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Indice
El Triunfo de la Muerte…………………………………………Pág. 20
Conclusión………………………………………………...........Pág. 25
Bibliografía………………………………………………………Pág. 26
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Pieter Brueghel, el viejo, nace aproximadamente en 1525 en Flandes y muere el 9 de
septiembre de 1569 en Bruselas. Es uno de los más grandes
pintores flamencos del siglo XVI.
Algunos registros indican que nació en Broghel, cerca de Breda, pero no ha sido posible
determinar si se trata de la ciudad neerlandesa de Breda o la belga de Bree, llamada
Breda en latín. Desde 1559 eliminó la 'h' de su apellido y comenzó a firmar sus pinturas
como Bruegel.
Fue aprendiz de Pieter Coecke, con cuya hija Mayke terminó casándose, y en 1551 fue
aceptado como maestro en el gremio de pintores de Amberes. En 1558 estaba en Roma,
donde trabó amistad con Giulio Clovio, retornando luego a Amberes y estableciéndose
en Bruselas diez años más tarde. Murió en esa ciudad el 9 de septiembre de 1569.
Reflejó fielmente la vida del pueblo flamenco y fue uno de los más grandes artistas de su
época. En él, el gusto por la anécdota se da paralelamente a una amplitud compositiva y
a un sentido estricto del ritmo y de la síntesis que subordina el detalle a la visión de
conjunto. Famoso por sus paisajes, su obra es producto de una visión panorámica del
mundo, y abarca desde la pintura religiosa alegórica hasta las escenas de la vida
campesina.
Era el mayor y el más importante de una familia de artistas que trabajó hasta bien
entrado el siglo XVII. Fue padre de Pieter Brueghel el Joven y Jan Brueghel el Viejo.
Ambos se convirtieron en pintores, pero ninguno de ellos fue discípulo de su padre, ya
que este falleció cuando ambos eran aún niños. Jan Brueghel siguió los pasos de su
padre y se convirtió en pintor, especializándose en paisajes; en cambio Pieter Brueghel
el Joven se dedicó a la escritura. Jan, el segundo fue muy reputado como pintor de flores
y se ganó el sobrenombre de Brueghel de «velours» (terciopelo) por su magistral
tratamiento de las texturas delicadas. El primero realizó copias y variaciones de las
pinturas de su padre, a menudo de gran calidad, con las que se ganó muy bien la vida.
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incluso una temporada en el taller de un maestro siciliano. Su viaje le valió además una
importante colección de dibujos excelentes sobre el paisaje de Los Alpes, que hubo de
atravesar durante su viaje. Tal vez esto resultara más importante para su carrera que el
aprendizaje con los italianos, puesto que a su regreso desarrolló una serie de paisajes
muy difundidos en Europa mediante el grabado. En esta misma técnica, realizó ciertos
temas moralizantes, normalmente ilustraciones a refranes típicos, algo que también
había hecho El Bosco (por ejemplo en La Piedra de la Locura).
Uno de sus temas más famoso es la torre de Babel, del que pintó tres cuadros, si bien se
conservan dos: La construcción de la torre de Babel (1563, Kunsthistorisches Museum
de Viena) y La Pequeña construcción de la torre de Babel (Rotterdam). Puede que el
interés del pintor por la torre de Babel procediera del carácter cosmopolita de su ciudad
de Amberes.
En el folclore y los refranes populares buscó la inspiración para sus obras más
descriptivas y pintorescas, desde La parábola de los ciegos y Juegos de niños hasta
el El banquete de bodas. También realizó obras religiosas, en particular entre los años
1562 y 1567, que, aunque no constituyen lo mejor de su producción, dan pruebas de su
gran originalidad estilística.
