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EL PROBLEMA DE LA DEMOCRACIA Claude Lefort Mi proposito aqui es contribuir a incitar a la restauracion de la filosofia politica. Algunos de nosotros estamos dando pasos en esa direccién, Sin duda el nlimero de quienes estan en esta disposicion aumenta desde hace algin tiempo. Hay que reconocer, sin embargo, que tal esfuerzo no ha encontrado ain demasiado eco, Lo que me asombra es que la mayor par- te de quienes serfan mas capaces de dedicarse a esta tarea, por su temperamento intelectual que les inclina a romper con cereencias deogmaticas, por su cultura filosdfiea, por su preo- cupacion por encontrar el sentido de los acontecimientos de nuestro mundo, sea cual sea su confusi6n, manifiestan sin cesar una obstinada ceguera respecto a lo politica, Esto mis- ‘mo vale para muchos de los que uno podria esperar un es fuerzo por desprenderse de ideologias dominantes y rivales, para descifrar las condiciones del devenir de la libertad, 0 aclarar, por lo menos, los obsticulos con los cuales se enfren tan, La simple palabra libertad, que acabo de pronunciar, pa rece a menudo expulsada del lenguaje serio, obligada a perma- necer en el terreno del lenguaje vulgar, 3 menos que no sirva de consigna a un pequefo grupo de intelectuales que han ele- gido su campo de batalla y a quienes parece bastar el antico- munismo. Dejemos en su propio terreno a estos iltimos, cu- ya especie no es nueva, a pesar del ruido que hace. Me impor- tan mucho mis los intelectuales y fil6sofos que reivindican su inserciOn en la izquierda o la extrema izquierda. Todos ellos viven en una época en que se despliegs una nueva forma de sociedad, bajo el signo del fascismo, por una parte, y por otra, el socialismo, pero no quieren pensar, percibir, este fe- n6meno formidable, Para hacerlo, deberian volver a otorgar B tun sentido a Ja idea de libertad, Pero verios que la han aban- donado entre las vaguedades de la meta opinion, aparente- mente por el motivo de que cada uno le otorga a la libertad los rasgos que convienen a sus deseos 0 a sus intereses, Ahora bien estos intelectuales se apartan asi, en sus potenciales bis. quedas de un conocimiento riguroso, no solo de la mera opi- nién sino de la filosofia politica, Porque ésta ne tuvo nunca como motor sino el deseo de liberarse de la servidumbre de las creencias colectivas y conquistar la libertad de pensar la libertad en la sociedad: siempre ha tenido @ la vista la dife- rencia de esencia entre régimen libre y despotismo, o tirania, Cuando somos confrontados al surgimiento de un nuevo tipo de despotisme (tan nuevo respecte a log antiguos como lo 06 a democracia maderna respecto de la antigua), de un despo- tismo con vocacién mundial, justo entonces, ésta se transfor ‘ma en indivisible, Cuando oyen la palabra totalitarismo, hay filésofos que preguntan: pero ,de qué habla usted? se trata acaso de un concepto? ;cual ¢s la definicion que usted pro- pone? jacaso la democracia no oculta la dominacién y la ex- plotacién de una clase por otra, la uniformizacion de la vida colectiva, el conformismo de masa? jen base a qué eriterio funda usted la distincion entre democracia y totalitarismo? y suponiendo que la historia haya engendrado un monstruo {oul es la causa de Ja mutacion? jse trata de causas ccond- micas, técnicas o del desarrollo de la burocracia estatal? De- cia que me asombro: ;es posible manejar con sutileza la dife- rencia ontol6gica, rivalizar en prodigios en la explotacion combinada de Heidegger, Lacan, Jakobson y Levi-Strauss, y Fetornar al realismo mas presuntuoso cuando se trata de poli- tica? Ciertamente el marxismo ha dejado aqui su impronta, ha roto [a relacion que sostenia la filosofia con la ingenuidad; ha enseRado que la instituci6n de un sistema concentraciona- rio, el exterminio de millones de hombres, la supresion de las libertades de asociacion y expresion, la abolicion del sufragio universal 0 su conversion en una farsa que otorga el 99% de los votos a Ia lista de un partido Ginieo, no nos dice nada sobre Ja naturaleza de la sociedad soviética, Pero lo mas notable es que el proceso de extincién de esta ideologia no ha liberado cl pensimiento, no ha reabierto el camino hacia la filosotia politica. Una vez que se admite que no es el socialismo, 0, como se dice cOmicamente, el verdadero socialismo, to que se construye en la URSS, en Europa del Este, en China, en Viet- nam, en Camboya 0 en Cuba ,cuéntos permanecen todavia a Ja expectativa de una buena teoria que podria proporcionar las leyes del desarrollo de las sociedades, de la que pudiese deducirse la formula de una préctica racional? En el mejor de los