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José Álvarez Blas

El norte de César Vallejo


Rutas literarias

El norte de César Vallejo Cordillera en camino a Santiago de Chuco.


Rutas literarias
Foto de carátula: César Vallejo en París, 1926.
Textos y edición general: Rafo León
Asistencia de investigación: Pilar Cantella
Fotos: José Álvarez Blas, José Tejada, Billy Hare, Media Networks Latin
America SAC, archivos diversos
Diagramación: Carlos Abril de Vivero
Planos: Grupo Geo Graphos

Una publicación de la ©Comisión de Promoción del Perú


para la Exportación y el Turismo. PromPerú.
Todos los derechos reservados.
www.promperu.gob.pe
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2008 - 16370
Lima, Enero 2009

Agradecimientos: Jorge Kishimoto, José Álvarez Blas, Clínica San Pablo, Luis Repetto, Jack Alayo, Francisco
Miñano, Jorge Rodríguez Rodríguez, Grupo Gloria, Ana María Luna, Jorge Cox, Amparo Saldaña, Lorena
Nima, Pablo Anaya, Walter Carranza, John Carty, Inés Guerra de Guijón, Gerardo Chávez, Milagros Herrera, Distribución gratuita. Prohibida su venta.
Media Networks Latin America SAC, Guillermo Denegri, Casa museo César Vallejo de Santiago de Chuco,
Municipalidad de Santiago de Chuco, Rodrigo Cabrera, Luisa Arenas, Carla Sagasti.
La segunda entrega de nuestras Rutas
Literarias nos acerca al universo del que es
sin duda el mayor poeta peruano de todos los
tiempos: César Vallejo. En esta oportunidad, la
ruta nos lleva hacia el norte, a la tierra que lo vio
nacer, y donde el poeta se formó, se enamoró
y sufrió. Las alturas de Santiago de Chuco
y Huamachuco, los ambientes bohemios
de Trujillo y las haciendas azucareras de la
costa norte son el marco que nos permiten
adentrarnos en un territorio donde la voz del
poeta se mezcla con otras voces, lo que al final
nos permite leer su poesía de una forma más
completa. Como en La Lima de Vargas Llosa,
el primer volumen de esta colección, éste es
también un viaje al pasado, a un mundo que
quizás solo existe en los poemas de Trilce
o Los heraldos negros. Pero esta guía le
servirá al viajero para realizar más viajes aún:
viajes personales, vivenciales, geográficos e
históricos. Este es pues, un nuevo esfuerzo de
PromPerú, por acercar al turista nuestro capital
más preciado: nuestra cultura.

Mercedes Aráoz Fernández


Ministra de Comercio Exterior y Turismo
“Hoy no ha venido nadie; y hoy he
muerto qué poco en esta tarde”.
Ágape – Los heraldos negros.
Playa de Barranco, Lima, 1919.

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El norte de César Vallejo
César Vallejo es uno de los más grandes poetas de habla
hispana. Leer su poesía es internarse en un complejo
universo para lidiar con los aguijones existenciales,
la esperanza, la búsqueda del absoluto, la rebeldía,
el deísmo, el amor intenso por la familia provinciana y
rural, la modernidad, el quiebre del mundo de la palabra
habitual y su reemplazo por otra, que alcanza límites
impensados. Este tránsito por experiencias interiores
se enriquece si visitamos los lugares vallejianos, sobre
todo los que corresponden a su infancia y juventud, y
que están presentes especialmente en sus dos primeros
poemarios: Los Heraldos Negros y Trilce. Los años
iniciales de Vallejo transcurren en su tierra natal, Santiago
de Chuco. Su niñez y juventud tienen momentos
importantes en Huamachuco. Ambas ciudades se ubican
en el departamento de La Libertad, en el norte peruano.

“Hay soledad en el hogar sin bulla, sin noticias, sin verde, sin niñez”. Los pasos lejanos – LHN. Cocina,
casa museo de Vallejo en Santiago de Chuco.

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“Yo ahora estoy sereno, con luz.” Rosa Blanca
– LHN. Trujillo, 1917

Esta noche desciendo del caballo,


José Tejada

ante la puerta de la casa, donde


me despedí con el cantar del gallo.
Está cerrada y nadie responde.

El poyo en que mamá alumbró


al hermano mayor, para que ensille
lomos que había yo montado a pelo,
por rúas y por cercas, niño aldeano;
el poyo en que dejé que se amarille al sol
mi adolorida infancia… ¿Y este duelo
que enmarca la portada?
(…)

(Trilce LXI)

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“La aldea ante su paso, se reviste de un rudo gris...” Nostalgias imperiales - LHN.
Panorámica de Santiago de Chuco, con cultivos de arveja y trigo.
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José Álvarez Blas.
©Javier Quintana

“O querrás acompañar a la ancianía a destapar la toma de un crepúsculo…” Trilce LII.


Lugareños en Santiago de Chuco.

El salto literario, académico y bohemio del poeta ocurre


en Trujillo. Son los lugares norteños que recomendamos
visitar, con la presente guía en una mano y los poemarios
de Vallejo en la otra. César Vallejo, sobre todo en sus
primeros escritos, hizo de su biografía, poemas. Y allí
están los ámbitos originales para comprenderlos mejor,
y lograr lo que alguno de sus estudiosos anotó: Vallejo
siente y piensa su poesía. El 2008, se celebraron dos
aniversarios fundamentales relacionados con Vallejo: la
impresión de Los Heraldos Negros (1918) y la muerte del
poeta (1938). La presente guía literaria es un homenaje a
ambos momentos.

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©Javier Quintana

Santiago de Chuco
Las provincias que componen el departamento de La
Libertad son doce: Trujillo, Sánchez Carrión, Pataz,
Chepén, Pacasmayo, Ascope, Virú, Gran Chimú, Otuzco,
Julcán, Santiago de Chuco y Bolívar. La provincia de
Santiago de Chuco fue creada el 3 de noviembre de
1900. Su capital, que tiene el mismo nombre, se ubica
en la margen izquierda del río Patarata, en las faldas
del cerro Quillajirca, que forma parte de la vertiente
occidental de la Cordillera Norte de los Andes. Une
Santiago con Cachicadán el río Huaychaca, al fondo de
un valle profundo.

La distancia entre Trujillo y Santiago de Chuco es de


apenas 183 kilómetros, pero el actual estado de la
carretera hace que se cubra en no menos de seis horas.
Las vías de comunicación locales están en proceso
de mejora y pronto será posible acceder a la tierra de
Vallejo en tiempos razonables. La ruta es hermosa,
y se inicia cruzando los grandes cañaverales de la
azucarera Laredo; luego comienza a subir, por zig zags
y serpentines, para mostrarnos una cordillera gigantesca
y agreste, con champones de bosques de eucalipto y
pequeños caseríos en los que aún predominan la teja y
el adobe. El espectáculo de esa sierra que llega a punas
extensas, nos habla de gentes dedicadas a la ganadería
José Álvarez Blas

Fiesta de Santiago Apóstol, santo patrono de la tierra del poeta.

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José Tejada
La presencia de César Vallejo es muy intensa en Santiago de Chuco, donde se le rinde
homenaje en representaciones artesanales.

y a la pequeña agricultura. Estamos en una tierra en la


que llueve intensamente entre noviembre y abril, tiempo
en el que el color verde se instala en chacras y pastizales.
También reparamos en que hay minería, una actividad
con historia preínca, colonial y republicana. La mina de
Quiruvilca se encuentra allí, a la vera de la carretera. Es en
el caserío de Shorey donde se bifurcan los caminos, el de
la izquierda va a Huamachuco, el de la derecha a Santiago
de Chuco. Se recomienda, para seguir la cronología
vallejiana, comenzar por la tierra natal del poeta. Llegando
a Santiago de Chuco, lo primero que se debe hacer es
visitar la casa del poeta, hoy un sencillo museo.

