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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Hecho el depósito que prevé la ley 11.273


Copyright 2009, todos los derechos reservados.
ISBN 978-897-09-921-6

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La jungla de
Calais. Y otros relatos.

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Dedicado a ti.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Prólogo.

Todas las historias que componen este libro, sean


cortas o muy cortas, son parte de la lucha invisible
de las personas que intentan generar cambios,
iluminarlos e iluminarse a sí mismos.

Una noche de diciembre del 2009.

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Tras la máscara de la
realidad.

-Dile a mamá que no hay leche, ¿podrá traerla


para mañana?, siempre que le pido algo tarda un
día entero, ¿¡papá, me estás escuchando!?_ la
televisión sonorizaba hasta la cocina, llegaba
apenas a los oídos desinteresados de su padre,
no hacía más que dibujar como un poseso.
-Vete a la cocina, luego hablamos Carol, hazme el
favor de no interrumpirme, ¿¡qué te he dicho!?, no

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es la primera vez que lo haces, tu egoísmo no lo


entiendo, ni yo ni tu madre somos así, vete de una
vez._ ella solo quería leche para el desayuno,
aunque la atención era el reclamo interno real.
Juntó sus libros para el colegio y marchó en
silencio, su padre pintó sin comprender la
naturaleza del tiempo que había prometido para
dialogar con su única hija.
-¿¡Carol!?, ¿dónde estás, hija?_ manchó con sus
manos rojas y amarillas los pestillos de las puertas
del dormitorio y baño. Se sentó aburrido contra la
barandilla de la escalera, las fotos en la pared del
pasillo hizo de cortina entre sus recuerdos y
fantasías. -"La vida es una farsa que todos
debemos representar"_recordó balbuceando a
Rimbaud, unos sonidos lejanos lo reincorporaron,
la pintura se secaba y faltaba la firma y unos
destellos finales. -¿Quién es?_ preguntó al
descender por la escalera principal tras ver una
sombra en el portal.-¿Quién es?, responda por
favor. Tendré que llamar a la policía, es una zona
residencial, estarán aquí en unos minutos sino se
identifica.
-No lo haga, soy un enviado, no tengo nada de
dinero, me han soltado en la entrada con un
documento falso, me hicieron algo señor, tengo
que entregarle un paquete, es muy importante
señor Daudet, no tema, soy un buen hombre._la
pintura en sus manos se agrietó y pudo

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comprender cómo el tiempo lo hacía levemente en


el universo material que proponían los científicos
que detestaba desde joven.
-Llamaré a la policía, identifíquese, si es una
broma pesada o un seguidor retírese cuanto antes
o pesará el yugo de la ley, estoy harto de visitas
inesperadas, ¿cuándo pretenden recibir nuevas
obras con tanto esfuerzo banal?_el sonido de una
rueda sobre el asfalto crujiente de hojas secas lo
devolvió a la tarde de palomitas con Grace, sonrió
restándole importancia a la situación presente, olió
algo parecido a una palomita al llevar sus manos a
la boca, el timbre hizo de campana y cayeron las
horas en las aulas del colegio, Grace vestía de
blanco sin bragas debajo, eran niños.
-Lamento el infortunio, señor Daudet, mi deber es
entregarle la caja, abra, por favor. ¿Señor,
Daudet?, no cometa el error de llamar a los
oficiales de la ley.
-¿Qué?, ¿qué?, ¿quién eres?_ apretó su oreja
contra la puerta y pintó con unas gotas húmedas
de color amarillo unos trazos sobre la puerta
blindada.-Oh, sí, el paquete, no quiero ningún
paquete, suelen traer problemas, también estoy
harto de los regalos que llegan por mi enfermedad,
como si no hubiera enfermos en este mundo, ¡son
ellos, todos, absolutamente todos!, con qué gracia
los tiro a la basura, ya he dejado de hacerlo, ahora
cambiamos la... ¿cómo ha llegado aquí?, si ya no

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soy titular de nada, y mi dirección fiscal es...


¿quién le envía?, identifíquese.
-Mi nombre no tiene menor relevancia, soy un
servidor, cabeza de familia, con mucha necesidad
económica, puedo asegurarle que no hay
contenidos dañinos para su salud.
-¡Faltaba más!, mi fecha de caducidad no es
precisa, aunque ya hay apuestas en la red de
redes. ¿Cree que voy a abrir?
-Debe hacerlo, es...
-¿Es qué?, le he dicho que me diga quién es
usted.
-Soy... Jarno Pikar, no hago nada especial, soy
simplemente un padre desesperado, es lo único
que puedo decirle, ellos escuchan señor Daudet,
tengo unos cinco minutos antes de que...
-¿De qué, Pikar?
-De sufrir una muerte.
-¿Lo dice por usted?, ¿está bajo amenaza?
-Es largo señor Daudet, no tengo respuestas, mis
preguntas lo volverían loco.
-No abriré entonces, y pienso hacer la llamada, mi
pintura se seca.
-Se equivoca señor, su pintura está húmeda,
puedo olerla.
-Es eso imposible Pikar, mi casa tiene ventilación y
no está precisamente en la entrada.
-Quedan dos minutos, señor Daudet.

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-Puedes quedarte todo el día, me voy a terminar


mi obra, cuando vuelva espero que no estés allí,
cómo te oiga los llamo, ¿entendido?
-Va a cometer un asesinato, su desinterés
desencadenará una catástrofe mundial... no puedo
hablar, creo que vienen, ¡abra!, por favor, ¡señor
Daudet, abra, puedo explicarle mejor todo!, si me
deja moriré y las consecuencias serán
devastadoras.
-¡No soy idiota!_ el timbre clonó su nota hasta
llegar a su consciencia, las fotos seguían allí, en la
pared del pasillo, eran ellas dos sonriendo. Miró
sus manos húmedas y las manchas sobre su
pantalón y el suelo de madera encerado, exclamó
dando un leve salto, golpeándose contra la
barandilla. Volvió su mirada hacia abajo, la sombra
del portal se sacudía de un lado a otro, insistente
el sonido se hacía un eco desgarrador. Su corazón
palpitaba a toda marcha, sus ojos se
entrecerraban y la columna parecía estremecerse
al recordar levemente su estado anterior. El sopor
junto a la presión inmediata lo dejaron presa de
sus peores miedos, recordó el sonido de sus
palabras al enunciar la enfermedad, él no estaba
enfermo y los olores se hicieron carne hasta
dormir su piel ante el miedo profundo a morir.
Pensaba en hablar, pero no quería repetir nada de
lo que había acontecido, esperaba una voz
particular, una petición desesperada y un destino

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trágico, imaginaba en su portal el mal reunido tras


su confesión. Apoyó como pudo su oído derecho y
manchó la puerta, tembló agitando todo su
organismo al reconocer la emulación del sueño.
Formuló una y otra vez diversas preguntas para no
cometer otro error.-¿Quién es?, ¿quién es?,
responda por favor. Tendré que llamar a la policía,
es una zona residencial, estarán aquí en unos
minutos sino se identifica._ vomitó saliva tras
clonar sus pensamientos anteriores, se retorció en
el suelo durante unos segundos interminables.
-Soy yo... papá.
-¡Hija!, mi amor, espera que abro... espera un
minuto que he ensuciado todo, qué iluso,
extrañaba tanto tu voz mi amor, perdóname por mi
contestación... ya está, bueno al menos no me
regañarán tanto, a ver..._ giró las llaves, eran tres
combinaciones de seguridad, la puerta pesaba
algo más de lo que recordaba, llevaba meses sin
utilizarla, su reclusión era total.
-He visto esto al salir y no he podido marcharme,
pensaba que si no te avisaba ibas a enojarte más
conmigo...
-¿De dónde lo has sacado?, tiene que ser una
broma.
-Toma, debo irme rápido a clase, ¡papá!, ¿qué
sucede?, estás pálido.
-No, nada cariño, es que... ese paquete, lo... lo he
visto alguna vez.

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-Es solo un paquete con tu nombre, lo dejo aquí,


llegaré tarde, hoy es un día de entregas, adiós
papá, sal un rato, te vendrá bien.
-Pero...
-¡Adiós!
-No puede ser posible, mi hija lo ha entregado,
esto garantiza la entrega, han utilizado a mi propia
sangre para... no, no puede ser, pero sí yo._se
arrodilló derrotado por el miedo, tapó su boca
entre rojo y amarillo, la pintura seguía húmeda
como en la primera pincelada, sintió el frío en su
piel.
-Dile a mamá que no hay leche, ¿podrá traerla
para mañana?, siempre que le pido algo tarda un
día entero, ¿papá, me estás escuchando?
-No..._ susurró entre dientes mientras la voz de su
hija se mezclaban con las palabras cuasi extintas
del televisor.
-¿Papá?, ¿papá?_ estaba arrodillado frente a la
pintura, a un metro de ella, observando un cuadro
desgarrador, repleto de dolor y muerte.
-Vete a la cocina, luego hablamos Carol, hazme el
favor de no interrumpirme, ¿qué te he dicho?, no
es la primera vez que lo haces, tu egoísmo no lo
entiendo, ni yo ni tu madre somos así, vete de una
vez._ hablaba pensando en no decirlo, en callarse
y decirle lo cuanto que la amaba, junto a sus
intenciones pudo oír dos palabras claras que
llegaban de aquél aparato electrónico, su hija

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marchaba en silencio y él no podía controlar su


cuerpo, simplemente emulaba lo anterior.
-No puede ser._dijo pintando los restos de lo que
sería un abismo infinito en un cuadro limitado.
Terminó pensando en no pintar, preguntándose en
cómo se graficaba lo infinito en unos trazos
efímeros, también en buscar a su hija
inmediatamente y en la nube infernal de preguntas
supo comprender la naturaleza del tiempo, que fue
su única esperanza. Debía hacer algo por
controlar sus movimientos, eran espasmódicos e
involuntarios. Pese a todo esfuerzo solo pudo
subir las escaleras, manchar los pestillos con sus
dos colores y sentarse frente a aquellos trazos de
una realidad instantánea pasada. Oyó la sombra, y
descendió nuevamente aterrado, la nueva
repetición sufría alteraciones leves, los colores
perdían sus tonalidades. -¿Quién es?, ¿quién es?,
responda por favor.
-Señor Daudet... "La vida es una farsa que todos
debemos representar"._ su cuerpo golpeó contra
el suelo, una campana estalló en sus lagunas
auditivas, la humedad y el hedor de la pintura
quemada revolvió sus entrañas, vomitó, se
retorció, pensó en el sol, en el abismo, en los
retratos del pasillo... su pintura.

Las llamas al mismo tiempo que su creación


tomaron su cuerpo quemando la piel mientras se

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esforzaba mentalmente en no abrirle la puerta al


desesperado Pikar.

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Jack.

No queda nada de ese niño pretencioso, diría


que los colores del alba incipiente en la corteza de
mi superficie no es más que una imprecisión
mundana y orgánica, le deseo lo mismo al resto de
niños que se alejaron de sí mismos. Los puedo ver
llorando tras las paredes, golpeando sus pechos
comprimidos por el silencio gaseoso que les rodea
en todas sus existencias. Phillip tenía razón esa
tarde en el café Conrad´s, puede ser que suplante
algunas de sus frases célebres por unas menos
densas o directas, al final los recuerdos son los
pilares de mi consciencia, de mi realidad inmediata
controlada por el pasado de la experiencia. Era un
buen profesor, me duelen los dedos del pie

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cuando piso, es el frío de mis zapatos, Gregory me


ha dicho que es un sitio algo más calmado.

-Perdone, se le han caído las monedas._ huele a


humo, el del metro, quizás con algo de humedad y
una síntesis de sus días anteriores, de poco aseo.
-No hace falta, voy con prisas, quédeselas._ sufro
el aumento de mi olfato como señal hereditaria, en
la genética de mi confección pudieron añadir otras
particularidades, pero no, soy un observador a la
distancia de las partículas suspendidas. Me han
golpeado tres personas y seguimos en silencio, no
soporto los pensamientos de mi voz interior, que
no es esta.
-Hay tres metales tallados, dos caminos, quizás
hoy sea su día de suerte, no son mías, usted sabe
lo que deja atrás._ quién se ha creído, en media
hora van a cuestionarme por enésima vez si soy o
no apto para enseñarles a esos críos de
laboratorio capitalista, si es o no el universo una
concepción natural, espiritual o científica.
-Gracias pero no, voy con prisas, usted mismo,
alguien hará de ellas un uso particular, hace
frío._el silencio de sirenas, pisadas, un silencio de
telas enfrentadas sin colores, de partículas en el
aire de mi territorio móvil. Ha desaparecido, es
un... ¿y si es verdad?, dejar dos caminos atrás,
¿eso ha dicho?, no voy a sucumbir al café, no otra
vez, veinte minutos, odio el tiempo, la predicción

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es exacta, dejo atrás todo para reunirme en mi


realidad presente, en la tristeza de reconocer mi
pequeñez, alfeñiques somos todos, ese idiota que
escucha su música y cree estar sobrepasando a la
anciana, ella está delante de todas sus corridas
futuras, morirán los dos... el pasado es un barrote
sin ventanas, más bien un cristal de doble capa,
¿qué pasado dejo atrás?, ¿la prisión del alumno
enfermo por mi sinceridad? Me ha chistado esa
mujer, no puede ser, ¿sigo siendo atractivo?, me
ha mirado a los ojos clavando sus intenciones
sexuales de manera explícita, no se lo ha pensado
nada, el calor en mi cara. Hay dos valles flotantes,
nadaría entre manzanos desnudo, tres minutos,
hay tres perfumes mezclados, es patético, las
capas de olores se distinguen gusano oscuro,
tendrás deudas, tu pasado también me dice algo,
iríamos juntos si te lo pidiera. ¿Qué dos caminos?,
la dualidad es perfectamente natural, al menos
terrícola, experimentaría con sus tetas para
sentirme amamantado, seguro, abrigado por la
palidez.

-Pase señor, en unos minutos lo atenderá el


doctor._ su pendiente tiene una estrella, he
pensado en ella sin conocerla, predecir un gusto
es algo preocupante, seguramente la he visto en
alguna tienda, puede ser, tiene aspecto de barata,
sus ojos tiemblan, está anémica.

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-Gracias.
-Puede sentarse si lo desea.
-No, prefiero estar parado, me da una visión
periférica, suelo aislarme rápidamente._el diálogo
me condena, me relaciono perfectamente en el
ideal, aunque podría romper esa condición y
alentar a mi superficie un buque de intenciones
venéreas.
-Aquí estoy Walter, usted primero.
-Es un detalle doctor._ hay tres pétalos en un vaso
de cristal templado, serán restos de un ramo que
recibió de su amante, tiene la energía de ser un
psicótico de doble vida, mi monstruo no come de
nadie, es un homicida cautivo por otro, nada más.
¿Cuáles son los dos caminos que dejo atrás?, no
lo sé.
-Quítese el abrigo, aquí estamos a salvo Walter.
-Quítese usted las gafas, también está a salvo, no
pienso robarle nada a un invidente.
-Puedo ver Walter, solo que mi edad disminuye
parcialmente mis facultades, usted sufrirá algunos
achaques seguramente... si no quiere no es
problema, yo en mi casa no me quito los zapatos
hasta llegar a la cama, me ducho con ellos.
-Es mentira, un doctor no puede decir eso.
-¿Qué, Walter?, ¿qué no puede decir un doctor?
-Lo que ha dicho de los zapatos.
-¿Mis zapatos?, qué tienen mis zapatos.
-Que no los quita hasta dormir.

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-No he dicho nada.


-Sí ha dicho, habla, lo oigo.
-Ahora, pero antes no, no comprendo Walter, le
dicho que estamos a salvo, puede quitarse el
abrigo cuando quiera.
-No, eso ha sido antes doctor, ahora... déjelo.
-Mejor así. ¿Tiene alguna nota mental que desea
enseñarme, Walter?
-Algunas, aunque podría enumerar otras por
prioridades.
-Como lo desee, es su lista, tome este papel,
apunte al menos cinco, y luego comentamos los
detalles.
-Pormenores.
-Los pormenores, Walter.
-¿He mejorado, doctor?
-Noto un distanciamiento importante con tu
anterior vida, lo reflejo semana a semana ante el
tribunal médico, mis colegas confían plenamente
en su avance, planean darle buenas noticias sobre
su caso.
-Mi caso, ¿así le llaman?
-Es su lugar en el diccionario legal.
-Un código, doctor.
-Pues, eso, una encriptación humana.
-Suena más familiar así, usted me cae bien doctor.
-Lea la primera palabra.
-"Camino"_ otra vez el silencio lleno de partículas,
la limpieza habitual se mezcla con los muebles y la

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piel, el sudor frío, seguro tiene un botón de


emergencia por si lo mastico mientras lo meo
entero.
-Estoy atento, Walter.
-Alguien me dicta mensajes por las personas,
doctor, hago preguntas al azar y se responden, no
necesito hablar con mis hermanos humanos, ellos
hacen el trabajo solos, mandados, dictando
caminos. Hoy alguno me habló del pasado, es que
no tengo claro cual es el verdadero, hay tanta
falsedad en la percepción que no distingo, me
atormenta el diálogo cuando no pregunto, el gesto
involuntario de mis preguntas mentales.
-Por algo tiene una prescripción médica,
elaboramos cócteles adecuados a su estado
personal, son evaluaciones profesionales.
-¿Cuánto le ha costado la carrera, doctor?
-Es irrelevante, Walter, puede quitarse abrigo, está
sudando.
-Deseo olerme antes que oler.
-¿Qué insinúa?
-Hay mucha higiene, doctor, la química es un
instrumento de guerra, debería estar atento.
-¿Puede respirar, Walter?
-Sí, perfectamente. Huelo a residuos, a piel
muerta.
-¿El camino se abre o cierra, Walter?
-Sugerente, depende de algo, ese, en la calle, me
habló del pasado, esas monedas tenían un valor,

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en un instante fueron, no lo sé, estoy a punto de


decir palabras sin sentido, prefiero irme, mire,
estoy listo para no andar con rodeos mientras
usted redactar su informe insuficiente al ser
supremo que todo lo juzga.
-No puede irse, Walter, quedan treinta minutos de
sesión, hoy nos acompañará la doctora Pascal.
-Dígale a esa rubia, que me de un respiro, me
sigue desde hace días, tengo ojos en el resto de
las personas, algunas me contestan y otras miran
por mi, es un dicho popular que se ajusta a
medida. Está sentada en la otra sala, tras el
espejo disimulado con esos ribetes de siglos
anteriores, reconozco una réplica a la distancia.
Tendré dañado mi cuerpo de la estancia pero no
caigo en juegos absurdos. Desarrollé capacidades
con el tiempo, aunque lo odio, por mi haría de los
días años, y de los siglos meses, sería algo menos
tortuoso. ¿Imagina utilizar un cuerpo averiado
durante miles de años?
-¿Es ese su pasado, Walter?
-No podría describirlo, doctor, a veces tienen el
aspecto de un huracán, otros de un magma central
o del alma, no hace mucho tiempo pensaba en el
ánima en un saco de huesos, pero mi singularidad
me despierta de tanto en tanto.
-¿Justifica sus errores con su vejez, Walter?

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Desconozco el motivo por el que estoy aquí, la


ansiedad es una nota pendiente en su agenda
interna, doctor.
-¿A dónde va, Walter?, todavía quedan unos
minutos, olvide a la doctora.
-Es imposible, puedo olerla, dígale que su aroma
tiene un "camino", puedo... mis palabras son
jaulas, trampas._ ¿Qué hay detrás de los
escombros de la humanidad atlántica?
-Agua, Walter.
-Ha respondido, Gregory me ha mentido, es usted
un transmisor del mismo sujeto repetido en
millones de rostros, sus ojos lo han delatado._ sin
aire no hay organismo, podría ser una bacteria,
evolucionaría lentamente durante miles de años.
El frío, dulce néctar de mis labios rosados, esta
cojera lleva conmigo una eternidad.
-Tome un caramelo, amigo._el perfume de su
barbilla es esclarecedor, llevaba tiempo sin ver un
gesto de bondad, ¿Has pensado en darme
muerte?
-No, señor, disfruto de mi trabajo._ me has
contestado, ¿qué tiene una anciana para que la
utilices así?
-Somos parte, señor.
-Tú eres un crío, vete._ cambiará déjalos en paz,
quiero dormir, ya basta por hoy, la locura es un mal
que aparta, me quieres para ti, prefiero la soledad,
todavía tengo mi arma, evitarte, puedo congelarme

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en el ártico y esperar a que se calcinen o


ahoguen, odio el tiempo.

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Las caras.

-Al fin.
-No te esperaba, estaba..._sus ojos vibraron
delatores.
-Pero me has dejado entrar.
-Ha pasado mucho tiempo, me duelen...
-¿Los ojos?, los tienes a punto de estallar, ¿te
preparo un té?
-No sabes dónde está.
-Lo intentaré, son cosas que se ponen en sitios
comunes, ¿por qué esconder al té lejos de la

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

mente?, las tazas vacías nos reflejan. Aquí está,


¿quieres rojo o verde?
-Los puso ella en ese lugar, para alejar...
-¿Los malos espíritus?, tranquilo, estoy limpio,
vengo de muy lejos y todavía no me lo creo, esta
perilla funciona un poco mal.
-Gírala suave, parece tener sensibilidad, ella la
cuida mucho.
-Estamos solos hermano, no hay ellas que nos
digan cómo, relájate, hace tiempo que no huelo...
es tan sugerente, como cuando huelo chocolate
en polvo, inmediatamente estoy contigo, de la
mano, mirando esas escenas de teatro en el
supermercado cooperativo, esos títeres me
enseñaron el valor del chocolate, pasamos fríos
por tener una caja a la semana.
-Lo había olvidado.
-No lo dudo, es parte de la suplantación, la adultez
te ofrece la estabilidad emocional falsa
confundiéndote con el tacto inmediato, la moral y
los títeres de colores que te rodean en el trabajo,
universidad, metro o plaza. Te noto tenso todavía,
¿cuánto pasó?
-No lo recuerdo, quizás dos décadas.
-Es muy bonita tu casa, acogedora, la imaginaba
de otros colores, ¡me has sorprendido!, nuestra
diferencia de edad no es motivo de grietas,
tenemos gustos similares, anclamos nuestras

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

frustraciones en los colores y tú me has


sorprendido.
-Fue ella.
-Lo suponía, mi ironía es precaria, lo siento, es
que no vuelvo desde... perdí la cuenta._ sirvió el té
en las dos tazas, en la segunda se quemó con tres
gotas sobre su anular derecho, el del anillo
perdido, de la piel de dos colores, del olvido y el
presente.
-Tenemos que hablar, desde que...
-No digas nada, el dinero no es problema, esas
propiedades no significan nada, ladrillos sobre una
superficie en movimiento, sobre un centro de
magma hirviendo, esperando comerlo todo, siendo
parte de una roca giratoria desbocada a miles de
kilómetros por segundo sin ningún tipo de
navegación trazada.
-Es un alivio, no sabía qué...
-¿Decir?, puedes empezar por contarme cómo
murieron nuestros padres, nuestra hermana,
nuestro abuela, nuestros tíos, cuéntame cómo
dejaron de respirar y cuáles fueron los motivos.
-No tengo tiempo, ella...
-Ella puede esperar.
-Es su casa.
-Es cierto, su casa, pero no su tiempo, mueve las
manecillas de tu reloj cinco horas atrás, haré lo
mismo, mira, el reloj de la cocina ya está en
sintonía.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Pero.
-¡Hazlo!
-Vendrá, gritará, nunca la dejé fuera de nuestra
casa, viene a las seis en punto, no falla.
-Pues hoy sí, mi reloj da las once de la mañana,
tenemos unas horas, y si nos pasamos podrá
entenderlo, nuestro tiempo no era el de ella.
-Tengo miedo, no sabes cómo se pone.
-¡Me da exactamente igual!, bebe el té que te he
preparado, disfruta tener a tu sangre frente a ti,
mírame, la genética nos ha permitido envejecer
por el mismo camino.
-Murieron, no sé nada más, se fueron uno a uno,
durante dos semanas, toda nuestra familia,
quedamos tú y yo.
-¿Y nuestros primos de Berlín?
-Murieron un martes, lo tengo agendado, uno por
uno, no hay información adicional que pueda
darte.
-La herencia es tuya, no he venido a culparte, lo
siento, no llores, quiero conocerte, ver tus arrugas
y comprender las mías, yo a diferencia de ti, no
tengo nada, lo que llevo puesto, mi piel es un traje
muy pesado para vestirlo con insuficiencias de
colores y variables.
-No cambiaste nada.
-¡Te ha cambiado la voz!
-No puede ser, sigo siendo yo, el mismo que era
hace unas horas.

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-Me sentí solo, muy solo, los países que conocí


fueron capas, telones de escenarios increíbles o
terribles. El teatro de la vida no dejó de
atormentarme hasta que conocí la muerte de toda
nuestra sangre.
-Quedamos tú y yo.
-¡No lo repitas!... bebe el té, se enfría.
-Está caliente para mí.
-Siempre el mismo, tú tampoco cambiaste nada,
mírate, te has llenado de oro la existencia, es
curioso ver a los monos acumulando plátanos en
una cueva desconociendo el invierno de
putrefactos alimentos sin vitaminas, la crudeza del
futuro no se asemeja a los miles de años
anteriores. Nos arropamos de nuestra percepción
térrea y olvidamos el caos de allí fuera, el caos
estelar que nos hizo.
-Está por venir, debes marcharte, no quiere visitas
inesperadas, odia las sorpresas.
-Soy yo mi hermano, ¿porqué no festejar con la
última existencia que te justifica en este insano
globo?
-La vida nos modifica, tienes que comprenderlo,
murieron naturalmente, fue una casualidad, un
punto de reunión de acontecimientos que
demostraron algo importante... no hay linajes
irrompibles.
-Suenas a mi, hermano.
-¡No me llames así!

