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Marcela Cauvin
INDICE
Prólogo ...........................................................................................................................
Cuando recibí su libro -cuyo envío, dedicatoria e invitación mucho le agradezco- sabía ya
por su primo el Dr.' Rodolfo Martínez (h), de la existencia, formación y características del
DOGO ARGENTINO. Con su obra, añadida a otras fuentes, he completado mi información
al respecto.
Por motivos de función pública, de preocupaciones deportivas o de estricta curiosidad
personal, he recorrido durante años nuestra América. Viajero inquieto y admirador -
renovado de su bella y caprichosa geografía, he sido por décadas absorto observador de sus
poblaciones y costumbres, de sus floras y sus faunas, que abarcan latitudes y tipos de
variedad sorprendentes, desde la sugestión asfixiante de ,las selvas tropicales, hasta el
helado misterio de los bosques del Sud, desde el reto de las grandes montañas, a la
monotonía de la pampa interminable.
En semejante medio, que la naturaleza pobló ron igual multiplicidad de especies, el Dogo
Argentino, a mi juicio, llena como ningún perro las necesidades de trabajo, compañía y
caza: ofrece la presa más formidable, el coraje más temerario, el instinto cazador más tenaz,
acompañados de una fidelidad que es también merecido blasón de su fama, como lo
atestigua la muerte de Day de Trevelin, envuelta ya en el sugestivo resplandor de la
leyenda.
Ciertamente, el Dogo Argentino es el perro para América. Recio como ella Como ella fruto
del crisol de las razas y los climas. Y como ella un carácter nuevo, encuentro bravo del
desafío al futuro por delante, y del peso de la Historia por detrás.
Reciba, estimado doctor, mi homenaje al fallecido creador del Dogo Argentino, doctor
Antonio Nores Martínez, a Ud. el empeñoso continuador, a todos los deportistas argentinos
que ayudaron a la enorme aventura de construir una raza nueva que refleja en canina
especie la fidelidad, bravura y porfía que América exigió para el épico pasado de la
conquista y la liberación, que exige para el presente grávido y que reclamará también para
el seguro logro de un levantado porvenir.
EL DOGO ARGENTINO
PROLOGO
Desde que las instituciones madres de nuestra cinofilia, la Federación Cinológica Argentina
y la Sociedad Rural, reconocieron oficialmente a esta nueva raza canina, el Dogo
Argentino, me hice el propósito de dar a publicidad un pequeño folleto que contuviera la
verdadera historia de nuestros dogos, la primera y hasta ahora única raza canina creada en
nuestro país.
Me decido o a hacerlo, no solamente por la continua insistencia de los amigos y criadores
de nuestros nobles dogos, que se ven siempre requeridos respecto al por qué, cómo y
cuándo se creó el dogo criollo, y qué razas han intervenido en su formación, sino también
para dejar perfectamente aclarado el origen genético de la nueva raza y evitar en el futuro
estériles discusiones, como las que uno va constatando, cuando se adentra en el estudio de
los orígenes de otras razas caninas, antiguas o modernas, en las que nunca los cinófilos se
ponen de acuerdo: que si el Irish Wolf Hound tiene sangre de Deerhound, como afirma
Eduard C. Ash en su "The practical Dog Book ", opinión compartida por Theo Marples en
"Show Dogs"; o como dicen D. Garden en "The Book of the Dog" y Le Von de Vaux en su
viejo texto "Notre ami le Chien", tienen ambos galgos un tronco común, no diferenciándose
más que en el tamaño; o como se sostiene en "Le chien de Chasse" editado por la Saint
Etienne de Loire (Francia), el Cap. Graham reconstruyó la raza en 1862 a base de Gran
Danés y algunos ejemplares Irish Wolf Hounds;
o como escriben Croxton Smith en "Sporting Dogs" y en "British Dogs" y Freeman Lloyd
en "Hark to the Hounds", fueron las dos razas, Gran Danés y Deerhound, las que
intervinieron en la reconstrucción del gigantesco galgo de Irlanda; o como apunta Cliford
L. B. Hubbar en sus libros "The observer Book of Dogs" y "Dogs in Britain", y Robert
Brigg Logan en "The Res Book of the Dogs",
el galgo Irlandés tiene sangre se Gran.Danés, Deerhound, Borsoy y Mastif, o como
finalmente sostiene el padre jesuita Edmund Hogan, en su libro "The Irish Wolf Dog", en
que hace un estudio exhaustivo se la raza, y Hutchinson, en su "Dog Enciclopedia", el
gigantesco Galgo Irlandés no tiene mezcla alguna, opinión compartida por él Irish Wolf
Hound Club of América, en el capítulo sobre el Galgo Irlandés en "The Completé Book o f
Dogs" y en su publicación oficial "Harp and Hound", ratificando así lo qué sostiene él
reconstructor sé la raza en 1862, Cap. Graham, cuando dice: "Encontré suficientes
ejemplares puros sé ésta raza en Irlanda, para poder reconstruirla, sin mezcla foránea
alguna".
Discusiones eternas y sé difícil solución, que encontramos también estudiando la historia se
otras razas y que más sé complican, mientras más bibliografía consultamos y más
escudriñamos en las fuentes a nuestro alcance, para desentrañar la versas, respecto a la
genética de algunas razas. Para no extendernos en demasía, bástenos citar lo que dice Clif
ford Hubbard en "The Book of the Dog", pág. 622 referente al Rhodésian Ridgeback:
"Continuas búsquedas de los antécédorés del Rhodesian Ridgeback revelan muchas teorías
encontradas y flagrantes contradicciones, ya qué una docena de diferentes razas reclaman
ser antecesoras, mientras tanto el verdadero origen permanece desconocido".
Coadyuvan también a decidirme a esta publicación, algunos artículos aparecidos en revistas
americanas y europeas, en las que leo, por ejemplo, que entre las razas que contribuyeron a
la formación del Dogo Argentino está el "Perro peruano de las montañas", como se afirma
en el artículo aparecido en el periódico americano "Post Tribune"
de mayo 23 de 1965, cuyo autor es el periodista y cazador Jack Parry. En dicho artículo,
que ocupa dos páginas de una edición dominical del diario y contiene ocho grandes
fotografías de dogos en acción, se hace una excelente historia de nuestro dogo criollo y
muestra su autor la admiración que le produjo verlos cazar y luchar con pumas y jabalíes.
Ese error sobre la genética del Dogo Argentino se reproduce en noviembre de 1967 en la
conocida revista americana "Field and Stream", donde en extenso artículo también con
fotografías y del mismo autor, Jack Parry, se hace una acabada y veraz descripción de la
forma de cazar de nuestros dogos y de las luchas que el autor ha presenciado y que tanto lo
emocionó. Ese error se debe a una circunstancia fortuita y sin duda curiosa: mi mala
caligrafía pues cuando el referido periodista, quien venía de cazar jabalíes en Río Negro
con los dogos del señor Biló, me preguntó en el aeroparque de Neuquén, en momentos de
regresar a su patria, qué razas entraron en la formación de nuestro dogo, le escribí en su
libreta de apuntes, con la premura del caso, las varias razas cuyas sangres corren por las
venas del Dogo Argentino, entre las cuales está el Dogo de los Pirineos, y como
hablábamos en inglés, ya que él ignoraba el español, le escribí en mi mala letra: Pirinean
Mountain Dog", como se escribe en inglés dicha raza, y al tomar Peruvian por Pirinean,
surgió el error, que se ha reproducido posteriormente en otras publicaciones del país del
norte.
Me es grato hacer la salvedad que en otras publicaciones extranjeras se ha escrito la
verdadera historia del dogo,
porque han tenido a la vista la publicación que hiciéramos en nuestra calidad de Presidente
del Club de Criadores del Dogo Argentino, de la nota en que pedimos el recono cimiento
oficial de la raza a las instituciones madres de la cinofilia argentina, la Sociedad Rural y la
Federación Cinológica Argentina, lo que ambas instituciones hicieron oficialmente en el
curso del año 1964. El referido escrito del que soy autor, con algunos agregados y
ampliaciones de fundamentos, es lo que constituye el substractum de esta publicación.
Entre los artículos referidos vienen a la memoria, ente otros, los aparecidos en la revista
Diana, de Firenze, ejem plarNo. 21 de noviembre de 1965, y cuyo autor es el señor Molar;
en la revista española Caza y Pesca, ejemplar correspondiente al número de octubre de
1962, y cuyo autor e su director, el señor España Paya, eminente personalidad de la
cinofilia española y eximio cazador, que fuera Presidente del Conseil International de la
Chasse, con la sed en París; en la revista de la Federación Cynológica Internacional de
Checoeslovaquia, cuyo autor es el conocido cinologo Dr. German Cohn; en la revista
alemana Das Tiei de abril de 1968, cuyo autor es el mundialmente famoso cinólogo y
criador de Dogos Argentinos en Alemania Dr. Eric Schneider Lyer; en la revista holandesa
De Hondenwereld, en varios ejemplares y especialmente en un extenso y bien documentado
artículo, acompañado d fotografías, aparecido en el número extraordinario de Navidad de
1963, escrito por el señor Luis A. Daal; en la revista inglesa Dog's Life, en el ejemplar
correspondiente al 25 de noviembre de 1967, cuya autora es la señora M. B. Wood, autora
del muy completo libro "Dogs of all Nations' donde hay un extenso capítulo dedicado al
Dogo Argentino, ilustrado con fotografías.
En todas esas publicaciones se hace la verdadera historia
de nuestro dogo criollo y se da una acabada idea de la utilidad de la nueva raza, como perro
de caza mayor y de trabajo. Se expone allí con amplitud el verdadero origen del Dogo
Argentino, quién fue su creador, el difícil y largo camino recorrido hasta la fijación
definitiva de sus caracteres somáticos y temperamentales y su reconocimiento oficial como
la primer raza argentina de perros. Se publica el standard y se acompañan numerosas
fotografías de dogos en acción contra pumas y jabalíes, así como de ejemplares quietos, de
cuerpo entero y de cabeza, que permiten apreciar el standard de la raza.
La sola enunciación de la nómina de las revistas en que aparecieron y del nombre de sus
autores, me relevan de destacar el interés que la raza ha despertado en el extranjero.
Pero en cualquier forma y para evitar en el futuro errores de información me he decidido a
publicar este folleto, ya que los años no pasan en balde y habiendo desaparecido mi
hermano Antonio, el verdadero creador de la raza, que puso en ello sus conocimientos
científicos de médico cirujano y de profesor universitario y su gran pasión cinófila, me
corresponde hacerlo en misión clarificadora y para que ninguna duda quepa en el futuro en
lo atingente al origen y formación del Dogo Argentino.
Quiero asimismo dejar aclarada otra circunstancia que incumbe a mi persona. En muchas
publicaciones se me atribuye la formación de la raza. El verdadero creador y forjador del
Dogo Argentino fue mi hermano mayor, el Dr. Antonio Nores Martínez, quien puso en la
consecución de su entusiasmo, su pasión cinófila, su fervor de cazador empedernido y sus
profundos conocimientos genéticos y científicos de médico cirujano, profesor de la
trisecular Universidad Nacional de Córdoba, Jefe de Salas en Hospitales Nacionales y
Provinciales y Director de Traumatología del Hospital Militar de aquella ciudad. Dos
pasiones:
la medicina y la formación genética de la nueva raza, que absorbieron los años útiles de su
vida.
