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GOOCECEOOEOOOCEE OOH VUE UUYUEUUOEE Ca. Capitulo tt REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS EUROPEOS ePor Qué LA Reronnia? No eabe duda que la cristialad occidental acariciaba desde haci tiempo el proyecto de reformar Ia Iglesia y la préctica religiosaCLa -exigencia de dicha reforma se dej6 sentir, por lo menos, a partir del siglo xt, y fue més o menos satisfecha ‘de manera periédiea, pero znunea por entero. La idea haba germinado apenas el funcionamiento de Ia organizacién eclesiéstica se hizo tan decepcionante|—al menos para algunos de sus miembros— que evidenciaba la @istancia. que existia entre el tipo de vida atribuido a los primeros cristianos y el que todo el mundo podia contemplar a su alrededor. La imagen de tun ctistianismo primitivo ejemplar era en parte mitica y en parte ideolégica. Es indiscutible que, por supuesto, la preparacién mental propia de la Edad Media no permitia que los cristianos sintieran la necesidad de dedicarse a la bisqueda rigurosa de documentos y ves- tigios reveladores de los comportamientos de sus correligionatios fn épocas pretérites: In investigacién histético-ientifice estaba. atin por renacer. Pero Is idea de una primera fase de pureza y vittud era necesaria para mejor reaccionar contra todo lo que se percibia como formas de decadencia y de adulteracié:{ En efecto, entre los|\ siglos x1 y xiv se prodyjo un fendmeno que nada tenia de para. déjico: cuanto mayor era el ascendiente adquirido por la Telesia en! Ja esfera politica y menos discutido su prestigio cultural. cuanto mis aumentaban sus recursos culturales, més se convencia una frac- del cleo —y, mis tarde, también de Tos Inicos— de que habia degenerado y estaba desatendiendo sus obligaciones fundansatales) REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS 189 De este modo, la idea de reformatla se nuttié de una imagen del cristianismo progresivamente formada como reaccién a aquello en lo que el cristianisma, en efecto, se iba conviztiendo. Sin embargo, seria una visién parcial del problema pensar que el cristianismo pro. puesto por los reformadores era més genuino: en realidad, sus adver- satios no tenfan una fe menor que Ia de ellos; Ia diferencia est baba en la idea que unos y ottos se hacian del papel de Ia Tel Una concepcién mas espritual chocé durante siglos, en el interior mismo de la Iglesia, con la de indole més temporal y politica, Como los partidarios de la primera constituian una minorfa y Jos de Ja segunda empufiaban les riendas de la orgenizacién eclesiéstica, més de una vez éstos condenaron e hicieron perseguir como heréticos a aguéllos. Las dos tendencias se aftontaron prolongadamente, y a medida ‘que pasaba el tiempo, un nimero creciente de laicos tomaba pattido ppot los clérigos que abogaban en favor de la reforma, [Esta activud de los laicos no resulta sorprendente, por cuanto la a polt- tice ‘de In Tplesia Jos relegaba a un rango netamente inferior al de Tos miembros del clero( Los cclesifsticos no vatilaban en reivindlcar para si privilegios morales y econdmicos de todo tipo, haciendo de J comunidad cristiana un egregado en el que ellos eran los gober- nantes y los fcles los stibditos)La intensificacién de dicho fendmeno egaba hasta tal punto que Jos sacerdotes no veian con buenos ojos ‘que los seglares leyeran y conociesan los libros sacros, y ni pot somo hubieran toletado que discutiesen su contenido o sus =| caciones{La Iplesia se arrogaba el monopolio en todo lo que concer. fa a la “interpretacién de las sagradas.escrituras, la definicién las creencias y, més ain, la predicacién JEl culto estaba organizad: de modo que los sacerdotes oficiaban de mediadores indispensables entre el hombre y Dios, entre el fel y Cristo, la Virgen o los santos, La masa de los creyentes aceptaba este planteamiento de la. vida religiosa porque no disponia de los medios intelectuales o morales para orientarse pot st sola o para contestar el papel de los eclesids. ticos. El sacerdote aparecfa 2 la vez como hombre docto y como set consagrado, individuo que vivia de manera diferente « los demés, sin’contraer vinculos familiares, que sabia suministrar los medios para atraer el favor de ta divinidad y provocar su anhelada intervencién, que podia, también, conjurar las insidias de las fuerzas maléficas y demoniacas. Por todo ello, parecia normal que el clero ocupzra el 190 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO primer puesto entre Iss categorias sociales elevades, que se Je pagara Fi diexrpo, que se le legaren bienes inmucbles y propiedades terti- foriales de notable importancia o que dictara leyes en materia de comportamiento, El ascendiente de la Iglesia ere tanto mayor cuanto que, en nombre de Dios y de la fe, ejersia un control absoluto sobre fh cultura, el arte y la instruccién, ademis de supetvisar —o, en ocasiones, administrar directamente— las principales obras de asis- tencia 4 Tos més necesitados. El intento de los reformadores no consistia en privar a la Iglesia del ejercicio de estas funciones, sino en disciplinatlo y someterlo a eterminados criterios. Si tales criterios constitufan la respuesta dada pot los grupos disidentes a la accién précticamente incontrolada del Fiero, fo cierto es que munca habfan formado un conjunto compacto arménico. Diversos movimientos de reforma se habfan sucedido en U1 tiempo y en el espacio, con objetivos e inspiraciones varias y @ Seces divergentes. La Iglesia se habfa opuesto » algunos de ellos y habla pricticamente absorbido a otros, ya que se ‘trataba, en la Thayoria de los casos, de oposiciones internas; 1s autorided politica abla manifestado pocas veleidades de entrometerse en este campo y, por regla general, apoyabs las posiciones oficiales de fa jerarquia eclesiéstica, Después que la Curia pontifiia se estructurara como un potente organismo burecritico y centralizador, en el transcurso de los si. glos xiit y x1V, muchos intentaron aprovechar Ja crisis del papado, pop ocasidn del Gran Cisma de Occidente, para limitar sus poderes. El Uamado partido conciliar encauzé los esfuerzes de quienes que- fan instavcar una forma de gobierno més colectiva y menos auto- fitasia de la vida eclesistica. Los éxitos de esta tendencia fueron tnis agarentes que reales, pese 2 que dutante Tsrgos affos permanc- ‘Gera reunido en Basilea un concilio de prelados, los cuales, sin Ja particisacién del pontfice ¢ incluso contra su voluntad, trataron de propener una serie ate (1431-1449). Como ya hemes dicho gn pisinas anteriored, Ios papas de la segunda mitad del siglo. xv $ princinios del xv1 dedicaron gran parte de su energia a In politica Italisna y no promovieron ninguna accién de gran alcance para res- 4 las exigencias teformadoras. Estas, sin embargo, no cesaron wT reanifestarse en el sero de la Iglesia. A lo largo de todo el siglo x ge sccedieron una serie de iniciatives v de disposiciones encaminadas a restimit abusos eft Jo concerniente a In disciplina de las érdenes REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS in monésticas, a introducir formas de piedad més sobtias y @ fundar cofradias y asociaciones de carécter religioso. | Lo que cada vez ofendia mis la sensibilided y, por consiguiente, se trataba de corregir, ea Ja relajacién de las costumbres de los ecesidsticos, la pompa desplegada por los ptclados en contraste con su: escaso celo pastoral, la poca preparacién del bajo clero, el para- sitismo de las épdenes monésticas. Algunos habfan reaccionado de manera radical, (En Ia segunda mitad del siglo x1v, John Wyclif (1330-1384) habla sostenido que los principes tenfan derecho a ex: propiar al clero y a distribuir y administrar sus bienes en interés de fe colectividad; también habia proclamado que el voto de castided pot parte de las monjas era contratio ala ley divina y Ia mendicided de los monjes, digna de seprobacién, Aun siendo un teélogo, W: cexpresaba asf ‘las reacciones de la sociedad Inica frente a la Teh y sus obras ejercieron una notable influencia; muchas de sus ct cas Tas formularfan por su cuenta los reformadores del siglo xvr. EL tedrico inglés ya atacé a fondo las indulgencias, la pretensién de fos ceclesidsticos de expenderles y, en cierto modo, comerciar con ellas; negé no sélo la infalibilidad pontifica, sino incluso Ta utilidad de que hhubiera un papa. En cvanto a los monjes, los taché de hipécritas y embaucadores: «el motivo por el que los frailes despojan més a menudo a los pobres que a los ricos —escribié— reside en que los segundos ven més claramente su falacia, micntres que al vulgs y @ Jos pobtes les falta instruccién para percibir su duplicidads (Estos alegatos se difundieron desde Inglaterca (donde su éxito inmediato no fue muy grande) al continente, y pacticularmente en Bohemi donde Jerénimo de Praga los dio a conocer en 1401. Jan Hus (1369- 1415) y sus seguidores los corroboraron en buena parte, afirmando, por ejemplo, que nadie podia hacerse pasar por el representante de Cristo o de Pedro si no imitaba su conducta. ‘Durante el siglo xv, no fueron precisamente las controversias sobre el dogma Jas que agitaron ef mundo cristiano, sf se exceptian determinadas tesis de los husitas y, sobre todo, de los taborites. Lo que las personas con sensibilidad religiosa consideraban importante cra Ia distancia que mediaba entre, por un lado, el incremento del sistema'de précticas y devociones extetiores a gue parecia reducirse cl ctistisnismo y, por el otro, la relativa negligencia oficial por la adhesin interior y In comunién espititual con Dios, Intérpretes de cesta insstisfnecién fueron los ehermanos de Ja vida en comin, COCOCOOUOCOCEHOCOOE PEE YUVUUYUYULUUUULE UO 192 LA FORNACIGN BEL MUNDO MODERNO fundados por Geert Groote (1340-1384), que inicialmente se pro- pagaron sobre todo por las zonas holandesa y flamenca, asi como el movimiento de la Devotio moderia. Ambos insistian en la necesidad de una experiencia religiosa mis fatima y personal, reavivada por la lecture de los textos sagtados. Frente al culto de Ia innumerable cohorte de fos santos protectores y a la ostentosa veneracién de sus reliquias, querfan reafirmar el caracter central de Ia figura de Cristo, de su papel como salvador y del ejemplo moral que habia dado. A este respecto, se debe destacar Jp importancia de la obra titulada juste- mente Irnitacién de Cristo§Con estas cortiéntes de renovada piedad no tardaron en conflur, especialmente en Europa del norceste, orien- taciones humanfsticas que propugnaben el retorno a las fuentes origi- nales de la inspiracién ctistiana. Al igual que el humanismo laico hhabia resucitado las obras, hasta entonces inaccesibles 0 existentes en versiones deformadas 0 fragmentatias, de los clésicos antiguos y exaltaba Jos valores en ellas contenidos, también el humenismo ctis- tiano se aplicé al estudio més siguroso de las sagradas escrituras, para fjar su forma més auténtica y para mejor captar su expfritu. |Simol- téneamente a esta lectura, hecha con la mdxima atencién, Anti- pao y del Nucvo Testamenty, sc wuusvlidS el comvcimicuto y le autoridad de Ia literatura patristica, en especial de los escritos de san_Agusti a espititualidad de la Devotio moderna y el evangelismo de ‘ufo humanfstico —que tavo en Erasmo su exponente mayor— exta- ban reservados a las élites mds bien que a las masas-|La lenta y constante busca de perfeccionamiento y elevacién moral se traduefa, par lo menos implicitamente, en un arduo itineratio ético, que pocos eran capaces de recorrer, y se fundaba en la disciplina interior ast como en Ta confianza en las propias fuerzas para emprender con éxito camino de la virtud y de la salvaci6n. Un prolongada habito colec- tivo habfa acostumbrado a los files a alcanzat las metas religiosas por vss mds faciles ¢ inmediatas, como les practicas piadosas, las Jimos- ts, los votos, las indulgencias o la demanda de intercesién a Ja Vingen y a Jos santos. Quien se propusiera impugnar la validez de tiles formas de piedad y sustititlas por otras, sélo podia obtener ‘mu amplia-adhesién popular indicando una senda accesible y exenta detontinuos obstéculos. Ina coyuntura particularmente favorable permitié a los reforma- dof@s protestantes atcaer en poco tiempo una gran masa de adeptos REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLIGTOS EUROPEOS 193 yy dat vida a iniciativas duraderas) Estos resultados no se debieron a Ja accién de las hermandades eVangélicas 0 de la Devotio moderna, umpoco a Ia influencia humanistica, al desdén por los abusos eclesidsticos 0 a la suma de staques y ctfticas que habfan circalado dorante los siglos xrv y xv, elementos todos que no bestan para explicarlos adecuadamente Si un factor pudo tener un papel deter- minante, fue la nueva conéepcién de Dios y de Ins relaciones del hombre con él, que habfa surpido precisamenge a lo largo de dichos a) sentimiento de Ja divinidad es, sin duda, uno de los més dift- ciles de sondear; sin embargo, en los siglos xv y xv se pueden dis- “aguir con bastante claridad ‘vavias formas bastante diferentes. del nrismo. La versién eclesigstica representaba a Dios con un aspecto antropomérfico, rey providente y juez al mismo tiempo, muy préximo al hombre, cunque sélo fuera porque los intermediarios (la Virgen y los santos) hacfan que el contacto con él se sintiera como algo na- tural y casi directo, A esta representacién tradicional se oponfa otra, que hacia de Dios un set insondable y lejano, muy por encima de todo intento de comprensién humana, severo ¢ inescrutable. La pri- mera imagen era, indiccutiblemente, mds popular y corriente, esti- made y familiar como la de un padre comprensivo ¢ indulgente, La segunda tenfa sus rafces en la teologia negativa del Medioevo, que colocaba a la divinidad en la cima de una vastfsima y minuciosa gradacién de las criaturas, subrayando su trascendente incognosei- bilidad, Pero ya en los siglos xiv y xv, Ia sublimidad de Dios se coneebia menos como un vértice metafisico que como una_cispide ética, en razén de la preeminencia de su inmensa dignidad(De ello derivaba, tanto para Ockham como para Wyclif, que Ja salvacién 0 Ia condenacién del hombre s6lo dependian de Ia insondable voluntad de Dios. En oteas palabras, 2 Ia imagen cémoda y reconfortante del Padre Eterno, dispuesto a perdonar al hombre y a disponer las cosas segtin los deseos de éste, se contraponfa la de uti’ Dios mucho més auténomo y severo, precisamente porque se queria refutat la facili dad de una moral becha a base de iridulgencins e intercesiones,{en nombre de otra cuyos ingredientes eran Ia severidad y el temblor, fandada en la percepcién de las insuficiencias humanas y de Ja nece- sidad de atribuir a Dios todos fos méritos. CAparte de estos dos arquetipos antagénicos de la divinidad, exis- tia un tercero, destinado a adquirir cada vex mayor amplitud, pero 4. — rome 194 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO que slo influirfa lentamente en Ja evolucién de la sensibilidad seli giosa.STenia sus raices en el paganismo y se centtaba en el postu- lado de Ja casi_identificacién de Dios con la naturaleza. En ésta se hhallaba el principio de todas Tas dotes y vittudes; de Is natutaleza, no corrompida y otiginariamente buena, extrafan los hombres —sun- que en grados diversos— sus cualidades y la indiscutible aptitud para “realizar el bien y todo cuanto les resultaba cil. LUTERANISA(O Y ANABAPTISMO Mientras el nuevo emperador Catlos V se estaba apoderando, com carécter definitivo, de Lombardia y prepataba su hegemonia en Ja peninsula italiana, el impetio a cuya cabeza acababa de ser elegido cra presa de agitaciones, que el soberano intentabe remediar. Dichas agitaciones eran de indole inbabitual, hasta tal punto nuevas que su. alcance no fue bien apreciado siquiera por los contempordneos de aquellos hechos; Ja répida sucesién de los acontecimientos sorprendis a kas sutoridades civiles y eclesiésticas, empezando por el emperador apa. a causa ocasional de los desérdenes fueron las posiciones adop- tedas por un monje agustiniano, Martin Lutero (1483-1546), quien polemizé con un dominico a propésito de la asignacidn de indalgen- cias en el territorio alemén,JAntes de presentar y hacer que citeu- fran sus 95 etesisy (otofio de 1517), Lutero habia atravesado una isis interior que lo Hevd a forjapse convieciones relatives al dogma contratias a Ia docttina coniente| Lotro impugnaba el derecho del papa a distribuir los fratos de los méritos de Cristo y de los santos, pero ademds, este convencimiento formaba parte de toda una visién de conjunto a la que no pensaba renunciai.