural» y «mitico>. Ellas deben ser conocidas globalmente, es decir, tomando en cuenta las diferencias y contrastes que se establecen entre ellas. ‘ La causalidad de tipo histérico se produce cuando el narrador pone énfasis en los acontecimientos referidos 0 en el contexto en cual ellos se dieron; los sucesos son productos de otros sucesos precedentes y dan origen,. a su 76 vez, a sucesos posteriores. La causa del objeto especi fico de 2a narracién es histérica‘o circunstancial, en el sentido de @Ge" hay que buscarla o se declara que reside en la légica y propiedades de los hechos narrados. Los acontecimientos aparecen, de este modo, revestidos de cierta impersonalidad; es el contexto factual, m&s que las personas, e1 que determina los hechos. La causalidad de tipo sicolégico se manifiesta cuando el narrador no invoca las acciones o acontecimientos para explicar otro suceso, sino que alude a rasgos de carécter de algunos de los personajes intervinientes. En este caso, las etapas quedan encadenadas de modo altamente personalizado; es decir, los hechos suceden m&s por efecto de cémo son los individuos que participaron en ellas, que por aspectos sociales, estructurales, 0 exteriores a las caracteristicas individuales de los ‘involucrados. Es m4s, los protagonistas materializan determinadas conductas por sus rasgos personales, de modo que “la accién aparece como prefigurada en su interioridad y no como resultado de factores determinantes externos. > La causalidad de tipo natural es, en algdn sentido, casi Ya no causalidad: los hechos narrados sucedieron porque tenfan que suceder, y “las etapas estan encadenadas del anico 17 modo que podrian estarlo. El devenir se ve como natural, en e1 sentido que corresponde no a una légica de los hechos ni de las personas, sino de la nataraleza de la vida. Por supuesto, cuando este tipo de causdlidad es fuertemente aludida, el narrador no visualiza otras opciones que las que se dieron y se est4 ante una imagen cercana al t{pico «destino? prefigurado o a la fatalidad La causalidad de tipo m{tico alude a toda referencia a explicaciones que est4n fuera del dominio humano. En este terreno son frecuentes las alusiones religiosas, mégicas 0 simplemente simbélicas. Ello no implica necesariamente que el sujeto comparta tales esquemas en sus aspectos doctrinarios ni costumbristas, sino que recurre a ellos como explicaciones a mano. Este tipo de atribucién de causalidad, que puede confundirse, fundirse o acercarse mucho al la causalidad natural, pasa por la capacidad del personaje-narrador de leer o interpretar. algunos signos clertos. de esa explicacién extrahumana. Tales signos pueden ser meras sefales del entorno, formas de comunicacién extrasensorial, invocaciones a la tradicién o al folklore, etc. : ° itae : v) La adhesién a un orden moral. Un mecanismo recurrente en la estructuracién del. relato autobiogréfico es la adhesién més 0 menos explicita.a un clerto orden moral, superior, 0 78 ideal. Esta tendencia es especialmente reiterativa en el comienzo del relato, cuando el hablante se encuentra en una posicién ms defensiva. Frases del tipo: "a m{ no me gusta andar con'mentiras", "io que se dice hay que hacerlo, porque yo no conf{o en quien no cumple", "yo no me meto con nadie que’ no pueda mostrar su vida limpia”, "habremos pasado hambre, pero nunca hemos robado", etc., generalmente son formulas de presentacién que tienden a inducir la confianza del interlocutor y cuya frecuencia va disminuyendo a medida que el relato avanza. La construcccién de los enunciado que implican la adhesién, defensa o identificacién con un orden moral toman generalmente la forma de “frases hechas®, es decir tipificaciones preestructuradas a las que el sujeto recurre. Esta tendencia, sin embargo, obviamente se ver& reforzada en 1a medida en que la narracién se haga en el contexto de una relacién con connotaciones morales. Es el caso, por ejemplo, del uso de la autobiografia en las sesiones terapéuticas, en los trabajos eéducativos, de denuncia politica, etc., en donde el narrador se siente de algén modo enjuiciado, presionado o estimulado a demostrar su pertenencia a un particular grupo de personas, sector de la sociedad, credo