casos, se ven expresiones de simpatia hacia los disidentes perseguidos por los regimenes comunistas, o hacia las suble- vaciones populares. Pero este sentimiento no perturba de un "4 modo durable el pensamiento, Este rechaza descubrir la lit bertad en la democracia porque ésta viene definida como bur- auesa, Rechaza también descubrir la servidumbre en el totali- tarismo, Ahora bien, para nuestro propésito, seria también comple- tamente erroneo contentarse con la eritica del marxismo, Repensar lo politico requiere una ruptura con el punto de vis- ta de la ciencia en general, y particularmente con el punto de vista dominante en las Hamadas ciencias politieas y la socio- logia politica, Los politologos y los socidlogos, por su parte, no tratan de darle un lugar a la politica en el registro de una superes- tructura, cuyo fundamento sstaria on ol nivel supuvataments real de las relaciones de produccién, Ellos se procuran su ob- jeto de conocimiento a partir de la construccién o de la deli- mitacion del hecho politico considerado como hecho particu- lar, distinto de los otros hechos sociales particulares (econ6- micos, juridicos, estéticos, cientificos) 0 bien puramente so- cial, en el sentido en que esta palabra designa los modos de relacion entre grupos 0 clases, Tal perspectiva supone, sin em bargo, que uno se da, como por debajo de la mesa, la referen- cia al espacio llamado sociedad, Se pretende luego describir o reconstruir la sociedad, al poner ciertos términos, articulindose, forjando sistemas par- ticulares de relaci6n, incluso combindndolos en un sistema global, como si la observacién y la construccién no derivaran de una experiencia de Is vida social, a la vez primordial y singularmente informada por nuestra insercién en un mar- co hist6rica y politicamente determinado. Ahora bien, obser vemos de inmediato una consecuencia de esta ficeion: las so- ciedades democraticas modernas se caracterizan, entre otras cosas por la delimitacién de una esfera de instituciones, de relaciones, de actividades que aparece como politica, distin- ta de otras esferas que aparecen como econdmica, juridica, ete. Los politélogos y los socidlogos encuentran en este modo de aparecer de lo politico, la condicion de la definicion de su objeto y de sus procedimientos cognocitivos, sin interrogar la Forma de sociedad en la que se presenta y se ve legitimada es- ta separacin de diversos sectores de la realidad, Sin embargo, que algo como [a politica haya Ilegado a circunscribirse en una época determinada, en Ia vida social, tiene precisamente una significacion politica, una significacién que no es particu- lar sino general, Es la constitucion det espacio social, es la forma de ta sociedad, es la esencia de lo que antiguamente se Hamaba ciudad, lo que en este proceso se juega. Lo politico no se revela, asi, en lo que se llama actividad politica, sino en este doble movimiento de aparicién y de ocultamiento del modo de institucién de Ia sociedad, Aparicion, en el sentido que emerge a la visibilidad el proceso por el cual se ordena 75 y se unifica la sociedad, a través de sus divisiones; oculta- miento enel sentido que el lugar de la politica se designa como Particular (el lugar donde se ejerce la competencia de los parti- dos y donde se forma y se renueva la instancia general de po- der), mientras se disimula el principio generador de la conti- uracion del conjunto, Esta sola observacion, incita a retornar a la pregunta que antano guiaba a la filosofia politica: ;qué sucede con ls di- ferencia de las formas de sociedad” Pensar lo politico requie- re de una ruptura con ef punto de vista de la ciencia politi- cca, porque ésta nace de la supresion de esta pregunta, Nace de la voluntad de objetivacion, olvidando que no hay elementos 6 estructurts olomentales, ni ontidades (clases @ sopmentos de clase), ni relaciones sociales, ni determinacion econémica o técnica, ni dimensiones del espacio social que puedan preexis- tir a su propia conformacion (mise en forme). Bsta es, al mis- mo tiempo, como he tenido ocasion de desarrollar en otra parte, una posicin de sentido (mise en sens) y una puesta en escena (mise en scéne), Posicion de sentido, porque a partir de ella, el espacio social se despliega como espacio de intel aibilidad, articulindose segin un modo singular de discrimi- nacién de lo real y de lo imaginario, de lo verdadero y lo fal~ 50, lo justo y lo injusto, lo licito y lo prohibido, lo normal y lo patologico, Puesta en escena, porque este espacio contiene tuna semi-representacion de si mismo en su constitucion aris- tocritica, monirquica © despdtica, democratica o totalitaria, Como se’sabe, esta voluntad