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El banquete de bodas, de Pieter Brueghel
La época en la que vivió el pintor fue, sin duda, turbulenta, un periodo de tránsito entre la
Edad Media y los comienzos de la Edad Moderna que sufrió el azote de sucesivas
plagas y epidemias, tan violentas que podían llegar a aniquilar poblaciones casi en su
totalidad. A esto se añadía, además, el dominio de las guerras continuas por motivos de
religión o poder y la transformación social que se produjo a raíz de la explotación del
Nuevo Mundo. Años en los que la ciencia sufrió un avance vertiginoso, la religión católica
perdió su posición dominante y el poder político -ejercido por el estado español-, hubo de
enfrentarse a la sublevación de los Países Bajos. Como ciudadano y artista del
momento, la mirada de Brueghel muestra este periodo turbulento desde una óptica en la
que se mezcla lo urbano y lo rural, la clase más pudiente y el pueblo raso.
Sus obras se han interpretado de diferentes maneras, como referente de las ideas de
diversos pensadores religiosos, de los conflictos entre catolicismo y protestantismo, de la
dominación de los Países Bajos por parte de los españoles y como equivalentes visuales
de alegorías dramáticas representadas en público por sociedades retóricas flamencas.
Fue muy famoso en vida y su influencia sobre la pintura flamenca posterior fue inmensa.
Las primeras obras de Brueghel recuerdan las fantásticas visiones del Bosco. “La caída
de los ángeles rebeldes” es un claro ejemplo de ello. En estas obras es donde el artista
plasmó mejor su ingenio. Se inspiró en la obra de su antepasado Hiëronymus Bosch, El
Bosco.
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En este universo de formas irreales también subyace una crítica burlesca a la patética
vida del ser humano. Brueghel ofrece su visión del hombre, la miseria cotidiana, la locura
y la enfermedad. Lo hace satíricamente cuando representa los "Siete pecados capitales";
un estudio fascinante en donde reflexiona sobre los males que acontecen a los que
ignoran los principios de la sabiduría. Sin embargo el artista es amable y respetuoso
cuando dignifica al hombre laborando.
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Muchas de sus obras se inspiran en el folklore y en los proverbios flamencos, así como
en la vida campesina de su país. La serie de meses o estaciones -Los cazadores en la
nieve, La siega del heno, La cosecha- muestran su genio de paisajista, que sabe
conjugar la observación del detalle con la grandiosidad de los panoramas. Todos ellos se
caracterizan por la gran capacidad de observación de la naturaleza humana, el ingenio
omnipresente y la vitalidad de los campesinos.
El interés por la vida del campo como tema del arte se observa, por primera vez, en las
cortes; en el calendario de los libros de oración del Duque de Berry, ya a comienzos del
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siglo XV, encontramos tales descripciones cortesanas de escenas campestres.
Miniaturas de esta clase son una de las fuentes del arte de Brueghel; la otra se ha
descubierto en aquellos tapices murales, también destinados a la corte y a los círculos
áulicos, que representan, junto a las damas y caballeros que cazan, bailan y se ocupan
en juegos de sociedad, campesinos trabajando, leñadores y viñadores.
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Brueghel es sin duda el pintor por excelencia del paisaje, donde la figura humana
empequeñecida se integra perfectamente en él. Su visión de la naturaleza,
aparentemente cotidiana, parece aproximarse a un sentimiento panteísta.
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El arte de Brueghel suele considerarse como la última etapa del desarrollo de una larga
tradición pictórica flamenca que comenzó Jan van Eyck en el siglo XV. Esta tradición
transformó la estilización del arte medieval en una expresión más realista del
mundo. Brueghel pintó con todo lujo de detalle escenas de la vida cotidiana de los
campesinos holandeses, juegos infantiles y episodios de la Biblia, trasplantados a los
paisajes y ciudades del norte de Europa de su época.
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Finalmente, hacia 1563, Brueghel acometió la labor, que le encargó Cock, de representar
barcos. Un tema muy oportuno y apreciado en aquel momento, si tenemos en cuenta
que Amberes poseía una de las mayores flotas marítimas. El resultado fue realmente
asombroso. El artista demostraba una vez más el dominio de la técnica pictórica y su
experiencia con la luz y la perspectiva. Dejaba el mundo de los seres satánicos, de locos
y demonios para afrontar otro nuevo reto. Con ello logró no sólo el reconocimiento
unánime de sus contemporáneos y futuras generaciones, sino demostrar que el
calificativo que le impuso una biografía de 1609 –en el que se le tachaba de "ignorante
dedicado a la pintura cómica"- era tan incierto y absurdo como los personajes irreales
sacados de su imaginación.
