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cw movimientoGSociales Mario Garcés Tomando su sitio El movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1970 LOM PALABRA DE LA LENGUA YAMANA QUE SIGNIFICA SOL Gare, Mario Tomas su sito: e! movinieno de pobladres de Santiago 1957-1970 Mario Gacts Durie. — Id Samiago LON Ediciones, 2002. 450 p.: Grifiom, ewdros stadsicus, 26cm (Coleciéa Movimiests Sociales) ISBN 986.282.4772, 1. Poblagones manpales Cie ~ Santiago liom 2. Planes ~ Chile - Sansingo Ceniciones Sociles 1957-19703. Plt hbtacioral- Chile ~ Sarto Hisoria 4, Viena ~ Cie ~ Sitio ~ 1957-1970, Tala. I. Sere Davey :363 51 eZ Cuter: 62151 Bente: Agencia Caalgrifice Chiena © LOM Ediciones Primera ediciGn, septiembre 2002 LS.B.N: 956-282-4772 © Mano Garcis Registro de Propiedad Intelectual N°: 127.110 Motivo de la cubierta: Composicisn en base a fotografias de revista Taller de andlisis Movimientos Sociales y Coyuntura, de ECO, Educacién y Comunicaciones; y Taller de Accién Cultural, TAC (Una noche, un pensamiento, una toma, una poblacién Libertaria). Disefio, Composicién y Diagramacién: Editorial LOM. Concha y Toro 23, Santiago Fano: (56-2) 688 52 73 Fax: (56-2) 696 63 88 Impreso en Tos talleres de LOM Maturana 9, Santiago (56-2) 673.09 15 cesnail: lom@lome! En Buenos Aires Editores Independientes (Es) Baldomero Fernéndez Moreno 1217 Fono: $411-44322840 editoresindependientes@ hotmail.com Impreso en Santiago de Chile Prélogo ‘Todavia en los afios ochenta, se pensaba que el principal movimiento po- pular chileno habfa sido y debia ser el movimiento obrero, sin embargo, por estos mismos afios quienes més resistian y mAs visible hacfan su oposicién a la dictadura eran los pobladores. Me parece que lo que estos hechos estaban po- niendo en evidencia era que debiamos reconocer dos grandes protagonistas colectivos en el siglo XX: el movimiento obrero y el movimiento de pobladores. Dos movimientos de fronteras difusas, ya que como decian las asisten- tes sociales en los afios cincuenta, el poblador de las callampas “es el mismo obrero de la faébrica”, solo que carece de un salario suficiente para habitar una vivienda digna, y efectivamente como se muestra en este libro, en aquellos afios, mas de un tercio de la poblacién de Santiago vivia en conventillos, callampas o subarrendaba. Sin embargo, no se puede negar, por otra parte, que la “clase obrera” fue siempre solo una fraccién de la clase popular y que un alto grupo de hombres y mujeres de pueblo nunca alcanzaron la condicién obrera, debiendo permanecer en una categoria, digamos a falta de un concep- to mejor, de “subproletariado”. Miles de mujeres de pueblo permanecieron, durante gran parte del siglo como lavanderas de ropa ajena y del planchadoo como sirvientas domésticas y nunca alcanzaron la condicién obrera en sentido estricto, sin embargo estas mismas mujeres fueron protagonistas fundamenta- les del movimiento de pobladores, en los aos sesenta. Algo parecido ocurri6 con esa gran diversidad de “trabajadores por cuenta propia”, maestros de di- versos oficios o trabajadores temporales en tareas de sobrevivencia legales e ilegales, que dificilmente se pueden asimilar ala nocién de “ejército industrial de reserva”, sin embargo, muchos de ellos se hicieron dirigentes del movi- miento de pobladores en los afios sesenta y setenta. Los campos de accién y de pertenencia social de obreros y pobladores variaron en diversos sentidos, de tal modo que mientras unos militaron en sindicatos, los otros lo hicieron en juntas de vecinos o comités de sin casa; mientras unos demandaron mejoras de salarios a sus empleadores, los otros demandaron viviendas del Estado; mientras unos fueron protagonistas en el campo de la produccién, los otros lo fueron en el campo del “poblamiento”, en la acci6n de habitar, de “poblar” la ciudad. El movimiento obrero fue el actor popular mas relevante al iniciarse el “siglo XX largo”, como llama Toms Moulian al siglo que se inicia con la Gue- rra Civil del 91, ya que la primera Huelga General en Chile se verificé en 1890, en el norte y centro del pais. Y para la primera década del siglo XX, cuando estallé la “cuestién social”, los obreros ya eran un actor insoslayable para la elite, como ha dicho Gabriel Salazar, y fue entonces que hicieron més visible su descontento y sus demandas a través de huelgas, protestas y motines que al- canzaron un punto culminante y a su vez tragico en Ja Escuela Santa Maria de Iquique en 1907. Como ha indicado Gonzalo Vial, alli se rompié, si es que alguna vez existi6, la unidad social del pais. El movimiento obrero, desde sus origenes, centr6 sus luchas y sus de- mandas en las mejoras de las condiciones laborales y de los salarios y también muy tempranamente vinculé sus luchas con el socialismo, que lo proclamé como una posibilidad para Chile aun antes del reformismo alessandrista de los afios veinte. En parte, el reformismo de este tiltimo fue una respuesta a los deseos de cambio social y mas ampliamente de una sociedad distinta, que de- mandaron los trabajadores chilenos organizados de ese tiempo. Los pobladores, en cambio, hicieron su entrada en escenaa través de las huelgas de arrendatarios de conventillos en 1919 y 1925, reaparecieron luego en la “toma de Zafiartu” que dio origen al sector de La Legua Nueva en los aftos del Frente Popular, y alcanzaron una presencia mas sostenida y extendi- daa partir de la “toma de La Victoria” en 1957. El movimiento de pobladores entonces, se fue convirtiendo en el actor urbano mas dindmico de la ciudad de Santiago, sobre todo cuando unié sus luchas por la vivienda con las propues- tas del cambio y de justicia social que movilizaban al conjunto de la sociedad. Fue en esta etapa que los pobladores mayoritariamente dejaron atras los conventillos y las callampas para vivir en poblaciones estables y definitivas. Unos y otros, obreros y pobladores, fueron protagonistas fundamenta- les del proceso de reformas que impuls6 la Democracia Cristiana en los sesenta y de la emblematica “via chilena al socialismo” que impuls6 la Unidad Popu- lar, a principios de los setenta. Y cuando el tiempo politico atin favorecta a esta Ultima, después de la denominada “crisis de octubre" en 1972, obreros y po- bladores se dierona la tarea de dar vida a inéditas formas de “poder popular”, coordinando luchas y actos de poder local en barrios, cordones industriales y “comandos comunales”. Y a pesar de que el discurso dominante de la Izquier- da politica en estos afios, tendfa a referir y encapsular todas las practicas populares con relacion a la “clase obrera”, como el sujeto historico por exce- lencia, se hacia ya evidente que las dinamicas y practicas del “movimiento popular” eran més amplias y diversas. El “poder popular”, en este sentido tenia que ver con la emergencia de procesos de democratizacién por la base que unian y articulaban territorialmente a jovenes, mujeres, trabajadores y tra- bajadoras de diversas categorias de la clase popular. A partir del golpe de Estado de 1973, obreros y pobladores fueron victi- mas de similar violencia represiva estatal, unos y otros, que habian comenzado a Hamarse “compafieros” entre si, fueron entonces declarados “enemigos in- ternosde la nacién” por los militares y la derecha politica en el poder. En contra de todos ellos se dirigié el golpe de Estado para aplastar sus organizaciones y el ideario socialista. La palabra “compafiero” fue prohibida y dejé de pronun- ciarse, al menos piblicamente. Si para los obreros sindicalizados se cerraba un ciclo histérico, en el sen- tido de la represién a sus organizaciones, la muerte y desaparicin de muchos de sus dirigentes, y el cambio en el modelo de desarrollo, que trajo consigo la desindustrializacién del pais, para los pobladores, el golpe interrumpié las prdcticas y los suefos asociados a construir colectiva y comunitariamente sus poblaciones, Sin embargo, a pesar de la represién, el terrorismo de Estado y las politicas encaminadas a disciplinar la sociedad, los pobladores fueron “un hueso duro de roer” para los militares y la derecha politica en el poder, ya que cuan- do promediaban diez afios de dictadura, los pobladores se convertirjan en el principal movimiento social opositor al régimen militar. Con sus “protestas” de los aftos 1983-1986, que protagonizaron especialmente mujeres y j6venes pobladores, pusieron a los militares a la defensiva y le mostraron al mundo que en Chile la mayoria del pueblo, luchaba y sofiaba con el retorno a la demo- cracia. Se estaba produciendo entonces una especie de relevo, en el sentido que mientras antes del golpe, era el movimiento obrero el principal protago- nista popular, ahora ese lugar empezaban a tomarlo en sus manos los pobladores y una diversidad de movimientos sociales de mujeres, de cristia- nismo popular, de derechos humanos y de jévenes de las poblaciones de Santiago y de provincias. Las demandas de los pobladores, en los afios ochenta, ya noserian solo por viviendas, que muchos de ellos habian conseguido a fines de los sesenta, sino por la democratizaci6n de la sociedad, por fuentes laborales, acceso a un sistema dig- node educaciény de salud piblica, respeto por la vida y elejercicio de las libertades puiblicas, y mas ampliamente por una sociedad fraterna y solidaria, més cercanaal ser que al tener, como propuso Erich Fromm en los afios sesenta, a la colaboracién que a la competencia, al sentido de comunidad que a la exclusién. Ciertamente muchas de las aspiraciones, valores y actitudes que se cul- tivaron en las précticas de los movimiento sociales populares, antes y durante la dictadura, no encontraron traduccién politica en el Chile de los noventa, habida cuenta de las debilidades de los propios sujetos populares y de los discursos politicos, especialmente del centro y de la Izquierda, que acompaiia- ron el desarrollo del movimiento popular en esos afios. Como fue percibido por diversos observadores, en ese tiempo, era visible una distancia entre la “protesta popular” y las “propuestas politicas” que surgieron desde los parti- dos opositores a la dictadura. En efecto, mientras unos buscaban apoyarse en la protesta social para negociar una salida pactada con los militares -algo de esto fue lo que finalmente ocurrié— los otros proclamaban la inminencia de la revoluci6n -o algo parecido a ello- pero, en ambos casos, las estrategias y dis- cursos politicos no establecian vinculos con un movimiento social popular, en tanto que protagonista del cambio. El resultado de este desencuentro fue que los anhelos y aspiraciones de los movimientos sociales populares no se tradujeron en propuestas politicas democraticas y democratizadoras'. Primé mis la tradicién (“el peso de la noche”) y la transicién o el retor- no a la democracia fue concebido por la clase politica chilena como un “pacto de convivencia” con los poderes de facto, que se fortalecieron en la dictadura (los empresarios, las fuerzas armadas, la Iglesia) y no como un proceso de progresiva democratizacion de la sociedad. Haber elegido este tiltimo camino suponia privilegiar a una diversidad de movimientos sociales, entre ellos el poblacional y muchos otros con fuerte arraigo en los territorios populares, re- conociéndoles su condicién de protagonistas e interlocutores fundamentales de la transici6n a la democracia. Una vez mas, como habia ocurrido en otras coyunturas de nuestra historia, el sistema de partidos, legalmente establecido y permitido bajo un nuevo y artifi- cial régimen de bi-partidismo (de dos grandes alianzas en nuestro caso), se ha separado del pueblo. La democracia recuperada entonces ha sido decepcionante para muchos porque “los asuntos de la polis”, es decir la politica, se ha vuelto espectaculo mediatico que se desarrolla de espaldas al pueblo, pasto de cultivo, por otra parte, para nuevas formas de populismo y de clientelismo politico. Qué distinta hubiese sido la transicin si en el campo de los Derechos Humanos, las agrupaciones de victimas de la represién y las organizaciones ' Para una visiGn general de las protestas, Gonzalo de la Maza y Mario Gareés. La explosidn de las mayorfas. Protesta Nacional, 1983-1984, Ediciones ECO, Santiago, 1985, Para una visién critica de la transiciGn desde los movimientos sociales, consular “Taller deandlisis de mvovimientos socisles ¥y coyuntura”, Ediciones ECO, Nimeros 1 al 5, 1988, 1989. de Derechos Humans hubiesen sido los interlocutores y aliados principales de un gobiemo democratico para definir una politica consecuente frente a los militares y la derecha politica. Qué distinta hubiese sido la transicién si en el campo territorial las organizaciones de pobladores hubiesen sido consultadas respecto de las reformas necesarias de realizar para democratizar los gobier- nos locales, y mas todavia, si en vez de ver al pueblo como amenaza, hubiese sido considerado protagonista de la democratizacin. La transicién siguié un curso, paraddjicamente, por pocos deseado, y uno de los problemas de hoy es cémo resignificar la politica, ya que una poli- tica sin pueblo, de espaldas al pueblo, inevitablemente y habida cuenta de nuestras tradiciones, esta condenada al fracaso; es de corto alcance y prepara las crisis de manana. No hay recetas ni tiene sentido esperar la emergencia de liderazgos mesianicos, mas vale el largo y sinuoso camino de la practica social, en su doble sentido, como historia y como potencialidad de las dinamicas e iniciativas de las agrupaciones sociales populares. En este contexto, ¢qué sentidos puede tener volver sobre el pasado del movimiento poblacional? En primer lugar, busco contribuir a una necesaria discusién sobre los movimientos populares del siglo XX, en el sentido mas arriba insinuado, es decir, lamando la atencién sobre la especificidad y signi- ficacién del movimiento poblacional, como actor social urbano, portador de practicas y propésitos de “construccién de sociedad desde abajo”, de nuevas formas de poder y de democracia local. En segundo lugar, me parece que los fenémenos de exclusién social que provoca el actual capitalismo globalizado, generardn campos de conflicto creciente entre el Estado y diversos grupos “en movimiento” que nacen en las poblaciones. Tal es el caso de los jévenes de pueblo y sus variadas y muchas veces desesperadas busquedas de identidad, la extensién de la apatia politica en vastos sectores de la poblacién o las contra- dictorias estrategias de sobrevivencia de los mas pobres, que se mueven entre la “empresarialidad popular” y la extension y proliferacién de mafias asocia- dasa la delincuencia y el narcotrafico. De cara a la realidad actual de los pobladores, me parece que la historia, como disciplina puede representar un aporte significativo a los pobladores de hoy y més ampliamente también a otros sectores de la sociedad. En efecto, una de las principales motivaciones que me animaron a realizar y perseverar en este estudio, fue ofrecer algo asi como un espejo en que los pobladores pu- diesen mirarse, en un pasado cargado de iniciativas y proyectos de transformacién y humanizacién de sus vidas en la ciudad, en un pasado ante- rior a la dictadura, en que la iniciativa histérica estuvo de parte de los movimientos sociales populares, y en particular en manos de los pobladores. Sostengo, con gran conviccién, que si se observa el proceso histéricamente, los pobladores fueron protagonistas, desde fines de los cincuenta hasta los prime- ros afios de los setenta, de un movimiento social exitoso que transformé por completo la ciudad de Santiago y les dio a sus protagonistas una nueva posi- cién ya no solo en la ciudad sino que mas ampliamente en la sociedad. Si se tiene en cuenta este pasado, y las iniciativas de rearticulacion que desarrollan hoy los pobladores, me parece que la acci6n social y politica pobla- cional sera un componente fundamental en la recreacién de un horizonte democratico para la sociedad chilena. Esto es, campo de disputa electoral, pero ms que eso, campo de iniciativas comunitarias y de formas de sociabilidad que interrogarén permanentemente los modelos individualistas dominantes as{ como a una institucionalidad atin débilmente democratica, que debe ser transformada y puesta al servicio de los ciudadanos-pobladores en sus respec- tivos territorios. Estos procesos de democratizacién no prosperardn si los movimientos sociales de raiz poblacional no recuperan roles protagénicos en el campo de la politica local y nacional. Finalmente, quiero contribuir a la formacién de muchos estudiantes y jovenes profesionales de historia, trabajo social y otras disciplinas que, ejer- ciendo sus profesiones en el campo poblacional y recorriendo cotidianamente las calles de la ciudad popular, carecen de referencias mas sistematicas acerca de la historia de los pobladores de la ciudad de Santiago. Pero mas atin, busco contribuir a la critica de esas construcciones de la actual ingenieria social que ve a los pobladores como objeto de politicas sociales compensatorias o de ac- ciones asistenciales dirigidas hacia el “mundo de los pobres”, tantas veces visto como ajeno y calificados de tantas maneras -vulnerables, en riesgo, carenciados, no habilitados, etc— que niegan su condicién de sujetos con derechos a una humanidad plena. Este libro es el resultado de mis investigaciones encaminadas a obtener mi grado de Doctor en Historia en la Pontificia Universidad Catélica de Chile. Muchas personas ¢ instituciones contribuyeron a hacer esto posible, por lo que agradezco a todas ellas la confianza y los apoyos de diversa naturaleza que me brindaron. En especial, a los servicios facilitados por las profesionales de la Biblioteca del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo, a mis compaferos de ECO, Educacién y Comunicaciones, en especial, a las historiadoras Myriam Olguin y Nancy Nicholls del Programa de Historias Locales. Al historiador norteamericano, Peter Winn, por sus sabios y oportunos consejos. A todos los pobladores de diversas comunas de Santiago, que en los tiltimos afios, me con- fiaron sus relatos de vida o pusieron en comin sus testimonios en animados 10 talleres 0 encuentros con la memoria popular, en particular a Ibador, Clodomira, Elena y Manuel. A mi hermano Juan Antonio Garcés y a mi amigo Antonio Mondelaers, sin cuyos estimulos y apoyos solidarios no me hubiera sido posi- ble destinar el tiempo y los recursos que la investigacién requiri6. A mis hijas, Magdalena, Verénica y Antonia, que tuvieron la paciencia de soportar mis ausencias y a Jody Pavilack que no solo me acompaiié afectivamente sino también con sus licidas ideas y agudos comentarios desde su propia tradicién historiografica. Agradezco también al Programa de Doctorado de la Pontificia Univer- sidad Catélica, que me dio la oportunidad de enriquecer mi formacién como historiador y al profesor, don Armando de Ram6n, cuya experiencia y sabidu- rfa me acompaiio en la elaboracién de mi tesis doctoral sobre este tema. A Tomas Moulidn, que se atreve en los tiempos actuales a ejercer su mirada critica, la que nos invita no solo a mirar el pasado sino sobre todo nuestro futuro, y que ha reconocido el valor social y politico de este tema, animandome para divulgarlo. A LOM ediciones por hacerlo real. A los pobla- dores de “La Voz de los sin casa” del Campamento Pefialolén, por mantener viva la lucha por lograr su propio sitio en la ciudad y la sociedad. 11 Introduccién Este es un estudio sobre los pobladores de Santiago en un periodo espe- cialmente significativo de su historia, aquel que les permitié mejorar su posicién en la ciudad, transitando desde formas precarias de habitar hasta formas esta- bles y definitivas de asentamiento urbano. Se inicia en los afios cincuenta, en el momento que los problemas asociados al poblamiento informal y la pobreza urbana, eran percibidos por diversos actores de la sociedad, como uno de los problemas sociales mas graves del pais y termina, en 1970, cuando los pobla- dores de la capital, multiplicando sus iniciativas, se habian convertido en el actor social mas dinamico de la comunidad urbana capitalina. A través de sus movilizaciones, en las décadas que considera este estudio, y en los afios inme- diatamente posteriores, los pobladores fueron recreando la ciudad de Santiago, dando origen a las “poblaciones” y barrios populares més emblematicos de la capital, tal como hoy los conocemos. El estudio se ha propuesto describir y analizar los procesos histéricos a través de los cuales los pobladores o los “pobres de la ciudad”, modificaron sus formas de pertenencia a esta, expandieron sus capacidades organizativas e interactuaron con el sistema de partidos politicos y el Estado, hasta constituir- se en un actor social, capaz de influir en la satisfaccion de sus necesidades de vivienda y en el evidente reordenamiento urbano que vivié Santiago en la década del sesenta. Se sostiene, en este ultimo sentido, que los pobladores fue- ron unactor social y politico relevante en la sociedad santiaguina alo largo de todo el periodo en estudio: en los aiios cincuenta, incrementando la presién social que llevaria al establecimiento, por parte del Estado, de los primeros planes nacionales de vivienda, y en los afios sesenta, expandiendo sus capaci- dades organizativas para ampliar y diversificar las estrategias de resolucién de los problemas de la vivienda en la ciudad de Santiago. Para alcanzar los propésitos de este estudio, fue necesario centrar la atencién, por una parte, en las iniciativas de organizacién y de presién que surgieron de los propios pobladores, especialmente en la zona sur de Santiago, 13 que fue el epicentro del conflicto urbano, desde fines de los cincuenta hasta bien avanzada la década del sesenta. Sin embargo, teniendo en cuenta la natu- raleza y la magnitud del movimiento poblacional, se le vio luego, enel contexto més amplio de la ciudad. Por otra parte, fue necesario también centrar la aten- cién en el Estado, que bajo administraciones de distinto signo politico, en el periodo en estudio, organiz6 y puso en marcha las primeras y més significati- vas politicas de vivienda popular y de integracién social de los mas pobres de la ciudad. El proceso mediante el cual los pobladores redefinieron sus formas de habitar la ciudad, fue sin lugar a dudas relevante, no solo porque moviliz6 a una mayoria popular, de precaria posici6n social en los afios cincuenta, sino porque ademés, fue parte constitutiva de los procesos de cambio social y polf- tico que removieron a la sociedad chilena en los afios sesenta. Por otra parte, si se observa este proceso, desde una perspectiva histérica de “larga duracién”, el protagonismo social y politico alcanzado por los pobladores, en los afios cincuenta y sesenta, les permitié cerrar un verdadero periplo histérico en su btisqueda por alcanzar formas dignas y estables de asentamiento en la ciudad. En efecto, la precariedad del poblamiento popular habia sido reconocida por Benjamin Vicuiia Mackenna en el tiltimo tercio del siglo XIX, sin embargo, todavia durante la primera mitad del siglo XX se multiplicaron las formas de poblamiento precario -en particular los “conventillos” y las “poblaciones callampas”— hasta que, finalmente, los pobladores alcanzaron una forma mas definitiva de asentamiento urbano, en los afios sesenta, en “villas” y “pobla- ciones” . El concepto mismo de “poblador”, con el que se denominé a los pobres de la ciudad, surgié y se extendié en los afios sesenta, cuando producto de su mayor visibilidad social, fueron “objeto de estudio” de las ciencias sociales, par- ticularmente de la sociologia. En efecto, a diferencia de otros temas sociales 0 institucionales que han ocupado al historiador, con relaci6n a los pobres de la ciudad, solo recién en los afios ochenta se asiste a una reconsideracién de “lo popular”, que pondra mayor atencién en este “nuevo” sujeto social, asi comoen otras manifestaciones culturales de los sectores populares chilenos. Con anterio- ridad a esta “puesta al dia” de la historiografia, los pobladores, preocuparon a sociélogos y urbanélogos, sobre todo cuando se hizo necesario explicar y suge- tir soluciones al explosivo crecimiento de las ciudades latinoamericanas. De este modo, fue desde la sociologia, a principios de los afos sesenta, que se formulé un corpus te6rico sistemdtico —de raiz funcionalista— para ex- plicar y sugerir soluciones al explosivo crecimiento de los problemas sociales de las ciudades latinoamericanas. Esta fue la denominada “teorfa de la marginalidad” elaborada por el Centro para el Desarrollo Econémico y Social de América Latina (DESAL), vinculadoa la Iglesia Cat6lica. Este corpus te6rico tuvo indudablemente un significativo impacto tanto en el ambito académico como politico y social de los aftos sesenta. En efecto, la teoria de la marginalidad constituyé una respuesta teérica, desde la tradicién social cristiana al marxis- mo criollo, que habia centrado sus explicaciones acerca de la situacién del mundo popular en las contradicciones econémico estructurales de la sacie- dad, reconociendo en la “clase obrera” al “sujeto histérico” més relevante del devenir histérico y del futuro de nuestra sociedad". Distanciéndose de estas tesis, la teoria de la marginalidad pondria el acento en la “integracién social”, reconociendo en la historia de América Lati- na “dicotomias” y superposiciones de culturas y de civilizaciones. Estas superposiciones, que se habrian iniciado con la Conquista y que se prolonga- ronen la Colonia, no podian dejar de proyectarse en la dicotomia campo-ciudad, y en la segregaci6n socio territorial al interior de las ciudades latinoamerica- nas*. Un resultado moderno de este proceso histérico, se sostuvo, eran las desigualdades sociales en la ciudad, la explotacién econémica y la domina- cién politica, que tenian por efecto la constitucién en las sociedades latinoamericanas de dos grandes conglomerados: uno “supra participativo” y otro “supra marginal”. Esta ultima era la situacién de los ms pobres, de los que hacian crecer los cordones de miseria que rodeaban las grandes ciudades de nuestro continente a fines de los afios cincuenta. Eran grupos sociales, que a juicio de Vekemans “puede decirse que no estan social y econémicamente integrados a una sociedad, a un sistema de clases, ya que no pertenecen al sistema econémico”®. Un nuevo concepto habia nacido para designar este fe- némeno, la marginalidad, que no era sino “la actualizacion del problema inicial”, vale decir, la existencia de un sector social que se encontraba al borde de su incorporacién objetiva a las estructuras de la sociedad. La teoria de la marginalidad, junto con estimular los estudios sobre los grupos sociales pobres de la ciudad, que serian ahora socialmente designados como “pobladores”, encontré también réplicas teGricas, a principios de los se- tenta, entre los investigadores del Centro de Desarrollo Urbano y Regional Entre los autores mas difundidos de este enfoque, ver: Segall, Marcelo Desarrollo del capitatismo en Chile. Cinco ensayos dialécticos, Editorial del Pacifico, Santiago, 1953; Ramirez N. Heraén Hisioria del Movimiento Obrero en Chile, Bdiciones Talleres Graficos Lautaro, Santiago, 1956. Veckemans, Roger La marginalidad en América Latina. Un ensayo de conceptualizacién. En: Poblacién y familia en una sociedad en iransicion, DESAL., Troquel, Buenos Aires, 1970. p. 31. Vekemans, op. cit, p. 54 15 (CIDU) de la Universidad Catélica de Chile. Desde este Centro, se sostendria que las poblaciones populares més que “el refugio de la desintegracién social y la concentraci6n de lumpen”, serfan “la unica forma posible de residencia para una fraccién de la clase obrera (aquellas de los “sectores tradicionales”) a la que se agrega, una buena parte del proletariado de la gran industria, e inclu- so empleados y pequefios burgueses, atin cuando los grupos obreros sean netamente hegeménicos”*. Diversos investigadores del CIDU, volverian sobre el paradigma mar- xista, aunque reformulado’, para buscar explicar la situacién de los pobladores y replicar de este modo al paradigma funcionalista de DESAL. El nuevo plan- teamiento sostendria que el “movimiento de pobladores” encontraria su explicacién mAs que en la estructura de clases, en su articulacién con el marco general de la lucha de clases, de la reivindicacién urbana y de “una estrategia politica ligada a la movilizacién sobre base y objetivos de gobierno local”®. Este debate sociolégico sobre los pobladores, que se constituyé en Chile a partir de la década de los sesenta, se vio interrumpido con la crisis social y politica que se vivié en nuestro pais en la primera mitad de los setenta. Cuan- do reemergié el debate, en la década siguiente, es decir en los afios ochenta, lo haria bajo nuevas formas y con nuevas categorias de andlisis, siendo ahora un debate no solo de la Sociologia sino que también de la Historiografia. La teflexién y el debate sociolégico, en esta nueva fase, debié tomar en cuenta la emergencia de nuevos actores y movimientos sociales, y se tendié a centrar en determinar el significado de la accién social colectiva en el contexto de regimenes autoritarios. De las visiones més tradicionales de tipo estructu- ral, es decir, de la determinacién 0 el condicionamiento econémico clasista, se evolucioné hacia una vision més diversa y multicausal de la accién colectiva’. Esta, se la vio ahora manifestarse en una diversidad de movimientos sociales, de “pobladores” en sentido amplio, pero también de género, de jévenes, de etnias, comunidades religiosas, ecologistas, etc. Junto con este reconocimiento, se discutié también acerca de la vision politicista que habia predominado en las ciencias sociales a propésito de los ’ Castells, Manuel “Movimiento de pobladores y lucha de clases”, en Eure, Santiago, Il, abril 1973, v.98. Decimos que se trataba de un marxismo reformulado, en el sentido que no se reproducta simplemente latradicién marxista criolla, inaugurada en el ambito académico en los afios cincuenta, sino que se ampliaban las explicaciones y los actos de comprensién de la realidad social en el contexto de la “teorfa de la dependencia”. . Castells, op cit. p. 21. Calderén Femando y Jelin Elizabeth. “Clases sociales y movimientos sociales en América Latina”. En Proposiciones, Edic. SUR, Santiago, N° 14, 1987, p. 14 y ss. movimientos sociales. A este respecto, se sugirié ver la accion colectiva de los grupos sociales urbanos no solo con relaci6n al poder, sino que en su capaci- dad de “construccién sociocultural”*, Esta y otras indicaciones, abrieron nuevos derroteros para el andlisis de la accién colectiva como expresién de vitalidad y autonomia relativa de la sociedad civil con relacién al Estado. Mas particular- mente en Chile, el debate sobre los pobladores, tendié a organizarse en torno a la consideracion de los pobladores como “movimiento social” en sentido estricto® 0, en su extremo, verlos simplemente como “masas anénimas centra- lizadas esporddicamente”, expresién visible de procesos de desintegraci6n social”. En una perspectiva menos radical a la de este tiltimo punto de vista, se vio también a los pobladores como sujetos de acci6n colectiva, en dinamicas de sobrevivencia y de accién politica, orientadas preponderantemente hacia formas de integracion social”. En los afios ochenta, como adelantéramos, los sectores populares urba- nos comenzaron a ser incorporados en la investigacién y la reflexién historiogréfica, a pesar de que mas que los pobladores, en sentido estricto, ha sido la cuesti6n de “lo popular”, en un sentido mas amplio, lo que se ha cons- tituido en materia de reflexion y debate entre los historiadores. En efecto, por una parte, no se trata que de manera semejante al de la Sociologia, la Historiografia haya discutido y contrapuesto paradigmas teéricos para abor- dar la historia de los pobladores, y salvo algunas tesis de grado”, estimuladas especialmente por las investigaciones de Historia Urbana del profesor Arman- do de Ram6n, de la Universidad Catélica, no se ha escrito una historia de los pobladores”. 4 Calderon y Jelin, op. cit, p. 18. , ‘Touraine, Alain “Conclusi6n: La centralidad de los marginales”. Ein Proposiciones, Edic, SUR, N° 14, Santiago, 1987. p. 214 y ss. ‘© Tironi, Eugenio “El problema de la democracia”, en: Kritica, Santiago, N°6, octubre, 1987. Separata, p.3yss. c ‘Campero, Guillermo Entre la Sobrevivencia y la accién politica, ILET, Santiago, 1987. 4 Entre otras, relativas a los pobladores, se pueden consultar las siguientes tesis de grado, todas ellas presentadas en el Institulo de Historia de la Pontificia Universidad Catélica: Loyola, Manuel “Los pobladores de Santiago, 1952-1964: Su fase de incorporacién a la vida nacional”, Santiago, s/f; Farias, Ana Marfa. “Urbanizacién, politica de vivienda y pobladores organizados en Barrancas: El caso de la Poblacién Neptuno, 1959 - 1968", Santiago, 1992; Vergara, Angela “Unacontecimiento histérico: Puerto Montt 1969", Santiago, 1994. E] unico trabajo de carfcter general y que entrega una visi6n panordmica de los pobladores a lo largo del siglo XX es el del socidlogo Vicente Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad, Edie. SUR, Santiago, 1988. Este autor trabaja bisicamente la relaciGn de los pobladores conel sistema politico, sin adentrarse decididamente en la historicidad, en un sentido més amplio, del sujeto poblador. 17 Fue entonces, a juicio de Gabriel Salazar, la crisis teérica que compro- metié a las ciencias sociales en los afios setenta y a los proyectos politicos de cambio social, que quebré todas las construcciones estructuralistas de los aiios sesenta, la que produjo en las ciencias sociales y particularmente en la historia, un radical vuelco hacia el sujeto y las identidades sociales, en particular las populares". La buisqueda por las “identidades”, si bien siguié diversos derro- teros, llevé a quienes orientaron sus estudios en torno a los sectores populares, auna suerte de reencuentro con el sujeto, sus experiencias histéricas asi como a una valoracién de los significados que ellos mismos otorgaron a sus expe- riencias. En estas biisquedas se pueden reconocer diversos énfasis y posi- cionamientos te6ricos frente al estudio de lo popular. Asi por ejemplo, mien- tras Maria Angélica Illanes ha enfatizado en la “emancipacién de la teoria”’*, Gabriel Salazar ha propuesto la necesidad de una “Ciencia social propia” del movimiento popular’’, Se trata de dos posturas, que aunque distintas, com- parten la necesidad de reformular la mirada y el lugar de lo popular en las. Ciencias Sociales y la Historiografia Para Maria Angélica Illanes, hay una actitud o postura epistemol6gica que define a la historiografia de lo popular de los ochenta. Esta es popular, afirma, porque abandona el “trono”, se aleja de las alturas luego de cuestionar el poder de la Raz6n Pura. Es un acto de autobiografia; es una historiografia que recorre los caminos, vaga y se peoniza, se hace popular acallando su otro- ra “Gran Voz” para escuchar y registrar los sonidos simples de los otros, los comunes, los populares”. Es la apertura al otro lo que condujo, a juicio de IManes, ala emancipacién de la teoria, en el sentido de escribir desde un nue- vo asombro: “el de la existencia”. No se trata en consecuencia de escribir el 2 La tesis de Gabriel Salazar es que la crisis de las construcciones esiructuralistas ¢ ideologizantes de Jos afos sesenta, adolectan de un peligroso desconocimiento de las especiticas dindmieas sociales, econémicas y politicas de la “cara interna de la nacién”. La crisis de los aiios setenta, condujo ala reconstruccién del “proceso chileno”,a larevisién del marxismo, la apertura hacia nuevas corrientes hacia el pensamiento de A. Gramsci en panticular-, la revalorizacion de la cukura popular, etc. Y, ‘en suma, la crisis y las biisquedas a que ella dio origen, Hevaron a revisar “las percepciones y conductas del pasado” para construir sobre esas hases un “modelo renovado de accién hist6rica”. En: Salazar, Gabriel: “Historiograia y dictadura en Chile (1973-1990) Buisqueda, identidad, dispersién” Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, septiembre, 1990, * Manes, Marfa Angélica La historiografia popular: Una epistemologia de mujer Chile, década de 1980, Revista Solar, Santiago, 1994. p. 2. Salazar, Gabriel Violencia politica popular en las “grandes alamedas”. Santiago de Chile, 1947- 1987. Ediciones SUR, Santiago, 1990. p. 49 y ss. Manes, op. cit, p. 2. 