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Yo me esfuerzo, tú debes esforzarte

Y ellos, ¿también se esfuerzan?

FLOR GARCÍA

Todo el mundo se esfuerza cuando entiende que el objetivo vale la pena. El autor denuncia en este artículo la
tendencia que asimila esfuerzo a autoritarismo, intolerancia e intransigencia. Y reclama desplazar el foco
de atención hacia el profesorado para ayudarlo a motivar a su alumnado
y a animarlo con metas y propuestas de trabajo relevantes.

JURJO TORRES SANTOMÉ


Universidade de A Coruña
Correo-e: jurjo@udc.ces

90 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº361 OCTUBRE 2006 } Nº IDENTIFICADOR: 361.021


tema del mes

Uno de los eslóganes del Gobierno del Partido Popular fue equiparando trabajo alienado o enajenado con trabajo crea-
el de la necesidad de la cultura del esfuerzo en el sistema dor o realizador.
educativo. Eslogan que sirvió para desviar las miradas del El trabajo alienado, cual los trabajos forzados, sólo sirve
colectivo docente, así como de los medios de comunicación para satisfacer necesidades al margen de la propia tarea; es
hacia la parte más indefensa del sistema: el alumnado. Éste una actividad no creativa, cosificadora, que no tiene en cuen-
se nos muestra ahora como el principal responsable de los ta el interés, la creatividad, capacidades e inteligencia de ca-
déficits del sistema, debido a su falta de esfuerzo. da obrero y estudiante, sino únicamente la mercancía. ¿Quién
Este reduccionismo explicativo cobra sentido en el marco no recuerda las imágenes de los cómics de Francesco To-
de una sociedad donde el neoliberalismo y el individualismo nucci en las que el alumnado siempre aparece aburrido e
más exacerbado se están imponiendo con una gran celeri- incomprendido, haciendo tareas absurdas? La mayoría de
dad, donde predomina la desconfianza en los demás, en sus quienes acceden a sus irónicos dibujos siempre acaban sin-
posibilidades e intenciones. Ahora son muchas las personas tiéndose apenados ante el tipo de sufrimiento tan absurdo al
que catalogan al alumnado en el marco de lo que Robert que están sometidos niñas y niños en muchas aulas. En más
Castel denomina “las nuevas clases peligrosas”, surgidas de de una ocasión nos traen a la memoria los versos del poeta
una sociedad que ya no precisa de todos sus miembros, que cubano Nicolás Guillén, quien supo traducir la vida cotidiana
asume que no hay trabajo para todos. del proletariado negro: “Me matan si no trabajo, / y si traba-
Los avances en la robotización del mercado de la produc- jo me matan. / Siempre me matan, me matan, / ¡siempre me
ción, distribución y comercialización de bienes de consumo, matan!”.
así como el avance de los mercados globalizados controlados
por políticas económicas neoliberales contribuyen a excluir a
muchas personas del mercado de trabajo. Este colectivo de Actividades robotizadas
marginados son las clases peligrosas, pues se atreven a pedir
justicia, a reclamar con los medios a su alcance, e incluso con Estamos ante una concepción del alumnado como conjun-
violencia, recursos para sobrevivir. La reacción conservadora to de actores y actrices. Estudiante ideal es quien deja de ser
y la de quienes se llevan la mejor parte del pastel son las polí- un ser autónomo y se convierte en una máquina cuyo funcio-
ticas de “tolerancia cero”: el encierro de estas clases peligro- namiento controla el profesorado. Éste trata de convencerle
sas. Los sectores sociales con probabilidades de engrosar de que esa conducta pseudoactiva o robotizada que le de-
este colectivo van a sentir muy pronto sobre sus carnes esta manda acabará por convertirlo en una persona adulta autó-
exclusión, en las aulas, de la mano de una fórmula mágica: la noma, responsable, crítica, democrática e informada. Algo a
cultura del esfuerzo; algo que a una parte de la sociedad le todas luces imposible de lograr, pues se aprende practican-
resulta comprensible, además de tranquilizador, pues no do, o sea, viéndose impelido a ejercer como ser autónomo,
hace más que volver a poner de moda eslóganes con los que, a tomar decisiones y a dar explicaciones, reflexionando sobre
no hace muchos años, una Iglesia fundamentalista y los fran- los fracasos y los éxitos, colaborando, debatiendo, contras-
quistas machacaban a la ciudadanía: “Ganarás el pan con el tando con los compañeros y compañeras. Pero, lo peor es
sudor de tu frente” (Génesis 3:19). Muchas personas se tran- que, a la exigencia de ese comportamiento de simulación, se
quilizaron, pues creen haber encontrado el bálsamo de Fie- unen unas tareas pretendidamente educativas, normalmente
rabrás para remediar los males de este nuevo colectivo social muy fragmentadas, desordenadas, sin conexión entre ellas y
peligroso que es el alumnado. En la Biblia está el remedio las de las demás asignaturas que cursa simultáneamente, sin
para domesticar y volver al surco a este sector descarriado; vinculación con sus intereses y experiencias prácticas cotidia-
desde el Génesis el trabajo está unido al esfuerzo, y éste no nas, cerradas en su modo de realización, no significativas;
puede ser algo agradable, apetecible, apasionante, pues no todo ello de la mano de unos materiales curriculares de pési-
podemos olvidar que este es el precio para expiar la culpa de ma calidad pedagógica, como son la inmensa mayoría de los
una pareja demasiado curiosa. Si el ser humano está predes- libros de texto.
tinado a trabajar, obviamente debe esforzarse. Ésta es la lógi- Con este tipo de rutinas lo previsible y lo lógico es que el
ca fundamentalista cristiana. Nadie puede salvarse, por tanto, alumnado se aburra en las aulas, pero también el profesorado.
sólo cabe apostar por la resignación. Estamos así en la cultu- Conviene no olvidar que en el Estado español no existe
ra de la fatalidad, en la que siempre hay que posponer el una carrera docente de interés, con estímulos que inciten al
gozo, esperar un futuro que nunca llega. profesorado a actualizarse y a implicarse de lleno en innova-
Lo que se legitima es una relación pedagógica en la que el ciones pedagógicas, haciendo realidad la filosofía del profe-
profesorado aparece como autoritario, intolerante, intransi- sorado investigador que en la década de los setenta promo-
gente, con complejo de superioridad; mientras que el alum- vió el equipo liderado, entre otras personas, por Lawrence
nado es asimilado a la imagen del ser humano como peca- Stenhouse, John Elliott, Barry MacDonald y Helen Simons.
dor, culpable, vago, egoísta, irresponsable, desmadrado, sin Recordemos que, la única forma de progresar en la actual
valores, pasota e ignorante. carrera docente y de recibir algún incentivo económico es
Cuando desde las ideologías de derechas se reivindica la cumpliendo años de servicio. Cuantos más años tengas, más
cultura del esfuerzo para el alumnado, el implícito que se cobras. Es obvio que políticas semejantes hacen que, más
acostumbra a manejar es el de un sistema educativo domina- pronto que tarde, un sector muy numeroso del profesorado
do por el síndrome lúdico, afectado por una grave ludopatía. empiece a desanimarse, a cansarse y a aburrirse, pues su tra-
En el fondo, hay una grave confusión en este reclamo de ma- bajo lo acaban contemplando como monótono, rutinario,
yor dureza y exigencia a la infancia y a la juventud, la de estar mecánico. Es lógico que, una vez que sus prácticas se escle-

