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Procesos de urbanización en la economía global.

Ejercicio de análisis teórico para acercarse al estudio


de los procesos de urbanización

Antonieta Zárate Toledo

Introducción
Este ensayo tiene como objeto argumentar la naturaleza de la cuidad
como espacio socialmente construido donde se expresa territorialmente
la lucha de clases. Contextualizamos nuestro análisis en los procesos de
internacionalización económica que marcan las pautas de las
transformaciones económicas que ya sea en mayor o menor medida, se
viven en las ciudades latinoamericanas, tales transformaciones se
derivan también de la difusión y adopción de nuevas tecnologías
información y comunicación, como partes constitutivas del fenómeno de
la globalización.
Este análisis se construye también sobre la base del planteamiento de
que el territorio se construye a partir de la interacción sociedad-
naturaleza, desde mi punto de vista, y siguiendo distintas propuestas de
la geografía contemporánea, considero imposible concebir el territorio
como unidad independiente de la sociedad, en ese sentido, la identidad
cultural está estrechamente ligada al territorio. De ahí que los estudios
sociales se refieran comúnmente al estudio de fenómenos sociales en un
espacio o región determinados.

1. LOS PROCESOS DE URBANIZACIÓN EN UN MUNDO GLOBALIZADO.

CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO URBANO EN EL NEOLIBERALISMO Y LA GLOBALIZACIÓN

Uno de los rasgos característicos del sistema dominante es la forma


urbana, las ciudades como producto de la división social del trabajo y la
especialización. La urbanización es sin duda un fenómeno deseable y
simboliza el progreso de una sociedad. Garnier apunta que “… en los
países capitalistas la urbanización va unida a la polarización espacial: la

1
población y las actividades tienden a concentrarse en ciertas ciudades o
regiones, dando como resultado la disparidad entre diferentes porciones
del territorio…” lo que es equivalente a la especialización económica. No
obstante, la polarización a la que este proceso conlleva, se considera tan
inevitable como la propia urbanización y sus efectos son igualmente
presentados como "positivos". Se la concibe así como inherente al
desarrollo económico y a la vez como un factor del desarrollo de la
cultura1.
En ese sentido el fenómeno urbano es una construcción social
estrechamente ligada al modo de producción dominante y por ende, su
estructura y dinámica obedecen a las leyes que rigen dicha forma de
producción --si bien la ciudad se nos revela como un todo caótico y
desarticulado. En efecto, el espacio urbano entraña profundas
contradicciones en la medida en que su producción misma se encuentra
ligada íntimamente a los procesos de acumulación de riqueza, en una
lógica de mercado, competencia y explotación del trabajo, sin que ello
sea percibido como un problema en sí mismo para el capitalismo, no
obstante, cuando el proceso se escapa del control, esto es, cuando
adquiere un carácter anárquico, es visto como un fenómeno negativo,
que debe superarse a través de la planeación , lo cual desde mi punto
de vista, no se escapa del paradigma del desarrollo2.
El desarrollo urbano entonces alcanza dimensiones particulares en los
países subdesarrollados respecto a los países desarrollados, en estos
últimos el proceso de construcción de espacios urbanos se basa en el
modelo de la ciudad compacta mientras que en los primeros la ciudad
crece en extensión. Lo cual es comprensible en la medida en que, como
señalábamos anteriormente, las ciudades son la expresión territorial de
la esencia misma de la acumulación y por ende de las contradicciones
que ella entraña, es decir, el crecimiento urbano se encuentra más bien
articulado a los avatares de este proceso, atrayendo y repeliendo
población, al tiempo en que produce fragmentación social.
En ese sentido considero que la estructura de las ciudades obedece más
bien a una lógica de jerarquización de espacios vinculada a la lucha de
1
Garnier, Jean Pierre, 1976, “Planeación urbana y neocapitalismo”, en Geocrítica.
Cuadernos críticos de geografía Humana, Año I. Número: 6, Universidad de Barcelona,
http://www.ub.es/geocrit/cienbil.htm
2
Garnier, Op. cit.

2
clases, Garnier, al igual que otros geógrafos y urbanistas críticos, se
refiere a ella como segregación, la cual afirma, se nos revela desde el
primer momento del acto de observación. La cuestión que subyace en el
discurso desarrollista y planificador de las ciudades es que desvirtúa en
todo caso el problema de fondo, de tal forma que las soluciones que
plantea no cuestionan en absoluto la estructura social predominante.