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-Eso, ¡eso!, suelta, ¡que arañe la bestia dormida


que tienes!, ¿la golpeas?, seguro lo haces.
-Me mataría de solo intentarlo.
-¡Pues te digo que no hay casualidades
justificadas!, ni pruebas para el resto de la
humanidad, familias enteras mueren, pero no así,
las piezas se ajustan a la perfección.
-Olvida las conspiraciones mundiales, nuestra
riqueza no se compara, es inmaterial.
-¡Has dado en el clavo!, dime qué se siente
sentarse en el sofá a las cuatro de la tarde sin
nada que hacer, solo, aislado de tu propia razón,
mirando las fotos de tu vida añorando esas que
quemó tu magnífica mujer.
-Estás enfermo, voy a llamar a la policía.
-Tú vas a callar, hijo de... te quedas quieto, mi reloj
marca la una menos catorce minutos, te va a
encontrar muerto, el efecto comienza... jajaja,
quiero verle la cara a esa hija de puta, ella es...
disfrutaré tu muerte, pero la de ella será un acto
inigualable, un disparo de mil metros a un alfiler,
eso es, balbucea, intenta gritar, sabes lo que es,
recuerda sus rostros, huele el olor al chocolate...
menos tres minutos... ¿me oyes?, llegará ella, tu
mujer, beberá un té rojo, o uno verde, están todos
infectados, tarde o temprano beberá un té a las
seis de la tarde, intentando seguramente
recordarte entre su decoración barata. Tu error
fue, quizás "su" error, fue creerme muerto en algún

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

bosque helado. Saluda a nuestra abuela, el resto


era solo relleno._ el sonido del reloj marcó el
primer golpe de la puerta, su eco navegó la casa
en busca de alguna ayuda, el único contacto con
el cuerpo inerte sobre la madera caliente fue la
brisa fría de una tarde de bruma de mar.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La manzana podrida.

-Es increíble, ¡tiene millones de fan!, no sabe


nadie quién es, cambie de ordenador una y otra
vez, le pierden la pista y los sucesos no dejan de
acontecer._ sopló el humo del café mientras se
acomodaban en las sillas los rezagados.
-Facebook tiene que tener alguna pista, es
imposible que alguien adivine el futuro con tanta
exactitud, me recuerda a la serie nueva que
estamos viendo por internet... ya saben, la que se

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

desmaya todo el mundo durante unos minutos y


ven el futuro._dijo una joven de gafas azules.
-Eso no tiene nada que ver, este tipo..._apuntó el
de rizos con gafas convencionales y chaqueta
inglesa.
-¿Tipo?, ¿quién sabe que es un tipo?_ añadió el
cincuentón negro con boina y bufanda roja.
-Yo creo que es un movimiento maestro de
Facebook para comprobar la efectividad de las
herramientas, ellos mismos están jugando con los
registros de tiempo.
-Es imposible, silencio por favor... no hay juego
detrás, las cargas son inmediatas y sin filtros,
podrían hacerlo con información periodística, pero
no con sucesos trágicos y verdaderos, me refiero
que podrían adelantar un atraco, una muerte,
incluso una tragedia poco controlada, pero no
sucesos puntuales y de carácter público. Han
requisado todos los servidores, a los empleados y
sigue sucediendo, de hecho, la empresa ha
abierto sus puertas en señal de blanquear su
imagen, todos sospechan de ellos, aunque la
gente siga sumándose a las predicciones, están
haciendo verdaderas fortunas algunos avispados,
están cerrando centros de ocio, juego por culpa de
todo esto, estamos al borde del colapso. Quién
quiera que sea, no está jodiendo bien jodidos y
debemos encontrarlo. ¿Queda claro?_ la sala
repleta de uniformados y civiles estalla en un

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

bullicio similar a un rugido de la tierra, estaban


consternados, algunos pensando en leer...-Me
olvidaba, la página ya no pertenece a facebook, un
programador la ha aislado por los intentos del
gobierno para cerrarla, creemos que es un grupo
de terroristas informáticos que están detrás de
este hombre o grupo de hombres.
-¿Hay pruebas de ello?_ preguntó un oficial de
rango medio.
-Suficientes, ¿no le parece oficial?, ¿está
escuchando lo que digo?, la página web está
registrada a nombre de varios muertos y el
servidor está navegando en aguas internacionales
desconocidas ya que se de muda entre mil puntos
cada día.
-Asombroso._exclama controlando su efusividad
una joven poco arreglada al fondo. Las cadenas
de televisión solo hablaban del suceso, de su
nombre, nadie dejaba de agradecerle la buena
fortuna, incluso habían fundado grupos de
agradecimiento con ofrendas en plazas públicas,
habían pasado veinticuatro horas y era una
leyenda sin rostro, más bien, con una imagen de
perfil algo confusa... una cara de un niño dibujada
a mano que ya tenía sitio en decorados
televisivos, shows, escaparates e indumentaria, el
fenómeno comenzaba amigable pero no era más
que el principio.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Las dos puertas falsas.

T
-¿ e he despertado?, lo siento, es que tengo
apuntes, ya sabes... aunque de veras lo siento,
¿me oyes?_los olores se apagaron hacía al
menos dos días, lo mismo sucedió con sus oídos,
el tacto se había colapsado por el frío y solo le
quedaba su imaginación, su tristeza.
-No, bueno sí, entiendo tu agonía, tu impaciencia
por redactar, ¿no hay papeles allí?

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Es que estoy en la calle, lo siento María D, es que


los arrebatos generan esto. Estoy parado con mi
paraguas en medio de la lluvia torrencial que cae
sobre tu techo, ¿no lo oyes? Antes de redactar
quiero contarte las ocurrencias para relajarme un
poco.
-Empieza, yo sabré escribir desde el principio.
-Pero, tú principio no es el mío María D.
-Eso puede ser cierto, pero solo en parte, todas
las novelas anteriores comenzaron desde el punto
que yo elegí, nunca lo cuestionaste, ¿por qué
ahora?
-La lluvia... muevo el paraguas mientras camino
para controlar el sonido, le doy un compás,
¿sabes?, marco el ritmo y se crean sinfonías, está
bien, no viene al caso pero quería contarte mi
manera de oír sin oír.
-No es peculiar, he oído mejores.
-Lo sé, escucha esto María D... seguramente
estés en tu cama, recostada, sin querer apuntar
nada de lo que diga, pensando en qué termine
para poder dormir en paz con tu gato negro y rojo.
-¿Cómo...?
-No hables, déjame... puedo verte, miras tu
cuaderno, tú ordenador y la luz comienza a
molestarte, me oyes a oscuras como las
sentencias de tu consciencia, y te preguntas...
¿por qué dicto órdenes ilógicas a veces?, ¿por
qué no comprendo mi naturaleza y la deposito en

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

un ente inexistente?, ¿por qué aguanto por dinero


a este escritor frustrado?
-Eso no es verdad Sergi, y...
-No hables... ¿sabes?, estoy detenido frente a dos
árboles pequeños y debajo de ellos sobre el
asfalto del paseo marítimo hay un charco que
supera el radio de los dos juntos, ¿qué veo en ese
cuadro simple?, veo al puente protegerlos del
agua, ese artificio presuntuoso dando cobijo a la
naturaleza amarrada a la artificialidad, pero no veo
solo eso, noto que el charco de agua inmóvil,
aparentemente, sufre ligeras deformaciones... ya
sabes... las ondas, miro aún más atento y anulo el
resto de sentidos forzando solo la vista y
encuentro los destellos de esas pequeñitas gotas
repetirse al azar sobre todo el manto de agua...
ese es nuestro universo me dije hace un rato al
ver terminarse el viaje de las ondas de una gotita...
ahí van otros... y pude comprenderme, no a mi, mi
fisionomía o mentalidad, ni mis actos anteriores o
presentes, menos mis capacidades... comprendí
que ya no existimos, hagamos los que hagamos,
somos solo destellos soberbios en un manto de
roca que es iluminado por una estrella asesina, no
este tiempo, pero ya lo será, y no lo digo por
nuestra especie, lo digo por la futura... ¿María D,
me oyes?

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-... Siempre, no hay día que deje de hacerlo,


aunque piense lo que dices, me refiero a las
primeras palabras... esto es revelador.
-¿Tú crees?, lo sabemos todos, solo que no
miramos, ¿por qué cometeríamos tal acto de
desamor por la vida, por el supuesto milagro de la
existencia?... mira, acabo de vivir un suceso
interesante, simple, pero real, de esa realidad de
la que somos parte, no la que te redacto.
-¿Qué ha sucedido, Sergi?
-No es transcendental, no hagamos un río de ese
charco... al salir de la función del cine, abrí la
puerta de salida como siempre y al caminar me fui
percatando de que no había salida, que las
persianas del hall de entrada estaban
desplegadas, al voltearme -medio desesperado
por el inoportuno suceso- descubrí que habían al
menos otras setenta personas detrás mío...
-¿Y eso?
-Es que había salido por la puerta equivocada, por
la entrada...
-Eres idiota, jajaja, ¿por qué siempre quieres
hacerme reír?
-No me empeño, es que sale, es natural.
-Eres terrible.
-Déjame terminar... al salir por la verdadera y tras
unas sonrisas y disculpas a medio mundo abrí
caminé algo distinto... y tuve una respuesta
alentadora, quizás esperanzadora para mi, suena

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

egoísta pero debe serlo en este caso. Mi voluntad,


estúpida y sin sentido obtuvo seguidores ciegos
por un instante gracias a mi seguridad... eso sí fue
revelador, una respuesta que me dejó helado, un
momento único que no podré olvidar, fue respirar
el mar y los bosques a la vez, fue el calor del roce
que tanto deseo después de tanto trabajo, fue
inconsciencia pura.
-Así sucedieron las peores crisis de humanidad en
la historia.
-Totalmente de acuerdo María D, esa fue mi
sensación... ese ganado estaba atado y no por mi,
por sus propias limitaciones dentro de un gran
marco, ¿me explico?, grandes pensadores
enjaulados entre barrotes de papel mental...
-Es una manera de minimizar todo el trabajo de
millones de personas mejores que tú.
-Sin dudas... miles de millones de mejores que
yo... el ser mejores o peores está dentro de ese
marco, ¿me explico ahora?
-... Sí.
-Veo que ya no quieres escucharme.
-No, sí, quiero, te pones un poco pedante, suenas
muy distinto, no sé, eres tan cambiante Sergi, pero
eso a mi no me incumbe, el escritor que me paga
para utilizarme las veinticuatro horas del día eres
tú.
-Minimizas tu labor, lo reduces a las cadenas del
esclavo.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Exageras... bien exageras, esa es mi condena, lo


acepto, eres un genio, flotas y se sumerges tanto
que algún día te va a dar algo... y tengo miedo.
-Naufrago entre ideas... la creatividad es una
bofetada al arco iris... debo redactar o moriré sino
lo hago.
-Tendremos tiempo algún día... continúa.
-¿Has iniciado mi dictado sin decírmelo?
-No, Sergi, no, lo has iniciado tú y no lo recuerdas.
-... "Abrió la puerta, su niño había destrozado el
mantel de dos colores, tenía furia y comenzaba a
odiar a su marido, soltó el aire completamente y
esperó a que suelte su discurso de venta. -Señora,
¿puedo pasar?_su rostro empalideció e imaginó
dos opciones, una fue el acoso de un violador y la
otra la concreción de su fantasía más guardada. El
encanto del vendedor la obligó a ceder. -Gracias,
señora, mi nombre no importa solo quiero dejarle
una pregunta, ¿por qué sigue aguantando esta
presión insostenible, si no es feliz?_ su fantasía
comenzaba de forma distinta pero para el caso le
era indiferente, tenía la excusa perfecta, su
pregunta tenía una respuesta más que
elaborada..."
-¿Te detienes?
-Sí María D, no tengo el valor de continuar, veo tu
rostro en ella y el mío en él... ha sido un error, es
que la lluvia, el viento que me congela, mi mente
está en su apogeo y quiero darle voz, aunque no

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

sea ni siquiera una ínfima parte de lo que escucho


aquí dentro.
-No tenía sentido, pero faltaba tiempo, ella
pensaba en besarlo y él...
-Él era un mensajero, simplemente eso, toda la
parodia del beso fue la intensidad de sus deseos
proyectados, él estaba haciendo su trabajo.
-¿Y cuál era su trabajo?
-Comunicarle el advenimiento...
-Ahora escribes sobre nuevas religiones.
-No, ni logias o conspiraciones, se trata...
¿sabes?, vivimos envueltos, en el artificio de
nuestro hogar, de nuestro vehículo, del resto de
cobijos de la ciudad, incluso de nuestro cuerpo
hasta el deterioro y tras eso en uno definitivo que
nos albergará por otra brecha de tiempo, esta sí,
mucho más larga que nuestra supuesta
existencia... sin contar estar envueltos en un
manto invisible sobre una superficie rocosa y
líquida a la deriva cósmica.
-Hoy resumes el todo por la nada, te has hecho un
ser muy..._se quejó María desde la oscuridad a
medias de su habitación.
-La adultez es el peor de los males... díselo a
Peter Pan.
-Lo haces otra vez, quieres distraerme porque ya
lo has dicho, te has limpiado de todos esos
pensamientos.
-No es eso María D.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Deja ya de llamarme así, dime María, ¿tanto


cuesta?
-No quiero, yo soy el que paga, el que dicta las
normas y tú una subordinada.
-No quise.
-¿No ha querido qué?
-Lastimarte, Sergi.
-Mejor voy a seguir escribiendo mentalmente,
aunque se borre con los pasos y los truenos, no
importa, al menos existe mientras hablo solo en
medio la lluvia.
-No cuelgues...
-Luego te llamo, tengo que terminar "El modesto
mensaje de reconciliación"_ los olores volvieron
por unos segundos para recordarle que ni los
perfumes del centro comercial ni la humedad de
sus zapatos podían quitarle la arritmia que le
causaba escuchar a María.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La mano de Sanders.

-Lo que importa, lo que verdaderamente importa


al escribir, es crear un motivo, una consecuencia
natural pero desencajante, la clave, es la ausencia
en la información... el misterio._la sala estaba
atestada de testosterona y olores rancios.-escupa
el chicle Sanders y díganos su fórmula o sus
pensamientos, necesitamos conocer lo que
esconde la arrogancia de su gestualidad.
-¿Mi gestualidad, profesor?_mantenía la
respiración para no soltar el aire demasiado

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

rápido, eso atraería aún más la miradas de sus


compañeros.
-Exacto, si reformula es simplemente para crear
un orden y una respuesta, la reformulación es
arcaica, es preferible utilizar el silencio, es una
mejor herramienta de tensión.
-Es que yo no he pensado nada, profesor.
-Es imposible Sanders, baje por favor, venga,
¡vamos!_el eco retorció sus arterias hasta el
sofoco, los veinte escalones fueron dianas entre
maleza y musgo tropical, fueron sudores delatores
y estacas sucias.-Siéntese, mejor quédese de pie,
mantenga la compostura, ¿me ve a mi encoger los
hombros cuando me dirijo a ustedes?
-No, es que...
-¿Me entiende, Sanders?, los nervios, la
temperatura corporal, la inestabilidad que se
proyecta en su herramienta corpórea es un simple
aviso, una alarma general en su organismo vital.
-No lo comprendo, no quiero seguir esto, no hablo
en su clase, ellos sí, ni siquiera saben escribir, sin
embargo yo...
-¿Usted qué, Sanders?
-Yo...
-¿Sí?
-No puedo... no tiene importancia.
-Dígalo, confiese su pecado, su arrogancia está a
punto de dibujar en el aire un cuadro que imagino

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

desde hace tiempo, su gestualidad Sanders, lo


delata.
-¿Mi gestualidad?
-¡Vuelve a hacerlo!
-¡Soy escritor!, ¡soy escritor!, soy escritor... soy...
-No conocemos sus novelas, su ego ha estallado
en mil partículas sobre nuestro aire, ¿se cree
mejor que todos nosotros, Sanders?
-¡Deje de llamarme Sanders!, mi nombre es
Gregory Van Rafter... sí, creo que no hay nadie
igual, de hecho, lo he confirmado, y lo lamento.
-¡He aquí la prueba fundamental, alumnos!, no hay
modo, ejemplo ni doctrina que domine el talento.
-Usted es el arrogante profesor... mis novelas han
sido premiadas en todo el mundo, aunque el
dinero y el reconocimiento sean gotas de lluvia
rociándome durante meses prosigo con mis
estudios, mi tesis consiste en desmontar la poca
importancia que tiene la vida, lo detestable que es
el pensamiento y las consecuencias directas... la
falta de naturaleza que nos gobierna desde hace
siglos..._ el silencio en el aula magna de la
universidad fue de iglesia, sonaron dos
chasquidos de madera y uno de acero, fruto del
viento de la cúpula.-Acabo de utilizar su
herramienta profesor, mírelos, mírese, sus
gestualidades son la proyección de sus condenas,
están presos, enfermos y aislados... lo siento
mucho por todos ustedes, adiós._escribió sobre la

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

pizarra negra un número tres del tamaño de un


puño adulto, abrió la puerta sin mirar atrás y sintió
los aplausos apagados al avanzar sobre el
corredor.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La mirada.

La mujer estaba sudando, molesta, le titilaba el


ojo, sus dedos temblaban y chasqueaban a la vez,
el autobús estaba repleto, no dejaba de pensar en
tres palabras, por momentos buscaba tranquilidad
en la observación del entorno exterior y en
movimiento. Ella en cambio leía un libro de Joyce,
ese que nadie suele terminar pero que lo luce con
el orgullo de madre. Lo cierto es que no entendía
muy bien la página que leía, algo la perturbaba,
solía sucederle, momentos de reflexión que
sobornaban a su paciencia empañando la lectura y

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

nublando los procesos. La distancia entre una y


otra era de un metro, algo más quizás, en el
espacio estaban de pie y molestos, unos diez
viajantes frustrados por la crisis global y las
discusiones con el banco hacían de muro
agrietado por el movimiento. La mujer encontraba
en el movimiento la posibilidad de seguir
comprobando que ella seguía allí, mientras
sudaba aún más, chasqueando y sumando tics
nerviosos. El tiempo era una condición molesta,
propia de un trayecto que está destinado, el
propósito era descender de aquél vehículo en
cinco minutos, unos largos cinco minutos de vida,
en los cuales podía donar un desvío para
desvincular a la muerte de su trabajo habitual. Ella
continuaba leyendo sin leer, reflexionando sobre
las miradas penetrantes de los ocupantes, creía
que era posible dialogar e interactuar con aquellos
seres sin decir palabra alguna, al final era un
desarrollo cognitivo propio de la evolución, de esa
primera pero no última evolución del lenguaje
corporal. Limpió su sudor molesta, soltó algunas
palabras indescifrables, apuntó otras en un
cuaderno rojo y azul, agitó sus pies y piernas en
una búsqueda por encontrar la quietud y suspiró
tan fuerte que se reencontró con la vergüenza que
solía tener de niña cuando la miraban fijamente.
Mientras leía sin leer se detuvo en un sonido, un
agudo y penetrante chirriar de la goma con el

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

pavimento, instantáneamente el frenazo del


autobús recreó el efecto del principio fundamental
de la inercia.

-¿Qué ha pasado?_ preguntó asustada a su joven


acompañante.
-Creo que ha habido un accidente delante, espera
que miro por aquí._sacó su cabeza por la ventana
y comprobó el supuesto.-Sí, es un accidente, no
sé cómo ha sido, pero ha sido gordo, muy gordo.
-Me ha dado un tirón en el cuello, ¿tú, estás bien?
-Sí señora, no se preocupe, lo están pasando
mucho peor allí fuera.
-Qué razón tienes, podría haber sido una
catástrofe, ¿qué ves?
-El tren, el tren... ha descarrilado y ha dado contra
un camión y otro autobús.
-¡No, no puede ser!, por favor, qué vida esta, OH,
pobre gente, y nosotros aquí, ilesos, viviendo.
-Es la vida señora, a veces no hay más que
suerte, esto va a ser para largo, seguro ya vienen
los de la tele.
-Esos no se pierden nada._cerró el libro sin leer de
Joyce y cruzó sus brazos cerrando los ojos, su
alma estaba encima de ella, preguntándose si
debía volver al cuerpo o partir a otro.
-Perdone._la voz le sonó algo familiar, podía ser
una prima lejana que volvía de la muerte, o una
amiga que le perdonaba sus tonterías pasadas.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Sí?_los nervios habían cubierto la realidad de


blanco lechoso, recordó la ceguera urbana de
Saramago.
-Perdone que me acerque a hablarle directamente,
y más en un momento así, es que llevo tiempo
intentando decirle algo pero no me animo, creo
que ésta es la señal.
-¿De qué habla?, perdone usted pero, ¿quién es?
-Mi nombre es Delia Alonso, no importa qué hago,
lo único que debo decirle es que algo muy
importante va a suceder y tiene que escucharme
con total atención.
-¿Qué dice?, no la conozco, se confunde de
persona.
-No, ¡no!, míreme, soy profesional en lo que hago,
y usted tiene que escucharme atentamente, la vida
es una pincelada mal dada sobre una pared de
sal, tiene que oírme.
-Pero.
-Tiene que prevenir una enfermedad que se está
manifestando en su cuerpo, tiene los síntomas
característicos y no puedo evitar decírselo, aquí
tiene mis apuntes, vaya a la clínica de la
esperanza en la calle Del pozo 457, pregunte por
el doctor Lopez Águeda. Tiene poco tiempo, luego
es irreversible._dio la vuelta, y entre el tumulto de
gente escapó de aquél infierno. La lectora abrió la
nota y se quedó inmóvil, miró a su alrededor para
ver si era cierto lo que había sucedido, el estupor

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

junto a la preocupación se adueñaron de su


mente.
-Señora, es momento de salir, ¿tiene miedo?,
tranquila, ya están los bomberos y las
ambulancias, no parece tener nada, si quiere la
acompaño a revisarse.
-No, no es eso pequeño, es... la vida, es que una
mujer...
-¿Qué mujer, señora?
-La mujer, se le movían los músculos solos,
involuntariamente, sudaba y su olor era
penetrante.
-Perdone señora, es que he estado mirando fuera,
es increíble.
-Sí, pequeño, esto es increíble._dobló el papel,
bajó del autobús sin mirar lo que acontecía, entre
sirenas y cámaras con micrófonos detuvo a un taxi
y se dirigió a lo que sería su salvación dos meses
después.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Las tres vidas de


Frédéric.

Lo recuerdo perfectamente, estaba durmiendo


cuando le coloqué lentamente una bolsa de
plástico reforzado cubriendo su cuerpo, se
molestaba de tanto en tanto pero no era más que
un gruñido opacado por su respiración. Al cubrir el
cuello -todavía me vienen los nervios- supe que al
momento comenzaría a reaccionar entre los
sueños, quería, hacía fuerza para que imagine un
malvado dragón atacándola, aunque la realidad
apuntaba a su marido. Lo cierto es que le tapé la

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

cabeza en un segundo y no opuso resistencia, no


hasta los dos minutos posteriores, cuando el aire
comenzó a escasearle. Lo había ensayado no
menos de quince veces durante las siestas de
octubre, ella no volvía a casa hasta las once y
media de la noche, no voy a negar que fue duro en
el primer intento, si bien era un ensayo, fue el
verdadero asesinato, allí murió mi humanidad, un
martes de octubre. Al cabo de tres minutos
comencé a chupar el aire con la jeringa de la
primera prueba, fue traumático el tacto inicial, no
obstante el sabor de la victoria deshizo la emoción
independiente, calmado, respirando mi aire con
calma quité la manta y la sábana azul que
habíamos elegido hacía seis meses en un centro
comercial. Envasada al vacío me detuve a
observarla al detalle, encendí la luz, y la recorrí
milímetro por milímetro, el plástico daba la
sensación de aplastamiento con un leve aumento,
el sudor había empañado bastante la superficie
interior pero podía leer su cuerpo como nunca
antes lo había hecho. Fui al ordenador, quizás en
un gesto macabro por establecer un precedente
temporal escribí un correo electrónico a su amante
virtual que yo mismo había creado dos años atrás.
Naturalmente con su cuenta de toda la vida, sabía
a la perfección las tres claves que alternaba por
seguridad, de hecho, fue así cómo descubrí un día
que me había sido infiel, todavía puedo recobrar el

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

estupor, fue la mañana de un martes de junio, me


mecánica se averió, tarde tanto en reaccionar que
la furia se transformó en placer, por momentos en
odio. La coartada era perfecta, no tenía testigos,
no había muerte anunciada, su vida virtualmente
continuaba, controlaba todo su entorno social y la
conocía muy bien, fue un sueño hecho realidad,
pude adoptar su forma. Pedía todo lo que
consumía por el ordenador, no salía a la calle por
nada del mundo, era ama de casa y no tenía vida
social más que desde donde yo mismo la
mantenía aún más enérgica que antes. Fueron
dos semanas gloriosas, pude hilar tan fino con su
familia que los sometí a una comunicación
instantánea por mensajero sin la necesidad de
utilizar la voz, confieso que vestía como ella,
¿amigos?, nada, nada, estábamos en París, yo
era el que se esforzaba día a día con la empresa,
el trabajo lo tenía atado desde el teléfono derivado
de mi oficina, tenía controlado remotamente el
interruptor de la luz, el altoparlante y un batallón
de otros elementos. Mis empleados veían mi
oficina desde las máquinas como el banco de un
Dios, nadie llegaba allí más que yo, y no
precisamente por una escalera de libre uso, la
entrada estaba restringida a la totalidad de la
empresa, solamente yo subía tras una
combinación de puertas internas hasta aquél
búnker de control. Las cámaras evidenciaban

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

ciertos comportamientos indebidos que eran


informados automáticamente a las líneas bajas de
mi mando, por el altavoz más de una vez di largas
charlas sobre las normas, hasta llegué a echar a
un empleado por holgazán, aunque ahora dudo sí
realmente lo era. Si digo que fue perfecto, tiene su
fundamento, pero la capa de la perfección se
puede mantener estirada en medio del temporal
durante un instante. Una mañana de lluvias
torrenciales, apagones y cortes de luz, comprendí,
que ella debía tener una noble sepultura, me
prometí que sería la última noche juntos en la
cama, pude disfrutar de tu existencia espacial
gracias a que no olía. Abrí el baúl negro de piel
que ella misma eligió una tarde radiante en un
puesto de carretera, sí la siento conmigo, me
abrazó caliente por el sol y me dijo que me amaba,
que ese baúl era un sueño para ella, también
recuerdo haberla oído decirle al vendedor que tras
una discusión no tendría problemas en dormir allí,
suenan las carcajadas, se apagan. Tuve la suerte
de utilizar nuestro ascensor de carga interno,
cabía perfectamente, al subirlo a la furgoneta me
desmayé de nervios. Todavía tengo la cicatriz en
mi cabeza y codos, fue un leve castigo divino o
propio, no lo sé, estuve tirado en el suelo del
garaje unas seis horas, podía escuchar las
llamadas de la empresa, en ese lapso de tiempo
navegué mi mente naufragando por momentos sin

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

descubrir unas orillas amigables. Perdí sangre,


pero me recuperé, el llanto limpió mi alma, mis
pensamientos e inundó todos los recuerdos
destruyéndolos, anidándolo todo en un punto
lejano de mi consciente -o eso era lo que creía-
Me corrían prisas por deshacerme del cuerpo, aún
teniendo planeado minuto a minuto cada reacción
y acción, me sumí en un caos que no tenía
previsto ni en los peores planteamientos. Aceleré
en la carretera en dirección a un pueblo que no
voy a nombrar, corté parte de la corteza de un
árbol de gran tamaño e hice un hueco del tamaño
del cuerpo, dicha tarea me fue fácil con la
herramienta que tenía, aunque fueron horas y por
demás trabajoso, pude colocarla en medio del
tronco y rellenar con un material que no voy a
decir todo el interior de la inmensa extensión
vegetal. Me olvidaba, pegué la corteza con otro
material y marché sin mirar atrás, al cabo de
sesenta pasos ya no sabía cual de todos era el
santuario de mi mujer, respiré aliviado al depositar
el cuerpo en la naturaleza, lo sentí como un acto
de bondad, devolverla al lugar de donde surgió su
amor por el mundo, justo antes de enloquecer por
ese joven activista. Volví a mis tareas telemáticas
durante unos meses hasta que denuncié su
desaparición, sabía que lo primero que harían
sería revisar mi vida y tuve atado cada uno de los
pasos, no había manera de encontrar huecos,

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

fracturas, grietas que se dilaten para delatarme. La


dirección IP de mi ordenador era dinámica, hasta
el mismo de día de la llamada, cuando decidí dejar
de utilizar el aparato, eso marcaba una situación
particular, trazaba un punto en un mapa
verdadero, a unas manzanas de su amado
activista, por cierto, también desaparecido. Creo
en el crimen perfecto, no pueden, incluso hoy, a
dieciocho años de mi primera confesión, descubrir
realmente qué fue lo que sucedió aquella noche,
día o mañana.