Hay 45 pinturas sobrevivientes que se dan por auténticas, y un cierto número que
se conocen perdidas. Una tercera parte de estas obras se halla en el
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Kunsthistorisches Museum de Viena. Existe también un gran número de dibujos y
grabados.
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Cazadores en la nieve (diciembre-enero), 1565, Kunsthistorisches Museum,
Viena
Día nublado (febrero-marzo), 1565, Kunsthistorisches Museum, Viena
Cosecha de heno (junio-julio), 1565, Museo Nacional, Praga
Los cosechadores o La cosecha (agosto-septiembre), 1565, Metropolitan
Museum of Art, Nueva York
El regreso de la manada (octubre-noviembre), 1565, Kunsthistorisches
Museum, Viena
Paisaje de invierno con trampa para pájaros, 1565, Wiltshire, Wilton House
La calumnia de Apeles, 1565, British Museum, Londres
Masacre de los Inocentes, c. 1565, Hampton Court, Reino
Unido/Kunsthistorisches Museum, Viena
El pintor y el conocedor, c. 1565, Albertina, Viena
Predicación de Juan el Bautista, 1566, Museo de Bellas Artes, Budapest
Censo en Belén, 1566, Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, Bruselas
La danza nupcial, c. 1566, Detroit Institute of Arts, Detroit
Conversión de Pablo, 1567, Kunsthistorishes Museum, Viena
El país de Jauja, 1567, Alte Pinakothek, Munich
El misántropo, 1568, Museo di Capodimonte, Nápoles
El ciego guía de ciegos, 1568, Museo Nazionale, Nápoles
La boda campesina, 1568, Kunsthistorisches Museum, Viena
La danza campesina, 1568, Kunsthistorisches Museum, Viena
Los mendigos, 1568, Louvre, Paris
El campesino y el ladrón de nidos, 1568, Kunsthistorisches Museum, Viena
Los tres soldados, 1568, The Frick Collection, Nueva York
Parábola de los ciegos, 1568, Pinacoteca Copodimonte
La tormenta en el mar, obra inconclusa, probablemente la última pintura de
Bruegel.
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Brueghel según Arnold Hauser
Opina Arnold Hauser que Brueghel parece, a primera vista, que tiene poco de común
con la mayoría de los manieristas. Faltan en él los "tours de force", las finezas artísticas,
las convulsiones y contorsiones, la arbitrariedad de las proporciones y los antagonismos
en la concepción espacial. Parece, especialmente cuando se atiene uno a los cuadros
campesinos de su último período, que es un robusto naturalista, que no se acomoda en
absoluto al marco del Manierismo problemático e intelectualmente escindido. La imagen
del mundo de Brueghel está en realidad tan rota, y su sentido de la vida es tan poco
ingenuo y tan poco espontáneo como en la mayoría de los demás manieristas. Carece
de ingenuidad no sólo en cuanto a lo reflexivo, en lo que carecen de ingenuidad todas
las artes desde el Renacimiento, sino también en el sentido de que el artista ofrece no
una representación pura y simple de la realidad, sino su representación consciente y
programática, su explicación de la realidad, y de que todas sus obras podrían ser
comprendidas bajo el título de "como yo lo veo". Este rasgo es lo radicalmente nuevo y lo
eminentemente moderno, tanto en el arte de Brueghel como en todo el Manierismo. Sólo
falta en Brueghel el virtuosismo caprichoso de la mayoría de los manieristas, pero no su
picante individualismo, no la voluntad de expresarse ante todo a sí mismo, precisamente
en forma que jamás se había dado.