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rotizan, su propio aburrimiento acabe por contagiarse al La escolarización universal, así como la extensión de los
alumnado, y sea éste uno de los motivos, no el único, que derechos humanos y la apuesta por modelos democráticos
origine su apatía, desinterés, falta de aplicación y fracaso de gobierno, de trabajo y de relaciones contribuyeron al sur-
escolar. gimiento de estudiantes menos pasivos, que piden que se
Cuando un docente se aburre acaba por conformarse una respeten sus derechos, que no aceptan modelos educativos
relación también burocrática con el alumnado –y no sólo con autoritarios. Pero en este escenario una parte importante del
la Administración–. Para ambas partes, la vida motivante y profesorado se encuentra desconcertado (Torres, 2006), pues
significativa se halla fuera de las aulas o, en el mejor de los nadie lo capacitó para diagnosticar el mundo en el que vive
casos, en los patios de juego y en la sala de reuniones alre- y las transformaciones que están afectando a sus rutinas, a
dedor de la máquina de café. sus prácticas y a sus saberes.
Pienso que hay bastantes estudiantes que “comparten Una alumna que no atiende en clase es probable que esté
–con los prisioneros, los militares, con ciertos individuos inter- reproduciendo el mismo comportamiento que adopta su pro-
nados o con los trabajadores más desposeídos– la condición fesor cuando acude a un curso de formación o conferencia y
de aquellos que, para defenderse del poder de la institución no encuentra el tema o el modo de exponerlo sugerente-
y de sus jefes inmediatos, no tienen otro recurso que el arti- mente. ¿O es que no suele verse en este tipo de situaciones
ficio, el ensimismamiento y los falsos semblantes” (Perrenoud, a docentes charlando entre sí, molestando al conferenciante,
2006, p. 15). Algo que acreditan bien las numerosas estrate- o leyendo algún periódico o revista sin relación con el acto, o
gias de copia y chuletaje, en las que el alumnado gasta enor- simplemente levantándose y abandonando la sala? Invirtamos
mes dosis de energía. Esta dimensión burocrática y rutinaria por un momento la situación otorgándole al alumnado la
queda bien acreditada en la cantidad de visitas que recibe en misma libertad que al profesorado. Dependiendo de la pro-
Internet el portal El Rincón del Vago (http://www.rincondel puesta educativa, habría estudiantes que abandonarían el
vago.com). aula a los dos minutos de haber empezado, por no encon-
El trabajo de un sector del alumnado sólo tiene como ali- trarla interesante; otros, por el contrario, manifestarían aten-
ciente obtener una determinada nota con la que conseguir ción y optarían por participar en la tarea que se le propone.