De su pasión por la formación de la nueva raza y del acierto con que procedió a realizarlo y
del resultado obtenido, es de lo que se ocupa este folleto. Es pues mi hermano Antonio, el
verdadero creador de la raza. Yo he .aportado únicamente mi pasión cinófila, que me
absorbe desde niño y que nos viene en la sangre, junto con la pasión cinegética y a las que
he dedicado todo el tiempo compatible con la absorbente carrera judicial, que fue una
constante en mi vida ya que los años que actué en la diplomacia, como Embajador en
Canadá, y en la vida universitaria como Decano interventor en la Facultad de Derecho de
Buenos Aires y como Rector interino de esa Universidad, fueron actividades efímeras y
ajenas a mi verdadera vocación y carrera, que fue la judicial.
Mi carrera de leyes no me ha permitido, pues, tener la base científica, especialmente
genética, que es indispensable para la formación de una nueva raza. De ahí que en la
continuación de la obra he debido guiarme e informarme con la lectura de trabajos y
publicaciones del autor de la raza y lo que he aprendido desde niño al lado suyo y de mi
padre, también médico cirujano, que alternó el ejercicio intenso de su profesión con su
entusiasmo cinegético y cinófilo.
Sea dicho de paso que teníamos muy corta edad y ya nuestra pasión por los perros nos llevó
a traducir juntos, con mi hermano Antonio, palabra por palabra, con el diccionario en la
mano. el viejo libro "Notre ami le chien", de Von de Vaux, especie de biblia cinófila que
nuestro padre tenía en su biblioteca, y así enriquecimos nuestro vocabulario francés, como
en igual forma ampliamos nuestro vocabulario inglés en la traducción, por igual método tan
rudimentario y simplista, de la enciclopedia canina de Hutchinson.
Ya adulto, la vida me permitió realizar extensos viajes por América, Europa, Asia y África,
donde me fue dado a conocer gran número de entusiastas canófilos, visitar cientos de
criaderos de los principales países del mundo y asistir repetidas veces a las más grandes
exposiciones, algunas de fama mundial como la del Weinminster Club, en el Madison
Square Garden de Nueva York, y la tradicional muestra de Cruft, que desde 1886 se realiza
en Inglaterra todos los años y donde tanto se aprende con sólo ver con cierta atención los
miles de excelentes perros de todas las razas que allí se exhiben. Los viajes me dieron
oportunidad, asimismo, de poder ampliar mi biblioteca cinófila con algunos cientos de
volúmenes.
He sido testigo personal de los sacrificios que significó a mi hermano Antonio la formación
de la nueva raza, sus desvelos, sus sinsabores, sus desfallecimientos y sus esperanzas, hasta
la culminación de su obra.
Pensando en ello y viendo el fruto de su esfuerzo, no he querido que su sueño, hecho
realidad, se desvaneciera y por eso desde su fallecimiento, hace doce años, he continuado
su obra de selección -ya que a su muerte la raza estaba perfectamente definida-, obteniendo
el reconocimiento oficial de la misma, llevando con seriedad los registros genealógicos y
tratando de mantener el standard que fijamos hace muchos años y que apareció en uno de
los artículos que él dedicó a la raza, en la revista Diana, ejemplar de mayo de 1947.
Mi tarea ha sido sobre todo de afianzamiento, selección mediante pruebas de suficiencia en
el campo y en luchas con fieras enjauladas, para acrecentar el valor y el instinto de lucha, y
de divulgación, tanto en el país como en- el extranjero, a donde he enviado ya muchas
parejas de nuestros dogos, que se están multiplicando en aquellos países bajo control de
conocidos y responsables cinófilos.
Las publicaciones que de continuo leemos en periódicos y revistas extranjeras sobre el
Dogo Argentino, son índice sintomático de que hemos obtenido el fin propuesto.
He tenido siempre una firme convicción de que es indispensable la gimnasia funcional para
mantener el instinto de cada raza. Los grandes conglomerados humanos, por razones
obvias, hacen muy difícil mantener el "habitat" en que un dogo puede desarrollar sus
cualidades de enemigo implacable de los depredadores de nuestra ganadería: el jabalí
europeo, puma, zorro colorado, jaguar, araguá-guazú, etc. Por eso mi preocupación actual y
desde hace muchos años, es mantener y acrecentar, en lo posible, el instinto cazador y
combativo del dogo mediante su acción en el campo y continuas luchas con las fieras que
mantenemos en jaulas apropiadas a tales efectos. Es así cómo nos es dado constatar que en
cada generación se va acrecentando su instinto cazador. Ya veremos oportunamente cómo
se conjugan la herencia ancestral con la gimnasia funcional, para que todos los seres de la
creación cumplan su cometido dentro de esta colmena que constituimos el conjunto de
seres, racionales o no, que poblamos el globo.
Pero el Dogo Argentino, además de cazador es un excelente guardián y no un "One man
dog", sino un perro de familia. Muchos aficionados los están enseñando para ataque y
defensa y diversas pruebas de obediencia, en cuyo aprendizaje dieron gran resultado.
Personalmente he hecho enseñar a algunos, con completo éxito, e inclusive han actuado en
demostraciones públicas, en exposiciones caninas y en instituciones privadas. De ahí que
algunas entidades oficiales, como Gendarmería Nacional, los están ensayando como
"Perros de guerra".
Esa es otra variante imprevista, en la que nuestros dogos
pueden tener otra útil aplicación como auxiliares del hombre de ciudad. Ello no sería
novedad, por otra parte, ya que otras razas europeas que en sus comienzos fueron
cazadoras, como el Gran Danés, Airedale Terrier, etc., se han convertido, con el correr de
los años, en perros de guardia y defensa.
El creador de la raza dice al respecto, en el artículo arriba citado: "La cualidad del valor es
indispensable también para el perro de guardia, que es otra finalidad del Dogo Argentino.
Hay la creencia de que el perro guardián es el que ladra o es capaz de morder a un descono-
cido. Con ese concepto, los perros de todas las razas son buenos guardianes. Pero, a mi
juicio, el perro de guardia debe ser algo más que todo eso; debe ser capaz de hacerse matar
haciendo presa en defensa de su amo o de su casa. De nada vale como guardián el perro que
ataca a un intruso si, al primer garrotazo o a la primera herida de puñal, abandona su presa a
los gritos. Tal animal no presenta ninguna seguridad para su dueño ni merece, en mi
concepto, el honroso nombre de perro guardián ". (Revista Diana, mayo de 1947).
El éxito de los dogos como perros de trabajo o guardia no es, pues, una sorpresa para
nosotros. Tiene en su ancestro las razas de caza, que le dan el instinto cazador, y razas de
trabajo que le dan la inteligencia y el instinto guardián. Quienes han tenido dogos en sus
casas, o han cazado con ellos, saben hasta qué punto ello es verdad.
Viendo el impacto que la nueva raza ha producido en el ambiente cinófilo mundial, se me
ocurre que al Dr. Antonio Nores Martínez, creador de la raza, le ocurrirá con el correr de
los años lo que a Brillan Savarin, autor del conocido texto "Fisiología del Gusto", traducido
a todos los idiomas del mundo, tan. apreciado y leído por los buenos "gourmets" de todos
los países civilizados.
Dice Savarin en el prólogo de dicha obra, que le costó mucho publicar su obra, porque tenía
escrúpulos respecto a lo que podría parecerles a los profesores de la Sorbona que uno de sus
colegas, también profesor de dicha Universidad, como era él, publicara un libro sobre, tema
tan banal. Sin embargo, han pasado muchos años desde
la aparición de dicho libro y nadie se acuerda que el Dr. Brillan Savarin haya sido un buen
profesor de une de las más famosas universidades de Europa, en cambio pocos ignoran su
libro sobre un tema tan banal y mundano pero que le dió nombre y permanencia a través de
los años, que suelen cubrir con el polvo del olvido la más grandes famas. ¡Sic Transit
Gloria Mundi! .
En igual forma me temo que, dentro de algunos años ya que es tanta la evolución de la
ciencia médica y tal enormes sus progresos, nadie sepa que el Dr. Antonio Nores Martínez
fué un gran cirujano, un buen profesor universitario, un estudioso de la ciencia médica y un
caritativo profesional, que hizo de la medicina un apostolado, pero se perpetuará a través de
los años como el creador del valiente Dogo Argentino, la primera raza argentina de perros,
y los estudiosos de la cinofilia encontrarán su nombre en las enciclopedias caninas y en
todo los libros relacionados con la materia. Como recordamos ahora los nombres de
Arkright como creador del Pointer del Cap. Graham del Galgo Irlandés, los hermanos Do
berman como creadores de esa variedad de Pincher, e duque de Gordon por la variedad
negra y fuego del Setter Laverack por el Setter Inglés, James Hinks por el Bull-terrier, etc.
Y así como en Brillan Savarin fue su "hobby" de la comidas y la buena mesa lo que
perpetuó su nombre no la Sorbona, en el creador del Dogo Argentino será estos fieles y
nobles irracionales los que evitarán que con el devenir del tiempo el polvo del olvido cubra
su nombre..
En el texto de este pequeño tratado el lector encontrará, dividido en capítulos, el por qué de
la nueva raza, qué motivos nos llevaron a ella, de qué medios nos hemos valido para su
creación, qué razas han intervenido en su genética, qué fin práctico se ha buscado al hacer
la raza, cuál ha sido el resultado obtenido, su utilidad como "herramienta de trabajo" en la
lucha contra las especies depredadoras de nuestra ganadería y como guardián de nuestros
hogares de ciudad o de campo. Agregamos finalmente algunas palabras sobre educación del
Dogo en el hogar y su enseñanza en el campo.
Nuestra. pasión han sido los perros en general, sobre todo las razas de caza, y el Dogo
Argentino en particular. Ellos fueron una constante en nuestras vidas. Al declinar de
nuestra existencia, continuamos manteniendo intacto este entusiasmo y este amor sin
dobleces por ese gran compañero del hombre. Pasión noble, desinteresada y pura que nos
significó pesada tarea, renunciamiento a comodidades y hasta verdaderos sacrificios, pero
que también nos ha deparado esas satisfacciones hondas y sublimes que nos reconcilian con
la vida.
Por eso estimo oportuno concluir este prólogo haciendo mías las palabras de mi hermano
Antonio, cuya presencia espiritual flota entre las páginas de este libro, concluyera una
conferencia que dió el 28 de septiembre de 1947 en ocasión de una muestra de perros de
caza organizada por el Centro de Cazadores de Buenos Aires, en el local central de la
Sociedad Rural Argentina, en calle Florida, y en que por primera vez fueron expuestos en
Buenos Aires ejemplares de esta raza. Decía en aquella oportunidad el creador de la misma:
"Al propulsor de una idea se le puede tolerar que se embandere en ella,
porque la pasión es el motor, es la fuerza propulsiva de las ideas; las ideas que nacen sin
pasión, nacen muertas. Por eso la historia de la humanidad es la historia de la pasión
humana; la biografía de sus grandes figuras es también la biografía de sus grandes pasiones
Nuestra pasión, desde la más tierna edad, casi diría desde que tenemos uso de razón, fueron
los perros. A ellos nos consagramos en los instantes libres que nos permitió el carácter
absorbente de la función judicial .que desempeñamos tantos años. En estas páginas, el
aficionado a la cinofilia encontrará hasta qué punto hemos sido fieles a nuestra pasión,
concretando en una obra útil nuestro amor al más fiel amigo del hombre. Aquí encontrará el
lector cuál es el fruto de nuestra pasión cinófila.
Cabe agregar en esta nueva edición, que debo al entusiasmo cinófilo del editor don Roberto
Canevaro, quién ha demostrado su entusiasmo argentino y a nuestra primer raza criolla, mi
agradecimiento a él y a mi viejo y gran amigo el Doctor Antonio Benitez, que ha sabido
robar su precioso tiempo a la política, la cátedra universitaria, su estudió jurídico y sus
tareas rurales para leer con detenimiento mi libro y corregirme los errores cometidos en la
primér edición. Para ambos, pues, mi cordial agradecimiento.
