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"EL SADICO ILUSTRADO"
~Pecado y Virtud del Humor de Izquierda-
ee
EL MORROCOY, EL GALLO, LA PAVA....EL SADICO
En 1976, en una de sus muy exitosas char-
las universitarias, Pedro Leén Zapata comenté a manera de
chiste (como siempre lo hace) la grave crisis que vivian
los humoristes criollos desde el ascenso al poder de Car~
los Andrés Pérez. Decfa el caricaturista que antes los -
chistes los hacfan ellos, les que han logrado "vivir" del
humor, pero que ehora ese privilegio se lo llevaba en su
totalidad el ciudadano Presidente. Hizo silencio y tan s6
lo coment6 eso de regalarle un barco a Bolivia. La risa -
de le eudiencia fué automatica. £1 cariceturista, de alou
na manera, epelaba a su recurso basico: el humor politico,
que en realidad es el Gnico que conoce o maneja el venezg
lano. Es cierto que aqui se vive del chiste (o dei "cuen-
72to", como dicen los viejos), pero también se vive de le po
litica. Por ello esa especie de eirculo vicioso (y gaz6n y
sabroe6n) que hace de le politica un chiste y que convier-
te a todos los chistes en politicos. Los ejemplos sobran,
se dan por igual en le conversacién cotidiena, en la tele-
visién y la prensa, se dan en los libros y en el anecdote-
rio familiar que sigue siendo le primera y basica referen-
cia histérica de nuestras generaciones de democracia. “Fan
toches" fué una manera de meterse con la politica a través
del humor, "El Morrocoy Azul" hizo lo mismo. Arrancando le
democrecia, en le época aquella de garantfas suspendidas,
muertos y rumores constantes de golpes de estado, los vie-
jos y nuevos humoristes (curiosamente en eu meyorfa iz----
quierdistas) editaron aquella famosa "Pave Macha", tipo de
compendio doctrinal de los enemigos del régimen.
Le suerte de estas publicaciones fué limi-
tada, el poder que combatian y que era victima de sus mo--
fas fué siempre mas poderoso, y los chistes son crénicas -
(les mejores, quiz&) pero éstas nunca tumban gobiernos. E1
caso de "La Pave" fue patético: el piblico, que indudeble~
mente prefirié apoyar en su mayoria a AD en su intento de
democracia a la venezoleana, no respaldd ese poco efortuna-
do "humorismo de izquierda". Algunos de los editores fueron
presos ("por faltarle el respeto al Presidente"), la revis-
ta fue recogida varias veces y al final, como siempre, fal
t6 1a plata.
Por la misma €poce, sin embargo, tiene mas
73éxito una revista menos "radical" que mezcla la politica
con un elemento que, al parecer, no tiene pérdida en el
periodismo contemporéneo: lo erético. Surge "El Gallo Pe.
16n", llena de caricaturas de "lolitas" que por igual se
meten con el Gobierno y con el sexo. El Gallo quiz& sea
la Gnica revista humeristica venezolana que haya muerto
de muerte natural, de esa asfixia que producen las pre-~
siones y los manejos de las grandes cadenas editoriales.
De ah{ en adelante hubo un vacio, el hu-
mor periodistico se limit6é a algunas columnas de la pren
sa diaria, a las caricaturas de costumbre y a uno que -
otro programa de radio o televisiém. £1 humor cotidiano,
obviamente, siguié politico: en cualquier velorio o ma--
trimonio, en cualquier cerveza o cafecito de media tarde,
se siguié especulando en base a las penalidades protocola
res de la Primera Dama, en base a las aventuras tercermun
distas del Presidente: équé le dijo Kinssinger a CAP?, -
2qué menG pidié Blanquita?, "en un avién iban Carter y el
Papa y CAP", y asi por el estilo. Todos se sabfan los -
chistes (o los cuentos), se los intercambiaban en un vi--
tual de la m&s pura y sabrosa irreverencia. E€1 periodis-
mo criollo, crénicamente alejado del pulso del pais, no -
Particip6 del anecdotario, lo ignoré con toda la seriedad
del caso.
