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LECCIONE S

PARA LA V I D A C R I S T I A N A

Ciclo 1: Puntos esenciales de su fe


Curso A: Cómo entender lo que ha cambiado
Lección 8: Usted ha sido glorificado

Sección 1

Al terminar esta sección de la lección 8, usted debe estar en capacidad de:


A. Aprender de memoria Romanos 8:37, y ponerlo en práctica en su vida.
B. Examinar su vida para ver cómo se ha manifestado el proceso de glorificación por parte de
Dios desde que usted experimentó la salvación.

Lea Romanos 8:29-39


En las lecciones anteriores examinamos varios aspectos de la vida cristiana. De todas las
cosas que Cristo ha hecho por nosotros, muchas de ellas se describen en tiempo presente. Por
ejemplo, vimos cómo hemos sido perdonados, redimidos y reconciliados. Pero ahora, al llegar a
esta lección, Usted ha sido glorificado, tal parece que hemos tropezado con una aparente
contradicción: ¿Cómo podemos decir que ya hemos sido glorificados, cuando aun tenemos
tanta dificultad con el pecado, y cuando todavía experimentamos derrotas tan dolorosas de vez
en cuando en nuestra vida cristiana? Además, ¿A qué nos referimos verdaderamente cuando
decimos que hemos sido “glorificados”?
Para comprender la glorificación, necesitamos mirar detalladamente tres áreas distintas.
Primero, necesitamos considerar el plan de Dios para la humanidad. La razón por la que tantas
personas no consiguen entender su posición como personas glorificadas por Dios, es porque
no se ven a sí mismas dentro el “panorama general” de Él. El panorama general de Dios se
inició en la creación. Él creó este mundo y todo lo que hay en él, y su amor por el hombre y la
mujer rebosaba en esta tierra. Sin embargo, cuando el pecado entró en el mundo, y la
humanidad fue puesta en peligro, Dios intervino para traer salvación al hombre caído. Y esto lo
hizo mediante el sacrificio perfecto de Jesucristo, Su único hijo, tal como lo hemos estudiado a
lo largo de las lecciones anteriores.
Pero junto con esta salvación vino la restauración. Dios, por medio de Cristo, le restituirá al
hombre caído todo lo que éste perdió en la caída. ¡Vaya restauración! ¡Esto significa que la
imagen de Dios puede brillar otra vez en el corazón de los hombres! Sin embargo, el plan de
Dios no se detiene ahí. Como parte de esta restauración, Él ha decidido verdaderamente
glorificarnos. En Rom 8:16-17, Pablo declara: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y

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coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él
seamos glorificados”. Como usted puede ver, entonces, nuestra glorificación es el paso final en
el panorama general de Dios.
Ahora que hemos visto esa progresión, debemos prestar atención a la segunda área
importante, que es la provisión de Dios para glorificarnos. A lo mejor usted no está a gusto con
la idea de ser usted glorificado; después de todo, ¿no deberíamos ser nosotros los que
glorificamos a Dios? (Gál 1:4-5; 1 Tim 1:17; Heb 13:21)
Cuando glorificamos a Dios, tenemos la intención de ensalzar, honrar y alabarlo a Él por sobre
todo lo demás en el universo. Sin embargo, es algo diferente cuando Dios nos glorifica. Nuestra
glorificación tiene consecuencias mayores que simplemente ser honrados o exaltados, ya que
se trata de un proceso continuo por el cual Dios está obrando para perfeccionar nuestras vidas.
Esto lo vemos en Fil 1:6, donde dice: “el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

Memorice Rom 8:37. ¿Qué tiene que ver este versículo con las “consecuencias mayores” de la
obra actual de Dios para hacer que su carácter se asemeje más al de Él? (Especifique acerca
de las luchas en las que Dios le está permitiendo vencer)

¿Cuál es el proceso de Dios para perfeccionarnos? Se trata de todo lo que hemos estado
estudiando hasta ahora: el proceso de perdón, redención, reconciliación, justificación,
crucifixión, y ahora, glorificación. Rom 8:29-39 nos revela que, incluso antes de haber nacido,
Dios nos conoció, y decidió restituirnos todo lo que se perdió en la caída. Toda la historia
humana ha sido parte de este proceso, el cual continuará hasta su perfeccionamiento en el
regreso glorioso de Cristo. (1 Jn 3:1-3)

Examine su vida desde que conoció a Cristo como Salvador. Pídale a Él que le revele las áreas
de crecimiento y glorificación que Él ha llevado a cabo. (Por ejemplo, ¿hay algún hábito
espiritualmente perjudicial del cual Él lo halla liberado? ¿O hay alguna mentira que alguna vez
usted creyó, pero que ahora la reconoce como un engaño?)

