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= SERVICIO PAZY JUSTICIA, Uruguay Nunea Ms. Informe sobre fa volecién a fos derechos humanos (1972-1989), Montevideo : Servicio Paz y Justicia, 1989, - STEPAN, Alffed, Brasi!: os miltares y la politica, Buenos Aires : Amorrarti, 4974. = WA, suicio, castigos y memorias. Derechos humanos y Justicia en fe politica argentina, op. cit. = VERBITSKY, Horacio et al, Causas por la verdad. La justicia no se rinde, in Puantes, n*1, Buenos Aires, agosto de 2000; + El elo, Buenos Aires : Planeta, 1995, ~ VEZZETTI, Hugo, Pasado y Presente, Guerra, dictadura y sosieded en la ‘Argentina, Buenos Alres : Siglo Veintiuno, 2002 ; ? = WESCHLER, Lawrence, A Miracle, A Universe. Settling Accounts with TTorturers, Chicago and London : The University of Chicago Press, 1998. ~httulfola state.gov (U.S. Department of State — Freedom of Information Act. ZAKARIA, Fareed, The Rise of literal Democracy, in Foreign Affas, vol. 76, 1° 6, Novernber/December 1997, USA. iaqres,, SAO) Gaaev N AS ae cual €8 EBX AE) ZOOF. CariruLo Primero* EL DERECHO A LA JURISDICCION EFICAZ “Toda persona tiene derecho a ser oida...” , Urteaaa, FR, 15 de octu- jentina, 4 de mayo de 1999; 1. Disposiciones convencionales vinculadas con algunos requisi- tos del debido proceso legal Cov) 8 Las disposiciones que han motivado la interpretacién y abundante aplicaciéa por parte de los érganos competentes de la Convencién Americana referidas a las garantias judi- 24 Susu Ammnse : ciales se centran, fundamentalmente, en los articulos 7, 8 y 25 relacionados con los articulos 1.1 y 2 del tratado. Es nece- sario sefialar que el Pacto Internacional de Derechos Civiles yy Politicos recepta entre sus normas garantias simi 9, 10, 14 y 15), al igual que la Convencién Eur chos Humanos Discriminacién Racial, la Conv‘ de Todas las formas de discriminacién Contra la Muj Convencién contra Ia Tortura y Otros Tratos. Inhumanos o Degradantes, entre otras, fijan algunas garan- tias similares conforme a las respectivas materias especifi- cas que fegulan. De estas disposiciones, s6lo seran tratadas algunas rela- cionadas con ciertos requisites del debido proceso legal, teniendo en cuenta que bajo enunciados muy breves se alber- gan sustentos esenciales de derecho procesal constitucional ¢ internacional, sin que ello importe, como consecuencia, reconocer la jerarquia de las reglas presentadas en funcion de las omitidas, En su presentacién no se respetara, necesa samente, el orden previsto por el legislador. La presentacin. segmentada de algunas citas de casos no implica desconocer Ja interrelacién de las garantias. Para el trabajo, hemos tenido en cuenta los conceptos enunciades por la Corte Interamericana', cuya sintesis ex- taemos como una manera de precisar el alcance otorgado a Jas garantias judiciales y alos elementos minimos del debido proceso de acuerdo a la Convencién. Elarticulo 8 de la Convencién Americana constituye una via apta para el ejercicio eficaz del derecho a la jurisdiccién, una garantia de un buen proceso, sea civil, penal, laboral, pila de esta, Gawwrnssunjeaten 2s a ea fiscal 0 de cualquier otro caracter, una garantia de una bue- na administracién de justicia, las condiciones que deben ‘cumplirse para asegurar la adecuada defensa de las personas cuyos derechos u obligaciones se encuentran a considera- cién de la justicia. Assu vez, el articulo 7 del tratado americano que consagra Ja libertad personal, regula entre sus cléusulas la garantia del habeas corpus (7.6). Por su parte, el articulo 25 de la misma Convencién, bajo ¢! titulo de proteecion judicial, traspasa las reglas basicas del amparo, “el derecho a un recurso sencille y rapido”, que ha ocupado singulares espacios y que los seguiré ocupando teniendo en cuenta el refugio que ofrece frente a las violacio- nes de los derechos humanos~aun cuando existe y ha existi* do una tendencia restrictiva a su aplicacién propugnando su reemplazo por las denominadas “medidas cautelares” u otras de similar naturaleza, confundiendo a veces urgencias con emergencias- El amparo ~de origen latinoamericano- fue acogide por la Declaracién Americana de Derechos y Deberes del Hombre (art. XVIII) a través del derecho de toda persona a disponer de un procedimiento sencillo y breve por el cual Ja justicia la ampare contra actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, algunos de los derechos fundamentales. Esta disposi- cién es recogida, a su vez, por la Declaracién Universal (art. 8°) que al no especificar el alcance de la garantia ~al omitir enuneiar la proteccién sélo de los actos emanados de la auto- ridad- permite una interpretacién acorde con la expansién interpretativa desarrollada con posterioridad?, A su vez, la Convencién Europea de Derechos Humanos de 1950 establece, en su articulo 13, el derecho a un recurso 26 Sus Aout fective ante una instancia nacional, incluso cuando la vio- lacién haya sido cometida por personas que actien en el ejer- cieio de sus fiunciones oficiales; amplios términos que fueron interpretados a través de los érganos de control del sistema curopeo? ELPacto Internacional de Derechos Civiles y Politic: su parte, similar a la Convencién Buropea, reconoce (art. el derecho de toda persona a interponer un recurso efectivo, aun cuando la violacién alos derechos convencionales bubiera sido cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus fanciones oficiales. Las autoridades competentes desarrolla- ‘ran las posibilidades de recurso judicial, debiendo cumplir toda decisién’en que se haya estimado procedente el recurso, Finalmente y retomando la intefpretacién de la Conven- cién Americana, la Corte Interamericana ha sostenido que el habeas corpus (art. 7.6), el ampare 0 cualquier otro recurso efectivo ante los jueces 0 tribunales competentes (art. 25.1) destinado a garantizar el respeto a los derechos y libertades deben considerarse garantias judiciales indispensables y por marzo de 1999, parrs. 63/69. Graynssvorcntes ar Jo tanto no susceptibles de suspensiin ante las emergencias que puedan ocurrir en la sociedad. La Corte asevera que “también deben considerarse como garantias judieiales indispensables que no pueden suspen- derse, aquellos procedimientos judiciales, inherentes a la for- ma democratica, representativa de gobierno, previstos en el derecho interno de los Estados partes como idéneos para ga- rantizar la plenitud del ejercicio de los derechos a que se re- fiere el articulo 27.2 de la Convencién’. Se debe tener en cuenta que las mencionadas garantias deben ejercitarse dentro del marco y segtin los principios del debido proceso legal, recogidos por el articulo 8 de Ja Conven- Las apreciaciones generales precedentemente enuncia- das no deben ser interpretadas como garantias judiciales se- gregadas en funcién de cada disposicion convencional; por el contrario, se trata de un conjunto de reglas interconectadas tendientes a fijar condiciones eficaces para el cjercicio de los derechos. Morello sostuvo que el estado de derecho supone la pre- sencia activa de las garantias y del proceso justo, agregando ticin”® ma, en el foclo, debe asegurar I 2, El derecho a ser oiio EI principio de Ia tutela efectiva, sostuvo Ia Comision Interamericana, puede traducirse en la garantia de la Hbre 28 ‘us gad ees estrada os tribunal para 1a defense de Umer tent al per pubs aun uma elie Enna nayareconocide un secure o accion coneret, Ta bién Sete Ja incertidumbre o falta de claridad en la iehaglon de los requisto de admisiiidad de una Soe phade constr a votacn ae derecho fndamen- tal El vecureoeonciloy rapide amparado pr la Convencion ia justia ov coieia ch esses up oon ces : an desngvadable jogo de confusiones en detent del pantclare! Dente esta precast expondrin 9 contin es opiniones de ln Comin Interamescana vertdas en in