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Junín - Argentina / Sábado, 05 de Septiembre de 2009

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Locales
Junín, la ciudad de los crímenes perfectos
Regionales
Provinciales Escribe: Omar Bello
Deportes
Si es cierto eso de que los cadáveres hablan (un clásico entre los médicos
Sociales
forenses del mundo), los 20 asesinatos que continúan irresueltos en Junín,
Servicios
deben hacerlo en un idioma que nadie entiende o, lo que sería aún peor,
Opinión
pronunciar palabras que a nadie le importan mucho. La lista de crímenes sin
Suplementos resolver es tan larga que dan ganas de escribir un policial al revés. ¿Cómo Clikee sobre la foto para ampliar
Diarios del interior sería eso? En lugar de concentrarse en los asesinos, poner el ojo sobre los Derechos Reservados
Radio LT 20 encargados de las investigaciones en cuestión. Igual que en la película “La
FM Nova leyenda del jinete sin cabeza”, obra maestra del terror protagonizada por
Quiénes Somos Johnny Depp, y dirigida por Tim Burton, en el que gracias a la maestría de su
Postales de Junín director, quienes tienen a cargo la investigación de la ola de muertes violentas
Juninenses en e inexplicables que azotan al pueblo, inquietan más que el asesino en sí (y eso
el Mundo que se trata de uno sobrenatural y misterioso). El artista construyó un universo
Banco de Fotos peculiar en el que los responsables de impartir justicia también meten miedo;
ENCUESTA combinación letal si las hay: asesinos feroces e investigadores flojos o con
¿Lee noticias en cierto grado de complicidad. Cualquier semejanza con la realidad… Lucio V.
diarios de papel? Mansilla, el famoso militar, escritor y periodista argentino, autor de “Una
Si, me gusta excursión a los indios ranqueles”, tenía una costumbre muy particular, no apta
más para cardíacos: en plena batalla solía pararse de espaldas al enemigo y así,
Ahora con expuesto a las balas (no le disparaban por su reconocida “bravura”), se
internet no
inclinaba, ponía la cabeza entre sus piernas, y miraba la trinchera enemiga
tanto, 50 y 50
desde esa posición invertida y expuesta. ¿Por qué? Según él, de vez en
Si, hay más
noticias allí cuando había que modificar la manera de observar las cosas, de entender qué
estaba pasando a nuestro alrededor sin el letargo de la convivencia que
Sólo por internet
engaña y adormece (incluso la guerra es víctima de la convivencia). Usar el
Votar brazo izquierdo para ejercitar el derecho, dicen los que saben. Así de simple.
Porque lo que más vemos es lo que menos percibimos. Piensen en lo
siguiente: la mejor manera de ocultar algo es dejarlo a la vista de los demás.
Semejante exposición de crímenes sin resolver se convirtió en hábito. Es así,
si no cambiamos nuestra rutinaria manera de mirar las cosas nos
acostumbramos a todo, incluso a las muertes sin castigo que se acumulan en
alegre montón sobre los archivos de tribunales. Llega un momento en que es
necesario mutar de perspectiva con el fin de alcanzar la verdad ¿Cuántas
marchas por el esclarecimiento de los crímenes sacudieron a la ciudad? Si
decimos que cuatro en siete años suena a exageración. Es más, ¿recuerdan
alguna marcha específica en relación a estos veinte asesinatos sin culpables?
Y no se trata de ponderar la idea de marchar por marchar, acción que, en sí
misma, pocas veces resuelve algo. Se trata de poner el ojo sobre una
situación crítica que habría que empezar a reevaluar con urgencia. En materia
de resolución de crímenes, Junín debería hacer la “gran Mansilla”. Es decir,
tomar el riesgo de invertir la mirada y empezar a ver qué funciona tan mal
como para dejar tantos asesinos sin castigo, dando vueltas por ahí, libres de
culpa y cargo. El avance de la tecnología en el campo del delito hace que no
se hable de crímenes perfectos, sino de procesos de investigación imperfectos
que, por impericia o intencionalidad, alejan las posibilidades de éxito en una
investigación seria. La imagen del asesino sofisticado que cubre sus huellas
con una buena dosis de ingenio y malicia, es cosa del pasado. Hoy por hoy, si
un culpable de matar anda caminando por la vereda, es porque algo se hizo
muy mal. Desde el cuidado de la escena del crimen y la pericia necesaria en