CAPITULO PRIMERO
Creo oportuno comenzar este capítulo con palabras del creador del DOGO ARGENTINO,
en que explica y justifica la creación de la nueva raza. Decía en la conferencia citada en el
capítulo precedente: "Ninguna especie de la creación, ha sufrido tanto las consecuencias de
las leyes de la evolución como la especie canina. Su fidelidad al hombre desde la
prehistoria, hasta nuestros días, le ha hecho adquirir una admirable facultad de adaptación a
los cambios ambientales y geográficos creados por las necesidades que la lucha por la vida
impuso a su amo, cuando no por las grandes conmociones geológicas o bien en virtud del
propio capricho humano.
¿Quién no ha observado la enorme diferencia morfológica que existe entre un corpulento
perro de raza Gran Danés y el diminuto de Pekin? ¿Entre el esbelto y aristocrático Irish
Wolf Hound y el acondroplástico Dachshund, entre el hermoso pelaje de un Setter y la piel
desnuda de un pila?
¿No hay acaso más diferencia entre la morfología de las razas que acabamos de comparar,
que entre las que existen y distinguen un león de un tigre, una llama de un guanaco o entre
un antropoide y un ser humano de la raza primitiva?
¿A qué se debe que entre ejemplares de una misma especie y sólo en esta especie de la
extensa escala zoológica, pueda haber diferencias tan grandes, que superan a las que
separan especies distintas?
Sólo hay, señores, una respuesta a este interrogante. Se debe a esa magnífica facultad de
adaptación que tiene la especie canina, adquirida siguiendo a su amo a lo largo de todas las
edades de la historia, por todos los senderos del planeta y a la intemperie de todos los
climas de la tierra, para servir con igual abnegación, a un amo de todas las razas, de todos
los caracteres y de todas las culturas.
Esa magnífica adaptabilidad de la especie canina a los cambios ambientales o paratípicos,
ya sea en el psiquismo o en la morfología, siguiendo los caminos biológicos de la evolución
o bien el opuesto de la involución, es lo que ha permitido el desarrollo del inmenso número
de razas y variedades caninas que conocemos hoy, unas fijadas en selección natural, las
otras por el hombre, ya fuera con fines prácticos o para adorno y compañía, cuando no por
capricho y hasta se podría decir, para algunas de ellas, por una evidente aberración del buen
gusto humano. De todas por igual, siempre con idéntica fidelidad, al servicio del amo y
señor más tirano que conoce la creación: el hombre, al que sirve con igual sumisión, tanto
el de aristocrático pedigree como el humilde hijo de nadie.
Aprovechando esta fácil adaptación de la especie y esa ductilidad a la selección humana,
me propuse fijar una nueva raza de perros, que reuniera las condiciones necesarias para ser
el perro útil para la caza mayor en nuestro país. Porque en nuestros bosques impenetrables
y vírgenes las condiciones de la caza son muy diferentes a las que se realiza en los coto de
caza de Europa, lugar donde fueron seleccionadas las razas que importamos para estos
usos. Aquí cazamos en montes abiertos, de inmensas extensiones,
donde a veces hay que recorrer los senderos arrastrados cuerpo a tierra y las tropas de
jabalíes, sean autóctonos o importados, o bien el puma o el tapir, cuando ha oído la
vecindad de la jauría, si no fueron apresadas en el momento del encuentro con ésta, inútil
pretender atraparlos nuevamente,. donde hay miles de hectáreas de por medio. Todos los
intentos del cazador y los perros serán en vano.
Entonces, ¿qué cualidad debe tener el perro para esta clase de caza? En primer lugar debe
ser un perro que bata el monte en silencio y que sólo se haga oír sobre la pieza, porque
cuando haga lo de los Foxhound u otras razas de montería, que empiezan a aullar cuando
encuentran el rastro, el cazador que lo sigue puede estar seguro que no cobrará ninguna
pieza, porque el aullido de la jauría pone sobre aviso a los animales, los que huyen a
muchas leguas de distancia.
En segundo lugar debe ser un perro de buen olfato, pero que ventee arriba, como el Pointer,
y no sobre el rastro, porque en la caza del puma, por ejemplo, éste, para engañar a los
perros hace círculos al huir y vuelve sobre su propio rastro. Otras veces trepa a un árbol, el
molle, por lo común, y salta a la distancia, o bien franquea de un salto un precipicio,
dejando a los perros que lo siguen por su huella, remolineando confundidos.
En cambio, cuando el perro sigue al animal venteando, no hay posibilidad que lo engañe y
la treta conocida del pecarí de separarse de la tropa, quedando escondido entre matas,
mientras la jauría persigue a los que huyen, resulta inútil si el perro ventea a la fiera.
. Por esta razón es común oír a la gente de campo donde hay pumas, que el mejor perro
leonero es el Pointer o su mestizo, porque lo encuentra en seguida y lo empaca, y el
cazador puede darle el tiro de gracia.
En tercer lugar debe ser un perro ágil más de lucha que de velocidad porque al jabalí, al
puma o al pecarí, lo alcanza cualquier perro que no sea muy pesado. Y por
Los dogos, Toro del Chubut y Gitana del Chubut sujetan al jabalí.
último, debe ser valiente, por sobre todas las cosas. Al encontrar al puma o al chancho
montés, debe hacer presa, aunque éste lo hiera, y ser capaz de sujetarlo él solo, porque en
nuestras cacerías, dada la extensión de este país, no es posible viajar cientos de kilómetros
llevando jaurías de veinte o cincuenta perros. Esto ni es práctico, ni es cómodo para
nosotros.
Esta cualidad del valor la considero fundamental, porque aquí donde hay tanto campo
virgen, no se puede seguir de a caballo la jauría, porque apenas si se puede entrar de a pie.
No sacamos nada con que los perros empaquen la presa lejos de nosotros, si es imposible
llegar a ultimarla. Lo práctico es que, al encontrarla, la "estiren", como decimos los
provincianos, es decir, que hagan presa de inmediato.
En cuanto a la talla del perro, como los senderos de nuestros montes son muy bajos,
resultan más prácticos los perros de talla media, pero como en la selección de las razas hay
que elegir los ejemplares más fuertes, conviene para la cría, elegir los de mayor talla y
peso, porque criados en el campo, por exceso de trabajo y mala alimentación, siempre se
reducen de tamaño. Esta es la razón del viejo aforismo: "La talla entra por la boca".
He transcripto estas palabras, pronunciadas hace más de veinte años, porque constituyen
una síntesis de la respuesta al título de este capítulo. Dentro de estas cualidades anotadas,
considero por mi parte como de singular significado, la del valor a toda prueba, que es
indispensable para que el perro aguante a pie firme, por un rato, sin
Desde su más tierna edad, el Dogo Argentino, muestra su instinto cazador. Aquí vemos a
Neuquén del Chubut (RPlra N° 9 - RGDA 217) propiedad del Dr. Benito Fernández, en
lucha con un cachorro de jabalí.
rendirse y sin aflojar, todas las embestidas, zarpazos, colmillazos y desgarraduras que
reciba del animal salvaje, para que el cazador pueda acercarse al campo de acción y ultimar
a la fiera desde corta distancia, sin peligro alguno.
Esa reciedumbre del Dogo Argentino hace que dentro del monte resulte de gran velocidad,
en relación a otros perros de distintas razas de caza mayor, porque al no sentir los
pinchazos de las espinas, arañazos de los matorra!es y golpes de palos y troncos, avanza
más directamente a la presa y por lo tanto más rápido que otros perros que se resienten por
las heridas y contusiones por su mayor sensibilidad, lo que los obliga a buscar sendas más
limpias y fáciles de recorrer, pero lógicamente más largas, porque dan más vueltas.
En resumen, nuestro perro para montería debe ser silencioso, nunca ladrar al rastro. Una
larga experiencia al respecto nos enseña que basta un perro "bochinchero" -como dice la
gente de campo- entre la jauría, para que la cacería fracase, por las razones que hemos
dejado apuntadas y que sería obvio repetir.
Maleva del Chubut, primer dogo que obtuvo el título de Campeona Argentina con su
propietaria Srta. María Martha Cuelli
El jabalí está vencido, pero el Dogo Argentino, ha rendido su tributo como soldado de
frontera. El de adelante, está muerto a consecuencias de las heridas que recibió en la
lucha.
Debe ser ágil, fuerte y sufrido, lo que equivale a rápido en los montes por las razones que
dejamos expuestas. De buen olfato, pero "venteador" y no rastreador, y valiente a carta
cabal, capaz de pelear hasta la muerte, como ya les ha— ocurrido a los dogos tantas veces.
Las razones de estas condiciones sine-cua-non para el perro útil en el campo, las hemos
expuesto y justificado con fundamentos precedentemente.
Deben reunir en sí las condiciones necesarias para que cuatro o cinco perros constituyan
una jauría suficiente para dominar con facilidad un jabalí europeo de 200 kilos o más, y uno
solo sea capaz de dar cuenta de un zorro colorado, un aguará-guazú o un puma, como lo
están haciendo a diario nuestros dogos criollos.
Nos habremos ahorrado así las jaurías de cincuenta perros a que se refiere Mr. Harrison,
o las de sesenta a ochenta referidas por René Valette o Teodoro Roosevelt y cuyas
opiniones hemos citado anteriormente
CAPITULO TERCERO
RAZAS QUE HAN INTERVENIDO EN LA
FORMACIÓN DEL DOGO ARGENTINO
Para formar una raza de perros que reuniera las condiciones que hemos especificado en el
capítulo precedente, fue necesario buscar y valernos de las razas que hubieran conservado,
lo mejor posible, algunas de sus condiciones típicas y que fueran capaces de transmitir a sus
descendientes.
Pero era necesario, primero, partir de alguna base que tuviera al menos una de las
condiciones esenciales, para ir después agregando las distintas razas, que deberían
transmitir a sus descendientes las cualidades innatas, dentro del biotipo, hasta obtener esa
especie de "cocktail" canino que se buscaba.
Al mismo tiempo la continua ejercitación, tanto en cacerías como en luchas individuales
contra fieras que a tales objetos manteníamos y mantenemos aún en jaulas apropiadas, iba
afianzando los caracteres atávicos y sumando a la herencia de sangre el ejercicio o gimnasia
funcional correspondiente.
La base fue el viejo perro de pelea cordobés. En Córdoba, en los siglos pasados y hasta los
comienzos del presente, estaban muy en boga los combates de perros. Eran como las riñas
de gallos, una tradición heredada de la época de la
Lucha de entrenamiento del dogo Yuca de 11 meses de edad, de propiedad del Sr. Edgardo
Alán Gil de la Provincia de Jujuy
.
colonia, que había arraigado fuertemente en dicha provincia. En sus aledaños se realizaban
todos los fines de semana peleas de perros, en las que se hacían grandes apuestas. Para
dichos combates se usaba una mezcla de Mastín Español con Bullterrier, cuando no de
Bullterrier puro mezclado con el Bulldog Inglés. Hubo también a comienzos de siglo una
cierta infusión de sangre Boxer o "Bulldog Alemán", como allí se apodaba a esta noble
raza.
De esa mezcla de sangre se fue formando, por selección natural, el tipo de "perro de
pelea",. que llamaremos "Viejo perro de pelea Cordobés", animal extraordinario para el
combate, de valor y resistencia tremendas para la lucha; morían peleando, no rehuían el
encuentro jamás pero carecían de olfato y velocidad y su ferocidad para sus congéneres los
tornaba inútiles para la caza, ya que se
peleaban entre ellos y era imposible cazar con dos o más y, menos en jauría.