Thies, cto correopodicntes a Argentna,y uno, = hi te nue ene dos fils de Ia Corte Suprema de los que scram cxtnas oolamente aquline psiiones que sinew ics ew lebeto guns quiere destocen a} Iinforme 28/92, Argentina, 2 de octubre de 1992 one nti gine 2402 ee ao icci6 ¢ lo autorizar diccién, pues en los sistemas a srecho fundamental del gentino, deviene un de: y cobra particular importancia en tanto impulsor y dinamizad del proceso criminal nts ncaa 2 El efecto de Ia sancion de las leyes y el decreto fue el de extinguir los enjuiciamientos pendientes contra los respon- sables. Con dichas medidas, sostiene la Comision, se cezr6 toda posibilidad juridica de continuar los juicios criminales destinados a comprobar los delitos denunciados, identificar a sus autores, cémplices y encubridores e imponer las sancio- nes penales correspondientes. Los peticionarios, familiares © damnificados por las violaciones de derechos humanos han visto frustrado su derecho a un recurso, a una investigacién judicial imparcial y exhaustiva que establezca los hechos’. b) Informe 36/96, Chile, 15 de octubre de 1996 El decreto de auto-amnistia dictado en Chile es incom- Patible con las disposiciones de la Convencién Amezicana, asi como la sentencia dictada en 1990 por la Corte Suprema de Chile que declara constitucional y de aplicacién obligato- sia el mencionado decreto-ley cuando ya habia entrado en vi- gencia la Convencion. Dijo el Maximo Tzibunal chileno que “la amnistia constituye un acto del Poder Legislative que sus- pende de manera objetiva la declaracién de criminalidad he- cho por otra ley, como consecuencia de que hace desaparecer en el delito su punibilidad al eliminar la pena y todos sus efectos en los hechosilicitos que comprende, ¢ impide y parali- za definitivamente o para siempre el ejercicio de toda accién. judicial que tienda a sancionarlos’. Se trata de razonamien- tos acordes con los empleados por la Carte Suprema en el caso Suérez, Mason, que se citan a continuacién. La Corte Suprema chilena consi le la ley de amnistia deben los jueces proc declararla en conformidad con lo que al efecto precey 30 Seno Acne articulos 107 y 408 del Codigo de Procedimiento Penal, sin que en consecuencia tenga obligatoria aplicacién lo dispues- to en el articulo 413 de este mismo cédigo, que exige para decretar el sobreseimiento definitive que esté agotada la in- vestigacién con que se haya tratado de comprobar el cuerpo del delito y determinar la persona del delincuente”. Las decisiones judiciales de sobreseimiento definitivo, en el contexto de las denuncias recibidas en el ambito america- no s6lo agravan la situacion de impuni- dad, sino que derecho a Ja justicia (arts. 8, 25 en conexién con los arts. 1.1 y 2 de la Convencién Americana). La Comisién Heva a cabo un vasto aniilisis de la situa- cién chilena. En uno de los parrafos del informe alude a la obligacién legal, indelegable ¢ irrenunciable de investigar los delitos de accién pitblica, mAs allé del derecho de las victimas. y de sus familiares de impulsar el proceso penal cuando lo permiten ciertos sistemas como él chileno, donde las victi- mas de los delitos tienen el derecho fundamental de acudir a los tribunales. La Comision aftade que “...e1 Estado chileno es titular de 1a accién punitiva y la obligacién de promover ¢ impulsar las distintas etapas procesales, en cumplimiento de su obliga- cién de garantizar el derecho a la justicia de la victima y sus familiares. Esta carga debe ser asumida por el Estado como un deber juridico propio, y no como una gestién de intereses de particulares que depende de la iniciativa de éstos 0 de la aportacién de pruebas por parte de los mismos™. (Queda planteada la congruencia interpretativa de ciertos articulos de la Convencién por parte del 6rgano americano en materia vinculada con el derecho a acceder a los tribunales y el deber del Bstado de investigar. + CIDH, Informe 26/96, 18 de actubre de 1996, pars. 62/93. = Ganurrnssunieuses 31 ¢) Informe 30/97, Argentina, 30 de septiembre de 1997 Este informe se origind por la denuncia de un ciudadano argentino que inicié una accién procurando la anulacién de un decreto emitido por el gobierno militar que en 1976 habia. ordenado su remocién como juez de un tribunal de la Provin- cia de Chubut. Su caso fue considerado “no justiciable” por el ‘Superior Tribunal de esa provincia, invocando jurispruden- de la Corte Suprema en cuanto se afirmé que los tril la remocién de los magistrados®. La Corte Suprema desestim6 el caso, teniendo en cuenta, que el actor no habia presentado nuevos argumentos para examinar los criterios sostenidos por el Superior Tribunal de Chubut con respecto a In falta de competencia para resolver las cuestiones no justiciables. 1 Estado argentino arguments, en el Ambito internacio- nal, que las decisiones del Superior Tribunal de Chubut y de Ja Corte Suprema abordaron la naturaleza de ese acto y Ia declararon eminentemente politica por lo tanto existi el de~ bido proceso legal La Comision recuerda que ef sistema constitueional argentino sostiene el principio de la inamovilidad de los ma fistrados; si el juez ha de ser removido, la remocion debe le Varse a cabo en estricta conformidad con los procedimientos establecidios en la ley fundamental, garantizando de esta for- ‘ma Ta independencia de los jueces'® La Comisién incursiona en Ja jurisprudencia norteame- sicana en cuanto a la doctrina de la cuestion politica, citanéo ‘algunos fallos de le Corte Suprema de los Estados Unidos a fin #08, 5. G., 3 de junio de © CIDH, Informe 30/97, aa ‘Sou Atsanese de precisar que “una cosa son las medidas por las que st re~ mueve a los magistrados, ordenadas por el érgano competen- te y de conformidad con los procedimientos constitucionales establecides, y otra muy diferente es la ‘destitucién de un magistrado’ por una autoridad ilegitima sin competencia.."". “Los tribunales argentinos -continiia la Comisién- que invocaron la dectrina de la cuestién politica, en realidad ten- ésfan que haber estado obligados por esa misma doctrina a examinar el caso del peticionario, dado que la mat dentemente no reine los requisites por ellos mismos en Baker c. Carr, para ser considerada no justiciable. mo caso fire citado por el Estado en su respuesta i6s A los efectos qué delineamos, 1a Comision detalla que entre aquellas garantias que deben respetarse y cumplirse para asegurar una adecuada defensa estan las que imponen. la intervencién de un érgano judicial competente, indepen- diente e imparcial para determinar la legalidad del reclamo, ‘También sefala que el actor nunca tuvo la posibilidad, como garantia, de obtener una decisién favorable, pues cualquier decisién al respecto se encontraba precluida por la alegada falta de competencia absoluta de cualquier érgano judicial para amparazlo en sus derechos. Al tratar el articulo 25 de la Convencion Americana, la Comisién manifiesta que “la propia logica interna de todo re- curso judicial indica que el decisor debe establecer concreta- mente la verdad 0 el error de la alegacién del reclamante, de lo contrario devendria inconcluso”, ademas de ser, en el caso concreto, abiertamente ineficaz. Gamneineociies 33 En efecto, el articulo 25 establece el compromise de los Bstados partes a garantizar que la autoridad competente pre- vista por el sistema legal del Estado decidird sobre los dere- chos de toda persona que interponga tal recurso, De esta forma el é:gano interamericano va marcando las pautas de la falta de jurisdiccién eficaz que lo Hevan a afir- mar que al impedir una decision sobre los méritos del caso araiz de su destitucién como juez, el sus derechos a las garantias judiciales en los articulos 8 y 25, que no obraban antecedentes en su ambito- para que se pro- siguiese la investigaciOn a fin de determinar el destino final de su hija. Las