18 “gran texto” para “hacer conciencia”, sino que trabajar en funcién de la identi- dad. La historia, desde esta perspectiva, registra y contribuye a la crénicadela memoria colectiva, a esa memoria que funda, describe y activa la identidad. La emancipacién de la teoria es entonces basicamente una revaloracién de la historicidad del sujeto, de un sujeto en cierto modo liberado -para la “ciencia”— de sus determinaciones estructurales y reconocido ahora en su ca- racter fenomenolégico, inconcluso’’. Illanes reconoce en el sigio XX chileno, un sujeto social colectivo de hom- bres y mujeres de “sobrevivencia amenazada” que comparten un proyecto democratico, en cuanto imaginario social que moviliza sus energias hacia la construcci6n de un “sujeto historico”. Por su parte, el estado nacional, es visto también como una construccidn histérica, que se modifica en sus relaciones de cooptacién y represién del movimiento social popular. Este tiltimo, finalmen- te, vive tensionado su condicién de sujeto cooptado y de sujeto auténomo y protag6nico en tanto que movimiento social”. Para Gabriel Salazar, por su parte, el estudio de lo popular es un fen6- meno tardio respecto de las necesidades del propio pueblo. El peonaje y el proletariado industrial, indica, eran desde principios de siglo protagonistas e interlocutores insoslayables de la elite, de tal suerte que desde ese tiempo se “sentia la necesidad creciente de elaborar una ‘teoria’ de las clases populares”. Sin embargo, los estudios sistematicos no se emprendieron sino hasta fines de los afios cuarenta, con los trabajos de Julio C. Jobet®. Practicamente desde 1948 a 1973, seguin Salazar, se extiende un ciclo, un primer movimiento historiografico, que puso el acento en la explotaci6n econémica y en los es- fuerzos encaminados al cambio social, en la légica de la clase, el sindicato, el partido y la conciencia, Estas construcciones, sefiala el mismo autor, sufrieron un duro golpe con la ruptura histérica de 1973 que “quebré la espina dorsal de varias tendencias histéricas” del movimiento popular chileno, lo que obligé a revisar los sistemas te6ricos que fundamentaron la fase 1948-1973", Si bien no se volvia “a fojas cero”, se imponia al menos revisar las cate- gorias que fundamentaron o sostuvieron esas teorizaciones. Entre estas, la " “Nose trata dice Ilanes de un sujeto inmanente, sustancia pura, hecho de una vez y para siempre... sino de un sujeto encarnado y contextualizado: afirmacién de su existencialidad. No es un mero objeto, por cuanto se manifiesta hist6ricamente impregnado de “sentido”, de autoconstruccién, de apropiacidn, de busqueda de identidad, de pueblo o existencia colectiva, es decir de deseo emancipatorio™. Ilanes, op. cit p. 5. » Manes, Marfa Angélica. En nombre del Pueblo, del Estado y de ta Ciencia... Historia Social de la Salud Piiblica en Chile. 1880-1973. Colectivo de atencién primaria. Santiago, 1993, p. 14 y 15 ™ Salazar Gabriel Labradores, peones y protetarios, Edic. SUR, Santiago, 1985, p. 7. 2 Ibidem. 19 categoria “pueblo” es una de las mds relevantes, en la medida que ella articula una determinada concepcién de la nacién y el Estado. Salazar sostiene, que deben considerarse a este respecto, al menos dos visiones dominantes entre los chilenos y ciertamente contrapuestas; aquella que denomina “monista”, que identifica nacién y pueblo, y aquella que solo puede definir al pueblo con relacién a la historicidad involucrada en el drama interior de la naci6n. La idea central que organiza la visién “monista” es que “el sujeto cen- tral de la historia de Chile es una entidad socio-espiritual congregada por un sentimiento de homogeneizacién interna: el de la Patria. Este sujeto, es pues una entidad tinica e indivisa, que porta a sf misma la historicidad nacional’. Pueblo-naci6n, para esta concepcién es un sujeto histérico esencialmente acti- vo, cuya “historicidad no es otra cosa que el proceso de institucionalizacién de ‘las ideas matrices’ que configuran el ‘interés general de la nacion’. El plexo hist6rico del Pueblo-nacién es, pues, un ‘espiritu nacional’, cuyas ideas com- ponentes configuran el “estado nacional” en forma, la “jerarquia social” adecuada, la “moral republicana” ideal, ete’. Frente a esta acepcién del “pueblo”, existiria también entre los chilenos una visién que no se reconoce en la homogeneizacién de! espiritu nacional, sino “en el drama de alienacién padecido por una parte de la nacion a conse- cuencia del accionar hist6rico de 1a otra parte, y/o de otras naciones”. Esta visién conduce inevitablemente al historiador al desarrollo de una percep- cién “introvertida y patética del desgarramiento interno del cuerpo social de Chile”**. Corresponderé al historiador, desde esta perspectiva indagar en la es- pecificidad del drama hist6rico nacional (el desgarramiento) y ena historicidad que de ella surge, que solo ser posible visualizar en los hechos cotidianos o en las relaciones sociales de todos los dias, que comprometen negativamente mas a una parte de la nacién que a la otra, pues la alienacién, para Salazar, es unidireccional, es decir, se dirige desde un sector social a otro en clave de opre- sién y deshumanizaci6n. En oposicién, sin embargo, a esta légica social, la compulsién humanizante de los hombres y mujeres de base “se exacerba, se acumula y desarrolla precisamente cuando los factores alienantes incrementan su presién”. La historicidad se concreta de este modo en el pueblo, que es en consecuencia la parte de la nacién “que detenta el poder histérico”™. a Salazar, Labradores, p. 1. S Ibidem, * Salazar, Labradores, p. 13. 8 Salazar, Labradores, p.15. 20 Salazar insistird, en escritos posteriores, en la nocién de “desgarramien- to social” como fundamento también de diversas actitudes epistemolégicas para enfrentar los grandes problemas nacionales: “Chile ha demostrado ya suficientemente que se trata de una nacién que avanza con un significativo desgarramiento social interno... Por ello, siente, diagnostica y tiende a resolver sus problemas estratégicos desde perspectivas diferentes y opuestas’™. De modo semejante a como habia reconocido posiciones contrapuestas con relacién a la concepcién de “nacién” y “pueblo”, Salazar reconoce tam- bién dos actitudes paradigmaticas en el estudio de nuestros problemas politico-sociales. Existiria, una actitud epistemoldgica que se sittia “preferen- temente en las particularidades concretas de la sociedad, en su diversidad interior, y, sobre todo en los movimientos sociales especificos que apuntan a su modemizaci6n y transformaci6n en el tiempo”. Y, otra epistemologia, la domi- nante, “que se sitda sobre los pardametros generales de su ser o deber ser estructural, tales como los de unidad nacional y /o estabilidad institucional”. El paradigma dominante, seguin Salazar, comprometié hist6ricamente al marxismo criollo, en el sentido que este se sustenté sobre la teoria clasica del capitalismo, del desarrollismo y la dependencia, marginando de la investiga- cién las particularidades locales y los procesos reales y concretos de cambio social. El marxismo chileno, en consecuencia desestim6 el paradigma historicista, en la medida que opuso contradefiniciones a las ideas dominan- tes, en su propio campo, mas que propuestas basadas en la particularidad y la propensién al cambio del movimiento popular chileno. El resultado de este proceso ha sido “el de una realidad (la popular) en busca del pensamiento”, o el caso, como dice Salazar, de una “ciencia reclusa”. Ciencia reclusa en Salazar o emancipaci6n de la teorfa en Ilanes, en ambos casos, aunque con alcances diversos, se busca llamar la atencién sobre la historicidad del sujeto popular como fundamento de nuevas elaboraciones acerca del cardcter y los sentidos que representan las experiencias histéricas populares en nuestro pais. En el caso de Illanes, el acento esté puesto en el caracter democratizante que ha representado para la sociedad las oposiciones de los movimientos populares con el Estado mientras que para Salazar, la in- sistencia estd puesta en la necesidad de dar sustento cientifico al “proyecto histérico popular”. Con todo, en ambos casos, la tarea de dar mayores fun- damentos historicos a estos planteamientos esta atin pendiente lo que amerita mayor debate, reflexién y nuevas investigaciones, sobre todo, con relacién a %* Salazar, Violencia politica, p. 20. os Salazar, Violencia politica, p. 22. 21 las dinamicas més especificas de los movimientos sociales populares en el si- glo XX chileno. Contemporéneamente a estos debates de la Sociologia y la Historiografia, se ha venido abriendo también paso en la sociedad una corriente de auto-inves- tigacién popular, que ha tomado forma en las denominadas “historias locales”. Como experiencia practica, las “historias locales” constituyen diversas iniciati- vas de grupos sociales de base, especialmente pobladores, destinadasa recuperar su propiamemoria hist6rica, como fuente principal de su identidad social. Como muchos de estos trabajos indican, se trata de “encontrarse con las raices”, con lo propio, con aquello que realmente los identifica”. En estos relatos 0 en estas construcciones narrativas de los sectores po- pulares emerge con mucha fuerza el tema “del origen”, del como surgieron las poblaciones que actualmente habitan en nuestras grandes ciudades, particu- larmente en Santiago. Alli es posible reconocer como un tema central, que organiza muchos de los relatos, el alcanzar una vivienda digna en la ciudad”. Normalmente, segtin hacen visible estas historias, el origen de la “poblacién” o “villa”, constituye una experiencia colectiva altamente significativa desde el punto de vista de la identidad. En efecto, ella constituye una experiencia car- gada de significado histérico, en cuanto representa una ruptura con un pasado de pertenencia precaria a la sociedad urbana". Alcanzar una vivienda propia ha sido de este modo, una manera significativa de afirmar “un lugar” en la sociedad. Otras experiencias significativas, que alcanzan gran relieve en estas his- torias, se refieren a la organizacién social comunitaria y a los progresos en la 7 Farfas, Ana Marfa, Garcés, Mario y Nicholls, Nancy “Historias locales y democratizacisn local”, Documento de Trabajo, ECO, Educacién y Comunicaciones, Santiago, 1992; Historias para un fin de Siglo, Primer Concurso de Historias Locales y sus fuentes, Mario Garcés, coordinador. ECO y PEHUEN Editores, Santiago, 1994; Paley, Julia “Historias locales en Chile: Aliernativas populares, ala ‘integraciGn nacional’”. En: Daniel Mato, ed. Teoria politica de la construccién de la identidad y diferencias en América Latina y et Caribe, Caracas, Venczucls: UNESCO y Editorial Nueva Sociedad, 1994, p. 147 y ss » —_ Gareés, Mario; Rios, Beatrizy Suckel, Hanny. Voces de Identidad. Propuesta metodolégica para ta recuperacién de la historia local Fic. CIDE, ECO y JUNDEP. Santiago, 1994. p. 12. Una seleceién de historias locales se puede consultar en Consiructores de Ciudad. Nueve historias del Primer concurso “Historia de las Poblaciones” Edic . SUR , Santiago, 1989. ” Un excelente trabajo de recuperacién hist6rica, que trata y clabora problemas semejanies al de las historias locales chilenas, es parael caso peruano, cl de De Gregori, Linch y Blondet, Conguistado res de un Nuevo Mundo, IEP, Lima 1987. Por otra parte, en una conversacidn reciente con el historiador argentino Luis Alberto Romero, he tenido noticias de trabajos de investigacisn, actualmente en curso, que estudian el crecimiento, bajo la accién popular, de la ciudad de Buenos Aires, en el perfodo entre gucrras, 22 infraestructura urbana, los desastres naturales, las relaciones con el poder po- Iitico, su participacién en los proyectos politicos nacionales y la protesta urbana, la Iglesia y su organizacién comunitaria, los liderazgos sociales, las asociacio- nes de jévenes y de mujeres, la valoracién de los espacios colectivos y de la solidaridad social. Del mismo modo son también relevantes, diversas expe- tiencias criticas en el desarrollo de proyectos individuales y colectivos, asociadas principalmente a la represin politica, la desocupacién, la delincuencia, el al- coholismo y en los tiltimos afios, al creciente deterioro que provoca el consumo de drogas entre la poblacién mas joven. En estos trabajos, que formalmente hablando no alcanzan el rigor cien- tifico de los regimenes tradicionales del saber, es decir el de la ciencia histrica y socioldgica, gconstituyen realmente “historia” 0 se trata simplemente de testimonios 0 algo asf como un género de historia menor, incapaz de alcanzar un estatus epistemolégico reconocido, més alld de sus autores y del reducido circulo de lectores populares? Antes de responder a esta pregunta es necesario, sin embargo, indicar algunos de los problemas epistemolégicos involucrados en las historias loca- les. En primer lugar, habria que decir, que si bien estas historias recurren a fuentes documentales, su principal “fuente” de conocimientos proviene de la propia memoria histérica que los sujetos comunican, crean y recrean sobre sus vidas, tanto individuales como colectivas. En segundo lugar, que se trata de “relatos significativos”, es decir, que se refieren a experiencias que representan un especial interés para quienes realizan los relatos y para quienes los regis- tran. En tercer lugar, que se trata de relatos que buscan influir sobre el presente de los pobladores en tanto que grupo social especffico en la sociedad, es decir, como un grupo social que comparte determinadas condiciones de existencia social que requieren ser transformadas. Finalmente, como experiencia cultural, la recuperacién de estas histo- rias -se ha venido demostrando- representan un importante aporte a la autoestima social de los pobladores, en el sentido de “reconocerse con histo- ria”, es decir, como sujetos capaces de generar sus propios espacios y estrategias de sobrevivencia social. Es por esta razén, probablemente, que la propia recu- peracién de la historia barrial u organizacional sea una importante dindmica cultural encaminada a reforzar sentimientos de pertenencia e identidad social. Si retomamos ahora la pregunta sobre el estatus epistemoldgico de es- tos trabajos, no parece aventurado sefalar que las historias locales representan la emergencia de un “saber local”, de un “saber identitario” constituido en y a partir de la memoria que el sujeto guarda y recrea de su propia experiencia 23 hist6rica como sujeto colectivo. Digo, saber emergente, porque no se trata de un saber nuevo, sino por el contrario muy antiguo, pero que hasta ahora no habia tenido la proyeccién cultural que él insintia; a saber, hacer visible expe- tiencias y sefias de identidades sociales ausentes en el debate cientifico tradicional. Este “saber”, perfectamente podria ser denominado, a la manera de Michel Foucault como “saberes de la gente” o “saberes de la memoria”, que si bien no necesariamente representan una critica explicita al saber formal de la disciplina hist6rica, si representan la afirmacion de un saber de la vida, de la realidad.” En suma, el contexto historiografico y sociolégico que rodea a los po- bladores, demuestra que la investigaci6n y la reflexién social en torno a los sectores populares urbanos se ha incrementado de modo considerable en los tiltimos afios, confirmando de cierto modo, la enorme significacién que este grupo social ha adquirido en nuestra “sociedad urbana” contemporanea. Sin embargo, a pesar de todos los avances indicados, muchos de los debates y posicionamientos teéricos frente a los pobladores han carecido de investiga- ciones histéricas sistematicas que hagan posible un punto de partida en “tierra firme”, es decir en aquel tipo de contribucién propio de la historiografia, que supone, en algtin momento responder a preguntas basicas, pero estrictamente necesarias para la comprensién del mundo de los pobladores: ;Quiénes y cudntos eran los pobladores a mediados del siglo XX?, como se vefan a si mismos y cémo eran visto por el resto de la sociedad?, zen qué condiciones vivian y participaban de la sociedad urbana?, ,qué representaban socialmente en el mundo que les tocé vivir? gcémo y cuando al actuar colectivamente cambiaron sus modos de vida?, ,qué los motivé a la accién colectiva y qué efectos tuvo su accién?, gde qué modo, entonces, y cuando transformaron sus modos de pertenencia a la ciudad? Este libro busca responder algunas de estas preguntas. Se organiza para ello en cinco capitulos, que van registrando e interpretando hechos y procesos que contribuyeron a modificar la posicién y pertenencia de los pobladores en la ciudad y mas ampliamente en la sociedad, entre los afios 1957 y 1970. En el primer capitulo, fijamos el punto de partida del estudio en los afios cincuenta, a través de “relatos de vida” de hombres y mujeres en situa- cién de pobreza, que nos permite adentrarnos en sus propios “mundo de vida”. Consideramos también, en este capitulo, la visién que tuvieron de los S Foucault, Michel. Microfisica det poder, Ediciones La Piqueta, Espana. 1978. p. 128. 24 pobladores tres actores sociales relevantes en su relacién con estos y que deja~ ron testimonios de sus percepciones: las asistentes sociales, técnicos publicos y privados de la cuestién urbana, y la clase politica nacional. En conjunto, estos diversos actores tendieron a coincidir, en sus visiones de la sociedad urbana, en el sentido que esta enfrentaba agudos problemas sociales, asociados espe- cialmente a las formas mas precarias y extendidas del poblamiento popular: los conventillos y las poblaciones callampas. Respecto de estas tiltimas, la mayoria opinaba, que no habia ms camino que erradicarlas por completo. Fue en este contexto, que en 1957, se produjo una masiva ocupacién de terrenos en sector sur de Santiago, de cientos de familias provenientes del Zan- jon de la Aguada, el mayor cord6n de miseria de la ciudad. Los pobladores, sostenemos en consecuencia, en el segundo capitulo, hicieron entonces su en- trada en escena, ensayando estrategias propias de re-ocupacién del espacio urbano, que aceleraron los tiempos del Estado, que puso finalmente en mar- cha postergados planes masivos de vivienda popular. La ciudad de Santiago inici6 entonces una profunda transformacién en los usos que los pobres harfan del espacio, la que no se detuvo hasta principios de los afios setenta. Enel tercer capitulo, atendemos ala “critica practica y la critica terica” que despertaron los primeros planes de vivienda del Estado. Denominamos “critica practica” a la recurrencia de la “invasion de sitios” que volvi6é a produ- cirse en la zona sur de Santiago, en 1961, asi como a los avances organizativos y politicos que vivieron los pobladores en este tiempo. Por otra parte, llama- mos “critica teérica”’ a la emergencia de un pensamiento social especifico con relacién a los pobladores, que ya no solo enfatizaria en el déficit histérico de viviendas, sino mas ampliamente, en los efectos de la pobreza urbana respecto de la “integracién social” de los pobladores. En el cuarto capitulo, nos acercamos en profundidad a los diversos es- tudios que describieron, cuantificaron y propusieron salidas a la “cuestién poblacional”, y que ciertamente incidieron en las modificaciones que entonces se produjeron en las “politicas de Estado” con relacién a los pobladores. Nos referimos al Gobierno demécrata cristiano, de Eduardo Frei M. que dio paso, finalmente, a diversos procesos de “reforma social” que se anunciaban y pro- clamaban desde diversos sectores de la sociedad. Finalmente, en el quinto capitulo, con el que culmina el estudio, recapitulamos las “tradiciones organizativas” de los pobladores que, sostene- mos, se vieron potenciadas en medio del proceso de “cambio social” que vivia el pais y la ciudad de Santiago, y significaron la expansién geométrica del movi- miento de pobladores, el que terminé ahora por imponer sus propias estrategias, que llevaron précticamente a una “refundacién” de la ciudad de Santiago. En 25 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. en el periodo en estudio, de las siete revistas consideradas mis pertinentes. En el caso de la prensa diaria se alternd la consulta sistematica a medios relevan- tes para el estudio, como El Siglo y El Mercurio, y consultas més selectivas a otros tres medios de prensa. Los boletines de sesiones de la Camara de Diputa- dos y de Senadores, fueron consultados sin mayores dificultades, todas las veces que se pusieron en debate asuntos relativos a los pobladores, entre los afios 1957 y 1970. Otra linea de gran interés fue la consulta de memorias (tesis) de estu- diantes de Servicio Social y de Arquitectura de la Universidad Catélica y de la Universidad de Chile. Se trata de trabajos realizados en el periodo en estudio, lo que ciertamente hizo posible el acceso a informacién relevante y a percep- ciones de contemporaneos a los problemas sociales en estudio. Finalmente, la producci6n relativamente reciente de “historias locales”, parte de las cuales se encuentran en el fondo especial del Archivo de la Administracién, fue una fuente también relevante para la consideracién de las experiencias vividas por pobladores de Santiago. Los trabajos de historia local, que el autor de este es- tudio haba venido realizando en diversos barrios populares de Santiago, contribuyeron también con lo suyo. Junto a las fuentes escritas fue también importante la consideracién de fuentes orales, especialmente a través de entrevistas a pobladores, que consti- tuyen los principales protagonistas de este estudio. A este respecto recurri a entrevistas abiertas y estructuradas, dependiendo mis propias areas de inte- rés, Asi por ejemplo, en el primer capitulo trabajé con entrevistas abiertas, considerando que mi interés era conocer de manera muy amplia las experien- cias de pobreza de mis entrevistados en los afios cuarenta y cincuenta. Distinto fue el caso de mis entrevistados en el proceso de constitucién de algunas po- blaciones, cuando mi 4rea de interés era conocer mas de cerca este proceso. Las entrevistas aportaron al estudio visiones y perspectivas de gran inte- rés, ya que permiten conocer aspectos objetivos -corroborar y enriquecer la informaci6n sobre hechos relevantes-, pero sobre todo, aspectos subjetivos im- plicados en los hechos estudiados. Asi por ejemplo, la entrevista permite conocer el significado del arribo a una nueva vivienda, que por cierto coloca un punto de vista distinto al de los informes que nos indican cuando y donde se construy6. También las entrevistas arrojan luces sobre la importancia de las redes de comu- nicacién y de apoyo social o politico, que en ciertos momentos fortalecieron al movimiento poblacional y fueron determinantes en la magnitud que alcanzaron sus acciones, La entrevistas de este modo, contribuyeron a enriquecer el estudio aportando la perspectiva de algunos de sus protagonistas. 27 Capitulo 1 Las diversas visiones de la habitacién popular en Santiago en los afios cincuenta Los problemas asociados a la habitacién popular son de vieja data en la ciudad de Santiago, como en muchas otras capitales de América Latina y del Tercer Mundo’. En el caso concreto de nuestra ciudad capital, que tuvo un desarrollo colonial relativamente pausado, ya con anterioridad a la Indepen- dencia, y en mayor proporcién después de ella, la ciudad debi6 recibir una mayor cantidad de inmigrantes provenientes del mundo rural. No fue sin embargo, hasta la segunda mitad del siglo XIX, que la mayor presencia de los pobres en la ciudad comenzé a representar agudos proble- mas, tanto relativos al trazado de la ciudad; la insuficiencia de algunos de sus servicios basicos, agua potable, alcantarillado, recoleccién de basuras, asicomo también con relaciéna la seguridad de la propiedad, el robo, la delincuencia, y la salud publica, en especial el control de las epidemias’. La ciudad, decia un Intendente en 1860, “crece casi diariamente”* y los médicos, preocupados de los problemas de la salud publica, denunciaban afios més tarde las precarias condiciones de existencia de los mas pobres y de los siste- mas de salud, que hacian de Santiago “la ciudad mas mortifera del mundo”. “" Hardoy, Jorge y Satterthwaite, David. La ciudad legal y la ciudad ilegal, Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires, 1987. p. 9 : De Ramén, Armandg. Suntiago de Chie (1541-1991) Historia de una soctedad urbana, Editorial MAPFRE, Espafia, 1992, Pégs. 112 y ss. Salazar, Gabriel Labradores, peones y proletarios. Fdic. ‘SUR, Santiago, 1985, pags. 228 y ss. , Para una visi6n global del crecimiento de Santiago y sus problemas urbanos y sociales en la segunda mitad de el siglo XIX; De Ramén, Op. cit. Cap. III y IV. También en: Langdon, Marfa Elena Higiene y Salud Publica En; De Ramén, Armando y Gross, Patricio, compiladores. Santiago de Chile: Caracteristicas Histérico Ambientales, 1891-1924, Monografia de Nueva Historia, Londres, 1985; Romero, Luis Alberto, “Condiciones de vida de los sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895 (Viviends y Salud)”. En Nueva Historia, Londres, Afio 3, N° 9, 1984, p. 3 y'ss; Salazar, Gabriel, Labradores, peonesy proletarios Edic. SUR, Santiago, 1985; Garcés, Mario. Crisis social y motines populares en el 1900, Edic. Documentas-ECO, Santiago 1991. : ‘Memoria del Intendente de Santiago, Vicente Izquierdo (Santiago, 1865). Citado por Romero, Luis Alberto en “Condiciones...” Op. cit., pag. 11 # Romero, opcit. p. 48. Particular interés tienen ademas a este respecto los informes y estudios publicados en la ditima década del siglo XIX, en la Revista Chilena de Higiene y la Revista Médica, por los doctores Adolfo Murillo y Ricardo Divila Boza, entre otros. 29 Fue, sin embargo, Benjamin Vicufia Mackenna, quien probablemente hizo el diagnéstico més agudo en 1872, cuando elaboré su plan de remodelacién de Santiago’. En efecto, en el contexto de esta primera reforma urbana de la ciudad, Benjamin Vicufia Mackenna se refirié al barrio sur de Santiago como “esa ciudad completamente barbara, injertada en la culta capital de Chile” y que segtin su apreciacién, tenia “casi la misma area de lo que puede decirse forma el Santiago propio”. Es decir, los pobres del area sur de Santiago, que no eran todos los pobres de Santiago, ya representaban una significativa ma- yoria de citadinos. El barrio a que se referia Vicufla Mackenna, que habia surgido al sur del canal de San Miguel (la actual Avenida Diez de Julio), no habia seguido “ningdn plan”. En él no se habia establecido “ningiin orden” y no se habia consultado ninguna regla de edilidad ¢ higiene*. Es decir, los pobres no solo eran numero- sos, sino que ademAs ya representaban un significative problema urbano. En la coyuntura del cambio de siglo, el tema de la pobreza urbana vol- vié a adquirir relevancia cuando emergié la protesta obrera. Ya entonces, con reparos, es cierto, el tema fue conceptualizado como “la cuestién social” alu- diendo con ello, por una parte, a los primeros conflictos que representaba el mundo obrero, pero también, por otra parte, a la extensi6n de la pobreza urba- na entre estos mismos sujetos’. La protesta social se manifesté en estos afios en huelgas y motines populares a través de los cuales los grupos populares de- mandaban principalmente mejoras salariales y de condiciones de trabajo. Sin embargo, el problema que nos ocupa en este estudio ya estaba insinuado, en el sentido que los bajos salarios afectaban las condiciones de reproduccién de la fuerza de trabajo, de tal modo que los sectores populares necesitaban enfren- tarel problema de sus condiciones laborales, pero también los de la vivienda y el barrio. Estos tiltimos, salvo el movimiento de arrendatarios de los afios veinte, no dieron lugar a un movimiento social de envergadura sino hasta la segunda mitad del siglo XX. Sobre los inicios del siglo XX existe una abundante literatura y diversos estudios histéricos. En uno de ellos se estima que hacia 1910, unas cien mil personas, aproximadamente la cuarta parte de la poblacién de Santiago, vivia en 25 mil piezas de conventillos, cuartos redondos y ranchos" . El conventillo era s Vicufia Mackenna, Benjamin Transformacién de Santiago, \mprenta de la Libreria El Mercurio, Santiago, 1872. : Vicuna, op. cit. pigs. 24 y 25. Vicufia, op.cit. p. 24 , Sobre la cuestién social como un doble fendmeno, de reconocimiento de la pobreza y de protesta, social. Ver en Garcés, Crisis social, pags. 233 y ss. * Vial, Gonzalo Historia de Chile, Editorial Santillana del Pacifico, Santiago 198). Tomo I, p. 502. 30 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. se comprob6 que el 36% de la poblacién de Santiago habia nacido fuera de la ciudad capital”. Por otra parte, con relaci6n a las formas de poblamiento popular preca- rio, particularmente las poblaciones callampas, fue también en los afios cincuenta cuando mis visibles se hicieron para la sociedad. De acuerdo con Loyola “los ocupantes de hecho" a principio de los afios cincuenta comprome- tian a unas 30 mil familias, de las cuales 18.500 vivian en “poblaciones callampas””. Finalmente, Duque y Pastrana establecen también que fue en los afios cincuenta cuando el fenémeno de las poblaciones callampas se hizo mas agu- do, en el sentido de que estas presentaron su periodo de maxima expansién entre los afios 1952 y 1959, pasando de 16.502 a 32.307 familias®. En suma, en los afios cincuenta, la pobreza urbana se hizo muy visible, especialmente en las formas més precarias de habitaci6n popular, el conventillo y la poblacién callampa. Ello ciertamente impact6 la percepcién de distintos actores sociales y politicos de la ciudad. La demolicién de conventillos, el retorno de los trabajadores salitreros, el incremento de la migracién campo ciudad, entre otros factores, fueron reco- nocidos como causas que influyeron en el agravamiento del problema de la habitaci6n popular, entre los afios treinta y cincuenta. Sin embargo, como ve- remos, estas no fueron las tinicas causas que ayudan a explicar el problema de la habitacién popular; hay otras que pesaron tanto o més que las indicadas, tales como la baja tasa de construccién de nuevas viviendas, las debilidades de la industria de la construcci6n, la ausencia de una politica de Estado eficiente, los bajos salarios y los efectos de la inflacién sobre los més necesitados de ha- bitacién, en fin, también los reiterados y conocidos efectos de las catastrofes naturales en nuestro pais. Las percepciones del problema urbano en los afios cincuenta fueron cier- tamente diversas, en la medida que comprometian distintos puntos de vista y discursos més 0 menos articulados en torno a la cuestin de la habitacién po- pular. En esta primera parte de nuestro estudio, queremos acoger algunas de estas visiones con relacién a la habitacién popular y los problemas sociales u Instituto de Eeonomis. Universidad de Chile La poblacién del Gran Santiago, Santiago, 1959. Pig. 94 a Loyola, Manuel “Los pobladores de Santiago, 1952-1964: Su fase de incorporacién a la vida nacional”, Tesis de grado para optar al grado de Licenciatura en Historia. Pontificia Universidad Catolica. s/f. Paginas 12 13. » Duque, Joaquin y Pastrana, Emesio “La movilizacién reivindicativa urbana de los sectores populares ‘en Chile, 1964-1972", en; Revisia Latinoamericana de Ciencias Sociales, N° 4, FLACSO, Santiago, dic. de 1972. p. 261 33 asociados a ella, lo que nos permitird fijar, ademés, el punto de partida de nuestro estudio. Consideraremos en primer lugar, la vision de algunos protagonistas, es decir, santiaguinos pobres que vivieron en conventillos y poblaciones pobres 0 callampas en los afios cuarenta y cincuenta; en segundo lugar, la vision de las asistentes sociales a través de sus memorias de tesis; en tercer lugar, la vision técnica del Estado, a través del Primer Censo Nacional de la Vivienda de 1952; y, finalmente, la vision de la clase politica nacional, a través del debate par- lamentario. Conventillos y callampas: La visién de los protagonistas a través de sus relatos de vida La mayor pobreza fue en los afios cuarenta Ibador™, santiaguino, hijo de una madre catélica y de un padre militan- te comunista, se crié en los aftos cuarenta en un conventillo de la calle Antonio Varas (hoy, Bernal del Mercado) en las inmediaciones de la Estacién Central. Siendo joven, en los afios cincuenta, se trasladé hasta la Poblacién Nueva Colo- Colo, una conocida “poblacién callampa” que se extendia por los margenes del rio Mapocho, all{ donde hoy se encuentra el Parque de los Reyes. Aprendié a ser dirigente social, de manera practica y estableciendo multiples relaciones sociales dentro y fuera de la poblacién. Fue entonces, a mediados de los cin- cuenta, que ocupé los cargos de secretario y presidente del Comité de la Poblacién Nueva Colo-Colo*. Y, hacia fines de los cincuenta, cuando se pusie- ron en marcha los primeros programas de erradicaciones, junto a muchos de sus vecinos, salié de la Colo-Colo para encontrar una casa habitacion definiti- va en la Poblacién Lo Valledor, en la zona sur de Santiago. Ibador, en su historia personal, recorrié las tres formas més tipicas del poblamiento popular de Santiago en el siglo XX: el conventillo, la callampa y la poblacién definitiva. En un sentido hist6rico, estas tres formas de poblamiento popular fueron dominantes en distintas épocas de Santiago: el conventillo, la forma mas tradi- % Entrevista a Tbador, realizada por el autor de este estudio en Santiago, 6 de junio de 1994 Mientras Tbador fue secretario del Comité escribié las actas de las reuniones de dicha organizacién centre los afios 1954 y 1956, una fuente de gran valor, tanto por su rigurosidad como por la escascz de este tipo de documentos en la prictica de las organizaciones populares poblacionales, sobre todo, traténdose de una de las poblaciones consideradas “marginales”. cfr infra, cap. V. 34 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. su familia en el conventillo de la calle Bernal del Mercado. Alli instalo un Pequefio negocio, que combinaba con la venta de limones por las calles. Este oficio no era el que mas agradaba al padre de Ibador, pero por al- guin tiempo no tuvo otra alternativa, dada la escasez de empleos y su conocida militancia comunista que, a juicio de Ibador, “Ie cerraba las puertas en las in- dustrias”. Ibador, sin embargo sostiene que a pesar de que la pobreza era muy ex- tendida en los afios cuarenta, era distinta a la de los tiempos actuales; la mayor diferencia estaba en que los pobres no “se sentian” como los pobres de hoy: “... env el afio 40, cuando ya me daba cuenta bien, habia mucha pobreza, a pie pela’o, pero cuando se habla de pobreza yo tengo dos formas de ver esas situaciones, porque hay pobreza que la gente se siente pobre y hay pobreza que la gente no se siente pobre. En esos tiempos la gente no se sentia pobre. A pesar de que mi madre, cocinaba a lefia y andabamos parchados, todo eso, pero no sé, no habfa toda esta... estos mercados que hay ahora, estas pro- pagandas donde la persona se siente pero... pobre, pobre. Como ser ahora, hay mucha gente que se siente lo ultimo. En ese tiempo la miseria era grande, gran- de, grande, si, se comia pantrucas y se comia todo eso, se cocinaba a lef... la mujer trabajaba todo el dia, en la casa cierto, habia que cortar la lefia con ha- cha, todo eso, y alcanzaba pa’ el tecito nomas y nada