ideolégico, etc. La expresién méxima de este mecanismo se ‘produce cuando alguno de los participantes 79 (investigador,.. entrevistador, hablante) concibe el relato de vida como un texto edificante, del cual es preciso que el narrador,.0. .el lector extraiga una ensefanza via. la ejemplificacién o una conclusién estilo moraleja. of "Aqui: donde usted me ve siempre hemos sido pobres. Mi abuelo fue pobre, mis papas también y yo sigo siendo pobre. Pero, eso si, nadie puede decir que no hemos sido honrados. Me crié en el trabajo y la honradez y as vamos a morir." s a8 "Hoy dia vivo, gracias a Dios, con mi sefora en una casita modesta, pero como es fruto de mi empefo y . trabajo, .puchas que la quiero. Mis hijos todos estan vivos y trabajando, de vez en cuando nos juntamos (en verano), y pasamos unos dias agradables, recordando todo : lo que fue el pasado y proyectandonos para el futuro." (GIA, Op. Cit., 178). se deat? "Yo. le. ,4nico que pretendo es un cambio dentro de mi poblacién, que haya m&s amor, que haya més unidad, que haya més comprensién. No busco nada para mi. No es una satifaccién personal. Yo he visto los cambios. (...) Como mujer, una es bien importante porque aparte de ser | mujer soy persona. No basta con ser duefa de casa esposa, madre, no, sino que también tenfa que cumplir otra funcién, social. Tenia una responsabilidad frente a las otras mujeres." (SUR, Op. Cit., 288) fo tug ¢ te e Estos ejemplos -que podrian multiplicarse hasta lo insoportable- no deben llevar a suponer que la adhesién a un orden moral se presenta homogéneamente a través del, relato En efecto, eg,frecuente encontrar fuertes contradicciones. no sélo entre, los enunciados morales y los hechos relatados, 80 Sino también al interior! mismo del universo moral al cual se adhiere. Es importante destacar que tal adhesién no debe entenderse como el sustrato orientador de la conducta pasada, ni ain como el universo valérico con el que actualmente se identifica el hablante. Se trata de un recurso narrativo, que cumple funciones propias de apoyo, _—justificacién, reiteracién, explicacién, etc. al interior del texto. Por @ltimo, tal recurso no sélo se expresa a través los enunciados que explicitamente expongan un programa moral sino también existen férmulas de adhesién veladas o muy indirectas. En este Gltimo caso, el investigador tiene la sensacién de estar frente a un umbral de significados ambiguos, pero no menos consistentes; un discurso moral poco estructurado, frdgil y que no se relaciona de un modo equivalente con chnones morales pibPreamente codificados. Es e1 terreno del chogue entre las pautas ideales y los limites de lo real, es el campo de las incertidumbres, de las contradicciones y de la culpa. Como en el ejemplo siguiente, en donde una mujer relata cémo su hija fue enviada al extranjero por su hermano, después que murié su madre a quien ella la entregara. "™",,chubo* un problema all4 en la casa; porque yo tengo una nifita mujer de mi tiempo de casada -a mf no me gusta andar con mentiras-. Fui casada y mi mam& me pidié la nifita de dos afos. (...) ...cuando me mandaron a ."0@ecir que fuera a Lirqués, yo pregunté por la nifia, que 81 se llama Marfa. « Y la nifla -les dije-, la Marfa». €no esté na? -dijeron-. «Bah, que raro -les dije yo-, ¢a dénde est4?®. Me dijeron: tu hermano la dio pa'otro pais?. Fui al juzgado y me dijeron que la nifia estaba dada. Se la nabian llevado pa'l extranjero. Dijeron que el joven habia dado la nifia porque la situacién estaba mala donde mi familia y que a la nifia la trataban mal. Les dije que yo no estaba abi y que no sabia que la trataban mal. Yo no puedo decir que si mi mama o mis hermanos... porque yo no los he visto. Cuando yo ibaa Lirquén, siempre la trataban bien. Desde que llegé al lado de mi mam& nunca la nifa se hab{a salido de ahi. Claro que cuando murié mi mam&, mi hermana la dejaba encargada donde una vecina. Algunas veces la mandaban a buscar vino y la misma gente de Lirquén -muchos afos conocida de nosotros- le dijeron a mi hermano que a la nifa la tenfan para andar acarreando vino y por eso mi hermano hizo todo lo posible.. $ Digo yo, si va a ser otra nifia, que sea otra, educada, no va a ser la