medidas solicitadas fueron denegadas por la (Camara Nacional de Apelaciones en Io Criminal y Correccio- nal Federal, al decidir que los autos continien segiin su esta- do a la vez que remitié copia de lo resuelto a la Subsecretaria de Derechos Humanos del Ministerio del Interior por consi- derar que en ese ambito habrian de recibir adecuado amparo mas. Frente a esa decisién se inter- puso recurso extraordinario En una breve sentencia, la Corte Suprema declara la im- procedencia del recurso extraordinario porque las diligencias de investigacion solicitadas tienen por finalidad comprobar la existencia de un hecho punible y descubriz alos autores, no resultando admisible en la causa por haberse agotado su to procesal". Ex . * loa Ropain Tae, 20 of 34 Susau ALRINESE Podemos observar, de esta manera, que la posicién del Maximo Tribunal de la judicatura argentina no es consisten- te con la posicién de la Comisién Interamericana que veni- mos de exponer, ni con la de Ia Corte Interamericana que impor- ‘ién que asumén los Estados de investigar frente a la violacién de los derechos de las personas que se encuentran bajo su jurisdiccién. “La investigacién -dijo la Cor- te en el Caso Velasquez Rodriguez- debe emprenderse con se- riedad y no como una simple formalidad condenada de ante- ‘mano a ser infructuosa...”. La Corte Interamericana aftade: “El deber de investigar hechos de este género subsiste mientras se mantenga la in- certidumbre sobre la suerte final de la persona desaparecida, Incluso en el supuesto de que circunstancias legitimas del orden juridico intemo no permitieran aplicar las sanciones correspondientes a quienes sean individualmente responsa- bles de delitos de esta naturaleza, el derecho de los familia- res de la victima de conocer cual fue el destino de ésta y, en inde se encuentran sus restos, representa unajusta que el estado debe satisfacer con los medios a st: alcance”*, Jurisprudencia que no “sirvié de guia” a la Corte Suprema en el momento de rechazar el recurs nnarmssuicntis 35 similares al de esta causa, solicitados a través de una via procesal diferente, El 10 de septiembre de 1998 el Defensor General de la Nacién present6 un recurso de aclaratoria ante la Corte Su- prema, con premura contesté la Corte ~29 de septiembre de 1998- sosteniendo que su decisién “limita sus efectos a la denegacién de las medidas de prueba requeridas por la recu- rrente al dmbito de la causa en que fueron solicitadas por haberse agotado su objeto procesal; que ello ciertamente no ha implicado abrir juicio ni clausurar las diversas posibles vias judiciales y administrativas de las cuales dispone la impugnante para obtener Ia informacién que ha intentado promover ante una via improcedente”. ¢) CS, Urteaga, F. R., 15 de octubre de 1998 La Sala II de la Cémara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrative Federal habia rechazado la ac- cién de habeas data interpuesta por el hermano de Benito Jorge Urteaga, con el objeto de obtener informacién existente cia, se interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema consider que las medidas solicita- «i Ia ausencia de reglamentacién del Poder Legislative y Ia aceptacién de la peticién porqu ye la de obtener ia informacidn existente en registros o ban- cos de datos publicos que permita al recurrente establecer el fallecimiento de eu hermano. wbeas data por parte del 36 ssi Aun {) Informe 70/99, Argentina, 4 de mayo de 1999 La Sra. Carmen Aguiar de Lapacé, con el patrocinio de varias Organizaciones No Gubernamentales se present ante Ja Comision Interamericana el 7 de octubre de 1998 alegando que las autoridades judiciales argentinas al rechazar las ac- ciones intentadas para determinar lo ocurride con su hijaviola schos a las garantias judiciales (art. 8.1. CADH), auna tutela judicial efectiva (art. 25 CADH) y ala obligacion de res- petar los derechos (art. 1.1 CADH); ademas de otros derechos consagrados en la Declaracién Americana (art. II, igualdad ante la ley y art. XVIII, el derecho de justicia) peticion, El Estado solicita que se declare inadmi alegando que la via judicial intentada no es pretensién esgrimida y porque no est agotada la via interna. Con acierto la Comision recuerda que los recursos interos ademas de existir deben ser adecuados y efectivos, al aceptar la peticién™, Al respecto, en los iltimos tiempos la Comision publica las decisiones adoptadas acerca de la admisibilidad 0 no de las peticiones, puncualizando las condiciones de admisibilidad que reconoce la Convencién Americana, antes de proceder al tratamiento de fondo del tema presentado, si corresponde™”. El Estado, ante el ambito internacional, alega por una parte, que ol objeto perseguide debia intentarse por una via Gistinta ~la Comision entiende que se refiere a la accién de habeas data planteada en el caso Urteaga-; por otra parte, Ia Comisién subraya que “el Estado no niega que la via utilizada por la Sra. de Lapacé esté cerrada, asi el Estado sefiala que manent 7 existe un incidente judicial abierto en el que pueden solicitarse y ordenarse medidas conducentes @ la determina- cién del destino buscado™, Frente a esta posicién, la Comision observa que el Estado no softala de manera clara cual es el recurso que la Sra. de Lapacé debe utilizar y su idoneidad. Por estas y otras razones es aceptada la peticién oportunamente planteada. Para demostrar que la posicién de la Comisién se vincula con muchas otras posiciones de Jos érganas internacionales, jurisdiccionales 0 no, y con otros temas alejados del de las desapariciones forzadas, corresponde, entre otras, recordar Ja decision adoptada por la Corte Europea en el Caso Lépez Ostra’ EL Estado denunciado Espatia~ opuso la excepcion de no agotamiento de las vias internas en un caso donde el aspecto central se desarrollaba en torno de las actividades de una plan- ta depuradora de aguas y residuos, provocando problemas de salud en‘un sector de la poblacién vecino a la sede de la em- presa cuestionada. El tribunal europeo con gran precisién resefa las acciones a las que hace referencia el Estado en cuanto a la falta de agotamiento de las vias internas y, entre otras consideraciones, no censuré la elegida por la deman- dante -un recurso especial para la proteccién de los derechos. nos rapidos. Por consiguiente, ha ofrecide a las instancias jurisdiccionales de su pais la oportunidad que el articulo 26 38 Suan Atnvese del Convenio brinda alos Estados Contratantes con la finsli- dad de que actien ellos primero para corregit las vulneraciones de derechos alegadas contra ellos™, de los recursos intemnos no debe ser entendido como la nece- sidad de realizar mecénicamente tramitaciones formales sino que en cada caso debe analizarse la posibilidad razonable de obtener una reparacién’?. Evitar el dispendio procesal es parte de la efiencia del proce- ‘80. B1 intento de justificar una determinada posicién de uno e los érganos de los poderes que componen el Ee posteriormente, ir al encuentro de tuna solucién amistosa no ‘se compadiece con la celeridad de los procesos, ni con la buis- queda de la verdad jusidica objetiva. g) Informe 21/00, Argentina, 29 de febrero de 2000 Enel Informe del 29 de febrero de 2000 -caso 12,059, Car- men Aguiar de Lapacé- se mencionan, entre otros datos, que e115 de noviembre de 1999 se suscribi6 en Buenos Aires un acuerdo de solucién amistosa entre las partes eon la presen- cia de determinadas autoridades de la Comisién, después de varias prérrogas solicitadas por el Estado desde el momento en que vencié el plazo para su primera presentacién ante la Comision, y de ser otorgadas™, ® Ii, parr. 98. ta Corte Buropea clta los casos De Wile, Ooms y @ Buigioa ¥ Gunsordie alia le enero de 199%, que fue concedida por Ia Comision; la segunda, e1 25 de febrere de 1999, que también fue cance