més. Entonces eso era pobreza, pero uno no la sentfa adentro, no la sentia adentro”. Enel conventillo que vivia Ibador habitaban unas 28 familias, entre las cuales la suya mantenia ciertas diferencias con el resto, ya que vivian en la parte de afuera del conventillo; también sutiles diferencias, podian ademas reforzar el estatus de su familia: “Nosotros, manteniamos la casa encerada y la gente del conventillo no enceraba... yo era Ibardocito y mi madre, ia seniora Olguita”. Locierto es que cuandoel padre de Ibador logré recuperar su condicién de obrero, en la Fundicién Rosas, ello mejoré la situacién familiar. Entonces, recuerda Ibador, “conocimos un poco mas de la vida moderna, de la vida de los sindicatos, a tener las recetas médicas... se nos cayeron los parches de nues- tros pantalones...” Esta era, por lo demés la condicién de otras familias vecinas que, no obstante vivir en conventillos, compartian la condicién obrera, ya sea en la Compafiia de Gas, en Ferrocarriles 0 en una fundicién como era el caso del padre de Ibador. La vida de nifto de Ibador transcurria entre la escuela y los juegos en las calles del viejo Barrio Estacién; a veces yendo a bafarse a “la isla”, como lla- maban los nifios al antiguo curso del Zanjén de la Aguada, que corria al sur del conventillo, o al “rastrojo de la cebolla” al que concurrian alegremente la 37 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. que nos dejé que nosotros hiciéramos. Sacamos la luz domiciliaria y con el aporte de la pura gente, contratamos un ingeniero eléctrico y nosotros lo fui- mos pagando y la gente nos pagaba a nosotros. Nos pagaba a nosotros y la gente respondia, toda la gente respondia (...). “Ademés de eso, yo trabajaba con Vicente Ahumada, el sacerdote Vi- cente Ahumada, sf, de la Accién Catélica, porque yo era de la Accién Catélica. A todo esto también en Bernal del Mercado yo conoc{ al Padre Hurtado, yo trabajé con el Padre Hurtado, pero siendo un lolo, pero no trabajos tan socia- les, sino que mas de retiros, mas de conversaciones que de reflexiones que é1 hacia con los jévenes en ese tiempo”. Los progresos de la poblacién Nueva Colo Colo, como también més tar- de, cuando muchos desus habitantes fueron trasladados a Lo Valledor, siguieron mas 0 menos el mismo derrotero: la auto-organizacién, la solidaridad (en Lo Valledor, “nadie paraba sus casas sin parar las otras”) y los apoyos externos de otros actores o instituciones, siempre formando equipos de trabajo: “Esos equipos los buscamos asi como formar niicleos de personas y... como acé en la Colo-Colo, no sé a lo mejor era un poco elevarme decir de que soy un poco psicolégico para buscar gente, formabamos el equipo y buscéba- mos gente, sabiamos que éramos limitados nosotros y buscabamos, ya sea visitadoras, ya sea curas, ya sea un capitan de carabineros, todo eso; doctores también. Buscébamos gente de apoyo, pero que nos apoyaran, el trabajo lo haciamos nosotros”. Tanto la Poblacién Nueva Colo Colo como el “Comité”, que fue la prin- cipal organizacién que se dieron los pobladores, surgié, de acuerdo con Ibador, luego de una crecida del rio Mapocho que los hizo trasladarse a un sector mas alto de la rivera del mismo rio. Y de acuerdo con las actas del Comité, que conservé Ibador, tanto la consecucién de alumbrado domiciliario como la organizacién de un sistema de socorros mutuos fueron las principales actividades de este Comité, al me- nos entre los afios 1954 y 1956. Mas tarde, de la unidad que prosper6 entre la gente, se formé una cooperativa para la vivienda, con todos los que “querian salir de ahi” de la Poblacién Nueva Colo Colo. Unas ochenta familias se agru- paron y abrieron libretas de ahorro en el Banco del Estado, en la que hacian un depésito mensual o quincenal. En la medida que maduré la iniciativa pudie- ron acercarse a la CORVI, hacer ver sus necesidades de vivienda y acceder, finalmente, a una reunién con el Presidente de la Republica, que les ofrecié la posibilidad de ser trasladados a Lo Valledor: “Porque ya era como modelo que una poblacién asf, hiciera esto. Fui- mos a la entrevista como Junta de Vecinos, comité, Comité de Vecinos en ese 40 tiempo; todavia no existian las juntas de vecinos. Fuimos y tuvimos la entre- vista, entonces, con algunos consejeros de la CORVI, habia consejeros en la CORVI, y fuimos donde Alessandri 0 Ibafiez, no me acuerdo bien y nosotros le mostramos que tenfamos una cooperativa, teniamos tanto dinero y... El Go- bierno de entonces, Ibafiez me parece, nos dijo: “Miren. Por este esfuerzo que han hecho Uds., Uds. escojan San Gregorio o Lo Valledor, y Uds. -a sus conse- jeros les dio orden-, Uds. lleven a esta gente, llévenlos a conocer los sitios que quieren irse”. Y nos llevaron. En ese tiempo (...), el Ejército nos llevé alla y nos gusté Lo Valledor porque era mucho mas cerca”. En el Conventillo La Paloma Elena”, santiaguina al igual que Ibador, vivid sus primeros afios con su madre y la pareja de esta, un cargador de golondrinas, en el Conventillo La Paloma de la calle San Pablo; luego, en medio de las dificultades de pareja de su madre, fue adoptada temporalmente por unos tios, que arrendaban una pieza en el mismo San Pablo, pero mas hacia el oeste de La Paloma. Retorné algtin tiempo después para vivir con su madre y sus hermanos en el Hogar de Cristo y el Asilo de San Isidro, en el centro de Santiago, hasta que, ya mas crecida, se trasladé con su familia al Barrio Franklin, desde donde participan- do de una toma, encontraron ubicacién definitiva en la Villa Francia, al oeste de Santiago. En todo este periplo por la ciudad, su madre fue la protagonista principal, no solo en las decisiones laborales que tom6 para dar sustento a sus hijos, sino que también, cuando en los sesenta, descubrié que vinculandose a un partido politico podia resolver su problema de vivienda. Elena, de modo semejante a Ibador, en su historia personal recorri6 va- rias de las formas de habitacién popular de Santiago, a mediados del siglo: el conventillo, el asilo, el arriendo barato y finalmente, su radicacién definitiva en una “villa”. % iste testimonio de Ibador, to he visto corroborado en la Memoria de Tesis para optar al titulo de Asistente Social de Norma Ramirez, “Poblaciones Callampas”, Escuela Elvira Matic de Cruchaga. Sigo. 1957. La mencionada autora indica, que en 1957 se fund6 una cooperativa para la viviendaen la Poblacién Nueva Colo Colo, 1a que cont6 con el apoyo de! Médico Jefe y una Visitadora Social de la Unidad Sanitaria de Quinta Normal. Cuando la Cooperativa mediante el ahorro individual en el Banco del Estado sumé § 250.000 solicité a la CORVI la compra de sitios para los pobladores. Esta petici6n fue acogida favorablemente y tuvo positivos efectos en otros pobladores de la Nueva Colo Colo, que comenzaron a formar una segunda cooperativa. ® Entrevista a Elena, reatizada por el autor de este estudio en Santiago, 9 de junio de 1994. 41 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. mos no mas jpoh! No tenfamos oportunidad tampoco de salir a trabajar en otra cosa y... y con los deseos, ya, y tener que estar ahi ayudandole a la mama, a trabajar en eso que yo lo encontraba pesado (.... “Porque lo unja todo, el trabajo era pesao, habia que lavar, planchar, estar noche, tarde, planchando asi con velas en ese tiempo. Se planchaba con carbén, claro zno? Pero... con una velita, estar prendiendo velas y con la luz de la velaen la noche, estar ahi planchando hasta tarde, porque lo que no alcanza- bas a hacer temprano tenias que hacerlo en la noche y luz de esta no habia, entonces, no sé ahi, esa parte fue dura, sacrificada y esta era pa’ recibir un par de pesos, pa’ poder gastarlos en la comida y nada mas poh”. Pes6 mas, finalmente, el deseo de libertad y las mayores posibilidades econémicas de la familia al encontrarse trabajando Elena y uno de sus herma- nos, para que decidieran dejar el Asilo de San Isidro y arrendar una casa, no muy cara, en e] Barrio Franklin. Desde alli la madre de Elena se movilizaria por la casa propia, valiéndose de contactos con una militante democratacristiana. La familia de él era gente sencilla Clodomira™, si bien nacié en Santiago, parte importante de sus prime- ros aftos de vida los vivid en un internado en Limache, por cuanto su familia se encontraba en una dificil situacién, que les impidié hacerse cargo deella. Cuan- do regres6 a Santiago, en los afios cuarenta, contrajo matrimonio y debi6, junto asu esposo, enfrentar la dura tarea de “salir adelante”. Se instal6, primero, con sus Suegros en un conventillo de la calle Galvez, més tarde se traslad6é con su marido y sus cuatro hijos hasta el Barrio El Salto, desde donde Clodomira ini- cié los tramites en la CORVI, que la Ilevarian a radicarse definitivamente en la Poblacién Santa Adriana, a principio de los aftos sesenta. Su situacién social indudablemente mejoré y pudo entonces vincularse a diversas organizaciones sociales, en las que jugé activos roles comunitarios. Cuando Clodomira, siendo joven regres6 a Santiago, trabajé para una profesora, la que fue un apoyo muy importante en sus primeros afios de ma- trimonio, afos dificiles tanto en relaci6n al trabajo como a la vivienda: “La familia de él era... gente muy sencilla, y eran més de siete, ocho hermanos. Me quiso mucho mi suegra, que esa fue una gran suerte mia, todos me querian harto, eso fue bueno porque... también yo no me quedaba... siem- pre trabajando, haciendo cosas (...) * Entrevista a Clodomira, realizada por el autor de este estudio en Santiago 3 de junio de 1994. 45 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. cotidiana, como porque también tempranamente surgié en la zona un movi- miento sindical organizado, desde donde importantes sectores de la clase obrera local se constituyeron en movimiento social opositor al capitalismo. La decisién de Manuel de abandonar su tierra de origen estuvo condi- cionada, justamente, por una critica percepcién de sus posibilidades de desarrollo en la mineria: “Después nos damos cuenta jya! cierto, de ese afio 47, en un tiempo més, bajamos a la mina, a trabajar. Siendo muy pequefio y uno ve cierto, ya ahi, sufre en carne propia lo que ha visto en sus papas y eso mismo a uno lo hace de emigrar de su pueblo y trasladarse de un lugar a otro. Por ejemplo, yo mismo, yo me vine a Santiago, siendo una persona que tenfa a mi papa y a mi mama vivos, mis hermanos, pero ya habia pasado por todos los trabajos pesa- dos que hay en la mina, ll4mese apir, contratista, huinchero, todos los trabajos pesados. “Estaba trabajando, cuando me sali de la mina, estaba trabajando de alarife y se nos presentaba una oportunidad porque era muy joven todavia [...] Entonces, gqué pasa? De que ya hay una responsabilidad y como me vefan un joven serio, responsable, se me ofrecia el trabajo de ser capataz 0 mayordomo, pero mi respuesta, quizds en mi poca educacién que tenia, no sé con qué ira le dije al caballero que me ofrecié un mejor trabajo. Le dije, sabe, yo no naci para la mina, mi padre minero, mis hermanos mineros, no, yo me voy, no quiero ser més minero. ¥ eso, lo tom6, no sé en qué manera, lo tomé tan a pecho que me dijo: jya! mafiana dejas de ser alarife y te vai al trabajo que tenias de origen, a verduliar otro poco y eso mismo me hizo rebelarme y me vine acd, a esta gran capital”. Como un ndufrago en la capital Manuel partio hacia Santiago en 1954, y se instalé a su llegada en una hospederia, con todas sus expectativas puestas en encontrar una “mejor pro- yeccién” en la capital. Sin embargo, pronto se dio cuenta que era como un “‘néufrago en alta mar”, que para un joven provinciano sin profesién ni con- tactos, la ciudad lo envolvia, entre las alturas de las calles de cemento y la luz de la noche, que arrastraba y empujaba a los pabres a la delincuencia o la prostitucién, porque no hay trabajo y cuando este finalmente se encuentra, reproduce las contradicciones ya vividas en la tierra de origen: “El provinciano es un hombre de trabajo, un hombre de esfuerzo, y en- seguida ya nos damos cuenta, cierto, de tanto andar, por aqui, por alld, orientando, sosteniendo, muchas veces casi mendigando, encuentra trabajo y 49 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. més negativas -también muy antiguas~ de la elite sobre los pobres de la ciudad®. A fines de los aftos cincuenta, Norma Ramirez, otra memorista de Servi- cio Social, esta vez de la Escuela Elvira Matte de Cruchaga de la Universidad Catélica, indicaba que el problema de los pobres de las poblaciones callampas, era el problema social “mas agudo y doloroso” del pais, y que estaba inevita- blemente ligado a “la estabilidad social, la moral y la salud de la raza”*. Tanto esta memorista como otras de sus compafieras de estudio de la Escuela Elvira Matte de Cruchaga, seguian, sin embargo percibiendo una fuerte estigmatizacién social con relacién a los pobres de las callampas: “Muchos piensan que el elemento humano de las poblaciones callampas, lo constituye la escoria social, el individuo que ya no es capaz de vivir en me- jores condiciones”. “Para mucha gente los pobladores de la callampa son delincuentes 0 deshechos humanos que han Ilegado a esa situacién labrandose ellos mismos su ruina”*, * En su Historia de la ciudad de Santiago, Armando de Ramén ha indicado que ya desde principios del siglo X VII, la ciudad comenzé a crecer fundamental mente a instancias de los scctores populares, en un contexto de “subempleo y desempleo que mantenfa una cantidad de hombres sin nada que hacer”. Las autoridades de la época los calificaron como “ociosos, vagos y malentreienidos”, a pesar de que tampoco les daban ocupaci6a ya que preferfan, para la realizacion de obras publicas, “echar mano de los reos de la céree! obligndolos a trabajar forzadamente”. A ello, hay que sumar “el miedo hist6rico cultivado por la clase poseedora”, el miedo a los antiguos levantamientos indigenas que se reproducfan ahora “cada noche y cada dia, considerando la existencia de esta especie de mundo subterréneo que se habfa introducido en la ciudad y formado sus arrabales, e1 que ‘numéricamente era mayorfa dentro de la poblacién que habitaba Santiago”. De Ramén, Santiago de Chile, p. 128. En refuerzo del prejuicio social hacia los mis pobres, en tiempos remotos, se puede considerar también la visién de Benjamin Vicuia Mackenna, que a prop6sito de las gestiones que el ‘obernador Manvel de Amat, ralizé en 1758 para contencr e! delito ca la ciudad de Santiago, comenta: “Lo que hace peculiar la administracién de Amat en Chile es su plan fijo de domar lo que entonces se llamaba plebe, que era el confuso y brutal amasijo de todas las castas de a colonia... y agrega, “La insolencia de esta gente crecia junio con su niimero...” y que, citando a un autor de la época, no seria cexageracién “afirmar que la mayor pare (Ja lamada clase rotos en las ciudades y gafianes de los campos) se mantiene del hurto y que habré en el reino més de doce mil que no tienen otro oficio ni ejercicio”. En Vicufia Mackenna, Benjamin. Historia critica y social de la ciudad de Santiago, 1541- 1868, Segunda edicién, Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1926, Pags. 143 y ss. % Ramirez, Norma "Poblaciones Callampas”. Memoria para optaral tftulode Asistente Social. Escuela Elvira Matte de Cruchaga. Santiago, 1957. p. 1. Ramirez, op.cit.,p. 2 ™ —Sotomayor, Hilda “Fisonomfa y valores de una poblacién callampa”. Memoria para opiar al tftulo de Asistente Social de Ia Escuela Elvira Matte de Cruchaga. Santiago, 1958. p. ITT 53 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “Al conjunto de viviendas construidas en terrenos de propiedad fiscal, municipal o particular. Se caracterizan por no someterse a reglas de sanea- miento, urbanizaci6n, topografia, ni respetar normas de ninguna especie”. Por su parte, entre las tres memoristas de la Universidad Catélica exis- ti6 consenso en que las poblaciones callampas “surgian como hongos”®, de la noche a la mafiana alli donde se pudiera, es decir en sitios de escaso valor, fiscales, o abandonados: en las riberas de los rios, canales con aguas contami- nadas, zanjones, basurales, faldas de los cerros, sitios eriazos. La mayor parte de las veces se trataba de poblamientos de hecho, es decir que carecian de algun tipo de sancion legal ®. Sara Sepilveda, indicaba que en 1952, existfan unas 20 poblaciones callampas en Santiago, que congregaban a mas de 5.000 familias y a unos 50 mil habitantes. La estimacién no parece precisa en cuanto a la relacién entre familias y ntimero de habitantes, ya que implicarfa un promedio de 10 perso- nas por familia. Sin embargo, incluye también la autora los resultados de una Encuesta de la Direccién General del Trabajo, de agosto de 1949, la que consig- na 31 poblaciones callampas en Santiago, con un total de 5.128 familias y 24.305 habitantes *. x Sepilveda, op. cit., p. 16. Lacaracterizacién que hace Sara Sepélveda de las “callampas” es muy semejante, desde una perspectiva urbana, a la que realiz6 B. Vicuila Mackenna de! barrio sur de Santiago, en 1872. En efecto, mientras este decia que “no se habia seguido ningin plan", Sara Sepulveda dice que se caracterizan por “no someterse a reglas de saneamiento, urbanizaci6n... ni respetar normas de ninguna especie”. Cfr supra. p. 23. © Cecilia Urrutia explicé que la palabra callampa, de acuerdo con el Diccionario Larousse, significaba, “hongo”, “seta”, un agradable clemento que se agrega a las comidas para mejorar su sabor. Y agreg6: “nuestro pucblo, rico en imaginacién y con el fatalismo burlGn que tiene para referirse alas desgracias, descubrié el sentido escondido de 12 palabra callampa, Ia afinidad con sus propias miserias y la transform6 (0 la deform6) hasta convertirla en una palabra-idea, una idea-lugar, un Jugar-casa, una casa-callampa”. Urrutia, Cecilia, Historia de la Poblaciones Callampas, Quimanti, Santiago, 1972. p. 33. 8 Manticorena propone una tipologia de poblaciones callampas, entre las que distingue: (a) Vivienda callampa tfpica aislada en grupos inferiores a 25 viviendas (ilegal); (b) Vivienda callamps tipica agrupada en poblaciones (ilegal); (c) Viviendas callampas en terrenos cuya legalidad de ocupacién est en vias de solucién; (4) Viviendas callampas en terreno propio, cooperativas de edificaci6n legal. En Marticorena, op. cit, p. 12 “En Anexo N* 1, se puede consular la Encuesta de 1a Direccién General del Trabajo de 1949. El problema estadfstico en relacién alas poblaciones callampas y marginales ha sido reconocido como un problema complejo, tanto en laépoca en que se realizaron estas memorias como en estudios més recientes. LaFundacién de Viviendas de Emergencia, reconocfaen 1952, que eramuy dificil realizar encuestas en las poblaciones callampas, ya que a muchos individuos no se les encuentra durante el dfa y que porlo gencral corresponde a “individuos de malosantecedentes, vagabundos y mendigos”. En Sepiilveda, op. cil, p. 4. ST aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. No tienen culpa de su incultura Para Ramirez, es evidente que la mujer cumple un rol muy importante en a familia del callampero, sobre todoen la heroica y denodada forma en que logran alimentar a sus hijos. Sin embargo, la asistente social “debe disculpar y hasta comprender la negligencia de la madre” ya que por mucho que se esme- re, su situacin es més que dificil “La incomodidad, la falta de ventilacién, la estrechez, todo obliga a dormir amontonados a hombres y mujeres en absoluta promiscuidad, no pudiendo por ello responsabilizarse ala madre, si en su casa se atropella por completo la moral” ®. También respecto de su cultura e instruccién, estima Norma Ramirez que los pobladores de las callampas estan en un plano inferior respecto del testo de la poblacién; que el ambiente de miseria que se vive es completamen- te favorable a la indolencia y a la incapacidad, pero que en el fondo ellos “no tienen culpa de su incultura” que es el fruto de un “ambiente mezquino y sordido”. Son solo culpables a medias de su pereza e indolencia por cuanto “nunca han aprendido a cultivarse ni se les ha ensefiado””. Con todo, el hecho de habitar en una callampa es también percibido por sus habitantes, segiin Marticorena, como una situaci6n transitoria, que podré dar lugar a una casa digna y a un barrio, con sus necesarios servicios urbanos. También Sotomayor, desde otro punto de vista, destaca que pese a su miseria, la callampa es escenario de una importante accién colectiva de sus habitantes, a quienes les preocupa su prestigio social, que los lleva incluso a expulsar ele- mentos indeseables, todo lo cual es expresivo del espiritu de superacion que anima al callampero®. En la vision que las asistentes sociales se hicieron de las poblaciones callampas y de sus moradores se pueden percibir diversos énfasis. En primer lugar, el reconocimiento de una realidad de aguda miseria que interpelaba ala sociedad mientras que esta, en términos generales, compartia una visi6n estig- matizada de los mas pobres, y en especial de los habitantes de poblaciones callampas. En segundo lugar, reconocfan tambien las asistentes sociales, que los habitantes de las callampas eran mayoritariamente trabajadores que perci- bian bajos salarios y que eran, ademds, victimas de la escasez de viviendas, ya que no se construyé al mismo ritmo que crecia la poblacién. * Ramirez. op. cit. ois 32 y 33. * Ramirez, op. cit, p.33. 61 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CUADRO N° 1 [Categorias Construccién y WN’ de viviendas—% WN’ de habitantes % ‘Conservacién [Casa Uni- __Totalmente buena 257-121 33.7 1.375.105 327 familiar 0 Parcialmente buena «82.883 10.8 471809 14.2 ldepio.en —Totalmentereguar_ = 149.812 203 815408 19.4 Parcialmente reg. 181.928 238 1.026.057 (24.4 Mala 86.847 i14 a15ia 18 Sindatos 5.325 07 30.034, Oz ‘SUB TOTAL 763616 71000) a2m011 1000 (Deplo.0 __Totalmente buena zai 23.6 144479 22.8 lpiezaen —Parcialmente buena «= 13.266 ad 54.730 a5 lunacasa —-Totalmente regular 43.965 279 177921228 Parcialmente reguiar 35.455, 225 151256 2a4 Mala 25775 16.3 111038172 Sin datos 2.072 13 7749 42 ‘SUB TOTAL 157743 7000 646873 1000 Pieza de _‘Totalmente buena 2191 52 3685 29 lconventillo Parcialmente buena 4720 40 12a 44 Totalmente regular aris 193 32.834 12.8 Parialmente reguar 10.450 24.8 44.093 25.0 Mala i978 45.6 81.678 46.3 Sin datos 445 14 4.781 4.0 (Come tora 42102 7000 776308 1000] Rancho, ni- Totalmente buena 1636 19 Bias +z ca ochoz —Parcialmente buena 2.029 a5 18719 26 Viv. prows 0 Totalmente regular 4.061 45 22.034 47 \Viv.callampa Parcialmente reguiar 33.660 38.4 183939 39.2 Mala 43.654 498 220587 42.0 Sindatos 1.574 18 8613 1.8 ‘SUB TOTAL 87.614 100.0 469025 4000] TOTAL VIVIENDAS FAMILIARES 1.051.075 5492.217 [Colectivas, resto categ. sin datos 40371 440778 TOTAL VIVIENDAS 1.091.446 6.932.995 Fuente: Primer Censo Nacional de la Vivienda, 1952. Si volvemos ahora sobre las conclusiones generales del Censo, tenemos que en términos absolutos, las viviendas precarias o “no apropiadas” como las define el Censo sumaban 374.306 viviendas, como se detalla en el cuadro si- guiente: 65 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Si aislamos ahora, para efectos de andlisis, las categorias de construc- cin y conservacién el cuadro es el siguiente: CUADRO N‘6 Construcci6n y Depto.opieza % Piezade % Rancho,Ruca % conservacién en una casa conventillo o choza. Viv. prov.o callampa Totalmente buena 18.072 28.6 1.079 59 394 17 Parcialmente buena 5.177 8.2 674 37 1.085 47 Totalmente regular 17972 25 «3714 (204 503 22 Parcialmente regular = 12.772 20.2 4.524 249 9.598 41.2 Mala 8.069 12.8 7.948 43.7 11.348 48.7 Sin datos 1.064 17 (243 13 305 13 Subtotal 63.116 1000 18182 1000 23.233 «1000 Fuente: Primer Censo Nacional de Viviendas, 1952. De la lectura de este cuadro es visible, que mientras de menor calidad es la vivienda (pieza de conventillo y rancho, ruca, 0 callampa), la relacién entre las mejor conservadas y peor conservadas se invierte, de tal manera que a menor calidad de la construccién es también menor su capacidad de conserva- cién. En el caso de departamento 0 pieza en una casa, suman de regular a malas 38.813 de las 63.116 reconocidas; en el caso de las piezas de conventillo, suman de regular a malas 16.186 de las 18.182 reconocidas; y, en el caso de las callampas, suman de regular a malas 21.449 de las 23.203. Era ciertamente di- ficil encontrar “callampas” en buen estado. En términos globales, se puede deducir también que del total de las 104.531 viviendas precarias consideradas, se encuentran en condicién de re- gular a malas: 76.444, es decir el 73% de ellas. En términos del nimero de personas que habitaba este tipo de vivienda deteriorada la cifra ascendfa, en términos absolutos a 340.486 santiaguinos. Desde el punto de vista de la distribucién por comuna, las que concen- traban un mayor ntimero de viviendas precarias, (depto. o pieza en una casa, conventillos y callampas) en orden decreciente eran Santiago (46.681); San Miguel (10.040); Quinta Normal (9.877); Conchali (6.311); La Cisterna (3.383); Renca (2.282); Barrancas (1.573); y La Granja (880). 69 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. construcci6n, més alta es la incidencia de los no propietarios. Por ejemplo, de las 60.889 viviendas clasificadas como “departamento 0 pieza en casa”, 50.786 eran ocupadas por arrendatarios (un 83% de la categoria), y en el caso de las “piezas de conventillo”, de las 17.711 encuestadas, 15.768 eran ocupadas por arrendatarios (89% de la categoria). Lasituacién varia cuando se llega al nivel més precario—chozas, rucas y callampas- en donde, de las 18.447 viviendas reconocidas, 6.230 eran arrenda- das (aproximadamente, un 34%) mientras subian las otras categorias de no propietarios: mejoreros, 4.157 (aproximadamente, un 23%); usufructuarios, 34.444 (19%); y ocupantes de hecho, 2.145 (12%)”. Ensuma,a la luz de estos antecedentes que evidencié el Censo, se hace claro que si la mayor parte de los capitalinos arrendaba, era muy relevante el problema de sus ingresos. Del mismo modo, aquellos que no arrendaban, es decir, que eran ocupantes de hecho, usufructuarios o mejoreros, correspondia a aquellos sec- tores cuyos ingresos no les permitian destinar parte de ellos al pago de un alquiler. Consideremos ahora el problema de los ingresos, de modo indirecto, a propésito de la ocupacién del jefe de familia. EI Censo distinguié cinco categorias de ocupacién de los jefes de fami- lia: empleadores; trabajadores por cuenta propia (pequefios comerciantes, pequefios industriales, artesanos, etc.); empleados y personal de las FF. AA.; obreros; y “otros y sin datos” (que incluia a jefes de familia inactivos). Los resultados, segtin estas categorias, a escala nacional fueron los si- guientes: CUADRO N°8 Categoria Numero Porcentaje Empleadores 35.978 33 Trab. Por cuenta propia 280.137 257 Empleados y FRAA. 192947 176 Obreros 403.653 37.0 Otros y sin datos 178.731 16.0 Total 1.091.446 100.0 Fuente: Primer Censo Nacional de la Vivienda, 1952. 2 CNV, 1952, p. 361. 73 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. facilidades; terrenos con una superficie suficiente para el lavado de ropas, aves domésticas y guardado del carretén de mano; preferencia por la construccién s6lida que por casa de emergencia; que los traslados se hagan dentro de las comunas de residencia y la necesidad de entenderse con un solo organismo es- tatal ®*. Estas opiniones de los afectados son muy expresivas de las aspiraciones de los pobladores, en especial, no solo el suefto de la “casa propia’, sino del sitio, esto es de poder disponer de un terreno propioen la ciudad; lacasa de construc- cién sélida y el deseo también de permanecer en la comuna de origen. Todas estas aspiraciones, como veremos mas adelante, informaron, dieron forma a parte importante de “la politica de los pobladores” en los afios sesenta. El Censo Especial de Callampas de 1952 consigné un total de 41 pobla- ciones callampas en Santiago, que incluia 5.835 familias y a un total de 35.611 habitantes. En orden decreciente, la ubicacién, ntimero de habitaciones, fami- lias y personas obtenida fue la siguiente: CUADRO 11 Comuna N'de pobt wde Ndo Ne de % callampas mejoras familias personas [San Miguel 20 2755 3.112 1592 448 ‘Santago 10 1.098 1.250 5.689 16.0 [Quinta Normal 2 625 694 3566 100 utioa 3 430 500 2.358 66 Las Condes 2 237 307 1.216 34 |Conchali 2 160 178 877 25 [Subtotal 39 5305 6.045 29.656 [40 agregados de Pobl Nueva lLa Legua (b) - 338 141640 141 agregados de Pobl Los [Nogales # 250 1.250 35 [Subtotal 44 5.305 6.663 32.574 [Mas 10% correspondiente a lcaliampas de Nuftoa yLas |Condes 530 666 3.237 10.0 Total general a 5.835 7.329 35.611 1009 & Ibidem. 771 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. cién de la capital no fue acompafiado de la suficiente construccién de vivien- das, lo que determin6 un fuerte déficit. Dicho fenémeno fue ademas agudizado por un fuerte incremento en el alza del costo de la vida y en particular, de los cénones de arriendo, todo lo cual llevé a un importante segmento del mundo obrero y popular ya no solo al conventillo”, sino que a las poblaciones callampas. Se originaron asi dos tipos de poblaciones obreras: las de mejoreros y las “callampas”, llegando las primeras acontener en 1952 la cantidad de 150.000 habitantes y las “callampas” un total de 75.000 pobladores”. Las callampas son el tipo de poblamiento més precario tanto por su ubicaci6n territorial, los materiales de construccién como por la precariedad 0 ausencia de servicios. Martner la define del siguiente modo: “... lamaremos poblaciones callampas, a aqueilas poblaciones insalu- bres que nacen y se desarrollan en torno a los grandes centros industriales y semi-industriales de las ciudades, formados por la agrupacion de ranchos que han sido levantados por la clase trabajadora descapitalizada, en terrenos ad- quiridos en forma ilegal, mediante la toma directa de la tierra. “Diremos ademés, que la poblacién callampa es un fenémeno que no puede concebirse estdticamente, por el contrario, evoluciona constantemente desde el momento en que nace y va logrando paulatinamente una cierta esta- bilidad dentro de sus condiciones de organizacién ilegal”. Martner distinguié tres tipos de poblaciones callampas: por agregacién, aquellas que se forman por ocupacién ilegal de sitios de bajo valor donde las personas construyen sus ranchos 0 mejoras y van apegandose desordena- damente nuevos ranchos aumentando en forma indefinida; poblacién callampa planificada, se trata de aquellas que surgen como producto de familias desalo- jadas que organizadamente toman posesi6n de terrenos fiscales 0 semisfiscales, y que generalmente se ubican préximos a sus lugares de trabajo; poblaciones ” Segiin Manner, hacia 1940 existfan en Santiago 3.000 conventillos saturades por unas 300.000 personas. Martner, ap. cit, p. 2 "Martner, op. cit, p. 3. Ladistincign que establece Martner entre poblacién callampa y de mejoreros puede dar origen a confusiones, en el sentido que “mejora” podfa designar genéricamente una construceiéa precaria como lo hace el Censo Especial de Callampas de 1982 (cuadros N° 11 y 12). La mejora podia haberse establecido, por otra parte, con o sin autorizacién del duetio de! sitio, raz6n por lacual tampoco se rataba de una diferenciaciGn legal. En la cita, poblaciones de mejoreros se reficre a poblaciones obreras establecidas, mientras que las callampas serfan poblaciones obreras| improvisadas. Para un andlisis sistematico de las diversas denominaciones y clasificaciones de la vivienda precaria, Cfr. infra, cap IV. ” pbidem 81 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La tipologia propuesta por Martner lo llevé a concluir que eran muy pocas las poblaciones que lograban efectivamente salir de la primera etapa, y que a pesar de los progresos que levaba a algunos a la etapa 3, cuando esto ocurria era incompleto, amén de que la calidad de la vivienda, en términos generales, era miserable, razones por las cuales la tinica solucién para estos pobladores era: “... el traslado a sitios urbanizados y la demolicién de sus ranchos; o bien, la construcci6n racional de nuevas viviendas sobre estos terrenos, previamente saneados y adaptados” *!. Como se ve, la conclusién de Martner no era muy distinta a la de la Comi- si6n que realiz6 el Censo Especial de Callampas en 1952, en el sentido de que lo tinico que cabfa frente a la realidad de las callampas, era su completa erradicacién. Respecto de las poblaciones planificadas, Martner clasificé en esta catego- ria a dos poblaciones bastante conocidas en los afios cincuenta: La Poblacién La Legua y la Poblacién Los Nogales. A diferencia de las callampas tradicionales, en estos casos se trataba de po- blaciones que habian nacido organizadamente, es decir, con trazado previo, servicios generales y circulacién. En efecto, en estas poblaciones se habian marca- do sitios de 10 por 20 metros formando manzanas; en Los Nogales algunos sitios eran de 8 por 15 metros, pero también formaban manzanas; ademés, se habian destinado terrenos previamente para plazas y construccién de locales sociales. Si bien todas estas medidas permitian una ocupacién mas expansiva del suelo, La Legua “debido a la creciente cantidad de familias desplazadas solicitantes ha aceptado temporalmente la instalacién de ‘allegados’, viviendo hasta de dos familias por vivienda’”™. En estas poblaciones, la organizacién de los pobladores cumplié un rol fundamental, ya que al haber surgido la poblacién de una “ocupacién ilegal” fue necesaria la planificacién y coordinacién de los comités que dirigen a los pobladores. La construccién de viviendas al igual que en las poblaciones callampas se hacia de modo individual, aunque con la ayuda de parientes y amigos de cada familia. La mayor diferencia que establecié Martner entre la callampa por agregacién y la poblacién planificada, era que en esta tltima se presentaban mejores condiciones derivadas del trazado previo de los sitios y del terreno que estos ocupan: “Facilitados por estas caracteristicas, el proceso de formacién de las po- blaciones planificadas es més rapido y su tercera etapa més completa, llegando ‘Mariner, op. cit. pag 16, La cursiva es nuestra. ‘2 Martner, op. cit, pig. 18 85 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Los estudios de poblacién de la Universidad de Chile: Uno de cada tres santiaguinos era inmigrante Hasta ahora, siguiendo las distintas visiones que existian en la sociedad sobre el problema de la vivienda en los afios cincuenta, hemos visto que se enfatizaba en diversas causas para explicar el problema: el déficit de construccién, el alza del costo de la vida y de los cénones de arriendo, entre otros, que habrian contribuido al desarrollo e incremento de formas precarias de asentamiento urba- no; el conventillo y las poblaciones callampas principalmente. Estas iltimas, como acabamos de ver, no solo fueron descritas por las asistentes sociales, sino que tam- bién conocidas y cuantificadas desde organismos técnicos del Estado. El Primer Censo Nacional de la Vivienda cuantificé el déficit y como ya vimos, aporté importantes antecedentes sobre el alto indice de arrendamiento en la forma de la tenencia de las viviendas, lo que ciertamente estaba estrechamente relacionado con el nivel de ingresos de la poblacién. Sin embargo, otra de las cau- sas que también se indicé en estos afios, para agravar el problema de la vivienda, fue el crecimiento de la poblacién de la capital como producto de las migracio- nes. Pues bien, en 1959, un estudio sobre “la poblacién del Gran Santiago”, del Instituto de Economia de la Universidad de Chile, llam6 la atencién sobre el im- pacto de la migracién desde las provincias hacia la capital. Indagaciones y debates posteriores, principalmente asociados a la “teoria de la marginalidad”, tuvieron como referencia este trabajo de la Universidad de Chile™. El estudio de la Universidad de Chile consideré diversos aspectos refe- tidos a las caracteristicas socioeconémicas de la poblacién de Santiago, entre ellos el dela migracién. La conclusién general a que llegé el estudio fue que la migraci6n hacia el “Gran Santiago” superaba claramente “a los restantes des- plazamientos poblacionales internos en Chile”, asicomo que dentro de la provincia de Santiago, la ciudad capital era la que més atrafa a los inmigrantes: “Dentro de la provincia de Santiago, es la propia capital la atraccién mayor. Mas de la tercera parte (36%) de la poblacién capitalina, alrededor de 630 mil personas, han nacido fuera de ella, cifra que puede considerarse bastante elevada. El porcentaje supera al de la provincia de Santiago en 1952 (32%). Dicho nticleo poblacional representa aquella parte de la pobla- ‘4 Instituto de Economia. Universidad de Chile. La poblacién del Gran Santiago. Santiago de Chile, 1959, Este trabajo de la Universidad de Chile, para nuestros efectos tiene ademas un valor adicional, ] haber sido realizado en la segunda mitad de la década del cincuenta. - Instituto de Economia. op.cit. p. 93. 