2. SALDOS DE LA ESQUIZOFRENIA DESARROLLISTA: LAS MEGACIUDADES

En la medida que los procesos de urbanización se ligan con la noción de


desarrollo, éstos generalmente son asociados a la industria, a la
aparición de la fábrica como elemento integrador de ciudades y
productor de especialidades —esta noción no debe perderse de vista en
el contexto como en el que vivimos donde pareciera que el sector
financiero fuese el centro de la producción. Resulta del mismo modo
fundamental que, industrialización y urbanización en tanto procesos
sociales interdependientes, se mueven también en función de las
dinámicas propias de la sociedad donde están asentados3.
La urbanización sin embargo, no es privativa de la industrialización,
tampoco es un fenómeno homogéneo y neutral, determinado
únicamente por factores naturales o técnicos. En muchos casos llega a
ser un fenómeno artificial, una cuestión estrategias desarrollistas que
incluye la a la industria como a la agricultura, pero que dependen de
unas relaciones de producción determinadas, de una estructura social
definida4.
Desde esta perspectiva, el modo de organización de la producción y de
reproducción de la estructura de clases es un factor que configura
especialidades, la cual se nos revela en forma caótica. Este aparente
desorden que caracteriza a los procesos de urbanización en el
capitalismo, es en gran medida el reflejo de la acumulación y de los
procesos de apropiación del espacio, la segregación socio-espacial, la
congestión del centro de las ciudades, el aislamiento de ciertos barrios

3
Ibíd.
4
Ibíd.

3
periféricos, la insalubridad, el sub-equipamiento de zonas de hábitat
reservadas a los obreros5.
La indiferencia del capital hacia estos aspectos ha sido una constante,
no obstante se advierte que ello paulatinamente se convierte en una
amenaza contra su propio orden, en la medida en que la segregación
espacial produce descontento social y movilizaciones bajo la demanda
de acceso a servicios urbanos. Esta situación obedece en gran medida a
la misma gestión de las políticas de urbanización, donde es fundamental
la intervención del Estado como mediador entre los actores
involucrados: empresas y sociedad. Surge de esta manera la necesidad
de planificar los procesos urbanos. La planeación urbana se erige como
una disciplina enfocada a garantizar el control de los procesos
urbanizadores a fin de hacer prevalecer el equilibrio social, aunque con
ello no ha solucionado los problemas de fondo, ha dejado en último
plano la cuestión de los determinantes sociales de la urbanización.
La planificación urbana toma forma entonces de ideología y su tarea es
más que generar estrategias encaminadas a superar los problemas
urbanos, sino también a ocultar de alguna manera la dimensión política
de dichos problemas limitándolos al ámbito puramente espacial.
Intentando a toda costa paliar las contradicciones sociales a través de
transformaciones espaciales y no al revés.
Como es de suponerse, la planificación urbana esta en estrecha
vinculación con las políticas de desarrollo económico y social, por tanto
obedecen en un sentido estricto al modelo de desarrollo dominante. Esto
puede verse muy claramente en los países de América Latina donde a
partir de la Segunda Guerra Mundial se adoptaron medidas de desarrollo
encaminadas a la industrialización, toda esta estrategia se expresó
espacialmente mediante la creación de nuevos centros urbanos, lo que
inició un importante proceso de transformación de la población, que
hasta ese momento era predominante mente rural, hacia los años
setenta se observa la existencia de un porcentaje importante de
población urbana en la región y por supuesto comienza a hablarse de
explosión demográfica, cinturones de miseria, pobreza urbana;
problemas a los que se pretendió dar solución mediante

