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El Santo Patriarca Abraham

La visita del Yahvé a


Abraham en Mamré

Isaac, hijo de Abraham


alumbrado por Sara cuando
Abraham tenía 100 años, fue
el primero de sus
descendientes legítimos.

Francisco Martínez A.

Septiembre 2009

Fuente: La Santa Biblia y otros


Dios se le aparece en forma
de viajero peregrino
(acompañado de dos ángeles
disfrazados también) y
Abraham los atiende
maravillosamente bien. Dios
le promete que dentro de un
año tendrá un hijo. Sara la
esposa, que está oyendo
detrás de una cortina, se ríe
de esta promesa, porque le
parece imposible ya que ellos
dos son muy viejos.
1 El Señor se apareció a Abraham
junto al encinar de Mamré,
mientras él estaba sentado a la
entrada de su carpa, a la hora de
más calor.

2 Alzando los ojos, divisó a tres


hombres que estaban parados
cerca de él. Apenas los vio, corrió a
su encuentro desde la entrada de
la carpa y se inclinó hasta el suelo.

3 diciendo: «Señor mío, si quieres


hacerme un favor, te ruego que no
pases de largo delante de tu
servidor.
4 Yo haré que les traigan un poco de
agua. Lávense los pies y descansen a la
sombra del árbol.

5 Mientras tanto, iré a buscar un trozo


de pan, para que ustedes reparen sus
fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por
algo han pasado junto a su servidor!».
Ellos respondieron: «Está bien. Puedes
hacer lo que dijiste».

6 Abraham fue rápidamente a la carpa


donde estaba Sara y le dijo: «¡Pronto!
Toma tres medidas de la mejor harina,
amásalas y prepara unas tortas».
7 Después fue corriendo hasta el
corral, eligió un ternero tierno y
bien cebado, y lo entregó a su
sirviente, que de inmediato se
puso a prepararlo.

8 Luego tomó cuajada, leche y el


ternero ya preparado, y se los
sirvió. Mientras comían, él se
quedó de pie al lado de ellos,
debajo del árbol.

9 Ellos le preguntaron: ««¿Dónde


está Sara, tu mujer?». Ahí en la
carpa», les respondió.
10 Entonces uno de ellos le dijo:
«Volveré a verte sin falta en el año
entrante, y para ese entonces Sara
habrá tenido un hijo». Mientras tanto,
Sara había estado escuchando a la
entrada de la carpa, que estaba justo
detrás de él.

11 Abraham y Sara eran ancianos de


edad avanzada, y los períodos de Sara
ya habían cesado.

12 Por eso, ella rió en su interior,


pensando: «Con lo vieja que soy,
¿volveré a experimentar el placer?
Además, ¡mi marido es tan viejo!».
13 Pero el Señor dijo a
Abraham: «¿Por qué se ha
reído Sara, pensando que no
podrá dar a luz, siendo tan
vieja?

14 ¿Acaso hay algo imposible


para el Señor? Cuando yo
vuelva a verte para esta época,
en el año entrante, Sara habrá
tenido un hijo».

15 Ella tuvo miedo, y trató de


engañarlo, diciendo: «No, no
me he reído». Pero él le
respondió: «Sí, te has reído».
La intercesión de Abraham en
favor de Sodoma

Cuando Dios le informó de que


iba a destruir las ciudades de
Sodoma y Gomorra a causa de
la depravación de sus
habitantes, Abraham le suplicó
que no lo hiciera. Dios le
prometió que salvaría las
ciudades si pudiera encontrar
sólo diez hombres justos. Al no
encontrar ninguno Dios cumplió
su amenaza.
16 Después, los hombres salieron
de allí y se dirigieron hacia
Sodoma, y Abraham los acompañó
para despedirlos.

