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troduecién de [AURELIO GARZON DEL CAMINO. GRITIGA DE LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO por JEAN BAUDRILLARD: HACIA UNA CRITICA DE LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO La Critica de la economia politica del signo se propone hacer el anilisis de la forma/signo, del mismo modo que lo critica de la economia politica se propuso hacer el de la forma/mereancia. Asi como la metcancia es a Ja vez valor de cambio y valor de uso —imponiéndese en- tonces e] andlisis total de esta forma subre las dos vertien- tes del sistema, el signo es a la ver significante y signi- fieado, y el anilisis de la forma/signo ha de insttuirse a los dos niveles. Simultineamente se impone, como es nnatucal, el anilisis Iégico y estratégico de la relacién en- tre los dos sérminos, 0 sea 1. Entre sistema del VC y sistema del VU Co entre forma/mercancia y forma/abjeto): es lo que hemos in- tentado en el artfculo anterior. 2, Entre sistema del Se y sistema del So Co entre su cedidigo sespectivo, que define la articulacién del valor/ signo y de la forms/signo). Esta rclaeién se establece en ambos casos cumo une funcién jesirquica entre una forma dominante y una Forma-conrtnda, Farma-satélite, que es al mismo tiempo el coronamiento légico y Ia realizacién ideakigica de la primera, 1 aL PENSAMMENTO MkcICO DE LA InEOLOGIA Esta estructuracién homolégica de los valores en Jo que se ha convenido Hamar el campo de lo econémico y (1861 TA ECONOMEA POLITICA DEL SIGNO 167 el campo de a significacién tiene por efecto desplazar y plantear en términos radicalmente diferentes todo el proceso de In ideologia. Este no sc funda ya en una relacién infra/superesteuctural entre una produceiéa ma- terial (sistema y relaciones de produceién) y una pro duceién de signos Ceultura, ete.) que vendrfa a expresar y @ enmascarar sus conteadicciones. Todo esto forma en adelante parte, con el mismo grado de objetivided, de la economfa politica (de su exitica) general, atrave- sada de parte a parte por la misma forma y regida por Ja misma légica, Hay que recordar que Ja visién tradicional de Ia ideo- Jogta, con su distincién artificial de Jo "econémico” y de lo “ideoligico", ademas de Ia pimnasia desesperada Csuperestructural”, “dialéctica”, “ “esteuctural con domi ante”, etc.) que Heva consigo, supone también Ja i posibilidad de captar le Funcién “ideolégica” de Ja cul- tura y de los signos asi separades, como no sea al nivel de los significados. La ideologia (de wal o cual gru- po, de la clase dominante), son siempre grandes te- mas, grandes contenidos, grandes valores (nacién, moral, familia, humanismo, felicidud, consumo) euya potencia alegérica viene a actuar, no se sabe eémo, sobre Tas conciencias para integarlas. Son contenidos de pena miento que vienen a actuar sobre situaciones reales, y, en el conjunto, la ideologia se define como la resnea de Ja cultura sobre Ia economia. Cuando es cosa clara que Ja ideclogia es esa forma rmisora que atraviesa tanto Ta produccién de los signos como la produecidn “material”, o mas bien el desdobla- iento Idgico de este forma en dos términos: ve vu se / So desdoblamiento funcional, estratégico, por el que Ta for ma se reproduce. Esto significa que In ideologia estd 168 LA FOONOMIA POLITICA DEL SIGNO ya entera en la relacién del VC al VU, es decir toda femtera ya en la légica de la mereancta, como 10 esté en Ia relacién del Se al So, es decir en la Idgica interna del signo. Marx ha demostrado que lu objetividad de Ja produc iin material residia no en sv matedalidad, sino en su forma. Ese cs el punto de partida de toda teoria critica, La misma reduccién analitica debe ser hecha de Ia ideologia: su objetividad no reside en su “idealidud”, es decir en una metalisica vealista de los comtenidos de pensamsiontos, sino on su forma La “eaitica” Cmarsista igualmente) de la ideclogia vive de un pensamiento migico de La ideclogia. No ls des cifra como forma, sino como contenido, valor dado tras- cendente; una especie de mane que iria unido a algunas grandes representaciones que impregnan mgicamente unas subjetividades Flotantes y engontosas Hamadus “eon- ciencias". Del mismo modo que la “nevesidad” pretende set la relacién entre Ia “utilidad de un objeso” y la “der manda de un sujeto”, asi la ideslogia apatece como Ja relacién entre Ia preyeecién de una conciencia y In idea- Tidad de