5
Ibíd.

4
descentralización industrial y la creación de polos de desarrollo. La crisis
económica de los años ochenta, significó en muchos sentidos un viraje
en la dinámica urbana, sin significar por ello, que los problemas urbanos
se hayan superado, sino todo lo contrario.
La extensión que caracteriza a las ciudades latinoamericanas no debe
ser asumida como una actitud antiurbana, sino como el resultado de la
política de industrialización forzada adoptada en estos países y que
condujo en muchos casos al crecimiento desproporcionado de las
ciudades, siendo uno de los rasgos mas relevantes de este proceso de
expansión, el que estos espacios se convirtieran en ciudades de
propietarios pobres. Esto pudo ocurrir gracias a las políticas estatales de
abaratamiento de créditos junto a la parcelación económica, que
permitieron el acceso masivo a la propiedad en los suburbios, lo mismo
que la ocupación ilegal de tierras negociada al interior de un sistema
clientelistas que hizo posible su incorporación a las zonas
metropolitanas. Las ciudades latinoamericanas como las de muchos
otros espacios del Tercer Mundo, se convierten de esta forma, en
extraordinarios espacios de promoción social al menos durante los
tiempos del populismo, desde la década de 1940 hasta fines de la de
19606, tendencia que pierde sentido a partir de los años ochenta con la
crisis económica y la disminución del intervencionismo estatal en la
economía.
Prevôt-Schapyra (2000) afirma que la crisis económica, el aumento de la
pobreza y la violencia, la aparición de nuevas formas de segregación
favorecidas por la búsqueda de seguridad apuntan hacia la idea de que
las ciudades del sur están siguiendo hoy el camino de las ciudades
norteamericanas, es decir, la desintegración. En efecto, la
desintegración social que se vive hoy en las ciudades latinoamericanas
por la crisis económica de las últimas décadas, ha sido también producto
de la erosión del pacto social populista entre Estado y sociedad, lo cual
de alguna manera había equilibrado las desigualdades sociales en las
ciudades. De esta forma, afirma Prêvot-Schapyra, surge un nuevo
modelo más disperso, menos jerárquico que sustituye al de la ciudad

6
Prevôt-Schapyra, Marie France, 2000, “América Latina: La ciudad Fragmentada” en:
Revista de Occidente Viejas/Nuevas Ciudades, Europa y América Latina No. 230-231,
Fundación Ortega y Gasset, Madrid.

5
orgánica o compacta: la ciudad fragmentada7. La fragmentación,
continúa la autora, se debe a la desaparición del funcionamiento global
en beneficio de las pequeñas unidades, de la disolución de los vínculos
orgánicos entre fragmentos urbanos, del empobrecimiento del contínum
espacial y de la repetición de desigualdades en las distintas escalas
infraurbanas, con islotes de pobreza junto a reductos de riqueza en el
interior de los espacios urbanos.
Esta jerarquización de espacios derivada de las relaciones de producción
en el ámbito local, se suma a aquella jerarquización derivada por la
geopolítica y la geoeconomía planetarias que define los espacios
prioritarios en relación a su posicionamiento en los flujos de capital y
fuerza de trabajo a escala planetaria. En la medida en que las llamadas
ciudades globales funcionan como centros de comando de la economía
global.
Hacia fines de la década de los ochenta del siglo pasado se observa el
fin del modelo desarrollista, al menos bajo la dirección del Estado, lo
cual significó en cierta medida la polarización de la sociedad. Si bien
algunos autores consideran la globalización como paradigma explicativo
de un proceso de fragmentación de la estructura social y espacial de las
grandes ciudades, que resulta de la separación de los beneficiarios de la
explosión de aquellos que quedan excluidos del proceso.
En efecto, la expansión de la economía a través de los procesos de
internacionalización y todo el proceso de localización industrial que éste
implica, ha llevado a muchos a formular el planteamiento acerca de la
obsolescencia de las ciudades dentro de este contexto económico. Si
bien este planteamiento parece ser coherente, tiene sus debilidades en
la medida en que se observa la declinación de ciertos centros
industriales, frente al aumento de la concentración del poder económico
en otros8. Es decir, en las tres últimas décadas ha ocurrido una especie
de transición en la cual se ha observado la declinación de los centros
industriales tradicionales frente al el surgimiento de importantes
ciudades de servicios.
7
Prevôt-Schapyra, Marie France, Op cit.
8
Sassen, Saskia, 1998, “Ciudades en la economía global: enfoques teóricos y
metodológicos”, en: EURE (Santiago) mar. 1998, vol.24, no.71, pp.5-25. Versión
electrónica: <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-
71611998007100001&lng=pt&nrm=iso>