\En la primavera de 1518, cuando transmitié al pontifice 97 justifcaclones de sus tesis del atio anterior, conchyfa abiertamente su escrito declarando su intencién de no retractarse {Para Lutero, cada hombre, cada cristiano, era imre- mediablemente tin pecador, merecedor de una condenscidn inapela- ble si no crefa profundamente que lo tinico que fo podia salvar era kk miseticordia de Dios; en esto consistia Ia justificacién por la fe. Por consicuiente, los sacramentos como canales de distribucién de la gracia divina perdian st importancia: lo que contaba era Ia Juz. inte flor por la cual cada individuo recibfa la seguridad de que no se Je REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS EUROPEOS 195 tendsla en cuenta sv propia miseria moral. Un didlogo directo de este tipo entre el ereyente y Dios no sélo devaluaba los saeramentes, sino también el valor de las buenas obras como titulos de gloria y le acciGn de los intermediarios entre el Salvador y los Geles.(Estos dle mos pasaban a ser iguales en dignidad, sacerdotes todos ellos, con pleno derecho a leer las sagradas escrituras e, incluso, a proceder al libre examen de las mismas, tnica base y referencia infalible del cristiano. Resulia imposible precisar en qué grado estas doctrinas motiva- ron Ia difusién y ef &xito del luteranismo, ya que éste goz6 también de una setic suplementatia de cizcunstancias favorablesf En primer lugar, Lutero habria debido ser entregado al cardenal Cayetano, lega- do pontificio en Alemania, peto el elector Federico de Sajonia lo redimié de este trémite, argumentando que no arrestarfa al acusado ‘en tanto una universidad alemana no To juzpara herético después de un debate piblico. Cuando, més tarde, Leon X declaré heréticas nes contenidas en los escitos de Lutero y lo excomulgs de 1520), éste prdo arrojar a las llamas Ja bula cn presencia de los estudiantes y profesores de Wittemberg.{ Al afi siguiente, un centenar de cabelleros o escoltaron cuando acudié a Ja dicta de’ Worms, ante la cual habia sida convocado. Protegido por un salvoconducto, se negé a retractarse y la dieta publicd un edicto que lo expulseba del Imperio; no obstante, ef elector de Sajonia siguié tomando su defensa, y lo hizo conducir hasta un lugar seguro{El monje agustiniano habfa sabido, sin ninguna duda, apelar al sentiitento nacional de los alemanes, entre cuya poblacién halls en.un breve plazo de tiempo gran mimero de sepui daridad, empero, no fue cl tnico factor de que se sirvi6; hubo-ptto no menos importante: Ia propaganda por medio de la iene Ya la edicién clandestina de sus 95 tesis iniciales tuvo una difasién extraordinaria, y tampoco falté el éxito 2 sus obras posteriores, una larga lista de escritos redactades con un excepcional talento de pole- mista. Sélo Girolamo Savonarola habfa podido utilizar en andlogas ircunstancias el reciente invento de In tipogratfa; abora bien, tres décadas después y en Alemania, Ia imprenta constituia un instru- mento mucho més desartollado, que Lutero empled a fondo y con leno conocimiento de causa. Pero el mejor vehfculo para la propagacién de sus ideas lo en- contté el teformador en Ja vor de sus seguidores, a guienes habia PENUYUUYUUOEUYOPUOOOOeCOCEcOoeeocEeece 196 1A FORMACION DEL MUNDO MODERNO. reconocido el derecho a tratar de los pioblemas religiosos y eceside- ticas eon su teorfa del sacerdacio universal. Aunque en el debate pis blico de Leipzig (julio de 1519) con Johann Eck, éste le hizo reco- hhocer que el concilio de Constanza ya habia condenado como here. ticas varias de les afirmaciones que él reprodvcfa, Lateto tuvo muy Pronto partidatios entusiastas, como Carlstadt, Ulrich von Hutten, Franz von Sickingen 0 Felipe Melanchton, quien en 1521 publicaba su obra Loci communes theologiv, pequeio compendio donde por primera vez se presentaba la doctrina luterana de manera ordenada El mismo aio, la ciudad de Constanza se negaba a aplicar el edicto de Worms; en 1525 la dieta de Nurenberg tomaba idéntica resolu. cién, Entre 1522 y 1525, ciudades como Erfurt, Magdeburgo, Hal bertstadt, Breslaa, Bremen y numerosos eentros de Suaba adoptaban el luteranismo. En Kénigsberg, el mismo obispo lo impuso en todo cl dmbito de su diécesis; el gran maestre de la orden touténica, recién secularizada, hizo otto tanto en Prusia. fal como se habia perflado desde el principio, el éxito de Ja rmeeva doctrina se debi al apoyo de los poderes ‘temporales; sin ellos, su suerte habria sido muy diferente. Alemania no sdlo era el pais mds propicin para que cetallara en él una iebelidn ‘antirromana y antipontificia, sino también cl que més se prestaba, dado stv fraccio. tamiento politico, a la formacién de partidos opuestos. En 1525 se liaron unos cuantos vrincipes alemanes para hacer frente a la exten: sién del luteranismo; inmediatamente, el elector Juan de Sajonia st cwsor de Federico— y Felipe de Hesse se unieton en defensa de los bearer La discordia més intensa se habia’ instalado a corazén del Imperio,}to cual beneficis a los disidentes, que Ga) hegaton que als. Spa schusaraaplicar el edita de Worms Gent 529, }na nueva dieta quiso volver a ponerlo en vigor, tt principes.x-cftorce ciudades protestaron contra ello, gandndose teplteto de protestantes con que 2 partir de entonces se designd a ‘es seguidores de Laterd| (y, Por extensién, tambiégaod) de otros tormadores de andlogsinspiracin). En marzo de(1531/Astos pro. tstmtes estipularon un verdadero pacto armado, cofocido con el sombre de liga de Esmalcalda: era la prueba de que la peg Sea y muchas burguesiss urbanas habian hallado en el ly Respectivas coincidentes con sus propios objetiv predicacién de Lutero no se fimitd a fos problemas goss, y las consecuencias que de ella se derivaban podian apare- REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS EUROPEOS 197 ; : ie cet como las novedades més interesantes[ Si bien hubo algunos sus partidetios que ssumieron posiciones més radicales que él, Lutero no tevolucioné fa vide cultual del fiel. Consetvé el confesonatio, y una gran parte de los servicios religiosos continuaron en su estado anterior; Lutero no tenfa un progtama litrgico muy claro inno- vador. Las luteranos mantuvieron numexosas préctices y tradiciones, 77 A este aspecto no se registraron graves tensiones, sobre todo a’ tivel popular.) Hasta aproximadamente 1550, muchos sacerdotes si- auieton celebrando, sin dificultades, tanto para los viejos creyentes como pare los muevos files, y no es de extrafar que en el terreno de los rtos Ia situacifn se presentara menos conilictiva a los ojos de Jos contempordneos{ Mucho més espectacular era la consecuencia de Ja coctrina segiin la éual todos los cristianos participaban en el sacer- docio: de ella se derivaba que el clero no debia ya formar una casts’ apace, que sus miembros podfan casarse y que Tos conventos habfan de ser abolidos} El mismo Lutero se easé con una monje, Katharina von Bora, coff quien tuvo seis hijos. Estas innovaciones sugerfan otras, 0 por lo menos, muchos inten- tabun ardientemente que aci fuera. En una situacién que ce habfa hecho tan fluida, varias catego taron de imponer sus exigencias; en primer lugar campesinos/ que tantas aspiraciones no satisfechas atrastraban deste-tiemporatrés. Latero sostenia que la fe la daba la gracia de Dios, independientemente del grado de ins- trucciéa del benefciatio, y que todo erstiano era un hombre libre, a~ nadie sometido. En realidad, al hablar asf, Lutero no queria referitse ale libertad exterior, politica o social, sino a la interior. Pero las muses rurales no percibfan las distinciones del teSlogo y tendian a tebelatse ante los abusos y gravémenes feudales 0 de las tierras comunales, . fécil imaginar la enorme audiencia que tose Thomas Mit (1439-1525) cuando enuncié a los campesinos que el le- Bios, destinados a lograr Ia victoria sobre los principes y los gran. des, que querian impedir ef triunfo del Evangelio. Los predicadores radicales 0 aprofetas de Zuickauy —denominacién que se aplicé al riécleo mas extremiste— se pugifonal Fate de los risticos, dando origen al movimiento de los Quabaptistss} Segin ells, os clegidos tenfon que acerse bautizar por segunda vez para formar comunidades de santos, en las que todo seria repartido con equidad. Los mismos Juteranos, en especial los principes y los nobles, tomaron les’ armas ha Z LA FORNACION DEL MUNDO MODEENO ua estos revoltosos, Lutero, tras una s¢ de vacilaciories inicia- acabé por sostener la causa de los nobles, a quienes exhorté para exterminaran a los partidarios de Mintzer, como efectivamente ti6 en Frankenhausen (15 de mayo de 1525); poco después, ntzer fue capturado y ejecutado. La breve lamarada que habia ido en Alemania meridional a partir del verano de 1524, volvis neendetse una decena de afios més tarde en el valle del Rin. En ba ocasin, reaparecié, més vivo que nunca, el convencimiento de + el fin de los tiempos estaba cerca y era preciso fundar ua nueva usalén, En 1534, Jos snabaptistas consiguieron apoderatse de Ja dad de Minster, en Westfalia, donde instauraron un régimen ra- al, bajo la dieccién de Juan de Leyden. Durante aproximada- nte-un afo, fue impuesta ia comunidad de todos los bienes (inclu + los alimentos y 1a casa) ¢ insti Ja poliga se proclamé la slicién del dinero, Pero no tardé en triunfar Ia represin: las tropas scopales tomaron la ciudad (24 de junio de 1535) y dispersaron a exaltados. Lutero dedujo de estas experiencias que las masas alemanas eran capaces de asumir Ia responsabilided de sus propios destinos espi- ules, y que era preciso salvaguardar el orden constituido para que + principes pudieran asegurar el éxito de su reforma. Se dio cus que, sin su apoyo, ésta no habria podido afianzarse, peto a cambio vo que hacer suyas las exigencias de orden estatal. Ea innegable re los poderes de los gobernantes quedaban reforzados con Ja doc- ina del sacerdocio universal, y que el luteranismo les atribuia una sponsabilidad social acrecentada{ Si la autoridad civil tenfa el deber + reformar la Iglesia y tutelarla, ello implicaba que no sistencia aun cuando se inmiscuyera en cuestiones Swio que en la situacién alemana el luteranismo constitufa pata los cincipes un atma contra el emperador y los sefores que habian pet- fanedo files al etolidame, Pero tolavia resltaba mis evidene ue, con esta alianze entte el trono y el altar protestante, se intro- vcfan en fe escena europea las premises de una nueva setie de graves onflctos. La politica del continente ce complicaba en sumo grado, aque a las contiendas dindsticas y a las rivalidades por la supremacia 2 aidan, como motivo de lucha, les disensiones y hostlidades de ‘dole religioss. Para fortalecer el éxito de sus doctrinas, Lutero no iad6 en internarse pot un camino ya muy conocido y recottido, pero yas implicaciones constituyeron una importante novedad en el A S -_ REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS 199 mateo de una situacién profundamente cambiada. El gran hecho nuevo que ttajo consigo el luteranismo consistié en la ruptura de 1a gnidad confesional del mundo cristiano, Gon Ia ayuda de los principes, Lutero insttuyé una iglesia sepe- 'y distinta de la de Roma, que hasta entonces baba reunido bajo L su égida a todos los creyentes. No se podria encontrar una prucba amis palinatia y decisiva de la pévdida de prestigio y autoridad por patte del pontifice romano; pero la divisién que se producia revelaba también hasta qué punto el poder civil habia adguirido preponde- tarcia sobre el teligiosé- Tampoco en el pasado los soberanes tole- raban que en sus territerfos arraigatan diversas cteencies © doctrinas conttatiss a 1a ortodoxia comtin; peto en esa época existia una sola religidn, no sélo dentro de cada estado, sino en el conjunto de Occi- dente. Ahora, tn miimero creciente de principes adoptaban una forma de religién nueva y muy distinta de la anterior, al tiempo que se ofan exigiendo a sus sabditos que les secundaran ¢ imitaran. Esto, pot otta patte, no excluia lo que en algunos casos ocurrié: que un pals se viese obligado no sélo a pasar de una confesién a ott sino @ velver @ la precedente o aceptar we, segin Jos cambios de actitud de sus gobernantes. PRIMERA DIFUSIGN DE LA REFORMA La obra de Lutero no se limité a los resultados mencionados en el apartado antesior, a causa de sus notables repercusiones en el terreno cultutal,(Convencido de que Ja Biblia era un texto accesible <~ pita todo el que Jo leyese con los ojos de la fe, Lutero preparé una cdicién elemana del texto completo,}ilustrada por Lucas Cranach (1534); antes de morir él, la obra tivo 84 ediciones distintas y 253 reimpresiones, lo cual, innegablemente, benefcié en gran manera al idioms nacional. Jaterngo ambien influyé de manera decisiva tn el sector de J envefatya) que pasé de ls manos de la Iglesia alas de los may sepa: se tat de organirar un fstve al obligatorinrsica.y técnica ademas de religiosa.Desapa, 7 ‘erdenes ‘mondsticas) los’ servicios de asistencia fuerSi COT ~fiad6s a las Paroquine'V°s las comunidades; un gran mimero de mo- rastetios fueron tronsformados en hospitales 0 en manicomios. En conjunto, las nuevas colectividades luteranas tuvieron qué aumir una OCC OeCoeecec: PEE UUOYUUL UO CEEE 200 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO ‘iile d0)debetes sociales, lo cual contribuy6 al desarrollo del sentido eed Jas poblaciones. we futero fue sélo el