una... ides, 0 de un valor. La misma pasorela rigica entre unos conenptes artificales, incluso) meta Jisicos, tansferida de los bienes materiales a las repre sentaciones colectivas y 2 Jos valores? La ideologie cs de hecho todo ef proceso de redue- ccidn ye abstraceiin del material simbélien en una forma; poro esta abstruccién reductort se de inmedia tamente como valor Gauténomo’, como contenido (tras ‘cendeate), como representacion de eonciencia (significa dio). Es el mismo proceso que de a lee en Ja mercunesa un valor ausinomd, uns walidad trascendente, por des 1 Hay que norar que la “slienscidn” oo tambidr une de exes cemceptos migics, destinados a taponar una diyuneién anit Ga aqui Ie exstente ete Ta ‘comciencia” del sujeto.y at ‘propio contenide Heal (su eoralidad "vecobud LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO. 169 conocimiento de su forma y de la abstraccién del trabajo social que opera. La cultura se define asf en el pe miento burgués Co marxista, jay!) como rascendencia de las comtenidos, en correlacién eon conciencias por la “representacién”, cicculando entze ellos como valores positives, de igual manera que la mercancia fetichizada aparece como valor real inmediato, en corrclacién con sujetos por medio de la “necesidad” y el valor de uso, y eirculando segin las reglas del valor de cambio, La astucia de le forma consiste en ocultarse continua- ‘mente en la evidencia de los cootenides. La astucia del cédigo es ocultarse y manifestarse en Ia evidencia del valor. En la “materialidad” del contenido es donde Ja forma consuma su abstraccién y se reproduce come for ma. En esto consiste su» magia, jugando a la ver sobre la produceién de los contenidos y de las conciencias ppara recibirlos (de) mismo modo que la produccin pro- duce a la ver. los productos y las “necesidades” que 2 étos corresponden), instalando asi Ja cultura en una trascendencia dual de los valores (de lus contenidos) y de las conciencias, y en una metafisica del intercambio entze los dos técminos. Y si la vulgata burguess lo instala en esta trascendencia para sacralizarlo en ella como exdtura, Ia vulgata marsists Jo instala en Ya mis- ma trascendencia para denunciarlo en ella como ideolo- gia. Pero las dos vulgatas van a encontrarse en el mismo pensamiento magica” Casi todo el pensamiento contemporineo se enteda en falsos problemas, en interminables controversias nocidas de disyunciones artificiales: +L. Le disyunci6n sujeto/objeto, taponada por el con- cepto magica de "necesidad”. ‘Todo marcharia bien, si no surgiera el insoluble problema de “a oferta y de la de- ® Ast In demuncia “critics” de las “necesidades enifciles® y de la “manipulsciin de las necesidade:” coincide en al mismo ‘engi con Ts exaltaciin incondicional del consuino. 170 LA ECONOMiA POLITICA DEL SIGNO manda” cn el sistema gencral de la produecién/eonsumo, ¢Autonomia de la opcién 0 manipulacién? sSeudodialéc- tiea entre las dos? Eterna Jetania y falso problema 2, La disyuncién infra/superestructura, Ja cual hemos visto que weubria subrepticiamente Ja infatigable dis yuncidn entre materialidad de los contenidos e ideali- dad de las conciencias, estando los dos polos separados asi, runidos por el concepto magico de ideologia. Aqui igualmente marcharia bien todo si no quedara por ello etemamente en suspenso —para la mayor satisfaccién de generaciones de intelectuales— el problema de la “ins- tancia detorminante” y toda la acrobucia de “interac: iGn”, de “dialéctica”, de “autonomia relativa” y de “so- Dredeterminacin”, resultan 3. La distincign explotacion/alienaciin, que hace se- ppetcutir este Falso problema al nivel del anilisis politi co. Fl debate interminable de saber si la una funda 1a otra, si la segunda sucede a Ia primera como “estadio més avanzado del capitalismo”, todo esto es absurdo y resulta una ver més de Ia divisién artificial entee signo y mercancia no analizados en su forma y considerados como contenides Cel uno de significacién, la ota de produccién). De donde I distineién de una “explota- Gién'” de la fuerza de trabajo y de una “alienacién por los signos", jComo si la mereancia, cl sistema de le produecién material no ‘significara’! ;Como si los sig- nos y Ia cultura no fuecan inmediatamente produccién il abstracta al nivel del cédigo y de los modelos, sistema de intercambio de valores generalizado! La ideologia no est, pues, ni de un ldo ni del otro. Es esta misma y tiniea forma que atraviesa todos los ‘campos de Ia produccién social. Es la inclusidn de toda produccién Cmaterial o simbélica) en un mismo proceso de abstraccién, de reduccin, de equivalencia general y de explotaciém: J. Es a causa de que la gion de la mereancta y de r LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO 171 a economia politica se halla en el conazén mismo del signo, en la ecuacién abstracta del significante y del sige nificado, en ki combinatoria diferencial de Jos signes, por lo que éstos pueden funcionar como valor de cam: bio (el discurso de 1a comunicacién) y como valor de uso (el descifrado racional y el uso social distintivo). 