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Con respecto al universo campesino de Brueghel afirma Hauser lo siguiente:
“...Nadie olvidará su primer encuentro con Brueghel. Lo característico del arte de otros
maestros, principalmente más antiguos, se le ofrece al contemplador sin experiencia
previa sólo después de algún ejercicio; generalmente confunde al comienzo las obras de
los diversos maestros unas con otras. El estilo de Brueghel es inolvidable e inconfundible
aun para los principiantes.
…Se ha llamado al artista el "campesino Brueghel" y se ha caído en el error de pensar
que un arte que describe la vida de la pobre gente está destinado también a ella, cuando
en realidad la verdad es lo contrario. La copia del personal modo de vida, la descripción
del propio contorno social, lo buscan en el arte normalmente sólo los estratos sociales de
ideas y sentimientos conservadores, los elementos que están satisfechos de su puesto
en la sociedad. Las clases oprimidas y que luchan por ascender desean ver
representadas circunstancias vitales que les parecen un objetivo, no aquéllas de las que
se esfuerzan por salir".
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En cuanto al trabajo de Brueghel referente a los provervios, Hauser afirma: …”En
Brueghel el cosmos está inmanente en los objetos de la más cotidiana experiencia. Es
una nueva forma de simbolismo... En el arte medieval el sentido simbólico era realzado
con tanta mayor fuerza cuanto más se alejaba la representación de la verdad de la
experiencia, cuanto más estilizada y convencional era; aquí, por el contrario, la fuerza
simbólica de la representación aumenta con la trivialidad y la naturaleza periférica de los
temas. A consecuencia de la esencia abstracta y convencional de su simbolismo, las
obras de arte medievales tenían sólo una única interpretación justa; por el contrario, las
grandes creaciones artísticas desde el Manierismo tienen, por razón de la vulgaridad de
sus motivos, infinitas interpretaciones posibles. Las pinturas de Brueghel, las creaciones
de Shakespeare y Cervantes, tienen, para ser comprendidas, que ser interpretadas
constantemente. Su naturalismo simbolista, con el que comienza la historia del arte
moderno, tiene su origen en el entendimiento manierista de la vida, y significa la
completa inversión de la homogeneidad homérica, la escisión fundamental de
sentimiento y ser, esencia y vida, Dios y mundo”.
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Refiriéndose a los cuadros de costumbres de Brueghel, Hauser sostiene que: ..."El
efecto de estos cuadros costumbristas de la vida del campo y de la naturaleza no tenía al
principio ningún tono sentimental ni romántico -tal efecto sólo apareció en el siglo XVIII-,
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sino más bien cómico y grotesco. La vida de las pobres gentes, de los labradores y
jornaleros, les causaba a aquellos círculos para los que se hacían los libros de oraciones
miniados y los tapices, un efecto de cosa curiosa, de algo extraño y exótico, en modo
alguno de algo humanamente próximo y conmovedor".
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pregnante”, ese instante congelado en el tiempo que describe una multitud de
elementos, imposible de captar en una sola mirada.
Además, aquí la “construcción legítima” se sostiene pero de una manera distinta, que de
cierta forma, no deja de ser matemática; vemos que se pretende un acercamiento a la
“realidad” (ficcional o verídica) desde la minuciosa narración escénica que nos ofrece el
autor; no tanto por la perfección en cuanto a copia fehaciente de los elementos
participantes, sino por ese esfuerzo de no dejar ninguno de ellos librado al azar. Así el
hilo conductor se mantiene dando coherencia y cohesión a toda la obra.
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El Triunfo de la Muerte
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proliferaron manifestaciones culturales como la Danza de la Muerte, que generó
música, escritos y representaciones teatrales.
Pieter Brueghel, el viejo fue un típico pintor flamenco, que conservó las tradiciones
de la primera pintura renacentista, pero al mismo tiempo tomó la inspiración
satírica, crítica y moral de El Bosco. Esta obra pertenece a la escuela
flamenca del siglo XVI. Aunque es un humanista del renacimiento, en esta obra
Brueghel enlaza con la tradición flamenca anterior, ante todo El Bosco.