de objetivacién tiene por corola- rio Ia posicion de un sujeto capaz de efectuar operaciones de conocimiento que no deben nada a su implicacion en la vida social: se trata de un sujeto neutro, ocupado de detectar rela ciones de causalidad entre los fenomenos 0 leyes de organiza cién de sistemas 0 sub-sistemas sociales. La ficcion de este sujeto no esti solamente expuesta a la argumentacion de una sociologia critica de los marxistas, que denuncian la separa- cin entre juicios de hecho y juicios de valor y muestran que el analista procede en funcién de la perspectiva que le impo- ne la defensa de sus intereses econ6micos o cultursles. Un tal argumento se enfrenta, por bien fundado que esté, a li mites que no examinaremos aqui. Esta ficcion nos hace sos- layar que el pensamiento que se confronta con cualquier for- ‘ma de la vida social, tiene que ver con un material que contic~ ne su propia interpretacion y cuya naturaleza esté constituids cen parte por su significacién, Asignando el Sujeto a la neutralidad, ella lo priva de pen- sar una experiencia que se engendra y se ordena en razon de tuna concepcién implicita de las telaciones de los hombres en- tre ellos y de una concepcion de sus relaciones con el mundo, Le prohibe pensar lo que es pensado en toda sociedad y le da su estatuto de sociedad humana: la diferencia entre la 76 legitimidad y la ilegitimidad, entre la verdad y la mentir: autenticidad y ta impostura, la busqueda del poder 0 del inte- rés privado y Ia biisqueda del bien comun. Leo Strauss ha de- nunciado demasiado bien lo que uno podris llamar la castra- cin del pensamiento politico bajo el efecto del desarrollo de las ciencias sociales y el marxismo, para extendernos més sobre este tema, Basta, a este respecto, la critica que abre Derecho Natural e Historia, Diré solamente que si no se quie- re saber nada de las distinciones que fundan el ejercicio del Pensamiento, con el pretexto de que_no podemos producir su criterio de legitimidad, si se pretende reconducir al pensa- miento a los limites de ia ciencia objetiva, se rompe con la tradicién filosSfica; por evitar arrisegaree @ emitir un juicio, se pierde el sentido de las diferencias entre formas de socie- dad. El juicio de valor renace entonces hipdcritamente bajo la cobertura de una jerarquizacion de los condicionan- tes de lo que se supone real, 0 bien se afirma arbitrariamente en el enunciado bruto de las preferencias. Desearia ahora atracr la atencién sobre to que significa re- pensar lo politico en nuestro tiempo, El desarrollo del tota- litarismo, tanto en la variante fascista, desaparecida hoy, pero de la que nada nos permite decir que no volver a aparecer en el futuro, como en Ia variante recubierta con el nombre de socialismo y cuyo éxito continia creciendo, nos obliga @ volx ver a interrogar a la democracia, Contrariamente @ una opi- nidn extendida, el totalitarismo no se produce a partir de una transformacion del modo de produccién, Esto ni siquicra vale Ia pena demostrarlo en el caso del fascismo italiano 0 aleman, cuya existencia se acomodé perfectamente con una estructura capitalista, sean cuales sean los cambios que en ella haya introducido el acrecentamiento de la intervencion del Estado en la economia. Pero sf vale la pena insistir en que el régimen soviético habia adquirido sus rasgos distintivos antes de la época de la socializacion de los medias de produccion y la colectivizacion. El totalitarismo moderno surge a partir de una mutacién politica, de una mutacion simbélica, de la que el mejor testigo es el cambio de estatuto del poder. En el hecho, se levanta un partido que se presenta como perte- neciendo a otra naturaleza que la de los partidos tradicio- rales, como portador de las aspiraciones del pueblo entero, detentador de una legitimidad que lo pone por encima de la ley; se apodera del poder destruyendo toda oposicién; el huevo poder no tiene que rendir cuentas ante nadie, se sus- trae @ todo control legal, Pero poco importa, el curso de los acontecimientos; para nuestro propésito; fo que interesa son Ios rasgos de la nueva forma de sociedad, Se produce una condensacion de la esfera del poder, la esfera de la ley y la sfera del saber, El conocimiento de los fines dltimos de la sociedad, de las normas que rigen las pricticas sociales, de- ” vienen la propiedad del poder, en tanto que éste Ultimo se re- vela como el organo de un discurso que enuncia lo real como tal. El poder incorporado en un grupo, y en su més alto gra do, en un hombre, se combina con un saber igualmente incor- porado, de modo que nada de ahora en adelante va a poder Fragmentarlo, La teoria ~o, sino la teoria, el espiritu del