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La Sexualidad

Ante todo, ¿Qué es la Sexualidad? La Sexualidad es el conjunto de


características biológicas y conductuales inherentes a cada sexo en relación a la
búsqueda y disfrute del placer sexual no sólo en su dimensión física (genitalidad),
sino -más importante- en su dimensión sensorial, afectiva, sociológica y cognitiva
(erotismo).

Dada su naturaleza multifactorial, la Sexualidad como tal, y su disfrute


dependen de Las conductas, actitudes y enfoques vitales que conforman nuestros
muy particulares patrones sexuales.

Y esto nos lleva a la pregunta: ¿Qué es el patrón sexual? Cuando hablamos


de Patrón sexual nos referimos al conjunto de estrategias, conductas y actitudes que
utilizamos en la búsqueda y disfrute del placer sexual. Estas estrategias, conductas
y actitudes son el producto de un proceso que comienza cuando nacemos -de hecho
podría decirse que antes- y se extiende a lo largo de gran parte de nuestra vida.
Tiene que ver con la conjunción de lo biológico y lo social: Al ser estimulado, nuestro
cuerpo responde de una manera específica dependiendo del tipo de estímulo y del
lugar de la estimulación, pero esta respuesta será más o menos intensa, y será
percibida como agradable, desagradable o neutra dependiendo de lo aprendido a lo
largo de nuestra vida con respecto a lo que es “bueno” o “malo”, correcto o
incorrecto. De hecho esta situación se explica con dos postulados: El Postulado
de la Integración y el Postulado del Desarrollo Sexual Funcional 1

El desarrollo de nuestro patrón sexual es el resultado de la integración de nuestras


respuestas biológicas con nuestras ideas acerca de lo que debe ser el ejercicio de la
función sexual, Y esa integración se da a lo largo de tres períodos que representan
tres niveles crecientes de complejidad en cuanto al manejo de nuestra sexualidad.

El Período Indiferenciado (relacionado temporalmente con la etapa de la


niñez) está signado por la exploración del cuerpo. No hay conciencia de las
implicaciones que puede tener el ejercicio de la sexualidad, sólo la capacidad de
responder a un estímulo.

El Período de Transición (Adolescencia) es una época de experimentación.


Existe una vaga consciencia de lo que representa la sexualidad, así como el deseo
de experimentar nuevas experiencias y la estimulación no sólo se da por
manipulación, sino también por la evocación de situaciones vividas o por la
elaboración imaginaria de ciertas situaciones que se han convertido en generadoras
de placer. En este período aparece el erotismo. Es el momento del ensayo y error;
se prueba todo porque aún no sabemos qué nos gusta y qué no. Durante esta fase
se van consolidando ciertas prácticas que producen placer y se descartan otras que
resultan desagradables, y hacia el final de la misma (cerca de los 20 años) ya el
individuo está relativamente claro con respecto a qué cosas le gusta hacer, de qué
forma, con cual persona, y con qué frecuencia, es decir, aparece el patrón sexual.
El Período Diferenciado es un lapso de aproximadamente cinco años durante
el cual el individuo va a emitir de manera casi exclusiva el mismo tipo de conductas
sexuales, con el mismo tipo de persona, de la misma manera y con una frecuencia
semejante, y al final del cual puede decirse que este patrón de conducta esta
relativamente consolidado.

Puede verse que el patrón sexual depende mucho de lo que decidimos y/o
aprendemos que es correcto, adecuado y satisfactorio, por lo que es lógico que
existan diferencias en cuanto al abordaje de la sexualidad entre individuos y sobre
todo diferencias relacionadas con el rol de género que nos asigna la sociedad. De
hecho, hombres y mujeres respondemos a nivel cerebral de manera diferente a la
estimulación sexual. Los hombres dependen de los andrógenos, por lo que su
conducta es más proactiva y focalizada en la genitalidad, mientras que las mujeres
se manejan con estrógenos, y eso hace que su conducta esté más relacionada con
la afectividad y las emociones. Es importante puntualizar que éstas consideraciones
son referidas a la dimensión biológica de nuestra sexualidad, y que en términos
generales, el componente conductual-afectivo-sociológico tiene más peso en la
conformación del patrón sexual y en la manera como percibimos nuestro entorno, y
por lo general éstas características fisiológicas se ven reforzadas por la educación
que recibimos tanto en nuestro hogar como de nuestro entorno en función de nuestro
sexo y género.

Teniendo en cuenta lo anterior, puede decirse que, en términos generales,


los hombres son más agresivos, toman la iniciativa, se centran el placer físico y ven
la relación sexual como un ejercicio que debe ser realizado de manera correcta y con
un resultado predecible e imprescindible del cual son casi exclusivamente
responsables. Las mujeres, por su parte, son más afectivas, no están centradas en
la genitalidad sino más bien en la sensualidad, por lo que la relación sexual es más
integral, gratificante y espontánea.

Podría decirse que si la relación sexual fuese un partido de fútbol, las mujeres
jugarían para pasar un buen rato y disfrutar del partido (con goles incluidos) y los
hombres jugaríamos sólo para hacer goles, sin disfrutar del partido…

…Quizá sea por eso que las mujeres son mejores “goleadoras” que los hombres…

Dr. Luis Moreno Esparza


Médico Sexólogo
Morenoesparza@gmail.com

1 Sexología, Definición y Conceptos. Ediciones CIPPV. Caracas. 1997.

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