17 Mientras tanto, el Señor


pensaba: «¿Dejaré que Abraham
ignore lo que ahora voy a realizar,

18 siendo así que él llegará a


convertirse en una nación grande y
poderosa, y que por él se
bendecirán todas las naciones de la
tierra?
19 Porque yo lo he elegido para que
enseñe a sus hijos, y a su familia
después de él, que se mantengan en
el camino del Señor, practicando lo
que es justo y recto. Así el Señor hará
por Abraham lo que ha predicho
acerca de él».

20 Luego el Señor añadió: «El clamor


contra Sodoma y Gomorra es tan
grande, y su pecado tan grave,

21 que debo bajar a ver si sus


acciones son realmente como el
clamor que ha llegado hasta mí. Si no
es así, lo sabré».
22 Dos de esos hombres partieron
de allí y se fueron hacia Sodoma,
pero el Señor se quedó de pie
frente a Abraham.

23 Entonces Abraham se le acercó


y le dijo: «¿Así que vas a
exterminar al justo junto con el
culpable?

24 Tal vez haya en la ciudad


cincuenta justos. ¿Y tú vas a arrasar
ese lugar, en vez de perdonarlo por
amor a los cincuenta justos que
hay en él?
25 ¡Lejos de ti hacer semejante
cosa! ¡Matar al justo juntamente
con el culpable, haciendo que los
dos corran la misma suerte! ¡Lejos
de ti! ¿Acaso el Juez de toda la
tierra no va a hacer justicia?».

26 El Señor respondió: «Si


encuentro cincuenta justos en la
ciudad de Sodoma, perdonaré a
todo ese lugar en atención a ellos».

27 Entonces Abraham dijo: «Yo,


que no soy más que polvo y ceniza,
tengo el atrevimiento de dirigirme
a mi Señor.
28 Quizá falten cinco para que los justos
lleguen a cincuenta. Por esos cinco ¿vas a
destruir toda la ciudad?». «No la destruiré
si encuentro allí cuarenta y cinco»,
respondió el Señor.

29 Pero Abraham volvió a insistir: «Quizá


no sean más de cuarenta». Y el Señor
respondió: «No lo haré por amor a esos
cuarenta».

30 «Por favor, dijo entonces Abraham, que


mi Señor no lo tome a mal si continúo
insistiendo. Quizá sean solamente
treinta». Y el Señor respondió: «No lo haré
si encuentro allí a esos treinta»
31 Abraham insistió: «Una vez más, me
tomo el atrevimiento de dirigirme a mi
Señor. Tal vez no sean más que veinte».
«No la destruiré en atención a esos
veinte», declaró el Señor.

32 «Por favor, dijo entonces Abraham,


que mi Señor no se enoje si hablo por
última vez. Quizá sean solamente diez».
«En atención a esos diez, respondió, no la
destruiré».

33 Apenas terminó de hablar con él, el


Señor se fue, y Abraham regresó a su
casa.
Génesis, 18: 1-33
Pero como no las había,
cayó una lluvia de fuego y
los mató a todos. Solo se
salvó Lot y su familia, por
ser el sobrino de
Abraham. Pero la mujer de
Lot desobedeció la orden
de los ángeles y al salir de
la ciudad se puso a mirar
hacia atrás y quedó
convertida en estatua de
sal
El nacimiento de Isaac

1 El Señor visitó a Sara como lo había


dicho, y obró con ella conforme a su
promesa.

2 En el momento anunciado por Dios,


Sara concibió y dio un hijo a Abraham,
que ya era anciano.

3 Cuando nació el niño que le dio Sara,


Abraham le puso el nombre de Isaac.

4 Abraham circuncidó a su hijo Isaac a


los ocho días, como Dios se lo había
ordenado.
5 Abraham tenía entonces cien años
de edad.

6 Sara dijo: «Dios me ha dado motivo


para reír, y todos los que se enteren
reirán conmigo».

7 Y añadió: «¡Quién le hubiera dicho


a Abraham que Sara amamantaría
hijos! Porque yo le di un hijo en su
vejez».