mo- vimiento, como en el nacismo~ y aunque esté siendo erosio- nada por todos lados, seg las circunstancias, esta a salvo de ‘cualquier desmentido de la experiencia, E] Estado y la socie~ dad civil son vistas como confundidas; esta empresa se lleva 2 la prictica por los buenos oficios del Partido, omnipresente, que difunde por todas partes la ideologia dominante y las con- signas del poder segun las etrcunstancias, y por la formacion de miiltiples microcuerpos (organizaciones de todas clases en Jas que se reproduce 1a socializacion artificial y Jas relacio nes de poder conformes con el modelo general). Se da curso 4 una logica de la identificacién, dirigida por la representa. cién de un poder que se encarna, El proletariado se hace uno con el pueblo, el Partido con el proletariado, la Comision Po- Litica y el egéerata, por fin, con el partido. Mientras se desa- rrolla la representacion de una sociedad homogenea y trans- parente a si misma y la de un pueblo —uno, se niega la di- Vision social en todas sus formas, al mismo tiempo que se recusan todos los signos de una diferencia de creencia, de opinion, de costumbres, Si se pudiera usar el término despo- tismo, para cualificar a este regimen, lo seria bajo Ie condi cién de precisar que se trata de una especie moderna, dife rente de todas las formas que lo han precedido, Porque el po- der no se refiere a un mas allé de lo social: se trata de un poder que reina como si no hubiese nada fuera de él, como si no tuviera limites (limites como los que pone la idea de una ley 0 Ia de una verdad que vale por si misma) en su relacion con una sociedad que se concibe al mismo tiempo como si no hubiera nada fuera de ella y como realizindose en tanto que sociedad producida por los hombres que la habitan. La modernidad del totalitarismo se muestra en la combinacién de un ideal radicalmente artificialista con un ideal radical mente organicista, La imagen del cuerpo se conjuga con la de la maquina. La sociedad se presenta como una comunidad cuyos miembros son rigurosamente solidarios, al mismo tiempo que se la supone en construccion dia tras dia; tam= bién se la ve como en tension hacia un fin —la creacién del hombre nuevo— y en un estado de movilizacion permanente. Dejemos sin mencionar por ahora otros rasgos, que hemos subrayado en otros lugares, el fendmeno de la produccion -eliminacién del enemigo (definigndose al enemigo interno como agente del enemigo del exterior, como parisito del cuerpo, 0 como perturbador del funcionamiento de la méqui= rna). No busquemos tampoco poner en evidencia aqui las con- 78 diciones a las que se enfrenta el totalitarismo, Este esquema, apenas esbozado, permite ya reexaminar la democracia, So- bre el fondo det totalitarismo, ella adquiere un nuevo relieve que hace imposible reducirla a un sistema de institucion. Apa rece, a su vez, como una forma de sociedad; y se impone la tarea de comprender lo que hace su singularidad y a la vez lo que en ella se presta a su trastrocamiento, al advenimiento de la Sociedad totalitaria, Esta investigacién puede sacar un gran partido de los trae bajos de Tocqueville, Lo que lo distingue de la mayoria de sus contemporineos, es que apuntaba ya hacia la democra- como una forma de sociedad, y ésto porque ella comenza- ba a configurarse a partir de un fondo ConstiLuIde por 1a $0 ciedad aristocratica (término que no es oporuno discutir aho- 1a). Tocqueville nos ayuda a descifrar la aventura de la demo- cracia moderna, incitndonos a tomar contacto con sus ori genes, mientras escrutamos lo que se produce o amenaza producirse mas adelante, Su investigacion nos importa en muchos sentidos, Tocqueville tiene la idea de una gran muta- ccidn histériea, aunque sus premisas hayan sido establecidas tiempo ha; tiene también 1a idea de una dindmica irreversi- ble. Aunque busca el principio generador de la democracia en el estado social —la igualdad de condiciones— explora el cambio en todas las direcciones, se interesa por los laz0s so- ciales, por las instituciones politicas, por el individuo, por los mecanismos de la opinién, por las formas de sensibilidad y el conocimiento, por la religion, el derecho, el lenguaie, la lite ratura, la historia, ete, Esta exploracion lo induce @ detectar las ambiguedades de la Revolucion democrética en todos los dominios, 10 teva a hurgar en ta carne misma de lo social. En cada momento de su anilisis, es conducido a desdoblar su observacion, a pasar desde el anverso al reverso del fend meno, a develar la contrapartida de lo positive —lo que se muestra como nuevo signo de libertad, o de lo negative —lo que se muestra como signo de servidumbre, Transformado en pensador