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Fase sólida del suelo

La fase sólida está formada principalmente por materiales


inorgánicos y materia orgánica en diferente etapa de
descomposición.
La materia orgánica es la fracción orgánica del suelo que incluye
residuos vegetales y animales en diferentes estados de
descomposición, tejidos y células de organismos que viven en el
suelo y sustancias producidas por los habitantes del suelo. Esta
fracción se determina en general en suelos que pasan por un tamiz
con malla de 2.0 mm.
El humus es la fracción más o menos estable de la materia orgánica
del suelo, la que se obtiene después que se ha descompuesto la
mayor parte de las sustancias vegetales o animales agregadas al
suelo. Generalmente es de color negro. El humus está compuesto
por los restos posmortem de vegetales y animales que, depositados
en el suelo, son sometidos constantemente a procesos de
descomposición, transformación y síntesis.
El edafón lo forman los organismos vivientes del suelo, es decir, la
flora y fauna del suelo.
La composición bioquímica de los restos vegetales y animales varía
dentro de un amplio rango, los tejidos verdes son más ricos en
carbohidratos y proteínas, los tejidos leñosos contienen
compuestos fenólicos (ligninas) y celulosas. Las bacterias tienen
alto contenido de proteínas, los líquenes contienen muchos
carbohidratos. Entre los componentes orgánicos de los restos
vegetales y animales están los carbohidratos, proteínas,
polipéptidos, ácidos nucleicos, grasas, ceras. Resinas, ligninas, etc.
El proceso de humificación consiste en la degradación o
descomposición de la materia orgánica como proteínas,
carbohidratos, etc. que por procesos de síntesis y polimerización
producen nuevos agregados químicos que se llaman ácidos húmicos.
Tienen estructura aromática compleja y variable, son compuestos
de masa molecular entre 10 000 y 50 000 g/mol.
Los ácidos húmicos se clasifican en tres grupos: ácidos fúlvicos,
ácidos húmicos y huminas de acuerdo a su solubilidad en diferentes
solventes como agua, bromuro de acetilo, alcohol etílico y el
hidróxido de sodio en solución.
Los ácidos fúlvicos representan la fracción de humus extraible por
álcali, que no precipita por ácidos y que tiene color amarillento rojo.
Generalmente son compuestos fenólicos de peso molecular bajo.
Los ácidos húmicos se extraen con hidróxido de sodio y que puede
precipitar por ácidos como el ácido clorhídrico. Generalmente son
polímeros de alto peso molecular que forman coloides esferoidales,
su capacidad de intercambio catiónico se debe a la presencia de la
función ácido orgánico (-COOH) y de la función hidroxilo. La
fracción de los ácidos húmicos soluble en etanol se denomina ácido
himatomelánico, que es de color marrón rojizo.
Los ácidos húmicos pardos son más difíciles de flocular y son más
pobres en nitrógeno que los ácidos húmicos grises.
Las huminas representan la fracción que sólo es soluble en solución
de hidróxido de sodio caliente.
Los restos vegetales y animales son polímeros de compuestos
orgánicos que durante el proceso de transformación son
degradados hasta sus constituyentes básicos y como se forma
nitrógeno, fósforo y azufre lellaman proceso de mineralización. Por
el proceso de humificación y mediante síntesis microbiológica se
producen nuevos compuestos químicos de masa molecular grande y
de color oscuro, que constituyen la fracción edáfica del suelo.
Funciones de la materia orgánica en el suelo
La importancia de agregar materia orgánica para mejorar la
fertilidad del suelo la conocen los agricultores desde hace miles de
años. Generalmente, la materia orgánica del suelo regula los
procesos químicos, biológicos y físicos que en él ocurren.
En los procesos químicos la materia orgánica interviene en:
- El suministro de elementos químicos (mediante la mineralización)
como el nitrógeno, fósforo, azufre, potasio, calcio y magnesio y
micronutrientes disponibles para las plantas.
- La estabilización de la acidez del suelo.
- La capacidad de cambio catiónico de los suelos. La capacidad de
intercambio de la materia orgánica es alta, varía entre 100 y 400
cmol(+)/kg. (centimoles de carga positiva por kilogramo de suelo).
- La capacidad de intercambio aniónico, donde se acumulan nitratos,
fosfatos y sulfatos.
- La regularización de los niveles de disponibilidad de nutrimentos
principales y de elementos químicos menores.
- Los fenómenos de adsorción que inactivan a los plaguicidas.
La materia orgánica también afecta propiedades físicas del suelo
como:
- En la estructura del suelo, favorece la formación de agregados,
disminuye la plasticidad y la agregación global del suelo.
- En el uso del agua mejora la infiltración, reduce la evaporación,
mejora el drenaje y la estructura lo que favorece la aireación,
favorece el calentamiento y a través de los coloides orgánicos
ayuda a retener el agua.
- En el color del suelo favorece o dificulta la absorción de la
energía solar.
Determinación del contenido total de materia orgánica
La determinación de la materia orgánica se basa en la cuantificación
del carbono por combustión seca, en la que se determina la cantidad
de dióxido de carbono desprendido o por combustión húmeda que se
basa en la reducción del dicromato de sodio o de potasio y luego se
determina por titulación la cantidad de dicromato no reducida. En
suelos derivados de calizas o que tienen alto contenido de
carbonatos es necesaria su destrucción mediante un ácido
inorgánico como el ácido clorhídrico.
El contenido porcentual total de materia orgánica en los primeros
centímetros del suelo es alto y decrece a medida que aumenta su
profundidad, lo que indica una disminución regular de carbono
orgánico. Generalmente la materia orgánica del suelo contiene en
promedio el 58 % de carbono.