8 El niño creció y fue destetado, y el


día en que lo destetaron, Abraham
ofreció un gran banquete.
La expulsión de Agar y de Ismael

9 Sara vio que el hijo de Agar, la egipcia, jugaba


con su hijo Isaac.

10 Entonces dijo a Abraham: «Echa a esa esclava


y a su hijo, porque el hijo de esa esclava no va a
compartir la herencia con mi hijo Isaac».

11 Esto afligió profundamente a Abraham, ya que


el otro también era hijo suyo.

12 Pero Dios le dijo: «No te aflijas por el niño y por


tu esclava. Concédele a Sara lo que ella te pide,
porque de Isaac nacerá la descendencia que
llevará tu nombre.
13 Y en cuanto al hijo de la esclava,
yo hará de él una gran nación,
porque también es descendiente
tuyo».

14 A la madrugada del día siguiente,


Abraham tomó un poco de pan y un
odre con agua y se los dio a Agar;
se los puso sobre las espaldas, y la
despidió junto con el niño. Ella partió
y anduvo errante por el desierto de
Berseba.

15 Cuando se acabó el agua que


llevaba en el odre, puso al niño
debajo de unos arbustos,
16 y fue a sentarse aparte, a la
distancia de un tiro de flecha,
pensando: «Al menos no veré morir al
niño». Y cuando estuvo sentada
aparte, prorrumpió en sollozos.

17 Dios escuchó la voz del niño, y el


Ángel de Dios llamó a Agar desde el
cielo: «¿Qué te pasa, Agar?», le dijo.
«No temas, porque Dios ha oído la voz
del niño que está ahí.

18 Levántate, alza al niño y estréchalo


bien en tus brazos, porque yo haré de
él una gran nación».
19 En seguida Dios le
abrió los ojos, y ella divisó
un pozo de agua. Fue
entonces a llenar el odre
con agua y dio de beber al
niño.

20 Dios acompañaba al
niño y este fue creciendo.
Su morada era el desierto,
y se convirtió en un
arquero experimentado.

21 Vivió en el desierto de
Parán, y su madre lo casó
con una mujer egipcia.
La alianza de Abraham con
Abimélec

22 Por aquel tiempo, Abimélec,


que iba acompañado de Picol, el
jefe de su ejército, dijo a
Abraham: «Dios está contigo en
todo lo que haces.

23 Júrame por Dios aquí mismo,


que nunca te vas a comportar
falsamente conmigo o con mi
estirpe o mi posteridad, y que nos
vas a dar, a mí y al país donde
resides, las mismas pruebas de
lealtad que yo te he dado».
24 Abraham respondió: «Lo
juro».

25 Pero Abraham presentó


una queja a Abimélec, a
causa de un pozo que los
servidores de Abimélec
habían tomado por la fuerza.

26 Este replicó: «No tengo


idea de quién pudo haber
hecho esto. Tú no me lo
hiciste saber, y hasta ahora
yo no me había enterado de
nada».
27 Entonces Abraham regaló a
Abimélec unas ovejas y unas vacas,
y los dos hicieron una alianza.

28 Y como Abraham puso aparte


siete corderas del rebaño,

29 Abimélec le preguntó: «¿Qué


significan esas siete corderas que
pusiste aparte?».

30 «Significan –respondió
Abraham– que tú me vas a aceptar
estas siete corderas como una
prueba de que el pozo lo he cavado
yo».
31 Y a aquel lugar se lo
llamó Berseba, que
significa «pozo del
juramento», porque allí los
dos prestaron un
juramento.

32 Después de concluida
la alianza, Abimélec partió
junto con Picol, el jefe de
su ejército, y regresó al
país de los filisteos.
33 Abraham, por su parte,
plantó un tamarisco en
Berseba e invocó el
nombre del Señor Dios, el
Eterno.

34 Él permaneció largo
tiempo en el país de los
filisteos.
Génesis, 21: 1-34

Continúa la parte 4 de Abraham

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