de moda, desde hace poco, se define a Tocqueville como el teérico pionero del liberalismo Politico moderno. Pero mucho mas importante nos parece su intuicién de una sociedad que enfrenta la contradiecion general, liberada por la desaparicién de un fundamento del orden social. Tocqueville sigue los pasos de esta contradic: cin a través del examen del individuo, sustraido en adelante a los antiguos lazos de dependencia ‘personal, interpelado por Ia libertad de juzgar y de actuar segiin sus propias nor mas y, por otra parte, aislado, deszuamecido, cautivado por la imagen de sus semejantes y encontrando en su aglutinacion con ellos un medio de escapar a la amenaza de Ia disolucién de su identidad, Lo hace también al examinar la opinién, que conquista su derecho @ la expresion y a la comunicacion y sk 79 multéneamente deviene una fuerza em si, que se separa de los sujetos que piensan y hablan, para elevarse por encima de ellos como un poder anénimo, La misma biisqueda preside su examen de la ley, reconducida al polo de la voluntad co- lectiva ¥ acogiendo las nucvas exigencias que nacen del cam- bio de las pricticas y de las mentalidades, ésto es, de la igual- dad de las condiciones, interpelada cada vez mas por una empresa de uniformizacion de las normas de comportamien- to. Ella esté presente alin en el examen del poder, liberado de lo arbitrario de un gobierno personal, pero que por otra parte, en la misma medida que destruye todos los centros particulares de autoridad y aparece como un poder de nadie, salvo abstractamente, como poder del pueblo, amenaza de- venir sin limites, omnipotente, asumiendo la vocacion de to- mar a cargo cada detalle de la vida social, Yo no digo que Tocqueville haga un analisis irrefutable de esta contradiecion interna de la democracia, pero él abre una via de anilisis de las mas tecundas, y que ha sido posteriormente abandonada. Sin evocar las dificultades en que se ha enredado —de las que he dado una idea en un articulo de la revista Libre me limito aqui a observar que su exploracion se detiene muy a menudo en lo que yo denominaba la contrapartida de cada fenomeno considerado caracteristico de la nueva sociedad, en lugar de perseverar en la biisqueda de la ontrapartida, Es verdad que ha transcurrido un siglo y medio desde la publicacion de la Democracia en América. Asi también nosotros nos beneficia- ‘mos con una experiencia que nos capacita para decifrar 1o que su autor apenas podia avizorar, Pero el limite de su interpretacién no se debe solamente a esa falta de expetien- cia, ¢s también, yo creo, una resistencia intelectual (ligada a un prejuicio politico) ante lo desconocido de la democracia A falta de poder desarrollar aqui mi propia critica, diré solamente que Tocqueville, debido 2 su preocupacion por dejar en evidencia la ambigtiedad de los efectos de la igualdad de condiciones, se aplica preferentemente a descubrir una in- version del sentido: la nueva afirmacion de lo singular se eclipsa en el imperio det anonimato; la reafirmacion de la di- Ferencia (de creencias, de opiniones, de costumbres) bajo el imperio de la uniformidad: el espiritu de innovacion se este- riliza en el goce de los bienes materiales, aqui y ahora, yen la pulverizacién del tiempo histérico; el reconocimiento del se- mejante se malogra ante el surgimiento de la sociedad como entidad abstracta, etc, Nosotros estamos, en cambio, en con- digiones de observar lo que él descuida, ésto es el trabajo que se hace y se rehace desde el segundo polo, en que la vida so- cial se petrifica; es lo que revela, por ejemplo, cl avenimiento de maneras de pensar, modos de expresion que se reconquis- tan contra el anonimato, contra el lenguaje estereotipado de a opinion; es el florecimiento de las reivindicaciones, de las lu- 80 chas por aquellos derechos que hacen fracasar al punto de vista formal de la ley; en la itrupeién de un nuevo sentido de la historia y el despliegue de miltiples perspectivas del cono- cimiento historic, y en consecuencia, la disolucién de la duracion casi orgdnica, aprehendida antano a través de cos- tumbres y tradiciones: es la heterogeneidad creciente de la vida social que acompana a la dominacién de la sociedad y del Estado sobre los individuos, Con toda seguridad nos equi- vocariamos, por nuestra parte, si pretendi¢ramos detener nuestra exploracion en la contrapartida de la contrapartida, Mas bien debemos reconocer que mientras contintia Ia aven- tura democritica y los términos de la contradiccion se des- Plazan, st sentido do lo que sobroviene permanceo on suspen so. La democracia se revela asi la sociedad histrica por exce- lencia, sociedad que en su forma acoge y