2. Bs a causa de que Ia estructura del signo so halla en el corazin mismo de la forma/mercancia por To que és pucde tomar inmediatamente efecto de significs- “ademis” como “mensaje” y connotacién, tuye, por su forma misma, como medium total, como sistersa de comunicacién que rige todo cl intercambio social. Como Ta. forma/sigmo, la mercancia es un cédigo que ordena el intercambio de valores. Contenidos materiales de produccién 0 content dos inmateriales de significacién, poco importa, el cédi- ge es lo determinante: lu regla del juego de los signi- ficantes, le regla del juego del valor de cambio, EI es, el que, aqui y all4, generalimda en el sistema de la economia politica, reduce toda ambivalencis simbélica para fundar sobre Ta equivalencia regulada de los valores su circulacién “racional” y el juego de los intercambios Es aqui donde ef concepto de alienacién se revela omo inutilizable, 2 causa de su implicacién en la me- tafisiea del sujeto de la conciencia. Ast como los mitos, de las sociedades primitivas no son “falsas” historias que las conciencias se cuentan, sino realmente um cédigo de signos que se intercambian, integrando el grupo por esta misma circulacién_y mo por la imposicién de los ‘contenidos” miticos sobre las conciencias (a. “creen: Gia”), tampoco el eddigo fundamental de nuestras so ciedades, que es cl de la economia politica (forma) mercancia y forma/signo), opera por alienacién de las conciencias a contenidos: racionaliza y regula el inter- cambio, hace comunicer, pero bajo la ley del cédigo y baju ef control de! sentido, 172 LA ECONOMfA POLITICA DEL SIGN La divisién del trabajo, Ia divisién funcional de Jos, términos del discurso no “engsfian” a los hombres; los so- cializan ¢ informan su intercambiv segin un modelo general absteacto, El concepto mismo de individuo es el producto de este sistema general de intercambio, Y la idea de “totalidad” bajo la cual el sujeto (el de Ta conciencia 0 el de la Historia) se piensa en su refe- rencia ideal no es mis que el efecto, el sintoma, Ta sombra de este sistema. La alicnacién, concepto magico por el que Ia conciencia se piensa como su propio con tenido ideal (su “totalided” recobrada) es un concepto ideclégico, e ideologio, on su versién superestructural de Jos contenides de conciencia, es un concepto alicnado, Hoy el consumo si es que este término tiene un sentido, distinto del que Te da la economéa vulgar— de- fine precisemente ese estatio en el gue la mercancia es inmediatamente producida como signo, como valor/sig- ‘#0, y Tos signos (Iz cultura) como mercancia, Si, en Jugaz de dividirse en especialistas, los unos de Ia “pro- duccién” (economia, infreestructura), los otros dela ‘deologia Clos signos, la cultura), 0 en dialéeticos sin onillss de la totalidad, los “investigadores", del lado de ‘Marx en particular, tuvieran a bien darse cuenta de las realidades mas simples, sabrian que nada de lo que hoy se produce e intercambia Cobjetos, servicios, euer os sexo, cultura, seher, efe.) es ya ni estrictamente descifrable como signo ni estrictamente mensurable como |, que todo pertenece a Ia jurisdiccién de una ‘economia politica general cuya instancia determinante no es yi Ja mercancia Cincluso revisada y corregida en su funcién significante, con su mensaje, sus connota- clones, pero siempre como si subsistiea una objetividad Posible del producto), ni naturalmente Is culture Cinch so en su versiéa “ritiea”: signo, valores, ideas, por doquier comercializadas 0 “recuperadas" por el. sistema dominante pero siempre ahi también como si subsistiera LA ECONOMIA POLFTICA DEL SIGNO 173 algo cuya teascendencia fuese localizable, y simplemente comprometida, especie de valor de uso sublime de la ‘cultura alterada en el valor de cambio). El objeto de esta