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GARC
FLOR

recompensas extrínsecas, o sea, algún premio material o ¿Qué docente permitiría esas libertades al alumnado? Creo
simbólico por parte de su familia. Algo que cualquier profe- que coincidiremos en que, normalmente, se le trata como
sor o profesora considera el objetivo menos relevante de su audiencia cautiva; se le obliga a que atienda a lo que dice el
trabajo. profesorado, se le exige que desempeñe la tarea que se le
Esta nueva ideología del esfuerzo no es neutral, ni tampoco impone.
inocente, sino que se utiliza como tapadera de los verdaderos Hasta el mismo diseño del centro y del aula está concebi-
problemas del sistema educativo y del tipo de sociedad en el do sobre la base de una arquitectura del miedo, en la que el
que vivimos. Así, se acostumbra a recurrir a la necesidad de alumnado se siente vigilado y, sobre todo, se percibe como
promover la cultura del esfuerzo sin tomar en consideración el un ser sospechoso, una persona vaga que trata siempre de
contexto social en el que esta demanda se hace, o sea, en el eludir sus responsabilidades, un presunto culpable de cual-
marco de una sociedad capitalista, de clases, por consiguien- quier situación irregular que se pueda plantear. Muchos
te, con el elitismo, la segregación, la competitividad que la estudiantes están convencidos de que un sector del profe-
caracteriza y que, por tanto, trata de reproducir. sorado desconfía de ellos, los considera con malas intencio-

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tema del mes

siente como desagradable su esfuerzo, ya que la


intensidad con la que se afana en escribir, leer,
realizar o construir algo funciona incrementando
los niveles de endorfinas y la producción de
serotonina, lo que hace que, pese a que se pue-
da llegar incluso a sudar, uno se sienta animado
a continuar. En este tipo de situaciones, la per-
sona se encuentra con buen estado de ánimo y
más alegre.
En el marco de una pedagogía conservadora,
el concepto de esfuerzo acaba siendo un sinóni-
mo de autoritarismo, intolerancia, intransigencia,
FLOR GARCÍA

