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UN PUNTO DE VISTA SOBRE EL CONDUCTISMO.

I. INTRODUCCIÓN.
Hablar del origen del psiquismo y de la conducta humana, pasa por explicar el
origen del universo, de los animales y del hombre. El mundo religioso, con su
particular punto de vista, sume a la humanidad en una serie de explicaciones que
giran en torno del alma, del “etéreo ser” que mueve la voluntad del hombre.

Estas explicaciones dominan hasta que en los siglos XV- XVI, emergen visionarios
y “profetas de la ciencia” que con sus descubrimientos, poco a poco van
enterrando la concepción del origen del mundo, de la vida, del hombre y de su
conducta.

Sin embargo la explicación del psiquismo humano, su génesis y desarrollo, ha


correspondido al siglo XX. Un breve recorrido nos permitirá tener un acercamiento
histórico de los antecedentes y del desarrollo de la ciencia del comportamiento
humano.

II. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONDUCTISMO.


Quizá a algunos nos resulte difícil hacer una breve reseña del acercamiento
histórico de una de las corrientes, tan controversial como importante, como lo es el
Conductismo, pero algunos aforismos contradictorios podrían servirnos de marco
de partida.

Hay quien piensa que:


“Debe recordarse que ninguna evidencia es completa, que el conocimiento de la
verdad es siempre parcial y que buscar la certeza es esperar la eternidad” (Bowlby
1951).
Y sin embargo hay quien argumenta que:
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“El hombre ha sido motivo de vastos y rápidos cambios, en sí mismo y en su


ambiente, modificándolo para obtener sus propios beneficios, dominando la
naturaleza y sus aspectos socio-culturales para influir sobre su evolución
histórica futura” (Salk 1965). 1

Lo cierto es que en los albores de la humanidad el hombre primitivo tuvo primero


que suplir sus necesidades primarias antes de sentarse a pensar sobre sí mismo,
sus semejantes y el entorno que lo rodeaba.

Al levantar la mirada al cielo y ver los astros, al sentir la furia de la naturaleza, y


verse tan pequeño y tan vulnerable ante estas fuerzas, lo hizo pensar que existían
entes superiores a él, entonces los elevó al rango de dioses, a quienes pretendió
complacer con temor y ofrendas.

Al meditar sobre sí mismo y su entorno, trató de encontrar el porqué de las cosas;


inaugurando el periodo del “hombre cognoscente”, el que lo indagaba todo, el que
filosofaba de la vida, de la materia y de las cosas del espíritu.

Es en este marco histórico donde los clásicos pensadores griegos dieron origen al
“animismo” pretendiendo encontrar la respuesta para los enigmas del alma, la
concepción del “yo” y la realidad.

Dentro de este contexto surgen pensadores como Heráclito y Parménides que


vinculan a la realidad con su devenir y a la existencia o ausencia de las misma
(“todo está en trabajo” y “las cosas son o no son”). Pero es Alcmeón de Crotana
quién inaugura un tipo de incipiente “Psicofisiología experimental”, al estudiar las
estructuras anatómicas y descubriendo que eran los sentidos quienes ponían al
cerebro en contacto con su entorno. Echando por tierra la teoría de que el corazón
era el asiento de las emociones y el camino final de los sentidos.

1
Talbot et al. “Behavioral science in pediatric medicine”. Edit Saunders Co. Toronto 1971.
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Hipócrates es quien, con su obra “La medicina antigua”, abre la puerta al estudio
de los “elementos” como parte esencial de la regulación de los procesos vitales y
argumenta que “...el aire es fundamental para la vida, porque promueve las
funciones importantes y estas son reguladas por el cerebro, y por medio de él nos
ponemos en contacto con el medio externo a través de los sentidos...”; y al igual
que Alcmenón, confiere al cerebro el control orgánico y el conocimiento de la
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realidad.

Si nos subimos a la maquina del tiempo y viajamos hasta la Edad Media, nos
encontraremos con inventos que revolucionan la manufactura de los enseres, y la
manera de hacer ciencia. El descubrimiento de la pólvora, la invención de las
lentes, la elaboración del papel y la invención de la imprenta, permitirían a la
postre realizar una serie de descubrimientos que catapultarían el conocimiento y
establecerían los primeros enfrentamientos entre la ciencia del hombre y la ciencia
de dios.

Es hacia el siglo XIII con la unión del empirismo con el racionalismo de la filosofía
y las matemáticas que se da origen a una nueva ciencia empírica que pretende
descubrir la estructura racional de la naturaleza. Sin embargo la lucha entre “la
hegemónica Iglesia” y la naciente ciencia dio al traste con la frustración de
grandes descubrimientos como el de Galileo y otros de su época que fueron
acallados en el “nombre de dios”. Será hasta el siglo XVI cuando la revolución
científica tome un desarrollo sorprendente, influyendo en el pensamiento que el
hombre tenía de sí mismo y de la naturaleza.