economia politica, es decir su elemento més sim- ple, su elemento nuclear —lo que fue precisamente Ja ‘mercanefa para Marx— y que no es ya hoy ni propia- mente mercancia, ni signo, sino indisociablemente. los dos, y donde los dos se han abolido en tanto que deter- sminaciones especificas, pero no en tanto que forma, este objeto es quiza simplemente el objeto, la forma/obje to, sobre Ja cual vienen a converger, en un modo cont plejo que describe Ja forma més general de Is economia politica, el valor de uso, ef valor de cambio y el va lor/signo. MLA MErAFisiCA Det. steNo EI signo se oftece con Ja misma evideneia de valor de sentido que la mexcancia en la evidencia “naturaP’ de su valor. Son “las cosas mis simples y las més misteriosas”. En cuanto a Ia semiologia, semejante a la economia politica, no hace sino describir su circulacién y su fun- Gionamiemto estructural? Hemos visto, en el estudio precedente, que la abs traccién del sistema del valor de cambio no sc sastiene sino por el efecto de realidad conereta y de finalidad objetiva del valor de uso y de las necesidades. ‘Tal es Ja logica estratégica de la mercaneia, que hace del se- gundo término el sardlite y Ia coartada del primero, Lo mismo ceaere en cuanto a la Jogica y le estrategia del 2 Dov tips de ands so han hecho de exe ftichisna pata ll ea mevencny tig: Tn cat do I emi pa tig, © tera de profucclm, mace, inaugirada por Narr 9s Semfalogia xtc twonin dv fa prolvecom sexta), evade 2 Cato mis ecientemente poe cl grupo Tel Onel 174 LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGNO signo. Esta hipétesis hace fragmentarse los “postulados cientificos’ de la semiolingtifstica, en particular el de Ja arbitrariedad del signo, tal como fue definida por Saussure y corregida por Benveniste La arbitrariedad del signo no se halla on su inmoti vacion, en el hecho de que el Se-mesa no tenga nin guna vocacién “natural” 2 significar el concepto 0 Ja realidad “mesa” Cpuesto que Tisch, en alomén, ete.), sino en el hecho mismo de plantear Ie equivalencia centre tal Se y tal So, En este sentido, Ia arbitrariedad es tan total como en el caso del “simbolo",* donde Ja analogia entre Se y So no altcra en nada el princi- pio de equivalencia. La arbitrariedad esti en la jnsti- tucién fundamental de una correlacién exacta entre tal Se “disereta” y tal So igualmente discreto. Dicho de ‘otro mode, Ja arbiteariedad se halla en Ia “diserecién”, que es lo tinico que funda la posibilidad de Ia xelacién ecuacional del signo, tal que: Fsto=estn, y no signi: ficara nada mis, Esta discreciin es, pues, el principio mismo de racionalidad del signo, que funciona como abs tractor y reductor universal de todas las virualidades de sentido que no dependieran del encuadre respective, de la equivalencia y de la espocularidad de un Se y de um So, Racionalizacién directiva y reductora del signo, no en relacién con una “realidad conerets”, exterior, inma- rente, que los signos captaren de nuevo abstractamente para expresarla, sino en celacién con todo lo que re basa el esquema de Ja equivalencia y de la si i y que el signo, en la operacién misma que lo consti- tuye, en esa cristalizacion repentina de un Se y de un So, reduce, reprime, aniquils. La racionalidad del signo se funda sobre la exclusin, sobre el aniquilamiento de + Tomada aqui en cl sentide semiolingtitiea eldsico, del simbolo como variants analigica del plearemes. siempre xt el contra el simbolo Clo simbslies, el intercambio sim ico) en cpesiciony en altemativa radical con el concepto de signo y de sigaificecitm, LA ECONOMIA POLITICA DEL SIGINO 175 toda ambivalencia simbélica, en beneficio de una estruc- tura fija y ecuacional. El signo es un discriminante: se estructura por exchusién. Cristalizado en adelante sobre esta estructura exclusive, que designa su campo fijo, re signa todo el resto y asigna el Se y cl So en un sistema de control respectivo, el signo se da como valor pleno, positive, racional, intercambiable, Todas las virwalide- des de sentido han pasado al hilo de la estructura. Esta asignacién del Se y del So término a término puede muy bien hacerse cormpleja en una relecién equi- voc, multivoca, sin infringir la légica del signo, Un Se puede remitir a varios So, o inversamente: el prin- cipio de equivalencia, y por Io tanto de exclusién y de reduccién sobre que se funda Io arbitrario, sigue siendo

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