lo que a su vez suscita dos efectos en los alum-


nos y alumnas. Por un lado acaban construyendo
en sus mentes la imagen de las instituciones de
enseñanza como lugares horribles, desagradables,
nes, como personas sin constancia y que tratan de engañar- ante los que sienten miedo e incluso terror, y por otro, algo
lo en todo momento. Recordemos cómo algunos docentes que es igualmente peligroso, se convierte en generador de
se convierten en policías o marines a la hora de vigilar un valores como el egoísmo, el individualismo, la competitivi-
examen. dad, la ambición, la intolerancia y el autoritarismo.
Más de una vez, algún docente achaca falta de esfuerzo a Enseñar conlleva un profesorado comprometido y opti-
su alumnado, pero no cuestiona el suyo: en qué medida trata mista con su trabajo, que realiza “diversas formas de esfuer-
de convencer y animar a su alumnado; tampoco falta quien zo intelectual, físico, emocional y, en particular, apasionado”
echa mano de este tipo de justificaciones para eliminar del (Day, 2006, p. 15). Es preciso cambiar el foco de atención,
aula a quienes son diferentes. Estudiantes con los que no co- pensando que el elemento fundamental del sistema educa-
necta por desconocer las pautas culturales que son típicas tivo es el profesorado, pero con todo el apoyo de una
del grupo social al que pertenecen. La población inmigrante Administración que confía en él. La mejor vía para conven-
procedente de países pobres, con culturas, religiones y filo- cer al alumnado de la necesidad de esforzarse es apostando
sofías de vida muy distintas, requiere de un colectivo docen- por la cultura de la motivación (Torres, 2006); animándolo,
te con mente abierta y dispuesto a revisar y desterrar los pre- entusiasmándolo con propuestas de trabajo y metas rele-
juicios que la cultura hegemónica de la que participa le vantes. No todo lo que es motivador y tiene sentido para
ayudó a construir. una persona lo tiene para los demás. Eso es algo que saben
Imaginemos por un momento el comportamiento de quien muy bien quienes trabajan en publicidad o en programación
se queja del pasotismo de su alumnado, aplicando ese tipo de informática.
esquemas de análisis de su práctica al mundo de los servicios Pensemos en la imagen de una persona golpeando un te-
y del mercado en general. No se le pasaría por la cabeza rea- clado o la pantalla de ordenador, gritándole porque no obe-
lizar campañas de publicidad para convencer a los consumido- dece a la orden que acaba de introducir, insultándolos. Nos
res y consumidoras de las ventajas y beneficios de sus produc- provocaría una sonrisa maliciosa, ya que sabemos que el
tos; no realizaría estudios de mercado sobre los hábitos de la ordenador tiene su propia lógica, y si no somos capaces de
ciudadanía a la que dirige sus productos, los motivos que la asumirla y acomodarnos a ella, la máquina no funcionará
impulsan a comprar un determinado producto; no indagaría correctamente. Salvando las distancias, cada estudiante tam-
hacia dónde dirigen sus miradas y pasos cuando entran en su bién tiene su propia lógica, y lo que se espera de cualquier
tienda, por dónde se mueven, qué obstáculos encuentran, la profesional de la educación es que sea capaz de descubrirla
calidad de la iluminación, de la acústica y de la música ambien- y acomodarse a ella, para provocar situaciones de enseñan-
tal, la temperatura, el colorido de la decoración, las formas de za y aprendizaje eficaces.
interacción de empleados y empleadas con el público, su ves-
timenta y tono de voz, etc. Si los fabricantes y vendedores se
comportaran con la filosofía de la queja del profesorado, pro-
testarían airadamente porque el público no se esfuerza en
adquirir sus productos; dirían que son consumidores vagos y
por eso no entran en sus negocios, que se niegan a leer sus
anuncios o los rótulos en los que ofrecen información. Serían para saber más
los clientes quienes debieran esforzarse por comprender que
precisan adquirir los productos que el mercado les ofrece, para
comprar algo que no les apetece o que no saben para qué Day, Christopher (2006): Pasión por enseñar. Madrid: Narcea.
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sirve: “Compre usted este producto, que le garantizo que en Perrenoud, Philippe (2006): El oficio de alumno y el sentido del
el futuro le va a venir muy bien; a medida que vaya cumplien- trabajo escolar. Madrid: Editorial Popular.
do años le va a ser de una gran utilidad». Torres, Jurjo (2006): La desmotivación del profesorado. Madrid:

Todo el mundo se esfuerza cuando el objetivo merece la Morata.


pena. En este caso, la mayoría de las veces, la persona no

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