Grantsaueaies 3 ado argentino se ha comprometido scho ala verdad que consiste en ‘iamiento de todos los medios para alcanzar el esclareci- miento acerea de lo sucedido en el pasado reciente™. po el Estado gestionara la normativa 10 de diciem- bbre de 1983, con la tniea exeepcién de las causas por secues- tzo de menores y sustraccién de identidad que continuaran segtin su estado. ‘También el Estado tramitard ante el Ministerio Pablico Fiscal para conformar un cuerpo de fiscales ad hoc ~por lo menos dos para que actiien en forma coadyuvante sin des- plazar a los naturales, en todas las causas de averiguacién de la verdad y destino final de personas desaparecidas, a fin de que se aleance una especializacién en la bisqueda e in- terpretacién de datos y una mejor centralizacion y cireula- cién de informacién entre las causas dispersas. La peticionaria, a su vez, suspende la accién internacio- nal y la Comisién se reserva el derecho de supervisar el cum- plimiento de los compromisos asumidos por el Estado. De esta manera, la decisién de la Camara, respaldada por Ia Corte Suprema, no sirvié de guia al Estado argentino en el Ambito internacional en esta instancia, aunque fue avalada 4 fase iniclal; eon posterioridad i a 40 ‘Suan Aumanese ~al menos en cuanto al no agotamiento de recursos internos~ en la primera oportunidad ante el organo interamericano. Las posiciones de las autoridades judiciales contrarias a las oportunamente desarrolladas por la misma Camara Na- cional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal que el 18 de mayo de 1995 resolvié de- clarar que “le correspondia ejercer su poder jurisciceional” y que las leyes 23.492 y 23521 y el decreto 1002/89 no impli- caron la culminacién del proceso, motivaron el compromiso, ‘por parte de] Estado de “gestionar la norma Cémaras Nacionales en lo Criminal y Correccional Federal de todo el pais, tengan competencia exclusiva en todos los casos de averiguacién de la verdad, En todo este marco especial, no debe olvidarse el tiempo gunda, negando el envio de oficios a diversos organismos~16 de agosto de 1995- y la firma del acuerdo, accién internacio- nal mediante ~15 de noviembre de 1999-. El cambio de la posicién del Estado coadyuva al cum miento de sus obligaciones internacionales, aunque se trate sién que no se compatece no sélo con los conceptos desarrollados acerca de la razonabilidad de los tiem- pos procesales y con la jgualdad de armas, sino con la ausen- cia de enlaces argumentales concurrentes. Es cierto que no se negé el dezecho a la verdad; no obstante, se negaron las medidas solicitadas para aleanzar ese fin. De seguir el razonamiento del Estado ~anterior al acuer- do firmado en noviembre de 1999-, la obtencién de la amplia- cién o denegacién de la continuidad de una investigacién para evar adelante el esclarccimiento de los hechos a fin de pro- teger el derecho de los familiares de las vietimas a conocer la verdad depende del mecanismo empleado por el peticionario; es deci, de la lave utilizada para el acceso a la jurisdiccion. Gaarmissoeutes 4 En cierta forma, se vuelve a la posicién del Comité de Dere: chos Humanos*-cuando afirmé que el abogado de una perso- na que fue extraditada alos Estados Unidos no aporté pruebas acerca de las condiciones del sistema carcelario de Pensyl- vania donde deberia ser internado el inculpado, ni sobre Ja posibilidad o los efectos de un retraso prolongade en la ejecu- cidn de la sentencia, tampoco se ha hecho consideracién el método concreto de ejecueién, como para decidit sobre el trato del que éste seria objeto, como se realiz6 en ol ce E razonamiento del Estado se olvida novit curia. Jo tanto, teniendo en cuenta que el Estado tiene la de investigar, el éxito de obtener la orden de wun accionar investigativo no deberia depender, en consecuencia iente, de Jas aceiones ini » de los procesos en los cuales 0 las medidas, de las medidas que peticionen, o de las pruebas que aporten, porque si asi fuese, se estaria, cuanto menos, lejos de los argumentos desarrollados por la Corte Suprema en los Casos Siri y Kot-aunque se los invoque tardiamente- 0 de las claboraciones doctrinarias emergentes de los Casos Veldsquez Rodriguez: Godinez Cruz. Con Ia presentacion de estos casos se ha intentado ses catar la importancia del derecho a la jurisdiccién eficaz, es- quiva para algunos y accesible para otros*. 1999, Joseph 42 Summ Atsaneee 3. Bl costo del ejercicio ciel derecho a ser ofdo*. Los abogados designados de oficio El imperativo general del acceso a la justicia implica “como precisa Berizonce- “la posibilidad conereta de que to- dos los ciudadanos puedan requerir irrestrietamente y obte- ner la tutela de sus legitimos derechos"; un aspecto especi- fico, contar con el asesoramiento necesario, conveniente y adecuado. La denegacion del beneficio de litigar sin gastos por parte de las autoridades puede tender ala denegacion de justicia, teniendo en cuenta, entre otras razones, que el rechazo a otorgar el beneficio se puede transformar en una medida disuasiva por una parte, para no continuar con Ia accién ya comenzada porque los costos pueden legar a paralizar el pro cedimiento, principalmente, cuando el accionante no tiene Jos medios necesarios para hacer frente a los gastos que son propios de la actividad jurisdiccional”; por otra parte, porque Garwenssavoreuss 43 el temor a perder algrin bien patrimonial puede prevalecer en perjuicio del ejercicio del derecho a Ia jurisdiceién, Por lo tanto, la materia se vincula con el deber estatal de Ja tutela judicial como la vertiente que converge con Ia pres- tacion de justicia cualificada®, Entre los componentes de las costas del proceso se enun~ cian ineludiblemente Ia tasa de justicia, los gastos de trimi- te, los honorarios de los abogadosy peritos. En este sector nos Gedicaremos a trazar algunas lineas sobre el accionar de los abogados, en el sentido de funcionamiento dptimo del dere cho de defensa, esencialmente en materia penal ~teniendo en cuenta que en ese campo se ha desarrollado la jurispra- srecho internacional de los derechos humanos- sin perjuicio de la extension de las consideracio- nes a exponer, si corresponde, al ambito civil El beneficio de litigar sin gastos -que en una dimension convencional puede legar a incluir la designacién y asisten- cia de abogados de oficio, como wn mecanismo apto para el lefensa en juicio a 1a.en enestion fi discriminacién econémica y in en el texto convencional respective. En efecto, al Ja instancia internacional, el tribunal destaca que “la parte final del articulo 1.1 de Ia Convencién Americana prohibe al Estado discriminar por diversas razones, entre ellas la posi- cién econémica”. Por lo tanto, “si una persona que busca la proteccién de Ia ley para hacer valer los derechos que la Con- vencién le garantiza, encuentra que su posicién econdmica le impide hacerlo porque no puede pagar la asistencia legal necesaria 0 cubrir los costos del proceso, queda discriminada por motivo de su posicion econdmica y colocada en condicio- nes de desigualdad ante la ley”, de acuerdo al articulo 24 del mismo instrumento™ Lgs limites que pueden establecer los Estados al ejercicio de los derechos y especificamente, al derecho de acceso a la Justicia, no pueden afectar la esencia de la garantia en cues- tién. Cuando un tribunal impone una carga pecuniaria desproporcionada rompe el justo equilibrio entre la necesidad. de sufragar los costos de la justicia y el derecho de Jas perso- nas de acceder a un tribunal, En consecuencia, el deber del Estado de “organizar el aparato gubernamental’ y de crear las estructuras necesa- rias para la garantia de ios derechos est vinculado con el articulo 8 de la Convencién Americana interrelacionado con elarticulo 1.1 del mismo texto™. 