preserva a la inde~ terminacion, en notable contraste con el totalitarismo. Este, que se edifica bajo el signo de la creacion del hombre nuevo, se define en realidad contra aquella indeterminacion, preten- de poseer la ley de su organizacion y de su desarrollo, y se perfila secretamente en el mundo moderno como una socie~ dad sin historia, No obstante, permaneceriamos solamente en los limites de la descripcién si nos contentéramos con prolongar los and lisis de Tocqueville, justamente cuando estos invitan a exami nar los rasgos que apuntan en Ia direccion de la formacién de tun nuevo despotismo, La indeterminacion de que habli- amos no pertenece al dominio de los hechos empiricos, de aquellos hechos que darian lugar a otros hechos, de caréeter econdmico 0 social, como la igualdad progresiva de las condi ciones, Al igual que el nacimiento del totalitarismo desafia toda explicacion que rebaje el acontecimiento al nivel de la historia empirica, el nacimiento de la democracia seftala una mutacion de orden simbélico, cuyo mejor testimonio es la nueva posicion del poder. En diversas ocasiones me he esforzado por atraer la aten- cion sobre esta mutacién, Basta en esta oportunidad con po- ner en evidencia algunos de sus aspectos, La singularidad de la democracia se hace plenamente sensible solamente cuando se recuerda lo que fue la monarquia bajo el Antiguo Régimen, En verdad no se (rata de reparar un olvido, sino de volver a poner en el centro de la reflexion lo que fuera desconocido, tn raz6n de una pérdida del sentido de lo politico. En efecto, fué en el cuadro de la monarquia, de una monarquia de un tipo particular, que en sus origenes se desarrollo en una ma triz teolbgico-politica, otorgando al principe el poder sobera no en los limites de un territorio y haciendo de é al mismo tiempo una instancia secular y un representante de Dios, fue, entonces, en ese marco que se fueron bosquejando los rasgos del Estado y de la Nacion, y una primera separacién entre la 81 sociedad civil y el Estado, Lejos de reducirse 2 una institucion superestructural, cuya funcién se derivaria de la naturaleza del modo de produccion, la monarquéa, por su obra de nivela- cidn y de unificacion del campo social, y simulténeamente Or su propia inscripci6n en ese campo, hizo posible el desa- rrollo de las relaciones mereantiles y un modo de racionali- zacion de las actividades que condicionaron al progreso del capitalism. Durante la monarquia el poder estaba incorporado en la persona del principe. Ello no queria decir que él detentara un poder sin limites, El régimen no era despotico. El prin cipe era un mediador entre los hombres y los Dioses, 0 bien, baja el efzeto de la eoaularizacion y Ia laicizacién de la activi“ dad politica, era un mediador entre los hombres y sus instan- cigs trascendentes, cuyas figuras eran la soberana Justicia y la soberana Razén, Sometido a las leyes y por encima de ellas, condensaba en su cuerpo, a la vez mortal e inmortal, el prin- cipio de la generacion y del orden del reino, Su poder sefia- laba hacia un polo incondicionado, extramundano, al mismo tiempo que se hacia en su persona el garante y representante de Ia unidad del reino. Este mismo adquirfa la figura de un cuerpo, como unidad substancial, de tal manera que la jerar- quia de sus miembros, la distincién de rangos y Ordenes, pare- ea descansar sobre un fundamento incondicionado, Incorporado en el principe, el poder daba cuerpo a la sociedad. Y de alli emanaba un saber latente pero eficaz de Jo que eran el uno para el otro en toda la extension de lo so- cial. Es respecto a este modelo que se designa el rasgo revolu- cionario y sin precedentes de la democracia, El lugar del po- der Tega a ser un fugar vacio. IndUil insist sobre el detalle det dispositivo institucional, Lo esencial es que prohibe a los go- bernantes apropiarse incorporarse el poder. Su ejercicio es sometido al procedimiento de reposicion periddica. Esta se hace en téminos de una competicién reglamentada, cuyas condiciones son preservadas de manera permanente, Este fendmeno implica una institucionalizacién del confflicto. Vacio, inocupable —ningin individuo ni grupo le puede Ile- gar a ser consubstancial— el lugar del poder no permite Ia Figuracion, Solamente son visibles los mecanismos de su ejer- cicio, 0 bien fos hombres, simples mortales, que detentan Ia autoridad politica. Seria un error el pensar que la autoridad politica se ubica en la sociedad, simplemente por emanar del sufragio popular, El poder sigue siendo la instancia en cuya virtud la sociedad se aprehende en su unidad, se telaciona consigo misma en el espacio y en el tiempo, Pero esta instan- cia