Sección 2

Al terminar esta sección de la lección 8, usted debe estar en capacidad de:

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A. Entender la motivación de Dios al glorificar a sus hijos.


B. Entender cómo es posible que alguien todavía peque, y sin embargo, ser declarado
“glorificado” por Dios.
C. Distinguir entre la gloria de Dios y la glorificación del hombre.
D. Identificar los cuatro aspectos del proceso de glorificación por parte de Dios para
preservarnos.
¿Le sorprende el hecho de que el plan de Dios para nosotros no terminara en el momento de
nuestra salvación? Él sabía que no bastaría con que fuéramos salvos. Así que, Él quiere que
nuestras vidas brillen y que magnifiquen su propia bondad. Nuestra gloria no proviene de lo que
nosotros mismos hagamos, sino de lo que Dios hace en y por medio de nosotros.

1: Selección única: La motivación de Dios para glorificarnos fue:


a. Rescatarnos de nuestro pecado
b. Su deseo de que cada aspecto de nuestras vidas refleje su bondad.
c. Las dos alternativas anteriores
d. Ninguna de las anteriores

La tercera área que hemos de examinar es la manera en que Dios nos preserva al glorificarnos.
Así como en el caso de los verbos de las lecciones anteriores, la glorificación aquí es una
acción que se completó en el pasado y que, sin embargo, tiene consecuencias todavía hoy. No
obstante, a diferencia del resto, nuestra glorificación es algo que se realizó en el pasado, pero
que no se experimentará por completo sino hasta en algún tiempo futuro.
En primer lugar, la glorificación implica una posición perfecta con respecto a Dios
Todopoderoso. Esto es lo que se da a entender en 1 Jn 3:2 al decir que “seremos semejantes a
Cristo”. Una vez que seamos totalmente glorificados, el antiguo principio de pecado que una
vez dominó nuestras vidas ya no nos molestará más.

2: ¿Falso o verdadero? A pesar de haber sido glorificados, el pecado todavía existe como una
contienda, porque la plenitud de nuestra glorificación va a ocurrir en el futuro.

En segundo lugar, la glorificación involucra una familia completamente nueva. Nosotros somos
miembros en la actualidad del cuerpo de Cristo, unidos por un vínculo especial a cada creyente

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individual en Jesucristo durante todo el tiempo. De modo que nuestra nueva familia no son
simplemente aquellos con quien podemos vivir por un tiempo, sino mas bien todos aquellos con
quienes pasaremos la eternidad junto con Dios.
En tercer lugar, además de nuestra nueva familia, nuestra glorificación nos convertirá en
ciudadanos de un nuevo hogar. Fil 3:20 lo expone así: “Mas nuestra ciudadanía está en los
cielos, de donde también esperamos al salvador, al Señor Jesucristo”. Esto significa que
aunque estemos todavía en el mundo, ya no somos del mundo. (Jn 17:11-18)
En cuarto y último lugar, nuestra glorificación tendrá como resultado un cuerpo renovado. Fil
3:20-21 continúa diciendo: “(Jesús)… el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra,
para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya… “. Esto significa que en la eternidad aun
conservaremos nuestros cuerpos, pero estos serán muy distintos; serán cuerpos eternos,
resucitados. (1 Cro 15:35-50)

3: Escoja los cuatro aspectos de la preservación que Dios lleva a cabo a favor de nosotros
mediante su proceso de glorificación:
a. Se nos a ha dado una perfecta posición con respecto al Señor.
b. Se nos ha dado la misma exaltación y alabanza que se le da a Dios.
c. Se nos ha dado una nueva ciudadanía en el cielo.
d. Se nos ha dado una nueva familia en el cuerpo de la iglesia.
e. Se nos ha dado un cuerpo nuevo, resucitado.

Todas estas cosas pondrán de manifiesto la conclusión del plan original de Dios en el momento
de la creación. Quizá usted diga: “Bueno, ¡necesito eso ahora mismo! Mi amigo, le aseguro que
usted ya tiene todo lo que necesita ahora mismo. Jesucristo está vivo dentro de usted. Nos
hallamos en un proceso continuo en el que vamos asemejándonos más y más a Él. Pero esto
no ocurre debido a algo que nosotros mismos hayamos hecho, sino debido a que Cristo está
obrando en y por medio de nuestras vidas, para llevar a cabo nuestra perfección definitiva.
Gracias a Él, somos (y seremos) Glorificados.

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