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NO SE TRATA DE DISCURSOS, SINO DE CONTROLES

Por Freddy Quezada


(Contra cuatro polemistas)

“Molotera”, es un viejo juego infantil donde los niños, primero lenta e individual y después
colectiva y desordenadamente, se lanzaban encima unos de otros hasta terminar haciendo
una pirámide humana, sufriendo el primero el peso de todos y gozando, el último, que los
sabía debajo de él.

Ver la polémica que inició Andrés Pérez Baltodano (APB) contra Jorge Eduardo Arellano
(JEA), me abrió los recuerdos sobre tal pasatiempo y ahora me encuentro en la alegría de
no haber sido el primero y la incertidumbre de preguntarme si seré el último.

Al principio de la polémica, creí que era una rivalidad, no entre dos intelectuales
nicaragüenses, sino entre dos disciplinas rencorosas y envidiosas entre sí: la historia y la
sociología; el cronos y el logos europeos. Pensé que Andrés Pérez llevaba razón contra
Jorge Eduardo , quizás por la misma profesión que compartimos y además, que no se dejó
provocar por Carlos Midence , ya que esa polémica cae fuera de los cánones
eurocentrados; que se preparaba a conciencia para responder con apoyo bibliográfico de
primera mano y actualizado. O bien, decidió ignorar a Midence y centrarse sólo en un
antagonista. Vaya uno a saber las estrategias de un polemista en marcha.

A uno de ellos, que pidió mi opinión, pues los conozco a todos, le dije que sólo intervendría
si alguien más se integraba. Mientras, giraba en mi cabeza la idea de quién sería la última
pieza que faltaba del rompecabezas para decidirme, cuando en eso, escribió Fernando
Bárcenas , el marxista irredento que llegó a la fiesta de Andrés Pérez . Y es hasta ese
momento, que me animé a decir lo que pienso. Mi punto de vista sobre este asunto,
procuraré simplificarlo para ganarme el agradecimiento de los que lo ven confuso:

ANDRÉS PÉREZ BALTODANO : Es un seguidor de Max Weber que se rige por normas y
consensos perfectos y abstractos , como un metro con el que se anda por el mundo, para
ver si nuestras sociedades postcoloniales, al ser medidas por él, se ajustan o no a la norma
euro-norteamericana. Es una promesa desde arriba: normas universales.

JORGE EDUARDO ARELLANO: Es un conservador que, con el mismo metro que


usa su adversario, busca la perfección del primus inter pares, sólo que en el
pasado y en cadáveres concretos, como el de Vicente Cuadra. Es una promesa
hacia atrás: modelos del pasado.

CARLOS MIDENCE : Es un decolonial , que cree en las virtudes de la diferencia y que sólo
por ser “otras” se asignan a sí mismas el derecho de redimir a los demás en función de la
cantidad de sufrimiento infligido por los colonizadores. Es una promesa al de al lado:
modelos etnográficos.
FERNANDO BÁRCENAS : Es un marxista que promete el aburrido cielo que
todos esperan en un futuro proletario que, al parecer, sólo él conoce y cada
cierto tiempo corre a la página de opinión de END para traernos noticias
de ese reino. Es una promesa hacia adelante: modelo proletario.

FREDDY QUEZADA : Es un anarquista al que no le interesa lo que separa a todos los


polemistas entre sí (véase un buen resumen de Castro Jo para los interesados ). Le da lo
mismo que terminen matándose a pañuelazos con bibliografías ajenas o terminen desnudos
haciendo el “trencito” en las playas de Cancún, indiferente si desean o no convertirlo en
círculo, para igualar placeres. Le interesa lo que les une a todos: unas normas, una
nostalgia, un discurso alternativo y unos actores prometeicos. Desea continuar lo que ya
hicieron en su momento para regularse entre ellos en sus pequeños círculos, los
conservadores con el sistema primus inter pares; contra sus propios iguales
dentro de los estados burgueses, Montesquieu, separando los poderes; los
anarquistas, protegiéndose con medidas sencillas de sus propios dirigentes en
la Comuna de París en 1870; y los iroqueses, con procedimientos que plagiaron
incluso los fundadores de los EEUU para su propia constitución, desconfiando de
sus jefes.

No se trata de promesas, distinguidos polemistas, sino de garantías; no de tipos de


discursos, amigos, sino de sistemas de controles; no de creer, carajo, sino de asegurarse el
culo; no de utopías, jodido, sino de sistemas de defensa; no de contratos entre las partes,
sino de penalizaciones a los dirigentes que nos traicionen; no se trata de esperanzas, sino
de desconfianzas sanas; no de
sueños, sino de precauciones. Ninguna promesa: sólo controles.

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