45 Lanorma citada-art. 8 de la Convencién Americana~re- gula, en su primer apartado, el derecho de toda persona a ac- Giralt de Garcia Pricto y Carmen de Gar Prieto, asi como tambien de las abogades 48 Soom Atsse ee ee ceder a una jurisdiccién eficaz, sea cual fuere la naturaleza del proceso que deba enfrentar En el segundo apartado ~art. 8.2- se establecen las ga- rantias minimas del debido proceso penal que se encuentran desarrolladas en ocho i -shebraremos algunas de ellas en este primer capital on los concepios del primer apartado de la norma mencionada. Elarticulo 8.2.b) del tratado american reconoce all incul- ado la garantia de la comunicacién previa y detallada de la acusacién, en cuanto el articulo 8.2.¢) concede al inculpado el tiempo y los medios adecuados para la preparacion de su defensa, se trata de oftecer las oportunidades adecuadas para una correcta defensa, Acontinuacién, se regula-8.2.d}- el derecho del inculpa- do de defenderse personalmente o de ser asistido por un de- fensor de su elécci6n y de comunicarse libre y privadamente con su defensor. Y'en el apartado siguiente -c}- se establece el derecho irrenunciable de ser asistide por un defensor pro- porcionado por el Estado, remunerada 0 no segiin la legista- la CADH -segin la Corte IDH- comprende tam- familiares de Ia vi 108 por los danos y perjuicios. “debe interpretarse de manera amplia de modo actin se apoye tanto en el texto i Gnanrasotees aa cién interna, si el inculpado no se defendiere por si mis nombrare defenso: A su vex, elart, 6.3.c) de la Convencién Europea dispone que todo acusado tiene el derecho a defenderse por si mismo 1 dentro del plazo establecido por la ley™. ta At minmo tiempo art.14..d) del PactoIntemacional de Derechos CvlesyPoftcosdiopone como garantiasminimas pt toa eran aun du eto ee or alee conte ene proces defenderse perconalmente o ser asi. Edapor un detenwor de sa leccion; er informada, sino tuvere Gnfensr, del derecho que le siete a fenele yy sempre qoe tlieréa dela jutica lo eri, que ce le nombre defeneor de sfc, gratuitamente, si cardiere de medion sucientes para pagarlo™, 2 9 48 Susana AUS En los tres textos mencionados no se establece el térmi- no designacién sino ‘asistencia’, Existen en ellos algunas posiciones que merecen un breve comentario, Nos estamos refiriendo tanto al derecho irrenunciable de ser asistide por un defensor proporcionado por el Estado, cuanto ala decision de la autoridad, de acuerdo a las cizcunstancias del caso concreto, de determinar cuando “los intereses de la justicia” impondrdn la necesidad para un acusado de la asistencia gra- tuita de un abogado de oficio. De acuerdo al texto, por un lado, no se podria renunciar a Ja asistencia gratuita; sin embargo, no surge de la Conven- cién, el derecho de ser asistido por un defensor de su elec- cibn, entre los defensores de officio, en caso de falta de me para remunerar aun defensor particular. Por otro lado, el cri- ‘erio del juez para enmarcar los intereses de la justicia, pue- de no coins 2 podria ree la, aunque el acusado no lo considere necesazio. En otras situaciones, se subraya que no es la ausencia de asistencia legal la tinica causal que puede motivar la apli- cacién de la excepcién al agotamiento de los recursos de ju- sisdiccidn interna, en expresiones de la Corte Interamericana «. puede suceder, incluso, que el Estado provea asistencia legal gratuita, pero no los costos que sean necesarios para que el proceso sea el debido. En estos casos, la excepcidn es aplica- ble ales y derecho de toda persona a sor Geneeal 13, tgvaldad ante tos hes derivados de la legisiacién en materia de familia, Gaewotssunciies 49 El Comité de Ministros del Consejo de Buropa, ha adopta- do una recomendacién sobre el acceso efectivo al derecho y a Ja justicia de las personas con problemas econémicos en el marco de la Convencién Europea de Derechos Humanos™. Les recomienda a los gobiernos facilitar el acceso efectivo al de- recho (el derecho al derecho) promoviendo los servicios de consultorios juridicos gratuitos, tomando a su cargo ese financiamiento, promoviendo centros de consultas en los ba- trios necesitados. Para el ejercicio efeetive del derecho a la Jurisdieci6n, se recomienda extender la ayuda judicial 0 toda otra forma de asistencia, a todos los procedimientos (civiles, penales, comerciales, administrativos, sociales, etc.) y a to- dos los casos, sean 0 no contenciasos y sea cual fuere la eali- que las personas intervienen. de apatridas 0 de nacionalidad extranjera, cuando tengan su residencia habitual en el territorio del es- tado parte mo documento, se recomienda el examen de la posibilidad para las Organizaciones No Gubernamentales correspondien- tes de prestar asistencia, en el marco del acceso a la justicia. Ese examen deberia llevar la asistencia judicial tanto ante Jos tribunales internos, cuanto ante los internacionales, la Corte Buropea de Derechos Humanos u otras instancias in- temacionales de cardcter jurisdiccional. Entre los considerandos de la Recomendacién se reitera el principio de indivisibilidad de los derechos que implica que €l disfrute de los derechos civiles y politicos, como son consa- geados especialmente en los arts: 6.3.c) y 13 de la Conven- 30 Svantadtnonese cién Europea de Derechos Humanos, no son efectivos sino son igualmente protegidos los derechos econémicos, sociales y culturales. También se reafirma que la adhesién a los dere- chos humanos esta unida al respeto a la dignidad, en particu- lar en el acceso al derecho y a la justicia de las personas en situacién de pobreza, ‘ De esta forma surge una armonia de posiciones en dife- rentes sistemas del derecho internacional de los derechos humanos, donde se privilegia el derecho ala jurisdiccién, sin discriminacién por razones econémicas. (Cuando se trata de la libertad personal, el alcance de las ga- rantias minimas ocupa un gran espacio en todos los érganos de control internacionales, como se vera al tratar “el plazo razonable”. No obstante, queremos detenemos especialmen- te para mencionar que el Comité de Derechos Humanos, 6r- gano creado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos, con jerarquia constitucional, ha determinado la importancia de la idoneidad de un abogado cuando se tratade una persona pasible de ser condenada a una pena aberrante, como la pena de muerte. ELComité 4) del parrafo 3 del articwlo 14 del pacte citado “que el tribunal debe garantizar que la defensa de una causa por un abogado no sea incompatible con los intereses de la justicia. Aunque escapa a st cometico cuestionar el juicio profesional del de- fensor, el Comité considera que en una causa que involucra Japena capital, cuando el defensor del acusado admite que no hay fundamento para apelar, el tribunal debiera averiguar si el defensor ha consultado al acusade y Ie ha informado de esa decisién. En caso contrario, el tribunal debe cerciorarse de que el acusado sea informado y que se le dé Ia oportunidad denombrar a otro abogado”. Ganwssoscites 3 ‘También el Comité se ocupé de establecer, con base en la misma norma convencional, art. 14.3.4) del pacto, que “cuan- do una persona declarada culpable trate de obtener Ia revi- ‘sion constitucional de las irregularidades cometidas en un. juicio penal, sin medios suficientes para sufragar el costo de Ia asistencia letrada necesaria para interponer su recurso de inconstitucionalidad, y cuando los intereses de la justicia asi lo requieran, el estado deberd suministrar dicha asisten- Se trata de conceptos que agrupan garantias minimas del derecho a la jurisdiccion. La Corte Europea tuvo oportunidad de tratar parte del tema esbozado. Asi, express que el texto de la Convencién europea garantiza una asistencia juridica efectiva, -en materia pe- nal sélo obligatoria cuando los intereses de Ja justicia asi lo exijan, art.6.3.c)- que no se encuentra asegurada por