6
En América Latina este proceso se ha vivido como el avance de las
actividades terciarias en detrimento de las industriales, que se traduce
en el dinamismo del sector inmobiliario ante la urbanización creciente, y
a su vez en la transformación de la ciudad bajo la lógica privada,
reproduciendo un tipo de paisaje, por ejemplo, la conformación de
nuevos barrios de negocios. La reconversión productiva por la que
atraviesan dichas economías en el contexto de la globalización mantiene
como eje la incorporación competitiva de estos espacios al espacio
global metropolitano. Este argumento es trabajado extensamente por
Castells (1996).
Para Sassen la ciudad global, significa la ampliación de su papel a partir
del surgimiento de dos procesos fundamentales: el gran crecimiento de
la globalización económica que incrementa los flujos económicos
mundiales, complejizándolos, mientras que por otro lado, se vio el
crecimiento de la intensidad de los servicios en la organización de la
economía. La demanda creciente de servicios por parte de las empresas
de todos los ramos industriales. La preponderancia de los servicios en la
organización económica general y las condiciones específicas de
producción que requieren los servicios corporativos avanzados, se
combinan para hacer de las ciudades un sitio clave de producción. Existe
una red de ciudades principales tanto en el norte como en el sur que
funcionan como centros para la coordinación, el servicio de del capital
global9. Esto se complementa con la idea de Castells en torno a la ciudad
global, que afirma se erigen gracias a la combinación
producción/servicios avanzados, la emergencia de una economía
informacional que gira en torno a centros de mando y de control
capaces de innovar, coordinar y gestionar las actividades entrecruzadas
de las redes empresariales, esto es posible gracias a la cada vez más
marcada interdependencia que existe entre las grandes metrópolis y
ciudades intermedias, lo que indica que la ciudad global no se reduce a
unos cuantos núcleos urbanos, sino implica a los servicios avanzados,
los centros de producción y los mercados de una red global10.

9
Sassen, Op cit.
10
Castells, Manuel, 1996, The Rise of the Networks Society, Blackwell Publishers,
Cambridge, Massachusetts.

7
En el mismo sentido, Castells argumenta que la relación ciudad-región
va perdiendo importancia con respecto a la importancia que adquieren
las relaciones que interconectan varias ciudades de diferentes regiones
y países y ello hace más profundo el abismo entre el las ciudades y sus
respectivos entornos. Esto se traduce en la tendencia masiva hacia la
dispersión espacial de las actividades económicas en los niveles
metropolitano, nacional y global asociados a la globalización que se
expresan con la demanda por nuevas formas de centralización territorial
de la gestión de alto nivel y de control de las operaciones ya que esta
dispersión ocurre en condiciones de concentración del control de la
propiedad y de la asignación de utilidades. Ello ocurre ya que tanto
mercados globales como nacionales requieren de lugares centrales
donde el trabajo de la globalización pueda realizarse. Las industrias de
información requieren de una vasta infraestructura física que contenga
nodos estratégicos para la concentración de servicios, lo que lleva a que
los procesos de trabajo se concentren en determinadas regiones.
Pero también la globalización implica la movilidad de la producción no
en cuanto circulación de mercancías, sino al proceso productivo mismo,
esta práctica se ha venido realizando desde los años sesenta, la
industria maquiladora constituye uno de los primeros signos de la
aparición de la fábrica global. Esta modalidad introduce una forma de
competencia entre las economías menos desarrolladas, con el afán de
atraer en la medida de lo posible, la mayor cantidad de cadenas
productivas relacionadas con esta modalidad de producción, por
supuesto que esta entraña una nueva forma de jerarquización espacial y
de organización territorial.
Control global se refiere al trabajo de producir y reproducir la
organización y gestión de un sistema de producción global y un mercado
global financiero, ambos bajo condiciones de concentración económica.
Sassen (1998) identifica las formas de organización espaciales como
mercados emergentes globales para servicios financieros y
especializados, ligados al crecimiento de la inversión como forma
principal de transacción internacional han contribuido a la expansión de
las funciones de comando y a la demanda por servicios especializados
para las empresas.