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hacia la derecha, se ve a la gente que huye hacia un túnel decorado asimismo con
cruces, mientras un esqueleto a caballo va matando gente con su guadaña.
Por todo el cuadro se ve a los esqueletos atacando a los desamparados hombres,
que huyen aterrorizados o intentan, en vano, luchar. No hay defensa posible. Los
esqueletos matan a la gente de muy variadas maneras: cortando gargantas,
colgándolos, ahogándolos, e incluso cazándolos con perros esqueléticos.
A la izquierda, los esqueletos conducen una tétrica carreta llena de calaveras que
sin duda formarán parte después del ejército de los muertos. Detrás de ellos, la
enseña de la cruz preside el tribunal de la muerte, que contempla impasible la
hecatombe. Sobre ellos, unos esqueletos tocan la campana avisando del fin del
mundo. Delante, en el extremo inferior izquierdo, yace el rey, revestido de su capa
con vueltas de armiño y con el cetro en la mano. La pintura claramente representa
a gente de distintos niveles sociales: desde campesinos y soldados hasta nobles e
incluso reyes, todos atrapados por la muerte del mismo modo, en la temática
medieval del poder igualatorio de la Muerte.
Un poco más hacia el centro del primer plano, un perro olisquea la cara de un
niño, muerto en brazos de su madre, también caída. En esta parte central se ve
que algunos cadáveres ya han sido amortajados y uno de ellos yace en un ataúd
con ruedas.
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Se representan con detalle las ropas, así como pasatiempos como los juegos de
cartas. De manera única, la pintura muestra un método usual de ejecución para
los criminales del siglo XVI: atado a una rueda sobre un palo vertical. Objetos
como instrumentos musicales y los primeros relojes mecánicos, y escenas entre
las que se encuentra una misa de difuntos proporcionan a los historiadores datos
para entender mejor el estilo de vida de los años 1560.
Se ha sugerido que el cuadro fue inspirado por el empeoramiento del clima político
antes de la Guerra de los ochenta años (que comenzó en 1568), aunque la
pintura, en sí, es anterior a la guerra. Otra interpretación es que la pintura es una
representación alegórica de los horrores de la guerra, como su Dulle Griet,
también pintada en torno a 1562. Aunque su interpretación más clara es una
simbología de la peste negra que azotó a Europa en el siglo XIV. Si bien se
simboliza lo que es la peste negra. También en el cuadro se puede apreciar el
paso entre la edad media o la crisis de los feudos, ya que en el cuadro se observa
a la muerte amenazando a un hombre con corona, que podría ser un rey o
representación del poder. Cercano a dicho hombre de corona, la muerte se
encuentra merodeando un barril lleno de contenido de color dorado u oro, lo cual
hace referencia al mercantilismo y lo que este conlleva.
La influencia del Bosco se deja ver en la amplitud del cuadro, las múltiples
escenas, pintadas con gran detalle, en las que se va representando las distintas
formas en que la Muerte derrota a la vida.
Naufragios e
incendios en el
Los hombres huyen hacia
ultimo plano del
un túnel; el ejército de La muerte El perro olisquea
cuadro
esqueletos, con sus tapas cabalga en un la cara de un
de ataúd a modo de escuálido caballo niño
escudos
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Los esqueletos pescan a los hombres como si fueran peces
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Conclusión
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Bibliografía
Internet
www.artehistoria.jcyl.es
www.wikipedia.org
arelarte.blogspot.com
pintura.aut.org
www.spanisharts.com
www.biografiasyvidas.com
Textos
Pinacoteca de los genios. Pedro Brueghel. Ed. Codex S.A. Bs. As., Andrea
Garrote y Julio Payró.
Clásicos del Arte. La obra pictórica completa de Brueghel. Ed. Noguer S.A.
Barcelona-Madrid, Giovanni Arpino y Piero Bianconi.
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