89 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. dos fuera de Santiago, sobre su tiempo de permanencia en la capital. Los resul- tados a este respecto fueron los siguientes: CUADRO N°15 Tiempo de residencia en Santiago de la poblacion nacida fuera de ella Junio de 1957 Tiempo de residencia en afios | Composicién Porcentual Porcentaje de Mujeres ‘cumplidos en cada grupo Tota__[Hombres [Mujeres Menos de 1 afio 5 5 5 57 [Entre 1 y 2 afos 7 6 8 64 Entre 3 y 5 afios 10 9 10 58 Entre 6 y 10 afios _| “19 19 19. 57 11 afios y més s7 58 6 56 2 58, Fuente: Instituto de Economia. Universidad de Chile. La Poblacion del Gran Santiago, San- tiago de Chile, 1959 De acuerdo con la informacién que nos proporciona este cuadro, la ma- yor parte de la poblacién inmigrante tenia mas de 11 afios de residencia en la capital y al mismo tiempo el predominio de las mujeres era visiblemente ma- yor en todos los grupos considerados. A pesar de que no se disponia de los datos de cudntos inmigrantes salfan de Santiago, considerando solo a los que reconocian un ajo de residencia en la capital, el estudio de la Universidad de Chile pudo establecer las siguientes cifras, en los afios que se indican: CUADRO N°16 Periodo _ Cantidad de poblacion Octubre 1955 a Octubre 1956 27.000 Junio 1956 a Junio 1957 33.000 Junio 1957 a Junio 1958 27.200 Junio 1958 a Jurio 1959 54.900 Fuente: Instituto de Economia. Universidad de Chile. La Pobiacién del Gran Santiago. San- tiago de Chile, 1959. 93 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Con relacién ahora al tipo de ocupacién anterior a la decisién de emi- grar, la encuesta de 1957 demostré que la agricultura no era la actividad preponderante (ocupaba un segundo lugar de importancia con un 24%). Si bien predominaba entre los hombres, bajaba entre las mujeres. La mayor im- portancia y el ms alto porcentaje lo representaba el sector servicios (un 26%) en que se agrupé la instruccién publica, servicios médicos y hospitalarios, asistencia social, asociaciones comerciales, esparcimiento y servicios perso- nales. La incidencia del sector servicio era alta con relacién al promedio nacional que en 1952 no llegaba al 20%, pero se explica por el hecho de que la migracion se producia de ciudades pequefias de provincia a la gran ciudad que era Santiago. Llam6 la atencion a los analistas de la Universidad de Chile, la alta inci- dencia del rubro “servicios personales” cuya incidencia alcanzaba al 66% del total y dentro de los servicios personales, la preponderancia correspondia a las “labores domésticas” que por si solas representaban el 51% de todo el gru- po de servicios"? . CUADRO N° 21 Poblacion nacida fuera de Santiago, segin ocupacién anterior ‘Composicion porcentual Actividad Econémica Total Hombres Mujeres 4 Agricultura 24 32 5 2. Minas y Canteras 3 4 0 3. Industrias 15. wz 21 4. Construccién 4 5 0 5. Eleciricidad, agua, etc. 1 1 x 6. Comercio 40 4M 2 7. Transporte 6 7 2 8. Servicios del Gobiemo 5 7 4 9. Servicios Financieros 2 2 4 40. Otros servicios 6 WV 60 11. Acividades no bien especificadas 5 7 2 Total 4100 400 700 X = menos de 05 % Fuente: Instituto de Economia, Universidad de Chile. La Poblacién del Gran Santiago. San- tiago de Chile, 1959 Instituto de Economia, gp.ctt. p. 115. OF aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. junto al aumento de la tasa de crecimiento de la poblacién por las mejoras en los sistemas de salud y de servicios, entre otros- cayé la tasa de crecimiento de la ocupacién en la manufactura y la mineria. La accién combinada de ambas -~anota Hurtado- fue, por una parte, un creciente ntimero de inactivos capaces y deseosos de trabajar y, por la otra, de un aumento de la ya considerable importancia relativa de los servicios". La década del cincuenta, en este tiltimo sentido, se caracteriz6 por presio- nes ocupacionales crecientes en un contexto en que el aumento de la poblacién ya no guardaba una relacién positiva con la industria, de tal modo que “el optimis- mo con que se mira el aumento acelerado de la poblacién en un pais desarrollado, puede ser injustificado, tratandose de uno en vias de desarrollo”. Finalmente, si se tiene en cuenta el rol preponderante que el Estado juga- ba en el crecimiento del sector servicios, ello ciertamente estimulaba las presiones inflacionarias si no se multiplicaban sus fuentes de ingreso. Este serfa uno de los principales problemas que debié enfrentar la Segunda Administracién del Ge- neral Ibéfiez, que opté por el ajuste en las cuentas fiscales, lo que, como veremos en el capitulo siguiente, incidié en que no se produjeran -en la década del cin- cuenta- soluciones eficientes al problema de la habitacién popular en la ciudad de Santiago. En suma, como estimé6 el estudio de poblacién de la Universidad de Chile, a fines de los afios cincuenta, efectivamente se habia producido un desfase entre la emigracién a Santiago y la industrializaci6n. En este ultimo sen- tido, el crecimiento de Santiago era un factor determinante en la mayor demanda de habitaciones, especialmente entre los sectores populares", La vision de la clase politica nacional a través del debate parlamentario En la 45* Sesién Ordinaria de la Camara de Diputados, del dia martes 25 de agosto de 1953, los pobladores de callampas fueron objeto de debate par- lamentario, cuando varios diputados hicieron visible su preocupacién por los 89 Hurtado, op.cit, p. 118 Hurtado, op. cit, P. 120. Al no cxistir una correlacién entre el aumento de la poblacién y el crecimiento de la industria lo mds probable es que aumente la poblacién pobre que més que ‘manufacturas demandard alimentos y servicios, y entre estos tikimos, viviendas. "Los procesos migratorios hacia las grandes capitales fueron un fenémeno latinoamericano y objeto de estudio de la sociologia. Yer Germani, Gino. Sociologia de la modernizacién. Edic. Paidés, Buenos Aires, 1969, Parael caso de Santiago, hacia fines de los afios sesenta, Gatica Morel, Femando. “Marginalidad urbana, migraciones internas y desarrollo urbano”. DPDU, Ministerio de fa Vivienda y Urbanismo, abril de 1970, 101 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. siguientes no se propusieron planes nacionales y solo se buscé completar lo planificado en los primeros afios de la Administracién Ibafiez™. Por otra parte, durante 1957, los efectos de las politicas de ajuste del Gobierno encontraban fuertes resistencias en diversos sectores de la sociedad, particularmente entre la clase obrera y los estudiantes, quienes protagoniza- ron violentos enfrentamientos con la policia y el ejército en los primeros dias de abril de 1957. La cuestién habitacional, que permanecia latente como uno de los problemas sociales mas graves del pais, fue entonces nuevamente mate- ria de debate en la Camara de Diputados. En efecto, en el periodo ordinario de sesiones del afio legislativo de 1957, y con anterioridad a la “toma de la Victoria”, que puso mas visiblemente en la escena social y politica alos pobladores”!, mas de una sesi6n del parlamento estuvo destinada a tratar el problema habitacional del pats. El debate de los parlamentarios se centré entonces en el déficit habitacional, la crisis de la in- dustria de la construccién, la inflacién y el bajo poder adquisitivo de los trabajadores para adquirir viviendas. El déficit habitacional El diputado democratacristiano Tomas Reyes'’” fue probablemente en esta etapa quien mis insistié en el déficit habitacional y la necesidad de encon- trar salidas “realistas” al problema habitacional: “Se debe tener presente que, hoy dia, estamos ante cifras realmente de- primentes: Baste sefialar que 2.228.000 personas estén en malas condiciones habitacionales; muchas de ellas viven en habitaciones realmente miserables 0 indignas de un ser humano. La cifra sefialada significa que el 47.5% de la po- blacién de Chile, segiin el Censo de la Vivienda de 1952, esté afectada por este mismo problema. “Mis de setenta mil personas habitan en poblaciones “callampas”; tres- cientas mil en conventillos; y mas de cien mil en mejoras, es decir en sitios que 1% Sobre la creacién de Ia CORVI, ver en el capitulo segundo de este estudio, La “ioma de La Victoria” fue una masiva ocupacién de terrenos que se produjo en la zona sur dela capital, € 30 de octubre de 1957, como veremos en detalle en el capitulo en este estudio. ‘= Tomas Reyes Vicufta, arquitecto y parlamentario en 1949. Realiz6 diversos trabajos de urbanizacin cn barrios residenciales y casas particulares en Santiago,Concepcién y Chillin. Regidor por Santiago en 1944, fue clegido diputado por el Primer Distrito de Santiago en 1949 y reelegido para las legislaturas de 1957 y 1961 por el Tercer Distrito. En 1965 fue finalmente elegido senador por Santiago. Presidente del Senado, de la Falange Nacional en 1951. Consejero del Colegiode Arquitectos, Instituto de Urbanismo y de la Sociedad Nacional de Agricultura. Diccionario Biogréfico de Edit. Empresa Periodistica de Chile. 13a edic., 1965-1967. p. 1304, 105 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Este seré un nudo critico en la clase politica de fines de los cincuenta, que llevara a separar aguas entre la derecha y la izquierda, en el sentido que mientras la primera veré la necesidad de generar condiciones desde el Estado para estimular la inversién en la construccién de viviendas (créditos, ahorro, libertad de precios, etc.); la izquierda, insistiré en la proteccién de los trabaja- dores, que habida cuenta de sus bajos salarios, no estaban en condiciones de destinar sino una minima parte de sus ingresos a la vivienda, raz6n por la cual deberia ser un deber del Estado, el desarrollar planes de vivienda de acorde al poder adquisitivo real de los trabajadores. La vivienda, en el discurso de la izquierda, se insistira, no deberd ser considerada una mercancia, sino un dere- cho social y en consecuencia, una tarea del Estado. El diputado Montes, agregé en su discurso, que sf estaba de acuerdo con la Convencién de la Construccién, en que la politica econémica del Go- bierno y la crisis de la industria de la construccién tenia también efectos sobre la capitalizacién y la cesantia de miles de trabajadores. Para reforzar su posi- cién cité en la Camara, una declaracién de la Federacién Industrial Nacional de la Construccién, que sefialaba que la aplicacién de las recomendaciones de la Misién Klein Sacks, habian significado para el desarrollo industrial del pais un duro golpe, “siendo la industria de la construccién una de las més afecta- das, puesto que el 43% de las obras piiblicas y de particulares se encuentran paralizadas o semi-paralizadas a través del pais”. En la biisqueda de soluciones El llamado del diputado Sergio Gonzalez, de 1953, que habfa sefialado la necesidad de dejar de lado ilusiones en la biisqueda de soluciones al déficit de viviendas, fue un tema que se recolocé, de manera mds radical, entre los diputados en 1957. En efecto, Tomds Reyes, estaba convencido de que el pafs contaba con los recursos materiales y la mano de obra disponible para resolver el problema habitacional, sin embargo era necesario rectificar la politica econémica para permitir la construccién de viviendas econémicas, pero dignas. Sostuvo el di- putado, que a la fecha, los planes de construccién han sido concebidos con miras a la construccién de una “vivienda ideal”, sin tener en cuenta el poder “Este en un temaque se desarrollard mis ampliamente en los capitulos siguientes, a propdsito de los “-discursos” politicos que acompaftaron al movimiento social de pobladores en los afios sescnta, y cen particular el discurso del Partido Comunista Chileno en tomo al problema de la vivienda, “ Tbidem. 109 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La Ley 11.151 le permitiria al Gobierno de Ibéiiez, la promulgacién de una serie de decretos con fuerza de ley, que harfa posible un verdadero ajuste administrativo creandose nuevas estructuras que se estimaban idéneas para abordar el problema de la vivienda a escala nacional. Segtin un estudioso de la legislacin pertinente, se avanzaba ahora hacia una nueva postura: ~...un nuevo planteamiento del asunto, hecho en forma prometedora y a una escala mucho més proporcionada a su verdadera magnitud. Se hablaba de “planes de vivienda”; de “soluciones integrales”; de “racionalizacién’” y de “coordinacién’*. Las principales modificaciones que se establecieron entonces en el apa- rato publico, que permitirian un nuevo tratamiento del problema de la vivienda, fueron la reestructuraci6n del Ministerio de Obras Pablicas (DFL 150) al que se le encomendé la elaboraci6n de un Plan de Vivienda (DFL 431); la creacién de la Corporaci6n Nacional de Inversiones de Prevision, CIP, (DFL 200); la fusion de la Caja de Habitacién con la Corporaci6n de Reconstruccién, que darfa ori- gena la CORVI, Corporacién de la Vivienda, todo ello mediante el DFL 285 del 25 de julio de 1953; la creaci6n del Banco del Estado, mediante DFL 126 del 24 de julio de 1953; la definicién de modalidades del Bono Reajustable de Fomen- to de la Habitacién Popular (DFL 357); y el texto definitivo de la Ley de Construcciones y Urbanizacién (DFL 224)*. Respecto de la CORVI, el mencionado DEL, en su articulo segundo, es- tablecia su misi6n: “La Corporacién de la Vivienda estard encargada, en la formay términos que indica el presente Decreto con Fuerza de Ley, de la ejecucién, urbanizacién, de la reestructuracion, de la remodelaci6n y reconstruccién de barrios y sectores comprendidos en el Plan de Viviendas y en los Planos Reguladores elaborados por el Ministerio de Obras Publicas. También estaré encargada del estudio y fomento de la construccién de viviendas econémicas”®. Un eje central, en consecuencia, de la actividad de la CORVI seria su contribucién a la puesta en marcha del “Plan de Vivienda”, elaborado por la Direccién de Planeamiento del Ministerio de Obras Publicas®. Esta era la pri- mera vez que el Estado organizaba su acciéncon relacién al problema habitacién a través de un “plan” especifico. El Plan Nacional de Viviendas para 1954 se propuso construir 32.083 vivien- das econémicas de varios tipos, con el objeto de resolver los dos mayores problemas , Bravo HH. Luis. Chile, el problema de la vivienda a través de la legislacidn. 1906 - 1959, Editorial Universitaria, Santiago, 1959. p. 52. Silva, op. cit, p.55. 4 Decreto con Fuerza de Ley N° 285 del 25 de julio de 1953, citado por Silva, op. ctt,p. 64. ‘ Para una visiGn panordmica de la construccién de viviendas, a partir de 1953, ver Anexo N? 3, 113 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Respecto de los aportes de la Corporacién de Inversiones (CIP) y las cajas de previsién, que debian contribuir con la construccién de 8.000 vivien- das, la situacién fue también de desajuste con el Plan de 1954: la CIP inicié estudios para el denominado Plan Arica, que consultaba la construccién de 1.000 viviendas, de las que se entregaron las primeras 520, recién en 1958 y las cajas en conjunto lograron construir 3.137 viviendas, es decir, el 39% de lo previsto. En el sector privado, la situacién tampoco fue tan alentadora, ya que de las 6.600 viviendas proyectas, solo se construyeron 2.866. Operé mas la inercia que la innovaci6n, ya que de las 4.800 viviendas que se esperaban como producto de los nuevos estimulos y beneficios para el sector, muy poco se concreté: ni mas viviendas ni mayores estimulos y beneficios. Los bonos reajustables no se emitieron y se restringieron los créditos a todos los secto- res, incluida la construccién como producto de las primeras medidas de ajuste econémico del Gobierno. Tampoco prosperaron otras de las medidas pro- puestas, como el Seguro de Arrendamiento y una politica de apoyo al movimiento cooperativo. En suma, como indica Bravo, “el fomento proyec- tado permanecié como letra muerta y atin mas, aumentaron considerablemente las dificultades para construir”. Por otra parte, la Junta Ejecutiva del Plan tampoco funcion6 bien en el sentido que no cont6 con toda la informacién necesaria para coordinar el Plan, no se la proveyé de los técnicos necesarios y a las reuniones no llegaban todos los delegados que debian asistir. El resultado fue que la Junta Ejecutiva, a jui- cio de Bravo, murié por inanicién. El fracaso del Primer Plan de Viviendas de 1954 fue en cierto modo pa- radigmtico, ya que si bien al aiio siguiente, se estructuré un nuevo Plan de Viviendas, desde el punto de vista de su rendimiento represent6 un nuevo traspié para la politica de vivienda del Gobiemo, ya que solo se construyeron 5.568 viviendas de las 25 mil proyectadas, es decir, aproximadamente la qui ta parte de lo programado. Pero, ademés, ese mismo afio 1955 marcé el inicio de una declinacién en la construccién de viviendas, que se fue haciendo cada vez més aguda en los afios siguientes. Concretamente, en el caso de la CORVI, que tenia un rol relevante en la construccién de viviendas populares, en su labor directa, inicié la construccién de 5.944 viviendas en 1954; 2.881 en 1955 y solo 868 en 1956. Las viviendas en ejecu- cién también declinaron del siguiente modo: 7.302 en 1954; 6.889 en 1955 y 2.680 en 1956. Sin embargo, como producto de los desajustes entre lo programado cada , Bravo, op. cit. p.77 117 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Acci6n directa: Del Zanjén de la Aguada al Campamento de La Victoria. El Zanjon: un cord6n de miseria El Zanj6én de la Aguada era, en los afios cincuenta, el mayor cordén de miseria de Santiago; habia otros, el del Rio Mapocho y el del Cerro Blanco, pero el Zanjén los superaba a todos en extensién -unos cinco kilémetros de longitud por un poco més de 100 metros de ancho- y también en poblacién -unas 35.000 personas— agrupadas en 10 “sectores” o poblaciones™. El Zanjon cruzaba de oriente a poniente y en toda su extensién al Muni- cipio de San Miguel, de tal manera que esta Corporacién debié reconocer, ya en 1950, las “desastrosas condiciones sanitarias” alli imperantes”, y en 1953 describié el Zanjén como un “cordén interminable de casuchas infectas, mal olientes, donde miles de familias viven en la més absoluta promiscuidad y en las peores condiciones sanitarias, sin agua, alcantarillado y practicamente sin ningtin servicio de urbanizacién’™. Estimé también el municipio, que las callampas del Zanjén era uno de los problemas mas serios de la comuna y que habitaban allf unas 30 mil personas, siendo la mayoria de ellos niiios y nifias, expuestos no solo a enfermedades y epidemias, sino que también a precarias condiciones de existencia familiar. Ciertamente el municipio no estaba en condiciones de hacer frente a los diversos problemas econémicos y sociales que alli se vivian, sin embargo en diversos momentos aprob6 pequefias ayudas para los infortunados habitan- tes del Zanjén. Asi por ejemplo en 1951, se destinaron $ 8.000 para la construccién de unas “piececitas de madera” que cumplieran la funcién de policlinica®! y § 6.000 para ir en ayuda de algunas familias victimas de un incendio® ; en otra ocasién, en 1955 se acordé invertir $ 10.000 para la cons- truccién de algunos “bafios de lluvia para nifios y nifias, trabajos a los cuales spinoza, op. cit, p. 248. Respecto de los habitantes del Zanjon, Martner estimaba que en 1953,¢s decir cuatro afos antes de los incendios que Hevaron a los pobladores a la toma de la Chacra La Feria, el Zanjén congregaba a unas 20 mil personas. Martner, op. cit, p. 9 |. Municipalidad de San Miguel, Actas Municipales, sesiGn ordinaria, 9 de de noviembre de 1950. Se conservan en Bodegas de la sede edilicia de la Comuna de San Muiguel y fue posible consultarlas en una gestién directa con el Encargado de Relaciones Pablicas del municipio. ® 1, Municipalidad de San Miguel, Actas, Sesién Ordinaria, 8 de enero de 1953. % 1, Municipatidad de San Miguel. Actas Municipales, Sesin Ordinaria, 22 de marzo de 1951 2 1, Municipatidad de San Miguel, Actas, Sesién Extraordinaria, 5 de junio de 1951 121 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ~Yo creo que con plata se compran huevos. ~Eso mismo digo yo; hay que tener fe, si no, no salen las cosas”. La precariedad de las condiciones de vida en el Zanjén no solo obede- cfana la mala calidad de la construccién, a las aguas servidas que transportaba el canal, 0 a los problemas de hacinamiento y de salud piiblica que alli se vi- vian, sino que ademas, sus habitantes debieron hacer frente a reiterados incendios, que se producian, ya sea por algtin accidente doméstico o por la inflamacién de desechos quimicos que transportaban las aguas del Zanjén. Entre 1947 y 1957, segiin Espinoza, se contabilizaron nueve incendios que malograron unas 600 casas, de estos, los més recordados fueron dos incendios que se produjeron en octubre de 1957: “Aparte de las lluvias, a la llegada de los calores, venian los incendios, los incendios grandes que se produjeron en el Tercer y Cuarto Sector, ahi en Sierra Bella; en el primer incendio quedaron sin nada unas cuarenta familias, en el otro incendio que se produjo en Las Torres, detrés de FAMAE, en ese Sector vivia el compafiero Juan Costa, ahi se quemaron algo de sesenta fami- lias, fue un incendio muy grande. Cuando vi yo ese incendio casi me desmayé. El griterfo de la gente era impresionante y el aullar de los perros, los cables de alta tensién hacian explosiones, yo anduve impresionada con los ojos cerra- dos, haciéndome la idea de que aquello no era realidad”®. Dos incendios se produjeron efectivamente en el mes de octubre de 1967 en el Zanjon de la Aguada; el primero, la noche del dfa 15 y el segundo el dia 26. El diario El Clarfn de Santiago, estimé que en el primero quedaron en con- dicién de damnificadas unas ochenta familias mientras que en el segundo hubo quince heridos y fueron unas 500 las familias damnificadas™. Este ultimo in- cendiohabria tenido su origen en la inflamacién de un “liquido viscoso y espeso que cubria el agua del Zanjén de la Aguada, y que remonts la corriente por efectos del viento”, proveniente de una industria cercana “cuya ubicacién no fue posible establecer””. El incendio fue noticia publica y diversos diarios capitalinos informa- ron de él, a pesar de que ajuicio de Guillermina Farias m4s cobertura de prensa tuvo la fuga de la carcel de un famoso delincuente. El hecho es que con poste- rioridad al primer incendio de octubre, se formé en el Zanjon, un Comité de Familias Damnificadas y que con motivo del segundo, fueron visitados por el x Farias, op. cit, p. 53. " Grupo de Salud Poblacional y Manucl Paiva, “Pasado: Victoria del presente”. Santiago, 1989. Pg. 2. Archivo del siglo XX, Fondo de Historias Locales. * Farias, op. cil, p. 54 ” Oficio N° 3027, 31 de octubre de 1957. Archivo Nacional. Ministerio del Interior, Vol. 14. 125 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Dada la gravedad de los sucesos, los damnificados no estaban, ni que- rian reconstruir sus casas sobre los escombros, y la Municipalidad deSan Miguel les ofrecié como albergue el estadio de la comuna™, sin embargo, esta era solo una solucién transitoria ¢ incluso muchos pobladores la rechazaron. La idea entonces de “tomarse” los sitios prometidos en la ex Chacra La Feria, fue ga- nando adeptos. “El dia 29, un reguero de pélvora golpeé las puertas llevando la noticia: la toma va. Esa noche, en todos los comités las instrucciones estaban dadas. Requisitos indispensables: ser pobre, tener chiquillos, tres palos y una bande- ra. Habia legado la hora de las definiciones de cada cual”™. Otro testimonio de un protagonista de la toma, nos indica que la deci- sién ya estaba tomada con anterioridad al Cabildo Abierto del dia 27: “Araiz del incendio que se produjo a mediados de octubre en el Zanjén, fue que el Partido tomé la decisién de que la toma debia ir. Hacia tiempo que estaba planificada y cada vez que se iba a efectuar, llegaban primero los pacos, porque no faltaba el soplo, cuando se iba a hacer la toma, ahi estaban los cara- bineros, a la entrada donde habia un letrero que decfa “Chacra La Feria”. Nosotros cuando caminabamos por aqui, lo haciamos porla linea del tren y este era un potrero que estaba pelado, y ah{ en Treinta de Octubre, habia un. tranque donde juntaban el agua para regar la chacra y toda la gente se venia ahi, cuando se hizo la toma definitiva, porque era el lugar mas conocido". Tomarse un sitio El hecho es que la noche del 29 de octubre, los pobladores del Zanjon y de otros sectores de San Miguel estaban ya coordinados y en movimiento para ir hasta la ex Chacra La Feria a “tomarse un sitio” y resolver por esta via su carencia de vivienda. Las instrucciones, segtin Guillermina Farias eran precisas: desarmar las casuchas, juntar tiras para cubrir los cascos de las patas de los caballos y evitar asi el ruido de estos en la noche: “A las ocho de la noche se empezaron a juntar los més decididos en el lugar acordado: los tres palos y la bandera, algunos enseres y frazadas, se iba formando la caravana (...) % Sotomayor, “Fisonomfa...” op. cit. pag. 9. Respecto de la oposicién de los pobladores # reconstruir sobre les escombros, lo confirma también Espinoza en “Para una historia...” op. cit. pig 251. * Farias, op. cit., p. 55. a Grupo de Salud, op. cit, p. 5 129 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. parlamentarios de izquierda, comunistas y socialistas, José Oyarce, Mario Palestro y José Cademartori y de representantes del Hogar de Cristo que colaboraron en impedir que los incidentes adquirieran mayor gravedad. Fi- nalmente, como ocurre en muchas manifestaciones de protesta popular, influy6 también la amplitud del movimiento, es decir, unos fueron los que partieron en la madrugada, pero muchos otros los que se fueron sumando durante el dia. Este hecho, es sin lugar a dudas muy significativo, ya que revelaba la existencia de un problema social de envergadura instalado en la sociedad y el de la vivienda, sin dudas que lo era, como ya lo hemos visto en el capitulo anterior. Pero esté también el “efecto coyuntura”, es decir no bastaba con la exis- tencia de un problema social de magnitud, sino que también era “necesaria” la confluencia de factores tan diversos, como el fracaso de los planes de vivienda de Ibaftez, que en el Zanj6n tuvieron expresién en esa sensacion de “promesas incumplidas”; la organizacion previa de los pobladores con el apoyo del Parti- do Comunista, la existencia de comités de sin casa, del Comando, etc.; los incendios del 15 y del 26 de octubre que llevaron la situacién de precariedad de los pobladores del Zanjén al limite de lo posible en la nocién “de habitar” la ciudad; finalmente, también el sentido de accién oportuna, que colaboré en el éxito de la accién desde el punto de vista de los organizadores y que estimulé a los pobres no organizados a “subirse al carro” de la “Victoria”. Cuandola accién policial no fue suficiente para hacer efectivo el desalo- jo, se opto por impedir que nuevas familias se integraran a la toma. Con todo, la situaci6n era incierta por cuanto el Gobierno, si actuaba conforme a la Ley, debia proceder al desalojo, pero a un costo muy superior al contemplado por la Ley, es decir tendria que haber movilizado un importante contingente poli- cial, sino militar y haber materializado un enfrentamiento con los pobladores con incalculables costos humanos. Fue en este contexto, que se produjo la in- tervencién del Arzobispo de Santiago, Cardenal José Maria Caro. En efecto, la misma tarde del dia 30, el Cardenal Caro intervino personal- mente ante el Presidente Ibafiez para impedir que se optara por una salida de fuerza. E] Gobierno acepté descartar esta altemativa a condicién de que no au- mentara el ntimero de ocupantes. Al dia siguiente, la Direccién de Informaciones del Gobierno anuncié, que por instrucciones del Presidente de la Reptiblica se suspendia el desalojo®. Aun asi, los dos primeros dfas de la ocupacién fueron los més criticos, ya que para impedir que se sumaran nuevas familias de poblado- resa la toma, el Gobierno ordené a la policia cercar el sector: " Espinoza, op. cit, p. 253. 133 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. EI FRAP, como ya hemos adelantado, tuvo también una presencia signifi- cativa en el movimiento de los pobladores del Zanjén. Los regidores y parlamentarios, anota Guillermina, “nos visitaban, nos animaban, y se movili- zaban para presionar en el Parlamentoy conseguir que nos dieran una manito””*. Orlando Millas, comenta a este respecto en su Memorias, que los diputa- dos comunistas se organizaron por turnos, de tal modo de asegurar permanentemente su presencia en el terreno, en los primeros e inciertos dias de la toma” . El mismo dia 30, en Sesién Extraordinaria de la Camara de Dipu- tados, José Oyarce del Comité Socialista Unido, explicé asus colegas la situacién de los pobladores del Zanjén y demand una solucién al problema de parte del Gobierno: “En la mafiana de hoy he podido ver, sefior Presidente, como estos mo- destos ciudadanos chilenos eran auxiliados por organizaciones de pobladores, por organismos sindicales, por las autoridades edilicias de la comuna y por al- gunos parlamentarios, como también por el Hogar de Cristo de esa localidad, que ha llevado seis 0 siete camiones cargados con maderas para entregarles a estos modestos ciudadanos a fin de que puedan levantar de nuevo sus casas (...) “Nosotros, sefior Presidente, esperamos que el clamor de todos estos pobladores llegue hasta las esferas gubernativas y surta efecto con el objeto de que ellas, induciéndolas a la busqueda de una solucién para el problema que alli se ha creado””*, Finaliz6 su discurso el diputado Oyarce solicitando se enviara oficio al Ministerio de Obras Publicas a fin de que este diera solucién a los problemas de los pobladores del Zanjén de la Aguada. En los dias posteriores a la toma, en que se buscaba una solucién al problema en la Intendencia de Santiago, con representantes de los pobladores y del Hogar de Cristo, también estuvieron presentes los parlamentarios del FRAP, sin embargo, a juicio de Espinoza, los parlamentarios de la Izquierda no eran portadores de una “solucién técnica” al problema -como Io haria el Ho- gar de Cristo-, sino de una “solucién politica”, en el sentido de que el Estado debia hacerse cargo del problema de la vivienda. De este modo se pronuncié entonces el FRAP en los dias mas Algidos del conflicto: “Este episodio, como tantos otros similares ocurridos ultimamente, se ha producido por la lenidad e incapacidad gubernativa para resolver el pro- blema habitacional. * — Rarfas, op. cit. p. 59. % Milas, op. cit, p. 19 % —_Diputado José Oyarce, en Sesi6n 8" Extraordinaria, del miércoles 30 de octubre de 1957. Cémara de Diputados. Boletfn de Sesiones Extraordinarias 1957, Tomo 1, p. 571. 137 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ~Pero Ud. tiene que confiar en la palabra de nosotros, porque somos los dirigentes de la poblacién, porque le conviene mas a Ud. que le paguemos la corriente o que la sigamos robando. -Asi que estén robando. —Claro que si, si le estamos diciendo desde que empezamos a hablar con Ud., estamos sacando de Villa Sur, estamos perjudicando a los vecinos all4 que tienen que pagar por la corriente que estamos robando. Entonces dijo que bueno y el medidor lo colocaron en el patio de la Escuela que estaba ahi donde esté el policlinico ahora. Al poco tiempo fuimos a La Legua porque nos habian regalado unos postes, fuimos con unos seis camiones y trajimos todos los postes que nos dieron y empezamos a colocar...”**. El encargado de electrificacién de La Victoria recuerda también, la ma- nera en que le dieron luz a las Iglesias, que al igual que la poblacién siguié los criterios practicos: “La primera Iglesia -sefala el antiguo encargado de electrificacion- es la que hay ahi en Los Comandos (hago esta salvedad para que no vean que éramos sectarios). Nosotros podiamos haberle puesto a la Iglesia Catélica, pri- mero porque nos ayudaban los curas, eran buenas personas, pero ellos no querian luz hasta que no tuviéramos nosotros primero. Asi que cuando pasé un cable por ahi por la Iglesia Evangélica, le dije al compafiero Ganga, que se podia colgar y él me decia, pero, qué va a decir Dios, pero si Dios no te va a decir nada y si te dice algo dile que es gracias a los hermanos. Se colgé y des- pués estaba muy feliz. Esa fue la primera Iglesia Evangélica que tuvo luz y después tuvieron todas y todas las viviendas también’. Los primeros edificios publicos de La Victoria fueron una escuela y un policlinico, es decir aquellos que satisfacian dos demandas hist6ricas de los pobladores, después de la vivienda, educacién y salud. Laescuela ha sido siempre motivo de orgullo de los pobladores, ya que su construccién se inicié ediatamente después de realizado el loteo de si- tios, y cada poblador debié contribuir con los adobes suficientes para levantar un edificio circular, cuyos radios alcanzaban a 12 y 17 metros*. Construimos, dice Guillermina, con adobes hechos con paja que conseguiamos en la pesebrera del Club Hipico: “las sefioras se conseguian la paja, los j6venes hacian los ado- bes y los maestros los pegaban”®, la escuela de la poblacién, dice Hilda, © Grupo de Salud, op. cit, p. 17. Grupo de Salud, op. cit, p.17 Tabilo, op. cit, p. 10 Farias, op. cit, p. 62. 141 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “Durante 12 afios vivimos en los infecundos terrenos del Zanjén de la Aguada, sufriendo miiltiples inundaciones y 18 incendios; sumidos en la pro- miscuidad y siendo nuestros hijos carne de corrupcién. El Presidente Ibafiez ofrecié solucionar el problema en tres meses y pasaron 5 afios. Asi Ilegé el 30 de octubre de 1957 cuando ocupamos los terrenos del Campamento de La Vic- toria. A los 120 dias tenemos una organizacién ejemplar: hemos levantado una poblacién cuyo costo es de 300 millones; dado forma a las calles, veredas; tra- bajando en la instalacién de agua potable, luz eléctrica...”. Indicé, ademés, que construirfan una escuela para 1.500 alumnos, un mercado modelo, plaza y areas verdes; que reclamaba la solidaridad de todos los chilenos para sus representados y que deseaban legalizar su situacién en los terrenos ocupados'™. Las gestiones frente a las autoridades de la vivienda debieron prolongarse todavia, ya que solo en sesién de 5 de agosto de 1958, la CORVI admitié encuestar a los pobladores del Campamento de La Victoria para proceder a la distribucién de los sitios, de acuerdo con la ley", Si bien ello era un paso positivo, todavia habria que esperar bastante tiempo para que el Estado reconociera al Campamen- tode La Victoria como una “poblacién legitima” desde el punto de vista juridico™. Durante 1958 los pobladores sin casa continuaron movilizdndose y pre- sionando por la resolucién de sus problemas de la vivienda. Hubo también buenas noticias, como el traslado de las callampas del Cerro Blanco hasta la Poblacién 7 de Febrero, en el sector de Guanaco en Conchali, por obra y gracia del Servicio de Seguro Social'®’. Sin embargo, un nuevo incendio en el Zanj6n, % —_“Defenderemos los terrenos con nuestras propias vidas”. £1 Siglo, 3 de marzo de 1958. p. 2. * Ibidem. 