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las acciones iniciales, hasta la voluntad posterior de seguir con el tema cueste
lo que cueste; sea que se trate de un difunto “importante”, o de otro que no
tenga nadie que lo defienda. Si todas las muertes sin resolver son dolorosas y
merecen atención por parte de la comunidad, la de aquellos que se van
perdiendo en el olvido por falta de recursos de sus familias o, simplemente,
porque la sociedad los deja de lado, generan un dolor mayor y avergüenzan a
la justicia juninense. Claro que hay delitos que no pueden esclarecerse, pero
veinte es demasiado como para entrar en la lógica natural de la estadística. El
simple peso del número, abruma. O bautizamos a Junín como “la ciudad de los
crímenes perfectos”, suerte de triángulo de las Bermudas bonaerense habitado
por asesinos de inteligencia superior y habilidades dignas de protagonista de
novela policial inglesa, o existen serias deficiencias en el sistema que
garantiza justicia a todos los ciudadanos. Sin duda, el sentido común obliga a
inclinarse por la opción de las deficiencias en el sistema. Ahora bien, cuando
hablamos de crímenes irresueltos, solemos apelar a la necesidad de castigo a
los culpables y lo que esto significa para el buen funcionamiento de la
sociedad toda. Sin embargo, detrás de las leyes y las normas, están las
historias de quienes murieron en forma violenta, sus familias, sus amigos;
universo entero de seres humanos que sufren doble. Basta ponerse en el lugar
de ellos para temblar. Al dolor de la muerte inexplicable, el horror de no saber
qué pasó, quién fue o por qué no se los castiga como es debido. Para los
demás el mundo sigue girando con sus alegrías, tristezas, cuentas a pagar,
fiestas, bautismos, discusiones. En síntesis, la cotidianeidad que nos mantiene
distraídos y con un nivel de alegría aceptable. Ellos en cambio quedaron
detenidos en un tiempo doloroso para siempre. Y encima con la incertidumbre
y la bronca a flor de piel. Imaginen lo que es vivir así mientras el nombre de su
ser querido va desapareciendo; primero de los diarios, después de la justicia.
Al final queda sólo en el corazón de los que lo conocieron. En un asesinato, el
sepelio no ocurre cuando se entierra al muerto, sino cuando se encarcela al
asesino. La ciudad ya tiene demasiados muertos sin sepultar.

Víctimas sin victimarios

Al menos 20 homicidios aún no esclarecidos Junín se transformaron en un
reclamo recurrente de la sociedad. Pero el paso del tiempo y los nulos
avances de las investigaciones sugieren que la mayoría de esos casos va
camino al archivo.

* 28 de enero de 2007: el jefe de la comunidad gitana en Junín, Miguel Coria,

de 74 años, murió como consecuencia de los golpes y los intentos de asfixia a
los que fue sometido por delincuentes que ingresaron a robar en su casa. Por
el hecho fue detenido un joven, aunque poco después la Justicia lo liberó,
aunque siguió vinculado al caso. Más tarde se estableció que otra persona
sería el autor del asesinato, pero ese sujeto murió en un accidente. Finalmente
la causa se elevó a juicio y el primer sospechoso es el único imputado que
será sometido a juicio.

* 9 de febrero de 2006: el cadáver de Carlos Marcelo Reyna, un parquero de

23 años, casado y padre de una hija, fue encontrado por la Policía en
avanzado estado de descomposición en el interior de una tapera ubicada en
un descampado, cercano a la avenida Alvear, a unos 150 metros de avenida
de Circunvalación. La víctima fue asesinada a golpes. La investigación judicial
determinó que los sospechosos del homicidio eran menores de edad. Pero
todavía no hay detenidos.

* 18 de enero de 2004: Miguel Angel Latorraca, de 71 años, fue asesinado a

golpes en su casa de la calle Aristóbulo del Valle 25, en el barrio Prado
Español. El cadáver presentaba en la espalda signos de mordeduras. La
causa fue archivada.