Hoy es un día de noviembre, la gente es


agradable, he visto a una mujer igual a Jenny, por
Dios, era su clon, hace unas horas la dejé en su
casa, sus padres comienzan a quererme, me ven
algo mayor, pero el dinero hace el silencio,
¿verdad?

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La fábrica de lunas de
colores.

-Me duele la cabeza, mañana hablamos, ¿sí,


amor?_estaba ensimismada por el día que
terminaba, el viento sur la perturbaba
modificándole el humor, había discutido con su
madre por y para colmo de males la abuela tuvo
un accidente en la residencia.
-Tenía ganas, no sé, de hablar, no te pregunté
nada y estás hace unos días en otro mundo, no
quiero meterme pero tenemos que hablar sobre lo
de tu madre, no es normal.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Siempre fue así, diga lo que diga, no cambia,


hasta mañana mi amor.
-Bueno, no me olvido, en algún momento vas a
contarme.
-Sí, pero ahora no, de verdad me duele la cabeza,
aunque suene lo de todos los días._Frotó su rostro
sobre la fina tela blanca e imaginó lunas de
colores surcando los cielos, vio al mar evaporarse
y a las nubes escaparse al espacio, supuso a la
tierra como una larga alfombra sobre una túnica
negra y recorrió las expresiones de su madre y
abuela, comparándolas, luego se sumó hilando en
la genética y la historia de su familia. Por último,
justo antes de no comprender la antesala del
sueño fabricó una ilusión sobre el amor sin
encontrar a la persona que le acompañaba.

Abrió sus ojos empeñados en continuar con el


espectáculo, no había responsabilidades en el
estado de recarga, había sido un hombre cazador
y una princesa embarazada con doce años, el
despertador sacudió sus sentidos astillándolo
todo. Su boca provocó el gesto, un asomo de
relajación muscular que terminó en un bostezo
uniforme, animal y gratificante, más en una
mañana de temperatura agradable, brisa y sol,
mucho sol con jardines perfumados. En el baño se
detuvo frente al espejo marrón claro con veteados
blancos a quitarse unos puntos rojos que le

61
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

provocaban dispersión, su belleza rebosaba junto


con su juventud, emuló en una sincronía temporal
paralela, el bostezo, revolviendo en su ser el
estado de quietud y reflexión matinal confusa. Sus
pantalones cayeron lentamente hasta los tobillos,
la caricia, evocó una sensación sexual que le erizó
los pelos hasta la nuca, el frío espontáneo fue
similar a un beso sin avisos, una penetración entre
sueños o de amante. Orinó en fases, solo para
alargar el tiempo y despertar conciliando la
amistad entre la realidad externa e interna, cogió
de un montón de revistas de actualidad un libro de
bolsillo verde que hablaba del hermetismo, de los
iniciados y la totalidad del todo. Lo ojeó sin
importancia hasta que se detuvo en una línea "En
su esencia el TODO es incognoscible", por un
momento su casa se deshizo en miles de millones
de trozos flotando a su alrededor, sus lunas
florecieron de colores cortando la luz del sol
radiante que la mañana ofrecía, la tierra se
convirtió en esa alfombra verde y azul sobre la
oscuridad para demostrarle que no se apartaba de
ella, que aunque su intención era obviar sus
visiones, éstas, insistentes, aparecerían
reanimando su ser. Giró asombrada, reconfortada,
lo que allí flotaba era energía, fluidos, y universos
distribuidos, sonó el teléfono rojo de pared junto al
inodoro.

62
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Sí?, hola mamá, yo bien, eso creo, ¿tú?, me


alegro, no tengo rencores, ya soy mayor, somos
tan distintas, no puedes entenderlo, me quieres
como tú, no hay réplicas, el error es tuyo por
llamar, ¿porqué lo haces?, ¡te he pedido perdón
hace un instante!, no valoras mis ideas, me haces
estúpida, inútil, tu títere mojado, hoy la función la
dirijo yo, ¡sí, yo sola!, y puedo hacerlo a la
perfección, no me perturbes, tengo un buen día,
tenía, déjame, estás haciéndome enfadar,
¡enferma, qué cierres el pico, histérica!, ¡eres una
puta enferma qué muere día a día!, no me
fastidies con tus errores, tú te follas al mundo y
ahora el mundo te folla la salud, por idiota, no me
llames, ¡no me llames!, pagarás en vida, lo verás,
en unos minutos el mundo se hará una alfombra
por siempre, y seré feliz, no quiero seguir, adiós,
me arruinaste la vida, mamá._al cruzar la sala
sintió un leve frío de baldosas que fue apagándose
en los escalones de concreto al sol, al llegar a la
terraza el viento caliente la envolvió robándole sus
ideas, la voz de su madre se apagó y sus pies
concentraron el calor tibio pero ardiente de las
baldosas rojas con juntas negras. Sonrió
recordando la última tarde de amigos bajo aquella
sombra de flores y madera barnizada, de charlas
hasta el amanecer, dio un paso, luego otro
sumando velocidad, dejó los talones y presionó
con sus dedos al pisar más fuerte y firme, corrió

63
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

en línea recta decidida a no pensar más, sus lunas


apagaron las luces naturales, sus pies dejaron de
transmitir sensaciones y sin avisos comprendió en
el aire que el espacio era su nuevo hogar.

"En su esencia el TODO es incognoscible", El


Kybalion.

64
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Seis números.

-Me cago en mi puta madre, es un hijo de puta,


es un hijo de puta Marcos, me la jugó por cuarta
vez y yo como un pelotudo de mierda lo seguí,
¡mírame, boludo!, ¿me estás escuchando?,
¡hacete cargo de todo porque a vos también te la
jugó!, a veces me parece que te chupa un huevo
todo._ al gritar por segunda vez se le cayó la taza
de té.-¡Pero, la puta madre que me parió!, ¿me
tiene que pasar todo hoy?, ¡Marcos!, ¿Marcos?

65
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Acá estoy, qué denso, ya fue, está hecho, te lo


hizo porque sos un confiado, la gente no cambia,
te lo dije.
-¿Y yo qué sabía?
-Nacho, lo sabías muy bien, te la hizo perfecta,
una jugada maestra, ahora te quedás con toda la
deuda, hipotecado por dos, mientras que el forro
de mierda ese que ahora odias seguro está en
París disfrutando de un buen cafecito en una
terraza de Montrouge.
-Sos un pelotudo, callate la boca un poco,
¿querés?
-¿Te molesta, Nachito?, hay que joderse, es lo que
hay, el amor es traicionero y vos un nene de dos
años, empezá a adaptarte a la realidad o te van a
hundir hasta el fondo, bueno, sí ya no lo hicieron.
-Me voy a pegar un tiro, ¿querés que llore?, lo
hecho hecho está, ese hijo de... forro de mierda...
me las va a pagar todas, cuando lo tenga fichado
lo sigo hasta la muerte.
-No vas a hacer nada, Nacho, nunca hacés nada,
no movés un pelo, en un rato vas a llamar a tu
viejo para que te quite la hipoteca, más la
rehipoteca, jajaja.
-¡De esta, salgo solito!
-¿Solito, Nacho?, ¿estás seguro?
-No me jodas Marcos, no estoy para boludeces,
acompañame al banco, capaz me perdonan algo

66
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

si lo denuncio como estafa, está clarísima la


movida que me hizo.
-Vos sos un pelotudo integral, no lo puedo creer,
¡el banco te va a exprimir hasta los calzones!,
como no le pidas ayuda a tu viejo, ¡fuiste!, yo en tu
lugar y sin tu viejo me pego un tiro, o me doy por
muerto para hacer otra vida, sino, me volvería
loco.
-Qué amigo sos, ¡el mejor!, si busco en una
juguetería seguro que un Playmovil me sale más
comprensivo.
-Sos más dramático, calmate un poco, tengo una
película para relajarnos, cuando bajes un poco de
la palmera llamamos a tu viejo, mirá, pienso
acompañarte para que no llores delante de él. Sé
que si estoy ahí no vas a hacer nada.
-¡Un detalle de tu parte!, no sé qué haría sin vos.
-Llorar como una maricona todo el día.
-Claro porque vos sos un macho de esos que
trabajan el acero quince horas al día, Marcos, lo
único que tenés es una cara de piedra.
-¡Yo trabajo más que vos!
-Por seis horas de mierda que metés, te hacés el
empleado del mes, callate un poco y dejame
pensar.
-Pongo la peli mientras, vos pensá todo lo que
quieras, yo pienso aprovechar mi día libre.
-Debo cien mil dólares, más los otros cuarenta mil,
en realidad pensandolo bien es una hipoteca y

67
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

media, el me pagó casi la mitad, ciento cuarenta


mil dólares, tiene que irse a un país tan pobre
como Argentina, ¿yo qué haría con esa plata?,
Bolivia, no tengo nada contra los bolis pero ahí
seguro que no me iría, Colombia menos, Perú,
¿Chile?_los dos negaron con las cabezas.-
Uruguay, bueno, ojo, es un país laico, muy
tranquilo, las casas valen menos allá, no sé, ¿no,
Marcos?, tengo mis dudas.
-Ese se piró a la mierda, capaz está Filipinas, dale
llamá a tu viejo.
-Bueno, tenés razón, ahora pensádolo mejor, que
ponga la plata que le sobra a mi viejo, mi cada no
es ni un diez por ciento de la de él y su novia
estirada.
-¡Menos!, vos no medís las cosas como tienen que
ser Marcos, la realidad es otraaa, muuuuuy
diferente.
-¿Pá?, hola, qué estás haciendo, ¡qué lindo!, con
lo que me gustan las regatas, sí, sí, bueno nunca
quise acompañarte porque sos un pesado con
eso... nada, ¿porqué me preguntás eso?, te llamo
para saber como estás, no sé... bueno, me pasó
algo, no es muy grave, bueno un poco sí, más
bien, muy grave... está bien, tengo que cubrir dos
hipotecas sobre mi casa, me estafaron, sí, lo sé,
perdoname, si me ayudas en esto no te pienso
pedir nada más de herencia, lo sé, pero sí soy yo
solo, ¿tu novia?, ayudame, ya hablamos de eso,

68
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

estás vivo y sano, no me hablés así, perdón, estoy


nervioso, te mando por correo, esperá, ¿estás con
la notebook?, ya está, te mandé la petición de
pago del banco, ¿seguro?, ¿de verdad?, uh,
bueno está bien, tu herencia no me importa, yo sé
conformarme con poco, no como esa... bueno
perdón papá... gracias... chau.
-¿Y?, ¿Nachooo?, ¿y?
-¿Qué?
-¿Cómo, qué?, ¿¡qué dijo, pelotudo!?
-Ah, qué me olvide de la herencia, que me mande
los papeles para firmar.
-Qué bajón, por lo menos ya tenés todo
solucionado.
-Sí, pero... la puta de la novia... me da igual, esta
casa es preciosa, trabajo un poco y listo.
-Sí, no sé yo si vas a...
-Nacho... callate.

Suena el timbre.

-¿Sí?
-Abrime Nacho, soy yo.
-¿Jorge?
-¡Sí, soy yo!, dejame entrar que te explico.
-¿Jorge?, ¿¡¡Jorge!!?_ abrió la puerta ciego de
rabia.
-Hola Marcos._soltó las dos maletas de mano en
el suelo y se arrodilló mientras rebotaban.-Ya sé,

69
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

matame, pegame, hacé lo que quieras conmigo, te


amo, te amo, Nacho, te amo, perdoname, tengo
toda la plata, estuve estos tres días metido en un
hotel, perdoname de verdad... tengo que contarte
algo.
-¿¡Qué mierda me vas a contar!?, me la hiciste
como un campeón, me enamoraste como a un
pendejo sin estudios y me robaste toda mi plata
con eso de tu negocio secreto de mierda.
-Nacho, tenés que entenderme, me jugué todo por
vos, lo vi claro una tarde que te vi llorando por el
estúpido de tu viejo, me salió el plan en un
segundo y no se me quitó de la cabeza hasta que
pude hacerlo.
-Vos y tus planes de mierda, ¿querés que te
perdone?, ¡dame la plata, Jorge!, ¡toda, y con
intereses!, si no tenés nada, seguro te la robaron y
volvés para que te de un lugar donde dormir, estás
solo en este mundo de mierda.
-No, no pienses así, Nacho...
-¿Qué querés que piense?, ahora le tuve que
pedir que me saque del marrón a mi viejo, por
suerte me paga todo, pero me deja sin herencia,
¡sin herencia!, ¡¡se la va a dejar a la puta esa de
novia!!, es un hijo de puta malparido como vos,
¡igualitos!
-No, estás...
-¡Callate, porque te denuncio, me corto un dedo y
me sale de testigo Marcos!

70
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Pero...
-Pero nada, Jorge.
-¡Dejame hablar!, ¿¡querés!?, el plan era que tenía
que convencerte de que me prestes la plata, mi
jugada por más que parezca otra cosa, era que
tenía que apostar, el tema fue que descubrí una
manera de jugar todo y ganar el doble... el
problema, bueno, problema no... lo que pasó es
que me salió demasiado mal, tenía el plan de
apostar todo en el casino, al rojo, doblar la
apuesta, después doblar lo ganado más lo que
tenía, pero me salió para el culo.
-No, si sos un pelotudo, sos un idiota, un
mogólico... ¡tomatela de acá!, andate, no te quiero
ver más, mirá no voy a hacerte nada, pero no
vuelvas.
-Nacho, te amo.
-Me da igual, ¡me-da-igual!
-Dame un minuto más.
-¿Para qué?, me vas a hacer lo de siempre, vos y
tus historias.
-No, por favor, es un minuto, no es mentira,
dejame terminar y sino me crees, me voy, y punto.
-¡Dale, hablá!
-Perdí todo, pero todo, cuando subí a la habitación
del hotel, abrí las ventanas, tenías que verlo, el
atardecer más hermoso del mundo, con viento y
todo, bueno estaba yo ahí, en pelotas y esperando
la muerte, pensando en vos, entendí que te amaba

71
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

más que a mi vida misma. Miré para abajo y vi en


la calle un número de seis dígitos escrito en la
calle, se ve que estaban construyendo un edificio,
el tema es que el número me quedó, me vestí
corriendo, como un loco, después de dar vueltas
por una hora, me cansé y cuando ya estaba
decidido a volver a matarme, vi la casa de lotería,
compré el billete del Loto y me fui a dormir, a la
mañana...
-No me jodas, Jorge, ¿fuiste vos?, ¿sos vos?,
salió en la tele hoy.
-Sí, soy yo, mirá._ se puso de pies, juntó la palma
de su mano con la de Nacho y dejó el billete.
Marcos en medio de una conmoción rompió a
llorar como un niño tapándose con el almohadón
del sofá. Nacho abrió los ojos más que nunca, la
notebook hizo un sonido primeramente lejano,
hasta que recordó que era el aviso de nuevo
correo, giró para ver y era el mail de su padre con
la confirmación de pago, sonrió, volvió a mirar a
los ojos de Jorge y reconoció el amor sin encontrar
palabras, emociones o censuras.

72
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Broadway y la 42.

Otro día nublado en Manhattan.


-¿Qué te debo, Amanda?_el taxi se detiene frente
al anuncio de la última película de aquél ácido.
-Veinte dólares, Paul.
-¿Veinte?, ¡cada día que pasa un dólar más?
-Es que modifico los caminos para traerte más
rápido, es un servicio que se "debe" pagar.
-¿Cómo que se debe pagar?, tú estás pasada de
rosca, ¿qué has desayunado hoy?, ¿veinte?, por
dios, el indio ese que me traía era mucho más
barato, ¡con una gran diferencia!
-¡Pues que te traiga en un cuarto de hora como yo!

73
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Eres tan exagerada, bueno, como todas, si no


quieren que ser diferentes aunque por dentro lo
desean.
-¡Cállate de una vez y baja!, ¿no oyes fuera?,
¡Paul, vete o creeré que estás enamorado de mi!
-¿Yo?
-¿Y quién más?, eres mi único cliente que se pasa
media hora queriendo discutirme el precio, sin
contar que a la operadora le pides mi número de
coche.
-¡Eso es una falsedad!, ¡otra vez como las
mujeres!, sí, estoy en lo cierto, son todas
parecidas, las mismas tácticas para enredar en el
"amor" al hombre, mentirosas y manipuladoras.
¡Eso son!
-¡Baja de una vez!, viene un poli, baja la voz.
-¡Pienso pagar la demora!
-¡No es eso Paul, calla un poco!, es que tienes
cuerda para todo el día.
-¡No estoy drogado!, y no sé hace cuanto que no
follo...

Un policía negro y con mala uva se acerca.

-¿Por qué no circula?, voy a tener que...


-Disculpe oficial, es que la mujer no tiene nada
que ver, el comportamiento indebido es mío, llevo
un tiempo prudencial, aunque no lo suficiente para

74
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

esta avenida, intentando hacer que me explique


porqué me cobra tan caro.
-En silencio, no estoy hablando con usted.
-Pero.
-¿Estoy hablando con usted?
-¿Por qué me habla como a un anciano o a un
rey?
-Permanezca en silencio o lo detengo por
desacato.
-¡Paul, calla!
-Pero.
-¡Qué te calles, por todos los cielos!
-¿Tiene algún parentesco con el pasajero?
-No, no, ¿yo, con ese?, nada, ni el color de los
ojos, ¡por favor!, deme un respiro oficial, es
verdad, siempre me discute el precio por el viaje
hasta aquí, pero lo hace porque quiere algo
conmigo, es que son todos iguales oficial. La
máquina cobra distinto porque hago recorridos
alternativos para traerle rápido, aunque de nada
sirve, luego se queda discutiendo por lo menos
una hora y encima me paga el retraso con propina
incluida.
-Aparque por favor... junto a la furgoneta, gire,
despacio, muy bien, bájese y entrégueme la
documentación.
-¿Qué he hecho?, la culpa es de...
-¡Es mía, oficial!

75
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Le he dicho que si me interrumpe una vez más lo


encarcelo.
-No, no lo ha dicho.
-Sí lo he dicho.
-No, ¡no!, ha dicho que permanezca en silencio.
-Entonces, sí repite una vez más su imprudencia,
tendré que encarcelarlo, señor.
-Soy un hombre, el señorío está obsoleto.
-Tiene todo en regla, señorita Amanda, invítele un
café a este individuo.
-¿Perdone, oficial?
-¡Qué le invite a una copa mejor!, mírele la cara de
hambriento que tiene, es que las mujeres...
-Usted es un oficial del orden, no tiene porqué
hacer este tipo de apreciaciones.
-Y usted es una empleada que da un servicio,
aunque lo está incumpliendo, si quiere, doy un
parte a su compañía por el comportamiento.
-Es mi trabajo, con eso...
-Me sorprende la policía, a veces parecen tan
buena gente, ¿será porque es negro y quiere
complacer?
-¡Cállate, Paul!
-Al menos ya has aprendido bien mi nombre, no lo
repitas mucho que pierde significado, quizás
desaparezca, y eso no lo quieres, ¿o sí?
-Eres la persona más pesada que conozco, un
auténtico idiota.
-Amanda, ¿quieres un café?

76
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Está bien, pero solo unos minutos.


-Sí, lo que quieras, aquí unos minutos pueden ser
horas, hay atascos hasta en los baños de
McDonald´s.

Ella pide un café con leche y crema, él un


chocolate caliente.

-¿Quieres acompañarlo con algo dulce?, quizás


termines con un coma diabético, mejor no, ya eres
demasiado para este mundo.
-¿Es eso un piropo?, Paul, paga, ¡paga, la chica te
está esperando y el resto de personas!
-¡Está bien, está bien!, toma, espera, te doy estas
dos monedas, así mejor.

Se sientan, está abarrotado de gente cansada,


autista, en Babia.

-¿Qué crees que es la vida, Amanda?


-Uy, no te cansas, llevo nueve horas soportando
tipos como tú, que por llevar traje pueden
conquistar a una mujer, echar el polvo de la
merienda y volver a casa a vivir con la familia
felizmente. ¿Qué es la vida para mi?, muy
diferente a la tuya, eso te lo aseguro.
-No lo creo.

77
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¡Mírate!, te he visto enseñarle la tarjeta que tienes


bajo el abrigo, el oficial estaba compinchado
contigo, no sé quien eres, pero hasta aquí llego,
he aceptado tomar este café para descansar y
terminar con todo este juego de una vez.
-No es verde el árbol en otoño, las apariencias
engañan, es una cuestión de tiempo, como el
árbol yo soy parte de un bosque que imparte algún
tipo de comportamiento colectivo. Pero en la otra
parte de mi tiempo, soy así, soy yo, Paul, como
me llamas una y otra vez.
-Me da igual, no me cuentes tu libro mental,
escríbelo que yo tengo cien novelas que escribir
de tanto que he sufrido.
-Eso ya lo hacen los artistas, Amanda. Dime qué
es la vida para ti.
-Un sacrilegio constante, una abatida 1prematura,
un dolor de muelas, un resaca permanente, un
dolor de ovarios insistente, no sé, puedo seguir
varias horas, te costaría caro.
-¿Lo dices por tu trabajo?, tienes que terminar tu
turno... hace ya... diez minutos.
-¿Cómo lo sabes?, ¿me sigues?, si eres de esos
enfermos, voy a... no me asustas.
-No soy nada, lo sé porque te he visto cambiar el
coche accidentalmente hace unos días, nada más,
el resto es sentido común.
-Más te vale Paul.
-Ves la vida algo odiosa.

78
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Odiosa?, la veo como se me presenta, con dos


ojos y algunos sentidos.
-Yo creo que seguimos siendo igual de primitivos,
la ley que nos protege es básica en todos sus
argumentos enlazados, la violencia es un factor
condicionante y natural, el amor es un artilugio
utilizado para mercadear con las personas. No
confío en las emociones, soy algo práctico.
-Eres primitivo, y me aburres, si no confías en las
emociones, no te me acerques.
-Ese es el problema.
-¿Problema?
-Sí, Amanda, desde que te he conocido, no puedo
controlarlas, fallo, no puedo pensar ni ver con
claridad, estoy gobernado por algo que
desconocía y me aterra, la vida se me presentaba
tan diferente... lo siento, debo marchar, todo lo que
he dicho sobre las mujeres... ¿lo recuerdas?...
sigo pensando lo mismo, aunque toda ley tiene su
trampa, su inflexión, adiós Amanda.

Paul se aleja, abre la puerta y respira de una


bocanada la contaminación Neoyorquina, siente
estar en un bosque hermoso y lumínico, Amanda
intenta beber el café hasta que se le cae sobre su
ropa, un camarero se acerca y ella sonríe, lleva
años sin hacerlo. Al mirar la taza llena de
chocolate caliente y humeante ve una nota, la

79
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

arruga al estirarse para leerla, se acomoda


nuevamente. Sonríe una vez más mirando el
cristal y la gente corriendo, hablando sola, lee.

"La vida es... casualmente, ésto."

80
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La intervención.