1 “Entregerdn los sitios que ocupan a pobladores de Campamento La Victoria”. El Siglo, 29 de seplicmbre de 1958. pég. 15. 12 En efecto, solo el 24 de mayo de 1959, enct contexto del DFL 2, es decir el “Plan Habitacional” de Alessandri, Emesto Pinto Lagarrigue, Vicepresidente de la CORVI declaré que se procederia a la radicacién definitiva de las familias que ocupaban la ex Chacra La Feria: “En el caso particular de La Victoria, dijo que cl Gobiemo ha resuelto la dificultad existente, motivada por la situacién ilegal de sus ocupantes: El articulo cuarto del Plan Habitacional, que entraré en vigencia dentro de 30 dias autoriza a la CORYI para conceder titulo de dominio sobre terrenos de propiedad de la Corporacién.... Fn: “Radicacién de familias de la PoblaciGn La Victoria”. El Mercurio, 25 de mayo de 1959, pig. 17. © “Felices construyen obras de mejoramiento 350 fumilias de la Poblacién 7 de Febrero”, Et Siglo, 19 de febrero de 1958, pag, 7. La nota de prensa indica que “Un grupo de 350 familias obreras ha conquistado la felicidad que significa tener un sitio y un rancho, por muy modesto que sea, pero libre de la amenaza, de desalgj...". Estos pobladores habjan protagonizado una toma en el mismo sector, en enero de 1957, pero fueron desalojados en esa ocasién por fuerzas de Carabineros. Le nueva poblacién fue urbanizada por el Servicio Militar del Trabajo y costeadas las obras por el Servicio de Seguro Social. 145 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ci6n de la poblacion campesina como con el crecimiento en las ciudades de la burguesia, el proletariado y el “semiproletariado”. Habida cuenta de estos cam- bios, habia crecido el ntimero de campesinos emigrados a la ciudad, de mujeres incorporadas a la industria y de jévenes trabajadores que eran nifios 0 atin no habian nacido en los afios del Frente Popular: “Creo que esta claro, -declaraba Collao, en mayo de 1957, en su Informe al XXIV Pleno del Comité Central del PC- que en las luchas callejeras de los primeros dias de abril participaron muchos de estos trabajadores jovenes poli- ticamente atrasados y que no pocos de ellos, sin suficiente claridad, ni orientacién, creyeron que actuaban bien, hicieron cosas que no debieron hacer © no ayudaron a aislar y aplastar a los provocadores y delincuentes que solt6 el Gobierno para tratar de desviar y desprestigiar ese movimiento popular’"?, Como se aprecia, el PC podia juzgar la actuacién politica de las masas “politicamente atrasadas” en funcién de sus propias definiciones politicas frente a la coyuntura y el pais, aunque a renglén seguido, también declaraba que “seria absurdo culpar a estos trabajadores jévenes de su falta de claridad” ya que correspondia a los partidos obreros y populares “educar y dirigir por el buen camino a esta nueva masa que irrumpe a la vida social”. Lo que parece confirmar esta apreciacién del PC es que efectivamente habia que reconocer la emergencia de nuevos sectores sociales que comenza- ban a actuar en la vida politica los pobladores, en un sentido genérico— pero, al mismo tiempo, no se ve en ellos un nuevo “sujeto politico”, sino que “jve- nes trabajadores” o “masas politicamente atrasadas”. Esta débil consideracién del “mundo poblacional” hacia que en 1956, a la hora de definir tareas para estos sectores se enfatizara en la formaci6n de comités femeninos vinculados por cierto ala CUT y el trabajo hacia los jévenes en las poblaciones a través de actividades deportivas y culturales. Con todo, después de los sucesos de abril de 1957, se sugerird un nuevo énfasis, que sies posible de seguir en las publicaciones del PC: vincular al conjunto del pueblo, es decir a la clase obrera, los campesinos, las mujeres y los jvenes a la lucha econémica reivindicativa de la clase obrera". Este fue un ajuste teérico y politico duradero, ya que le permitié al PC acompaiiar, apoyar y en ocasiones dirigir al emergente movimiento social po- blacional en clave reivindicativa, es decir, alentar y apoyar sus movilizaciones como demanda al Estado para que este cumpliera con su rol social. De este "2 Collao, op. cit, p. 12 = Ibidem. “Espinoza, op. cit., pags. 269 y 270. 149 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. personas aproximadamente” que a la fecha ocupaban terrenos en el Zanjon de la Aguada y en el rfo Mapocho, “expuestos a inundaciones”™®. El traslado desde las poblaciones callampas hasta San Gregorio y Lo Valledor era por cierto, una operacién compleja, tanto por las diversas opera- ciones practicas que implicaba para las familias e instituciones que apoyarian el traslado, como por la magnitud del evento. Mal que mal, movilizar 80 mil personas en un afio aproximadamente, equivalfa, practicamente a cambiar de sitio una ciudad de tamafto mediano, como San Antonio o San Fernando. Pues bien, habida cuenta de la magnitud de la operaci6n, una Orden de la Guarni- cién de Santiago, dictada por el General de Divisién Carlos Pollarolo, dispuso el dia 27 de abril que el Ejército colaboraria activamente en el traslado: “Por disposicién del Sr. Ministro del Interior y de acuerdo con érdenes ver- bales del Sr. Comandante en Jefe del Ejército al infraescrito, que ha actuado como su Delegado, nuestra institucién por intermedio de la Guamicién de Santiago, debera prestar su permanente y efectiva cooperaci6n a fin de que los prop6sitos del Gobierno de la Republica se lleven a la realidad sin inconvenientes. “De acuerdo con lo resuelto en reunién efectuada en la oficina del Sr. Ministro del Interior en la mafiana del 23.IV. 1959, la cooperacién del Ejército estard orientada a tres finalidades muy precisas: “a) Proporcionar los medios motorizados (camiones) para efectuar el traslado de todas las familias que seran ubicadas en “San Gregorio” y “Lo Valledor”, operacién que se estima durardé varios meses. “b) Facilitar a la Direcci6n de Auxilio Social cocinas para proporcionar alimentaci6n transitoriamente a las familias trasladadas, durante el primer dia de su llegada a la nueva ubicacién de sus viviendas. “c) Construir dos galpones provisorios con carpas—uno en el lugar ini- cial y otro en el de término— para que en ellos alojen momentaneamente las familias, entre 50 y 80, que se aprecia podrdn ser trasladadas cada dia’”"*. De acuerdo con esta orden de la Guarnicién, corresponderia al Coman- dante del Batall6n de Transporte N° 2 “dar cumplimiento oportuno y acertado” a las misiones encomendadas. Entre otros, debia organizar una columna de 40 camiones en cuatro secciones de a 10, cada una de las cuales incluia un oficial a cargo, un suboficial como jefe de reemplazo, 10 conductores y 30 cargadores. "Mensaje de S.E. cl Presidente de la Republica, don Jorge Alessandri Rodriguez al Congreso Nacional ‘al inaugurar el periodo ordinario de sesiones, 21 de mayo de 1959. Imprenta de la Penitenciaria de Santiago, Mayo 1959, Pig. 79. % Carlos Pollarolo, “Orden de ta Guamicién N° 75”, Santiago, lunes 27 de abril de 1959. Archivo crio del Interior, Vol. 4 Oficios, 1959. 153 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “La accion erradicadora no se satisface plenamente, sin embargo, con la mera radicacién de los pobladores en nuevas viviendas. Hay que ir més lejos y producir en el animo de los pobladores una persuasion econémica diametral- mente opuesta a las que hasta ahora han sostenido. Todos ellos crefan y creen que vivir en una poblacién callampa significaba vivir gratuitamente, esto es, sin tener nada que pagar al duefio de la propiedad nia los servicios publicos que proporcionan tales y cuales comodidades de habitual consumo, tales como alcantarillado, agua, luz, etc. Lo grave es que esta mentalidad hecha al vivir gratuito se ha venido arraigando hondamente en los tiltimos veinte afios, y que inclusive no pocos votos polfticos se han cimentado en ella y que estos han sido influyentes en elecciones bulladisimas (...) “Es preciso hacer saber a la poblacidn, sin distincion de colores politicos y de fortunas, que en lo sucesivo no se toleraré la ocupacién de terrenos fisca- les de uso puiblico a nadie y que se emplearé en el acto la fuerza publica para dar término a cualquier ocupacién irregular que haya sido iniciada (...) “Todo esto en el entendimiento de que si no se pone cotoa la seguridad de que es posible vivir en balde, compartida por no pocos grupos econémi- camente débiles, las poblaciones callampas renaceran sin cesar’”™*, Es evidente que este discurso representaba un punto de vista que g: ria prestigioen el nuevo Gobierno, en el sentido de considerar costos, beneficios y capacidades de pago en la cuestién de la vivienda, sin embargo, representa- ba también una vision estrecha del problema de la habitaci6n precaria, al menos en dos sentidos. Los pobladores de callampas vivian efectivamente gratis en terrenos completamente inadecuados (las riberas del Zanj6n o del Mapocho), a veces con un escaso valor comercial (en basurales por ejemplo) y en la mayo- ria de los casos no recibian los beneficios de los servicios ptiblicos —de agua, alcantarillado y luz~ como los que el articulista enumera. Que las callampas renacerfan, era una verdad, sino una profecia, pero menos por la costumbre de vivir gratis, y mas por la escasez de viviendas y los problemas relatives a la capacidad adquisitiva de los salarios e ingresos reales de los mas pobres. Con todo, la alusién que hace el articulista acerca de que “bulladisimas elecciones” habrian encontrado apoyos en las callampas es sugestiva, ya que en el otro extremo politico, también el Partido Comunista pensaba que estos “obreros jOvenes”, “politicamente atrasados” habrian influido en las elecciones del Ge- neral Ibaiiez en 1952, contienda electoral que fue efectivamente “bulladisima”. Lo que resulta claro, a estas alturas, es que los pobladores pobres de callampas, no solo representaban un problema social -a propésito de sus condiciones * —“Erradicacién de Poblaciones Callampas”. E! Mercurio, 17 de mayo de 1959. pig. 11 157 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. nosotros ibamos trabajando. La Visitadora nos organizé por manzanas, enton- ces en el trabajo nos pedian permiso y empezdbamos a las seis de la tarde hasta las diez de la noche (...) “Y la CORVI ponia uno o dos instructores y el material estaba aqui ya, acumulado, y empezébamos a trabajar aqui, en grupo en una casa, en otra casa, ibamos avanzando y eso sirvié pa’ hacerse amigo. Al principio, no nos conocfamos... por ejemplo, el que pasaba lista, el bodeguero, nosotros pensé- bamos que eran de la CORVI, jno! eran vecinos, el electricista, entonces después que terminabamos a las diez de la noche, hacfamos una colecta y compraba- mos una... ahi como para descansar, entonces nos sirvié para conoceros (...) dlaro una garrafita de vino, habia un vecino que tocaba la guitarra, entonces era de todas las noches, pasaban la lista, abrir la colectita y terminébamos el trabajo y nos fbamos ahi... “Y eso duré, como unos tres meses, la autoconstruccién y entonces has- ta adonde llegé no mas...”"". Don Arturo recuerda con afecto este tiempo de trabajar juntos, de ayu- darse y de conocerse; reconoce asimismo que habia manzanas en que los vecinos si se conocian porque venian organizados desde sus lugares de origen, en “co- mités de Sin Casa”. El hecho es que por sectores o manzanas se fueron creando 0 recreando formas de sociabilidad comunitaria: “Porque habia que ayudarse, esa era la idea. Fue bonito porque después que terminé6 todo esto de trabajo, asi en patota, nosotros seguimos unidos, pavimentamos las veredas, hicimos un local ahi, compramos una tele, hicimos una ayuda, foamos juntando platita para los que se morfan y no tenfan como enterrarse. Entonces quedé un trabajo... entre los vecinos sno? Claro, fue boni- to, porque, como le digo, nos conocimos harto en la autoconstruccién, era todos los dias que trabajébamos, por ejemplo, alguien queria hacer la rejita, los otros legaban en patota ahi a ayudarlo, y no les pagaba ni cobre, sino que su tragui- to, lo que se pudiera ahi, un cafecito, pero nada de estar cobrando plata. Asi era, nos ayuddbamos. Los cabros chicos pa’ la Pascua se organizaban, hacian fiestas, pa’el 18. Era bonito, hab{a harta amistad, solidaridad...”". Con todo, como “conjunto urbano”, San Gergorio hizo también pronto visible todas sus limitaciones de infraestructura. Tenia una ventaja sobre el Campamento de La Victoria, ya que aqui el Estado habia invertido en obras basicas de urbanizacién, pero eran tan pobres como aquellos y al menos en la partida, con una menor densidad de organizaciones socio comunitarias. Entrevista a don Arturo Pérez. \ Ibidem. 161 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. haberse producido el traslado de las callampas, ya que en sus antiguas locali- zaciones estaban mas cerca del centro de la ciudad, lo que les permitia una mayor movilidad que su confinamiento a la poblaci6n, ubicada en los marge- nes de la ciudad. La vivienda Lacasa habitacién més tipica de San Gregorio fue la vivienda tipo 651 y 661. El plano de estas viviendas constaba de 2 dormitorios, 1 bafio y una zona comin destinada a estar, comedor y cocina; las tipo 661 inclufan ademés, una zaguan para lavar y un espacio anexo al bafio. Las zonas de dormitorios tenian una capacidad para cinco camas en planta y las zonas de estar y acogida, una capacidad limitada para el menaje necesario para cinco personas. Es decir, ain sin considerar los efectos de sobrepoblacién, el disefio de estas viviendas para el tipo medio de familias que las habit6 representaba ya algunos problemas criticos. El estudio de Raposo tenia como referencias algunos supuestos teéricos que indicaban que la sobrepoblacién de una vivienda, alcanzando ciertos umbrales criticos, influfa negativamente sobre el comportamiento del indivi- duo, es decir, se podia estimar un espacio-habitacién para un “habitar normal”. Evidentemente estos patrones del habitar normal provenian de estudios de familias de clase media europea, raz6n por la cual tenian un valor referencial para un estudio del uso del espacio habitacién de San Gregorio. Pues bien, teniendo en cuenta los valores establecidos para Europa resultaba que la fami- lia promedio de San Gregorio, de 6 personas, requeria de un espacio habitacion de 78 m?* para no exceder los umbrales criticos, sin embargo las viviendas 651 y 661 arrojaban como promedio 33,77 m? ™, Es decir, la Poblacién San Gregorio era, a todas luces, un asentamiento superpoblado, razén por la cual Raposo atribuyé muchos de los problemas psicosociales con los que se encontré a esta realidad, que se manifestaba en hacinamiento, falta de privacidad, coincidencia o congestién frecuencial en la realizacién de funciones que tenfan como resultado irritabilidad, nerviosidad, tendencias disociativas, etc. También vio Raposo en esta situaci6n una causa del retardo en la vuelta al hogar del jefe de familia como también en el uso excesivo de la calle por parte de los nifios. Raposo, op. cit. pags. 29 y 30. 165 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. articularfa en tornoa tres orientaciones principales: centralizacién y agilizacion de la gestion estatal a través de la CORVI; la puesta en practica en gran escala de “soluciones habitacionales” y la incorporacién mas activa de la empresa privada a la construccién. Independientemente de las criticas que desperté el Plan Habitacional de Alessandri', a diferencia de su predecesor en La Moneda, en los dos pri- meros afios de Gobierno, no solo se dictaron los decretos pertinentes, sino que se pusieron en prdctica la mayor parte de las medidas anunciadas. En efecto, mediante la dictacién del DFL 2 de julio de 1959 se reorganizé la CORVI de acuerdo alos propésitos del Plan Habitacional, y se agiliz6 su gestion para que llevara adelante, durante 1959 y 1960, no solo las erradicaciones de poblacio- nes callampas —la “Operacién San Gregorio”~ sino que para iniciar el proyecto, quizds de mayor envergadura, en cuanto ala magnitud de poblacién compro- metida: la instalacién de la Poblacién Cardenal José Maria Caro. Respecto de la incorporacién més activa de la empresa privada, esta co- menz6 a verse mas favorecida por las licitaciones de la CORVI, pero ademas mediante el DFL 205, del 5 de abril de 1960, se crearon las asociaciones de Aho- tro y Prestamos para la vivienda, sistema mediante el cual accederian ala vivienda principalmente los sectores medios y populares de més altos ingresos. Por todas estas razones es que Alessandri en su segundo mensaje al Congreso, en mayo de 1960, explicé que el principal objeto del DFL 2 era “allegar nuevos recursos a la construccién de viviendas, orientar los progra- mas respectivos de modo que se ajusten a las exigencias y posibilidades del pais, y obtener el mayor rendimiento de las entradas disponibles”, Los nuevos derroteros de la CORVI Sin lugar a dudas que una de las medidas que debian contribuir al desarrollo de una politica mas activa en la vivienda popular tenia que ver con el mayor prota- gonismo de la CORVI. Para lograr este objetivo era necesario partir por la reorganizacién administrativa de este organismo, el que fue modificado segiin los decretos DFL2 de 1959 y DFL 56 y 201 de 1960. Segtin Godoy, lo més importante, dentro de esta nueva organizaci6n administrativa, fue la creacion del Departamento de Planeamiento y Estudios Econémicos, cuya misién fue definida en el articulo 55 del mencionado DFL 2. Alli se establecia que este Departamento debia: Ver més adelante en el capitulo Ill, a propésito de la “toma de Santa Adriana”. cfr infra. p. 222. 1 Mensaje de S.E. el Presidente de ta Repiblica don Jorge Alessandri R. al Congreso Nacional al inaugurar el perfodo ordinario de sesiones. 21 de mayo de 1960. pag. 205. 169 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. CUADRO N° 28 Erradicaciones contratadas en el afio 1961 Localidad Poblacién Ne de ‘Superf. Estado viviendas = M’ de avance 34.XIL.61 Santiago —_Unid. Vec. Sta Rosa | Grupo 1 y 2 1.312 23.879 1% Unid. Vec. Sta Rosa MN Sector 1y 2 392 14.896 3% Unid. Vec. Sta Rosa 953 32.300 7% Santa Laura 753 13.102 A% Exequiel Gonzélez Cortés I! 808 25.419 16% Santa Adnana 325 13,000 termnada San Gregorio 174 6.438 20% Neptuno 838 20.294 3% Total afio 1964 5.585 149.328 Nota: Durante este alose contrataron otras 5.3% viviendas en provincias. Total pais: 10.961 viviendas. Fuente: Mensaje Presidencial de 1962. CUADRO N° 29 Erradicaciones iniciadas en el primer trimestre del afio 1962 [Localidad Poblacén N° de vivienda Superfice Mt Santiago Barrancas 46 9.594 Nota: Durante este primer trimesire se contrataron otras 291 viviendas en provincias. Total pats, primer trimestre: 707 viviendas. Fuente: Mensaje Presidencial de 1962 173 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Estado, especialmente de los departamentos de Traccion, Maestranza y Trans- portes, muchos de los cuales trabajaban en San Eugenio”. Ambas cooperativas, con escasos recursos no pudieron urbanizar el sector, raz6n por la cual debie- ron esperar la Ilegada de los emplazamientos masivos de la CORVI. Diversos “hechos urbanos” se produjeron en el sector en la década de los cincuenta; al oriente de la lfnea férrea se levantaron la Poblacién Davila y Villa Sur (ex La Feria Sur) y el “Campamento de La Victoria”, en octubre de 1957. Este tiltimo acontecimiento, oblig6 al Gobierno de Ibéfez a acelerar los trabajos de urbanizacién de Lo Valledor, de tal manera que en 1958 fueron instaladas 1.280 familias en Lo Valledor Norte y 1.400 en Lo Valledor Sur”. En 1959, paralelamente a la “Operacién San Gregorio”, la CORVI inicié en el sector vecino a Lo Valledor, es decir entre Callej6n Lo Ovalle, Avda. Cerrillos y la linea férrea, la radicaci6n de 9.014 familias, de las cuales 5.834 fueron instaladas en viviendas econémicas de distinto tipo y 3.180 en sitios urbanizados™. Estaba naciendo la Poblacién José Maria Caro, que serfa sub- dividida en ocho sectores (desde el sector A hasta el sector G) y que pronto envolveria a las poblaciones Anita y Fraternal Ferroviaria. Mas tarde, en 1961, la Fundaci6n de Viviendas de Emergencia instalé hacia el norponiente del sec- tor, 520 viviendas, dando origen a la Poblacion Alberto Risopatrén, y todavia en 1962, La CORVI entregé 248 viviendas en el sector G de José Maria Caro y sitios en los sectores A, B, C y F. De este modo, hacia 1962, el “sector” o Pobla- cién José Maria Caro habia adquirido su conformacién mas definitiva, con los limites més arriba indicados. De acuerdo con los estudios de graduacién de la arquitecto Beatriz Arciniegas, los grupos que Ilegaron a la Poblacién José Maria Caro podian clasificarse en tres: de erradicados, que provenian generalmente de poblaciones callampas y que fueron ubicados en los sectores D, E y F. Se trataba de un grupo de variadas ocupaciones en la industria, la construccién y el comercio, asi como también de desempleados. Las familias, indica el estudio “estan bien constituidas en un alto porcentaje” aunque “en una de cada cuatro falta uno de sus miembros, especialmente el padre”; de independientes o nivel intermedio, se trataba de familias de variada procedencia y que se ubicaban en Lo Valledor Norte y Sur y también dispersos en distintos sectores de José Maria Caro. Este grupo esta conformado por obreros semi-especializados 0 especializados con a Soto, op. cit, p. 85. ‘Munizaga, Gustavo. “Reconocimiento y bases para un programa de desarrollo urbano, Sector Manuel Rodriguez” CIDU, mimeo, Santiago, Tomo 1, pags. 16 y 17. “© Munizaga, op.cit., p17 177 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Poblaciones y habitantes de “La Caro” De acuerdo al estudio del CIDU, en 1966, cuando la Poblacion José Ma- ria Caro habia alcanzado su forma mas definitiva, sus habitantes se distribuian del siguiente modo: CUADRO N° 31 Poblaciones y habitantes José Maria Caro Poblaciones Habitantes Promedio Familiar Personasfamilia 1-'Lo Valledor Norte 6.228 5.19 2 Lo Valledor Sur 8862 612 3 Alberto Risopatrén 4.009 771 4 José Maria Caro A 8.005 701 BB 7.044 667 a 10.345 670 13.736, 773 11.679 7.35 ee eS A 11.327, 673 15 8 FO AS 1.674 675 11.- Fratemal Ferroviaria 3.949) 6.17 12.- Anita 1.095, 750 TOTAL 88.353 6.79 Fuente: Encuesta CIDU, 1966. Con relacién al tamajio de las familias, no se observan grandes diferen- cias, siendo el sector D de José Maria Caro el que alcanza el mas alto promedio. En este caso, la distribucién de las familias variaba entre 15 habitantes por vivienda (la més alta frecuencia) hasta 2 habitantes por vivienda (la frecuencia mas baja), lo que llevé a establecer el promedio de 7.73 habitantes por vivien- da para este sector. Si se considera ahora la distribucién del sector en los tres distritos a que dio origen este poblamiento popular, desde el punto de vista administrativo, se tiene que la mayor concentraci6n de personas estaba en José Maria Caro, con una poblacién de 49.856 habitantes, superior en aquel tiempo a lacomuna de La Reina e inferior a la comuna de Maipui™”. ‘Mac Donald y Munizaga, op. cit, Tomo I, p.6. 181 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. evidente, en todo caso, que se estaba considerando diferencias muy finas en un universo general de baja escolaridad. Mas importante demostré ser el nivel ocupacional del jefe de hogar, como se aprecia en el cuadro siguiente: CUADRO N° 36 Ingreso familiar promedio, segiin nivel ocupacional del jefe del hogar Nivel ocupacional Ingreso familar promedio ($ de 1998) Empleador 109.640 Trab. por cuenta propia 99.873 Empleado 91.671 Obrero 70.599 Notrabajan 47.066 TOTAL 74,358 Fuente: Encuesta CIDU, 1966. El nivel ocupacional si demostré ser un factor de diferenciacién impor- tante del ingreso, ocupando el tiltimo lugar los obreros. En el caso de los que no trabajaban, las explicaciones que se dieron los autores del estudio fueron, 0 que recibfan otros ingresos que no provenian de remuneraciones por su traba- jo o, que la familia dependia de otros miembros de ella y no necesariamente del jefe de hogar. Finalmente, otro aspecto interesante del estudio de ingresos tuvo que ver con las relaciones existentes entre tamaiio de la familia e ingreso: CUADRO N° 37 Ingreso familiar segtin tamafio de la familia Tamafio familia Ingreso familiar promedio N° de pers. (S.de 1998) 1-4 59.699 5-6 72.259 7-8 73.384 9y mas 96.124 TOTAL 74358 Fuente: Encuesta CIDU, 1966. 185 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. las viviendas més bésicas. Sin embargo, los mayores cambios nose produjeron en este terreno, sino en la accién de la CORVI destinada a la construccién de viviendas bésicas para las familias a las que solo se les habia asignado sitios urbanizados. De este modo, comose aprecia en el cuadro siguiente, hacia 1966, la mayoria de las viviendas eran definitivas: CUADRO N° 39 Evolucién de vivienda por tipos de soluciones Mejora Vivienda—Vivienda AAO ensitio Viviendabasica—basica—— Total urbanizado definitva __Albafilerfa_ madera jee 2728 1959 5.922 1612 4.208 41.742 1962 4516 78 1.860 44it 41.765. 1965 1.693 3.801 1.860 aati 11.765 1966 5.652 1.915 4188) 11.765 Fuente: CORVI, Departamento de Construccién. Citado por Mac Donald y Munizaga, op. cit, p. 153. La mayor atencién de la CORVI a los sitios urbanizados implicé cier- tamente un aumento de las viviendas definitivas, pero no se produjo en la misma proporcién una mejora en la calidad de las viviendas basicas que re- querian de ampliaciones. La percepcién de los investigadores del CIDU, fue a este respecto la siguiente: “Desgraciadamente, existe en la mayoria de los pobladores el criterio de que es responsabilidad de la CORVI terminarles su vivienda, y por esta raz6n, no demuestran mayor interés en construir por su cuenta ni organizarse para hacerlo con el esfuerzo comin. Debido a esto es que las poblaciones donde exis- te vivienda basica, se ve en general muy poco trabajo en ampliaciones, siendo esta situaci6n mucho més critica con la vivienda basica construida en madera o en planchas de madera aglomerada (José Maria Caro D y E). En estas poblacio- nes précticamente no se han hecho ampliaciones de acuerdo al plano CORVI, y unos pocos que la han hecho, la han realizado en albafiileria de ladrillo con in- tencion de hacer, posteriormente, la vivienda completa en el mismo material”, vs Mac Donald y Munizaga,op. cit, p. 154, En la entrevista a don Manuel Olguin, él también reconoce que pocos grupos se organizaron para mejorar sus viviendas y que su experiencia en el sectorC, fue relativamente excepcional 189 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. podia servir como una manera para que la mujer allegara recursos al presu- puesto familiar, o, como una estrategia de sobrevivencia para un jefe de hogar desempleado. En este ultimo sentido la instalacién de locales comerciales en areas previamente definidas por la CORVI, fue ampliamente sobrepasada por las formas de economia popular que inevitablemente florecieron en La caro. Una experiencia novedosa, finalmente, en la Poblacién José Maria Caro, distinta del comercio popular tradicional, fue la instalacién de un supermerca- do cooperativo, UNICOOP, que se puso en funcionamiento en el Centro Civico de la poblacién. Este centro comercial lleg6 a tener 1.690 socios en el sector, cifra no menor pero atin insuficiente para un buen funcionamiento. Equipamiento institucional El estudio del CIDU consideré en este ambito los servicios de salud, culto, equipamiento de seguridad y servicios de asistencia social. El sector Cardenal Caro, en parte debia ser atendido por el Hospital Francisco de Borja y en parte por el Hospital Ramén Barros Luco, que correspondian a las 4reas central y sur del Servicio Nacional de Salud. Dos consultorios tenian, sin em- bargo, una relacién mas directa con los pobladores, el de Lo Valledor y el de José Maria Caro. El primero de ellos atendfa al Distrito de Buzeta que iba mas alld de los limites de la Poblacién, no asi el Consultorio de José Maria Caro, que debia atender a una poblacién estimada en 80 mil personas, a pesar de haber sido disefiado para 40 mil. Los déficit se buscaban paliar a través de pequefios consultorios del SNS o particulares. Tenian presencia en el sector, tanto la Iglesia Catélica -a través de la Parroquia Jestis Obrero, con sus cinco capillas- asi como las Iglesias Protestan- tes, especialmente Pentecostales, Metodista y Adventista. Con relacién a los equipamientos de seguridad, el proyecto original de la CORVI habia considerado tres comisarfas de policia en Lo Valledor Norte y José Maria Caro, sin embargo solo se instalé hasta 1966, la Comisaria N° 21 en el Centro Civico de José Maria Caro y tres garitas en las Poblaciones Anita y Lo Valledor Sur en las inmediaciones de la linea del ferrocarril, identificados como lugares donde ocurrian mayores hechos delictivos. Dos cuarteles de bomberos completaban el equipamiento de seguridad del sector. Ambos servicios, tanto el de bomberos como el de policfa eran insuficientes. Finalmente, respecto de los servicios de Asistencia Social, existian 12 centros, dependientes de la CORVI, de la Gobernacién Departamento Pedro Aguirre Cerda, la Fundacién de Viviendas y Asistencia Social, el Servicio Na- cional de Salud, Servicios Sociales de las Fuerzas Armadas y Carabineros y 193 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. a un proceso de asentamiento definitivo de santiaguinos que comprometia a mas de 100 mil personas y que se verificaba, ademas, en un “tiempo corto” de no mis de tres afios, entre 1959 y 1962. La urbanizaci6n de la ex Chacra Santa Adriana fue parte del Plan Habitacional, organizado y cordinado por la CORVI, que buscaba ampliar la cobertura de construccién de viviendas econémicas, de modo semejante a la José Maria Caro. Sin embargo, antes que concluyeran los trabajos de urbaniza- cién, la noche del 22 de julio de 1961, un grupo de unas 1.200 personas invadieron los terrenos de la ex Chacra Santa Adriana. Asi qued6 consignado en un discutido “parte policial”: “Se da cuenta a esa Superioridad, que a las 2.30 horas de hoy, alrededor de 300 familias, con un total de 1.200 personas aproximadamente, perfectamente organizadas y provenientes de las Poblaciones La Victoria, Lo Valledor, La Cis- terna, La Legua, Matucana, Recreo, German Riesco y Quinta Normal ocuparon los terrenos que la CORVI tiene en construccién en Melinka esquina La Feria, de la Poblacién Santa Adriana, instalandose con algunos enseres. “Al lugar llegaron los diputados sefiores Orlando Millas, Victor Galleguillos y Cipriano Pontigo; Alcalde de San Miguel, sefior Ramon Arellano Becerra y regidores de San Miguel, los que manifestaron al sefior jefe de ron- das, capitan don Bernardino Ibafez, de la 19* Comisaria “Providencia”, que de inmediato se entrevistarian con el sefior Ministro del Interior y funcionarios de la CORVI, a objeto de evitar el desalojo, ya que segiin el dirigente Manuel Liberona Flores, Ratil Fuica 943, todos eran postulantes y se encontraban em- padronados por la CORVI, desde hace dos afios a la fecha. “En el lugar se constituyeron el sefior Prefecto de la Prefectura Rural, teniente coronel don Pedro Silva Gordillo; sefior subprefecto, teniente coronel, don Sergio Rodriguez Vial; sefior subprefecto de la Prefectura Santiago Sur, teniente coronel, don Urbano Requena Roman; el sefior comisario de San Ber- nardo, mayor don Francisco Rebolledo Nujiiez; sefior subcomisario de La Cisterna, capitan don Claudio Mujioz Oviedo y el sefior jefe de la ronda, capi- tan don Bernardino Ibaftez. “Se mantiene personal de servicio necesario para evitar nuevas ocupa- ciones en el lugar ya indicado”*. El “parte policial” es evidentemente muy expresivo de los primeros ac- tores que se encontraron la noche del 22 de julio en Santa Adriana: los pobladores, perfectamente organizados; los parlamentarios comunistas junto al Alcalde de San Miguel; y la policia en pleno, de prefectos a subprefectos y, « “Gobierno denuncié ocupacién ilegal de terrenos fiscales” E! Mercurio, 23 de julio de 1961, pag. 55. 197 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. durante la ocupacién, 21 nifios perdieron a vida, nifios cuyas edades fluctuaban entre meses de vida y los diez afios"’, La muerte de estos nifios, obedecié por cierto a las precarias condicio- nes de vida que podian darse en la calle, pero también a cuadros criticos de pobreza de las familias alli reunidas. Asi, por ejemplo, el caso de Nelson, de seis meses de vida, hijo de Luis Morales y Rosa Ortiz, que aunque falleci6 de una diarrea aguda en el Hospital Arriarén, el informe médicoindicé que pade- cia de una desnutricién en tercer grado'®. Fue, sin dudas este cuadro critico que presentaban los pobladores de Estrella Polar lo que llevo al Gobierno de Alessandri, a decidir el traslado de estas familias a la Poblacion Santa Adriana. Don Antimo lo confirma: “De ahi el primer grupo salié més o menos el 11 de febrero. Fueron los. primeros que llegaron aqui (a Santa Adriana) (...) “De la German Riesco a aqui. Porque las intenciones y el pedi’o que se hacia no era esto. Queriamos nosotros (imos a) La Castrina, cuando La Castrina se estaba loteando, incluso una vecina, que todavia es dirigente aqui de la Poblaci6n, puso un letrero que decfa: “yo no mato la gallina, hasta que no nos leven a La Castrina””. El traslado de las primeras familias, seguin el diario El Siglo se inicié el dia 14 de febrero y al llegar a Santa Adriana, funcionarios de la CORVI proce- dieron a facilitarles a los nuevos moradores, materiales de construcci6n, de tal forma que cada familia comenzara a levantar su improvisada vivienda. Don Antimo Palma recuerda que venian organizados y que “los dirigentes llegaron actuando”: Luis Mancilla “que vive en el sector B; Alvarez que tiene la casita de altos aqui en la esquina del Callején con el pasaje 24... ese era el presiden- te’"*, También recuerda las dificultades iniciales para instalarse en Santa Adriana: “Elagua tenfamos que ira buscarla al Callej6n Lo Ovalle con Ochagavia, ahf pusieron un pilén. Asi, ahi habia que saber acarrear. Ahi se hacia la cola, se amanecia la gente acarreando el agua, unos primeros, otros después. (...) “Ya ahi empezé la gente a organizarse, se empezaron a organizar por manzanas y la gente en un principio, media.... como le diré yo... no muy unida todavia, porque no todos se conocian! No le digo que teniamos més allegados que los que habiamos tomado el terreno. 's“Trasladan a os sin casa: San Miguel” El Siglo, 15 de febrero de 1961, p. 8 “ “No cesa drama...” El Siglo, 8 de encro de 1961, p. 5 # Antimo Palma, en: Grupode Educacién, op. cit. p. 7. Laexpresign “matar la gallina” es una expresi6n: muy antigua y popular, al parecer chilena, referida al acto sexual, entre hombre y mujer. ” Antimo Palma en Grupo de Educacién, op. cit., p. 8. 