La calle de la casa de la familia Vallejo Mendoza


originalmente se llamaba Colón, y el inmueble era el 96;
se emplaza en el antiguo barrio de Cajabamba, hoy Santa
Mónica, a tres cuadras de la Plaza de Armas. Hoy el
nombre de la calle es César Vallejo. El solar, se dice, está
compuesto por dos casas, una heredada por el padre de
Vallejo y la otra, por la madre. Ambas tienen portón a la
calle, hechos de madera de eucalipto, pero están unidas
por dentro. La pared de la fachada de dos pisos se ve
tachonada de placas que rinden homenaje al poeta. En el
interior encontramos un primer patio, al que da un salón
grande (la sala de arriba, en Trilce XXIII ), en cuyo ingreso

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se erige una estatua en tamaño natural del poeta. Esta
habitación se abre a un pequeño oratorio que conserva
el empapelado antiguo de la casa y en su altar muestra
una imagen de San Isidro Labrador. Llama la atención en
la sala de arriba y en el paso que nos lleva a la otra casa,
una serie de veinte dibujos al carbón, que replican de
manera hiper realista las fotografías más conocidas de
César Vallejo, de sus amigos, de Georgette. La serie fue
encargada por el municipio, gestor del museo, al joven
artista trujillano Saúl Jonathan Neciosup Mio.

Zaguán de casa museo y al fondo, la puerta que da a “la sala de arriba”, presente en
algún poema.

José Tejada

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José Tejada

Escultura que representa a Vallejo en la


clásica posición en que se fotografió en
Versailles, en 1929. Casa museo en Santiago.
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José Tejada

©Javier Quintana

“…¡ah golfillos en rama! Madrugarán a jugar a las cometas azulinas…” Trilce LII.
Niños de Santiago.

Si buscamos referencias a la casa en los poemas, saltarán


a la vista el poyo antiguo, con sus tres agujeros debajo
para que se guarezcan las gallinas. Muy cerca se levanta
otro poyo, el elemento arquitectónico que se empleaba
para sentarse tanto como para subir al caballo (para que
ensille lomos que había yo montado a pelo, en Trilce LXI).
Allí está el patio, empedrado, con un hermoso capulí al
centro, lugar de juegos infantiles de Aguedita, Nativa,
Miguel y César (Trilce III). Dos habitaciones se abren a
este patio desde la galería techada. El llamado cuarto
verde, donde nació el poeta, y otro dormitorio, en cuyas
paredes se alinean copias de innumerables apuntes y

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José Tejada
“Esta noche desciendo del caballo ante la puerta de la casa,…” Trilce LXI. Fachada de
la casa museo de Vallejo.

caricaturas que se han hecho de Vallejo, desde el clásico


de Picasso hasta uno relativamente reciente de Carlos
Carlín Tovar. La cocina y su ampliación están ubicadas al
costado de un breve jardín y en sus interiores renegridos
se arrinconan el viejo horno de barro y menaje de
época. Desperdigados por todas partes encontramos
paneles con fragmentos de poemas que aluden a cada
espacio u objeto. La museografía es bastante austera y
sencilla, pero transmite la idea de un recinto mantenido
en memoria de alguien que aún vive. Una pequeña
oficina sirve de recibo al visitante, allí se registra, anota
sus datos y tiene la oportunidad de comprar artesanía,

“En el patio silente sangra su despedida el sol poniente…” Aldeana – LHN. Primer
patio de la casa paterna.
José Tejada

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especialmente algún retrato de Vallejo en su clásica
posición reflexiva. Litografías de artistas indigenistas
esperan almacenadas su momento para ser vueltas a
enmarcar y pasar a ilustrar los ambientes de la casona.

Luego hay que salir a las calles. Visitar la pequeña ciudad


de Santiago de Chuco retroceder en el tiempo, en una
serie de aspectos. El diseño urbano aún mantiene la traza
española y la fisonomía del lugar hace contrastar una
considerable cantidad de construcciones de barro, caña
y teja, con edificaciones modernas, levantadas a partir
del terremoto de 1970. Cuando sale el sol, Santiago de
Chuco, es alegre y llena de luz. Sin embargo, una tarde
lluviosa y nublada en sus calles, bajo el alero de una
casa o vista desde un balcón, tiene algo de desgarrador
y melancólico.
José Álvarez Blas

Danza del cóndor, de muy antigua data, que sale a las calles en la fiesta patronal de
Santiago de Chuco.

(…)
Al muro de la huerta,
aleteando la pena de su canto,
salta un gallo gentil, y, en triste alerta,
cual dos gotas de llanto,
tiemblan los ojos en la tarde muerta!
(…)

(Aldeana, Los Heraldo Negros)


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José Álvarez Blas

“¡tierna dulcera de amor, hasta en la cruda sombra, hasta en el gran


molar…” Trilce XXIII.
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José Álvarez Blas

“Arriero, con tu poncho colorado te alejas, saboreando el romance peruano de tu


coca”. Los arrieros – LHN.
Paisaje lluvioso en las proximidades de Santiago.

Antes de la llegada de los conquistadores, la actual sierra


de La Libertad estuvo ocupada por los huamachucos,
pertenecientes a una cultura datada por Max Uhle
entre 400 y 100 d.C. Santiagueños de hoy sostienen,
sin embargo, que en su tierra se desarrolló una cultura
propia, la de los chucos y muestran evidencias: tallas
en piedra, cerámica, iconografía. En los alrededores
de Santiago abundan los restos preíncas, a los que se

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José Álvarez Blas
“Dios mío, eres piadoso, porque diste esta nave, donde hacen estos brujos azules sus
oficios”. Retablo – LHN. Fiesta de Santiago.

accede con distintos grados de dificultad. Destacan El


Común, las cuevas de Patarata, el cerro Quillajirca, Sauca,
Huagon. La parte arqueológica de las provincias de
Sánchez Carrión y Santiago de Chuco ha sido estudiada
por el proyecto Catequil, apoyado por el Consejo de
Investigaciones en las Ciencias Sociales y Humanidades
de Canadá. Los arqueólogos John y Therese Topics
son quienes más han profundizado en investigaciones
cuya principal fuente son las crónicas de los misioneros
agustinos del siglo XVI. En ellas se da cuenta de héroes
de inmensa fuerza cósmica y militar, que respondieron
a nombres en lengua culle, como Atagujo y Catequil.
Los incas dominaron la zona desde Pachacútec, pero
con resistencias constantes por parte de los nativos.
Luis Millones sostiene que Atahualpa doblegó una de
las mayores rebeliones de los locales, que mereció la
destrucción de todo último rezago religioso propio.

Santiago de Chuco fue fundada por los españoles el 25


de julio de 1610. La ciudad debía servir como centro de
operaciones de actividades mineras y agrícolas. Los

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José Álvarez Blas

“Las pallas aquenando hondos suspiros, como en raras estampas


seculares...” Terceto autóctono I – LHN.

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“En las venas indígenas rutila un yaraví de sangre que se cuela en nostalgias de
sol por la pupila”. Terceto Autóctono I – LHN Pallo mayor, personaje de la fiesta de
Santiago.

primeros españoles que llegaron fueron Diego de la


Serna, Domingo Pérez de Vásquez, José de Peláez, Lino
Benites de los Niños, entre otros. También el sacerdote
Francisco de Asís Centurión, natural de Santiago de
Compostela, debido a lo cual la ciudad quedó bajo la
advocación del apóstol Santiago El Mayor.

La fundación española de la ciudad tuvo lugar en el


cerro Picchi Paccha y luego se procedió a la distribución
de las tierras para construir las casas, lo mismo que
la plaza central y el templo, que se inauguró el 25 de

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José Álvarez Blas
José Álvarez Blas

La afición por las corridas de toros se despliega en las fiestas santiaguinas.