misma que estaba en la familia. Ahi en la casa de mi mam4 no se iba a criar tan educada, porque no alcanzaba para la educacién. Eso es lo que le dije a mi hermano. Pero.en ese sentido fue malo, porque a m{ no me tomé parecer. A m{ no me Gijo: “Silvia, yo voy a internar a la nifia> o «voy a pedir tu firma. Nada, ni una cosa. Cuando llegé al lado de mi mam& tenia dos afios.. Ahora tiene siete afos..." (De Leén, Op. Cit., 129-30). fo tog y 6 © semen Existen, ademés de los ya mencionados, otros componentes de la estructura de los relatos autobiogr4ficos, de menor importancia y que aqu{ sélo me limitaré a mencionar. Se trata de wecanismos y recursos nartativos “que,! él’ Yheral, "no cumplen papeles tan vitales como los explicados anteriormente, pero que en determinados relatos pueden jugar una funcién central. Se trata de las “sintesis?, las “repeticiones?, las metéforas> y «comparaciones®, las “fantas{as?, las negaciones? y el “uso connotativo de los 82 pronombres». C) La etiqueta seméntica® del personaje Ahora bien, suponiendo que se ha identificado la estructura del texto a través del anélisis de los componentes sefalados y de sus relaciones, es posible avanzar en el conocimiento del significado del personaje (su etiqueta seméntica, y la de todos los personajes de la narracién) a través de sus rasgos y funciones, y sus respectivas relaciones y variaciones que ocurrenen el curso de la narracién, Al respecto es indispensable precisar que el <«s: mismo?» construido en el relato en términos de un personaje no significa que 61 quede definido sé10 por una simple enumeracién de caracter{sticas y valores, por su desarrollo lineal, repeticién o cambio a través del relato, sino también, y principalmente, por la oposicién y relacién que establece con otros personajes. Oposiciones y relaciones que también pueden ir variando en el transcurso del discurso Segin Lévi-Strauss (Op. Cit., 34-5) "...cada, personaje no es dado en forma de elemento opaco, ante el cual el anélisis estructural deba detenerse diciendo: no iré més all4¥. ...e1 personaje es parangonable a una palabra encontrada en un documento pero que no figura enel diccionario, o también a un nombre propio, 0 sea a un término carente de contexto... 83 {El universo del relato es} analizable en parejas de oposiciones combinadas de manera distinta en cada personaje, el cual, lejos de constituir una unidad es, como el fonema segin lo concibe Roman Jakobson, un haz de elementos diferenciales>." El anélisis del relato autobiogr4fico deber4 entonces desplazarse desde e1 descubrimiento de su estructura al conocimiento de la etiqueta sem4ntica, precisando y clasificando los ejes sem4nticos baésicos que concurren a estructurarla 18/. Esta etiqueta semAntica -no esté demés insistir en ello- eventualmente se modifica a través del relato, no sélo en el sentido de evolucién progresiva, sino también hasta el punto de entrar en contradiccién de significacién consigo misma. Una vez més segin las palabras de Todorov (1971B, 15): of 4 "...,una mirada superficial sobre cualquier relato muestra que tal personaje se opone a tal otro. Sin embargo, una oposicién inmediata de los personajes * simplificaria esas relaciones sin acercarnos a nuestro fin. Vale la pena descomponer cada imagen en rasgos distintitvos y poner estos en relacién de oposicién o identidad con los rasgos distintivos de los otros personajes del mismo relato. Se obtendré asi un ndémero reducida: de ejes de oposicién, cuyas diversas combinaciones reagrupar{an esos trazos en haces representativos de personajes.” En sintesis, los pasos necesarios para conocer la etiqueta wseméntica de los personajes son los siguientes 84 En primer lugar, se deberén detectar los ejes seménticos con los que es definido el personaje y, al interior de ellos, sus rasgos pertinentes. Estos ejes pueden aprehenderse a través del examen de su recurrencia en los enunciados pertenecientes a los diferentes componentes de la estructura ya tratada. Supongamos, recurriendo a un ejemplo simple, que un narrador se define a través del texto en funcién de los siguientes rasgos: “hombre®, “anciano®, “pobre», “campesino», religioso®. Cada uno de esos: rasgos significa ocupar una posicién