primero de una larga lista de reformadores ‘ue intentaron organizar iglesias autdnomas que respondieran a sus dectrinas sin faltar a la obediencia al poder constituido. Ast Mastin Bacer (1491-1551), quien, en Estrasburgo, nunca contesté la facul- tad de los magistrados locales de sefialar directrices a la iglesia local, En Basilea, donde Ecolampadio (1482-1931) intent6.salvaguardar tteor la independencia de la comunidad religiosa por él fundada, les tutoridades monicipales suprimieron el consistorio central de pasto- tts que se habfa instituide. Los reformadores de Basilea tuvieron ‘qe conformarse con los consejos parroguiales, en los que también puttcipaban representantes del gobierno de la ciudad. La situacién, 4 todos modos, se encaminaba cada vez més a la aplicaciéa de un principio que seguia sin tener en cuenta 1a libertad de las concien- Gis: cujus regio, ejus religio; los particulares debfan hacerse a la idea de adoptar la confesién del estado del que eran sibditos. ‘Lograda su independencia en 1523, Suecia (que comprendia tam- ih el territorio de Finlandia) se orienté gradualmente hacia la re- foma)Tras 1a dicta de Vasteras (1527), se expuls6 del pais a la trncipal figura del partido catdlico y el poder espiritual quedé con- tentrado en Ins manos del rey Gustavo Vasa (1523-1560), quien ralaé una enérgica politica eclesidstica, confiscando vastas propie- tides que habfan pertenecido al clero. Dinamarca y Noruega abra- tron el Iuteranismo entre 1526 y 1536 y, naturalmente, éste no ces te progresar en el imperio, con el consiguiente incremento de los dlecivos de la liga de Esmalcalda. La gran victoria militar que Car- bs V consiguié en Mublberg sobre los protestantes alemanes (24 de til de 1547) no lleg6 a testablecer, ni mucho menos, Ja situacién, sus efectos fueron passjeros. Aunque apenas una década més tarde teconocié como emperador al hermano de Carlos V, Fernando de Habsburgo, Alemania quedé dividide, desde el punto de vista de le ilgidn, en dos zonas desiguales. Baviera y Ja zona occidental (valles (4d Mosa, del Mosela y, en buena parte, del Rin) siguieron siendo -alas; el resto de las regiones —aproximadamente los dos tercios jd tetitorio— se habfan adherido al protestantismo de un modo Sf ateinitivo. La paz de Augsburgo (1555) sancioné esta division con- feral. {El primer gran pais que adopts el protestantismo, fuera del Im- \ REFORMA 201 1OSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS perio alemén, fue(Inglaterra: 4h pals donde los institutos eclesifs- ficos no gozaban de~muchoprestigio y habfan sido vigorosamente atacados desde los tiempos de Wyclif. Sin embargo, Inglaterra se sepaté de Roma por motives muy particulates, y dicha separacién tomé formas muy especticas. Enriqu vm tratado contra Lutero y en Ios sactamentos, solicité del pa ina de Aragén, que incluso habfa escrito doctrina tradicional de anulacién de su matti- cedido el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer (mayo de 133] La enexgfa de Roma, que tan escasamente se habfa prodigado con utero y sus primetos sostenedores, se manifest6 en esta ocasi6n: dl tey, la reina y-el prelado fueron’ excomulgados (julio 1534). Pero Enrique VIII ya habia tomado una serie de medide ea” ssde febrero de 1531 se habia hecho reco- tocer como protector ty jefe supremo de la iglesia de Inglatetr en 1532 habia impedido que se tecaudaran en su reino las habit Jes anatas, cuyo importe habfa de ser pagado a Roma. En noviembre de 1534, tras la condena papal, se atribuy6,a sf mismo los derechos de reprimir la herejfa y excomulgar, y exigi6, sin encontrar prictica- na resistencia, que los miembros del clero, de la magis- arseritia y de la universidad jurasen reconocetlo como jefe religioso; tbdos los adultos del reino fueron obligados a fe idéntico juramento[Suprimidos los monasterios, sus vastas posesiones fueron confiscadié por la corona, Ia cual, a su vez, los vendi, asegurindose asi el eficaz apoyo del estrato tertateniente que las adquiti8. A partir de entonces, los obispos fueron elegidos, como en el pasado, por los cabildos de las catedrales, pero Ja lista de los candidatos debfa recibir previamente la eprobacién real. Las ceremo- nias catdlicas y el culto de las imégenes fueron mantenidos, asf como las plegatias por los difuntos y el dogma de la transubstanciacién eucarfstica.|En torno a 1536 parecié que,el soberano empezaba a abrir Ios pulertas al Iuteranismo, peto al afio siguiente restableci6 Ja préctica de los siete sacramentos, y en 1538 prohibié el matrimonio de los clérigos; en 1543 incluso recomendé Ja devocién a la Virgen y.aJos santos y prohibié Ia lectura privada de Ia Biblia ica teligiosa de los cucesores de Entique VIIT todavia fue snetios coherepte que ta de éste, entre ottos motivos porgut el pri- y no dio matcha atrds| or \ 202 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO mero, Eduardo VI (1547-1553), subié al trono a Ia temprana edad de nueve afios. Entre 1547 y 1 548 se noté Ia influencia luterana, entre 1549 y 1553 la calvinista, con una sucesién de cambios ecle- sisticos y litdrgicoS Yen-esta época se perdié una gran parte de las obras de_sete seMgicso, porque se sustituyeron los altares por ee ae Tos tinco afios siguientes, que corresponden al rei- nado def Marfa Tudop (1553-1558), el catolicismo volvié a implan- tutse ch Inglatezray“€l Parlamento acepté la reconciliacién con Roma, aunque se negé a que las tierras confiscadas a Ia Iglesia le fueran testituidas (3 de enero de 1555). Pero una minorla de protestantes ometis vatios actos sacrilegos y la reina desencadené una severa re- inesién, mandando a la hoguera a 273 personas, entre las cuales estaba el arzobispo Cranmer. Esto provocé hondos resentimientos y una duradera aversién popular por el catolicismo. La sepatacién de fa lelesa de Inglaterra se habia debido a razones petsonales de Enr que VIII, pero también al escaso ascendiente que la iglesia tra clonal tenfa sobre 1a poblacién y a cierto anticlricalismo de la bur. suesia y la pequeria nobleza. Sus representantes en el Petlamento fa. wy, vorecieron Ia politica de le corona tendente a subordinar Ja esfera stica a los inteteses del estado. Erasmo, ZuINGLIO, CALviNo La rebeli6n Juterana habfa provocado en los patses de Europa septentrional, directa o indirectamente, tepercusiones no sélo de Indole religioss, sino también politica y social, edemas de cultural, Pese a sus turbulencias y conflictos, sus tensiones y sus traumas, la situactén del siglo xv resulta de una gran simplicidad comparada con la del siglo xv1. A lo largo del siglo xv hebia ido en aumento Ia irti- taciGn causada por el magistetio eclesiéstico, a la par que la exigencia por parte de los individuos de formular de maneta auténoma sis Propios juicios morales, Por otto lado, en los siglos mv y xv, la relisién habia desempefiado sus funciones éticrs en Ja sociedad de un todo inadecuado. No obstante, las reformas del siglo xvt se dife- renciaron de las corrientes aparentemente anélogas que h sido en Jas centurias precedentes por sus insblitas dosis de anticleri- calismo y por la suma importancia que dieron a Ia satisfaccién de les exigencias terrenales y las necesidades de In sociedad !aica, El C tetidencias o q REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS EUROPEOS 203 punto crucial de Ia actitud teligiosa luterana —el compromiso direc- to del ctistiano con Dios, el pacto de Ja fe que proclamé Lutero y, siguiendo su ejemplo, también los yestantes teformadores— remitia a Ja persona a una autonomfa individual, opvesta a la discplina ymitica. ea Grito elas diversas teformas setialé el principio del’ocaso ‘ménopolio eslturif en sentido amplio —y, por consiguiente, también en civil ejercido por el la vida de Occi- dente] Peto no tardaron en surgiffuevos robles, porque la nece- sided de una organtzicidn ede ‘manifesténdose de manera impetioéa. En el fel vasto fendmeno protestante, a Ia de ferda del tronco central Iuterano, aparecieron por un lado, la de eliminar todavia més cuanto “consttEHfa a Jos fees, ofteciendo un amplio curso a la ertica y a las libertades GeEnsamiento y de conducta; por el otro, la de asumit de nievo Ia direcciSh de las conciencias y de Jes creencias. Una setic ~de-circunstamcias, una vez wnatutaleza no religiosa, hicieron gue Ta segunda tendencigprevalecista sobre la primera. En una fase de choque frontal ¢ intvitable;-éra natural que las posiciones més latas, tanto antiguas camo nuevas, ce impusicran a le toleruneia y al pluralismo; pero una vez levantada In compuerta, aguas pudicron ser devucltas al embalse, objetivo sélo se logré provisionalmente. Mi vlan a consttuir, se multiplicaban las sect duos que preferian, de un modo u otto, permanecer al margen de toda ottodoxia, Asi, la primera Reforma —que, sin entrar en ma. tices, calificaremos.de-trerana-Ew”ateenjunto—<-pronto-d logan, pot un lado, a Ia heteradoxia oe libertinismo nds 0 no siempre las y en muchos casos este ientras las iglesias se vol- tas y pululaban los indivi. menos oculto, y por-eLotro,«confesione} de aR metidas a una jerarquia clerfeal_—_ (Un ptimer ejemplo de este traba} neS y de los més cor zi timente so- oso encauzamiento de Jas opcio- rocesos éticoreligiosos Io encom ttamos precisamente 4 Erasmo y)en sus a menudo influyentes se- sguidores. El humanifts_holondés, en efecto, encatné tendencias fspetentemente contradictorias, fmuy caractetisticas de su tiempo y compartidas por un gran nijiiero de files. En primer lugar, une t de anticlericalismo que se expresaba, por ejemplo, en sus ito- hfes con respecto a un pontifice como Julio II, més arfante de la Buerra que de la actividad espititual, © en Ja abierta censora al 104 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO fomento de formas supersticiosas de culto por parte del clero, En ‘egmmdo lugar, una clara propensién a sefialar como nicleo de Ja witiosidad el mensaje evangélico y la efllosofia del Cristo, que fala del hombreDios ef centro y el modelo de Ia vida ética. En teer lugar, una simbiosis de humanismo y de ctstianisme, que im, tela considerar al hombre como un set totalmente desprovisto de 4b medios para salvarse, y en consecuencia valotizaba, también en plano teligioso, su voluntad y su capacidad de educatse, Desde sie punto de vista, Erasmo consideraba la cultura como un ele. aunto vital de las creencias y, al mismo tiempo, como un fermento attico de cardcter laico, implicitamente antidogmético. La «via eras. nimna» tespondia a las exigencias de las minorfas cultas, que la ‘igieron y fa practicaron incluso en el ejercicio de sus fanciones Atigentes y de gobierno en Fumerosos paises europeos. Esto no ‘mplicaba una ruptura institucional, sino més bien una ‘Mayor racio- aided y busca de la conciliacign, ‘asf como un progreso en la dis, vsicién 2 Ja tolerancia. Luteo y Erasmo, tras una primera ‘etapa de ‘wus relaciones, estaban condenados a afrontatse, y, sighificativa. rate lo hicieron en el terreno de Ia capacidad del hombre pare ‘dtborar con ta gracia divina. Erasmo rehusé admitir que, a causa pesado oziginal, el cristiano hubiera perdido por completo la po- ibilidad de contribuir a la realizaci6n de bucnas obras. El hume- ‘its no podia aceptar que después del sacifcio de Cristo, que habla slimido al hombre, Is razén y la voluntad del fel siguieray estando ‘thalmente corrompidas y fueran del todo impotentes sin la graia, Peto en su obta de 1524 sobre el libre arbittio (a Ia que Lax ‘0 respondi6 al afio siguiente con la suya sobre el xsierwo tio), Erasmo insistia asimismo en el hecho de que no ers licite inoet en peligro Ia unidad de Jos ereyentes por una cuestién tan ‘is como la de la gracis: él estaba decidido a permanecet (y come D frescsionattauna gran patte de sus seguidores) en gl seiorde | i tomans[ Opuesta fue la acted del ererinnd{ Ultico Zuin, to (1484-1535) de sus Partidarios. E] reformadot eva ‘bla intentad6 suprimir varias précticas supersticiosas en ea época ‘icatio en Einsiedeln, fae nombrado predicador de hh catedeal ‘latich y, entre 1520 y 1525, empujé @ Ja ciudad hacia el protes- ‘atisge) Admirador de los grandes escritores antiguas, propenso a 2 shii’que se habian salvado pese a ser peganos, Zuinglio evefa en > timedsposicién del hombre a Ja vistud. Dios eta la fuente de la VOVEOUVEOHOEOE 3 2 2 2 > > 3 Q 3 > 3 > > we REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS EUROPEOS 205 bondad, peto las ciaturas no podtan patticpar de ella; por dicho Roto, Ia més genuina forma de eulto conssta en el eserzo por skanzar un grado cada vex mis alto de justica e integrided mech Zainglio se diferencis bastante netamente tanto de Etsemo como de Litero, Pata este dltimo, la fe en la misericordia divina no eonbie be sustanialmente la naturaleza corrupta del hombre; pats l size, Ie gable, dicha fe liberabs al hombre de la necesidad! de pecar 9 Je permit cumplir la volunted de Dios. Era cierto que el herein ¥ €l sactfcio de Cristo babian dado a conocer Ia imposbilided de reilzar el bien y de vencet al pecado, pero al mismo tiempo, la fe cn l proporcionaba Ja gracia. Ahora’ bien, Dios sdlo coneda eg redios para obedecer a su Jey 2 un puiindo de clegidos, seleccio. nados por él mismo; y puesto que predestinacién habla, e predes- tincdos debfan constituirse en una comunidad organiza Zuinglio Spisiauis imponer en Zurich una especie de tribunal para ol conrad de la moral piiblica, compuesto por miembros del lero, de les ma- Zuinglio subrayal Fdeberes éticosy civicow/ sobre’ gistraturas urbanas y-Jque disocisban el comportamiento exterior de-ta-adhesién-atas propias ideas religiosas. Tal actitud, que rrocups sobremanera a Calvino, la encarnaban, sustancalmente, Kaspar Schwenckfeld (1489-1561) y sus seguidores, desde Alemaniai~ ‘hasta Transilvania, A sus ojos, tanto las pequefias (rdcticas Fado) dogmas y Jas formas de culto, habfa muchos que no intervenfan en cleombate, pero cuya actuacién no se limitaba a contemplar el desa trollo del mismo: eran tanto menos pasives cuanto que, consciente- mente, se mantenian a distancia de unos y de ottos, resetvindose las libettades de creer y de juzgar. Entre ellos encontramos al que inte- atize fuertemente su fe, la cual llega incluso a asumic tintes misticos bastante acentuados; a aquellos en cuyo espfritu se infltra un grado tis o menos alto de indiferencia; a quienes hacen que despunten das primetos brotes de una ética euténoma y laica; y, por iitimo, = los que Megan hasta el extremo de rebelarse contra ef mismo ctistie. nismo, Alrededor de 1550, en efecto, al revoltijo de creenctus se DEL MUNDO MODERN suma una especie cataliacién el descreimiento domo tal, Todes as-implicita-o-explicitamente antictistia. incrementadas por la circulacién acelerada de las ideas, por Ia vivacidad y la amplitud de las polémicas, mezclindose, confun- diéndose 0 reforzdndose segiin los casos. Aun cuando quisiécamos limitarnos a definir el nicodemismo y, sobre todo, el libertinismo es- piritual, junto a ciertas formas de anabaptismo, como