-No vuelvo a decírtelo, dame todo el dinero, ¡pero


si no puedes moverte!, ¿qué digo? esto tiene un
límite Aitor, ¿no piensas hacerlo?, es-te, pu-to de-
do... te va a do-ler... ¿así gritas pedazo de
mierda?, piensa en mi hermana, un minuto,
¿puedes tener algo de empatía, inútil?_tenía la
boca pero no había modo de utilizarla en señal de
alarma o dolor, estaban en un cuarto de máquinas
del bloque uno, aunque quisiera, nadie escucharía
sus gemidos y golpes contra el acero, estaban

81
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

solos.-Te dije que no te acerques, le inventaste


toda esa historia de que eras un director de cine
recién premiado, ¿sabes la ilusión que tuvo?, en el
silencio de mi observación sabía que era un timo...
un director de... ¡hijo de puta!, no voy a matarte,
cuando estés entregado a la muerte como en este
preciso instante me voy a tranquilizar, ¿ves, es
fácil estar en mi parcela?, lo haré hasta que vuelva
el caudal de tus pensamientos y encuentres el
tormento de tu propio castigo, cuando tu instinto
abrace a la vida te seguiré enfrentando a tu
amiga... tengo todo el tiempo del mundo Aitor._ se
sentó con el bocadillo de jamón y tomate, masticó
lentamente, bebió agua de su botella de plástico y
cantó durante unas horas canciones de glorias
pasadas.-¿Por qué tiemblas, Aitor?, será similar al
placer de la eyaculación, esa parálisis que
convulsiona el ser, ¿puedes pensar en una
caricia?, el hilo pandea de un lado a otro, no, ¡no!,
¡abre los ojos!, no vas a dormir, no, guapo, tienes
ojos, ¡úsalos!_ inyectó en sus venas un cóctel de
vitaminas para mantenerlo en la superficie de la
consciencia.-¡Eso es, así, qué valiente eres!, ¿las
retinas de esa pobre víctima se empañaron
rápidamente?, es una duda que me llega
comiendo desde hace unos minutos, ¿es un
instante la vida?, no hay adrenalina más corta...
eres un buen hombre. ¿Te asombras?, eres un
buen tipo, le has quitado el aire a una persona

82
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

feliz, a una ignorante, le derrumbaste su castillo de


humo para enseñarle la verdadera naturaleza que
nos domina, eres definitivamente un sabio._rasgó
lentamente su pecho mientras comía los últimos
bocados.-Aitor, eres una máquina de fluidos, si te
vieras no darías crédito, a partir de ahora
comienza el juego, eres mi rata favorita, el castigo
en línea va a dar que hablar, ya verás... bueno, no,
¡lo veré yo!, pero no te atormentes hombre que
todavía vives, ¡eso es lo que importa!, ¿no? Muero
por leer y oír los comentarios de nuestra nueva
audiencia, va a dar la vuelta al mundo a la
velocidad del satélite. No temas, tengo planeado al
detalle todos los saltos dinámicos, he programado
estar en todos los sitios a la vez, tendremos
semanas hasta que nos descubran, bueno, a decir
verdad, a que te descubran muerto, ¡no serás una
víctima!, haré que el ejemplo cunda en el mundo,
los códigos lo tienen al menos diez mil personas
en este momento, cuando lo ejecuten podrán
esconderse y atormentar a sus verdugos. ¡No hay
sistema que pueda aplacar el mal sin
reacondicionarlo!, es nuestra palabra
encomendada al fracaso de la ley. Todas las
trabas se acaba en este momento Aitor, piensa
que tu vida te ha llevado a un destino histórico,
serás el primer muerto reemplazado por partes...
por tu víctima. Jajaja, ¡eres un niño!, ¡puedo verte
correr sin esconderte!, piensa, eso es, piensa bien

83
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

en lo que te depara, ¡vamos, piensa primate!_ el


cuarto se iluminó junto al bloque de servidores
conectado vía inalámbrica en una furgoneta,
impostó su voz probando el tono, escupió el agua
tras un buche de limpieza rápida.-Siete, seis,
cinco, cuatro, tres, dos... uno... los actos encierran
jaulas prescritas de comportamiento, no hay ser
más violento que éste espécimen, sus actos
fueron el detonante ejemplar en esta bomba de
relojería. Pueden asquearse al ver el grado de
descomposición que he logrado, lo mío no tiene
referente, haré de mi asesinato una prueba del
nuevo comportamiento humano... en este instante
somos mil personas ajustando cuentas con Aitor,
en unas horas seremos millones, la verdadera
justicia a llegado, busca a tu culpable._ encendió
la máquina de oxigeno para alimentar el aire en
los pulmones de aquella mujer descuartizada y
cocida como un muñeco. Los cuerpos estaban
unidos por sus órganos, era espeluznante,
ingraficable... la ola se convirtió en un maremoto
imparable, la sed de venganza florecía de las
alcantarillas de todas las ciudades y pueblos del
mundo, el sistema protegido fue la capa, la mano
o la coima al juez, se detuvo el mundo entre
palabras, armas y programadores, Aitor en primer
plano buscaba esos ojos de su mujer alentándolo
a escribir guiones.

84
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La jungla de Calais.

Junto al puerto de Calais, entre basura y


plásticos improvisados miles de inmigrantes se
encontraban con la noche fría y húmeda del país
de acogida temporal. Quedaban unos pocos
despiertos tras soportar temperaturas de invierno
en pleno otoño. La mañana comenzaba a
despertar a los relevos.

85
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¡Son ellos, son ellos!_ exclama al levantarse


velozmente un observador atento. La tierra
desprendida por el arranque repentino se diseminó
sobre el resto de acompañantes.-¡corran, vienen
por nosotros!_ el cigarrillo continuó en su boca
pese a la velocidad con la que corría, por el viento
se encendía más y más, mientras tanto el resto de
seres hambrientos y soñadores reposaban ante la
locura del paranoico desconocido.
-¡Inmigración, no se muevan!_ sus ojos se
abrieron como las puertas ante el tornado. Los
camiones, perros y medios de comunicación
invadieron rápidamente el campamento
improvisado entre el puerto y la nave industrial
abandonada.

Dos horas antes.

-Ya verás Hamid, Zeb traerá algo de comer.


-Estoy destrozado, quiero volver.
-¡Londres es un paraíso, aguanta Hamid!, ahora
piensa en tu mujer y los niños, ¡su educación,
Hamid!, la necesitan, así no pasarán esta penuria.
-¿Y qué haremos en Londres?, ya no nos quieren
en ningún sitio del mundo. ¿Has oído lo que dijo
Eric Besson?, ¡qué debemos estar reparando
Afganistán!, y tiene razón, cuanta razón lleva,
¿qué nos hace tan ambiciosos, Zahir?

86
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Lo olvidas, Hamid?, y me lo preguntas a mi,


¡destruyeron la riqueza de mi familia!, ¡soy pobre
por esos...!, pienso resistir, cruzaría a nado hasta
el Reino Unido.
-Eres tan soñador, lo tenías todo y ahora con las
sobras puedes alimentar a mi familia durante
treinta generaciones, pero quieres más, el pasado
te retiene, te ha secuestrado, eres un soñador, no
patearán cuando lleguemos allí, nos mirarán como
terroristas, son tan... voy a dormir algo, Zeb no
vuelve y me duele la espalda, protégete de la
rabia, se han contagiado otros tantos.
-Lo sé Hamid, lo sé, duerme, piensa bien lo que
has dicho, te perdono porque eres mi familia, te
elegí porque vales oro, pienso taparme.
-Tienes la suerte de acompañarme, Zahir, no
sueño, veo la verdad, en la realidad suceden
hechos que no comprenderemos hasta la muerte.
Las fronteras se están cerrando, gente como
nosotros son presos del capitalismo, rehenes de la
pobreza extrema y destrucción que fomentan
preventivamente. Zahir, eres un buen hombre,
pero Inglaterra está muy lejos de nosotros, las
promesas de esos traficantes de humanos son
palabras del viento, humo esparcido, ¡mentiras!
-No grite Hamid, por favor cálmate, ¿crees que
nos mienten?
-Es posible que sí, el gobierno nos amenaza
constantemente, somos la nueva amenaza,

87
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

quieren despistar a la gente de la crisis financiera


con nuestro dolor. Zahir debemos escapar cuanto
antes.
-No podemos, he pagado, no me queda dinero,
¿qué hacemos suelto en un país que nos quiere
cazar?
-Volver es un remedio doloroso, para ti incluso
más, perderías todo lo que invertiste, cuando uno
supone un beneficio sobre un ilusión, debe tener
presente y bien claro que la pérdida es la primer
opción, como ir al casino, ¿lo recuerdas Zahir?,
eras el ser más envidiado de todo nuestro país,
¿qué nos ha pasado?
-¡Cómo olvidarlo!, nos pasó el petróleo, nos
arrollaron con sus armas, ¿qué pasó?
-Hay que escapar cuanto antes.
-Lo repito Hamid, ¿qué hacemos?, allí fuera de los
plásticos la pobreza es el mal menor, Europa se
vuelve fascista nuevamente, lo huelo, crece día a
día.
-Es el enano de Zarkosy, le quitaría el aire con un
corte en la garganta en el Arco de
triunfo._encendió un cigarrillo al comprender que
ya no dormiría nuevamente, el estado de ansiedad
lo tenía entre barrotes invisibles, paranoico,
observando detrás del espeso follaje.-¡Son ellos,
son ellos!, ¡corran, vienen por nosotros!

88
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El sonido de las pisadas sobre el plástico azul se


repitió hasta despertar en gritos a un centenar de
medio despiertos. Un perro saltó sobre Zahir y lo
inmovilizó, de terror pensó en gritar pero lo único
que hizo fue recordar la mordedura de su perro
favorito de la infancia, repasó, en un acto de
ignorancia, su mano derecha evocando esa herida
sangrante y a su madre con los guardias
elevándolo en el aire para llevarlo a la sala de
enfermería de la familia. Sonrió, un guardia
supuso al verlo que el invasor se burlaba de su
trabajo y lo aporreó al menos unas cuatro veces
hasta dejarlo inconsciente rendido sobre la tierra
removida. Su amigo Hamid corrió hasta el aguar y
nadó sin detenerse durante cinco interminables
minutos, al agarrotarse sus músculos volvió su
cuerpo al cielo, y flotando contempló el cúmulo
espectacular de estrellas que se esfumaban con la
entrada de la luz solar.-El cielo corre sus cortinas,
el mundo no está preparado para esta función._
pensó agotando el último halo de aire que lo
sostenía a flote, tembló hasta hundirse lentamente
mientras una reportera iluminaba con la cámara de
su compañero el aterrador final del inmigrante
ilegal.
-¡Hay un hombre en el agua!, ¡auxilio!, ¡hay un
hombre ahogándose!_ sacudió de un golpe a unos
de los oficiales del orden mientras intentaba
retener a un joven menor de edad llorando

89
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

espasmódico y de rodillas, hundido en la capa


terrestre en una crisis nerviosa que el quitaba el
aire a pasos agigantados.
-¡Cállese!
-¡Se está muriendo, por Dios hagan algo!
-¡Cállese, por favor!, tenemos la orden expresa del
ministro Besson de apresar a estos individuos en
tierra, lo lamento.
-¿Qué lo lamenta?, ¡qué hipócrita, levantaré acta
de lo que ha dicho oficial!_ la periodista se sentó
sobre un tronco quemado, arrancó el micrófono de
su abrigo y lloró desconsoladamente mientras el
resto de colegas hacían preguntas a las víctimas y
verdugos.

Una hora después, en la prensa digital, un joven


francés en su cuarto termina de leer las
notificaciones de su perfil de Facebook.

-¡Mamá, mamá!, ¡ven aquí un minuto!, tienes que


ver esto.
-¿Qué ha pasado, Fabrice?
-Al fin hacen algo con esos inmigrantes, ¡qué
alegría!, me recuerda a los buenos tiempos, al fin
los impuestos sirven de algo mamá.
-¿Yo te he enseñado eso, hijo?
-¿De qué hablas?

90
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Fabrice, hijo, la humanidad es una sola raza, el


mundo es un hogar, ¿qué te han hecho esas
inocentes almas desesperadas?
-¡Me quitan el trabajo y empobrecen las
condiciones!, los quiero fuera, ¡ya!_ la cachetada
sobre su mejilla derecha retumbó viajando desde
el corredor hasta la cocina en donde estaba su
padre oyendo pacientemente la evolución del
desalojo y deportación de más de trescientos
humanos ilegales.

91
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Arjé

Capítulo primero.

Boris me había hablado del número de Auvernia


en la universidad, suponía que era una de las
cientos de invenciones que fabricó para
entretenerme en el campamento de verano. Hace
dos noches que no concilio el estado de armonía,
no duermo a causa de los números, Boris ha
muerto y mi vida carece de sentido. Puedo,
aunque lo intento en demasía, puedo imaginarlo
sonreír, nada más alejado de la realidad, es un
invento para intentar minimizar el daño. ¡Boris está
muerto, mierda!, lo tengo planeado, atacaré

92
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

cuando el sol despierte, volarán como plumas


sueltas, era verdad, y yo lo creía un mentiroso,
¡existen!, ¿por qué existen?, estaría ahora
conmigo, Boris, todos han muerto, ¿qué he
hecho?

-¡Gilles, hemos acordonado el bosque, no tienes


posibilidad de sobrevivir!, te suministraremos la
medicina.
-¡Qué se vayan o detono!, no doy más
advertencias, hablo muy en serio Proust, ¡o se
marchan o detono!
-No existe, es irreal, te ha manipulado, Boris vive._
No puede ser posible, si yo mismo...

72 horas antes.

-¿Tienes la bomba, Gilles?


-Aquí está, Boris.
-Perfecto, vas a oírme muy bien lo que voy a
decirte, ¿estás atento, Gilles?_asintió con la
cabeza olvidando sus recuerdos de la niñez, sus
sueños se apagaron para arropar a uno único...
-En tus manos tienes el futuro, ¿me oyes?,
aunque no me lo creas, pronto comprenderás de
lo que voy hablarte.
-Me das miedo Boris, ¿de qué hablas?

93
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Es importante que guardes silencio, voy a


enseñarte algo que te modificará para siempre,
pero primero tienes que jurarme algo.
-¿Qué es tan importante?, vamos, hemos quedado
en el primer hilo dentro de un cuarto de hora.
-¡Olvídate de eso!, tienes que escucharme, me ha
llevado años recomponerlo y guardarlo del mundo,
nada se asemeja a lo que conocerás.
-¡Déjate de tanto misterio y suéltalo que no hay
tiempo, Boris!
-¿Es qué no me oyes?, ¿¡no estás atento!?
-No me grites, ¡no me grites!, ¡na-die- me - gri-ta!
-Yo sí, soy tu propia sangre.
-¡No, no lo eres, Boris!
-Lo soy, ni tú ni nadie va a cambiarlo, te he elegido
sin saber de tus habilidades.
-¿Qué habilidades?, la única que se me da bien es
follar como un...
-¡Cállate!, ¡es suficiente!_golpeó su pecho con el
puño abierto, Gilles tosió quitando la tensión
superficial que lo sofocaba, la bomba debía llegar
al destino y su amigo no hacía más que hablar.-lo
que voy a enseñarte contiene lo inexplorado, nada
se asemeja.
-¡Ya lo has dicho!, ve al puto grano.
-Es que tu impaciencia te hace tan irritable Gilles,
voy a golpearte, ¡calla un poco! detrás de esa
mesa están las respuestas, nada será igual._
Boris le señaló el área en donde había dos cajas

94
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

una encima de la otra junto a un escritorio


despintado, desenfundó el arma de su cintura y la
colocó en su cabeza.-Nada será igual, Boris,
nada._su amigo volteó al oír el martillo de su
arma.
-¡No, no lo hagas!, ¿qué mierda ocurre, Boris?,
¡Boris!_al percatarse de tamaña acción inesperada
disparó a la muñeca de Boris para evitar la
detonación, nadie pudo detenerlo, la
desesperación eligió por el y la consecuencia
desató la furia del aleteo de una noble mariposa
en un estanque. Por un instante pudo ver como el
tendón al que disparó ejecutó la tensión del tendón
que efectuó el disparo contra su cabeza. El
estallido desperdigó restos de su amigo y éste
acompañado de la fuerza del impacto cayó contra
el cristal de la ventana cayendo durante nueve
plantas sobre la avenida Niel. Pudo oírlo
perfectamente crujir contra la ciudad, los gritos y
los frenazos automáticos se elevaron como hojas
queriendo escapar al espacio, Gilles cayó de
bruces preguntándose qué había hecho. Tras unos
segundos de una lentitud pasmosa recordó las
últimas palabras como un consejo omnipresente y
atormentador que se repitió hasta provocar desde
su volcán interior una furia desmedida hacia el
mundo real.-¡No!, ¡no!, ¿¡Boris!?, no es cierto, no
es cierto, no puede ser real, ¡calla hijo de puta!,
¡calla de una puta vez! La constante insistencia lo

95
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

obligó a acercarse a las cajas junto al escritorio


despintado, todavía tenía su arma amarrada
fuertemente en señal de protección. Se detuvo con
las lágrimas provocándole ardor en los labios,
elevó su mirada al techo aspirando todo el aire
hasta toser, golpeó su pecho hasta que el silencio
se adueño de su presente.
En la ventana las luces destellaban como disparos
en la guerra nocturna, nada podía oír, recorrió el
dibujo de la luz hasta que esta se encontró en la
oscuridad mezclándose, uniéndose. Sonrió
encogiendo los hombros y en medio de la espuma
silenciosa y móvil de la realidad retomó su
especial atención a las cajas. Notó que la etiqueta
blanca se repetía en las dos cajas y que era una
nota cortada, una cita que asoció rápidamente a
una tarde de universidad con Boris. Se acercó a la
caja sin necesitar la luz para su lectura, el silencio
le permitió agudizar su sentido hábilmente. Las
cajas decían:

<<Es sencillo buscar correspondencias entre tipos


de sociedades y tipos de máquinas, no porque las
máquinas sean determinantes, sino porque
expresan las formaciones sociales que las han
originado y que las utilizan. Las antiguas
sociedades de soberanía operaban con máquinas
simples, palancas, poleas, relojes; - Las
sociedades disciplinarias posteriores se equiparon

96
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

con máquinas energéticas, con el riesgo pasivo de


la entropía y el riesgo activo del sabotaje; las
sociedades de control actúan mediante máquinas
de un tercer tipo, máquinas informáticas y
ordenadores cuyo riesgo pasivo son las
interferencias y cuyo riesgo activo son la piratería
y la inoculación de virus. No es solamente
una evolución tecnológica, es una profunda
mutación del capitalismo.>>

No pudo contener el entusiasmo. La vibración del


teléfono lo ubicó temporalmente en los planes sin
cargar con las modificaciones evidentes.

-¿Boris, dónde están?


-Boris se ha ido.
-¿Quién eres?
-Gilles, Boris ha abortado la misión y yo también,
no puedo dar razones, lo lamento.
-¿Cómo qué...?_ lanzó el aparato al suelo
destrozándolo por completo con su bota.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La muerte de Paul.

-Dale una patada en la cabeza, no, no, ¡mejor en


el ojo!_ era el helipuerto más alto de la ciudad, el
viento arropaba con las chaquetas los rostros de
quienes miraban pendientes del nuevo golpe.
-Está muerto, no sea sádico, ¡está muerto!, ¿no
me oyes?_ se agachó junto al cuerpo para hacer
la pericia, lo ha dicho para no continuar
observando el comportamiento primitivo de su
compañero.
-El izquierdo lo tengo caput, y el otro disminuido,
con este viento es imposible discutir algo, ¿estás
seguro?_ al preguntarlo soltó el fierro oxidado

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

cerrando sus ojos para recibir el aire que lo


ventilaba por estar a esas alturas.
-Es el número dos mil doscientos tres, mi talento
para la muerte no se acaba, pero no pudo soportar
tu inoperancia, te pasas Paul, ¡mira cómo le has
dejado el cuello, eres una bestia! Se ha acabado
el show, pueden volver a sus oficinas, controlen
las salidas, verifiquen que todo continúa con
normalidad._ dijo Roger señalando la puerta de las
escaleras de emergencia al grupo de trabajadores
de General Motors en Boston.-¡Vamos, afuera!
-Señor Meyers es usted un mártir._ exclamó un
obrero manchado de grasa y sudor apagado por el
sonido de las corrientes de aire.-¡Meyers,
Meyers!_ continuó alentando a sus compañeros a
acompañarlo en su alegría espontánea.
-Señores, aprecio sus palabras de aliento,
comprendo la alegría pero ahora les toca la parte
más difícil del asunto, ¡deben tomar la empresa y
transformarla en un bien colectivo!, procuren no
volver a cometer el error de este pobre hombre, el
poder no está encapsulado en un solo hombre, el
necio pierde la vida por ciego._ al terminar su
frase Paul los invitó a abandonar el helipuerto y
continuar con las labores de saboteo.-¡Nos espera
el siguiente!, ¡Paul!, ¡ven aquí!, ¿qué haces?
-Estoy pensando, déjame en paz unos minutos,
¿quieres?, ¡relájate, todo marcha sobre ruedas!

99
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-De eso nada Paul, hay mucho por hacer, ¿¡por


qué siempre te empeñas en joderme!?
-¡Qué me dejes en paz unos minutos!, para ti es
fácil, señalas a la siguiente víctima y repites tus
discursos, te aplauden, de adoran y marchas con
el ego más grande y radiactivo que el sol.
-¡Exageras!, no saben lo que hacen.
-Te llaman "el agujero negro"
-¿Y eso?, no te digo, ya no saben qué decir,
hacemos nuestro trabajo, supongo que la fama no
la merezco, aunque mis actos se eleven por los
aires por culpa de tipos como esos.
-Al llamarte a ti, ineludiblemente me lo llaman a
mí.
-Sin ti no hay cambio posible, eres mí...
-¡Estoy harto de tu divinidad terrestre!, el agujero
soy yo, ¡de mis manos sale la energía que agota la
vida!, me lo he pensado bien.
-¿De qué hablas Paul?
-Lo siento, es que...
-¡Habla!
-No puedo continuar así, me vendrían bien unas
vacaciones, reflexionar sobre nuestro trabajo, ya
no encuentro la plenitud al extinguir las emociones
ajenas.
-¡Se llama asesinar, Paul!, significa matar, lo que
tú haces es ejemplar.
-Lo sé, pero te adulan a ti, Roger, eres una gran
persona, tu humanidad es completamente

100
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

diferente, cuando me sacaste del vertedero supe


que había futuro en tus ojos.
-¿Y por qué dudas tanto, Paul?
-Destruir las cabezas visibles de lo que odiamos
no transforma nada, modifica sí, en cierta forma, el
futuro de aquellas personas, pero... están
boicoteando nuestro trabajo, las empresas
liberadas del poder no son fiables en el mercado,
se cortan los suministros y la comercialización, no
has podido predecirlo, aquellos infelices sueñan
con seguir unidos hasta el final pero cuando noten
que no ganan ni un dólar por sus cientos de horas
se volverán contra ti.
-Supones, supones, no hay verdad que envuelva
el futuro para que magnifiques de ese modo lo que
sientes, el poder está siendo abolido, lentamente y
con la firmeza de un yunke aplastamos sus
fortalezas utilizando sus debilidades. ¡Caen como
moscas en el agua!, siguen nadando, aunque
lentamente comprenden el desenlace inevitable,
puedo manchar mis manos Paul, mis gafas, traje
impecable y zapatos con mis iniciales pueden ser
ensuciados por la causa. Voy a subir al
helicóptero, debemos marchar.
-¿Tú?, jajaja, ¿crees poder efectuar mi trabajo
eficazmente?, la muerte lleva mi ropa. No eres
más que una sombra de los agentes del sistema
que descalificas y reconviertes.

101
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Tienes un día jodido, lo comprendo, por lo que


haces día a día, pero esa gente que me adula es a
la que favoreces, ¿quieres fama?, ¿quieres
realmente que te identifiquen?
-¡Es que soy el punto oscuro de la historia, tú te
llevas los honores por lo que representas con tu
lista de poder, en cambio yo que ejecuto las
acciones soy el bolsillo escondido de la chaqueta.
-Sin ti no es posible la revolución, vamos, nos
quedan cinco años, estamos llegando al punto de
no retorno, no quiero que te bajes, eres lo más
importante de todo el movimiento.
-¡Si hay miles como yo en el mundo haciendo mi
trabajo!
-¡Asúmelo Paul, no eres el único!, ¿quieres
poder?, ¿eso quieres?, pues tendré que llamar a
otro para que te ejecute, ten cuidado con lo que
expresas o entras en mi lista de poder.
-¿Qué?, estás demente, el que tiene la visión
truncada eres tú, Roger, has cambiado, mírate,
estás impecable, si pareces un presidente
campando a sus anchas con total impunidad. La
lista no puede concentrarse en una persona, el
análisis es unidireccional, tu subjetividad quizás
me haya obligado a matar a inocentes y no lo
puedo reconocer, me siento un ciego ante la
tormenta que tengo a mi lado, clamando mi
cuerpo, mis energías.

102
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Paul, por última vez, no hay tiempo, me veré en la


paradoja de elegir, el movimiento es lo que vale,
¡más que tu vida y tus deseos!, ¡no soy el poder,
no lo contengo!, ¡soy un genio y no hay nadie que
se asemeje a mi naturaleza!, ¿lo puedes
entender?, mi biología es biológica y robótica, ¡soy
el único y el más capaz de evaluar!, ¿crees que no
pienso en ello?, no hay poder, no existen nimios
destellos en mis procesos que intenten inundarme
la conciencia con banalidades insuficientes. Por
eso soy lo que soy y represento lo que quieren ver
de mí. Tú eres lo más importante, Paul, mírame,
allí abajo hay un foco de cambio, una bofetada a la
dominación idiota, ¡están despiertos, gracias a ti
compañero!
-Suenas a comunista.
-Tú suenas a confusión emocional.
-No hay ideologías que soporten las variaciones
que planteamos, la nueva era comienza Paul,
estás dentro o mueres fuera.
-Suenas a un dictador, a ese que destrocé en la
playa en veinticinco trozos sin forma.
-Eres lo que hiciste, comprende tu naturaleza y
verás con otros ojos, Paul, debemos marchar, te
espera justamente un comandante, tienes todo
preparado, y la lista sigue creciendo, vamos
compañero, el futuro se presenta algo más
alentador, piensa en ello.

103
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Pienso Roger, veo sus rostros estallar con mis


golpes, ¿haremos bien?
-Paul, no hay bien ni mal, cuando funde el nivel
uno serás mi primer alumno, ya verás compañero
como nuestro universo se vuelve un átomo,
paciencia compañero, es hora._ desde el
helicóptero las montañas artificiales estaban
envueltas de los símbolos de autonomía
económica, política y social, el germen encontraba
su verdadera esplendor.

104
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El instante de la memoria.

-Vane, guapa, ¿cómo estás?, te extraño.


-En una hora voy al hospital.
-Va a salir todo bien, no te preocupes, es un bulto,
es quitarlo, ¿qué te han dicho en el bar?
-Nada, cogeré la baja cinco días, me van a odiar
mis compañeros, pero no puedo dejarme estar.
-De eso nada, y tienes la fecha, es la hostia, hay
gente que cree que ocuparse de la salud es
pasarse de listo. Yo tengo un dolor en la espalda
muy fuerte, me da cada tanto, pero muy fuerte
Vane.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Qué raro, ¿en los pulmones?