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julio de 1616. La iglesia que vemos hoy tiene elementos
arquitectónicos modernos y en su interior lucen altares
dorados de reciente elaboración. El 3 de noviembre
de 1900, gracias a gestiones del parlamentario Tomás
Ganoza Cavero, y siendo presidente del Perú Eduardo
López de Romaña, se crea la provincia de Santiago
de Chuco. La ciudad se ubica sobre los 3,120 msnm.
Actualmente bordea los 25 mil habitantes, mientras

José Álvarez Blas

Pallos y pallas, danzantes de la fiesta, remiten a la hibridación cultural de lo europeo


con lo inca.

que la provincia se acerca a los 60 mil. Las actividades


tradicionales de sus pobladores se relacionan con la
agricultura (según la altura, papa, camote, trigo, maíz) y la
ganadería. En la ciudad el comercio es intenso. Muchos
varones del pueblo han partido desde siempre para ir
a trabajar a las minas pero en las últimas décadas la
emigración hacia las ciudades costeñas ha sido masiva,
como ocurre en todo el Perú. Es la litoralización, en
busca de mejores oportunidades de vida. César Vallejo,
en su tiempo, a su manera, también lo hizo:

He soñado una fuga. Un “para siempre”


suspirado en la escala de una proa.

(Medialuz, Los Heraldos Negros)

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José Álvarez Blas
“Tengo el ala clavada por cien clavos de esos de arcilla y de idiotez vacuna!” En
Desdén Mayor. Toreros invitados a las celebraciones de Santiago.

Muy rápidamente quien viaje a Santiago de Chuco habrá


de reparar en la inmensa importancia que tiene para esta
ciudad la memoria de César Vallejo. A los lados de la
pista aparecen retratos del poeta y versos escritos con
pintura sobre carteles. En la Plaza de Armas se levanta
una gran estatua del poeta, y un retrato pintado corona la
fachada del edificio municipal. Pareciera que la ciudad ha
adoptado como lema el verso, Hay hermanos, muchísimo
que hacer (Los Nueve Monstruos, Poemas Humanos). En
diversos locales comerciales se ofrecen en venta retratos
en cerámica de los dos ídolos de Santiago de Chuco:
Vallejo y el guerrillero Luis de la Puente Uceda, también
originario de aquí. Se recomienda buscar artesanía local
en la casa museo de Vallejo, y en el Taller Artesanal Los
Chucos.

El viajero interesado en los lugares vallejianos tendrá


mucho por ver y hacer en Santiago. Por ejemplo, sentir
la atmósfera de la ciudad. Dicen que en flota sobre la
población un sentimiento un tanto sombrío y triste. Puede
que este mito provenga de otro: el que define a César
Vallejo como un hombre que cargaba las veinticuatro
horas del día con el sufrimiento de la humanidad sobre
sus espaldas. Ciertamente, un estereotipo que muchas
veces se desbarata en su propia poesía:
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José Álvarez Blas

(…)
Hay ciertas ganas lindas de almorzar;
y beber del arroyo y chivatear!
Aletear en el humo allá, en la altura:
o entregarse a los vientos otoñales
(…)

(Mayo, Los Heraldos Negros)

La arquitectura tradicional de Santiago mantiene muy


buenos testimonios, caserones de fachadas sencillas
pintadas de blanco, con puertas y ventanas de madera
oscura. Adentro, patio empedrado en torno al cual se
distribuyen los espacios domésticos. Muchas de estas
edificaciones se encuentran en estado ruinoso, habitadas

José Álvarez Blas

“Luce el apóstol en su trono, luego; y es, entre inciensos, cirios y cantares…” Terceto
autóctono II – LHN. Procesión.

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por partes, tugurizadas. Al mismo tiempo, los íconos y
la euforia de la modernidad peruana están en Santiago
de Chuco con tanta presencia como en otras ciudades
del país. Pero también es cierto que sus tardes lluviosas
son especialmente tristes. En los altibajos de Santiago,
los bajos parecen más intensos que los altos; aunque es

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José Álvarez Blas

“Entre músicas, fuegos de bengala, solfea un acordeón!” Fiestas aldeanas II – LHN.


Castillos de fuegos artificiales en fiesta patronal de Santiago.

recomendable visitar esta ciudad durante los festejos de


su patrono, Santiago el Mayor, durante la segunda mitad
de julio, para comprobar cómo la alegría de la fiesta
combinada con las expresiones de fe religiosa, hacen
el mismo cuadro de dos caras que signa a los pueblos
tradicionales sudamericanos. Con dicha, con milagrería
y con fervor:

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El puño labrador se aterciopela,
Y en cruz en cada labio se aperfila.
¡Es fiesta! El ritmo del arado vuela;
Y es un chantre de bronce cada esquila

(Terceto Autóctono, Los Heraldos Negros)

Resulta fascinante saludar y ponerse a charlar con los


pobladores, con las señoras, los jóvenes, los ancianos.
Ingresar, previo permiso, a las casas antiguas que se
desparraman en las calles de la ciudad. Dentro de estas
viejas edificaciones el visitante encontrará un intermedio
entre vivienda rural y urbana. Y si la visita es a media
mañana, estos ambientes estarán invadidos del olor de
la cocina (que aún puede ser de leña), donde se dora
el ajo para el arroz, se guisa la gallina o, si hay alguna
ocasión especial ese día, se prepara un cuy. En los
patios e incluso en los balcones, las piernas de cerdo
esperan mientras se convierten en deliciosos jamones
ahumados. Hay en Santiago, aún, un apego a lo familiar
y lo tradicional, que poco tiene que ver con cambios muy
grandes, como el crecimiento de las iglesias evangélicas
o la proliferación de video pubs. En Escalas, Vallejo relata
un momento de su encierro carcelero en Trujillo, y la
evocación que tiene de los rituales sencillos de infancia
en la buena casa paterna, pueblerina:

Nos sentamos después a la desnuda mesita, donde el


desayuno humea melancólico, dentro de dos porcelanas
sin plato. Y estas tazas a pie, blanquísimas ellas y tan
limpias, este pan aún tibio sobre el breve y arrollado mantel
de damasco, todo este aroma matinal y doméstico, me
recuerda mi casa paterna, mi niñez santiaguina …

(Alféizar, Escalas)

“Hacia el altar fulgente va el gentío”. Fiestas aldeanas II – LHN.


Pallo danzando.
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27
José Álvarez Blas
José Álvarez Blas

“Me esperará el patio, el corredor de abajo con sus tondos y repulgos de fiesta”.
Trilce LXV. Casona de Santiago.

En estas casas es indispensable el patio que da unidad a


la construcción. Más atrás, los corrales, las huertas, con
frutales añosos, con plantas aromáticas y medicinales, con
retazos de alfalfa para alimentar cuyes y conejos. El patio
de la casa de Vallejo concentra referencias poéticas:

(…)
En el patio silente
sangra su despedida el sol poniente.

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José Álvarez Blas

El ámbar otoñal del panorama


toma un frío matiz de gris doliente!

(Aldeana, Los Heraldos Negros)

La casa paterna ha sido evocada y expresada en la


poesía vallejiana de múltiples maneras. Como espacio
original, lleno de recuerdos y vivencias, pero también
como síntoma de una decadencia social y existencial
que agobia al poeta:

(…)
Están todas las puertas muy ancianas
y se hastía en su habano carcomido
una insomne piedad de mil ojeras.
(…)

(Hojas de Ébano, Los Heraldo Negros)

En Santiago es interesante visitar la escuela donde


Vallejo estudió la primaria, llamada antiguamente Centro
Viejo 271, hoy Escuela Primaria de Menores 80520. Un
personaje clave, que habita una clásica casa situada
en la calle Heraldos Negros, es don Francisco Miñano.
Profesor jubilado y ceramista, don Francisco quizás
sea el mejor decidor de Vallejo que existe. No recita
a Vallejo, lo dice pero con un conocimiento absoluto
de cada pausa, inflexión, golpe y descanso. Resulta
extraordinario disfrutar una sesión vallejiana con el
profesor Miñano, y si el poema elegido para ser dicho es
Mayo, será inolvidable:

Vierte el humo doméstico en la aurora


su sabor a rastrojo;
y canta, haciendo leña, la pastora
un salvaje aleluya!
Sepia y rojo.