la sim- ple designacién de un abogado de oficio, pues éste puede de hecho no cumplir sus funciones por muerte, enfermedad u |. las autoridades deben reempla- sus funciones, segan el caso. otras causas y, advirtie zarlo u obligarlo a cumy entre fave cio adecuado del derecho de defensa, se encuentra la falta de tiempo del abogado de oficio para estudiar un caso, visitar a su cliente en la prisién y preparar la defensa’ [2 2 Sv Aus El Ministerio Pablico debe velar por la efectividad del de~ recho ala asistencia gratuita. Se deben extender estas apre- ciaciones al ambito civil. Por lo tanto, otra de las consecuencias que se derivan de la interpretacién de la garantia del debido proceso esta direc- tamente relacionada con la eficiencia profesional de los abo- gados designados de oficio por el Estado. La Corte Interamericana en un caso ya citado™, en la linea vinculada con la defensa adecuada, destaca que la res- ticciém a la labor de los abogados defensores y la escasa posi- bilidad de presentacion de pruebas de descargo constituye una violacin a la Convencién Americana, dado que los inculpa- dos no tuvieron conocimiento oportuno y completo de los car- gos que se les hacian, las condiciones en que actuaron los (Caso Casto Peinusl, pars. 189 142, 53 defensores fueron absolutamente inadecuadas para su eficaz rior al de Ja emision de la sentencia dle prim consecuencia, la presencia y actuacién de ron meramente formales. Los inculpados no contaron con una defensa adecuada®, La Corte Buropea observa que el primer abogado desig nado de oficio, antes de su enfermedad, no habia tomade nin guna medida en su calidad de consejero del inculpado, quien ensayé en vano defenderse por su cuentay-en cuanto al so sundo abogado, la Corte estima que no pudo disponer del tiem. po imprescindible para estudiar el caso, visitar a su cliente en el establecimiento carcelario y preparar su defensa, con- cluyendo el proceso con una pesada condena que no fue evi- sada por la Corte Suprema de Portugal por haber rechazado el recurso por problemas formales. El tribunal sefiala asimismo ‘que una vez que fue nombrado el segundo abogado, el Tribu. nal Criminal de Lisboa, que debia saber que el inculpado no se habia beneficiado hasta ese momento con una verdadera 54 Sus Ata asistencia juridica, hubiese pod os procesales a esos fines, solicité ningtin aplazamiento, ello no exime al tribunal por su pasividad frente a la violacion del derecho de defensa, Bl tribunal europeo reconoce que Ia conduccién de la de- fensa pertenece esencialmente al abogado y su cliente y que, en consecuencia, el articulo 6.3.) de la Convencids no obliga a las autoridades nacionales competentes a inter venir en dicha relacion, salvo que la carencia del abogado de oficio aparezca manifiesta’’ Eneeste marco, y en el contexto de las excepciones al ago- tamiento de los recursos internos para acceder a un érgano internacional competente “el articulo 46.2.a) de la Conven- cin Americana se refiere a aquellas situaciones en las cua les a ley interna de un Estado no contempla el debido proceso, legal para proteger los derechos violados' A-su veg, “el articulo 46.2-b) (del tratado americano) es aplicable a aquellos:casos en los cuales si existen los recur- sos de la jurisdiccidn interna, pero su acceso se niega al indi- viduo 0 se le impice agotarlos. Estas disposiciones se aplican, entonces, cuando los recursos internos no pueden ser agota- dos porque no estén disponibles, bien por una razén legal 0 tuacién de hecho", en términos de la Corte En consecuencia, en el caso de ineficiencia en el ejerci- cio de sus funciones por parte de un abogado designado de oficio en materia civil o penal, que provoque una lesién a los derechos y garantias reconocidos en los instrumentos interna cionales correspondientes y que no haya agotado los recursos internos, presentado el caso ante un érgano internacional ss In regla non concedit venire contra factum proprium”. su profesién, un abogado no su labor debido a decisiones sono en as, se pue- in del inculpado que atenta contra el debido proceso legal. Eldesarrollo histérico del proceso ha albergado nuevos de- rechos procesales. La Corte Interamericana cita como ejen- plos de esa evolucién, el derecho ano autoincriminarse“* y el derecho a declarar en presencia de un abogado. Para ello re- conoce que se deben resolver los factores de desigualdad real Ge quienes son levados a la justicia, a través de medidas de iminar los obstacu- conpeaseciin gue Henden aredicir © in dace igo o etn cs pabplas sercata Atm lf Cors ce aoe medion de compensacin, ampliamente reanocidos en tiveranawerdenteo del procediaiesto,delinente we podria airs qhieaes se eacentan en condiciones de dewten- tip ston de un verdadero accor aa jusiciay se bene flea de wn dcbido proceso lngal en condiciones de igualdad tongues ensue col eoes tne") lefensa eficaz de si no existieran 56 Susan Aus 4. Bl principio de presuncién de inocencia Una parte del enunciado del articulo 8.2 de la Convencion, Americana recoge el denominado, conocido y poco aplicado “principio de presuncién de inocencia” En este principio, segiin la Corte Interamericana®, subyace el propésito de las garantias judiciales, al afirmar la idea de que una persona es inocente hasta que su culpabili- dad sea demostrada. De esta disposicién se deriva la obliga- cion estatal de no restringir la libertad del detenido mas alla de los limites estrictamente necesarios para asegurar que no inipedira el desarrollo eficiente de las investigaciones y que no eludira Ia accion de la justicia, pues la prision preven- va es una medida cautelar, no punitiva. ‘También la Corte sehala que “la prisién preventiva no debe ser aquellas personas euya responsal establecida. Seria lo mismo que tencia, lo cual esta en contra de principios generales del de- recho universalmente reconocidos”. Esta posicién de defensa de la libertad personal es concordante con la de la Comision Interamericana y, en ge- neral, con la de otros érganos internacionales de derechos humanos®. En épocas de mayor inseguridad social se deben tesaltary defender con mayor conviccién estos principios ele- mentales del derecho y sus validas interpretaciones a fin de alia, 277 de que se acusa a una persona y la duracién de la pri Gress auoieintas ae evitar actitudes erraticas de los gobernantes quienes ~inten- tando interpretar ala sociedad que representan- pueden pro- vocar, paradéjicamente, violaciones a las garantias judiciales. No obstante la aparente continuidad jurisprudencial por parte del Maximo Tribunal de la judicatura argentina en lo que respecta a su posicién frente a los lineamientos de la jurisprudencia internacional mencionaremos dos casos para Gjar algunas pautas vinculadas con la libertad personal y el principio de inocencia. Para ello, centraremos el comentario en el Caso Bstévex™, La Corte Suprema admite el recurso planteado al considerar Ja existencia de graves defectos en el pronunciamiento de la abstractas” de acuerdo a los términos empleados por la Corte Suprema, El tribunal considerd que la sola referencia ala pena es- tablecida por el delito por el que ha sido acusado y la condena anterior que registra, sin que se hayan establecido las cix- cunstancias concretas de la causa que permitan presumir 38 Suse Ase que el acusado intentara burlar la accién de la justicia, no constituye fundamento vilido de la decisién. Se debe destacar que, en concordancia con esta tradicio- nal posicion, la Corte Europea de Derechos Humanos pretando disposiciones convencionales ha subrayado especifico del Poder Judicial de'motivar sts sentencias®. El tribunal argentino no emite juicio sobre la procedencia o im- procedencia del beneficio solicitado. Omite toda referencia a Ja Convencion Americana sobre Derechos Humanos (art.7.5), f diferencia de las enunciaciones, citas e interpretaciones, que de ella se efectuara en el Caso Bramajo™ En este contexto, se ha mencionado en el capitulo intro- Guctorio que la Comisién Interamericana de Derechos Hu- ‘manos no es la intérprete final de la Convencién Americana sobre Derechos Humanos, sin embargo, su funcién principal es la de promov humanos y servi Por lo tanto, la interpretacién actualizada de la Comision, con respecto al alcance del plazo razonable en las detencio- Ia Corte Suprema en el Caso Giroldi?