en un eje determinado;., a saber: sexo», edad», &condicién social», habitat», ideologia®. Después de determinar los ejes sem&nticos con que es definido el personaje-narrador, se someteré a similar escrutinio a los otros personajes del texto. El segundo paso seré establecer una jerarquia entre los ejes pertinentes y sus rasgos. Esta jerarquia se establecer& sobre el supuesto, de que cada eje posee un rendimiento narrativo diferencial, esto es, su capacidad para discriminar entre diferentes tipos de personajes. Del mismo modo, seré preciso establecer si ellos sirven para identificar sélo al personaje-narrador, a un grupo de personajes o a todos ellos. Siguiendo con el ejemplo de ms arriba,. supongamos que el narrador-personaje sea definido por ocupar una posicién 85 sobre los ejes mencionados: sexo, edad, condicién social habitat, “ibeologia, /entre otros.: Sin duda (y esa es una caracteristica.inherente al relato autoblogréfico) 61 sers el personaje ms «conpleio». de todos los que figuran en el texto; no en el sentido sicolégico de la palabra (riqueza caracterolégica), sino porque estar4 definido siempre ‘por una mayor cantidad de ejes sem4nticos que el resto. En el cuadré de m&s abajo aparece una representacién esquemética de 10 dicho, en la cual PN es el personaje-narrador, protagonista de la autobiografia, y Pl, P2, etc., son los otros personajes que aparecen mencionados en.el.transcurso de las secuencias hitos, etapas, etc. El signo.+> significa presencia en él eje, y €- significa ausencia. . Por supuesto, los pasos aqui! Presentados sélo deben tomarse.en un sentido esquemético pues €1 anélisis puede y debe ser més detallado. Por ejemplo, el estar ubicado positivamente en un eje, no significa que todo su contenido sea similar. En otras palabras, dos Personajes diferentes pueden tener una representacién Positiva en el eje ideologia®, es decir, el texto los define de acuerdo aella, pero no de 1a misma manera pues uno es eatélico y el otro protestante. 86 Ejes Sexo | Edad | Cond.Social | Habitat | Ideologia De este modo, ser& posible definir los grados de acercamiento o semejanza entre el personaje-narrador y los otros protagonistas del relato. Ser& también viable establecer “familias> 0 “clases? de personajes, definidos de acuerdo a su pertenencia o no a determinado eje. El personaje-narrador y Pl, por ejemplo, pertenecerén a la misma familia; P3 y P4 pertenecerén a otra familia distinta P5 y P6 serén cercanos entre si y P2 seré més lejano a todos. En tercer lugar, se estableceré una compatacién entre las posiciones respectivas en los ejes semanticos de los personajes (que se han puesto en contraste con el personaje- narrador) y las funciones pertinentes que ellos realizan en los distintos tipos de accién que llevan a cabo al interior 87 del relato. £n la representacién siguiente, al igual que en el esquema anterior, se puede apreciar un alto grado de generalizacién en la definicién de las funciones. El anélisis especi fico -segin sean los requerimientos del tipo de estudio realizado y el universo humano que involucre~ puede definir las funciones a un mayor nivel de especificidad. Ademés, aqui también deberén establecerse los niveles de semejanza, oposicién y cercanta. ‘ a : Func.| Otorga| Persigue | Establece | Abandona | Rompe ayuda alianza vinculos Porl“Gltimé, al tiitertor de cada"clase o° familia de personajés”’que se establezcan, 'Seré'pésible llevar’¢el anélisis’4°tn nivel de'detalle extremo, “intentando escapar°B todo binarismo élemental y descomponiendo~cada'eje y Gada funcién en stibclase’.» Por ~éjempioj* el eje edad’ puete 88 descomponerse en nifez vs/ juventud, adultez vs/ veiez, etc. el eje habitat puede ser descompuesto en natural vs/ cultural, rural vs/ urbano, etc. Asimismo, la funcién di perseguir? puede ser descompuesta en . Para otras clasificaciones y definiciones de este tipo de documentos ver: Plummer (1983) y Pineau .