8
Sin embargo, la expansión del mercado ocurre de manera irregular, ello
entraña una la jerquización de los espacios en relación al rol que
desempeñan en la economía global, lo cual no significa que la ciudad
pierda su importancia como centro de gravedad para las transacciones
económicas. El punto de partida de la internacionalización económica
como una red de expansión industrial y de servicios es sin duda la
aglomeración, la existencia de un núcleo urbano enlazado a su
hinterland es la base de este proceso, el desarrollo tecnológico actual le
ha permitido saltar la barrera de lo local a lo global. De esta forma, ha
sido posible encontrar que “en la sociedad global no hay lugares
remotos, con los circuitos instantáneos, nada es remoto en el tiempo o
el espacio11”. Ese sentido Castells considera que la aglomeración en un
emplazamiento, lejos de constituir una alternativa a la dispersión
espacial, se convierte en la base principal para la participación den una
red global de economías regionales12.
Ello se traduce en la transformación de la forma urbana, lo cual ocurre
tanto los países metropolitanos como en las periferias, pues
básicamente los modelos neoliberales adoptados de manera
generalizada en el mundo plantean la cuestión de la competitividad
global y eso aplica también para los espacios urbanos. Castells plantea
la ciudad informacional como forma urbana propia de la era
informacional donde la sociedad está basada en el conocimiento,
organizada en torno a redes y compuesta en parte por flujos, la ciudad
informacional no es propiamente una forma, sino un proceso
caracterizado por el predominio de la estructura del espacio de flujos13.
En efecto, en América Latina podemos observar, des pues de un largo
tiempo de reestructuración económica, la permanencia de núcleos
urbanos tradicionales cuyo crecimiento va en aumento, dinámica que se
conecta con un esquema de desarrollo de pequeñas ciudades
intermedias, que se especializan en una actividad ligada al mercado
global, que funcionan como nodos de la sociedad red. En un punto
intermedio entre ambas figuras espaciales, se encuentran los espacios

11
Marshall McLuhan, 1965, citado por Fernández-Maldonado, Ana María, 2005,
¿Concentración o dispersión? TIC y forma urbana en los Países Bajos, ponencia
presentada en el III Seminario RIDEAL, Toulouse Francia, 1 y 2 de diciembre de 2005.
12
Castells, Op cit.
13
Ibíd.

9
peri-urbanos de las grandes ciudades y los espacios rurales
interconectados con redes de comunicación.
Este modo de organización del espacio, se nos revela como un mosaico
de lugares especializados e interconectados a una red global, nos
muestra también los distintos niveles en que se da la interconexión del
espacio de flujos descrito por Castells. El modelo de ciudad fragmentada
se enlaza a sí con una propuesta que trasciende el ámbito de la
aglomeración. Transformando de esta forma el viejo papel que asignado
a los grandes conglomerados poblacionales, es decir, superar el espacio
con el tiempo, facilitando la comunicación, minimizando las barreras
espaciales para superar las temporales. El modelo de dispersión urbana
propone superar el tiempo con el espacio, facilita la comunicación,
minimizando las barreras temporales para superar las espaciales.
Uno de los principales puntos a considerarse en el proceso de
urbanización en las últimas décadas ha sido la transición de la ciudad
compacta a la ciudad dispersa, en la medida en que el desarrollo
tecnológico ha nulificado la distancia. Hasta la década de 1970 se
observa la tendencia hacia la concentración urbana derivado del alto
crecimiento urbano, el resultado fue la suburbanización de los espacios
urbanos. Con la desaceleración económica de fines de los años setenta
del siglo pasado se transita hacia un nuevo esquema urbano, permanece
el núcleo urbano central y este se articula a una serie de nodos y
corredores urbanos que se interconectan alrededor de un anillo urbano
central, de tal forma que se logre alcanzar más eficiencia en tiempo de
viaje.
Todo este proceso está estrechamente vinculado con los procesos de
conformación de nuevas territorialidades en los ámbitos rurales, los
cuales están dejando de ser espacios aislados de las dinámicas globales.

3. LA NUEVA LÓGICA URBANIZADORA: DE LA RURALIZACIÓN DE LAS CIUDADES A LA


URBANIZACIÓN DEL CAMPO

Durante los años setenta se observa la declinación de los centros


industriales tradicionales, mientras que en los años ochenta se observa
el surgimiento de importantes ciudades de servicios. En el ámbito rural

