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El documento discute la "maldición de los recursos naturales", donde países ricos en recursos naturales tienden a tener inestabilidad política, falta de desarrollo, y democracias populistas. La abundancia de recursos fáciles de obtener desalienta el trabajo duro y el espíritu emprendedor, y lleva a culturas prebendarias donde la gente depende del estado en lugar de esforzarse por sí mismos. Argentina es usado como ejemplo, donde las rentas agrícolas llevaron al populismo de Perón y una
El documento discute la "maldición de los recursos naturales", donde países ricos en recursos naturales tienden a tener inestabilidad política, falta de desarrollo, y democracias populistas. La abundancia de recursos fáciles de obtener desalienta el trabajo duro y el espíritu emprendedor, y lleva a culturas prebendarias donde la gente depende del estado en lugar de esforzarse por sí mismos. Argentina es usado como ejemplo, donde las rentas agrícolas llevaron al populismo de Perón y una
El documento discute la "maldición de los recursos naturales", donde países ricos en recursos naturales tienden a tener inestabilidad política, falta de desarrollo, y democracias populistas. La abundancia de recursos fáciles de obtener desalienta el trabajo duro y el espíritu emprendedor, y lleva a culturas prebendarias donde la gente depende del estado en lugar de esforzarse por sí mismos. Argentina es usado como ejemplo, donde las rentas agrícolas llevaron al populismo de Perón y una
Mario Teijeiro Presidente del Centro de Estudios Pblicos
http://www.cep.org.ar (8de Febrero de 2007)
Son los recursos naturales una bendicin para los pases? Eso nos han hecho creer, pero la experiencia demuestra que generalmente este no es el caso. La mayora de los pases ricos en recursos naturales se destacan por su inestabilidad poltica y su falta de desarrollo. En algunos casos se entremezclan intereses extranjeros con facciones internas para producir guerras civiles. En otros casos son familias dominantes las que acaparan el poder y las riquezas.
En el mejor de los casos el sistema poltico es presa de democracias populistas que reparten prebendas y destruyen los valores culturales necesarios para el desarrollo. Es posible escapar a la maldicin de los recursos naturales? La naturaleza del problema En un articulo reciente[1] Thomas Friedman argumenta que el arma ms letal que tiene Estados Unidos contra Irn es reducir su propio consumo de energa y consecuentemente el precio mundial del petrleo. Si esto ocurriera, Irn debera eliminar los $ 25,000 millones de dlares de subsidios populares que sostienen polticamente al rgimen, condenndolo a la impopularidad y a su eventual cada. Hay solamente una cosa ms tonta que ser un pas adicto al consumo de petrleo (refirindose a USA) y esa es ser un pas adicto a la venta de petrleo. Porque ser adicto a la venta de petrleo puede hacer al pas realmente estpido...... afirma Friedman.
El razonamiento de Friedman se fundamenta en la teora de la maldicin de los recursos naturales. La experiencia mundial es abrumadora y muestra que los pases pobres pero con rentas importantes de sus recursos naturales, ni se desarrollan ni adhieren a democracias genuinas. La principal razn es que esos pases no incentivan la cultura del trabajo, pues resulta ms atractivo participar de la puja por, y vivir de, esa riqueza fcil. En algunos casos esa puja, en la que participan los intereses de las empresas multinacionales, da pie a guerras civiles o regionales. La difcil solucin del problema iraqu tiene hoy como trasfondo el hecho que todo el petrleo est en zonas shiitas y kurdas y nada en las zonas sunnitas. La guerra civil de Irak es una lucha de facciones religiosas alimentada por una lucha por la distribucin de las rentas del petrleo.
Cuando el pas es pobre pero homogneo y escapa a estas divisiones, el resultado ms probable es que dictadores o familias feudales asuman el poder total. Quien llegue al poder tendr suficientes recursos para mantenerse en l y por lo tanto es normal encontrar que estos pases sean manejados por dictadores o familias reales. Este es el caso de Arabia Saudita y otros pases petroleros.
