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erich fromm y michael maccoky nechapeicennaless del campesing Mexican INDICE GENERAL Poop a sey eee ke ome swe |F I. El cardcter social del campesino y los problemas de metodologia arg ea x He 15 El campesino, 16; El concepto dindmico del caracter, 23; El caracter social, 34; El método, 43 II. Un’poblado campesino de México . é we GF El pasado y el presente, 53; La hacienda, 58; La vida interior de los aldeanos, 60 III. Panorama socioeconémico y cultural del pueblo . 0 Edad, lugar de nacimiento_y grupos familiares, 67; Alfa- betizacién y escolaridad, 72; Atencién médica, 76; Ocu- pacién, 78; Tenencia de la’ tierra, 80; Alojamiento, 85; Ottos dienes de capital, 86; Bienes de consumo, 87; La exeala socioecondmica, 88; Clase y patticipacién en los asuntos del pueblo, 95; Participacién en las actividades culturales y teligiosas, 99 IV. La teoria de las orientaciones del carécter . . . 101 ‘Tipos de cardcter: las orientaciones improductivas, 102; L2 orientacién productiva, 104; Orlentaciones en el_pro- eso de socializacién, 107; Lazos incestuosos, 111; Com- binaciones de diversas orientaciones, 112; Orientaciones sociopoliticas, 115 V. El carécter de los aldeanog | 5 5. 2... 9 Variables para calificar el cardcter, 119; La distribucién de los rasgos de caricter, 122; EI andlisis factorial, 130; EI significado de las calificaciones factoriales y Tas cargas factoriales, 132; Los seis factores, 135; Factor I. Adultez ‘versus adolescencia, 135; Factor II. Productividad versus improductividad, 139; Factor III. Explotatoriedad ver- sus inexplotatoriedad, 141; Factor IV. Modo de asimila- cién acumulativo versus receptivo, 147; Factor V. Papel sexual (masculinidad versus feminidad), 149; Factor VI. Orientaciones de centrismo materno versus centrismo paterao, 150; Conclusién: caricter social, 151 393 304 INDICE GENERAL WI. Cardcter y variables culturales y socioeconémicas El caricter el modo de produccién, 173; El mo ejid tario, 182; Clase y caricter, 184; El cardcter de las mu- jeres’ y las variables. socioecondmicas, 187; Cardcter y educacién, 188; Cardcter y actividades religiosas y cul- turales, 189; Conclusién, 192 VIL. El sexo y el carécter Hombres y mujeres productivos ¢ improductivos, 198: La relacién entre hombres y mujeres, 200; EV reto al patriarcado, 205 VIII. Alcoholismo 6 6 6 ee Vulnerabilidad cultural, 215; Vulnerabilidad psicolégica, 218; Cardcter receptivo, 219; Machismo, narcisismo y sadismo, 221; La fijacién matema, 224; Los abstemios, 225; Vulnerabilidad psicosocial: 1 patriarcado minado, 226; Vulnerabilidad econémica, 231 IX, La formacién del cardcter en la niftex . La infancia, 240; La temprana nifiez, 242; De Ja nifiez media a la ‘adolescencia, 246; El final de la niniez, 251; Comparacién del cardcter de los nifis y los adultos, 255: Factores caractéricos en la nifiez, 256; Correlaciones de los caracteres de los padres y el nifio, 259; Correlaciones de los caracteres de los padtes y los hijos adultos, 2 Padtes¢ hijos grandes, 260; Los padres las bir gran- es, X. Posibilidades para el cambio: cardcter y cooperacién. Cooperacion en la aldea, 272; Actitudes anticooperativas, 274; Posibilidades de lograr cooperacién, 278; El club de muchachos del pueblo, 236 XI. Conelusiones El método, 297; La teoria del caticter social, 301; Pers- pectiva, 309 Apéxpice A: El cuestionario: interpretative y ejemplos de calificacion. El cuestionario interpretativo, 312; Ejemplos de calificar cién, 318 17 195 209 239 27 312 INDICE GENERAL 395 Avéxoice B: Concordancia de calificacién y el uso del Rorschach y la prueba de apercepcién temdtica (rar) 351 Adiestramiento de los calificadores, 352; Calificacién del cardcter apartic de las respuestas al Rorschach, 356; Con- cordancia entre el cuestionario y el Rorschach, 367; Cali- ficacin del cardcter segin la prueba de apercepcién temitica, 371; Concordancia entre el cucstionario y el tar, 373 Biliogef oa ok a oe hw Indice anditioo . 2 2 38 PROLOGO ‘Aun cuanpo en el capitulo I se explican los motives que nos Hevaron a realizar esta investigaciOn, este prélogo tiene la mi- sién de hacer un breve recuento de su desarrollo, En 1957, uno de los autores, Fromm, habia elaborado un plan general para estudiar un determinado pueblo, que él habia cle gido de antemano, por dos razones: primera, que era bastante epresentativo de los muchos pueblos que se localizan en las fér- tiles zonas del valle del sur y suroeste de la ciudad de México, por cuanto que sus habitantes cran mestizos (csto ¢s, provenien- tes de la mezcla de indios con espafioles), y que sus métodos agricolas y su estructura econémica eran escncialmente los: mis- mos que los de centenares de poblados que se encuentren en l mismo clima y la misma altitud. Se cligié, ademés, porque dicho. pueblo era un ¢jido (constituido por pequefias’ parcelas que se repartieron entre sus habitantes como resultado de la Re- volucién de 1910), y nosotros estébamos especialmente intere- sados en ver la influencia de la estructura ejidal en la persona- lidad de sus pobladores.? La segunda razén para haberlo escogido es que tenia un Cen- tro de Bienestar Rural, dependiente de la Secretaria de Salubridad y Asistencia Pablica, que facilité el tener acceso al poblado, ast ‘como Ia aceptacién nuestra por parte de éste. Nos fue particu- larmente stil, al lograr interesar en este proyecto a la Secretaria de Salubridad, el difunto doctor José Zozaya, quien mostré un gran interés por nuestro estudio. ‘También expresamos nuestro agradecimiento por la ayuda financiera que nos otorg6 esta Se- cretaria del Gobierno Mexicano. Aunque fue restringida nos ayu- 46 mucho en los inicios de la investigacién. Durante la primera fase del estudio, todos los colaboradores, incluyendo al Director, trabajaron sin cobrar nada. Eran princi palmente miembros de la Sociedad Psicoanalitica Mexicana, a sa- ber: el doctor Aniceto Aramoni, el doctor José Diaz, el doctor Jorge Velasco Alzaga, el doctor Alfonso Millin, el doctor Guiller- mo Divila, el doctor Francisco Garza, el doctor Yorge Silva, el doctor Armando Hinojosa, el doctor Ramén de la Fuente, e! dloc- tor Jorge Derbez y el doctor Arturo Higareda, El doctor Mi- 2 Para una descripeién més amplia de un ejdo, véase el capitulo mt. El problema de lo tipico que es este pueblo se analizaré en el capitulo v. 7 8 FROLOGO én y el doctor Aramoni, en particular, nos ayudaron en Ja formu- lacién original del cuestionario. El primero participé también en la planeacin. general y haciendo los arreglos para exhibirles pelt- culas educativas a los aldeanos, cosa que continud por nos cuan- tos afios. La exhibicién de las peliculas no sélo fue un estimulo que hizo que los habitantes del pucblo cooperaran més con el Gtudio, sino también se tradujo en observaciones interesantes, re- copiladas por el propio doctor Millan, sobre sus reacciones ante la proyeccién de aquéllas. En 1958, el doctor G. Gilbert se ofrecié a ayudamos en el ex tudio durante nueve meses, siendo asistido por el doctor R. Niifiez ¥ la doctora Alicia Quiroz en la administracién de la prueba de Rorschach a una muestra de la poblacién formada por 110 habi- tantes. Los resultados de algunas de estas prucbas se emplea- ron para comparar la calificacién del cardicter obtenida en la entrevista proyectiva con la de la prueba de Rorschach (véanse los Apéndices). Por la misma época, el sefior Paul Senior, entonces estudiante de psicologia, vino durante dos veranos a administrar el Rorschach a los nifios y sus resultados nos dieron una importante visién prcliminar del cardcter de éstos. También les administxé la. prue- ba de historietas de Andersen, recopilé suefios y les aplicé. una entrevista mas corta que cubria sus actitudes bésicas y el propio punto de vista del nifio sobre sus padres, EI primer afio se destind, sobre todo, a establecer un contacto mis estrecho con los aldeanos, lo que a la postre desemboes en su disposicién a participar en la contestacién del cuestionario, Dado. que, como se verd mas adelante, éstos eran extensos y se necesitaba tomar nota de las respuestas individuales, las sesiones a menudo duraban de tres a seis horas por cuestionario, sin con- tar el tiempo extra que el entrevistador perdia buscando a les al- deanos cuando no se presentaban, equivocaban las fechas de hs citas, etc. Lo que es més, muchas preguntas del primer cuestio- nario prelimninar se ensayaron y modificaron este proceso. Para principios de 1958 se hizo claro, no obstante, que el estudio no podia continuar basindose en la participacién voluntaria, puesto que nadie, inclusive el Director, podia dedicatle el tiempo nece- sario sin recibir ninguna compensacién. El estudio se puso so- bre nuevos cimientos gracias al interés del Foundations Fund for Research in Psychiatry en. respaldo con un subsidio (rrr Grant 58.176). Este subsidio fue aumentado mis adelante a fin de poder agregar un colaborador de tiempo completo al equipo del estudio. PROLOGO. 9 A fines de 1958, cl doctor Theodore Schwartz, un antropélogo ‘con experiencia en la investigacién de campo y en métodos esta- disticos, aceptd este puesto, y su esposa, la doctora Lola Roma- nucci Schwartz, en aquel tiempo estudiante del doctorado en an- tropologia, nos’ brind6 su valiosa cooperacién durante el tiempo que permanecieron en la investigacién, de 1958-a 1961. El trabajo de los dos fue de decisiva importancia para que éta progresara, Contribuyeron en muy diversas formas, principalinente en Jas si- guientes: en primer lugar, gracias a su contacto {ntimo con los aldeangs (residieron en el pucblo durante trece meses y, posterior- mente, iban a él de tres a cuatro veces por semana), pudieron recoger un valioso conjunto de observaciones directas que permi- ticron obtener un cuadro vivido de los aldeanos para complemen- tar el logrado con las prucbas y otros medios attificiales. Sus observaciones dlieroa Iugar a que supiéramos mucho acerca de la vida intima de los aldeanos, a formarnos una idea, por ejemplo, de qué individuos bebian en exceso 0 medianamente, quiénes eran Jos més présperos y quiénes los menos, y de sus costumbres y su vida matrimonial. ‘Todas estas obscrvaciones nos permitieron juz- gar hasta qué punto las respuestas que obtuvimos con el cuestio- nario exan ideolégicas 0 correspondian a hechos de su vida real. La tesis de doctorado de ta doctora Lola Schwartz la consagré a los conceptos de moralidad entre los aldeanos, y el doctor Theo- dore Schwartz verti sus miltiples observaciones e ideas tedricas ¢n un gran manuscrite, no publicado hasta ahora. Ademés, Schwartz dirigié, e igualmente interpretd, varias entre- vistas con los aldeanos y de ee modo colaboré directamente a formar 2 Por ejemplo, Max F. Milian y David Hapgood resumen las conclusio nes de una reunién de seis semanas, en la que participaron 44 estudiantes de agriculture. de pates subdemrolados, del medo siguiente: “Una gene- ralizacion final es 2 fundamental al que se enfrenta la agré ealtura no es tanto'la adopeiin y expansion de cualguier grapo de insta: ciones de investigacién, sino, més bien, la creacién dentro de todo el proceso agrfcola —desde el agticultor hasta el ministro de agrcultura— de tna ac tutud de experimento, de ensayo y error, de innovacien continua y de adap. 20 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Es un hecho muy interesante el que los campesinos en la ma- yor parte del mundo (Ia excepcién parece ser Asia Sudoriental) ‘compartan, en general, las mismas actitudes y rasgos de conduc- ta, Son muy individualistas, conservadores, suspicaces y renuen- tes a gastar.t Nos parece que esta actitud, como intentaremos ex- plicar més adelante, se adapta muy bien al modo de produccién de la agricultura tradicional, mientras que no se ajusta a los re- querimientos de la agricultura mecanizada o industrial. El agri- cultor en la sociedad industrial debe estar abierto a las nuevas ideas, ser cooperativo en cierta medida y capaz de planear y de invertir para el futuro; en consecuencia, estar dispuesto a gastar ‘hoy un poco para obtener la recompensa tinicamente mafiana. En todo pais en proceso de industrializacién, tanto capitalista como comunista, existe una brecha entre las nuevas posibilidades tec- nol6gicas y Ia capacidad del campesino de adaptar su personali- dad al empleo de los nuevos métodos. Esto vale para la mayor parte de los paises del bloque soviético, para Ia mayor parte de Asis para os plies meditrrneos, al como pam cierts pales Iutinoamericanos. (La misma dificultad exist, desde luego, en la transformacién del campesino en Europa septentrional y en Es- tados Unidos desde el siglo xxx hasta principios del xx. Sin em- argo, esta transformacién fue muy lenta en comparacién con la rapidez con que ahora se est Mevando a cabo la industrializacién y con la que se espera en el futuro en muchos de los paises que 3e acaban de mencionar.) Al discutir el futuro del campesino ¢s preciso plantear una cues- tién importante. La tendencia general en cl mundo esta determi- nada por el intento de utilizar una tecnologia més avanzada, lo ‘cual significa que la agricultura debe desarroilarse teniendo como meta a la sociedad industrial, cosa que implica el empleo éptimo de la maquinaria y 1a organizacién racional del trabajo. Si lo anterior fuera todo, no habrfa ningtin problema, excepto el téc- nico. Pero junto con las nuevas técnicas nacen nuevos valores que empujan hacia el consumo maximo, Ia subordinacién del hombre a los requerimientos de la maquina y el Iucro, la enaje- nacién, la destruccién de la cultura campesina tradicional y con tacién de ideas nuevas. Sin este cambio de actitud, las mejoras en el trax bajo, aunque se puedan. presentar, serin titubeantes y transitorias y de este modo su contribucién a la productividad agricola no seri duradera.” Cf. No Havers the Ditenma of -Agieuttre in Underdeyeloped Countries Boston: Little, Brown and Company, 1967), p. 27. “CE. el capitulo vi CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO a ilo el valor transutilitario del disfrute de la vida a través del arte, la danza, la mésica y los rituales, Parece que se tiende en todo el mundo hacia el mejoramiento técnico de la agricultura aunque se haya hecho tan poco en esta direccién— y la destruc. cin de los valores centrados en la vida. Para la mayor parte de la gente, esto puede no representar problema alguno, estando in- luso dispuesta a sepultar la cultura tradicional al fomentarse el nuevo espiritu “progresista”, Otras personas, como los autores de este libro, preocupadas por el elevado precio en téminos humanos que se paga por la in- dustrializacién, se preguntan si es posible crear una nueva agri cultura industrializada que pueda combinarse con el espiritu hu- manistico (que encontré un modo de expresasse en la cultura tradicional). Regresaremos a esta cuestién en el capitulo x, pero fa planteamos agut porque desde esta perspectiva es que debe ‘comprenderse el presente libro. Muchos intentos de persuadir, alentar u obligar al. campesino a cambiar han fracasado, en parte porque los planificadores no hhan entendido 0 respetado su caricter. En los paises comunis- tas, Jos campesinos han preferido dar muerte a su ganado antes que ceder la mayor parte al gobierno 0 a una comuna. Con fre- cuencia han permanccido inflexibles aun cuando al parecer un acuerdo habria sido mejor desde el punto de vista de los benefi- ios materiales a largo plazo.* En muchos paises predominantemente agricolas, sin embargo, estin ocurriendo ciertos cambios en las actitudes de los campe- sinos debido a que ahora hay en muchos poblados aparatos de radio y cuando menos unos pocos televisores ¢ igualmente a que, gracias al progreso de los medios de transporte, considerable néi- mero de campesinos viaja a las grandes ciudades. Las: mercanclas que ofrece la produccién industrial estimulan sus apetencias. En- ® Existen algunos programas que han tenido éaito por haber tomado en cuenta estas attitude emocionales, En el captlo x, Ios referines al pio. grata de la coxasuro en México y a los programas yugetlavos. No obstante, debe recordarse que un ingreso mayor, tomando como un incentive que de ordinatio se supone que opera universalmente, tiene esta fucrea motivadora sélo en certas sociedades, tal como la sociedad feudalindustrial de. México, Por si mismo el ingreso mayor no obr6, generalmente, como un incentive Para el campesino medieval, Grandes sectores de la poblacién Tuchaban en: tonces por no caer abajo del nivel de vida tradicional. La ambicién de Tucro Gita [imtads 4 un propo atvamente peqocio de indvidaos emprende ores, los cuales eran mis aventureros que tipicos representantes de la ma: yoria.' Cf, los trabajos de Max Weber y de RH. Tawney sobre este punto, 22 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO tre més atractivos parecen los productos de la sociedad industrial, ‘menos satisfechos se sienten los campesinos respecto de su nivel de vida tradicional y de sus placeres tradicionales. Querrian tener dinero para comprar los bienes de constimo quie anuncia la radio y Ia televisién, asi como ser participes del embrujo de la nueva ‘cultura industrial. Muchos campesinos mexicanos solian aleanzar esta meta, si bien en forma bastante modesta, yendo como bra- ceros a Estados Unidos y regresando con relojes de pulsera, radios y autos de segunda mano. Los que tenian més iniciativa eran los que a menudo optaban por esta solucién, perdiendo asi la aldea a sus elementos mas vigorosos y emprendedores. Pero esta solucién de una relacién simbistica con una economia y una cul- tura extranjera no representaba ninguna, desde Iuego, para el cam- pesino mexicano en general, incluso mientras duraba tal situacién. ‘A menos que todo su sistema agricola se haga més productivo y le deje excedentes mayores, simplemente le esté vedado com los bienes que quiere a la vez que sus “erecientes esperanzas” lo conducen a la desilusién y a la apatia. Con harta frecuencia abandona el campa con la ilusién de que basta estar en la ciu- dad para poder participar en la esplendorosa vida que ha admi- nado en la pantalla cinematogrifica, tnicamente para encontrarse ‘con que sus condiciones de vida no mejoran y que, en cambio, se ve obligado a levar una existensia de paria. Lo que podria mejorar sus oportunidades en la ciudad ¢s contar con una ins- truccién mejor en el pueblo y recibir cursos de adiestramicnto in- dustrial. Pero incluso si se mejoraran notablemente la instruc- cién y el adiestramiento industrial, su carieter personal seguirfa siendo un obsticulo para ganarse bien la vida, La puntualidad, la disciplina, 1a planeacién y el pensar de manera abstracta son ne- cesarios para utilizar éptimamente tales nuevas posibilidades de adiestramiento si éstas existicran en mayor niimero. Sin estos rasgos ¢s imposible sobrepasar el nivel del trabajo manual simple. ‘Todas estas circunstancias vienen a parar, por un lado, en que, al tiempo que la industria necesita obreros calificados, el ntimero reciente de campesinos impreparados que Megan a Ja ciudad no satisfacen los requisitos de la sociedad industrial y, por el otro, pocos de los que se quedan en el pueblo Ienan las condiciones que exige un método de organizacién agricola més avanzado. Una vez que se fija la atencién en estas consideracioncs, el es- tudio del caricter del campesino y, en particular, la interaccién de * Cf, Maccoby y Modiano (1969) en cuanto al estudio de las diferencias entre el estilo cognoscitvo de los nitos aldeanos y les citadinos, CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 23 Jos factores psicolégicos y socioeconémicos en la formacién y posi- ble transformacién de su cardcter adquiere importancia para toda sociedad agricola en transicién. Creemos, pues, que la compren- sién mas honda del campesino mexicano fomentara la comprensién de las posibilidades que tienen los campesinos en otras sociedades. EL. CONCEPTO DINAMICO DEL CARACTER Existe, por supuesto, una bibliografia considerable sobre el campe- sino, escrita desde un punto de vista sociolégico y antropolégico, si bien no es, en modo alguno, tan amplia como podria esperarse dada la importancia del problema.’ Gran parte de esta bibliografia sobre el campesino se erige sobre la descripcién de sus rasgos de conducta, actitudes, ideas y sistemas econémicos, mientras que cl presente estudio es sociopsicologico y se apoya en cl concepto dinimico de “carécter” y de “cardcter social”. Juzgamos que asi como el psicoanlisis estudia el caricter del individuo de acuerdo con el anilisis de las fuerzas fundamentales que de un modo ¢s- tructurado conforman su caricter y lo motivan a sentir y a pen- sar de determinadas maneras, el caricter comin a todo un grupo, cl cardcter social,’ tiene la misma funcién dindmica y puede ser ¢studiado empiricamente. Lo importante aqui es nuestra convic- cién psicoanalitica de que los conceptos conductistas convenciona- Ies empleados en el estudio de los campesinos y de otros grupos sociales no penetran hasta las fuerzas psiquicas que motivan y nu- tren las actitudes y los rasgos de conducta. Esto pone de manifiesto el viejo desacuerdo entre los socidl orientados psicoanaliticamente y los conductualmente orientados. * Ct. J. M. Potter, M. N. Diaz y G.M. Foster (1967) para una exten ‘a bibliografia de extudios sobre el campesino. El concepto de caricter social fue elaborado originalmente por Erich Fromm, quien, hablo de la “matriz del carécter comén a todos fos miem- bros dei grupo” en “Die Entwicklung des Chrstusdogmas”, Imago, 16, 1930, (Tad, esp.: El dogma de Cristo, Buenos Aires: Paidés, '1964). En “01 Methode nd Aufgabe einer anaiytischen Sozialpsychologie”,. Zeitschrift far Sosiepoehotogi, I, 1932, Hichild Vere, Leis. pp. 38°54, liad el término “estructura de la pulsén” (Triebstruktur), “Ia actitud libidinal y am- Bamenteinconsgente de un grupo", yen Dis pochomalytche Charater logic und ihre Bedeutung fir die Sozialprychologie, ‘biden, 3, 1932, B16 del “cardcter” de una sociedad. En Ef miedo a ia libertad (Buenos tes: Paidés, 1947), empled la expresiin “caricter social” como equivalente. [Les dos trabajos de 1952 se han incluido en E, Fromm, La erisis del prico- cendlisis (Buenos Aites: Paidés, 1971). 24 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO La mayorla de los sociélogos critican al psicoandlisis por lo que consideran que es una falta de método cientifico; a ello los psi- coanalistas han contestado que, con los estrechas y anticuados criterios del método cientifico, los conductistas s6lo tratan con Jos problemas menos importantes, sin que dispongan de nuevos métodos para abordar los mis importantes. Con todo, no pode- ‘mos espetar convencer, con la presentacion de este estudio, a aquellos socidélogos que no confian en la teorfa psicoanalitica. Por el contrario, sus defectos pueden incluso reforzar su posicién ne- gativa, Por otto lado, no podemos contar siquiera con la simpatia de muchos de nuestros colegas psicoanalistas, ya que las revisiones que hemos hecho a las teorias de Freud parecerin a algunos un abandono de los hallazgos bisicos de Freud, aun cuando nosotros, junto con no pocos mis, creemos que constituyen un necesario desarrollo de sus teorfas y una afirmacién de lo esencial. ‘Al publicar este libro esperamos contar con la atencién de ‘aquellos que al menos no estin cerrados dogmaticamente al in- terés de una nueva aventura: la aplicacién de categorfas psicoana- Iiticas al estudio de los grupos sociales mediante cl minucioso examen de la personalidad de cada uno de sus miembros, median- te la observacién simulténea e igualmente minuciosa de todos los datos sociocconémicos y los patrones culturales y, por fin, me- inte el intento de utilizar refinados métodos estadisticos en el andlisis de los datos. A medida que desarrollamos nuestro tema y nuestros métodos, nos dimos cuenta de que, incluso en mayor proporcién que en la mayorfa de las investigaciones, tendriamos que aprender mien- tras avanzébamos en ¢l trabajo y, en efecto, de haber tenido al principio cl conocimiento que ahora tenemos, habriamos mejo- rado considerablemente este estudio, Pero esto no nos preocupa demasiado, pues nos interesa no sélo que nuestras conclusiones ¢ hipétesis scan correctas, sino también presentar un método nue- vo de aplicacién del psicoanilisis a las ciencias sociales. El punto de vista conductista es que la conducta es el dato cientificamente satisfactorio y obtenible en wiltima instancia en el estudio del hombre. Desde este punto de vista, los rasgos de ca- ricter y los rasgos de conducta son idénticos y, desde un punto de vista positivista, hasta el concepto de “cardcter” puede no ser Jegitimo en términos cientiticos. Desde el punto de vista psicoanalitico, un rasgo de caricter es una parte cargada de energia del sistema entero de caricter que puede ser comprendido completamente sélo si se comprende todo CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 25 dl sistema, Los rasgos de cardcter son la ratz de los rasgos de conducta, y un rasgo de caracter puede manifestarse en uno o més rasgos de conducta diferentes. Su existencia puede no ser cons- ciente, peto puede inferitse a partir de varios fendmenos (como pequefios detalles de conducta, suetios, etc.). La conducta, que esencialmente es una adaptacién a las cit cunstancias reales, cambia con relativa facilidad cuando las cit cunstancias hacen’ més aconsejable otro tipo de conducta; los ras- gos de caracter por lo general persisten atin cuando se hagan dafiinos bajo citcunstancias modificadas (en especial los rasgos de cardcter neurético). El descubrimiento del concepto dindmico del cardcter fue, sin duda, una de las més grandes contribuciones de Freud a la eien- cia del hombre. Comenzé a desarrollarlo en su primer ensayo so- bre el cardcter anal (1908). El punto esencial de ese trabajo fue ue ciertos rasgos de conducta, a saber, la terquedad, el aff por el orden y Ja parsimonia, con mucha frecuencia se encontraban reunidos en un sindrome de rasgos. Por afiadidura, siempre que existia ese sindrome, podian hallarse peculiaridades en lo que toca a los habitos higiénicos y en las vicisitudes del control de esfin- teres y en ciertos rasgos de conducta relacionados con el movi- miento de los intestinos y las heces. Asi, el primer paso de Freud fue descubrir un sindrome de rasgos de conducta y relacionarlos con la forma en que el nifio se comportaba (en parte como respuesta a ciertas exigencias por parte de quienes Jo ensefiaron) en lo que respecta al movimiento de los intestinos y la defecacién. Su paso brillante y creador fue relacionar estos dos grupos de complejos conductuales mediante una consideracin tedrica basa- da en un supuesto previo acerca de la evolucién de la libido. Este supuesto fue que durante una primera fase en el desarrollo in- fantil, después que la boca dejé de ser el principal érgano de placer y satisfaccién, el ano se convierte en una zona érogena im- portanie y la mayorfa de los deseos libidinales se concentran al- rededor del proceso de retencién y evacuacién del excremento. Su siguiente conclusién fue explicar el sindrome de rasgos conductua- Jes ya sea como sublimacién 0 como formacién reactiva contra.la satisfaccién libidinosa o Ja frustracién de la analidad. Se suponia que Ja terquedad y la parsimonia eran la sublimacién de la ne- gativa original a ceder el placer de retener las heces; el afan de orden, la formacién reactiva contra el deseo original del infante de evacuar cuando quisiera, En este asunto, Freud dio una ex- Plicacién de los rasgos que formaban parte del sindrome anal 26 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. original, que més tarde fue ampliado para comprender otros ras- 0s." Freud demostré que los tres rasgos originales del sindrome, que hasta entonces parecfan no tener relacién mutua, formaban parte de una estructura o sistema, puesto que todos estaban arrai- gados cn la misma fuente de la libido anal que se manifiesta en estos rasgos, ya sea directamente, por formacién reactiva © por sublimacién. ‘Asi, Freud pudo explicar por qué estos rasgos estén cargados de energia y, de hecho, son muy resistentes al cambio. En principio, el mismo procedimiento fue aplicado al estudio del ca- ricter oral-xeceptivo y oral-s&dico y al concepto del caricter geni- tal. La adicién posterior més importante al concepto del caréic- ter anal fue la suposicién de que la conducta sidica también era parte del sindrome anal. El provecho que este nuevo concepto dindmico del caricter trac para el estudio de la conducta individual o social es evidente de inmediato. Un solo ejemplo ayudari a aclarar esto: si una persona es pobre, su conducta puede ser acumulativa 0 mezquina, ¢s decir, muestra una gran renuencia a hacer mds gastos que los necesarios. Esto, claro esti, puede ser un rasgo de conducta que responde a las necesidades de la realidad, Una persona pobre esté ‘obligada a comportarse de esa manera para sobrevivir. Si su situa- cién econémica mejorase, modificaria en consecuencia su conducta y ya no insistirfa en evitar cualquier gasto que no fuese absolu- tamente necesario. A tal persona la liamamos frugal o parsimo- niosa, Sin embargo, cuando la parsimonia ¢s un rasgo de caricter existe independientemente de las circunstancias econémicas de la persona. Cuando hablamos de este tipo de persona caracterol6gi- camente frugal, hablamos de un “avaro”, y con esto nos referimos a su caricter més bien que a su conducta frugal.° Mientras tal persona sea pobre, es claro que uno tender a explicar su conducta ‘como una reaccién a su pobreza, Pero dicha explicacién es in- suficiente si el avaro, habiendo amasado una gran fortuna, con- tingia comportindose conforme a su anterior patrén. Que la avaricia como rasgo de cardcter no se aprende ni es una respuesta adaptativa se confirma con lo siguiente: 1) La avaricia se encuentra entre personas para las cuales nunca fue adaptativa y nunca la aprendieron.** 2) El avaro se comporta de acuerdo con * Una exagerada limpieza y puntualidad son rasgos que se afiadicron des- pots al sindteme orginal, tambien se les debe tomar Como fonmacones fe ‘ctivas a los impulsos anakes originales. © Ese carkcter ha sido estupendamente descrito por Molitre y Balzac. 3 Un ejemplo que hemos obserado es el del millonario que gasta no CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 7 el principio acumulativo no sélo respecto a las cosas materiale. adonde el ahorro puede racionalizarse como provechoso, sino tam- bién para ahorrar su energia fisica, sexual 0 mental ya que cree que cualquier gasto de energia es una pérdida. 3) Cuando el ava- ro se comporta fiel a stu patrén experimenta una intensa satisfac- cién, que a veces puede ser observada en su complacida expresién facial. 4) Cualquier intento de cambiar su patrén de conducta se topa con grandes dificultades (resistencia). Muchos avaros que viven en un medio donde no es popular la avaricia anhelan’ mo- dificar su patrén de conducta pero con frecuencia no pueden. ha- cerlo. Si esto fuera sélo una cuestién de conducta aprendida, seria dificil comprender esta dificultad. Pero puede entenderse si uno la considera como un rasgo cargado de energia que ¢s parte de un sistema de caricter y que cambiaria sélo si todo el siste- ma cambiara, Si la opinién conductista fuera correcta, enton- ces seria muy dificil comprender por qué los individuos o las clases con frecuencia actian en contra de sus propios intereses, incluso en contra de sus intereses de sobrevivencia, cuando estin a la mano ottos patrones de conducta racionales y realistas. En efecto, todas las pasiones irracionales del hombre, de las cuales la historia ¢s un triste registro, no son adaptativas sino incluso dafiinas. La frecuente incapacidad de las sociedades de cambiar sus tradicionales rasgos de cardcter a favor de rasgos adaptativos 6s una de las causas de su destruccién. La valentia puede servir como otro ejemplo de la diferencia entre rasgo de conducta y rasgo de cardcter. El valor como rasgo de conducta podria ser descrito como la conducta de una per- sona que persiguiendo una meta no s¢ la disuade facilmente po- niendo en peligro su vida, su salud, su libertad 0 sus pertenencias. Dicha definicién cubre casi todos los tipos de conducta valerosa. No obstante, el cuadro cambia si tomamos en consideraciGn la motivacién —con frecuencia inconsciente— del actuar valerosa- mente. Una persona valiente (por ejemplo, un soldado en una suerta) puede set motivada por la dedicaciOn a su meta o su sen- Lido del deber, y, por lo gencral tenemos esta motivacién en mente cuando hablamos del valor como virtud. Pero el valor también puede ser motivado por vanidad, el deseo de ser reconocido y ad- mirado; 0 por tendencias suicidas en las que podria desearse la pérdida de la vida, aunque de manera inconsciente; 0 puede ser motivado por la falta de imaginacién, que ciega a un individuo poco tiempo y enegia en ategurane que ninguna cata enviada por A © Fores poten Hort mus eats oS br tera, 28 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO ante los peligros; o por el temor a ser considerado cobarde; 0 gra- Cias al licor,"= 0 por todos estos motivos mezclados entre si {Se percatan los individuos de su motivacién? Cualquiera que sea el motivo de la persona que se comporta valerosamente, con frecuencia supondré que est4 motivado por la dedicacién o el de- ber; asi pensarén también los testigos de su conducta, En los casos donde la fuerza motivadora no ¢s la dedicacién sino un impulso menos noble, es probable que la verdadera motivacién permanezca inconsciente. 2s la conducta la misma independientemente de las diferentes motivaciones? superficialmente parece ser la misma, pero un ané- lisis detallado de la conducta demostrari que no es asi. ‘Tome- mos como ejemplo un oficial del ejército a cargo de una com- paiifa, Si lo motiva un sentido de dedicacién a una meta o un sentido del deber, tomari riesgos y exigird que sus soldados tam- bién los tomen en proporcién a la importancia de las metas thc ticas. Si, por otra parte, lo motivan la vanidad o las tendencias suicidas, arriesgaré la vida de sus soldados (y la suya propia) in- necesariamente; puede hasta desobedecer las érdenes de sus supe- riores, perjudicando asi los planes estratégicos 0 tacticos generales. Las diferencias en la motivacién de los principales generales y politicos podrian significar la diferencia entre Ja vida y la muerte para las naciones que conducen. Es necesario recalcar una importante diferencia entre rasgos de conducta y rasgos de cardcter. El rasgo de conducta es una respues- ta adaptativa a una situacién social dada y en esencia es resultado del aprendizaje. Por esta raz6n, como ya hemos dicho, los ras gos de conducta cambian con relativa facilidad cuando las condi ciones cambian. Los rasgos de cardcter, por otro lado, som parte de un sistema dindmico, el sistema de cardcter. Cambian sélo en tanto todo el sistema cambia, pero no independientemente. El sistema como un todo se ha formado como respuesta a la configuracién. social total; empero, esta respuesta no es arbitraria, etd condicionada por Ia naturaleza del hombre, que determina las formas en que puede ser canalizada Ja energia humana, El sistema de cardcter ‘es la forma relativamente permanente en que la energia humana se 3 Es un hecho bien conocido qué durante la primera Guerra Mundial, antes de un ataque, se distribuian. grandes cantidades de licor a varios de los etcits contendentcs, Las soldads ialianos, por ejemplo sempre 5 an con aneroridad culndo habria un ataque, porque Tes Hegaban grandes CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 2» estructura en el proceso det relacionarse con los demds y de asimi- lar la naturaleza, Es el resultado de la interaccién dindmica del ‘sistema-hombre y el sistemasociedad en que vive. Es precisamente esta cualidad estructural sistémica la que es esencial en el concepto del cardcter de Freud. Quizé a esta mis- ma razén se debe que no ha sido objeto de la plena comprensién yy reconocimiento que merece. Es de esperarse que el reciente in- terés por los sistemas y Ia estructura Hevard también a una nueva apreciacién del concepto psicoanalitico del cardcter. La importancia del concepto dindmico del cardcter se hace atin més clara cuando se le considera desde un punto de vista socio- bioldgico mas que desde el punto de vista mecanicistafisiolégico de Freud. La determinacién instintiva de las acciones es mis dé- dil en el hombre que en todos los demés animales. En efecto, la conducta instintiva apenas existe en el hombre. Como todos los animales, el hombre tiene que actuar y tomar decisiones, pero, a diferencia de otros animales, no puede tomar estas decisiones de manera automdtica, ya que sus instintos no determinan sus decisiones. Si, por otra parte, cada decisién fuera hecha sobre la base de la deliberacién consciente, un individuo se veria abru- mado por la informacién y la duda. Muchas decisiones vitales tie- nen que ser tomadas en’un lapso de tiempo mucho més corto del que tomaria una deliberacién sobre lo que seria lo mejor. El cardcter, en el sentido dindmico, se convierte en un sustituto del instinto, Los que tienen lo que Freud ama un “cardcter inal” acumularan “por instinto”, evitardn los gastos y reaccionarén ‘enérgicamente contra cualquier amenaza a sus posesiones. No tie- ne que pensar acerca de estas reacciones, ya que su sistema de cardcter le hace actuar esponténeamente sin tener que pensar, a pesar de que sus acciones no son determinadas por instinto.* Otra funcién importante del caricter en el sentido dinémico que unifica la accién de una persona. El caricter anal que tiende a ser acumulativo, puntual, excesivamente limpio, suspicaz Y constantemente a la defensiva ha construido un sistema inte- grado que tiene su légica y orden propios. No es mezquino hoy Y magnénimo maflana, 0 fio y cerrado hoy y célido y abierto 2s La contradiccién ent, Ja teorla de la. conducta deterninada instint amente frente a ia aprendia por condcionamientopudieray en muestra ‘pinidn, ser solucionada si ambos lados examinaran cuidadosamente las. pa- siones de carécter que mo son instintivas, aunque no. necesariamente apren- idos, sino una adaptacién dindmica del sistema de energia psiquica (ca- ricter) a circunstancias dada, 30 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. ‘mafiana. En otras palabras, debido a Ja naturaleza unificadora de tun sistema, se evita la friccién constante entre diversas tenden- cias. Esta friccién existiria si la persona hiciese cada una de sus eleceiones conscientemente y como resultado de la deliberacién 0 €l animo. Esta funcién de’ unificacién es importante porque de otra manera la friccién de las tendencias conflictivas daria por resultado un notable desperdicio de energla en todo el sistema; en efecto, la vida serfa bastante precaria Habiendo sefialado la importancia del descubrimiento freudiano del concepto dindmico del cardcter, debemos afiadir que obvi mente este concepto no era, de ninguna manera, desconocido an- tes de Freud. Ya en Hericlito, quien dijo que “el caricter es el destino del hombre”, en la tragedia griega y shakespeareana y en las novelas de Balzac, hallamos el mismo concepto de cardcter, a saber, que el hombre es empujado a actuar de la manera en que lo hace, que hay diversos sistemas de caricter que conducen a diversas acciones y que puede comprenderse la personalidad s6lo si se comprende él sistema que est4 bajo la conducta del hom- ‘bre, Pero Freud fue el primer cientifico y psicélogo que elabors cl concepto del cardcter de un modo cientifico y que establecié los cimientas del estudio sistemético de la estructura del cardcter. Aunque cl concepto de caricter que se usa en este estudio esta construido sobre estos cimientos, difiere respecto a determina- dos elementos teéricos que formaban parte de la teoria original de Freud, Para comenzar, no creemos que el instinto medie en las rela- ciones humanas. ‘Por ejemplo, el vinculo del infante con la ma- dre no se basa principalmente en la satisfaccién del instinto de chupar, sino que tiene que ser comprendido en un sentido mu- cho més amplio. Mientras que satisfacer este instinto ¢s una de las funciones de la madre, hay otras funciones que son mis importantes, tales como el contacto de la piel. * Pero atin mis 34 Este hecho ha sido muy bien aclarado por los experimentos com, ma- Ares anifcales efectuados por Harlow con animales, H. F. Harlow, “The Nature of Love” American’ Prchologist, 13: 675-685 (1958). 38 Cf, la excelente discusion de las ideas de varios autores analiticos y no analiticos sobre el tema de la mediacién instintiva de la relacion del in- fante con la madre, que hace David Schechter en “On the Emergence of Human Relatedness® y'la bibliogratia que abi se cta Es interesante hacer notar que Freud en un comentario superficial hacia ¢L final de su vida (1938) escribié sobre la poca importancia del mamar: En estas dos relaciones (a alimentacién y el cuidado corporal del nifio) aaiga Ia singular, incomparable y definitiva establecda importancia de Ta CARACTER SOCIAL DEL CAMPESINO 31 importante es el factor del amor incondicional, que no tiene nada jue ver con una necesidad especifica, sino més bien con la ca- Iidad de toda la relacién de la madre con el infante. La madre siempre esta alli, lista a ayudar, siempre lista a aliviar el males- tar, a responder. Ella media en toda la realidad; ella es la rea- lidad, ella es el mundo; ella es la diosa reconfortante, siempre confiable —al menos en los primeros afios de la vida del nifio, La cuestin decisiva no es la mecanicista de cuiles instintos son satisfechos, sino la sociobiolégica: qué funcién tiene la madre en y para todo el proceso de vida del infante en un punto dado fen su desarrollo. Las descripciones clinicas de Freud acerca del cardcter oral-recep- tivo, el oralexplotador y el anal nos parecen esencialmente corree- tas y confirmadas por las experiencias en el anilisis de los indi- viduos, asi como por la investigacién analitica respecto a Ia es- tructura de cardcter de los grupos. La diferencia no reside en la descripcién del sindrome del cardcter, sino en su explicacién te6riea, que tiene algunas consecuencias importantes para la apli- cacién de los sindromes de caracter, tal como Freud los" descu- brié en el individuo, en la comprensién del cardcter social. Como ya sefialamos, los conceptos tedricos de Freud que nos guian se iefieren a las’ vicisitudes en Ja evolucién de la libido, Sus etapas del desarrollo del caricter siguen las etapas del desarrollo de la libido en el sentido de que su secuencia es la misma y, ademas, en que la encrgia con que esta cargado el sindrome de cardcter se deriva de la energia sexual contenida en las correspondientes zonas erdgenas pregenitales. Nosotros, por otro lado, partimos de la pregunta sociobioldgica: Qué tipo de vinculos con el mundo, las personas y las cosas debe W=4) ino 100 100 100 De los no ejidatarios, 66 % est en la clase baja, 29 % en la clase media, y solamente 5 % en la clase alta. Todos los no eji- datarios hombres en 1a clase alta son hijos de ¢jidatarios que han comenzado con ayuda y con posibilidades de mejorar su situacién, Uno comenzé con el dinero que gané en los Estados Unidos du- rante Ja segunda Guerra Mundial, Hay una conclacién importante entre la ese (1 a 9) y el ser ejidatario (r=.50, p <.01). De hecho, el elemento definitivo en la clase socioecondmica es ser ejidatario, y el ejidatario que trabaja su propia tierra, a menos que sea alcohélico, seguramente se elevard a la cima de la sociedad del pueblo (ver capftulo VIII). 