Como capitulo reciente de esta evolucién
del chiste impreso, aparece en plena campafia electoral -
"El S&dico Ilustrado", una revista gue suaviza la experien
4cia radical de la Pava, que desborda las proporciones eré
ticas de "El Gallo" y que esagera, como nunca antes, el -
matiz intelectual del humor. En algdin sentido el S&dico -
responderia al nuevo espiritu del caraquefio, esa mezcla -
de nuevorriquismo, de cultura, de desarraigo, de descubri
miento de las cosas, de complejos, de frustraciones, fas-
tuosidades y derroches que caracteriza a esta ciudad que
siempre ha llegado de segunda, copiandoselo todo.
PORNOPOLITICA (La Guachafita)
£1 monopolio de los humoristas de izquier-
da vuelve a hacerse presente en £1 S&dico. Como director -
aparece Pedro Leén Zapata, junto a 1, en el Consejo de Re
dacci6n, el también pintor Régulo Pérez, Anfbal Nazoa, al
parecer imprescindible en cuanta publicacién chistosa pre-
tenda publicarse en la Repiblica, los caricaturistas Abi--
lio Padrén y Claudio Cedefio, José, Ignacio Cabrujas, suerte
de Superm&én de la cultura masiva de los venezolanos, el -
muy irreverente escritor Salvador Garmendia y el miltiple
Lufs Brito Garcfa. Junto a ellos, una lista de "nombres im
portantes", Sim6n Diaz, Paco Vera, Elisa Lerner, Rubén Mo-
nasterios, Jesis Sanoja Hernandez, Federico Alvarez, Augus
to Hernéndez, el muy particular Hernan Gémez y finalmente
el abogado Jaime Ballesta a quien se le adjudica el seud6-
nimo de Otrova Gimaz, sin duda, el personaje mas importan-
te del humor escrito en Venezuela en los filtimos afos.
La primera fuente de la revista est& en la
276caipatia electoral. Desde une misma perspective se bombar
dean todos lo flancos posibles de los dos candidatos ma
yoritarios, mientras que Be demuestra una simpatia algo
conciliedore sobre los cuatro candidatos de la izquierda
dividide. Peralelamente se abordan los hechos resaltentes
de la vide nacional ee le saca el jugo, criollamente ha-
blando, al caso Carmona, a la corrupcién administrative,
“ela crisis de los servicios, a la escases de ague,al ~
costo de le vida y a una que otra fiesta tradicional. En
todas estas temfticas El Sf&dico, en clerta medida, ea -
convencional: 1 humor responde a los mismos patrones de
las revistas precedentes.
Pero queda pendiente el otro factor, el
que ha sublevado los comentarios de los ciudadencs comu-
nes, el que ha ruborizado a m&s de una seflora de le clase
media y ha terminado siendo cause Gnice del repudio o ad-
miraci6n de la revista: lo pornogréfico (o er6tico, para
shorrarle disquisiciones ea unos cuantos intelectuelés fe-
n&ticos del dilema).
2 _£n este aspecto, le menci6n baésica es pe-
ra Salvador Garmendia, el Premio Nacional de Literatura
mos conocido por el pafa, y no porque le colectividad se
haya volcado sobre sus novelas, sino sobre sus historias
amorogas y tragicas que hece mucho transmitié le radio y
por les nuevas versiones televisivas que se hen hecho de
186 mismas en el Canal 2, bajo el emparo de ese eufemismo
que se ha conocido coma le “telenovela cultural". Algunos
afirman, y quiz& see cierto, que lo mejor que ha escrito
e|Garmendia ha sido publicedo por £1 S&dico. De alguna mane
ra el novelista prefiri6 obviar el sexo exquisito e inter
nacional que manejan los grandes bloques editoriales, pa.
ra sumergirse en los predios del sexo criollo, rudimente-
rio y doméstico, cruel y anecd6tico, imprescindible en de
masiadas generaciones nacionales, importantisimo a lea hora
de los balances y las consecuencias. Algunos de los titu--
los son por demés elocuentes, "Elogio de la Paje", "Elogio
de les Burras", “Confesiones de una Puta Vieja", "Confiden
cias de un Marico Cachapero", "Las Tribuleciones de un Cu-
lo", "Conversaciones de un Bafio Turco", "Carta de Josefite
Chona", "Josefita tiene Cangrejera", "Las Gonorreas de Pa-
blito", "Eufrosina Inventa la Polle de Cuca”, y asf por el
estilo.