* 28 de mayo de 2003: el farmacéutico Héctor Esteban Saracino fue asesinado

de un disparo en el pecho por un delincuente que robó dinero en el local que

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atendía, en la esquina de avenida San Martín e Italia. Por el caso fue detenido
e imputado un joven de 26, quien dos años después resultó absuelto en un
juicio oral por falta de pruebas.

* 25 de noviembre de 2002: Joaquín González, de 78 años, murió durante un

asalto en su casa de la calle Vázquez Diez 335, en el barrio Prado Español.
Era jubilado y falleció de un paro cardiorrespiratorio, luego de ser maniatado
por al menos tres delincuentes que le robaron sólo 6 pesos.

* 17 de marzo de 2002: Ramona Anastasia Morales tenía 88 años y murió dos

días después de haber sufrido una brutal golpiza durante un asalto cometido
en su casa, ubicada en la calle Vicente López y Planes 234. El ladrón que la
atacó le robó dinero y alhajas.

* 29 de julio de 2001: las hermanas Di Mastrogirolamo fueron asaltadas y

golpeadas en su casa de la calle Pellegrini 846. El mismo día que las
internaron, Adela, de 81 años, falleció. El 8 de agosto murió su hermana
Emma, de 80. Y el 4 de septiembre, Ercilia, de 79. La Justicia imputó a un
sujeto por los crímenes, pero en un juicio oral fue absuelto por falta de pruebas.

* 26 de septiembre de 1999: María Fernanda Repetto, de 24 años, murió

estrangulada con un cable en su casa del barrio Villa Talleres. La principal
hipótesis es que una persona de su entorno fue quien la mató luego de una
discusión. La causa fue archivada.

* 23 de abril de 1998: Juan Carlos Herrera, de 79 años, apareció sin vida en

una casa de la calle Ameghino y Las Heras, en la localidad de Agustín Roca.
La Policía encontró una barreta que habría sido el arma homicida. El anciano
había cobrado su jubilación un día antes de ser asesinado y el dinero nunca
apareció. En este caso, un vecino era sospechoso por acusaciones de una
persona del barrio. Pero nunca pudo ser imputado porque se ahorcó en la
casa que ocupaba.

* 18 de octubre de 1997: Santos Vettorel, de 79 años, fue encontrado muerto

en su casa de la calle Quintana 355. Falleció por los golpes recibidos en el
cráneo durante un robo.

* 31 de agosto de 1997: Antonio Amilcar Rocha, de 68 años, fue asesinado

entre la noche del sábado 30 y el domingo 31, en la casa que ocupaba en la
calle Discépolo 521. El hombre dormía cuando fue golpeado en la cara y la
cabeza con una pala.

* 1º de junio de 1997: un llamado telefónico anónimo avisó a la Policía que

había “una sombra agazapada” en la calle 12 de Octubre 613. Cuando los
efectivos llegaron al lugar encontraron a José Marcantognini, de 64 años, con
el rostro desfigurado. Murió horas después.

* 25 de marzo de 1996: Armando Orsi murió asfixiado por estrangulamiento y

su cadáver apareció sobre la continuación de la calle Garibaldi, detrás del
Parque Borchex. Estuvo desaparecido varios días. Los investigadores
encontraron dinero en un charco de agua, cerca de donde apareció el cuerpo.

* 14 de julio de 1995: Josefina Amoroso, de 78 años, fue hallada muerta en el

interior de la casa 1, manzana F, del Barrio Ferroviario. Le habían robado 300
pesos. El o los asesinos la amordazaron y luego la mataron a trompadas,
presumiblemente porque no encontraron más dinero.

* 21 de septiembre de 1992: Elida Laciar fue encontrada asesinada en su casa

de la calle Dorrego 1.330. La autopsia confirmó un estrangulamiento. Los
1.200 pesos que la víctima cobraba de jubilación habían desaparecido. Una
nota escrita por la mujer revelaba que era amenazada para entregar 200.000
pesos. Dos sujetos fueron detenidos y juzgados, pero el 17 de agosto de 1996
la Justicia los absolvió.

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* 13 de septiembre de 1989: Edgardo Conrado Di Marco, de 73 años, estaba

en su casa de la calle 25 de Mayo 68. Fue sorprendido por desconocidos en
un presunto intento de robo. El hombre fue golpeado en la cabeza y tres días
después murió. Hubo muchas sospechas que nunca se confirmaron.

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