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El primero de los aparatos se estrelló a las 8:45 de la mañana contra una de las Torres
Gemelas, a la altura del piso 80. Era un avión comercial de pasajeros, con 81 pasajeros y 11
miembros de la tripulación a bordo. Había sido secuestrado minutos antes. Apenas 18
minutos más tarde, otro aparato se estrellaba contra la segunda de las Torres a la altura del
piso 40 ante la espantosa mirada de millones de espectadores en todo el mundo. La
hipótesis del accidente quedaba descartada. Era el segundo avión comercial secuestrado,
viajaba de Boston a Los Angeles con 56 pasajeros y 9 miembros de tripulación.
Estados Unidos se puso en alerta máxima tras este primer ataque. Todos los edificios
públicos fueron evacuados y los aeropuertos y las fronteras cerrados ante el temor a nuevos
atentados.
El primer Mensaje de Bush fue a las 9:30 de la mañana comparecía ante los medios de
comunicación el presidente de Estados Unidos, George Bush, y aseguraba que los
responsables de este “ataque terrorista” serían capturados y castigados.
A las 9:45 de la mañana, el tercer avión se estrellaba contra El Pentágono, al parecer iba de
Washington a Los Ángeles y que transportaba a 58 pasajeros y 6 tripulantes. Centenares de
personas murieron en este ataque.
En medio de una psicosis auténtica, se producía un hecho dantesco difícil de olvidar. A las
10:00 de la mañana se derrumbaba la Torre Sur del WTC, la segunda en recibir el ataque.
Mientras, se producía un espectáculo aterrador: muchas personas se precipitaban al vacío
desde las ventanas de las Torres al no poder huir de la enorme bola de fuego que se formó
por el impacto de los aparatos.
La segunda de las Torres, la Norte, se desplomaba por completo a las 10:29 de la mañana,
atrapando a miles de personas.
En estas Torres, repletas de oficinas, trabajan cerca de 50.000 personas, por lo que el
número de víctimas podría ser muy elevado y se tardarán varios días en calcular el número
exacto, después de presenciar la tragedia, nadie se atrevía a dar ninguna cifra sobre el
número de muertos, pero todos tenían en mente miles de personas. Los números hablaban
por sí solos: 266 pasajeros a bordo de los cuatro aviones secuestrados murieron y en el
Pentágono casi 200 personas perdieron la vida.
Bibliografía