(Mayo, Los Heraldos negros)

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José Álvarez Blas
“En el redil de niños, ya no le asestaré puñetazos a ninguno de ellos…” Trilce LXIII.
Niños de Santiago.

Quizás don Francisco Miñano, quizás algún otro maestro


jubilado o algún joven poeta santiagueño, podrá brindar
información al visitante sobre personajes esenciales
en la poesía de Vallejo, como la andina y dulce Rita,
o Aguedita, la hermana. Cuando el poeta amazónico
Francisco Izquierdo Ríos visita Santiago de Chuco en
1946, le pregunta por la casa de la familia Vallejo a un
chico que encuentra en la calle. Recibe como referencia
el portón abierto de doña Aguedita:

(…)
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
(…)

(Trilce III)

Al llegar a Santiago lo primero que pregunta el visitante


más o menos familiarizado con la poesía de Vallejo es
por la identidad y la casa de Rita, amada por el poeta
en su primera juventud y perennizada en uno de sus
poemas más conocidos y recordados:
30
José Álvarez Blas

José Tejada

Don Francisco Miñano,


probablemente el mejor
“decidor” que existe de
la poesía de Vallejo.

Qué estará haciendo a esta hora mi andina y dulce Rita


de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo coñac, dentro de mí.
(…)

(Idilio Muerto, Los Heraldo Negros)

En 1971 Pancho Izquierdo visita a una posible Rita,


llamada en realidad Martina Gordillo Peláez, una mujer
a la vejez hermética de tanto sufrimiento, madre de
mellizos muertos, muy pobre, y que en ese entonces
habitaba una casa casi en ruinas, situada en la calle
José Tejada

“Madre, me voy mañana


a Santiago…” Trilce LXV.
Petaca de cuero para viajes
en casa museo Vallejo de
Santiago.

31
César Vallejo. A lo largo de la conversación, Martina dice
cosas como “No me llamo Rita, pero a él le gustaba
llamarme así. No sé por qué”, o “No sé por qué, ahora,
en las fotografías y en las estatuas, presentan a Cesítar
muy feo y mal vestido. Como les digo, fue un morenito
muy simpático, solo un tanto narigón”. Se dice que cada
estudioso de Vallejo tiene su propia Rita y en efecto,
no hay unanimidad al respecto. Don Francisco Miñano
sostiene que Rita fue más bien doña Gabina Salamanca,
y lo sabe sustentar. Dos personajes absolutamente
importantes de contactar en la visita, aparte de don
Francisco, son Jack Alayo –guía de la casa museo- y
la niña Olenka Hottein, ganadora regional del concurso
de declamación sobre César Vallejo, edición 2008. El
primero es una fuente inagotable de conocimiento sobre
el poeta, a pesar de su juventud. La segunda es una
linda niña de once años, que declama a Vallejo con una
expresión corporal y gestual impresionante.

Georgette Philipart, la viuda de Vallejo, la temperamental


francesa que defendió los fueros de su esposo a costa
de sus mayores amistades, es responsable de una
breve biografía del poeta, de la que tomamos extractos
relacionados con la vida de él, antes de su definitiva
partida a Europa:

“Pero, en verdad, vosotros sois cadáveres de una vida que nunca fue” – Trilce LXXV.
Foto Carlos Domínguez, en Homenaje Internacional a César Vallejo,
Revista de Cultura, N0 4 – Lima 1969.

32
“…Vallejo, quitándose
el sombrero me
saluda y veo una gran
luminosidad blanca-
azul alrededor de su
cabeza…”. Georgette
Philippart, París,
febrero de 1927.

“Decimosegundo hijo de la familia Vallejo Mendoza, César


Abraham Vallejo, nace en marzo de 1892, en Santiago de
Chuco (…) más gran aldea que ciudad de la cordillera
Revista de Cultura, N0 4 – Lima 1969.

peruana. Alumno remarcable, será brillante estudiante.

En 1910: Parte para Trujillo (4 días de viaje a caballo)


y se inscribe en la Facultad de Filosofía y Letras. En
1911: La idea de hacerse médico lo lleva a Lima, pero
pronto renuncia a la carrera médica y vuelve a Trujillo.
Poco después entra a trabajar en la hacienda ‘Roma’
(producción azucarera) de la que ‘saldrá marcado’. . . y es
que si el joven Vallejo está favorecido por un tratamiento
reservado sólo a los empleados superiores y con un
salario satisfactorio no puede sin embargo, no ver ni oír
cuando apenas clarece el alba, llegar los peones (cerca

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de 4,000) en el inmenso patio y ahí ponerse en fila para
pasar lista, y salir para los campos de caña, donde se
extenuarán hasta el sol poniente, con un puñado de
arroz como alimento (. . .)”

(…)
Las piedras no ofenden; nada
codician. Tan sólo piden
amor a todos, y piden
amor aun a la Nada.

Y si algunas de ellas se
van cabizbajas, o van
avergonzadas, es que
algo de humano harán…

(Las Piedras, Los Heraldos Negros)

Georgette, tomando como referencia el dato del sobrino


Oswaldo Vásquez Vallejo, agrupa a los hermanos de
César en tres (de donde parte una posible interpretación
del significado de la palabra Trilce, derivada de ‘tres’):
“los viejos: María Jesús, Víctor Clemente, Francisco
Cleofé, Manuel María; los mayores: Augusto José,
María Encarnación, Néstor Paula, María; los pequeños:
Águeda María, Natividad Victoria, Miguel Ambrosio,
César Abraham…”
Sigue Georgette: “Hacia 1911, antes de emplearse en
la hacienda Roma, Vallejo podría haber trabajado un
tiempo en las minas de Quiruvilca. De haber sido así,
es probable que esta experiencia haya sido la materia
prima para su novela El Tungsteno. En 1913: Renuncia
a su empleo en la hacienda y nuevamente regresa a
Trujillo. Con el año, que se abre, reanuda sus estudios
(Letras y paralelamente Derecho) y consigue un puesto
de profesor de colegio. El primer éxito que consigue
Vallejo con su tesis El Romanticismo en la Poesía
Española es completo. Muy rápidamente es adoptado
por los intelectuales y artistas quienes, muy numerosos,

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“Numerosa familia que dejamos no ha mucho, hoy nadie vela…” César Vallejo y
cuatro de sus hermanos.

forman un grupo inquieto, turbulento y audaz, cuya


bohemia no es en Vallejo sino un hábito, publica sus
primeros versos de origen didáctico imponiéndose (él)
poco por el dinamismo y los rasgos humorísticos de su
fuerte personalidad intelectual y artística”. Es en agosto
de 1915 cuando su querido hermano Miguel muere,
abriendo en Vallejo una herida que habría de expresarse
en varios poemas:

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,


donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: “Pero hijos…
(…)

(A mi Hermano Miguel, Canciones de Hogar, Los


Heraldos Negros)

La partida de Vallejo a Lima cuando tenía 25 años, es


interpretada por Georgette como un dato sombrío en
la vida del poeta: “En 1917: Deja Trujillo por la capital
dejando (sic) en esa un recuerdo profundo mezclado
de un sentimiento de frustración. Un block de poemas
compone todo su bagaje. En 1918: Triste e incolora

35
María de los Santos Mendoza y Francisco de Paula Vallejo Benítez, padres de César Vallejo.

llegada a Lima. Reacio a toda idea de economía, los


algunos recursos traídos de Trujillo pronto se han
agotado. Sin embargo, ya un tanto conocido en el medio
intelectual entra en contacto con los periódicos y revistas
que le publican uno que otro poema, consiguiendo, por
otra parte y a tiempo, un puesto de director de colegio.
Con el proyecto de conseguir el doctorado de Letras
y de Derecho, prosigue sus estudios en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Pero ya ha llevado
su primer poemario al impresor. En el mes de agosto
de ese mismo año, muere su madre, en Santiago de
Chuco: poemas no a su madre, sino a ‘la’ madre, una,
universal.”
Don Francisco Vallejo y doña María de los Santos
Mendoza, los padres de César Abraham, son tópicos
esenciales en su impresionante poesía. Ambos
personajes dan las bases para el mestizaje del poeta,
pero también para una ascendencia en la que hay –en
los dos casos- la paternidad proscrita de dos curas
españoles, así como dos abuelas indias, chimú. Los
padres de Vallejo están relacionados con el origen y
la ternura, pero también con el abandono y la muerte.