Si la poltica evoluciona a formas democrticas, la tendencia ser al populismo, esto es, a repartir la renta de las riquezas naturales en forma de prebendas. Venezuela es el mejor ejemplo actual. La maldicin de los recursos naturales se traduce entonces, en el peor de los casos, en conflictos armados regionales o guerras civiles. En los casos ms normales, genera totalitarismo y control de las riquezas por unos pocos. En el mejor de los casos, genera democracias populistas que reparten prebendas y alienan los factores culturales imprescindibles para el desarrollo.
En su libro ms reciente[2], Stiglitz considera que los pases pobres pero ricos en recursos naturales tienen dos problemas para superar la maldicin. El primero consiste en obtener el mayor valor posible por sus recursos. La corrupcin poltica y sus incapacidades negociadoras hacen que en muchos casos esos pases pierdan, a manos de empresas multinacionales, rentas que les corresponderan. El segundo problema es cmo gastar bien los recursos obtenidos. La plata que se gana fcil se gasta fcil; y de la peor manera cuando la poltica es dominada por criterios populistas.
Los problemas de la administracin de las rentas de los recursos naturales Algunos pases colonizados no maximizan los recursos obtenibles de la explotacin de sus recursos naturales. Pero un nmero creciente de pases s lo hace y en sus casos el problema relevante es cmo distribuir las rentas. A nivel del comportamiento social, la distribucin de dinero que no est asociado al trabajo y al esfuerzo personal, genera una cultura prebendaria, que es lo opuesto al espritu industrioso que se necesita para el desarrollo. Para qu esforzarse si el gobierno cubre todas las necesidades? En la ddiva que no requiere ni mrito ni esfuerzo est el germen del subdesarrollo, ya que atrofia el espritu emprendedor de la poblacin.
Anivel macroeconmico, cuando se distribuyen internamente las rentas de los recursos naturales, se generan aumentos de precios y salarios, atraso cambiario y falta de competitividad, destruyendo la actividad productiva nacional. Es un efecto similar al que produjo el ingreso de los dlares del endeudamiento externo durante la Convertibilidad. Cuando los dlares fciles abundan, ya no es necesario producir internamente, pues todo puede ser importado con las rentas de los recursos naturales. La distribucin generosa de esos recursos es lo que le permite a la poblacin consumir sin producir. En pocos casos como este es tan evidente el conflicto entre distribucin y produccin. Qu tendran que hacer esos pases para evitar la destruccin de la produccin nacional y de los valores culturales del desarrollo?
La primera regla es limitar la distribucin presente, particularmente cuando se trata de recursos no renovables cuyo consumo actual descapitalizar a las generaciones futuras. Idealmente la distribucin se debe limitar al equivalente de los intereses obtenibles con el ahorro de las rentas de los recursos naturales en el exterior.
La segunda regla es que la distribucin que se realice sea condicionada al esfuerzo por educarse y capacitarse para la vida laboral. No hay que regalar pescado sino ensear a pescar. La educacin es la mejor forma de transferir a las generaciones futuras la riqueza de los recursos naturales.
La tercera regla es invertir en salud y agua potable para erradicar la extrema pobreza y en aquella infraestructura imprescindible para el desarrollo productivo. La cuarta regla es minimizar el impacto sobre el atraso cambiario del gasto pblico distributivo, importando todos los insumos que sea posible (incluyendo maestros, mdicos e ingenieros), para no afectar la capacidad competitiva de la produccin nacional. Se puede evitar la maldicin?
Stiglitz ve en las rentas de los recursos naturales una oportunidad para democratizar esas sociedades y hacerlas ms equitativas. Pero, es probable que en pases generalmente pobres surjan democracias con polticos honestos y burocracias eficientes que adhieran a esas reglas de comportamiento? Es posible, pero altamente improbable. Los ejemplos positivos se limitan a Chile (con su cobre) y Bostwana (con sus diamantes). La mejor versin de lo que generalmente ocurre es el surgimiento de democracias formales con instituciones muy dbiles y polticos con un enorme incentivo a perpetuarse en el poder apelando a un distribucionismo prebendario. Qu poltico ambicioso es capaz de sentarse sobre una montaa de dlares mientras la gente clama por prebendas?