-No, a la altura de la columna, ¡es una pasada!, a
veces me quedo en la cama dos o tres horas, no
le he dicho nada a mis padres, ya sabes como
son.
-Haz algo Ana, no me fío de nada, en estos
tiempos te puedes pillar lo que sea, vete al médico
de mi familia, lo tienes cerca y es gratis, les aviso
a mis padres y ya.
-¡Déjate de jaleos!, no es nada, se me pasará,
bueno, vete ya que sino no llegas, ¿te lleva Javi?
-Está al lado mío, me hace muecas para que te
salude, dice que siempre me olvido de decirte.
-Es cansino el tío, dile que te cuide y te mime
mucho, te llamo luego de la operación, avísale a
Javi, ¿vale?
-Está bien.
-¿Tienes miedo Vane?
-Anoche fue peor, no he dormido nada.
-Venga que quedan horas y luego a disfrutar, a
cambiar la actitud que vienes con una racha
bastante chunga.
-¡Ni que lo digas!, un beso, y vete al médico, ahora
mimos llamo a mi padre.
-Solo porque tú lo dices, ¿no se creerán que soy
una...?
-¡Venga ya!, calla un poco, qué mujer por Dios, al
final voy a viajar para darte una... jajaja.
-Suerte, que vaya todo perfecto Vane, hablamos.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-No te sientas mal, luego Javi te cuenta porque yo


seguro que voy a estar con un humor de vieja de
pueblo.
-Jajaja, ya lo eres... jajaja, besos.

Al siguiente mes.

-¿Duele?
-Nada, ¿por?
-Has tenido mucha suerte.
-Sí, bueno en el bar no tanto pero me ha venido
como anillo al dedo, he vuelto al supermercado y
me tienen como a una reina.
-Eso si que es suerte Vane.
-¿Qué tienes?, suenas rara.
-No es nada.
-¡Venga, suelta!, fijo que tienes algo.
-Te he dicho que no es nada, ¿le han pagado los
morosos a Javi?
-¡Y yo que sé!, suelta, no me cambies de tema
Ana, ¿somos mejores amigas o no?
-Qué pesada eres tía.
-Hacías lo mismo cuando tu madre me regalaba
algo.
-Es lo que te conté la otra vez.
-¿Te ha llamado de vuelta el amigo de Albert?
-Nada de movidas así, te he contado que tenía
unas puntadas muy fuertes en la columna.
-¿Y qué?, está solucionado.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Nada de eso, te mentí para no ir a tu médico, al


principio por no alarmar a nadie, ya sabes el
pueblo lo que es, al otro día tenía a todas las
familias encima. No me dejó de doler nunca, una
noche me caí por las escaleras del dolor, no podía
ni caminar, ¡fue horrible!, mis padres me llevaron
al hospital, y la enfermera se puso pesada con el
tema de las drogas, luego con la bulimia, en fin fue
tan pesada que le solté el rollo ese del dolor, me
hicieron unas placas, luego un escáner y al final
una ecografía.
-¿Y qué?
-Resulta que tengo algo similar a lo tuyo en el
hombro.
-No me jodas.
-No, no te jodo Vane, estoy que no me lo creo, no
lo sabe nadie, hoy pienso decírselo a la familia.
-¿Es necesario que lo cuentes?, no será nada,
bueno la operación un poco más compleja pero
nada más, tienes que pensar bien.
-Vane.
-¿Qué, Ana?
-Tengo Cáncer.

A la semana.

-¿Cómo está?
-Durmiendo, muy tranquila, llevamos tres días sin
dormir Vanesa, estamos desesperados.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Va a salir bien Carmen, es cuestión de tiempo, es


una luchadora.
-Eso esperamos hija, sino nos marchamos con
ella, ¡no es justo!, estamos en el infierno.
-Lo lamento mucho, ¿te han dicho algo los
médicos?
-Lo de siempre, al final todos me dicen la mitad de
las cosas, yo veo que hablan por horas con mi
marido y luego el me da dos palabras para que no
me altere, ¡no soy tonta!, sé lo que está pasando
mi niña, no es justo, quiero que me lleve a mi, no
es natural...
-Cuanto lo siento Carmen, no llores, se va a
recuperar, hazme caso, confía, Teo te dice poco
para que no se lo trasmitas a Ana, estoy
completamente segura de que te dice la verdad.
-Hija, conozco a mi marido, sé muy bien lo que
dicen sus ojos.

Al mes siguiente.

-¡No doy más!, me están taladrando el cerebro


esos ancianos, no hacen más que contarme una y
otra vez la misma insignificante historia. Encima
no sé que pasa hoy que vienen todos juntos.
-¡Qué exagerado eres!
-¿Y tú, Vane?
-Poco, han venido dos parejas, tomaron unos
cafés y poco más, me duelen un poco las piernas.

109
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Te queda bien ese corte de pelo, te hace más


fuerte, más, no sé, ¿hombre?
-¡Qué mala eres!, quizás lo use un tiempo así, sigo
siendo guapo como siempre.
-¡Calla, calla!, ¿guapo?, venga ya, eres del
montón.
-Gracias, y tú.
-Es la verdad.
-Oye, me acabo de acordar y no te he preguntado,
¿qué tal va tu amiga?
-Murió... hace tiempo ya, ¿no lo sabías?
-No, perdona, no he querido, lo lamento con el
alma, de veras, no me esperaba que...
-He llorado mucho... tuvo varios problemas con los
pulmones, no pude siquiera despedirla, tenían un
terreno para construir una casa, iban a casarse, no
quiero ni pensar.
-No sigas, me imagino, no he querido destruir el
día que tenías, lo siento.
-Nada, ya está, nada va a ser igual, encima sé
mucho menos de lo que fue realmente, nadie dijo
nada, la verdad se la llevó a la tumba, al menos
me quedan los recuerdos.
-Eso es bonito, Vane.
-¡No, es la peor trampa que existe!, todas las
noches cierro los ojos buscando lugares,
situaciones con ella, ya sabes, revivir lo que
vivimos juntas, y veo solo pinceladas, ni siquiera

110
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

puedo verla a los ojos, olvidé su cara, no me lo


perdono.
-Más adelante seguro podrás, estás en la tormenta
todavía.
-Eso es mentira y lo sabes, luego solo recordaré
esa última charla que tuvimos, y sabes una cosa.
-¿Qué?
-Fue la charla más sincera e idiota que tuvimos,
fue una ironía absurda sobre los bultitos que nos
unían.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Ajuste de letras.

-Como he dicho antes de la interrupción de


nuestro amigo Condarte voy a hablar de los
comportamientos políticos._la nueva interrupción
le devolvió instantáneamente la furia que desea
destrozar al aula entera. -Dime Condarte, ¿qué
vas a decir ahora?
-Profesor, ¿no le parece inútil hablar de política
mientras vivimos así?
-Mira Condarte, primero, por respeto, debes
levantar la mano antes de hablar, ¡no puedes
interrumpir a un profesor porque se te ocurre algo!,

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

¿está bien?, ¿lo comprendes?, tus compañeros


intentan concentrarse en lo que digo, bueno, en lo
que pretendo decir._los rostros contenidos de sus
compañeros elevaban la tensión, la energía se
disparaba por los nervios.
-Sí, comprendo, lo que no me entra en la cabeza,
es tener paciencia cuando usted elige de qué
hablar sin escucharnos un minuto.
-¿Dónde crees que estás, Condarte?, sin la
política, no tendrías la comodidad de tu banco, ni
los libros con los que estudias, ni la ropa que
llevas, y mucho menos el mp3 o el ordenador para
chatear como un idiota con tus amigos, que tienes
a un metro de distancia. Es cierto, no va bien,
nuestro modelo económico político y social no
funciona del todo bien, pero todo es solucionable
desde la vía de la democracia. ¿Queda claro?
-Eso es lo que quiere meternos en la cabeza, con
todos esos programas que nos obligan a
memorizar.
-¡Vete!, vete a dar una vuelta al patio descubierto,
no voy a tolerar que me detengas más tiempo con
tus problemas de identidad, aquí vienes a ceñiste
a las reglas. ¡Y las reglas de éste aula las pongo
yo!, vete por favor o me obligas a tomar sanciones
disciplinarias.
-¡No me amenace!_ coge de su mochila verde
agua el mango de una pistola oxidada.
-¿¡Qué haces Condarte!?, baja eso, ¡bájalo ya!

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Ahora quién escucha a quién?, ¿no ven que


este monigote nos hace pensar como quiere?, nos
usan como forros y nos tiran a las calles a
buscarnos la vida. ¡Te voy a agujerear!, ¡a mi
nadie me dice qué tengo que hacer!
-¡Bájala, Condarte!, tranquilo niño, podemos
hablar, no cometas un acto que pueda arruinarte la
vida, no conoces el tamaño de las consecuencias
que se avecinan, no lo hagas, piensa, piensa
Condarte.
-¡Eso hago!, pienso, pienso, pienso, ¡eso hago!, no
me vas a lavar la cabeza, viejo de mierda, ¿¡por
qué hace esto!?, ¿se olvidó lo que soñaba cuando
era niño?, esto es una mierda, es un hipócrita,
enseña lo que nunca haría, yo he leído un blog
suyo buscando en Internet, leí los manifiestos que
escribió con Bedeaga, Martínez y Fisher. ¿Se
olvidó de las armas?, de dejar de utilizar la
cobardía del pensamiento escrito._los alumnos
giraron a mirar a su compañero, en sus rostros se
desdibujaron los rastros de temor a cambio por
otros de asombro e incredulidad.-¡Es verdad!,
pongan Bedeaga, Martínez sin acento y Fisher,
con s y h, lean, yo no voy a dejar de apuntarle a
este mentiroso de mierda.
-¿Qué dices Condarte?, ¡esas son calumnias,
seguro lo ha inventado!, ¡les ordeno que no
utilicen los ordenadores o tendrá consecuencias

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

para todos por igual!, los expulsaré, dejen de


hacerlo, esa malditas teclas, ¡basta!
-Si vuelve a gritarnos voy a disparar profesor.
-¡No lo hagas!, por favor, no sigan, basta..._ un
joven de la cuarta fila y tercer banco junto a la
ventana levanta la mano en silencio respetando la
tranquilidad imperante y el dominio indiscutible del
alumno Condarte.
-¿Qué has visto?, lee en voz alta por favor._ el
joven comienza una lectura que durará al menos
unos veinte minutos con interrupciones
desesperadas del profesor, al llegar al punto del
brazo armado y de las ejecuciones por listas, éste
lo detiene admitiéndolo todo.
-Hemos cambiado las posturas profesor, es usted
quien nos interrumpe, ¿ven?, esto es lo que
aprendemos día a día... ¡nos miente!, pero su
pasado sigue allí, ¿cree que mi arma es real,
profesor?, es de juguete, tome..._ caminó
lentamente saboreando la victoria, el alumno
apoyó el arma de plástico sobre el escritorio y
marchó con su mochila verde agua sin mirar atrás,
el día se presentaba radiante, exhaló el aire, estiró
los brazos, soltó los libros y pensó en leer el
ejemplar impreso del manifiesto olvidado en el
tronco seco junto al río escuchando su banda de
rock favorita, por primera vez después de tantos
años de pérdidas familiares comprendía su lugar
en el mundo.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La suma de dos partes.

La sala estaba vacía, eran las seis de la tarde,


por las ventanas entraban sin permiso los voces
de quienes buscaban comprar, tomar copas o
simplemente caminar para relajar los músculos.
Alejandro dio unas vueltas en la cocina, abrió el
microondas, sacó la taza caliente, la manija le
quemó al instante y la dejó caer sin pensarlo,
¿para qué pensar cuando algo quema en las
manos?, rió por los nervios de quemarse los
dedos de los pies durante dos minutos, tras
ponerse pasta dental se relajó en el sofá, encendió

116
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

la enorme caja de plástico idiota, pulsó el botón


rojo una y otra vez encendiéndola y apagándola,
miró la consola pero no le apetecía jugar, perder el
tiempo era de idiotas, caminar como el resto
tampoco tenía sentido, y mirar alguna película
comprometida era poner el dedo sobre la herida.
La soledad cada día le parecía un saco más sobre
el cuello, poco podía hablar y el idioma no
ayudaba, estaba en el centro de Londres, solo,
aburrido en la Meca del entretenimiento y no sabía
qué hacer con su tiempo libre. Dio unas vueltas en
el sofá buscando una posición para dormir, babeó,
pero por unos minutos, entre imágenes vagas se
sintió arrasado por el tiempo, el dinero y sus
deseos confundidos. Abrió un ojo buscando la
complicidad de la realidad para sentirse vivo, le
dolía la cabeza de dormir mucho y mal, en uno de
esos instantes sin pensamientos ni acciones
inmediatas encontró el teléfono a medio metro de
distancia, estiró como pudo el brazo derecho y
miró durante otros noventa segundos las teclas de
aquél aparato revolucionario, lo giró buscando
cables, similar a un homínido en el bosque,
cuando llegaron los pensamientos entendió
porqué tenía aquél bienaventurado éxito
tecnológico. Tras escuchar detenidamente la voz
robótica de la tarjeta telefónica y pulsar los
números del PIN pulsó uno tras otro los números
del país receptor, el tono era diferente, mientras

117
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

oía atentamente se dispuso a oler su sobaco,


mirar sus uñas y jugar con los dedos de sus pies,
algo recuperados, con la tela rugosa del sofá azul.

-¿Hola?
-¿Max?, ¿me escuchás?
-Sí, escucho bien, ¿quién es?
-Soy yo boludo, ¿no me reconocés?
-Hay muchos que me llaman boludo, no, no te
reconozco "boludo", decime quién sos.
-¡Soy Alejandro!, tu mejor amigo.
-¡Tarado!, ¡qué boludo!, tenés el tono distinto, ¿te
cambiaron la voz los ingleses?, ¡no te dejes
dominar que te conquistan los putos piratas!
-No, tranquilo, estoy un poco congestionado, hace
frío y está lloviendo un poco, no sé, estaba
aburrido y quería saber cómo estabas.
-¡Gracias por llamarme!, sabés que desde acá es
imposible, está muy jodido todo y estoy a mil por
hora, no me mandás mail desde hace un mes,
¿estás bien?
-Yo qué sé, supongo que sí, esto no es lo que
pensaba, estoy en crisis mi amigo, pero pasará,
supongo.
-No me preocupes, estoy metido en muchas
cosas, sino ya me iría para allá, de verdad.
-¡No voy a hacer ninguna estupidez!, serenate, es
que acá va todo muy rápido, es muy chico, pero
muy controlado. No sé, quería retratarla pero me

118
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

parece imposible, estoy bloqueado y no dejo de


preguntarme porqué mierda hago esto.
-Estabas muy seguro cuando te fuiste.
-Estaba ciego por triunfar, pero ya no es
exactamente el triunfo sobre nada lo que me
motiva, no hay explicación para esta vida, Max,
navegamos en una barca acuática/terrestre a la
deriva, ¿no lo sentís raro?, nacimos en este barco
y no sabemos qué mierda sucede allí fuera. Me
vuelve loco, escribo como un marrano, como un
autómata, como una herramienta, de esas que
aborrezco, critico y no quiero ni tocar. ¿Ves normal
tanta búsqueda?
-Me estás poniendo mal, dame un minuto que
cierro un tema.
-Bueno._ el techo representaba un arista de su
encierro doméstico, la gente seguía haciendo sus
compras especulativas, sus dedos seguían
quemados, al recordarlos los cobijó entre
almohadones y siguió frotándolos, suspiró, tosió
de nervios, aspiró intentando controlar su ritmo
cardíaco, llevaba unos días de hipocondría
insoportable, al sonar su estómago recordó que no
había metido bocado desde la mañana. En la
cocina sorteó el agua desparramada, al pensar en
coger algo de la nevera pensó en el accidente de
un vecino muerto electrocutado por abrir la nevera
descalzo y mojado. Con sus chanclas puestas se
acercó a un paquete de leche derramado junto a la

119
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

mantequilla vencida y la botella de zumo de piña


que llevaba al menos dos meses abierta. Un
sonido raro lo enamoró instantáneamente, buscó
detrás de las naranjas y seguía allí, al mirar el
teléfono se percató de lo que era, su amigo estaba
gritando desesperado.-Perdoname, ¡estoy bien!,
estoy bien, estaba buscando algo para comer, no
seas paranoico.
-¡Qué susto, pelotudo!, avisá antes de tenerme en
la línea cinco minutos sin hablar, por Dios, que mal
lo pasé la puta madre que los parió, me estaban
mirando todos, bueno, ¿en qué estábamos?
-Te pregunté si veías normal tanta búsqueda
artística.
-Sí, sí.
-¿Sabés una cosa?, dejalo, no pasa nada, era
más de lo mismo.
-No, pará un poco, era una cosa que tenía que
hacer, ahora tengo tiempo, no seas boludo,
relajate y sigamos.
-Bueno, ¡eso!
-Ah, perdoname, sí, sos un tipo fuera de serie,
significa que no estás en la línea de montaje, sos
distinto, te diferenciás sobre el resto, lo sabés.
-¡No seas ridículo!_ se sentó en la silla de la
cocina mirando el agua fría.-no quiero eso, me
entendés a lo que me refiero, hablo de que si es
tan importante querer decir algo que no va a
cambiar nada.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Eso es más ridículo que intentar cambiarlo.


-¡Qué listo sos!, y ese estímulo de querer
intentarlo es muy capitalista.
-Haber Alejandro, todo es capitalista, vivís en la
cuna del problema, podés hacer algo, pero con lo
que hacés.
-Es una mierda, estoy podrido, el mundo está
sumido en una agonía increíble, la información lo
es todo, estoy realmente cansado. Me dan ganas
de comprarme un arma y darle a Blair una buena...
-Callate, ¡para eso es mejor tirarle a la reina!
-¿Ves?, hay tanta gente que aniquilar que sería
imposible, nos darían caza como terroristas y
después nada... la cárcel, la muerte, tortura... en
fin.
-Pero la gente está incómoda pero tampoco es
para tanto, aceptan que la gente se muera de
hambre, les da igual a miles de millones lo que les
pasa a sus vecinos, dejá de pensar tanto.
-¡Qué fácil!, eso es tan simple, mirá mejor lo
dejamos, estoy realmente cansado, no sé ni qué
mierda hacer con mi vida personal, deberíamos
separarnos de niños en dos, el artista y la
persona. La dualidad es terriblemente dura, esa
fisura me jode tanto.
-Ale, perdoname pero me llaman, ¿me llamás otro
día más tranquilo?, ni se te ocurra hacer nada, si
estás así, volvé y punto, no te vuelvas loco con
nada, acá estamos nosotros para darte lo que

121
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

necesitas, y al mundo que lo sigan jodiendo, nos


queda de vida como mucho otros cincuenta años.
Chau mi amigo._ no contestó al colgar, prefirió
obviar un saludo, estaba realmente sumido en una
tristeza profunda, la gente continuaba
consumiendo, los sonidos seguían siendo los
mismos, el agua en la cocina continuaba
esparcida en el suelo, la taza vacía esperaba ser
rellenada, la miró estupefacto comprendiendo que
el aire en esa vasija primigenia contenía quizás las
respuestas. Cerró la puerta del microondas, pulsó
dos minutos y medio para calentar su bebida,
suspiró, aparecieron sus manos de pequeño, sintió
el sol en la espalda calentarlo como un horno
gigante. Abrió el microondas, cogió un guante de
tela, le sumó leche y un saco de té negro, cogió el
azúcar y se sentó en el sofá, encendió la televisión
y cerró los ojos bebiendo el té sin azúcar.

122
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Los seis grados de


Julián.

-Seguimos cayendo en la misma encrucijada,


debe modificarse algo._las plantas reunían los
sonidos junto al viento, era relajante para Julián
pero perturbante para Pablo.
-Tenemos que atacar, reunirnos, no quedarnos de
brazos cruzados, llenos de pajas mentales que no
nos llevan a ningún sitio, ¡de eso está plagado,
Pablo!_el café se había enfriado, al dar un sorbo
su rostro de arrugó al completo, su estómago rugió
molesto.
-Ya lo sé, no te dije nada, pero algo sí se me ha
ocurrido, es posible que te parezca una tontería,

123
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

pero fue una idea válida en mi fantasía._acomodó


su cuerpo en la silla, suspiró, temeroso dudó y al
final, entre lamentos mentales, se animó a soltar
sus palabras.-Es simple, en la historia,
encontramos guerras para la conquista, el método
del imperialismo fue básicamente el mismo, con
sus variaciones abismales pero a simple vista
similares. Las armas cumplieron un rol
fundamental, hasta este mismo momento, pero
creo que tenemos un monstruo dormido que no
miramos a los ojos, Julián._una sirena se apaga
en la multitud de luces, se incorpora a la
normalidad de su andar mientras continúa
relajándose.-¿No lo ves, verdad?, la tecnología es
la herramienta de dominio, primero fue el hambre,
el achaque a la moral, las restricciones, el exilio,
las vejaciones, torturas y quién sabe que más
mierda. Luego como un asesino al matar a su
segunda víctima, se perfeccionaron, las tres o seis
familias que controlan el dinero comprobaron que
a sus sirvientes hay que darles de comer bien,
dejarlos relajarse mediante el ocio, consumiendo
lo que ellos mismos fabricaban, así nacimos
nosotros y otros millones, envueltos en el
consumismo desenfrenado con música funcional.
Ahora tras un período de falsa revolución
tecnológica nos hicieron adictos a los
ordenadores, luego a comunicarnos tras ellos y
sus cientos de artilugios hasta que nos obligaron

124
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

suavemente a mostrarlo todo de nuestras vidas


íntimas, desde lo que pensamos hasta lo que
producimos. ¡Somos mierda para ellos!, ¿no lo
ves?, tenemos que hacer algo Pablo, ¡pero ya!, tú
has escrito un manifiesto perfecto, que no se
ajusta a ninguna ideología, que tienes retazos de
todas, puede funcionar, mi plan es simple, directo
y perfecto por donde lo mires. Bajo la teoría de los
seis grados vamos a reclutar voluntarios, activistas
virtuales, con ellos y sus pequeñas células
estableceremos la red de activistas a nivel global,
luego se plantea con seguridad la acción y el resto
es ver cómo no pueden contra nosotros._continuó
caminando en círculos, algo dubitativo, cabizbajo
pero con la seguridad interior intacta, sabía que
tenían la energía y el tiempo para llevarlo a cabo.
-Pero no te explicas, no eres claro Julián, dime,
¡habla!_ Pablo se levantó bruscamente elevado
por la intriga y emoción del discurso escondido de
su amigo. Las plantas se agitaron revueltas de
energía, la noche escupía sus sonidos sin reparos
de sueños cortados.
-Hablo de abrir cuentas falsas, cada uno de
nosotros tendrá todos los soportes falsos para
divulgar, estaremos dormidos durante unos meses
hasta tener la voz bien alta entre los internautas,
una vez dictada la primer acción no podrán
evitarlo.

125
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Qué piensas hacer?, ahora las quedadas son


más bien para follar o beber en plazas públicas,
esas generaciones apolíticas son insultantes
Julián, no quiero desilusionarte pero...
-¡Nada!, míralos como se mueven, ¿no parecen
glóbulos en la sangre de un cuerpo?, ese cuerpo
tiene un nombre, el imperio nos ha hecho idiotas,
vivimos para ellos, y es por esa generación
nuestros sudores de constante estrés. ¿Lo
entiendes?, en unos meses enviaremos a nuestros
activistas las bases de nuestra ideología, serán de
todos los bandos existentes, todos quieren gritar
por algo.
-No todos pueden apoyarse.
-¡Pues utilizaremos la ceguera virtual para que
luchen juntos!, sin importar la creencia política o
religiosa, utilizaremos el esperanto como vía de
comunicación, es simple, y todos pueden
comprenderlo, luego la primer acción será
denunciar al mundo lo que hacen diariamente y no
queremos ver. ¡No aceptamos lo que nos sucede,
como no verbalizamos cuando tenemos un
drogadicto en casa!, nuestra puta naturaleza moral
nos ha hecho añicos. Luego atacaremos con cada
una de las plataformas, piratearemos todos los
sites gubernamentales, quiero que destruyamos la
economía, la especulación va a terminar,
fundamentaremos como primer medida la
detención de la producción mundial, juntos lo

126
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

haremos posible._ la sirena de la policía se


juntaba con otras de unos bomberos, la columna
de humo acercó el olor a quemado hasta la
terraza, entraron rápidamente en la sala,
respiraron y rescribieron el manifiesto, el
terrorismo había mutado sus formas, por primera
vez en décadas se había gestado un ataque sin
violencia que llevaría a las masas a comprender la
verdadera situación global.

127
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El motivo.

-¡ Confiese y esto termina bien rápido!, lo saben


su mujer y el resto de la familia Zouza, tenemos
las pruebas analizadas, el adn corresponde al
suyo en su totalidad. Tenemos la colilla del
cigarrillo, el cabello, está hasta el cuello, si nos
dice dónde ha puesto el resto de cuerpos
reduciremos las penas._Bilbao había amanecido
repleta de lluvia, la ría crecía lentamente, la gente
se agolpaba sin motivos en el puente del arenal
junto al teatro.
-No es tan simple, la suma de las partes es la
totalidad, pero sin ellas no hay nada, no tienen
pruebas, lo sé, primero verifique quienes son de

128
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

fiar en su departamento y quienes no, voy tres


calles adelante y tengo nueve escapes, lo siento
pero conmigo no funciona así de simple. Llame a
mis abogados o lo demandaré._ intentó decir algo
mientras aspiraba el aire con humo de su cigarrillo.
-¡Hazlo!_ exclamó señalando con un gesto al
oficial que estaba junto a la puerta.-No te saldrás
con la tuya, no voy a negar lo evidente, pero ten
algo por seguro, ni hoy, mañana o pasado estarás
en mi prisión, pero llegarás, todos cometemos
errores, ya lo has cometido, buscaré, y cuando
llegue, intenta estar en Alaska y protegido porque
nadie podrá salvarte. ¡Suéltalo!, me da igual, ¿qué
miras?, ¡anda, suéltalo!, novatos de mierda, ¡vete!
-Yo tengo más información... vigila a Iratxe._ salió
por la puerta rápidamente y se esfumó entre los
oficiales.
-¡Serás cabrón!, ¿¡me amenazas!?, ¡iré a por ti
Beñat!, iré a por ti maldito hijo de...
-Tranquilo jefe, lo tenemos marcado, no podrá
siquiera pestañear sin que lo sepamos.
-¿Qué coño sabes?, ¡cállate, anda!, me cago en
Dios, qué puta manía tienen de intentar ser
positivos, ese cabrón ya está fuera de nuestro
alcance, lo peor es que los cuerpos no aparecen y
la prense me tiene hasta los huevos.
-Son los de siempre jefe.
-¡Tráeme un café, quieres!, dile a Beitia que
prepare dos móviles, tengo una corazonada._cerró

129
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

la carpeta, se puso el abrigo, tiró el cigarrillo a


medio terminar a la basura y este comenzó a
soltar humo.