36
Sobre todo, la imagen de la madre:
(…)
Oh tus cuatro gorgas, asombrosamente
mal plañidas, madre: tus mendigos.
Las dos hermanas últimas, Miguel que ha muerto
y yo arrastrando todavía
una trenza por cada letra del abecedario.

(Trilce XXIII)

Mi padre duerme. Su semblante augusto


figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.
(…)

(Los Pasos Lejanos, Los Heraldos Negros)

He almorzado solo ahora, y no he tenido


madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre, que en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.
(…)

(Trilce XXVIII)

Georgette precisa datos: “Es finalmente que Los Heraldos


Negros aparecerán no en 1918 como lo indica la edición
sino en 1919 (…). Elogios entusiastas y primeros dardos.
1920: En agosto sale para Santiago de Chuco pasando
por Huamachuco, pronunciando una conferencia
que produce escándalo pero ahí llega sólo para verse
mezclado en un sangriento conflicto local que degenera
en incendio (…)”

Un episodio crucial en la vida de Vallejo fue el de los 121


días que pasó en prisión a raíz del confuso incidente
que reseña Georgette, algo hasta hoy sujeto a diversas
interpretaciones. Francisco Izquierdo Ríos en 1971 logra

37
conversar con un personaje, quien prefiere mantenerse
en el anonimato de sus iniciales E.T. Esta persona le
hace a Izquierdo un relato de los hechos, en apariencia
bastante fidedigno. En las fiestas patronales del pueblo,
durante la procesión de Santiago, hubo en el cuartel una
sublevación de gendarmes borrachos, que protestaban
por el incumplimiento de un pago. Un amigo de Vallejo,
llamado Antonio Ciudad, fue asesinado por la tropa en
su intento por lograr un diálogo pacificador. Losada,
guardaespaldas de Ciudad, mató a balazos a tres
gendarmes y desarmó al resto de la tropa. Los partidarios
de Ciudad se apoderaron de las armas disponibles, entre
ellos César Vallejo. En medio de ese caos se produce un
incendio en la tienda Santa María, la más importante de
la localidad. Como consecuencia, Vallejo es detenido y
encerrado en la cárcel de Trujillo, pasando allí 121 días.
Este episodio fue calificado por Vallejo en Poemas
Humanos, como El momento más grave de mi vida.

(…)
Mi compañero de celda hase levantado temprano y
está preparando el té cargado que solemos tomar cada
mañana, con el pan duro de un nuevo sol sin esperanza.
(…)
(Alféizar, Escalas)

“Aguedita, Nativa, Miguel,


cuidado con ir por ahí…”
Águeda, hermana del poeta.

38
José Álvarez Blas
“Y la abuela amargura de un cantar neurasténico de paria ¡oh, derrotada musa
legendaria” Hojas de ébano – LHN. Mágica escena nocturna en Santiago.

Los últimos momentos de la vida de Vallejo en el Perú son


referidos por Georgette de la siguiente manera: “1922: En
junio Vallejo participa en un concurso cuyo premio gana
con ‘Más allá de la vida y la muerte’ que le permite hacer
imprimir su segundo volumen de poemas ‘Trilce’ entre
cuyos versos muchos han sido escritos en la cárcel de
Trajino y que aparecen cuando Chocano culmina según
él mismo como el ‘Walt Whitman del Sur’. . .
En1923:Aparecen‘Fabla salvaje’y‘Escalasmelografiadas’.
En junio, Vallejo que proyecta su evasión desde 1920 y,
sobre todo, desde la aparición de ‘Trilce’, se embarca
para Europa, con una moneda de 500 soles (…)”. Nunca
más regresaría al Perú. Los restos de César Vallejo están
sepultados en el cementerio de Montparnasse, en París.
En el viejo camposanto de Santiago de Chuco es posible
acercarse a la tumba donde se han juntado los cuerpos
de los padres del poeta, Francisco de Paula y María de
los Santos, debajo de un rústico monumento que no es
sino una roca que lleva encima una piedra pulida. Sobre
esta, a punta de clavo, alguien ha escrito: Piedra Negra
sobre piedra blanca. Para sentirlo el visitante habrá de
llegar hasta este cementerio.

39
Otros lugares peruanos en Vallejo
Cachicadán
El pueblito y la campiña de Cachicadán, situados a
unos cuarenta minutos de Santiago (18 Km de carretera
afirmada en buen estado), pudieron haber sido espacios
de importancia en la niñez y adolescencia del poeta.
Este pueblo es una auténtica maravilla, debido a la
generosidad con que ha sido tratado por la naturaleza.
Cachicadán es célebre por sus baños termales, cuentan
con pequeños hoteles, rústicos y sencillos, decorados
con macetas que contienen enormes hortensias blancas
y lilas. Izquierdo Ríos describe así este pueblo: “El ‘Ojo

40
José Álvarez Blas

Campos de quinua entre Santiago de Chuco y el maravilloso villorrio de Cachicadán,


donde con seguridad “chivateó” Vallejo de niño.

de agua caliente’ se abre al pie de un monte, no muy lejos


del lomudo cerro verde-claro La Botica, llamado así por
estar completamente cubierto de plantas medicinales
y aromáticas”. Es seguro que Vallejo estuvo muchas
veces en Cachicadán de niño, de adolescente, de joven.
El visitante quedará encantado con Cachicadán, y no
solamente por su paisaje y la belleza del poblado sino
y sobre todo, por la pureza de su aire y el vigor que se
siente en cada punto de su espacio.

41
Cachicadán quizás sea uno de los componentes más
intensos del paraíso perdido de la infancia vallejiana.
Hoy el pueblo y su entorno están allí, comunicando la
belleza excepcional de una sierra baja que pronto pasa
a convertirse en bosque de neblina y luego en puna.
Pero además, la gente. Personas muy acogedoras, que
interrumpen su tejido para recibir al visitante ofreciéndole
un quesito o una porción de jamón. Es posible que
Cachicadán forme parte de los recuerdos de infancia
más alegres de Vallejo, quizás los que se juntan en
versos como los siguientes:

42
José Álvarez Blas

“…el humo oliendo a sueño y el establo como si se exhumara un firmamento”.


Nostalgias imperiales I – LHN. Campiña de Cachicadán.

(…) Los humos de los bohíos ¡ah golfillos


en rama! madrugarían a jugar
a las cometas azulinas, adulantes,
y, apañuscando alfarjes y piedras, nos darían
su estímulo fragante de boñiga
para sacarnos
el aire nene que no conoce aún las letras,
a pelearles los hilos.

(Trilce LII)

43
José Álvarez Blas
Tropilla de guanacos en el Santuario Nacional de Calipuy, cercano a Santiago de
Chuco, un valor adicional a la ruta vallejiana.

Tránsitos
Según Georgette, en 1913 Vallejo viaja a Trujillo y es
cuatro años más tarde cuando parte hacia Lima. Estos
desplazamientos espaciales son registrados por el poeta
pero no como una bitácora sino replanteando la realidad
a través del lenguaje:

Como viejos curacas van los bueyes


camino de Trujillo, meditando…
Y al hierro de la tarde, fingen reyes
que por muertos dominios van llorando.
(…)

(Nostalgias Imperiales III, Los Heraldos Negros)

Para trasladarse de Trujillo a Santiago de Chuco, Vallejo


descendía del tren a 20 Km de Trujillo, en la hacienda
Menocucho, en medio de los cañaverales. Luego
continuaba, cabalgando.

Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.


La hacienda Menocucho
cobra mil sinsabores diarios por la vida.
Las doce. Vamos a la cintura del día.
El sol que duele mucho.
(…)

(Los Arrieros. Los Heraldos Negros)

44
José Álvarez Blas

“Tengo fe en que soy, y en que he sido menos”. Trilce XVI Apunte de Vallejo por
Camilo Blas.

Huamachuco
La ciudad de Huamachuco es la capital de la provincia de
Sánchez Carrión. Entre las dos ciudades, sin embargo,
siempre ha habido grandes diferencias, debido a que
Huamachuco albergó durante la Colonia e inicios de
la República a familias pudientes. César Vallejo cursa
estudios secundarios en el colegio San Nicolás de esta
ciudad entre 1905 y 1908.
Huamachuco se encuentra enclavada en plena
Cordillera de los Andes, a 184 km de la ciudad de
Trujillo y a 3,200 msnm. El viaje toma unas cinco horas.
Si se va de Santiago de Chuco, hay que bajar hasta el
desvío de Shorey y tomar la ruta opuesta, que dejará al
viajero en Huamachuco en unas tres horas. El nombre

45
quechua huamachuco significa sombrero de halcón,
aunque hay que decir que la lengua antigua, preínca, de
los habitantes de esta zona fue el culle, hoy ya extinta.
La ciudad generalmente está soleada, aunque por las
noches es fría. El entorno huamachucano es un hermoso
valle verde de mejor clima, donde se despliega la
actividad ganadera, y una agricultura de papa y maíz. La
minería ha sido siempre una fuente de enriquecimiento
para los extractores que venían hasta acá en busca
sobre todo de oro, plata y carbón. La ciudad fue fundada

46
©Walter Silvera

Plaza de Armas de Huamachuco, ciudad donde el poeta estudió la secundaria, en el


colegio San Nicolás, entre 1905 y 1908.

por los agustinos en 1554, por encargo de los reyes


de España. Estos mismos misioneros registran en sus
crónicas, prácticas rituales muy antiguas, como la del
izamiento del gallardete, que hasta el día de hoy se
realiza cada 29 de julio, en las fiestas patronales de la
Virgen de Alta Gracia. El gallardete es un inmenso tronco
de árbol que es buscado y talado para la ocasión, y
que es levantado por los campesinos y luego clavado
en la tierra. Antropólogos que han estudiado la zona
sostienen que este viejo ritual, de hecho precolombino,

47
servía para mantener unida a la población, pero además,
representaba la penetración fálica en terreno fértil, para
asegurar la buena producción agrícola.

La ciudad de Huamachuco, a diferencia de Santiago


de Chuco, muestra casonas coloniales y republicanas
que hablan de grupos sociales españoles y criollos de
gran solera. Y si Santiago de Chuco tiene a Vallejo,
Huamachuco entroniza a José Faustino Sánchez
Carrión, pensador y prócer de la Independencia. Un
episodio histórico de especial relevancia ocurre en las
pampas próximas a la capital de Sánchez Carrión: la
batalla de Huamachuco, que enfrentó a la tropa peruana
comandada por Cáceres y la chilena, el 10 de julio de
1883. Este enfrentamiento fue el último de la Guerra del
Pacífico, pues determinó la posterior firma del Tratado
de Ancón, el fin del conflicto pero también el inicio de la
guerra civil entre Cáceres e Iglesias.

Sin duda, lo más interesante en una visita a Huamachuco


que complemente el recorrido vallejiano, está en el
conjunto arqueológico de Marcahuamachuco. Estudiado
por Max Uhle, John y Therese Topics, también por Luis
Lumbreras, este enorme complejo – situado a 14 Km de
la ciudad- perteneció al señorío de los huamachucos,
y compone una vasta ciudadela de piedra emplazada
Javier Quintana

“Labrado en orfandad baja el instante con rumores de entierro, el campo orante;…”


Bajo los álamos – LHN. Paisaje de Markahuamachuco.
48
©Walter Silvera
©Walter Silvera

“¡América Latina! ¡Mitad del Universo! ¡Te crispas en el globo como un gesto
de Dios…” Canto a América – Poema no incluido en LHN – Imponente conjunto
arqueológico de Markahuamachuco.

en un cerro, para obtener una panorámica completa


de la cordillera. El significado del nombre quechua del
lugar es el de pueblo pedregoso de halcones, en alusión
a los rasgos naturales del terreno. Marcahuamachuco
debe haber sido sede de distintas ocupaciones, las que
usaron la piedra para construir murallas, torres y recintos
con una pericia técnica notable.

49
©Domingo Giribaldi
“Trujillo, contaste la última cuenta épica del rosario de dianas de la emancipación…”
Fabla de gesta – Poema no incluido en Trilce.

Trujillo
César Vallejo se traslada a Trujillo en 1913, después
de su fallido intento de estudiar Medicina en Lima. En
la Universidad de Trujillo el poeta estudia Letras y se
gradúa de bachiller. Colabora en Cultura Infantil, con los
llamados “poemas didácticos”:

Era una tarde de verano cuando


iban los escolares
de excursión a una huerta, traveseando
por unos alfalfares. (…)
(Transpiración Vegetal)

50
La tesis de Vallejo El Romanticismo en la Poesía Castellana
había llamado la atención de académicos trujillanos,
gracias a lo cual el poeta pasa a formar parte del grupo de
intelectuales y artistas que en ese entonces ya construían
una vanguardia artística y también política, la “bohemia
de Trujillo” así bautizada por Juan Parra del Riego y que
luego compondría el Grupo Norte. Encabezan el cenáculo
Antenor Orrego, director de La Reforma y Eulogio
Garrido. Está también Víctor Raúl Haya de la Torre. Al
respecto escribe André Coyné: “Trujillo era en aquellos
tiempos la ciudad de la vida plácida, cuya ‘sociedad’ si
bien admitía los nuevos ricos del azúcar, perpetuaba en
más de un aspecto la colonia, y mantenía marginado al
sector mayoritario de la población estudiantil, oriunda del
interior de La Libertad y de los departamentos cercanos”.
Vallejo establece contacto con Orrego en 1914, y a través
de esta relación, con el resto de inquietos bohemios es
que, en efecto, la vida de estos muchachos cultos e
irreverentes transcurría en mucho sobre la mesa de bares
y cafés. Vallejo, quien vivía en el viejo hotel El Arco, entra
por la puerta grande a este grupo, a raíz de que Orrego
elogiara su poema Aldeana:

Hotel El Arco, donde se hospedaba Vallejo


en Trujillo, en la esquina de Orbegoso y
San Martín. En los bajos abre sus puertas
el Rinconcito de Vallejo.

51
(…)
Al portón de la casa
que el tiempo con sus garras torna ojosa,
asoma silenciosa
y al establo cercano luego pasa,
la silueta calmosa
de un buey color de oro,
que añora la oración de las esquilas,
su edad viril de toro!
(…)

(Aldeana, Los Heraldos Negros)

André Coyné describe el paso de Vallejo por la bohemia


trujillana como un momento crucial en la vida del poeta,
es cuando sus poemas comienzan a aparecer publicados
en revistas locales y en su interior va forjándose la
definición de un “instrumento que le permitirá expresarse
libre de todo influjo ajeno”. Son dos años en los que su
real pasión de creador va emergiendo, pero también
el sentimiento amoroso, el idealizado, el carnal, es el
tiempo de Mirtho (Zoila Rosa Cuadra), un gran enigma:

“La bohemia de Trujillo”, con Vallejo al centro. También


aparecen, entre otros, José Eulogio Garrido, Antenor
Orrego, Alcides Spelucín. Trujillo, 1916.