fenémenos pu- ramente heterodoxos, nos resultaria dificil renunciar a vincularlos indirectamente con Jas corrientes de libre pensamiento y las tenden- dig recondismo a ‘A mediados def siglo xv1,)son muchos los evropeos que, frente 8 creencias in muestras de una actitud superficial 0 Nip ‘una despreocupacién inédita hasta enton-, ces, Esfe desaps se expresa de muy variedas maneras, desde ciettas Formas ico o de cherejfa» hasta la adopcién de posturas’ rezonadas y filosdficas, pasando por toda una gama de posiciones intermedias} La atmésfera general creada con el advenimiento de la reforma ha contribuido a fa formacién de una.co- yruntuta favorable a la exteriotizacién de gérmenes que la civilizacién europea Ilevaba consigo desde hacfa mucho tiempo, tales como el ant sleticaliimo, el epicarefsmo y las miltiples formas del ractonalismo. A partir de 1530, aumenta el niimero de quienes consideran les reli- giones como construcciones humanes, cuya funcién consiste en man- fener en la sumisién y la obediencia a los esteatos inferiores de la sociedad. También podemos mencionar a los que se abandonan al tosco placer de blasfemar 0 al de ostentar un teal desprecio por el ‘culto y sus formas. Pese a hallarse falto de articulacién y adolecet de escasa coherencia, el descreimiento aparece ya como un monstrio temible a los ojos de fos Geles de les diversas iglesias. Los ataques disigidos contra el mismo exageran regularmente sus dimensiones, y cs que Ia itreligién constituye una gran novedad. No se trata ya de la negativa a aceptat’ un credo de las manos de Jos intermediarios edlesiésticos, sino de Ja exigencia de que se teduzcan los dogmas a afrraaciones comprértsibles, que la raz6n y la moral humanas puedan abarcer, Desde la segunda década del siglo, Maquiavelo habla crticado con el vigor de Ja Logica Ia concepeién cristiana, exptesando una_neta preferencia por la religidn de los antiguos paganos. En 1537, Bona- ‘venture des Périers habia tachado a Cristo de impostot en su Cyber REFORMA RELIGIOSA Y CONFLICTOS BUROPEOS 211 Jum mundi; hacia 1531, Miguel Servet habia publicado esctitos en Tos «que negcba el dogma de la Trinidad, y en su Christianism’ restitutio, de 1553, cl médico espaiiol negaba ssimismo el pecado original. En torno # 1520, Carlstade, en nombre de la prioridad del espititu sobre Ja letra, habfa atribuido a les sagradas escrituras una importancia telativamente secundaria, insistiendo en 1a inspiracién interior que transforma y deifica gradualmente al elegido; como tantos otros liber tinos espitituales, Carlstadt era ya pattidario de comunidades libres formadas por Isicos iluminedos. Desde sus primeras apariciones, no todos los anabaptistas estuvieron a favor de la violencia como medio pata realizar cl reino de Dios, Tanto en Suiza como ein el sur de Alemania, Austtia, Moravia 0 los Paises Bajos, los habia (como Bal- thaset Hubmaies) que reivindicaban el derecho a organizar su secta fuera de los estados y de las iglesias de estado. También Sebastian Franck (1499-1542) se mostré hostil a las iglesias orgenizadas, a les cetemonias, 2 las imigenes sacras y a los edifcios destinados al culto, y Sébastien Castellion (1516-1563), por su patte, negaré el derecho de dar muerte a los heréticos. Libertad, tazén y tolerancia eran va- oy lores que seducfan, entre otras razones, por su contraste con reepecto. ala ferocidad de las luchas religiosas y sl dogmatismo renaciente. Cantos V (A una distancia exacta de un siglo, el emperador Catlos V tuv que afrontar Jos mjsmos problemas que su antecesor Segismundo Luxemburgo: la héreia, la reforma de la Iglesia y el peligro tureoj Jos comportamientos de uno y otto fueron anélogos} Sin embargo, menos apatentemente, In potencia de Carlos V se-podta considera] supetior a Ia de Scgismundo: en lugar de la corona de Hungra, unia al cetro imperial ls tres coronas espafolas de Castilla, Aragén y Na varta, y In teciente pujanza transoceénica en continuo desarrollo de Jn primera, En cambio, los extensos dominios de Jos Habsburgo no sélo estaban amenazados ahora por el expgnsionism>\otomano, sino también por Ja-decidida accién de Francia/ Carlos V sbitaba con res- tablécef el prestipio.del imperio y hacer fa el drbitro de fos destinos continentales. Pero después de perseguir dicho objetivo durante mis_de-tres décadas, tuvo que acabat reconociendo ‘su fra- caso.(Al igual que babfa ocurrido en Ia Ttalia del siglo tnterior, en| BEV yUUYUUUUNUVOULOOCTELCOCOOOOOOOEE CE b sbierta a todas Jas alianass que se consideraran ef 212 1A FORNACION DEL MUNDO MODERNO 1a Europa del siglo xv: {ado vigorosas para que un solo estado, por mucho que free Se po: t icaces y ventajo- it; Francia no habria podido, por sf misma, hacer frente «ioe Habsburgo, cuyos tertitorios pricticamente la rodeaban en ove a ‘pales adversa- oF este medio, el bloqueo que Ia ponia thos V se mostré absolutamente de- *n Tos Pafses Bajos organizé un sistema de vigi- oocia. rel ‘simi Ja Inquisicién espafiola, € hizo publicar te setic de ordefiancas.extretyadamente tiguroses. Los mie perse- tides fueron lof anabapristastue quedaron velegadoe a le elinlen iit y cedocido¥- grupos tisados. Para aysjartixpropagaion del lneranismo, el emperador se dio prisa en (Gromovenie convocacién de on concilio, on la esperangs-derque put at con Tas dv se fenton. Pero of clucidn en est sents no uerop toronados por el éxito hasta‘dem: tido tarde, y también~f Fpylitestamente encaminados a restablecer le pot en Alonsain bs 2g en Avasbunyo, Melanchthon, portavou de los protests, i, Cai ft encuentro de sus interlocutores caslicos” pero al saanny esiones de fe de los reformad ona, el Iegado pontificio consivis llegar a mga ae om los Iuteranos sobre el problema crucial de ln ac taién por la fc, pero los términos de dicho acuerdo no seein, tilt aprobacién del papa ni tas de Lutero y Calving, Er of plano fielstico quedaba Ia posbilided de un contilio, que rales inasguré en 1545. En cambio, i evel dmbito alemén, las armas habl sed bel fis Miblverg en 1547), y slo mis tarde se confirms imposibilidad de todo extender, La paz teligiosa de Augs. bupo no hizo mis que sancionar’divisién erica ptincipados caté- lites y principados luteranes, La actuacién de Carlos V en su confi fo fon, ticihmente mis afortunada. A partir de 1540, i (2 sdoptar dos lineas de accion poco s ~ el que habfan contado; In repiibli laron primero (con In ya men- . REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS 213. ttistianisimo pero politcamente rentables: Ia de sostener a los prine cipes protestantes adversatios del emperadot, y la de entenderse con ” fos turcos. El duque de Baviera, catslica pero host a los Habsbur. 89, contaba ya con ef apoyo francés cuando se alié con el Jandgrave de Hesse, luterano, para restituir al duque de Wurtemberg el estado que en 1522 le habla arrebatado Fernando, el hermano de Carlos V. Mis tarde, las hostilidades entre el empetador y el rey de Francia se reanudaron en 1536 pata no cesar ya hasta después de la muerte de ambos, tras una sucesiGn de tratados de paz y de fases de con. flicto armado, con vietotias alternas en los diversos frentes. El st cesor de Francisco I, Enrique IT (1547-1559), estrechs todavia mas tut vinculos con los principes protestantes de Alemania, 1o cual le - Petmitié ocupar, con su aquiescencia, Ins plazas fuertes imperiales de ‘Metz, Toul y Verdtin (primavera-verano ds liano, en cambio, los feanceses suftisrof la pé ome combinacas hispanoflorentinas, ésta fte-obfgada a capitular al én tino de un largo asedio, tras Jo cual quedé anexionada al ducado de Cosme T ce. Médicis (1556). Mientras un cuerpo expedicionasio erviado por Enrique I intentaba aprovecharse del favor del pont, fice Pablo IV para ae Diao espafiola en Italia, ef huevo rey de Espais,/Felipe 11 1556-1598) organizé un ataque titecto contra Francia! El cond&table de Montmoreney fue neta, mente derrotado por Manuel Filiberto de Saboya ante los muros de San Quintin, que, sitiada de inmediato, caeria poco después (agosto &e :557). Si bien no se pucdo explotar adecnadamente la victoris con fie marcha sobre, PatisFrerchtarents, pocos meses-mis-arde, firmar el tratedo de a ut Combnesid (3 de abril de 1559),/Enri- que IT renunciaba of pretensiones sobre Napoles y el Milnesedo, y se avenfa a evacuae incluso el terttorio sboyano, que desde 1536 constituia una prima base de operaciones pare interne, nit en Italia. Saboya y el Piamonte fueron resttuides al caque Ma. tel Filiberto, a excepcién de Ja plaza fuerte de Pinetolo y del marquesado de Saluzzo. Durante vatias décadas, el prineipado ast Feconstituido permaneceria en In Srbita espajiola, al igual que Géno- fay la Toscana de los Médicis. Por ditimo, Francia renusciaba tam. bin a sus derechos sobie las regiones névdicas de Artois y Flandes ¥, se vela obligada a abandonar ia recientemente conquistada isla de Géreega, que fue devuelta a la tepablica ligur, . 52). En el tablero ita- lida de un peén con ‘Atacada por fucrzas 214 LA FORMACION DEL MUNDO MoDERNO ‘os principes uteranos alemanes hhabian representado pata Catlos V algo més que una rémora, sustrayéndole tantas foereat en su prolongada lucha contra Francisco I y Enrique II, un adversario todavia més temible que Francia lo tuvo ocupado al otto lado de Europa, en el frente baled; a berisco, A diferencia de los sstados occidentale, efYimperio otomand ye habia Bjado como obje. tivo principal Ia expdnsién lireccién a Europa. Toda su estructura interna ef bida en funcién de la guerra, de mae neta que-el-ergmismo_estetal, en su conjunto, equivalia a una in. mensiFndqui Como cada titular de una hacienda (timar) cuyes ingresos Sopetaran una cantided determinada estaba obligndo, incipio, a prestar servicio militar a cabal, ocurrfa también que, reciprocamente, todo aquel que militba en el ejécito victorioso pedis recibir tetas en las nuevas zones conquistades, El timer, pot otta Parte, no se transmitia forzasamente de padres a hijos, de modo que los dominios podtan sex redistribuides y asignados a quienes mi se habian distinguido en la guetta. En cuanto a los pueblos. someti dos, por un lado Ie admnnistracién turca les imponia toda una gama de tributos y prestaciones que vatiaban en funcién de las netesida, des balica, y, por el otro, muchos de sus integtantes patticipaban en kes operaciones militaics al lado de los turcos, a tin de que se lea siguicrs reconociendo la posesi6n de sus tiertas, 0 bien para hacer méritos y recuperatla. La casi ininterrumpida serie deGerrotas ctistianhs no resulta sor- rendente si se piensa . r Spen estaba organi ada cle manera tanasta y coheren’8\en funcién del ataque y de la expansign armada, je-agresivo, basado en el afin por hacer Ja guetta santa contra los infeles no musulmanes, se unfa el interés (PetSCRAT GE-Tos vombatientes, cimentedo en la petspectiva no sélo del botin iamedi 10 de los, leS\provechos que, con caricter vitalicto~Tes iba reportar (@ Eonquist). Incluso Ja religién de las comunidades subyugadas era eficios para Tos otomanos: 4 cambio del permiso para practicar sus espectives cultos, cada colee. tividid debfa pagar un tributo especial que servia para financier las compafias futuras. En lo refetente a las fuereas armadas, los turcos, adem.s de utilizar las propias y de inducit a elementos de los pucblo, someticos a reforzarlas, no vacilaban en crear milicias especiales en las ae integraban por Ia fuerza a jévence escogidos entee las pobla ciones cristianas. Estos idvenes, otiginatios sobre todo de los Balea- REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS 215 hes, eran deportados, se les hacia objeto de vn rigido entrenamiento militar y, tras su conversi6n al mahometismo, pasaban a format parte de un cuctpo selecto de infanterfa, cuyos miembros reci el nom- bre de jenfearos. Verdederos soldados profesionales, sobre los que pesaba incluso la prohibici6n de tomar exposa (al menos hasta la pric mera mitad del siglo xv1), los jenizaros constitufan el micleo y la flor del ejército otomano; sus efectivos oscilaban entre 20.000 y 30.000 hombres, y formaban la fuerza armada més disciplinada de ta éoca, A finales del siglo xv y pris Ja progresin turea en fos Beleanes qued6 relativamente frenada, ef parte por la tenaz resis. ~- tencia de Hungria, y en patte or-el-eonflicto que oposo al sultén § al sha de Persia. Selim I (1512-1520) atacé a los persas y sus tropes egaron a ocupar Tabtiz (1514), pero no a doblegat al adversario, No obstante, pronto los otomanos obtuvicron éxitos notables en otra direccién, puesto que, enfrentados a Egipto, logtaron la deci va victoria que en vano habien buscado durante una guerra anterior, entre 1484 y 1491. En 1516 las fuerzas turcas ‘ocupaban Sitia, Pa lestina y el mismo Egipto. También Arabia, que hasta entonces de- pendia de Bgipto, cays en poder de los otomanos, cuvo imperio se extendié asi hasta el golfo Pérsico y el océano Indico. A cesta espectacular ampliacién del imperio siguié otra cast inme- ‘iatamente. En la costa nortearicana habfin surgido, sobre todo des. pués de Ia conquista del reino de Granada por los reyes Catdlicos, hrumerosas bases de piratas musulmanes, Ia més importante de las cuales estaba situada en Bujfa; con ello, el intenso tréfico maritime del Meditetréneo occidental haba quedado expuesto a sus atagues pot sorpresa. Los espafioles habian reaccionado vigotosamente (como, antes que ellos, los portugueses a lo largo de las costas marroquies} pasando a la ofensiva, En 1497 habian ocupado “Melilla, en 1505 Mets-l-Kebir, en 1509 Orén, en 1510 Bujfa y Tripoli. Por dim, en 1515, aunque no lograron ocupar Argel, pudieron neutralizarla de- jando una guamnicién en el islote que controlaba el acceso a su Puerto. Pero entretanto, fuerzas navales turcss, compuestas en buena Patte por unidades corsatias armadas en el’ Egeo, comenzaban a establecerse en el norte de Africa. Tras apoderarse de Ia isla de Djerba y, mas tarde, de Cherchell, su jefe presté ofdos a Ia invita. ciGn de los argelinos de establecerse en su ciudad, peto sucumbié en tun encuentro srmado con los espaiioles frente a los mmuros de Tle- VY YE YUYUYUYUUYUYUUYUUUYUUNUOUOLHOUVOUVOOOLU vue we 26 TA FORMACIGN DEL MUNDO MODERNO fmeeén. Su hermano Khaiceddin, battoja, asumié el mando de los Spaioles, Khaiceddin Mamé dice Posteriormente conocido como Bar corsatios, Para resistir mejor a los sesiin de Argel adguinfa un cara icter definitivo, y el islote ccupado pot los espafioles frente a dicha ciudad caia en 1529, ', donde quedé una guatnicidn espafola, el mar no tardé en complicarse cuando, Fae Bake itt Francia se asegueé Ia cooperscién naval del sultén de Barbarroja. En 1536, al s6lo perdi ta vida ef soberano ir otcranor Te oF desmoroné todo el reine, que pass « poder ae [eotomanos en su mayor parte (os Habsburg se guedason con el fe). No se detuvo ahi Ia ofensive de Solimény ies ane ny tarde, fittoras Hegaban a las puertas de Viena, a le ‘que pusieron sitio, si tien no Hegaron a tomatla, Este debia co de Turquia, cuyos