94 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO El cuadro 3.18 muestra que los porcentajes de jefes de fami- lia masculinos y femeninos son similares en las tres clases. De Jas 11 mujeres jefes de familia en la clase alta, ‘ocho son ejidata- rios y las otras tienen tienda. Sin embargo, un porcentaje mayor de familias dirigidas por mujeres tienen 0 puntos (39%) que las familias dirigidas por hombres (25%). Algunas de las familias masculinas con 0 puntos son de hombres ya grandes que viven con familias més ricas u hombres jévenes que comienzan con sus familias en las casas de sus padres, mientras que la mayoria de las familias dirigidas por mujeres (10 de 13) representan a ma- dres solteras 0 abandonadas y con pocas esperanzas de cambiar su posicién econémica por si sismas, Cuadro 3.18 PORCENTAJE DE FAMILIAS EN LAS TRES CLASES SOCIOECONOMICAS DE ACUERDO AL SEXO Hombres jefes de fa- Mujeres jefes de fa- milias (N = 129) milias (N = 33) Clase baja 40 423 (N=65) Clase media 35 243 we) tase alta 25 333 W=44) 100 100. Finalmente, ambas medidas de clase social (la ese y el ser ¢jidatario) estén comelacionadas en forma significativa con la edad y estado civil de los hombres jefes de familias. El grupo de edad mis rico y el que tiene el més alta porcentaje de ¢ji tarios es de los 50 a los 60 aflos. (La correlacién del producto- momento entre los de 51 a 60 afios de edad y la rst ¢ .29. La corrclacién entre este grupo de edades y el ser cjidatario es 1, ‘Ambas corrclaciones son significativas al nivel de uno por ciento.) Por otra parte, los grupos de edad de 20 a 30 y de 20 0 menos estén ambos correlacionados en forma negativa a la wsx y a la mem- resia en la clase de los ejidatarios. La mayorfa de las mujeres jefes de familia més ricas, generalmente ejidatarias, también se encuen- PANORAMA SOCIOECONOMICO Y CULTURAL 9% tran. entre los aldeanos de mayor edad. De las once mujeres en la clase econémica alta, ocho tienen $0 afios 0 mis, dos tienen 48 y una tiene 34 afios. Las correlaciones no se dan porque hay muy pocos casos y no tienen valor estadisticamente hablando. En resumen, ¢5 mis probable que los aldeanos de mayor edad (con excepcién de los muy viejos) sean ejidatarios; 78 % de los ejida- tarios y 80 % de las ejidatarias tienen 40 afios 0 mas. Para los hombres jefes de familia también existe una correla- cién_significativa entre la rst. y estar oficialmente casados, ya sea por la Iglesia o por lo civil (r= 41, p < 01). Es més probable gue los hombres més pobres sean solteros 0 que vivan en unién libre, lo cual no requiere ya sea el alto costo de una boda por Ja Iglesia o el costo menor de un casamiento por lo civil. (La co- relacién de producto-momento entre la est y la unién libre « —.23, entre la ese y el soltero es también —.23, ambos significa- tivos al nivel del uno por ciento.) Nosotros que vivimos en la sociedad industrial modema espe- rarfamos encontrar una relacién significativa entre el alfabetismo y las medidas de la clase social; de hecho, no existe. Para un ‘campesino, la prosperidad no depende de poder leer y escribir, po- der hacerlo no es comercial en una economia campesina, El aumento de la asistencia a la escuela en los tiltimos afios ha sido en funcién de la esperanza de lograr empleo fuera del pueblo. Y es de notar que los aldeanos con aspiraciones pequefias respec- toa sus hijos no ven la necesidad de que ellos continien en la escuela. Ni la escolaridad ni el saber leer aumenta la posibilidad de legar a ser un campesino préspero. ‘Tanto para los jefes de familia como para sus esposas, la ins- truccién no est4 relacionada con la clase socioeconémica. Sin em- bargo, los ijas de las familias més ricas reciben mis edu- ‘cacidn que los hijas de los aldeanos més pobres. (La correlacién del producto-momento entre los afios de escuela para los hijos y la calificacién ese. de la familia es .55; para las hijas es .34. Am- bas corrclaciones son significativas al nivel del uno por ciento, Para los jefes de familia y sus esposas las corrclaciones entre la escolaridad y la clase social estan cerca del cero.) CLASE ¥ PARTICIPACION EN LOS: ASUNTOS DEL PUEBLO En diversas ocasiones el pucblo debe tomar decisiones como co- munidad, las reuniones se levan a cabo en la ayudantia para de- 96 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Cidir si el pueblo se hard cargo de un nuevo proyecto, lo cual significa cooperar con dinero y posiblemente con trabajo. Puede ser un nuevo jardin de nifios, arreglar el camino al pueblo, embe- Hecer el zécalo con cemento para que se vea mis “moderno” y urbano, pedir al gobiemo que les lleve agua potable entubada 0 electricidad; estos proyectos se han logrado. En el futuro los al- deanos quizés vean convertidas en realidad sus ambiciones de te- ner carreteras pavimentadas y un sistema de drenaje, A todos los jefes de familia, hombres y mujeres, se les invita ‘a asistir a estas reuniones y todos pueden opinar, aunque rara vez se vota formalmente. En la prictica, unos cuantos de los aldeanos de ma- yor edad y més respetados adoptan una postura y el resto de los aldeanos o la acepta si es que les agrada, o muestra su falta de entusiasmo si es que no lo estén, Este tipo de democracia s6lo puede funcionar donde la gente se conozca bien entte si y donde sea altamente sensible a sus reacciones, El campesino mexicano tiene mucho cuidado de evitar un conflicto abierto, si es que esto ¢ posible. Puede acceder cortésmente a una proposicién, pero es- pera que otros comprendan si su aceptacién ¢s entasiasta. Si él esti fuertemente en contra puede ser suficiente com que exprese una ligera duda. Los pocos individuos que tienen por costumbre star fuertemente en desacuerdo apenan a la mayoria, En la praic- tica, los dirigentes generalmente estan alertas al seatimiento del grupo, y si sienten que hay descontento se retirarin guardando su roposiién para otva ocasién, o la abandonan; lo ideal es que el pueblo en forma undnime los respalde. Los ejidatarios y los no ejidatarios més ricos son aceptados como dirigentes, como los que proponen. Ellos son los qae inician los proyectos, pues con ellos se debe contar para que coutribuyan con la mayor parte a cualquier proyecto que requicra del dinero del pueblo, y ellos son los que tienen mas probabilidades de donar su tiempo y trabajo. (Tanto el drenaje para el agus potable y el equipo eléctrico fueron pagados la mitad por el pueblo y la mi- tad por el gobierno federal.) Es raro que los proyectos se leven a cabo ante una fuerte opo- sicion. La escuela se construyé con el entusiasmo de Jos inmigran- tes “‘progresistas”, quienes estaban orientados haca las nucvas oportunidades de la sociedad industrial, y que tuvieron que lu- char contra la preferencia tradicional de los campssinos por las fiestas, A finales de la década de los aiios 30, las aalles del pue- blo se ampliaron y enderezaron bajo el constante apiemio y direc- cién de un maestro de escuela, siguiendo la tarea de otro maestro PANORAMA SOCIOECONOMICO Y CULTURAL ” de escuela que comenzé una tienda en cooperativa y organiz6 un equipo de basketbol en un club juvenil, Con el respaldo de la mayoria de los ejidatarios, él pudo acabar con la fuerte opo- sicién de aquellos que perdieron parte del terreno de sus casas por las nuevas calles. Pero tales dirigentes son excepcionales; por Jo comtin los dirigentes tienen cuidado de evitar las disensiones y cuentan con el consenso en desarrollo para que alienten a los ‘més recalcitrantes. Los aldeanos han tenido éxito con las obras pablicas sélo cuan- do los ejidatarios han respaldado estos proyectos, y cuando han fallado los intentos de formar empresas en cooperativa (tales como la tienda y la cooperativa de los arroceros), se ha debido al des- acuerdo entre los miembros del mismo grupo. Para que progrese algén proyecto especifico se necesita que uno o dos aldeanos car- guen con la responsabilidad mayor de guiar a los aldeanos y de mantener la presién del consenso a un nivel éptimo hasta que dl trabajo esté terminado. A veces, a los dirigentes también se les puede encargar el trabajo de pedir ayuda a las autoridades mis altas. El aldeano mis admirado (y envidiado) es aquel que se expresa bien, que tiene talento para convencer a sus compaficros y Para causar una impresién efectiva en los enviados del gobiemo 0 en los patrones ricos que podrian ayudar al pueblo. A través de la observacién participante de los asuntos del pue- blo, calificamos a 25 hombres (27 % de los jefes de familia) como especialmente activos en los asuntos del pueblo, trabajaban en las reuniones, offecian sus opiniones y respaldaban los proyectos del pueblo, Estos hombres generalmente son ejidatarios y mayores que el promedio (el porcentaje més alto esta en cl area de los 40 a los 60 afios), y también se cuentan entre los campesinos més ricos. La actividad politica est4 correlacionada en forma signifi- cativa con ambas medidas de clase social; la correlacién con Iz Ese ¢5 r= 42 y la correlacién entre la actividad politica y ser ejt- datario es r= .34; ambas correlaciones son significativas al ni- vel del 1 por ciento, ‘Otra forma de medir la participacién politica y la capacidad de direccién es hacer recuento de los puestos oficiales que estén en manos de los aldeanos, Cada tres atlos los aldeanos eligen a un ayudante municipal para que presida las reuniones del pueblo. ‘También se eligen comités de educacién (para supervisar el terreno de la escuela y distribuir los fondos para la misma), de bienes- tar y de mejoras materiales (embellecer la plaza principal); los aldeanos también eligen un Juez de Paz y un Comandante de 98 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Vigilancia, Las rifias ligeras pueden ser arregladas por a juz 0, ‘como sucede a menudo, llevarse ante las autoridades mis altas; la mayoria de los casos se arregla a nivel de municipio. Los otros oficiales importantes son clegidos por la Asamblea de Ejidatarios, que comprende a la élite dentro del pueblo. Ellos cligen principalmente al Comisario Ejidal, el cual esti encarga- do de revisar y hacer que se cumpla la ley agraria y, donde sea necesario, remitir los pleitos a las autoridades més altas. Los puestos politicos en el pueblo se codificaron con puntos para dar una idea del poreentaje de aldeanos que han ocupxlo unos cuantos 0 muchos de los puestes en el gobierno del pucblo. La escala de puntos se elabord como sigue: se dieron cuatro puntos si un aldeano habia sido ayudante municipal; tres puntos si ha- bia sido Comisario Ejidal; dos puntos de Comandante de Vigi- lancia y Juez de Paz 0 por la presidencia de un comité importante del pueblo como lo son los comités de educaciin 0 de mejoras; también se dieron dos puntos a los pocos aldeanos que habjan sido mayordomos en las fiestas religiosas importantes; y se dio un punto a los aldeanos que habian servido en uno de esos comités importantes. La mayoria de los aldeanos, 74 % de los hombres y 9 % de las mujeres, no han tenido puestos. El poder politico regular esté controlado por el otro 26 % de los hombres, casi todos ellos Gjidatarios ya grandes. Cinco por ciento (12 hombres) tienen més de 20 puntos en la escala, Sesenta y cuatro por ciento de los hombres que han ocupado algin pucsto tienen més de 40 afios, y 70 % son ejidatarios, El niimero medio para los ejidatarios, es siete; para los no ejidatarios, es cero. Sdlo 10 % de los no ejida- tarios han ocupado puestos oficiales en el pueblo, y son en su mayoria hijos de ejidatarios, los mismos hombres que han logra- do alcanzar Ia clase socioecon6mica mis alta con capital que ga- naron como braceros y/o con el respaldo de sus padres. Para los jefes de familia, existe una correlacién importante entre la escala de pucstos de gobiemo y la rsx (r= 48, p < 01), ‘Al igual que en los pueblos campesinos en todo el mundo, el poder oficial y la riqueza se encuentran principalmente en manos de los hombres mas grandes. Pero de ningtin modo aiste una correlacién uno a uno entre el poder y la edad para los hombres. Para lograr éxito material y posicién en el pueblo, un hombre an- tes que nada debe haber tenido la fortuna de tener tiera, Lo que es mds, como veremos en el capitulo VI, debe haber tenido una estructura de caricter orientada hacia la acumulacién y el lucro. PANORAMA. SOCIOECONOMICO Y CULTURAL 9 PARTICIPACION EN LAS ACTIVIDADES CULTURALES Y RELICIOSAS EI pueblo campesino ofrece muy pocas actividades de descanso, y muy poco estimulo cultural. Hemos visto que las obras de tea- ‘xo y los conciertos regulares del pasado ya no se Ievan a cabo. Las fiestas principales son la Pascua, las fiestas patrias en septiem- bre y las posadas antes de Navidad. Por lo general, hay radio y televisiOn, los cuales algunas personas mantienen encendidos des- de que se despiertan hasta que se acuestan; los domingos se exhi- be una pelicula en la bodega de arroz para aquellos que pueden pagar dos pesos. Algunos jévenes organizaron un equipo de bas- ketbol hace 20 afios yy se sienten orgullosos de su habilidad y de los trofeos que han ganado en competencias estatales. Estos ju- gadores, 23 hombres, son un grupo especialmente vigoroso, Otros 19 hombres son billaristas regulares y a menudo se redinen en su tiempo libre en el tinico billar del pueblo; once hombres, la ma- yoria ya grandes, ain tocan en la banda del pueblo durante las fiestas y a veces practican en su tiempo libre. Los otros pueden gozar tina fiesta ocasional ya sea en el pueblo o en pueblos cer- canos, pero gran parte del tiempo lo pasan sentados en grupos, las mujeres y muchos hombres chismeando, algunos hombres be- biendo y otros simplemente “descansando”. El uso del tiempo de descanso es en gran parte una funcién del cardcter, como se dis- cutird en los siguientes capitulos, pero ¢s importante hacer hinca- pié que las oportunidades son limitadas aun para los aldeanos més activos € interesados. Una fuente de estimulo tradicional es la Iglesia y las ceremo- nias religiosas en torno de ella. Con excepcién de los tres evan+ gclistas Protestantes, todos los aldeanos se consideraron catélicos. Pero es de hacer notar que 34% de los aldeanos (40% de los hombres y 27 % de las mujeres) nunca asisten a misa (ver cua- dro 3.19). Cuarenta por ciento de los aldeanos asisten a misa y a otras celebraciones religiosas, ya sea frecuentemente 0 la mayor parte del tiempo; esto incluye 34% de los hombres y 45% de las mujeres. ‘Mientras que las mujeres van a Ia iglesia con més frecuencia que los hombres, no existe una relacién significativa entre la edad y la asistencia a la iglesia, excepta por una cierta tendencia por parte de las mujeres mis jévenes a asistir a la iglesia més a me- nudo durante los afios posteriores a su primera comunién, Para Jos hombres mayores, la asistencia a la iglesia se relaciona més al caricter que a ninguna otra variable. 100 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Cuadro 3.19 ASISTENGIA A MISA. A OTRAS OCASIONALES [FUNGIONES RELIGIOSAS (en porcentajes) Porcentaje Porcentaje _ ‘Porcentaje Asistencia de hombres de muje Total (N=204) (N=200) (N=404)* Asistencia constante 20 275 24 Asistencia frecuente 14 18 15 Asistencia no frecuente 26 27 7 Nunca o casi nunca asis- te a misa 40 275 34 100 101 100 * No hubo informacién sobre 5 hombres y 8 mujeres. La asistencia a la iglesia mo se correlaciona en forma significa tiva con la Ese para los jefes de familia ni para sus esposas. Ni tampoco para las hijas existe una correlacién entre la asistencia a la iglesia y la xse. Sin embargo, hay més posibilidad de que los hijos de los aldeanos més ricos patticipen en las celebracios nes religiosas (r= .31, p < 01, para la frecuencia de asisten- cia a la iglesia y la ese de la familia del hijo). Para estos j6ve- nes de las familias més présperas, la asistencia a la iglesia puede provenir de un nivel cultural algo ms clevado, porque en ge neral no existe prueba de que la iglesia atraiga a los aldeanos més ricos en una mayor proporcién que a los mas jévenes. Sin embargo si la hay de que los aldeanos con mas educacin asisten a la iglesia con mayor frecuencia; de los aldeanos que een y escriben bien, 57 % asiste a los servicios de la iglesia en forma regular o frecuente. De aquellos que son analfabetas 0 que Teen y escriben un poco, 35 % asisten a la iglesia en forma fe ‘cuente 0 regular, (El X? de esta correlaciGn ¢s 9.9, significativo a nivel del uno por ciento.) En una sociedad con tan pocas opor tunidades culturales parecerfa que la iglesia atrae a aquellos que estén mis interesados en las palabras, en las ideas y en los pre- ceptos morales. IV, LA TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER Anres de presentar los resultados de nuestro estudio sobre el ca- rdcter de los aldeanos, ser necesario esquematizar la teorla de las orientaciones dindmicas del caracter que guiaron nuestra in- vestigacién y nos levaron a elaborar las categorias de calificacién. La siguiente discusién de los modos de asimilacién y de produc- tividad se basa en gran parte en lo expuesto por Fromm (1947) en Etica y psicoandlisis Por razones de espacio, damos a con- tinuacién una corta descripcién de las diferentes orientaciones. Al lector que se interese en una explicacién més completa debemos sugeritle que lea Etiea y psicoandlisis Como dijimos en el capitulo I, 1a principal diferencia entre la teoria del cardcter que aqui se propone y la de Freud es que no se considera como base fundamental del caricter a los diversos tipos de organizacién de la libido, sino a las formas espectticas de relacionarse (relatedness) de una persona con el mundo. En 1 proceso de Ja vida, el hombre se relaciona con el mundo 1) ad- quiriendo y asimilando cosas y 2) relacionéndose con otras perso- nas (y consigo mismo). El primero se llama proceso de asimi- lacién; el segundo, de socializacién, Ambas formas de relacién son “abierias” y no estén determinadas instintivamente. El hombre puede adquirir cosas recibiéndolas o tomdndolas de una fuente exterior, 0 produciéndolas por medio de su propio esfuerzo. Pero debe adquirirlas y asimilarlas de algiin modo a fin de satisfacer sus necesidades. "Tampoco el hombre puede vivir solo y sin re- lacionarse con los demas. Tiene que asociarse con otros para de- fendese, para trabajar, para satisfacer su impetu sexual, para ju- gar, para formar a los nifios, para trasmitir los conocimientos adquitidos y para poseer bienes materiales. Pero, todavia més, le ¢s indispensable relacionarse con los otros. El aislamiento total es intolerable ¢ incompatible con, la salud mental. Estas orientaciones, por las cuales el individuo se relaciona con €l mundo, constituyen el meollo de su cardcter. El carfcter se puede definir como la formar (relativamente permanente) en que Ta energia humana se estructuraliza en el proceso de asimilacién y de socializacién. 1 En el Apéndice A se encontrarin ejemplos de las respuestas dadas al cucstionario.interpretativo, que expresan estas orientaciones. (101) 102 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO En el siguiente anilisis se diferencian las orientaciones impro- ductivas de 1a orientacién productiva. Debe tenerse presente que estos conceptos constituyen “‘tipos ideales” y no descripciones del caricter de un individuo especifico. Més atin, mientras que por motivos diddcticos aqui se las presenta por separado, el caricter de una persona dada es generalmente una combinacién de todas o algunas de estas orientaciones, aunque una es la que predomina. Por ultimo, en la descripcién de las orientaciones improductivas s6lo damos sus aspectos negativos, siendo sus aspectos positivos ob- jeto de una breve discusién en un lugar posterior de este capitulo, La descripeién que sigue de las orientaciones improductivas se apega al cuadro clinico del cardcter pregenital trazado por Freud ¥ otros autores, y se corresponden con las etapas pregenitales de la libido de la teoria freudiana. En efecto, la orientacién recep- tiva corresponde al cardcter oral receptivo; 1a explotadora al oral sidico; la acumulativa al anal; la orientacién produetiva corres- ponde al “cardcter genital” de Freud, al que una vez definié como el que hace a una persona capaz de amar y de trabajar. Ciertamen- te, la descripcién que Freud hizo de los tipos de caricter pregenital es més rica y més minuciosa que su descripcién del cardcter ge- nital. Aun cuando nuestras categorias se basan en las de Freud, nuestra concepcién es sistemditica y genéticamente distinta, 1o cual se haré muy claro a continuacién? ‘Twos DE CARACTER: LAS ORIENTACIONES IMPRODUCTIVAS A) La orientacién receptiva En la orientacién receptiva la persona siente que “la fuente de todo bien” se halla en el exterior, y cree que la tinica forma de lograr lo que desea —ya sea algo’ material, sea afecto, amor, conocimiento 0 placer— es recibiéndolo de esa fuente externa. Por lo que se fefiere a la adquisicién de cosas materiales, el cardcter receptive, en casos extremos, encuentra dificil hacer el minimo esfuerzo, y espera que todo 'se Ie dé como recompensa por ser tan “bueno”, 0 quiz4 porque esti “enfermo” o “necesitado”. En casos menos extremos prefiere trabajar para alguien, inclinndose a sentir que lo que recibe se le da gracias a la “‘bondad” del 2 Un tipo mis de orientacién improductiva, la mercantil, se describe en Fromm, (1947). Sin embargo, no la incluimos aqui porque no encontra ‘mos aldeanos cn los que se manifiesta dicha orientacién ‘TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 103, patrén, més que como resultado de su propio trabajo y como algo a lo que tiene derecho. En esta orientacién, el problema del amor consiste casi exclusivamente en “ser amado” y no en amar. Tales personas tienden a no discriminar en la eleccién de sus ob- jetos amorosos, porque ser amados por cualquiera es una expe- riencia tan abrumadora para ellos que “se prendan” de cualquiera que les brinde amor o lo que parezca amor, Son excesivamente sensibles a todo alejamiento o rechazo de Ja persona amada. Su orientacién es la misma en el Ambito del pensamiento: si son inteligentes, son estupendos escuchas, puesto que su orientacién sla de recibir y no la de producir ideas; cuando se les abando- na a sus propios medios, se sienten paralizados. B) La orientacién explotadora La orientacién explotadora, tal como Ja receptiva, tiene como premisa bisica la creencia de que Ia fuente de todo bien esté en ef exterior, que cualquier cosa que uno quiera obtener debe buscarse alli y que no puede producir nada por si mismo. La diferencia entre las dos, en todo caso, ¢s que el tipo explotador no espera recibir cosas de los demés pasivamente, sino quitérselas por la fuerza 0 la astucia, Esta orientacién abarca todas las e- feras de actividad. En el terreno del amor y del afecto, estos individuos tienden a robar y a arrebatar, Se sienten atraidos sélo por las personas que pueden quitar a los demds. El atractivo para ellos est con- dicionado por los lazos que unen a una persona con otra; tien- den a no enamorarse de las personas que no estén comprometidas. Encontramos Ja misma actitud en lo que se refiere al pensa- miento y a los empefios intelectuales. ‘Tales personas tienden no a producir ideas, sino a robarlas. La misma afirmacién se aplica en cuanto a su orientacién ha- cia las cosas materiales. Las cosas que les pueden quitar a los demas siempre les parecen mejores que cualquier cosa que ellos puedan producir. Utilizan y explotan a cualquier persona 0 cosa de las cuales puedan sacar provecho. Su lema es: “La fruta ro- bada es més dulce”. Puesto que necesitan utilizar y explotar a la gente, “aman” a aquellos que, explicita o implicitamente, son objetos prometedores de explotacién, y se “hartan” de las perso- nas a las que les han cxprimido todo. Un ejemplo extremo es el cleptémano que sélo goza de las cosas si las puede robar, aun- que tenga dinero para comprarlas, 104 — SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO C) La orientacién acumulativa Puesto que ya hemos hablado sobre la orientacién acumulativa en el capitulo I, podemos ser breves aqui. Mientras que los tipos receptivo y explotador son parecidos ‘en cuanto a que ambos esperan-obtener las cosas del mundo ex- terior, la orientacién acumulativa es esencialmente distinta. Esta orientacién hace que la gente tenga poca fe en cualquier cosa nueva que pueda obtener del mundo exterior; su seguridad se basa en la acumulacién y en el ahorro, mientras que cualquier gasto se interpreta como una amenaza. Se podria decir que se han rodeado de una pared protectora y que su meta principal ¢s introducir tanto como puedan en su posicién fortificada y dejar que salga lo menos posible. Su avaricia tiene que ver tan- to con el dinero y las cosas materiales como con los sentimien- tos ¢ ideas. El amor es bisicamente una posesién; no dan amor, sino tratan de conseguirlo apoderdndose del “amado”. Las per- sonas de orientacién acumulativa muestran a menudo una clase especial de fidelidad a las personas y hasta a los recuerdos. Es un sentimentalismo que hace aparecer al pasado como més real que el presente; se sujetan a él y se entregan a la rememoracién de sentimientos y experiencias pasadas. Las orientaciones de cardcter que se han descrito hasta aqui de ningéin modo estin tan separadas entre si como podria parecer segiin este bosquejo. Cada una puede ser dominante en una per- sona, pero estar mezclada con otras. En todo caso, los datos cl- nicos muestran que hay afinidades mayores entre unas orientacio- nes que entre otras. Se necesita mucha mis investigacién para Jograr informacién confiable sobre dichas afinidades. La combi- nacién entre las orientaciones no productivas y la orientacién pro- ductiva se discutir’ més adelante, LA ORIENTAGION PRODUCTIVA El hombre no sélo es un animal racional y social; también se le puede definir como un animal productivo, capaz de transformar Jos materiales que encuentra a la mano utilizando su raz6n e ima- ginacién, No s6lo puede producir, sino que debe producir para vivir. No obstante, la produccién material no es mas que la ex- presién o cl simbolo més frecuente de la productividad como tun aspecto del caricter. La orientacién produetiva de la persona- lidad se refiere a una actitud fundamental, a un modo de rela- TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 105 cionarse en todos los campos de la experiencia humana. Abarca las respuestas fisicas, mentales, emocionales y sensoriales hacia los demés, hacia uno mismo y hacia las cosas. La productividad es la capacidad del hombre para usar sus poderes y para realizar las potencialidades inherentes a él. El decir que él usa sus poderes implica que debe ser libre y no dependiente de alguien que con- tole sus poderes. Implica, ademés, que se guia por la razén, pues- to que puede hacer uso de sus poderes tinicamente si sabe lo que son, cimo usarlos y para qué usarlos. La productividad sig- nifica que se experimenta a si mismo como la personificacién de ‘sus poderes y como su “actor”; que se siente como el sujeto de sus poderes, que no esta enajenado de ellos, esto es, que no se le ocultan ni son transferidos a un objeto, persona o institucién idolizados. Otra forma de describir la productividad (y al igual que cual- quier otra experiencia, no es posible definirlas ‘sino mas bien debe ser descrita de tal modo que aquellos que comparten la experien- cia sepan de qué habla uno)? ¢s diciendo que la persona produc- tiva anima a Io que toca;* que infunde alma a cuanto la rodea# La persona productiva da a luz sus propias facultades y da vida ‘a las personas y a las cosas. Por su acercamiento productivo, despierta en los demés una respuesta productiva a menos que éstos sean tan improductivos que no se les pueda tocar. Se dirla que la persona productiva se sensibiliza a si misma y a los otros, y que ¢s sensible a si mis- ma y al mando que Ja rodea. Esta sensibilidad existe en los campos del pensamiento y del sentimiento. Lo que interesa de la actitud productiva no es su objeto particular, que puede ser la gente, la naturaleza o las co- sas, sino mis bien el acercamiento en su totalidad. La orientacion productiva tiene sus raices cn ¢l amor por la vida (biofilia).* Es ser, no tener. + Bocontranos que es mis tcl decide sf ls septs al. cuetionarg ino mo productividad que describir la razén de ello, Esto es {que decid ttm Jndividvo ene una cara. “malvada” Dos observadores fEusbles podian ety de aeucro en la califcacin, peo seri min aie ‘* Esto se halla en contraste con un cardicter como el del rey Midas que convertia en oro todo fo que tocaba, lo cual es un simbolo de la muerte y, como sefialé Freud (1908), de las heces. 1 Afortunadaments, el movimiento radical negro ha rescatado del desexé- dito al conoepto de alma ultlizindolo para refenise a una propiedad de la ‘actividad aninada y no en la forma tradicional de concepto metaisico. © Véase Fromm (1964). 106 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Generalmente se asocia la palabra “productividad” con ereati- vidad, especialmente la creatividad artistica. Cierto que el artista verdadero ¢s el ejemplo mis convincente de productividad; pero, por otra parte, no todos los artistas son productivos. Una pin- tura convencional, por ejemplo, puede mostrar nada més que la habilidad técnica para reproducir, de modo fotogréfico, el parecido de una persona sobre el lienzo, y una pintura “expresionista” mo- dema puede expresar emociones regresivas con destreza técnica. Asi también una persona puede experimentar, ver, sentir y pensar en forma productiva sin poser el don para crear algo visible 0 comunicable. La productividad es una actitud de la cual todo ser humano es capaz, a menos que esté impedido mental y emocio- nalmente, Otro modo de acercarse a la naturaleza de la productividad es diciendo que la orientacién productiva se caracteriza por su acti- yidad, mientras que todas las orientaciones no productivas se ca- racterizan por su “pasividad”. Esta declaracién resulta desconcer- tante para la mentalidad modema, ya que es muy comin defi- nir la actividad como la conducta que origina un cambio en una situacién existente por medio de un gasto de energia; y viene a ser lo mismo que estar “ocupado”. En contraste, stele descri- bitse a una persona como pasiva si es incapaz de cambiar o de influir abiertamente en una situacién existente por medio de un gasto de energia y si influyen en ella o la mueven fuerzas ex- temas. Este concepto actual de actividad sélo toma en cuenta al gasto real de energia y el cambio ocasionado por él. No hace distincién entre las condiciones psfquiicas subyacentes que gobier- nan las actividades.” Un ejemplo, aunque extremo, de “actividad” improductiva es la actividad de una persona que se halla bajo hipnosis. Quien se encuentra en un profundo trance hipnético puede tener los ojos abiertos, caminar, hablar y hacer cosas; es decir, “actiia”. Se le podria aplicar la definicién general de actividad, puesto que hay gasto de energia y ocurren cambios. Pero si consideramos el cardcter y la cualidad particulars de esta actividad, encontramos que la persona hipnotizada no es, en realidad, el actor, sino el hipnotizador, quien, por medio de sus sugestiones, actéa a través de ella. Si bien el trance hipnético ¢s un estado artificial, es un ejemplo extremo pero caracteristico de una situacién en la que * Padiera ser més conveniente hablar de “disposicién a actuar” (activeness) fen vez de “actividad” (activity) para describir a Ta persona productiva TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 107 una persona puede ser activa y no ser el verdadero actor, siendo su actividad el resultado de fuerzas compulsivas sobre las que ca- rece de control. EI significado de “actividad” en cuanto caracteristico de la orientacién productiva es el mismo que tanto Aristételes como Spinoza utilizaron para contraponer “activo” y “actividad” a “‘pa- sivo”” y “pasividad”. De este modo, para Atistételes la contem- placién era el estado més alto de la actividad y para Spinoza set pasivo significaba dejarse “arrastrat” por pasiones irracionales, en tanto que el grado de perfeccién de cualquier cosa se mide por el grado de su “actividad”, ORIENTACIONES EN EL PROCESO DE SOCIALIZAGION Como se sefial6 al comienzo de este capitulo, el proceso de vivir implica dos modos de relacionarse con el mundo exterior: 1a asi- milacién y la socializacién. La primera se ha discutido en este capitulo con gran detalle, porque ha resultado ser de importan- cia primordial para entender el cardcter de los aldeanos. La segun- da se describira atin m&s brevemente, y el lector que se interese en un andlisis més completo deberi ‘consultar El miedo a la li bertad y El corazén del hombre, Podemos distinguir entre las siguientes clases de relacién inter- onal: 1) relacién simbidtica, 2) alejamiento-destructividad, }) narcisismo y 4) amor. En la relacién simbistica la persona se vincula con los demés, pero pierde, o nunca logra, su independencia; evita el peligro de la soledad convirtiéndose en parte de otra persona, bien siendo “tragado” por esa persona o “tragindosela”, Lo primero es la raiz de lo que clinicamente se describe como masoguismo. El masoquismo es el intento de deshacerse del yo individual, de huir de la libertad y de buscar la seguridad ligéndose a otra persona. Las formas que esta dependencia adopta son miiltiples. Se le puede racionalizar como sacrificio, deber o amor, especialmente cuando los patrones culturales legitimizan este tipo de raciona- lizacién, A veces los impulsos masoquistas se mezclan con pulsio- nes sexuales y son placenteros (la perversién masoquista) y, a menudo, entran en tal conflicto con las partes de la personalidad que se esfuerzan por lograr la independencia y la libertad que son ‘experimentados como dolorosos y torturantes. El impulso de tragarse a los demés, la forma activa, sédica, 108 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO de la relacién simbidtica, se presenta en todo tipo de racionali- zaciones, como el amor, la sobreproteccién, el dominio “justifica- do”, la venganza “‘justificada”, etc.; también se presenta, mezclada ‘con impulsos sexuales, como sadismo sexual. ‘Todas las formas del impulo sidico se remontan al impulso de omnipotencia, de tener un completo control sobre otra persona y de convertirla en un objeto desamparado sujeto a nucstra voluntad, El dominio total sobre una persona impotente ¢ la esencia de la relacién simbidtica. Tiene sus raices en los sentimientos profundos —y con frecuencia inconscientes— de impotencia y los compensa. Mientras que la relacién simbidtica es de cercania y de in- timidad con el objeto, aunque a costa de Ja libertad y la inte- gridad, la segunda clase de relacin es de distancia, de alejamien- to y de destructividad. El sentimiento de impotencia individual se puede vencer alejindose de aquellos a quienes se percibe como una amenaza. En el fendmeno que aqui se describe, el alejamiento es la forma principal de relacién con los otros, una relacion nega- tiva, por asf decirlo. Su equivalente emocional es el sentimiento de indiferencia hacia los otros y que a menudo esté acompa- fiado de un sentimiento compensatorio de autoinflacién, El ale- jamiento y la indiferencia pueden, aunque no necesariamente, ser conscientes; de hecho, en nuestra cultura se encuentran casi siem- pre encubiertos por un interés y sociabilidad superficiales. La destructividad es una forma extrema de alejamiento; el im- pulso de destruir a otros proviene del miedo de ser destruidos por ellos y de un odio hacia la vida.** La destructividad es la perversién del impetu de vivir; ¢s la energia de la vida no vivida transformada en energia para destruir la vida. ‘Otra forma de alejamiento, que varfa en forma considerable en cuanto al grado de intensidad, es el narcisismo. El concepto de narcisismo ¢s uno de los més fructiferos y de més largo alcance de los descubrimientos de Freud. Y ya que a menudo se le mal- interpreta, describiremos al narcisismo mas detalladamente. ® Cf. Fromm (1964) respecto del “amor a la muerte” para un andlsis suas detain tle ts destoctiad. x ® Es importante apuntar que el problema de la. destructividad ha_sufrido mucho a causa de que los te6ricos apenas han hecho distincién entre la destructividad, el sadismo y la agresién cuando se defiende la vida y los intereses vitales, ‘Todos. son cualitativamente diferentes y cada uno tiene ‘sus propias causas y condiciones. Cf. E. Fromm, “On the Sources of Human Destructivencss”, en Alternatives to Violence, Lanry Ng, editor (Nueva York: ‘Time-Life Book, 1968). Esti en preparacién una obra mis extensa con el ‘TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 109 Freud bosquejé los rasgos principales del desarrollo del narci- sismo en la persona “normal”, y en el parrafo a continuacién damos un resumen escueto de’sus hallazgos. El feto en el vientre vive en un estado de narcisismo abso- luto, “El nacimiento —dice Freud— representa el paso desde tun narcisismo que se basta por completo a si mismo a la per- cepeién de un mundo exterior cambiante y al primer descubri- miento de objetos.”* Se lleva meses el que el infante pueda siquiera percibir objetos extemios como parte del “no yo". El narcisismo individual es transformado en “amor de objeto” por los muchos golpes que se dan al narcisismo del nifio en su cre- ciente familiaridad con el mundo externo y sus leyes, 0 sea, por “necesidad”. Pero, dice Freud, “el hombre sigue siendo hasta cier- to punto narcisista, aun después de haber encontrado objetos exteriores para su libido”.** De hecho, el desarrollo del individuo se puede definir, segiin Freud, como la evolucién desde el narci- sismo absoluto hasta la capacidad para el razonamiento objetivo y el amor de objeto, una capacidad, sin embargo, que no tras- iende limitaciones definidas. La persona “normal”, “madura”, ¢s aquella cuyo narcisismo ha sido reducido al minimo aceptado so- cialmente pero sin que desaparezca por completo. La observacién de Freud confirma Ia experiencia diaria. Parece ser que en la mayorfa de las personas se puede encontrar un micleo narcisista que no es accesible y que desafia cualquier intento de disolu- cién completa. Para aquellos que no estin familiarizados con la manifestacién mis drdstica del narcisismo en la psicosis, seré de gran utilidad que presentemos un cuadro del narcisismo como se da en las personas neuréticas. Se puede encontrar uno de los ejemplos més Glementales de narcisismo en la actitud de una persona hacia su cuerpo. Tomemos dos fendmenos que, a simple vista, son totalmente diferentes y que, sin embargo, son los dos narcisistas. Una mujer past muchas horas diariamente ante el espejo para arreglarse ¢l cabello y la cara. No es simplemente que sea vanidosa; sino que est obsesionada con su cuerpo y su belleza, siendo su cuerpo la ‘inica realidad importante que conoce. Quizé se acerque mucho 1© Freud, “Peicologia de las masas”, en Obras completes, Vol. 1, p 1150. 1 Bitod, Toten’ tabi’ en Obra compleay, Vol iy 3 Put dng cabal daca it marina det ira ene con cepto. de libido y el concepto de enexgia utlizados aqui, véave en Fromm GBoy a Spdle"“Nercseno indindaa socal”. 110 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO a la leyenda griega que habla de Narciso, un bello efebo que rechaz6 el amor de la ninfa Eco quien murié con el corazén destrozado. Némesis lo castig6 haciendo que se enamorara del reflejo de su propia imagen en las aguas del lago; y al estar ad- mirandose cayé en él y murié, La leyenda griega indica clara- mente que esta clase de “amor a si mismo” es una maldicién y que en su forma extrema leva a la autodestruccién. Otra ‘mujer (y bien pudiera ser la misma afios més tarde) es hipocon- driaca, Esté etemamente preocupada por su cuerpo, no porque Ie interese embellecerlo sino porque teme enfermarse, El que lija la imagen positiva o Ia negativa tiene, por supucsto, sus razones, de las cuales, sin embargo, no necesitamos hablar aqui Lo que importa es que detrdis de ambos fenémenos yace la mis ‘ma preocupacién narcisista por uno mismo, quedando muy poco interés por el mundo extemo.