Argentina es un caso ms que confirma la teora de la maldicin de los recursos naturales. Bendecida por las rentas de la produccin agropecuaria de principios de siglo XX, fue un pas de riqueza fcil, concentrada en las familias que obtuvieron las tierras durante la campaa del desierto. El sufragio universal pronto deriv en la democracia populista que instaur Pern en 1946. La idea bsica fue extraer la renta de las familias terratenientes (directamente a travs del IAPI e indirectamente a travs de los impuestos a las importaciones) y distribuirla con prebendas y empleo pblico.
Las prebendas estatales extendieron a las mayoras la promesa que Argentina era un pas tan rico que, acomodndose bien, cualquiera poda vivir sin esforzarse. La inflacin y el congelamiento de alquileres destruyeron los incentivos al ahorro. La cultura del inmigrante que trabajaba duro y ahorraba, fue reemplazada paulatinamente por la cultura de los derechos sociales: ahora que la riqueza del pas era suficiente para que el gobierno garantizara trabajo, salud, educacin, vivienda y jubilaciones, ya no era tan necesario educarse, trabajar y ahorrar para progresar.
La enajenacin de los valores culturales necesarios para el desarrollo no alcanz solamente a las clases populares, sino tambin a la clase media y a los empresarios. Todos pujaron por su prebenda y la obtuvieron. El nuevo empresario industrial naci y subsisti con la proteccin estatal y ese fue el origen del corporativismo prebendario que desde entonces ha caracterizado a nuestro empresariado. Se trata ahora de una sociedad que en todos sus estratos no est dispuesta a progresar por si misma sino exige que el Estado le solucione sus problemas.
La conclusin es que en nuestro caso la maldicin no se acab cuando se acabaron nuestras rentas fciles, sino se perpetu en el tiempo a travs del dao cultural que provoc y de los intereses corporativos espurios que instal. Las rentas extraordinarias de la pampa hmeda y de otros recursos naturales constituyen una porcin mnima de la renta nacional; la propiedad de la tierra se ha atomizado en 200,000 pedazos y sin embargo la mentalidad distribucionista est tan viva y generalizada como en el 45.
Ahora todo se convierte en una puja distributiva y el gobierno interviene en todos los mercados para defender a los ms (consumidores y asalariados) en oposicin a los menos (los productores) porque le conviene electoralmente. As desaprovechamos las oportunidades de aumentar el ingreso nacional produciendo aquello en lo que somos eficientes. Para colmo la mejora de la distribucin del ingreso queda en promesas pues la discrecin intervencionista maximiza el riesgo de los inversores, que permanecen en el pas slo si los salarios son bajos y la rentabilidad es extraordinaria.
Conclusin
Al igual que un hijo de familia adinerada educado en el facilismo o que un pobre que recibe un golpe de fama y dinero, los pases que se encuentran repentinamente con riquezas fciles pueden gozar de una bonanza transitoria, pero es probable que los deje menos preparados para el progreso sostenible. La maldicin de los recursos naturales no es algo irreversible, pero es muy difcil de evitar. Algunas condiciones que pueden evitarla son, primero, que la propiedad de los recursos generadores de la renta extraordinaria sea privada y est atomizada, evitando su concentracin en pocas manos. La segunda es que se trate de un pas con una cultura preexistente que haya asimilado firmemente los valores del esfuerzo personal. La tercera es que el pas reciba el golpe de suerte en un estado avanzado de su desarrollo econmico y de su cultura poltica. Si algunas de estas condiciones no confluyen, el distribucionismo intervencionista es probable que se instale, dejando una secuela de deformacin cultural e intereses espurios de los que ser difcil recuperarse. ----------- (*) Ex funcionario del F.M.I. y del Banco Mundial, ver curriculo en su pg Web. (Para "Agtese ... antes de usar!") ---------------------------------------------------------------------- ---------- [1] The oil-addicted ayatollahs, Thomas Friedman, New York Times, 2 de Febrero de 2007. [2] Making globalization work, Joseph Stiglitz, 2006. Ver en particular el Captulo V Lifting the resource curse.