éxitos na do para acerle frente; en ella partcipahan a hepa. Unas 200 unidades de combare ae encontraron, a la altura kh foncleza de Le Prevesa, ante un ndmene ligeramente inferior de barcos musulmanes al mando de Barbareoj: que habia reunido ‘ns fuerzas en ef golfo de Arta, Tras ‘una escaramuza sin consecuen- cnc noche del 26 al 27 de septicmbve de 1538 wor ae hos tomandanies cristianos, Andeea Doria. levanté- el blogues, permi- renecianos, espaiioles y REFORMA RELIGIOSA ¥ CONFLICTOS EUROPEOS 217 tendo que Ia flota tures empezara a sas @ mar abierto. Mientras la scuadea de los coaligados se halla fondeada, Barbatroja la alenes ye presents batalla. En un primer momento, Andter Dovig we Tlobré pars socorrer a las naves atacadas; luego, ordend havea, Dado que no quedaba otra opcién, el resto de ate imitd, y Barbattoja se lanzé en’ su persecu. cllo 0 inflgié graves péccidas a sus adversatios, habia transformacio el encuentso en una vietoria, Mis que en ol plano puramente naval, el tuplo de Barbarroja importante desde el punto de vista moral y esttatéyito, Le na clin sue hablan realizado las potencis ctistianas no pido rocco {utes en mucho tiempo, entre otras causs por el fueste secentinin Fiag despertaron en los venecianos sus subsiguientes péaides oy 4 Mediteriico oriental (vais islas en el archipiclags Egeo, ademas de Nouplia y Malvasia, en el Peloponeso) 2 consecsom &xito en 1551, al atccar y tom hispanopontificia trataria en 'n poder de Dragut; sorpren- Djerba, sufrié una gravisima tido casi en un Iago otomano, dida por el almirante turco en aguns de detrota. EI Meditetréneo se habfa convert Cepitulo Itt LA CONTRARREFORMA Y LAS POTENCIAS PROTESTANTES: 1564-1604 HACIA NUEVAS FRONTERAS POLITICAS Y RELIGIOSAS, ‘Tradicionalmente, se ha dado el nombre dé Contrarteforma al con- junto de medidas eclesifsticas y de iniciativas-politicoreligiosas en gan patte promovides pot Ja Iglesia romana —o, por lo menos, apto- * vechadas por ella— 2 fin de atajar la propagaciin del protestantis: mo. También se ha puesto justamente de relieve que, ya antes de ue surgiera el movimiento luterano, la Iglesia catélica habia reali- nado seformas y se_habfa ido reorgenizando. Cuando,-pra€ finde, Oy nenzaron a profiferar Tas confesiones protestantes, {4 renovacién de lo catolicidad prosiguis-¢n buena patte, por su prod ry no sélo como reacci6n@ cuanto sucedia en Europa del norte. Si solamen- te se tuviera GH cuenti tog fenémencs religiosos, mas bien habria que hablar de Reforma catdlish que de Contratreforma. En realidad, em- pero, el desarroli Su espiritualidad y, mds atin, sus iniciativas tclesiésticas, fueron inseparables de sus resoluciones politico-diplomé: ticas y militares, asf como culturales y sociales. Los avatares del pro- testantismo tuvieron una influencia indiscutible, y en ocasiones in. claso deterininante, en dichas resoluciones de indole no estrictamente tdligisa del campo opuesto, que per ello merecen, en su conjunto, la denominacién de Contrarteforma. Results absolutamente imposi be decir en qué se habrfa convertido el catolicsmo de haber po- dio proseguie Ia obra de reestructurscién interna emprendida en el siglo xv v ptimeras décadas del xv1 sin tener frente a si los movie Inientos protestantes; pero el mismo hecho de formularse esta pre- CONFRARREFORNA ¥ POTENCIAS PROTISTANTES 219 inta ya es ocioso. En cambio, hay que hacer constar que, si al catox mo 0 le faltazon enerpls para reactionar ante 19 que después seria el mundo ieformado, y st en dicho proseso supa’ demextee ave disponta de fuerzas auténomas y de una Ssonom{s propia, las manifestaciones efetivas en que se conctetaron tales enetgtss resah ter, en su mayor parte, ms 0 menos condiconsdas por la obliga tiga de luchar contis el’gran advetsatio. Por consigulente, auntne en el plano de Ia historia religiosn subsisten legftimas dhedes areca de Ja expresign mis apropiads, en el de la historia general se ime pone hablar de Contratteforma. Con este enfoque més global, en sfecto, Jes nuevas formas de piedad o las profundizaciones expt tes, tomadas en si mismas, importan menes que la inmensy lucha aque abareé todos los planos y en la que estevo implicado.prictice mente todo el continente europeo, Asi pucs, utilizamos el emino de Contrarreforma en un senti no estrictamente eclesidstico. Hasta ptincipios del siglo xvt, eaté Tico equivata a cristiano, o, para sex més exactor, designaba 1 cade tmiembro de Ia que se considersba como la parte’ més autentica de 1a ctistiandad, por oposicién al conjunto diferente que formaben lag inlesias ortodoxas orientales. En el trenseu wy Uéeadas exami nadas en el capftulo precedentey'la situacién. cambio Ye maneta 1 cal, y la Europa ficl a Roma hitte-aguel moments se encomtré divi, ida en dos campos contrapuestos. Este fenémeno dité alrededor de una centuria, de mediados del siglo xv1 a mediacos del xve1, Ha, bila sido inoperante reducit aquf Ja historia de esos cien aos al ‘inico comin denominedot ce In Contrarteforma, del que sf nos ser vimos, no obstante, para su fase crucial. Hay que subraynt gue le tmalgama de teligiSn y politic, cuyas primeras e importantes ment, festaciones ya habfan aparecido con anteriordad, se realizd de ta, neta cada vex mds vasta y acentuada en Ia segunda mitad del siglo xv1 Si en tales condiciones se hace imposible, como se ha dicho, distin: suit lo que podia haber de auténomo en Ia Reforma catdlica de lo que Ibo de efectivo en Ia Contrarreforma, tambign resulta atduo disctiminac, en los distintos fensimenos, sus’ manifestaciones ideal. Bicas y sus aspectos religiosos. Justamente por el hecho de que ell tistanismo represeatba no sélo a matsiz dominante de Ia caltere, sino la dimensién exclusiva del mundo occidental desde el punto de vista dela doctin, fue inevitable que las huches polite, scils colores saearan del sistema cristiano de pensamienta y.expresion SVM YE UYU EY UUUYUUYUUYUUYYUUOUOUOUOUO LE 220 LA FORMACIGN DEL MUNDO MODERNO las armas y los argumentos que permitfan a cada contrincante afir- ‘mar su propia verdad. Este fenémeno no est en’ contradiccién con Ja simulténea decadencia, Progresiva y sustancial, del prestigio de fas iglesias, porque cl excesivo recurso a Jos avales religiosos. no hizo sino transparentar cada vez més la instrumentalizacién de le misma religiény su dependencia del resultado de los conflictos politic. sociales. La utilizacién ideolégica de las doctrinas de naturaleza reli- giosa se tradujo, poco a poco, en una devaluacién de hecho de su valor original. El primer ejemplo nos lo ofrece el significado del tétmino here- if, En Ia Europa del siglo xvt, todos se convittieron répidamente tn heréticos a los ojos de quienes no formaban parte de su confesién Hasta entonces, Io hercjia era etror y ctimen de unos pocos frente a tna verdad que constituia el patrimonio de la inmensa mayoria, Nex turlmente, esta conviccién, que justficaba ante la eoncieacia piblic Gel ostracismo ¢ incluso Ia muerte de los culpables impenitentes, no dsaparecié de golpe. Aunque no en todas partes se len a los evtre. mos de Ja Inquisicién ‘espafiola (que condend en masa a todos los Protestantes de los Pafses Bajos tebeldes), la rabia dogmatica seguia fonstituycndo un seftalado ingrediente de Jas encatnizadas conticndas dl siglo xvt. Pero mucho més que por la sabia reflexién de este aquel pensador, dicha rabia comenzé a decrecer cuando un mismo , ils se encontré dilscerado por las discordias docttinales, y tan div f. dido como para tener que suftir influencias extranjeras. El princi Ho del enjus regio ejus religio no exa, pues, el remedio para todos lsmales. Por descontado, cada principe intentaba mantente jisps = fet I unidad religiosa en su estado, pero podia ocurrit que dl mismo i stir deciditse netamente por una de las opciones, o bien que, iis Convieciones firmes a este respecto, se hallra frente a ope, ‘ones internas difciles de superar. Estos dramas fueron la tesla, fF t la excepcién, en fos paises del norte, donde no faltaron af lac f ffetdones capitals ni los ssesinctos de soberanos por motivos pox fieotlisioos, En sustanca, se puede afitmar, desde luego, gue ioe intreses estatales y nacionales predominaron cada vez mis Sobte Ine Rigas confesionales. Peto estas itimas representaron, en: ie es cisos, un factor de profunda crisis interna, de menor capacidad ff & én internacional, y un evidente obstcul al tefuerso del poder Festal, lias luchas confesionales. al menes en cierta medida, hicieron CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 221 iis incerta @ inestable Ia direcién de fos asuntos piiblicos, ya que contribufan a dar rienda suelta a lot motivos cbjetives de descontento y a los conflictos sociales. Si las rebeliones campesinas fueron nu- merosis pero regularmente reprimidas, los levartamientos de las no- blezas v de las burguesfas pudieron desatvollarse con mayor facilidad. Cuando existfan razones econdmicas © politicas para oponerse a la accién de las monarquias, las ideas de la Reforma servian de épti- ‘mos pretestos para resistir a su autotidad, tanto en Francia como tn Escocia, en Inglaterra como on Austria, Para los calvinistas, en particular, lo que importaba era menos la voluntad del soberano que el modo en que-ejercia su labor. Partiendo de la idea de que cada hombre tenfa que cumplir unas determinadas obligcciones para con Dios, no consideraban que el principe quedara sustancialmente ex. cluido de esta regla fundamental. Por ello, los calvinistas constitu: yeron un fermento de indudable trascendencia politica y de aleance intetnacional. El frente comin que, siquiera parcialmente, formaron Jas potencias protestantes en la segunda mited del siglo xvt se debid 4 su impulso, no al de los Iuteranos. Gracias, sobre todo, a los calviuistas, el protestantismo se convirtié en una ensefia de combate continental y muy pronto mundial. Las potencias que no habfan re. nunciado al catoicismo, con los estados de los Habsburgo en pri mera fla, tuvieron que afrontar durante mucho tiempo un desaffo del qué cada vez salieron menos vietoriosos. Asi, hubo una gran dife. rencia entre las décadas anteriores y postetiotes a 1550. Ala lucha reponderantemente militar entre las distintas potencias pata afirmer su predominio 0 su presencia en la palestta europea —lucha que, so bre todo, habia tenido Italie por escenatio—, sucedié la pugne entre dos grandes blogues, en cada uno de los cuales los intereses ideol6 Bicos estaban perfectamente ensamblados con los politicos y eco. némicos. Reoncantznctéy cardtica ¥ conetio De Treyto ‘Toda Ia historia celigosa del siglo xv esté constelada de figuras de eclesiéstioos —pero también de lacos— que, en vatios pases, se hacen promotores de una més sigutosa disciplina monésties, de ana mis seveca vida cristiana y de una préetica més sobria.y.eon mayor inclinacién a In caridad. Nomerosos miembros del clero se aperch LA FORMACIGN DEL MUNDO MODERNO mm, al igual que tantos fieles, de la necesidad de remediar los abusos de todo tipo que degradaban el culto y las cezemonias y cmpaftaban la conducta de sus ministtos. Una de las grandes espe- fanzas se cifraba en el concilio, concebido como érgano colectivo } cootdinador de una reforma que no proviniese exclusivamente de hs esfetas supetiores y que, al mismo tiempo, venciera las resistencias del papado y de la cutia a este respecto, Ya en el siglo xy, los paises tn los que mis se concreté dicha reorganizacién catélica fueron Espaiia e Italia; es decit, precisamente los que més tarde encabe- tron la Contrarreforma, EEL cardenal espafiol Jiménez de Cisneros (1436-1517) contribuyd én sumo grado a robustecer las estructuras eclesiésticas de su pais, y 0 fue ajeno a la getminacién del espiritu de expansin misionera ue tanto deb{a caracterizar a a espiritualidad catdlica de los si tos xv1 y xvit]Cisnetos anticipé algunas de las medidas de control dela préctica Feligiosa que més tarde se genetalizat‘an; por ejemplo, n 1503 hizo realizar el censo de los que no habian efectusdo la comunign pescual en Toledo. Desde finales del siglo xv promovis diversos sinodos para imponer a los sacerdotes a residencia en st patroguia y velar por que tuvieran Ia instruccién necesaria para pre- dicar y enscfiar el caterismo a los nifice, Bste alto prelado se dis tinguid también por vehementes iniciativas, como la eonfiscccién de bos libros érabes encontrados en el reino’ de Granada (y que, cn parte, envié a la hoguera) o el bautismo en masa de miles de misul- ‘anes. Por otra parte, Cisneros fundé en Alcalé de Henares una vniversidad con concepciones de base distintas a las habituales, des. provista de facultad de derecho y con una ensedianza que se articolaba tn vistas a lograr un mejor conocimiento de ta flosoffa crstiana y tna profundizacién de Jas doctrinas teclSgicas. Cisneros no sélo ad mritib en la nueva universidad las tres tendencias mayores de In eseo- listica (tomismo, escotisma y nominalismo}, sino que no vacilé en introducir el estudio del griego y del hebreo: en Alcalé se imprimié, centyg 1514 y 1517, la Biblia trilingie Las miiltiples inicitivas del cardenal espafiol preludisban de ma- seta clata Jas de Ja Contrarreforma, y desde el punto de vista de la efcacia, resultaban més vitiles que Ia ensefianza mistica de un Juan Mombaer (alrededor de-1460-1501) 0 que Ja espititualidad personal Propugnada por Juan Standonck (m. 1503)JEn Italia, se hebfan dis- tinguido, ya desde e! siglo xv, abundantes eclesiisticos reformadores ‘CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 223. ¥ predicadotes activos; también habfan sutgido en tetritorio italiano nuevas érdenes religiosas, como la de los minimos, fundeda por san Francisco de Paula. El impulso prosiguié durante las primeras déca- ds del siglo xvt, con Ia fundacién de las drdenes religiosts de los teatinos en 1524 (por iniciativa de Gaetano da Thiene y Gian Pietro Catafa) y de los barnabitas de Anton Matia Zaccaria en 1530. No tardarfan en constituirse asimismo los filipenses, gracias a Ia accién de Felipe Neti (1548), y los fatebencfatelli de san Juan de Dios , (1540) tas Stdenes tecién creadas se distinguian de las del me-| i icevo por su mayor insercién en la vida cotidiana de los feles, a\! quienes intentaban apottar una asistencia materiel y espiitual ade- és de una instruccién ctistiana, Sin lugar a dudas, se estaba mani. festando un nuevo fetvor teligioso que no estaba en absoluto provo.