La lluvia no hacía más que cebarse con la ciudad,


algunas zonas comenzaban a mostrar síntomas
graves de la situación, en los medios se hablaba
de una posible inundación en las encartaciones.

En el bar.

-Ponme un cortado, ¿tienes lo que te he pedido?


-Sí, dame un minuto que tengo al encargado
tocándome las pelotas desde la mañana, marcha
en unos minutos.
-No es mi mejor día, tengo prisa.
-Ya, perdona pero no puedo meter la mano en ese
sitio, puede desconfiar y a este si se le mete algo
en la cabeza no para, tengo que cuidar el curro,
tío.
-Vale, me cago en Dios, hoy tienen que joderme
todos, es que... es que...
-¿Qué ha pasado Jon?
-Se me ha escapado un tío de los chungos, me ha
amenazado, no sé que mierda hacer, vamos
ponme el puto cortado.
-Aquí tienes, luego voy a por ello.
-Aquí estaré._ al tercer sorbo entró uno de los
ayudantes.

130
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Hola Jon, ¿qué?, vaya jarreo que hay allí fuera.


-Ni que lo digas Ángel.
-¡Vaya careto llevas!
-¡Y tú, no te jode!_ la gente comenzó a agolparse
en el bar, algunos gritos se multiplicaron mientras
la puerta se abría y cerraba.-Pero qué coño...
-Está muy chungo Jon, si tienes que ir para el
puerto deportivo, vete ahora, se viene una gorda,
hazme caso._suena un teléfono móvil.
-Sí tendré que marchar ahora... espera, dame un
minuto... ¿sí, diga?, ¿qué?, ¿¡cómo!?, ¿qué me
dices?, te has equivocado, toma Ángel, no
entiendo lo que dice tío._ Jon se arrodilla
desesperado, gritando mientras su compañero oye
lo que le dicen.
-¿A qué hora a sido?, vamos para allí..._colgó y se
acercó a su amigo.-Lo lamento Jon, no puedo
quedarme contigo, voy a ver todo lo que ha
pasado, tú te metes en la oficina y no sales, ¿me
oyes?, voy a alertar a todo el equipo, déjame que
yo haré el trabajo, esto es muy duro para ti.
-Mi mujer... Iratxe, ese hijo de... voy a...
-¡Calla, Jon!, no digas tonterías, marcho mi amigo,
haré todo lo posible, todo lo que sepas tienes que
transmitirlo y seguir el protocolo, mientras más
rápido sueltes todo más posibilidades tendremos.
¿Me oyes, Jon?, y coge tus cosas que aquí el
agua va a arrasarlo todo._ el nivel de la ría rayaba
el borde, el poder de la corriente brotaba contra el

131
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

ayuntamiento en forma de olas, el tranvía se


detuvo antes de cruzar el puente, el agua dejaba
de ser algo divertido para transformarse en una
amenaza mortal para Bilbao. Jon rompió ahogado
en furia cristales y mesas, durante un cuarto de
hora sus compañeros y amigos lo intentaron
contener pero en un descuido se escapó decidido
a dar caza a Beñat.

132
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La clemencia de Bryson.

-No voy a cuestionar tu autoridad, pero debes


callar tus voces que gobiernan allí dentro._su dedo
presionaba con la actitud sospechosa de una
amenaza.
-Es hablar por hablar, mientras en estos
momentos el mundo escribe las sentencias
históricas tú te ocupas de un simple
activista._quitó las gotas de su piel, su saliva
había dejado un rastro líquido de sus palabras.
-Debes entrar en razón Wes, no es momento para
limpiar tus actitudes con sonrisas encarpetadas en
un altillo impenetrable, ¡habla maldito!, ¿activista?,
¿ese es el nombre de la nueva inteligencia

133
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

militar?_golpeó con la energía de un caballo su ojo


derecho, la sangre se imprimió en su chaqueta.
-Soy un activista por obligación, la OMC, OMS y el
resto de empresas liberales están volviendo a
nuestra sociedad insana, infernal._su boca se
detuvo mientras Wes pretendía continuar.
-Wes, vienes a nosotros por alguna razón más
profunda, ¡no cambiarás el destino de las
economías del mundo eliminando la superficie de
lunar, detrás hay mucho interés dispuesto a limpiar
sin mancharse las manos. Por última vez, ¿qué
has hecho?, ¿dónde piensan atacar?, tenemos
muchos frentes abiertos, morirán civiles Wes,
¡morirán por ti!_ dio una señal para que sus dos
compañeros se retiraran de la habitación del
hotel.-Puedes decírmelo._se arrodilló para
encomendarse a su Dios mientras esperaba la
respuesta.
-Te conozco Dietrich, vas a matarme en dos
minutos, puedo contar tus pulsaciones, explicarte
las vibraciones y el calor que emana tu cuerpo, el
miedo que sientes ante el futuro, puedo incluso
decirte que tus dos hijas anoche te dieron un
regalo, ¿lo recuerdas?, estás implicado mi amigo,
eres de los nuestros._sus ojos buscaron los de
Wes, el estupor lo envolvió en una nube de
cuerpos sin terminaciones nerviosas, el edificio
completo posaba sobre su espalda.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿¡Qué has hecho!?_ saltó sin medir las


consecuencias hacia la silla en donde reposaba
Wes maniatado y ensangrentado por los golpes
anteriores.
-Ya no tienes nada que hacer, tus hijas te dieron la
clave, ¿crees vivir en la burbuja que te aísla en las
próximas décadas?, el futuro ha cambiado
Dietrich. Si me tocas una vez más, desearás la
muerte antes que a tus hijas. Escúchame, no eres
nuestro objetivo, ni siquiera el presidente, ni los
tres que tiene detrás en estos momentos.
-Morirás, ¿no lo ves?, luchas por algo que está
perdido, el anarquismo es teoría desclasificada, no
hay nada que puedas hacer en contra de los
intereses globales.
-Qué equivocado estás Dietrich, el núcleo está a
punto de resquebrajarse por completo, el dinero
electrónico no servirá en unos minutos, el apagón
tecnológico será en un cuarto de hora, querrás
morir si no me ayudas, es solo el principio.
Seguirán las listas de poder, los buques factoría
que creen tener a salvo con los servidores
dinámicos ya están tomados desde hace al menos
dos años, nuestros tentáculos son algo más
pretenciosos. Diles que todo sigue bien, ordena la
inspección en las habitaciones 46, 245 y 357.
-Son mis hombres.

135
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Tus hijas pesan más en la balanza de tu justicia,


¿verdad, Dietrich?_ abrió la puerta y les ordenó
requisar todo objeto relacionado a la investigación.
-¿Qué quieres?, mis hijas están protegidas desde
hace tiempo, si ahora te corto esa puta lengua
nadie hará nada, ¿qué dices, Wes?
-Que eres un pobre hombre Dietrich, tu familia ya
es nuestra a menos que no hagas lo que diga.
-Mis hijas..._ miró su teléfono móvil.
-No lo intentes, si llamas mueren, tienes el regalo
en tu bolsillo derecho, ya tienen controlado el
corredor, suéltame y baja a la habitación 46, diles
que sigo aquí, yo seguiré, me verás, pero ya no
estaré, ahora graba en tu mente esta secuencia
numérica... 73, 22, 84 te darán las instrucciones,
no dudes, no te comuniques, no hará falta que
pienses en las consecuencias, si lo haces bien,
serás parte del nuevo comienzo.
-Con violencia deja de ser lícito.
-Eso mismo digo mi amigo, solo es la violencia
natural... ¡suéltame!_ crujió sus dedos, frotó sus
manos y se cacheteó a si mismo, bostezó y con
una señal obligó a Dietrich retirarse. Mientras
avanzaba, las luces se apagaron.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El color del fin.

-La ataron, le extirparon el pensamiento mientras


las ovejas caían de a miles, tienen las garras
afiladas._sus ojos cayeron al razonar sobre lo
sucedido.
-Es un pelotuda._dijo Alfonso con su acento bien
marcado y cierta soltura.
-No hay pelotudos cuando la vida está en juego,
¿qué esperabas?_le contagió la pérdida.
-Perdoname, no merecía morir._desciende de la
cima de su estupor para comprender a su amiga.
-Ahora la cuestión es qué vamos a hacer, tenemos
cinco horas antes de que aparezca en los medios
la filtración._la perturbación de solo pensarlo la
llevó toser, el dolor en el pecho la obligó a
encorvarse durante unos minutos.

137
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Mirá Natalia, tenemos plata para escaparnos, yo


no quiero caer en las garras de esos hijos de puta,
me van a procesar por delitos que no fueron míos,
voy dos pasos adelante, nos vamos en coche
ahora mismo y nos olvidamos, empezamos de
nuevo.
-¿Qué?, ¿empezar de nuevo?, tú estás loco de
remate, ¡quieren exactamente eso!, su voz se
apagó y nadie va a hacer nada, al menos nos
tiene a nosotros, somos su último grito, Alfonso._
una mujer pasó a escasos metros, están sentados
en un parque público.
-¡Esa gente no quiere gritos!, odia la verdad, la
repele con el ocio, tienes esa idea de fingir ser un
mártir, ¿para quién?, caeremos en sus garras,
Natalia, mirame, ¡mirame a los ojos!, ¿ves que te
miento?, no tengo dudas que nos enfrentamos a la
muerte.
-Esto es una democracia Alfonso, no temas, no es
la Argentina que dejaste.
-Es mucho peor Natalia, no tenés ni la más remota
idea de lo que crees saber, no hay ciencias que
estén detrás de esto, el poder es uno de los
peores males, luchar contra la enfermedad sin
medicamentos es una condena que no mereces,
tu pasado debe reivindicarse, nadie va a alentarte
a seguir, nos quedamos solos, ¡muy solos!, los
tiempos de revoluciones terminaron, el control no

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

tiene límites, Natalia, mirame a los ojos, ¡carajo!,


mirame te digo.
-Tranquilízate, no grites, ¡no grites que estoy muy
nerviosa!, lo dejé todo, le prometí a mi padre que
lo haría por él, ahora míranos a lo que hemos
llegado, frustraremos las otras intervenciones.
-¡Es una auténtica locura!, el resto va a morir en
unas horas, el mundo ya está hablando de nuestro
intento golpista, van a torcer a nuestros
seguidores, ¡perdimos Natalia!, es ahora o nunca.
-No puedes hacerme esto, no, no y no._ arrancó
algunos pelos de la furia desmedida.
-Ya no somos lo que pensábamos que éramos,
morirán más sino no tomamos medidas, hay gente
que lo dejó todo por la causa.
-¿Y yo?, mi padre lloró al saberme de su lado, su
última lágrima fue de agradecimiento, reivindicar el
pasado es eso, ¿qué hago con la pena al
escapar?, no hay playa, cuidad o bosque que me
aleje del tormento, vete Alfonso, lo haré sola.
-No, no lo vas a hacer.
-¡Vete!, tú no sabes lo que es el compromiso,
cerrará los ojos, lo juro, algunos lograremos el
éxito, aunque mueran dos de ellos.
-No hacemos nada, podemos arreglarlo, retomar
las órdenes y analizar, desaparecer pero por un
tiempo nada más, así recobraríamos fuerzas,
desmantelar...

139
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Nos ha llevado años Alfonso, voy a descabezar a


las dos familias, es ahora o nunca.
-Pero... Natalia, sin mi no podés.
-Entonces vienes conmigo._abrió una cápsula con
un líquido transparente y mojó sus dedos.
-¿Me estás amenazando?
-Si te toco mueres, no quiero provocar una agonía
innecesaria.
-Natalia...
-Vamos, sé que quieres, es temor, ¿y si todos lo
logran?, difundirán mentiras, los medios dicen la
verdad cuando anuncian la hora y el día, el resto
es pura mierda... si mueren los gobiernos
comenzarán a agrietarse y los golpes serán
certeros, es la única vía, somos el instrumento
Alfonso.
-No quiero...
-¿Morir?, deja ya eso, haremos historia, tu honor y
el mío serán recordados, nadie sabrá de nuestras
dudas, pero yo no las tenemos, ¿verdad mi
amigo?
-No.
-Dame un beso._la tarde radiaba luz como pocas,
el parque estaba próximo al cementerio en donde
las dos familias más influyentes despedían los
restos mortales de un soldado. El reloj marcó el
minuto inicial, la misión encomendada era
comenzar el nuevo orden. Los hilos al fin
comenzaron a cortarse, el sacrificio fue... sus ojos

140
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

se cerraron al tocar con sus dedos a Alfonso, los


gritos y disparos fueron los fuegos de artificio que
tanto se habían prometido el uno al otro frente a la
tranquilidad de una playa desierta... la muerte
supo vestirse de amarillo.

141
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Los cien nombres del


dictador.

T
- e odio, no te soporto, ¿por qué me miras así?,
¿soy peor que ella?, ¿eh?, mírame a los ojos, se
te caen hacia abajo, mientes y lo haces sin
descaro, ¿quién te ha enseñado a ser así?, has
cambiado tanto.
-He cambiado, me han reformado, la compañía
tiene recursos increíbles, me han devuelto la vida,
ahora creo en lo que me propongo, el presidente
nos regaló ésta tarjeta, es para ti, así puedes
procesar mi cambio, mis modificaciones.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Qué dices?, ¡tres años fuera y llegas como si


nada hubiese pasado!, ¿estás drogado Caleb?,
hueles muy raro.
-La compañía nos ha provisto de un hogar para
nuestra familia, ¿no es eso un motivo para
alegrarte y creer en nuestra nación?
-¿Caleb?, ¿eres tú?, ¡vete de aquí, quien seas!, tú
no eres mi Caleb, ¿qué te han hecho?, yo creía
que...
-Nunca hubiese imaginado escapar con otra mujer,
¿han llegado los envíos de dinero?, las remesas
eran mi fuente de inspiración para continuar, he
sufrido hasta que he dejado de sentir. La
compañía nos pidió expreso cuidado con la nueva
información, estuvimos cautivos, creímos que era
lo mejor para el país... tu rostro estuvo en cada
una de la operaciones, eres... has cambiado.
-¿Yo he cambiado?, ¿¡yo he cambiado!?, ¡vete!
-No puedo, debo protegerte, pronto surgirán brotes
de una revolución tardía, Claire, estoy aquí y no
me iré, te amo princesa.
-¡No soy tu princesa!, ¡llamaré a la policía, seas
quien seas!, vendrán por ti y te encerrarán, Caleb
ha muerto, lo siento, te pareces pero no eres... la
remesa era mi pensión, me han quitado mi dinero,
no me quedan fuerzas...
-¿Dónde está Aaron?, huelo su perfume, su piel.
-¡Deja mi niño en paz!, ¡es mi hijo!, nadie va a
tocarlo.

143
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Debemos bajar, pronto comenzarán las redadas,


me informan que el capitolio ha sido tomado, el
mensaje está a punto de surgir, hay un bando solo
Claire, créeme querrás que te proteja. Dame tu
mano princesa, te he echado de menos.
-Pero...
-Calla, camina, ven aquí pequeño, soy yo, mírate
la cara, ¿quién te ha hecho esto?
-El amigo de...
-¡Aaron, no es tu padre, calla!
-¡Calla tú y baja en silencio o jurarás no haber
nacido!, ¿esto has permitido en mi hogar?
-Pero... tú, ¡no eres Caleb!, algo ha pasado, oh
Señor, encomiendas una tarea a quien no tiene
brazos, me haces sufrir Señor.

Las sirenas rompen la quietud del barrio, los


alaridos se extienden como hojas en otoño, el
sonido de la señal del televisor se repone, la voz
del primer presidente global prueba el micrófono.
El mundo se estremece, los mercados financieros
se paralizan, las bocas se abren en todas las
oficinas del mundo, los corazones de los países
entran en paro, Caleb mira al presidente, sonríe y
cierra la puerta verde, no hay simulacros, no hay
bombas atómicas, no hay virus, ni masacres,
tampoco especies revolucionadas. Claire llora
entre las cajas vacías, Aaron posa sus manos
sobre las de su padre, hablan muy bajo, el minuto

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

cero ha comenzado, Caleb recibe las


instrucciones.

145
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Minuto cero.

-" El pacto se ha cerrado, cuentan con nuevas


armas... enriquecen el Uranio..."_ la televisión
suelta sus brillos acaudalados y el teatro no hace
más que comenzar, mi mujer me mira.
-¿Qué pasa Lori?_ está suspendida en un
pensamiento, una foto o una palabra invisible pero
comprensible.
-Nada, ¿por?, ¡baja la voz por favor que no me
deja concentrarme!_tiembla.
-Lo haces otra vez, ¿buscas tu lugar?, no sigas,
¡no sigas Lori que van a encontrarnos!

146
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Déjame, es solo un minuto más, y marchamos o


otro hotel.
-Te empeñas una y otra vez en buscarla, ¡ha
muerto!, y si sigues moriremos nosotros, tengo
dos papeles que nos llevarán lejos de aquí, es
hora de modificar el futuro, los hilos se tensan y
podemos modificarlos, ¡enamórate de una idea al
menos!_ cierra los ojos, cree tenerla cerca.
-No voy a detenerme, tengo que matarlo, no hay
otro camino.
-Somos nosotros o ellos, ¡Lori, mírame!, somos
nosotros o ellos.
-Escapar transforma el futuro en un desierto sin
agua, sígueme, es la última vez.
-Lori, no me hagas esto, quiero disfrutar del
dinero, nos pertenece, es nuestro momento, la
oportunidad, si eliges mal eso se perderá para
siempre, luchamos por la paz y ahora míranos.
-Gabriel, no hay futuro, lo he visto, moriremos en
dos días, podemos recuperarla, es fuerte, la
protegen con un campo electromagnético, tú
puedes olerla.
-La guerra se ha desatado, los líderes del uno
están desplegando sus tentáculos por el globo,
nos queda nuestra ciudad inicial, nuestro refugio,
prefiero huir el resto de mi existencia a volver en
contra de lo imposible. Lori, recapacita,
sobrevaloras el amor, huelo el peligro, eso es lo

147
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

que me llega, tenemos seis minutos, la resistencia


no nos dará otra oportunidad.
-¡Vete, con el dinero!, ¡vete!, te buscaré, juro que
lo haré.
-No, Lori, no digas eso, por favor, reacciona,
nuestro amor, ¿qué pasa con nosotros?, no me
hagas esto, dime que no me dejarás allí solo,
puedo marchitarme de dolor.
-Podrás olerme, ten paciencia Gabriel, el mundo
merece el indulto, tenemos una década para
lograrlo el resto del tiempo es pérdida, créeme,
estos minutos, aquí, serán mi refugio mental,
¡vete!
-Dos minutos Lori, ven conmigo, tenemos todo, no
me hagas esto.
-Adiós Gabriel.

148
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El beso.

T
-¿ e ha gustado?_ el bar habla solo ante la calle,
su música mezclada entre las voces vinoandantes
lo refleja hacia la calle como un sitio divertido en
medio de la callada noche.
-No me gustan los diálogos secos, sin brillo, de
hojalata, no han reflejado el amor como es, no han
dado ese matiz de la vida que nos permite
respirar._él la mira, ella se esconde tras un copón
repleto de refresco con alcohol disimulado.
-Hablas como si supieras qué es el amor._deja un
silencio para ensordecerla de pensamientos.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Y tú qué sabes?, me hago a mi misma cada día


al levantarme, por momentos robaría tres bancos
para sanar mis cuentas con los saldos, pero ya me
ves, tranquila, sentada y hablando del amor.
-Veo que te gustan las poesías baratas, te
sensibilizas con los diques narcisistas de unos
pocos desgraciados con ganas de llamar la
atención de las mujeres desesperadas.
-Creo que si esta noche tiene un desesperado,
ese eres tú, mi querido._ las máquinas que limpian
las aceras se alejan, dejan detrás un húmedo
alivio a los pulmones repletos de humo.
-Te dejas pervertir por la idea de consumir hasta
hartarte, te creí más contemplativa pero noto en
tus miradas que te alejas más y más de mis
precepto... una vez más inútil... no entiendo
porqué me empeño en encontrar un futuro
planificado a la perfección, te hacía más dócil,
menos sofisticada y mucho menos fantasma.
-¿Qué dices?
-Lo que oyes, tus modales son precarios, más bien
inexistentes, ¿no puedes ver que toda esa gente
es infeliz?, míralos, hazme un favor, ¡míralos!,
¿qué encuentras de placentero?, ¿ves algo?, no
solo veo seres que ignoran, que nublan las vistas
y el pensamiento para aliviar la pena capital de
existir por el hecho mismo.
-No me va la filosofía de escritorio y ordenador de
última generación.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Antes no opinabas lo mismo, leías como una


condenada a muerte cada una de mis palabras y
las hacías leyes vitales, claramente no encontraré
el amor.
-Tienes que leer de verdad, interesarte por la
mujer, pero de verdad, el narcisista eres tú,
capturas con tu misterio poético, eres patético
como los seres que desprecias, tus colegas.
-No reniego de mi profesión, reniego de los que
siguen una porción inútil de mi profesión.
-¿Quién te has creído?, hablas de verdades, mira
cariño, tengo muy claro qué significa existir, no
tengo complejos con mi status social, me lo he
ganado, no me quejo por el hambre de Asia, India,
Medio Oriente, me da igual lo que hagan en el
tercer mundo, si manda una logia, una familia, si
hay revoluciones o si se muere un Kennedy que
parecen no terminar jamás.
-Gracias por la velada, ha sido un placer
conocerte, al menos la película tuvo un momento.
-No te vayas.
-¿Por qué voy a quedarme?, no eres compatible
conmigo, de nuestro presidente global solo tengo
palabras de angustiosa tristeza, de nuestro
sistema único guardo rencor por su historia,
incluso de la mía, nací en medio del hambre, en la
recesión del cincuenta, participé de las revueltas
del setenta y seis, fundé un partido político... no

151
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

tenemos nada de qué hablar, ni siquiera eres


guapa, no me gusta cómo miras.
-Tu vacío es similar al mío, comprendes las
deficiencias, lo has intentado, ¿modificar un
comportamiento indemne?, eres igual de cruel, te
vistes con el sudor ajeno, pagas con la misma
moneda, te cortas el pelo, te duchas, bebes, eres
un completo idiota, adiós. Ah, ¿te duele la
cabeza?, es el primer síntoma, ya no puedes
contestarme, ¿no?, mira si hay luz, querrás que
exista aquél barrio comunista en el cielo, adiós.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Nixon y la cámara
ingrávida.

-Mátalos, mañana quiero que estén durmiendo


con Lincoln, ¿qué miras estúpido?, ¿es muy
rápido?, diles que comiencen...
-Hace un año quizás era algo lógico, pero
¿ahora?, eran cuatro, podrían saberlo miles, no
creo que sea posible, duerma, descanse, señor y
por la mañana hablaremos del asunto.
-¡Los quiero muerto a todos!_ cayó contra la mesa
derrotado, al instante fue asistido por su séquito
de incompletos.

153
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Asegúrate que duerma bien, nada de


tranquilizantes, está pasado... ¿qué voy a hacer?,
ha perdido el norte, no tiene idea de lo que supone
hacer lo que pide, no puede ser verdad.

Fue así, aunque no lo sé, la memoria fragmenta


tanto las leves impresiones que desconfío hasta
de mi. Lo lamento, no puedo seguir hablando, el
documental me parece fantástico pero la gente no
oirá nada de lo que digan. No puedo seguir, he
firmado una sentencia de muerte al venir aquí, no
los demandaré pero haré algunas acusaciones en
los periódicos, sino moriré antes de que publiquen
el documental. Deben tener sumo cuidado.

En el estudio de la MGM.

-¿Hablas inglés o sigues pensando en


Ucraniano?_baja del trípode gigante al terminar de
acomodar el foco.
-¿Giro y salto?, me pesa mucho el traje, el arnés
no está tirante._el director fuma sin cesar, está
agotado aunque continúa racional, sabe que
restan seis horas.
-¡Haz lo que quieras!, ¡canta una canción!, solo
debes mantenerte en una línea, no puede pandear
el movimiento se nota mucho, quieto, ¡quieto!,
¡ahora!, canta, me da igual... di cualquier sin

154
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

sentido._ termina de hacer algunas fotos mientras


piensa en lo duro que será el futuro.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La noche después del


hundimiento.

-¿ Qué me calme?, ¿qué me calme?, ¿eres tonto


o qué?, ¡te callas y te pones de rodillas ahora
mismo!, ¿no quieres?, entonces mueres en menos
de dos minutos, tu eliges... dame la dirección de
ese pedazo de escoria, ¿morirías por una logia de
enfermos?_ la calle estaba desierta, dos pasos se
oyeron de la otra esquina, un ladrido, algunos
papeles y el sonido de la luz con su transformador.
-Tiene que entenderlo, queda un día, solo un día,
si muero ahora es lo mismo, me perderé..._ el
disparo en el ojo la calló instantáneamente.