# Aunque hemos tomado mujeres ‘como cjemplos de narcisisma, esta absorcién en si mismo por su cuerpo se presenta de igual manera entre los hombres, sélo que, quiz, bajo nuestras condiciones sociales el narcisismo’ masculino se concentra més frecuentemente alrededor de la posicién social, €l prestigio o las propiedades. Lo que es comtin a todas las formas de narcisismo es que s6lo lo que se refiere al propio yo, esto es, el cuerpo, las sensacio- nes, los sentimientos, los pensamientos, etc., se experimenta como totalmente real y, por lo tanto, importante. La realidad externa, aunque se percibe, no tiene peso ni importancia, porque no se tiene relaciém con ella, En la medida en que una persona es narcisista, percibe el mundo extemo: sin profundidad ni intensi- dad, En el psicético esto, a menudo, ha alcanzado tal grado que no puede ni siquiera darse cuenta de la realidad tal como ¢s, y su tinica realidad es la subjetiva; las alucinaciones y los delirios son expresiones sintomiticas de ello. Contrastando con la relacién simbiética, el alejamiento, la des- tructividad y el narcisismo, el amor es la forma productiva de relacionarse con los dlemds’ y consigo mismo. Implica responsae Dilidad, cuidado, respeto y conocimiento, y el deseo de que la 2 Cf. andlisis acerca del amor a si mismo en Etics y psicoandlisi, que trata de demestrar que el verdadero amor por Uno. miro no es difeeate el amor por fos dems, que el "amor a si'mismo “en el sentido de amet barca, eposta se puede encontrar en aquellos que’ ne pueden amat nf 2 otros ni a x mismes, "Ota forma de narcsmo es la hipocondsia moral, la atopreocupa- ciém constante de Taber actuado mal. Ey ‘TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 111 otra persona erezea y s¢ désarrolle. Es la expresién de la intimi- dad entre dos seres humanos, a condicién de que se conserve Ja identidad de ambos. Lazos icestvosos Otro elemento ésencial para la comprensién del cardcter «s el concepto de lazos incestuosos, especialmente la fijacién incestuo- saa la madre, Freud consideraba este concepto como una de las piedras angulares de su edificio cientifico y creemos que su descubrimiento de la fijacién materna es, en verdad, uno de los descubrimientos de més largo alcance en la ciencia del hombre. Pero en este campo, al igual que en los discutidos anteriormente, Freud empobrecié su descubrimiento y sus consecuencias al verse obligado a respaldarlo en relacién a su teoria de la libido, y de este modo tomar como el niicleo del incesto a las pulsiones sexua- les hacia el padre del sexo opuesto. No obstante, Freud vio la importancia del lazo no sexual hacia la madre en términos de la fijacién “pre-edipica”, aunque la importancia que le concedié fue pequefia comparada’ con el lazo sexual incestuoso del que se ocupé en el grueso de sus obras. La tendencia a permanecer atado a la persona que nos proteje y sus equivalentes —sangre, familia, tribu— es inherente a todos los hombres y mujeres. Constantemente est4 en conflicto con la tendencia opuesta —nacer, progresar, crecer. En el caso del desarrollo normal, gana la tendencia al’ crecimiento, En el caso de una patologia, gana la tendencia regresiva hacia una unién simbiética que trae como resultado la incapacidad més 0 menos total de la persona, Hasta ahora para la mayorfa de la gente en la historia, la fijacién incestuosa a la familia, la tribu, la patria, el Estado 0 la Iglesia, aunque no ha sido extrema, ha mantenido una fuerza considerable y es uno de los factores mas importantes en contra de la solidaridad humana y una de las fuentes mis profundas de odio, destructividad e irracionalidad, El equivalente patriarcal de la fijacién materna, la obediente sumisién al padre, tiene efectos semejantes, aunque parece ser que la. profundidad ¢ intensidad de la fijacién 0 del miedo a la madre es mayor, De hecho, existen muchas razones clinicas para creer que la sumi- sign al padre ¢s un intento de escapar a la regresi6n incestuosa. Muchos ritos de iniciacién parecen aspirar a cortar o reducir los lazos hacia la madre, aunque a costa de forjar nuevos lazos hacia €l padre o el grupo masculino, 0 a ambos a la vez. 112 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. EI concepto de Freud de que las pulsiones incestuosas estén presentes en todo nifio es totalmente correcta. No obstante asf, la importancia de este concepto trasciende la propia suposicién de Freud. Los deseos incestuosos no son originalmente el resul- tado de los deseos sexuales; sino que constituyen una de las tendencias més bisicas en el hombre: el deseo de permanecer atado a una figura omniprotectora, el miedo a ser libre, y el mie- do de ser destruido por la madre, la figura misma ante quien se ha vuelto indefenso. COMBINAGIONES DE DIVERSAS ORIENTACIONES Al describir las diferentes clases de orientaciones improductivas y la orientacién productiva, se las consideré como si fueran en- tidades separadas, claramente diferenciadas unas de otras. Por motivos didécticos este procedimiento nos parecié necesario, ya que es preciso entender la maturaleza de cada orientacién antes de poder comprender sus combinaciones. En realidad, siempre nos encontramos con combinaciones, dado que un eardcter jamais representa exclusivamente a una de las orientaciones improduc- tivas 0 a Ja orientacién productiva. Para entender el sistema de cardcter de cualquier individuo, es necesario tomar en cuenta la interrelacién que haya entre sus modos de asimilacién y de relacionarse, las caracteristicas de sus Tazos incestuosos y su grado de productividad. Entre las combinaciones de las diversas orientaciones, debemos distinguir las de las orientaciones improductivas entre si y las de la orientacién productiva con una improductiva. Si se quiere ca- racterizar a una persona, generalmente tendré que hacerse con base en la orientacién que predomiine en ella y en las secundarias, La combinacién de una orientacién improductiva con la produc- tiva requiere un andlisis més amplio. No existe ninguna persona cuya orientacién sea enteramente productiva, ni nadie que carezca completamente de productividad. Pero la ‘importancia respecti- va de la orientacién productiva y la improductiva en la estructu- a del cardcter de cada persona varia y determina la cudlidad de las orientaciones improductivas. En la descripcién preceden- te de las orientaciones improductivas, se dio por sentado que predominaban en la estructura de un caricter. Debemos comple- tar ahora la descripcién anterior tomando en cuenta las cualida- des de las orientaciones improductivas en una estructura de ca- TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 113 récter en la cual predomina la orientacién productiva. En este caso las orientaciones improductivas no tienen el sentido negativo que las caracteriza cuando son dominantes, sino que poseen una cualidad diferente y constructiva. De hecho, las orientaciones im- productivas, como’ se les ha descrito, pueden considerarse como istorsiones de orientaciones que en’ si mismas constituyen una parte normal y necesaria de la vida. Todo ser humano, para so- brevivir, debe ser capaz de aceptar cosas de los demés, de to- marlas, de ahorrar y de intercambiar cosas. También debe ser capaz de aceptar la dutoridad, guiar a otros, estar solo y afirmarse. Sélo cuando su manera de adquirir cosas’ y de relacionarse con los demés es esencialmente improductiva, su capacidad de acep- tar, tomar, ahorrar o intercambiar se transformari en el deseo vo- raz de recibir, explotar, acumular © traficar como modos dominantes de adquisicién, Las formas improductivas de relacién social en una persona predominantemente productiva —Iealtad, au- toridad, equidad, afirmacién— se convierten en sumisiOn, domina- cién, alejamiento y destructividad en una persona predominante- mente improductiva. Cualquiera de las orientaciones improduetivas tiene, por lo tanto, un aspecto positivo y otro negativo, segin el grado de productividad de la estructura total del cardcter. La lis- ta siguiente de los aspectos positives y negativos de las diversas orientaciones puede servir para ilustrar este principio, ontentacion Recerriva (Aceptando) Aspecto positive Aspecto negative capaz, de aceptar pasivo, sin iniciativa responsivo ‘arente de opinién, sin cardcter dedicado sumiso modesto sin orgullo encantador pardsito adaptable carente de principios ajustado socialmente servil, sin confianza en sf mismo idealista falto ‘de realidad sensitivo cobarde cortés Tastrero optimista iluso confiado exédulo tierno, sensiblero 114 SOCIOPSICOANALISIS: DEL CAMPESINO MEXICANO. OMENTAGION ExPLorADORA (Tomando) Aspecto positive Aspecto negativo activo explotador capaz de tomar la iniciativa _agresivo capaz de reclamar egocéntrico orgulloso, presuntuoso impulsivo precipitado confiado en s{ mismo arrogante cautivador seductor ORIENTAGION ACUMULATIVA (Conservando) Aspecto positivo Aspecto negativo prictico carente de imaginacién econémico mezquino cuidadoso suspicaz reservado frio paciente letargico cauteloso angustiado constante, tenaz obstinado imperturbable indolente sereno en la tensién inerte ordenado pedante mot6dico obsesivo fie! osesivo Los aspectos positivos y los negativos no son dos clases sepa- radas de sindromes, Cada uno de estos rasgos se puede describir como un punto de una linea continua que se halla determinada por el grado de preponderancia de la orientacién productiva. Por ejemplo, puede encontrarse un orden sistematico racional cuando la productividad es alta, mientras que, al disminuir ésta, degenera més y més en un “orden” irracional, pedante y com. pulsivo que, en sealidad, frustra su propio propésito. Lo mismo cierto del cambio de la mocedad a la puerilidad 0 del orgullo a la presuntuosidad. Al tomar en cuenta sdlo las orientaciones TEORIA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 115 bisicas, vemos su enorme variabilidad en cada persona que se debe a que: 1, las orientaciones improductivas se combinan de diferentes maneras en relacién a la intensidad respectiva de cada una de ellas; 2, cada una cambia de cualidad de acuerdo con el grado de productividad existente; 3. las diferentes orientaciones pueden actuar con distinta fuerza en las esferas materiales, emocionales o intelectuales de actividad, respectivamente. Si agregamos al cuadro de la personalidad los diferentes tempe- ramentos y dones, facilmente podemos reconocer que la configu- racién de estos elementos basicos produce un néimero infinito de variaciones en la personalidad, OnrentActones socropoxfricas Para terminar este capitulo, nos gustaria hablar brevemente de las consideraciones tedricas en que se funda el concepto de “ca- ricter sociopolitico”, La primera formulacién del carcter politico-psicol6gico consis- ti6 en la descripcién del carécter autoritario, que se introdujo en Ia psicologia hace aproximadamente 40 afios con el estudio del caricter politico alemén descrito en el capitulo I. El con: cepto combinaba una categoria politica, la de la estructura auto- ritaria en la familia y el Estado, con una categoria psicoldgica, la estructura del carécter, que constituye la base de tal estructura politica y social. Para nuestros presentes propésitos seré suficiente decir que la estructura del caricter autoritario es la que se da en una persona cuyo sentido de la fuerza y la identidad se basa en una subor? dinacién simbidtica a las autoridades y, al mismo tiempo, en el dominio simbidtico de aquellos que estén sometidos a su auto- ridad. Es decir, el cardcter autoritario se siente fuerte cuando puede someter y formar parte de una autoridad que (hasta cier- to punto respaldada por la realidad) esti inflada, deificada, y cuando al mismo tiempo se puede inflar al incorporar a aque- los sujetos a su autoridad. Este es un estado de simbiosis sado- masoquista que le da una sensacién de fuerza y un sentido de identidad. 116 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Al ser parte de lo “Grande” (lo que sea), se vuelve grande; si estuviera solo, sin compafifa, se encogeria hasta volverse nada. Por esto mismo, para el carécter autoritario una amenaza a la autoridad y una amenaza a su estructura autoritaria ¢s una ame- naza a él mismo, una amenaza a su salud mental. De aqui que se vea forzado a luchar contra esta amenaza al autoritarismo como lucharia contra Ja amenaza a su vida o a su salud. Como quiera que sea, hay diferencias significativas dentro del campo del cardcter autoritario, que dependen del grado de sadismo (0 masoquismo) que contenga. En un extremo de la escala encon- tramos el cardcter ligeramente autoritario en el cual estén pre- sentes todos los rasgos descritos, menos el sadomasoquismo o bien en una baja proporcién. En esta variante del caracter autorita- tio, el elemento de independencia y productividad es relativamen- te alto; aunque el individuo insista en su superioridad, la ejercer4 en una forma relativamente benévola y reaccionaré con una ira relativamente baja cuando se desaffe su autoridad. En el otro extremo de Ia escala se halla el carécter malignamente autorita- rio, con un grado bajo de independencia y productividad, cuya cualidad predominante ¢s el control sidico de los mis débiles y Ja sumisin masoquista ante los fuertes. Entre estos dos extremos encontramos todos los grados de mezcla sédica, En lo que se refiere a los factores sociales, se tienen prucbas que abonan la hipétesis de que la relacién afectiva del cardcter autoritario mas- culino ¢5 primordialmente con otros hombres, mientras que sus relaciones afectivas con las mujeres son exclusivamente sexuales. Desde el Angulo del afecto, las mujeres son s6lo objetos de domina- cién o de sumisién (en el caso del tipo que depende de Ia ma- dre) 0 ambas cosas a a vez. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la homosexualidad; se le podria lamar una actitud homaerética, siempre y cuando demos por scntado que eros y sexualidad no son idénticos. (La confusién entre estos dos tér- minos procedente de la teoria de la libido, ha hecho mucho dafio al pensamiento psicoanalitico clisico.) En una escala social, el grado de la mezcla de los componentes sédico y masoquista en el autoritarismo parece depender en gran parte de la funcién socioeconémica de una clase dentro de una sociedad. Cuando una clase tiene una funcién productiva, como la clase media en el siglo xxx 0 el campesino mexicano en la ac- tualidad, la mezcla sadomasoquista parece ser relativamente pe- juefia; cuando, por otra parte, la clase ha perdido su lugar pro- luctivo en la economfa y esta siendo destruida poco a poco tan- ‘TEORfA DE LAS ORIENTACIONES DEL CARACTER 117 to en lo econémico como en Jo social, la mezcla sadomasoquista parece ser muy alta, como por ejemplo entre la clase media baja alemana después de 1923 y los blancos pobres en el Sur de los Estados Unidos. El individuo autoritario puede a veces mostrarse como oposi- tor de la autoridad y ser un “rebelde”. Pero aunque parezca que, sobre la base de su energia e integridad internas, lucha con- tra las fuerzas que coartan su libertad e independencia, su lucha contra la autoridad es esencialmente un desafio. Es un intento de afirmarse y vencer sus propios sentimientos de impotencia. No obstante, el “rebelde” generalmente ataca a una autoridad a quien siente débil para someterse después de la victoria, a una nueva autoridad més dura y més fuerte. Al identificarse con esta au- toridad y al adoptar el papel de autoridad dura ante los débiles, puede satisfacer tanto la parte sidica como la masoquista de su cardcter autoritario. Debe distinguirse la orientacién autoritaria, segin se describié anteriormente, de la actitud que respalda a la autoridad tradicio- nal, la cual caracteriza especialmente a las sociedades campesinas. E] individuo “autoritatio tradicional” no es sadomasoquista, sino ‘que acepta una pauta tradicional autoritaria, No desafia a la es- tructura social establecida, que incluye la idea de que los que estan en el poder merecen respeto y que los nifios deben subor- dinar sus deseos a los de los padres. Aun asi, el campesino tra- dicional no cree que la fuerza hace Ja razén, ni que su identidad se apoya en su identificacién con el poder. El patrén tradicional de las relaciones le da un sentido de continuidad, de seguridad y de significado, pero probablemente aceptaria un nuevo consen- 3o social sin gran dificultad, siempre y cuando no amenazara su vida © su subsistencia, En el Apéndice A se dan varios ejem- plos que ilustran la diferencia entre el autoritarismo y el tradi- cionalismo. ‘Comparindolo tanto con la orientacién tradicional como con la autoritaria, hemos definido al individuo democratico como el que afirma sus derechos y respeta los derechos y Io humano de los dems. Desea ser libre para buscar sus propias metas, y e- pera que los demas deseen lo mismo, Piensa que las decisiones que afectan a la comunidad debieran tomarlas todos sus miem- bros, teniendo en cuenta los sentimientos de cada individuo. EI individuo democratico no cree necesariamente que Ia mayorfa tiene la razén, puesto que Ia decisién de la mayoria podrfa dafiar los derechos de la minorfa. Tampoco separa a la humanidad en 118 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. desiguales de poderosos, a los que idealiza y de débiles a ibs quote easiess Epeccatie. Hy Cities Secosiee pien- sa que toda la gente debiera tener derechos iguales puesto que son igualmente humanes™ 2 Una categoria final, relacionadas con la orientacién democritica, es 1 caricter mis independiente. (ievoluconai”), que se describe con delle ‘en_ otro lugar (Fromm, 1963). Originalmente tenfamos la intencién de incluir esta categoria, pero sélo encontramos un aldeano que dudosamente pla sr caifcao de “revolucionao™y Teams. # conch de que de productividad necesaria para hablar de carkcter revolucionatio dstia en el pueblo, Baste decir que al lamar “evoluctonario”™ a cict one Grice 20, tot scleinoe aa defini puramente patti, in la cual cualquiera que persiga una revolucién politica y sock ado revoluconaio, “El “vevotioario™ em muestio sentido crcterle- expresa una cualidad particular de independencia y de voluntad de libe- 4 la vida de las condiciones que impiden su libre despliegue. La per- 1a revolucionatia no se enfrenta a le autoridad como un rebelde. No la iotiva el resentimiento ni el odio, sino el impulso de crear un sistema social mejor en vez de vengarse del actual. El revolucionario trasciende los limites estrechos de su propia sociedad y ce capaz, por esta razén, de criticar a su sociedad o a cualquier otra desde 1 punto de vista de la ‘razén y Ta humanidad. anilisis de la mezcla especifica entre “fevolucionarios” y “rebeldes” en cqalquier movimiento dado es una cave importante para’ comprender la Ainimica de ese movimiento como un todo, R USS & 23 ES V. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS En xste capitulo pasamos de la teoria del caricter a los resulta- dos de nuestra investigacién del caricter. Asi como acabamos de registrar el censo socioecon6mico en el capitulo III, ahora pode- mos describir la distribucién de las orientaciones del cardcter en l pueblo, el “censo del caricter”. gCudl es la organizacién psi- colégica en él pueblo? ,Cuil es su cardcter social? Primero bosquejaremos las variables utilizadas para calificar el cuestionario, Después informaremos las dos formas en que se analizaron los datos sobre el cardcter: 1) en téminos de la fre- ‘cuencia con que se encuentran los diversos rasgos en la pobla- cién y 2) en términos de un anilisis factorial. Finalmente, resu- miremos el caricter social del pueblo y consideraremos su signi- ficado tebrico. WARIABLES PARA CALIFICAR EL CARACTER El cucstionario interpretativo, que se reproduce en el Apéndice ‘A, se calificb en relacién a 406 aldeanos adultos (200 hombres ¥ 206 mujeres), 0 sea el 95% de la poblacién adulta. En el Apéndice A aparecen muestras de respuestas que ilustran las orien- taciones dindmicas. En el Apéndice B damos las estadisticas de ‘concordancia en la calificacién y las comparaciones entre el diag- nition de rasgos de cardcter basadas en las respuestas al cusstic nario y dos pruebas proyectivas mds: la de Rorschach y la de Aper- cepcién Temética (rat). ‘Al calificar los cuestionarios distinguimos entre las orientacio- nes dominantes y las tendencias secundarias siempre que fue po- sible. Las esealas que siguen se elaboraron para calificar las va- riables de cardcter que se describieron en el capitulo anterior. 1. El modo de asimilacién a. Receptivo. b. Explotador. ¢. Acumulativo. Cada cuestionario se calificé de acuerdo con Ia orientacién do- minante, si la habia. En los casos en que hubo una orientacién secundaria, se la calificé como presente pero no dominante. Las [119] 120 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO otras orientaciones, las que no se manifestaron en el cuestiona- tio, se calificaron con cero." 2. Productividad La productividad se calificé segtin Ia escala ordinal que va del 6 (alta productividad) al 1 (baja productividad) en la forma si- guiente: 6) Interés activo y preocupacién por el trabajo, la familia y 1a comunidad, percepcién realista ¢ independiente, madurez, 5) Interés moderado, abierto a estimulos nuevos, pero con otras posibilidades productivas que no se han logrado. 4) Interés moderado pero menos activo. A estos individuos se les puede estimular, pero ellos no buscan el estimulo, 3) Interés moderado, [pero los rasgos improductivas son do- ‘minantes. 2) Pasivo € inactivo. 1) Rechazante y negativo respecto a Ia vida 3. El modo de relacién 4. Sadismo, ‘b. Masoquismo, ce. Destructividad. 2 Por ejemplo, la ealificacién en la escala de un individuo receptive ex plotador aparecetia del siguiente modo en la hoja de datos: ‘Receptive. dominante 1 0 Receptivo oor i Explotador dominante oo Explotador 01 dominante o 1 01 2 Puesto que la productividad méxima es poco comin en cualquier so- ciedad e incluso, un grado muy alto de productividad es muy raro/en una sociedad camprsina econémicamente pobre con casi ningén estimulo cultu- nal (encontramos s6lo un caso dudoso de productividad verdaderamente alta), ‘adaptamos nuestros requisites en cuanto a productividad éptima a los limites del pueblo, Esto significa que la calificacion 6 en muestra escala se compa: rarfa con un 5 0 4 en una sociedad mds grande o menos estancada, mientras ‘que los grados bajos de productividad serian iguales a los de cualquier otra sociedad. Cuando se tabularon Tas calificacfones de productividad afiadimos puntos adicionales para la presencia o ausencia tanto de tendencizs fuertes de afir macién a la vida como de tendencias fuertes de rechazo a la vida, en vista de que el puntaje general de productividad era a veces una mezcla de tenden- Glas productvas © improductivas, Estas ealificaiones adiconaes se utiaron en el andlisis factorial que aparcce adelante. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS: 12 4. Narcisismo I (Indiferencia 0 narcisismo de grado bajo). e, Narcisismo II (narcisismo notorio). f. Amor. Al estudiar a los aldeanos encontramos necesario abadic otras dos categorias que desrben la forma en que mur ‘chos de ellos se relacionan con sus hijos. Estas categorias, ‘que son més de conducta que dindmicas, son las siguientes: 4g. Consentimiento. ‘Tales individuos son bisicamente depen- dientes y pasivos, consienten a los nifios sin ponerles limites _y sin razonar si ese consentimiento los beneficia 0 no. El con- ‘sentimiento implica falta de firmeza, una productividad de mo- derada a baja y un fuerte deseo de ser amado. h. Amor condicional. Esta categoria implica una tendencia hacia el amor, pero la cantidad de atencién que los padres de- cdican al nifio depende de la obediencia del nifio y de su respe- to por la autoridad tradicional, Cada cuestionario se calified segin la orientacién 0 rasgo que era dominante. En los casos en que habfa una tendencia secun- daria 0 terciaria, étas también se calificaron. Todas las otras ca- tegorias se calificaron con cero. 4, Relacién sociopolitica 4a. La orientacién autoritaria. Bb. La orientacién de la autoridad tradicional. ¢. La orientacién democritica. d. La orientacién revolucionaria, Se encontré que esta cate. .gorfa no era importante estadisticamente para el pueblo, Sélo hubo un aldeano con una orientacién revolucionaria, ¢. Sumisién. f. Rebeldia activa, 4g Rebeldia pasiva. E] sistema de calificacién para la escala de relacién sociopoli- tica fue idéntico al del modo de Relacién. 5. Fijaciones a los padres 0 centrismo materno versus pateo a. La fijaci6n a la madre se calificé sobre una escala de tres puntos: cero (independencia), uno (fijacién moderada) y dos (Bijacién intensa). b. La fijacién al padre se calificé del mismo modo que la fijacién a la madre. c, También s¢ calculé la tercera calificacién para el cen- trismo en la madre restando el grado de fijacién al padre del de la fijacién a Ta madre. Una calificacién de 2 significa cen- 122 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO trismo matemo extremo, una de 1 significa una tendencia al centrismo en la madre, y 0 de calificacién significa que el in- dividuo no esté centrado en la madre. E] cuestionario también se calificé en cuanto a la presencia 0 ausencia de conducta rebelde contra el padre y la madre. 6. Otros rasgos de conducta ‘También se calificaron otros dos rasgos de conducta. Aunque estos no son de importancia para el estudio del cardcter, estén incluidos en el andlisis factorial. a, Energia de empresa, A los individuos se les calificé de acuerdo a la energia que ponfan en su trabajo y en las activi- dades de descanso. Un 3 de calificacién indicé energla alta; 2, eneigla modetada; y 1, energia baja. >. Depresion, El entrevistador valoré a los individuos en cuan- to a los sintomas de depresién clinica o subclinica, y estas valoraciones las modific6 el calificador de acuerdo al tatal de las respuestas. Un 2 de calificacién indicé sintomas extremos de depresién; 1, depresién subclinica; 0, ausencia de sintomas de depresion, La DISTRIBUGION DE LOS RASGOS DE CARACTER 1. El modo de asimilacién El cuadro 5.1 muestra la distribucién del tipo de asimilacién en el pueblo. La mayorfa de los aldeanos son o receptivos en forma dominante (44%), 0 acumulativos en forma dominante (31%). Un grupo més pequefio es explotador en forma dominan- te (11%). (EI 14 % no tenia tin tipo de asimilacién dominante definido y' asi lo calificamos.) ‘Cuando analizamos la distribucién de los rasgos calificados como dominantes o secundarios, la distribucién relativa permanece igual: 71% de los aldeanos tiene tendencias receptivas, 55% tenden- cias acumulativas y 26 % tendencias explotadoras. Hablando del modo de asimilacién, el cardcter social de los hombres es distinto del de las mujeres. Mientras que las muje- res son algo més acumulativas que receptivas, la mayoria de los hombres son receptivos, Mas mujeres que hombres son acumula- tivas y mds hombres que mujeres son receptivos. La diferencia entre los sexos se analizara en el capitulo VII. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 123 Dada la distribucién del modo de asimilacién, la siguiente pre- gunta serd si estos modos estin formados en sus aspectos positi- ‘vos (productivos) 0 negativos (improductivos). La respuesta es diferente para los hombres y las mujeres. Para los hombres, la productividad esti correlacionada positiva- mente en forma significativa con la orientacién acumulativa do- minante (r = .35, p <.01) y negativamente con Ja orientacién receptiva dominante (r = —.33, p <.01). Esto significa que los hombres acumulativos tienden a ser pro- ductivos y los receptivos a ser improductivos. Por otra parte, en cuanto a las mujeres, no hay correlacién significativa entre la productividad y la orientacién acumulativa dominante (r= 1,06) 0 la receptiva dominante (r= .06). Cuadro 5.1 EL Mopo DE ASIMILACION: (porcentaje calificado) (N= 406) Modo dominante Masculino Femenino ‘Total Receptivo dominante 52 36 44 Explotador dominante B 9 uN Acumulativo dominante 2 39 31 Mercantil dominante 0 0 0 Ninguno B 16 M4 00 00 100 Dominsnte 0 secundario Receptivo 79 62 7m Explotator 26 26 26 ‘Acumulitivo 46 65 55 Mercantil** 6 4 5 * El total superior al 100 % porque cada segin manifest uno 0 dos modes de asimilacién, ** Aunque decidimos no incluit Ia orientacién mercantil en el andlisis de los resultados, el porcentaje calificado como mercantl se inclaye en las tablas para completarias. 124 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Si tomamos a los aldeanos que son productivos en forma mo- derada 0 alta (con calificaciones de 5-0 6), encontramos lo si- guiente, De los hombres receptivos, sso 9 7 son altamente pro ductivos, mientras que 48 % de los hombres acumulativos y 41% de los hombres explotadores son altamente productivos. De las mujeres receptivas, 17 % son altamente_productivas comparado con 15% de las mujeres explotadoras y 21 % de las acumulativas. Es decir, es probable que los aldeanos de alta pro- ductividad sean 0 acumulativos 0 explotadores, mientras que las mujeres de alta productividad estén distribuidas de un modo mis parejo en relaciOn a los tres tipos de asimilacién. ‘No obstante, en cuanto a la escala general de productividad, no existen diferencias significativas entre los hombres y las mujeres (ver cuadro 5.3). Cuadro 5.2 PORCENTAJE DE PRODUCTIVIDAD ALTA MODERADA DE CADA TIPO DOMINANTE DE ASTMILACION (calificacién de productividad de 5 0 6) Hombres “Mujeres Receptive 9 7 Explotador 41 45 ‘Acumulativo 48 21 Cuadro 53 Propvernvipap (porcentaje calificado) (N= 406) Nivel de productividad Hombres Mujeres Total 6. Alto a moderado (interés ac- tivo) : 10 10 10 5. Moderado (interés moderado) 14 10 12 4, Moderado (menos activo) 26 30 28 3. Moderado combinado con ras- ,improductivos uN 10 10 2. Bajo, pasivo (inactivo) 32 26 29 1. Bajo, rechazante de la vida 7, 14 n 300 10000 EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 125 Se calificé al 10 % de los aldeanos como productivos de alto a moderado; 12 % como productivos moderados; 28 % como pro- ductivos moderados pero menos activos; 10% como productivos moderados combinados con rasgos improductivos; 29 % como pa- sivos-inactivos; y 10 % como rechazantes de la vida. Hasta este punto podemos concluir que hay dos tipos princi- pales de cardeter masculino: el tipo improductivo-receptivo que és el mis comin y el tipo acumulativo-productivo (moderado). También existen dos tipos més pequefios: el explotador produc. tivo y el improductivo-explotador. Para las mujeres, la distribucién no cae dentro de este patrén. La mayoria de las mujeres son o acumulativas 0 receptivas y en mayor proporcién que los hombres, las tendencias acumulativas son parte del cardcter social femenino, Al contrario que los de los hombres estos rasgos acumulativos no estén correlacionados con la productividad. 2. El modo de relacién El cuadro 5.4 muestra la distribucién de los modos de relacién en el pucblo. Los dos modos dominantes mis frecuentes son el narcisismo I (33%) y el amor condicional (30%). De los otros modos dominantes, s6lo 1 masoquismo (12 %) se encuentra en més del 10% de la poblacién. El sadismo dominante se encuen- tra en el 6 %; la destructividad dominante en 5%; el narcisismo dominante II en 7%; el consentimiento dominante en 6% y el amor dominante en 1%. La distribucién relativa de los modos de relacién que se cali- ficaron como tendencias dominantes o secundarias ¢s casi la mis- ma. Los més frecuentes son el amor condicional (60%) y el narcisismo I (55%). Las frecuencias de los otros modos son las siguientes: masoquismo (29%), sadismo (26%), consentimien- to (25%), destructividad (249%), narcisismo IT (13%) y amor (13%). ‘Como veremos al hablar del anilisis factorial el narcisismo I y €l amor condicional se relacionan con diferentes etapas de la vida. Los aldeanos jévenes solteros tienden hacia un modo de relacién narcisista (I) y aquellos casados, con hijos, tienden més hacia un mado de relacién de amor condicional. ‘También hay diferencias entre los sexos en cuanto al modo de relacién, Mis hombres que mujeres son narcisistas (I) y més mujeres que hombres son masoquistas. Estas diferencias estadisti- camente significativas las discutiremos en el capitulo VII. 126 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. Cuadro 54 EL MOpO DE RELACION (porcentaje calificado) (N= 406) Modo dominante Masculino Femenino Total Sadismo dominante 7 5 6 ‘Masoquismo dominante 4 20 2 Destructividad dominante 2 8 5 Narcisismo I dominante 40 26 33 Nareisismo II dominante 9 5 7 Amor consentidor dominante 1: 4 6 ‘Amor condicional dominante 31 30 ‘Amor dominante 1 1 100 100 Dominante 0 secundario Sadismo 30 B 26 ‘Masoquismo 18 40 29 Destructividad 2. 7 24 Narcisismo I 67 45 55 Narcisismo II 15 12 13 ‘Amor consentidor 32 19 25 Amor condicional 55 6 60 ‘Amor B B 1B 251 242 244" = TE total es superior al 100 % porque cada indviduo puede or ealifiado segin maniiste to, dos 0 ter ods de telac 3. EL modo de relaciones sociopoliticas En el cuadro 5.5 aparece la distribucién de los modos de rela- ‘ciones sociopoliticas en el pueblo. El modo mis frecuente ¢s la sumisién, Casi la mitad (49%) de los aldeanos es sumisa en forma dominante en sus relaciones sociopoliticas. Las siguientes categorias en orden decreciente son Ja autoridad tradicional (20%) y el autoritarismo (16%). El 7% son democriticos en forma dominante y otro 7% son re- beldes dominantes. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 127 Cuadro 5.5 EL MODO DE RELACIGN SOcIOPOLfTICA (porcentaje calificado) (N= 406) ‘Modo dominante Masculino Femenino — Total Autoritario dominante 7 15 16 ‘Autoridad tradicional dominante 4 16 20 Sumiso dominante 8 35 0 Rebelde dominante (activo 3 8 6 Rebelde dominante (pasivo, 1 1 i Demoerstico dominante 9 5 7 Revolucionario dominante 0 0 0 9 100 99) Dominante 0 secundario Autoritario 2 2B 28 ‘Autoridad tradicional 64 49 57 Sumiso 7 81 9 Rebelde (activo) 31 4s 38 Rebelde (pasivo) 8 20 14 Democratico 46 30 38 Revolucionario 1 0 1 256 253 255* * El total es superior al 100 % porque cada individuo puede ser calificado segin manifieste uno, dos o tres modos de relacién sociopolitica. La distribucién relativa de los tipos calificados como tendencias dominantes o secundarias ¢s la siguiente: sumiso 79 %; autoridad tradicional 57 %; rebelde activo 38 %; democratico 38 %; auto- ritarismo 28 %; rebelde pasivo 14 %; tendencias revolucionarias 1 por ciento, ‘También existen diferencias masculino-femeninas en la frecuen- cia de los tipos socio-politicos. Més hombres que mujeres son tradicionales y democraticos. Mas mujeres que hombres son do- minantemente sumisos y tienen tendencias rebeldes. Estas di- ferencias estadisticamente significativas también se discutirin en €l capitulo VII. 128 — SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Podemos concluir que el carécter sociopolitico del pucblo es sumiso, combinindose con actitudes de autoridad tradicional. Hay una minorfa de 16% que son autoritarios. Sin embargo, hay ten- dencias rebeldes subyacentes en cerca de la mitad de los aldea- nos. Lo que es més, un buen porcentaje de los aldeanos, especial- mente hombres, tiene tendencias democriticas. 4. Fijaciones a los padres Un clemento clave en el caricter de los aldeanos es la cién a la madre o la dependencia de ella. Como se puede ver en el cuadro 5.6, sélo 4% de los aldeanos no tiene fijacién materna y casi la mitad (47 %) se diagnosticaron como intensa- mente fijados a la madre. Al otro 49% se le califies como mo- deradamente fijado a la madre, La fijacién al padre es menos comin y menos intensa que la fijacién a la madre, Sélo 16% Cuadro 5.6 FIJACIONES A LOS PADRES (porcentaje calificado) (N= 406) Fijacién materna Hombres. Mujeres Total Poca o ninguna 3 5 4 Moderada 46 52 9 Intensa 51 8 47 100 ‘100 ‘100 Fijacién paterna Poca o ninguna 30 26 28 Moderada 53 58 56 Intensa 17 16 16 ‘100 100 100 Rebeldia hacia los padres Contra la madre 1 9 5 Contra el padre 7 9 8 EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 129 de los aldeanos est fijado con intensidad al padre, 56% mode- radamente fijados y 28% no presenta dependencia del padre. Casi ninguno de estos individuos que no son dependientes del padre se ha independizado de la madre. Mis ain, muy pocos aldeanos (7%) estén més fijados al padre que a la madre. Se consideré al 41% fijados por igual a ambos padres y 52% como més fijado a la madre, La fijacién matemna intensa es atin més comin entre los hom- bres que entre las mujeres (51% contra 43%). Sin embargo, casi tan pocas mujeres (5%) como hombres (3%) no tienen fijacién a la madre, E] porcentaje de aquellos que manifestaron rebeldia a uno u ‘otro padre fue bajo. Cinco por ciento fueron rebeldes a la madre y 8% al padre. Debe tenerse presente que desde un punto de vista dindmico, el vinculo emocional a un padre no tiene que set positivo. Una persona esti igualmente unida al padre o la madre si est extremadamente atada que si su actitud hacia 1 0 ella es de odio y rebeldia. De este modo, casi la totalidad de los aldeanos esté vinculada ala madre en una u otra forma. El problema con cada indivi- duo es ver si también existe 0 no una influencia patema. Pode- mos distinguir dos tipos de aldeanos: los fijados a la madre con © sin marcada influencia del padre. 5. Otros rasgos de conducta El cuadro. 5.7 muestra los porcentajes de los aldeanos calif cados segiin la escala de energia de empresa y depresién. En tér- minos de energia de empresa encontramos que 8% (11% de Cuadro 5:7 Rascos pe conpucTA (porcentaje calificado) (N= 406) Energia de empresa Hombres Mujeres. ‘Total Alta Wd 6 8 Moderada AT 47 47 Baja 42 aT 45 ‘Too ‘Too 100 130 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Depresin Sintomas de depresién clinica 3 4 3 Depresién subclinica 35 5 40 Sin sintomas de depre- sién e 51 57 100 ‘100 100 hombres y 6% de mujeres) son muy vigorosos, 47% tanto de hombres como de mujeres son moderadamente vigorosos y 45% (42% de hombres y 47% de mujeres) manifiestan poca energfa. En cuanto a la depresién se diagnosticd al 3% como deprimi- dos; 40% (35% de hombres y 45 % de mujeres) tenfa sintomas subelinicos de depresién, tales como falta de interés en cualquier actividad. A la mayorfa de los aldeanos (de 57 % a 62 % de hom- bres y 51% de mujeres) no se les consideré deprimidos. Al ha- blar del Factor 2, veremos que estos rasgos estin correlacionados con la productividad y la improductividad. EL ANALISIS FACTORIAL La segunda forma en que analizamos los datos del caricter fue mediante un tipo de anilisis factorial: el andlisis factorial de com- ponentes principales con rotacién Varimax, La inclusién de un andlisis factorial hace mds complejo el es- tudio, y la informacién necesaria para comprenderlo se dara en las paginas siguientes. No abstante, no ¢ necesario un conoci- miento técnico del anilisis factorial ‘para entender los resultados. El andlisis factorial no es mas que una forma de ahorrar esfuerzo al organizar los datos y de aclarar las relaciones entre las variables, Lo encontramos stil’ para comprender mejor los datos en las siguientes formas: ‘Antes que nada, ¢s una forma de resumir un gran niimero de variables en un grupo mas pequefio de variables lamadas facto- es. Si no utilizéramos el andlisis factorial podriamos, por supues- to, mencionar todas las corrclaciones de las variables de cardcter entre si, pero esto nos daria una abrumadora cantidad de infor- macién que asimilar, El andlisis factorial resume estas correlacio- EL CARACTER DE LOS ALDEANOS Bt nes y hace mis sencillo ver qué variables van juntas. Por ejem- plo, el Factor II (el factor de productividad que se discute a continuacién) combina las medidas de productividad, amor, crea- tividad y energia en una variable. El anilisis factorial y la inter- cortelacién de los rasgos nos permiten considerar todos estos ras- gos como relacionados con una sola orientacién subyacente qe llamamos productividad. La decisién de qué nombre darle al fac- tor no se determina estadistica sino tedricamente. En segundo lugar, el andlisis factorial ¢ stil para mostrar que ciertos rasgos de cardcter estén arraigados en diferentes sindromes. Un rasgo como la sumisién puede estar relacionado con diferentes orientaciones. La sumisién tiene un significado cuando est4 arrai- gada en el masoquismo, Tiene otro significado cuando esté arraiga- da en la pasividad y la receptividad. En el primer caso, el indivi- luo tiene una ardiente necesidad de someterse a figuras poderosas. En el segundo, se somete para que lo alimenten y lo cuiden y porque no tiene esperanza. En tercer lugar, est el caso un tanto diferente en el cual nues- tros criterios de calificacién no pudieron diferenciar lo bastante entre lo que en realidad son dos rasgos diferentes. Por ejemplo, el andlisis factorial muestra que el “amor” esté relacionado un lado con un sindrome de sobreproteccién (que también incluia €l masoquismo) y por el otro con la productividad. En el primer caso, indicaba el amor incondicional de la madre por sus hijos desvalidos y dependientes, un amor que no dura cuando los hi- jos se vuelven independiente y tienen opinién propia. En el se- gundo caso, significa respeto, cuidado, conocimiento y responsa- Dilidad por una persona independiente. En ambos casos, el amor s incondicional, pero en vista de que no comenzamos con cri- terios de calificacién de amor incondicional limitados a los nifios pequeitos, la tendencia fue calificar este rasgo como tendencia al carifio. El andlisis factorial hace ver la diferente significacién del amor de acuerdo a sus rafces en distintos sindromes de cardcter. Debe entenderse que el anilisis factorial no describe automati- camente los sindromes de cardcter més importantes encontrados en el pueblo. Mas bien, resume las relaciones entre las variables. Para poder delinear mejor los diferentes tipos de individuos (més allé de las frecuencias de las orientaciones de caricter), seguire- mos Ta costumbre de muchos analistas factoriales al interpretar combinaciones de los diferentes factores. 