Fase líquida del suelo


Siendo estrictos, los suelos son sistemas sin equilibrio, ya que
continuamente están ocurriendo reacciones físicas, químicas o
biológicas que les están alterando sus propiedades. No obstante, se
pueden alcanzar equilibrios parciales en algunos suelos en los que
los sólidos del suelo no cambian. Por ejemplo, el intercambio de
cationes de Na+ y de Ca2+ .
Uno de los aspectos importantes del conocimiento de un suelo es el
estudio de sus propiedades químicas ya que la fase líquida del suelo
está formada por la solución del suelo que proporciona los
nutrientes a las plantas y es el medio en el que se llevan a cabo la
mayoría de las reacciones químicas del suelo, las cuales se tratan de
explicar con base en los principios de la química. Los minerales son
óxidos cuyas cargas son contrarrestadas por los iones de silicio,
aluminio, fierro y pequeñas cantidades de otros cationes.
Gran parte del comportamiento químico del suelo se puede explicar
considerando la competencia entre las especies químicas del
oxígeno, O2-, OH- y H2O para captar cationes y aniones en la
solución de suelo y en los sólidos adyacentes, ya que el agua es un
óxido cuya carga es contrarrestada por los iones de hidrógeno.
La cantidad de átomos, iones y moléculas que participan en una
reacción química es tan grande que no se pueden medir
directamente, sin embargo, es importante conocerlo porque
determina la magnitud de una reacción química.
Como el medio químico de un ion en una solución acuosa es muy
semejante en algunos aspectos al medio que rodea al mismo ion en
un mineral resulta importante el estudio de las soluciones acuosas.
El que las moléculas de agua interactúan fuertemente entre sí se
pone de manifiesto en la temperatura de ebullición tan alta y en el
gran valor del calor específico del agua. Por ejemplo, el sulfuro de
hidrógeno (ácido sulfhídrico) H2S es una molécula químicamente
muy similar a la del óxido de hidrógeno, H2O, pero tiene una
temperatura de ebullición muy baja, - 61ºC, debido a que la
interacción entre sus moléculas es mucho menor que la de las
moléculas de H2O. La razón principal para que existan las
interacciones tan fuertes entre las moléculas de H2O son sus
puentes de hidrógeno y que los iones hidrógeno forman un ángulo de
105º, lo que genera un dipolo con extremos positivos en los
hidrógenos y negativos del lado del oxígeno. La atracción
electrostática del extremo positivo de una molécula de H2O con el
extremo negativo de otra molécula de H2O forma una estructura
interna que se pone de manifiesto en el hielo (agua sólida) y se
observa débilmente en el agua líquida. Esto hace que se formen en
el agua líquida pequeños grupos de moléculas de agua que tienen una
estructura parecida a la del hielo, es decir, que a nivel molecular el
agua líquida es como una suspensión de hielo en agua.
En una solución acuosa, las moléculas de agua y los solutos en el
agua interactúan todas entre sí (las moléculas de agua con las de
agua y con las de los solutos y viceversa). Las moléculas de los
solventes y de los solutos iónicos y no iónicos nunca están libres de
la influencia de las otras moléculas o iones de su alrededor. Sin
tales interacciones el estudio de la química de soluciones sería
sencillo ya que las soluciones líquidas se comportarían como los
gases ideales, sin considerar interacciones entre las partículas que
los constituyen.
Interacción catiónica
Generalmente se habla sólo de las fases sólida, líquida y gaseosa
pero no se considera a la fase coloidal que forma a las arcillas. Una
parte del agua del suelo y gran parte de los iones de la solución del