ya no esta referida a un polo incondicionado: en este sen- tido ella es como la marca de una separacion entre el adentro y el afuera de lo social, y que instituye su contacto; ella se hace reconocer tacitamente como puramente simbélica, 82 Una transformacion como esa implica una serie de otras que no se pueden considerar como simples consecuencias, porque las relaciones de causa a efecto pierden su pertinen- cla en el orden simbélico. El fenémeno de desincorpora- cin mencionado se acompafa de una desimbricacion de las esferas del poder, de Ia ley y del conocimiento, Desde que el poder deja de manifestar el principio de generacion y organi- zacién de un cuerpo social, desde que deja de condensar en é1 las virtudes derivadas de una razon y una justicia trascenden- tes, el derecho y el saber se afianzan frente 2 él en una exterioridad y una irreductibilidad nuevas. Y al igual que la figura del poder en su materialidad, en su sustancialidad, se oclipsa, igual que ot sjereicio oo muestra proso on la tompora lidad de su reproduccién y subordinado al conflicto de vo- luntades colectivas, igualmente la autonomia del derecho se encuentra ligada 2 Ia imposibilidad de fijar su esencia; vemos desplegarse plenamente la dimension de un devenir del dere- cho, siempre en la dependencia de un debate sobre su funda- mento y sobre Ia legitimidad de lo establecido y del deber ser; igualmente, Ia autonomia reconocida al saber va empare- Jada con una modificacion continua del proceso de cono- cimiento y una interrogacién sobre los fundamentos de la verdad, Con la desimbricacion del poder, det derecho y del conocimiento, se instaura una nueva relacion con Lo real; 0, mejor dicho, esta relacién se encuentra garantizada en los limites de redes de socializacién y en los dominios de acti- vidades especificas: los hechos econdmicos, 0 los hechos tecnicos, cientificos, pedagdgicos, médicos, por ejemplo, tienden ‘a afianzarse, a definirse segiin normas particulares, bajo el signo del conocimiento. En toda la extensién de to social una dialéctica de exteriorizacion de cada esfera de actividad entra en accidn, exteriorizacién que el joven Marx habia percibido muy bien, pero que él llevo abusivamente a hhacia una dialéctica de alienacion, El que ella se ejerza en cl espesor de las relaciones de clases que son relaciones de dominacién y explotacién, no puede hacer olvidar que ella pertenece 2 una nueva constitucién simbélica de lo social. No menos notable se revela la relacion que se establece entre la concurrencia dinamizada por el cjercicio del poder y el conflicto en la sociedad, El acondicionamiento de una escena politica, donde se produce esta concurrencia, hace aparecer de manera general a la division como constitutiva de la uni- dad misma de la sociedad. En otras palabras, la legitimacién del conflicto puramente politico contiene el principio de una legitimidad del conflicto social en todas sus formas, Si rete- nemos en la memoria el modelo monirquico del Antiguo Régimen, el sentido de estas transformaciones se resume en lo siguiente: la sociedad democritica se instituye como una so- ciedad sin cuerpo, como una sociedad que hace fracasar la 83 representaci6n de una totalidad orginica, No pensemos sin embargo que ella no tiene unidad, que no tiene identidad definida; todo lo contrario: la desaparicion de la determina cidn natural, antafio asignada a Ia persona del principe y a la existencia de la nobleza, hace emenger a la sociedad como puramente social, de tal manera, que el pueblo, 1a nacién, el Estado, se erigen como entidades universarles a las que todo individuo y todo grupo se encuentran igualmente relaciona- dos, Pero, ni el Estado, ni el Pueblo, nila Nacién, pueden fi- gurar como realidades substanciales. La representacion depen- de de un discurso politico y de una elaboracién sociolbgica ¢ historica, siempre ligada al debate ideologico. Por otra parte, nada hace mae sencible la paradaia de la democracia que el sufragio universal. Es asi que, precisamen- te en el momento en que la soberania popular se manifiesta y el pueblo se actualiza expresando su voluntad, las solida- Tidades sociales son deshechas, el ciudadano se ve extraido de todas las redes en que se desarrolla la vida social, para ser con- vertido en unidad contable, EI ntimero sustituye 2 Ia subs- tancia, A propésito es significativo que esta institucién haya enfrentado durante largo tiempo en el siglo XIX una resis- ro solamente de los conservadores, sino de los burgue- ses liberales y de los socialistas, resistencia que no se puede atribuir tan Solo a la defensa de intereses de clase, sino que ala idea de una sociedad consagrada a acoger