En el siglo XIV las discusiones versaban sobre el método mas eficaz para la
investigación, es Roberto Grosetesta el primero en proponer una nueva forma de
elaborar teoría en la ciencia experimental, siendo el fundador del pensamiento
científico en el Oxford medieval.

2
Mueller, F (1976) “Historia de la Psicología”. Edit. Fondo de Cultura Económica. México p. 40.
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Sostuvo que el conocimiento de los hechos físicos se obtenían por los sentidos y
lo que debía hacerse al explicar un “conjunto de hechos” era definir el principio
que los causaba. Para lo cual basó sus investigaciones en el método de
eliminación y refutación valiéndose de dos principios:
• Principio de uniformidad: las formas son siempre uniformes en el efecto que
producen.
• Principio de la economía: la naturaleza actúa según el camino más corto.

Según Grosetesta las matemáticas describen la relación de lo que acontece y las


variaciones entre los “fenómenos”.3

En el siglo XVI, Bernardo Telesio opina que es a base de la experiencia como se


puede determinar lo que son el hombre y la naturaleza, considera que la
sensibilidad es una fuerza activa que amplia los datos de la experiencia, y se
encarga de comparar las sensaciones entre sí con las que ya han sido conocidas,
surgiendo de esto un concepto, un resultado de la experiencia sensible. Sin
embargo a pesar de promulgar la separación de la situación humana del esquema
teológico, piensa de manera metafísica, que es el alma quien compara y memoriza
las sensaciones. 4

En el siglo XVIII, La Mettrie realiza estudios sobre el sistema nervioso y pone


especial interés en los órganos de los sentidos, correlaciona los estados del alma
a los estados del cuerpo, y cree que es el cerebro el que influye en las
manifestaciones de la vida psíquica. Los estímulos externos entran al cerebro por
mecanismos sensoriales localizados en los sentidos y estas impresiones
corporales son traducidas como ideas en el cerebro. Sin embargo persiste en él la
idea de que el alma depende de los órganos del cuerpo con los que se forma,
crece y decrece.

3
Crombie, A. C. “Historia de la ciencia: de San Agustín a Galileo”. Vol. II Edit. Alianza. Madrid 1980 p. 32-
33.
4
Mueller, F. (1976) “Historia de la Psicología”. Edit. Fondo de Cultura Económica. México, p. 175-
176.
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El acercamiento, y el coqueteo hacia una ciencia de la conducta, libre del alma,


del espíritu y de dios poco a poco iría madurando, y en el siglo XIX el desarrollo
de las ciencia positivas echan por tierra la concepción metafísica de los actos y
de las sensaciones, hasta el momento, atribuidas al alma. El evolucionismo
Darwiniano, el transformismo agnóstico de Spencer y la sociología de Comte
terminan por dominar la vida cultural.

En el mismo siglo, Weber, Fechner y Wundt introducen métodos fisiológicos de las


ciencias naturales y los aplican a los problemas psicológicos, lo que desemboca
en una larga búsqueda por comprender el papel del cerebro en el comportamiento
de los animales y del hombre.

El desarrollo de la Frenología, con todo y su muy sorprendente teoría de que el


tipo cráneo revelaba el desarrollo cerebral y por ende la propensión hacia
determinada conducta (nada mas falso), estimuló la investigación de la
localización cortical de las funciones cerebrales y su conexión con el mundo
externo.

Los descubrimientos de Paul Broca demostraron la localización específica de


algunas funciones de la corteza y contribuyó con sus estudios a demostrar
(también) que las funciones de un hemisferio cerebral dominaban al otro,
generalmente el izquierdo.

Pero son las investigaciones que Pavlov realiza sobre la localización de las
funciones cerebrales y sus estudios sobre reflejos condicionados, lo que lleva a
comprender la respuesta a estímulos sin pasar por la hipótesis “animista” y
subjetiva del comportamiento. Esto supone también que el enfoque de los
problemas psicológicos deba reducirse a la fisiología y a la secreción glandular.
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Partiendo de esto, Pavlov realiza investigaciones sobre condicionamiento,


inhibición y desinhibición y excitación, concentración e inducción. Tarea a la que
se dedicó hasta su muerte en 1936.

Los descubrimiento de Charles Darwin sobre el origen de las especies y su


proceso evolutivo, arroja datos concretos que le permiten proponer que el origen
de la vida había sido a base de transformaciones paulatinas, donde el medio
ambiente ponía a prueba su grado de adaptabilidad, prueba, que según sus
argumentos, permitía a los más aptos seguir con vida (selección natural).

Con resultados en mano, Darwin considera que el hombre es un animal superior


con una capacidad cerebral mayor que el resto de las especies animales. Inicia el
estudio de los mecanismos de adaptación de los organismo a su medio ambiente
y señala que existe una correlación de continuidad y semejanzas entre la
expresión de las emociones entre el hombre y los animales.

