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CUENTO DEL TONEL José Lezama Lima Baja las escaleras, se ladea para dejar pasar el gato, la espina, la pelota babeada, Todos esperan el suefio y sobre 1o espeso el barril. Se libera a ‘medias para recuperar su espesura. Ahora la escale- ra hierve hacia lo espeso y si no fuera por la noche molida, serfa més fécil lamarlo pasta. Pero pastoso 1no es lo mismo que espesura; sf, no es lo mismo que espeso;, si, pastoso se diferencia brascamente de espeso, més de espesura, Ya yo he dicho grulla pastosa, no podia decir espesa. Sin embargo, la grulla puede penetrar en la espesura, no en lo pas- toso, En Ja puerta es la conversacién sibita del tonel y la puerta, Se abre la puerta y el tonel se pone de punta, Parece que el tonel va a lanzat una eyaculacién capaz de saltar la puerta abierta. La puerta estd hecha para los dedos, y al tonel en la bodega no le pueden llegar los dedos, que se vuel- ven tan espesos que comienzan por apoyarse en las nubes de la bodega y después lvidan hasta el tonel y su reclamo de la espesura. Porque después de eyacular en la puerta, el tonel tiene que tocar la otra escalerilla, hija de la espesura, pero con ofrecimiento veraniego y afén de reconocimiento. La escalerilla de la playa parece mantenetse en el smi de la vaca que ha reemplazado los cuernos por dos telas nocharniegas, espesas y con espesuras. La espesura cae chota sobre el mar y el tonel desen- vuelve sus acontecimientos sobre el segundo vien- tre himedo, redondo que se abre y cierta como si el mar lo hubiera incorporado a la calidad de sus descendientes. Ha sumado escaleras y espesuras, escalerillas y nubes, y la bodega reemplazada por el mar, aseguta que el tonel abre y cierra los cien afios. 1949

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