Pero esta raza primitiva tenía en sí dos cualidades primigenias y esenciales. Una excelente
herencia ancestral: Mastín, Bullterrier, Bulldog Inglés, Boxer; y una gran gimnasia
funcional, ya que los rudos combates a que eran sometidos de generación en
generación, fueron acrecentando cada vez más su valentía original.
Al viejo perro de pelea Cordobés, que era casi siempre blanco y algunos con manchas
barcinas, se le fue dando en distintas corrientes de sangre, para evitar las consanguinidad, el
Gran Danés Arlequín o Dogo de Ulm, con el objeto de darle más alzada y buena cabeza. El
Bulldog Inglés, Boxer y Bullterrier, para acrecentar su valor, intrepidez, resistencia,
insensibilidad al dolor y tenacidad en la lucha, contribuyendo también el Boxer, con su
vivacidad e inteligencia, a darle la capacidad de asimilación de las lecciones cuando el
Dogo se destina a perro de ataque y defensa, o como guía de ciegos a que se los está
destinando con mucho éxito.
Los cachorros Zoila y Primitiva muestran su pertinaz mordida colgadas de una cuerda.
Propiedad ambas del Sr. Victor Valiño.
El Mastín de los Pirineos, que importamos de los Estados Unidos a tales efectos, les dió
tamaño, rusticidad, olfato, acentuó el manto blanco, le dió fuerza y resistencia y en especial
esa adaptación a todos los climas, típica en esa raza de montañas.
El Pointer Inglés es el principal responsable del olfato del Dogo y a él se debe la cualidad
de venteo que lo caracteriza y que le evita rastrear con la nariz en el suelo,
como los "Hounds" y Bassets, con lo que se desorientan y tardan más en llegar a la pieza.
El Irish Wolf Hound les ha dado velocidad y es, junto con el Gran Danés y el Dogo de los
Pirineos, a quién debe el Dogo su talla. El Dogo de Bordeau, quizá no muy puro, que había
en Córdoba y que también se usaba para peleas, se introdujo asimismo, por su fuerte
mandíbula, su potente cabeza y su gran valor,
Para evitar los efectos nocivos de la consanguinidad fue menester formar varias familias,
que surgían de dos grandes ramas que el creador llamó la familia Araucana y la familia
Guaraní. Fueron también muchos los ejemplares de cada raza que se usaron para los
servicios (ver diagrama adjunto).
Con el correr de los años y al extenderse las ramas del tronco común, se fueron abriendo las
corrientes y ya no hubo peligro de los excesos de consanguinidad. Igualmente en las líneas
de Bullterrier hubo que traer otra sangre, porque un extraordinario peleador de esa raza que
trajimos a Córdoba desde la ciudad de La Plata, era sordo. No obstante ese defecto, lo
vimos tan valiente para la lucha y era tan hermoso físicamente, verdadero gladiador de la
especie canina, que lo usamos de padre. A la tercera generación vimos las nefastas
consecuencias en algunos herederos sordos, por lo que hubo que recomenzar con esa rama
con otros Bullterríers de buen oído.
Esa larga experiencia se hizo en el transcurso de muchos años y muchas generaciones,
y siempre bajo el control científico, reservándose para crías' a los ejemplares que más se
acercaban al standard de la raza, que redactó el Di Antonio Nores Martínez en 1928 y que
por primera vez se dió a publicidad en la revista Diana, mayo de 1947, y
que es el adoptado por el Club de Criadores del Dogo Argentino, que es el mismo aprobado
por la Sociedad Rural y la Federación Cinológica Argentina.
Al mismo tiempo que se iban introduciendo las nuevas razas y añadiendo al viejo perro de
pelea Cordobés inyecciones de sangres distintas, se iba sometiendo cada ejemplar
CAPITULO CUARTO
CABEZA
dejamos apuntado anteriormente, que hay una relación morfo-funcional, ósea que cada tipo
de cabeza se adapta a una determinada clase de trabajo.
Para no incurrir en un equívoco muy frecuente en los standards de algunas razas y para
explicarnos mejor, diferenciaremos lo que es cabeza de lo que es cráneo en el perro.
El cráneo es el macizo óseo formado por los huesos: frontal, hacia adelante, parietales y
temporales a los costados; occipital hacia atrás y etmóides y efenóides hacia adelante y
abajo.
Es decir, que no es más que la tapa ósea que cubre el cerebro, el cerebelo y el bulbo
raquídeo en su porción protuberancial o ístmica, desde el punto de vista anatómico.
En cambio el concepto de cabeza engloba no sólo e cráneo propiamente dicho, sinotambién
también el maciso óseo facial, o sea el hocico, formado por los huesos propios de la nariz,
que en el perro adquieren gran desarrollo; el maxilar superior (muy desarrollado en las
razas de rastreo), el malar y, por atrás, marcando el límite posterior de la cara, el etmoides y
la rama ascendente del maxilar inferior. Es decir que cuando hablamos de CABEZA de un
Dogo,
Figura 2
Cráneo de Dogo Argentino visto de frente. A.O.E. línea que une la apófisis orbitaria
externa del frontal. Está a igual distancia de O (Occipucio) que de B.A. (Borde alveolar).
Figura 3
Cráneo de Galgo, visto de perfil. A.O.E. Apófisis orbitaria externa del frontal. O.
Occipucio. B.A. Borde alveolar del maxilar superior.
Observar el predominio de la longitud de la cara, sobre la longitud del cráneo. El maxilar
inferior es una palanca muy débil, porque P (la potencia), está muy lejos de R (la
resistencia).
Figura 4
Cráneode galgo visto de frente & Línea que une las apófisis orbitarias del frontal, está
A menor distancia de O (Occipucio) que de B.A. (Borde alveolar del maxilar superior).
Figura5
Cráneo de Bull Dog, visto de perfil. A.O.E. Apófisis orbitaria externa, está más próximo
del borde alveolar (B.A.) que del occipucio (O).
Figura 6
Cráneo de Bull Dog, visto de frente. A.O.E. línea que une las apófisis orbitarias externas,
más cerca del borde alveolar (B.A.) que del occipucio (O).
a) Tipo Dolicocéfalo, o alargado, son aquéllos en los cúales la longitud del macizo óseo-
facial (medido desde el occipucio hasta el borde alveolar del maxilar superior mayor que la
longitud del cráneo medido entre los puntos más extremos de las arcadas cigomáticas de
cada (figs. 3 y 4).
b) Tipo Braquicéfalo, o ancho, que es lo contrario que el anterior, es decir, que la longitud
del macizo óseo-facial (medido desde el occipucio hasta el borde alveolar del maxilar
superior), es menor que la longitud del cráneo (medida entre los puntos más extremos de las
arcadas cigomáticas de cada lado (figs. 5 y 6).
c) Tipo Mesocéfalo, en las que ambas medidas son prácticamente iguales (figs. 1 y 2).
Al primer grupo pertenecen todas las variedades de galgos, terriers, y hounds. Al segundo,
el Bulldog (Inglés y Francés), Boxer, Pekinés, San Bernardo, Mastin Inglés y Español,
Mastin de los Pirineos, Bullmastin, Dogo de Bordeaux y el terrier de Boston, que es el
único terrier con cabeza de braquicefálico. Al tercer grupo pertenece el Dogo Argentino.
Hay otras razas que son también meso-cefálicas, pero razones de perfil y forma, hacen que
tengan una cabeza diferente a la del dogo.
Las principales diferencias entre las cabeza del Dogo Argentino y las de otras razas también
mesocefálicas, pero de tipo olfativo, como las del Pointer, Setter, algunos Spaniels y
Bracos, estriban en que el dogo suma a su fuerte musculatura el carácter masticador de sus
mandíbulas y su perfil convexo-cóncavo, frente al recto cóncavo que ostentan las razas
precitadas, como lo hemos visto más arriba al estudiar los perfiles de los cráneos caninos.
El Dogo Argentino tiene los arcos cigomáticos muy separados del cráneo, de manera que la
fosa temporal resulta más amplia, prestando inserción al músculo temporal, uno de los
principales masticadores, que en esta raza, por el biológico principio varias veces citado en
este trabajo que "la función hace al órgano", está sumamente desarrollado.
Este desarrollo de los músculos masticadores, sumado a la conformación del maxilar
inferior que analizaremos de inmediato, es lo que permite a nuestros dogos mantener la
mordida sobre la presa, durante mucho tiempo.
El maxilar inferior es una palanca de tercer grado, cuyo punto de apoyo está en la
articulación cóndilo temporal, la potencia en la inserción de los músculos maseteros y la
resistencia en las arcadas dentarias. Es sabido que cuanto más corta es la distancia que
medía entre la potencia y la resistencia, mayor será la fuerza ejercida por la palanca. Es por
eso que el Bulldog, el Boxer, el Mastín, etc., que tienen prognatísmo inferior, o sea
mandíbula inferior excedida en largo a la superior, están dotados de gran fuerza mandíbular
(fíg. 7), mientras el galgo, con sus débiles y largos maxilares (fíg. 8), carece de mandíbula
fuerte y mordida tenaz, no obstante lo cual dichos maxilares, que usa a manera de pinza de
largos brazos, le son muy útiles en su aptitud de cazador, permitiéndole hacer presas a la
carrera.
En nuestros dogos se ha buscado un equilibrio entre estos dos tipos de maxilar inferior (fíg.
9). Es potente porque sus músculos mastícadores se insertan firmemente en huesos
craneales bien desarrollados, pero son sus arcadas dentarias, bien coincidentes, lo que
redunda en una boca amplía, que "no se llena de presa", lo que obliga a soltar o aflojar la
mordida, por asfixia.
El dogo tiene además los labios recogidos, y nunca colgantes, como el Bulldog, Bullmastín,
Bloodhound, etc. porque al colgar el labio superior, hace de válvula a la inspiración,
impidiendo la respiración supletoria que se realiza por las comisuras labiales.
Ello es muy necesario, porque debemos recordar que el perro no transpira por carecer de
glándulas sudoríparas en el cuerpo, pues como dijo Víctor Hugo, el perro "es un animal que
ríe con la cola y suda por la lengua".
Durante el trabajo muscular, el perro necesita combatir la hipertemia producida por el
consumo exagerado de glucógeno muscular en el esfuerzo, y regula su temperatura
orgánica dentro de los límites compatibles con la vida, regulación que la realiza eliminando
por la respiración gran cantidad de vapor de agua (polisnea reguladora). Por esta razón se
los ve durante la fatiga eliminar gran cantidad de agua por las fauces y que los profanos
confunden con saliva, pero que no es más que la condensación del vapor de agua eliminado
por el pulmón.
Si el perro no puede realizar, durante el acto de la presa esa respiración supletoria por las
comisuras labiales, sea porque tiene una mandíbula muy corta o bien porque lo labios
péndulos le hacen de válvula obstructora en la inspiración, llegará un momento en que el
animal debe largar o morir.
.
Como explicación científica de estos hechos, conviene recordar las siguientes experiencias
fisiológicas clásicas. Si nosotros colocamos un perro en una jaula de piso móvil e
imprimimos al mismo un movimiento moderado, el animal empezará a trotar con un ritmo
adecuado a la velocidad de piso de la jaula, abrirá su boca y empezará a respirar con mayor
frecuencia, haciendo un movimiento rítmico de la lengua, es decir, realiza un polisnea
compensadora, para aumentar el suministro de oxígeno que le exigen las combustiones
musculares del esfuerzo y al mismo tiempo para eliminar gran cantidad de vapor de agua
como medio de refrigeración orgánica. Pues como las combustiones orgánicas son
esotérmicas, elevarían enormemente la temperatura de animal a límites incompatibles con
la vida, porque producirían la coagulación de las albúminas y la muerte de los protoplasmas
celulares. Al eliminar el vapor de agua por la respiración, ejecuta un acto de regulación
térmica, es decir que el perro "transpira por las fauces", que es lo que hizo decir a Víctor
Hugo la frase expresada anteriormente.
