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El Sacerdocio es el amor del corazn de Jess, repeta con frecuencia el Santo Cura de

Ars Esta conmovedora expresin nos da pie para reconocer con devocin y admiracin
el inmenso don que suponen los sacerdotes, no slo para la Iglesia, sino tambin para la
humanidad misma. Tengo presente a todos los presbteros que con humildad repiten
cada da las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero,
identificndose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, as como con su estilo de
vida. Cmo no destacar sus esfuerzos apostlicos, su servicio infatigable y oculto, su
caridad que no excluye a nadie? Y qu decir de la fidelidad entusiasta de tantos
sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocacin
de amigos de Cristo, llamados personalmente, elegidos y enviados por l?
Su primer bigrafo afirma: La gracia que consegua [para que los
pecadores se convirtiesen] era tan abundante que sala en su bsqueda sin
dejarles un momento de tregua En este mismo sentido, el Santo Cura de
Ars deca: No es el pecador el que vuelve a Dios para pedirle perdn, sino
Dios mismo quien va tras el pecador y lo hace volver a l Este buen
Salvador est tan lleno de amor que nos busca por todas partes

El Cura de Ars consigui en su tiempo cambiar el corazn y la vida de


muchas personas, porque fue capaz de hacerles sentir el amor
misericordioso del Seor. Urge tambin en nuestro tiempo un anuncio y un
testimonio similar de la verdad del Amor: Deus caritas est (1 Jn 4, 8). Con la
Palabra y con los Sacramentos de su Jess, Juan Mara Vianney edificaba a
su pueblo, aunque a veces se agitaba interiormente porque no se senta a la
altura, hasta el punto de pensar muchas veces en abandonar las
responsabilidades del ministerio parroquial para el que se senta indigno. Sin
embargo, con un sentido de la obediencia ejemplar, permaneci siempre en
su puesto, porque lo consuma el celo apostlico por la salvacin de las
almas.

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