132 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO EL SIGNIFICADO DE LAS CALIFICACIONES FACTORIALES ¥ LAS CARGAS FACTORIALES Los factores se describen plenamente en términos matemiticos. ‘Sin embargo, para nuestros propésitos es suficiente con decir que Jos factores son nuevas variables que resumen las variables califi- cadas segiin ¢l cucstionario; el andlisis factorial muestra cuales estén cercanamente relacionadas entre si. Estas relaciones pueden ser positivas o negativas. Por ejemplo, aun cuando la productividad se halla relacionada positivamente con el amor, con la destructividad la relacién que guarda es negativa. Las significaciones psicolégicas de estas rela- ciones no se explican automaticamente por medio del andlisis fac- torial, pero deben tener sentido segiin la teoria; Iuego los factores tienen que ser interpretados. El anilisis factorial que levamos 2 CE, para una exposicién téonica del anilisis factorial, J. P. Guilford, Paychometric Methods, 2° ed, (Nueva York: McGraw-Hill, 1954). H. Hy Harmon describe la rotacién Varimax en su libro Modem Factor Analysis, 2° ed. (Chicago: University of Chicago Press, 1967), pp. 294-300, En téeminos semitéenicos, podemos decir que. se’ efectué un anélisis face torial de companentes principales en el campo de las variables. Este méto- do extrac, en primer lugar, un factor que, de acuerdo con’ los criterios matemdticos, explica en lo posible la variancia de las variables, El residuo, Ja variancia ‘que el primer factor deja sin explicar, se utiliza para extract tun segundo factor, continuando el proceso hasta que Ja varfancia que queda fs tan pequeria que no se puede ya explicar significativamente. En nuestro ‘caso, abandonamos el andlisis cuando Ta suma dc los cuadsados de las car- ‘gas factoriales Megé a ser menor que 1. Estos seis factores, entonces, se fotarom segin el eritero de Varimax, método que busca obtener una lari dad méxima de los factores por medio de criterios puramente formales. Exis- ten muchas maneras de rotar Tos factores componentes principales. “Puede ‘optarse por hacer la rotacién de tal modo que una determinada variable ten- ga una carga alta de un factor, rotacién que, naturalmente, altera las car- gas de los demés factores y da lugar a un ‘nuevo factor. Las rotaciones pueden hacene de conformidad can Ios requstos tetrics o bien con ol fin ‘examinar las posibilidades de dimensiones ligeramente diferentes del ané- lisis de los componentes. principales. Dichas rotaciones empfricas pueden Producir sindromes que ticnen como centro una variable determinada, a la que el investigador considera especialmente significativa, 0 bien pueden ser tun medio para interpretar el “espacio factorial” que permita explorar las posbilidades de diversos sindromes 0 tipos ideales ‘Como en efecto ocurrié, cl método Varimax produjo factores teéricamen- te significatives de acuerdo con los crterios mateméticos, de suerte que no fue necesario recurrir a la rotacién.empirica. La meta de la rotacién Varimax ¢ clanficar la estructura factorial empleando la variancia méxima de cada factor a la yez que se mantiene constante su caricter comtin. Lo que pro- bablemente logra la rotacién Varimax es poner de releive los sindromes de los tipos ideales en los que las variables especialmente fuertes dominan el factor. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 133 a cabo dio como resultado seis factores que de hecho pueden entenderse tedricamente y que resumen los datos en forma im- portante.t No obstante, sentimos que debiéramos hacer hincapié en el hecho de que el anilisis factorial no prucba que nuestra calificacién es correcta, No queremos causar la impresién de que ‘el analisis factorial envuelve mAgicamente nuestra subjetiva califi- cacién diagnéstica (con su falibilidad humana) en una capa de precisién matematica al estilo de las computadoras. Hemos afirmado que un factor resume las variables. Esto se hace en términos de las correlaciones entre las variables origina- les segiin las calificamos y el nuevo resumen de las variables que se llama factor. Estas correlaciones se Taman cargas_(factoriales). Cada variable 0 rasgo que entre en el andlisis tendré una carga positiva, una carga negativa, 0 una carga cero sobre cada uno de los factores. Una variable 0 rasgo con carga alta (cerca de = .30 en este caso especifico) se considera como un elemento princi- pal en el factor. Las variables con cargas de = .20 a ++ .30 tam- Bién se consideran como relacionadas en forma significativa pero secundaria al factor. Cuando las cargas tienen un nivel de = .20 © hasta = .15 son, estrictamente hablando, significativas estadis- ticamente, pero menos importantes. La decisién sobre si se les con- sidera 0 no importantes depende en gran parte de su importancia teérica, Un hallazgo de grado bajo pero todavia significativo con tuna expectacidn tedrica de alto grado es importante y debiera en- tenderse tan completamente como sea posible. Esto es diferente de un hallazgo estadistico de grado bajo combinado con una ex- pectacién tedrica de grado bajo que no consideramos importante. ‘Todas las cargas factoriales aparecen en el cuadro 5.8. Asi como cada individuo tiene una calificacién en téminos de cada variable original, asi también tiene una calificacién (facto- rial) en cada factor. Estos conceptos se pueden ilustrar en térmi- nos del Factor I. El Factor I tiene cargas positivas que incluyen Ja edad de mis de 20 afios y los rasgos de cardcter que descri- ben el ajustamiento adulto a Ia cultura campesina. Las variables que tienen altas cargas negativas en el factor, al tomarse juntas, describen al adolescente en términos de edad y caricter. El factor, entonces, presenta sindromes contrastantes definides por sus al- 4 gPor qué hubo sblo_seis factores, y no més, ni menos? Cada uno, de ‘estos seis factores explicé més Ta variacién que cualquiera de las variables originales, y por lo tanto satistizo el eriterio de la patsimonia cientfica. Los factores adicionales son posibles, pero explicarfan individualmente menos va tlacién que cualquiera de las variables originales, 134 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO tas cargas negativas y positivas: la edad adulta en una direccién y la adolescencia en la otra? La figura 5.1 ilustra el concepto de las cargas factoriales y las calificaciones factoriales. Las cargas factoriales determinan los sin- dromes contrastantes de la adolescencia y la edad adulta. La cali- ficaci6n factorial del individuo indica qué lugar ocupa en térmninos de esas dimensiones. Si el individuo A tiene una calificacién alta en el Factor I, esto significa que se pens6 que tenia los rasgos que caracterizan a un campesino maduro. Por otra parte, si el individuo B muestra una calificacion muy baja en el Factor I, consideramos que tiene los rasgos caracteristicos del adolescente. orga de wariabes en el Factor Avourseincia 010 aout ea. Ss ob re es) a arcisiome enon moe tiene 1+ ominante ge ceondiinal oe . 20's stares casados Cattixcones dels indus emo Factor 25 ° ioe 1 an (cosades, ios tim conden! ame tipo ge tals) Ficura 5.1 Una calificacién alta en el factor no necesariamente significa que 41 individuo tiene todos los rasgos que estin muy cargados en el factor. Significa que tiene més de ellos que aquellos con califi caciones mis bajas en el factor. Por ejemplo, puede mostrar al- gunos pero no todos Jos rasgos asociados con la edad adulta y ain asi tener una calificacién alta en el factor. La calificacién 5 Matemsticamente, seria tan Wbgico hacer ya fuera el polo adolescente el adalto la dicecién postive, pero pacologicamente ef natural pensar en el dearllo de Ta ad Pr at adiia. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 135 factorial del individuo es una calificacién standard, calculada con meétodos mateméticos, que representa el grado en que un individuo tiene el patrén completo de rasgos representados por este factor. Los sets FACTORES El resultado del andlisis factorial efectuado en las 63 variables del cardcter, rasgos de conducta, edad, sexo y estado civil de todo el grupo de aldeanos adultos, fueron seis factores. A estos facto- res les dimos nombres en términos de las variables mas importan- tes que son resumidas por el factor, como se ve a continuacién: Factor I. Adultez versus adolescencia. Este factor resume los rasgos que estin relacionados con la edad de los aldeanos e in- ica la manera en que cambia el carécter con el desarrollo de la juventud a la edad adulta. Factor II. Productividad versus improductividad. Este factor re- sume los rasgos que estén relacionados con la variable de pro- ductividad. Factor III. Explotatoriedad versus inexplotatoriedad. Este fac- tor resume los rasgos arraigados en una orientacién explotadora. Factor IV. Tipos de asimilacién acumulativa versus receptivos. Este factor indica mds que nada que todos los aldeanos pueden ser separados en términos de que su caracter sea bésicamente re- ceptivo 0 acumulativo. Factor V. Papel sexual (masculinidad versus feminidad). Este factor resume aquellas variables que estén correlacionadas signifi- cativamente con el sexo de los aldeanos. Factor VI. Centrismo materno versus centrismo paterno. He- mos visto que casi todos los aldeanos estin por lo menos mode- radamente fijados a Ia madre. Este factor contrasta la exclusiva fijacién en la madre con la influencia del padre. Factor I. ADULTEZ VERSUS ADOLESCENCIA Por parte de la edad adulta Jas cargas principales incluyen: estar casado, tener hijos, amor condicional y una tendeneia hacia el autoritarismo. El tradicionalismo es una carga secundaria. Por parte de la adolescencia las cargas principales incluyen: ser adolescente (menos de 20 afios), ser soltero y narcisismo. Las cargas secundarias incluyen: fijacién ala madre, sumisin y re- beldia pasiva. Fa is— 90 o- so +0 80 Lo 10° zw st- or zw: 40 00— st 30- rai or 60 or $0" 40 08" 60" c— 20" 90 to oo 1 Bor) 00 ct) 00: 00" ‘00 00 sopestdas cle or or 80" or st sopnta, + wr 20° 10" To 99" sopese sre so Lo- 00— Lo. sz SOIDIIOS £0— o— or- 40° +0" +0-— 02 9 SSW 0 io 0 £0" 10 Lt oL-19 20" 90 +0 60" A; wz 09-15 +0 Lo- or or so oz OS-T+ 80" 90 — or 80-— fo- zz Ole ir 40° or £0" lo +0" Of-12 90" er +0— or- zo 8e— Oc-Lt € 4o- 00: 10 s0"— $0— we soue OI-€I ‘Pepa ‘7 zo- se sz so st 90 ===} = 288ur 209g *T prs, Pepou popu nie Prison. osndeoy —-o1ioydxour —-ompouduty _vrowsoseyopy mete eh ‘snsi9a. Snsi9A snsion snsiaa eer Ouinuquo -jurnasoyy —ONPINUNDY —popatt popu xunpy He ne ‘AL soinjodeg —-Hamposg 1 ur 1 AIAID OaVISH X OXaS ‘aay :WELOYuVS Za SaTEvTAVA aa (xvIEREA) S¥AVION SYOUV B'S osppnD eqUINDY “Th (-wop) osnreaumoy “OF sopeioidxa “6€ (-wop) sopeiojdeay osouueg “TE (cop) osouie “og Teworrpuos soury “62 jop) “puoo 10WY “gz sopnursuod “LZ (-wop) 20) 1 ‘wop) I]t 1 Cunop) 1 Biss oanoninssc, uso, opaut Pops ciceind PPP eT oundoaoy -omiordiouy —omposdtuyppouooeo1opy te a snsion snsioa sion snsi9A sah ‘ome oanpjnunoy pupa opr soupy a“ AL coamnoydsy —-Honpo1g 1 MI 1 zt 1% “ye so Ise ee seperpens seung ysoudoa. “9 auped ansist °° aupeut yf uped opou omyojdxouy snsioa. Popout oma, ur AIPA, EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 139 Al resumir y polarizar los rasgos asociados con la adolescencia en contraste con los asociados con el casarse y tener una familia, este factor presenta una descripcién de los rasgos que tiene en comin el adulto promedio versus los rasgos que tiene en comiin el adolescente promedio. Como se ha observado en general, en nuestro material también, el narcisismo del adolescente da paso a un sentido de mayor rélacién y responsabilidad en la persona casada adulta, y la nueva relacién entre Ios cényuges debilita la intensidad del lazo con la madre. Es de notar que é&te es el Ainico de los seis factores con una carga alta de edad, lo que su- giere que los otros elementos del caricter son més 0 menos es- tructurados por la adolescencia y que no cambian después durante el curso normal de los sucesos. Respecto a esto, se debe decir que el Factor I incluye narcisismo I (mAs que narcisismo extre- mo) y de aqui que se pueda disolver més ficilmente al asumir las responsabilidades familiares. El Factor I no implica que los adultos “normales” se vuelvan mis afectuosos que las adolescentes. El amor condicional, segin 10 calificamos nosotros, implica cuidade material y afecto, pero con- dicionado a la obediencia y al respeto por la autoridad tradicio- nal. Hay tan pocos individuos amorosos entre los adolescentes como entre los adultos, De este modo, la edad adulta en el pueblo implica una rela- cién més responsable y la adopcién de actitudes autoritarias tra- dicionales en vez de Ia sumisién y rebeldia de la adolescencia. Factor II, PRopucrivipap versus mepropuctivipap Las cargas altas relacionadas con Ia productividad son: amor, crea- tividad, energfa de empresa, autoridad tradicional y modos de- mocraticos de relacién sociopolitica. La Ginica carga secundaria es el amor condicional. En el otro polo, en relacién con Ja improductividad, no hay cargas de mas de —.30. Pero las cargas secundarias de —.20 a —.30 muestran que la improductividad est relacionada con la depresién, falta de interés, destructividad, autoritarismo, sumisién y tebeldia pasiva. En dl Factor IT no hay sorpresas. Revela que los aldeanos pro- ductivos son los que tienden a mostrar amor 0 amor condicio- nal, a ser creativos y laboriosos, mientras que los aldeanos im- productivos son los més deprimidos y destructivos, sin interés en 340 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO las actividades del pueblo, en los asuntos culturales o hasta en sus propios hijos, A més de esto, el factor indica que las actitu- des sociopoliticas tienen sus rafces en la productividad. Los aldea- nos productivos combinan las actitudes tradicionales con las de- mocriticas. Son los que més respetan los derechos y deseos de los demds. En el contexto de una sociedad tradicional ellos roveen los cimientos emocionales para los ideales de una comu- nidad en la cual cada uno de los jefes de familia participa en el proceso de tomar las decisiones. Por contraste, los aldeanos improductivos son individuos autoritarios que desprecian a los Aébiles, que también son sumisos ante el poder, aunque tienden también a ser pasivamente rebeldes. Factor i ‘proouerivonD productive teaicionl amor condicons! Factor oN0 wOWTA —casado ‘Avouescencin ead ae 31 060 eprinide ‘mpnooucriionD Fiovra 5.2 Los adultos improductivos son autoritarios y deprimidos mien- tras que los adolescentes improductivos estan fijados a la madre, EL CARACTER DE LOS ALDEANOS i son narcisistas y rebeldes sumisos. En cambio los adolescentes y adultos mAs productivos son similares entre s{ en cuanto a ca- racter. No obstante, el adulto moderadamente productivo tiene los rasgos que mejor presentan las normas culturales del pueblo (ver figura 5.2). El contraste entre los Factores I y II sefiala una diferencia esencial entre la madurez definida por el envejecimiento y ajusta- miento a la sociedad versus la madurez definida por el desarrollo de los poderes humanos tinicos del individuo para producir y para amar. Esperariamos encontrar estos dos factores diferentes. tam- ign en otras sociedades, aunque es probable que las variables especificas que forman el sindrome del ajusteadulto difieran se- gan varian las demandas culturales y las estructuras sociales. En toda cultura, el ajuste a las normas de la sociedad y a su. modo caracteristico de autoridad se puede lograr sélo a costa del desarro- lo éptimo de los poderes humanos del individuo. Ajustarse a la sociedad significa someterse a aceptar las normas; el aldeano ajus- tado Mega a ser lo que se espera que sea, Su singularidad, su iden- tidad personal esta sumergida en Ja identidad que su cultura le || individuo productivo, por otra parte, se vuelve més idualizado. Sus ideas, como podemos ver en los ejem- plos de respuestas productivas al cuestionario del Apéndice «A, no son clisés culturales sino que estin basados en su propia experien- cia y sus poderes de raciocinio. Factor III, EXpLorATORIEDAD VERSUS INEXPLOTATORIEDAD Este factor fue uno de los que nos dio més trabajo nombrar. El contraste entre la explotatoriedad y la inexplotatoriedad parece set la mejor descripcién general del factor, aunque un anilisis cuidadoso de las variables muestra diferentes clases de explota- toriedad y de inexplotatoriedad, Las cafgas principales relativas al modo explotador incluyen el autoritarismo y el narcisismo extremo. Las cargas secundarias in- Gluyen el sadismo y la destructividad. Las cargas principales por parte de la inexplotatoriedad inclu- yen la sumisién y la receptividad. Las cargas secundarias incluyen él tradicionalismo, la responsabilidad, el consentimiento y el nar- cisismo I. Estas cargas tienen sentido s6lo cuando se les considera en relacién con la productividad al combinar Tos Factores II_y III como se muestra en la figura 5.3 la cual ayuda a diferenciar las 142 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Factor ProoucrMoA9 Faberose productive rasta emoettcn tredelonat amoretocandiion Factor ‘exntoraToReDAD IMExPLOTATORIEDAD exteradamentenarlsista consetiao enpstasor ‘eseimido shcico Inaitecete utoritaro ooniee no Interesado sano destructive ‘wrnooucriviokD Ficuna 5.3 variaciones mas positivas y mas negativas de los aldeanos explota- dores y no explotadores. E] aldeano improductivo-explotador es autoritario y sidico y (0 no) destructivo. Aquellos que tienen una orientacién autoritaria- explotadora sddica 0 destructiva constituyen aproximadamente del 10 al 15 % de la poblacién. Hemos visto que 6 % de los al- deanos son en forma dominante sidicos y 5 % son dominante- mente destructivos, El 16% de la poblacién es autoritaria en for- ma dominante. La forma en que el aldeano autoriario-explotador percibe la vida se puede definir como una sensacién de vivir en la selva donde se debe comer a los demés para evitar que se lo coman. Esta sensacion esta expresada simbélicamente en las respuestas de estos individuos a la prucba de Rorschach. A menudo ven imagenes de feroces animales camivoros combinadas con figuras débiles destruidas (ver Apéndice B). EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 143 La imagen del mundo del autoritario-explotador corresponde a su experiencia, y su percepcién de los motivos de los demas justifica ante él su propia explotatoriedad y destructividad. Al mismo tiempo, dado su cardcter, los demas le temen con justa raz6n y de este modo confirman sus creencias. Cuando a este sindrome se le afiade un narcisismo intenso, describe a un indi- viduo con una ilusién de poder y grandiosidad, a pesar de que como campesino pobre esti més bien indefenso y a merced de las fuerzas de la naturaleza y la sociedad sobre las que no tiene control. Mas atin, su narcisismo puede tener la funcién de evitar que se enfrente a sus verdaderas motivaciones y dejarle creer que sus actividades son motivadas por valores conscientes mas benig- nos. No obstante, debemos tener presente que en el pueblo cam- pesino, como en la mayorfa de las sociedades, hasta la gente mas explotadora desea creer que su conducta tiene la intencién de be- neficiar a los demas 0 que aun en su mayor destructividad, es simplemente autodefensa. Los padres més autoritarios y sadicos en el pueblo creen que las palizas estan dirigidas a “quitarle lo malo al nifio” 0 a mostrarle la diferencia entre el bien y el mal, y se negarfan a si mismos y a los demés, que gozaban con las palizas, que el castigar al nifio les hacia sentirse poderosos, menos deprimidos y més satisfechos. Lo que encontramos es que los individuos mas autoritarios y explotadores son también los mas narcisistas. EI ser autoritario no garantiza el lograr dominar a los demas. Muchos con esta estructura de cardcter se encuentran constante- mente frustrados en sus esfuerzos autoritarios; esto a menudo leva a una conducta violenta, Aquellos hombres que fueron anotados en una lista de individuos violentos, conocidos por sus pleitos con cuchillo o pistola, som explotadores tipicamente improductivos. El hombre autoritario-explotador ataca si se siente amenazado, si se desafia su propia imagen narcisista y debe humillar o destruir al otro para mantener su autorrespeto. Las mujeres, al igual que los hombres, tienen rasgos de caréc- ter autoritario-explotador. Tales mujeres acobardan a sus maridos, los ridiculizan cuando muestran debilidad y los apocan hasta la desesperacién y el alcoholismo (ver capitulo VIII). Para las mu- jeres una calificacién alta en el Factor III se correlaciona con la calificacién por observadores-participantes de mujeres que se pelean entre si en las calles del pueblo, ya sea con los pufios o con. pala- bras, para ver quién puede insultar a Ja otra a tal grado que se sienta demasiado avergonzada 0 muda para continuar. No hay 144 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO- MEXICANO Uimites para Ia ferocidad de estos duclos verbales. Las mujeres retinen todos los chismes malignos que pueden encontrar acerca de las otras mujeres y sus esposos y familias para lanzfrsclos en- tre s{ piblicamente. En contraste con estos sédicos improductivos, la orientacién productiva-explotadora describe esencialmente a un pequefio grupo como de diez. hombres que son empresarios modernos. Son duos, vigorosos e innovadores, los primeros en comprar tractores que rentan a otros, los primeros en utilizar en forma intensiva los nuevos métodos de labranza, en rentar nuevas tierras para que otros las cultiven bajo sus érdenes, los que tienen més proba- Dilidades de convertitse en intermediarios, haciéndose cargo de este modo de un papel que solfa pertenecer bisicamente a los ‘empresarios urbanos. La pregunta que se presenta es si este grupo de explotadores es realmente productivo o si el grupo es sencillamente més hail, inteligente y laborioso que los otros individuos explotadores. De hecho, estos sujetos a menudo explotan las debilidades y necesida- des desesperadas de los demés. A veces venden servicios para ahorrar trabajo que los otros no necesitan ni pueden solventar. Pagan los salarios mas bajos que les son posibles y con frecuencia cobran més de lo que ¢s justo por sus servicios. Prestan dinero con intereses muy altos. Al contrario del campesino tradicional, no son formales ni respetan a los demés. Mas bien, utilizan a los otros como objetos de ganancia personal. En contraste con el explotador improductivo estos empresarios, sin embargo, no dominan simplemente por la fuerza y la extor sién. El concepto de individuo productivo-explotador implica a alguien que construye algo que es tna respuesta imaginativa a nue- vas oportunidades que la mayorfa no utiliza. Esto es precisamen- te lo que sucede en la actualidad donde hay oportunidades de adoptar nuevos métodos y de usar nueva tecnologia agricola. En el pueblo tradicional del pasado, tales empresarios probablemente hubieran tenido menos posibilidades productivas que las que exis- ten hoy en dia. En la sociedad cambiante, en desarrollo, el empresario es el hombre nuevo al que se puede considerar “progresista” en el pue- blo. Pero él sdlo es esto en una determinada perspectiva_his- térica de aumento de la diferencia de clases en el pueblo y de la destruccién de su estructura tradicional. Los empresarios explo- tadores se encuentran entre los aldeanos més enajenados. A pesar de su éxito material, hemos comprobado que parécen gozar la EL CARACTER DE LOS ALDEANOS us vida menos que los demis. No les gustan las fiestas, no les in- teresa el bienestar de los otros a menos que les rinda ganancias. Encontramos s6lo un individuo explotador con un rasgo amor0so. La mayoria de estos hombres tiene un influjo destructivo en sus hijos, sus esposas y otras gentes en el pueblo. Resumiendo, el sindrome improductivo-explotador caracteriza a os hombres y mujeres més violentos y destructivos. El sindrome productivo-explotador caracteriza a los “hombres nuevos” que por su cardcter son como los barones ladrones en pequefio. En el lado no explotador del Factor If, también se pueden distinguir dos tipos en relacién a su productividad: los campe- sinos mas productivos, tradicionales y responsables y los improduc- tivos, pasivos, sumisos y receptivos. Los aldeanos pasivo-receptivos se someten a la explotacién no necesariamente porque sean ma- soquuistas, sino porque se sienten indefensos y han desarrollado una indiferencia protectora hacia la vida. El aldeano pasivo-sumiso ha perdido la esperanza, en parte porque le faltan la independencia y energfa para buscarle una altemativa a su modo de vivir, pero también porque esa alternativa le puede ser casi imposible de encontrar. El campesino productivono-explotador es tradicional y respon- sable. A la mayoria de los aldeanos més productivos tradicionales- noxplotadores los caracteriza la orientacién acumulativa, Para dichos individuos, los valores tradicionales chocan ahora con aque- los inherentes a la nueva economfa basada en el dinero, y estén dispuestos a seguir a los nuevos empresarios abandonando muchas de sus formas tradicionales, como las costosas fiestas, para obte- ner una mayor ganancia y modemizacién (ver capitulo VI). (Debe sefialarse que esta actitud, aunque es econémicamente itil, con- tribuye a la destruccién final de lo que queda de los valores tradicionales del campesino que, en este caso, no es demasiado.) ‘A este respecto vemos que el andlisis factorial sugiere que al- sunos de los rasgos que calificamos deben interpretarse de forma distinta segin el sindrome en el que se encuentren, Esto se pue- de deducir por ejemplo, de las cargas en los diferentes factores de narcisismo I, autoritarismo y sumisién. El andlisis factorial indica_que nuestra calificacién del narcisis- mo I como indiferencia no distingufa entre un narcisismo adoles- cente “normal” y una indiferencia mas profunda que no se di- suelve normalmente con el matrimonio, Hay que tomer en cuen- ta dos posibilidades que no son mutuamente excluyentes. Una €s que tenemos raz6n al expresar el narcisismo mediante grados, 146 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO y que lo que lamamos narcisismo I incluye una gama de grados. Por ejemplo, si concebimos una escala de 0 (ausencia de narcisis- mo) a 100 (narcisismo psicético), lo que Hamamos narcisismo I podria incluir el rango de, digamos, 20 a 60. La otra posibilidad € que el narcisismo asociado con la sumisiOn y la receptividad (Factor IIL) no es, de hecho, indiferencia narcisista sino falta de interés basada en la desesperanza de los individuos que han sido aplastados y que no pueden esperar nada de la vida en el futuro. El autoritarismo tiene clevadas cargas en los Factores I, II y UL En los Factores II y IU, el autoritarismo esta arraigado en el caracter sAdico. Esto encaja con la formulacién tedrica de Fromm (1941) del autoritario como un individuo sddico, explota- dor que manifiesta estos rasgos de caracter en la esfera sociopoli- tica tanto como en sus relaciones familiares intimas. Sin embar- g0, el Factor I describe a un aldeano adulto responsable, bien ajustado, razonablemente sano que generalmente no es explotador 0 sidico. Aqui manejamos una clase diferente de autoritarismo que tiene que ver con la aceptacién de una estructura social jerdrquica, con el conservadurismo y con una fuerte reaccién a la desviacién del statu quo. Aunque tedricamente distinguimos en- tre el autoritarismo sadomasoquista y el “tradicional”, el andli- sis factorial muestra que esta diferencia tedrica no quedé muy clara. Encontramos que un tipo de actitud tradicional es autori- taria en el sentido de que apoya una estructura jerérquica, mien- tras que otro tipo de tradicionalismo se combina con una actitud democritica, Ambas actitudes sociopoliticas son distintas del auto- ritarismo s4dico y explotador. La actitud democratica tradicional se acerca al concepto de “autoridad racional” que Fromm (1947) ha distinguido de la “autoridad irracional” autoritaria-sddica. La sumisin, también, tiene un significado diferente en cuanto a la dependencia del adolescente (Factor 1), al masoquismo (Fac- tores II y V) y la receptividad (Factores II y IV). Hemos visto que 79 % de los aldeanos calificaron como suumisos. ‘Tal ac- titud prevalente puede considerarse virtualmente como un patron cultural, pero parecen haber diferentes grados de sumisién de acuerdo al sistema total del cardcter en el que se encuentra la sumisin. La sumisi6n més profundamente asentada y probable- mente la més dificil de cambiar, es aquella conectada con el ma- soquismo. En cambio, para los’adolescentes una cierta sumisin combinada con rebeldia es parte de su dependencia de los pa- dres, y normalmente se debilita cuando el individuo se casa y tiene hijos. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS M7 En la tercera forma del caricter receptivo, el significado de su- misién es también algo distinto. Es el resultado tanto de la orien- tacién receptiva como de la desesperanza del campesino receptivo debido a su experiencia de ser aplastado por la vida. Es posible que esta actitud sumisa pudiera cambiar si las condiciones socio- econémicas de la vida proveyeran un. futuro mejor y alentaran la esperanza y 1a iniciativa, Estos tres tipos de cardcter sumiso —arraigados en el masoquis- mo, la dependencia adolescente y la receptividad pasiva— son todos diferentes de la conducta sumisa que hasta muchos de los aldeanos més independientes manifiestan ante las autoridades po- derosas. Para estos individuos la sumisién es simplemente una téctioa para arreglérselas en la vida, para agradar a la gente po- derosa y peligrosa y evitar su ira o asegurar sus favores (las diferen- tes raices de la sumisién en los aldeanos aparecen resumidas en Ja figura 5.4). ceomoucra: amit rasta inode: sro: a ‘ receptivo acum lative tdconl stonricADe: ieaiacién dependent exten ‘ptee” bee Sree scoeanade Frou 5.4 Factor IV. Mobo pe asmmmtacién acumutativo. VERSUS RECEPTIVO E| contraste entre las orientaciones acumulativa y receptiva que son las cargas principales de este factor es un elemento clave para comprender el caricter de esta poblacién campesina y quiz4 el 148 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO cardcter campesino en general. Hemos visto que 86% de los al- deanos son © acumulativos © receptivos en st. modo dominante de asimilaci6n (ver cuadro 5.1). En cambio, sélo 10% de los aldeanos son explotadores dominantes. La orientacién acumulativa es la tinica carga principal en un lado del factor. Las cargas secundarias de este lado incluyen: energia, rebeldfa activa, destructividad y el sexo femenino. Las cargas secundarias también indican que el modo acumulativo esta relacionado con la independencia de los padres, la rebeldia con la madre y la orientaci6n tradicional hacia la autoridad. La orientacién receptiva es la tinica carga principal en el otro lado del factor. Las cargis secundarias relacionadas con la recep- tividad incluyen sumisién, consentimiento y dependencia de los padres. Una carga secundaria también indica que Ja orientacién teceptiva positiva tiende a ser mds afectuosa que la orientacién acumulativa positiva, Algunas razones de por qué las mujeres son més acumulativas y los hombres més receptivos se estudiarn en el capitulo VII. Para comprender las otras cargas, se debe analizar el Factor IV en relacién al Factor II. Cuando se hace esto, como en la figura 5.5, podemos diferenciar los aspectos negatives y positivos de las orientaciones acumulativa y receptiva. Aquellos con orientacién acumulativa positiva tienden a ser los més independientes, laboriosos y tradicionales entre: los aldeanos, Estudliaremos por qué es asi al final de este capitulo. Tedrica- mente esperariamos que el caricter acumulativo fuera més inde- pendiente y auténomo que el caracter receptivo por las razones que se sefialaron en el capitulo IV. Los aldeanos de caricter acumulativo negativo tienden a encajar en el concepto de Freud de sadismo anal. Su rebeldia describe la obstinacién que Freud (1908) adscribié al cardcter anal. Su tendencia a la destructivi. dad también concuerda con la teorfa de Fromm (1964) de la destructividad necréfila arraigada en una orientacién acumulativa regresiva en extremo. Segiin la teorfa del cardcter descrita en el capftulo IV, los in- dividuos con una orientacién receptiva positiva tienden a ser respon- sivos, sensibles y tiemos. Se aviene a esta teoria el que los al- deanos més productivos-receptivos se inclinan a tener por lo me- nos un rasgo amoroso secundario. Los aldeanos moderadamente productivos-receptivos tienden a ser consentidores; ceden para re- cibir afecto. Ademés, tienden a depender tanto’ de sus madres como de sus padres. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 49 Por contraste, el caricter negativo receptivo encaja en la con- cepcién “clisica” psicoanalitica del individuo receptivo, sumiso, con fijacién materna, Consideramos teéricamente significative que un individuo receptivo tienda a ser mas productivo si es depen- diente del padre, mientras que es més probable que:la extrema Factor PprooucrivoAD Fete it ncomutavo consentidor ecertvo rebelde (aa madres ca mater extvetie soni ‘merooueriiDAD Ficura 5.5 dependencia de la madre implique un cardcter més regresivo ¢ improductivo-receptivo. En el anilisis del carécter social del pue- blo y en la formacién del mismo (capitulo IX) veremos que la fijacién matema ¢s un elemento clave para explicar la impro- ductividad. Factor V. PAPEt SexvAL, (MASCULINIDAD VERSUS FEMINIDAD) Este factor resume los rasgos que estin correlacionados con el sexo. En el lado masculino, las cargas principales son narcisismo Ty tradicionalismo. La carga secundaria es la actitud democré- tica, En el lado femenino las cargas principales incluyen maso- quismo, sumisién y amor. Las cargas secundarias incluyen rebel- dia pasiva y el modo acumulativo. 150 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO res son indiferentes, tradicionalistas y democriticos, mientras que més mujeres que hombres son masoquistas, acumulativas, rebel des pasivas y amorosas. En el capitulo VII se analizarin las ferencias sexuales en relacién a las variables culturales y socio- econémicas. Factor VI. ORtENTACIONES DE CENTRISMO MATERNO VERSUS (CENTRISMO PATERNO A este ‘iltimo factor se le puede considerar como una variable {que describe en un extremo a aquellos individuos que estén in- tensamente fijados a la madre sin ninguna influencia paterna. En 1 otro extremo se encuentran los aldeanos que estan fijados tan- to al padre como a la madre. Puesto que virtualmente todos los, aldeanos estén atados a la madre en un grado u otro, la cuestion para cada individuo es también saber si hay 0 no influencia pa- tera, En la conclusin de este capitulo bosquejaremos la im- portancia tedrica de las sociedades de centrismo materno versus Jas de centrismo paterno, Aqui sélo consideraremos lo que el factor afiade a los hallazgos anteriores. La carga principal en el lado del centrismo mateo ¢s la fi- jacién a la madre. Las cargas secundarias son sadismo ¢ impro- ductividad. La carga principal en el lado del centrismo patemo ¢s la fija- cién al padre. Las cargas secundarias incluyen la orientacién de- mocrtica, el amor condicional y la productividad. ‘Al analizar el Factor VI debiéramos tener presente que la fi- jacién extrema a la madre ya se ha estudiado en relacién a la orientacién receptiva improductiva. Del lado de la fijacién mater- na el factor agrega el hallazgo de que el sadismo con frecuencia es un elemento de la personalidad centrada en la madre. Este hallazgo esté de acuerdo con la elaboracién tedrica del capitulo TV. Dijimos que el sadismo esta arraigado en los sentimientos profundos —y a menudo inconscientes— de impotencia y los com- pensa. El individuo que permanece fijado a la madre, sin ningu- na influencia paterna, se sentirla como un pequefio impotente sino compensara estos sentimientos de alguna manera. Una for- ma de obtener una sensacién de poder es mediante el impulso sddico, forma que tiene sus raices en la orientacién de fijacién materna y pasivo-receptiva, y que sera analizada en el capitulo VIII en relacién al alcoholismo. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 1st Las cargas secundarias relacionadas con Ia influencia paterna indican que, en la sociedad del poblado, se hallan vinculadas al cardcter positivo, La influencia del padre guarda relacién con el amor condicional y con la orientacion democritica. Este descu- brimiento concuerda también. con nuestro punto de vista tebrico, como lo esquematizaremos al final de este mismo capitulo. Conciusi6N: CARAGTER SOCIAL En lo que va de este capitulo, hemos mencionado, primero, la frecuencia de los rasgos de caricter y hemos descrito, después, las interrelaciones entre dichos rasgos segin aparecen en el andlisis factorial, Este material nos proporciona la base para expresar el caricter social del pueblo y para plantear esta pregunta: ;Cudles son las influencias decisivas que han formado estos diversos.tipos de cardcter? Hemos distinguido tres tipos principales: primero, el carcter improductivo-teceptivo, que es el més frecuente; segundo, €l ca- ricter productivo-acumulativo; y tercero, el cardcter explotador (que esté compuesto de dos tipos més reducidos en ntimero, el produc- tivo-explotador y el improductivo-explotador). Al resumir los. ti- pos principales, hemos dejado de lado algunas diferencias impor- fantes entre el hombre y la mujer, las que se analizarin en el capitulo VIL. 1. El cardcter improductivo-receptivo La orientacién improductiva-receptiva tiene sus rafces en a his- toria de la estructura feudal de la sociedad mexicana como un todo. Aun antes de la Conquista, la sociedad azteca estaba or ganizada bajo un sistema feudal. Después de la Conquista, se ‘organiz6 el sistema de las haciendas segtin lo que se podria Hamar un sistema feudal modificado en el cual los peones eran asignados a sus puestos de por vida, dependientes por completo de sus amos, sin posibilidad de cambiar ni de imaginar cambio alguno en su posicién, Lo que hacia “semifeudales” a las haciendas era cl hecho de que el pedn no tenfa derecho alguno y que el duefio de la hacienda, a diferencia del amo medieval, no tenfa obligaciones. No obstante, existen elementos sociopsicoldgicos claves del siste- ma feudal que caracterizan a la estructura sociopolitica de Méxi- co de arriba a abajo. La estructura feudal implica que el indivi- 152 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO duo de cualquier nivel social depende de un superior en el si- guiente nivel y que hay una jerarquia de dependencias de abajo a arriba. La seguridad y el progreso individual no se ganan ori- ginalmente sobre la base de los logros y la competencia, como en una sociedad moderna, sino més bien sobre la base de una lealtad absoluta al superior a cambio de la esperanza de que el superior le har4 favores al individuo y lo proteger’. En efec- to, el inferior en la sociedad mexicana no considera lo que re- cibe como algo a lo que tiene derecho sino ms bien como favores © generosidad de parte de su superior. Hemos observado en los dias de pago en la aldea que los hombres receptivos que trabajan como jomaleros legan sombrero en mano a mendigar, por asi de- cirlo, el salario que han ganado. En un sistema feudal, el infe- rior tiende a mirar a su patrén superior como el nico que le puede dar 0 quitar, que lo alimenta 0 lo mantiene. Uno de los esfuerzos principales del inferior es ganarse el favor del patron agradandolo, Esto tefuerza la orientacién receptiva que encontramos no sélo entre los aldeanos sino en todo México. El burgués mexicano adopta la misma actitud hacia el funcionario gubernamental que esta arriba de él, y asf hasta Megar al Presidente. La esperanza siempre es que los de arriba pueden beneficiarnos, y la energia se dedica no tanto a los propios proyectos como a tratar de mani- pular al superior. Pero seria erréneo pensar que esta actitud receptiva del cam- pesino o del burgués ¢s solamente una actitud calculadora y fria. ‘También tiene tonalidades afectivas, y a menudo implica un ca- lor genuino, Debiera sefialarse que la diferencia entre la sociedad industrial moderna y la s lad semifeudal tiene repercusiones importantes en la formacién de los rasgos de personalidad. En una sociedad industrial el éxito depende basicamente de los lo- gros y la competencia, la simpatfa ¢s sélo un factor secundario, En la sociedad semifeudal, el ser simptico 0 complacer a la auto- ridad es un factor importante para tener éxito y hasta para con- tinuar en el mismo status, mientras que los logros y la competet cia son secundarios. Asi tenemos que en una sociedad industrial moderna la amistad general es importante pero no siempre nece- saria para conservar el trabajo y mejorar, siempre y cuando se de- muestre competencia; una cierta cantidad de amistad indiferente ¢s generalmente suficiente para evitar toda pugna con el jefe. En Ja sociedad semifeudal, se necesita conocer muy bien a la otra persona para lograr que se incline a favor nuestro. Esto no sig- nifica meramente que se puede adular al patrén, pues le puede mo- EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 153 lestar la adulacién obvia; més bien, se deben conocer tan bien sus mas ligeras reacciones y rasgos de personalidad que se pueda decir y hacer precisamente lo que, tomando en cuenta su personalidad, cree una impresién favorable. Como consecuencia secundaria, se encuentra tanto en el campesino mexicano como en el miembro de la clase media, un grado extraordinario de tacto y sensibilidad ante Ia comunicacién no verbal que rara vez existe en una so- ciedad industrial. Dada su estructura casi feudal, es légico esperar que los cam- pesinos del ltimo lugar de la jerarquia sean individuos recepti- ‘vo-sumisos. La especial estructura mexicana tiene también otro elemento clave que es decisivo en la formacién del caricter receptivo: la fijacién matemna. La fijacién a la madre es parte del cardcter social, tanto que podemos considerar al pueblo (y la meseta cen- tral de México) como una sociedad. aparentemente patriarcal 0 centrada en el padre pero que de hecho esti emocionalmente cen- trada en la madre. Se necesitan algunas aseveraciones tedricas generales para poder aclarar este punto. Principiaremos con la suposicién de que hay sociedades € individuos centrados en el pa- ‘dre y otros en la madre. El decir centrado en el padre o en la madre significa que el principal vinculo emocional es con el padre o con la madre, Den- tro de la personalidad centrada en el padre o en la madre, hay diferencias de grado significativo que van desde un lazo emocional con uno de los padres que excluye al otro, hasta el vinculo con uno de los padres que coexiste con otro vinculo con el otro padre, aunque mas débil. Desde el punto de vista dinimico, este Jazo no tiene que ser positivo; un nifio esté tan atado a su madre tanto si su apego a ella es extremo como si su actitud hacia ella es de odio y rebeldia. Lo mismo, por supuesto, también vale para el vinculo al padre. Esta distincién entre los individuos y las culturas centradas en el padre y en la madre se obtiene del material clinico observado en la terapia psicoanalitica, al igual que del estudio de las culturas. Nos causé suma impresién la obra de Bachofen sobre los estudios matriarcales y patriarcales. Aunque sus hipétesis no son cortectas en lo que se refiere al plan evolu. tivo exacto y a su universalidad, no se puede cludir el hecho de que no sélo los datos antropolégicos, sino especialmente cl and- lisis critico del mito, demuestran que la idea fundamental de Bachofen y Morgan de distinguir entre las sociedades regidas por las madres y el principio maternal (sociedades matriarcales) yas 154 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO sociedades regidas por los padres y el principio paternal (socieda- des patriarcales) es correcta.