Kob de las Pampas considerado ejemplar típico de la raza nótese la comisura labial por
donde realiza la respiración supletoria.
EL VIEJO DOGO
Perfil del Dogo Argentino: Notable trabajo del escultor Atilio Morosin, autor entre otras
obras de arte de los monumentos al General Roca, Dr. Joaquín González en Neuquén,
Monumento al Inmigrante en Cipolleti
etc., donde hay una atrofia del sentido del olfato y del desarrollo del maxilar superior, es
decir, un cráneo de tipo "masticador" (fig. 11).
Este fenómeno está dentro del principio de biología general, enunciado hace más de un
siglo por Jofrei de Saint Hilaire como "Ley de las compensaciones", y posteriormente por
Viola como "ley del antagonismo morfo ponderal", que dice: "Cuando un órgano
determinado adquiere gran desarrollo, sufre una involución otro órgano con él relacionado".
Estas son, a grandes rasgos, las razones por las que al dogo se le ha procurado una cabeza
del tipo mesocefálica, que, vista de perfil, es convexo-cóncava, es decir cráneo convexo y
cara cóncava hacia arriba, o sea que tiene cráneo de masticador y cara del tipo olfativo, lo
que se completa con una total coincidencia de las arcadas dentarias, sin prognatismo alguno
(fig. 1 y 2).
CUERPO
El cuerpo del dogo tiene características propias, de tal forma que quien haya visto una vez
un Dogo Argentino, no lo olvidará jamás. En primer lugar, de su tamaño -60 a 65 cm de
altura y 40 a 45 kilos de peso-, de color completamente blanco y pelo corto, es la única raza
en el mundo.
Maricar Repetur de Corli con su Dogo Lince de Chubut.
Además su aspecto exterior da una sensación de potencia, energía y fuerza que impresiona
por el contraste con su expresión de amistad y mansedumbre. Posee un cuerpo
perfectamente balanceado, de manos rectas y de remos prepulsores bien arqueados y
potentes y con angulaciones para la carrera. Cuello musculoso, cola gruesa y naturalmente
caída hasta los corvejones, su sola presencia da la sensación de un perro de gran potencia,
resistencia y fuerza física, pero ágil y ligero.
Así como hemos clasificado los cráneos en tres diferentes grupos, así también los cuerpos
responden a diferentes tipos, que en general se distinguen, aquellos en que predomina la
longitud, llamados longilíneos, o dolico-morfos; los brevilíneos o braqui-morfos y, por
último, los que mantienen la armonía en sus proporciones, o meso-morfos o normo-tipos;
Según la talla, pueden ser microtálicos o de talla pequeña, mesotálicos o de talla mediana, y
macrotálicos o de talla grande.
Entendiendo que el perro de presa, a semejanza del atleta, debe guardar un "canon", que
desde el punto de vista morfológico es armonía en la proporción y desde el punto de vista
funcional es euritmia, o sea normal correlación orgánica que se traduce por una mayor
capacidad de fuerza, se ha tratado de que el Dogo Argentino sea un mesomorfo o normo
tipo y un macrotálico, dando preferencia a los de mayor talla, sin llegar al gigantismo, es
decir, que tenga capacidad física y cuerpo de tamaño apropiado para luchar con nuestros
grandes carniceros o súnidos, pero sin el excesivo tamaño que resulta un grave
inconveniente para la lucha en el monte tupido o para correr en la montaña.
Dogo del Chubut (RP2da. 14) con su propietario el Sr. Victor Valiño.
El Dogo Mancha del Chubut, propiedad del Sr. Rivero, de Córdoba, primer Dogo que
obtuvo el título de campeón argentino
COLOR:
El color blanco les ha sido impuesto a nuestros dogos como una necesidad, dentro de la
función de perro cazador que debe cumplir. En efecto, para cazar con nuestros
dogos hay que salir de a caballo y recorrer el campo, las montañas y los bosques de grandes
extensiones y en lugares deshabitados.
"The Book of the Dog", en un artículo sobre el Foxterrier pelo corto, escrito por Croxton
Smith, que: "Los criadores del Foxterrier, que fijaron la raza, con el propósito de criar un
terrier que no pudiera confundirse con el zorro, se concentraron en sacar crías de los que
eran más blancos".
PELO:
Respecto a la calidad y largo del pelo, hemos procurado el. pelo corto como en los
Bullterrier, Boxer, Pointer, Gran Danés, Bulldog, etcétera, y no el largo del Mastin de los
Pirineos o del Galgo Irlandés -todos antecesores del Dogo- porque en nuestros montes del
norte y sur del país, ese pelo los defiende mucho de las garrapatas, pulgas y de cualquier
otro insecto que los perjudique, así como evita que se les enriede el cardo, cepacaballo y
demás yuyos con espinas pegadizas. Se defiende mejor del calor, se secan en seguida
cuando se han metido al agua y son también, .con su pelo corto, más limpios y nunca tienen
ese característico "olor a perro" que suelen tener los de razas de pelo largo cuando no son
cuidadosamente bañados y peinados como se hace con los perros de ciudad.
No obstante su pelo corto, soportan muy bien bajas temperaturas, ya que viven
perfectamente en nuestra cordillera del sur, e inclusive en Tierra del Fuego se desarrollan y
multiplican bien y cumpliendo a la perfección su función de cazadores, viviendo a "plain
air" sin inconvenientes. Lo mismo ocurre en el caluroso norte de nuestro país, donde las
altas temperaturas no lo afectan. Su pelaje es muy parecido al de su antecesor del
Bullterrier, respecto al cual afirma Clifford Hubbard, en su libro "Dogs in Britain": "En
India es una de las pocas razas británicas que puede soportar con salud, el clima... y las
garrapatas"
El Dogo Argentino tuvo su origen en la provincia de Córdoba de clima templado. No
escapa a mi criterio que después de muchas generaciones desarrolladas en el norte tropical -
Misiones, Formosa, Chaco- y en las frígidas estepas patagónicas -Santa Cruz, Tierra del
Fuego- o en la cordillera de Neuquén, Río Negro y Chubut, llegará un momento en que se
harán sentir, en_ la constitución física del Dogo, especialmente el largo del pelo, las
influencias climáticas y agrológicas. Surgirán en el correr de los años variedades de dogos
con distinto pelaje.
Por ahora hemos mantenido el standard de la raza y evitando esa influencia con el continuo
intercambio de ejemplares entre los diferentes climas argentinos. Asimismo, el trabajo de
campo suele achicar los perros, pues con el exceso de ejercicio, cuando se los saca desde
muy pequeños, siguiendo el caballo días enteros, como suelen hacer nuestros peones de
campo, si bien eso les da una gran experiencia y los habilita como perros cazadores, les
desarrolla el olfato, les da fuerza y resistencia, les evita y paraliza el armónico desarrollo y
el llegar al completo índice de altura, conforme al standard, porque el esfuerzo exagerado
les osifica los cartílagos antes de que los huesos obtengan su completo desarrollo.
En hermanos de una lechigada hemos notado gran diferencia de desarrollo entre los que
quedaron de guardianes en casas de familia, y por supuesto muy bien comidos, y los que en
estancias fueron sometidos a intensivos y
Abrojo del Chubut, criado por el autor y propiedad del Sr. Rubèn Passet Lastra
quizás excesivos trabajos de campo, siguiendo por horas y horas tras los caballos de los
peones. Sin embargo estos últimos continúan dando excelentes crías, por lo que resultan
siempre buenos como reproductores, ya que los
Gualicho del Chubut, RGDA N° 9.1. Propiedad del señor Valentín Feilberg.
hijos criados en buenas condiciones adquieren el tamaño normal de la raza.
Otro resultado, como consecuencia de la calidad y constitución del suelo, agrológica,
respecto al Dogo, se muestra en la conformación de los pies. En la zona pantanosa y de
suelo blando en la pampa húmeda, el pie se les alarga y toma la forma que los ingleses
llaman "hare foot", o sea pie de liebre, con dedos alargados, mientras en el terreno duro
como la cordillera o pedregosos, se les hacen manos y pies de los que los ingleses llaman
"cat foot". es decir, pies de gato, de dedos recogidos. El pelo también con el frío se les hace
mas duro y -largo, lo que prueba esa admirable adaptación- del perro a todos los climas a
que se refería el creador de la raza, en la conferencia ya citada.
Ello me hace pensar que con el correr de los años se irán formando diferentes tipos de
dogos en lo que respecta al largo del pelo, que se adaptarán a los distintos climas de nuestra
patria, como ocurrió con otras razas europeas. Y ello será consecuencia de la enorme
extensión de nuestro país, que abarca de norte a sur todos los climas de la tierra.
Es lógico que un perro de Noruega o Suecia tenga distinto pelo que el de uno del mediodía
de España o Italia. Por eso el distinto largo y calidad diferente del pelo de un Elkhound o
Siberian Husky, de un perdiguero de Burgos o un galguito italiano, que se formó en el
clima cálido de Nápoles y Sicilia, o entre un Deerhound con pelo adaptado a las highlands
de Escocia y el de un Greyhound hecho al clima benigno y las suaves praderas de
Swaffham o Ashdown.
Y llegará el momento en que con el correr de los años, habrá también Dogos Argentinos de
pelo largo, hecho al clima y suelo de nuestra cordillera sureña o las estepas patagónicas,
como hay Dachshund, Galgos, Pointer Alemán, San Bernardo o Collie de pelo largo y
corto, habiendo perfecta distinción entre esas dos variedades, dentro de cada raza.
Pero esa tarea y su selección queda para otras generaciones que vendrán después de
nosotros. Los creadores y criadores actuales nos conformamos con haber fijado la nueva
raza del Dogo Argentino de pelo corto y haber obtenido su reconocimiento por las
instituciones madres de la cinofilia argentina.
Pero no negamos que otros que nos sigan en la pasión cinófila puedan hacer para la zona
fría una variedad del Dogo Argentino de pelo largo, tarea en la que tanto les ayudaría
nuestro clima del sur. Pero esa es obra que dejamos para el empuje de otras generaciones,
que sin duda nosotros no veremos, pero nos sentimos felices pudiendo decir, con lo ya
realizado: Misión cumplida.
CAPITULO QUINTO
En el Dogo Argentino, sin embargo -y hay mil pruebas de ello- prima el instinto combativo
al de conservación y así los hemos visto ser gravemente lesionados, y aún morir, sin ceder
en la lucha (págs. 48 y 92). El creador de la raza hizo demostraciones ante colegas
profesores universitarios, probando que en el viejo perro de pelea cordobés, el instinto
combativo era superior al instinto genésico. Colocados frente a frente una hembra en celo
con un macho, se trenzaron en lucha a muerte olvidados de la diferencia de sexo. He debido
trabajar penosamente, durante muchas generaciones de dogos, para quitarles ese instinto
combativo que tienen en su ancestro.
En el capítulo octavo traemos a conocimiento del lector algunos casos, extraídos entre
cientos, con citación de lugares y actores, donde consta hasta qué punto llega el valor de
nuestros dogos para la lucha.