Entre 1885 y 1890, Morgan, profesor de zoología y geología realiza una serie
estudios sobre el comportamiento animal en su medio ambiente controlando las
variables. Como resultado de esto publica su obra “Habitat and instinct”, donde
distingue las reacciones innatas de las reacciones adquiridas de los animales.

La Psicología animal hace su arribo a finales del siglo XIX, con estudios de
psicología comparada, buscando en las reacciones animales algunas leyes válidas
para el comportamiento humano.

Sin embargo, es Thorndike el pionero de la psicología experimental animal (en


cuyo laboratorio diseñó aparatos (laberintos, cajas, trampas, etc...)) quien
mediante procesos de ensayo-error y éxito demuestra que los animales pueden
resolver algunos problemas sin tener que recurrir a alguna actividad inteligente
(antropomorfismo).
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Con J. B. Watson (1878-1958) se establece el Conductismo como una corriente


que hace su entrada el 24 de febrero de 1913, cuando Watson fue invitado por la
Universidad de Columbia para ofrecer una serie de conferencias sobre “Psicología
Animal”. Fue entonces cuando presentó su conocido “manifiesto conductista”.

El punto de partida de la nueva psicología de Watson sería el hecho de que los


organismos, hombres y animales por igual, se ajustan por sí mismos a su
ambiente. Para ello la explicación de la conducta se reduce conexiones de
estímulo-respuesta (E-R).Rechaza tajantemente cualquier referencia a la
conciencia y niega la existencia de cualquier concepto mental.

En cuanto al método introspectivo, utilizado hasta entonces, opinó debía ser


rechazado. La primera razón de su rechazo era, que empíricamente, la
introspección era incapaz de definir cuestiones que pudiera responder de forma
convincente.

La segunda razón de Watson para el rechazo a la introspección era filosófica, no


era como los métodos de las ciencias naturales, y, por tanto, no era un método
científico.

Watson ofrecía un nuevo método para la psicología, y éste fue el


condicionamiento, técnica objetiva y experimental (Watson estuvo influenciado por
el reflejo condicionado del ruso Pavlov). Este método no sólo llegó a convertirse
en un procedimiento para obtener datos sino en un instrumento mediante el cual
se podían explicar y modificar conductas. Incluso extendió las ideas del
condicionamiento a la comprensión y explicación de los trastornos mentales y la
emoción.

En los años 50, Skinner continúa con el desarrollo del conductismo de Watson, del
que difería en que los fenómenos internos, como las emociones o los
sentimientos, debían ser totalmente excluidos y que la psicología debía quedar
restringida al estudio de la conducta observable, quedando excluida la mente, por
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que a su juicio, entraba dentro del aspecto metafísico y una postura tan abstracta
era imposible de ser medida.

El conductismo aún dará mucho de que hablar, y las investigaciones basadas en


las neurociencias confirmarán su postura reduccionista (a veces muy radical), o
permitirán que tome un nuevo giro para intentar explicar los procesos emotivos del
comportamiento.

III. CONCLUSION.

Quizá para algunos el conductismo representa la respuesta a uno de problemas


mas controvertidos de la ciencia del comportamiento. ¿Es la conducta producto
del pensamiento, de la mente y del alma? ¿O todo se reduce a un proceso
biológico de E-R que lo mismo es común a los humanos como a los animales?

Quizá para muchos este concepto reduccionista llena sus expectativas porque
enmarca a la psicología como una ciencia experimental, por el hecho de que
puede evocar respuestas especificas ante múltiples estímulos. Y sin embargo
habrá quien piense que el campo de la psicología va más allá de ser una ciencia
de lo natural, por que tal vez las estructuras del sistema nervioso y las del sistema
glandular sean la base material de las emociones, de los pensamientos, del juicio
y de la razón, siendo el aparato locomotor quien con sus movimientos emite una
respuesta corporal que somatiza aquello que concebimos como abstracto.

Tal vez, siendo un poco eclécticos, la respuesta a esta interrogante sea tomar las
dos posturas y amalgamarlas en una nueva corriente, que haga del ser humano
un ser pensante capaz de somatizar sus respuestas y no un mero autómata que
responde a estímulos sin necesidad de emplear su juicio para responder a ellos.
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IV. BIBLIOGRAFÍA.

Escotto, C. A., “Ensayos sobre Psicología materialista (psicología historia y


neurociencias)”. Facultad de estudios superiores Zaragoza, UNAM. México
1976.

Millán, P. Y Urbina S. “El conductismo”, México: DSUA, Facultad de


Psicología UNAM, 1988.

Mueller, F., “Historia de la Psicología”. Edit. Fondo de Cultura Económica.


México 1976.

Whittaker, J. O., “Recent discoveries in Psychology”. Edit. Saunders Co.


Philadelphia 1972.

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