* Sex conscientes del hecho de que la mayoria de los antropélo- {gos no creen en el anilisis de Bachofen, en realidad apenas si lo toman en serio, no altera nuestra conviccién, Nuestro concepto de las sociedades y personalidades “centradas en la madre” y “cen- tradas en el padre” debiera facilitar Ia superacién de las dificul- tades para aceptar la cuestién principal. Si hablamos de sistemas centrados en la madre y en el padre, podemos dejar fuera el discutible problema de la dominacién so- cial y politica segiin est supuesto en el concepto de matriarcado y patriarcado (gobierno del padre y la madre). Atin més, el con- cepto de sistemas centrados en el padre o la madre tiene la_ven= taja de que puede demostrarse con abundante material clinico, segin creemos, también en relacién al caricter social. Debemos explicar lo que se quiere decir con los principios pa- temales y maternales a los que nos acabamos de referit. Basica- mente estos son los principios establecidos por Bachofen, algo més desarrollados con nuestros datos clinicos y sociales, En resue ‘men, el principio matemo es el amor incondicional, la abnegacién, Ja igualdad natural de los nifios, la prevalencia de la ley natural por encima de la ley hecha por el hombre y de grupos natu- rales como la familia o la tribu por encima de los grupos hechos por cl hombre como el Estado, EI amor de la madre es incondicional. Esta es una necesidad Diolégica, puesto que su interés y su amor no pueden depender ® Quisks estarfamos menos dispuestos a sostener estas convieeiones en un asunto antropolégico en el cual los antropélogos son obviamente mis com- petentes que nosotros de no ser por que estamos profundamente impresio- hados por la tremenda inclinacién emotional que existe respecto a este pun- to, Parece ser que hasta en una forma relativamente moderada de pa- triarcado, como lo es la de Estados Unidos, los hombres y mujeres encuen- tran muy dificil ereer que el papel de los sexos pudiera ser exactamente lo puesto a lo que la sociedad patriarcal supone como natural. Consciente mente, por supuesto, no hay prejuicio, pero, como todos los prejuicios, la reaccién inconsciente es bastante diferente de la consciente. Uno de los ejem- pplos mis dristicos de la fuerza de esa inclinacién se puede ver en la teoria de Freud sobre la mujer. Toda su idea de que libido es masculina y de wwe Ia mitad de Ta raza’ humana es una edicién mutilada de la otra, es ‘Tsurda, y este absurdo aélo se puede entender si uno toma en consideraciin a fuerza’ de Ta_inclinacién pattiarcal de Freud (cf. la discusién sobre este punto en E. Fromm: La misién de Sigmund Freud, México: Fondo de Cultura Econémica, 1960). El prejucio patriarcal de Freud aparece tam- ign en otto punto. A causa de la devaluacién de la mujer, Frevd no vio EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 155 de que el bebé la complazca. Por que este amor es incondicio- nal, tampoco puede controlarse o adquitirse; su ausencia produce tuna sensacién de estar perdido y de desesperacién total. puesto que la madre ama a sus hijos porque son sus hijos, y no porque sean buenos, obedientes, o satisfagan sus deseos y érdenes; el amor de la madre se basa en la igualdad.* EI principio. paterno se basa en el amor condicional, que de- pende de la obediencia y del comportamiento, del pensamiento abstracto, la estructura jerérquica, la justicia, la ley y el orden. La naturaleza del amor paterno consiste en que plantea gencias, establece principios y leyes y que su amor por el hijo depende de la obediencia de éte a sus exigencias, Prefiere al hijo que més se le parece, al que es més obediente y al que esté mejor capacitado para ser su sucesor, como heredero de todas sus posesiones. Como consecuencia, Ia sociedad patriarcal es jerirqui- a; la igualdad de los hermanos cede ante la competencia y la lucha mutua. ‘Como resultado, el amor paterno puede conquistarse haciendo lo que el padre quiere, a diferencia del amor materno que no se obtiene con nada, puesto que esta ahi. El lactante, en verdad, ‘es amado por su madre no porque la complazea, sino porque ¢ su hijo, y esta experiencia de amor incondicional tiene un cardc- ter euférico que permanece como un anhelo profundo, que casi no se puede erradicar de la mente. Si se pierde el amor del pa- dre no es una tragedia tan grave, porque se puede recuperar, pero 1 hecho de un vineulo primario del nitio y de la nina a Ya madre hasta diez afios antes de su muerte. Aunque es abrumadora la evidencia de un azo nogenital profundo € intenso (en lenguaje freudiano “preedipico”) con la madre; pricticamente todos los otros analistas siguieron a Freud en este ‘ertor (cf. el excelente trabajo de John Bowlby, ‘The Nature of the Child's tie to his Mother", The Intemational Journal of Psychoanalysis, 34, 1958, pp. 350-73). A causa de este error en la evaluacién del papel primario de Ia madre, el valioso trabajo de J. J. Bachofen fue casi totalmente ignorado por los pricoanalistas, Desde principios de los afios 30 Fromm ha sefialado { trabajo de Bachofen como una gran contribucién para la comprensi6n del papel primatio del lazo del nifio con la madre. El trabajo de Bachofen se {radujo parcialmente por primera vez al inglés en 1967 como Myth, Religion and Mother Rigeh (Princeton: Princeton University Press, 1967). Los ‘meros trabajos de Fromm sobre 1a importancia social y psicoldgica del “de- echo matemo” (1934) y sobre el complejo de Edipo y el mito de Edipo (1954) se han vuelto a publicar en La crisis del psicoandlisis (Buenos Aires: Paidés, 1971). * Cf, Fromm (1956). 156 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO también le falta el caricter euférico del amor materno porque siempre es condicional y es mas bien una recompensa que un privilegio.® Los principios centrados en la madre y el padré, s¢ manifies- tan respectivamente, en la vida familiar y en la vida religiosa. En una estructura familiar centrada en la madre, la ligazén es. mis ‘© menos exclusiva de la madre. Ella es también quien domina a Ja familia, aunque las apariencias muestren una fachada de cen- trismo en el padre, En la religién el papel de la Virgen junto con la del Nifio Jess es rélativamente acentuado respecto del papel relativamente inacentuado de Dios Padre y Cristo el hom- ‘bre adulto. Hay que sefialar, sin embargo, que existen culturas centradas en el padre relativamente enteras como las de Alema- nia y el sur de Italia (aunque aqui con rasgos maternos acentua- dos mezclados con el sistema patriarcal), mientras que hay otras sociedades en las cuales el sistema de’centrismo paterno existe pero es minado por fuertes elementos centrados en la madre en ‘yex de estar mezclado con ellos. El mezclar los dos elementos implicarfa estabilidad; si el_prin- cipio matriarcal y el patriarcal estuvieran unidos Ja abnegacién y la justicia, el orden y la igualdad, la emocién y el intelecto, la ley natural y la hecha por el hombre, dejarian de ser contrarios, polos mutuamente excluyentes. Adoptarfan cualidades que permi- ten a cada polo mezclarse con su contrario. Pero si los dos se separan cada lado cambia; la abnegacién se vuelve consentimien- to, la justicia dureza, el orden inercia, la igualdad igualacién, la * La religion cristiana_y Ia judia fueron ambas esencialmente patriarcales, aunque n la forma catSica romana del cristinismo los elementos mata ales se manifiestan mucho més en la figura de la Virgen y de la madre Iglesia, El Protestantismo de Lutero, aunque legs a ser la base para el tipo mis patriarcal de religién en Europa Septentrional, en su forma original fue tun retomo al deseo del amor incondicional de la madre, el cual no se puede obtener ni necesita obtenerse con buenas obras, Paradéjicamente, el concep: to catélico romano que Lutero atacé, estaba arraigado, hasta cierto grado, ris en el concepto patriarcal del amor por su interés en las buenas obras como factor contribuyente a la gracia de Dios. Lutero, por otra parte, no etia saber nada de este “factor contribuyente"; lo que le interesaba’ era el amor incondicional sin la contaminacién de la necesidad del hombre de merecerlo o de probar nada. Sin embargo, en el desarrollo posterior el pro- testantismo se volvié mas y mis patrareal y el catolicismo romano conser- v6 la mezcla entre los principios patriarcales y matriacales. Se puede st poner que es precisamente a esta mezcla a la que el catolicismo debe su gan atractv, porque sitet dos principios y Satisface dos deseon ics €n los corazones. EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 157 emocién necedad, el intelecto abstraccién, la ley natural anarquia y la ley hecha por el hombre regla autécrata. En México encontramos que el principio paterno esté minado y en guerra con el principio materno. Es, en apariencia, una stricta sociedad centrada en el padre. Por ley y costumbre el hombre gobierna; a las mujeres se las ve como inferiores y mas débiles. Pero también es evidente que entretejido con esta es tructura partiarcal existe un sistema matriarcal. Se manifiesta de diferentes formas; antes que nada, en el sistema familiar la liga- zbn principal, se establece, sin que importe la edad del individuo, con la madre. Como muestran nuestros datos, hay diferencias en el grado de ligazén pero hay relativamente pocos casos en los que un hijo o una hija esté més atado al padre que a la madre. La mayoria esti ms atada a Ia madre. Ofender o lastimar a la madre es quizi el crimen més real y severo, aunque no en tér- mings legales ni en cuanto a lo que los aldeanos conscientemente piensen del crimen. EI predominio del clemento maternal también se puede ver en la estructura religiosa del catolicismo romano mexicano. Mientras que su teologia es, por supuesto, igual a la de la Iglesia en general, se acentiéa y hace hincapié con fuerza el lado matriarcal. El mundo religioso esti regido por la Virgen, la madre misericordio- sa toda ayuda y toda perdén, mientras que Dios y hasta Cristo martirizado toman el segundo lugar en los sentimientos de la gen- te. No es exagerado decir que para el campesino mexicano la Vite gen de Guadalupe (y muchas otras Virgenes de importancia lo- cal) esté en el centro de la creencia religiosa. Hasta aqui, hemos deserito una mezcla entre los elementos del centrismo en’ Ia madre y en el padre en la estructura mexicana, {que se asemejan en muchas formas a la estructura religiosa del sur de Italia; el caso italiano refleja una sintesis constructiva ca- racteristica de la religién catélica romana, ‘Sin embargo, el sistema patriarcal en México no esta produc- tivamente sintetizado con elementos matriarcales; es en si débil ® La religién catdlica, aparte de su obvio principio patriarcal (jerarquia, dominio masculino, deber, etc.), ha incorporado el. principio matriarcal en la idea de la Madte iglesia, en el papel de la Virgen Madee, y en el sacerdote ceblibe que puede funcionar como padre tanto como madre. (Esto es verdad especialmente en la imagen del Papa como un padre justo y una madre justa ‘que todo perdona.) En la rligién judia el elemento materno es menos obvio pero discernible. EI protestantismo parece ser la forma més patrareal_ del erstianismo. 158 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. ¥ muestra sintomas de desintegracién, Muchos mexicanos se sien= ten inseguros, temerosos de sus mujeres, y en vez de llevar las iendas dependen de sus esposas. Esto resulté especialmente cier- to en los hombres receptivos, segtin veremos en los capitulos VII y VIII. La ineficacia masculina también se observa en los mu- chos casos de hombres que abandonan a sus familias, andando de aqui para alld 0 emborrachindose, o haciendo ambas cosas. Al contrario, la madre mexicana cuida a sus hijos con toda respon- sabilidad y realismo, casi nunca bebe 0 se permite cosas que pu- ieran interferir con sus obligaciones, De todos modos parece correcto decir que el pucblo presenta tuna fachada patriarcal gran parte de la cual, sin embargo, esta minada por elementos matriarcales. Tal situacién como veremos en capitulos posteriores, causa mucho antagonismo entre los se- x08 y tiene consecuencias sociales y econémicas importantes. Cuan- do los principios patriarcales y los matriarcales chocan en vez de mezclarse, se puede esperar que la batalla entre los sexos se in- tensifique; nuestros datos muestran que esto ¢s cierto, lo cual no excluye el hecho de que también se pueden encontrar elementos positives que son el resultado de la mezcla de los dos prin- Cipios. La interrelacién entre el sistema de haciendas, el principio ma- triarcal y la formacién del cardcter receptivo en el presente se puede rastrear histéricamente en México hasta la Conquista Es- pafiola, Los espafioles destruycron Ia sociedad patriarcal azteca, y al hacerlo, dejaron a los indios, especialmente en las hacien- das, impotentes para defender a sus mujeres. Los conquistadores espafioles tomaron a las indias como esposas 0 concubinas, y los hijos de esta unién fueron los mestizos. Como peén dependiente en la hacienda, al mestizo le faltaba autoridad patriarcal verdade- 1a, y los amos de las haciendas se apropiaron sus mujeres a vo- luntad. No nos referimos al hecho de que el peén no hubiera logrado defender a sus mujeres, si lo hubiera intentado sino a que estaba en una posicién de tal impotencia que no podia ni si- quiera atreverse a levantar la mano contra los amos espafioles y los hacendados. Bajo tal impotencia cualquier hombre resulta afectado profundamente. Le comunica una sensacién de castra- cién, de falta de hombrfa y profunda vergiienza. Es claro, que un sistema patriarcal se denumba si sus hombres se ven afectados total © parcialmente por este tipo de impotencia, no en el sen- tido fisiolégico de no funcionar sexualmente, sino impotencia en 1 sentido més extenso del papel masculino ‘tradicional, es decir, EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 159 gue el macho no es capaz de defender a sus mujeres. Tal con- dicionamiento hace que el hombre se sienta humillado, tendiendo a volverse surniso ante las mujeres, porque teme su desprecio. Es improbable que los hijos acepten las pretensiones patriarcales del padre; mds bien, retienen su vinculo primario con la madre. En una situacién donde los hombres se han sentido impotentes para ienar el papel del macho, se refuerza la imagen de la madre como la Gnica persona que ama incondicionalmente y la que siempre dard Ia sensacién de ser poderosa, por lo menos mientras el hijo continée siendo emocionalmente un nifio, En teorfa esperariamos que la orientacién receptiva-sumisa en los hombres desembocaria en un potencial sidico fuerte aunque generalmente reprimido, que los hombres sentirfan que la masculi- nidad destruida se podria solucionar s6lo si ellos pudieran demos- trar que podian matar, que podian usar armas, que podian des- truir2® Esto podria explicar una causa para la cualidad extrema- damente violenta y sedienta de sangre de las guerras civiles mexi- canas. La revolucién en Morelos, encabezada por Emiliano Zapa- ta, al principio fue una lucha limitada de los campesinos terrate- nientes libres para retener su propiedad contra las haciendas en desarrollo. Como escribe Womack (1969), en 1911 Zapata y sus jefes rara vez reclutaban peones “los cuales de todos modos pre- ferian su seguridad garantizada, y en ningiin lado evidente exci- taron a estos peones dependientes a levantarse y apoderarse de las plantaciones en las que trabajaban”. (p. 87.) Sin embargo, una vvez que las haciendas fueron destruidas, los expeones entraron en Ja guerra literalmente con una sed de venganza y sangre. Se creeria que puesto que la seguridad del peén receptivo radica en que se le alimente, se deprimiria o se pondria furioso slo cuando se cortara su fuente de abastecimiento. Entonces una vez que hubo perdido su seguridad y el miedo a sus amos, el potencial para el sadismo quedé libre y se volvié violento y vengativo. En los capitulos que siguen veremos que en la actualidad los aldeanos receptivos son aquellos a los que més les falta el prin- Cipio patemo. Son los aldeanos que tienen mis probabilidades de caer en las relaciones de dependencia de tipo feudal; y es proba- le que su violencia reprimida surja cuando beben. 26 Aunque Ia califcacién del cuestionario no muestra esta relacién entre la receptividad y las tendencias sfdicas excepto en el caso de los alcohbli ‘os (capitulo Will), es probable que las respuestas al Rorschach den. una medida més fina del sadismo reprimido. 160 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO 2. EL tipo productivo-ccumulativo De la reflexién sobre la naturaleza casi feudal de la sociedad mexicana y de la ligazén a la madre se debiera esperar que to- dos los campesinos ‘sean improductivos receptivos. La realidad, sin embargo, ¢ que una buena minoria en el pueblo es producti- vaacumulativa. ‘Treinta por ciento de los aldeanos (22 % de los hombres y 39 % de las mujeres) es predominantemente acumulati- vo. Hemos visto que en general los aldeanos acumulativos, espe- cialmente los hombres, tienden a ser mas productivos e indepen- dientes que los aldeanos receptivos. Podemos explicar la presencia del tipo productivo-acumulativo por la influencia especifica del modo de producciém campesino, el cual a veces demuestra ser més fuerte que la influencia feudal general, pero sélo cuando el campesino tiene su propio pedazo de tierra, Para cl campesino independiente que tiene tierra su modo de produccién favorece Ia orientacién acumulativa 0, en otras pala- bras, la orientacién acumulativa es adaptable a su modo de pro- duccién, y esto por las siguientes razones: 1. El campesino puede contar con un pequefio excedente cuando mucho, y las condiciones naturales esenciales para su produccién —buen tiempo, ausencia de plagas o insectos— son inciertas. Su medio ambiente, a diferencia del de los trépicos, le provee de pocos frutos o animales de caza. Guardar parte de 1a cosecha para comida y semilla, acumnular en ver de consumir, ha sido necesario desde los comienzos de la agricultura, La tacatieria del campesino ¢s razonable, ya que ¢s muy dificil surtir cl abasteci- miento logrado a base de trabajo lento y duro y buena suerte. 2. Bl campesino generalmente trabaja una pequefia parcela in- dividual. A diferencia de muchos cazadores y pescadores en alta- mar, él trabaja solo, plantando, caminando detrés del arado, des- yerbando y cosechando. Tiene que ser independiente y confiar en ‘si mismo. 3. La actitud conservadora del campesino se basa en su expe- riencia de que los métodos nuevos para ahorrar tiempo por lo general no son mejores que los viejos métodos. Con recursos limitados, los viejos métodos funcionan casi tan bien como la ma- quinaria nueva, y gpara qué querria ahorrar tiempo, la tinica cosa que tiene em abundancia? Lo que es més, para quien existe casi al nivel de subsistencia, es demasiado arriesgado experimentar con EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 161 Jas cosechas, Una sociedad con recursos limitados que no se pue- den aumentar engendra el sentimiento de que lo unico que hay es para repartir y que todo ha sido dividido, y que a causa de esto es probable que la ganancia de uno sea la pérdida de otro. Asi, el campesino cauteloso, conservador, ha tenido poca razén para poner en duda su desconfianza hacia los cambios o desarrollo €condmico, y los valores de la sociedad campesina refuerzan sus sentimientos. 4. El trabajo del campesino es repetitive. Surco tras surco el pequetio agricultor ordena sus tierras, y debe poner atencién a cada semilla, cada planta; debe ser metédico y ordenado. 5. El campesino no puede acelerar el crecimiento de sus siem- bras. Debe esperar a que el proceso natural se lleve a cabo. Debe ser paciente, 6. Cuando vende sus productos, el campesino se encuentra con un mercado incierto que no puede controlar y con los intermedia- ios que buscan ganar el maximo a sus costillas. Debe ser suspicaz. Dadas estas condiciones, el campesino acumulativo se siente més seguro mas preparado para las incertidumbres de la naturaleza y del mercado, con menos probabilidades de sentir que los demés Ie han fallado, menos desconcertado, frustrado y obstruido que el campesino receptivo. Su mayor independencia y desconfianza en- cajan_ més en la realidad campesina que la nécesidad que tiene de los demas el individuo receptivo y la abierta confianza de &te, y acta en formas que tienen més probabilidades de alcan- zar un éxito material. Estas mismas condiciones de trabajo exis- ten en las sociedades campesinas en todo el mundo (segin Fos- ter [1967] con excepeién del sureste de Asia), y forman el mismo caricter campesino en el sur de Europa, la India, el Cercano Oriente, Latinoamérica y otros lugares. Foster (1967) describe al campesino libre como individualista, suspicaz, obstinado, tacafio, tenaz; en breve, con los rasgos que estén arraigados en la orientacién acumulativa, Sus conclusiones se basan en un examen de las ideas del campesino y su manera de ver el mundo. Por esto es mas impresionante que, aplicando muy diferentes métodos basados en la teoria psicoanalitica, legue- ‘mos a la misma conclusién. Nuestro estudio va todavia més ade- lante al demostrar empfricamente en el capitulo VI que la orien- tacién acumulativa, comparada con la orientacién receptiva, da al campesino una mejor base psicolégica para el cultivo independien- te del campo. 162 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Debemos sefialar, sin embargo, que este resultado, aunque en- caja en las descripciones sobre os campesinos en otras partes del mundo, fue un hallazgo que no nos esperébamos cuando comen- zamos nuestro estudio. Habiamos aceptado el estereotipo de que todos los campesinos mexicanos eran pasivos y receptivos, y al principio nos sorprendimos al descubrir que una considerable mi- noria de ellos es caracterologicamente igual que los campesinos gricgos, italianos o espafioles, y que el campesino receptivo, al cual mucha gente atin en México consideraba como el tinico tipo, representa una altemativa que no se adapta tan bien ‘Ademis, los factores que minaron el principio patriarcal para el pedn de hacienda, y levaron al dominio emocional de la ma- dre, son menos fuertes o estén ausentes en el caso de los aldeanos libres. Donde estos permanecieron aislados del dominio de la hacienda, los hombres pudieron proteger a sus mujeres y presen- tar a sus hijos un modelo de efectividad masculina, En la al- dea, actualmente, los campesinos productives-acumulativos estén menos ligados a sus madres que los hombres receptivos y pueden mantener mejor el papel patriarcal, Al comenzar a descubrir que un buen porcentaje de los al- deanos era predominantemente acumulativo, y al formular la re- Jacién entre el cardcter productivo-acumulativo y Ia agricultura tradicional campesina, nos hicimos la pregunta de por qué la ma- yoria de los aldeanos se volvieron receptivos y unos cuantos acumu- lativos. Pensamos que un factor importante serian los diferentes antecedentes prerrevolucionarios de los aldeanos. Llegamos a la hipétesis de que, en general, los campesinos receptivos venian de Jas haciendas, mientras que los campesinos productivos-acumula- tivos venian de las aldeas libres. Esta hipétesis se desarroll6 de- masiado tarde para incluir preguntas en el cuestionario sobre los antecedentes, prerrevolucionarios. Pudimos verificar, sin embargo, en quince familias (5 de aldeas libres y 10 de las haciendas) y encontramos que la hipétesis en general temfa buenas bases. En efecto, aquellos hombres mayores que vivian en Ja aldea cuando &ta era hacienda son tfpicamente receptivos. En cambio, hay un grupo de familias que emigraron de una aldea libre, de un estado cercano, las cuales, en su totalidad, estin gobernadas por hom- res tfpicamente productivos-acumulativos. Se plantea la pregunta de por qué encontramos en nuestro ma- ‘terial que la orientaci6n acumulativa esta més frecuentemente mez- clada con la productividad y la orientacién receptiva que con la improductividad. Esto no parece ser el caso en las poblaciones EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 163 de todas las sociedades, Los datos clinicos sugieren que hay mue chos caracteres productivos-acumulativos entre los tenderos, conta- dores, bibliotecarios e ingenieros y, por otra parte, muchos carac- teres productivosreceptivos entre los artistas, artesanos, médicos, empleados € intelectuales. Suponemos que si las orientaciones acumulativa 0 receptiva, respectivamente, son las mejores —0 ade- ‘cuadas— bases del cardcter para el ¢jercicio de una cierta ocupa- cién o profesién, tendrin una mayor afinidad con la producti- vidad que una orientacién que es menos capaz de permitir el ¢jercicio exitoso de un tipo especial de ocupacién. En relacién a la agricultura tradicional independiente, el trabajo exitoso exige actitudes que estin basadas en un cierto grado de productividad, teles como cicrta iniciativa, interés, imaginacién, respuesta a las conditiones climatolégicas y al mercado, Cuando un individuo acumulativo tiene tierra y la posibilidad de ejercitar su iniciativa independiente, sus cualidades productivas tienden a ser estimula- das y reforzadas por st tipo de trabajo.» Este no es el caso del aldeano receptivo. Aun cuando tiene tierra, el aldeano receptivo tiende a caer en las relaciones depen- dientes y a perder control sobre su propiedad. Los requisitos del trabajo campesino no laman su atencién y no se Ilevan con su caricter. De aqui que su trabajo no le estimule ni refuerce las tendencias productivoreceptivas. Ademis, la cultura de la aldea ha perdido su riqueza cultural, y por esto, virtualmente no hay ningtin ¢stimulo que conduzca al desarrollo de los rasgos produc- tivos en el campesino receptivo. Productividad en Ja sociedad campesina: Hacemos una pausa aqui_para preguntamos: cuzin productivos son los aldeanos pro- ductivoacumulativos que hemos estudiado? Al principio de capitulo dijimos que a ninguno de los aldeanos se le podia cali car con el nivel més alto de productividad, y seftalamos que el autoritarismo. tradicional, el miedo a la expresin individual y la falta de estimulos culturales eran factores que limitaban la pro- ductividad en la sociedad del pueblo. Los factores socioculturales que estimulan la productividad nos Parecen més débiles en la aldea que en algunas otras socieda- des campesinas, tanto en el presente como en el pasado. Si se 2% Esto es especialmente cierto. en los hombres que estin més metidos fen el trabajo agricola. En el caso de las: mujeres, en donde. menos indivi: duos son productives, intervienen otros factores que tienen que ver con el trabajo de ta_mujer en ta familia y su crianza diferencial. Lo que se ana- Tisarf en el capitulo VI. 16¢ — SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO compara la cultura de la aldea —su falta de fiestas, bailes, mi- sica y artes manuales— con la cultura del campesino yugoslavo, griego o ruso, entonces la aldea parece ser una sociedad campesina muy deteriorada, similar a la descripcién de Banfield (1958) de los campesinos en el Sur de Italia, Hasta Tzintzuntzan, a la que, segtin Foster (1967), le faltan estimulos culturales, posee una tradicién de alfareria y disetio; y los campesinos del cercano Te- poztlin, segin los describen Redfield (1930) y Lewis (1951), con- servan atin las antiguas danzas y la mésica tradicional. Si se compara ala sociedad de la aldea con la del campesino medieval, vemos que el contraste es atin mayor. Segin lo que dicen Sombart, Tawney y M. Weber, la sociedad del campesino medieval esti mucho més centrada en la vida que la sociedad aldeana actual centrada en lo material, la cual esta principalmen- te orientada hacia la ganancia monetaria. El ideal, en la Edad Media catélica, era, segin escribe Taw- ney (1926), “que los intereses econdmicos estén subordinados al verdadero meollo de la vida, la salyacién, y que la conducta eco- némica es un aspecto de la conducta personal, sobre la cual, como en otras partes de ella, rigen las reglas de la moralidad” (p. 31). En la sociedad campesina medieval, los mejores motivos econémi- ‘cos eran sospechosos, al contrario de la sociedad de la aldea, don- de éstos valores determinan la distribucién de las prioridades y eclipsan los valores de caridad y salvacién personal. En la socie- dad medieval y entre los campesinos mayas descritos por Red- field, el trabajo tiene la finalidad de ser espiritualmente satisfac- torio. En la aldea, se considera al trabajo, a excepcién hecha de los individuos més productivos, como un mal necesario y como una forma de obtener ganancias. El arte, el folklore y las artesanfas tanto de los mayas como del campesino medieval sugieren un nivel mis alto de producti- vidad y un mayor goce de la vida que en Ia aldea que hemos estudiado, Mientras que nuestra calificacién de la productividad determi- na cules aldeanos son mas 0 menos productivos que el aldeano promedio, no tenemos datos comparables sobre los individuos en otras sociedades. Para poder contestar a la cuestién de cudn pro- ductivos son los aldeanos productivos-acumulativos, estamos limi- tados a la comparacién basada en las impresiones de los aldeanos con las descripciones de otros campesinos, y a la cultura del pue- blo con otras culturas campesinas. ‘Nuestro punto de vista teérico es que, mientras que el tipo de EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 165 produccién campesina favorece y en gran medida determina el Caracter acumulativo, el grado de productividad varia de acuerdo al estimulo cultural en una sociedad campesina. En el grado en que la cultura esté orientada a la vida, al placer, a los valores hu- manisticos, al arte, al juego y a la celebracién, mas que a la ga- nancia personal y la simple supervivencia, habré més individuos productivos. En el pueblo se acentiia la ganancia material y el ésfuerzo por lograr un nivel més alto de consumo, el alimentar apetitos mellados por el atractivo de nuevos productos y del nue- vo estilo de vida en la sociedad industrial moderna. En vez de las celebraciones y fiestas coloridas, los placeres de Ja vida, en la mayoria de los pueblos, consisten ahora en beber, ver television, y “andar por ahi", 0 no hacer nada. En verdad, uno puede pre: guntar por qué los campesinos acumulativos son atin mode- tadamente productivos. La respuesta, como dijimos, es que el trabajo agricola, en si, permite un cierto grado de actividad y creatividad, en contraste, por ejemplo, con la repeticién mecé- nica muerta de una linea de ensamblaje. El campesino puede decidir por si mismo qué sembrar, y al cuidar de sus plantas 0 animales, debe responder a la vida y a la naturaleza. Los aldea- nos més’ productivos reconocen esto, y agradlecen la oportunidad que su trabajo les da de una responsividad activa. Segin lo ex- presé un aldeano “amor es respetar todo lo humano. Es un sentimiento que uno puede tener hasta hacia una planta. Yo trabajo mi tierra con amor porque mis hijos y yo vivimos de las plantas”. O, como otro aldeano dijo “hasta para criar un animal, uno debe amar”. Dadas estas caracteristicas del pueblo, al revés de otras soci dades: campesinas, también debemos preguntar: ;Cuin represen- tativo ¢s é&te de otros pueblos mexicanos? Es claro que no es representative de los pueblos del Norte de México, donde los ranchos son mucho mas grandes y el modo de produccién es més caracteristico de la agricultura industrial. Tampoco es representa tivo de los pucblos tribales, especialmente los del Sur, que son relativamente independientes de la sociedad urbana. Segin inter- pretamos las pruebas que abonan los informes de los antropélo- g03, cl pucblo es, en muchos aspectos, representativo de los que existen en la meseta central de México. Sin embargo, al compa- rarlo con otros, hay cuatro variables que se cleben tomar en con- sideracién como diferencias probables en los niveles de producti- vidad y en la proporcién de individuos acumulativos respecto de los receptivos. 166 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO 1, La presencia o ausencia de las tradiciones culturales es un fac- tor que puede influir en el nivel de productividad en los pueblos mexicanos. Escogimos uno sin tradicién. Al igual que muchos de os de Morelos, este fue préicticamente destruido durante la re- volucién de 1910-1920, y después se volvié a poblar con muchos inmigrantes. ‘Sin embargo, nuestras pruebas indican que los aldeanos més pro- ductivos no son notablemente distintos a los habitantes més pro- ductivos de otro pueblo de la meseta central que si tiene una tradicién cultural. Maccoby aplicé el Rorschach a 30 individuos escogidos por Foster en Tzintzuntzan, Algunos eran los alfareros més creativos de ahi, Su impresién fue que, aunque un porcen- taje més alto de Tzintzunzefios puede tener caracteres producti- vosacumulativos, estos individuos productivos son parecides a los aldeanos més productivos que estudiamos. 2. El legado de la hacienda, de semiesclavitud y de impotencia masculina, fue un factor importante en el modelaje del cardcter vo. Tebricamente, esperariamos que las aldeas que han sido libres durante siglos tendrian un porcentaje menor de individuos receptivos que aquellas con un historial de dominio hacendatario. 3. El porcentaje de aldeanos sin tierra versus el porcentaje de terratenientes ¢s también una variable que puede influir en el caricter social. Nuestros datos indican que el pueblo no difiere significativamente en este aspecto de los otros pueblos de la me- seta central, 4. El alcance de la influencia de la ciudad es un factor que probablemente influye en la proporcién en que se adoptan los nuevos valores y el efecto de los nuevos productos. El pueblo estudiado esté comunicado con ciudades cercanas por carreteras bastante buenas y un servicio regular de camiones. Esta lo s ciente cerca como para tener televisién. Ademés, la accesibitidad, €l clima y la belleza del pueblo han atraido a algunas personas ticas de la ciudad de México, que han construido residencias para pasar el fin de semana. Estas influencias de la ciudad son causa de una fuerte presién contra los valores tradicionales y respaldan los valores materiales. Ast, por su falta de tradiciones, sus antecedentes hacendarios y su completa exposicién a las influencias urbanas, los “factores negativos” que se encuentran en muchos otros pueblos mexicanos, pueden estar intensificados en este que estudiamos. Sin embargo, os datos indican que los tipos de caricter que se encontraron en son caracteristicos de otros pueblos campesinos de la mese- EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 167 ta central. Como veremos en el capitulo VIII, la prevalencia del alcoholismo en el pueblo no difiere en forma significativa de los cdlculos generales sobre esta region de México, Para poder de- terminar el grado en el que cualquiera de estas variables produce tun cambio importante en el cardcter de los aldeanos mexicanos, se necesitarfa un estudio mds extenso de sus diferentes tipos. 3, Los tipos de cardcter explotador Aunque sélo el 10% de la poblacién ¢s dominantemente ex- plotador, este porcentaje aumenta al 25% cuando tomamos en Cuenta el nimero total de aldeanos que tienen rasgos explotado- tes dominantes 0 secundarios, ‘Hemos diferenciado dos tipos de aldeanos explotadores: los em- presarios productivo-explotadores y los individuos improductivo- explotadores, E] sindrome explotador-productivo también caracteriza a un porcentaje de los aldeanos con cardcter destructivo, Los hombres tienen mds probabilidades de meterse en pleitos a cuchillo o con pistolas; las mujeres son las chismosas més maliciosas. Esperarfa- ‘mos encontrar un pequeiio porcentaje de personas destructivas en cualquier sociedad, especialmente en una donde la oportunidad para el desarrollo individual esté tan limitada. En realidad, dada |i extrema pobreza de los aldeanos, uno podria esperar que mu- chos més aldeanos estuvieran amargados y fueran explotadores y destructivos. Es asombroso que el porcentaje de individuos alta- mente narcisistas, s4dicos y destructivos sea tan pequefio como es. E] sindrome explotadoracumulativo también caracteriza a un pequeiio porcentaje de aldeanos, no mas de 15 individuos, pero entre ellos se encuentran los hombres més poderosos ricos del pueblo, A pesar del reducida némero de individuos de este tipo, éste es socialmente importante. Los aldeanos productivo-explotadores son los empresarios mo- demos que han sido los primeros en explotar las nuevas opor- tunidades del capitalismo. En el pasado, siempre existieron unos cuantos aldeanos emprendedores, tales como los arrieros que tras- portaban mercancia entre el pueblo y las ciudades, En los diltimos afios, han ingresado a la cultura del pueblo nuevos factores que favorecen las actividades empresariales, incluyendo los siguientes: 1. Los valores de Ja sociedad capitalista —de la acumulacién ma- terial y el mayor uso de los recursos, del desarrollo econémico de 168 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO a empresa privada— se han diseminado cada vez mis a través de los medios de comunicacién masiva y a través de la experiencia que muchos han tenido al trabajar en Estados Unidos como bra- eros. Los empresarios son los aldeanos que han adoptado més fervientemente los valores “progresistas” del desarrollo material en vez de gastar el dinero en fiestas. Estos valores intensifican las diferencias de clase en el pueblo y trabajan para destruir 1a es- tructura tradicional, ayudando asi al empresario a dominar al pue- blo econémica, politica e ideoldgicamente. 2. Al empresario le ayuda la nueva teenologia agricola que. pr mite que el individuo con algin capital acumule mas capital, 3. Algunos empresarios del pueblo también han comenzado a sacar provecho de las oportunidades que les ofrece el turismo para cstablecer pequefios restaurantes 0 para dar servicio a los turis- tas de la ciudad de México. Todo esto ha comenzado a suceder desde los afios en que comenzé el estudio, Hemos dicho que los actos de los nuevos empresarios en el pucblo tienen un efecto, en gran medida, destructive. Asi respal- dan las estructuras de dominio que sojuzgan a otros coterréneos; se aprovechan de los aldeanos improductivos-receptivos, la mayo- rfa de los cuales Mega a ser econémicamente dependiente de ellos; y han ayudado a destruir las fiestas. Al establecer 1a agricultura fen gran escala, el empresario derriba el sistema ejidal y justifica esto en términos de una mayor eficiencia y productividad. Pero Gl tiende a recrear los valores de la hacienda, a asumir el papel de un hacendado en pequefia escala, aunque pueda aumentar la produccién actual de bienes agricolas. Uno debiera preguntar, atin fen términos econémicos, si no tiene un efecto negativo de gran aleance, comparado con otras formas posibles de edificar el sis- tema econémico. EI sindrome explotador-productivo caracteriza al “hombre nue- vo". En la sociedad medieval los valores humanisticos de la Iglesia trataron de mantener a esos hombres bajo control porque prefe- rian la ganancia material a los valores religiosos. En la sociedad moderna, la gente se inclina a disculpar a tales empresarios argu- yendo que ayudan a la economfa y que saben servirse de las nue- ‘vas oportunidades. En posteriores capftulos exploraremos la relacién del cardcter social con las variables socioecondmicas y culturales. En este pun- to podemos resumir nuestro hallazgo sobre el caricter social en relacién a la teoria en términos de la Fig. 5.6. Cada tipo prin- cipal de cardcter esti moldeado por, y se adapta a las condiciones EL CARACTER DE LOS ALDEANOS 169 socioeconémicas distintivas. El caricter receptivo se formé bajo las condiciones de la hacienda. El caracter productivo-acumulati- yo se adapta a la agricultura tradicional en pequefia escala, El Cardcter productivo-explotador se adapta a la nueva sociedad in- Gustrializadora y al capitalismo. Pero, secundariamente, los valo- res de cada tipo racionalizan el cardcter y también respaldan el sistema econmico al cual se adapta el caricter. (En la Fig. 5.6 indicamos esta tendencia secundaria con lineas punteadas.) Los valores, la ideologia del aldeano receptivo son fatalistas y su- misos con tendencia a idealizar tanto a la autoridad como a la madre. Estos valores respaldaron el sistema de las haciendas. Indepen dene formalise responsabilidad a iecacion feeprocidad nome ues ‘dela auto: limtacién de ex stain dm io Inahiseaime creacién ones dence patioead ' 1 camacren tecoptvepasie ——_praduetno-zumuativo soca ‘entrada en 10 Svtoidad tacconal imasre aise hs s0eh. tebale amo Economica oeones, importoncia mas. so delenit saa Inveranes bréstamo, comers, venta "Yaereios Ficuna 5.6 El campesino productivo-acumulador valora la independencia, la responsabilidad, ls elacionestradcionales de respeto,y el pati cado, todas las’ cuales respaldan la organizacién social del pueblo libre. Los aldeanos productivo-explotadores adoptan los valores del progreso por medio de las escuelas y la nueva tecnologia y mo- vilidad social que respaldan al nuevo sistema industrial. ‘VI. CARACTER Y VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS EN xx cepitulo I, sugerimos que el cardcter social se adapta a Jas condiciones de vida y, particularmente, al modo de produc- cin compartido por un grupo, clase 0 nacién. De acuerdo con Ja teorfa, los individuos desarrollan la estructura de cardcter que les hace querer desempefiar lo que les pide su tipo de trabajo. Habiendo ya dejado establecidos los datos sobre el caricter social de la poblacién de la aldea, podemos estudiar su relacién con las variables socioeconémicas para de este modo ver si nuestros da- tos apoyan esta hipétesis. Necesitamos estudiar dos asuntos principales. El primero es ver si existen pruebas de que un cardcter especifico es adaptable y si aquellos aldeanos con caricter adaptable tienen mis éxito y son més présperos que aquellos que no lo tienen. Los datos més terminantes respecto de este asunto demuestran que los ejidata- ios con cardcter productivo-acumulativo tienen més éxito como pequetios terratenientes independientes que los improductivore- ceptivos. EI segundo asunto que surge de nuestra teoria es si el modo de produccién ¢s un factor decisive para la formacién del cardc- ter adaptable. Si entre aquellos aldeanos que recibieron. tierra gjidal después de la Revolucién se incluian ex-peones receptivos al igual que campesinos libres tfpicamente acumulativos, jtuvie- ron éxito los nuevos requisitos del trabajo campesino libre en cambiar el caricter de los individuos receptivos que se convirtieron en ejidatarios? ‘Comenzando con la segunda pregunta, una de las formas de dar- le respuesta nos esté vedada, puesto que necesitariamos comparar el cardcter de los campesinos antes de que recibieran tierras con el ca- rdcter que adoptaron después de que dedicaron afios a trabajar la tierra como ¢jidatarios. Sin embargo, podemos intentar respon- der a la cuestién comparando el caracter actual de los campesi- nos terratenientes, 0 sea, los ejidatarios, con el de aquellos que no tienen tierra. {Tiene el hecho de ser ejidatario alguna importan- cia en términos de caracter? La respuesta es no. Nuestros datos no arrojan ninguna cortelaci6n significativa entre el caricter y el pertenecer a la clase de los ejidatiros versus la de los no ejidata- ios, Un 50% tanto de los ejidatarios como de los no ejidatarios 71] 172 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO que son jefes de familia son dominantemente receptivos y apro- ximadamente 30 % de ambos grupos son dominantemente acumu- lativos. Atin més, no hay diferencias significativas respecto a ninguna de las otras variables de cardcter. Este hallazgo exige una explicacién, ;Por qué no desartollaron rasgos acumulativos todos los ejidatarios receptivos si éstos_son en tealidad los que mejor se adaptan al trabajo campesino libre? Segiin nuestro punto de vista tedrico, se podria esperar que el ‘cambio radical en las condiciones de vida después de la Revolu- cin, especialmente el donativo de tierra ejidal a los campesinos, hubiera provocado un cambio de cardcter por lo menos en un por- centaje significativo de los nuevos ejidatarios. ;Por qué no parece éste ser el caso? Por supuesto, es posible que los porcentajes de aldeanos acumu- lativos tanto ejidatarios como no ejidatarios aumentaran en los afios siguientes a la Revolucién, esto ¢s, que las condiciones pos- revolucionarias aumentaran las ‘tendencias acumulativas a través de la poblacién, Sin embargo, aunque esto fuera asi, todavia se podria esperar un efecto diferencial, que un porcentaje mayor de los ejidatarios se hubiera vuelto acumulativo, especialmente aque- Ios nacidos después de la Revolucién. Que esto mo ocurre en esta forma resulta, creemos, del hecho de que después de la Revolucién las condiciones de vida no se modificaron tan radicalmente como para traer como consecuencia tun cambio de cardcter en muchos campesinos. Esta conclusién se basa tomando en cuenta los dos factores principales que in- fluyen en la orientacién improductivo-receptiva, ninguno de los cuales desaparecié después de la Revolucién, 1) Ciertas estructuras feudales continuaron funcionando y ofre- cieron al ejidatario receptivo la posibilidad de escoger un tipo de produccién que proveyera mayor seguridad a costa tanto de la libertad individual como de una mayor ganancia. El efecto de ‘ste factor se analizara en las paginas siguientes. 