En un artículo que publiqué en la Revista "Caza y Pesca", número de junio de 1965,
contestándome a una pregunta que me hacía en el título: ¿"Es el Dogo Argentino un perro
feroz? ", expreso algunos conceptos que, por encuadrar en este tema, los reitero aquí. Decía
en aquella oportunidad: Muchos aficionados a los perros me han formulado la pregunta con
que titulo este artículo. Sin duda les surge la pregunta al enterarse de la forma en que son
capaces de luchar hasta la muerte, del valor, decisión y temeridad -inconciencia estoy por
decir- con que acometen al jabalí o puma o cualquier otra fiera contra la cual su amo los
anime. De esta condición de su valor, ya legendario, viene la duda de que sea una raza de
perros feroces, que matan o al menos muerden al primer ser humano que tienen a su
alcance.
Quien haya tomado contacto con algún Dogo Argentino, sea por poseer uno, o por haberlo
tratado ya en exposiciones o casa de amigos que los poseen, comprenderá que lejos se está
de la verdad cuando se lo supone un perro feroz.
El dogo es el más dócil y manso de los perros de presa
En obediencia y disciplina, así como en ataque y defensa, el Dogo Argentino, aprende con
suma facilidad.En la fotografía Alpataco del Chubut (RPIra. N° 6-RGDA: 183).
Enseñado en disciplina, saltos, ataque y defensa, por el profesor Floro Torres, quién ha
adiestrado con éxito varios Dogos.
El dogo es el más dócil y manso de los perros de presa y sin duda que ni aún los falderos
tienen la bondad y paciencia para soportar las torturas que él es capaz de soportar de los
niños. Es precisamente esa insensibilidad para el dolor físico obtenida como cualidad
selectiva, que le permite continuar peleando aún víctima de las peores heridas y soportar
desgarrones terribles en su cuerpo sin ceder un ápice en la lucha, lo que le permite también
aguantar con estoicismo oriental cualquier herejía y las mayores crueldades que en su
inconciencia pueden inferirle los niños.
En mis largos años de contacto directo con ellos y con criadores o poseedores de Dogos
Argentinos, jamás me he enterado que un dogo haya mordido a alguien, y menos a un niño.
He visto a mi viejo Kob de las pampas, cazador de infinitos jabalíes, que tiene en su haber
luchas mano a mano, y solo, en la cordillera, con enormes jabalíes y que ha luchado
decenas de veces con pumas adultos en los montes, que tiene mil cicatrices en la cabeza y
en el cuerpo; que ha demostrado un valor increíble y una verdadera ferocidad en su lucha
con pumas adultos enjaulados, hábiles y experimentados en la pelea, que varias veces lo he
recogido en el monte a punto de morir desangrado por haber luchado "at-finish" y solo, en
medio de la cordillera nevada, lo he visto, digo, aguantar pacientemente las más dolorosas
herejías que suelen hacerle los niños -hay amores que matan, o al menos que duelen-',sin
mostrar enojo, gruñir y menos intentar un tarascón.
Cuando ya no puede soportar más, suele esconderse bajo las camas y escapar así al cariño,
a veces inocentemente cruel, de los chicos que tanto lo quieren y juegan con él como si
fuera uno de los suyos.
Esa cualidad de ingénita bondad es, por otra parte, natural en un ser valiente
Desde la más ínfima escala zoológica, hasta el hombre, es conocido el hecho de que
a mayor cobardía, mayor crueldad: La hiena y el chacal, animales crueles y sanguinarios
por excelencia, rehusan pelear y no son jamás capaces de luchar y matar por su cuenta,
sino que van tras el rey de la selva - admirable síntesis de valor y nobleza- para aprovechar
sus despojos y darse un festín con las sobras que deja el señor bosques africanos.
La historia y la criminología nos enseñan que, mientras más crueles han sido los tiranos o
los delincuentes, mayor fue su cobardía. Duro con los de abajo, blando con los de arriba.
Por el contrario, los gobernantes u hombres comunes valientes, suelen ser bondadoso y de
gran generosidad. En esta última materia, nuestra larga experiencia judicial así nos lo
enseña
Volviendo al tema que nos ocupa, digamos que solamente un Bulldog Inglés, un Boxer o
un San Bernardo pueden tener tanto aguante para las pruebas de afecto por lo común,
excesivamente cargosas, de los niños. Los gigantescos Irish Wolf Hound, los estilizados
Deerhound y Greyhounds, los Dogos de los Pirineos, cuya bonhomía es característica -cito
razas de las que soy o he sido criador-, al poco tiempo de verse asediados por el amor
infantil pierden la paciencia, poniendo un valladar de gruñidos entre ellos y el amor de sus
jóvenes amigos. Aún los bondadosos San Bernardo, síntesis de bondad y mansedumbre,
suelen perder pronto la paciencia y protestan con gruñidos o llegan a las vías de hecho, si es
menester, para que los dejen tranquilos.
Jamás, en cambio -y conste que son varios los cientos de Dogos Argentinos que he poseído,
criado o conocido en mi vida-, he visto a alguno que haya intentado gruñir o morder a
alguien una vez que ha comprendido que se trata de un amigo de la familia o de la casa.
Aprende a deslizarse por el tobogán
Muchas veces uno se encuentra con amigos que poseen un perro al que consideran buen
guardián porque muerde al primero que se le arrima. Eso es simplemente salvajismo o mala
educación. Una vez que hemos saludado, por ejemplo, a un desconocido, o el perro lo ve en
nuestra compañía, sea fuera de casa o en nuestro hogar, el perro debe comprender que esa
persona es un amigo y desde ese momento, jamás mostrarse inamigable con esa persona,
salvo, claro está, que nos ataque por vía de hecho o tenga actitudes inamistosas para con
nosotros.
En el arrastre de trineos en la nieve, el Dogo por su capacidad, fuerza y resistencia,
resulta muy eficaz.
Un dogo, por bravo que sea, por buen guardián que se muestre, cuando ha comprendido por
los actos amigables de su amo, que el visitante es bienvenido a la casa, ya no intentará
jamás morder a esa persona, con la que se mostra rá amigable en el futuro.
En lo que respecta al amo, la sumisión del dogo es total y absoluta.
El Dogo Argentino se entrega al amo sin reticencias, sin condiciones y sin reservas. Le
pertenecerá íntegro a él y a su familia, porque los ejemplares puros de esta raza jamás serán
"one man dog", sino que lo serán de toda la familia, dócil, afectuoso, siempre dispuestos al
cariño, con una ingénita bondad sólo comparable al más sumiso de los Spaniels.
Catriel, Patagón, Pehuen, Enuna y Chalia, nacidos el 25 de agosto de 1970. Propiedad del
Sr. Victor Valiño.
¡Si j'avance suivez moi, si je recule, tuez moi, si je meurs, vengez moi!
Su sino, de vencer o morir, está: marcado en el genotipo de la raza.
Tiene en su genética un ancestro de valientes, a los que siempre hará honor; por sus venas
y arterias corre la sangre más noble del mundo de la cinofilia. Podríamos aplicarle,
salvando las distancias, lo que de uno de nuestros próceres civiles dice
su biógrafo: “Llevaba en su sangre cinco siglos de guante".
En su árbol genealógico figuran las razas de más coraje, en el mundo de los cánidos. Es un
soldado de fronteras, que debe estar dispuesto a cualquier cosa, menos, a defeccionar en el
combate.
CAPITULO SEXTO
Dogos en E.E.U.U. Kokel del Chubut y una hija, ambas propiedad del Sr. Rodolfo
Martínez, Secretario de Educación de la O.E.A.
CAPITULO SÉPTIMO
Así como en el hogar el Dogo Argentino se parece en mucho a los de otras razas de perros
de compañía o de trabajo, en el campo es totalmente distinto de los perros comunes,
ordinarios u ovejeros y por lo común bastardos, que suelen haber en nuestras estancias.
A estos perros el peón de campo o quien los maneja, los "chumba" de continuo contra
vacas u ovejas, porque sabe que se limitarán a ladrar y ahuyentar la hacienda, sin morderla.
Y ello es así porque los bastardos no tienen instinto cazador, y los ovejeros porque así
cumplen su misión desde hace siglos. Pero el Dogo Argentino ha sido creado para dar
alcance y caza a fieras del bosque. Para eso tiene olfato, mandíbula apropiada y un valor
que llega hasta la temeridad. Si se los "chumba" contra una vaca, como se hace con los
ovejeros, correrá hasta el animal y, respondiendo a su instinto atávico, no titubeará en pren-
derse de la nariz u oreja del vacuno y ya no lo soltará más.
Muchos estancieros, sobre todo en la cordillera, donde hay montes impenetrables de a
caballo y aún de a pie, por la proliferación de lengas, calafates y cañas coligues, utilizan sus
dogos para dominar a los vacunos rebeldes, pues mordidos así, se acobardan y terminan por
entregarse y marchar hacia los corrales.
Por eso, lo primero que debe enseñárseles es a "ignorar" por completo a los animales
domésticos. Cuando el dogo sabe, desde cachorro, que la vaca, oveja, cabrío o cerdo
doméstico forman parte -diremos así- del bien familiar, jamás morderá a ninguno de esos
animales, y cuando cazando entre las majadas, lo animemos con gritos o silbidos, buscará
empeñosamente la alimaña, pero nunca pensará en atacar la hacienda que se le cruce en el
camino. En mi hogar tenemos un puma manso, Napoleón, a quien nuestros Dogos lo tratan
amigablemente, como si fuera uno de ellos, duermen juntos y hasta lo cuidan y defienden,
mientras pelean a muerte con los pumas bravos enjaulados y persiguen con tenacidad a los
salvajes. Todo es cuestión de educación. Por eso insisto en que lo primero que debe
hacerse, es inducirlos a comprender que deben prescindir por completo de la existencia de
vacas u ovejas, así como ignora el caballo que montamos, y por lo tanto jamás animarlos
contra la hacienda o animales domésticos en el intento de arriarlos, como se hace con los
ovejeros.
Esta enseñanza es de primerísima importancia en el futuro del dogo. Nunca será suficiente
lo que insistamos al respecto. No debemos olvidar que el Dogo Argentino es un perro
cazador y todo perro cazador está dominado por el instinto de la sangre que corre por sus
venas y que lo lleva adelante, como si tuviera anteojeras, y depende del amo el que ese
instinto sea bien encaminado. Por eso un dogo no puede ni debe ser confiado a manos
inexpertas o dejado librado a su suerte en el campo.
Librarlo a su suerte significa librarlo a su instinto, abrirle las puertas a su ancestro, que es
cazar, es decir, rastrear, perseguir, dar alcance y sujetar a la fiera hasta que venga el amo en
su ayuda, si dejamos a un dogo para que haga lo que él quiera en una majada, es como si
dejamos un Pointer, un Setter, un Spinone o un Brack en un gallinero para que haga lo que
Fotografía tomada en 1953 durante una cacería de jabalíes en la estancia San Huberto, de
don Antonio Maura, en la provincia de La Pampa, la que posteriormente fuera adquirida
por el gobierno de dicha provincia, para coto de caza. En ella aparece el Dr. Antonio
Nores, su hijo el Dr. Agustín Nores Martínez --autor del libro- y el nieto del primero
Agustín Nores Martínez hijo. Junto a ellos tres generaciones de Dogos Argentinos: Inca de
Santa Isabel (RGDA. V. 98) Nahuel de Santa Isabel (RGDA. V. 101) y Naicó de Santa
Isabel (RGDA 111).
quiera, o un Terrier dentro de una conejera para que también dé rienda suelta a su instinto.