| | ado pot Ia necesidad de reaccionar frente a le Reforma. Por otra patte, ésta tavo muy poca difusién en Ttalia, exceptvando mumerosas adhesiones o simpatias a titulo puramente individual o alga am | biente muy localizado, como el veneciano, Pese a todo lo antedicho, la Reforma citdlica avanzaba con extte- mada lentitud, y se puede suponer que poco se habrla acelerado st ritmo si, de tepente, no se huhiern agigantado la amenaza protes- tante. Se hizo imprescindible recuperar el tiempo perdido darante el argo petfodo de incuria doctrinal, en el que el clero précticamente se habia desentendido de Ia ensefianza de las verdades dogmiticas fundamentales. Tanto en el plano de las précticas pladosas como en al de Ia predicacién, a lo latgo det siglo xv se habla insistido, casi en exclusiva, en Ix moral,-con el consiguiente detrimento de la’ base teolégica. Ademés, se notabe gravemente In ausencia o Ja discontic ‘uided de Ia instigacién pontificia; una Reforma catélica era impen- sable sin una sistemética recuperacién del papel motor del papedo, Es cietto’ que en mayo de 1512 se convoes tun concilio el V con. cilio de Letrén—, pero Julio II se resolvié 2 ello por motivos pre. cominantemente politicos, y su desarrollo demostré que el papado estaba atin muy lejos de asumit sus responsebilidades. En teotia, este concilio habrfa podido tener alguna utilidad: en él se tomaron medidas para reorganizar Ja curia y para reducie las acumulaciones de beneficios y'encomiendas; pero la mayor parte de sus disposicio- nes se quedaron en letra muerta. Ni Leén X (1513-1521), ni Adria no VI (1521-1523), ni Clemente VIT (1523-1534) emprendieron inicistivas de importancia, a pesar de que el peligro lutérano era oo rN Mw YSU YUEUEYUYUUULOUULOOLVOCOOUOOOOOCE 224 LA FORMACIN DEL MUNDO MODERNO cada vez més manificsto. Sélo con Pablo III Farnese el clima romano cempezs a cambiar, y lo demosteé Ia elevacin al cardenalato de hom. bres como Gasparo. Contatini, Jacopo Sadoleto, Gian Pietro Carafa y Reginald Pole. Otros eclesidsticos abicrtos a las exigencias de te forma entraron a formar parte del Sacro Colegio; destaquemos entre ellos las figuras de Giovanni Morone, Marcello Cervini, Juan Alvarez de Toledo, etcétere. Pablo IIT (1534-1549) fue asimismo el papa que logré oxganizar cl tan deseado concilio. En un primer, momento, lo convocé en Man- tua (1536), cuando todavia se acaticiaba la esperanza de reunic en 4G, junto a ios prelados fieles a Roma, a los representantes del protes- fantismo, Tal esperanza desaparecié’ en breve, por las dificultades objetivas (habia vuelto a estallar Ia guetta entre Carlos V y Fran. cisco I) y por las rigutosas condiciones Puestas por Lutero (en sus surticalos de Esmalcalda> de 1537). En un segundo tiempo, se in. tenté celebrar el concilio en Vicenza, con un éxito todavia menor, Hubo que esperar hasta 1542, pero entretanto se habia hecho pa. tente queso existfa ninguna esperanza de conciliacién con los pro- tesunes( El ico abjevo que qoediee ee ae ole dlde feorganizar un catolicisuw yeogréficamente disminuido, oponer una estructura eclesiéstica renovada a otra. Esta fue la obra del concilio convocado en Trento en junio de 1542, que finalmente no pudo inau- gurarse hasta diciembre de 1545, Signo de los tiempos:_en 1542, Pablo TET habfa creado la Congtegacién de la Inquisiciéit) Los trabajos de los prelados se prolongaron durante «n perfodo esusadamente largo y sélo concluyeron en 1563, tras un cambio temporal de sede (que fue Bolonia entre 1547 y 1549) y una larga ierrupeién de diez afios (1552-1562). Hay que subrayar también qe los papas posteriores a Pablo IIE coincidieton, si bien cada # su manera, en no querer dejar Ia iniciativa de Ia Contrarre- forma en las exclusivas manos del concilio; todos ellos la asumieton 6a persona, con una energia sin precedentes. En esta accién se dis tinguis sobre todo Pablo IV Carafa, que legs hasta el extrema de inculpat como sospechosos de herejia a los ilistres cardenales Pole y Motone{ tas decisiones tridentinas no habrian sido suficientes de 10 haber Contado con el apoyo del poder politico en los diversos estidos (no asf, durante muchos decenios, en Francia) JPeto a me- aundo, resultaba muy laborioso tomarlas, a causa de laf derivaciones baliticas y nacionales de algunas importantes decisiones teolégicas. CONTRARRETORNA Y POTENCIAS PROTESTANTES 225 Una vee cerrados los trabajos, los dectetos del conclio fueron epro- idos por una bula de Pio IV (1559-1564) en enero de 1564. La mayor parte de los estados italianos (ineluida Venecia), Portugal y Espafia los aceptaron de inmediato, El conjunto de las posiciones doctrinales definidas o confirmadas fue realmente notable, y no lo fue menos la masa de les disposicones pricticas adoptades{ Se revalorizs la funcién de la plegaria, conce- bida como un vinculS con Dios que no requerfa Ja intervencién del sacerdote: de abi Ja preparacién de manuales que debian apoyat el impulso del fie. Naturalmente, fue confirmada la efcacia de los sacca- ‘mentos, Jos cuales se intent6 suministrar de manera cada ver mis egular y controlada. Por temor a que el cristiano se arrogara tareas cerdotales, se conservd el clero como un cuerpo contrapuesto al hhicado, y In misa siguié teniendo el mismo carfcter de ceremonia piadoss, sin eliminar la separacién entte el celebrante y la masa de dos asistentes. La figura clave de la reforma catdlica fue la del obispo.) Por un Jado, quedé prohibida la acumulacién de cargos episcopales; pot el otro, se seialS a tos obispos Ja obligacién de efectuar con regularided y @ conciencia visitas pastoralcs en el teuitusio de sus fespectivas diécesis. También se traté con un celo no menos evidente al papel del sacerdote y en particular el tema de su fotmacién. Los seminatios se convirtieron en elemento fundamental de las renovadas instituciones eclesiésticas; los de Roma, Milén, Rieti (1564), Ypres (1565) y Reims (1567) no fueron sino los primeros de una tupida red que cubrié toda a porcién catélica del continente, Otros semi- ratios, con catacter(sticas particulates y orientados a funciones espe. clalmente contrarrefotmistica, fueron los Ilamados «pontificiosy, que surgieron en tertitorios de los Habsburgo, como los de Viena (1574), Dillingen (1576), Gratz, Olmitz, Braunsberg (1578), Fulde (1584) © Ingolstadt (1600). También In fandacién de universidades estuvo estrechamente vinculada al nuevo impulso que experimentaton los pafses files a Roma. Dichas universidades surgieron precisamente en Jes zonas fronterizas con el mundo Protestante: Dillingen (1554), Douai (1559), Olmiitz (1573), Wareburgo (1575), Pont-3-Mousson (1572), Graz (1586), Paderborn (1615), Saleburgo (1625), Miinster y Osnabriick (1629) fo se limitaron a éstas las iniciativas del campo catélico. En 1568 fueron publicados un catecismo y un breviatio, a los que siguié tun misal en 1576} El indice de los libros prohibidos, cdnféccionado 16.— see 26 LA FORMACIGN DEL MUNDO MODERNO por primera vez en 1559, por orden de Pio IV, fue publicado de huevo en 1564, y sobre todo, en 1571 se confié a una Congregacién del {nice la tarea de revisarlo y tenerlo al dia, labor que sta realizd sisteméticamente, Se efectuaron los méximos esfuerzos para creat es. cuelas dominicales de asistencia obligatoria, en las que se enseiiaba 4 Tos nifios Jes verdades fundamentales de Ja fe. Una atmésfera de Vigilancia cultural y de tigider doctrinal se fue instaurando de modo progresivo, al tiempo que se hacia objeto a todo el cero, tanto regu: Jat como secular, de una formacién apropiada para el ejercicio de sus funciones. Aunque se ha podido saber que, todavia a finales del siglo xv1, més de la mitad de los curas de los cantones eatdlicos suizos vivien en concubinato, no cabe poner en duda lo infatigable ¥ eficaz que fue Jz acciéa para eliminar los desétdenes que habfan ‘aquejado al ambiente ecesiéstco. | espftitu de apostolado cobré nuevo vigor, y animé en particu. lar a los miembros de las érdenes de reciente creacin. Entte ellos se distinguid la Compaiifa de Jess, fundaca en 1534 por Ignacio de Loyola (1491-1556), que pronto constituyé Ia més activa milicia de Ia Iglesia. Los jesuitas supieron combinar Ia firmeza de la disciplina con Ja habilidad de Iz accién concreta sobre el laicado, en especial sobre el de Tas capas supetiores, pata cuyos micinlius organizaron colegios muy eficientes} La formacién gue practicaben los jesuitas tenfa como objetivo divigitse'a todas las facultades del fel, ya que estaban con. vencidos de que incluso los sentidos debfan ser utilizados para desa- rrollar la espiritualidad cristiane, Coherentes ‘con sus concepciones, fueron moderados en cuestién de penitencias y privacfones fisicas mientras que, por el contratio, incrementaron la ascesis moral. Los jesuitas insistieron sobre todo en la prictica de ejercicios espirituales, concebidos de modo que iniciaran al individio en la concentracién interior y educaran Ja voluntad para abrazar los preceptes teligiosos. El hombre no debia sentitse disminuido, sino potenciado por el hecho de vivir intensamente una vida ctistiana; la devociéa a Ia Telesia no podia seprarse de ls ecividadesy satsfnciones mune lanas. La miltiple realided de la contrarrefotma tuvo también un sime bolo urbanistico en el nuevo rostro que con el transcurrie de las déca. das adquirié Ia ciudad de Roma. La urbe de finales del siglo xv tenia bien poco ce una capital. Para el cristiano, In ciudad santa por exce- Tencia seguia siendo Jerusslén, aunque, de hecho, sélo una snfima CONTRARREFORMA Y POTENCTAS PROTESTANTES 227 sinorla emprendia peregrinaciones hacia ella. El centro tibetino constituia, aun en los primeros decenios del siglo xv1, una aglome- racién en buena patte desatendida, cuya escasa superficie ubenizada parecia bien poca cosa dentro del vasto espacio circundado todavia por Ia antigua muralla imperial. A partir de Ia época de Pablo IIL Famese, el aspecto de Ia ciuded empea6 a cambiat, en tun proceso sin ppausas que a finales del siglo xv Ia habla dejado casi irreconocible. Mientras en el Campidoglio se concretaba la noble disposicién espa- cial proyecteda por Miguel Angel, la aueva gran basflica de San Pedro iba tomando cuerpo poco a poco, hasta que su ciipula acabé dominando la ciudad. Si los edificios no cesaban de brotar, cada vez més abandentes, ricos ¢ imponentes, fue la Roma cristiana la que tesultS més revalorizada. Vituperada por Lutero como miserable Bebilonia, los papas hicieron de ella Ia digna capital de la catolicidad renovada, a modo de respuesta a un desaffo. Las iglesias se convir- tieton ‘en los puntos neurilgicos del espacio urbeno, eh particular Jas besilicas, metas cbligadas de los cada dia mas numerosos pere- gtinos. Se abrieron nuevas arterias para unirlas entre sf y canalizar a los visitantes, que en el afio santo de 1600 Ilegaron al medio mill6n. Los jesuitas edificaron el célebre Colegio Romano (1551), centro y cispide de todo su sistema de ensefanza, y la iglesia de la orden, en tun movimiento en el que las demas drdenes teligiosas no se que- daron atti iA Jos ojos de todos, Roma pudo aparecer en adelante como la ciudnd santa del otbe entélico, espléndida en sus monumen- tos, risuefia en sus fuentes, sugestiva por sus obeliscos y veneranda pot los magnificos cofres lenos de reliquias que encetraban sus templos. i ‘LA OFENSIVA CALVINISTA: LAS GUERRAS DE RELIGION EN FRANCIA Mientras el catolicismo se pertrechoba para asegurar Ia selvacién{ ! de'las almas y su triunfo terrenel, el protestantismo no se mastraba menos activo. Muchas iniciativas de un campo cortieron parejas con actividades similares en el campo opuesto, de Ia espiritualidad a la casuistica, de los libros de plegatias 2 Ia instruccién. JAI tiempo que surgfan las universidades catdlicas, no escaseaban fampoco las fun daciones de universidades protestantes: Leyden, Exfurt, Wittemberg, Basilea, Ginebra, Marburgo, Tubingen, Rostock, Jena, eteétera. In- pad TAS AR AAR ARM INOMOE OOOO EEE a 2 o 3 2 2 > > ? 2 > 3 2 a > > > > 228 LA FORMACION DEL MUNDO’ MODERNO cluso se puede observar que las figuras mis sobresalientes oftecen no pocas analogias; piénsese, por ejemplo, en Ignacio de Loyola y en Calvino. El mundo protestante era mis variado e, indudablemente, ‘menos compacto que el catélico. En su seno, la zona luterana —es. pecialmente 1a alemana— se distinguia con bastante nitidez de las regiones donde predominaba el calvinismo, Hay que subrayar, en primer lugar, que los intentos para establecer un sincretismo lutero- salvinista se resolvieton en una setie de fracasos, tanto en el si. lo xv como, mas tarde, en el xvtt. La Confessio helvetice, de 1566, sancioné ya Ja ruptura entre la iglesia de Lutero y las fundadas por Rainglio y Sets {Las Principales divergencias se centraban en la dctring de'Te eucatistin; ademés, los Iuteranos admitian que Jesis babfa muerto para redimir a todos los hombres, y no aceptaban Ja inexorabilidad de 1a predestinacién, Hay que afadit a ello que los luteranos dlistaban mucho de poseer Ia eficiencia y la agresividadl de bos calvinistas. Sus iglesias estatales tenfan pcos medios, y los pas. tores alemanes se hallaban en condiciones incémodas, por cuanto ¢l abandono de las tradiciones catdlicas no era lo bastante neto profundo, sobre todo entre los Iaicos.] Pese a ello, no faltd nn en fuerzo de definicin tcolégica, en particular debido al canciller de Ia tniversidad de Tibingen, Jacobo Andrea. Dicho esfuerzo culmind tn al Libro de concordia, publicado en Dresde en 1580, que sinte tizaba Tos puntos fundamentales de la fe luterana y atenuaba la docttina de fa predestinacién. En Ia coyuntura de esta época, Jos oasis de tolerai mente raros. Entre ellos continué destacando Basilea, donde pervivia clespititu de Erasmo e imperaba un liberalismo editorial. Més bien s concedta Ia palabra a Jes armas, y los calvinistas, en particular, no twvieron excesives repatos en empuitarles, Su doctrina estaba impreg. nada de vn tigor y un radicalismo potencialmente revolacionatios, y sin embargo ¢jercfa su atractivo sobre miembros de todas Tas capas soriales, de Ios artesanos a'los nobles © a los hanqueros. A menudo seha afitmado que tras el tratado de Cateat:Cambrésis se acentud en ruchos paises, especialmente en Francia y en los Paises Bajos, el ralestat econdmico-social. Sin embargo, en aquel momento, éste. no era un fendmeno exclusive de dichas zones, sacar partido de él precisamente en estos patses, ello fue debido a le presencia de otros faetores que ceadyuvaron al mismo fin, y que hice falta identificar. La historia de las décadas de guerra religiosa y sil calvinismo pude * CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 229 que agitaton a Frencia no puede prescindir, por ejemplo, de la posi- ion particular de esta potencia, que no habla reaunciads a su papel de antagonista de Espaa, En multitud de ocasiones, Jos hugonotes (sombre que recibieron, en Ginebra primero y en Francia después, Ics seguidores de Calvino) pudieron presentarse como los campeones de Ia politica nacional, dejando en una postura desfavorable al par- tido catélico, al que era demasiado fécil acusar de connivencia con Espafa, También ayudé a a causa calvinista el hecho de que una fraccién de la alta noblezn y de los mismos principes de la sangte vio en les reivindicaciones de los reformados un medio para aumen- tar su influencia en el reino, en detrimento del centralismo monét- quico, Por ultimo, no se puede pasar por alto la circunstancia de que, a pattir de 1559, Francia se encontré con una sucesién de sobe- ‘anos demasiado j6venes