2) La dependen- cia de la figura materna en muchos hombres se intensifica por el conflicto entre las tendencias patriarcales y matriarcales de Ia so- ciedad. Los efectos de este factor psico-social se explorarin en Jos capitulos VII, VIII y IX. 3) Ademéas de estas dos conside- taciones, se debe tomar en cuenta otro factor esencial a toda la teoria. La adaptacién al modo de produccién no es asunto de una © posiblemente dos generaciones. El viejo tipo de produccién ha formado el caracter de los padres, sus sistemas de valores, ideolo- gia y pricticas educativas las cuales contiméan existiendo y ejer- VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 173 cen su influencia mientras los nuevos métodos de produccién es- tin ya operando. El pasado pone un sello en el presente con ‘el hecho de que el cardcter del individuo se forma a través de os patrones establecidos; slo por medio de un proceso mucho mds largo debilitan las nuevas condiciones econémicas a la antigua estructura de caricter y reducen la importancia de la estructura tradicional de valores, de modo que la nueva prictica econémica pueda ejercer su influencia total en ¢l desarrollo del caracter de ja nueva generacién, Aqui tratamos con un fenémeno importan- te: un retraso entre el cambio socioeconémico y los cambios del sistema tradicional y su cardcter correspondiente. Los teéricos marxistas y Ios economistas modernos no han tomado en cuenta Ja naturaleza de este retraso y por eso con frecuencia han ereido {que los cambios econémicos desembocarfan inmediatamente en cambios de personalidad, Sélo el estudio de la funcién intermedia- ria del cardcter social puede mostrar que, aunque a la larga las condiciones econémicas cambiantes traen cambios en la personali dad, este proceso se hace lento por la importancia de la estructura del caricter tradicional que atin existe. Hasta donde se puede ven- cer este retraso con lo que se podria lamar una revolucién cultu- ral, es decir, el cambio revolucionario radical de todos los valores, y tradiciones familiares, y por el efecto del enfrentamiento en- ire los nuevos valores y el cardcter tradicional, es una pregunta politico-psicolégica de tal importancia que no se puede responder en base a nuestro material. Ex carAcrer ¥ EL MODO DE PRODUCCION La correlacién del cardcter con la medida general de la prosperi- dad relativa, la escala socioeconémica (xse); proveé evidencia de que el caricter productivoacumulativo se adapta més que la orien- tacion receptiva para la agricultura campesina libre. Para los ejida- tarios (ms adelante discutiremos a los no-ejidatarios) la Ese estd co- relacionada positivamente con la productividad (r= 42, p < 01) y con la orientacién acumulativa dominante (r= 31, p < .05). Por contraste, la Ese est correlacionada_negativamente con la orientacién receptiva dominante (r= —.52, p <.01) y con las tendencias receptivas (r= —.43, p <.01). En otras palabras, Jos ¢jidatarios productivo-acumulativos son significativamente més présperos que los ejidatarios receptivos. (Ver cuadro 6.1.) 174 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Cuadro 6.1 CORREEACIONES DE PRODUCTO-MOMENTO DE LA ESCALA 'SOCIOECONOMICA CON LOS RASGOS DE CARACTER PARA EJEDATARIOS Y NO EJIDATARIOS Ejidatarios No ¢fidatarios Rasgo de carécter (N= 4) 5) Productividad Explotador dominante Explotador Acumulativo dominante Acumulativo Si 0 al nivel del 5 % ** Significativo al nivel del 1%. Puede no parecer sorprendente que los ejidatarios acumnulati- vos se vuelvan mis ricos que los receptivos, puesto que se preocu- pan mis por cl dinero y es mas probable que se aferren a lo que tienen. Pero esto por ningiin motivo es tan simple como parece. El “avaro” puede ahorrar dinero o bienes materiales pero, segin Ia leyenda piadosa, nadie se vuelve rico simplemente por acumular (hablamos aqui, por supuesto, de la acumulacién en si y no de la inversién de los ahorros como capital). El avaro puede estar un poco por encima del que gasta todo lo que obtiene, pero no tendré éxito como campesino ni en cualquier otra ocupacién. El éxito en Ja agricultura tradicional exige actitudes basadas en un grado de productividad, tales como, una cierta iniciativa, interés, imaginacidn y la capacidad de responder a las condiciones natu- rales y a las necesidades del mercado. Es precisamente esta mez- dla entre la acumulacién y Ia productividad la que encontramos como una tendencia marcada en el cardcter de aquellos dedica- dos al trabajo agricola. Para los jefes de familia, existe una cori ignificativa entre la productividad y la orientacién acumulativa dominante (r= .35, p < 01) y una comrelacién ne- gativa-significativa entre la productividad y Ja orientacién recepti- va dominante (r= —Al, p < 01). En cl capitulo anterior expusimos las razones por las que la orientacién acumulativa facilita el feliz, ejercicio del trabajo del campesino libre y tradicional, y por qué el caricter del campesi- VARIABLES CULTURALES Y¥ SOCIOECONOMICAS 175 no acumulativo tiende a ser més productivo en esta sociedad ‘specifica. Seftalamos que, donde la orientacién acumulativa es a mejor, 0 por lo menos, una base adecuada del cardcter para el ejercicio de un cierto modo de produccién, éta tendré una mayor afinidad con la productividad que una orientacién que e menos capaz de permitir el ejercicio feliz de la ocupacion es- pecifica. ‘Nuestra observaci6n’ de los aldeanos se aviene bien con estos hallazgos. Los ejidatarios productivo-acumulativos estén alertas a Jas formas de aumentar al maximo las ganancias materiales de su trabajo. Se mantienen informados de los precios del mercado y.tratan de averiguar qué cosechas escaseardn en el futuro y exi- girdn una ganancia mayor. Estén dispuestos a trabajar mucho més que los ¢jidatarios receptivos. El campesino productivo-acumulativo (0 su esposa) puede tam- ign complementar los ingresos abriendo una tienda cuando han reunido suficiente capital; ademés se siente satisfaccién de tener comida y toda clase de mercancfas all alcance de la mano en caso de que se necesiten. Unos cuantos aldeanos almacenan maiz u otros alimentos para su consumo particular, pero muchos venden sus cosechas y compran lo que es de primera necesidad en alguna de estas pequefias tiendas. (Los tenderos son muy conservadores al almacenar su mercancfa. Parece ser que venden sélo lo. que ellos mismos pueden utilizar, y no se interesan por las novedades que se puedan 0 no vender. Si almacenan dos marcas de cigarri- Ios @ de lateria y se acaba Ja reserva de uno, la mayorfa de los tenderos no vuelve a surtir la marca que se vendié mejor. Mas bien, se esperan hasta que Ia marca menos popular se ha ven- dido en su totalidad.) Para los hombres, el poseer una tienda 0 cantina se correlaciona significativamente con la orientacién pro- ductivoacumulativa, La correlacién con la acumulacién es r= 36 (p< .01); con la productividad, r= 23 (p < 01). Sin embargo, Ia diferencia més decisiva entre el ejidatario productivo-acumulati- vo y el receptivo est4 en sus modos de agricultura, el tipo de cosechas que siembran, y las relaciones sociales que tienen que ver con las decisiones que toman sobre lo que hay que plantar. Una decisién clave para el ejidatario implica el grado en el que él se dedicara y emplear4 su tierra en la produccién de la cafia de azicar. La cafia es mucho menos provechosa que otras ‘cosechas, especialmente la del arroz, pues tarda 14 meses en madu- rar, mientras que el arroz da una cosecha en siete meses durante Ta €poca de Iuvias, dejando libres los campos para la siembra de 176 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO maiz, jitomate u otras legumbres durante la época seca. Lo que ¢s més, en 1960, después de pagar los gastos de siembra, des- hierba, cosecha y hasta del seguro, el arroz dejé al ejidatario una ganancia de 3000 a 5000 pesos por hectirea, mientras que la ganancia promedio con la catia, que ocupé la tierra durante mas tiempo, fue de unos 500 pesos por hectiirea después del primer afio de siembra. Otras cosechas, tales como el matz y el tomate, dieron por lo menos dos o tres veces mas de lo que se gané con Ia cafia, aunque el precio de las legumbres fluctué mucho més que el precio de la cafla o del arroz. Por qué, entonces, habria un ejidatario de plantar cafla en vez de algo més provechoso? La aldea esté en tierra que es ideal para Ja cafia; antes de Ia Revolucién la hacienda plantaba cafia a lo largo del valle. En la actualidad, el ingenio ha tomado el lugar de la hacienda, pero en general’no necesita forzar al ¢jidatario a plantar caiia, aunque en lo que respecta a parte de su tierra pucde hacerlo legalmente puesto que el gobierno considera la catia como una importante cosecha de exportacién. En vez de forzar la produccién de caiia, cl ingenio trata de estimularla ofreciendo beneficios especiales. Aquellos ejidatarios que plantan catia en un minimo de un tercio (siempre y cuando sea una hectrea 0 mis) de su tierra pueden hacerse micmbros de la cooperativa de productores de azticar. Como miembros reciben atencién médica gratuita, seguro de vida, la posibilidad de becas para enviar a sus hijos a escuelas técnicas 0 profesionales y empleos para sus pa- rientes. An més, la refineria minimiza’la cantidad de trabajo para el agricultor; el ingenio envia tractores para arar la parcela, inta las semillas y 14 meses después envia. jornaleros a quemar las hojas y cortar 1a zafra (al igual que las haciendas empleaban trabajadores transitorios con el mismo propésito antes de Ia Re- volucién). Todos estos gastos, se deducen antes de que el ejida- tario reciba su paga. Entre arar y cosechar, el cultivo de la cafia ¢s mucho més sencillo que trabajar en otras cosechas. La semilla necesita s6lo unos cuantos beneficios (fertilizaciones), y se le necesita fertilizar de nuevo s6lo una vez cuando la planta sale Durante la época seca, se le riega una vez por semana, por medio iales internos y de los arroyos que surcan el pue- blo. La densidad. de la planta expulsa 1a mayoria de las hier- bas, y su dureza hace que los insecticidas sean innecesarios. Si se fettiliza, la cafia crecera de los mismos tallos el siguiente ao, jendo atin menos trabajo. (La cafia a veces se puede cortar durante diez afios seguidos.) VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 177 rte, el arroz exige un trabajo cada vex mas pesado. ae Macon plantarse easareniete| y el agricultor debe agacharse mientras esté parado en el agua fria, Es’ necesario le $2rtar bordes alrededor del campo para que el agua no se picr- Ya, y. deben cuidarse constantemente para evitar las fugas 0 la Sesion. Avin cuando el ejidatario contrate jornaleros para que Je ayuden con el trabajo més pesado, él debe vigilar cl abasto de agua ¥ los bordes. Debe cuidarse de los péjaros y las plagas, y rociar las plantas para protegerlas de las enfermedades que las pueden destruir, Hasta hace poco, el cjdatario tenia que arries- garse a perder toda st inversi6n si una helada repentina, una tem- ada muy fria o las fuertes Iluvias le arruinaban la cosecha. Es Yolo recientemente cuando el Banco Ejidal ha instituido protec- cién para el productor de arroz asegurando la cosecha en aproxi- madamente 14 pesos por tarea. Pero siguen existiendo los ries- gos de pérdida parcial a causa de los pajaros, insectos 0 enfer- medades. Estos mismos riesgos son atin més grandes con otras cosechas (tales como tomates, cebollas, melones, etc.) las cuales también son mas beneficiosas que la cafla pero que también re- quieren més trabajo, més cuidado y més proteccién contra los elementos naturales. Vista la mucho mayor ganancia del arroz o las hortalizas en contraste con la ganancia de la cafia, el ejidatario puede decidir sembrar un minimo de cafia para asegurarse los beneficios del ingenio, mientras que planta en el resto de su tierra siembras que paguen mejor. Sélo de este modo puede esperar aumentar sus ganancias y al mismo tiempo disfrutar de los servicios de la co- operativa azucarera, El ejidatario que exclusivamente planta caita recibe los mismos servicios del ingenio y sacrifica su nivel de vida por un mayor sentimiento de seguridad y una menor necesidad de trabajar, Lo que es més, el ejidatario productivo-acumulativo dice que siente vergienza cuando no esta trabajando, y prefiere tun trabajo que le exija més, especialmente si también le va a dar mas ganancias. Considera que la cafia es cosecha de hom- bres flojos. Por contraste, al ejidatario receptivo le atrae sembrar cafia porque Ie gusta tener mas tiempo para pascar alrededor de la plaza, beber, chismear y “descansar”, actividades que el cam- Pesino acumulativo considerarfa como “no hacer nada”. E] estudio pudo determinar el porcentaje exacto de tierra ocu- pada con catia de 40 ejidatarios. El 25% tenia cafta plantada de cero a 25% de sus parcelas; otro 25% tenia cafia de un cuarto a la mitad de sus tierras; 32 % planté cafia en un 50% a 75% 178 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. de su tierra y 18% plant6 cafia en un 75 a 100% de su tierra. Se elaboré una escala del uno al cuatro basada en el porcentaje de tierra ocupada con cafia, Una calificacién de uno significa que el ejidatario sembré cafia en la cuarta parte de su tiera 0 menos; dos de calificacién significa que habia cafia en 25 a 50% de la tierra; tres de calificacién ifica cafia en 50 a 75% de la tierra; y cuatro que la cafia ocupa de 75 a 100% de su parcela, (Ver'cuadro 62.) Esta escala se correlacioné con las variables socioecondmicas y los factores de caricter. Antes de discutir las relaciones entre la produccién de cafia y el caricter, podriamos decir que entre més tierra cultive un ejidatario, menor seri el porcentaje que se dedique a la cafia (r= —.39, P< ..05). Esta comelacion se puede explicar de dos formas: Uno, 1 ejidatario con una parcela pequefia debe emplear un mayor porcentaje para cafia y as{ cubrir el minimo de una hectrea y poder calificar como miembro en la cooperativa de los azucare- 10s, mientras que el ejidatario con mis de tres hectéreas puede sembrar cafla en un porcentaje menor de su tierra, digamos un tercio, y aun calificar para la membresia. Otra explicacién es que el ejidatario que siembra con cafia un alto porcentaje de su tierra rara vez obtiene las suficientes ganancias para rentar 0 comprar més tierra; entre mds cafia plante, menores seran sus probabili- dades de tener tierra. Cuadro 6.2 STEMBRA DE CARA DE AZOCAR Porcentaje de ejidata. Esoala de ealifca- _Poreentaje de tienra Poreentsle eis cién de la cafta ‘con catia ‘idm (N= 40) 1 0-25 25 2 26-50 25 3 51-75 32 4 76-100 18 100 Estas dos explicaciones mo son mutuamente excluyentes. La pregunta es si quienes son exclusivamente cafieros comenzaron ‘con parcelas més pequefias que los otros. De hecho, no hay co- rrelaci6n entre la escala cafiera y el tamafio original de las par- VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 179 ccelas, Los cafieros en exclusiva son gente que o ha perdido par- fe de su tierra 0 no ha aumentado sus posesiones, mientras que Jos aldeanos que siembran cosechas més beneficiosas han adqui- rido en general mAs tierra a través de los afios. Como discutire- ‘mos més ampliamente en el capitulo VIII, aquellos que plantan exclusivamente cafia son generalmente hombres improductivo- receptivos, que se han vuelto alcohdlicos y que, en forma gradual hhan perdido Ia posesién de sus tierras atin cuando la siembra de cafia exige un trabajo minimo. Por otra parte, aquellos que plan- tan cafia en s6lo un pequefio porcentaje de tierra es probable que sean individuos que trabajan con mayor ahinco y que se preocupan mds por la ganancia y la acumulacién. La escala ca- fiera esté negativamente correlacionada con Ja cantidad de tierra que el campesino renta para aumentar su parcela (r = —.42, Pp <.05). Como serfa de esperarse, la escala cafiera est4 también concélacionada en forma negativa con la use (r = —.37, p < .05) fen el grupo de 40 campesinos. 2Cudl es la relacién entre la siembra de cafla y el cardcter? Como podriamos esperar de nuestros hallazgos acerea del carkc- ter y Ia acumulacién material, el campesino productivo-acumulati- vo trabaja en una forma que le dé ganancias méximas. Mientras que él campesino pasivo-receptivo no lo hace asi. El ejidatario que planta cafia exclusivamente evita el trabajo pesado y los ries- gos, pero a costa de la ganancia. Su comportamiento implica una actitud diferente hacia el trabajo y una estructura de cardcter distinta de la del ejidatario que planta un minimo de cafia y uti- liza el resto de su tierra para siembras més beneficiosas. La co- mrelacién entre la productividad y el porcentaje de cafia sembrada es r= —.36 (p < 0.5), y la cortelaci6n entre el factor receptivo- acumulativo y la escala cafiera es r= —.39 (p < .05), lo que significa que el campesino productivo-acumulativo tiende a plan- tar un minimo y el campesino improductivo-receptivo un méxi- mo de su tierra con cafla de azticar. Al comprender que el cardcter es un factor determinante en la eleccién de cosechas de los aldeanos, tenemos una idea més clara de cémo las diferencias en la Esk entre los terratenientes son influidas por el caricter. Veamos més de cerca a los cafieros receptivo-improductivos. Es de notar que plantar un mayor por- Centaje de cafia esta también correlacionado significativamente con Ta exclusiva ligazén con la madre (factor VI: r= .35, p < .05). Lo que es més, los cafieros tienden a ser mas sumisos (r — .34, P <.05). Al sembrar cafia un campesino demuestra ser recepti- 180 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO vo, improductivo, sumiso y orientado a la madre. Este sindrome nos sugiere que la decisién de plantar cafia no se debe simple- mente al deseo de evitar un trabajo cansado, sino que aquellos ejidatarios que buscan la proteccién maternal se sienten atraidos por los ofrecimientos de seguridad del ingenio, aunque pierden la oportunidad de obtener ganancias materiales y coartan su indepen- dencia. Tienen la estructura de caricter que hubiera encajado con el tipo de trabajo del pedn en la hacienda, aunque al susti- tuir el ingenio por la madre estos campesinos no son tan distin: tos de los individuos que en la sociedad industrial moderna se vuelven dependientes del gobierno, de las grandes industrias, 0 de la burocracia para que se les provea de un ingreso constante, seguro de vida y pensién por jubilacién a cambio de su indepen- dencia. Una organizacién poderosa tiene un atractivo irresistible para aquellos que siguen siendo emocionalmente nifios en busca de que los consientan, Los cafieros pasivos, receptivos, no estén orientados ni hacia la agricultura independiente ni hacia la produccién capitalista en don: de la meta ¢s ganar al méximo y trabajar con ahinco por la ga- nancia material, El cafiero, al igual que el pen tradicional se preocupa menos por la ganancia que por hacer un esfuerzo mi- nimo. Hay una anécdota que se cuenta en México sobre el. tra bajador por el desarrollo de la comunidad que encuentra a un ‘campesino descansando junto a un lago. E] trabajador por el desa- rrollo de la comunidad, representante de la sociedad industrial modema, se asombra ante tal exhibicién de inutilidad y le pre gunta al hombre por qué no, al menos, se ata al dedo gordo del pie un cordén con un anzuelo en la punta y Io deja caer en el agua. “Por qué? —pregunta el campesino—, bueno, pues podrias atrapar un pez y tener algo qué comer.” “Tengo lo suficiente para comer ahora —dice el campesino,” “Bien, entonces —dice el hom: bre modemo—, ponte cordones y anzuelos en todos los dedos de tus pies, Entonces puedes atrapar suficientes peces para comprar un bote. Entonces podrés verdaderamente dedicarte a los mego- cios y quizds atrapar suficientes peces para abrir una empacadora. Entonces te coe volver rico.” “Y, zentonces qué? —pregunta €l campesino—. ;Cémo que entonces qué? Entonces puedes des- cansar, no hacer nada.” “Y, qué crees que estoy haciendo ahora?”, Te contesté el campesino. Esta anécdota toca un punto muy importante que debe quedar muy claro. El cuento nos habla de un campesino feliz, satisfe- cho, que es probablemente de cardcter receptivo més que trabaja- VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 181 dor esforzado y productivo-acumulativo segin nuestra clasifica- cién. Hasta ahora, hemos prestado poca atencién al problema de la felicidad del campesino. De hecho, hemos hecho hincapié so- bre las ventajas econémicas de la orientacién. productiva, pero he- ‘mos dicho poco del factor subjetivo de la satisfaccién. Para poder ‘comprender mejor este problema, debemos tener presente el he- cho importante, mencionado en el capitulo V, de que el pueblo es un desierto cultural y espiritual. Los valores que existfan para el campesino precapitalista y los cuales Tawney ha descrito en for- ma tan precisa, han desaparecido casi totalmente porque estin en abierta contradiccién con el espiritu de una sociedad en pro- ceso de industrializacién, La conversacién amistosa, sin propésito definido, la fiesta, el sentarse a no hacer nada y la sabrosa. ocio- sidad, las cuales, en una sociedad con valores y tradiciones preca- pitalistas eran subjetivamente muy satisfactorias van perdiendo rapidamente su lugar dentro de la aldea mexicana del siglo xx. Esto es asi porque tales valores y tradiciones no pueden crecer a menos que estén arraigadas en él espiritu de la cultura total; lo que ¢s més, los campesinos econémicamente exitosos, que son del tipo productivoacumulativo, y los cuales dominan a la aldea, han recortado los gastos para las fiestas y otras formas de diversio- nes “no econémicas”. Asi, al campesino receptivo no se le deja nada, excepto el entretenimiento barato del radio, la television, el cine las tiras c6micas. El facil acceso al licor (promovido activa- mente por las industrias que producen bebidas alcohdlicas) es todo lo que le queda para ocupar su tiempo libre. El panorama de la “buena vida” presentado por la televisién y el radio aumen- ta atin més la sensacién de la inutilidad de una vida sin sentido y hacen crecer la sensacién de derrota y desesperanza del campe- sino receptivo. (Es interesante ver que la tinica forma productiva de diversién en la actualidad son los deportes, los cuales no estén arraigados en una orientacién receptiva.) Hemos podido observar que aldeas en las cuales sigue viva una tradicién cultural mas rica (tales como Tepoztlin o Tzin- tauntzan) probablemente tienen un porcentaje algo mayor de caracteres productivo-receptivos, y podemos legitimamente supo- net que una cultura como la sociedad medieval, en donde el hombre y la vida son las metas prevalentes, aunque no crean la base caracterolégica para um esfuerzo duro e implacable ni un gran individualismo, ofrecen la posibilidad de que se desarrolle ]a orientacién productivo-receptiva. Tanto en el caso de Ia aldea actual como en el caso de una aldea en una cultura integrada y 182 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO humanamente rica, la productividad se desarrolla cuando la_reali- dad econémica y cultural permite y estimula la clase de actividad que es la esencia de la productividad. Regresando al campesino de nuestra aldea, aunque muchos es- tin caracterolégicamente motivados para el trabajo dificil tienen pocos placeres. La vida se ve como una lucha por mantenerse a flote. Al orientarse més y més hacia lo mercantil, hacia las ganancias y al beneficio material, los campesinos productivo-acu- mulativos son influidos cada vez mds por la nueva clase de em- presarios para que dejen sus fiestas tradicionales, las cuales son tun desperdicio de dinero, para que trabajen més para comprar mis bienes de consumo y para que den educacién escolar a sus hijos, de modo que éstos puedan abandonar la aldea. Mientras que los cafieros se aferran a un tipo de vida que los hace més y mis vulnerables a 1a explotacién, los campesinos productivo-acu- mulativos hacen cuanto les es posible para colarse dentro de la sociedad moderna. Una combinaci6n de factores, incluyendo los valores de la sociedad industrial, las presiones de’los nuevos em- presarios, los precios que van en aumento y las nuevas demandas de consumo, todas favorecen la tendencia hacia las cosechas de venta asegurada, la inversién de capital y el status en téminos We ingresos. Pero las limitaciones de su éxito econémico son ta- les que la gran mayoria de los campesinos productivoacumulati- vos nunca puede ganar lo suficiente para considerarse exitosos en términos de la economfa citadina, y ni siquiera en términos de Jos nuevos empresarios de la aldea. ‘Todo lo que tienen es trabajo dificil, poca recompensa, y el riesgo constante de ser aplastados por fuerzas que no pueden prever ni controlar. Deben verse a si mismos como subdesarrollados ante los ojos del mundo industrial. EL No EyIDATARIO Aunque la orientacién productivo-acumulativa es la que mejor se adapta al ejidatario, 1o cual se observa en su mayor éxito ma- terial, para el no ejidatario es ain més importante poseerla si es que quiere librarse de su condicién de pedn. Puesto que comienza sin capital, debe acumular una gran cantidad para alcanzar el nivel en que comienzan la mayoria de los ejidatarios. Y aunque unos cuantos ejidatarios receptivos pueden llegar a ser relativa- mente présperos dejando que otros —por ejemplo, wna esposa as- tuta— administren su propiedad, es mis probable que el no ejida- VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 183 tario receptivo se vuelva dependiente de uno de los terratenientes més ricos o de una mujer que lo mantenga (esposa o madre). "A pesar de que los ejidatarios son en general mucho més prés- eros que los no ejidatarios (ver cuadro 63), el cuadio 6.1 Fiuestra que la orientacién productivo-acumulativa esté correla- ‘cionada significativamente con la Ese tanto para los cjidatarios como para los no efidatarios. Sin embargo, la orientacién acumu- Jativa es més critica para la prosperidad de los no ejidatarios, A tun jomalero xeceptivo le faltan los rasgos que lo harian tratar de acumular capital, 0 comprar o rentar tierras. Para el no ejida- fario la correlacién entre la ese y la orientacién acumulativa dominante es r = < 48, significativo al nivel del 1 %. Ya hemos visto que para los ejidatarios esta correlacién aunque menor también ¢s significativa (r = 31, p < .05). Esto se debe ‘a que el alcance de la distribucién de ingresos ¢s més reducido ‘para el ejidatario el cual, puesto que posee tierra, puede ser relati- yamente préspero aun sin la estructura éptima de caricter. Pero seria un error suponer que aun con una orientacién productiva- acumulativa el no ejidatario tiene garantizado el éxito. Podré, de hecho, verse obstruido por su pobreza e incapacidad para encon- trar capital. Sin embargo, si tiene un padre prospero que le ayu- de en el comienzo o si puede acumular algin capital en Estados Unidos, es probable que lo aumente. Esto también sucede con €l pequefio grupo de empresarios explotadores quienes probable- mente comienzan apoderindose de la tierra de ejidatarios recep- tivos y alcohélicos y después invierten el excedente de su capital en maquinaria agricola, la cual alquilan, o en un camién que les puede dar ingresos como intermediarios, La estructura del carécter pasivo-receptivo no se adapta bien ni a los ejidatarios ni a los no ejidatarios, y las correlaciones ne- gativas entre la receptividad y la Ese son altamente significan- tes. Para el ejidatario la correlacién entre la receptividad dom nante y la Ese es r= —52 (p < 01); para el no ejidatario 1 = —.39 (p < .01). La cortelacién entre la receptividad, ya sea dominante 0 secundaria, y la xse para los ejidatarios es 7 = —43 (p < .01); para los no ejidatarios r es menos 42 (p< 0). Una forma de que un efidatario pueda acumular capital es buscando trabajo como bracero en Estados Unidos. Esto se po- dia hacer més ficilmente en el pasado, antes de que el gobierno de Estados Unidos estableciera leyes contra la importacién de jomaleros mexicanos por temporada. Sin embargo, sacs de los 18 — SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO aldeanos han podido obtener contratos como trabajadores_semi- calificados en ese pafs. Esta forma de ganar capital fue utilizada tanto por los no ¢jidatarios productivo-acumulativos como por los productivo-explotativos. (La correlacién entre la productividad y trabajar en Estados Unidos es r = .35 significativo al nivel del 1%.) El campesino productivo-acumulativo que obtiene algin capi- tal en Estados Unidos tiene después mas probabilidades de au- mentar sus tierras o de abrir una pequefia tienda, 0 ambas cosas. Los ejidatarios productivo-explotatives 0 los empresarios no ¢ji datarios rentan tierra, pero también es probable que ofrezcan nuevos servicios a los otros agricultores, tales como renta de ca miones y tractores. Aunque no hay suficientes casos para una correlacién confiable de productomomento, podemos informar que todos los hombres que prestan estos servicios tienen cardcter productivo-explotativo. La diferencia entre estos hombres y los que emigran a la ciudad parece confirmar que el ir a Estados Unidos como bracero es, en términos psicolégicos, la ms arries- gada y més ambiciosa de las dos decisiones.* Cuase ¥ CARKCTER Si la posicién de una clase se determinara tnicamente en base al factor econémico, seria de esperar que todos los ¢jidatarios 2 De 1960 a 1965, 21 jévenes dejaron la aldea para trabajar en la ciu- dad, porque habfan oido hablar de las oportunidades que ésta ofrece. Algunos regresaron més tarde, pero la mayorla se quedé en la ciudad y a menudo visitan a sus familiares durante Tos fines de semana o los dias de_ fiesta. Segiin nuestros datos, los jvenes, tanto hombres como mujeres, que dejan la-aldea para trabajar en las ciudades cercanas no presentan una diferencia caracterolégica significativa respecto a los otros. Esto es un poco descon- fertante, puesto que se podria esperar un interés mucho mayor, un cierto cspfrita de aventura, ete. en este grupo y llegamos a Ia conclusion de que hay dos factores que pueden explicar la situacién; 1) Que ir a la ciudad no esti tam determinado por la imaginacién y el interés como por las oportu- nidades (un amigo, un pasiente, ete.) y 2) que ex posble que vats de lot que se quedan en el pueblo sean Tos inds.productivo-acumulativos y que se interesan por el trabajo agricola y la independencia, mientras que algunas improductivas quizé vayan a la ciudad porque esperan en. forma eee sealta que el paints amigo en quien conan sha “argo de lo i ambas tendencias opuestas fueran operantes, 1a evaluacién estadistica de 4a muesta, que de todos modes es pequeia, no sefialara ninguna tendencia glar.|Part poder averiguay ms sobre lo que los motva, se tendea que Jorar la orientacién de carécter de cada individuo en este grupo. VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 185 fueran més ricos que los no ejidatarios. La clase més rica estaria compucsta de aquellos que tienen tierra, y la clase més pobre e- taria compuesta por la que no la tienen, Obviamente el factor econdmico es la determinante més importante del status socio- econémico, y el ser miembro de la clase ejidataria generalmente 6: sefial de una relativa riqueza en el pueblo. En el capitulo IIL informamos que dos tercios de los no ejidatarios pertenecen a la clase mas baja, comparados con sélo 6 % de los ¢jidatarios. En relacién a la clase més alta, las cifras practicamente se invierten: 52% de los ¢jidatarios comparado con solo 5% de los no gj datatios est en este nivel. AGin més, se demostré que un ¢jida- tario que trabaja su propia tierra pricticamente tiene asegurado 1 alcanzar Ia punta de la pirimide cconémica, Diciéndolo de otro modo 89% de la clase mis alta est compuesta de ejidata- rios, y 11% de no ejidatarios. La clase media esta dividida equi- tativamente entre ¢jidatarios y no ¢jidatarios. Por contraste, 94% de la clase més baja esta compuesta de no ejidatarios y sdlo 6 % de Gjidatarios (wer cuadro 63). Cuadro 6.3 ComPosiciON DE LAS CLASES SOCIALES (en porcentajes) Clase baja Clase media Clase alta (N=65) (N=53) (N= 44) Porcentaje de cjidatarios 6 50 99 Porcentaje de no ¢jidatarios ot 50 n 100 100 100 Sin embargo, nuestros datos han mostrado que la relativa rique- za dentro de las clases no ejidataria y ejidataria depende del ca- ricter y que el carécter a veces leva a un cambio en la posiciOn socioeconémica. Los pocos ejidatarios en la clase més baja son hombres improductivos-receptivos y los no ejidatarios en la clase mis alta son hombres acumulativo-productivos 0 productivo-explo- tativos que han aprovechado las nuevas oportunidades de acumu- Jar capital. La relacién entre la ese y el carécter también se puede presen: tar en términos de porcentajes segiin se ve en el cuadro 6.4. De Jos hombres en la clase mis baja, 54% son dominantemente re- 186 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO ceptivos y slo 24% son dominantemente acumulativos. To- dos los hombres receptivos, con excepcién de dos de los hom- bres acumulativos en esta clase, tienen orientaciones no_pro- ductivas; los Gnicos miembros "productivo-acumulativos de la clase més baja son los jornaleros cuyo cardcter no ha supe- rado su falta de capital. El otro 22% de la clase més baja esta compuesto por hombres improductivos explotativos, todos ellos jornaleros. Cuadro 6.4 CARACTER Y CLASE SOCIOECONOMICA PARA JEFES DE FAMILIA mascuLinos (N = 122) 5 Clase socioeconémica Modo dominante de asimilacién Bae! Media Alt Pasivo-receptivo (N = 55) 24 2B 8 Improductivo-explotador (N = 14) 9 3 2 Productivo-explotador (empresatio) (N=n) 1 3 7 Moderado a bajo o productivo-acumu- lador (N = 25) 8 7 Productivo.acumulador (N = 16) 7 8 Total # 32 En la clase media 54% de los hombres son receptivos, y casi todos estos hombres son ejidatarios que plantan cafla. El 34°% de la clase media es acumulativo, la mayoria de este grupo esta for- mada por no ¢jidatarios productivo-acumulatives que han mejo- rado su posicién original de clase. El 14% de la clase media esti compuesto de hombres explotativos (7% productivo y 7% im- productive). Este grupo incluye a unos cuantos no ¢jidatarios que son empresarios que van en ascenso y a unos cuantos ejida- tarios_ improductivos-explotativos con tendencias receptivas que son plantadotes de cafta. En la clase alta, s6lo 25 % de los hombres son receptivos, y to- dos ellos son ejidatarios cuya posicién de clase est4 sostenida por esposas que se encargan de una tienda o que ayudan a adminis- trar la tierra. El 47 % de la clase alta esté compuesto de hombres acumulativos, casi todos ellos ejidatarios; 28% de la clase més VARIABLES CULTURALES Y¥ SOCIOECONOMICAS 187 ‘lta est compuesto ‘de hombres explotativos (7 de 9 son pro- Guctivo-explotativos). De los 5 no ¢jidatarios en la clase mas alta J tienen caricter productivo-acumulativo y 3 tienen cardcter em- presarial. En GARKCTER DE LAS MUJERES ¥ LAS VARIABLES SOCIOECONOMICAS Como en el caso de los hombres, el caricter de las esposas esté también diferencialmente relacionado con la clase socioeconémi- ea, Aunque una mayorfa de esposas son acumulativas (por razones, que se discutirin mas ampliamente en el capitulo VII) el por- Eentaje de esposas acumulativas en las dos clases altas es mayor que el de la clase més baja (ver cuadro 6.5). Por contraste, la ma- yoria de las esposas receptivas se encuentra en la clase més baja. ‘La Ese para las esposas est4 correlacionada significativamente con la productividad (r = .30, p < .01) y con el factor de explo- fatividad (7 = .27, p < .01). ‘La correlacién con la productividad resulta del hecho de que los esposos y las esposas en general com- parten cl mismo nivel de productividad,* La corrclacién con la explotatividad en parte refleja la situacién en la que un ejida- tario receptivo-improductivo esté dominado por una esposa ex- plotativa, la cual es responsable de elevar el nivel econémico de la familia. Cuadro 6.5 Mono DOMINANTE DE ASIMILAGION Y CLASE SOCIAL PARA Las Esposas (N = 102) (en porcentajes) Mc imilaci¢ ee econ Baja Media Alta Explotador 13 13 28 Receptivo 40 22 8 ‘Acumulativo 7 65 6“ 100 100 100 2 Los hombres y las mujeres productivos tienen més probabilidades de casane entre sf, en tanto que Tos" improductivos también se buscan unos a otros. La cortelacién de productomomento para la productividad de 102 C2posos y espasas ex r = AS (p < 01). Una dicusiin mds amplia de ls jones entre los sexos se puede encontrar en los capitulos ‘VII y VIII. 188 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Los hombres receptivos en la clase alta deben su posicién eco- némica a las esposas que se encargan de una tienda o que pres- tan dinero con intereses. (Mientras que tal sociedad es econémi- camente benéfica, a menudo trae como resultado que el hombre se vuelva alcohdlico, segin se discutira en el capitulo VIII.) Hay una correlacién significativa entre el administrar una tienda o cantina y la orientacién explotativa en las mujeres (r = 26, P < 01). (Los hombres que se encargan de estas actividades tienen més probabilidades de tener una orientacién productivo- acumulativa. ) Por contraste, las esposas productivoacumulativas tienden a buscar dinero extra trabajando como costureras, actividad ésta que ¢s més creadora. La correlacién entre coser para obtener ga- nancia y la productividad es r = 27 (p < .01); entre coser para obtener ganancia y la orientacién acumulativa, la correlacién er= ll (p< 05), Algunas de las mujeres casadas © solteras se dedican a otras ocupaciones para obtener ingresos, pero éstos no se correlacio- naron significativamente con ¢l cardcter. Una mujer puede tra bajar como sirvienta o hasta hacer el trabajo de un hombre en Jos campos (ver capitulo ITI), pero éstas ocupaciones generalmen- te estén determinadas por la necesidad econdmica o la oportuni- dad, 0 por ambas, Una ejidataria que esté més 0 menos bien econémicamente puede trabajar en el campo supervisando a sus jornaleros. Una mujer més pobre puede trabajar en los campos ‘0 lavar ropa ajena porque no tiene otra forma de ganar dinero para alimentar a sus hijos. Carkcrer ¥ eDucACION Uno de los desconcertantes pero importantes hallazgos de nues- tro estudio, fue que se encontré que ni la educacién ni el saber leer y escribir estaban correlacionados con el éxito material en la aldea. Esto en realidad no deberia sorprendernos, si se con- sidera el hecho de que el campesino que lee y escribe y que ha tenido més afios de escuela no esti mejor capacitado para el tra- bajo agricola en pequefia escala. Leer y escribir no son importan- tes para su trabajo. Serfa distinto si el tipo de produccién agricola cambiara. Aprender nuevos métodos y la comunicacién con los especialistas podria obligar al campesino a utilizar en forma activa su capacidad para