El dogo debe ser manejado en el campo por una persona que tenga cariño a los perros y que
le preste atención los primeros días que sale al campo. Cuando desde cachorro se ha
acostumbrado a ver los animales domésticos, nunca los acometerá, y si por jugar o llevado
de su instinto cazador, los persigue o intenta morderlos, debe ser severamente reprendido y
aun castigado. Cuando los peones salen .al campo a trabajar con los ovejeros, el dogo debe
ser enseña do a marchar a la par del caballo y no permitirle que su aleje. Con unas cuantas
lecciones, pronto aprenden y saben que arrear ovejas o vacas no es su cometido.
El dicho criollo de que "no es para todos la bota de potro" tiene exacto significado en el
manejo del dogo. No debe ser confiado en su enseñanza a cualquiera, sino a alguien que lo
aprecie, que sepa usar de sus cualidades e instinto de cazador nato. Que sepa que tiene en
sus manos un animal fino, y que como tal hay que cuidarlo. Exacta mente como se hace con
las máquinas delicadas o con las buenas armas, Son mejores que las ordinarias, pero hay
que saber manejarlas. Quien no tiene capacidad, inteligencia, habilidad o cuidado para
manejar un automóvil moderno de buena marca, un arma automática fina o un reloj
cronómetro, debe resignarse a manejar un carro de bueyes, cazar con una antigua
escopeta y calcular la hora por la altura del Sol. Con ello se ahorrará muchos disgustos
Una vez que el dogo aprendió a ignorar los anima domésticos, todo el resto del aprendizaje
corre por cuente del perro. Mientras más a menudo se lo saque al campo, más pronto estará
en condiciones de prestar utilidad Comenzará desde cachorro, dando caza por sí solo a
peludos ,hurones, zorrinos, comadrejas o iguanas. Después seguirán los zorros, gatos del
monte, etc., y si en el campo hay pumas y jabalíes, será a ellos a quienes dedicará, cuando
adulto, todas sus energías.
El cazador profesional Jesús López de Abechuco con su Dogo Nihuil y el jabalí obtenido
en los bosques de Naicó en la provincia de La Pampa
"Ningún perfumista ha podido imitar el olor a tierra mojada"; dijo alguien, y eso que es
verdad para los que amamos el campo y nos sentimos felices corriendo a caballo por
nuestros montes y valles, seguidos o precedidos por dogos y galgos, es también verdad para
el perro.
En cuanto nos ven ensillar el caballo, entran los perros en una alegría inusitada, preludio de
los felices momentos que les deparará la naturaleza, para ellos y nosotros tan pródiga en
emociones. Por eso resulta la enseñanza un doble placer: para el amo y para nuestro fiel
compañero.
Conociendo bien por la práctica los diferentes olores del campo, el dogo sabrá distinguir
mejor aquéllos que provengan de animales. Así iremos notando cómo cada día se afianza
en su olfato, aprendiendo a no correr liebres y a dar muerte instantáneamente a los
pequeños roedores que encontrará en sus diarias correrías, lo que hace sin darle mayor
importancia y sin pérdida de tiempo, para en seguida alcanzar al jinete y seguir camino
adelante en busca de mayores presas.
Será muy común que el dogo se nos quede atrás unos instantes y en seguida lo veremos
alcanzar el caballo trayendo en su boca un hurón o un peludo, que si no se lo quitamos o se
lo hacemos dejar, lo llevará hasta el final de la marcha. Su gran olfato lo lleva a ventear
perdices y martinetas desde muy lejos y las corre hasta hacerlas volar. Con unas cuantas
llamadas de atención y viendo que el ave vuela, no insistirá. El señor Mucio, de La Pampa,
enseñó a su dogo Lihuel a cazar perdices y hemos podido verlo parando y trayendo casi con
la perfección de un perdiguero. Eso es prueba de la ductilidad de su olfato, pero tampoco es
el destino de la raza, que fue hecha para la caza mayor, y de pelo, no de pluma, para lo que
ya tenemos los Pointers, Bracos, Setters y Spaniels, que son insuperables por el ancestro y
la gimnasia funcional de tantas generaciones sin intervalos hasta nuestros días.
Yo soy particularmente enemigo de esas razas que "sirven para todo", porque en realidad y
al final de cuentas, nos convencemos de que no sirven bien para nada. La humanidad
marcha hacia la especialización en las ciencias, artes, industrias, oficios, etc., porque es la
mejor forma de dominar una materia. Es el viejo principio de dividir las dificultades para
vencerlas mejor.
El perro no puede escapar a ese sabio principio, ya que cada raza debe especializarse en un
trabajo determinado y, si es de caza, en un tipo de caza: pluma o pelo. El perro "orquesta"
es como el hombre-orquesta, que cree o dice saber todo y al final no sabe bien de nada.
Lince del Chubut trayendo a su amo un ganso salvaje (abutarda)
Por ahí leemos del Weimaraner (Braco de Weimar), por ejemplo, que caza lo mismo
perdices o faisanes que leones o tigres. Yo tengo mis dudas, pues los he visto
Nippur del Totoral.
Mientras un cazador recorre el monte en busca de rastros, con algunos dogos, el resto,
permanece desde lo alto, en compañía de otro cazador, atento a cualquier indicio.
Nunca olvidemos que su instinto es morder, no ladrar. Insisto en lo que dije anteriormente,
de que aquello de que "perro que ladra no muerde" puede aplicarse al Dogo Argentino por
la contraria, puesto que muerde sin ladrar, o ladrando apenas hasta que se prende y desde
ese momento ya no emitirá más sonido que el del aire saliendo por las comisuras labiales.
Y entonces se pondrán de relieve todas sus potencias, se revelarán todas sus virtudes.
Mostrará en el crudo realismo de sus carnes desgarradas y de la potencia de sus
mandíbulas, de lo que es capaz un dogo criollo cuando la vida lo enfrenta con su destino.
Su tenacidad, su guapeza, sus energías, su insensibilidad para el dolor, su decisión
irresistible para luchar hasta vencer o morir, para cumplir su misión de perro de presa hasta
las últimas consecuencias, aunque le cueste la vida.
Estimo que nunca deben cazarse grandes carniceros o súnidos con menos de dos dogos,
siendo a mi entender y experiencia la jauría de cuatro o seis dogos la ideal aunque cuatro es
suficiente, no siendo para la caza de yaguareté o tigre americano.
Chala del Chubut, aguarda en "muestra" como un pointer ante el venteo de un jabalí
cercano.
Siendo uno solo, su valor lo llevará a una muerte segura o al menos a ser herido gravemente
si otro dogo no colabora en la lucha. Recordemos que la fiera pelea en su ambiente, donde
los troncos o la maleza lo ayudan, ya que el perro se enrieda, se ve trabado en su libertad de
movimientos y no puede morder donde es más vulnerable la pieza.
Es conveniente llevar algún otro ejemplar, que puede ser un ovejero y aun cualquier
bastardo, que por su cobardía no se prenderá de la presa pero que, con sus continuos
ladridos orientará al cazador en la espesura del bosque, siempre que ese perro no ladre
porque sí o al rastro -como los hounds europeos-, pues así ahuyentará la presa antes de
tiempo y hará imposible la cacería.
Pareciera que el dogo sabe aquello de que "los lamentos hacen perder las fuerzas", pues
guarda todas sus energías para morder en silencio.
A veces son necesarios hasta seis dogos, para rendir en la cordillera un jabalí como el que
muestra la foto, obtenido en Esquel, Chubut.
Como complemento de este capítulo sobre la enseñanza del dogo como perro de estancia
o para cazar, debo agregar que jamás debe ser criado a la cadena, siendo esa la mejor forma
de anular todas sus condiciones, crearse problemas para el futuro y hacer de él un perro
inútil. La psicosis carcelaria, que a cualquier animal desespera, al dogo lo hace muy bravo,
tanto que al soltarlo de pronto, saldrá desesperado, con todas sus energías acumuladas,
apareciendo ante nosotros como un tanque de guerra incontrolable, como un robot o un
satélite que ha perdido su base de control.
En cambio, criado suelto, es uno de los perros más tranquilos entre todas las razas,
pareciéndose en ese sentido a un Spaniel. Puede pasar horas viendo jugar a los niños,
participando de sus juegos o presenciando como tranquilo espectador el trabajo de corrales.
Cuando está a nuestro lado, se siente feliz apoyando su pesada cabeza sobre nuestras
rodillas, cuando descansamos al lado del fuego o cuando nos sentamos frente a la máquina
de escribir a llenar carillas.
No creo que necesite más explicaciones el estanciero poseedor de un Dogo Argentino, o el
que lo usa para caza mayor, a fin de obtener de él la utilidad que garanten su ancestro
cazador de siglos y la gimnasia funcional de muchos años, que tipifican su atavismo.
CAPITULO OCTAVO
Como en todas las razas caninas, y más en el Dogo Argentino por ser una raza que recién
desde hace pocos años figura en las exposiciones comienza a haber ya discrepancias entre
los jueces respecto a cómo debe ser y cómo no debe ser la cabeza, el cuello, la cola o el
cuerpo de nuestro Dogo.
Ello nos obliga a un ligero glosario del standard, para que jueces y aficionados se
orienten.
Con las fotografías y dibujos que publicamos y la explicación del standard aprobado por el
Club de Criadores del DOGO ARGENTINO, que fuera confeccionado por el creador de la
raza, ya no quedan posibilidades de discrepancias respecto al "canon" con que debe juz-
garse a los dogos y la meta a que debe aspirar todo criador responsable y consciente, de la
primera raza criolla.
Cráneo: Macizo, convexo en el sentido anteroposterior y transversal por los relieves de los
músculos masticadores y de la nuca.
Cara: Del mismo largo que el cráneo, es decir, que la línea que une las dos apófisis
orbitarias del frontal esté a igual distancia del occipucio y del borde alveolar del maxilar
superior (fig. 1 y 2).
(Hemos separado cráneo y cara, pero ambos constituyen en su conjunto la "Cabeza" del
Dogo, que es típica y, como ya se ha explicado en el curso de esta obra, pertenece al tipo
"mesocefálico" y debe tener un perfil convexo-cóncavo, es decir, el cráneo convexo por el
relieve de la inserción de los músculos masticadores, clásico del cráneo del perro de presa,
tipo "masticador" y la cara u hocico ligeramente cóncava hacia arriba, propia del perro de
gran olfato, es decir, que tiene cráneo de masticador y cara de olfativo en cuanto hay en
ello una interación funcional: el ventear alto. Arcos cigomáticos muy separados del
cráneo, con fosa temporal amplia, para la cómoda inserción del músculo temporal, uno de
los principales masticadores. )
Ojos: Oscuros o color avellana. Encapotados por los párpados de bordes negros o claros, la
separación entre' ellos debe ser grande, mirada viva e inteligente pero con
marcada dureza al mismo tiempo.
(Los ojos claros o párpados rojos, restan puntaje. La desigualdad de color -sarcos- es
motivo de descalificación.)
Maxilares: Bien adaptados, sin prognatismo, fuertes, con dientes bien implantados y
grandes.
(No tiene importancia el número de molares, siendo lo más importante la homogeneidad de
las arcadas dentarias, la carencia de caries, que no haya prognatismo, ni superior ni
inferior, y en especial que los cuatro colmillos, grandes y limpios, se crucen perfectamente
en la mordida al hacer presa).
Nariz: Fuertemente pigmentada de negro, con un ligro stop en la punta, ventanas nasales
bien amplias.
(La nariz blanca o muy manchada de blanco, resta puntaje. Nariz partida o labio leporino,
es motivo de descalificación).
Carlos Rebela con su dogo Lihuel y un buen ejemplar de jabalí cazado en La Pampa
Occipucio: No debe hacer relieve, porque los potentes músculos de la nuca lo borran por
completo, siendo la inserción de la cabeza y cuello en forma de arco.