¥ Michele (1983). Es deseable la profusién de m4s estudios comparativos, pues en base a ellos seria posible postular diferentes tipos de estructuras narrativas (o transformaciones de la misma estructura) a las cuales podr{an corresponder determinadas clases de personajes, segin fuera el grupo social que las origina. Con esto se contribuiria también @ compensar el actual sesgo, seginel cual la gran mayoria del material recopilado pertenece a los grupos de més bajos ingresos o que reflejan algén tipo de marginalidad social. Para una argumentacién metodolégica en torno a la posibilidad de representatividad de los géneros biograficos ver: Saltalamacchia (1987) Es conocida la notable influencia que ha tenido el pensamiento de Mead sobre importantes autores y corrientes teéricos, m4s all& del posteriormente denominado €interaccionismo simbé1ico> (Schutz Goffman, Kardiner, Fromm, Berger, por nombrar s61o algunos). Uno de sus aportes mds significativos -y que esté en el trasfondo de lo argumentado aqui, aunque no se profundice especialmente en ello- dice relacién con la definicién del individuo y 1a sociedad, de acuerdo al la cual Mead fue uno de los primeros que postuld sistematicamente al interior de las ciencias “sociales norteamericanas de qué modo 1a autoconciencia “de cada individuo es histérica, es decir socialmiente atiterior a la personalidad individual. 0, en palabras de Berger (1982, 356), ‘tuvo la capacidad de demostrar que: "la realidad subjetiva de la conciencia individual es algo construido socialmente." Un poco més adelante se definiraén y diferenciaran ms en detalle las nociones de personaje e imagen en relacién al «s{ mismo. . 92 En reiteradas oportunidades a través de estas paginas se hace alusién a la necesidad de que las ciencias sociales cuenten con un modelo de anélisis del personaje, tal cual es construido en el relato autobiogr4fico. Cabe advertir que el contenido aqui planteado no pretende ser ese modelo en cuestién, sino sélo la proposicién de algunos supuestos, criterios y puntos de vista que pueden ayudar a construirlo. Por otra parte, no tengo noticia de que tal modelo se haya elaborado -en el sentido aqui propuesto~ m4s all4 de lo avanzado por el andlisis semiolégico del personaje literario, aplicado a diferentes tipos de narraciones (mitos, folklore cuentos maravillosos, etc.). Al respecto ver: Hamon (1977), Cérdoba (1984) Todas las citas de textos autobiogr&ficos que no contengan indicacién acerca de su origen corresponden a relatos no publicados, recogidos por m{ mismo, 0 facilitados por Iris Stolz o Salomén Magnenzo, a quienes agradezco su. colaboracién En el caso de las conversaciones de reencuentro, asi como también de algunos otros generos menores, es evidente que su andlisis serf{a m&s fructifero al interior de los conceptos y metodologias que han desarrollado, precisamente, los teéricos de las conversaciones, como Sacks, Schegloff o Jefferson Para una caracterizacién y andlisis de las posibilidades técnicas y pretiznas derivados de ellas en las entrevistas, Ives (1987). No deseo ignorar las similitudes entre lo aqui planteado y las tesis de Goffman respecto a los rituales de la interaccién cotidiana. Sin embargo, prefiero no citarlo directamente en relacién a las nociones de imagen y personaje, pues en verdad no existe una correspondencia exacta entre los conceptos tal y como los plantea ese autor y la forma en que son concebidos aqui. Goffman habla del “actuante» y del “personaje» para referirse a diferentes conjuntos de atributos, con diferentes funciones, que una persona debe sostener y expresar., en funcién | de ssctorién que es constitutiva de toda interacr!/a social. El persenaje, en cambio, como se vers, tal y como aqui es tratado, corresponde sélo 93 a la versién lingiistica de un relato de vida. En Gualquier caso, es evidente que, en términos generales, se esté aludiendo a perspectivas muy Gercanas, en particular en lo referido a 1a nocién de imagen que es construida y mantenida por un actor y consumida por los espectadores. Ver: Goffman (1971), en especial los capitulos I y VI. Por supuesto, no es en la expresién de una narracién autobiogréfica la nica situacién que puede ser analizada en términos de construccién de una imagen De hecho, = notorias corrientes sociolégicas y antropolégicas conciben el conjunto de las relaciones sociales en tales términos. Al respecto ver: Wolf (1979). Para los detalles de esta argumentacién y el concepto de &saturacién> que este autor