leer y escribir. En la actualidad, a la escuela VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 189 asisten més bien los hijos de los campesinos mis ricos que ven Ja educacién como una calzada para que sus hijos dejen la aldea y se capaciten para el trabajo no agricola. Los hijos de los cam- nos més ricos han recibido significativamente mas educacién ‘escolar que los niflos mas pobres y, en algunos casos, han legado ‘a convertirse en maestros de escuela y hasta en profesionales. Se ha visto que aquellos que més respaldan la escuela y que dirigen os comités escolares son los nuevos empresarios (productivo-explo- tativos) que quieren que sus hijos se preparen para un trabajo bien remunerado en la sociedad moderna. Excepto en lo que se refiere al reforzamiento de los patrones de autoridad (ver capitulo IX), la educacién escolar marca muy poca diferencia en el desarrollo del cardcter. Hay sélo una correlacion significativa entre los afios de educacién escolar y el cardcter: las mujeres que han tenido més educacién escolar son significa- tivamente mas productivas (r= .21, p < 01). Esto probablemen- te no es el resultado de la educaci6n escolar, sino més bien indica que las nifias mas productivas contindan estudiando, En general, Jos aldeanos, aun los més ricos, prefieren educar a los nifios y mantener a las nifias en casa. Las nifias que sienten especial interés por el estudio, tienen mds probabilidades de lograr que los padres les permitan continuar asistiendo a la escuela, y tie. nen més probabilidades de tener éxito si los padres tienen el dinero para pagar los libros y los gastos de la escuela. Para las nifias, el que se les permita estudiar significa una mayor libertad sobre la esclavitud dentro de la casa, y las nifias més independien- tes son las que buscan un camino que las saque de la servidumbre tradicional femenina, CARACTER ¥ ACTIVIDADES RELIGIOSAS Y CULTURALES Los aldeanos mas productivos buscan el poco estimulo cultural que atin queda en la aldea. La evidencia sugiere que, entre otras cosas, la productividad mide la respuesta del individuo a tales estimulos. Para los hombres productivos la Iglesia ofrece una fuen- te de estimulo cultural, de esperanza, y una afirmacin de los valores morales que acentia la responsabilidad, Hay una corrcla- cién significativa entre ir a misa y la productividad (r= 26, P<.01). Los hombres productivos también tienden a citar las enseftanzas religiosas. Para las mujeres no hay correlaciones significativas entre la pro- Guctividad, ir a misa, y la expresién de la ideologia religiosa en la 190 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. entrevista. Esto coincide con nuestra observacién de que la religion cumple una funcién distinta para las mujeres y los hombres. ir a la iglesia es una actividad femenina més convencional (especial- mente para las mujeres de las familias més ricas) y no parece estar determinada en forma significativa por el cardcter. Esto encaja con el hecho de que, segiin sefialamos en el capitulo III, un mayor porcentaje de mujeres que de hombres va a misa. ‘Cuando comenzamos el estudio nos preguntamos si los aldea- nos responderian a estimulos més culturales si se les ofrecieran. Para responder a la pregunta trajimos estimulos experimentales; &tos inclufan el coro de la Universidad Nacional de México, bai larines y cantantes folkléricos. La sefiora Marta Salinas organizé un grupo de lecturas en donde cada semana aquellos que estaban interesados podian venir y escuchar cuentos de hadas y novelas especialmente sobre México y sobre campesinos en. otras partes del mundo. Un grupo de 20 mujeres y 2 hombres asistierom con regularidad a las lecturas. Gozaron especialmente con una novela acerca de los campesinos de la regién durante la Revolucién Mexi- cana de 1910, al igual que con los cuentos de hadas de Grimm y las historias de Tolstoi sobre campesinos rusos. Fue de notarse que se identificaran con las actitudes, temores y esfuerzos del campesino europeo. Atin més, durante los tres primeros afios del estudio también se les exhibieron peliculas com regularidad. Al principio la idea era lograr comentarios y discusiones acerca de las peliculas, algunas de las cuales eran de largo metraje y otras sobre viajes, peliculas sobre agricultura y pelfculas educativas sobre salud ¢ higiene. El doctor Alfonso Millin, quien escogié y exhibié las peliculas y que dirigié estas discusiones, encontré que muchos aldeanos eran reacios a asistir a la exhibicién cuando no pagaban por ella. Sin embargo, cuando se les animaba a comentar las peliculas, sus opiniones eran sensitivas y perceptivas. A cada aldeano se le calificaba en relacién a su participacién en las actividades culturales introducidas por el estudio. El 30% de los aldeanos participaron en una. u otra ocasién mientras que el 70% nunca particips (64% de los hombres y 75% de las mujeres [ver cuadro 66). Se construyé una escala que representa la frecuencia de la asistencia y que va del 1 al 4 (frecuente, oca- sional, infrecuente y ausencia), para Ta correlacién con las variables de caricter. En cuanto a los hombres, hubo una correlacién significativa en- tre la productividad y la participacién cultural (r= 30, p < .01). De hecho, la asistencia a misa y a los sucesos culturales estén VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 191 Cuadro 6.6 PARTICIPACION EN’ LAS ACTIVIDADES CULTURALES LLEVADAS A LA ALDEA POR EL. ESTUDIO (en porcentajes) Porcentaje de Porcentaje de Porcentaje Participacién hombres mujeres total o (N=196) (N= 200) (N=396*) Asistencia frecuente 6 6 6 Asistencia ocasional 15 B 4 infrecuente 14 5 10 6 B 70 99 99 100 * No hubo informacion sobre 13 hombres y 8 mujeres. significativamente correlacionados en los hombres (r=.43, p<.01). Este hallazgo refuerza més la conclusién de que los hombres sductivos buscan estimulos culturales cuando éstos existen y que Ee ervicics de Ia Iglesia, con su misica, color, sermones y pard- bolas satisfacen al campesino productivo casi del mismo modo que un concierto 0 una buena pelicula. Es muy probable que el cam- pesino mas productive también busque un significado en la vida 1 cual encuentra en las ensefianzas de la Iglesia. Cuil es la causa de que los aldeanos improductivos y receptivos no respondan a los nuevos estimulos culturales? Antes que nada, Ja naturaleza de la persona improductiva es pasiva, no responde a Jos estimulos. Ain més, algunos de los estimulos especificos quiz hayan logrado que se sintiera peor, puesto que le han recordado Jos valores que representan la ética dominante de la ganancia y del progreso materiales y los cuales le harfan aparecer como irrespon- sable y flojo. Algunas de las mismas narraciones tradicionales tienden a enfatizar ios valores y la moralidad de los campesinos acumulativos libres en Europa. En relacién a estos valores a Jos aldeanos improductivos se les verfa como fracasados sin es- Peranza. Si es que los aldeanos pasivo-receptivos han de respon- der a los estimulos culturales, parece que éstos deberfan ser de un tipo distinto, presentados bajo nuevas condiciones econémicas que Prometan un mejor futuro para estas gentes, En el capitulo X ‘estudiaremos tales posibilidades de cambio. Las cifras sobre la participacién en las actividades culturales 192 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. muestran que no hay diferencia en el porcentaje de hombres y mujeres, respectivamente, que responden a los estimulos cultura- les. Pero en contraste con el hallazgo de que la asistencia a la iglesia no estaba relacionada con el cardcter en el caso de las mujeres, encontramos que las mujeres que participaban en los ex- perimentos culturales eran significativamente mas productivas que las demas (r= .29, p < .01) Concuston Las correlaciones entre el cardcter y las variables socioeconémicas son evidencia de que la orientacién acumulativa ha sido la mejor adaptada a las demandas econémicas de la agricultura campesina en la aldea, Atin més, puesto que su cardcter y su trabajo enca- jan entre si, cl campesino acumulativo tiene probabilidades de ser més productivo y vigoroso, tener de hecho més confianza y es- peranza, que el campesino receptive que con mayor frecuencia ‘se encuentra fuera de tono con su mundo, Hay poco o ningun espacio para un individuo productivo-receptivo en esta aldea cul- turalmente empobrecida, la cual nunca ha tenido un narrador de cuentos profesionales, que no tiene tradicién en cuanto a bailes © arte folkléricos, y que ni siquiera mantiene una banda profesio- nal. Los aldeanos pasivo-receptivos pueden encontrar trabajo como eones, pero es probable que los nuevos empresarios los exploten. Aquellos hombres receptivos lo suficientemente afortunados para seguridad plantando cafia, pero su situacién es precaria, Conforme cambian las tradiciones culturales y se determina un status segin los valores del mundo moderno, son incapaces de defenderse de los nuevos empresarios, y ¢s probable que se sientan inferiores porque no ganan més dinero. Muchos de estos indlividuos receptivos se sienten débiles, dependientes en extremo ¢ inferiores. Pueden tra- tar de compensar estos sentimientos actuando en forma ruda, tratando de probar que son “hombres”, pero como veremos en €l capitulo VIII, es probable que este sindrome los Meve al alcoholismo. ‘También hay evidencia de que ¢l campesino productivo-acumu- lativo esta siendo alejado de los valores tradicionales y guiado hhacia aquellos de la nueva sociedad industrial. Su posicién es todavia viable, y lo sera mientras esté protegido por el sistema ejidal y por la politica del gobierno que refuerza su posicién nego- VARIABLES CULTURALES Y SOCIOECONOMICAS 193 cable (ver capitulo X).. Sin embargo, est amenazado econémica- ‘mente por los nuevos empresarios y psicoldgicamente por su apeti- to por nuevas cosas. Como miembros de una parte dependiente de una sociedad més grande en proceso de industrializacién, las aldeas estin comenzando a sentir las nuevas exigencias de adapta- cién que tendrén un efecto cada vez mayor en la nueva generacion. VII. EL SEXO Y EL CARACTER Ew x capitulo V dijimos que uno de los seis factores (el fac- tor V) resumfa aguellos rasgos que se correlacionan con el sexo. Los cttadros 7.1 y 7.2 muestran los porcentajes de hombres y mu- jeres en los que se calificaron los rasgos que estin correlacionados ‘en forma significativa con el sexo de los aldeanos, Cuadro 7.1 Rascos DE CARACTER QUE DISTINGUEN A LOS ALDEANOS DE LAS ALDEANAS. Porcentaje Porcentaje Rasgos de hombres de mujeres -X? (N= 200) (N= 206) diferencia no Tendencias sidicas 30 23 sige Narcisismo I dominante 40 27 8.74 * Receptividad dominante 31 36 872 * Receptividad 79 62 14.08 * Autoridad tradicional ot 9 9.21 * Democritico 6 30 10.80 * Tendencias a consentir 32 19 alt * * Significativo a aivel del 1%. Los resultados muestran que, en general, los hombres mas que las mujeres (cuado 7.1) son dominantemente receptivos (51% a 36%); con tendencias receptivas (79% a 62%); tipo narci- sista 1 (40 % a 27%); tradicional (64% a 49%); y democratico (45% a 30%). También tienden a ser mds indulgentes (32% 219%) y a manifestar las tendencias sidicas algo més que las mujeres (30% a 23%), aunque la diferencia no es estadistica- mente significante. Por otra parte, més mujeres (cuadro 7.2) tienen cardcter acu- mulativo dominante (39% a 22%); tendencias acumulativas (65% a 46%); tendencias masoquistas (40 % a 18 %); tenden- Cias rebeldes’activas (45 % a 32 %); y tendencias rebeldes pasivas (20% a 8%). Mas mujeres son también carifiosas condicional- mente (63% a 55%), pero no al grado de ser estadisticamente [195] 196 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO Cuadro 7.2 Rascos DE CARACTER QUE DISTINGUEN A LAS ALDEANAS DE LOS ALDEANOS Porcentaje Porcentaje eee de hombres de mujeres X* (N= 200) (N= 206) Tendencias masoquistas 18 40 2244 ¢ Amor condicional (cuidado diferencia no material) 55 63 significativa Acumulative dominante 2 39 1381 * 46 65 14.49 * ‘Tendencias rebeldes 32 48 837 ¢ Tendencias rebeldes pasivas 8 20 21+ * Significativo a nivel del 1 %. significante. Podriamos sefialar aqui que, aunque no hay diferencia en el porcentaje de hombres y mujeres que son carifiosos 0 sumi- 805, en el andlisis factorial el amor y la sumisién son parte de un sindrome femenino cuando se combinan con masoquismo y re- beldia. Las condiciones que influyen en la formacién del caricter de los hombres y mujeres se discutirin més ampliamente en el capi- tulo IX. Baste decir aqui que es probable que los aldeanos mani- | fiesten las actitudes tradicionales del patriarcado que otorga a los hombres el derecho a gobernar a las mujeres, con responsabilidad pero firmemente. Las mujeres no debieran tener los mismos dere: chos que los hombres, dice la mayorfa de los aldeanos, porque el | marido debe ser como un nuevo padre que protege a’ su esposa, | Para apoyar los valores tradicionales, citan ¢l punto de vista patriarcal de la Biblia, la cual dice que Dios dio a los hombres €l derecho a mandar sobre las mujeres cuando le dijo a Eva que ‘Adan se ensefiorearia sobre ella, EI narcisismo caracteristico del aldeano (que parece estar rela- | cionado con esta actitud de superioridad hacia las mujeres) implica ‘un cierto aislamiento y auto-protecci6n, Nuestros resultados tien- den a confirmar el cuadro, que ha sido descrito con tanta elocuen- cia por Octavio Paz, (1959), de la resistencia del mexicano a set tocado, a ser abierto y vulnerable. Sugiere ademés que la cualidad “hermética” del mexicano ha surgide como una defensa contra Ia humillaci6n de la Conquista Espafiola y mas especialmente del EL SEXO Y EL CARACTER 197 socavamiento del patriarcado, un asunto que se discutiré mas de- talladamente después. Para el mexicano, segin Octavio Paz, el ser abierto es ser abierto x la fuerza y volverse indefenso como la mujer “inferior”. Cer- cado por sus defensas el mexicano, Paz dice, “no trasciende su soledad. Al contrario, se encierra en ella. .. oscilamos entre Ta en- trega y la reserva, entre dl grito y el silencio, entre la fiesta y el vyelorio, sin entregarnos.jamas”.* Para comprender por qué mas mujeres que hombres son acumu- lativas, se debe ver este msgo como una parte de sindromes dis- tintos, que responden a condiciones sociales distintas. Como he- mos scfialado en el capitulo V, los hombres acumulativos tienden fa ser més productivos que las mujeres acumulativas; 48% de los hombres dominantemente acumulativos comparados con’ 21% de Jas mujeres dominantemente acumulativas son de una producti- vidad muy alta. En los hombres, dado su tipo de produccién, la orientacién acumulativa es afin a la productividad. Es claro que este no es el caso en las mujeres. EI hecho de que en las mujeres las tendencias improductivas- acumulativas, combinadas con la sumisiOn, masoquismo y/o re- beldia, son més frecuentes que en los hombres se puede com- prender en cuanto a la funcién que la cultura ofrece a las muje- res, la cual es en muchos aspectos diferente a la del hombre en téminos de trabajo y relaciones sociales. Se espera que las mu- jetes se traten a si mismas como propiedad perteneciente a los hombres. Se supone que deben acumular, por asi decirlo, tanto su virginidad como su amor, guardando la primera para su ma- ido y el segundo para sus hijos. Los rasgos femeninos mas ad- mirados son la abnegacién, el suftir sin quejarse, un feroz amor maternal, la modestia y la sumisin, Este tipo de sindrome acumu- lativo esté reforzado no sélo por las actitudes hacia la sexualidad y el amor, sino también por el trabajo para el cual se entrena a la mujer, Esencialmente se le confina a la casa la cual se es- pera que mantenga limpia y en orden. Lavar y barrer le evan mis tiempo que cocinar. La mayoria de las esposas tienen un presupuesto limitado que generalmente es provisto por el hom- bre y el cual la mujer no puede aumentar con su propio traba- jo (a menos que se emplee fuera del hogar). Con. frecuencia debe pedir sumisamente dinero a su marido. Las tradiciones cul- turales también acentéian la sumisién femenina, la dependencia * Paz (1959), p. $8. 198 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO y Ia inferioridad. Aun al nacer las nifias son menos valoradas, (La partera Hega’a cobrar el doble si el producto es un nifio.) Conforme crecen los hijos, a los nifios se les protege, se les con- siente mis, y s¢ les da mds libertad para vagar por las calles del pueblo y jugar, mientras que desde los seis afios o antes sus hermanas ya hacen la limpieza o cuidan de sus hermanos mas pequeiios. Aunque tanto los nifios como las nifias deben obede- cer ciegamente a sus padres, se espera que las nifias sean mis modestas, sacrificadas y que se preocupen més por la limpieza y el orden, Lo que ¢s mis, el folklore expresa el tema de la fuerza del macho y la debilidad de la hembra, la necesidad de que la mu- jer se proteja, que se encierre, Hemos observado que en los juegos de las nifias de 8 a 12 afios, el tema dominante es la defensa contra el ataque de la figura’del macho sexualmente destructivo quien trata de penetrar el anillo de solidaridad de la hembra para posesionarse de la pura € inocente joven, como en Dofia Blanca © La monjita, Muchos de estos juegos pueden ser descendientes de los bailes circulares europeos que ritualizaban el tema del ma- trimonio por captura. En algunos, como Naranja dulce, el sig- nificado expresa la idea de que una muchacha que se’ abre y cede ante los hombres serd abandonada y se le dejaré morir. La cancién va asi: Naranja dulce, limén partido. Dame un abrazo que yo te pido ‘Si fueran falsos mis juramentos En poco tiempo me olvidaris Toca la marcha, mi pecho llora Adiés sefiora, yo ya me voy Naranja dulce, limén celeste Dile a Maria que no se acueste Pero Marla ya se acostd Vino la muette y se la lev6, Como es de esperarse, teéricamente, las mujeres también tie- nen tendencias rebeldes que se pueden interpretar como obstina- cién arraigada en la orientacién acumulativa y como resentimicn- to reactivo contra lo que se exige de ellas. Honennes ¥ MUJERES PRODUCTIVOS E IMPRODUCTIVOS En el capitulo VI discutimos el hecho de que los hombres més productivos tienden a ser acumulativos mientras que los improduc- EL SEXO ¥ EL GARACTER 199 tivos tienden a ser receptivos. Mientras que los hombres produc- tivos son responsables y tradicionales tanto como independientes, Jos hombres improductivos son sumisosdependientes (receptivos ‘con fijacidn materna) y tienen tendencias sado-masoquistas. ‘También hay diferencias entre las mujeres més productivas 8, las més improductivas (ver cuadro 7.3). Cuadro 7.3 LA PRODUCTIVIDAD CORRELACIONADA CON AQUELLOS RASCOS DE CARACTER QUE DIFERENCIAN A LOS SEXOS Hombres Mujeres, Rasgo (N= 200) (N= 206) Tendencias sidicas —25"* Tendencias masoquistas =i Narcisismo I dominante =12 Amor condicional dominante (cuida- do material) 40°* ‘Tendencias al consentimiento —02 Receptivo dominante 338" Receptivo —.30°* Acumulativo dominante Ei ‘Acumulativos®* Autoridad tradicional Demociitico Sumiso Tendencias rebeldes ‘Tendencas rebeldes pasivas Fijacién materna Significante a nivel de 5 %. ++ Sgnificante a nivel de 1%. *** Silo para los jefes de familia, estas correlaciones son ligeramente Giferentes a las presentadas en el capitulo VI. Es probable que las mujeres productivas sean significativamen- te mas afectuosas y generosas (amor condicional) y tradiciona- leslemocriticas que Tas mujeres improductivas, quienes tienden a ser més rebeldes y fijadas a la madre, No obstante, aunque los hombres se polarizan en dos diferentes tipos de cardcter social ¢ (eqonpuoo 9p epi eungumt © epeiapou eusyeur us ‘stroqur eussyeur 2queUIWOP oanENUIY ‘quewrutop oandaooy vleq pepranonposd ee © epexopour peplanonpory +€ onmnuop 79 ox1uo opuowow-ojonpo.d 9p ugronjauoc, soBspy SVOIRQNOOE A SvOIOYTOOISE SEIGVRIVA SVT V NQIOVIRU Na ONFIQDSYIN OLNEY, 204 — SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO 2Qué es lo que hace que los hombre: productivos-acumulati- vos dominen? La evidencia es que son mas estrictos, menos de- pendientes, menos temerosos de las mujeres y tienen mas éxito econdmico. Un factor importante en el dominio es también el grado en que los hombres stn fijados a sus madres. De aquellos hombres que contintian fijados a sus madres intensamente, 55% son dominantes, mientras que 80% que no muestran extrema fijacién materna son dominantes. Los hombres que son productivos y acumulativos, menos de- pendientes y temerosos de las mujeres, pueden ast ajustarse al papel patriarcal. Estos hombres no entran en el patron del ma- chismo. Beben menos que el promedio (ver capitulo VIII) y hay menos probabilidades de que sean agesivos. Estos datos también apoyan el descubrimiento de que el papel patriarcal es diferente al del machismo sidico, el cual general- mente ¢s una compensaciém compulsiva de los sentimientos de dcbilidad y dependencia de las mujeres. Esto se confirma con el asombroso hecho de que sélo 59% de los maridos que califi- caron alto en machismo dominan a sus esposas comparado con 77% que calificaron bajo en machismo. Aparte de esto, supo- nemos que un gran porcentaje de esposas de hombres del tipo macho hacen creer que él domina a la familia, porque saben que necesita estar convencido de esto para poder funcionar bien o, por lo menos, sin demasiada violencia. Muchas de las mujeres en- trevistadas dijeron que en su opinién el machismo es una expre- sién de debilidad ¢ inmadurez. Hay buenas razones para creer que estas mujeres nunca revelarian este conocimiento “secreto” a sus maridos. También hemos notado en el pueblo que tales hom- bres dominan a sus esposas por la fuerza mientras son jévenes y fuertes, pero conforme envejecen, 1a mujer se hace cargo de la familia gradualmente. Este mismo proceso lo observé Lewis (1951) en Tepoztlin. Octavio Paz ha sugerido una raiz diferente del sadismo en el macho mexicano, Escribe que este sadismo “se inicia como ven- ganza ante el hermetismo femenino 0 como tentativa desespera- da para obtener una respuesta de un cuerpo que tememos total- mente insensible”> ZCémo apoyan nuestros datos esta hipstesis? Parece ser, por los informes de la doctora Lola Romanucci Schwartz sobre sus conversaciones con mujeres del pueblo, que su actitud no es muy diferente de la de las mujeres victorianas, El goce sexual en las » Paz (1959), p. 60. EL SEXO ¥ EL CARACTER 205 mujeres se considera innatural o indecente, Las mujeres del_pue- blo consideran el acto sexual como algo en que son “‘usadas” por el hombre. Aunque «sto no necesariamente prueba que las mu- jeres que opinan asi no gocen sexualmente (aun cuando pueden Scultarlo o sentirse avergonzadas por gozar de las relaciones sexua- les), no obstante tiende a confirmar lo dicho por Paz. Por lo que se reficre al sadismo masculino, nuestros datos no parecen apoyar la afirmacién general de Paz la cual parece in- Gicar que todos los hombres mexicanos son sédicos. Segin nues- txos datos, s6lo 30 % de los hombres tienen tendencias siclicas. Sin embargo puede no haber tanta diferencia como parece. Por un lado, nuestra éalificacién puede haber subestimado la prevalencia del sadismo en los hombres (ver Apéndie B); por otro, la de Octavio Paz no es una afirmacién estadistica que pretenda ajus- tarse a todos los hombres. En cuanto a las causas de la extensa frigidez femenina, no teniendo datos detallados sobre Ia conduc- ta sexual, s6lo podemos especular. Una raz6n es indudablemente €l patrén cultural represivo; otra pudiera etar relacionada con la prevalencia de la orientacién acumulativa del caricter en las mu- jeres. La condicién psicolégica més importante para el orgasmo femenino es que la mujer se suelte y se aba. Esto es diffeil para €l caricter acumulativo cuya seguridad se basa en estar cerrado, en una posicién autosuficiente tipo fortaleza.** EL RETO AL PATRIARCADO. Aqui aparece la pregunta critica, zpor qué, precisamente en una lad de valores patriarcales que inculca en sus mujeres Ia idea de inferioridad es que hay tantos hombres dominados por ellas? En el capitulo VIII describiremos detalladamente cudntos de los hombres con cardcter receptivo son aplastados por su pobreza y por su debilidad ante las mujeres y se vuelven alcohdlicos. No obstante, este proceso no se puede comprender completamente stas consideraciones desarrollan_aiin mis una serie de ideas expresadas por Fromm (1963) en el apitle “Sexo y eat” 5 Se podva preguntas por gut los hombres acumulatnes,no on, inpoten, tes, si fhs mujeres acumulativas tienden a ser frgidas. Aparte del hecho de que el funcionamiento fisioldgico masculino parece mejor asegurado con- tra el fracaso por mecanismos fistolbgicos poderosos, debiera hacerse hincapié 4 que el acto de la penetracién no es el de brie, Por To tanto slo] hombre acumulativo en extremo que no quiere dar st semen es el que puede legae a ser impotene. 206 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO sin tomar en cuenta el contraste entre los valores culturales del patriarcado y la realidad de una poderosa tendencia matriarcal. Hemos dicho en el capitulo V que consideramos la cultura del pueblo como un sistema patriarcal roto, en contraste con el de las sociedades campesinas espafiolas 0 las del sur de Italia o la de Jas aztecas antes de la Conquista caracterizadas por el dominio masculino absoluto. Los italianos del sur, igual que los aztecas antes de la Con- quista (Soustelle, 1964) trataban con dureza a la mujer infiel. En el pueblo, aunque mas mujeres atin le son ficles a sus maridos que viceversa, hay unos cuantos casos en que las mujeres engafian abiertamente’ a sus maridos, los cuales rara vez se indignan, ya sea porque temen a sus esposas © porque no pueden esperar apo- yo de la sociedad. Mientras que en otras sociedades, Japén por ejemplo, los valo- res patriarcales tienen tal fuerza que una esposa hard lo imposi- Dle por hacer creer a los demés que un marido débil s fuerte, porque su prestigio depende de que se crea que su marido domina a |a familia, de ningén modo es este el caso en el pueblo. Si una mujer simula condescender ante un hombre débil y aceptar los valores patriarcales, es porque comprende que él es como un nifio al que se puede manejar mejor alimentando su narcisismo © pro- tegiendo su sensibilidad.’ Sin embargo, algunas mujeres no ocul- tan su desprecio por los hombres receptivos, dependientes, espe- cialmente cuando el hombre es un fracaso en Jo econémico. ‘Al estudiar los factores que determinan si el hombre en el pueblo gobernari a su familia, es dificil separar el cardcter de la posicién econémica, Ambos factores son importantes y, como hemos visto en el capitulo VI, estin intercorrelacionados. Entre mis alto se encuentre el hombre en cuanto a posicién econémica més probabilidades hay de que mantenga Ja autoridad tradicio- nal del macho (cuadro 7.4). De los hombres de clase alta, 77 % gobierna su casa, comparado con 67 % en la clase media y 58 % en Ta clase més baja. En cada clase los hombres con cardcter recep- tivo, Ios dependientes y los fijados a la madre, son los que tienen més probabilidades de que la esposa los domine. Pero el resul- tado de la debilidad masculina es més a menudo una derrota total en las clases més bajas, donde el hombre no tiene otra. arma Por ejemplo, a la pregunta 42 un hombre respondié que una mujer “de- ra ser muy buena con su marido, cuidar el honor de €, su trabajo pero expeialmente sy honor. Sila mujer no cuida el honor dst hombre, entow EL SEXO Y EL CARACTER 207 que la fuerza bruta contra una esposa que lo desprecia, Los hom- bres mas prdsperos, ann cuando estén dominados por sus muje- res, siguen jugando tm papel importante como trabajadores en la familia. Pero en las familias mas pobres la esposa puede traba- jar, y un hombre derrotado puede sentirse también econémica- mente intitil y puedeacabar por abandonar la casa. En la hacienda al pedn sc Sentia impotente en cuanto a su papel masculino porque no podia defender a su mujer del amo. En las clases mas bajas, los hombres dd pueblo sienten una impotencia parecida porguc no pueden sistencr a sus familias. A veces la esposa pue- de abandonar a un bombre asi y regresar a casa de su madre. En otros casos la mujer simplemente le dird al hombre que se vaya, dando como excusa que él exige demasiado sin dar nada a cam: bio 0 que es un mal ejemplo para los hijos de ella (algunos de los cuales pueden serel resultado de uniones libres anteriores). Una aldeana de la clase mas baja vive sin marido y pregunt6: “Por qué debo tener marido? No seria mis que otro nifio. que cuidar y ya tengo bastante manteniendo a mi familia.” Otra, que ha tenido una saie de maridos dijo, “Mire, yo soy todo, padre y madre porque el pakke es un borracho. Nunca se ocupa de ellos. En todo soy madre y padre porque el padre es bebedor.” Después admitié que Ios hijos no obedecen a su marido, y él a su vez les pega. “No me gusta la forma en que los educa —dijo—, sélo sabe pegarles y por eso ellos no lo abedecen ni lo quieren.” Su solucién fue corer al marido. “Ya hemos hablado —dijo— y le dije que tenia que dejarnos. Hemos legado a una decision. He decidido que nos éeje.” Esta mujer, como muchas otras que viven sin marido, se mantiene lavando ropa, a veces vendiendo, y a veces haciendo el trabajo de un jornalero en el campo. Varios autores mexicanos, algunos de ellos psicoanalistas, han escrito sobre el intesso problema entre los sexos en México y su efecto patogénico enel caricter. Estos autores, incluyendo a Ani- ceto Aramoni (1961), Francisco Gonzélez Pineda (1961) y San- tiago Ramirez (1959), seffalan que muchas familias en México no tienen padre, y los hijos son criados sélo por mujeres. Estas mujeres 0 han sido abandonadas por sus maridos 0 han corrido a los hombres incapaes de mantener a la familia, Los hombres, a 1 Este patrén no selEmita a los pueblos mexicanos. Se encuentra entre las familias més pobres en Estados Unidos, especialmente entre los megros pero también entre los tmigrantes rurales blancos a las dreas urbanas, donde Se forman familias “maiarcales” por la desercién de los hombres cuya pro- Pia estima ha sido aplatada por ‘l fracaso econémico 208 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO su vez, tratan de reafirmar su masculinidad por la fuerza bruta contra esposas que son aparentemente sumisas pero que en reali- dad se cierran, guardando su amor para sus madres ¢ hijos, y son pasivamente rebeldes ante el dominio y la indiferencia masculinos. Un factor importante en este cuadro puede ser el hecho de que en muchos casos los hombres no son tan sumisos y débiles cuando se casan, sino que sus mujeres los vuelven mds. Las mu- jeres masoquistas podrian, como dice Aramoni, querer someterse a hombres fuertes y autoritarios. Pero si en’ vez de encontrar fuerza cnouentran receptividad y sumisién detrés de la imagen que en la nifiez se formaron del hombre poderoso y rapaz, a me- nudo son desafiantes. y rencorosas, y pueden llegar a ridiculizar al hombre enfureciéndolo y volviéndolo impotente.* * En su capitulo, “Sexo y caricter” Fromm (1963) sugiere que las armas {que hombres y mujeres usan una contra otro son determinadas en parte por sus vulnerabilidades biolégicas. “La posicién del hombre es vulnerable en tanto tenga que probar algo, esto es, en tanto pueda fallar potencialment Para él, el coito tiene siempre la apariencia de una prueba, de un examen. “La vainerabilidad de la mujer, por otra parte, yace en su dependencia del hombre; el elemento de inseguridad relacionado con su funcién sexual esté no en fallar sino en ‘quedarse sola’, en quedar frustrada, en no tener com- pleto control sobre el proceso que Teva a la satisfaccién sexual.” La primera defensa del hombse contra su valnerabilidad es el poder, ya sea la. fuerza fisica 0 el prestigio. Pero su deseo de invulnerabilidad lo hace sensible a las durlas de 1a mujer, y “el miedo del hombre a perder su vida puede ser me- nos grande que sul miedo al ridiculo”. Para protegesse del ridiculo, de ser hnundido 'y simbélicamente castrado, el hombre puede ‘ratar de. dominat a la mujer pues “Si ella le teme —si teme ser muerta, golpeada, 0 pasar hambre— ella no lo puede ridiculizar.” En el pueblo el choque ‘entre los sexos saca a lucir estas armas, Los hombres, cuando se les humilla, recurren ala fuerza y después al abandono, mientras que las mujeres son muy habiles en el destnictivo arte del ridiculo’ el cual pueden usar unas contra otras al ‘gual que contra los hombres. Es interesante ver que en un juego de nif, Matanli, la finalidad ¢5 ridiculizar y avergonzar a una persona hasta que no Jo puede tolerar y tiene que unirse al lider. El juego continda hasta que _ todas las nifas se han unido al lider, el agresor. Hay casos en los que los sucfios reflejan conflictos violentos entre Tos hombres y las mujeres, en los cuales uno tiene miedo del otro. Una. mujer jue ha estado en guetra con su marido durante afios dijo al entrevistador: Hiace"un mes soa que € legaba boracho, que sacaba una pistola y me disparaba y que en vez de ir a casa de mi padre, a quejarme con él, iba a la ayudantia. Llegué bafiada en sangre. Entonces te dije al juez: ‘Mire lo que me hizo. Vengo a ensefiarle para que sepa lo que es. Ahora ya esti avisado dde que si algo le pasa a él'o yo le hago algo algin dia, ya sabe por qué’ Me ‘dispar en el pecho. Me desperté lena de miedo y comencé a pensar. Creo ‘que sofié eso porque él me ha amenazado de que cualquier dia él podria Ihacer algo, Hace veinte dias cuando estaba borracho, me dijo que durante tres noches habfa sofiado que lo estrangulaba con las manos.” VIII. ALCOHOLISMO- Ex arconozismo ¢s un problema grave para el pueblo, La bebida tiene que ver con la mayoria de los pleitos y asesinatos,* pues aquellos que beben dlscuidan familia y trabajo. Los aleohélicos, jneluyendo al 18% de la poblacién masculina de més de 20 aifos, abandonan sus obligaciones como agricultores, esposos, padres y miembros de la comunidad, Al abandonar su tierra, al rentarla © al venderla, y al beberse las ganancias, el alcohélico dafia al sistema ¢jidal que se establecié para librarlo de la explotacién, En otras palabras, el alcoholismo no sélo trae como consecuencia violencia y familias destruidas, sino que también mina las insti- tuciones que podrian mejorar la vida del aldeano. Antes de investigar las causas del alcoholismo en el pueblo, es- tudiaremos el alcoholismo en éste en comparaciém con el del pafs en conjunto. Hablando de alcoholismo y violencia, la aldea consta en los archivos del municipio como algo menos problemética y menos alcohdlica que sus vecinas. Es dificil calcular con precisién el grado de alcoholism, Sin embargo, los calculos disponibles indi- Can que el estado de Morelos, en donde esta situada la aldea, esta considerado como uno de los estados con mis alcoholismo. zCémo se calcula la prevalencia del alcoholismo? Hay tres métodos diferentes comtinmente utilizados por los investigadores: 1 consumo de alcohol per capita, la formula Jellinck basada en el néimero de muertes por cirrosis hepitica,? y los estudios de campo por medio de entrevistas. En la aldea utilizamos solamente el métado de estudio de campo porque lo consideramos el mas con- fiable. Esta fue también la opinién del Seminario Latinoam cano sobre Alcoholismo patrocinado por la Oficina Sanitaria Panamericana de la Organizacién Mundial de la Salud en Vitia del Mar, Chile en 19602 Los participantes Hegaron a la conclu. + Segin un informe del doctor Miguel Silva Mantinez, Ia venta de bebi- das alcohdlicas y In tasa de cximenes estén correlacionadas en forma muy alta por todo el pais. En la ciudad de México, 66% de los actos de vio- encia, incluyendo peleas y accidentes, se dan entre gente que ha estado bebiendo, Véase “El ‘alechal en la salud individual y colectiva”, Higiene, 2: 70385, 1963. * Para una descripcién de la f6rmula Jellinck y su aplicacién, véase Jel linek (1960) . 2 Seminario Latinoemerieeno sobre Alcoholismo, Informe Final, Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la Organizacién Mundial de 210 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO. sign de que los cileulos sobre el alcoholismo basados en el con sumo de alcohol per capita proporcionan sélo una burda compat cin, Antes que nada, rednen sin distincién tipos no equivalentes de bebidas, siendo un’ hecho que el licor produce efectos alcoh6li cos mis fuertes que la cerveza o el vino. Segundo, no incluyen el alcohol no registrado, como el aguardiente de cafia destilado en casas paticulares 0 afeyuao10q) YALOVWVO A ONSTIONOOTY $8 ospong, ALCOHOLISMO 224 cién2 La comparacién eatre los alcohélicos y los abstemios pro- duce una x? de 12.3 significante a nivel del uno por ciento. La orientacién pasivareceptiva de los alcohdlicos también se wuede inferir de sus respuestas a la pregunta de la entrevista: EyGuailes son las fuerzas que determinan el destino del hombre?” De los alcohélicos, 68 % vio al hombre como un ser pasivo de- ndiente de la voluntad de Dios o de accidentes del nacimiento. De los abstemios, 45% adopts esta actitud, mientras que més de la mitad opind que la decisién y la energia del hombre son factores que determinan su destino. La diferencia entre alcohdli cos ¥ abstemios resulta de una 7? de 4.6, significativa a nivel del 5%. La persona receptiva también busca “ayudantes mégicos"’. Si esto es asi, es de esperatse que el alcohélico recurra a fos curan- deros en vez de al médico cuando est enfermo. El curandcro, mis que el médico, probablemente tomari en serio los temores y depresiones del campesino y no le diré que “no tiene nada”. Es una figura de autoridad magica y manifiesta preocupacién hasta por aquellas dolencias que no parecen tener bases fisicas. A juzgar por las respuestas de los aldeanos, 74% de los alcohé- licos comparado con 39% de los abstemios busca la ayuda de los curanderos. (Ver cuadro 86.) La y? de esta diferencia es 8.4, significativa al nivel del 1%. Aunque el recurrir a curande- 10s también est correlacionado con la edad, 60 % de los alcohdli- cos menores de 40 afios comparado con sélo 28% de los abste- mios jévenes utilizan al curandero. Macusmo, NARCISISMO Y SADISMO EI narcisismo del alcohélico de la aldea se manifiesta no sélo en su falta de interés y actividad, sino también en su necesidad de aparecer como invulnerable, irresistible para las mujeres, sin sen- timientos, pero con todo siempre capaz de defender su honor por la fuerza si fuera necesario. Estos rasgos segtin aparecen en has respuestas a la entrevista son la base para establecer una escala 3 De los 208 hombres calificados por alcoholismo, a 199 0 sea 96% se les habia administrado el cucstionario interpretativo en la €poca en que se Texé a cabo el andlisi, Esto incluyd a 28 de los 30 alohélics, 26 de los 27 bebedores fuertes, 107 de los 109 bebedores moderados, 30’ de los 34 abstemios y a los 8 exbebedores. 222 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO de cuatro puntos sobre el “machismo”, incluyendo machismo ex- tremo, machismo marcado y poca © ninguna indicacién de ma- chismo. El machismo est correlacionado en forma inversa con has clasificaciones de responsabilidad, cooperacién, satisfaccién en 1 trabajo y productividad. Esté relacionado en forma significa- tiva con la agresividad y la beligerancia, La correlacién con la edad no es significativa (r= 08). De los alcohélicos, al 63% se le calificé como machista extremado o marcado, comparado con 60 % de los bebedores en exceso, 31 % de los bebedores mo- derados y 35% de los abstemios. (Ver cuadro 8.5.) La come- lacién del alcoholismo y del machismo es r= .25, ‘significative al nivel del 1 %. Cuadro 8.6 EMPLEO DE CURANDEROS Y DE LA MEDICINA MODERNA (en porcentajes) (N=29) (N=26) (N= 107) (N= 33) (N= 203) ‘Medicina moder. na tinicamente a 39 66 61 54 Emplea a ambos médicos y cu- randeros 59 46 28 27 36 Curanderos ini- camente 7 15 6 12 10 100 100» 100-S 100100 _t_ Probabilidad Correlacién: Alcoholismo y empleo de curandeos 22D Edad y empleo de curanderos 39 ol El machismo indica una actitud de superioridad masculina, un deseo de controlar a Tas mujeres y mantenerlas en una posicién in- ferior. En una parte de la entievista se pregunté si las mujeres deberian tener los mismos derechos que los hombres. De los alcohélicos, 79 % dijo no comparado con 45% de los abstemios. La 7 de la diferencia es 6.8, significativa al nivel del 1%. En ALCOHOLISMO. 