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“EL Desorden se produce por discordancias entre órdenes parciales, por la falta de relaciones
ordenadas entre ellos. Una disposición ordenada está regida por un principio general, una
desordenada no lo está. “
Por ejemplo: No se puede sabotear una melodía a menos que exista, y una melodía no puede
ser incompatible con otra a menos que cada una posea una estructura propia. Definimos por
tanto el desorden como un “choque de órdenes no coordinados”.
……..Al observar estas constelaciones congeladas del desorden, sin embargo
observamos en los incoherentes elementos una tendencia a separarse o adoptar
una mejor disposición, y este esfuerzo bloqueado en las mal dispuestas formas crea
un malestar característico de un encuentro con la fealdad.”
Las situaciones desordenadas pueden distinguirse de manera intuitiva por el malestar que
provocan con su aspecto general. Por la misma razón, es posible que nos parezca agotador
responder a un ambiente o marco urbano imperturbable de una vieja ciudad.
Comparando los términos de orden y desorden podemos pues, concluir que: “El Orden se
encuentra a todos los niveles de complejidad. Cuanto más compleja es la estructura, mayor es la
necesidad de orden y más admirable su realización, ya que es más difícil de obtener. Asimismo
podemos decir que todos los edificios se dirigen a nosotros con un discurso tan forzosamente
comprensible que no podemos ignorarlo. Nos hallamos, entonces, elevados al doloroso nivel de
la vigilancia inteligente.”
EL ORDEN COMO MEME
Si bien pensamos que el extraordinario éxito y difusión de los órdenes clásicos se debe a
su perfección intrínseca y que los griegos lo llevaron a un nivel de sofisticación y
excelencia, NO ESTÁ DE MÁS DECIR QUE LA REALIDAD ES BIEN DISTINTA.
La repetición rigurosa de edificios a gran escala a finales del siglo XVII llegó a ser
un mecanismo extremadamente efectivo para generar órdenes rigurosos a gran
escala.
¿Seguirán propagándose indefinidamente?
Veamos el enfoque que nos permite cuestionar el dogma central de la arquitectura griega:
“Los órdenes clásicos son intrínsecamente bellos y armoniosos y por esa razón se han usado y se
seguirán usando en los edificios”
Quizás la conclusión más inmediata a este dogma sea la de que, en las mayorías de las obras de
nuestro patrimonio clásico el vigor del orden puede parecer obvio, pero el orden pertenece
también a las categorías esenciales de las arquitecturas complejas del siglo XX que han
explorado vulneraciones de las normas ordenadoras. Recordemos también que el orden es
intrínseco al arte de proyectar; sólo la incompetencia proyectal propia de la mala arquitectura
presenta el síndrome del desorden, fatídicamente abundante en la arquitectura
contemporánea, porque la aptitud para ordenar no es una conquista fácil. No obstante el orden
no es garantía de excelencia arquitectónica porque otros factores intervienen en este complejo
proceso de síntesis que es la arquitectura.
ORDEN
ORDEN
un EDIFICIO
Varios Factores
avanzando a una
mayor Simplicidad
|
El adecuado ORDEN,
organización
evita
redundancia,
contradicción...
“Similitud de función contribuye a
Similitud de FORMAS”
“Lo que no tiene razón para
parecer diferente parecerá lo mismo“
MODIFI-
CADORES
SIMETRÍA