postula, remito al lector interesado al texto ya citado, paginas 207-10 Hablo de reutilizacién ya que en la “época de oro? del género autobiogréfico, este recurso era muy utilizado. También se solia ofrecer retribucién econémica a cambio de cartas y archivos familiares, cuestién esta dltima que que desde el punto de vista del método no implica problema alguno, siempre y cuando se pruebe la autenticidad de los documentos Para una argumentacién detallada respecto a las particularidades del relato hablado y su valor en la llamada historia oral, ver: Portelli (1987). Pocos son los teéricos de la er{tica literaria que no se han: preocupado del como categoria de anélisis del relato, en particular de la novela. Ello ha dado lugar a intensos debates en torno a la pertinencia y utilidad de tal concepto. A pesar de que en: estas péginas extraeré algunos enfoques y términos propios del anélisis semiético del relato, no me detendré en tales polémicas, por ser ellas demasiado especializadas y poco relevantes para lo aqui planteade (al menos en este primer “esbozo). Las posiciones van desde despreciarlo absolutamente como un concepto vélido, aceptando a los protagonistas sé]o como meros agentes de secuencias on “Ui I 94 (Greimas, Robbe~Grillet), hasta definirlo en su concepcién tradicional de corte sicolégico (Bennet), considerarlo como un signo o morfema discontinuo (Hamon), , como una funcién narrativa particular (Propp), un asemantéma (Guillaume), o, en fin, un .referente. sem&ntico (Todorov) . 4h Al hablar de «sustitutos®, este autor se refiere'é las denominaciones gramaticales directas 0 indirectas’ con que se hace referencia al personaje sin nombrarlo: Saquél», ,«é1», “ese muchacho ingenuo de entonces», etc. Unanimidad, que se opone a la anterior y tradicional concertacién romantica en torno a la validez del personaje, "que hab{a constituido, en una tradicién Plurisecular, la lave de voluntad del edificio novelesco, el lugar geométrico de todas las. identificaciones y todas las proyecciones sicologistas (La muerte del personaje] tuvo un efecto saludable, y se puede esperar que hayan sido desterradas para siempre de los pupitres de nuestras escuelas esas ridiculas divagaciones sobre los sentimientos del Cid o de Aricia, que han hecho palidecer en pura, .. pérdida a generaciones de estudiantes. (...) En sintesis el personaje no es una persona, creo que estamos todos de acuerdo en eso hoy dia y me parece initil. continuar ms tiempo empujando estas. puertas ya abiertas.oclavando __clavos ya sélidamente remachados." (Cérdoba; Op. Cit., 34) A pesar de lo aparentemente £4cil que es proponer, una, concepcién ecléctica, segin la cual la estructura es, a la vez, un modelo analitico y un rasgo constitutivo de los fenémenos que se conocen, no se debe pasar por alto el hecho de que las consecuencias epistemolégicas y filoséficas de. ambas .posiciones son, en ltima instancia, _irreductibles. Eco ha analizado, en profundidad las diferentes posiciones existentes al respecto, comparando criticamente los enfoques de. sus m4s importantes exponentes (Lévi-Strauss, Hjelmslev, Chomsky) y las consecuencias dltimas. de. sus proposiciones. Ver: Eco (1981, 397-414) Tanto el concepto de “etiqueta semantica? como los pasos metodel/3icos presentes en.las préximas pAginas, han sido tomados de la argumentacién.de Hamon (Op. Cit.’ 95 Bibliografia citada Balan, J. (1974). “El uso de historias vitales en encuéstas y sus ahélisis mediante computadoras", en Balan, J., (Comp.), Las historias de vida en ciencias sociales. Teoria y técn Nueva Visién, BBAA, p&gs. 67-91. Becker, H. (1986) "Biographie et mosaique scientifique", en Actes de La Recherche, No 62/63, Editions de Minuit, junio, Paris, pags. 105-10, Berger, P. (1982) tus "La identidad como problema en la sociologia del conocimiento", en Remmling, G. (Comp.), Hacia la sociolog{a del conocimiento, Fondo de Cultura Econémica, México, pags. 355-68. Bertaux, D. (1980) "Ltapproche biographique. Sa validité méthodologique, ses potentialites”, en Cahiers Internationaux de Sociologie, V. LXIX, Ne Especial, Presses Universitaires de France, Francia, pags. 197-225. Borges, J. 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