de este ntimo dilogo del hombre consigo mismo. Pero, en realidad, ste es el dilogo del hombre con Dios, autor de la ley, primer modelo y fin ltimo del hombre. "La conciencia dice san Buenaventura es como un heraldo de Dios y su mensajero, y lo que dice no lo manda por s misma, sino que lo manda como venido de Dios, igual que un heraldo cuando proclama el edicto del rey. Y de ello deriva el hecho de que la conciencia tiene la fuerza de obligar" (In II Lib. Sent. Dist. 39, a.1,q.3). Se puede decir, pues, que la conciencia da testimonio de la rectitud o maldad del hombre al hombre mismo, pero a la vez y antes an, es testimonio de Dios mismo, cuya voz y cuyo juicio penetran la intimidad del hombre hasta
CONCIENCIA MORAL. QU ES
las races de su alma, invitndolo fortiter et
suaviter a la obediencia: "La conciencia moral no encierra al hombre en una soledad infranqueable e impenetrable, sino que la abre a la llamada, a la voz de Dios. En esto y no en otra cosa reside todo el misterio y dignidad de la conciencia moral: en ser el lugar, el espacio santo donde Dios habla al hombre" (Catequesis,17-08-83) (VS 58) San Pablo no se limita a reconocer que la conciencia hace de testigo, sino que manifiesta tambin el modo como ella realiza semejante funcin. Se trata de razonamientos que acusan o defienden a los paganos en relacin con sus comportamientos (cf. Rom 2, 15). El trmino razonamientos evidencia el carcter propio de la
CONCIENCIA MORAL. QU ES
conciencia, que es el de ser un juicio moral sobre el
hombre y sus actos. Es un juicio de absolucin o de condena segn que los actos humanos sean conformes o no con la ley de Dios escrita en el corazn. Precisamente, del juicio de los actos y, al mismo tiempo, de su autor y del momento de su definitivo cumplimiento, habla el apstol Pablo en el mismo texto: As ser "en el da en que Dios juzgar las acciones secretas de los hombres, segn mi Evangelio, por Cristo Jess" (Rom 2, 16). (Veritatis splendor 59a)