Lo trabajado por Garmendia responderia de
alguna manera a esa corriente que los criticos tradiciona-
les despectivamente bautizaron como "la guerrille intelec-
tual", designéndole a los escritos del novelista un carfc-
ter subversivo y marginal que le anularfa todas sus posibi
lidades ulteriores. Ee probable. Quiz esa virtud subverei
va de El S&dico termine eiendo su principal enemigo; los -
valores que le imprime la literatura de Garmendia resultan
Perjudiciales a la hore de medir une audiencia nacional que
sigue sumergids en una decencia ficticia y una moralidad al
cahueta, "Eso es una cochinade", ahf se limitan la mayorfa
de los comentarios, aunque muchos de los detractores se se-
pan de memoria esas mismas cochinadas a las que elude Gar--
mendia. 7.Este filén de los temas sexuales es pro-
longado en otros escritores que colaboran con E1 Sf&dico;
de alguna manera intuyen los editores y los responsables
de le publicacién que es aqui donde la revista adquiere
su verdadero peso, no s6lo su gancho comercial sino team-
bign su justificacién basica. Es as{ como el novelista -
argentino Manuel Puig se incorpora para hacer ‘érénices -
que inevitablemente giran en torno a una cama, sin lcgrer
le frescura de lo eserito por el venezolano, sin der ‘en
el clavo de esa sexualidad criolle a la que hemos hecho
referencia, sino enred&ndose en argumentos y tramas inte
lectualosas de muy escaso interés. Al lado de’ estos arti
culos se incluyen dibujos de muy poco ingenio junto a las
tipicas fotografias acostumbradas por las revistas porno-
gréficas tradicionales. Asimismo se imprimen chistes suel
tos del tipo que uno sol{a manejar en los bafios del bachi
llerato. Si lo escrito por Garmendia representaba algin -
interés, es evidente que todo este material complementario
es indtil y fastidioso.
LA COMARCA DEL HUMOR
£1 resto del repertorio de £1 Sf&dico se, -
reparte entre el costumbrismo del humor criollo, cierta -
ironia humoristico-politica no siempre efectiva y no po--
cos slardes de humor culto y erudito definitivamente pres
cindibles.
En primer lugar se destacan los art4culos
78de José Ignacio Cabrujas (La Nueva Crénica de Sebastign
Montes), repartidos por igual entre el costumbrismo (en
especial el lenguaje utilizado por los politicos venezola
nos y una visién cultista de algunas costumbres y mafias
de la clase media, de los enredos y paradojas de le histo
Tia nacional, de las venturas y desventuras de un M{der -
sindical y as{ por el estilo. Todo este material, no --
_ ex+enta de un humor realmente venezolano y efectivo, re--
presentarfa lea selida que le "cultura tradicional" acepte
ria frente a los desafueros de Garmendia. Son variantes -
leves sabre una misma perspectiva, variantes que induda--
blemente sienten aisladas (y por lo tanto anuladas) en el
marco global de El S&dico.
Hemos dejado para el final al sutor que -
més ha determinado e, influfdo el criterio general de la -
revista, Otrava Gdémao, seudémimo que encubre al abogado -
‘Jaime Ballesta, personaje si se quiere nuevo en este ofi-
cio del humor a gran escala. £1 estilo realmente inteli--
gente, agudo y efectivo de Ballesta empieza a conocerse -
en-los mGltiples personajes que @1 caracterizaba en el -
programa "Kung FG de Noticias", transmitido diariamente
hasta hace un par de afios por Radio Aeropuerto. La nove--
dad estaba en el manejo del sarcasmo, de eso que el pro--
Pio Ballesta defini6é como "sadismo" (sadismo a la criolle
quiz&), en la exageracién de las calanidades pfiblicas has
ta convertirlas en un chiste mordaz, un humor, pues, inci
sivo que responde plenamente a las caracter{sticas de és-
ta Venezuela nueva rice y petrolera, sacudiéndole sus com
7plejos y sus frustraciones.