suelo están determinados por las cargas y los enlaces químicos que
no se llevan a cabo entre los minerales arcillosos y la materia
orgánica.
La carga predominantemente negativa de los coloides del suelo
retiene cationes en la película de agua sobre la superficie del
coloide, lo que reduce la pérdida de los iones Ca2+, Mg2+, K+ y Na+
por lixiviación y al mismo tiempo mantiene estos cationes
disponibles para que sean captados por los vegetales.
Principalmente, los cationes de los metales de transición y el
aluminio precipitan como aluminosilicatos y casi ni están presentes
en la fase acuosa. Los cationes de los metales alcalinos y
alcalinotérreos tienen menor oportunidad de precipitar debido a su
tamaño y a su carga. Por lo que, permanecen en la fase acuosa y
neutralizan la carga superficial. La cantidad disponible para los
vegetales de cationes Ca2+, Mg2+, K+ y Na+ y los considerados
macronutrientes esenciales se encuentran en la parte de la solución
de suelo cercana a la superficie de los coloides. Estos cationes se
conocen como intercambiables porque se pueden intercambiar por
otros mediante la adición de fertilizantes, de cal o por irrigación.
Los cationes liberados mediante el proceso de intemperismo y por
descomposición de la materia orgánica varían grandemente en
cuanto a la carga del ion, tamaño, polaridad y reaccionan de manera
diferente a los iones y superficies encontrados en el suelo. Algunos
tienden a precipitar de nuevo como minerales formados por el
suelo(fase sólida); otros tienden a permanecer en solución aunque
asociados con la superficie de la fase sólida (iones
intercambiables); otros son competidores deficientes por la carga
superficial y por lo tanto, permanecen de manera predominante en
la solución de suelo (iones solubles).
Las soluciones de sales eliminan algunos aniones de los suelos y
debido a que la mayoría de los coloides del suelo están cargados
negativamente , la reacción principal la constituye el intercambio de
los cationes del suelo por los de la solución extractora.
Generalmente, la distribución de los principales cationes
intercambiables en los suelos agrícolas productivos es: Ca2+ > Mg2+ >
K+ = NH4+ = Na+ . Lo que le ocurre a los iones después del
intemperismo mineral y la descomposición de la materia orgánica
depende tanto de las propiedades de los iones como de las del suelo
o de los materiales producto del intemperismo y la descomposición.
La composición de los cationes intercambiables en los suelos tiende
a ser mucho más uniforme que la composición de la roca madre de la
que se han derivado los cationes. No obstante, los cambios a gran
escala en los factores de formación del suelo modifican de manera
definitiva la distribución de los cationes intercambiables.
Las reacciones de intercambio catiónico son rápidas y su velocidad
depende de la difusión del ion hacia la superficie del coloide o
desde dicha superficie. A la relación de la dependencia entre el
intercambio catiónico y la valencia del catión se le conoce como
efecto de dilución de valencia.
Para fines prácticos, la suma de los cationes intercambiables Ca2+ ,
Mg2+ , K+ , Na+ y Al3+ equivale generalmente a la capacidad de
intercambio catiónico (CIC) del suelo. La composición del catión
intercambiable y la capacidad de intercambio catiónico se expresan
en moles de la carga del ion/kg (anteriormente, meq/100g o meq/g).
Como las cantidades intercambiadas de cationes son equivalentes
químicamente el intercambio catiónico es reversible y
estequiométrico. Por otra parte, la suma de todos los cationes
intercambiables presentes a un pH específico varía ligeramente con
el tipo de catión.