para ejercer plenamente sus funciones (Fran- cisco IT, aunque mayor de edad desde el punto de vista legal, tenia apenas quince afios cuando sucedié a su padte, y Catlos IX no supe- raba los diez cuando recibié la corona, a finales de 1560) 0 que ma- niflestamente no estaban a Ia altura de su deber, como Enrique TIT (1574.1589). Lo que ocurtié en Francia durante la segunda mitad del siglo xv1 fue, no obstante, muy significative. En primer lugar, algunos hoin- bes politicos —como el almirante Gespat de Coligny— aspiraron a emprender una accién de altos vueles en el concierto Como intentaton explotar en su provecho las dificultades del adver. satio ibético, Felipe II les pag6 con su misma moneda, haciéndose aliado del partido catélico, ejeciendo presiones militares © intervi- tindo incluso, con su ejército de Flandes, en las contiendas internas francesas. Para el monarca espafiol no se trataba sélo de debiitar @ Francia y tratar de tomarla bajo su tutela, sino de impedir que este eno pasata a engrosat el frente protestante que se estaba perflando. Por otra patte, ol éxito final de Enrique de Borbén, que habia sido ‘uto de los jefes hugonotes, se debié también a que, ademés de con- vettirse al catolicismo, se presenté como el campedn de In politica national, y se sefialé Iuchando contra Ia intervencién espafiola. En segundo logar, la debilidad de la monarqufa, que afigid al pafs du- tante décadas, la obligé a oscilar continuamente entte el pattido hugo- note y el catdlico, cada uno de fos cuales intentaba condicionae su seeién, Esto contribuys a prolongar el conflicto intemo, marcado sit cesar por choques sangrientos y por treguas y edictos de pacifea. LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO Poco a poco, fucton reconocidos a Jos hugonotes un ‘margen, ver mis amplio de libertad de culto y, més aun, Ja posesién nas cuantas plazas fuertes como garantta de las concesiones obte- La pugna interna no podta sino tadicalzarse y llevar al pate pt el matasmo. Pero 1a misma aspereza del conflicio, sumado » su doracién, acabé inspirando la busca de una tercera via que exclu. cl completo predominio de una parte sobre la otra, para salvar tnidad nacional, Este punto de vista fue formulado por los llamados politiques, grupo de moderados, los cuales propusieron superar las ne. # consecuencias del principio del cujus regio ejus religin, La ia finalmente adoptada con el edicto de Nantes de 1598 san. as{ un hecho nuevo y de gran importancia: Ja existencia de ssino donde coexistfan dos religiones distintas sin que ello com. featiera Is indispensable solidez nacional y estatal. Con su accion, que IV cosechs este dificil €xto, Por un lado, no tardé en abju, 2 calvinismo (1593) una ver hubo heredado la corona; por el nada de Jo que hablan ubtenido: tt entonces y, en todo cato, les otorgaba alguna concesién suple. tia, como Ia facultad de estudiar en cualquier escuela y la de lr las suyes propias. Los cabezas de familia reformadas podian, is, escoget Ia confesién de sus hijos; y, a condicién de jurar al soberano, tocos los protestantes podian desempefiar cat. fF pablicosf El objetivo del edicto de Nantes estribabe en evitar les hugonotes constituyeran un estado dentro del estado como, it préctica, habfan intentado hacer hasta entonces— controlando, a o indirectamente, Ia administracién publica en_varias regio. sy manteniendo en pie un ejétcito casi permanentezDicho obje- fe no fue plenemente aleanzado, dado que el rey 10 pudo por esos de dejar bajo su control las plazas que ocupaban y cuyo ni. eo se elevaba a, aprixadamente, 150, Los inconvenientes de esta situacién empezarfan a notarse en Jas éces siguientes. Sin embargo, la estructura dulista que se instaurd ffs el fin del suefio de hacer de Francia una potencia ealvinista, le época del edicto de Nantes, los protestantes franceses etan sdedor de un millén, es decir, una neta minotia; amén de esta cit. CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 231 cunstancia, s6lo tenfan una sélida ‘implantacién en regiones periféticas del reine, Superado el escollo de la sedicién, reconstituida Ta autor? dad regia y restablecido el impulso del centralismo estatal, el tiempo emped6 a jugar en favor de la religién tradicional de la mayoria, y los teformados siguieron siendo Ia parte hostigada de la nacién. Este resultado se debié también, ciettamente, a la fuerza del partido de os Guisa, ef coal, con las Ligas, habla sabido organizarse con tanta cficacia como los bugonotes, impidiendo que étos se instalasen en el notte y al este del pafs. Por dltimo, Patis se revelS como un ver dadero bastién del catolicismo; a finales del siglo, pese a que sv po: blacién ascendia a cerca de 200,000 habitantes, la capital contaba on un niimeto de protestantes no superior al de Nimes. Espaita CONTRA 108 Pafses Bajos & INGLATERRA ‘Las guettas de religién francesas habfan vuelto a traer el primer plano a facciones atistocréticas enfrentadas (en patticular los Mont. morency, los Coligny y fos Borbén en un bando, y los Guisa en el otro), que se disputaton el predominio o al menos trataton de hacerse con él. Con este fin, tanto la Liga catélica como los hugonotes recu- trfan a los Estados generales y asambleas, tendiendo a esgrimir el principio segtin el cual fos representantes de los diversas grupos sociales debian controlar el ejercicio del poder soberano. Francia atta: ves6 entonces su més grave crisis, y sélo un concurso de cizcunstan. cias evité que tuviera lugar un cambio de régimen y permitié el fetorno de una monarqufa fuerte, Lo que no ilegs a eristalizar en Francia se realizé en cambio, gracias @ crcunstancias mucho més favorables, en los Pafses Bajos. Cuando Carlos V decidié abdicar, asigné el Tmperio germénico a su hermano menor Fernando, y todo «lL resto (Milanesado, Népoles, Sicilia, Cerdefia y ef imperio de ultra. iat) a su hijo Felipe, junto con el titulo de rey de Espaiia. Este sepatto también dejé en poder de Felipe los Pafses Bajos, donde habfa nacido su padre. Pero el nuevo monarca haba sido formado 7 educado Gnicamente en Espaiia, y aunque residié algunos afios ‘entre sus sibditos amencas —de 1555 2 1559—, no estaba hecho para comprendetlos. Los Paises Bajos tenfan un gtan apego a sus sutonomias tredicionales, roientzas que Felipe sentia Ia vocacién del absolutismos Jas doctrinas protestantes habfan penetrado en la reaién ~VVYM YEE YUU YY MUU UUYUUWOUOOUOUWOHBOU 232 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO y Felipe vela Ia herejfa con horror. El soberano, en summa, conside- taba Flandes como una de tantas posesiones de la corona fueta de las fronteras espafiolas, Consciente sélo hasti cietto punto desu valor econémico y esteatégico, anteponfa a estos intereses el de le fidelidad a la religién tradicional. A ello se sumaba un ultimo factor: los Pafses Bajos estaban geogréficamente mucho més aislados de Es. alia que, por ejemplo, Népoles o el Milanesado; gobernarlos era posible, pero de esto a dominatlos por medio de Ia fuerza medtaba tun abismo, Al volver a Espafia, Felipe II dej6 en le regiGn, como regente, 8 su hermanastra Margatita, duquesa de Parma, Pero los flamenco, se apercibieron pronto de que el rey tenia la intencidn de gobernar menos a través del Consejo de regencia, formado por altas persona, lidades locales, que de un consistorio’secreto compuesto por sus hombres de confianza. El mfs importante de étos eta Antonio Pe. rrenot de Granvela, de quien se sirvié el saberano para una segunda opetacién destinada a completar el control del pais, e inspirada en el clima del concilio tridentino. En los Paises Bajos habfa solamente cuatro sedes episcopales, las cuales, ademés, dependian de primades gxtranjeros. Felipe II, para que Ia estructura eclesiéatica covsespone diera @ la politica, hizo que la sede de Malinas fuera elevada a la fategoria de arzobispado y que se nombrara a Granvela a la cabern del mismo, y promovié la institucién de catorce nuevos obispados. La reaccién contra tales medidas fue ivisima. Tras haber accedido, en 1560, a que se retiraran de Ia regién las tropas espatiolas, mel vistas por los flamencos, el rey lamé a Espaiia a Granvela para cal- mar el descontento, En esta situacién ya tensa, se mostraban muy activos los calvi- nistas, que se habfan implantado fuertemente en los Pafses Dajos; lo que eran victimas de persecucién, hacian cuanto estaba en su ‘mano para transformar el malester politico local en una vetdadera resistencia a Ia autotidad. Inconscientemente, fue el propio rey de Espafia quien favorecié el surgimiento de una oposicién organizada. No sélo quiso actecentar el rigor de Ia fuche antiprotestante, sino ne, a consecuencia de los disturbios habidos en 1566, decidid sust. twit a Ia regente Margarita por el duque de Alba, El ilustre general no Mlegé solo, sino al frente de aproximadamente 20,000 soldados, ¥,con consignas de extrema severidad. Permanecié en el pais dese cl verano de 1567 hasta finales de 1573, y aplicé medidas tan drés t CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 233, ticas que desencadenaron una auténtica guerre. Los calvinistas cada ‘vez se encontraron menos solos en su lucha, que comenzé a adopter el carécter de una resistencia nacional, hasta el punto de atraer a su bbando & muchos nobles moderados y oxiginariamente catdlicas. Un stan feudatario como Guillermo de Orange se adhirié ofcialment @ su confesién en 1573, peto ya se habia iniciado una insutrecci gverillera levada por tierra y por mar por los Hamados gueux (desha- trapados), = Si durante mucho, tiempo los Paises Bajos hablan sido una de las egiones econémicamente més activas y més ricas, desde hacla poco se habia ido constituyendo ademés —sobre todo en la costa septen- trional— una marina de primer orden. Era precisamente en este plano donde tadicaba la principal debilidad de Espafia, cuyas bases, por ‘otra parte, se encontraban demasiado lejos. Los gueux del mar se revelaron como una fuetza agresiva e indomable, que logté estable- cerse en casi todas las ciudades de Zelanda y Holanda. El radicalismo calvinista dispuso, en estas circunstancias, de un terreno abonado para desplegar sus capacidades de organizacién y su rigor ideoldgico. La doreza de Ia accién espafiola hizo admisibles incluso las més ‘enérgicas iniciativas de los rebeldes, explicitamente encaminades a convertir a los catélicos a su confesién. Después que Guillermo de Orange aceptara las funciones de gobernador de Holanda (1572), comenz6 a perfilarse una fractura del pals, que separaba Ja parte sep. tentrional, cada vez més independiente de Espafa, de la zona meti- ional, que segufa en su posesién, La divisiéa no fue enunciada de tun modo abierto hasta 1579, cuando fucron proclamadas, primero, Ja Unién de Arrés (que comprendia aproximadamente ef tettitorio valén del sur y estaba animada por le aristocracia catdlica local), y a continuacién la Unién de Utrecht, que reagtupaba les regiones fla mencas y calvinistas. Poco después, en julio de 1581, estas iltimas institufan en La Haya la reptiblica independiente de las Provincias Unidss. Como contrapartida, el poder espafiol se estabilizd propre. sivamente en la zona metidional, gracias en gran medida a la habili dad tictica y politica del nuevo gobernador, Alejandro Farnesio, que entte 1579 y 1585 recuperd los grandes centros de Tournai, Ypres, Brujas y Gante entte otros. Es preciso tener también cuenta que vatios factores intervinieron en el hecho de que en ef sur se mantuviera el catolicismo. Ali, la Propiedad eclesifstica ocupaba un puesto dominante (las tres cuattas 234 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO partes del suelo en la zona de Cambrai, Ia mitad en la de Namur, * porcentajes considerables en Artois, en Brabante y en Flandes pro- viamente dicho). En Ia regidn habia tenido lugar, ademés, una ‘notas ule ofensiva de Ja contrarreforma, con toda una série de fundaciones {e seminatios (al de Ypres, en 1566, siguieton los de Atris y Brujas 1571, Lovaina en 1579, Douai en 1586, Lieja en 1592, Malinas n 1595, Amberes en 1602 y Gante en 1612). También Jos jesuitas oncentraron sus esfuerzos en Ia zona y abrieron muchos colegios: “ournai (1562), Dinant (1573), Saint-Omer (1566), Douai (1568), imberes (1573); posteriormente, entre 1584 y 1592, serfan inaugu- sos los de Ypres, Courtrai, Valenciennes, Gante y Lila; y ottos 27 atte 1592 y 1625. Mientras tanto, la contienda se internacionalizd tomé un nuevo aspecto: para evitar que Fatnesio progresara dema- ado en su labor de reconquiste, Inglaterra intervino en el conficto, sn evando no declaré abiertamente Ia guerra a Espafia. Las telaciones entre Felipe I y la reina Isabel (1558-1603) te- fan ya una larga historia, desde que el soberano espaol, tras le uette de Matia Tudor (1558), habla contiderado, momenténeamen- «Ja posibilidad de contraer matrimonio con ella. Pronto los acon. cimientos tomaron un rumbo muy distinto; las simpatias de los sleses por los Orange eran evidentes, y los guezx del mar encon. aban cobijo y amparo en sus puertos. Isabel trataba de no enemis: tse en exceso con Espaiia, para evitar que ésta apoyase abierta- snte a los pattidarios catolicos de Marfa Estuardo, pero permitia ve sus stbditos desarrollaran una activa pitaterfa en el Atléntico, 488 principales victimas eran los ibéricos. A medida que transcx. ‘an los afios y que sus golpés de mano tenfan éxito, los ingleses quitfan una experiencia ocednica no inferior a Ia de los espafioles, as debilidades conocfan mejor cada vez, lo cual les hizo contem. xt Ia posibilided de competic con ellos en el terreno matitimo. Estas nuevas realidades se inscribfan en el marco de un evidente io confesional. Desde 1559, Isabel se habia hecho nombrat «six 2ma gobernante temporal y espititual del reino», habfa vuelto a ser en vigor Ia legislacién anticatblica con el Acta de Uniformidad, + penaba a quienes no se adhetfan al culto oficial. Por influjo de cetcana Escocia, cuyo parlamento habia aceptado en 1560 el cal- smo de John Knox, los puritanos que se inspiraban en el mismo a difundiéndose progresivamente por Inglaterra, La teina no los recta, convencida de que el episcopalismo angliceno garantizaba CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 235, tnejor Je defensa de las prerrogativas del estado; en cambio, el park tanismo ganaba muchos adeptos en los Comunes, donde se tefotzaba 4a oposicién a Ia politica de la corona, Estas difcultades intetnas conteibuyen a explicar que las relaciones ambivalentes entre Ingla tetra y Espafia no desembocatan en un verdadero conllicto hasta 1585. Entretanto, habiendo desaparecido el sltimo miembro de la dinastia legitima lusitana, Felipe I, hijo de una infanta portuguesa, hubfa anexionado Portugel y sus dominios de ultramar a Espata (1580). Las ptopotciones mundiales de la contienda se habfen hecho par tentes, y resultaba claro esimismo que la alineacién religiosa de los 8 segufa Ja pauta de Ja lucha politica-econéiica. La pita- terfa inglesa