156
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Me has cansado bola de cebo... ¡el que quiera un


tiro en el cuello que baje!, ¡cobardes!, ¿no hay
oficiales del orden que los proteja?, sigue siendo
un pueblo de millones de ratas enjauladas, no
tienen nada mejor que hacer esta noche que
dilatarlo todo. ¡Cobardes!, nadie hará nada por
nadie, huyan enfermos._ desde la ventana de un
local cerrado se oía el zumbido de alguien llamar
insistentemente.
-Señor... señor... venga aquí... hay algo que puede
interesarle... señor._dijo susurrando acercando su
rostro al límite con el aire de la calle.
-¿Quién eres?, descúbrete, ¿qué dices?, no te
oigo... si es una trampa ya sabes el final.
-Están equivocados señor... ellos no son elegidos,
quienes viajan a la Meca se equivocan, es un error
topográfico, el final se aventurará allí mismo, las
autoridades han mentido... entre por favor se lo
enseñaré..._ cargó su fusil y limpió el sudor de su
frente con el codo.
-Si mientes serás el próximo... no estoy para
juegos, busco al doctor Rives._ cerró la ventana y
de un golpe destrabó la cortina de metal.
-Pase señor, rápido, algunos pueden desconfiar...
no tiene por qué dudar de mí, no he olvidado que
lo he llamado yo._acomoda el cerrojo y pone dos
llaves cruzadas sacando las fundas de ellas y
quedando atascadas.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Buen sistema te has montado... ese maldito


cabrón quería matarme, mandarme al centro del
fuego, no soy estúpido, huelo la duda al instante,
como me mientas mueres también, no eres muy
agraciado pequeño, ¿qué puedes decirme tú de
toda esta locura?_ hace dos señas para que lo
siga detrás.
-Sígame, el que duda es usted, señor... sé muy
bien lo que hago, mi estatura no debe ser un
impedimento... llego más información aquí dentro
que ese ordenador cuántico... el respeto es el arte
de la hipocresía, al menos respete._ las puertas se
abrieron al tacto, los recibieron dos pequeños
adolescentes. La sirena deshizo el silencio, las
luces se multiplicaron por miles, toda la habitación
estaba repleta de ellas.
-¿Qué mierda haces?, ¡diles que detengan esto
inmediatamente!_ empuña el fusil.
-No puedo, señor.
-¿Cómo que no puedes?_ preguntó enfurecido.
-El momento ha comenzado, el doctor Rives lo
espera mañana por la mañana cuando la fusión se
complete, lo siento, señor.
-¿Lo sientes?, ¿qué mierda sientes?, ¿qué está
pasando?, ¿fusión?, los mataré como no hables
ahora mismo pedazo de..._ disparó contra los dos
adolescentes sin ningún reparo, las balas
traspasaron todos los circuitos callando las sirenas
y luces.

158
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Eso no detendrá el proceso, lo siento señor._


fusiló al último y se perdió en el corredor de luces
verdes.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La energía del sol negro.

-Su familia está con él, lo amamos..._ el féretro


dorado fue movilizado por las manos de sus
hermanos.
-Era un pirado, era un pirado, si estaba loco, ¿la
familia llora?, ¡no les ha dejado nada!, pero ahora
todos chupan de la fortuna. Su padre se quedó sin
nada, antes se llevaban de puta pena y ahora
míralos, lo rápido que cambian._ dijo el borracho
que bebía anís con su pecho al aire en invierno o
verano y con un perfume persistente fruto de su
bebida crónica.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Lo han asesinado, están investigando, valía más


muerto, pobre tipo, era un... la niña, ¿qué hace la
niña allí?, no va a superar jamás un trauma así, en
medio de tanta gente, como son..._ exclamó junto
a la televisión una anciana.
-Era un artista con todas las letras, no como esos
que... los buenos se van jóvenes._ aventuró una
mujer cruzada de brazos y sin gafas con noventa
años de edad.
-¿Sabes?_ se acercó junto al joven camarero
parado en medio de la sala.
-A mi también mi hicieron cosas raras de
pequeñas._ el joven la miró extrañado y pensó en
irse cuanto antes, le restaban veinte minutos para
terminar el turno en la residencia de ancianos.
-Él sufrió mucho, trabajaba desde los cinco años
señora, sus padres deberían... es normal que haya
terminado así, mejor allí que aquí._ apoyó sus
codos en la pequeña barra del bar.
-¿Por qué eligió ser blanco?_le preguntó mientras
cogía el vaso con su bebida.
-Quizás haya sido una manera de desprenderse
de su clan negro, su padre hizo barbaridades, es
normal que prefiera ser blanco, se identificaba con
otra gente, y ahora todos están allí, juntos._soltó el
aire cansado.
-Mi madre me obligaba a llevar el trigo en la
noche, y me gritaba que era una inútil, llegó a
decirme que iba a suicidarse para que yo cargue

161
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

con toda la culpa. Se había casado con mi padre


por dinero, por las tierras que tenía y luego resultó
que había un deuda a hacienda que se comió el
setenta por ciento... fue pobre y murió
odiándome._ el camarero miró el reloj, bostezó y
se limitó a apagar la televisión, la anciana bebió en
silencio el zumo de frutas y marchó lentamente,
esperando algo, alguna palabra de tranquilidad,
aliento, el joven se limitó a bajar las persianas y
pulsar los números de la alarma.
-Al final tanta gente escuchaba a ese tipo, ¿qué
pasará cuando muera yo?, que mierda somos._
dijo mientras barría el suelo de azucarillos
recortados.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Placer mayestático.

-Hay pensamientos que no se deben reprimir


Cesar, la terapia no avanza y yo te noto peor que
antes, no quieres hablar con las personas que no
son de tu círculo. Eso está muy mal, estoy
preocupada por ti, ¿por qué me miras así?,
¡Cesar!, eres un tipo inteligente, no te
comprendo._ gritó al derrumbarse en el sofá
mientras que su amigo daba vueltas por la sala
como una locomotora buscando rieles.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿¡Qué terapia!?, ¿soltarle todo una historia nueva


al psicólogo?, ese vejestorio no conoce otra
corriente más que el Psicoanálisis, ¡existen otras
doce que no practica!, le pido incontables veces
que intente con el Socio-Histórico o con el
constructivismo, pero nada, tiene una sola lectura.
¿Qué pensarán Wundt, Pavlov, Freud Berne o
Sperry?, Marta, no es por llevarte la contraria, pero
mis problemas radican de un punto que debo
reconocer algún día, al menos antes de irme de
esta tierra giratoria. Tú lo tienes muy bien, ¡te
casaste con tu príncipe!, una boda perfecta,
bueno, salvando mi comportamiento habitual, tus
vacaciones de ensueño, ni hablar de tu casa e
hijas, nadie muere a tu alrededor, ¡como si un halo
de luz protegiese tu contorno! Pero no es eso lo
que te hace especial, serás una mujer repleta de
luz hasta tu último suspiro. No me hagas esos
gestos, no van contigo, ¡Marta, mírame cuando te
hablo!, somos amigos, fuimos muy amigos, pero
no tienes que seguir viniendo a ver como me
consumo día a día en una espiral de miseria.
Entiendo que te sientas en deuda desde esa
noche, pero ya saldaste todo, ¿me oyes?, ¡todo!,
¡vete!, y no vuelvas, hazme el favor de no volver,
prométemelo._ ajustó su cuerpo a la silla y apoyó
su barbilla en el respaldo mirándola, estudiando
cada uno de sus detalles para recordarla hasta el
final.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Tú no estás loco, ni vas a estarlo jamás, te


diviertes en el regocijo del dolor, porque es muy
cómodo, pero dormir allí se termina hoy mismo.
Tienes que salir a la calle, volver a ser Cesar, el
que todos adoraban, ¡si tenías el mundo a tus
pies!, ¡mírate!, allí dentro, entre toda la amalgama
hay un ser humano esperando disfrutar de esos
placeres mínimo de la vida. ¿Crees que soy
idiota?, de aquí no me muevo, te vienes conmigo a
mi casa, tengo una detrás, es pequeña, pero te
vendrá bien, Matías es un buen hombre y te
adora, las niñas hablan de ti a cada minuto, no
puedo permitir que sigas aquí._ se descalzó el pie
izquierdo con ayuda del pie derecho luego lo
mismo invertido, soltó su cabellera marrón libro de
colección y cerró los ojos.
-¿Qué haces?, ¿Matías?_ preguntó alarmado
mirando el reloj de la cocina brillar en plena
oscuridad.
-Es tarde, el he enviado un mensaje, si mañana
por la mañana no estoy en casa y contigo a
primera hora vendrá él con unos amigos a
buscarnos. No tienes opción.
-¡La loca eres tú!, ¿quién mierda te crees?, ¡yo soy
dueño de mis elecciones!, nadie cambiará lo que
siento cada vez que me levanto. La amistad
confunde y perturba los sentidos, estás peor que
yo.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Llora si quieres, rompe la casa entera, tengo


dinero para correr con los gastos, ¡y todo gracias a
tu fortuna!, así que ya lo sabes, no hay escape, de
hecho sí lo hay, tienes aquella puerta para irte a
buscar aventura con tu coche de colección, pero
no te veo capaz de hacerlo.
-No juegues conmigo Marta, no me conoces
enajenado, mi furia no es proporcional a mi peso,
estás tocando mi interior sin reparo, puede tener
un precio muy caro, vete a casa, agradezco tus
intenciones, de verdad, pero es hora de dormir con
el calor de tu marido.
-¿Cuál es tu corriente?_ preguntó sonriente y de
ojos pegados.
-El estructuralismo, Conductismo,
Cognoscitivismo, Neconductismo y Gestaltismo,
¡yo que sé!, todas las normas de la psicología
moderna son útiles al menos, el problema es
simple, no hay tanta teoría en la que apelar, toda
la información es infinitamente compleja, el estado
de consciencia emerge de todo ese maremoto de
claves, hubo puntos que no me gustaron y los
asocié a una serie de comportamientos que
desencadenaron en un bucle de errores repetidos
en el tiempo, el cerebro es tan plástico que la
adaptabilidad fue un hecho consumado desde el
primer momento. Todo el resto de problemas
fueron consecuencias directas o indirectas de
aquellos sucesos matrices, ¡es simple Marta!,

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

¡murió mi madre y luego mi padre!, ¿qué quieres


que sienta?, estoy desarmado por dentro, no
tengo nada más que dinero. El sentido que le
encuentro a la vida es el dolor, es un motivante,
una droga compuesta por químicos dentro de mi
cuerpo y no fuera, ¿crees que eres feliz todo el
tiempo por no pensar?, un suspiro vital eres, un
estornudo del gigante universal, pero no temas,
eliges por el mismo mecanismo que utilizo la
felicidad, la ignorancia y el sometimiento. ¿Quién
desatina de los dos?, ¡sigue tu vida de papeles
escritos con comportamientos ajenos!, yo no tengo
que demostrar nada a nadie, para eso existe la
maquinaria del ocio, los sueños de gloria, ¡por
Dios!, ¡es viejo y patético!, el funcionamiento de
los anteriores imperios resultaron en lo mismo,
¿crees que los avances tecnológicos podrán
eliminarnos esa soberbia de enanos indefensos y
bacteriales?, ¡no!, no y ¡no! ¡Duerme!, que así los
sueños te visten de reina._ cerró sus ojos, soñó
con los mismos ojos verdes amarillentos de
siempre y agitó sus alas en un mar de alimañas
perturbadoras buscando la luz de un hueco en la
celda de sus pensamientos, el cambio había
comenzado.

167
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El archipiélago interior
humano.

T
- e digo que no es un toma buena, tiene que
tener algo más, así como está no sirve, de verdad
Emiliano, no sirve porque la luz no dice nada, en
más allá de los sueños, ¿recuerdas esa luz?, así,
nada fuera de ese rango. No entiendo por qué te
empecinas siempre en hacer todo al revés de
como lo planeamos, tenemos diez personas
esperando, ¿puedes pensar más rápido?_ me
gusta esperar a que exploten sus palabras, es uno
de los mejores momentos de mi vida, rodar en la

168
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

calle, sin permisos de la ley, rodar con armas y


muchas luces, esa gente me espera.
-Robert, no seas tan exagerado ¿quieres?, debo
pensar, son solo unos minutos más, ¡qué
esperen!, diles que practiquen algunas tomas, así
no se aburren, es que tengo en mente algo más
grande, que llegue a la gente y conecte._ da dos
gritos y unas señas y se sienta junto a mi en la
puerta de una casa extraña, acaban de encender
unas luces, es tarde pero la policía no hace caso a
estas denuncias.
-¿Qué te pasa amigo?, hay algo, esa cara que
tienes._ me conoce, al menos mi gestualidad.
-Es que esos dos actores que trajo Miguel no se
ajustan a lo que imaginaba, no me mires así, sé
todo lo que nos ha costado llegar a rodar aquí con
esta gente, pero de verdad Robert, no hay nada
que hacer, lo de la fotografía lo dejaría a un lado
sin ellos, va a quedar un cortometraje barato pero
sin calidad humana, lo lamento, pero no voy a dar
la voz de acción. ¡Hazlo tú!, no me mires así
Robert, lo haces tú, dices que tengo vómitos,
suelto algo de bilis y aquí no pasa nada. Creo que
voy a tomarme un tiempo para reflexionar, no me
entiendo, es que no sé que mierda quiero hacer,
se me juntó todo, estoy hecho un asco por dentro,
no espero que lo entiendas Robert... ¡vamos!, ve y
diles lo que acabo de decirte.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-Estás loco Emiliano, ¿por qué siempre me haces


lo mismo?_ está encantado por dentro, lo sé, yo
también conozco su gestualidad, también seguí
todos sus apuntes y estudios sobre la dirección de
este cortometraje, creo que lo hará mejor que yo.
-Tienes cinco cortometrajes premiados Robert, y
yo ninguno, quizás sea ese el camino, abrirlo
hasta llegar al punto de encuentro y dártelo para
que lo desarrolles._ la humildad no es mi estilo de
vida, pero con Robert tengo un sentimiento de
paternidad que me aleja de todos los preceptos
idiotas de la adultez.
-Todo lo que tengo es gracias a ti, y tú no tienes
nada, no puedo permitir que vuelvas a
desvincularte de todo a esta altura, está todo
montado, me sentiría un impostor, porque sé que
va a ser más premiado que los otros. Es una
historia que no me deja de emocionar, eres puro
amor Emiliano, agradezco el día que nos
cruzamos, pero ahora la dirección es tuya, hoy
tienes que terminar con lo que empezaste, están
esperando instrucciones amigo, ellos quieren que
tú les dirijas._ nunca vi llorar a un hombre que no
sea yo en el espejo, es... es el final, exacto, ¿por
qué no lo había visto antes?
-¿Impostor?, eres más talentoso que yo, y ahora
serás el final, el rostro que ultime todas las
sensaciones... ven conmigo.
-No puedo Emiliano, es una autentica locura.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Qué no puedes?, amigo, debes hacerlo, siéntate


en aquél portal, ¡Mariano!, tráeme la cámara y el
trípode, ¡qué nadie se mueva y respire!, repite lo
que has hecho frente a mi, quiero que te sientas
como hace unos momentos.
-¿Qué llore?, ¿me pides que llore frente a la
cámara?_ me desconcentra una alarma de
bombero que se aleja.
-¡Sí!, nada fuera de lo común._ le contesto y
pruebo el plano detalle.
-¡Estás loco!_ grita pero nadie se mueve.
-No voy a repetirlo, si te apuras mejor para ti,
cuanto antes sueltes las lágrimas mejor._ todavía
tiene el pecho cerrado de la emoción encontrada,
respira dificultosamente, pestañea varias veces,
sonríe nervioso y suelta el llanto encerrado en el
alma. Nada me gratificará así, es lo más bello que
he visto en mi vida, brillan mientras caen, tose y
emana dolor, puedo sentirlo desde la pequeña
pantalla de la cámara, no hay sonidos, ni aire que
me acaricie, somos él y yo, sus penas y mis
anhelos.
-No puedo más, quiero irme lejos, no voy a seguir,
todo es tuyo, eres todo lo que hice, y seguirás
haciendo todo por mi, no puedo permitirlo, es una
injusticia que me premien a mí. Todo el mundo
cuchichea que somos pareja y cuestionan mi
talento frente al tuyo. ¡Eres un cobarde!, me
utilizas y yo siento pena por mi, no pensaba llegar

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

a esta ciudad a ser un emulador de deseos,


¡mírame!_ la vida es injusta, mi protección es una
coraza irrompible mi amigo.
-Eres joven, no sabes lo que te viene, lo entiendo,
pero no puedo darte la respuesta rápida para
aliviarte, sigue, es un camino de piedras, las
palabras de ellos, ¿importa?, todos tus
pensamientos están en esas tomas y diálogos, te
engañé desde el primer día, todas las obras son
tuyas, fueron ideas sueltas que agrupé y diálogos
que retoqué pero solo con maquillaje idiota, eres
un genio encubierto en una piel de incomprendido,
no voy a permitir que te deshagas de lo que eres.
¡Escuchen por favor!, ¡quiero que se acerquen
todos, absolutamente todos!, rodeen a nuestro
director, ¡Robert quiere saber si es un gran
cineasta!, ¿lo es?, ¡claro que sí!, ¿no oyes sus
voces?, mis órdenes fueron claras desde los
inicios, el único que no lo sabía eras tú ¡Ahora es
el turno de continuar con el final señores!, ¡un
aplauso para nuestro futuro representante!, ¡tengo
el placer de anunciar que Robert ha ganado la
beca para el largometraje de su primer
cortometraje "Islas del sur humano".
-¿Qué?, me mientes, ¿hablas en serio Emiliano?,
¿qué dices?, no lo puedo creer, no es posible,
pero si no presenté nada... que hijo de... ¡eres una
mala persona!, ¡no, eres una gran persona
Emiliano!, ¡gracias, a todos!, no lo puedo creer,

172
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

estoy sin aire._ no tengo hijos, no tendré


herederos, no serán mis genes dispersos en
nueva evolución, no soy arte ni me representan las
imágenes, soy caos y una increíble bola de
felicidad, ese humano lo merece todo en el
mundo, todo lo que el resto puedan regalarle.

173
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

3 Kilómetros.

-¡ Ahora vuelvo chicos!, ¡voy a buscar ayuda, no


hagan nada!_ gritó desesperado y echó a correr
mirando sus pies, no podía mirar de frente el
camino, actuaba de memoria, el pueblo estaba al
menos a unos tres kilómetros, tenía los minutos
contados, era su primera vez para todo, pero no
para nadar, no había querido aprender. Las
piedras lastimaban sus plantas de los pies en cada
error, aunque su atención estaba centrada en el
recorrido, le fue inevitable evadir esas
lastimaduras que recordaría por el resto de su
vida. Pensó en sus miradas, en las sonrisas

174
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

anteriores, en lo que le dirían sus padres, en el


castigo que les pondrían al terminar. Lloraba
mientras corría, sus lágrimas le daban frío en sus
sienes, alguna se coló hasta la oreja, pero no se
detuvo, no pasaba ningún coche, gritaba por si
alguien le oía mientras lo hacía. Ninguna casa
encendió una luz a su paso, nadie se enteró de
sus gritos, pese a los obstáculos, el cansancio y
las lastimaduras Ergoitz siguió sin pensárselo, era
de los fuertes, podía con eso, aunque no con los
sermones de los adultos, odiaba que le pongan en
evidencia delante de sus hermanos. Gritaba con
sus brazos hacia atrás para aliviar la presión del
pecho, sudaba en demasía, sus nervios causaban
calor sumado a la consecuencia lógica del
esfuerzo físico.- ¡Ayuda!, ¡mis amigos están mal!,
¡necesitamos ayuda por favor!_ se detuvo en una
casa oscura y con una huerta enorme, gritó
porque había un coche aparcado.-¿No hay nadie
en ésta casa?, ¡necesitamos ayuda!, ¡por favor!,
¡por favor!, mis amigos están..._ no tenía voz ni
aire, sus pies latían ardiendo, los miró asombrado
pero no pensó en qué era realmente el dolor,
quería correr y correr, necesitaba el abrazo de
alguien que lo devuelva a casa, se sentía perdido
en el camino a casa. Al cruzar la carretera una
furgoneta tocó el claxon y lo esquivó sin
detenerse, le gritó, hizo señas y nada provocó que
ese hombre imprudente se detenga a escuchar su

175
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

historia. Derrotado por sus pensamientos, nervios


y cansancio físico el niño llegó al portal, se detuvo,
no quería tocar el timbre, estaba a punto de
arrepentirse.
-¡Ergoitz!, ¿qué sucede?, ¿por qué corres así?, ¿y
tus amigos?, Ergoitz, ¿qué sucede?, ¿dónde coño
están Beñat y Andoni?, ¿¡dónde están Ergoitz!?,
¡habla!, Ainoa, si aquí está, baja a hablar con el
niño que no quiere decir nada, ¡lo único qué hace
es llorar!, mierda de maricón criamos._ su madre
bajó al de dos minutos, desesperada por su
corazonada lo abraza, mira sus pies y las
manchas de sangre en la acera.
-¿Qué tienes mi amor?, ¿qué han hecho?, dime ya
donde están, tenemos que hacer algo, ¿los han
secuestrado?, ¿se perdieron?, ¿quemaron algo?,
dime hijo, pronto vendrá la policía y ellos no son
como nosotros. Mi amor, ¡habla!_ el niño no dijo
nada, no tardó en llegar la policía, en unos
minutos estaba rodeado de gente desconocida,
por las ventanas todos miraban y murmuraban,
pensó en todas las luces encendidas que había y
se preguntó por qué no se habían encendido para
ayudarle en el camino.
-Hola pequeño, tienes que decirme lo que ha
pasado, ¿cómo te llamas?_ lo lleva de la mano
hasta la furgoneta, llegan más patrulleros y
algunos coches privados, la policía autónoma
acordona las inmediaciones, el estado de la gente

176
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

es de alarma, algunos gritan en euskera,


¡cipayos!, otros se enfrentan a las voces con gritos
de repulsa, la tensión se vuelve más densa, por la
mañana habían asesinado a un inspector con una
bomba en su coche.
-Mi nombre es Ergoitz... mis amigos... mis... soy
Ergoitz, me dijeron que iban a aguantar la
respiración y salieron, tengo miedo, quiero irme a
casa._ echó a llorar en los brazos del oficial.
-¿Dónde están Ergoitz?, ¿puedes guiarnos?_ el
padre se acerca y con una seña del oficial alza al
niño.
-Estábamos en el dique, junto a la represa, donde
fuimos hace unos días._ le dijo el niño a su padre
al oído.
-Sé donde es, tú te quedas con tu madre, ¿estás
seguro qué es allí?, ¡Ergoitz!, ¿es el del árbol
encorvado?_ el niño asiente sin mirarle la cara, su
madre lo alza y lo lleva al tumulto de mujeres en
batas y pijamas.
-¿Por qué se quedaron hasta la noche mi amor?,
está mal Ergoitz, muy mal, ahora que Dios diga lo
que tenga que decir.
-Pero no es mi culpa, ellos han querido jugar a
eso, a mi no me gusta, les he dicho que no lo
hagan pero se rieron y no volvieron, ¿van a volver,
mamá?_ dijo llorando con la mucosidad saliendo
de su boca y nariz.

177
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-No lo sé, espero que sí._ le susurró a los oídos y


lo abrazó sintiendo la pena de saber la verdad, no
había esperanzas para sus amigos.

Toda la noche un grupo de voluntarios se


encargaron de buscar a los dos niños, sin ningún
éxito. A la mañana siguiente rastrearon la zona
buscando evidencias mientras que un buzo se la
capital vizcaína se encargó de buscar debajo del
agua, tarea que casi le costó la vida, las corrientes
estaban gobernadas por túneles naturales a varias
direcciones. Los padres sabían que no había
esperanzas, la ciudad se vistió de luto, mientras
que dos nuevos buzos corrieron la misma suerte
que el primero, llamaron a medios de
comunicación y se presentó ante la audiencia
nacional el caso, un experto de la policía de
Madrid se presentó gracias a la nota periodística
en la mañana del cuarto día. La histeria era dueña
del barrio, las lágrimas brotaban de las flores y los
jardines descuidados, el duelo y el silencio era
abrumador, estaban expectantes de poder velar
sus cuerpos y al menos despedirlos. La tarde del
quinto día hubo noticias.

-He dado con los niños, los hemos podido sacar


del agua, no puedo quitarme sus rostros de mis
ojos, creo que de un momento a otro se vieron
debajo del agua y sin poder salir, la corriente no es

178
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

fuerte pero el túnel desorienta... creo que sintieron


estar apresados, y uno pensó que el otro iba a
salvarlo, no me lo explico, es muy triste... sus
caras estaban... los he encontrado juntos, en el
mismo túnel y abrazados, es imposible separarlos,
sus cuerpos están unidos con una última fuerza
que me corta la respiración ahora mismo... lo
lamento, no puedo seguir hablando, lo lamento,
con el alma, esos niños se unieron... es que...
nunca olvidaré sus rostros.

La ciudad se llenó de lágrimas y flores, no hubo


lluvia que aleje a toda esa gente triste, el abrazo
fundió la desesperación en cada una de aquellas
personas imprudentes que dejaban libres a sus
niños ante el peligro.

179
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Libertades.

-¿ Qué crees que pueda pasar con nuestros


objetos libres?_ estamos sentados en el pie de un
monte, los tres juntos, en un banco de plaza sin
plaza, junto a una pequeña fuente y frente al mar,
acaba de pasar la tormenta que va directo al
centro de Bilbao, nosotros sonreímos con el sol en
los rostros. Mi pregunta queda en silencio,
seguimos señalando el sol los tres juntos, ellas
están con las flores que acabo de arrancar sobre
sus orejas, apoyadas y en compañía.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¿Qué cosas libres?_ me pregunta la más


pequeña de ellas.
-Digo todo lo que nos rodea, objetos frutos de la
naturaleza o el artificio._ le contesto esperando
una respuesta.
-Una cabina telefónica tomando el sol bajo una
sombrilla en la playa, por ejemplo, espera, se me
vino otra imagen a la mente, una paloma nadando
en el mar, ¡que emoción!, espera, ¡otra!, una rata
comiendo en un restaurante de lujo..._ que
ocurrente, miro a la mayor de ellas, me sonríe con
su boca cerrada, gira la flor con su mano derecha,
mirándola pensativa.
-Yo veo a una plancha de ropa arrugando todo lo
que encuentra a su paso, o un coche volando y
una vaca comiendo carne... jajaja, ¿y tú qué
imaginas?_ me pregunta esperando que supere lo
que han dicho.
-No lo sé, un cubito de hielo bombero, o una
palmera barriendo las calles de Bilbao, una tabla
de surf como hélice de helicóptero, no puedo
imaginar nada como ustedes, le daría descanso a
las teclas de piano._ sonríen por mi falta de
imaginación, yo solo pienso que me faltan
imágenes por la acumulación de otras.
-Puedes esforzarte algo más._ me pide la
pequeña.
-¿Saben?_ señalo al sol que nos ilumina, el viento
nos despeina.-Esa estrella oscilante que ven, está

181
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

muriendo, le quedarán unos miles de millones de


años y luego se acabará consigo misma, hasta
desaparecer. ¿Qué significa eso?, que nuestro
planeta es un cubo de hielo que se calienta
lentamente, y que tiene un fin, se volverá tortuoso,
y quienes vivan la transformación no se creerán lo
que vivimos ahora mismo, miren el mar, el reflejo
del sol como brilla sobre el agua y por un
momento piensen que están en otro planeta, en
otra estrella lumínica, ¿viajar?, es la clave de la
supervivencia. ¿Sería justo para el universo
qué subsistamos?, yo creo que no._ bajo mi mano
y la apoyo sobre mi muslo derecho, les sonrío y
ellas me miran, las dos lloran juntas, sus lágrimas
me piden explicaciones pero no tengo palabras
que sanen las heridas de la verdad.