223, sus explicaciones de por qué las mujeres no deberian tener los mismos derechos que los hombres, los alcohélicos manifestaron més un temor a las mujeres que una conviccién de superioridad. Insinuaron que a menos que los hombres tengan una ventaja, Jas mujeres pueden Megar a controlarlos. Dicho de otro modo, el machismo del alcohdlico es la reaccién de su temor a las muje- res, una compensacién por su sentimiento de debilidad, depen- dencia y pasividad. Si contrastamos el machismo del alcohélico con Ia realidad de sus relaciones con las mujeres, queda perfectamente claro que su actitud de dureza es una fachada. Como vimos en el capitulo 7, entre los alcohélicos, a 15 de los 20 hombres casados (75%) se les juzgé como dominados por sus esposas, mientras que s6lo uno de 17 abstemios (6%) era dominado por su mujer, Los alcohéli- cos solteros también son sumisos ante las mujeres. As{ como los aleohélicos casados estin dominados por sus esposas, los que son solteros son dependientes de sus madres. De los alcohélicos, el 43% de los calificados presenté tenden- cias sédicas, comparado con 36% de los bebedores en exceso, 17% de los bebedores moderados y 27% de los abstemios. La coriclacién entre alcoholismo y sadismo es r=.17 (p< 01). Al igual que todos los impulsos sidlicos, los de los alcohélicos stin arraigados en el sentido de impotencia que en ellos es en- gendrado por la orientacién pasivo-receptiva. Es probable que este tipo de sadismo sea més bien débil porque choca con es- fuerzos dependientes. Ademis de la satisfaccién sidica espectfica, el estado de em- Driaguez da un sentido de fuerza y satisfaccién narcisista que esté en contraste drdstico con el sentimiento aburrido y abatido de la persona improductivoreceptiva, Pasivo, aburrido y vacio, el al- cohélico trata de vencer los sentimientos de impotencia domi- nando a otros, especialmente a las mujeres de quienes depende, pues fuera de sus fantasias, rara vez tiene éxito. No obstante se le puede hacer sentir su impotencia y frustracién con un insulto bien dirigido. Es entonces cuando el alcohlico explotard, lanzando invectivas contra aquel que él siente que ha retado la realidad de Ja figura del macho. La mayor parte de la violencia en el pueblo, incluyendo el asesinato, se ha originado en arrebatos de cantina, @ veces causados por un insulto imaginario pero a menudo por uno intencional que se ve aumentado por las propias dudas y Por el temor de acobardarse y quedar expuesto como un fraude, un “don nadie”, 224 SOCIGPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO LA FIJACION MATERA La dependencia o fijacién en la madre ¢s congruente con el sin- drome de caricter del individuo pasivo receptivo que nunca ma- dura emocionalmente. Mientras el individuo sign buscando el amor incondicional de la madre, no se convertiré en un hombre que produzca activamente, y la persistente fijacién en la madre le debilita a tal grado que la labor de desarrollar sus propios po- deres se vuelve mis dificil. Sélo unos cuantos de los hombres en la aldea no estaban in- tensa 0 moderadamente fijados en sus madres. (Ver cuadro 87.) Esto refleja el lugar central que ocupa la madre en la sociedad campesina mexicana que hemos descrito anteriormente. Cuadro 87 FiyaciOw EN LA MADRE (en porcentajes) Total de Afcohs- Bebedores Bebedores prem i Ticos en exceso moderados (Ne Pe ein (N=28) (N=25) (N=107) (N28) Peete Oa ate en oa, Fijacién “intensa ST SAE Nh 96.3:%) ABR ==” OS. Fijacién rmoderada 39 8 46 Independiente 4 8 2 7 4 100 100100 ~— 100 —S 100, ee oA rene I De los alcohdlicos, el 57% fue calificado como intensamente fijado comparado con 44% de los bebedores en exceso, 56% de los bebedores moderados y 33% de los abstemios. Si bien los abstemios difieren notoriamente de los otros grupos en el porcen- taje bajo de fijacién intensa en la madre, la asociacién entre el alcoholismo y la fijacién matemna no es tan grande como la evi- dencia clinica nos pudiera hacer creer. Ademas, los bebedores mo- derados estén tan intensamente fijados como los alcohdlicos. Para explicar esta discrepancia entre la teorfa y los datos es necesario referirnos a los dos tipos diferentes de alcohdlicos y bebedores fen exceso, ALCOHOLISMO 25 Los aldeanos mas vulnerables psicolégicamente al alcoholismo son aquellos con rasgos de caricter pasivo-receptivo, compensa- dos con narcisismo y machismo, y que estén intensamente fijados fen sus madres. Estos aldeanos por lo general no se casan, sino que permanecen con sus madres relacionindose a veces, inestable y brevemente, con otras mujeres. Sin embargo, hay otto tipo de alcohGlico que comienza a beber cuando ya ¢ mayor, después de que se ha casado. Estos son hombres cuya vulnerabilidad psi- colégica por lo que se refiere a la madre no es muy grande, pero cuando intervinen otros factores, especialmente conflictos con la esposa, se refugian en el alcoholismo. Una indicacién de la mu- cho mayor independencia de los alcohdlicos solteros se descubre al comparar la fijacién materna de los bebedores casados versus la de los solteros. De los 10 alcohélicos solteros 8 estén intensamen- te fijados en la madre, mientras que de los 16 alcohdlicos casados s6lo a 7 s¢ les calificé como intensamente fijados en la madre, De mode parecido, de los bebedores en exceso solteros, 5 de 6 tienen fijacién materna intensa, a la vez. que en el grupo de los casados Ja proporcién ¢s tinicamente d¢ 6 en 19, Si unimos a los aleohé- licos y a los bebedares en exceso, 81% de los solteros tienen fijacién intensa en la madre comparado con 37% de los_casa- dos, obteniendo una 4? de 8.6 significativa al nivel del 1%? Los ansteat10s, La resistencia de los abstemios al alcohol requiere ser explica- da, El abstemio se aleja tanto de lo que es comin en el pueblo «1 alcohélico. Hasta este momento, al abstemio se le ha escrito principalmente en contraste con el alcohélico. El abste- mio responde més al estimulo cultural, y rechaza aquellas activi- dades que refuerzan el habito de beber. Psicolégicamente, ¢s menos receptivo, menos macho, menos sidico y menos fijado en la madre, Deseribiendo al abstemio en una forma mis positiva, diremos que la estructura subyacente de un cardcter es del tipo productivoacumulativo. La calificacién media de los abstemios en la escala de produc- tividad es 4, Io que indica interés y actividad moderados; para los 22 Entre los abstemios las proporconss de solteros y casados con fijacién intensa en Ia madre son iguales, aprosinadamente un tercio, To que sine como segulador para indicar que la menor fijacion de los bebedores casados 40 es resultado del matrimonio per se. 226 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO bebedores moderados, la media también es 4; para los bebedores en exceso la media es 3, lo que indica interés moderado con pre- dominancia de rasgos improductivos, y para los alcohdlicos Ja media es 2 que sefiala al individuo inactivo, improductivo. La co- rrelacién entre el alcoholismo y la productividad es r = —.30, significativa al nivel del 1%. Los abstemios también s¢ caracterizan por su afin en cl orden, tienden a ser conservadores, ahorram y se preocupan por la lim: pieza, rasgos que se encuentran ausentes en el alcohélico. Mientras que el alcohdlico busca seguridad haciendo que otros lo alimen- ten, el abstemio busca construir una pared protectora alrededor de sf mismo y de sus pertenencias. El tipo de asimilacién acumu- lativa del abstemio le hace sentirse menos dependiente de los de- mis, puesto que se protege de la angustia acumulando provisio- nes al igual que personas. E137 % de los abstemios es dominante acumulativo, comparado con 22 % de los bebedores moderados, 16 % de los bebedores en exceso y 11 % de los alcohdlicos. La corrclacién entre el alcoho- lismo y la orientacién acumulativa dominante es —.20, significa. tiva al nivel del 1%. De los abstemios, 60% tiene tendencias acumulativas, compa tado con 46% de los bebedores moderados, 48 % de los bebedo- res en exceso y sélo 18 % de los alcohélicos. La diferencia entre alcohdlicos y abstemios se puede expresar en una 72 de 10.7, sig- nificativa al nivel del 1%. La correlacién entre ¢ alcoholismo y el rasgo acumulativo esr = —.26, significativa al nivel del 1 %. \VULNERABILIDAD PSICOSOCIAL: EL PATRIARCADO MINADO. 2Qué es Io que hace a los hombres en esta sociedad tan vulnera- ‘bles al alcoholismo? Las condiciones de vida en el pucblo, el aburrimiento del trabajo y la aridez cultural no son diferentes ‘a las de aquellas sociedades campesinas en donde el alcoholismo no es un problema grave, por ejemplo, en el sur de Italia? Si bien beber es parte tradicional de las fiestas, en otras sociedades también se bebe en forma festiva pero sin alcoholismo. Lo que 1 Para una descripci6n de un, pucblo en el sur de Talia yer Edward C. Banfield (1958). El seGiala que hay pocos casos de jefes de familia que son bbebodorcs (p. $7). Danillo Dolci ha comentado que cuando hay un atcohsli 0 en Sicilia, &te generalmente ¢s un hombre dominado por st mujer, perO due son casos excepeionales. (Comunicacin pessonal.) ALCOHOLISMO 27 es mas, los aldeanos no aprueban el beber en exeeso y lo conside- ran una enfermedad. Tampoco se explica el alcoholismo por la propaganda de la industria del alcohol, puesto que no es tan in- tensa como para hacer que la gente beba si no se les obliga a ello, En dos tipos distintos de sociedades primitivas no existe el al- coholismo masculino, porque ¢s psicolégicamente innecesario o es reprimido por la fuerza. Estas, segin la evidencia presentada por Field, son sociedades caracterizadas por una fuerte estructura Social ya sea “matriarcal” 0 “patriarcal”, segtin se definen por la residencia patrilocal o matrilocal y el poder econdmico y_poli- tico* zPor qué no habia de existir el alcoholismo en ambos tipos? La respuesta general puede ser que en casos de un claro matriar- cado 0 patriarcado, respectivamente, no existe una guerra mani« fiesta entre los sexos, de modo que no hay razén para que un sexo mine al otro; por el contrario, ambos sexos s¢ sienten rela- tivamente seguros y de aqui que no haya necesidad de evadirse por medio del alcoholismo, Lo que es més, en una sociedad matriarcal donde no existe un ideal de dominio masculino los hombres no sentirfan la necesi- dad de dominar a las mujeres y mostrarles los rasgos del _ma- chismo, a la vez que en una sociedad patriarcal también parecen existir buenas razones para la ausencia del alcoholismo.* Prime: ro, beber mina la disciplina, el respeto y el orden que son caracte- risticos de las sociedades patriarcales tradicionales, tales como las sociedades campesinas en la zona del Mediterrineo, y que de hecho son los ideales formulados por la sociedad campesina me- xicana, Segundo, en un nivel psicolégico mis profundo, el im- pulso de beber y la euforia alcohdlica expresan un deseo por la madre que debe ser aniquilado en una sociedad patriarcal. A continuacién damos algunos ejemplos de sociedades patriar- cales que insisten en eliminar el alcoholismo. Los mayores de los Bantu Tiriki, una sociedad patriarcal, slo permiten a los hom- bres iniciados beber en las reuniones masculinas, y hay castigos severos por embriaguez y comportamiento desordenado.* En la “4 Cf, Peter B. Field, “A New Cross Cultural Study of Drankenness”, en Pittman’ y Snyder, eds, (1962), pp. 622. de sociedades limpias y sin mezcla? La respuesta general a esta 2 Bachofen ha sefialado que la sociedad matrarcal madura es monégama y bien estabiizada, Aunque infltrada por los principios matriarcales, no € una en Ia cual los hombres sean dominados por las mujeres. 46 “Walter H. Sangree, “The Social Functions of Drinking in Bantu ‘Tisiki", ‘en Pittman y Snyder, eds. (1962), pp. 48-75. 228 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO, fuertemente patriarcal sociedad azteca, solamente los ancianos 0 los guerreros capturados y a punto de ser sacrificados podian em- borracharse. De otro modo, la embriaguez repetida se castigaba con la muerte.* Se puede interpretar que el simbolismo azteca veia el alcoholismo como una fijacién en la madre. En el Cédigo Fejérvary-Mayer, Mayahuel, la diosa del pulque, esté represen- tada como una mujer dentro de un maguey, amamantando a un nifio2® Nuestra hipétesis es que el colapso de la estructura patriarcal hace al hombre vulnerable al alcoholismo y en México la Con- quista Espafiola debilité esta estructura. “Aunque se aferré al ideal de dominio masculino, en realidad el hombre indio, y més tarde el mestizo, perdid su papel dominante politica, econdmica y psicosexualmente. La Conquista también arras6 con el sistema religioso legal de los aztecas, que era lo que mantenfa ¢l alcoho- lismo bajo control. Al final de su estudio sobre la Conquista, Charles Gibson escribe, “Lo que hemos estudiado es la desinte- gracién de un imperio y una civilizacién nativos. Primero se derrumbé el imperio y Ia civilizacién se fragment6 en comuni- dades individuales... Una de las respuestas individuales mas tem- rana y persistente, era la bebida. Si hemos de creer en nucstras jentes de informacién, pocos pueblos en Ia totalidad de la his- toria eran més’ propensos a la embriaguez que los indios de la Colonia Espafiola.”* Encontramos una importante corroboracién a nuestra teoria en el estudio transcultural de Field (1962) sobre la embriaguez. en las sociedades. primitivas, en donde se demuestra la relacién en- tre la sobriedad y la estructura social, Field muestra que no hay tuna relacién congruente entre la embriaguez y Ins medidas de angustia, agresién, problemas sexuales, oralidad 0 cualquiera de los. otros rasgos que conforman la vulnerabilidad psicolégica. El Ile- gaa la conclusién de que “la embriaguez aumenta notoriamente si la autoridad del hombre en la familia se ve disminuida o debi- litada, y sila familia nuclear esté menos integrada en las estruc- 3 GE, Jacques Soustelle (1964), p. 64, Sovstelle cita a Sahagin. 38 Oswaldo Goncalves de Lima (1956), p. 130. 29 Cf, Chasles Gibson, The Aztecs under Spanish Rule, (Stanford: Stan- ford University Press, 1964), (Lot aztecas bao el dominio espanol (1519- 1610). (Mézico: Siglo XX1, 1967)], p. 409. Para una discusion mds amplia sobre el socavamiento del patriareado mexicano debido a la Conquista y a los problemas del mestizaje, véase Aniceto Aramoni (1961), Octavio Paz, (1939) y Santiago Ramirez (1960). ; ALCOHOLISMO 29 turas més grandes de Ja familia a través de la residencia bilocal ‘0 neolocal” La hipétesis sobre el papel de la estructura patriarcal socavada ayuda a explicar tanto las diferencias entre las sociedades como i aumento de la vulnerabilidad individual dentro de la aldea. La economfa del campesino mexicano es similar a la de los pueblos en el sur de Italia, Ambas sociedades comparten muchas carac- teristicas psicolégicas. La diferencia principal se encuentra en el hecho de que el alcoholismo en el sur de Ttalia juega un papel menor, y en el hecho de que los hombres rara vez abandonan a sus familias. Nuestra hipétesis es que la razén de esta diferencia se encuentra en el hecho de que Italia ha vivido siglos de un do- minio patriarcal sin mella, mientras que el patriarcado mexicano haa sido socavado. En este contexto, podemos distinguir entre dos tipos de alcohé- licos. Uno trata de vivir de acuerdo: a la idea patriarcal, pero es vencido por una esposa, en parte porque es receptivo y depen- dicnte. El otro pertenece esencialmente a la subcultura “matriar- cal"; €l se centra en el mundo dirigido por las mujeres y es. més dependiente que los otros hombres. Ambos tipos tienen en co- mun su debilidad en relacién a las mujeres. Ambos sustituyen con agresividad sddica la independencia y la hombria.** 1 primer tipo de alcohdlico trata de continuar el ideal patriar- ‘cal pero est mal equipado para la batalla entre los sexos. Acta cen forma ruda y agresiva pero por dentro le falta autoridad. Si tiene la poca fortuna de casarse con una mujer sidica 0 destruc- , ¢§ facilmente dominado y se le hace sentir impotente y de- rrotado, Su impulso de beber se fortalece por su deseo de’ salir de la casa a beber valor artificial, y recuperar la alegrfa de vivir. A veces un aleohélico sélo tendré el valor de golpear a su esposa cuando esta borracho, lo que parece set el caso en la descrip- % Field, “A New Cross-Cultural Study of Drunkenness”, p. 60. % Se piiede obserar evidencia indiecta de Ta falta de hombria o fuera “paternal”, del alcohdlico en las respuestas de éstos y de los abstemios a 1a tarjeta LV del Rorschach, la cual ha sido descrita por varios investigado- tes como la “figura patema”, esto es, el simbolo del poder y la autoridad Paterna. De los abstemios, 74% ven figuras integradas de fuerza y firme- za (monos, hombres, elefantes, osos, etc.), comparado con 29% de los alcohlicos” Las figuras de 1osalcohdlicos son exqueletes, pulmones, un Imucrto, una espina y simbolos de podredumbre y demota, Lay? de la diferencia es 429, signification al nivel del 5%. Esta diferencia ‘no se debe a una tendencia general de los alcohélicos de Percibir figuras destruidas, puesto que no existe diferencia entre los dos ‘upos en cuanto a otras tarjetas. 230. SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO cién de Bunzel (1940) sobre la bebida en Chichicastenango y Chomula, La comparacién entre los rasgos de caricter de las esposas de alcoh6licos y las esposas de abstemios apoya esta interpreta- cién. El tipo dominante de relacién de dos terceras partes de las esposas de los alcohdlicos, y 60% de las esposas de bebe- dores en exceso s 0 sido-masoquista o destructiva, comparada con sélo 30% de las esposas de los abstemios. La 7? que com- para a alcohdlicos y abstemios es 4.45, significativa al nivel del 5 %. Otra forma de expresar los rasgos de cardcter de las esposas es en términos de la proporcién de éstas cuyo modo dominante de relacién con el espos0 ¢ hijos es la atencién material _y afecto (amor condicional). De las esposas de alcohdlicos, al 27% se le alificé con relacién dominante de esta forma, comparado con 36 % de las esposas de bebedores en exceso, y 60 % de las esposas de abstemios. El porcentaje cuyo modo dominante de relacién ¢s el amor condicional (atencién material) es atin mayor entre las esposas de aquellos aldeanos que son exalcohdlicos. De los seis exbebedores que estén casados, ninguno tiene una esposa que sea dominantemente sado-masoquista o destructiva. Uno de estos hombres dejé de beber después de casarse con una mujer maternal y apacible y diez afios mayor que él. En otro caso, un alcohélico se divorcié de su esposa, que era generalmente considerada como una mujer sfdica y maliciosa, y se volvié a casar, también, con una mujer mayor que él. Aunque el nimero de casos ¢s reducido, pa- rece ser que a pesar de la vulnerabilidad psicolégica, si un hombre tiene una esposa que lo consiente y que no ataca su sentido de hombria no hay probabilidades de que se vuelva alcohélico, El segundo tipo, el alcohélico “matriarcal”, se caracteriza por Ja més intensa fijacién en la madre. Permanece soltero y depen- diente de una madre que adia a los hombres fuertes y lo trata emocionalmente como nifio. Estas madres han criado a sus hijos xr si mismas. Ellas también pueden haber sido educadas en mmilias sin padre. Con sus hijos, ellas son consentidoras y sidi- ‘as, sobreprotectoras, y no toleran la independencia o la desobe- diencia. Defienden con fiereza a sus hijos del mundo exterior, pero aplastan la iniciativa y la autoconfianza, Ellas exigen Tealtad incondicional prohibiéndoles a sus hijos que tengan cualquier relacién con otras mujeres, y destruyendo cualquier relacién que se pudiera presentar. Constantemente se quejan de tener que ali- mentar y cuidar a los hijos mayores, pero slo estin satisfechas cuando estos hombres se quedan en casa con ellas. De este modo, ALCOHOUSMO 231 llas apagan la hombria de sus hijos, y sin embargo constante. mente frustran los anhelos receptivos que han estimulado. Estos hombres beben para tener la ilusiin de poder y para sentir que pueden satisfacer independientemente sus anhelos receptivos. VULNERABILIDAD EOONOMICA Histéricamente, la bebida sirvié alos intereses de la hacienda, la ‘cual estimulaba cl alcoholismo haciendo que el licor fuera barato para el peén y dejindolo correr literalmente en las fiestas. Esta era otra forma de mantener al pein pasivo y décil. El espectro de las variables econémicas relacionadas con el alcoholismo del pucblo en la actualidad varia de las presiones de la industria del alcohol a la influencia de la case social y formas de trabajo sobre la disposicién a beber del individuo. EI principal interés'de la industia del alcohol es reforzar aque- los patrones culturales que estén tradicionalmente asociados con la bebida. En su publicidad, las cervecerias especialmente, se identifican con corridas de toros y fiestas al patrocinar la. tras- mision de las corridas y, a veces, pagando mariachis para alegrar las fiestas. Las cervecerias también prestan dinero para establecer cantinas y pueden ayudar a hacerlas més atrayentes prestando tam- bién dinero para comprar sinfonolas. De este modo, los esfurerzos de las cervecerias y de los duetios de cantinas tienen’ éxito al colo- rear la atmésfera en que se bebe con una ilusién de excitacién y alegria que falta en otras actividides del pueblo. 2Ouill ¢s el efecto que tiene la propia situacién econémica del aldeano en sus habitos de beber? La clase socioeconémica y el akoholismo no estén relaciona- dos de un modo simple. La finaliéad de la discusi6n que se pre- senta a continuacién seré la de presentar posibles relaciones al amparo de la evidencia, mas que tratar de Iegar a conclusiones dcfinitivas, Comenzaremos tomando en cuenta la relacién del alcoholismo con la riqueza material (se) en forma separada para los ¢jida- tatios y los no ejidatarios, pnesto que ellos estin sujetos a dife- rentes presiones y tienen diferentes oportunidades de percibir un ingreso. Para los jornaleros y los no ejidatarios, el alcoholismo St4 directamente relacionado con la pobreza; entre ellos, 85% de los alcohélicos cae dentro de la clase baja, comparado con 47% de los bebedores en exceso, 30 % de los bebedores mode- 232 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO rados, y 32% de los abstemios. Ninguno de los aleohélicos, y s6lo tin bebedor en exceso, comparado con cl 27% de los bebe- dores moderados y 20% de los abstemios, pertenecen a la clase alta. Ademéds, el porcentaje de alcohdlicos (14%) de clase me- dia, es menor que el porcentaje de bebedores en exceso (47 %), bebedores moderados (43%) y abstemios (48%). Las estadis- ticas correspondientes aparccen.en ¢l cuadro 8.8. Estas cifras muestran que, pricticamente, todos los no. ejidatarios alcohdli- cos apenas ticnen para vivir. Los bebedores en exceso estén algo mejor, pero son més pobres que los bebedores moderados y los abstemios, quienes son parecidos en cuanto a riqueza, Estas estadisticas suscitan preguntas importantes. zLleva la pobreza extrema a un aumento en la bebida? ;Empobrece la be bida al no ejidatario?, 0 zAcaso la misma receptividad pasiva que lleva a la bebida Neva también a la pobreza? El atractivo de la embriaguez aumenta por el tedio de la vida ‘campesina, y més atin por la desesperanza de los individuos que no tienen otra forma de mejorar su vida. Pero dentro del con- texto de la pobreza generalizada, a algunos individuos les atrae més el alcohol que a otros. El hecho de que sean ligeramente més pobres no es una explicacién convincente de sus habitos de beber. Todos, con excepcién del tercio mas rico de Ja poblacién, viven en un nivel minimo de subsistencia, y los menos pobres podrian preferir la comparativa alegria de la cantina tanto como los mis pobres, Ya hemos visto que la mayoria de los jornaleros esté en la clase baja. En realidad, hasta el no ejidatario mds so- brio puede estar en la clase mis baja, a menos que sea afortunado y Gté orientado hacia el trabajo duro y la acumulacién (carécter productivo acumulativo). Entre los ejidatarios, la pobreza pare- cerfa ir en contra del alcoholismo, puesto que el jornalero debe trabajar para sobrevivir, Es mds probable que la excesiva pabreza del jornalero. alcohélico refleje el hecho de que su caricter y desesperanza derrotan al factor econémico, Esta conclusién esta apoyada por el contraste con el ejidatario, cuya situacién ¢co- némica ¢ la opuesta. De momento parece sorprendente descubrir que hay un por centaje mas alto de alcohdlicos entre los ejidatarios que entre los idatarios. Como se ve en el cuadro 8.9, hay tres veces mis alcoh dlicos entre los ejidatarios que entre los no ejidatarios. Ade- més, més de la mitad de los alcohdlicos (53%) son cjidatarios, comparado con 37% de los bebedores en exceso, 20% de los bebedores moderados y 20% de los abstemios. “Tomando en a wu W ' iG l e 0 0¢ 0 ay 0 (61=n) (#5=n) (Se=N) (C=) (68=N) (12=N) (41=N) (OT=N) (H=N) (01=N) ‘pleon pla ploon ‘pila Plo pula ‘puoON “pala Soquioy 2p 710], sontuaysqy sopoopoue salopaqag, o820x9 ua saxopaqag oot 00 0 61 Hoos % 8 ‘ploon “pila soaroyoory ny Capo eleg. pont -guoga -01008 a1 (solequaniod ua) soravavaila ON X SOrMVLVGL{a TWIN NQIOVAVEINOD ZONSTIOHOOTY X YOINQNOOIOIN0S 48VIF) 8 upon, 234 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO cuenta la mayor seguridad econémica del ejidatario, es desconcer- tante que él resultara ser mas vulnerable al alcoholismo. Sin em- Dargo, este sorprendente cuadro cambia un poco si examinamos la relacién entre el alcoholismo y la posicién econémica dentro de la clase ejidataria que resulta ser la misma que se obscrvé para 1 no ¢jidatario, aunque el ¢jidatario mantiene, en promedio, un nivel socioeconémico mas alto. Como se ve en el cuadro 8.8 los Xinicos ¢jidatarios que caen dentro de la clase més baja son al- cohdlicos, y aun entre los ejidatarios alcohélicos s6lo 25% (com- parado con 85% de los no ejidatarios alcohdlicos) se encuentra fen esta categoria. Por otra parte, los bebedores en exceso que son ¢jidatarios no parecen sufrir econémicamente en lo absoluto, puesto que 70% califica en a clase més alta y ninguno en la clase mas baja. En realidad, con excepcién de los ejidatarios al- cohélicos, ninguno de los otros ejidatarios cae dentro de la clase més baja. Cuadro 8.9 PORCENTAJE DE ALCOHOLICOS ENTRE EJIDATARIOS ¥ NO-EJIDATARIOS Ejidatarios No-jidatarios (N=54) (N=149) Aleohélicos 28 9 Bebedores en exceso 17 12 Bebedores moderados 36 58 Abstemios y exbebedores 19 a 100 100 Aqui nos enfrentamos a dos preguntas: 1) {Por qué esté el hecho sociocconémico de ser ¢jidatario positivamente corrclacionado con €1 alcoholismo mis alto, cuando mAs bien podriamos esperar lo contrario, tomando en cuenta la afinidad general entre la pobre- zay el alcoholismo? 2) Por qué es la diferencia socioccondmica entre los alcohélicos y 10s bebedores en exceso tan marcada para Jos ejidatarios cuando 'no-lo fue tanto entre los jornaleros? La respuesta a ambas preguntas sugiere la gran importancia de la ditrencia tate Ia Sategora de fqueza-pobeeza 2 diferer cia de la del tipo de produccién. ALCOHOLISMO- 235, La diferencia mas importante es que él jornalero tiene que tr bajar para no morirse de hambre, mientras que el ¢fidatario, en general, no se encontrar en esta situacién aunque trabaje poco, puesto que en este caso el ingenio se encargari de hacer por é| el trabajo de siembra y cosecha (ver pig. 176). Esto significa que el castigo econdmico por aleoholismo y especialmente por beber en exceso, es notoriamente mis grande para el jornalero que para el ejidatario, De aqui que la vulnerabilidad econémica del ejidatario es mayor que la del jomalero** El tipo especifico de produccién explica también la marcada diferencia econémica centre los ejidatarios que son alcohélicos y aquellos que son bebe- dores en exceso, Una vez que el ejidatario se vuelve aleohdlico puede estar tan desorganizado que no Ilegue a estar capacitado para trabajar ni siquiera la mitad del afio, Puede endeudarse y verse forzado a rentar o vender su thera, aunque eto es contra la ley. De hecho, de los 16 alcohélicos que son ejidatarios, 8 rentan toda o parte de su tierra a otros y los 8 restantes siembran cafia exclusivamente. Por otra parte, los bebedores en exceso, que generalmente no trabajan los fines de semana y los lunes, no se encuentran, de nin- gin modo, imposibilitados en forma parecida, Ellos todavia pue- den hacerse cargo de su parcela sin dificultad, Existe otro factor que hace vulnerable al ¢jidatario: 61 tiene mds tiempo libre que el jornalero. Este tiempo libre aumenta la tentacién de beber, a menos que el cjidatario esté fuertemente motivado a ocupar Su tiempo en una forma econémicamente mis productiva. (La posibilidad de que é1 pasara su tiempo libre en luna forma més productiva humanamente queda bastante excluie da por la pobreza cultural de la aldea, segtin hemos dicho antes.) Esto nos Ieva a otro factor que esta relacionado con el caric- ter bebedor, esto ¢s, el tipo de cosecha que el cjidatario cultiva. Recordando Ja discusin del capitulo 6, encontramos. que el al- cance del tiempo libre del ejidatario varia con el tipo de cosecha que sicmbra, y con la forma en que cmplea el tiempo que no 2 Una analogia interesante es la obsewacién clinica de que entre los al cohélicos morteamericanos de las clases media y alta parece haber un por- centaje relativamente més alto de aquellos que tienen madres con suficientes ingresos y disposicién para mantener a sus hijos cuando estn incapacitados ¥ no pueden trabajar, a menudo por el resto de su vida. Parece set que 1a capacidad y disposicién de la madre en cuanto al respaldo material cons- tituye no sélo un factor psicolégico, sioo también un aumento de la vulne- nbilidad econémica, 236 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO dedica a su ejido. Algunas cosechas, tales como el arroz y las hortalizas exigen una gran cantidad de tiempo y cuidado. En contraste, la cafia de azticar requiere mucho menos trabajo, pero las gananeias son sdlo una décima parte mayores que las de una cosecha equivalente de arroz. Sin embargo, la cosecha en si no determina la cantidad de tiempo libre. Un ejidatario puede plan- tar catia porque quiere dedicar mas tiempo a la cria de animales © bien para trabajar en cosas que le interesan mas que la agri- cultura. Encontramos que las decisiones en cuanto a qué plantar y cémo emplear el tiempo libre son esencialmente funciones del cardcter. Los ejidatarios pasivo-teceptivos y fijados en la madre quedan satisfechos con s6lo plantar cafia, mientras que el campesino productivo-acumulativo siembra sélo el minimo necesario. para set miembro de la cooperativa. De este modo, resulta que el ejidatario con més tiempo libre probablemente sera justo el tipo de persona que no necesita de este tiempo y que, seguramente, vagando alrededor de la plaza se vera atraido hacia una cantina. Al plantar solamente catia, tiene que trabajar menos de medio afio. Si le faltan otras ocupa- ciones 0 intereses econémicos, lo cual es probable en una persona que limita su siembra a la cafia, estard ocioso la mayor parte del tiempo. Puesto que los mismos rasgos de carécter que lo hacen ocioso también lo hacen vulnerable al alcoholismo, es. légico suponer que la prevalencia del aleoholismo serfa mayor entre estos ejidatarios que tinicamente plantan caila y que no tienen otro interés que beber. % 2Cudl es la diferencia en el cultivo de las cosechas entre los diversos tipos de bebedores? El patrén de trabajo de los bebe- dores en exceso difiere del de los alcohélicos: de los 10 ejidata- ios que son bebedores en exceso, sdlo uno renta tierra a otros, y s6lo uno planta cafia exclusivamente, Los otros bebedores en exceso trabajan en sus ejidos cuando no estén bebiendo, lo cual explica su prosperidad. Asi, desde el punto de vista econémico, beber en exceso, a diferencia del alcoholismo, no implica para el ¢jidatario una desviacién significativa de las normas culturales. De los 21 ejidatarios que son bebedores moderados, sélo uno planta cafia exclusivamente.. De los 7 abstemios que son ejidata- rios, dos siembran sélo cafia, pero ambos emplean el tiempo que asi obtienen en otras actividades econémicas. ‘Ahora queda claro por qué el ejidatario es més vulnerable al alcoholismo. No es porque su estructura de cardcter sea diferen- ALCOHOLISMO 237 te de la del no ejidatario, sino porque el sistema econdmico ofte- ceun cebo que atrae especialmente a aquellos ejidatarios que son psicolégicamente mas vulnerables al alcoholismo. Este es el cebo delimitar la siembra a la cafia, y la trampa para los hombres que no tienen mas intereses fuera de la bebida es la ociosidad. Una vez que ya no tienen que trabajar, estos hombres estin perdidos, puesto que no son forzados a acumular y no tienen la capacidad ‘od estimulo cultural para desarrollar actividades productivas. El no éjidatario con la misma vulnerabilidad psicolégica no tiene ‘sta tentacién. Su vulnerabilidad psicolégica debe ser més fuer- te, si es que ha de convertirse en alcohdlico, puesto que comin- meate él no tiene tanto tiempo de ocio y quiz porque los ries- ‘gos econémicos a los que se enfrenta son mayores si no busca trabajo todos los dias. En resumen, el alcoholismo en Ia aldea es una enfermedad extendida que refleja la patologéa de la sociedad y es, en si mis- ma, una raz6n para la violencia, el abandono de las familias, el ‘stancamiento econémico y el socavamiento del sistema ejidal, De los hombres mayores de 16 afios, mas de una cuarta parte son aleohdlicos @ bebedores en exceso. De aquellos de 40 afios 0 mis, casi la mitad bebe. Las raices del alcoholismo han de en- contrarse en la estructura del cardcter, en los patrones culturales y en la vulnerabilidad psicosocial de toda la sociedad. Los rasgos de cardcter que hacen a un hombre mis vulnerable al alcoholismo son la receptividad, la fijacion en la madre y el nareisismo, com- binados con agresividad y sadismo. Segén la fuerza de la fijacin en la madre hay dos tipos de alcohélico, uno que bebe para man- tener simbélica e independientemente los lazos “simbidticos” con Ja madre, y otto que bebe para reparar la maltrecha imagen de la fuerza masculina y del poder patriarcal. Lo que ambos tipos tie- nen en comin es: 1) Una imposibilidad para continuar la tradi- cin patriarcal debido a su receptividad y pasividad, su miedo a las mujeres, mezclado con su resignacién ante la ‘desesperanza de la vida campesina y 2), el hecho de que ellos no estén carac- terolégicamente orientados hacia la ética de la acumulacién ma- terial. En una sociedad donde los demas se vuelven cada vez, més ‘orientados hacia Ia ganancia y se oponen al placer “‘imitil”, es probable que el individuo alcohélico se sienta atin més desespe- Tanzado y més fracasado ante los ojos de su mundo, Significati- vamente, los aldeanas que no beben han rechazado los patrones culturales tradicionales a favor de la nueva ética del progreso ma- terial y han luchado contra el tedio a través del basketbol y 238 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO del futbol, en las actividades culturales que los atraen a la socie- dad modema y en su trabajo. Estos hombres también han recha- zado el patron del machismo, con sus implicaciones de bebida y violencia, a favor de una imagen de hombria basada en la habi- lidad y Ta ganancia més que en la agresién. IX. LA FORMACION DEL CARACTER EN LA NINEZ C60 se desarrolla el caricter del aldeano desde que nace hasta que se vuelve adulto? zCudndo ocurren los cambios fundamenta- Jes y cudles son los factores que influyen en la formacién del caricter? Nuestras pruebas hasta ahora demuestran que hay un cambio después de los 15 0 16 afios de edad, entre el final de la adolescencia y el principio de la madurez, cuando en el curso normal de acontecimientos se debilita el lazo de unién del hijo con su madre y el aldeano, o la aldeana, se vuelve menos narcsista y mas responsable. Sin embargo, el modo de asimilacién, el grado de productividad y los més hondos modos de relacionarse ya han sido formados por la adolescencia. En el pueblo, las condiciones de vida y las exigencias ea el nifio para adaptarse varfan segin las diferentes edades. Esto se debe a la combinacién del desarrollo propio del nifio, su contien- cia y capacidad cambiantes, y la expectacién cultural de cémo un nifio debe comportarse. Las demandas de adaptacién se modifi- can por la formacién del carécter de los padres y por su dase socioeconémica, La mayoria de los aldeanos afirma que ellos educan a sus nifios de la misma manera que ellos fueron educa- dos, pero interpretan los patrones culturales en términos de orien- taciones de su propio caricter. Ademiés, la clase social de la fa- milia es también un factor importante. Como veremos, el dima icolégico en las familias més pobres ¢s diferente al de las fami- lias mds ricas. Hemos distinguido tres etapas distintas en que el pueblerino en crecimiento siente diferentes presiones para adaptarse. Los mismos habitantes reconocen estas diferentes etapas y las expli- can en términos del desarrollo natural del nifio. El primer pe- tiodo ¢s Ja infancia en la que se refieren al recién nacido como nene. Durante la segunda etapa, aproximadamente de los dos a los seis afios, el pequefio es un nifio o una nifia, El tercer period dura de los seis 0 siete aiios, cuando al nifio y a la nifia se les llama muchacho 0 muchacha, hasta poco después de la pubertsd, cuando el joven y la sefiorita empiezan a prepararse para el matt monio y las nuevas responsabilidades. (La adolescencia no es una etapa separada, excepto para algunos de los pobladores més: ricos que pueden costear Ja asistencia a escuelas en una ciudad cerca- na.) “Al describir estas tres etapas, indicaremos cémo el cardecter (239) 240 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO de los padres y su clase social modifican las condiciones de vida para el nifio de pueblo. La INFANCIA La infancia ¢s la tinica época en que las necesidades del nifio se atiencen ripidamente, con celo e indulgencia y cuando el indi- viduo es el centro de la atencién carifiosa de todos los miembros de la familia. Es la etapa en que se forja un fuerte vinculo entre la madre y el nifio en todas las familias. Las madres de pueblo afirman que quieren mds a sus nifios cuando éstos tienen de seis meses a un afio de edad porque son muy “‘bonitos” y “graciosos”. Algunas admiten que la causa, que a nosotros nos parece la mis pertinente, es que en los primeros dos afios el nifio es totalmente dependiente y décil. Las madres empiezan a sentir la ambivalen- cia cuando sus nifios empiezan a actuar en forma independiente. El cardcter de la madre es un factor decisive en el desarrollo durante esta etapa. Algunas madres fuerzan a sus hijos a man tener un lazo simbiético més alld de Ja etapa en que la simbiosis 5 biolégicamente necesaria. Casi todas las mujeres crfan a sus bebés desde el tercer dia de nacidos; hasta que la leche no sale con fuerza, los nifios son ali- mentados con té endulzado. Se les amamanta cuando lo piden: la primera respuesta a casi todo Ianto es ofrecer el pecho, ya sea como alimentacién 0 como calmante. Las mujeres arrullan a sus recién nacidos, algunas veces en sus brazos, frecuentemente en un rebozo, El rebozo es una parte esencial en el vestido de la mujer ( la inteligencia ‘ampesina.productiva. La productividad mo esté cortelacionada_signiticat- Yamente con las calificaciones en la prueba de C. I,, de Stanford-Binet, la ual mide el tipo verbal abstracto de inteligencia no desarollads, general- ‘mente, en el aldeano (Cf. Maccoby y Modiano, 1969). 260 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO ca una cierta cantidad de msabilidad material y afecto. En cambio, las correlaciones significativas positivas indican que cuan- do el padre ¢s extremadamente improductivo ¢ itresponsable y la madre simbiética, el caricter del nifio mas bien puede ser auto- ritario 0 explotador. En contraste con los padres improductivos, los productivos in- fluyen en el desarrollo de Jos rasgos productivos de sus hijos. El sindrome democritico autoafirmativo esté correlacionado en for- ma significativa con la presencia de un padre productivo (Factor II) y una madre responsable (Factor I). El factor acumulativo- productivo est4 correlacionado de modo notable con una madre que es carifiosa y productiva (Factor II) y un padre acumulativo- productivo que también tiene éxito econémicamente, Estas co- rrelaciones son més altas para los nifios que para las nifias (véase cuadro 9.3). (Es de notar que el nifio que percibe a la madre como carifiosa en sus historias proyectivas dadas en el Tar esté correlacionado significativamente con nuestra calificacién de la madre en la entrevista proyectiva.) CORRELACIONES DE LOS CARACTERES DE LOS PADRES Y¥ LOS HIJos ADULTOS De la poblacién adulta calificada en cuanto a cardcter, 146 indi- viduos (76 hombres y 70 mujeres) ain tentan padres, asf que en estos casos se podrian correlacionar los factores de caricter de los padres y de los hijos grandes. Al hacer estas correlaciones, hemos separado a los hombres y a las mujeres y hemos hecho correlaciones separadas para 53 individuos (32 hijos y 21 hijas) de hogares sin padre. Los resultados confirman Disicamente el patron presentado para nifios y adolescentes. Los individuos productivos pueden tener padres que son carifiosos, productivos y con éxito econémi- co. Lo més probable es que los nifios no productivos tengan pa- dres improductivos. Consideremos en forma separada las corre- Taciones para los hijos y las hijas. PApRus © myOs GRANDES Hay corcelaciones posiivas entre los factores de caricter de los hombres jévenes y los mismos rasgos en el de sus padres (cuadro It su 0" 90"— 40 00 CAL s0198.1) ayped jop oanermitmnoe Opoyy, w 82" Tt or- + tO (11203984) aiped [pp Pepiayonporg zw 60" 80" 6o— 80" 909T (12010) auped jap pepaygrsuodsy +- so sf" 20" 07" 990 or to Lo— so o- ov w ote" 0" 10 so sr owed) sapeut 81 ap pepiqrsuodsoy ‘ouponpodd ont tea eq eum aie =e oxipjniunsy -puusfoomy uns —sopnyoydg SUMO — oundosoy (OL =N) somo Oulu ep 20)90q souped 52] 2p se10y20.t (z6=N) sinaval $04 4a SODNELIDVED SINOIOVA S01 NOD SOAYNO‘YTENHOD (91-9 sopepo) 262 SOCIOPSICOANALISIS DEL CAMPESINO MEXICANO 94). La correlacién més alta muestra que los padres y los hijos estén en términos iguales en el factor receptivo-acumulativo. La correlacién del papel sexual es también notablemente alta. Gon la excepcién del Factor I (cl factor del adolescente contra el factor del adulto) las otras correlaciones, aunque no son significa- tivas, si indican una norma positiva consistente. Las correlaciones de los factores del cardcter de los padres con aquellas de los hijos adultos respaldan el descubrimiento de que el hombre joven pro- ductivoacumulativo con seguridad tiene un padre productivo- acumulativo y una madre productivo-carifiosa. Mas ain, este padre seguramente esti entre los campesinos més ricos, La co- rrelacién entre la praductividad de los hijos y el alto nivel soci econémico de sus padres es r = 41, que es significativa a ni- vel del 1%. Cuadro 9.4 CORRELACIONES POSITIVAS ENTRE EL CARACTER DE LOS HIJOS GRANDES ¥ LOS PADRES Madre-hijo Padre-hijo familias sin Factor 1(N = 45) padre 1(N = 32) Edad adulta = a = Productividad 23 18 55 ** Explotatoriedad 26 21 - Acumulativore- cceptivo ale = 23 Papel sexual Ble i alt Fijacién de la madre 26 a 36 * * Significativo a nivel del 5 %. ** Significativo a nivel del 1%. En cambio, el hijo improductivo seguramente creceré en una familia que sufe pobreza extrema, con padre receptivo-impro- ductivo y una madre que lo conservard dependiente en relacién a ella, Estos resultados permiten varias explicaciones tedricas: LA FORMACION DEL CARACTER EN LA NINEZ 263 1. Que los nifios hereden cualidades productivas de sus padres. 2, Que los niftos toman como modelos a los padres producti- vos y con éxito, ; 3. Que los nitios son estimados y responden a la atmésfera ductiva en sus familias, se vuelven més productivos ellos mismos. ‘Mientras que nuestros datos no nos permiten decidir acerca de la importancia relativa de las tres explicaciones, un elemento ulterior debe tenerse presente: ademas de estas tres posibilidades, otra —

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