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(Guillermo dorma a pierna suelta, dejando escapar unos ronquidos que

aumentaban el bullicio formado por los gritos de los nios y las mujeres. Don
Eleuterio tuvo que pegar en la puerta, con la culata de la escopeta, para lograr
despertar
a su ahijado.)
- Levantate, hombre.
- Qu pasa, padrino?
- Que aqu en el patio anda un fantasma. No lo has odo?
- No he odo nada.
- Claro, con tus ronquidos tens bastante. Levantate.
(Guillermo sali, en camisa, armado de un gran revlver)
- Dnde est el fantasma?
- Quers que te lo traiga aqu? Tenemos que ir a buscarlo.
- Por dnde anda?
- Despus que me salt encima ha desaparecido.
- Y, cmo es, padrino?
- Dicen que es largo, blanco, negro. Qu s yo! A m me toc
la cara con las manos. Respira como si estuviera
ahogndose.
- Por la madre! Y, qu hacemos? Vamos a buscarlo?
- A dnde vamos a ir a buscar? Al otro mundo?.
Espermoslo aqu, mejor.

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