®, Corresponde recordar que Ja Comision expresa® su reco- nocimiento al gobierno argentino por el significative avance logrado con la aprobacién de la ley que establece limites a la duracién de la prisién preventiva ley 24.390-, consistente con las normas de la Convencién Americana que garantizan ® Corte BDH. Casos Hiro Balani y Rue Torija, sentencins del 9 de iembre de 1994, Ganwmus vents 50 el derecho ala libertad personal. Subraya la Comisiéa la ten- dencia hacia la fijacién de limites objetives para encuadrar Jos plazos razonables, mencionando al respecto el cédigo pro- cesal alemén que establece un plazo maximo de seis meses para la detencion preventiva y la constitucién espafola que cstipula que las leyes deben fijar un limite para esa detencién; en términos de la Comisién “..La Comisién ha mantenido siempre que para determinar si una detencién es razonable se debe hacer, inevitablemente, un anilisis del caso. Sin embargo esto no excluye la posibilidad de que se establezca una norma que determine un plazo general mas alla del cual la detencién sea considerada ilegitima prima facie, inde dientemente de Ia naturaleza del delito que acusado o de la complejidad gruente con el prineipio de todos los otros derechos asoci dec los categricos términos de la ley 24.390, el a quoha apela- do, sin mas ni mas, a ...los preceptos procesales que regulan el institute excarcelatorio...”. Y destacando la expresas deben ser dejadas sin efecto, pues constituye un supuesto especifico de arbitrariedad... 22 60 Suna uae forma, legan a la conclusién que no existe razén plausible que justifique la no aplicacién de la ley al easo concrete. ‘Al mismo tiempo, los ministros citados precedentemente recuerdan también los prin que son tema recurrente™. Los ministros finalizan sus votos ordenan- do que vuelva la queja al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, “se resuelua la peticion del recurrente con- forme a derecho". Férmula que recepta el derecho y sus fuen- tes, preferible a cualquier otra que se pueda emplear frente a similares circunstancias formales. Elvoto del ministro Dr. Gustavo A. Bossert merece pacio al recoger trina del Caso Giroldi, ya citada, y fandamentar con el contexto del alcance del plazo razonable, Enunci de la ley 24.390, su objeto principal, la posicion di acerca de la interpretacién restrictiva cuando se trata de li- mitar los derechos en concordancia con la posicién de la Cor- te Interamericana”. Asimismo, sostiene la obligacién de los jueces de abstenerse de toda exégesis que equivalga a pres- cindir de la norma examinada o que cause violencia a su le- tra o espiritu y, en el caso de la ley 24.390, afirma que su aplicacion es imperativa para el magistrado después de trans- currido el plazo previsto en sus disposiciones. Esta encumbrada posicién leva a fijar la irrazonabilidad del a quo al jerarquizar la facultad del juez, de acuerdo a una interpretacién intrincada de normas procesales, por encima ___Sreariasunriiss a del texto de la norma y en perjuicio de la libertad Personal; sin tener en cuenta, por lo tanto, la cliusula pro homin srollada ampliamente por el derecho Interamericana y la fuerza de Ja ley que impide la aplicaci de la doctrina del caso Firmenich®. En el Considerando siguiente -19- se transcribe partes del Informe de la Comisién Interamericana emitido en l Caso Giménez que demuestra la interaccién entre e] ambito inter- no e internacional, valorizando las recomendaciones de ese Srgano de control interamericano, que deberian ser conside- radas obligatorias"'. Asimismo se cita el caso Godinez Cruz’? Y la interpretacién del articulo 1.1 de la Convencién America- © 8, lstéves, ya cit, voto del ministro Gustave A. Bosscrt, consis Wy 36 irmado que los Bstados asumen el compromt jones” de la CIDH y el 62 Sasa uno Desde Ia perspectiva de la reparacién resulta interesan- te recordar que ante la Corte Europea de Derechos Humanos, un gobierno habia planteado la excepeién de la falta de ago miento de los recursos internos alegando que el peticionant ‘isponia de un procedimiento de indemnizacién en el de cho intemo que no habia utilizado, posicién rechazada tuibunal internacional, ya que el objetivo de la disposicion convencional a aplicar (art. 5.3 de la Convencién Europea de Derechos Humanos) es evitar la prolongacién de las deten- ciones provisorias, objetivo que se distingue del derecho a ser indemnizado por la privacién de la libertad; precisa, por otra parte, que el cécigo procesal penal supedita la concesién de la indemnizacion a la reunién de una serie de condieio- nes, no requeridas por la norma citada*. Bl voto del ministro Bossert, retornando al Caso Estéves, al concluir manifiesta la relevancia de las prescripeiones do Ja ley 24.390 ¢ interpreta que la norma tiende a evitar la per- manencia del imputado ~sin justificacién fehaciente~ por un. plazo superior a los dos aos bajo el régimen de prisién pre- ventiva, interrelacionando esa disposicién con el art. 75.22 de la Constitucién Nacional y con el art.’7.5 de la Convencién, Americana. Se ha aceptado que existe una responsabilidad del estado de organizar el sistema de justicia de manera de poder brin- dar @ todos los habitantes las condiciones necesarias para asegurar el efectivo ejercicio de los derechos y garantias re- conocidos en Ja constitucién y en los instrumentos intema- cionales de derechos humanos. Este prineipio es aplicable a del derecho producidos por It procurar, ademas, el r y lad y, mm 78 in conte 63 los procesos en general y, en particular, en materia de regu- tad personal este contexto, la Comisién Interamericana en el in- plazo razonable “..la posi- bilidad que el Estado tiene de aplicar medidas coercitivas, como ‘én preventiva, es una de las razones decisivas que ca el trato prioritario que debe darse a los procedimien~ en términos de la jus tos que privan de libertad alos acusados" Corte Europea de Derechos Humanos, les érganes competen= tes deben cumplir una diligencia particular o excepcional, Frente al caso Estéver, el caso Bramajo ~ya citado- de- mostraria que bajo el manto del derecho internacional de los derechos lhumanos no se desentrafia necesariamente el ob- jeto y fin de los tratados internacionales de derechos huma- nnos, Para ello se debe tener en cuenta que la Corte Suprema considers que la validez del articulo I de laley 24.390 se halla supeditada a la circunstancia de que los plazos fijados no re- sulten de aplicacién automética por el mero transeurso de los plazos fijados, sino que han de ser valorados en relacin alas ‘pautas establecidas en otras normas procesales, alos efectos lecer si la detencién ha dejado de ser razonable. Sos- tribunal que la conclusion expuesta no significa des- conocer las palabras de Ja ley, sino interpretarla’a la luz, del tratado con jerarquia constitucional que aquella reglamenta. Para ello, el tribunal tuvo en cuenta un informe de la Comi- sién Interamericana, cuyos fandamentos sustanciales no han ‘sido consolidados por ésta en sus informes posteriores con respecto a los periodos de privacidn de libertad sin sentencia. 