de ahora en adelante lo irrepresentable En este breve examen de la democracia, me veo obligado & pasar por alto toda una parte del desarrollo de sociedades que se han ordenado segiin esos principios, desarrollo que ha jus- tificado Ias critica de inspiracién socialista, No olvido que las instituciones democraticas han sido constantemente util zadas para limitar a una minoria el acceso al poder, al cono- cimiento y al goce de los derechos. No olvido tampoco —y este punto mereceria un detenido andlisis~ que la expansion del poder estatal, como lo previa Tocqueville, y mas en gene- ral la expansion de la burocracia, fueron favorecidos por la posicién de un poder an6nimo. Pero yo tomé la decision de poner en evidencia un conjunto de fendmenos que me pare- cen muy a menudo desconocidos. En mi opinién, lo esencial es que la democracia se instituye y se mantiene en la diso- lucién de los referentes de la certidumbre. Ella inaugura una historia en que los hombres hacen la prueba de una indeter- minacién tiltima, en cuanto al fundamento del Poder, de la Ley y del Saber, y en cuanto al fundamento de la relacion del uno con el o17o, en todos los registros de la vida social (por todas partes donde antano se enunciaba la division, es- pecialmente entre quienes detentaban la autoridad y quienes estaban sometidos, en funcion de creencias en una naturaleza de las cosas o de un principio sobrenatural). Es lo que me in- 84 cita a pensar que en la préctica social se desplicga une inte- rrogaciOn, ignorada por los mismos actores, frente a la que nadie tiene la respuesta y a la cual el trabajo de la ideologia, aunque esté consagrado como siempre a restablecer la certi dumbre, no puede tampoco poner un término. Y aqui de nuevo encuentro Jo que me conduce, no a una explicacién, pero si a detectar las condiciones de la formacion del tora litarismo, En una sociedad en que los fandamentos del orden social se ocultan, donde la experiencia adquirida no Meva {amas el sello de la plona legitimidad, donde la diferencia de status deja de ser irrecusable, donde el derecho se muestra suspendido del discurso que io enuncia, donde el poder se eietoe en Ia dependeneia del conticto, ia posibilidad de un desarreglo dle la lbgica democratica permanece abierta, Cuan- do la inseguridad de los individuos se acrecienta a consecuen- cia de una crisis econémica, o de los estragos de una guerra, cuando el conflicto entre los grupos y las clases se exaspera ¥ no encuentra su resolucién simbolica en la esfera politica, cuando el poder parece decaer en el plano de lo real y termi: na por aparecer como cierta cosa particular al servicio de inte- reses ¥ apetitos de vulgares ambiciosos, en suma cuando se muestra en la sociedad y ésta misma se deja ver despedazada, entonces se desarrolia el fantasma del pueblo-uno, la bisque da de identidad substancial, de un cuerpo. social soldado a su cabeza, de un poder encamador, de un Estado liberado de Ia division. La democracia, ,n0 deja lugar a instituciones, modos de ‘oreanizaciOn y de Tepresentacion totalitatios? Seguramente. Pero no es menos verdad que hace falta un cambio en la eco- nomia del poder para que surja la forma de sociedad totalita- ‘A modo de conclusion, vuelvo a mis consideraciones ini- ciales, Me parece exirano que la mayor parte de nuestros con- temporiineos no sientan lo que debe la filosofia a la experien- cia democritica, que no hagan de eso un tema de reflexién Yy no reconozcan alli a la matriz de su propia interrogacion, ‘que no exploren esa matriz, Sise observa el atractivo que han ciercido sobre grandes fil6sofos, el nazismo, por lo menos en sus comienzos, y el stalinismo, cusinto mas larga y durable- mente, uno lega a preguntarse sila capacidad de romper con las ilusiones, tanto de la teologia como del racionalismo de los siglos XVIII y XIX, no conlleva a menudo en su reverso, en [a filosofia moderna, una f& casi religiosa, un apego a Ia imagen de una sociedad de acuerdo consigo misma, Maestra de su historia, a Ia imagen de una comunidad organica, Pero {podemos nosotros mismos detenernos en la idea de una Separacién entre el pensamiento filosbfico y la creeneia poli- tica? {Permaneven indemnes la una en contacto con la otra? Me parece que vale la pena plantear la pregunta y que ella 85 se aclararia siguiendo el camino de la reflexion de Merleau Ponty . La misma necesidad lo hace pasar de un pensamiento del cuerpo a un pensamiento de Ia carne y Io libera a la vez de una atraccién por el modelo comunista, haciéndole redes- cubrir la indeterminacién de la historia y del ser social Traduccién: Rodrigo Alvayay 86

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