10
se observa de igual manera importantes cambios derivados de los
procesos de reestructuración económica.
La crisis agrícola como primer fenómeno a analizar en este proceso, el
evidente fracaso de las políticas agrarias en particular para América
Latina se pueden leer como transformaciones concretas del espacio
rural, pero también la crisis agrícola ha significado en gran medida una
reestructuración de las estrategias de reproducción campesinas.
La transición de una sociedad agraria tradicional organizada en torno a
la actividad primaria, hacia una sociedad rural más diversificada. Esta
transformación pasa también por el replanteamiento de la relación
campo-ciudad que supera el planteamiento del intercambio desigual.
En ese sentido, autores como Grammont (2004), plantean que la vida
rural, comúnmente asociada a la actividad agrícola, abriga a hora una
diversidad de actividades y relaciones sociales que vinculan
estrechamente las aldeas campesinas con los centros urbanos y la
actividad industrial14. Los fenómenos que dicho autor menciona están
involucrados en la discusión acerca de la nueva ruralidad son: 1) la
desaparición de dos grandes campos geográficos diferenciados
económica y socialmente; 2) la urbanización del campo por el
incremento de las ocupaciones no agrícolas en éste, los medios masivos
de comunicación, la migración que posibilita el establecimiento de redes
sociales translocales y que en los espacios urbanos se expresa como la
extensión del espacio rural al interior de las ciudades; 3) la revolución
técnica que pernea tanto el ámbito urbano como el rural, con la
presencia de empresas trasnacionales que marcan la pauta del
desarrollo del campo a través del control de las cadenas productivas
agrícola a contrato; 4) la población rural no agrícola adquiere mayor
importancia y conforma unidades familiares plurifuncionales que se
reproducen a partir de la combinación de las diferentes actividades
económicas de sus miembros, debido a la crisis agrícola adquieren
mayor importancia los ingresos no agrícolas; 5) la desigualdad social, la
pobreza y la marginación como fenómenos que sustituyen la idea del
desarrollo y de la integración nacional; 6) la conservación del medio
ambiente como una exigencia que empuja a algunas instituciones
14
Grammont, Hubert, 2004, “La nueva ruralidad en América Latina”, en: Revista
Mexicana de Sociología, Año 66, Número especial, México, UNAM, pp. 279.

11
internacionales a buscar definir nuevas estrategias de políticas
públicas15.
Todos estos aspectos transforman de manera decisiva la configuración
del ámbito rural, tendiendo a borrar las diferencias entre los espacios
rurales y urbanos de América Latina debido la exacerbación de la
pobreza en ambos polos, lo que hace que los núcleos urbanos
receptores de grandes contingentes de personas procedentes del
campo, se vean imposibilitadas a absorberlas, se habla entonces, de la
ruralización de las ciudades, por la carencia de infraestructuras y
servicios, pero sobre todo por la fragmentación espacial que se presenta
como el ensanchamiento de los cinturones de miseria pero también por
las prácticas culturales, formas de apropiación del territorio que la
población migrante reproduce en ellas.

Conclusiones
A través de este análisis intentamos esclarecer la línea que nos conduce
a la comprensión de los procesos actuales de urbanización en América
Latina. Hoy en día se nos revela de manera clara la incidencia de los
procesos globales en las escalas locales. La imagen de caos bajo la cual
suelen presentársenos los procesos de urbanización no son más que
formas mistificadas de lo que realmente acontece en las formas de
apropiación del espacio en un entorno urbano. El modo de acumulación
o sistema-mundo expresa sus contradicciones en el ámbito territorial, de
tal forma, superexplotación y lucha de clases se expresan claramente en
la jerarquización y estructura de los espacios. Este fenómeno da luces
para el estudio de experiencias de lucha, movimientos autogestivos en
ámbitos urbanos en busca de una mayor equidad en el acceso a los
espacios y servicios en las ciudades.

Bibliografía
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Editorial Jus y Centro de Ecologia y Desarrollo.
2. Borsdorf, Axel, 2003, “Como modelar el desarrollo y la dinámica de la ciudad
latinoamericana”, en: Eure, Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos

15
Grammont, Hubert, Op cit, p. 281.

12
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Chile.
3. Boisier, Sergio. 2005¿Hay espacio para el desarrollo local en la
globalización?. Revista de la CEPAL Num 86, 47-62
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7. Fernández-Maldonado, Ana María, 2005, ¿Concentración o dispersión? TIC y
forma urbana en los Países Bajos, Ponencia presentada en el III Seminario
RIDEAL Toulouse, Francia 1 y 2 de Diciembre 2005.
8. Garnier, Jean Pierre, 1976, “Planeación urbana y neocapitalismo”, en
Geocrítica. Cuadernos críticos de geografía Humana, Año I. Número: 6,
Universidad de Barcelona, http://www.ub.es/geocrit/cienbil.htm
9. Grammont, Hubert, 2004, “La nueva ruralidad en América Latina” en:
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10. Preston P.W, 1999, Una introducción a la Teoría del Desarrollo, México,
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13
Vol. 20 No. 2 (59), pp. 229-267. Versión electrónica en:
http://revistas.colmex.mx/revistas/11/art_11_716_4384.pdf

14

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