J No hay duda que el -antecedente directo de
E1 S&dico Llustrado est en\el libro’ que publicara Otrove
Gémas a comienzoa del 78 bajo el t{tulo de "El Hombre Més
Malo del Mundo". Todos los elementos de humor manejados -
por el libro han sido prolongados por diversos escritores
en la reviste sin que ee repita la agudeze y la frescure .
del petr6n original. Trabajar en base a "avisos clasificg
doe", en base a ofertas publicitarias donde irénicemente
se ofrecen soluciones para los problemas nacionales, en
base a supuestos cursos académicos donde se ofrecen espe-
‘elalizaciones sobre los més diversos vicios de le Venezue
le contempor&nea, en base a visiones particularisimas de
le historia (una nueva versi6n de la columna de la AP -
"Tal dia como hoy"), son algunos de los elementos que es-
trené Ballesta en su libro con sobrado acierto y que con
no suficiente fortuna han sido repetidos en la revista -
por tuts Brito Garcia, Roberto Hernandez Montoya, Abilio
Padr6n y Hernfn Gémez, entre otros. £1 mismo Otrova Gémas,
parad6jicamente, es el que menos escribe en £1 Sédico a
pesar de figurer como uno de los miembros del Consejo de
Redacci6n. :
5 £1 resto del humor que oe €1 S&dico
Tlustredo es, si se quiere, exageradamente convencional.
Manuel Graterol, “Graterolacho", y Sim6n Ofaz surgen como
tos personajes nas Fepresentativos de este estilo. Junto
a ellos, Federico Alvarez y Jeuis Sanoja Hernandez inclu-yen columnas de indudable ingenio polftico aunque de es-
casa novedad. Por su parte, Elisa Lerner, Ludovico Silva
y Rubén Monasterios, m&s otros cuantos escondidos en seu
dénimos totalmente desconocidos, suplen la parte cultosa,
erudite e intelectualizante de El Sf&dico. La particulari
dad est& en los temas que se trabajan (temas que, obvia-
mente, para una audiencia mayoritearia no representan el
mas minimo interés), porque el tratamiento que se hace =
de los mismos carece por completo de intenciones bumoris
ticas, al menos, eso es lo que luce
LOS LIMITES DEL SAOICO
Por Gltimo, uno de los elementos de hu--
mor que mas se destacan en la revista, es el que gira en
torno a la condicién "adeca" de cierta mayorfa de la po-
blaci6n nacional, zancadilla inteligente con le que fre-
cuentemente tropiezan los intelectuales y demfs persona-
jes de la izquierda venezolana. Siempre he pensada que uno
de los grandes aciertos politicos de Betancourt ha sido -
encerrar a la izquierda en una suerte de chantaje inevita
ble: Accién Democr&tica es el Partido del Pueblo no porque
ella se haya acoplado a la vida nacional, sino porque es~
ta Gltima se acopl6 al Partido. As-{, demasiadas caracte--
risticas del compartamiento venezolano son descartadas a
priori porque ellas son una manera "adeca" de ser. La con-
secuencia inevitable la patentiza la histpria.reciente: AD
ha gobernado al pais a su antojo, mientras que la izquier-
81da, en sus momentos mas lécidos de acci6n politica, no
ha podido ni eiquiera salir del aislamiento a la que la
he condenado, entre otras muchas circunstancies,-el ha-
ber sido victima del chantaje betancouriano. El S&dico,
en este sentido, no reeponde a ésa "vieién lécida" de la
mayoria de la actual izquierde venezolena. Todo lo con-—
trario, asume a plenitud 1oé peores vicias del chantaje
en cuestién: ura de les victimas favoritas del S&dico, a
la hora de fabricar un chiste f&cil y. convencional, es ~
‘esa manera de ser y actuar que muy torpemente se le ha
ha adjudicado a las "adecos".