lunes 16 de febrero de 2009


FASES DEL SUELO
La fase sólida

Los minerales constituyen la base del armazón sólido que soporta al suelo.
Cuantitativamente en un suelo normal la fracción mineral representa de un 45-
49% del volumen del suelo. Pero dentro de la fase sólida constituyen, para un
suelo representativo, del orden del 90-99% (el 10-1% restante corresponde a la
materia orgánica). La fase sólida representa la fase mas estable del suelo y por
tanto es la más representativa y la más ampliamente estudiada. Es una fase muy
heterogénea, formada por constituyentes inorgánicos y orgánicos.
Los suelos se forman a partir de una serie de interacciones entre la roca madre,
cuyo papel es estático pero que sufre transformaciones provocadas básicamente
por factores exógenos, el agua en sus diferentes estados, el aire, los seres vivos y
la acción del hombre, si éste participa con sus actuaciones (por ejemplo a través
de la contaminación).

La fase liquida

Se caracteriza por su variabilidad en el espacio y por el tiempo, tanto a nivel


cualitativo como cuantitativo. Esta variabilidad esta condicionada por la
propiedades especificas de esa fase liquida, por las características de los
espacios en que se encuentra y por las propiedades del suelo que la sustenta.
La dinámica general del agua en el suelo, esta relacionada con el exterior en lo
que se refiere a los aportes, como son las fuentes, la lluvia o la infiltración, y en
lo que se refiere a las pérdidas, como son la evaporación o la alimentación de las
aguas subterráneas (acuíferos y corrientes). Ambos intercambios constituyen el
balance hídrico, que tiene como reflejo por una parte el sistema suelo-
vegetación-atmósfera-suelo, y por otra la gestión natural, que comprende, entre
otras cosas, el almacenamiento o retención en el suelo, indispensable para las
plantas y para la hidrológica, y el suministro de liquido a los acuíferos (Seoánez
Calvo M.; 1999).
Los suelos de la región, presentan marcado déficit hídrico, como se verá en la
sección 2.5 Sitios de estudio seleccionados.
El liquido del suelo es fundamentalmente una solución acuosa, y por ello, y al
contener sustancias en solución, se le llama solución del suelo. Las soluciones
del suelo proceden de la alteración de los minerales y de la materia orgánica.
El agua ejerce importantes acciones, tanto para la formación del suelo
(interviene decisivamente en la meteorización física y química, y translocación
de sustancias) como desde el punto de la fertilidad.
La fase líquida circula a través del espacio poroso, quedando retenida en los
poros del suelo; esta en constante competencia con la fase gaseosa. Los cambios
climáticos estacionales, y concretamente las precipitaciones atmosféricas, hacen
variar los porcentajes de cada fase en cada momento.

La fase gaseosa

Es la mezcla de gases que ocupa los espacios que la fase liquida deja libres en la
porosidad de suelo. Debido a sus características intrínsecas como fluido, la fase
gaseosa presenta una marcada similitud con la fase liquida del suelo, sobre todo
en lo que se refiere a su dinámica, aunque tiene algunas diferencias con respecto
a ésta.
La atmósfera del suelo esta condicionada por la dinámica de los procesos
biológicos que se producen en relación a ella, y que están determinados por el
consumo de oxigeno y por la producción de CO2 que realizan los
microorganismos y las plantas durante sus procesos de oxidación.
Los distintos procesos biológicos que se producen en el suelo hacen que la fase
gaseosa se encuentre sometida a constantes variaciones en su composición. A
consecuencia del incremento en la proporción de determinados gases, paralelo
al descenso de las proporciones de otros, se produce un desequilibrio entre la
composición de la atmósfera del suelo y la del exterior, ambas en contacto
directo, compensado por una serie de intercambios entre una y otra que
permiten una homogeneización de la composición, y cuya función ultima es
permitir asegurar la vida de los organismos del suelo.
Un suelo en capacidad máxima no contendrá fase gaseosa mientras que otro en
punto de marchitamiento presentará valores muy altos. En condiciones ideales
la fase atmosférica representa un 25% del volumen total del suelo. Se admite
que un porcentaje de aire del 10% es insuficiente.La fase gaseosa del suelo se
supone que tiene una composición parecida a la del aire atmosférico (oxigeno,
nitrogeno, co2, vapor de agua).

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