52
Billi Hare.
Su pase por Trujillo conectó a Vallejo con un mundo cosmopolita, crítico y politizado,
que hacia mucha vida de café. Fachada de café – bar del Museo del Juguete, en
Trujillo.

Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos;


y cuál mi idealista corazón te llora.
Mis cálices todos aguardan abiertos
tus hostias de otoño y vinos de aurora.
(…)

(Amor, Los Heraldos Negros)

Trujillo es para Vallejo una preparación para el


cosmopolitismo, el que buscará en Lima pero desarrollará
con gran talento –y mucho sufrimiento- en el viejo
continente, en París, en Madrid. En 1918 viaja a Lima, se
enamora de Otilia Villanueva. Ese año muere su madre.
Regresa a su tierra en 1920, para protagonizar el episodio
de su encarcelamiento. En 1921, luego de su liberación,
regresa a Lima, para luego iniciar su etapa europea, la
que lo lanzará al mundo como un poeta universal:

(…)
¡Adiós también, me digo a mí mismo,
adiós, vuelo formal de los miligramos!
¡También adiós, de modo idéntico,
frío del frío y frío del calor!

53
©Carlos Sala
Al cabo, al fin, por último la lógica,
los linderos del fuego,
la despedida recordando aquel adiós.

(Despedida Recordando un Adiós, Poemas Humanos)

El visitante deberá buscar en Trujillo lugares emblemáticos


en la vida de Vallejo, como el antiguo colegio Pedro
Ureña (conocido como Centro Viejo), situado en la Plaza
de Armas, donde Vallejo trabajó como preceptor, hoy ya
vacío de escolares y a la espera de una restauración. Del
mismo modo el tradicional colegio San Juan, en cuyas
aulas también el poeta formó muchachos. En la esquina
de Orbegoso y San Martín se ubica lo que fuera el hotel
El Arco, una gran edificación republicana en cuyo interior
y en torno a un patio se abren pequeños negocios. En
el segundo piso, dando a un larguísimo balcón, está la
habitación número 7, donde vivió Vallejo. En la misma
esquina entre las dos calles, y con puerta al exterior, se
encuentra el Rinconcito César Vallejo, un huarique de
comida criolla norteña decorado con temas vallejianos.
Los días lunes se sirve aquí un delicioso shambar, un
potaje típico del norte peruano. Como para hacerse
una idea de lo que pudo ser la vida de los bohemios
de Trujillo, es interesante visitar el bar, recreado, del

54
©Domingo Giribaldi
Según André Coyné, el Trujillo de inicios del siglo XX admitía a los nuevos ricos del azúcar
pero excluía a los provincianos.

pintor Gerardo Chávez, situado en los bajos del Museo


del Juguete. Allí se toma café y se bebe tragos en un
ambiente decorado en un estilo de época rodeados
de fotos de poetas, pintores y narradores. Otro lugar
ilustrativo de la existencia del Grupo Norte, aunque ya
en sus años finales, es la Librería Peruana, hasta hoy
conducida por doña Inés Guerra de Guijón, una culta y
agradable dama chiclayana.

“En esta tarde todos, todos pasan sin


preguntarme ni pedirme nada”. Ágape, LHN.
Vallejo en Niza, 1929.

55
Pasco
A pesar de no formar parte del norte liberteño, el
departamento de Pasco tiene importancia en la
biografía de César Vallejo, pues allá trabaja en 1911
como preceptor de los hijos del hacendado dueño de
Acobamba, Domingo Sotil. Entre los primeros poemas
de Vallejo, no incluidos en Los Heraldos Negros, figura
Fusión, agrupado por los estudiosos de la obra vallejiana
entre los llamados “poemas didácticos”, los que al decir
de André Coyné, eran “meras composiciones didácticas
escritas para niños, cursos de ciencias naturales envueltos
en una anécdota versificada”. Fusión fue publicado en
Cultura Infantil y en sus versos se evoca el viaje del poeta
a Pasco en el Ferrocarril Central:

Cruza el tren la estéril puna


que ya la noche amortaja,
y la lluvia lenta baja
con tristísimo rumor.
(…)

Fusión

César Vallejo y su hermano


Néstor en el Parque de la
Exposición,

Lima Lima, entre 1918 y 1920.

Alusiones a Lima son frecuentes en la poesía de Vallejo.


La presente guía se centra en los escenarios norteños
de la vida y obra del poeta, pero no queremos dejar
pasar la ocasión de ilustrar con un poema, la imagen
que tiene Vallejo de la capital del Perú, antes de dejarla
para siempre:

En Lima… En Lima está lloviendo


el agua sucia de un dolor
qué mortífero. Está lloviendo
de la gotera de tu amor.
(…)

(Lluvia. Los Heraldos Negros).


56
Contactos y datos
En Santiago de Chuco:
Casa Museo César Vallejo
Antigua calle Colón, hoy César Vallejo con Cáceres.
Barrio Santa Mónica, antes Cajabamba.
Guía: Jack Alayo. Telf. (044) 949-330613.

Maestro Francisco Miñano.


Calle Heraldos Negros 1554.
Telf. (044) 670-020. Celular: 949 120052.

Olenka Hottein, niña declamadora de Vallejo.


Ubicarla a través de Jack Alayo.
Telf. (044) 949-330613.

Taller Artesanal Los Chucos


Calle Grau con San Martín y Piedra Negra
Sobre Piedra Blanca. Barrio San Cristóbal.

Colegio Centro Viejo (hoy Escuela Primaria de


Menores 80520)
Calle Paco Yunque con Castilla. Barrio Santa Rosa.

Cementerio
Prolongación Porturas. Barrio San José.

En Trujillo:
Colegio Centro Viejo (Pedro Ureña)
Independencia con Almagro, en la Plaza de Armas. Coordinar
visita con la Sub Dirección Regional de Educación.
Telf. (044) 9492-02623.

Colegio San Juan: fundado en 1854.


Av. Independencia 647. Telf. (044) 22-4112

Ex hotel El Arco
Esquina Orbegoso y San Martín.

Rinconcito César Vallejo


Orbegoso 303

Librería Peruana
Pizarro 388

Café Bar Museo del Juguete


Jr. Independencia 701, esquina con Junín.
Telf. (044) 297200

57
Luis Repetto
Cine Patria, hacienda Chiclín, construido en 1910. Museo Arqueológico Rafael Larco
Herrera, en la Plaza de Armas de Chiclín, inaugurado en 1926.

Ruta de las haciendas azucareras


César Vallejo trabajó como ayudante de cajero en la hacienda
Roma cuando esta era propiedad de la familia Larco. La
hacienda formaba parte de un conjunto de complejos
agroindustriales en el norte liberteño, donde el cultivo, de caña
de azúcar, diseñó los primeros proyectos modernizadores
de la agricultura peruana, desde inicios del siglo XX. Estas
extensas propiedades tuvieron casas espaciosas y señoriales,
donde vivieron sus propietarios. No obstante a medida, que
se imponía la industrialización, las familias terratenientes se
trasladaban a la ciudad de Trujillo y dejaban el espacio que
había sido residencial, a las funciones administrativas de los

Fachada de la casa hacienda Cartavio (de 1902), hoy sede de las


oficinas del Grupo Gloria.
Luis Repetto

58
Luis Repetto

Luis Repetto
Escuela de niños en pueblo de Cartavio, que imita la casa hacienda.

modernos complejos. Las casas fueron levantadas con adobe,


quincha y madera, y correspondían a diseños arquitectónicos
diversos que se iban modificando mediante ampliaciones y
modernizaciones. La Reforma Agraria de Velasco Alvarado
(1969) produjo un cambio radical en el modelo económico
que sustentaba la presencia de las haciendas, por lo cual
algunas casas fueron destruidas; otras pasaron por procesos
de reconstrucción y hoy han reabierto sus puertas para
mostrarnos una parte clave de nuestro pasado. Proponemos
al lector completar la ruta literaria de César Vallejo, con un
paseo por las ex casas hacienda, que se puede realizar en
un día o dos.

