El hombre de la cmara le dio la espalda y mir hacia el mar.
El asistente lleg corriendo por la calle. Detrs de l, un polica del lugar caminaba tranquilamente. El asistente tena que detenerse y volver atrs para urgir al polica. El polica le aseguraba con un ademn, desde lejos, que el da no haba terminado y que a su debido tiempo llegaran a la escena de cualquiera fuese el desastre. El polica se detuvo al fin detrs de los dos fotgrafos. Qu pasa aqu? Ese hombre. Queremos que se lo lleve. Pero es un buen hombre que slo est apoyado en la pared -dijo el oficial. No, no es eso, l... Oh, demonios -dijo el hombre de la cmara-. No puedo explicarlo sino mostrndoselo. Posa, querida. La muchacha pos. Ricardo pos, sonriendo distradamente. Ya! La muchacha se endureci. Ricardo dej caer los pantalones. Clic, hizo la mquina. Ah -dijo el polica. Tengo la prueba en la cmara si la necesita! -dijo el fotgrafo. Ah -dijo el polica sin moverse, con la mano en la barbilla-. Aj. Observ la escena como si fuese un aficionado a la fotografa. Mir a la modelo, con la enrojecida y nerviosa cara de mrmol. Mir los guijarros, la pared, y a Ricardo. Ricardo fumaba orgullosamente un cigarrillo a la luz del medioda, bajo el cielo azul, con unos pantalones donde estn pocas veces los pantalones de un hombre. Bueno, oficial? -dijo el hombre de la cmara, esperando. Qu quiere exactamente que haga? -dijo el polica sacndose la gorra y enjugndose la frente morena. Arreste a ese hombre! Exhibicin indecente! Ah -dijo el polica. Bueno? -dijo el fotgrafo.