201 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. El diario La Tercera, el dia 23 también informé de la toma, indicando que “5 mil sin casa se tomaron otra poblacién’™. Indicé asimismo que se trataba de pobladores “allegados” agrupados en “comités” provenientes de distintos sec- tores de la capital, de lo Valledor Sur, La Legua, José Maria Caro. Entrevistados dos dirigentes de los pobladores por La Tercera, Manuel Fredes y José Dinamar- ca, expresaron al diario: “decidimos tomarnos estos terrenos porque estamos aburridos de que no engafien. Mientras nosotros trabajamos, nuestras mujeres van a hacer largas colas para conseguir que nos entreguen casas. Lo tinico que consiguen es estar paradas un dia al frio y sin comer. Luego sale un empleado y las cita para la préxima semana. Asf llevamos muchos afios esperando””. Otro dirigente, expres6 a los periodistas su deseo de que la CORVI los acogiera en Santa Adriana ya que esta era una “poblacién de auto construc- cién”, y agreg6 ademés su firme voluntad de permanecer en la toma, indicando que de alli nos los sacarian “aunque nos corran balas’®. El semanario Ercilla, estimé que si bien la noche de la toma, es decir del s4bado 22, habrian participado unas 1.500 personas, para el lunes, su ntimero habia subido a unas 10 mil®. Ello indica que lo més probable es que muchas nuevas familias se sumarona la toma en los dias siguiente, lo que llevé a refor- zar el cerco que pronto establecié carabineros en el sector. La verdad, es que con las “tomas de sitio” en la medida que se politizaron es muy dificil precisar el nimero de personas 0 familias implicadas. En el caso de Santa Adriana, como comentdé meses mas tarde la Revista Mensaje, muchas fueron las cifras que se indicaron acerca de la cantidad de pobladores que participaron en la toma, pero el hecho macizo fue que, cuando la CORVI encuest6 a los ocupan- tes, antes de que se concretara una solucién a la toma, establecié que se trataba de 2.346 familias y 12.900 personas”. De acuerdo con la descripcién que Ercilla hizo de “la toma”, esta se rea- liz6 de acuerdo a un plan preestablecido por los comités de pobladores: “Las familias que llegaron con sus chiquillos, perros, gatos y ‘pilchas’ sabian perfectamente dénde tenfan que instalarse. No hubo rifias ni siquiera denuestos. De vez en cuando el Ianto de una guagua o el didlogo de los hom- bres que ofrecian tablas por clavos para levantar sus rucas. Otros sabian perfectamente donde quedarian las ‘esquinas’ para los boliches de la futura ciudad en miniatura (...) » *Cinco mil ‘sin casa’ se tomaron otra poblacién”’. La Tercera de la hora, 23 de julio de 1961, p. 19. 2% Ibidem. 4 Ibidem. > —_“Invasién pacffica de tos sin techo”, Ercilla, N° 1.366, 26 de julio de 1961 ® ——Invasién de Santa Adriana”, Mensaje, N* 103, octubre de 1961, p. 499. 205 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. postulantes a la vivienda organizado en uno de sus consejos, abogo por el derecho de estos a ocupar sus sitios y por el restablecimiento de sus derechos amenazados: “.,, tenemos el alto honor y agrado de dirigirnos a su dignisima persona, dando cumplimiento a un acuerdo del Consejo N° 5 de nuestra institucién, en reunién del 27 del presente, formado en su totalidad por postulantes a vivien- das elementales en la Poblacién Santa Adriana, de la Corporacién de la Vivienda, que ha sido invadida con abierto atropello al derecho de la Constitu- cin y la Ley, por grupos que dirigidos por un partido politico, tratandesembrar el desconcierto, la confusion y la anarquia, para desprestigiar y anular la efec- tiva labor que esta desarrollando el Gobierno de Vuestra Excelencia por intermedio de la CORVI, con la aplicacién del Plan Habitacional, del DFL N° 2. “Los centenares de socios que representamos, Excelentisimo sefior Pre- sidente, ven amagados sus legitimos intereses y derechos de modestos asalariados, respetuosos de la autoridad y la Ley, que con el debido respeto a sus conciudadanos recurrieron en su oportunidad, con toda la documentaci6n que corresponde y cargas familiares, ante la Corporacién de la Vivienda; quien acogiendo sus justas peticiones, los encuesté para entregarles una casa en los terrenos de la Poblacién Santa Adriana, que se estaba construyendo y cuyas obras han quedado impedidas en su continuacién, con el asalto cometido. (...) “Sin otro particular, y seguros que usted, Excelentisimo seftor, habré de comprender la angustia de estos centenares de hogares burlados por el atrope- ilo de que son victimas, sabra ordenar lo que estime correspondiente para asegurar en la Poblacion Santa Adriana los derechos legitimos de nuestros re- presentados y se ponga término a la accién de sectores irresponsables””. “El diario El Mercurio, por su parte, editorializé en dos ocasiones, du- rante la primera semana de la toma de Santa Adriana. El jueves 27, definié el hecho como un golpe en contra del Plan Habitacional y sefalé que la ocupa- cién no era un hecho aislado, sino el comienzo de capitulos de mayor alcance de un plan comunista “para imposibilitar la obra de mejoramiento de la situa~ cién social y econémica del pais”. La toma de Santa Adriana, para El Mercurio, era el resultado de la accién del Partido Comunista que buscaba detener la labor legal en favor de las masas, convenciéndolas de que por medios revolu- cionarios les seria posible conseguir lo que requieren de manera répida y sin esfuerzos. Sefialaba, ademés, que seria inconcebible que los partidos de oposi- ci6n no marxista se sumaran a la campafia del comunismo y si bien valoraba la © “Modestos abreros, respeluosos de la ley, ven amagados legitimos derechos para obiener vivienda”. El Mercurio, 29 de julio de 1961, p. 31 209 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Los que se fueron a San Rafael En la solucion enconirada a la toma de Santa Adriana, segiin Orlando Millas, fue muy importante la intervencién del Ministro de} Interior de Alessandri, Sétero del Rio. Fue con él que se ides el traslado a nuevos terrenos de los ocupantes de Santa Adriana“. La instalacién en San Rafael no fue nada facil, ya que tuvo que hacerse bajo condiciones extremadamente precarias. En efecto, ya las primeras familias trasladadas reclamaron a la CORVI por incumplimiento de lo prometido, en el sentido de que no se habian trazado los terrenos ni llegaban a tiempo los mate- riales de construcci6n. Ello obligé a suspender en més de una ocasién los traslados de familias a San Rafael. Una lluvia en los primeros dias de septiembre hizo atin més dificil avanzar en el improvisado poblamiento aunque la solidaridad se hizo también presente, a través de una caravana de unas 500 personas, que durante el primer fin de semana de septiembre llegaron hasta San Rafael con carb6n, algunos viveres y a colaborar en la construcci6n de viviendas®. Para el “18 de septiembre” de 1961, en una concentracién publica reali- zada en San Rafael, los pobladores celebraron las conquistas alcanzadas. El diputado Millas, uno de los principales oradores en el acto les dijo: “Estamos celebrando aqui un 18 digno de O'Higgins y demés padres de nuestra Patria. Es el mejor que podiamos celebrar. Estas miles de banderas que flamean son todo un simbolo. Flamean sobre casas, sobre terrenos que habéis conquistado con vuestra propia lucha. Es necesario ahora consolidar esta im- portante victoria y, junto a las acciones generales del pueblo, ampliarla, alcanzando lo que atin nos falta, mediante vuestra vigilancia, vuestra actitud combativa y vuestra unidad”®. En esta misma concentracién, los dirigentes de la poblacién denuncia- ron a estudiantes de la Universidad Catélica, que si bien estaban colaborando " Anota Millas en sus Memorias: “A diferencia de La Victoria, en los casos sucesivos, las nuevas poblaciones no se mantuvicron en los predios objeto de las respectivas tomas, sino quc latransaccién, ideada por exe hombre noble y verdadero estadista que fue Sétero del Rio, cuando fue Ministro de! Interior, y mas adelante practicada igualmente por Bernardo Leighton, consistié en el traslado a ‘otros terrenos a satisfaccidn de los interesados, que debimos negociar y regatear, obieniendo en cada citcunstancia de inmediato la iniciacién de las primeras obras de urbanizacién”. En Millas, op. cit., 9. 23, a: “Pobladores de San Rafael exigenque e! Gobierno cumpla lo que prometis”. El Siglo, 3 de septiembre de 1961, p. 21. “ “Pobladores exigen a la CORVI que cumpla sus compromisos”. El Siglo, 5 de septiembre de 1961, p. 7. “ “Un 18 con casa propia celebran pobladores”. E! Siglo, 20 de septiembre de 1961. p. 5. 217 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. participar de todos los problemas que nosotros teniamos alld en el Sector C, en el Sector B... Llegaban a la Junta de Vecinos, llegaban los problemas”. De modo semejante a la Poblacién José Maria Caro, en Santa Adriana, junto a la constitucién de juntas de vecinos por sectores, fueron muy impor- tantes la organizacién de los clubes deportivos y las actividades artistico culturales, en el sentido de que todo ello fue reforzando las practicas comuni- tarias, sentidos de pertenencia y las fiestas colectivas, que siempre permanecen en la memoria de los pobladores. Asi por ejemplo, muchos recuerdan el “rei- nado” que se organiz6 en 1963 a través de los clubes deportivos. En esos afios existian también muy buenas relaciones con la Fuerza Aérea, cuyas instalacio- nes estaban relativamente cercanas, camino a San Bernardo, de tal modo que fue esta institucién la que amenizé la fiesta con el “Orfeén de la Aviacion””. También en los “pasajes”, se fue tejiendo la vida comunitaria, como nos lo recuerda Clodomira, apoyandose en las desgracias; haciéndose compadres y comadres a través del bautizo de los hijos que nacieron en Santa Adriana; compartiendo la educacién de los hijos; y, también a través de las actividades deportivas y culturales: “Si, aqui hemos sido un pasaje bien cooperadar y solidario (...) Si hay una persona que se muere, ya estamos todos, donde hay un enfermo, estamos preguntando por él; o sea, con el correr del tiempo se va haciendo como una familia. Entonces, por ejemplo, yo me junto con mi vecina, jya! Hemos sido comadres, hemos empezado a hacernos comadres, yo madrina de un nifio, ella madrina de otro, dentro de la misma intimidad que se va haciendo, entonces, es bueno eso también. Los nifios también van creciendo, como te dijiera, acep- tandose unos a otros y no peleando. Y una de las cosas, de no pelear por la pelea de dos niftos, entonces, en el fondo, también se va educando uno como pueblo. Osea, eso es mi imaginacién, porque yo aqui no tengo, a Dios gracias, enemigos, al contrario, mis nifios jugaban todos a la pelota... Mi marido fue muy bueno para tomar... grupos de nifios y llevarlos a las canchas. Como tenia tres chiquillos hombres, andaba con los tres por todas partes. Iban a todo... y hacian campeonatos, bueno, luego, después fueron naciendo los clubes’””. Grupo de Educacién, op. cit. p. 18. 2 Grupo de Educacion, op. cit.,p. 19. ” Entrevista a Clodomira, Santiago 3 de junio de 1994. Para lahistoria de Clodomira, cfr supra.,p. 45. 221 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La legitimidad de la accién de los pobladores de Santa Adriana El diputado Almeyda, del Partido Socialista, fue el primero en poner en cuestién la actitud del Gobierno para enfrentar la toma de Santa Adriana. Asu juicio, este habia actuado de modo formalista y legalista. Y, a este respecto, sefialé que “solo desde el punto de vista de los intereses de los usufructarios del orden dominante, podria estimarse repudiable esa ruptura del orden legal, acerca del cual tanto abundamiento hacen los circulos gubernativos y la pren- sa de derecha. Porque en realidad, si pensamos nosotros en lo que la legalidad y elorden son para los pobladores de “Santa Adriana”, veremos que aellos no ies ha servido ni siquiera para contar con techo y trabajo, esto es, con los més elementales medios de subsistencia”™*. Luego de poner en cuesti6n el valor que podria representar la legalidad para los pobladores, Almeyda indicé que el verdadero temor que inquietaba a los circulos dominantes era que el pueblo “le estaba perdiendo el respeto a la legalidad oficialista”. Desde el punto de vista del diputado socialista, esta ac- titud del pueblo resultaba auspiciosa, en la medida que las capas populares descubrian “que esta sociedad no es la suya, que este orden no es el suyo” y podian, en consecuencia, organizarse para destruir el orden existente y la lega- lidad que solo les oprime. Cité en favor de su alegato, un planteamiento realizado en esos dias por el sacerdote jesuita José Aldunate, quien sostuvo que se pod{a justificar una accién como la de Santa Adriana cuando esta era la unica forma de presionar a la autoridad para obtener bienes o derechos nece- sarios para las personas y el bien comtin, y cuando se daba una extrema necesidad, en que el particular puede ocupar lo ajeno en alivio de aquella ne- cesidad. Estas condiciones, a juicio de Almeyda, se daban en Santa Adriana, por lo que se trataba de una accién éticamente sostenible®. El problema, a juicio de Almeyda, residia en el Gobierno que habia sido ineficiente para encarar el problema de la vivienda y que la accién del Ejército de levantar 500 casas en una semana, era una provocacién para los poblado- res, porque se demostraba de este modo, que cuando el ejecutivo queria resolver un problema encontraba los medios eficaces para hacerlo. El diputado Leigh discrep6é de Almeyda, afirmando que no se estaba ante un Gobierno inerte frente al problema de la vivienda; para Leigh, el # Boletin de Sesiones, Cémara de Diputados, op. cit, p.2796. * La posici6n del Padre Aldunate, que Almeyda incorpors a su alegalo, sirvié también para sostener, desde la revista Mensaje, que tales condiciones no se daban en Santa Adriana. En “Invasién de Santa Adriana”, Mensaje, N® 103, octubre de 1961, p. 499 y ss. 225 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Gobierno de Alessandri. Su discurso, del dia 12 de septiembre de 1961, lo inici6 indicando que trataria el problema de la vivienda “porque lo considero uno de los asuntos més urgentes, ms graves y mas draméticos”; no seria necesario abundar en adjetivos frente a este problema porque ya se habian agotado; el problema era tan visible y trégico que toda ponderacién resultaba superflua™. Con todo, debia ponderar el problema y para hacerlo se apoyé en el tiltimo Boletin de la Direccién de Estadisticas y Censos, de junio de 1961, en el que se indicaba que en junio de 1961 se hab{a registrado uno de los {indices mas bajos en la actividad del sector privado en materia de edificacién de viviendas y que las cifras correspondientes a las obras realizadas por entidades publicas dentro de 59 comunas del pais, comparando el primer semestre de 1960 con el primer semestre de 1961, sefialaban una baja de la superficie destinada a cons- trucciones habitacionales de un 49,3%, y que respecto de la superficie total de edificaciones, que incluia habitaciones, pero ademas construcciones educacio- nales, hospitalarias, comerciales, etc. indicaban también una disminucién del 42,9% en los periodos mencionados. El diagnéstico de Frei buscaba hacer notar la baja que se estaba produ- ciendo en la construccién a mediados de 1961. A renglén seguido, indicé que no criticaba sino que aplaudia la orientacién de la CORVI encaminada a pro- ducir viviendas baratas y minimas para el pueblo, pero que no se podia desconocer que desde el punto de vista de la calidad de la construcci6n esta era muy baja: “El nivel o calidad de la construccién ha descendido en forma notable. En consecuencia, si estuviéramos construyendo el mismo numero de metros al valor del metro cuadrado anterior, ya ello implicarfa una disminuci6n eco- némica, pues la poblacién ha crecido; pero, construir menos y de peor calidad agrava mucho més el problema de la economia general de la Nacién”"?, A juicio de Frei, los problemas no habia que atribuirlos a la mala inten- cién de nadie, sino a errores en la politica de construccién, pues entre otros, la La Politica y el Esplritu; Ain es tiempo; Historia de los Partidos Politicos en Chile y La verdad tiene su hora, Fue gerenie de la Sociedad de Publicaciones Tarapacd, Ministro de Obras Publicas, \Vias y Comunicacién. Senador por Atacama y Coquimbo en 1949 y reelegido por Santiago en 1957. Fue clegido presidente de ta Repdblica en 1964, cuando era ef lider indiscutido de 1a Democracia Cristiana, Diccionario Biogréfico de Chile. Op. cit. p. 534. Mayores antecedentes y tuna seleccidn de sus principales discursos como der politico chileao durante EI siglo XX, en: Gazmuri, Cristién: Eduardo Frei Montalva 1911-1982 F.C. E. Santiago. 1996. Eduardo Frei M. en Sesién 50" del 12 de septiembre de 1961. Boletin de Sesiones Ordinarias de! ‘Senado, Tomo IV, pag. 3.041, 2 Boletin de Sesiones, Senado, op. cit, p. 3.044 231 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Eneste contexto, también se vio necesario fortalecer al emergente movi- miento poblacional, el que debja avanzar internamente estrechando las relaciones entre los organismos de base de los pobladores y sus representacio- nes regionales y nacionales. Pero mas all4 del fortalecimiento orgdnico del movimiento, se comenzé a ver que los propios comités de base de los poblado- res podian cumplir con variados e importantes roles: “.,corresponde darles nueva vida a dichas organizaciones, de tal modo que su influencia se haga sentir en un radio mucho mas amplio que el habi- tual. Los comités de pobladores, en suma, pueden y deben, incluso en Santiago, ser los campeones de toda iniciativa de adelanto local: la feria libre, la movili- zaci6n, la difusi6n de actividades culturales a los barrios, la vinculacién con el movimiento deportista aficionado, etc. Por otro lado, corresponde que la vida interna de dichas organizaciones se haga més interesante, sea ms itil a la poblacién y signifique un medio para educar y capacitar al obrero, especial- mente a la mujer y lajuventud, a través de iniciativas diversas; debe obtenerse la ayuda organizada al movimiento de pobladores, de profesionales: médicos, abogados, visitadoras, ingenieros, arquitectos, maestros, etc. Por tiltimo, corresponde, més que nunca, que el movimiento sindical y las organizaciones de los trabajadores y campesinos incluyan en sus platafor- mas el problema habitacional y se vincule la lucha en acciones comunes con los pobladores”™. Reiteremos que, respecto de las erradicaciones de pobladores de las “callampas”, el PC tenia una opinién positiva, aunque sefialaba que se trataba de una iniciativa insuficiente, si se tenia en cuenta los déficit de vivienda acu- mulados y las necesidades de estos grupos de pobladores. Carlos Contreras Labarca, en septiembre de 1959, instaba a que en estas iniciativas se debia fo- mentar la cooperacién solidaria de los més vastos sectores de la poblacién y que el Partido Comunista debia destacarse en esta ayuda. Agregaba asimismo que los comités de estas nuevas poblaciones, surgidas de las radicaciones, de- bian exigir que se destinaran més recursos para la construcci6n de viviendas de estos pobladores que carecian de lo més indispensable para vivir. Finalmente, el PC consideraba también que el bajo nivel de vida de los trabajadores chilenos era el “talon de Aquiles” del Plan Habitacional, ya que la mayoria de los trabajadores estaba incapacitado para adquirir una vivienda, lo que reforzaba la critica de hacer de la vivienda “una mercancia”™. Andress, “Los gerentes organizan "Contreras, Principios, op. cit. p. 46. * op. cit, pags. 47 y 48. 239 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. afirma también la tesis de que las sociedades latinoamericanas son “socieda- des duales”. Desde esta perspectiva de andlisis, Vekemans afirmara que la marginalidad es un fenémeno radical en cuanto compromete la situacién del marginal desde sus raices en el sentido de sus propias capacidades para supe- rar su situaci6n. “Concebida asi la radicalidad de la marginalidad, el marginal es en cier- to modo “otro hombre”, con valores y actitudes distintas, con aspiraciones si, pero operando sobre la base de mecanismos completamente ineficaces para concretizarlas; es un hombre disminuido, no por cierto en lo tocante a sus va- lores morales, a menudo heroicos, sino en lo que concierne a su iniciativa y capacidad de actuar individual y solidariamente”’”. Emergencia de la marginalidad Finalmente, concluye Vekemans estamos ante la “emergencia” de la marginalidad como un fenémeno masivo y creciente que compromete se- riamente el desarrollo y el futuro de las sociedades latinoamericanas. Se ha venido gestando el mas significativo desplazamiento, en las tiltimas décadas, de grupos marginales sobre las grandes ciudades latinoamericanas. Unos 306 35 millones de pobladores marginales urbanos habitan las principales ciuda- des latinoamericanas, lo que en los afios sesenta representaba el 15% de la poblacién total de América Latina y més del 25% de la poblacién urbana total del continente. Por otra parte, la marginalidad que tiene ya cinco siglos, es muy posible que esté a la base de fenémenos tales como “el guerrillerismo” o la “revolucién de las expectativas crecientes”. Usando una imagen elocuente, Vekemans indica que “las masas marginales estén por primera vez frente a las vitrinas de la modernidad, pero sin acceso a ella”. Por todo lo anterior se hace necesario una accion social eficiente en vis- tas a encontrar soluciones frente a esta verdadera emergencia de la marginalidad, caracterizada por su radicalidad y globalidad, y cuya magnitud compromete en algunas sociedades latinoamericanas practicamente, a la ma- yoria de la poblacién. > Vekemans, La marginalidad, p. 69. m% Nekemans, La marginalidad, p.72-73. 255 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. hemos visto, comprometia tanto su integracin interna como la accion de agen- cias externas y del propio Estado. Pero junto a la elaboracién y difusién de la “teoria de la marginalidad” se fueron también desarrollando diversos estu- dios sobre los pobladores, que indagaron en las causas de su crecimiento, en los procesos de urbanizaci6n y sus desajustes con la industrializacién y el atra- so de las estructuras agrarias. De estos asuntos nos ocuparemos en el capitulo siguiente, cuando veamos el desarrollo del movimiento de los pobladores y su relacién con el Estado, bajo la administracién del Presidente Eduardo Frei Montalva, de la Democracia Cristiana. 258 Capitulo 4 Las ciencias sociales y el Estado frente a los pobres de la ciudad La década del sesenta se inicié con la puesta en marcha del DFL 2, una accién estatal que encontré pronto fuertes criticas en la sociedad popular y entre los partidos politicos de la oposicién al Gobierno de Alessandri. La “cues- tién poblacional” fue adquiriendo entonces, paulatinamente otro estatus, ya no solo vinculado al problema del déficit habitacional —que siguid siendo par- te sustantiva del debate~ sino también relativo a la integracién social de los sujetos pobres de la ciudad, genéricamente y més ampliamente denominados a partir de entonces, “pobladores”’. El debate o si se prefiere “las practicas argumentativas” con relaci6n a los pobladores, trascendieron entonces a sus propias organizaciones, los parti- dos politicos y el Estado, en la medida que los pobladores se constituyeron en “objeto de estudio” de las ciencias sociales. En efecto, la teorfa de la marginalidad y los debates acerca de desarrollo, hacia mediados de los sesenta ganaron prestigio y difusin en los circulos intelectuales y politicos; mAs tarde al iniciarse la década de los setenta, la teoria de la dependencia y el subproletariado haria también lo suyo. El debate “cientifico” acerca de los pobladores, como ocurrié con mu- chos otros debates académicos de los afios sesenta, no permaneceria atrapado en la academia, sino que tendria un rapido retorno a la politica, sobre todo luego que el Partido Demécrata Cristiano conquistara el Gobierno, en 1964. Este partido se habfa convertido en un actor relevante en el “mundo poblacio- nal” y mantenia fuertes vinculos con la Iglesia Catélica, que estaba también vivamente interesada en encontrar salidas a los problemas mds acuciantes de los pobres de la ciudad. Ramé6n Venegas, Director del Departamento de Promocién Popular de DESAL, indicaba que se entendfa por “pobladores”, a “aquellas grandes masas de seres humanos que, emigrando del sector rural, viencn a establecerse en cl sector urbano, en poblaciones, ranchos, villas miserias, callampas, favelas, etc.". En: Mensaje, Numero Especial N° 123, Santiago, octubre de 1963. p. 628. 259 El Gobierno del Presidente Frei no podia en consecuencia concebirse como simple continuidad con la obra iniciada por Alessandri; debia y asi lo hizo, dar lugar a un nuevo planteamiento, a una nueva politica, que esta vez trabajaria al menos en dos frentes: el habitacional propiamente tal y el de la integracién so- cial y politica de los pobladores. El primero se enfrentaria a través de un reordenamiento més definitivo del aparato estatal para enfrentar el problema del déficit y la planificacién de la construccién de viviendas. Para ello se cre6, finalmente en 1965, el Ministerio de la Vivienda y Urbanismo desde donde de inmediato se puso en marcha un vasto plan de nuevas viviendas y de “solucio- nes habitacionales”. En el segundo frente, el de la integracion social, el nuevo Gobiemo busc6 poner en practica muchas de las proposiciones de la “teorfa de la marginalidad” en el sentido de promover el desarrollo de la organizacién poblacional y de crear mecanismos institucionales para la integracién de ellas al sistema nacional. La ley de Juntas de Vecinos, aprobada en 1968, fue uno de los resultados de la nueva politica de la Democracia Cristiana. Pero, independientemente de los resultados més visibles de la politica demécrata cristiana, que enfrenté serias dificultades econémicas para materiali- zar todas sus propuestas de construccidn de viviendas como de servicios puiblicos, la “Revolucion en Libertad”, como se denominé la propuesta global de cambios de la DC, se desenvolvié en un contexto de creciente politizacién de la sociedad, favorecido por la oposicion, pero estimulada también por el discurso y la practi- ca del Gobierno. Los pobladores entonces, con mas apoyos y discursos en favor del cambio social multiplicaron sus organizaciones, y sus demandas en favor de la vivienda y de su participacién en la sociedad nacional. Las Ciencias Sociales y los pobladores Emigrando hacia la capital Desde sus primeros trabajos, DESAL puso en relacién el tema de la marginalidad con el incremento de la migracién del campo a la ciudad, la que todos los estudios estadisticos y censales reconocian como un fenémeno visible a partir de los aitos treinta. En efecto, mientras que en la década del treinta atin la poblaci6n rural alcanzaba al 51% de la poblacion total del pais, hacia 1960 se habia reducido al 32%, es decir, en estos treinta afios la relaci6n de predominio de la poblacién rural sobre la urbana se habia revertido definitivamente’. Mattelart, DESAL, “Poblaciones marginales y desarrollo urhano: Elcaso chileno”, mimeo, Sigo, 1965. p.23. 260 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. El poblador, fue entonces definido como: “Un elemento marginado de la sociedad que ha sido expulsadodel cam- po o de las zonas malsanas de la ciudad, y que se encuentra en lucha por integrarse a la comunidad nacional”. El lugar, por otra parte, donde se desarrolla la vida familiar y social del poblador es, genéricamente lo que se ha dado en lamar la poblacién. “La poblaci6n es el Area, generalmente periférica a las grandes ciuda- des, donde mora el poblador, en condiciones materiales muy deficientes y sin contar con los servicios necesarios a toda comunidad humana”. Ahora bien, qué era lo que permitia mas precisamente a DESAL, defi- nir al poblador chileno, como un marginal? En primer lugar, aspectos socioeconémicos, en el sentido de que se reconocia al poblador como aquel sujeto que habitando en la periferia de la ciudad, sin ser propietario, lo hacia en condiciones precarias e inadecuadas, condiciones que influfan en su vida familiar y sus costumbres, dando lugar a diversas alteraciones morales y psi- colégicas. Por otra parte, como producto del insuficiente desarrollo industrial, el poblador o carecia de trabajo estable o se situaba entre los trabajadores de més bajos salarios, raz6n por la cual dificilmente podia satisfacer sus necesida- des basicas de alimentacién, salud, vestuario y vivienda. Diversos indicadores podian demostrar esta situacién de precariedad socioeconémica, tales como la alta tasa de mortalidad infantil y morbilidad asi como la mala calidad de la vivienda de los pobladores. En segundo lugar, el poblador podia ser definido desde el punto de vis- ta sociocultural. El nivel cultural, anotaban los investigadores de DESAL es muy bajo a consecuencia de su lamentable situacién socioeconémica, y se ma- nifestaba en altos porcentajes de analfabetismo “literario y técnico”, bajos niveles de escolaridad y dificil acceso a medios de comunicacién, tales como diarios, revistas y el cine. Solo la radio era el principal vehiculo de comunica- cién con el resto de “la ciudad y el mundo”. Los pobladores estaban, por su nivel cultural, inhibidos de acceder a “los elementos basicos de la cultura y la tecnologia moderna”'*. Entercer lugar, definian también al poblador, algunas caracteristicas socio gremiales, ya que estos habian desarrollado sus propias organizaciones (Co- mités, Juntas de Vecinos), pero carecian de un horizonte que superara sus intereses mas inmediatos. DESAL, Informe, tercera parte, p. 1 ° —tbidem. * DESAL, informe, segunda parte, p. 2. 265 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Solo las viviendas de poblaciones industriales o por convenio cumplian més 0 menos satisfactoriamente con todas las funciones atribuibles a la vivien- da (proteccién, facilitacién de servicios basicos, independencia familiar, intimidad, facilitar el desarrollo de la personalidad de los miembros de la fa- milia); el resto de las viviendas de otros tipos de poblaciones solo las cumplia parcial o deficitariamente. Con relacién a las condiciones de salud de lo pobladores, estas guardaban estrecha relacién con “la desnutricién, falta de higiene ambiental, insalubri- dad de las viviendas, falta de centros de salud con equipos adecuados y personal especializado, etc”**. Los investigadores de DESAL reconocian que era mas dificil el andlisis de los problemas de salud de los sectores marginales, ya que la informacién disponible desde el Servicio Nacional de Salud, comprendia “4reas” de la ciudad, que inclufan diversos estratos socioeconémicos. Aun asi, se sabia que la alimentaci6n era més precaria en las poblaciones callampas y que alli radicaban los indices més altos de desnutrici6n infantil asf como la mayor recurrencia de enfermedades gastro-intestinales. Mas datos habia res- pecto de las condiciones sanitarias: se sabia, por ejemplo, que solo el 52,2% de las viviendas de poblaciones callampas disponia de agua potable, y que un 65% tenia pozos negros. En el caso de la Poblacion Lo Valledor -surgida de erradicaci6n entre 1958 y 1959- se sabfa también que el 39% de los pozos ne- gros seencontraba en mal estado y que el 63% no tenia cubiertas que impidieran la propagacién de infecciones. Una encuesta bioambiental realizada en esta poblacién habia demostrado ademas, que en el 87% de las viviendas habia “moscos e insectos en cantidad nociva””. Con relacién a la ocupacién de los pobladores, se estimaba que se trataba principalmente de obreros no calificados, pertenecientes al sector industrial y personas que trabajan enel sector servicios, tales como lavanderas, empleadas domésticas, zapateros, comerciantes ambulantes, etc. Evidentemente, a partir de este tipo de oficios, se sumaban los problemas relativos a los bajos ingresos, generalmente inferiores a los de subsistencia, la inestabilidad laboral, la cesan- tia, la movilidad laboral y la baja productividad. En las poblaciones callampas, se estimaba que la fuerza de trabajo esta- ba representada por el 66.2% de la poblacién mayor de 14 afios, de este porcentaje el 88% estaba ocupado mientras que el 12% eran cesantes 0 busca- ban trabajo por primera vez. De los que trabajaban, el 3.3% lo hacia en el sector ” DESAL, Informe, segunda parte, p. 16, s DESAL, Informe, segunda parte, p. 17. 272 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Las discrepancias estadisticas, como adelantéramos, se relacionaban con los distintos conceptos y métodos en que se acopiaba y procesaba la informa- cién. En el caso de la CORVI, por ejemplo su concepto distaba bastante del més tradicional, que acogia el Servicio Nacional de Estadistica, aunque con sus propias limitaciones. Por ejemplo no siempre el censo llegaba hasta los lugares en que se ubicaban con frecuencia las callampas como las faldas de un cerro o en torno a un basural. La CORVI, en cambio, acogia la informacién que se originaba en la demanda de vivienda popular, aunque también quienes no hacian demandas podian quedar al margen de sus recuentos. La CEPAL llamaba también la atencién sobre la descoordinacién de los organismos que trabajaban con los problemas de los conglomerados margina- les, tanto publicos como privados, lo que impedia que se generara un lenguaje comin en la interpretacion del fendmeno de la marginalidad y que los indica- dores usados por los diferentes organismos reflejaran una misma imagen del problema”. Por otra parte, respecto de los tipos de poblaciones marginales posibles de distinguir, CEPAL reconocié, la existencia de una gran variedad de tipos de viviendas que agrupaban a los estratos econémicos mas débiles. Con- signé un total de 16 tipos de vivienda: 1.- Viviendas improvisadas (0 callampa), construccién de material de de- secho, en sitios ajenos y eriazos, sin urbanizaci6n ni condiciones higiénicas de habitabilidad. Generaimente constituyen poblaciones. 2. Rancho, ruca o choza; construccién de material ligero, vivienda de tipo aislada que se improvisa para cuidar sitios u obras de construccién. 3.- Poblaciones de erradicaciones, que nacieron de los programas estatales de traslado de pobladores de callampas a sitios definitivos en viviendas eco- noémicas. Se podia, incluso, demoler el viejo rancho y utilizarlo en la construccién provisional de la nueva vivienda. 4.- Poblaciones de radicacién, se trataba de poblaciones callampas, donde luego de apoyos externos, se hacian asentamientos definitivos. 5.- Piezas de conventilio, es la pieza que entre otras similares se ubica den- tro de una construccién y que cuenta con servicios higiénicos comunes. 6.- Pieza dentro de una casa, es la pieza o conjunto de piezas que se ubican dentro de una casa particular y las familias que habitan en ellas cuentan con servicios higiénicos comunes. 7.- Casitas de cité, es la construcci6n correspondiente a un recinto cerra- do dentro del cual se distribuyen casitas independientes. ” CEPAL, op cit, p.7 280 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. otra. La unica salida, en consecuencia, estaba en la generacién de estructuras que hicieran posible la participacién organizada de cada ser humano en el proceso de cambios y la construccién de un orden social mas justo. La organizacién de base Los grupos de base y cuerpos intermedios serian el canal que harian posible la participacién y los procesos de integracién social. En el Ambito urba- no, ello debia significar fortalecer, en primer lugar, a las juntas de vecinos, como organizaciones capaces de fomentar las acciones comunitarias de los pobladores; deberian tener como finalidad el desarrollo de la comunidad ur- bana en el mbito familiar, social y cultural. Les debia corresponder, ademas representar las necesidades de los vecinos ante los poderes publicos y debian estructurarse, finalmente por unidades vecinales de barrios y ciudades hasta constituir un organismo de cardcter nacional", En esta mima linea de fortalecimiento de las organizaciones base, se veia necesario generar y apoyar iniciativas que fueran resolviendo los proble- mas relatives al trabajo de los grupos marginales. De este modo, la promocién de cooperativas de produccién o empresas artesanales, asi como cooperativas de crédito y consumo debian permitir a los mas pobres mejorar sus condicio- nes de existencia. Los trabajadores industriales, por su parte como los empleados publics debian contar con sus propias organizaci6n sindical, y esta diversidad de organizaciones econémico-sociales debian converger y par- ticipar en los organismos publicos de planificacién del desarrollo econémico del pais. Una estrategia semejante debia promoverse en el ambito de la salud, asegurando la participacién de los pobladores y otros sectores sociales en la administracién y el financiamiento de la seguridad social y la salud®. En segundo lugar, se consideraba fundamental para asegurar los pro- pésitos de organizacién y participacién de las bases, la educacién tanto tradicional —que los teéricos de DESAL Mamaron “educacién fundamental”. como la educacién social de adultos: “Sin esta preparacién la revolucién, de la cual tanto se habla, nunca se rea- lizard; solamente se producirén revueltas sangrientas o rebeliones, que colocaran en el poder otros incapaces... Se trata, por consiguiente, de proporcionar a las or- ganizaciones de base escuelas de capacitacién para los dirigentes y militantes de = Venegas, op. cit, p. 630, “ Venegas, op. cit, p. 630. 