(Se confunde con la línea curva de la convexidad del cráneo.)
Cuello: Grueso, arqueado, esbelto, con la piel de la garganta muy gruesa, haciendo arrugas
como las del Mastin, Dogo de Burdeos, Bulldog, y no tirante como en el Bullterrier.
(Esta elasticidad de la piel del cuello se debe a que el tejido celular de esta parte
es muy laxo, permitiendo a la piel del cuello resbalar sobre la aponeurosis superficial,
de manera que el colmillo o la garra del adversario sólo hiere el cuero, y cuando es un
puma, por ejemplo, el que intenta sujetarlo del cuello, como la piel es elástica y se estira
mucho, le permite hacer presa a su vez.)
Dogos en Viña del Mar, Chile. Los Dogos Gaucho del Chubut y Piba del Chubut,
propiedad del Dr. Gregorio Eguiguren
Pecho: Amplio, profundo, con la sensación de poseer un gran pulmón. Visto de frente, el
esternón debe re balsar hacia abajo los codos
(Siendo el Dogo Argentino un perro de trabajo y lucha, es obvio destacar la importancia
de un pecho profundo y amplio, por la importancia que tiene la respiración en el perro.)
Chola del Chubut, un buen ejemplar de Dogo hembra, ventea la pieza.
Piernas: De muslos muy musculosos, con garrón corto y dedos bien cerrados, sin dedo
aberrante.
(Con buena angulación, recordando siempre que son los pilares propulsores de la
velocidad y el sostén en la lucha cuerpo a cuerpo, por lo que nunca será demasiado insistir
en la fortaleza de los músculos del muslo. El dedo aberrante, tan fácil de hacer desapare-
cer en los primeros meses, resta puntaje como carácter recesivo hacia el Dogo de los
Pirineos, pero no es motivo de descalificación.)
Cola: Larga y gruesa, pero sin sobrepasar los corvejones, llevada naturalmente caída.
Durante la lucha la mantiene levantada, en un continuo movimiento lateral, como cuando
hace fiesta al amo.
(Debe tenerse muy presente que la cola constituye una gran ayuda, tanto en el cambio de
dirección a la carrera, en que actúa a la manera de timón, en acción compensadora, como
en la lucha, donde hace de sostén o punto de apoyo, colaborando en el trabajo de los
cuartos traseros.)
Peso: de 40 a 45 kilos.
Altura: de 60 a 65 centímetros.
(Tanto en la altura como en el peso, el juez debe ser inflexible, pues siendo el Dogo un
perro de lucha, entre las razas de caza mayor, la disminución en el tamaño le resta
eficacia. Debe ser descalificado todo dogo adulto, sea macho o hembra, que tenga menos
de 60 centímetros de alzada, prefiriéndose, entre varios ejemplares buenos, el de mayor
alzada. El creador de la raza ha enseñado que el Dogo Argentino es un normotipo y dentro
de ello un macrotálico. Es decir, que debe existir una armonía en la proporción, que bajo
el punto de vista funcional, es eurritmia o sea normal correlación orgánica que se traduce
por una mayor capacidad de fuerza, por lo que debe buscarse el de mayor talla y peso, sin
llegar por supuesto al gigantismo.)
Manto: Completamente blanco. Toda mancha de cualquier color, debe descalificarse como
carácter atávico.
(Los blancos con la piel muy pigmentada de negro, deben considerarse como ejemplares
no aptos para la cría, por el carácter recesivo que muestran y que puede entrar a ser
predominante en los hijos si se aparean con otros ejemplares que tengan en potencia dicho
defecto. Las manchas pequeñas en la cabeza no son motivo de descalificación, pero entre
dos ejemplares similares, debe preferirse al que sea completamente blanco. En cambio
toda mancha en el cuerpo, debe ser motivo de descalificación.)
Motivos de descalificación: Ojos sarcos, sordera, manchas en el cuerpo, pelo largo, nariz
blanca o muy manchada de blanco, prognatismo (sea inferior o superior), labio muy
péndulo, cabeza agalgada, orejas largas (sin recortar), talla inferior a 60 centímetros, más
de una mancha en la cara y toda desproporción física. El dedo aberrante le resta puntos, sin
llegar a la descalificación.
Calfulauquen del Neuquén, con su propietaria la Sra. De Morales
CAPITULO NOVENO
Hace- pocos meses, los periódicos y radios del país se hicieron eco y ocuparon
extensamente de la forma heroica en que murió un Dogo Argentino, en lucha con un jabalí,
en Choele Choel. Ese Dogo -Day de Trevelin - tuvo la suerte de luchar y morir en presencia
de periodistas americanos y argentinos y fue filmado y fotografiado en acción. Ello dió
trascendencia a su muerte y lo lanzó a la popularidad, tanto aquí como en el exterior, ya que
en Estados Unidos también los periódicos se ocuparon de él.
Para quienes no han tenido la oportunidad de ver los dogos en acción y en lucha con un
jabalí europeo, de afilados colmillos, les resulta sorprendente y hasta inusitado que un perro
trabado en lucha con un animal que lo supera en muchas veces su peso y en armas de
combate, no abandone la pelea, hasta vencer o morir. Pero esa es la consigna del Dogo
Argentino.La muerte de Day de Trevelin -hermoso ejemplar que hace cinco años
enviáramos desde aquí a Biló- me trae a la memoria algunas anécdotas de luchas y muertes
de dogos de las que hemos sido testigos presenciales o tenido noticias fidedignas. Tratemos
de recordar algunas.
Para Semana Santa del año pasado, al regresar a nuestra casa de Esquel en el Domingo de
Pascua de un viaje en avión a Punta Arenas, nos_ encontramos que un camionero había
traído y depositado en manos del servicio doméstico, un dogo prácticamente deshecho y
con tantas heridas en su maltrecho cuerpo, que parecía imposible que sobreviviera a tanto
traumatismo. El perro no era de mi propiedad y al principio no lo reconocí, pues estaba
desfigurado por lesiones e hinchado. Llamé a uno de los veterinarios de Esquel, el doctor
Núñez, quien le prestó sus más solícitos cuidados y, ayudado por mí y un amigo, le cosimos
las heridas y le hicimos las curas de emergencia. Poco a poco se fue recuperando, hasta que
salió a flote.
Amadeo Biló con su internacionalmente famoso, "Day de Trevelín", de Allen, Río Negro.
A los pocos días pude ubicar a su dueño, el señor Pastor Pocha, capataz en la estancia de
don Elías Owen, en Trevelin -en dicha estancia nació el ya famoso Day de Trevelin- y allí
me informaron de lo ocurrido.
Don Elías con su capataz Rocha, habia salido de a caballo a revisar una hacienda al
atardecer del día Viernes Santo y sólo llevaron a Olvido de Trevelin, uno de sus dogos,
hermano de lechigada de Day, y a un ovejero. En seguida que entraron al monte, el dogo
olfateó un jabalí y se lanzó en su persecución.
A los pocos minutos sintieron la lucha sorda del dogo y la bestia, mientras el ovejero con
sus continuos ladridos les indicaba el lugar del drama. Anochecía y la penumbra no les
permitía o hacía muy penoso el avecinarse hasta el trágico lugar de la lucha, sin más armas
que sus cuchillos de campo. Recordaron que pronto saldría la luna llena y a prudente
distancia fueron siguiendo de a caballo en medio del bosque, la lucha del dogo con el jabalí,
orientados siempre por los ladridos del ovejero, ya que el dogo, sin soltar la presa no emite
ningún sonido y el jabalí, cuando es macho adulto, tampoco grita y pelea en silencio, sin
hacer más ruido que el que se produce al sacudir el cuerpo del dogo contra los troncos y
ramas, tratando de desprenderse de su atacante. Transcurrió así como media hora, rápido de
decirlo, pero; que parece un siglo y son vitales cuando se está frente a una lucha tan
desigual y en medio de un bosque cordillerano y de noche. Salió al fin la luna llena y don
Elías y su capataz pudieron arrimarse, echando los caballos contra el enorme jabalí y no sin
riesgo pudieron tomarlo de una pata, mientras el malherido dogo lo sujetaba de la cabeza, y
terminaron con él a puñaladas. El dogo era una sola mancha roja que contrastaba con la
albura de su pelo, que aquí conserva una blancura inmaculada, lavado por la nieve y el agua
que en la cordillera tanto abunda. Despanzaron la presa, que se trataba de un enorme jabalí
macho adulto, y lo cargaron sobre uno de los caballos. Mientras tanto el dogo desapareció y
por más que lo llamaron, no pudieron dar con él.
Pensaron que habría muerto, ya que el dogo al sentirse morir o muy herido se esconde en la
maleza y con la tristeza natural al hecho, regresaron al casco de la estancia.
Pasó toda la noche del viernes, el sábado y el domingo por la tarde, venía un camionero por
la ruta de Valle Frío, encontrando que regresaba en dirección a la estancia el dogo y que
apenas caminaba. Pensó que era de mi propiedad y por eso lo trajo hasta mi casa de Esquel.
El dogo Olvido de Trevelin había luchado solo, mano a mano, más de media hora, de
noche, en medio del bosque, con un jabalí que lo aventajaba mucho en peso y malgré estar
muy herido por los colmillazos de la bestia y magullado por los golpes contra los troncos.
Felizmente pudo recuperarse y a los quince días se lo llevé a su dueño, ya completamente
restablecido.
Muchas veces más fue malamente herido, cazó innumerables pumas y jabalíes, antes y
después del hecho narrado, hasta que hace pocos meses fue muerto al fin, por un jabalí,
cazando en Río Grande. Tres hermanos suyos, y por ende, de Day de Trevelin, han muerto
en iguales circunstancias, es decir, que de esa lechigada murieron cuatro en su ley, viviendo
actualmente dos: Dele de Owen, que tiene el señor Biló, y Facundo, en nuestro poder.*
Cuando regresé hace diez años para establecerme definitivamente en Esquel, traje cinco
dogos adultos, todos cazadores, Se los presté al mayor Sustaita, para cazar jabalíes y pumas
en su estancia La Diana en El Corcovado. Su capataz Jaramillo cazó con ellos muchos
jabalíes y pumas en un invierno. Alicacha, un hermoso dogo nacido en La Pampa, fue
muerto en la cordillera por un jabalí después de haber vencido ese mismo día a un puma,
cuya cabeza guardo embalsamada como precioso trofeo
* Al transcribir este artículo, dos años después de escrito, ya Facundo ha muerto en lucha con un jabalí de
colmillos muy grandes. en las márgenes del lago Situación. De esa lechigada sólo queda pues con vida un dogo, Dele de
Owen, que le obsequiamos al señor Biló junto con Day de Trevelin, ya que los otros cuatro han muerto en acción.
El perro de caza y lucha de los asirios tenía la proporción de cuerpo y cabeza y la forma
del cráneo semejante al Dogo Argentino
Perro Dogo de la época Romana. Nótese en este perro de presa, las orejas recortadas y la
proporción entre cráneo y cara, los potentes músculos masticadores y fortaleza del cuello,
que le dan tipicidad y gran semejanza con la cabeza de nuestro Dogo. Figura conservada
en el Museo del Louvre
Neuquina del Neuquén.- Por Nahuel del Chubut RPlra. 18 y Quimey del Chubut RP1 ra.
43. Propiedad del señor Juan Carlos Sosa Senestrari. Ejemplar sobresaliente de la raza,
ha obtenido muchos primeros premios y "Excelentes" en diferentes exposiciones en la
provincia de Córdoba, donde se la considera una exponente típica del Dogo Argentino.
ALGO MAS SOBRE NUESTROS DOGOS