2/96 informe al que hace referen- Comi- * de marzo de 1996, En efecto, en el es decir pasados siete afo: ae -ur wopoaroxd ey op Terpsounad oanalyo 19 8 eone(nd x9pod top oueniqze ofororefo je ayuoyy euosiad vy ap epzenseapes wy] ‘eoneiow -9p pepargos eun we oysor9p asa ap soueaTe 9 arqos sosioard sordooues peprrey> woo uezely soqetnqrn soy ab oxRoU UOID emus ese ‘sepeuois9] eno n ezouemr Bun 9p opernsar wey sopuomeUra.uT 9 SeUISTU SeULIOU se] SepO aptop soses uo o1oedsa un opednoo wy ‘oupozap ap opeisa tn wa oMfap un ap cadouna oso un ua nsuafsp 2p oysatap jap DUaSON “G ‘aquotata eonsnf so zonf jo anb auasosd orders 409} woop 95 O[]9 10d “SaTeHIpAS senuEred sep op onsod -oxd 9 a9eAqns wrouss0ut ap uoounsard op ordroud fo ua, ‘ouss}UT OnqUIE [9 Ho eMA 9p sats usuoqep onb sosuene ‘soueumy soysar9p So] op TeuO!eH “s91u] oypouep To te sopeTTosresop soanerozdsoruT SeIUEAP SOT ‘erouem eungte op ‘opueroul ‘soreprans sowsruesour sono opuvardura warq 0 soyfep sopor wed uo!apjaazeO9 ET ap LOI -eflowe] ap sanen & 0 saperonfod sezzany sul ap pepreuorarosrp 9p wollreur jo ueydure anb seutrou op opeiayp jap 59Ae & pep -Eniios el ap seua|qoxd sofeyduos so] e uoFINIos BL FeNUOSTD ‘wear sazope[sio] soungje onb us soyrowow wa ‘Teuosied PeL2qH el e soucreand op ‘fexouel ua‘ seanuonaid sou -ofoustap ap eren as opueno sozeld soy ap ugeUTEUDIap LT ered svana{qo seined op epanbsnq yp uo erotapta} wun aySIKa sand opeuosor uey as onb soseo soy anus jepuepnadsime orqum Jo reTeyes openoepe A ounysodo ‘eyuaRDALOD 3 ‘roustues wun ap osardx o1x0: ‘quote terpuad eum opronpoid wy as ‘eumroy B1S2 9q] “LE6T ep oIqNI90 8p € 19 “ewosdng e109 Bf ap ome] 19 ‘Z.66T 2p ozseUr op TT [9 9 ey Joep any omarosty 1q “eoua20uT 9p uoFSUNsard eT e oUDaIEp BP “Z's 1g somapze sol ep oyedsox £ o[quuozes o7myd um sre seur eantzanaad wojsyd 9 soprusyar opis WEL, oman ns uo emesHOMY VOFUAALOD VT OpLTOHA wIGeT| OUD, -uafize opeysa [2 anb ofajosaz as apuop auniosur un sama & Zz, sno wos wiomnmap ns emuMoe oprap anb wuesHoUes=IT] op ¥f atte opeiuasard viqey 9s 1019" [2 ‘Z2As1sy 198 v[ ap soque anb suaserd asr3t *p66T U9 opeut -soyor JeuorsmapSsuED OIX9) TP |991quISE UO ,EIOUOHA Ns ap Souofotpuies sv] U9, sapeuo!suaAttoD SemnsTITS SET v TEAL, [@ TALOVo opin vy anb opnuss jo masdrer opeoumnu, sad ‘SUNS Jean" [op ¥I ¥ oypedsar UoD UOESTEIOD ‘e] op epezqeme uopsisod vy anu wTuOULTE op wIoueSHE | ‘e ota ‘ofbunig 0803 19 wa PurDIdNg a0 YI V=xp oHOD ',59] euorstraatioa soydaoaud sor ap ugroeaudrarare[ ered em ap st -s98 aqap eunaLrourerony] ugHSHIOD eT ap TORTS BI, 1S _MO;UAAUOD VI ap BaNEULIOU ET ITLL} -too vantoaasd worsrad wo ajqeuozer o7e(d top uorsaazsuEN 29, asod e{ aXfnpoxa ou opeppareaxe 0 opeuspuco auausoHa3sod eas onprarpar tm anb ap oypay [al, WorsTHOD wl eHoxae A eu -opuioo us peyoqyl 9p woreapsd op odwion yep ¥yeN wlounuap fas peno 19 sod orsesie Ja anbrod™, ‘eryar 9 ‘ouayH9 y9 aed “109 on “_ejouswuas vy ua eysondam eued yf op uorDumduI09 BI ap sojaya vied ugrus}ep ue oplumosueN oduoN ginduros “-ugysid ap soue 6 ap euad vy e ourspuod of anb jaquia8 vB] anb z9a por ‘peprTenata oprprad eq opeountap sexe oprpusiaid-~, Jo anb 9p opnuss [2 ue opemountap om 9108 fap opra3E79 [> syreduuOo ou worSTMTED wy ‘OpEt eM 404 a4 no Suswu funivese los Estados deben otorgar los medios necesariog y suficientes para que todos los aspectos relacionados con la eficiencia de Ja justicia sean garantizados*. Para que las decisiones nacionales sean no sélo confor- me a la jurisprudencia del tribunal internacional sino que puedan ser ejecutadas establece un plazo de seis meses al respecto" El cumplimiento de plazos razonables en los procesos coadyuva a la credibilidad de la administracién de justicia por estar intimamente vinculado con la eficacia del sistema. Desde este aspecto, tanto demorar irrazonablemente un pro- ceso como llevar adelante investigaciones despué: aitos de inactividad judicial conced lidad de extender un manto de inc: Ja ausencia de independencia e imparcialidad de los 61 judiciales, segrin el enfoque que se realice. Laevaluacién del plazo razonable va unida necesariamen- te a la evaluacién institucional. Por ello, cuando separam en capitules algunos aspectos de un articulo de un trataco garantias raz6n por la cual coincidimos con los fallos de Ia Corte Interamericana cuando sittian y aplican en conjunto Jos articulos 8 y 25 de la Convencién Americana en el caso, 8.1y25.1-, siempre en el marco del principio pro homine, pues el cumplimiento de ambas disposiciones junto a la instala- cién de ese principio-plataforma producen la observancia ple- na del debido proceso legal, la preeminencia del estado de derecho. sentencia que trata la aplicacién de la “ley razonable, Case Stomatuolo alia, 8 Je de noviembre de 2006, ~ AlRanese - Captruto TERCERO” NDENCIA | ) COMPETENCIA, INDEPENDENCIA E {CIALIDAD DE Ti i a i “Toda persona tiene derecho a ser ofda... dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial...” 1. Conceptos basicos e imprescindibles del estado de derecho Diferentes érganos han manifestado que la efectiva vi- gencia de las garantias judiciales se asienta en la indepen- dencia del Poder Judicial derivada de la clasica separacion de los poderes pitblicos. Si se busca proteger los derechos de los individuos frente a las posibles acciones del Estado es im- Las ci nes del CDH pertenceen a la autora (vt 92 ne ‘Sora Atoms prescindible que uno de los érganos de ese Estado tenga Ja independencia que le permita juzgar tanto las a Poder Ejecutive, como la procedencia de las ley icios emitides por sus propios integrantes, por fectiva independencia del Poder Judicial es un. la vigencia practica de los det Unidas La Asamblea General de cide que “Los jueces resol imparcialidad, basindose en los hechos y en consonancia con el derecho, sin restriccién alguna y sin influencias, ali- cientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquier sector © por cualquier motivo”, Unjuezde la Corte Buropea, citando a Montesqui pre vigente, revaloriz6 Ia independencia del Poder Judicial y la separacién de poderes. Se trataba de cuestiones relaciona- das con el rol de un miembro del cuerpo legislative en tin con- texto judicial ... después de resefiar los hechos conducentes, sostuvo: “Yo creo que es la primera vez que la Corte examina un caso relacionado con el ejercicio simultaneo de funciones legislativas y judiciales por una misma persona. Considero... que en este caso la exigencia relativa a la independencia de las jurisdicciones frente al cuerpo legislativo, exigencia enun- ciada por nuestra jurisprudencia, no ha sido observada... Es toy forzado a concluir que las preocupaciones de Ia sociedad Canons sve hs peticionaria en cuanto a la independencia ¢ imparcialidad de la jurisdiccién que conocieron su caso estaban objetivamen- te justificadas y que hubo violacién del articulo 6.1 (CEDH)" a) Designacién de los jueces. Duracién de sus mandates. Inamovilidad y otros aspectos La Corte Europea ha manifestado que en la determina- in de si un tribunal es independiente del Poder Ejecutive rarse el modo de degignacién de sus miembros’; Ja duracién de sus mandatos*; la inamovilidad de sus miem- bros*; la imposibilidad juridica de darles instracciones en el ejercicio de sus funciones’; la existencia de garantias constitucionales o legales contra presiones externas’; ademas, ciertas apariencias desde que pueden legitimamente dar la impresién de una falta de independencia®. Se sostiene'® que si bien el articulo 6.1 de la Convencion, Europea enumera cuatro condiciones que el tribunal debe * Corte EDH, Caso Pabla Ky @ Allandia, 24 de junio de 2004, Opi- ‘ci Juez Borrego. :DH, Caso Engel y otros, 8 de junio de 1976, te EDK, Caso Ringeisen, 16 de junio de 1971; Le Comte, van ‘Leuven y De Mayere, 28 de junio de 1981; Case Sramek, 22 de ectubre de corte BDH, Caso Engel ya cit; Campbell y Fell, 28 de junlo de ‘Caso Pabla Ky & Sear Michel, Art. 6 en La Convention Bwepéenne des Drots de L'Homme, Paris, dirt. B. Peli, 1995, p. 258

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