286 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. y Alejandro del Corro -este tiltimo, fue parte de la toma de La Victoria-, acom- pafiados por jévenes de la Juventud Obrera Catélica (JOC), cumplian importantes tareas de apoyo a la organizacién poblacional. En el caso de La Victoria, reconocié Hilda Sotomayor en 1958, que la Iglesia ha penetrado en forma indirecta, a través del “trabajo”: “Se ha trabajado codo a codo con los pobladores en la construccién de sus casas, se ha participado con interés en la solucién de sus problemas, etc. Todo esto es para los que realizan “su apostolado”. La presencia de sacerdotes y laicos, en este caso, los universitarios, ha significado una conquista inapre- ciable y ella es que el poblador no ve a los sacerdotes y universitarios como extrafios o advenedizos (...) “El poblador ha comprendido que la Iglesia hace suyos sus problemas, y de hecho ella ha enviado un representante, Monsefior Emilio Tagle, para darles a conocer la preocupacién que siente por ayudarlos a levantarse del estado en que se encuentran”. El Hogar de Cristo-Viviendas, fundado en 1957, cumplié también ro- les relevantes en la construccién de viviendas econémicas en todo el periodo de surgimiento de nuevas poblaciones en la zona sur de Santiago en los afios 1957 y 1962. En 1959, el Hogar de Cristo incorpor6 a jévenes voluntarios a un “Servicio del Trabajo”, que, como también hemos visto, estuvo ya presente en la “Operacién San Gregorio”. Finalmente, una organizacién especializa- da en el trabajo social con pobladores surgié en 1959 con el apoyo del Centro San Roberto Bellarmino, de la Compaiiia de Jestis. Nos referimos a TECHO, que nacié “para ayudar al poblador, no mediante dadivas, sino levanténdolo por esfuerzo de su propio trabajo”. Especial atencién presté TECHO a la organizacién de centros de ma- dres, habida cuenta de que la mujer era a juicio de esta organizacién, el eje de la familia obrera: ama de casa, responsable de la familia, del dinero y los ahorros, vigilante del porvenir y planeadora de los métodos para aumentar las entradas® . Los centros de madres fueron entonces concebidos como “una quea dos meses de la toma se habia formado el primer nticico de la comunidad cristiana a instancias del Pérroco de Jesus Obrero. Esta alcanz6 un pronto desarrollo mediante diversas acciones littirgicas y de accién social, tales como “la comunidad del pan’ (1a comunidad se organizaba para producir colectivamente pan para un grupo de familias asociadas), el apoyo en caso de muerte (cuota montuoria), vacaciones en comin en los meses de verano, ete. Manicorena, op. cit. p.31 y 32. Sotomayor, op. cit. p. 27 cfr. supra. p. 162. Sanhueza, Enrique. “Hacia un nuevo movimientode pobladore: 1960, p. 256 y ss. a Ibidem. -n: Mensaje N° 90, Sigo, julio de 292 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “En el proyecto de leyes normativas que el Ejecutivo envié a la Camara iba incluido un Titulo completo referente al Ministerio de la Vivienda. Porque se habia pensado que se otorgarian al Presidente de la Republica las facultades suficientes para dictar, a través de decretos con fuerza de ley, todas las normas necesarias para organizar este nuevo Ministerio (...) “Posteriormente, el proyecto pasé al Senado. En esta corporaci6n se pidié al Gobierno que, en vez de una ley normativa, propusiera una ley directa. El Fje- cutivoaccedié, Ademis estaba tan adelantado el estudio de los decretos con fuerza de ley, que solo tres dias después que la Comision de Obras Publicas del Senado los pidi6, quedaron a su disposicién para ser incorporados al proyecto”®. El debate politico, en las cémaras, permitié también hacer visibles las posiciones de los principales partidos con relacién a la vivienda. Asi por ejem- plo, cuando el proyecto se encontraba en su primer tramite constitucional, el diputado Penna”, de la Democracia Cristiana, expuso lo que a juicio de su partido eran los principios fundamentales de su politica de vivienda. Estos principios basicos eran, en primer lugar, considerar la vivienda como “un bien de primera necesidad al que tiene derecho toda familia”, raz6n por la cual la vivienda debiera estar al alcance de todo grupo familiar, cualquiera fuera su nivel socioeconémico; en segundo lugar, el Estado debia atender preferente- mente a los grupos humanos de mas escasos recursos en la solucién del problema habitacional; tercero, la vivienda debia reunir condiciones minimas aceptables, en cuanto a superficie inicial, calidad y crecimiento futuro, que permitiera el desarrollo normal de la familia; cuarto, la vivienda debia contar con un equipamiento circundante indispensable para completar la vida fami- liar y favorecer el desarrollo comunitario; quinto, la solucién del problema habitacional deberia contar con la iniciativa y participacién de los afectados. EI Estado, en este sentido debia fomentar la participacion de la comunidad, estimulando y dando cauce a todos los recursos sociales, técnicos y econdmi- cos que permitieran “aprovechar el potencial humano disponible”; y, sexto, la vivienda debia ser pagada total o parcialmente en su valor real, segtin fuera la situacién econémica del postulante, pero en ningun caso regalada. El Estado debia suplementar la falta de capacidad de pago de ciertos sectores y conside- rar también el aporte de los interesados a través de sistemas de autoconstruccién”, ™ Marino Penna Miranda, fuc elegido diputado por la Cuarta Agrupacidn Departmental, “La Serena, Coquimbo, Elqui, Ovalle, Combarbalé e Mlapel” en 1965 y reelegido en 1969 y 1973. Valencia, Anales, op. cit. p. 625. i Boletin de Sesiones Ordinarias, Cémara de Diputados. SesiGn 10°, miércoles 16 de junio de 1965. ‘Tomo Il, p. 1063, 299 Orlando Millas, diputado comunista con larga trayectoria en el tema de la vivienda, también planteé su punto de vista frente a la creacién del nuevo Ministerio y la politica de vivienda demécrata cristiana. Criticé la demora del Gobierno en el envio del proyecto; se mostré partidario del articulo 10° sobre expropiaciones, que, como adelantaramos, luego el Senado modificaria; dudé de la promesa de construir 360 mil viviendas y pidié al Gobierno que precisara en sus estadisticas las obras iniciadas de las obras terminadas y expuso tam- bién algunas de las orientaciones promovidas por el PC con relacién a las politicas de vivienda: “Queremos que deje de construirse por 1a CORVI con contratistas; que se terminen los reajustes de dividendos; que se extienda a los asignatarios de toda edad los beneficios del seguro de desgravamen; que haya fondos para reparar las poblaciones, etcétera. (...) “Deseamos que, en el caso de la vivienda que tenga un avalio inferior a cinco sueldos vitales, la inembargabilidad alcance al hogar familiar, a la casa familiar... EI diputado Orlando Millas en su discurso en la Cémara, junto a las expresiones anteriores y anunciar que los diputados comunistas votarian en favor de las disposiciones relativas a la CORVI, y en realidad también mas en general en favor de la creacién del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo, insistié también en discutir mas globalmente “los problemas habitacionales del momento”: “Junto al plan habitacional propiamente tal del Gobierno, se ha planteado la urgente necesidad de dar alguna solucién o tomar alguna medida con relacién ala tragedia tremenda de quienes no tienen casa en las grandes ciudades. Particu- larmente, es el caso de Santiago, Valparaiso, etcétera, pudiéramos decir deSantiago y de las zonas afectadas por los tltimos sismos y temporales, y por el anterior terremoto en la zona sur, donde todavia hay situaciones que remediar. “En Santiago, debido a los caracteres que presenta este problema, se ha iniciado la denominada “Operacién Sitio”. Consiste en adoptar medidas de emergencia que permitan resolver en las condiciones minimas los problemas de aquellas familias mas extraordinariamente necesitadas. Se han inscrito op- tandoa un terreno con la urbanizacién minima y con una mediagua, que es lo que inicialmente reciben en esta “Operacién Sitio” con la perspectiva de tener alli, posteriormente, una vivienda minima, muchisimas familias. ™ — Boketin de Sesiones, Camara de Diputados, op. cit., p. 1076. » Orlando Millas en Sesién 16" del miércoles 10 de noviembre de 1965. Boletin de Sesiones Extraondinarias, Camara de Diputados, Tomo II, p. 1606, 300 “El hecho de optar a un beneficio tan insignificante como este, y de ins- cribirse en esta operacién, indica que estas familias se encuentran en una situacién de extraordinaria penuria econémica. “Hasta ahora se han inscrito, en Santiago, sesenta mil y tantas familias; y depurando esta cifra, por una eventual doble inscripcién, puede estimarse, en todo caso, que hay holgadamente cincuenta mil familias en esta operacién’”®. El Gobiemo, segtin Millas, habia dispuesto la urbanizacién de 10 mil sitios para estos propésitos, lo que evidentemente iba a significar quedar por debajo de las demandas reales de los mas necesitados de vivienda. Esta seria la raz6n de las diversas manifestaciones que ya se estaban verificando en San- tiago, de pobladores de Puente Alto, allegados de Santa Adriana, y de otros grupos que demandaban una solucién a su problema de vivienda. La Operaci6n Sitio, una opcién para los mas pobres El presidente Frei en su segundo Mensaje al Congreso indicé que den- tro de la labor directa del sector publico en vivienda, se contaban 7.616 viviendas de radicacion, que formaban parte de la Operacién Sitio”. La Memoria Anual, del recién creado Ministerio de Vivienda y Urbanismo, consigné también este hecho, agregando que en virtud del éxito del programa, se estaba contratando 4 mil nuevas unidades en las comunas de Conchali, Maipti y La Granja". La denominada Operacién Sitio, un masivo programa de “soluciones habitacionales”, consistié en la entrega de sitios urbanizados, una instalacién sanitaria minima y mediaguas u otro tipo de vivienda econémica a familias de escasos recursos y en extrema necesidad de habitaci6n. En cierto sentido, como indica Santa Maria, la Operacién Sitio siguié las politicas tradicionales orientadas a producir viviendas econémicas, tanto en lo telativo a sus orientaciones técnicas, procedimientos financieros, de ahorro y prestamos y sistemas selectivos de puntaje*. Sin embargo, perfeccioné las “erradicaciones” al menos en dos sentidos. Por una parte, produjo diversas in- novaciones tanto tecnolégicas como administrativas, raz6n por la cual ha sido valorada como un hito historico en la vivienda popular®. Se traté, en efecto, de . Segundo Mensaje del Presidente de la Replica, don Eduardo Frei Montalva al inaugurar el perfodo ordinario de sesiones del Congreso Nacional. 21 de mayo de 1966. Pég. 9. Mensaje presidencial, 1966, op. cit, p. 308. Santa Marfa, Ignacio, “Las tres vias en la historia del campamento chileno” Departamento de Urbanismo y Viviendas, Universidad Catélica de Chile, mimeo, 1973. p. 16. " Bravo H, Luis y Martinez, Carlos, Chile: $0 aiios de vivienda social. 1943-1903, Edic. Universidad de Valparatso, 1993. p. 18 y 19. 301 un significativo esfuerzo por incorporar nuevas formas de construccién-la casa prefabricada, entre otras- que resultaran més baratas y al mismo tiempo més répidas que las formas tradicionales de viviendas econémicas™. Por otra parte, la Operacién Sitio otorg6 una nueva significacién a la organizacién social de los pobladores, constituyéndolos en interlocutores de las politicas de vivienda eco- némica o popular. Al decir de Santa Maria, dio una nueva importancia, tanto a la organizacin como a la participacin de los erradicados 0 de los pobladores en general en la materializaci6n de este nuevo programa de viviendas®. El Programa se inici6, entre otras razones, por algunas muy semejantes a las que esgrimi6 Millas en el Congreso: la consideracién de la tragedia hu- mana que representaba la falta de viviendas; el aumento en la demanda de vivienda después del sismo, que afecté a la zona central en marzo de 1965, agravada luego por los dafios provocados por los temporales del invierno de ese afio; por la carencia de terrenos adecuados para atender siguiendo las for- mas tradicionales a los sectores de més bajos recursos; los justificados reclamos de estos; y, también, por la necesidad de incorporar nuevos sistemas de edifi- cacién que permitieran aprovechar en forma més 6ptima los recursos fiscales, el ahorro popular y la inversion social del pais™. Mediante el Decreto N° 950, del 6 de agosto de 1965, el Presidente Frei en conjunto con el Ministro de Obras Ptiblicas Modesto Collados” , decidieron nombrar una comisién presidida por el Intendente de Santiago, Sergio Saavedra, para que estudiara y sugiriera al Gobierno “soluciones inmediatas al proble- ma habitacional” de las numerosas familias de la provincia de Santiago “que viven desprovistas de los elementos habitacionales minimos’™. Si bien la Operacién Sitio nacié acicateada por razones de emergencia asociadas al contexto (los sismos, los temporales, etc.), la idea de buscar “solu- ciones habitacionales” venfa de bastante atras en el pensamiento demécrata cristiano. Era un camino que habia que considerar para enfrentar el déficit “ Aspe, Marfa Teresa, “La Operacién Sitio dentro de! problema habitacional chileno” Memoria. Escueta de Periodismo, Universidad de Concepcién. 1966. p. 24. e ‘Santa Marfa, op. cit.,p. 16. ® “Operacién Sitio, 1965-1966", folletin editado por la Corporacién de la Vivienda. Oficina de Relaciones Pablicas, Santiago, agosto de 1966. p. 2. # Los programas de viviendas hasta antes de la creacién del Ministerio de la Vivienda, en diciembre de 1965, radicaban en el Ministerio de Obras Pablicas. Esa es ta razén por la que el decreto que creé la Comisi6n de la Operacidn Sitio se origina en el MOP: luego de diciembre, toda la pasard a depender del recién creado Ministerio de la Vivienda y Urbanismo. * ——Operacién Sitio, op.ci © Vase por ejemplo los discursos del diputado Tomds Reyes en la CAmaracn 1957, Cfe supra, p. 1095 det senador Eduardo Frei, en el Senado 1961. Cf supra, p. 231 302 habitacional que superaba cualquier esfuerzo regular del Estado en materia de viviendas econémicas. Y, en cierto modo, en este terreno existia consenso entre los distintos partidos politicos. La comisién encargada del estudio seleccioné terrenos de la CORVI y la de Fundacién de Viviendas y Asistencia Social que podfan servir para la “ope- racién”; encomendé a la CORVI programar las obras, desarrollar planos de loteos, viviendas y urbanizaci6n, realizar inscripciones, encuestas y preseleccién de las familias que podrian ser beneficiadas. Se encomendé también al Ministe- tio de Educacién que estudiara la dotacién de profesores y escuelas; a la Direccién de Industria y Comercio (DIRINCO) los temas de abastecimiento, y a la Promo- cién Popular, el apoyo a la organizaci6n de vida social y cultural de las nuevas poblaciones que surgirian de la “Operaci6n Sitio”. Seguin el equipo de Relaciones Publicas de la CORVI, al hacerse la invi- tacién al pueblo para inscribirse en este nuevo plan, se dio especial importancia a las organizaciones de base, juntas de vecinos, comités de pobladores de ade- lanto, centros de madres, clubes deportivos, etc. También se atendié acomités sin casa, allegados, familias marginales no organizadas, etc. En efecto, segiin consta en un instructivo interno de la CORVI, se establecfa que podian inscri- birse en la Operaci6n Sitio: “Comités, Juntas, Agrupaciones de Sin Casa, inestables, allegados y pobladores marginales. Familias individuales que no estén incorporadas a co- mités, por rechazo y por no existir en su sector”. Cada organizaci6n debfa hacerse representar por dos personas, de pre- ferencia, el presidente y secretario del grupo; acreditar mediante acta 0 libro de registro direccién de su sede asi como, lo mas importante, némina de afilia- dos sefialando los casos de mayor o primera emergencia®. Para poner en marcha esta verdadera “consulta” a los pobladores organizados y no organizados, se prepararon y difundieron avisos de prensa y radio, se imprimieron volantes para distribuirlos por mano o via aérea en sectores ms alejados del centro, se organizaron equipos méviles con altoparlantes para recorrer las poblaciones y se enviaron comunicaciones a las agrupaciones mas conocidas de pobladores. Paralelamente se organizaron los equipos de asistentes sociales y empleados administrativos que debian dar inicio al proceso de inscripcién de familias necesitadas de vivienda. % ——Operacién Sitio, op. cit, p. 4. ” Instructivo interno de 1a CORVI, citado por Aspe, en “La Operacién Sitio...” op. cit, p. 36. Aspe, op. cit, p. 36 y 37. 303 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 1970, mediante la instalacién de una fabrica de viviendas situada en la mis- ma poblacion™, . El Plan 2 del PAP, de sitio urbanizado, inclufa servicios de agua potable, alcantarillado, luz y pavimentacién. Exigia 50 cuotas de ahorro inicial y un plazo mayor de espera para obtencién del crédito necesario para la adquisicién del sitio totalmente urbanizado. El Plan 3, de unidad basica de vivienda, estaba concebido con un ntcleo inicial de vivienda definitiva, de reducido tamafio, con servicios completos y que podia ampliarse en etapas sucesivas. El Plan 4, de unidad fami- liar, consideraba una vivienda definitiva de mas extensién y también ampliable mientras que el Plan 5 estipulaba la posibilidad de acceder a una vivienda de departamento en un edificio en sectores de remodelacién popular’. La Corporacién de Servicios Habitacionales, como hemos adelantado administraba este programa de ahorro popular y fijaba los puntajes para acce- der a sitio 0 vivienda, considerando los tiempos de ahorro, el grupo familiar y la pertenencia del postulante a una cooperativa, organizacién social o progra- ma de auto construccién."* Este programa tal cual lo hemos descrito, més allé del conjunto de con- sideraciones técnicas que contemplaba, nos parece que establecia dos criterios relevantes, por una parte, el ahorro previo, que se correspondia con el princi- pio que cualquiera sea la solucién habitacional debia ser pagada por el interesado y la valoracién explicita a la organizacién de los pobladores. Este criterio social del programa, desde un punto de vista histérico, es muy rele- vante, ya que, en primer lugar, realizaba una de las ideas fuerzas de la teoria de la marginalidad y de la politica social del Gobierno, cual era la de conside- rarla participacién activa de los afectados porla falta de vivienda en lasolucién de sus problemas, en el entendido que esa experiencia de participacion contri- bufa a superar la marginalidad de los pobladores. Pero, en segundo lugar, también, mirada con perspectiva histérica, es evidente que por esta via el Esta- do reconocié y favorecié la organizacién de los sin casa, dotandolos incluso de los instrumentos legales minimos para operacionalizar su presin sobre el Es- tado cuando este disminuyé la oferta de viviendas. Como veremos mas = EI Ministerio de la Vivienda organiz6 para 1970 el denominado Plan 20.00/70 que buscaba construir 20 mil viviendas en poblacioncs surgidas de la Operacién Sitio. Estas construcciones se harfan a pantir de fabricas de pancles y partes donde los propios pobladores trabajarian 18 horas a la semana con la respectiva asesoria téenica para construir sus casas. Labadia, op. cit., p. 430; CORHABIT, “Operacién 20,000/70"; CORHABIT, “Empresas de pobladores para la autofabricacién”” (folletos facilitados por Biblioteca del MINVU); San Martin, Eduardo. “Las fabricas de viviendas populares: Una experiencia de participacién”. En: Eure N° 4, Vol. Il, marzo de 1972, p. 159 y ss. % Ministerio de la Vivienda, en: Mensaje presidencial, 1968, op. cit, p. $22. Ministerio de la Vivienda, en; Mensaje pres I, 1968, op. cit, p. 523. 311 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Poblete, insiste en que los principales propésitos que animaron a la Promoci6n. Popular eran el apoyo y estimulo de la organizacion social: “Principalmente, el crear conciencia de la necesidad de organizarse y explicarles cémo se pueden organizar democraticamente, ya sea en una junta de vecinos, en un centro de madres, en un centro de padres, en un club juve- nil... en lo que sea. Cémo se deben elegir los dirigentes, qué es ser un buen dirigente... Habia un folleto muy bueno que redacté Martin Correa, sobre qué era ser un buen dirigente, qué significa ser un dirigente democratico, no autoritario. La idea era instruir a la gente en estas cosas, en explicar que la sociedad era un tejido en que todos formabamos parte, que habia necesi- dad de expresarse y que el modo de hacerlo era estar organizados. Las voces solitarias no se oyen”™, En su segundo mensaje al Congreso, el presidente Frei, insistié en el doble cardcter de la marginalidad, el no acceso a los bienes y servicios, y la ausencia de una real participacién en la toma de decisiones, todo lo cual afec- taba la posibilidad deconstruir una democracia para el pais sobre bases sélidas. La marginalidad, sostenfa el Presidente, en los términos antes descritos, com- prometia practicamente al 50% de la poblaci6n. La tarea, entonces, erainmensa y el Gobierno, a pesar de no contar con los medios legales y econémicos ade- cuados -la Consejeria carecia de una sancién legal especifica- estaba por seguir avanzando en una auténtica politica de promocién popular: “Hemos dicho reiteradamente que no hay Revolucién sin la participa- cién del pueblo; pero, para que el pueblo pueda ser el actor principal de todo el proceso de cambio, él debe organizarse”™”. Aestas alturas del gobierno de Frei, las tareas de la Consejeria Nacional de Promocién Popular, se habian precisado més. Esta debia, por una parte, trabajar en el apoyo a la organizacién popular a través de la capacitaci6n, la extension de los servicios puiblicos y el equipamiento de las poblaciones. Por otra parte, debia paralelamente trabajar en los proyectos de ley que harian posible las reformas del sistema institucional para favorecer la integracion de Jos sectores marginales"®, En la organizacién de la Promocién Popular, junto a Sergio Ossa, juga- ron papeles importantes Sebastian Vial, Claudio Orrego, Armando de Ramon, Leonel Calcani, Hernan Poblete y Benjamin Maluenda, que llegé a ser Director Nacional. Estas personas conformaban el equipo directivo de la Promocion % —Poblete, entrevista ya citada, Segundo Mensaje presidencial, op.cit. p.17 "Segundo Mensaje presidencial, ep.cit., p. 18 321 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “Por eso declaramos oportunamente, junto con otras colectividades po- Iiticas, que éramos partidarios, y seguimos siéndolo, de modificar en forma fundamental la legislacién vigente relativa a las municipalidades (...)'”. Pero, como hemos reiterado, los mayores rechazos al proyecto de ley se produjeron con relacién a la Promocién Popular. El senador Aniceto Rodriguez, que ya habia fundamentado su voto de rechazo al proyecto en la Comision de Gobierno, volvié sobre sus fueros, para indicar, en primer lugar, que los parti- dos populares y el suyo en particular, el Partido Socialista, habian sido “pioneros de la organizacién social”. En consecuencia, la organizacién pobla- cional estaba engarzada con una accién histérica de la izquierda politica: “Han sido nuestros compaiieros militantes, dirigentes, regidores, al- caldes, socialistas y comunistas, hombres de izquierda, quienes han estimulado la posibilidad de un terreno para esa gente sin techo; han sido ellos quienes han reclamado atencién de la autoridad administrativa para resolver el problema de la vivienda (...) “Y enel fragor de la lucha por el techo, por terreno o un sitio, se fueron formando los comités de vecinos, las juntas de vecinos que lucharon por la satisfaccién de sus necesidades elementales”. El senador Aniceto Rodriguez, en este discurso buscé discutir la hege- monja que tendia a establecer la Democracia Cristiana sobre el tema poblacional, para luego subrayar que los partidos del FRAP habian estado de acuerdo con el proyecto original de los diputados DC para legalizar las juntas de vecinos y vincularlas a los gobiernos comunales. Lo que habia ocurrido, a juicio de Aniceto Rodriguez, es que una vez que el proyecto habia sido aprobado en su trémite inicial, el Gobierno le habria introducido un “verdadero contrabando”, un “idea extrafia”, la que se referia a la legalizacién de la Promocién Popular. La oposicién socialista a la Consejeria consideraba aspectos de coyun- tura, acusaba a la DC de haber aprovechado el poder que les daba la Promocién Popular en la ultima eleccién de regidores, pero también estaba en desacuer- do con la creacién de un cargo de superministro, encargado de coordinar la politica social. Rodriguez calificé esta posibilidad como la de someter a los ministros a la tuicién de una especie de “Frankenstein administrativo”. Ma- yores reparos les merecia la idea de un organismo encargado de “orientar” la politica social asi como la posibilidad que les daba la ley de elaborar planes y programas de los diversos ministerios, ¢ incluso de pronunciarse sobre planes de otros ministerios. Se trataba acaso de crear un 6rgano con poder contralor, "© Boletin Sesiones, Senado, op. cit, p. 122 ‘4 Boletin Sesiones, Senado, op. cil. , p. 114 330 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. necesarios para la construccién de viviendas y urbanizaci6n de barrios. Tam- bién les corresponderia a las juntas de vecinos “promover el desarrollo urbanistico de la respectiva unidad vecinal, con la asesorfa de la Direccién de Obras Munici- pales donde la hubiera’”*, Para ello la Junta de Vecinos deberia preparar un plan anual de obras de urbanizacién y mejoramiento. Por otra parte, también corresponderiaa las juntas “procurar el desarrollo del espiritu de comunidad y solidaridad entre los vecinos”””. Ello las facultaria para propender a la obten- cién de servicios, asesorias, equipamiento y medios que las organizaciones requieren para su desarrollo. Colaborar en la fiscalizacién de precios, extracci6n. de basuras, racionalizacién de los servicios de locomocién colectiva, etc. Con relaci6n al financiamiento de dichas juntas, la situaci6n creada por la ley fue mas genérica que efectiva, es decir, estas podrian beneficiarse de las cuo- tas de incorporacion u ordinarias de sus miembros, de rentas obtenidas por administracién de centros comunitarios, talleres artesanales u otros bienes de uso de la comunidad, de subvenciones fiscales o municipales, donaciones, pero la ley no les asigné ningtin tipo de recursos fijos ni permanentes. Con relaci6n a las organizaciones funcionales, la ley reconocié a una diver- sidad de organizaciones comunitarias, como las mas arriba indicadas, “que tienen por finalidad representar y promover valores especificos de la comunidad veci- nal”!*, Podrian establecerse con un minimo de 30 socios y deberian enviar delegados a la asamblea de la juntas de vecinos respectiva, con el objeto de que al menos tres de sus representantes formaran parte de la directiva de esta. La consecucién de la Ley de Juntas de Vecinos y demas Organizaciones Comunitarias fue, en verdad, una larga batalla parlamentaria que realizé solo par- cialmente las aspiraciones del gobierno. Aun asi, el presidente Frei en su quinto mensaje al Congreso, en mayo de 1969, destacé este logro de su gobierno: “En 1968 vi realizada una de mis mAs grandes y fundamentales tareas: daral pueblo una estructura juridica que le permitiera incorporarse efectivamente a la vida activa del pais. No es otro el significado que tiene la promulgacién en agosto pasado de la Ley de Juntas de Vecinos y demas organizaciones comunita- rias, y su reglamento dictado en febrero del afio en curso”. Atribuy6 Frei este logroa los estudios y la experiencia acumulada por la Consejeria Nacional de Promocién Popular y sefialé que la puesta en practica de la ley seria, en adelante, una de sus tareas prioritarias. Entre otros, la Pro- mocién Popular trabajé en el Reglamento de la nueva Ley asi como en la fijacion "Ley 16.880, op.ctt., p. 302, 7 Ley 16.880, op.cit.. p. 303 ™ Ley 16.880, op.cit., p. 308. Quinto Mensaje presidencial, op cit, p. 75. 335 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. de las ciencias sociales. En este sentido, la accién de la Democracia Cristiana como de la Iglesia Catélica, tanto desde el Estado como desde la sociedad civil contribuyeron significativamente a ampliar y fortalecer las dindmicas organizativas poblacionales. Pero, también participaban de las diversas dindmicas organizativas po- blacionales -estimulando la formacién de grupos culturales, juntas vecinales 0 comités de sin casa— los partidos de la izquierda politica, particularmente el Partido Comunista y el Partido Socialista, desde, al menos, los afios cuarenta®. A fines de los sesenta se sum6, ademds, un nuevo grupo de izquierda, mas radi- cal que los partidos tradicionales de la izquierda, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. Este grupo revolucionario, en tiempo muy breve, esta- blecié sus propios liderazgos y métodos de acci6n y organizaci6n que llegaron a constituir un verdadero paradigma de organizaci6n social territorial de los mas pobres de la ciudad. De este moda, las propuestas politicas, de distinto signo que se hicieron visibles y manifiestas entre los pobladores a fines de los sesenta, acogieron, modificaron o potenciaron tradiciones asociativas de los pobladores, que en el pasado habian alcanzado diversos grados de relacién con el sistema de partidos y el Estado. En este ultimo sentido, se pueden reconocer un tipo de organizaciones poblacionales, juntas de adelanto, juntas de pobladores o juntas de vecinos, en el perfodo de “formacién de poblaciones” en los afios cuarenta, cuando mu- chas de estas se constitufan a través del loteo de sitios, el que dio lugar todavia > En un reciente Concurso de Historias de Vida, realizado por la ONG ECO; Educacién y Comunica- ciones y 1a Red de Organizaciones Sociales de la Poblacién La Legua, hemos podido comprobar una activa y muy lemprana organizaci6n social de los pobladores, a través de un Comité Central de Pobladores, que materializ6 una toma de sitios en el Barrio de Zafartu, en 1947, cuyos ocupantes fueron luego trasladados hasta La Legua. En esta accién fue decisivala acci6n del Partido Comunista local. Este no solo organiz6 con tes pobladores la toma sino que una vez instalados en La Legua, 1a sede de sus Juventudes fue un importante lugar de encuentro y sociabilidad de los jvenes del sector; mds tarde, la presencia en Ja parroquia, del sacerdote Rafael Maroto fue también decisiva en lacreacién de! cuerpo de bomberos y la apertura de nuevos espacios de sociabilidad. La accién cl padre Maroto no estuvo, sin embargo exenta de conflictos con los pobladores del PC. HCO recibié 38 trabajos de historias de vida de mujeres, jévenes y familias de La Legua, doce de los cuales han sido recientemente publicados. Veren: Lo que se teje en La Legua. Edic. CO y Red de Organizaciones Sociales de La Legua, Sigo. 1999. Por otra parte, la reciente publicaciGn de las ‘Memorias del diputado Mario Palestro, nos indican una prescncia organizada de los socialistas cn San Miguel desde los aiios de! Frente Popular: “EI Partido Socialista, desde aquel lejano 1938 jug6 ‘un pape! fundamentalen el acontecer comunal... desde que eligiera asu primer regidor, Julio Palestro, que afios después volviera a ser clegido Alcalde.” En Palestro, Mario La Reptiblica Independiente de San Miguel, LOM ediciones, Stgo. 1998, p. 112. ‘ Céceres, Gonzalo “E] movimiento de pobladores en Santiago, 1930-1990" El Mensajero, Fascicu- Jos Educativos N° 11, CIDE, Sigo., mayo de 1993. Pag. 4. 339 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. el apoyo de instituciones vinculadas a la Iglesia Catélica. Asi, por ejemplo, la memorista de Servicio Social, Hilda Sotomayor, reconocié en 1958, la existen- cia de 12 centros de madres en el sector de la Poblacién La Victoria, formados “por las esposas de los pobladores” y que “nacieron por iniciativa de ellas mismas””. Un poco més tarde, en 1959, la Memoria de TECHO, organizacién asesorada por el Centro Bellarmino de la Compajiia de Jestis, anotaba como parte de su trabajo social, la existencia de una coordinacién de 24 centros de madres de La Victoria, agrupados en la Central Regional N° 1”. Hilda Sotomayor, reconoce ademés que ya en esta época habrian surgido “comités femeninos” a cargo de dirigentes de partidos politicos, cuya identidad no es- pecifica, y que buscaban entorpecer la labor de los centros de »madres®. También la memorista Norma Ramirez reconocié la existencia de cen- tros de madres en la Poblaciones Anibal Pinto, Mario Pérez, German Riesco y Navidad, enel sector de San Joaquin, a la altura del 4100 de la Avenida Vicufia Mackenna: “Disponiendo de un pequefio capital con el cual se adquirié género y materiales, se dio comienzo al centro de madres que funciona una vez a la semana en cada poblacién. Cada madre que se inscribe tiene derecho a adqui- rir un corte de género, el cual es cancelado en cuotas mensuales, siempre que la situacién econémica lo permita. Dos alumnas del Instituto de Educacién Familiar ensefan a las madres a confeccionar las telas que han adquirido. Se aprovecha también la reuni6n del Centro para charlar con las madres y llegar a conocerlas més profundamente”*. Finalmente, también la memorista Dafne Marticorena, reconocié la exis- tencia de 14 centros de madres en la recién creada Poblacién San Gregorio en 1959. Ellos eran asesorados por el Hogar de Cristo-Viviendas y la CORVI les cedié un local para sus reuniones en la propia poblacién”. Estos centros de madres tenian un promedio de 30 mujeres, las que elegian a una representante para la formacién de una central regional. De acuerdo con la Memoria de TE- CHO, este corresponderfa a la Central N° 3. Segtin esta Memoria, el afio 1959 se dieron cursos de adiestramiento a jovenes y asistentes sociales para que trabajaran en la formacién de centros de madres: » Sotomayor, Hilda “Fisonomifa y valores..." op. cit, p. 19. ™ Sanhueza, E. “Hacia un nuevo movimiento...” en Mensaje, op. cit., p. 257. % —_Parece evidente que se trataria de Comités alentados por la izquierda politica frente a los Centros de Madres apoyados por la Iglesia Catslica. % Ramirez, Hilda “Poblaciones Callampas”. op. cit. p. 45. 7 Maarticorena, “Algunas soluciones..." op. cit. p. 61. 