Arquería de la casa hacienda Chiquitoy, Ranchería de hacienda modernizada.


construida hacia 1865.
Luis Repetto

Luis Repetto

59
Luis Repetto
Fachada de dos pisos, casa hacienda de Casa Grande, construida hacia 1920.

El circuito está formado por las antiguas haciendas y hoy


empresas azucareras Roma, Chiquitoy, Cartavio, Chiclín y
Casa Grande. Roma conserva sólo el primer piso de la que
fuera la mejor casa hacienda del valle del Chicama. En su
interior aún se guardan objetos decorativos de época. Allí está
la oficina que ocupaba César Vallejo cuando se desempeñaba
como ayudante de cajero. En Chiquitoy hay que visitar la casa
y su patio arbolado, el cine, la capilla; observar la locomotora
ubicada sobre una huaca y el parque recreacional (plaza de
toros y caballos de paso). Cartavio muestra una interesante
casa hacienda, su plaza y el área de la vivienda de los obreros.
Chiclín guarda un museo muy atractivo, donde se da cuenta
de la historia y el auge de los complejos azucareros, además
de testimonios arqueológicos. También, una locomotora y
Luis Repetto

Fachada del cine Casa Grande, con una hermosa arquitectura modern style.

60
Luis Repetto

Luis Repetto

Luis Repetto
Segundo piso de Casa Grande Iglesia en plaza del distrito de
Casa Grande

una colección de maquinaria de época. La casa hacienda de


Casa Grande muestra rastros de su diseño original, y se visita
junto con el local del cine, la plaza y otras instalaciones.

Estas azucareras están ubicadas aproximadamente a 600


kilómetros de Lima y entre 30 y 40 kilómetros de Trujillo. Para
trasladarse hasta la zona, hay que ubicar el Km 597 de la
carretera Panamericana Norte, donde encontramos Chiquitoy.
Las cuatro azucareras se hallan muy próximas entre sí.

Referencias y contactos:
Chiquitoy, Roma, Cartavio y Casa Grande
Contactar con la Oficina de Imagen Institucional del Grupo Gloria.
- Amparo Saldaña. Telf. (044) 443-343; (044) 949-841437.
- Lorena Nima. Telf. (044) 9499-17584.
E-mail: Inima@casagrande.com.pe.

Chiclín
Contactar con Jorge Cox, propietario del museo.
Telf. (044) 9493-60596; (044) 540-225

Distancias en la Panamericana Norte:



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61
Reseña biográfica
César Vallejo nace el 16 de marzo de 1892, en Santiago de Chuco,
La Libertad. Hace sus primeros estudios en su tierra, en la Escuela
Municipal y luego en el Centro Escolar N° 271, conocido como
Centro Viejo. Entre 1905 y 1908 estudia secundaria en la ciudad de
Huamachuco, en el colegio San Nicolás. En 1910 se matricula en la
Universidad de La Libertad, en Trujillo, pero abandona los estudios y
vuelve a su tierra. En 1911 viaja a Lima con la idea de iniciar estudios
de Medicina, pero desiste y parte hacia la hacienda Acobamba, en
Pasco, a trabajar como preceptor de los hijos del hacendado Domingo
Sotil. En 1912 trabaja en la hacienda Roma, cercana a Trujillo, como
ayudante de cajero. Renuncia a este empleo y en marzo de 1913
vuelve a la Universidad de Trujillo para estudiar Filosofía y Letras. A la
vez, consigue trabajo como preceptor en el Centro Escolar de Varones
N° 241. Ya ha publicado poemas en Cultura Infantil y ahora lo hace
en La Reforma. En 1915 consigue un puesto en el Colegio Nacional
San Juan. Inicia sus relaciones con el grupo de jóvenes intelectuales
al que Juan Parra del Riego llamó la “bohemia de Trujillo”. Fallece
su hermano Miguel. Se gradúa como bachiller en Letras con la tesis
El Romanticismo en la Poesía Castellana. En 1917 sigue estudiando
Derecho y desarrolla sus actividades políticas en la universidad.
Tiempo de los amores con “Mirtho”, Zoila Rosa Cuadra, una jovencita
de quince años. Parte hacia Lima. En 1918 postula a la Universidad
de San Marcos, al Doctorado de la Facultad de Letras. Idilio con
Otilia Villanueva. Muere su madre el 8 de agosto de ese año. En 1919
aparece Los Heraldos Negros, impreso por Souza Ferreira en Lima. En
1920 ingresa a trabajar al Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe.
En agosto, en una visita a su tierra, se produce un incidente confuso
por el que termina siendo acusado de instigador intelectual. Pasa a la
clandestinidad pero es detenido el 6 de noviembre de 1920 y puesto
preso en la Cárcel Central de Trujillo, hasta el 21 de febrero de 1921.
Al año siguiente, en Lima, se edita Trilce. En 1923 aparece Escalas,
en marzo, y dos meses después, Fabla Salvaje. El 17 de junio parte
hacia Europa y se instala en París. Su padre muere el 24 de marzo
de 1924. En 1925 es becado por el gobierno de España. En 1926 llega
a Madrid y viaja a San Sebastián. Comienza una relación epistolar
con José Carlos Mariátegui. En 1927 ya está publicando en Mundial
y Variedades. Ese año conoce a Georgette Philippart. Al año siguiente
viaja a la Unión Soviética. Se radicaliza en política y rompe con Haya
de la Torre. Inicia en 1929 la vida en común con Georgette, que seguirá
hasta el final de su vida. Escribe reportajes sobre Rusia e ingresa a la
dramaturgia. En julio de 1930 es expulsado de Francia por sus ideas
políticas, y vuelve a Madrid. Aparece El Tungsteno. Vuelve a Rusia en
1931, regresa a Madrid y se hace militante del Partido Comunista de
España. Se casa con Georgette en 1934. En 1936, desatada la guerra
civil en España, Vallejo ayuda en la formación de Comités de Defensa
de la República. En 1937 escribe España, Aparta de mí Este Cáliz.
Colabora en actividades de defensa de las libertades civiles en el Perú.
En marzo de ese año enferma en París y muere el 15 de abril, a las
9:30 de la mañana.

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Obras publicadas de César Vallejo

-El Romanticismo en la Poesía Castellana


(Tesis de grado) Trujillo, 1915
-Los Heraldos Negros (Poemas). Lima, 1918
-Trilce. Lima, 1922, Madrid 1930
-Escalas. Lima, 1923
-Fabla Salvaje. Lima, 1923
-El Tungsteno. Madrid, 1931
-Rusia en 1931. Madrid, 1931
-Poemas Humanos. París, 1939
-Hacia el reino de los Sciris. Lima, 1944
-Paco Yunque. Lima, 1951
-La Piedra Cansada. Lima, 1951
-Moscú Contra Moscú. Lima, 1952
-Colacho Hermanos. Lima, 1956

Además, entre 1918 y 1938,


César Vallejo publica una gran cantidad de
artículos periodísticos, literarios y políticos,
en diversas revistas e incluso en diarios:
-La Reforma (Trujillo)
-Mundial (Lima)
-Variedades (Lima)
-Amauta (Lima)
-El Comercio (Lima)
-Bolívar (Madrid)
-Nosotros (Buenos Aires)
-La Voz (Madrid)
-Repertorio Americano (San José de Costa
Rica)
-Nuestra España (París)
-El Mono Azul (Madrid).

“Y mi madre pasea allá en los


huertos,…” Los pasos lejanos
– LHN María de los Santos
Mendoza, madre de Vallejo.

“Mi padre duerme. Su semblante


augusto…” Los pasos lejanos –
LHN. Francisco de Paula Vallejo,
padre del poeta.

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