Anibal Nazoa, veterano de este tipo de -
humor, es el que lleva le voz cantante de este aspecto -
de le revista. En algunos momentos, sus escritos est&n -
perfectamente personalizados, y por lo tanto logran esca
parle al chantaje ("El Pensamiento Vivo de Luis Pifierda",
por ejémplo)., Pero en otros casos, el facilismo se repite
@ incrementa: "Manual del Adeco Moderno", “los Espermato-
zoides son Adecos", "El Adeco M4s auténtico del Mundo",
etc. Por otra parte, como regodeo est@ril de esta tOnica,
encantremos en esta publicacién frases como la siguiente,
tan agresiva como infeliz: "Ser un adeco progresista es
@lgo peligrosemente pavoso". Extrafia, sin embargo este ma
nejo tan ingistente del humor antiadeco en £1 Sf&dico, en
parte porque lejos de criticarse a un partido politico y
a une muy especifica accién politica, lo que se cuestiona
y se hace victima de chistes poco efortunados es el queha
cer de una inmensea mayoria venezolana al margen de cual--
82.quier consideracién pol{tica propiamente dicha. Y en “par
te también, porque el propio director de la revista, Za-
Pata, es uno de los artistas de izquierda que m&s conoce
esa “esencia venezolana" distenciada del partido politi-
co que, gracias al chantaje, se ha coleado tras la puer-
tea. Sirva esta frase de Zapata, chiste inteligente por lo
lo dem&s, como ejemplo: “En cada venezolano hay un adeco
y en cada adeco hay dos..."
LAS CONSECUENCIAS Y LOS CONSECUENTES DEL SADICO
Una de las cosas que més impresiona en -
"El Sédico Ilustrado" es el exageretia lujo con que es pu
blicado y, sobre todo, el despliegue internacional que -
tiene su distribucién. Por ello, quiz&, la revista ha lo-
grado vivir mfs all4 del limite acostumbrado para este ti
po de humor impreso. Sorprendentemente, para el momento -
en que escribo, £1 S&dico ha alcanzado su némero 17, y na
da hace dudar que lograr& acumular otras cuantas semanas
(meses quiz&) de publicaci6n. Algo que nada tiene que ver
con el pdéblico, y el material impreso est& sirviendo de
aliento oculto.
Estos 17 némeros, sin enbargo, sirven para
medir.una curva descendente en la calidad y el sentido hu-
mor{stico de la revista. De los primeros ejempleres, sufi
cientemente criollos y politizados (para bien o para mal),
se ha pasado shore a un humor considerablemente "interna-
cionalizado" e inofensivo. Hay ahora un exceso de carica-
83turas intrascendentes y de chistes frios, del tipo que
con menos audacia ha acostumbrado puplicar el muy poco -
elogiable "Reader's Digest". £1 S&dico, de hecho, es ca-
si una empliacién de esas fltimas p&ginas dedicadas Bly
“humor" tan usueles en las revistas convencionales. Ape-
nas las crfmicas de Germendia y Cabrujas, m&s los esca--
sos trabajos He Otrova Gdmas y las carftulas de Zapata,
le salvan al S&dico algo de su sentido original.
Finalmente, serfa pertinente, hacer una
breve menci6n de los posibles y efectivos lectores de la
revista. Es evidentemente que sus consecuentes hinchas
se encuentran en esa especie de coto cerrado que es la -
Antelectualidad de izquierda venezalana. Una intelectua~
lidad que, de alguna manera vendrfia a representar ese -
"ombligo politico" tan poco fecundo y tan notoriamente -
perjudicial que denunciara Teodoro Petkoff (esa izquier-
da que funciona segiin su ombligo, que tan s6lo se mira -
él ombligo, que vive para y por su ombliglo, y de ahi sus
fracasos e insuficiencias).
Este tipo de audiencia, a la larga, no de
da de tener un simple valor anécdotico, prescindible por
lo demas.
La otra audiencia, le que realmente impor
ta, ¢adeca? o simplemente venezolana, permanece extrafia al
Sédico, Elle, por rezones obvias y harto conocides, no par
ticipa dé las Supuestes exquisiteces en las que al parecer
io recree la reviete. Ademés, gracias al chantaje al quehemos hecho alusién, esta misma audiencia tiene motivos
suficientes para sentirse burlada y victima de mofas --
indtiles por ese material "humoristico" que con tan po-
co fortuna ha manejado "El S&dico Ilustrado”.
€1 balance, lamentablemente, es negativo:
para el] sobrado humbr criollo esta revista no s6lo es per
judicial sino extrafia, como la izquierda, en fin, que no
pega una.
César Miguel Rond6n.