346 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. hegemonia”. El incremento del recurso a la “toma de sitios”, en el ultimo trie- nio del Gobierno de Frei, asi lo pondra de manifiesto. Si por una parte, los pobladores se volvieron mas activos en este perio- do con relacién a sus demandas de viviendas, ciertamente no estuvieron solos, sino en estrechos vinculos con los partidos politicos, especialmente el Partido Comunista y Socialista en una primera fase, luego el propio partido de Gobier- no, la Democracia Cristiana y ya en 1970, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. Colaboraron también en el movimiento de tomas de si- tios, los parlamentarios de los partidos antes indicados y se vieron por cierto involucrados los municipios y diversos organismos de Gobierno, en especial el Ministerio del Interior y de la Vivienda. La critica del PC ala Operacién Sitio A fines de 1966, cuando ya habia pasado un poco més de un afio de la puesta en practica de la Operacién Sitio, el Partido Comunista tenia una visi6n critica de esta iniciativa emprendida por el Gobierno democratacristiano. Cri- ticaba que en esta Operacién jugara un rol muy activo la Promocién Popular ya que ello implicaba restarle atribuciones a los municipios, amén de aplicar una “politica de desconcierto, divisién ¢ influencia sobre las masas”®. Critica- ba asimismo que los plazos no se cumplieran y se mantuviera la usual tramitacién de los pobladores en la solucién de sus problemas. Una prueba de ella era el tratamiento que se habia dado a los allegados de la Poblacién Santa Adriana que permanecian por més de un afio en viviendas provisorias, a pesar de que se les habia prometido una solucién més definitiva y en plazos que definitivamente no se cumplieron*. Pero mas globalmente la critica del PC se referia a la ineficacia del apa- rato estatal para cumplir con sus propios planes asi como a la insuficiencia de Jas medidas adoptadas respecto de la magnitud del problema habitacional entre los mas pobres. Un balance elaborado por la revisia Principios, de la situacion de los sin casa de Santiago, ciertamente daba una idea de la presién que se cernia sobre la politica de vivienda del Gobierno: » Espinoza, op. cit.,p. 282. “Gonzalez, Virginia, “La Operacién Sitio” en: Principios N* 166, nov-dic. de 1966. p. 87. a Elcaso de los allegados de Santa Adriana, segiin la revista Principios, se habia producido cuando la ‘CORVI exigis a los pobladores que no tuvieran allegados como condicién para hacerles entrega de sus titulos de dominio. El resultado fue que los allegados “se tomaron” las reas verdes de la poblacién y luego de ser desalojados. fueron temporalmente acogidos en terrenos municipales en espera de ser incorporados a la Operacién Sitio. En: Principios, N° 116, marzo-nov. de 1966. pag. 89. 351 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. El numero de efectivos, segtin los periodistas de EI Siglo alcanzaba a unos qui- nientos y el de los pobladores en toma, a unas 1.200 familias, que podian sumar unas 4.000 personas®. La prensa de izquierda llamé la atencién sobre el despliegue policial: doce autobuses, dos radiopatrullas y siete camiones militares que transpor- taban a unos 400 6 500 efectivos ~250 dice el Diario Ilustrado- que premunidos de cascos de acero, hicieron su primera arremetida ~aclara LItima Hora-cer- ca de las seis de la mafiana procediendo a “derribar carpas y a destruir las rucas y ranchas levantadas, algunas de las cuales se incendiaron con el fue- go de algunos braseros y fogatas...”“. Producto de esta accién una parte de los pobladores fueron efectivamente desalojados hacia la calle San Pablo, pro- duciéndose una interrupcién de las acciones cuando arribé al lugar el presidente del Senado, Salvador Allende, el que solicité al Coronel de Cara- bineros a cargo del operativo, Sergio Rodriguez. Viera, que detuviera la accién represiva mientras él personalmente se entrevistara con representantes del Gobierno. Si bien las acciones se detuvieron temporalmente, el Coronel Rodriguez solicit6 refuerzos y desatendiendo las peticiones de Allende, luego de una ten- sa espera y en presencia de un conjunto de diputados, periodistas y reporteros graficos, vino la carga al viejo “estilo prusiano”, seguin lo caracteriz6 Ultima Hora, El Coronel, que se dirigié por altavoces a los pobladores ad virtiendo que esta era “la primera y ultima advertencia” para desalojar el lugar, se puso lue- go detras de sus hombres y dio la orden de avanzar. © El mimero de ocupantes, como habfa ocurride en otras hist6ricas tomas ~como La Victoria y Santa Adriana- fue objeto de variadas versiones: El Siglo habl6 de 360 familias; La Intendenciade Santiago 400; E? Mercurio de 100; El Diario Itustrado, de unos dos mil invasores, Utiima Hora de 1.200 familias, que sumaban 4.000 pobladores en toma. Un empadronamiento municipal posterior mostrd que habfa 1.500 familias compuestas por 4.700 adultos y 3.655 niftos. Sin embargo a la toma no necesariamente van todos los miembros de la familia, Tos que se suman una vez consolidada la ocupacién, El empadronamiemio municipal es mas exacto respecto del conjunto de familias implicadas en la toma, pero no respecto del conjunto de personas actuantes en cl momento mismo de la toma. Con todo, la estimacién de Uliima Hora pareciera aproximarse masa la realidad, ya que cen las negociaciones que siguieron a la toma, los dirigentes trabajaron con la cifra de 1.168 familias. Por otra parte, cl nmero global de 4.000 personas es coincidente con la primera versién de los peiodisias de E/ Siglo. De todos modes es muy dificil precisarla cantidad de personas que actuaron lanoche del 16 de marzo, el propio Juan Araya, dirigente de latoma, aflos después declaraba que se ‘ataba de 648 familias CTestimonio en Urrutia, “Historia de tas poblaciones..." op. cit p.69) mientras que Espinoza ha recogido la cifra de 1.168 familias como base de la negociacién que siguié a la toma (Espinoza, op. cit. p. 282) % _“Violencia policial contra 4.000 pobladores por toma de terrenos”. Las Noticias de la Ultima Hora, 16 de marzo de 1967, p. 16. 358 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. la fuerza de los sentimientos y emociones asociadas a la tragedia asi como tam- bién lanecesidad de justificar —como si realmente fuera posible- el acto fratricida. Ciertamente, existen también los rasgos de los sujetos individuales y colectivos, que precipitaron los hechos o que tomaron las decisiones"*, sujetos individuales que ciertamente fueron responsables, pero que tampoco pueden sugerir que sus actos ocurrieron con independencia del poder politi- co local o nacional, que avalé sus acciones. 9 de marzo de 1969: toma y desalojo en Puerto Montt La semana del 4 al 8 de marzo un total de 91 familias se fueron paulati- namente instalando en un sector de aproximadamente tres hectareas de la denominada Pampa Irigoin. Eran los tltimos terrenos disponibles en un sec- tor de poblamiento popular, situados a unos tres kilémetros del centro de la ciudad de Puerto Mont, entre la carretera panamericana y la Poblacién Am- pliacién Manuel Rodriguez. Se trataba de pobladores de sin casa de la propia ciudad como también de otros venidos del campo o de poblados cercanos, quienes organizados en un comité de allegados y apoyados por dirigentes poblacionales locales asi como por el regidor y recién electo diputado socialis- ta, Luis Espinoza, habian optado por ocupar estos terrenos baldios: “Y en esa época tenfamos que de noche reunirnos, a las 11, 12 de la no- che; reunirnos en comités de allegados y analizar y planificar las cosas (...) Se elegia ya que los terrenos estaban botados, no es cierto, estaban botados, no servia para otra cosa, pero para vivir servia’”. Esta percepcién de terrenos abandonados, que los pobladores de Puerto Montt decidieron tomar para si, es corroborada por el sacerdote jesuita, Fran- cisco Javier Cid quien se trasladé a la zona a las pocas horas de los acontecimientos. Al llegar al sitio de los sucesos, anota Cid, lo primero que le lamé la atencién “fue el evidente abandono del lugar: un predio baldio con troncos de chacayes recién cortados por los ocupantes”®. Las familias que ocuparon Pampa Irogoin no eran, por otra parte, las primeras que participaban de una ocupacién ilegal de sitios ni el regidor Espinoza, la primera vez que apoyaba o alentaba una toma de terrenos. Esta % —Algunas reflexiones al respecto, se pueden ver en: Vergara, Marshall, “Un acontecimiento histori co: Puerto Monti 1969, Tesis para optar al grado de licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Catélica de Chile, Sigo. 1994. pigs. 29 yss. Testimonio de Sergio Alvarado en entrevista a Angela Vergara. En: Vergara, op. cit. p- 18 “ Francisco Javier Cid, “Puerto Mont: recadocon sangre" en: Mensaje N° 177, marzo-abril de 1969, p. 103, 372 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La defensa del Gobierno en el Senado la tomaron los senadores Palma y Aylwin, los que rechazaron el planteamiento de Allende, en cl sentido de la premeditacién del acto, y sostuvieron que el problema era de raiz social. Sos- tuvo Palma: “ .. resulta absurdo de por si imaginar que un Gobierno pueda realizar 0 auspiciar actos de tal especie, todo el tipo de argumentaciones que se ha exhi- bido en esta Sala resulta falaz e inutil (...) “Tales acontecimientos obedecen a razones de tipo muy diverso. A rea- lidades, a hechos sociales que deben enfrentarse y que todos juntos tenemos que analizar para encontrar un camino racional de solucion de los problemas que lo originan. Obedecen también a hechos politicos, que ya sefialamos en otra oportunidad, a responsabilidades politicas ¢ ideolégicas (...)". El debate en el Senado era en cierto modo, “un didlogo de sordos” ya que se argumentaba en planos diferentes, de tal modo que mientras Allende enfatizaba en la casuistica de los hechos que inculpaban al Gobierno en un acto dificil de justificar, Palma y Aylwin, buscaban las responsabilidades en el nuevo clima social y politico que vivia el pais, que por cierto obligaba a encon- trar “soluciones mds racionales” que las de Puerto Montt. Todavia los sucesos de Puerto Montt tuvieron dos epilogos: el Gobierno acordé entregar sitios y viviendas a los pobladores de Puerto Montt y el Minis- tro del Interior Edmundo Pérez Zujovic fue acusado constitucionalmente en la Camara de Diputados por la oposicion; la mayoria de diputados democratacristianos rechaz6 sin embargo la acusacion™™. Los sucesos de Pampa Irigoin, asi como las tomas de Barrancas Herminda y Violeta Parra~ son muy expresivas del incremento de las movilizaciones de los sin casa, que han trascendido a la capital y que han ci menzado a replicarse en las provincias. La “toma de Pampa Irigoin”, més all de sus caracteristicas particulares -un grupo reducido de familias, que vivie- ron.una traumatica experiencia de violencia politica~se insertaba en un contexto de pobreza urbana que crecia y expandia la ciudad de Puerto Montt hacia los cerros. El mismo sector donde se produjo la toma, albergaba a diversas pobla- ciones pobres, que sumaban mas de 27 mil habitantes™*. En ese contexto, un estudio realizado por José Bengoa en la zona, con posterioridad a los sucesos del 9 de marzo, demostr6 que de las 91 familias de la toma, unas 350 personas, provenian en su mayoria de otras poblaciones = — Senado, Legistatura Extraordinaria, 39° Sesién, 20 de marzo de 1969. p. 1960. % __Boletin de Sesiones, Camara de Diputados, 7* sesién ordinaria, 12 de junio de 1969, p. 409 y ss. Bengoa, José. Pampa Irigoin: Lucha de clases y conciencia de clases, Samiago, 1971. pag. 17. 380 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. amigo, a un conocido, a un pariente o a un vecino”, amén de que una vez organizados salieron a inscribir gente del barrio. Habia muchos allegados, especialmente matrimonios jévenes que vivian en la casa de sus padres, mu- chos de los inscritos eran también amigos entre si y una vez que abrieron la libreta CORVI, esperaban o sofiaban que algiin dia serfan erradicados juntos, en grupo, hacia algun lugar de la capital. La sefiora Celia Ortega, que enviudé joven con cuatro hijos y esperando un quinto, habia llegado hasta Emiliano Zapata, frente al Teatro Recoleta a vivir en una casa “en pésimas condiciones” pero con un patio “cerradito”, lo que le daba tranquilidad para sus hijos. Trabajaba en costuras y en los queha- ceres de la casa- el lavado, la comida y cosiendo hasta de amanecida- comenzé a participar en un Centro de Madres de su sector. Alli llegaban muchas muje- s “solas y abandonadas” dice Celia y la mayoria eran arrendatarias. En el centro de madres aprendian primeros auxilios y costuras, pero para Celia lo més importante era salir, conversar, distraerse un poco, y fue en esas conversaciones que surgié la idea de aspirar a un sitio, de pensar que algiin dia podrian tener una casa propia. Era dificil, pero no imposible, la deci- sin fue entonces comenzar a ahorrar en una libreta en el Banco: “A veces nos juntébamos 56 6 , el mismo dia fbamos a depositar lo que podiamos en la semana, pero todas las semanas fbamos...”"”. Celia no participaba formalmente de un comité, tampoco era activista 0 militante, pero participaba de la misma necesidad y también de un espacio de sociabilidad -el centro de madres- donde estaba instalado el mismo problema, de mujeres jefas de hogar, que aspiraban a acceder a un sitio donde construir su casa. Los diversos Comités, segtin nos relatan nuestros entrevistados™, que no funcionaban muy coordinadamente, decidieron constituir en agosto de 1968, el Comando Comuna! de los Sin Casa de Conchalé: “Entonces se tomé en cuenta que habia comités en El Salto, Recoleta, El Guanaco, Chacabuco, Eneas Gonel, La Palmilla, Vivaceta, Barrio Viejo, enton- ces lo mejor era hacer el Comando, formarlo en Quinta Bella, en el Gimnasio de Quinta Bella..”". © Gareés, Historia de lu comuna, p. 66. »¥ Enel proceso de investigacién para la “Historia de Huechuraba, Memoria y oralidad urbana” (Sigo, 1997), tuve oportunidad de entrevistar no solo a Luis Jerez, sino también realizar entrevistas en profundidad con Celia Ortega, actual vecina de Huechuraba; Luzmenia Toro, dirigenta por varios afios de la Unidn Comunal de Juntas de Vecinos de Huechuraba; Manuel Cifuentes, dirigente poblacional hasta 1973 y Rosa Villouta, presidenta del Comando Comunal de los sin casa de Conchall, en los afios 1968-69. % —— Gareés, Historia de ta comuna, p. 57. 387 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. negociaban por separado con el MINVU, a efectos que este les asignara sitios para sus propios inscritos. Pero mas alla de estos problemas especificos, habia a estas alturas, una cuestién mas de fondo; tomar un sitio se habia vuelto una accién legitima para los pobladores sin casa, que por cierto abundaban en la ciudad de Santiago. Y como dijimos antes, una toma relativamente consolidada se transformaba en algo asi como un irresistible iman para los sin casa, especialmente para las mujeres, que en muchos casos, se adelantaban a sus maridos 0 decidian ante si y ante sus hijos, correr el riesgo de participar en una toma de sitios. Pues bien, en este contexto, segtin nos relata la sefiora Flor Jaque y don Enrique Toro -ambos dirigentes de los comités organizados o que adherian a la Democracia Cristiana~ como resultado de sus demandas, el Ministerio de la Vivienda compré nuevos terrenos que dieron origen, en julio de 1970 a la Villa Wolf, que se_ubicaria al norte de La Pincoya. Seguin dofia Flor, -que andaba luchando sola con su hijo y con un montén de palos y tablas~ los dirigentes de Guanaco demoraron mucho en asignarle un sitio definitivo y cuando lo hicie- ron este estaba muy mal ubicado, en un rincén al borde de un cerro. Ello la motivé a separarse de este grupo y dirigirse a la sede de un comité de la De- mocracia Cristiana, sin ser militante ni simpatizante de este partido. Vinieron entonces las disputas entre la Democracia Cristiana y la iz- quierda, pero finalmente se impuso la voluntad del Ministerio de la Vivienda. Don Enrique Toro, dirigente de uno de los comités que lleg6 a Villa Wolf, asi relata los sucesos: “Hay mucha gente que dice que fue una toma de terrenos... no ¢s cierto, fueron comprados el dia 19 de julio de 1970 por el entonces Ministro don Andrés Donoso, ese mismo dia que se firmaron los papeles fuimos Ilamados varios co- mités a conversar con ellos y se nos dijo: sefiores, los terrenos estan comprados y ustedes tienen que ocuparlos en forma inmediata porque si no... era para evitar las tomas, porque estaba muy de moda, que habia un terreno que lo compraban, llegaban un montén de comités de gente, ponian banderas y instalaban...” De este modo, el primero que Ileg6 fue el comité que dirigia Ravelo y que se denominaba “Tomic 70”; luego un comité, que llevaba el nombre del Ministro de la Vivienda, Andrés Donoso, y a continuacién el comité de don Enrique Toro, del que participaban 222 familias y que venian de una toma que se habia realizado en Vespucio con Independencia. Dice don Enrique: ”.., cuando nosotros llegamos ahi, rodeamos todo con carpas... Estaban de repente los chistosos que gritaban a medianoche, a las dos de la mafiana, se '" Gareés, Historia de la comuna, p. 93, 396 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. se construyeron més tarde, a partir de 1971, las Poblaciones Robert Kennedy y Villa Francia’”. Enel sector sur de la capital, durante 1970, el mayor epicentro del con- flicto urbano se situé en la comuna de La Granja con tomas y asignaciones de sitios que dieron origen a una de las mayores poblaciones de Santiago, la Po- blacién La Bandera’. en que encontraron sitios definitivos unas seis mil familias y 30 mil personas”, mientras que en La Florida entre noviembre de 1969 y septiembre de 1970 se procedié a la urbanizacién de 1.988 sitios que dieron origen a la actual Villa O’Higgins™. En el sector oriente y sur oriente, una gran zona de expansi6n se produjo en la comuna de Nujioa, la que no solo vio nacer la Villa Frei 69, sino que pronto el ciclo de operaciones sitios y tomas dieron origen a un extenso poblamiento, que sum4, entre otras, la Poblaci6n Jaime Eyzaguirre -en donde entre octubre de 1969 y abril de 1970, se habia iniciado la construccién de 1.570 viviendas de diverso tipo *' ; las operaciones sitio Lo Arrieta y Lo Hermida, que sumaron la urbanizacién de aproximadamente seis mil sitios". Finalmente, en el sector sur oriente, durante el afio 1970 se verificaron diversas tomas de sitios y de lugares ptiblicos, que dieron origen a un conjunto de Campamentos, que alcanzaron gran notoriedad politica por sus acciones frente a las autoridades politicas y de la vivienda, y también por la presencia en ellos de nuevos liderazgos, asociados al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Estos diversos campamentos, Ranquil, Uni6n, Elmo Catalan y Rigoberto 1 Morales, Luis, Voces de Chuchunco, en ler Concurso de Historias Locales y sus Fuentes, Historias para un fin de siglo, Edic. ECO y PEHUEN, Stgo. 1994. p. 87 y ss Con bastante anterioridad a la operacion sitio que organiz6 la Poblacion La Bandera, cl 6 de mayo de 1967, In comuna de La Granja habja sido escenario de un toma de sitios, por parte de 400 familias, muchas de las cuales proventan de la Poblaci6n 22 de Julio. Esta poblacién habia sidoel resultado de las negociaciones que siguierona ls ocupacién de laex Chacra Santa Adriana, justamente un 22 de julio, en el invierno de 1961, y aeste suceso debia su nombre. cfr supra, cap. III, p. 218. De la toma del 6 de mayo de 1967 informé el diario Las Noticias de la Ultima Hora, 6 de mayo de 1967, pg. 16; y revista Arcilla, N° 1.666, del 10 de mayo de 1967. pag. 13._os pobladores de esta toma fueron radicados definitivamente en enero de 1968 en laex chacra Santa Juana. E! Siglo, 21 de enero de 1968. pig. 31. '9 _*Poblacién gigantesca nacié en pleno Santiago” FI Siglo, 19 de mayo de 1970, p. 5 © N6mina de la labor CORVI, op. cit, p.3. ™ Nomina Labor CORVI, op. cit., p4. (Seccién Obras en ejecucién) 12 Ast informé El Clarin sobre los efectos de Ia erradicacién de Lo Hermida: “Con la erradicacién de dos mil familias a los terenos de Lo Hermida, al sur del acrédromo de Tobalaba, se completa la Operacién Sitio més grande que se ha hecho hasta ahora, ya que, conjuntamente con dos sectores Lo Arrieta, conforman un tolal de scis mil sitios..... “Ouras dos mil familias tienen ahora sitio El Clarin, 5 de mayo de 1970. p. 10 403 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. mediante el sistema de autoconstruccién que el MINVU buscaba promover frente a la enorme presién por viviendas. La presién, sin embargo, no solo proventa de comités de Sin Casa apoyados por la izquierda politica, sino que también por comités organizados por la Democracia Cristiana. En este senti- do, Ilamé la atencién a la prensa una toma de sitios de 100 familias, que conforman un grupo de unas 600 personas, en el sector Lo Franco, que realiza- ron la ocupacién acompaiados por el senador democratacristiano, José Musalem. Este declaré que habia actuado en favor de los pobladores en vistas de que “estos estaban cansados de las continuas tramitaciones y amenazas”"”, En estos mismos dias el alcalde de San Miguel, Tito Palestro, acompafié la madrugada del 9 de marzo a un grupo de 114 familias que procedieron a to- marse unos terrenos baldios en el Zanjén de la Aguada, a la altura del Puente de Sierra Bella™. Junto a estas tomas, relativamente menores, aunque expresivas de la politizacién del conflicto urbano, por la participacién de conocidos dirigentes po- Iiticos, los pobladores instalados en campamentos dirigian sus demandas hacia el Ministerio de la Vivienda para regularizar la ocupacién de sitios surgidos de las tomas. Este fue el caso, a fines de marzo, de los pobladores, organizados en 11 comités de La Faena, los que habiendo llegado a los sitios que ocupaban, en mayo de 1969, ain esperaban que el Ministerio les asignara sitios definitivos. No conta- ban con servicio regular de agua potable ni alcantarillado ni luz eléctrica™. El 4 de abril, la prensa informé de un acuerdo firmado entre el Ministe- rio de la Vivienda y los pobladores del Campamento 26 de Enero, que albergaba aproximadamente a unas 600 familias que serian definitivamente radicadas en la Poblacién La Bandera a partir de los primeros dias de mayo. Y, efecti- vamente el 6 de mayo se inicié el traslado de las primeras familias hacia sus sitios definitivos. Victor Toro, principal lider del campamento 26 de Enero, declaré que su lucha les habia permitido resolver la asignacién de sitios en tiempo récord, en solo 3 meses y 11 dias, y que en adelante, continuarfan pre- sionando por la instalacién de una policlinica para la Poblacién La Bandera, que albergaba ya a varios miles de pobladores™, Todavia, durante el mes de abril, el MINVU tuvo que intervenir en la Comuna de Conchali a efectos de evitar los enfrentamientos de pobladores jpareci6 ‘Pepe’ Musalem toméndose unos terrenitos”. £1 Clarin, 6 de marzo de 1970. p. 6. foma de terrenos”. E! Clartn, 14 de marzo de 1970. ™ _“Descarado abuso con la gente de La Faena: muy feo". El Clarin, 28 de marzo de 1970. p. 7. 1 “Dice Victor Toro: Campamento 26 de Enero mostré un método de lucha”. Las Noticias de ta Ultima Hora, 7 de mayo de 1970. p. 5 407 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. campamentos de Santiago, de 32 comités de Sin Casa de Santiago, Puerto Montt, Talcahuano y Concepcién, ast como estudiantes universitarios y dirigentes sociales y politicos, entre los que destacé la presencia de Clotario Blest, ex- presidente de la CUT y de Sergio Ruz, miembro del Comité Central de la Juventud Socialista*®. Al inaugurar el Congreso, Victor Toro expres6: “Los pobladores del “26 de Enero” hemos adquirido una experiencia en la lucha. Sabemos que en otros sectores también ello ha sucedido. Creemos que la discusi6n honesta de distintos puntos de vista, de distintas experiencias en formas de organizacién, de distintas concepciones generales, hard surgir una rica sintesis que serd la base estratégica y la fundamentacién practica de un combativo frente de clase”. Este “frente de clase”, a juicio de Toro, deberia asumir un papel histéri- co, “consciente de la incapacidad absoluta del actual sistema de injustas diferencias sociales para solucionar integralmente sus problemas”. Y agregé, “este frente... deberd responder a los verdaderos intereses de clase de los tra- bajadores, esto es la transformacién revolucionaria de la estructura socio-econdémica vigente”. El discurso inaugural de Victor Toro en este Congreso de Pobladores era evidentemente el “discurso de la revolucién”, del cambio revolucionario socialista, que entraba en polémica con el discurso de la “via chilena al socia- lismo”, que proclamaria la Unidad Popular, y en especial, el Partido Comunista chileno. Esta era, sin dudas, una de las principales “novedades” que incorpo- raba el discurso mirista a la sociedad chilena de fines de los sesenta, que por cierto se alejaba de la tradici6n més bien reivindicativa y de negociaci6n insti- tucional, que el Partido Comunista promovia entre los pobladores. Espinoza sostiene que en términos de contenidos, el aspecto més rele- vante de este Congreso fue “la afirmacién de la lucha armada como Gnica alternativa para Chile” y que, en este contexto, la lucha de los sin casa “queda- ba integrada y hasta subordinada a ese objetivo’”"*. Nocabe duda, que este era un objetivo proclamado, en diversas declaraciones por Victor Toro y los diri- gentes del MIR, pero, desde el punto de vista de los pobladores, lo mas relevante parece ser la vinculacién que comenzaba a establecerse entre las acciones de los sin casa y el discurso radical revolucionario. 32 Espinoza, op. cit. p. 303 “Los sin casa de Santiago hacen oir su protesta”. Las Noticias de la Ultima Hora, 28 de marzo de 1970. p.5. 4 Espinoza, op. cit., p. 304, 413 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. década del cincuenta, y aun antes, la emigracién del campo a la ciudad estaba transformando por completo las principales ciudades del pais y en especial, la capital. El crecimiento urbano, sin embargo, no encontré respuestas eficientes ni en el sistema econémico, ni en el sistema politico y su resultado no fue otro que el agudizamiento de los cuadros de pobreza urbana, que harian pronto para muchos visibles los efectos del “déficit habitacional”. El Primer Censo Nacional de la Vivienda de 1952 asi lo puso de manifiesto, y en Santiago en- tonces, no solo se fueron saturando los conventillos -donde se hacinaban los més pobres- sino que se expandi6 una de las formas mas precarias de poblamiento de la ciudad: las poblaciones callampas. Enel plano politico, el Gobierno de Ibafez (1952 - 1958) animé las espe- ranzas de los més pobres, pero més allé de las reformas en el sistema estatal -la creacién de la CORVI y de! primer plan de viviendas- su accién fue poco eficiente y magros sus resultados en el enfrentamiento del déficit habitacional. Por otra parte, en el curso de su administracién, Ibdfiezse fue distanciando del pueblo cuando buscé la estabilizacién de las cuentas fiscales por la via del ajuste y la restriccién del gasto, todo ello en el contexto de una inflacién que fue exasperando los animos de diversos sectores de la sociedad. Dos respues- tas populares extremas vivid entonces la ciudad. En primer lugar, el motin del 1 y 2 de abril de 1957, cuando basté el alza de los precios de la locomocién colectiva para que los més pobres, sumandose y aprovechando el malestar estudiantil y sindical, invadieran el centro de Santiago e hicieran visible su protesta, mediante el saqueo y el consabido enfrentamiento con las fuerzas del orden. Sus manifestaciones superaron toda previsién estratégica, tanto de los partidos, la Central Unica de Trabajadores (CUT) y la Federacién de Estudian- tes de Chile (FECH), de tal suerte que el motin no fue conjurado sino que con la intervenci6n de la Fuerzas Armadas. En segundo lugar, el mismo afio 1957, el déficit de viviendas fue enfren- tado por los pobladores del Zanjén de la Aguada y mas ampliamente de la zona sur de Santiago, a través de una de las mas significativas “tomas de sitio” de los sin casa: la toma que dio origen a la Poblacién La Victoria. Los poblado- res, a través de esta movilizacién debutaban en la politica chilena, cuando el ibafismo, que habia captado su apoyo electoral en 1952, pero frustrado sus expectativas de cambio, hacia el final de su mandato, carente de energfas y administrando una fase recesiva de la economia, no tenia nada que ofrecerles. Pero, més alld de sus efectos sobre la politica, la accién de los poblado- res estaba poniendo de manifiesto un problema mayor, el de sus formas de inclusi6n en la ciudad y mas ampliamente en la sociedad, ya que como loindi- caron las asistentes sociales y los arquitectos, que estuvieron mds cerca de los 418 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. sentido una accién ya paradigmitica, pues el mensaje fue que los problemas de los pobladores se resolverian en la colaboracién entre el Estado y la orga- nizacién social de ellos; pero, mAs todavia, desde el propio Estado se puso en marcha en estos aitos, a través de la Promocién Popular, la mayor accién de apoyo, asesorfa y estimulo a la organizacién de los pobladores a escala na- cional. Para muchos analistas constituye practicamente un lugar comuin, indi- car que el mayor problema de la Democracia Cristiana en el Gobierno, fue haber desencadenado una revoluci6n de expectativas que no estuvo luego en condiciones de atender. Evidentemente existen argumentos suficientes para atender este punto de vista, y el seguimiento de la politica poblacional del Gobiemo de Frei bien podria reforzar esta linea de argumentacién. Asi por ejemplo, la convocatoria a participar de la Operacién Sitio en 1965 puede per- fectamente ser vista en esta direccién, en el sentido de que fue un llamado muy amplio, que se tradujo en una demanda muy alta de viviendas que difi- cilmente el Gobierno estuvo luego en condiciones de atender. Sin embargo, esta linea de argumentacién no toma lo suficientemente en cuenta que la crisis de la vivienda era muy anterior al Gobierno de Frei, y que ya sus predecesores, Ibafiez y Alessandri, se vieron enfrentados a fuertes presiones populares, como hemos visto. Es decir, los problemas de la vivienda no solo eran un conjunto de indicaciones estadisticas de nuestro subdesarro- Ilo, sino la expresién de uno de los mayores problemas sociales del pais. Una realidad social que encamaban un conjunto de sujetos hombres, mujeres, ni- fios y nifias de pueblo- que venian haciendo significativos aprendizajes como un actor social colectivo, y que en consecuencia, paulatinamente expandian sus capacidades de presi6n sobre el Estado, con relativa autonomia del Go- biemo y con apoyos tanto de la Iglesia Catélica como del sistema de partidos politicos. En este tiltimo sentido, lo que ocurrié con los pobladores en los afios sesenta es que, reforzadas sus capacidades organizativas y de presién, lleva- ron sus demandas mis alla que todas las previsiones del Gobierno, no para exigir necesariamente la “casa definitiva” que imaginaron los que planificaron la politica del Gobierno de Frei, sino para imponer por la via de los hechos una politica expansiva de viviendas, una politica de reordenamiento distributivo de la ciudad. Ello, por cierto, transformaria la ciudad y generaria una multipli- cidad de problemas urbanos dificiles de manejar por relativamente débiles autoridades urbanas. 422 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Ministerio de Obras Publicas (MOP) Biblioteca del Ministerio de Obras Publicas Biblioteca del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo MOP, Informe de la Delegacién de Chile a la 2da Reunién Interamericana dela Vivienda y Planeamiento, Lima, nov. 1958, MOP, “Programa de Viviendas CORFO”, Alfredo Becker Cabezas, 1958. MOP, Direccién de Planeamiento, Memorias 1961 - 1964 MOP, Corporacién de la Vivienda (CORVI): CORVI, 1962. Proyecto Clara Estrella (1.141 viviendas), 1962. CORVI, Chile y el plan habitacional del Estado. Trabajo presentado al Comité de Vivienda, Construccién y Planificacion de Naciones Unidas, 1963 CORVI, Desarrollo del Plan trienal. Afios 1959, 1960, 1961. CORVI, Subdepartamento Cooperativas “El movimiento de cooperativas de vivienda en el quinquenio 1959-1964”, Santiago, 1964. 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MINVU, CORVI, 1971. “Fundamentos y estructura del Plan Habitacional”. MINVU, CORVI, 1971. Departamento de Programacién y Control. Subdepartamento Programacién. “Obras terminadas durante el afio 1971”. 426 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Poblaciones callampas ubicadas en la comuna de San Miguel NOMBRES UBICACION PIEZAS | FAMILIAS | HABITANTES | TERRENO Zanjén dela | Comuna de Santiago z T7710 7558 Fiscal ‘Aguada | Comuna de San Miguel. Ochagavia | Ochagavia ~ 24 138 Fiscal Maule ‘San Miguel ~ 40 72 Fiscal ‘San Manuel | Lado Poniente de Bascufian y Sur ~ 70 ~ — el Zanjon de la Aguada Poblaciones callampas ubicadas en la comuna de Conchali NOMBRES UBICACION PIEZAS | FAMILIAS | HABITANTES | TERRENO Eugenio | Reina Marlay 8. Jiménez 2 = = Matte Tos Canales | Teniente Ponce, El Oliva: = = Sz = Palais Royal | independenaa, Altura 3.700. 7 176 938 Particular Cancha El | Independenaa, Altura 2 800. - - o = Rayo Bajos de | Bajos de Jiménez. = = = ra Jimenez Poblaciones callampas ubicadas en la comuna de Maipu NOMBRES UBICACION PIEZAS | FAMILIAS | HABITANTES | TERRENO Lota Camino a Melipilia, Attura 2.703, 147 113 663 Particular Esquina San José. El Sauce | Camino a Melipilia, Atura 2 187 64 44 254 Particular Camino a | Camino a Melipila, Ature 2.068 1 7 153 Parieuler Melipilia Panicular | Camino a Malipila, Atura 2200 2 7 108 Parbeular ‘Camino a Meiipilia 438 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. indice Prélogo 5 Capitulo 1 Las diversas visiones de la habitacion popular en Santiago en los afios cincuenta 29 Conventillos y callampas: La visién de los protagonistas a través de sus relatos de vida Los pobres y el poblamiento precario: La vision de las asistentes sociales a través de sus memorias 52 La visi6n técnica del problema habitacional: El déficit habitacional, segiin el Censo Nacional de la Vivienda de 1952... 62 Los estudios de poblacién de la Universidad de Chile: Uno de cada tres santiaguinos era inmigrante 89 La visi6n de la clase politica nacional, a través del debate parlamentario 101 Capitulo 2 La emergencia social y politica del problema habitacional: El Estado y los pobladores 1 De la creacién de la CORVI y sus desventuras bajo el Gobierno de Ibafez. 111 Accién directa: Del Zanj6n de la Aguada al Campamento de La Victoria 121 Accién del Estado: Del Zanjén a la Poblacién San Gregorio 150 Acci6n del Estado: E] DFL 2 6 Plan Habitacional de Alessandri 167 La poblacién més grande de Santiago: “Cardenal José Maria Caro” 175 Todavia en los afios 80, muchos chilenos pensaban queel principal movimiento popular urbano habia sido y debia ser el movimiento obrero. Sin embargo, en estos mismos afios quienes mas resistiany mas visible hacian su oposicion ala dictaduraeran los pobladores Los pobladores, en realidad, habian comenzado a constituirse en un signi- ficativo movimiento social yaa fines de los afios 50, cuando el problema de lavivienda popular fue reconocido como el mas grave del pais. En ese tiempo, mientras el Estado demoraba la realizacién de planes eficientes de cons- truccién, los pobladores incrementaron la presién, recurriendo a la accion directa y dando origena la Poblacién La Victoria. La historia de la ciudad de Santiago sufrié un verdadero giro, ya que la presion no declindé y el Estado debid atender las demandas de los mas pobres, hasta crear el Ministerio de la Vivienda en 1965. Sin embargo, a fines de los 60, un nuevo ciclo de movilizaciones terminé por transformar completamente la ciudad de Santiago, dando origen a las mas conocidas “poblaciones” de la capital de Chile: Herminda de la Victoria, El Cortijo, La Pincoya, La Bandera, Lo Hermida, Nueva Habana, entre otras Los pobladores, mediante “tomas” y “operaciones sitio”, estaban en realidad tomando un nuevositio en la ciudad. He, 2 ye | MATA AL LIBRO IH 62

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