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Apareció un libro del sexólogo Javier Molina titulado "El jardín de Eros", en el

que se refiere a las fantasías sexuales de los españoles.

Por lo general, los sexólogos, sicólogos y cuanto experto terminado en "ólogo" se


ha remitido, casi siempre, a que una buena comunicación en la pareja lleva a una
satisfacción sexual mayor. Esto porque mediante la conversación entre ambas
personas es posible ir adentrándose en ese mundo tan íntimo que cada uno de
nosotros mantiene. Durante muchísimo tiempo, quizás demasiado, la sociedad, y en
especial la mujer, fue proclive a mantener un concepto de las relaciones sexuales
como un medio para la procreación (talvez apoyándose en la voz a veces inquisidora
de la Iglesia o respetando ciertos ciclos), evitando reconocer que cada individuo,
o por lo menos una gran parte de ellos, percibe el sexo como un medio para
conseguir un determinado placer.

Y me parece, sin ser una eminencia en estudios de sexología, sino por una cuestión
de mi naturaleza humana, que poco a poco tanto hombres como mujeres hemos ido
despertando ante la necesidad de expresar lo que en ese, nuestro mundo íntimo,
sucede. Es ahí donde se encuentran las fantasías sexuales y sensuales, que en lo
personal, pueden llegar a ser más relevantes que el coito mismo.

El sexo es un medio para relacionarse, cuestión que al parecer no ha sido


profundamente desarrollada. Y las fantasías que en él podamos tener, nos abren una
posibilidad para entretenernos, motivando la pasión y el erotismo. Una fantasía
sexual es algo normal y no se transforma en patología en la medida que los sujetos
no se sientan atrapados en ella ni tampoco que se vuelvan obsesionados, es decir,
hay que tomarlas como una posibilidad y no como algo permanente, que al final de
cuentas sea prioritario a cualquier otro factor (me refiero, por ejemplo, al
romanticismo y al amor en sí mismo).

Lo importante es considerar que una fantasía es eso, en otras palabras, una


situación no real, algo por lo que no debemos sentirnos culpables, ya que
pertenece a un espacio imaginario de aquello que consideramos prohibido (algo que
no hemos pensado hacer y que casi nunca haremos) y que por esa razón nos gusta.

El tema es bastante amplio y me parece que lo importante es tomar conciencia que


una buena relación de pareja implica varios factores, entre los que destacan, la
confianza y una fluida comunicación. Que cada uno se sienta con la libertad
suficiente para expresarse, en el entendido que respetará el metro cuadrado del
otro. Por supuesto que el romanticismo no puede dejarse de lado.

Finalmente, no olviden, lectores de este blog, que la imaginación nos proporciona


el mejor afrodisíaco que existe y que nuestras fantasías juegan un rol importante
como complemento.

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