182
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Mensaje desalentador.

Estoy mirándote, ¡sí!, hola, ya sabes quién soy,


seguramente alguien te contó de mi, o
simplemente has llegado por el instinto, la
navegación sin sentido de Internet o por un amigo.
Da igual sinceramente me da igual, estamos
juntos para hablar sobre lo que te sucede, lo que
te hace ruido en tu interior, lo que ruge todos los
días y se duerme por momentos para dejarte vivir
en Babia, con tu boca abierta en algún autobús
sofocante camino a casa o alejándote de ella.

183
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Somos dos personas que nos sentimos agobiadas


porque sabemos que algo nos oprime y no
podemos explicarnos como, aunque tengamos
respuestas hechas y ensayadas para nuestros
amigos, fiestas o eventos sociales, no tenemos ni
la más remota idea del por qué estamos ahora
mismo existiendo. Es altamente probable que
tengas problemas de liquidez monetario, sino te ha
sucedido pronto sucederá, y no te alarmes, porque
en la merma o en la abundancia todo,
absolutamente todo se vuelve a marear y a tender
a un caos, mínimo o parcial que hará de tu camino
un parque de piedras sin horizontes. ¿Qué hago
aquí?, nos preguntamos algunas veces con una
sinceridad aplastante... naturalmente no nos
sabemos responder más que las respuestas
prediseñadas e implantadas en el primer ciclo de
aprendizaje... no te sientas mal por no encontrar
sentido a las cosas, porque cosas son y nacieron
de conceptos, principalmente emulados de la
naturaleza o enaltecidos escasas veces por
algunos homínidos sobresalientes, pero tu caso no
es ese, y si lo fuera tampoco tienes un orden por
el contrario, la genialidad irriga tanta fluidez que es
imposible etiquetar todas las operaciones que se
establecen sin alineaciones visibles. Aquí estamos
tú y yo, para relajarnos te voy a contar que tengo
miles de cuestiones demasiado problemáticas en
mi vida, no voy a deprimirte con mis desordenes

184
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

vitales, pero te puedo contar que me siento


totalmente utilizado por este sistema bacterial que
hoy pondera en la tierra, suena a película de
ficción “El sistema que rige al mundo”, lejos de eso
tienes que entender que hay ciertos patrones de
comportamiento de una porción ínfima que
condicionan al resto... esto lo sabe hasta un niño
de preescolar, pero por algún punto se comienza.
La raíz del mal nacido en el anterior siglo se debe
al produccionismo, que apareja una de las fases
más complejas jamás emprendidas y una de las
soluciones más simple que jamás se haya
implementado bajo una doctrina imperialista. No
sé nada de política, ni de economía, ni de
psicología social (sí es que existe)... pero sí se
algo que puedo contarte, y lo haré brevemente.

Naciste en un hospital después de un largo pero


intenso proceso genético que te moldeó,
emergiste a una superficie que representa el uno
por ciento de la materia que compone tu nuevo
hábitat, te cortaron ese lazo con tu madre para
que comenzaras un proceso de grabación de
información, lento o no, fue la primera fase de
enseñanza sobre la que se fundamentaron tus
procesos neuronales recién estrenados en la
superficie terrestre bajo la acción de la gravedad y
la climatología. Puedo entender que te preguntes,
¿qué me está diciendo éste tipo que no sepa?,

185
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

tienes razón, no sé nada de medicina, ni de las


otras cien profesiones que se ocupan de reparar tu
cuerpo o doctrinarlo. Como te he dicho tus
músculos ensayaron dentro de tu madre todos los
movimientos que iban a experimentar en un futuro
terrestre, de hecho hasta soñabas pero no lo
sabes, por lo tanto ya pensabas. En tu fase inicial
se encargaron de estimular todos tus sentidos, con
colores, formas, para que te adaptes al mundo al
que llegaste, creciste gracias al cuidado intensivo
de una mujer adulta en su defecto un adulto que
pudo ser tu padre, abuelo o amigo de tu madre,
etc. Te pusieron un nombre para clasificarte entre
tus pares, tuviste una identidad, comenzaste a
grabar experiencias en base a los juegos,
conociste el mundo binario que te iba a gobernar
hasta ahora mismo y tu posterior (y espero que no
pronta) expiración. Bajo las preguntas y
respuestas acomodaste una serie de prioridades
que te dieron una base operativa para seguir
experimentando, llegaron la música, los sonidos
caóticos de la naturaleza, conociste la lógica
matemática, algorítmica, los sentidos se pusieron
a prueba con cada error que cometiste, tu cerebro
viajaba a velocidades eléctricas increíbles y no lo
sabías. Tu grupo se encargó de darte el cobijo
ante las inclemencias climáticas y eso forjó
inicialmente la incondicionalidad familiar, los lazos
se cerraron y comenzaste recibir los estímulos

186
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

teóricos, nuevas bases intelectuales con las


cuales utilizaste la base inicial de la experiencia
sensorial, volviste a reunir un pensamiento y una
serie de uniones creando conciencia... tu moral fue
activada, quizás una falsa moral, no hay peros en
las apreciaciones, ya que tu grupo condicionó tu
primera visión clara de lo que te rodeó
selectivamente por tus bases iniciales.
Hasta aquí lo de siempre, creciste con un grupo
nuevo fijo (a veces) con el cual compartías la
experimentación de la enseñanza de una serie de
acontecimientos basados en la memoria, tus
educadores hicieron hincapié en vidas pasadas
que realizaron descubrimientos y hallazgos que te
permitieron conocer lo anterior para que según
ellos tú cambies los errores cometidos y seas un
hombre de bien, un hombre que consuma,
produzca, no piense y doctrine a su grupo o clan
con las mismas bases sistemáticas. Al llegar a la
adolescencia fuiste un incansable buscador de
emociones y aventura, probaste nuevas fórmulas
teóricas y reconociste los nuevos errores y
aciertos, te dijeron que elijas una carrera
universitaria para poder ser un obrero laborioso e
instruido en las nuevas técnicas de elaboración,
pero al fin un obrero vestido de traje o mono azul,
con pico o bolígrafo todos se transformaron en
adultos, la minoría que es la que compone el
aporte del sueño posible se llenó de dinero los

187
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

bolsillos siendo deportistas afamados,


naturalmente eres aficionado a cualquiera de los
siguientes deportes, fútbol, baloncesto, béisbol,
fórmula uno, moto GP, maratón, rally... y otros
tantos que no voy a enumerar porque no me da la
gana, bueno otra de las aficiones que tienes es la
televisión, Internet, teléfono móvil, reproductor
musical y otro etc. que tampoco voy a enumerar
porque tampoco me da la gana. ¿Sí?, genial ahora
sabemos de nosotros mismos que contenemos
una doctrina de las dos que hay en la actualidad,
la buena y la mala, es obvio que la buena es el
capitalismo y la mala... si si, esa, bueno también
sabemos que viajamos una hora al menos para
trabajar y otra hora para volver, estamos
estresados si llegamos a ser de los afortunados de
vivir en el núcleo de la productividad por el ruido,
las luces y el sin fin de acontecimientos que
tampoco voy a enumerar, porque esto es una
cachetada suave y no una Biblia sobre lo que
somos escrita por un indolente joven que tiene un
mal día. Lo dicho, somos adultos y nos
deslomamos produciendo materia que ya pasó de
moda, ¿no es triste?, toda la gente que dejó su
tiempo depositado en la producción de discos de
pasta, edificios de acero y concreto aireado y otras
millones de actividades que tampoco vamos a
detallar. Ellos, posiblemente tus padres, abuelos y
hasta bisabuelos forjaron la mayor tragedia para el

188
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

planeta y sus especies. Gracias a ti seguimos


destrozando un planeta que viaja a cientos de
miles de kilómetros siendo un punto ínfimo en un
universo que se expande a la deriva. Somos ese
niño que acaba de despertar y ha destrozado la
cristalera en dónde habían recuerdos de toda la
familia, tú y yo no estamos de acuerdo con la
instauración de un sistema que por motivación
clónica y especulativa produzca hasta llegar a un
final. ¿Estás triste?, ves a la gente morirse en
guerras y te da tristeza, ¿eso te molesta?, eres un
puto infame, una mierda de persona porque
también ves a un niño en la calle y le das unos
céntimos o nada y te apenas por su realidad pero
te regocijas porque no fue la tuya, ¡eres la misma
escoria reciclada que fundó las bases para que
sigas con la intensa moralidad ecologista de
destrucción masiva y silenciosa del resto de
especies. Estás molesto porque un impertinente te
dice algo que eres y no te conoce, ¿qué crees que
tengo que conocer de ti?, piensas todos los días,
por un instante o no en por qué mierda estás en
vivo, sabes que eres un accidente terriblemente
complejo y sabes que eres un engranaje más en
una fábrica de sueños repleta de excrementos
hasta más no poder. Si piensas en comprar una
casa, coche y jubilarte, eres el ser más
insignificante, menos apto y susceptible a morir
triste que conocerás sino miras a tus lados, digo, a

189
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

tus vecinos. Perdona, es normal que quieras una


estabilidad que te proporcione un hogar seguro, en
un sitio determinado para poder gozar de todos los
beneficios de la cárcel ociosa que te ofrecen sin
salir siquiera de tu cama. ¿Crees en Dios
también?, jajaja, perdona que me ría, es normal
que busques las respuestas en algo que no te
conteste, así se mantiene el misterio de que haces
en el mundo hasta el final, es una manera muy
bonita, simple y llana de bloquear toda búsqueda
interna que te propongas. Estoy seguro que
además de todas la ansiedades que tienes por
comprar lo nuevo, lo último en tendencia, quieres
nutrirte de las bondades incontroladas de la red
globalizadora para saciar algunas de tus
tendencias patológicas, no definiremos ninguna
porque ya son cientos y cada día se suman más,
es que las nuevas implementaciones de las
tecnologías harán de ti un ser dependiente sin que
lo sepas siquiera. Pero no te alarmes si viene un
futuro de vigilancia y sometimiento, las ciencias
son la nueva filosofía de vida, por suerte el
pensamiento religioso o mágico ya no se necesita
para conquistar ningún sitio de la tierra porque ¡ya
están conquistados todos!, por lo que ahora en
nombre de algunas carencias se encargarán de
luchar por absorber territorios baratos, como
acciones de una empresa para especular con
unos rendimientos posteriores o venta. Eres

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

atlético porque educas tu cuerpo con una dosis de


gimnasia, vas a la oficina o al taller/fábrica
decidido a hacer lo menos posible y llegas a casa
para estar en tu sofá jugando a la consola o
navegar sin rumbo en la red global. Eres un
exitoso en este sistema porque lograste hace unos
años crear un negocio que te dio enormes
beneficios, o simplemente tienes un negocio que
te permite vivir holgado sin mucho esfuerzo, por lo
tanto tienes una red social en Internet y en la vida
real que te acompaña en cada paso que das y te
apoya o educa en los pasos positivos o negativos
que das. Eres un ser subordinado a las opiniones
ajenas y sigues las tendencias practicando todas
las etiquetas que te dieron al nacer y reproducirte.
Pero tienes un engendro que pide brutalidad,
ruges por dentro pero prefieres callarte, no quieres
pensar en mañana, ¡la vida son dos días a vivirla!,
¡sí!, sí señores, no voy matarme antes de tiempo,
voy a salir todos los fines de semana a
emborracharme para callar mis pensamientos, si
puedo entre semana lo haré también porque mis
amigos estarán allí esperándome para contarme
sus jugadas de naipes por el casino online o el
ligue de la puta de turno con el jugador de turno
inmensamente valorado en un juego
sobrevalorado en demasía, ¡ey!, no es envidia de
los pases multimillonarios, ni de las posiciones de
los clubes en las listas ni mucho menos de las

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

conversaciones sobre quién hizo el mejor gol o la


mejor jugada. Te sigues preguntando por qué
tienes tantos cambios de estados anímicos, te das
cuenta que el mundo que te rodea te miente a la
puta cara y no haces nada, comprendes que en la
televisión te montan una mentira teatral para que
comas y no pienses. Entras en razón de los
nacimientos desmedidos de todos los países,
etnias del mundo, no piensas en las muertes, sino
en los nuevos pobres futuros y engranajes
perfectos para mantener la producción
desaforada. Abres los periódicos de papel (si es
que sigues leyendo en un formato del hombre
paleolítico) y no haces más que leer otras nuevas
mentiras de personas o personajes que se creen
adultos serios y responsables comunicando
verdades del estamento o cualquiera de sus
esferas, cuando me refiera a cualquiera de sus
esferas digo sus tentáculos más profundos y
arraigados, hablo de la confabulación
globalizadora, pero no te detengas a pensar, este
tipo es un intolerante, un inadaptado y yo estoy
leyendo mientras podría estar jugando o leyendo
algo más divertido, es que no quiero... ¡pensar!,
¡caíste! ¿no quieres pensar?, no pienses, pero
tienes que comprender lo anterior, y lo primero,
¡eres binario!, hay que erradicar el bien y el mal
para reconocer todos los horrores cometidos.
¿Qué piensas de esto?... no pienso nada, me

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

parece que hablas demasiado de verdades que


todos conocemos... es cierto, ahora, vas a seguir
viajando en un tren atestado de gente olorosa para
trabajar ocho horas por un salario miserable, ¿por
un sueño de concreto o acero?, vas a dejar todas
tus utilidades mentales para desarrollarte como un
obrero sin un fin de clasificaciones y presiones.
¿Vas a ceder ante toda la injusticia binaria que te
rodea?, seguro que lo harás, estoy seguro que
seguirás consumiendo como una rata de
laboratorio sueña con electrodos electrificados y
no se plantea nada más que morir y dejar de
agonizar. También perseguirás al galgo con cola
de conejo en tu carrera desesperada por
aprobación transformándote en un ser social y
disociado en mil partes mentales. De hecho
comerás los alimentos transgénicos que te ponen
en bandejas blancas con música sin ritmo y te
acondicionarás para no ser despreciado por la
química del amor ante las mujeres u hombres.
Seguirás siendo un bárbaro sin hacha, un primate
sin árboles, una máquina de reproducción, y otros
tantísimos etcéteras.

Creerás que eres lo máximo en tu despacho en


una torre altísima dónde nadie se supone humano
y fumarás un habano de un país pobre y resistente
a las invasiones.

193
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

Nada hará que la orden instaurada en tu


hipotálamo y el resto de tus genes no siga la lucha
por la supervivencia, ¿por qué?... porque seguirá
siendo una bacteria, una enfermedad que se
erradicará dentro de un suspiro geológico.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

La copla real de Maggie.

-Come un poco, no estás del todo bien.


-¿Y tú?, siempre te metes conmigo por algo.
-¿Por qué tú crees que hago eso?, soy tu marido,
solo apunto lo que veo flojo para ayudarte a
mejorar, mejor me callo.
-Sí, cállate que te viene perfecto, la situación ideal,
el silencio.
-Es que me va a sentar mal la comida, ya estoy
nervioso y la situación no es la mejor.

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La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

-¡Nunca es la mejor!, desde que tu madre se fue


con ese belga no haces más que fluctuar entre tus
personalidades múltiples, ya no sé ni con quien
hablo realmente.
-¿Qué dices?, lo de mi madre es su problema, ya
tiene mucho mi padre con todo... a mi no me ha
supuesto nada, somos adultos, ¿múltiples...?, tú
estás muy mal, lo único que hago es comportarme
como una persona educada, respetuosa, digna
para ti, Lidia.
-Me llamas... jajaja, eres un asesino del encanto,
mira, come, calla y sonríe algo más.
-¡Mi problema es que no me escuchas!, ¡ese es mi
problema, Lidiaaa!
-¡Tu problema Charleees es que eres un completo
idiota, que habla mucho sin decir absolutamente
nada!
-¡Vamos!, ¿no digo nada interesante?, a ver si te
crees el cerebro de esta relación.
-Tú, ¡lo aseguro!, no eres el cerebro, quizás seas
el pensamiento involuntario e insatisfactorio...
torpe e inservible, puro relleno que no aporta más

196
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

que una creatividad de anciano terminal.


-Me lastimas Lidia, quieres verme en la calle, pero
no voy a darte la maldita chance de rehacer tu
vida con otro Belga.
-¡Ves!, te lo digo, te jodió lo de tu madre y crees
que voy por el mismo camino, ella es una pobre
mujer que ya no tiene el timón de su vida.
-¡Tú tampoco lo tienes al creerte mejor que ella!,
no voy a irme porque esta es mi casa, ¡no voy a
dejarte el camino más fácil!
-Has lo que quieras, pienso seguir siendo yo, no
voy a cambiar por un inútil y torpe enfermo mental,
eres escoria para todos, el perdedor nato, y lo
demuestras día a día, me haces reír mucho, no te
vayas, que sin ti no tengo diversión... tienes que
verte cuando te llenas de ilusiones con tus libros
de mierda... eres patético.
-Sé algo que puede dejarte a ti en la calle, Lidia,
mi amor.
-¿Vas de listo, Charles?, porque mis recuerdos
dicen lo contrario, eras el idiota del que todos se
reían a carcajadas, nunca pude sentir aquello,

197
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

creo que me casé contigo para experimentar la


adversidad de la vida real.
-Te casaste conmigo porque confíabas en mi
talento, el que ahora odias.
-A ver Charles como te lo digo, ya no sé si tiene
que ser más alto o más claro... nos casamos por
un motivo muy puntual, tu hija Maggie, la misma
que intenta estudiar lo mismo que tú.
-Eres muy dura conmigo, yo estoy enamorado de
ti, aunque...
-Amas lo que te conviene, ¿dónde están los
premios que me prometiste, las casas en la playa
y los días de vacaciones?
-Vendrán, no dije que fueran inmediatos.
-Pues sigo esperando Charles, todas las mañanas
cuando huelo tu olor a culo y huevos, a sudor de
días enteros solo pienso en la vida después de ti,
fantaseo con morir después de ti.
-No eres presa ni tienes celda que te aprese.
-Tú eres el reflejo de todos mis fracasos.
-Eres una mala persona Lidia, aún así te amo.

198
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El silencio tapa sus bocas calientes de fiebre


mental. La puerta suena a lo lejos y caen unas
llaves.

-¡Hola!
-¿Qué haces aquí, Mag?
-Nos han dado una semana libre por las
reformas... les avisé el otro día por mail, creo que
me contestó... papá, sí, ¡tú!, qué caras tienen,
¿pasa algo?
-No hija, ¿qué va a pasar?, tu madre y yo
comíamos algo pero sin apetito.
-Ah, genial, ¿vienes un minuto?, quiero enseñarte
algo de mi blog para que lo leas, es sobre la
estructura de mi verso, un hemistiquio que
necesito leas en voz alta, para comprobar algo.
-Termino con esto y voy, si te adelantes para
prepararme la lectura te lo agradezco mi amor.
-Sí, no hay problema, quizás haga alguna
modificación de último momento, es que no puedo
evitarlo. ¿Estás bien mamá?
-Sí Meg, es que tengo un poco de indisposición, la

199
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

comida, no sé, voy a subir a dormir unas horas.


-Eres una madre ausente.
-Ella es igual a ti, ¿quieres que me contamine con
tanta mierda literaria?
-Eres un mala mujer Lidia, pero te amo.

200
La jungla de Calais Elbio Aparisi Nielsen

El silencio de Joan.

-¡ Usted le miente a miles de personas!, no existe


tal benefactor benévolo que solo da amor y reparte
vida. Ese hijo de puta al que llama Dios me
arrebató todo lo que amaba, incluso cuando más
rezaba, no se lo pensó un instante, fui un iluso,
pero ahora yo le doy guerra, me planto ante todos
lo que creen como tú y lo divulgan vilmente tras
esa cortina de sonrisas.

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-Estás cegado hijo, no hay venda que se vuelva


transparente, debes sanar la herida o continuarás
en esa constante pulcritud.
-¡No me llame hijo y deje de mentirme a la cara!, la
iglesia es, fue y será violenta, solo que en este
contexto social no pueden continuar a sus anchas,
pero son la peor calaña sobre la fax de la tierra.
No me venda Salmos como churros, ni intente
convencerme de nada, es un hipócrita, miente a
muchas personas desesperadas y punto.
-La bondad, el respeto, la sabiduría, nuestra fe
mueva la montañas de la moral, las convierte en
dones, ustes no puede vernos, su dolor es
extremo y prefiere eludir la dignidad de vivir en
Dios. Fuimos creados para amar, lo siento, debo
marchar a la parroquia, tenemos comida que
brindar a las víctimas de otro atentado.
-Le daría una bofetada pero me pondría muy cerca
de su método. La ciencia explica a la población
mundial que no existe vida después de la vida,
esas patrañas de feria ya no son creíbles, se come
sus palabras… camina, eso es, camine y digiera
cada una de mis miradas, mi energía, lo seguiré

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allí donde predique la palabra. No descansaré


hasta ver a toda la gente comprendiendo lo que
realmente es vivir, atendiendo a una verdad única,
la de nuestro interior, esa que nos dicta el camino,
no las reglas de un imperio fantasma, valorado en
una moneda de intercambio. Es usted un cobarde,
a esas víctimas le da amor creyendo convencer al
desvalido. ¿Por qué no regala el oro de sus
capillas y deja el dinero de sus diezmos a la lucha
contra el hambre?, ¿por qué no construyen miles
de casas en terrenos devaluados y constituye
cuidades autónomas de creyentes con un pan?,
¡viven del idiota!, me dan asco, ¡eso es!, camine,
silencie sus bestias, allí dentro rugen, son parte de
su genoma, ¿bondad?, ¿esa es la bondad que
regalan?, el altruismo es irreal, no sanan,
simplemente conquistan. Son piratas intocables,
mafiosos de túnica, violadores de niños, son
imperfectos, sádicos… son lacra… ¡O que me
parte un rayo desde el cielo que gobierna el hijo
de puta ese y me parta en dos!
-¿¡Joan!?, ¡cállate un poco!, déjalo en paz, ese
hombre no te ha hecho nada, es un pobre diablo

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que mendiga en las calles, no entiendo porqué le


sigues la corriente a cualquiera, te dejo dos
minutos suelto y haces este escándalo, mira la
gente, nos mira el pueblo entero.
-¡Me es exactamente, igual!, es un cínico, así
como lo ven todos parece ser amor puro, pero no,
que miren, ¿te avergüenzas?, ellos no tienen idea
de lo que significa morir respirando, día a día, solo
las veo despertar, desayunar y morir a las horas,
sueño todos las malditas noches con ellas, en la
siesta… lo veo a él… el diablo vestido de Padre.
-Estás equivocado Joan, no puedes ver, ¿es que
no lo entiendes?, hay que ir pisando firme, la
recuperación es muy larga, ese hombre no es
quién crees ver en tu fantasía. Ven aquí, no
tiembles… por Dios Joan… ven.
-¡No nombres a ese hijo de puta!
-Calla, ¿quieres?, calla un poco y sube al coche,
sino me ayudas tú, no lo hará nadie, ¿está claro?,
¿¡está claro!?
-Sí, si, no grites.
-Es que no hay manera de quitarte las ideas.
-No están, y yo…

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-¿Tu qué, Joan?


-Las extraño, están frente a mi pero no puedo
tocarlas, es desesperante, Kim.
-Lo sé, lo sé, ¡ya está!, espera que cargo las
compras, pero tienes prohibido gritar, estoy
contigo, no me voy a ningún lado, ¿sí?
-Veo un humano diferente, Kim, reconozco que
existe la posibilidad de potenciar el cerebro, lo
estoy viendo perfectamente Kim, ¿me oyes, me
oyes?
-¡Sigo aquí, he dicho que no grites, Joan!
-Lo siento, es que las vendas… quiero mis ojos.
-Ese hombre me ha dicho que mis vendajes no me
permiten ver la realidad, quiero verla, estoy harto
de ser un ciego asistido.
-No es el momento Joan, recién despiertas.
-¿Por qué tu voz es tan madura, Kim?
-Ha pasado mucho tiempo, aquí estoy, ven, mi
niño, eres tan… el tiempo Joan, ha sido el tiempo,
lo que todos padecemos… no suspires, descansa,
yo estoy contigo, y olvida ya a la iglesia, ella sola
muere lentamente y no tendrá otra vida prometida.
-Ellas tampoco, Kim… ellas tampoco.

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Índice

Tras la máscara de la realidad…….....................8

Jack ……………………………….........................17

Las caras……………………………….................26

La manzana podrida ………………....................33

Las dos puertas falsas……………….................36

La mano de Sanders………………….................44

La mirada……………………………………..........48

Las tres vidas de Frédéric.……………..............53

La fábrica de lunas de colores...……...............59

Seis números.………………........……………… 64

Broadway y la 42.........….…………………….....72

La intervención……………………………….......80

La jungla de Calais…………………………….....84

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Arjé……………………………………………….....91

La muerte de Paul…………………………….......97

El instante de la memoria…………………......104

Ajuste de letras………………………………......111

La suma de dos partes………………………....115

Los seis grados de Julián……………………..122

El motivo……………………………………….....127

La clemencia de Bryson………………............132

El color del fin……………………………...........136

Los cien nombres del dictador………............141

Minuto cero………………………………............145

El beso……………………………………............148

Nixon y la cámara ingrávida………….............152

La noche después del hundimiento...............155

La energía del sol negro………………............159

Placer mayestático…………………...........…...162

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El archipiélago interior humano..............……167

3 Kilómetros…………………………............…..173

Libertades……………………………............…..179

Mensaje desalentador……………............……182

La copla real de Meg……………………………194

El silencio de Joan………………………………200

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Todos los derechos reservados, diciembre de 2009.

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