aumenté en magnited y en intensidad a partic de 1580, sproximadamente; en 1585, Isabel se decidié a enviar un cuerpo ex. pedicionario en ayuda de las Provincias Unidas. Felipe TI, que tamy bign habia titubesdo durante mucho tiempo, se resolvis por fin & ‘acat al encrmigo, y empez6 a armat una gtan escuadra. Tampoco sus adversarios permanecieron ‘ociosos; mientras Ja catélica Marla Es- twardo era eliminada de Ia escena por su ejecucidn en el patibulo (Gebreto de 1587), las naves de Francis Drake atacaben ef puecto Ge Cédlz € incendiaban los barcos all concentrados. La gran colisién, tavo lugar el afo siguiente, cuando en las aguas del canal de la Man cha entraron en contacto las escuadras espafiola —impnide itemente bautizade como Armada Invencible— e inglesa. El combate s= pro. longé durante cerca de una semana, y significé un descalabro para los espafoles, a quienes inflgieron tanto daiio los ingleses como una tempestad de la que no pudieron resguardarse, El frente protestante se apunté nuevos éxitos en breve plazo. Mauricio de Nassau, sucesor de Guillermo de Orange, al frente del eéxcito de las Provincias Unidas, ocupé Breda en 1590, y Nimega y Deventer en 1591. Después de Ie muerte de Alejandro Famesio, Felipe IL acepts reconstituir en Jos Pafses Bajos une especie de estado borgofién satdlite, bajo la soberanfa de su hija Isabel y el matido de ta, el archidugue Alberto, Entretanto, Ia marina de las Provincias Unidas empezaba también a hacer acto de presencia en los océanos 14s Iejanos: dos de sus escundras surcaron victoriosamente los mares del archipiélago indonesio en 1595 y en 1598. En 1596, Drake repi- 15 su incursién contra Cédiz y se permitié quedatse toda una quin- cena, saquenndo ¢.incendiando. Ante estas y otras demostreciones YMMV VEY VEY HUYUUYUUUUGUUUVUONOOOCOOEOEE 236 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO & Ios limites de su potencia, Ie orgullosa Espafa tuvo que pensar en las negociaciones. La primera paz que se firmé fue Ia de Vervins (1598), entre Felipe I y Enrique IV de Francia; Ja segunda se est pulé entre Felipe III, nuevo rey de Espatia, y Jaime I, el soberang {que habia unificado bajo su autoridad los reinos de Inglaterra y Esco. ia (1604). En 1606, el monarea espafiol propuso un atmisticio a las Provincias Unidas, y al aiio siguiente se suspedieron las hostilidades; 19 de abril de 1609, finalmente, se firmé tna tregua de doce afios. Aunque se trataba de un mero reconocimiento de una situacién de hecho, por él quedaba innegablemente consagrada la existencia de las Provincias Unidas, recién Uegadas al grupo de las grandes potenciss europeas; el reconocimiento oficial del estado calvinista, que sélo 4 producitia en 1648, constituys sobre todo una formalidad. Det. MepireRRANEO A LA EUROPA DEL NORTE Y DEL ESTE. Las luchas de la segunda mitad del siglo xvr entre las potencias de Europa occidental estaban sancionando nuevas relariones de fuer 28 y nuevos equilibrios que iban a caracterizar la fisonomia de la Fistoria mundial en el siglo siguiente. (ef, podemos situar a finales del siglo xvt el principio del desplazamicnto de la supremacia, que Espafia pierde en benefcio de las potencia Avatares relativamente simétticos, pero en parte de signo conttatior tuvieron lugar en el Mediterréneo durante el mismo petfodo. La tad del siglo habfa coincidido con el momento de maximo apogeo de ‘a expansién otomana, tanto por mar como en los Balcenee Con todo, si el mundo germénico tardaba en organizatse contra el avance tureo, la catolicidad meridional preparaba sus energlas para le von. traofensiva. Un factor no secundatio de este cada vez ceso fue Ia configuracién de un impulso religioso en el que partici. taban muchos elementos de la nobleza catdlica europea, itl ica ante todo. La lucha en el mar ejercia un indiscatible atractivo, ‘como modalidad de cruzada que, ademés, resltaba luctativa, y como sfimacién de prestigio personal. En 1559 se cxed In orden de los caballeros de San Esteban, con sede en Pisa y base maritima on iorns. Por la misma época se fortalecia de nuevo la orden de Malta, ‘sla en Ia que, tras una efimers instalacién en Tripoli de Libia, se is martimas protestant) CONTRARREFORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 237 fabian establecido Jos caballetos hospitalarios expulsados de Rodas pot los turcos. En Malta, precisamente, en el transcurso de un gran ataque lan- ado por Solimin el Magnifico y Dragut, la matea turca tropezé por primera vez con un obstéculo insalvable y se vio obligada a reflair (1565). El nuevo sultén, Selim IT, decidié poco después atacar de suevo a Ia Serenisima y apoderarse de Chipre. Pese a Ja distancia a gue se encontraba Ia isla de las bases cristianas, opuso una firme resistencia; Famagusta inmovilizé al ejéreito otomano desde agosto e 1570 hasta agosto de 1571. En el {oterin, reconstituida Ia alianza centre Venecia y Espafa, sus respectivas flotas se congregaban y zar- paban para ir a afrontar la armada enemige, Era tarde para salvar Chipze, pero no para demostrat que las marinas reunidas de la Santa Liga podian, en adelante, tciunfar sobre las iskimicas; el 7 de octubre de 1571, Ie flota turca sufrié una clara detrota en Lepanto. El efecto psicol6gico fue considerable y, a partic de entonces, Jos otomanos, pese a la prontitud con que teaccionaron al ataque contra Tinez (ocupada por los espafioles en 1573 y recupersda por [os turcos al sfio siguiente), dejaron de buscar el enfrentamiento directo en el mar, contenténdose, como sus adversarios, con practicar el corso, Antes de finalizar el siglo se iniciarin incluso, aunque todavia débil- mente, la ofensiva terrestre de los Habsburgo para la recuperacia de los tertitorios balcénicos ocupados por los turcos. ("Durante la segunda mited del siglo xv1, el Mediterréneo se fue sbriendo de nuevo también a las marinas atléntices, a la inglesa en primer lugae y a Ia holandesa después Un fenémeno semejante, pero és acentuado todavia, se habia prodtcido en el Biltico, que hasta ntonces se disputaban sobre todo daneses, suecos y hanseéticos, En mayo de 1544, el tratado de Spira disponfa que el trifico fuera libre an los estrechos del Sund y Timitaba el importe de los derechos de ttinsito. Los mayores beneficiatios de esta garantia internacional fueron los holandeses, que se convirtieron en los més importantes intermediarios del comezcio matitimo entre el Biltico y los otros mates. Sin embargo, el dominio de las aguas bilticas siguid siendo bjeto de enconadas disputas; las potencias con salida a dicho mar cstaban todavia més divididas entre si que las mediterréneas. Tras ‘capa Ia ciudad de Novgorod (1478), el zar Ivén TI no sélo habla expulsado de ella a los mercaderes hanseéticos (1494), sino que habia intentado ya, cungue en vano, hacer pie en la costa bilca. Medio 238 LA FORMACION DEL MUNDO HODERNO siglo después, Ivén IV el Terrible (1533-1584) acometié de nuevo Ja empresa, pero su ocupacién de Narva suscité una vasta reaccién contra Ia presencia tusa, Polacos y lituanos, particularmente sensibles al peligro que representaba, estipularon en 1569 la Unidn de Lue blin. En diciembre del afo siguiente, un tratado firmado por todas las potencias balticas (a excepcién de Rusia) y por Inglaterra, Esco- cia, Espaiia y Francia proclamaba Ja libertad de navegacin, Patale- lamente a la prosperidad de los intermediatios holandeses, en este perfodo también tomé vuelo la de Polonia, Ia mayor productora de trigo; su puerto de Dantzig (Gdansk) seria en adelante més flote- dente que el de Liibeck, principal centro de Ja decadente Hansa. Polonia y Suecia iniciaron una aproximacién mutua durante la segunda mitad del siglo xvr, sobre todo tras el matrimonio det futuro monarca sueco Juan IIT con la hermana de Segismundo IT Augusto (1548-1572). A la muerte de éste, extinguida la dinastia de los Jage- én, Ia monatquia polaca pasé a ser electiva y se nombré rey a Enti- que de Anjou, quien, sin embargo, se dio prisa en abandonar el pais tan pronto como heredé el trono francés (1574). La candidatura de Juan TIT de Suecia a su sucesién no impidié que fuera clegido el principe de Transilvania, Esteban Bathory (1576-1586). Bajo el rei nado de é:te, sueccs ¥ polacos se encontravon uuides por primera vez. en Ja guerta comin contra Ivén IV. Aunque derrotados en una primera fase, los primeros lograton arrebatar a los rusos Estonia y fa lad de Narva, mientras los segundos conquistaban Livonia (1579-1581). Pero una partida confesional de gran mognitud se habla ent blado simulténeamente en tos dos pafses, En Suecia, Juan IIT, tras haber manifestedo sus simpatias por Ia canfesién romana y dar aco ida a los jesuites, legé hasta el extremo de abjurar del protestan- tismo (1578). En Polonia, a In politica tolerante de Segismundo II Augusto (que en 1555 habia concedido Ia libertad religiosa) no tardé mucho en suceder el inflojo de Ia Contrarteforma. Una vez muerto Esteban Bathory, su ides. por Ja sucesién al trono polaco, que opusieren at archidugue Maximilian de Habsbur- go ¥ al heredlero de In corona de Suecia, Segismundo, La divisién de la Dieta polaca provocé que los pretendientes tomaran las armas para ditimir el litigio, Segismundo no sélo obliged a su adversario 4 abandonar Cracovin, sino que le hizo retroceder hasta Silesia y, finalmente, se adueid de su persona. El precio de Ia libertad fue, CONTRARRETORMA Y POTENCIAS PROTESTANTES 239 para Maximiliano, su renuncia definitive toda pretensiin sobre el reino de Polonia (1589), El nuevo soberano (1587-1632) habia reci- bido una sélida educacin catélicn y no vaclé en unitse a los abje. tivos de la Contrarreforma. Como consecuencia de ello, a la muerte de sa padre Juan IIL, Segismundo chocé con sus sibeites sueces, en ten parte convertidos al luteranismo desde hacfa mucho tiempo. El cduque Carlos, su to, se puso al frente del pattido protestante, Cuando Scgismunco desembarcé en Kalmar pata restablecer su autoridad, Carlos le salié al encuentro y le obligé a volvet a Polonia (1598). El catolicismo, que vefa asf cémo Suecia se le escapaba de las manos, intenté progresar en los tetritorios de Entopa oriental; en octubre de 1596 fue promulgada en Brzesc (BrestLitovsk) tina unién confe- sional entre las iglesias romana y ottodoxa rasa, Como ya hemos mencionado, a finales del siglo xvr se produc jeron los primeros sintomas de una reconquista catdlica de las tierras ‘ocupadas’ por los tutcos. El papado estaba empefiado en Ia dificil econstitucién de un frente antiotomano, emptesa tanto mfs ardua cuanto que las dos mayores potencins de Ia zona fieles 2 Roma —Po- Tonia y el impetio habsbirgico— tenian intereses divergentes. El emperador Rodolfo de Habsburgo (1576-1612) se aseguré el apoyo del principe de Transilvania, Segismundo Bathory, quien obtuvo una brillante victoria sobre los turcos en Giurgevo (1595). Menos éxito tuvieron Jas operaciones de los imperiales contta los otomanos en le frontera turco-hingara, Hay que destacat que en dichas opera: ciones patticiparon contingentes de las més variadas procedencias dentzo del mundo catdlico: valones, espafoles e incluso franceses, La guerra en In zona del Danubio termind con la tregua de Sziva. Torok, de noviembre de 1606, por Ia que el sultén renunclaba en al futuro al tributo que hasta entonces le pagaban los Habsbuzgo. Pese a la’confirmacién del estatuto auténomo de que goraba, con el tratado de Viena de julio de 1606 el principado de Transilvsnia mantuvo los vinculos que desde hacia aproximadamente medio siglo Je union a Ia Hungtia austria, Las ambiciones polzeas, aun sin perder de vista Moldavin y Valaquia, se otientaron priovitariamente en direccién al tertitorio ruso y se coneretaron con In conquista de Esmolensko. El proyecto de anexionar Moscovia a Polonia, ya acati cisdo por Esteban Bathory, fracas6 debido a Ia resistencia del pueblo aso, si bien los repetidos intentos efectuados tras In muette de Tun IV estuvieron a punto de logtar que el principe Ladistao, hijo Ne Se ania ten sate peeewuyvuvuunuwuy VUE YUUHWUYVOUUHUUOULUUEEY 240 LA FORMACION DEL MUNDO MODERNO Dinastias de los Ruri y los Romanov wien sti ce) en san oon, wes, = ask mage oR fa c sega HeGeeeel ey iy Sy (8, ra) de Segismundo III, fuera zar en 1617, En cambio, los resultados de {a politica de unién religiosa de catélicos y ortodoxes fueron nota- bles. Tos magnates polacos se sirviecon de ella contra los cosacas ‘qe se oponian a su penetracién en Ucrania, para mantener me ff mente a los campesinos bajo sit dominio. De este moda, ls gestacién del nuevo equlibrio europeo se pre: Senta como un proceso harto Iaborioso, tanto en el este como en ¢1 oeste; pero innegablemente tomé cuetpo antes en los paises occi. dentales que en los orientales. Inglateria y les Provincias Unidas tendrén, desde principios del siglo xvit, un papel de primer orden ala escena mondial, a lado de Francia y de los palees ibésicos, En cambio, la extensa zona biltica, polaca, rusa y baleénica ‘proseguiré su bisqueda de Ia estabilidad durante mas de un siglo. A los mo- tivos sociales y econémices de su retraso con relacién al testo de Europa, se aiiadieron asi los desequilibrios politicoteligiosce y lcs ‘trastornos territoriales. Capitulo IV ECONOMIA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XVI LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACION EI siglo xv1, perfodo central de Ja época tratada en este volumen, tiene, en el plano de le vida cotidiana, muchas caracteristicas en comin tanto con el que Je precede como con el que le sigue. Los progresos de Ja higiene y de la medicina social no cerén realmente sensibles hasta el siglo xvi. La mortalidad infantil sigue siendo may elevada. En la regién de Simancas (Espa), por ejemplo, al- canz6 valores del 40 al 50 por 100, yen Palencia el 68 por 100 de os nacidos murié antes de cumplir los siete afios en el ultimo cuarto del siglo xvr. Si tomamos el caso de Beauvais (norte de Francia) en el siglo xv1r, podemos comprobar que la mitad de la poblacién no Iegaba a la edad de veinte aos, y que una cuarta parte de los recién facidos motia durante su primer afo de existencia, Asi pues, a nues- fos ojos se trata de una poblacién de jévenes, por cuanto Ia espe- sanza media de vida era, alzededor del afo 1600, de 34 afios para las mujerés y de 28 para los hombres. Peio tanto en el siglo xt como en el xvi se encuentran zonas en las que es todavia me- nor, como las ciudades de Ginebra y Paris o el conjunto de Inglae terra. En 1574, més de un terclo de los habitantes de Colonia lo constitufan nifios de menos de quince afios; en el siglo siguiente, éstos representaban casi la mitad de la poblacién en Leiden y en Ingla- terra, Dada esta situacién, In edad del matrimonio era relativamente tardia: entre los 20 y los 25 afios para las mujeres y entre los 25 y los 29 para Jos hombres (lo mismo antes que después de 1600); en las clases mis elevadas era frecuente el segundo mattimehio, con 1.1

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